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INTRODUCCION
La CNV nos ayuda a expresarnos con sinceridad y claridad, al tiempo que prestamos una atención
respetuosa y empática a los demás. En cualquier interacción tenemos en cuenta tanto nuestras
necesidades más profundas como las de los demás. Aprendemos a identificar y a expresar con
claridad lo que esperamos de una situación determinada.
La CNV nos permite percibir a los demás y a nosotros mismos, así como a nuestras intenciones y
relaciones, desde un nuevo enfoque. Así, las reacciones de resistencia, defensa, huida o ataque
ante los juicios o las críticas de los demás se ven reducidas cuando nos centramos en clarificar lo
que observamos, sentimos y necesitamos, en lugar de dedicarnos a diagnosticar y juzgar. De esta
manera descubrimos nuestra más profunda compasión.
La CNV ayuda a educar la propia atención, para hacer resplandecer la luz de la conciencia en
aquellas zonas donde podré hallar lo que estoy buscando.
La CNV nos ayuda a conectarnos con los otros y con nosotros mismos, permitiendo que aflore
nuestra compasión natural. Nos permite reestructurar nuestra forma de expresarnos y de escuchar
a los demás, haciéndonos conscientes de lo que observamos, sentimos y necesitamos y de lo que
pedimos a los demás para que tanto nuestra vida como la del otro sea más rica. La CNV promueve
el desarrollo de la escucha atenta, del respeto y de la empatía, propiciando el deseo mutuo de dar
desde lo más íntimo. Puede ayudar a desarrollar una mayor autocompasión y comprensión de uno
mismo. Puede contribuir a establecer una relación más profunda con otras personas. Promueve
también la participación en relaciones más efectivas y ser de gran utilidad en la resolución de
disputas y conflictos a todos los niveles.
Observación, sin evaluación. Describir las acciones concretas que observamos afectan nuestro
bienestar.
Petición. Las acciones específicas que solicitamos para enriquecer nuestra vida.
Culpar, insultar, rebajar, poner etiquetas, criticar, establecer comparaciones y emitir diagnósticos
son distintas maneras de emitir juicios. Desde este uso del lenguaje, pensamos y nos comunicamos
desde la perspectiva de que algo falla en los demás, centrando la atención en clasificar, analizar y
determinar niveles de error más que en lo que estamos necesitando (nosotros y los demás).
Los juicios moralistas presuponen error o maldad en todo aquel que no actúa según nuestro
sistema de valores. La valoración de los demás en términos moralistas son de hecho una expresión
de nuestras propias necesidades y valores.
Existe una alta correlación entre la frecuencia de palabras utilizadas para clasificar y juzgar y los
hechos de violencia. Hay menos violencia en las culturas en que las personas tienen en cuenta las
necesidades de los demás que en las que se etiqueta las personas como “buenas” o “malas “ y
predomina la convicción de que las “malas” merecen castigo. En la raíz de toda violencia existe
un esquema mental desde el que se atribuye la causa del conflicto a la actitud equivocada del
adversario.
Se trata de otra manera de juzgar. Es la vía más rápida para lograr sentirnos mal.
Usamos el lenguaje para evitar nuestra responsabilidad “tuve que hacerlo”. “Amtssprache” es el
término para describir la actitud de los nazis al explicar en los juicios como pudieron llegar a
hacer lo que hicieron, basado en un lenguaje oficial o de jerga burocrática “era una orden” o “la
ley lo exigía”.
También negamos nuestra responsabilidad al atribuir su causa a factores externos: “bebo porque
soy alcohólico”, “mentí al cliente porque mi jefe me dijo que lo hiciera”, “empecé a fumar porque
mis amigos lo hacían”…
Podemos reemplazar el lenguaje que implica falta de opciones por otro que reconoce que elegimos
entre diferentes posibilidades.
Toda exigencia amenaza explícita o implícitamente a la persona que la escucha con la culpa o el
castigo, en caso de que no se satisfaga.
