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JUAN A.

ESTRADA

LAS RAZONES DE LA FE ANTE LA INCREENCIA


Desde que San Anselmo, con un argumento que lleva su nombre, afir-
mara que, partiendo de la idea de Dios, es posible probar su existen-
cia, y Santo Tomás, para demostrarla, propusiera sus famosas cinco
vías, que concluyen con el estribillo «a esto todos lo llaman Dios», la
teodicea y la apologética clásica, como propedéutica de la teología,
han defendido la posibilidad de afirmar la existencia de Dios sobre la
base de argumentos de razón. La crítica de la razón, introducida por la
modernidad en el campo del pensamiento, mostró la razón de la crí-
tica al negar la posibilidad de hacer de la existencia de Dios la conclu-
sión de un silogismo. El autor del presente artículo señala el cambio
operado en la cuestión de Dios a partir, sobre todo, de la década de
los ochenta. La opción de fe es, como mínimo, tan razonable como
puede ser la opción atea o agnóstica. No constituye ciertamente la
conclusión de una argumentación lógica, pero sí posee la lógica de lo
razonable. Sin ser irracional, dispone de todos los ingredientes para
dar sentido a la existencia humana y abrirla a la esperanza.
Las razones de la fe ante la increencia, Proyección 44 (1997) 23-36.

El ámbito religioso de una per- dental esté en que esa fe recibida


sona viene determinado por su fa- resulta insuficiente.
milia, su educación, el momento
histórico y el contexto sociocul- 1. La antinomia fe-razón. En el
tural en que se ha desarrollado. mismo nacimiento de la filosofía
Pertenecemos a una religión de- occidental, que podemos datar en
terminada, porque hemos nacido torno al siglo VI a.C., se dio ya una
y nos hemos desarrollado en ella. confrontación entre la razón crí-
Desde esta perspectiva, no hay tica y la religión, y se planteó el
razones para la fe, sino circuns- porqué de las creencias religiosas
tancias que la hacen posible. El a la luz de la razón. La «teología»
problema reside en pasar de una natural que desarrollaron los pre-
fe recibida a una fe asumida de socráticos y culminaron los gran-
forma libre y autónoma. des filósofos griegos expresa el
convencimiento de que la expe-
Crítica racional y experiencia riencia religiosa debe ser exami-
religiosa nada crítica y racionalmente.
La interacción e incluso el con-
Acaso uno de los rasgos más flicto entre fe y razón ha sido un
característicos de la cultura occi- factor constante en las distintas

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épocas históricas. Ambas —reli- cristianismo no sólo desautoriza-
gión y filosofía— han afrontado las ron a la fe religiosa, sino que abrie-
grandes preguntas del hombre, se ron el camino a la preponderan-
han interaccionado y han compe- cia de una vía racional para llegar
tido en sus respuestas. La conflic- a Dios. De esta forma se puso el
tividad entre ambas se agudizó a marco a una «religión dentro de
causa de las religiones positivas los límites de la razón», en la que
que más han influido en Occiden- la revelación divina podía servir, en
te: el judaísmo, el cristianismo y, todo caso, de confirmación para
en menor medida, el islamismo. los imperativos de la razón (Kant).
Las tres religiones del Libro La crítica de la religión respondía
rechazan la incompatibilidad en- a la convicción típicamente occi-
tre fe y razón, entre lo que cono- dental de que la cosmovisión reli-
cemos por revelación y lo que giosa tenía que ser criticada ra-
podemos alcanzar por la razón. cionalmente.
Una cosa es que no todo pueda La correspondencia entre ra-
explicarse a base de la razón (pues zón y fe ha tenido límites.Al acen-
siempre persiste el misterio de tuar la incomprensibilidad de Dios,
Dios, que es el equivalente reli- la teología negativa, puso límites a
gioso del enigma científico) y otra dicha correspondencia. «Si lo co-
muy distinta que se pueda afirmar noces es que no es Dios» —de-
algo que sea irracional, es decir, cía San Agustín. La filosofía se ha
lógicamente contradictorio. servido de ese eslogan para ne-
gar la validez de cuanto decimos
2. Intentos por resolver la anti- sobre Dios. Pero, por otra parte,
nomia: compatibilidad fe-razón. El la misma concepción judeocristia-
esfuerzo por racionalizar la fe re- na de un Dios trascendente que
ligiosa ha generado la teodicea o se hace presente en la inmanen-
teología natural, que parte de las cia humana pone límites muy es-
estructuras de la subjetividad hu- trictos al discurso: Dios no puede
mana. Dicha teología se propone identificarse con ninguna repre-
alcanzar a Dios racionalmente, a sentación humana. La crítica pro-
partir del análisis del cosmos y del fética había ya salido al paso de
hombre. A veces ha servido de todo intento de definir a Dios, de
prolegómenos a la teología posi- manipularlo o utilizarlo.
tiva. Otras veces ha suplantado las Dios está más allá del horizon-
religiones positivas. Pues ella per- te de lo humano y sólo indirecta-
mitiría alcanzar un consenso mí- mente se hace presente en el or-
nimo que haría posible la convi- den de la creación. Por tanto, la fe
vencia pacífica, mientras las distin- en Dios no puede fundamentarse
tas religiones positivas se prestan racionalmente ni, mucho menos,
a desencadenar conflictos. científicamente. La crítica de Hei-
Es lo que ocurrió con el deís- degger a la onto-teología y su re-
mo tras el período de la Reforma chazo de Dios como ente supre-
protestante y la Contrarreforma mo integrable en un sistema filo-
católica. Las luchas internas del sófico es la expresión última de

