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BERLY JAVIER LÓPEZ FLORES

MEDIOS
IMPUGNATORIOS
EN LOS PROCESOS
CONSTITUCIONALES

PRESENTACIÓN
Luis CASTILLO CÓRDOVA

PRÓLOGO
Carlos HAKANSSON NIETO

www.gacetaconstitucional.com.pe
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS
PROCESOS CONSTITUCIONALES

PRIMERA EDICIÓN
NOVIEMBRE 2015
2,540 ejemplares

© Berly López Flores


© Gaceta Jurídica S.A.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. Nº 822

HECHO EL DEPÓSITO LEGAL EN LA


BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ
2015-16657
LEY Nº 26905 / D.S. Nº 017-98-ED
ISBN: 978-612-311-302-5
REGISTRO DE PROYECTO EDITORIAL
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DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
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DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Nora Villaverde Soldevilla

Gaceta Jurídica S.A.


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Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L.


San Alberto 201 - Surquillo
Lima 34 - Perú
Con gratitud, a la Facultad de Derecho de la
Universidad de Piura, en su 25º aniversario.
Presentación
Este año la Facultad de Derecho de la Universidad de Piura cumplió sus
primeros veinticinco años de existencia institucional. Yo he tenido la suerte de
integrar su primera promoción y de quedarme a enseñar inmediatamente después
de haber egresado. Ha sido una fortuna conocer a tanta gente en estos años de
enseñanza, y, particularmente, constatar cómo efectivamente el conocimiento
enriquece a las personas, y no solo académicamente, sino también humanamente.
He podido comprobar, a lo largo de estos años, que es verdad que las instituciones
somos las personas que las integramos. En el caso de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Piura, está confirmado que las personas que la conforman son de un
altísimo valor, lo cual no ha hecho más que engrandecerla dentro y fuera del país.
Parte esencial de ese activo humano, tan rico y diversificado, está compues-
to por los alumnos, los que fueron y los que aún lo son. Ellos constituyen no
solo la razón de ser de la Facultad de Derecho como institución, sino también el
insustituible aliciente para quienes decidimos dedicarnos a la vida universitaria.
El servicio institucional y personal que brinda la Universidad de Piura a través
de sus profesores y personal administrativo tiene un hondo y sólido sentido
humano y profesional porque se ha colocado al estudiante en la base de toda
política, plan y decisión interna que se adopta; tal y como se ha procurado y
procura hacer en la Facultad de Derecho.
Solo si se toma en cuenta este significativo marco, se podrá comprender la
inmensa alegría que nos deparan nuestros egresados cuando conocemos de sus
éxitos. Y, particularmente, nos alegra a todos, quienes integramos la comunidad
universitaria, enterarnos de que nuestros egresados publican el resultado de sus
investigaciones. Este ha sido y es el caso de Berly López Flores, quien diaria-
mente demuestra su impecable valía profesional como asesor jurisdiccional
en el Tribunal Constitucional y como profesor en las aulas de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Piura en el campus de Lima; y también muestra,
una vez más, su alto valor humano al homenajear agradecidamente a su alma
mater en sus bodas de plata con esta publicación.

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MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

En mi caso, a esta gran alegría se une el inmenso honor que me hace


Berly al permitirme unas palabras de presentación de su ya tercer libro. No ha
querido perder la oportunidad de corresponder a su casa de estudios con una
publicación de alto valor técnico, y eso dice mucho y bien de su extraordinaria
valía humana. Puede ser afirmado con seguridad que Berly no solo pasó por la
Facultad de Derecho de la Universidad de Piura, sino también que la Facultad
de Derecho pasó por él, y ha pasado de modo tal que le ha generado un vínculo
estrecho e intenso que le lleva a estar siempre muy cerca de ella. Y es algo que
todos agradecemos y de lo que todos aprendemos.
La significativa formación jurídica que reúne hoy Berly la ha volcado una
vez más en su investigación. Así, el libro que ahora me enaltece presentar, atiende
a una categoría procesal constitucional muy significativa tanto para la corrección
como para la justicia de la decisión en los procesos constitucionales. El derecho
al recurso es una garantía procesal que solo se entiende si se le conecta con el
valor material de la Persona y sus derechos fundamentales. Este dato trascenden-
te no se le escapa a una inteligencia aguda como la de Berly, por eso con éxito
consigue mostrar el significado de los medios impugnatorios en los procesos
constitucionales conectados con el valor de la persona, es decir, con su dignidad.
La descripción y análisis de los distintos medios impugnatorios, así como de
su variada complejidad, que efectúa Berly en este libro, permitirá tanto al teórico
del Derecho Procesal Constitucional como al abogado litigante, tener una clara y
completa visión no solo del significado, sino también de la operatividad procesal
práctica de los diversos recursos en los procesos constitucionales de la libertad.
Este constituye un libro valioso que todos debemos aprovechar y agradecer.
No corresponde que me extienda más, por eso voy a finalizar esta presen-
tación manifestando a Berly la gratitud institucional de la Facultad de Derecho
de la Universidad de Piura por haber aprovechado tan preciosa oportunidad para
mostrar su cariño a la Facultad y, a la vez, con esta publicaciones, permitirnos
confirmar una vez más que, institucionalmente, vamos por el buen camino en
la formación humana y profesional de juristas, con el convencimiento de que
paulatinamente se van convirtiendo en verdaderos agentes del cambio moral y
jurídico de una sociedad tan golpeada por la inmoralidad y la injusticia.