Hemos crecido utilizando un lenguaje que nos estimula a etiquetar, comparar, exigir y emitir
juicios, más que a darnos cuenta de lo que estamos sintiendo y necesitando. Hemos aprendido
desde pequeños a dejar de lado lo que sucede en nuestro interior.
La comunicación que nos aliena de la vida surge en las sociedades jerárquicas y las sustenta, en
las que un grupo reducido de personas controlan el poder y buscan su beneficio. En estos
contextos resulta muy útil que las masas se eduquen con mentalidad de esclavos. En estos casos el
lenguaje de lo incorrecto y expresiones como “deberías” y “tienes que” son adecuadas para dicho
propósito.
COMPONENTES DE LA CNV:
El primer componente implica establecer una separación entre lo que observo y cómo lo evalúo.
Observar aquello que vemos, oímos o tocamos que afecta a nuestro bienestar, sin mezclarlo con
una evaluación.
Las etiquetas positivas, negativas o neutras limitan la percepción de la totalidad de una persona.
Por ejemplo, podemos decir que Juan no ha metido un gol en los últimos tres partidos, más que
decir que Juan es un manta.
Es útil describir conductas, de la forma más detallada posible, separándolo de nuestra evaluación.
Por ejemplo, en vez de decir “Pepe es estúpido”, podemos describir Pepe “hace bromas muy
largas” (conducta) que a mí no me resultan divertidas (evaluación)”.
Exponer nuestras vulnerabilidades puede permitir a los otros empatizar con nuestra posición y así
el acercamiento de posturas es más fácil (“me siento nerviosa porque interpreto tu comentario
como que me desapruebas” en vez de “siento no gustarte”)
A los seres humanos no los perturban las cosas en sí, sino cómo las ven.
EPÍCTETO
Lo que digan o hagan los demás puede ser el estímulo o el gatillo, pero nunca la causa de nuestros
sentimientos. Nuestros sentimientos son el resultado de cómo nos tomamos lo que hacen o lo que
dicen los demás, en función de nuestras necesidades y expectativas particulares del momento. La
CNV nos invita a aceptar la responsabilidad de lo que hacemos para generar nuestros propios
sentimientos.
Cuanto más estrechamente conectemos nuestros sentimientos con nuestras necesidades, tanto más
fácil será para los demás responder de una manera comprensiva y compasiva.
Solemos creer que son los demás quienes se equivocan cuando nuestras necesidades no se ven
satisfechas.
Por ejemplo “llevas toda la semana trabajando hasta tarde, amas más a tu trabajo que a mi” se
puede formular como “mi necesidad de tener tiempo de calidad juntos no se ha visto satisfecha
esta semana porque has trabajado hasta tarde todos los días”
“Esclavitud emocional”: Nos consideramos responsables de los sentimientos de los demás. Nos
sentimos obligados a comportarnos de cierta manera para que los demás se sientan de una
determinada forma. Asumiendo esta responsabilidad, podemos acabar por percibir a los demás
como una carga.
“Etapa antipática”: Nos damos cuenta del elevado consto de asumir los sentimientos de los demás
e intentar adaptarnos a ellos a costa nuestra, por lo que, cansados, nos cerramos, negando que nos
interesa lo que puedan sentir o necesitar los demás.
“Liberación emocional”: Respondemos a las necesidades de los demás con compasión en lugar de
por miedo, sentimiento de culpa o vergüenza. Aceptamos la plena responsabilidad de nuestras
intenciones y nuestras acciones, pero no nos hacemos responsables de los sentimientos de los
demás, siendo conscientes de que nunca conseguiremos satisfacer nuestras necesidades a expensas
de los demás. La liberación emocional implica expresar claramente cuáles son nuestras
necesidades, tomando también en cuenta la satisfacción de las necesidades de los demás.