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esta postura. En este sentido, el última instancia, esta tendencia des-
misterio y la trascendencia limi- emboca en el fideísmo.
tan el saber de la misma religión. Un Dios que no se comunica-
No obstante, el principio de la ra racionalmente, para el hombre,
compatibilidad entre razón y reli- es como si no existiera. Si Dios
gión rechaza que la fe pueda ser existe y quiere comunicarse al
irracional. La teología negativa no hombre tiene que hacerlo de for-
implica la irracionalidad de la fe. ma compatible con la razón. Si no,
De hecho, la teología cristiana ha se expone a recibir legítimamen-
defendido siempre la correspon- te el rechazo del hombre. Es lo
dencia entre Dios y el hombre, que expresó lúcidamente Kant
«imagen y semejanza de Dios», y cuando negaba que Abrahán de-
ha mantenido el principio de ana- biera seguir el dictado de la pre-
logía que permite hablar de Dios sunta voz de Dios y sacrificar a su
a la luz de las huellas que ha deja- hijo, ya que Abrahán no sabía si el
do en la creación y en el mismo que hablaba era Dios, mientras
hombre. Aunque nuestra manera que sí podía confiar en la voz de
de hablar de Dios resulte siem- su conciencia, que prohibía el ase-
pre inadecuada, llegamos a él indi- sinato de su hijo.
rectamente a partir de nuestras La racionalidad humana se in-
experiencias y de la contempla- terroga sobre las hipotéticas re-
ción de lo creado. velaciones de Dios. Para discernir
La mística cristiana ha desarro- no tiene más remedio que recu-
llado un camino experiencial para rrir a sus propias convicciones y
vislumbrar el misterio de Dios y presupuestos. En última instancia,
ha evitado el irracionalismo. Los somos nosotros los que creemos
sistemas místicos —Maestro Ec- o no. Nos decidimos a asumir algo
khardt, Juan de la Cruz, Teresa de como verdadero a partir de los
Jesús— han servido de inspiración propios «standards» que estable-
incluso a la filosofía. La experiencia cemos para determinar lo que es
de Dios no se agota en la racionali- creíble. Son, por tanto, creencias
dad, pero no puede prescindir de ella. subjetivas, aunque podamos razo-
narlas. En cambio, no podemos
3. El nominalismo como negación asumir como divino lo que apare-
de la racionalidad de la fe. La afir- ce como contradictorio a nues-
mación que acabamos de hacer la tra racionalidad.
cuestionó el nominalismo, el cual,
en nombre de la trascendencia di- 4. Progresiva racionalización de
vina, negaba que Dios procediera la experiencia religiosa. Esta racio-
racionalmente. Empalmaba así con nalización ha marcado la evolución
el viejo principio de Tertuliano: cre- de Occidente.
do quia absurdum (creo porque es En un primer estadio se podían
absurdo). Sólo la voluntad de Dios admitir sacrificios irracionales a la
y su condición de Dios escondido divinidad, en función del poder
abrían la puerta a una experiencia divino y del sometimiento huma-
religiosa refractaria a la razón. En no. Luego se fue acentuando cada