Prof. Dr. Luis CASTILLO CÓRDOVA


Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Piura

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Prólogo
Hay que sembrar para cosechar
A propósito del libro del profesor Berly López Flores

“¿Cuál es el producto de la Universidad? Insisto, si se pierde de vista el


producto de una organización, de una institución, esa institución fracasa.
(…) No hay que darle vueltas, simplemente es así. Cualquier equivoca-
ción al respecto desfigura la Universidad y lleva consigo un aumento de costes
realmente muy considerable.
No sirve de nada contar con grandes y bien dotadas instalaciones, cuidar las
relaciones con otras entidades condicionantes, si con eso se olvida o no se pone
en primer término la actividad del productor y el productor en una Universidad
es exclusivamente el profesor. (…) O como decimos los filósofos, el profesor
es universitario simpliciter, todo lo demás es auxiliar”(1).
***
He deseado comenzar el prólogo citando las palabras del profesor Leonardo
Polo, Doctor en Filosofía y Profesor de la Universidad de Navarra, durante un
seminario impartido en la Universidad de Piura, en agosto de 1993, cuando
apenas tenía cuatro semanas como futuro docente de una joven Facultad de
Derecho(2).

(1) POLO, Leonardo. El profesor universitario. Universidad de Piura, Colección Algarrobo, Piura,
1996, pp. 14-15.
(2) El programa de futuros docentes consiste en todo un proyecto de formación a los profesores que
recién se integraban a la investigación y vida universitaria; consiste en aprovechar los meses de vaca-
ciones y época de exámenes para recibir clases de formación humanística y conocimiento del ideario
de la Universidad de Piura, un proceso antes de iniciar los estudios doctorales en el extranjero. Con el

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MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Al Dr. Leonardo Polo no le faltó razón. La Universidad son sus profesores,


la historia de sus facultades están marcadas por ellos, dejando huellas imborra-
bles en los alumnos gracias a su formación, vocación académica, pero también
gracias a su ejemplo, genio y figura, desplegando todo tipo de anécdotas que
permanecerán siempre en nuestros recuerdos vividos en el campus. La Facultad
de Derecho de la Universidad de Piura no está exenta de esta experiencia en
sus veinticinco años de vida.
El deseo de comenzar con un programa de Derecho obedecía a una necesi-
dad histórica. La fundación de la Facultad en la Universidad de Piura (1990) y
el inicio de su actividad académica en el campus Lima (2009), han tenido como
finalidad afirmar la importancia de una sólida formación clásica que sirva de base
y sustento para comprender los problemas jurídicos contemporáneos. Las asigna-
turas que conformaron las bases fundamentales del Derecho estuvieron en el plan
de la carrera desde el inicio, dejando atrás una visión legalista y codificadora(3).
Debemos recordar que a principios de los años noventa no existían facul-
tades de Derecho en nuestra región, y su presencia también era necesaria en la
Universidad desde el punto de vista clásico, por ser parte del quadrivium de los
estudios medievales, que agrupaba a la medicina, teología, Derecho Canónico y
el Derecho Civil. Los juristas siempre se han sentido cerca e identificados con
las humanidades, sumándose el deseo de darle nuevos aires a nuestro ambiente
universitario. Con nuestra Facultad de Derecho comenzaron las elecciones de
delegados estudiantiles (1993), el jurado en los exámenes orales, el estilo propio
para organizar una semana de Derecho, o divertirnos con “sentido jurídico” en
las olimpiadas o la verbena. Se trata de una Facultad con personalidad propia,
que no pasa desapercibida en el campus, aunque ahora vivamos un poco lejos,
casi en Narnia, al final de la via iuris(4).
Como mencioné al comienzo de este prólogo, los profesores son parte
fundamental de toda comunidad universitaria. En la Facultad de Derecho no

paso del tiempo, la experiencia y desarrollo adquirido han convertido al programa en toda una “uni-
versidad dentro de la Universidad”.
(3) Las bases fundamentales del derecho (teoría del Derecho, Derecho natural, Derecho Romano,
Filosofía del Derecho) son esenciales para dejar atrás una visión positivista, pues hoy en día parece
estar de moda el abogado especializado en Derecho empresarial; pero si el programa académico
suprime, o resta horas, a todas aquellas asignaturas que no se relacionan con ese perfil profesional lo
que obtendremos será un técnico, pero nunca un jurista.
(4) La llamada via iuris es larga avenida dentro del campus que cruza los algarrobos del bosque seco
y que nos conduce a un conjunto de edificios de color blanco en pleno desierto, donde se ubica la
Facultad de Derecho y que los alumnos han apodado con el nombre de Narnia, en alusión a los
paisajes descritos en las famosas novelas de C. S. Lewis.