Los juicios, críticas, diagnósticos e interpretaciones que hacemos de los demás son expresiones de
nuestras propias necesidades y valores.
La CNV se centra en lo que observamos (sin evaluar), lo que sentimos y lo que necesitamos,
trabajando el no criticar, no culpar y no establecer diagnósticos, actuando de manera que
propiciemos la comprensión y la compasión. El último componente de este proceso se ocupa de lo
que queremos solicitar a los demás para que nuestra vida se enriquezca.
Hablar en positivo
Expresar lo que pedimos en vez de aquello que pedir que cese lo que no deseamos. Se utiliza el
lenguaje en positivo, revelando lo que verdaderamente queremos de los demás, formulando las
peticiones en forma de acciones concretas. El lenguaje no específico (vago, abstracto, ambiguo)
puede bloquear la comprensión y la comunicación. Por ejemplo: “no quiero que llegues tarde del
trabajo” vs “me gustaría compartir más tiempo contigo por las tardes, me gustaría que llegues
antes del trabajo para estar juntos”.
Hacer peticiones conscientemente
Es importante ser conscientes de lo que pedimos y asegurarnos de que somos entendidos. Cuanto
más claros nos mostramos con respecto a lo que esperamos de la otra persona, más probabilidades
tenemos de que satisfagan nuestras necesidades. Por ejemplo “tengo sed” no es una petición tan
clara como “tengo sed, ¿me puedes traer un vaso de agua?”.
Las peticiones se interpretan como exigencias cuando quienes las reciben temen ser objeto
de recriminaciones o de castigos si no acceden a satisfacerlas
Sumisamente.
Rebelándose.
En cualquiera de los dos casos, advertirá una actitud coercitiva en la persona que le pide algo y
disminuirá su capacidad de responder a dicha petición de manera compasiva.
La diferencia entre una petición y una exigencia está en cómo reaccionamos si el otro rechaza
nuestra petición. Por ejemplo:
Juan: “Me siento un poco depre, me gustaría que te quedes a cenar esta noche”
María “Lo siento, mañana tengo que levantarme pronto, preferiría que quedes con un amigo”
Respuesta de Juan si la petición era sincera: “de acuerdo, preferiría cenar contigo pero llamaré a
Marcos”
Respuesta de Juan si la si la petición era una exigencia: “¿ves? Siempre voy por detrás de tu
trabajo, ¡no puedo contar contigo!”
Sabemos que hemos hecho una petición si nuestro interlocutor muestra empatía con
respecto a nuestras necesidades. Demostramos que pedimos y no exigimos, con nuestra forma de
responder a los demás cuando no aceptan satisfacer nuestros deseos. Debemos indicar a los demás
que sólo queremos que hagan lo que les pedimos si realmente desean hacerlo (y siendo coherentes
con como reaccionamos).
LA RECEPCIÓN EMPÁTICA.
La empatía es una respetuosa comprensión de la vivencia de los demás. En lugar de empatía
solemos tender a dar consejos, a tranquilizar o a explicar nuestra postura o nuestros sentimientos.
La empatía requiere centrar toda la atención en el mensaje que nos transmite la otra persona.
Requiere que vaciemos nuestra mente y escuchemos con todo nuestro ser a la otra persona.
Necesitamos empatía para poder ofrecerla. Cuando advertimos que estamos a la defensiva o que
nos sentimos incapaces de ofrecer empatía, necesitamos:
3) O, retirarnos.
EL PODER DE LA EMPATÍA
Si imagino que me está humillando y que se están aprovechando de mi, tal vez me sienta
demasiado herido, furioso o asustado como para poder conectarme empáticamente con mi
interlocutor. En estas circunstancias convendrá que opte por retirarme físicamente y ofrecerme
empatía a mi mismo solicitarla de una fuente más fiable. Después de haber descubierto las
necesidades que se desencadenaron tan intensamente en mi interior y de haber recibido la empatía
que requieren, me encontraré en condiciones de volver al sitio del que me fui y establecer la
empatía necesaria con mi interlocutor. En situaciones dolorosas conviene que nos procuremos la
empatía indispensable para trascender los pensamientos que invaden nuestra mentey así poder
reconocer nuestras necesidades más profundas.