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vez más la dignidad del sujeto hu- un espacio al fanatismo religioso
mano, que se reveló como un «fin y cuestionar la dignidad del hom-
en sí», mientras que, paralela- bre desde la conciencia autóno-
mente, se cuestionaba el poder de ma como instancia última. No es
Dios y, sobre todo, su capacidad la presunta palabra de Dios la que
para imponerse arbitrariamente a se convierte en referente último
la conciencia del sujeto humano. determinante de la conducta hu-
En este primer estadio, la obedien- mana, sino la decisión del hombre
cia representaba la virtud cardi- que discierne y opta desde una li-
nal de la religión respecto de Dios bertad avalada por su capacidad
y a través de sus representantes. racional. Lo contrario sería pos-
En un segundo estadio se fue tular un Dios maligno, que exigi-
abriendo paso la idea del discerni- ría el sacrificio de la inteligencia,
miento: la evaluación crítica de la para imponer despóticamente su
conciencia que discierne si la voluntad. Esta concepción de Dios
creencia o el presunto mandato es inadmisible tanto para la teo-
es o no divino. La espiritualidad logía como para las tradiciones fi-
de la sospecha ha sido un corre- losóficas de Occidente.
lato progresivo de la experiencia
mística y alcanzó su clímax en los 5. La razón pertenece al mínimo
albores de la modernidad con San irrenunciable del hombre. La fe últi-
Ignacio de Loyola, que fue el pri- ma en la razón es parte de nues-
mero en establecer un camino tro patrimonio cultural. Cierto
racional, sistemático y de constan- que, en última instancia, no es de-
te evaluación para alcanzar la vo- mostrable, porque nunca llegamos
luntad de Dios. a lo último que nos permitiría ac-
El planteamiento de Ignacio de tuar carentes de presupuestos.
Loyola es renovador, tanto en su Pero, de hecho, la racionalidad está
metodología como en sus presu- inserta en nuestro lenguaje y, siem-
puestos, aunque tuvo un límite pre que nos comunicamos, la afir-
fundamental: parar el discerni- mamos como instancia última irre-
miento cuando había un choque basable. Se trata siempre de una
con la autoridad jerárquica, a la razón fragmentaria, condicionada
que había que someterse. Sin em- e inserta en una tradición cultural
bargo, su praxis es mucho más particular, en la que hay inevita-
compleja y más fiel a su inspira- blemente presupuestos últimos
ción inicial que su doctrina sobre que hemos asumido con la cultu-
la obediencia. En todo caso, una ra y que no son plenamente te-
de las desgracias mayores de la matizables por la opacidad del
tradición cristiana consistió en que mundo vital en el que vivimos.
este camino quedara, en buena Pero esta razón pobre y limi-
parte, abortado, aunque resurge tada es lo único que poseemos
con fuerza hoy. para abordar los problemas de la
Asumir que Dios puede pedir vida, que resultan también inevi-
algo absurdo, injustificable para la tables a la hora de abordar la reli-
racionalidad moral, supone abrir gión. Por esto podemos y debe-