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CARLOS HAKANSSON NIETO

tardaron en aparecer; unos llegaron desde fuera para formarse luego en el ex-
tranjero, como si fuesen parte de un proyecto a largo plazo y se empezó “con
lo que se tenía a la mano”; otros llegaron con el transcurso del tiempo desde
nuestras propias canteras, los graduados que, identificados con el espíritu que
anima a la Universidad, también serían formados para la enseñanza e investi-
gación. Hoy, después de veinticinco años, el Dr. Luis Castillo Córdova, nuestro
decano (desde 2013), es un graduado de la primera promoción y el Consejo de
Facultad, en su mayoría, también está integrado y dirigido por ellos, tanto en
los campus de Piura y Lima.
Pero eso no fue todo, en el inicio también era necesario contar con profe-
sionales de prestigio, con sólido conocimiento jurídico y calidad humana, que
aportara la experiencia práctica que carecía una joven facultad que empezaba a
dar sus primeros pasos, y, con el transcurrir del tiempo, se produjo la invitación
como colaboradores docentes a los graduados; un conjunto de jóvenes promesas
y excelentes profesionales que destacan en el medio jurídico; precisamente,
el profesor Berly Javier Fernando López Flores es uno de ellos, al cual tengo
el gusto y el honor de prologar su obra titulada Medios impugnatorios en los
procesos constitucionales, dedicándola con cariño a su alma mater en su vein-
ticinco aniversario (1990-2015).
El profesor Berly López Flores fue mi alumno en la Universidad de Piura,
graduándose de abogado en el año 2003; puedo decir que desde muy temprana
edad se evidenciaba su preferencia por los temas relativos a la protección ju-
rídica de los derechos humanos y la necesidad de control político al ejercicio
del poder, realizando años después sus estudios de maestría en la Pontificia
Universidad Católica del Perú (2007-2008), entre otros cursos y diplomaturas
de especialización sobre la misma materia(5). En la actualidad, se desempeña
como asesor jurisdiccional del Tribunal Constitucional peruano (desde 2009),
con experiencia en el seguimiento de los expedientes asignados, preparación
de anteproyectos de sentencias, absolución de consultas a funcionarios, estudio
e interpretación de normas legales relacionadas con las actividades del área;

(5) Entre ellos destacamos los siguientes: becario del curso intensivo sobre derechos económicos,
sociales y culturales: América Latina en contexto global, organizado por el Programa de Justicia
Global y Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes, Colombia, la Universidad de Lanús,
Argentina, y el Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad Dejusticia, Colombia, los días
21 al 25 de abril de 2014, Colombia. Diploma de postgrado en política jurisdiccional, otorgado
por el Ilustre Colegio de Abogados de Lima. (2009). Postítulo en Derecho Procesal Constitucional,
otorgado por la Pontificia Universidad Católica del Perú y el Tribunal Constitucional del Perú, Lima
(2006). Diploma de posgrado en Derecho Procesal Constitucional, otorgado por el Ilustre Colegio de
Abogados de Arequipa y la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa (2004).

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MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

en resumen, una carrera de vida intensa que lo ha convertido en un profundo


conocedor de las dimensiones, teórica y práctica, de la disciplina del Derecho
Procesal Constitucional, compartiendo lo aprendido gracias a importantes tra-
bajos de investigación publicados en revistas jurídicas y como profesor en la
Facultad de Derecho de la Universidad Piura (campus Lima)(6).
En la presente obra el profesor Berly López Flores vuelca gran parte de
la experiencia adquirida en el mundo de la administración de justicia consti-
tucional y, especialmente, en la labor que realiza el máximo intérprete de la
constitucionalidad, explicando cuáles son los requisitos establecidos para el
ejercicio de una correcta tramitación de los medios impugnatorios en los pro-
cesos constitucionales. Un libro que, más allá de una descripción formalista,
pone en evidencia el marco y contenido ius fundamental de la institución del
debido proceso, que alberga un conjunto de principios que están llamados
a garantizar la solución pacífica de las controversias en condiciones de jus-
ticia e igualdad entre las partes; dentro de este llamado derecho continente
nos encontramos con el principio de instancia plural para la revisión de las
resoluciones judiciales(7), fundamentado en la propia naturaleza humana –en
latente riesgo de falibilidad cuando toma decisiones–, que es más importante
que su simple reconocimiento positivo, concluyendo en un análisis a los me-
dios impugnatorios posibles de interponer en los procesos constitucionales,
materia central del trabajo.
Finalmente, el libro tiene la ventaja de ser concebido dentro del Tribunal
Constitucional, precisamente en el mismo lugar donde culmina la jurisdicción
nacional para la protección de los derechos humanos, fruto de la experiencia
como asesor jurisdiccional del máximo intérprete y defensor de la Constitución.
Un trabajo cuya pluma evidencia años de reflexión, madurez y realismo para
abordar el tema escogido y desarrollar su contenido con solvencia intelectual,
encomendándole que siga produciendo y colaborando en la comprensión y