Al centrarnos empáticamente desde los sentimientos y necesidades del otro podemos dejar
de verlo desde la etiqueta que le podríamos haber puesto en una situación de conflicto.
Nuestra capacidad de ofrecer empatía nos puede permitir ser vulnerables, neutralizar la
violencia potencial, escuchar la palabra no, sin tomarla como un rechazo personal, reanimar una
conversación sin vida y hasta captar los sentimientos y necesidades expresados con el silencio.
Las personas logran una y otra vez, superar los efectos paralizantes del dolor psicológico cuando
establecen suficiente contacto con alguien que puede escucharlos con empatía.
COMPASIÓN
Cuando los conceptos negativos que tenemos de nosotros mismos nos impiden vernos como el
todo que somos, perdemos la conexión con nosotros mismos, viéndonos condicionadamente como
objetos con deficiencias. Esta violencia puede ser reemplazada por la compasión, en vez de estar
en una permanente evaluación de nosotros mismos.
Ante equivocaciones que cometemos, nos quedamos atrapados en un sentimiento de odio hacia
nosotros mismos en ligar de beneficiarnos de las equivocaciones
DUELO CNV
Reconocer en qué momento nuestra charla interna está permeada de juicios para con
nosotros mismos, e inmediatamente centrar la atención en las necesidades subyacentes. ¿Qué
necesidad mía insatisfecha expresa este juicio moralista? Cuando conectemos con la necesidad
sentiremos un notable cambio en el cuerpo.
Reemplazar el lenguaje que implica ausencia de acción por el lenguaje que presupone elección.
Profundizar en la autocompasión al ayudarnos a vivir desde una gozosa actitud de juego gracias a
conservar una clara conciencia de la necesidad enriquecedora de la vida que se encuentra a la base
de cuanto hacemos.
La aplicación más crucial de la CNV radica en la forma en que nos tratamos a nosotros mismos.
Desplazar el foco de atención a lo que la gente tiene en el corazón, más que a lo que tiene en la
cabeza.
EXPRESIÓN DE LA IRA
El primer paso para expresar de forma plena nuestra ira a través de la CNV, consiste en
desvincular a los demás de la responsabilidad por ella. Si pienso que “él hizo que pe pusiera
furioso”, expresaré la ira superficialmente culpando o castigando al otro. Los demás pueden ser el
estímulo o gatillador de nuestros sentimientos, pero no su causa. Al poner al mismo nivel el
estímulo y la causa, pensamos que el otro nos enfurece. Culpar nos sirve para controlar a los otros.
El desencadenante de la ira puede ser la idea que me formulo de una persona que sea consistente
con el daño que le veo hacer.
Cuanto mayor sea el grado en que la otra gente percibe acusaciones y juicios en nuestras palabras,
más a la defensiva estará, más agresiva se volverá contra nosotros, y menos le importarán nuestras
necesidades.
Culpar y castigar son expresiones superficiales de la ira. Para expresar plenamente nuestra ira
debemos desvincular a la otra persona de la responsabilidad de lo que sentimos. Contactamos con
nuestras necesidades.
Es más probable que satisfagamos nuestras necesidades si las expresamos que si criticamos,
culpamos o castigamos.
LOS ELOGIOS
Los elogios convencionales suelen adoptar la forma de juicios y a veces se ofrecen para
manipular el comportamiento de los demás. La CNV alienta la expresión de agradecimiento por el
agradecimiento mismo. Expresamos:
FINALMENTE
Podemos afirmar que la CNV enriquece la comunicación interior al ayudarnos a transformar los
mensajes internos negativos en sentimientos y necesidades. La capacidad de distinguir nuestros
propios sentimientos y necesidades y de empatizar con ellos puede salvarnos de la depresión.
Podremos reconocer que en todas nuestras acciones existe un componente de elección. Al
mostrarnos cómo podemos centrarnos en lo que queremos realmente en lugar de concentrarnos en
lo que falla en los demás o en nosotros, la CNV nos ofrece las herramientas y comprensión
necesarios para crear un estado mental más apacible.
Imagen titulada Posix 1g 5875 "¿Estás molesto porque estás pensando ____?" El enojo es
accionado por los pensamientos, como “Creo que has mentido” o “Creo que merezco un aumento
más que fulanito.” Destapa el pensamiento, y estás en buen camino para destapar esa necesidad
oculta.
"Veo que _____” o “Escucho que _____” son maneras de plantear una observación de manera
clara para que la otra persona lo vea como una observación.
Un ejemplo completo para los cuatro pasos sería: “Veo que _____. Me siento _____ porque
necesito _____. ¿Estarías dispuesto a _____?” o, “Veo que _____. ¿Te sientes ____ porque
necesitas ______?” seguido por “Te satisfaría si yo ____?” o una oración sobre tu propio
sentimiento y necesidad seguido por una petición.
Consejos
Habrán situaciones en las que no serán necesarios todos los 4 pasos.
Los ejemplos mencionados de la CNV son enfocados a una comunicación formal. En la vida
diaria utilizaremos la CNV coloquial, en la cual se utiliza el lenguaje informal pero con la misma
idea. Por ejemplo diríamos, “Estás dando vueltas, Pedro. ¿Nervioso?” en lugar de el sonido menos
natural de “Cuando te veo dando vueltas me pregunto si te sientes nervioso porque quieres
mantener tu trabajo para satisfacer tus necesidades de sustento y refugio.”
Puedes utilizar los mismos 4 pasos para analizar tus propias necesidades y actuar inteligentemente.
Aunque parezca sencilla, la CNV puede ser mucho más difícil de poner en práctica. Lee un libro,
acude a talleres, practícalo en tu vida diaria.
Evita decir “Me hiciste sentir ____”, “Me siento____ porque tu hiciste ____,” y específicamente,
“Me estás haciendo enojar.”, Estas frases le dan a la otra persona el control sobre tus sentimientos,
y no te ayudan a identificar la necesidad que es la verdadera causa de tus sentimientos.
Imagen titulada Women on bench talking 765 Puede que no siempre adivines lo que la otra
persona está sintiendo realmente, pero sí lograras que se abran más para que tengas un mejor
entendimiento o un sentido diferente de lo que está sucediendo.
La CNV puede ser muy útil aun cuando la otra persona no la practica o no sabe nada al respecto.
Cuando alguien se dirija a ti de manera amenazante, te llame por otros nombres o te diga
groserías, siempre puedes “escuchar” lo que dice esta persona como una expresión de sus
necesidades. Por ejemplo, “¡Torpe, cállate y siéntate!” es una expresión común de una necesidad
de belleza y elegancia.
Advertencia
En la CNV, las “necesidades” no son caprichos: la necesidad no es una excusa para decir “tienes
que hacer esto porque es lo que yo necesito”.
No trates de discutir con una persona enojada, solo escúchala. Una vez que hayas entendido tus
sentimientos y necesidades genuinas y les hayas mostrado que los escuchaste sin juzgar, puede
que estén listos para escucharte a ti. Ahí es donde puedes buscar acciones específicas a tomar que
los beneficien a ambos.
La técnica básica es conectarse primero emocionalmente para identificar las necesidades de cada
uno, luego buscar una solución y encontrar motivos para entender las cosas de diferente manera. Ir
directamente a la resolución del problema casi siempre deja a la persona con el sentimiento de que
no fue escuchada o de quedarse en su posición renuente.