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mos preguntarnos personalmen- integrar en un sistema racional.
te y ante los demás por qué cree- En cambio, la religión tiene
mos. Es necesario dar razón de mucho que ver con las preguntas
nuestra fe. Debemos comprome- de sentido, especialmente con las
ternos con una fe razonable, ya que conciernen al origen, signifi-
que no demostrable, porque toda cado y término de la vida huma-
pretensión global de sentido para na. Estas preguntas están en la base
la vida humana rebasa el marco de de la religión y de la filosofía. Pero
lo comprobable empíricamente y de la religión se distingue de la filo-
lo racionalmente fundamentable. sofía en que no sólo cuestiona la
validez racional de las distintas res-
Los límites de la razón ante puestas, sino que ofrece ánimo,
la creencia religiosa esperanza y sentido allí donde
surge la pregunta por la felicidad,
Además de que nuestra capa- por el significado de la finitud y
cidad racional es limitada, la razón por la necesidad del comporta-
no lo es todo para el hombre. Por miento moral.
otra parte, la religión es también Las religiones son soteriolo-
hija del deseo y está impregnada gías, o sea, mensajes de salvación.
de afectividad. Creemos no sólo Responden a la angustia humana
porque tengamos razones, sino ante lo precario de nuestra exis-
también por el testimonio vivo de tencia, ante el miedo a la finitud y
otras personas. El doble mecanis- ante los imperativos del instinto
mo de identificación afectiva y de de supervivencia, que se transfor-
imitación, que marca la dinámica ma, en el hombre, en ansias de in-
del desarrollo de la personalidad, mortalidad. Las expectativas hu-
no deja de arrojar sus sombras manas encuentran respuesta en la
sobre la base racional de las creen- religión. Las llamadas pruebas de
cias religiosas. La educación y la la existencia de Dios no lo son en
socialización han sembrado en sentido estricto, pero marcan los
nosotros la fe. Ésta resulta, pues, puntos de vista desde los cuales
una respuesta no sólo racional, el hombre se plantea el problema
sino también afectiva, intuitiva y de Dios y se abre a la religión.
voluntaria. La dinámica afectiva y vivencial
Nadie cree por razonamientos es inherente a la religión y ha ser-
filosóficos y posiblemente casi vido de inspiración a la misma fi-
nadie deja de creer por una sim- losofía. La religión responde al
ple contradicción racional, aunque «¿qué puedo esperar?», que, para
ésta pueda erosionar la fe. La ra- Kant, es una de las preguntas fun-
cionalidad no es suficiente para damentales que se plantea todo
fundar la religión. Desde la razón hombre. La esperanza no puede
se podría llegar, a lo más, al Dios ser irracional. Pero no es sólo
de los filósofos. Pero —como nos mera razón, sino que está abierta
recuerda Heidegger— ante este al sentido, a la intuición, a la ex-
Dios no podemos caer de rodi- pectativa de futuro, al coraje ante
llas y rezar. Este Dios no se puede los conflictos, que son dimensio-

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nes fundamentales del hombre. desde las que se cree o no en Dios
Por esto la religión se ha definido y en una determinada tradición
como una ilusión, fruto del deseo, religiosa.
y como una instancia que se abre Pero la religión no puede re-
razonablemente a la utopía. Man- ducirse a la necesidad de sentido.
tiene abierto el futuro del hom- Esa necesidad hace comprensible
bre y se convierte en canalización, la búsqueda religiosa, pero no con-
válida o no, de una racionalidad valida su verdad y sus pretensio-
que se abre a lo posible, deseable nes de haber alcanzado a un Dios
y no demostrable. que es el último referente del sen-
Occidente ha aspirado siem- tido y la instancia que permite la
pre a la convergencia entre bien y esperanza. Por esto la fe religiosa
ser. Cuando se toma conciencia de es compatible con la duda. Más
que, de hecho, divergen, surgen la aún: la duda constituye un elemen-
tragedia —tradición griega— y la to humanizador de la religión, pues
utopía —concepción judeo-cristia- impide toda forma de fundamen-
na. No hay correspondencia en- talismo e integrismo, abre a las
tre el sentido y el bien, por una interpelaciones de otras religiones
parte, y la realidad, por otra. De y de los no creyentes, y hace po-
ahí la dicotomía entre deber y ser. sible la autorrevisión.
Y de ahí también la necesidad de Habría que hacer un elogio de
superar ese dualismo haciendo la duda en relación con las creen-
viable el sentido a partir de la cias. Sólo cuando hay capacidad de
praxis humanista y la expectativa crítica, cobra valor la adhesión a
religiosa. Esta dinámica afectiva y lo religioso. En cambio, la identifi-
dadora de sentido caracteriza a las cación con una religión determi-
religiones y es una de las explica- nada carece de validez última,
ciones de la pervivencia de la reli- cuando no es posible expresar la
gión, a pesar de la dura crítica a la disidencia o indagar críticamente
que se le ha sometido en Occi- el valor de las creencias asumidas.
dente. La coerción de la duda y la recu-
El cristianismo se presenta sación de la crítica es la que, en
como una respuesta de sentido, buena parte, ha limitado el valor
que ofrece valores para la conduc- del cristianismo para la moderni-
ta y se abre al compromiso trans- dad y la que ha posibilitado la ne-
formador y a la esperanza. De ahí gación del mismo cristianismo.
su enorme influjo en la tradición Hemos visto que la religión
occidental. La fe no sólo se basa motiva al hombre desde las viven-
en razones, sino también en ne- cias más íntimas de la vida, que son
cesidades existenciales del hom- las que tienen que ver con el na-
bre. La creencia en Dios está en cimiento y la muerte, con el pla-
función de la totalidad de la vida cer y el dolor, con la sexualidad y
del creyente, está enraizada en su la búsqueda de poder. Este enrai-
biografía, no es algo puntual y ais- zamiento en las dinámicas más
lable, sino que responde a una determinantes del comportamien-
búsqueda, a unas experiencias, to humano es el que hace de la

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religión capaz de lo mejor y de lo De la fundamentación a la
peor, como muestra la historia de razonabilidad de la fe
la humanidad. Baste recordar que
la lucha por la tolerancia se ha 1. La crisis religiosa en nuestra
desarrollado en Occidente contra sociedad. En nuestra sociedad tra-
las intolerancias confesionales, dicionalmente cristiana, la fe se
sobre todo a partir de las guerras transmite por medio de la familia
religiosas del siglo XVI. La verdad y la educación y, en la mayoría de
de la conciencia se ha opuesto a los casos, se vive de una forma
la imposición confesional, que se inicialmente aproblemática. Para
legitimaba apelando a que «el mucha gente, éste es el sustrato
error no tiene derecho a existir». fundamental sobre el que se apo-
Se confundía así una representa- ya su fe religiosa, que ha sido la
ción religiosa con la verdad, que gran dadora de sentido en nues-
es Dios y que no puede agotarse tra sociedad tradicional, mientras
en una comprensión humana. Se que el ateísmo y el agnosticismo
olvidaba la finitud y la fragmenta- han sido fenómenos minoritarios
riedad del conocimiento humano, desarrollados en algunos círculos
el carácter mistérico de la tras- cultos.
cendencia divina y la dinámica es- La ruptura con la fe de la ma-
catológica del cristianismo, siem- yoría del pueblo ha venido por
pre en camino hacia la manifesta- otro camino. Por una parte, el gran
ción definitiva del Reino de Dios. obstáculo ha sido la Iglesia, identi-
Por más que la duda pueda ficada con una parte de la socie-
erosionar la adhesión religiosa y dad y legitimadora de la dictadura
haya todavía quien considere que después de la guerra civil. Por otra,
el ideal es la «fe del carbonero», la progresiva secularización de la
la duda es la otra cara de la fe au- sociedad ha llevado a una pérdida
téntica y madura, que no teme el de influencia de las instituciones
cuestionamiento. En realidad, para eclesiásticas, sobre todo en su
abrirse libremente a las críticas, poder de definir la realidad y dar
hay que tener una confianza últi- sentido a la vida humana. Los me-
ma en las convicciones religiosas dios de comunicación social, la
que se profesan. La duda puede sociedad de consumo y la crisis
servir también de purificación, de valores generada por el plura-
abre a la búsqueda y hace posible lismo han hecho el resto.
el desarrollo de una tradición re- La mayoría de la gente ha vivi-
ligiosa genuina, en la que la expe- do su crisis de fe en la forma de
riencia desplaza a la rutina de las un distanciamiento creciente de
verdades impuestas o aprendidas. las tradiciones religiosas y de la
La duda es, por tanto, inherente a Iglesia, más que como resultado
la creencia y compatible con la fe. de un cuestionamiento ideológi-
Sólo a partir de aquí podemos co. La incapacidad de buena parte
analizar las razones de la fe ante de la Iglesia para conjugar identi-
la increencia en nuestra sociedad dad cristiana y modernidad, paten-
actual. te sobre todo en lo que se refiere

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a la eclesiología y a la moral, ha la verdad de las respuestas reli-
contribuido decisivamente a la giosas, se puede seguir defendien-
crisis general de la religión. El re- do la hipótesis del «hombre siem-
sultado de este proceso ha sido pre religioso».
el vacío e inseguridad ética, y una Pero repitámoslo: la función
carencia de experiencias configu- social de la religión no equivale a
radoras de sentido. Diversas for- su verdad. Hoy las razones para
mas de «sobrenaturalidad» intra- creer pasan también por la vuelta
mundana, de fideísmo y de emoti- crítica a los contenidos religiosos
vidad sectaria han pretendido lle- de las religiones positivas, concre-
nar el hueco que ha dejado la re- tamente del cristianismo, y por el
ligión. examen de los planteamientos
racionales desde los que el hom-
2. Pervivencia de la religión. Aun- bre se pregunta por Dios.
que hay una privatización de la
religión y un distanciamiento de 3. La situación actual. A partir
la autoridad religiosa y de las doc- de la década de los ochenta, asis-
trinas «oficiales», no es verdad que timos a un renovado interés por
estemos pasando a una sociedad las implicaciones religiosas de los
posrreligiosa y que la fe religiosa problemas filosóficos. El mismo
sea una anticualla que haya que desarrollo de la ciencia ha llevado
sustituir por la ética racional o la al replanteamiento del problema
mentalidad científica. Ésta, que ha metafísico: ¿por qué algo y no nada?
sido opinión mayoritaria a media- Tanto respecto al origen y desa-
dos de siglo, ha comenzado a en- rrollo del universo, que aparece
trar en crisis en la década de los como algo difícilmente explicable
ochenta. La pervivencia y vitalidad apelando al mero azar, como en
de las tradiciones religiosas se lo que se refiere al origen y evo-
manifiesta, no sin ambigüedad, en lución de la vida, resurge la pre-
que juegan un creciente papel pú- gunta por Dios.Viejas pruebas de
blico como plataforma de contes- la teodicea se replantean en cuan-
tación o reivindicación de los va- to hipótesis globales que respon-
lores sociales. den a problemas vigentes. Ya no
La religión pervive como res- hay pruebas, pero sí interrogantes
puesta a las preguntas existencia- y respuestas orientadoras.
les, como motivadora del compor- También hay un replanteamien-
tamiento moral y como orienta- to de la cuestión de Dios en el cam-
dora ante las experiencias del mal po de la teología filosófica tradi-
y del sufrimiento humano. La ra- cional. No se trata de que la hipó-
zón y la ciencia son incapaces de tesis teísta pueda ser demostra-
realizar estas funciones sociales. da. A pesar de algunos intentos
De ahí que la religión resulte más aislados, a esto se ha renunciado.
necesaria, si cabe, en la actual cri- Lo que sí se puede defender es la
sis de valores.Aunque las pregun- credibilidad de la hipótesis teísta,
tas humanas de las que surge la ya que no hay inconsistencia lógi-
religión no sirvan para legitimar ca en el mantenimiento de la fe

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religiosa por parte del científico ción, que debe servir de pauta de
o el filósofo que procede racio- identidad, pero que exige ser re-
nalmente. leída y replanteada. Se trata de una
Es razonable creer en Dios, tradición dogmática con conteni-
siempre que se den razones y ex- dos míticos, cuyos símbolos se han
plicaciones para justificar la pro- interpretado de forma literal y
pia fe.También puede serlo la res- realista. Si la desmitificación de la
puesta agnóstica o atea, siempre Biblia se ha impuesto a la concien-
que cumpla las mismas condicio- cia de los cristianos, al menos en
nes. Se puede defender la razona- los círculos cultivados, los conte-
bilidad del teísmo y se puede ar- nidos dogmáticos están muy lejos
gumentar contra los que prede- de una necesaria reinterpretación
cían su desaparición. En este sen- acorde con la hermenéutica actual.
tido, hoy el teísmo tiene mayor La desmitificación del cristianismo
posibilidad racional que hace de- pasa también por sus imágenes de
cenios, cuando parecía inevitable- Dios y de Jesús.
mente superado por el progreso La crisis de credibilidad del
científico y filosófico. cristianismo es hoy un obstáculo
Pero, si el Dios de los filósofos para la fe. No resulta fácil sentirse
y el de los cristianos no se opo- parte de la modernidad actual y
nen, tampoco se pueden equipa- asumir dogmas y principios que se
rar. De hecho, lo que importa a la llaman cristianos y que, expresa-
mayoría de nuestros conciudada- dos con un lenguaje que no es el
nos es la razonabilidad de nuestra nuestro, ofrecen contenidos des-
fe cristiana.Aquí es donde se ven- fasados, a veces, incompatibles con
tilan hoy fundamentalmente las las adquisiciones científicas y filo-
razones para creer. Una tradición sóficas sobre el hombre y sobre
religiosa, no se convalida sólo en el mundo. La modernidad y la pos-
función de sus fundamentos racio- modernidad siguen siendo un reto
nales, sino de la capacidad de para el cristianismo actual, que
arrastre y de motivación que pue- erosiona sus creencias y limita la
de tener. La pregunta está en si el credibilidad de su fe.
cristianismo puede seguir siendo hoy A pesar de todo, son muchos
una tradición dadora de sentido, los que piensan que es razonable
motivadora de la praxis, creíble al ser cristiano y defender una com-
responder a las preguntas y abierta prensión de la vida en función de
a la crítica. Aquí es donde las res- la imagen de Dios y de Jesús que
puestas varían. nos ofrecen las Escrituras. La vida
Hoy existe un mayor conoci- y personalidad de Jesús, tal como
miento de la historia del cristia- la conocemos a partir de ellas, es
nismo, de la formación de sus Es- capaz de cautivar a muchos de
crituras sagradas y de los facto- nuestros contemporáneos, aun-
res que han determinado sus dog- que esto no afecte a los símbolos,
mas y su praxis sacramental. El credos y praxis del pasado cris-
cristianismo aparece hoy, en gran tiano.
medida, como preso de una tradi- Nos hallamos en una situación

Las razones de la fe ante la increencia 217


de encrucijada, ante la oportunidad entre fe cristiana y crítica racio-
de recobrar plausibilidad o perder- nal permite sostener la viabilidad
la aún más, a finales del siglo XX. de la opción cristiana y del postu-
El nuevo orden internacional que lado de Dios.También la dinámica
ha de surgir en el siglo XXI pasa de la razón moral, cuando se plan-
también por la colaboración de las tea la pregunta «¿por qué ser
grandes religiones. La situación es moral»? y se busca fundamentar
hoy muy distinta de la de finales universalmente lo bueno y lo malo
del siglo pasado. Los cristianos de cada cultura, acaba aterrizan-
tendremos que convivir siempre do en el problema de Dios. La
con los planteamientos agnósticos búsqueda de sentido hace que la
o ateos. No en balde se ha defini- fe aparezca como correlativa a un
do el cristianismo como la religión referente al que llamamos Dios.
que posibilita la mayoría de edad Se puede sostener de forma co-
del hombre y que incluso ayuda a herente que esta referencia teísta
crear las condiciones para la sali- no es alienante ni empobrecedora
da de la religión. de la existencia humana, sino que
Dios no puede ser demostra- responde adecuadamente a las pre-
do. Sería ésta una forma de apro- guntas del hombre sobre qué hacer
piarse de él. Pero se puede optar y qué esperar, que, como afirma Kant,
por Dios y fiarse de la oferta de se resumen en la cuestión funda-
sentido cristiano. La conjunción mental: ¿qué es el hombre?
Condensó: MÀRIUS SALA

Dios está necesariamente escondido. ¿Dios es posible? Si es posible está


necesariamente escondido. Si se manifestase como Dios, no sería Dios, sino
el rey del mundo. Y el hombre ya no sería libre para creer, sino constreñido
a creer. Si se escondiera totalmente de los hombres, nadie hablaría de él: no
tendría ni nombre ni concepto. Ahora bien, Dios se manifiesta bajo una forma
ambigua; es presente y ausente a la vez. Es objeto de debate para la inteligencia;
es objeto de fe para el corazón. Si de veras, como nos dicen, es bueno y
respetuoso para con los hombres, no puede obligarnos a creer: se escuda
en una postura intermedia, se ofrece sólo como algo «posible» que es
presentado a la libertad del hombre.

ERIC-EMMANUEL SCHMITT, El visitant, Barcelona 1996, pp. 8-9.

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