(6) Entre sus últimos trabajos citamos los siguientes: ¿Son anulables las sentencias del Tribunal Cons-
titucional? Palestra Editores, Lima, 2015, pp. 153-167. “El control parlamentario de los decretos
de urgencia”. En: Revista Peruana de Derecho Constitucional: Reforma Constitucional, Política
y Electoral, Nº 6 Nueva Época, Edición Especial, 2013, pp. 179-192. “Ejecución de sentencias cons-
titucionales en el Perú. A propósito de la represión de actos homogéneos, del recurso de agravio
constitucional y del ‘amparo contra amparo’". En: Gaceta Constitucional. Tomo 43, Gaceta Jurídica,
Lima, Julio de 2011, pp. 95-116.
(7) El Tribunal Constitucional comprende al principio del debido proceso como un derecho con-
tinente, de naturaleza omnicomprensiva y también de estructura compleja; véanse los Expedientes
Nºs 10490-2006-PA/TC (fundamento jurídico 2), 00917-2007-PA/TC (fundamento jurídico 14) y
03075-2006-AA/TC (fundamento jurídico 4).

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CARLOS HAKANSSON NIETO

posicionamiento de ese nuevo paradigma conocido como el Estado Constitu-


cional de Derecho.
La publicación del libro Medios impugnatorios en los procesos constitucio-
nales, es un servicio que brinda el profesor Berly López Flores a la comunidad
jurídica, pero tratándose de un graduado, podemos decir que es un regalo que
sus profesores recibimos y apreciamos, pues nos alegra haber sembrado en él su
vocación investigadora y hacernos sentir lo que vive el buen agricultor de estas
tierras norteñas que, por su trabajo realizado con paciencia, cariño y esfuerzo,
nos dice que debemos saber sembrar para poder cosechar.

Carlos HAKANSSON NIETO


Doctor en Derecho (Universidad de Navarra)
Profesor de Derecho Constitucional (Universidad de Piura)
Titular de la Cátedra Jean Monnet (Comisión Europea)

*****

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.
Introducción

Cuando en el artículo 1 de la Constitución se establece que la defensa


de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de
la sociedad y del Estado, reconoce que la persona humana, dada su preciada
dignidad dotada de inteligencia y voluntad, se erige como el centro de regu-
lación de todo el ordenamiento jurídico.
Esto quiere decir que el Derecho gira y se desenvuelve en torno a ella.
Derivado de ello, la persona humana se constituye como centro de imputación
de derechos de índole universal, constitucional, legal, reglamentario, etc.
Y es que, en cuanto seres racionales dotados de libertad y de poder de
transformación, las personas tienden a modelar y mejorar sus vidas mediante
la toma de decisiones y el ejercicio de sus libertades y derechos que le son
inherentes.
De este modo, la titularidad de derechos constitucionales, sobre el cual se
busca su protección o el restablecimiento en su ejercicio, le viene dado a las
personas en función de su dignidad, integrada por dones naturales de inteli-
gencia y voluntad.
Le son reconocidos así, por parte del Estado, una serie de derechos, los
cuales luego son positivizados por las Constituciones Políticas de cada país.
Sin estos derechos a la persona le sería imposible alcanzar los fines
naturales íntimamente trazados y llegar a la plenitud: la felicidad; pues los
derechos constitucionales no constituyen un fin en sí mismo, sino que son
medios naturales (preestatales) otorgados a las personas para fines de trascen-
dencia interna y externa, personal y en comunidad.
En este sentido, a las personas le son reconocidos los derechos a la vida, a
la libertad, a la integridad física, al honor y a la buena reputación, a la libertad
de expresión, a la educación pública, etc.

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MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Otros derechos constitucionales, por el contrario, su titularidad no necesa-


riamente nace de la condición inherente de persona humana, ni de un recono-
cimiento por parte del Estado, sino de la derivación de estos y a consecuencia
de la realización de actos humanos revestidos de inteligencia y voluntad, a
través de los cuales se obtiene la titularidad sobre ellos.
Significa que, para obtener la titularidad sobre dichos derechos, la
persona ha tenido que transformar, adecuar u orientar sus circunstancias de
vida con fines de conseguir preciados bienes. Ejemplo de ello lo constituyen el
derecho a la propiedad sobre un determinado inmueble adquirido; el derecho
a la pensión previa acreditación de los requisitos para percibirla; a la herencia
derivada de la condición de heredero, etc.
De igual modo, la titularidad sobre otros derechos constitucionales le
son otorgados a las personas a consecuencia de desenvolverse esta, con inte-
ligencia y voluntad, en un escenario jurídico en particular, lugar en el cual
acuden a resolver sus controversias jurídicas surgidas en la convivencia diaria
con los demás (tráfico de Derecho Privado) o con el Estado (tráfico de Derecho
Público) en las sedes judicial, administrativa, arbitral, militar, corporativa o
comunal.
Tenemos así, los derechos que componen el debido proceso (formal y
material) integrados por los derechos al libre acceso al órgano jurisdiccional;
a probar; de defensa; al contradictorio e igualdad sustancial en el proceso; a no
ser desviado de la jurisdicción predeterminada ni sometido a procedimientos
distintos de los previstos por la ley; a la obtención de una resolución fundada
en derecho; a acceder a los medios impugnatorios regulados, etc.
Empero, este elenco de derechos constitucionales de nada serviría sin la
existencia de mecanismos judiciales de protección.
Cubriendo esta necesidad, el actual Estado Constitucional de Derecho
trae consigo la implementación de mecanismos especiales y excepcionales,
que tienen como única finalidad respetar y hacer cumplir la Constitución, la
que se constituye en razón de ser y última ratio de este Estado.
En este escenario, la protección y respeto de los derechos constitucionales
ocupan un lugar privilegiado, toda vez que se constituyen en eje central sobre
el que gira todo el ordenamiento jurídico y en criterio de vinculación para las
actuaciones y decisiones de los poderes públicos.
A estos efectos, los procesos constitucionales de la libertad (amparo,
hábeas corpus y hábeas data) se convierten en mecanismos que tienen como

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BERLY LÓPEZ FLORES

finalidad proteger los derechos constitucionales de las personas, reponiendo


las cosas al estado anterior a la vulneración o amenaza de vulneración del
derecho constitucional.
Ciertamente, el derecho constitucional para acceder a los medios impug-
natorios o pluralidad de instancia (debido proceso) se hace valer al interior
de procesos o procedimientos; empero ello no lo desconecta de ser un medio
de realización de la persona humana que coadyuvará en la solución de con-
flictos o controversias en justicia, y dentro de un plazo razonable.
Esta necesidad humana, de solucionar conflictos o controversias en
justicia y dentro de un plazo razonable, se satisface a través de mecanismos
que permitan descubrir la verdad de las alegaciones de las partes, lo que
redundará en la emisión de una decisión justa que resolverá la controversia de
manera definitiva.
Uno de esos mecanismos, como resulta evidente, es el derecho constitu-
cional para acceder a los medios impugnatorios o a la pluralidad de ins-
tancia (debido proceso).
No se satisface, esta necesidad humana si ocurren irregularidades –por no
decir vulneraciones– en la etapa impugnatoria de un proceso constitucional.
Ello puede ocurrir ante la inconstitucional tramitación de los recursos de
apelación o de agravio constitucional interpuestos al interior de un proceso
constitucional.
Tal irregularidad puede materializarse a través de la exigencia irrazonable
de requisitos para la interposición de los recursos, como por ejemplo, la pre-
sentación de tasas o aranceles judiciales, obteniéndose como resultado la
inadmisibilidad o rechazo del recurso planteado por no presentar las mismas,
situación que no se condice con el principio de gratuidad de los procesos
constitucionales.
De igual forma, tal irregularidad se produce cuando el órgano judicial, a
pesar de haber concedido oportunamente el recurso de apelación o de agravio
constitucional, debido a la burocracia judicial interna de su despacho retarda
en demasía la elevación del expediente al superior en grado para que resuelva
el recurso planteado.
Asimismo, se produce también cuando el superior en grado, encargado
de resolver el recurso planteado, demora en demasía la absolución del mismo,
vulnerándose el derecho al plazo razonable de todo proceso judicial, situación

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MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

que se agrava si el impugnante se encuentra privado o restringido en su libertad


personal.
Justificado, en estos términos, la necesidad urgente de satisfacer valores
constitucionalmente relevantes como la obtención de la justicia y la solución
pronta de controversias, el presente trabajo, antes que constituir esen-
cialmente un estudio dogmático o conceptual sobre el derecho a acceder a
los medios impugnatorios o a la pluralidad de instancia (debido proceso),
intentará explicitar, en clave constitucional, cuáles son los presupuestos,
requisitos o exigencias postulados desde la doctrina y la jurisprudencia para
la correcta promoción y tramitación de los medios impugnatorios posibles de
interponer en los procesos constitucionales.

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CAPÍTULO I
El derecho a la pluralidad
de instancias: una garantía
procesal constitucional
BERLY LÓPEZ FLORES

CAPÍTULO I
El derecho a la pluralidad de instancias:
una garantía procesal constitucional

Como bien sabemos, el derecho al debido proceso comprende una serie


de derechos fundamentales de orden procesal, cada uno de los cuales cuenta
con un contenido constitucionalmente protegido que le es propio.
Uno de los derechos que conforman el debido proceso es el de acceso a
los medios impugnatorios. Si bien no se encuentra expresamente reconocido
en la Constitución Política del Perú, su reconocimiento a título de derecho
constitucional puede inferirse de la cláusula constitucional mediante la cual se
reconoce el derecho al debido proceso.
Así, el literal h) del artículo 8.2 de la Convención Americana de Derechos
Humanos, “(...) Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena
igualdad, a las siguientes garantías mínimas: (...) h) derecho a recurrir del
fallo ante juez o tribunal superior”.
Con relación a su contenido, el Tribunal Constitucional tiene afirmado
que el derecho a los medios impugnatorios es un derecho de configuración
legal, mediante el cual se posibilita que lo resuelto por un órgano jurisdic-
cional pueda ser revisado por un órgano jurisdiccional superior.
De este modo, constituye un elemento necesario e impostergable del con-
tenido del debido proceso, en la medida en que promueve la revisión, por un
superior jerárquico, de los errores de quienes se encuentran autorizados, en
nombre del pueblo soberano, a impartir justicia(1).
Así las cosas, el derecho a la doble instancia reconoce de manera expresa
el derecho de todo justiciable de recurrir una sentencia o un auto que pone
fin a la instancia, especialmente cuando ella le es adversa a sus derechos y/o
intereses.
Sin embargo, tal derecho a la pluralidad de instancia no debiera implicar
un derecho del justiciable de recurrir todas y cada una de las resoluciones que

(1) STC Exp. Nº 01231-2002-HC/TC.

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MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

se emitan al interior de un proceso judicial, pues esta posibilidad puede ser


limitada válidamente para ciertos actos procesales.
Se trata, en este sentido, de un derecho de configuración legal, correspon-
diendo al legislador determinar en qué casos, aparte de la resolución que pone
fin al grado, cabe la impugnación(2).
Corresponde al legislador crear los medios impugnatorios, establecer los
requisitos que se debe cumplir para que estos sean admitidos, además de pre-
figurar el procedimiento que se deba seguir. Su contenido constitucionalmente
protegido garantiza que no se establezca y aplique condiciones de acceso que
tengan el propósito de disuadir, entorpecer o impedir irrazonable y despropor-
cionadamente su ejercicio(3).
El adecuado ejercicio del derecho de acceso a los recursos supone direc-
tamente la utilización de los mecanismos que ha diseñado normativamente
el legislador, para que los justiciables puedan cuestionar las diversas resolu-
ciones expedidas por el órgano jurisdiccional(4).
En otras palabras, el contenido constitucionalmente protegido del derecho
constitucional a la pluralidad de instancia garantiza que en la dilucidación
de una controversia planteada en sede judicial, exista una estructura jurisdic-
cional que, al menos, se encuentre organizada en una doble instancia, y para
cuyo acceso se prevean los medios impugnatorios que correspondan.
Empero, no garantiza que toda pretensión planteada, a través de los
medios impugnatorios, deba ser amparada, otorgada u estimada. Tampoco
garantiza un pronunciamiento sobre los extremos planteados en el medio
impugnatorio, cuando la instancia judicial superior advierta que en su con-
cesión o en el desarrollo del proceso, se ha producido una causal de nulidad
contemplada en la ley(5).

(2) STC Exp. Nº 05019-2009-PHC/TC.


(3) STC Exp. N° 05194-2005-PA/TC.
(4) STC Exp. Nº 05019-2009-PHC/TC.
(5) SSTC Exps. Nºs 06149-2006-PA/TC y 06662-2006-PA/TC, acumulados.

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CAPÍTULO II
Jurisdicción ordinaria
y medios impugnatorios
BERLY LÓPEZ FLORES

CAPÍTULO II
Jurisdicción ordinaria
y medios impugnatorios

El artículo 355 del Código Procesal Civil establece que mediante los
medios impugnatorios las partes o terceros legitimados solicitan anular o
revocar, total o parcialmente, un acto procesal afectado por un vicio o error.
La impugnación se sustenta así en la necesidad de minimizar los actos de
injusticia basados en el error judicial, el mismo que si no es denunciado y/o
corregido origina una situación irregular e ilegal, que causa un perjuicio al
interesado.
Esta revisión de los actos procesales afectados de vicio o error surge como
consecuencia de un perjuicio o agravio causado al impugnante, derivado de
la contravención a las reglas procesales o sustantivas, y de una errónea apre-
ciación del derecho al resolver.
Por este motivo, con la finalidad de emitir una resolución justa, en estricta
observancia de la Constitución y las leyes, resulta necesaria la impugnación
de los actos procesales y la estructura de una instancia plural.
A través de la instancia plural, se busca la perfección de las decisiones judi-
ciales, en la consideración que ante la evidencia de un error o vicio denunciado
por alguna de las partes procesales o de un tercero, será el órgano de segundo
grado o el superior jerárquico, quien corrija la resolución del inferior, logrando
así que los actos procesales se constituyan en decisiones válidas.
La impugnación, pues, tiene sustento en el hecho de que la función juris-
diccional constituye un acto humano y, por tanto, es susceptible de error, por
ello se otorga la posibilidad a los justiciables de utilizar mecanismos con el fin
de que puedan ser revisadas tales decisiones, y en caso de que se encuentre un
error o vicio declarar su nulidad o revocación, buscando de esta manera que
las decisiones del órgano jurisdiccional sean acordes al valor justicia.
Frente a tal justificación, surge la interrogante ¿quién revisa al revisador?
Es decir, si el error es entonces la razón de la impugnación, entonces por igual
razón habría que sospechar que la decisión revisora sea también errada, pues
ella, como acto humano, es susceptible de error.

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MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Empero, si aceptamos que las decisiones jurisdiccionales sean siempre


revisadas, porque existe la posibilidad latente del error humano, se impediría
la obtención de una decisión jurisdiccional última y definitiva (con calidad de
cosa juzgada), con el consiguiente daño a la seguridad jurídica.
Superada esta crítica, lo cierto y lo concreto es que la impugnación cons-
tituye una garantía para los justiciables, porque posibilita la existencia de un
órgano superior que revisará lo resuelto por el inferior, con la finalidad de
corregir el vicio o error cometido.
Al constituir una garantía constitucional, la impugnación no puede quedar
limitada a meros trámites burocráticos o administrativos que caucen su rechazo,
como por ejemplo: que el abogado que autoriza el escrito de apelación no se
encuentre al día en sus cuotas ante el Colegio de Abogados al que pertenece; o
que el escrito de apelación no respete los márgenes del formato generalmente
aceptados; o que el escrito de apelación no se encuentre debidamente foliado; o
que no se le permita al abogado informar en la vista de la causa porque olvidó su
cinta de abogado; ya que dichas situaciones perjudicarían a las partes procesales.
Resulta importante que todo acto procesal del juez que, a la larga, pueda
ocasionar algún perjuicio a los intereses o derechos de una de las partes pro-
cesales, o que sirva para impulsar el proceso, conduciéndolo por sus dis-
tintas etapas, sea impugnable. Es necesario que exista algún mecanismo para
atacarlo o cuestionarlo, con el objeto de enmendar los errores o vicios en que
se haya incurrido.
Para ello, existe una gran variedad de medios impugnatorios que las
normas procesales habilitan a las partes, según la naturaleza del acto procesal
cuestionado. No puede hacerse un uso indiscriminado de ellos, sino solo en
los términos, condiciones y oportunidad que la norma procesal establece.
De este modo, corresponde únicamente a la parte perjudicada con la
decisión judicial, en uso de su mejor estrategia procesal, interponer los
recursos de reposición, apelación o casación contra ella; claro está, si estamos
en presencia de un defecto o vicio procesal.
Mediante la impugnación las partes procesales ponen en conocimiento
del órgano judicial la existencia de vicios procesales (que invalidan el acto
procesal) o de errores procesales (que hace injusto el acto procesal) para que
el superior disponga su revocación o anulación, de manera total o parcial,
restándole efectos jurídicos, eliminando los agravios inferidos al impugnante
derivados del acto procesal cuestionado.

26
BERLY LÓPEZ FLORES

Esta revocación procede no solo cuando el órgano judicial aplica indebi-


damente la ley, deja de aplicarla, o la interpreta erróneamente, sino también
cuando se incumplen las formalidades procesales.
A las partes perjudicadas con el acto procesal les corresponde la tarea
de señalar los errores in procedendo o in uidicando que pudieran haberse
incurrido en el proceso o en algún acto procesal, logrando llevar el proceso
por los causes de la constitucionalidad, legalidad y regularidad.
Empero, esta posibilidad de impugnar debe tener límites, pues el hecho de
impugnar ilimitada e indiscriminadamente podría generar no solo perjuicios
económicos para las partes, sino también inseguridad jurídica que afecta el
tráfico de derecho.
Como es sabido, los medios impugnatorios comprenden los remedios y los
recursos. Tradicionalmente, con los remedios se cuestionan actos procesales
no contenidos en resoluciones, por ejemplo, el emplazamiento defectuoso
de la demanda, porque no se anexó todos los folios que contiene ella. En
este supuesto, el demandado puede devolver la cédula, advirtiendo esta defi-
ciencia, a los efectos de ser notificado válidamente.
Por el contrario, con los recursos se cuestionan las resoluciones. A estos
efectos, el fundamento de los recursos reside en la falibilidad de los actos
humanos, y en la conveniencia de que, por la vía de un reexamen, revaluación
o nuevo análisis, las decisiones judiciales se adecuen a las exigencias de
justicia. De este modo, por la vía de la impugnación, se controla la apreciación
de los hechos y la aplicación de la ley en un caso concreto.
Conforme lo establece la norma procesal, están legitimados para
interponer medios impugnatorios las partes procesales o terceros legitimados,
esto es, quienes integran la relación jurídica procesal, a título de demandante,
demandado o terceros.
Basados en esta legitimidad, solamente están autorizados a interponer
medios impugnatorios aquellos que hayan participado del proceso judicial, y,
además, hayan sufrido perjuicio por la emisión de un acto procesal.
Surge, entonces, la necesidad de que quien impugne el acto procesal
cuente con interés que puede ser patrimonial o no patrimonial, y precise el
agravio que la misma le ha ocasionado. No bastará con que el impugnante
sea parte en el proceso en cualesquiera de sus formas, sino que además debe
contar con un interés y señalar el agravio o perjuicio que le origina la reso-
lución judicial materia de impugnación.

27
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Son varios los efectos que, sobre el proceso judicial, produce la impug-
nación, ya que puede: suspender la materialización de la cosa juzgada; pro-
longar la existencia de una situación de litispendencia; habilitar la compe-
tencia del órgano judicial superior; etc.
De este modo, cuando exista un vicio o error en un acto procesal este será
revisado por un órgano superior a fin de que pueda ser corregido o enmendado,
para lo cual habrá de expedirse una nueva resolución judicial.
Entonces, la finalidad de la impugnación es eliminar, minimizar y reducir
los agravios que produzcan las resoluciones erradas, arbitrarias y contrarias
a derecho, buscando mantener armonía y coherencia en el ordenamiento
jurídico.
La revisión, por impugnación, la puede realizar el propio órgano emisor,
pero este es un caso excepcional, toda vez que siempre es el superior en grado el
competente para analizar la resolución del inferior. A modo de ejemplo de esta
excepcion, el recurso de reposición es dirigido ante el mismo juez que emitió el
acto procesal cuestionado, y por él será evaluado el fondo del recurso propuesto.
El agravio alegado en la impugnación debe, necesariamente, ser
expresado en el escrito que contiene el recurso, y el órgano judicial podrá
adecuar el recurso al acto procesal cuestionado, acompañando el pago del
arancel judicial correspondiente.
No es lo mismo la impugnación que la consulta. El procedimiento de
consulta por ante la Corte Suprema de Justicia de la República, recogido en
el artículo 408 y siguientes del Código Procesal Civil, no constituye en sí
un medio impugnatorio, a pesar de que ambos guarden el mismo efecto sus-
pensivo de una impugnación, toda vez que no la inician las partes o terceros
legitimados, sino que es promovida, por imperio de la ley, a iniciativa del
propio órgano judicial.
Contrariamente a ello, el medio impugnatorio debe ser planteado por una de
los partes legitimadas ante el órgano judicial que expidió la resolución judicial
objeto de cuestionamiento, el cual lo remitirá ante el superior jerárquico (con
excepción del recurso de reposición que, como hemos señalado, es resuelto
por el mismo órgano judicial).
Para el ejercicio de una impugnación válida deben regir, necesariamente,
los criterios de lugar, tiempo, forma y cuantía, esto es, que el medio impug-
natorio sea interpuesto ante el órgano judicial que expidió el acto procesal
impugnado; dentro de un plazo establecido por la norma; proponiendo la

28
BERLY LÓPEZ FLORES

expresión de agravios; y adjuntando el recibo de pago de la tasa judicial corres-


pondiente. Cosa distinta, sucede con el recurso de queja que es formulado
directamente ante el órgano judicial que lo resolverá.
La subsanación por alguna omisión al momento de promover la impug-
nación debe efectuarse dentro del mismo plazo establecido por la Ley o
el plazo que otorgue el órgano judicial. