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Resonancia Agosto 19-08-13

Un caldeamiento y una dirección de escena, eh… y bueno, sí, nos ofrecimos a hacerlo y ver que
sale… y en eso sale explosión y demolición, Rosario, Muerte, Dolor, algo que atraviesa a la
ciudad y a todos, es duro ponerse a pensar en eso, pero claro, al lado de eso, una co-
cordinación parece juego de niños, y más o menos así con la seriedad que merece el jugar lo
encaramos. Compusimos en base a lo que nos afectaba y esa composición pareció dejarnos
fluir, potentes, alegremente.

Y no nos esperábamos, por lo menos yo no esperaba que fuera tan intenso como salió, un día
antes viendo a Deleuze en su Abecedario hablar de las pasiones tristes, del miedo, la bronca,
lo que no conocemos de nosotros, o mejor aún, conocemos y no queremos dejar salir…, lo que
él llama las potencias tristes, las que disminuyen nuestra potencia, luego de pasada la
experiencia y pensando un poco en las escenas que surgieron durante el caldear, muchas de
ellas tenían que ver con eso, pero a la vez, en muchos casos llevaban a una acción, una
afectación entre cuerpos. Una afectación que en nuestro hacer psicodramático, se transforma
en potencia, más allá de lo pesadas, tristes o jodidas que sean las escenas que surjan.
La composición grupal habilita la creación, une en nuestro componer varios hilos, que amplían
y posibilitan diversas líneas de pensamiento, de composición y fuga para recorrer las
multiplicidades de la escena. Ahora, esta posibilidad del psicodrama que en nuestro caso se da
así, es el límite de la cartografía que se puede generar/recorrer; ¿es así por estar acotada a una
práctica “docente” y vivencial?, ¿es posible recorrer en mayor profundidad las escenas?, ¿se
transforma entonces nuestra práctica en “terapéutica”?, ¿cómo llegamos a este punto tan
“acotado” si partimos de una concepción amplia de trabajo y pensamiento?

En la jornada pasada me quedaron dando vueltas algunas de estas preguntas y otras fueron
surgiendo en el casi mes que me llevo componer este escrito. Hubo algunas cuestiones que me
hicieron movilizar, a mis preguntas, mi pensar, mi leer. Por ejemplo, ¿cómo pudo Nati haber
empujado a alguien por la escalera? Y luego de un rato de darle vuelta a este sentipensar (ya
que era una idea que me producía un cierto malestar, una molestia) me di cuenta que mi
sorpresa y mi pregunta solo tenía que ver con una cuestión digamos “representacional” acerca
de Nati Q, es decir, no coincidía lo ocurrido en la escena relatada con lo que en estos casi tres
años de cursar se me había hecho representación/sentir acerca de ella. Una mujer tranquila,
centrada, casi en equilibrio ¿tal vez por las artes marciales?, con alguna impulsividad como
atajar un diván que cae de un primer piso, pero no mucho más que eso. Y al seguir pensando y
dándole vueltas a esto empecé a darme cuenta que era solo lo que se veía, algo así como el
primer plano de afectación, en estos tres planos/registros que los signos dan según plantea
Deleuze (…o Spinoza, o Spieuze, o Delinoza).

A partir de allí me plantee la pregunta de ¿con qué planos estamos trabajando?, ¿hasta cuál
de estos llegamos?, ¿con cuales se trabaja en psicodrama?, el primero, el segundo o el tercero
y me pareció que nosotros estábamos quedando solo en el primero, en el cual los signos solo
nos dejan su afección y no nos permiten seguir hacia algún lado quizás más profundo del
conocer, como si solo nos quedáramos en el plano de la representación, como si fuéramos solo
las sombras en la pared de la platónica caverna.
Entonces recordé que había un lindo librito de Cactus en el cual don Deleuze en sus clases
propone una con el nombre de “el mundo de los signos” y la siguiente, “salir del mundo de los
signos”1, y hacia allí me fui a ver cómo era esto de los tres planos, registros, o como sea…

Entonces me enteré que estos tres géneros de conocimiento, son también modos de existencia
o expresión, y que encontramos según este planteo, en primer lugar los Signos o Afectos,
sería algo de los cuerpos considerados en los efectos que tienen sobre otro; pudiendo ser
estos, alegrías o tristezas entendidas como aumentos o disminuciones de potencia, en
segundo lugar las Nociones o Conceptos siendo estos, las posibilidades de creación de algo
común a los cuerpos, que Spinoza llama Nociones comunes, y que son Ideas Adecuadas y los
afectos que derivan de ellas son afectos-acciones, o sea alegrías activas. Y por tercer grado, las
Esencias o Perceptos, sería la esencia particular de cada individuo (no es posible una esencia
abstracta).

De tanto leer, hubo algunos encuentros que me alegraron, rozaron un poco, uno de ellos con
un aire de sentencia es: “…nada se hace mientras se permanezca en el dominio de las
representaciones, mientras se permanezca en el dominio de los sentimientos que atraviesan a
alguien. Nada hacemos hasta el momento en que trazamos las líneas abstractas con las
segmentariedades correspondientes, los cortes, las fisuras, las rupturas. Alguien se pone a
tocar piano, alguien comienza a amar a un animal o a detestarlo: nuestros amores y nuestros
odios deben ser distribuidos de acuerdo a líneas, y a líneas no figurativas. Verdaderamente me
parece que la operación analítica debe ser una cartografía.”2
Y, el otro, un poco más concreto es “No hay comunidad de los hombres porque siempre
tenemos un pie –y aún peor, los dos pies– en el primer género.”3

Y hoy, ya 20 de septiembre, creo que sigo con la mayoría de estas preguntas resonando por
ahí, aunque también creo haber podido avanzar un poco en todo este tema al ir escribiendo,
ya que la pregunta que en este momento sería oportuna hablaría de este escrito, pensando al
grupo como composición, y si así ¿no sería algo del orden de las nociones comunes?…

Richard

1
Deleuze, Gilles; EN MEDIO DE SPINOZA, Clases VIII y IX, Editorial Cactus, 2ª ed. Bs. As. 2008.
2
Deleuze, Gilles; DERRAMES –entre el capitalismo y la esquizofrenia, Clase XVII, pág. 305, 2do párrafo;
Editorial Cactus, 1ª ed. Bs. As. 2005.
3
Deleuze, Gilles; EN MEDIO DE SPINOZA, Clase IX, pág. 322, 3er párrafo; Editorial Cactus, 2ª ed. Bs. As.
2008.

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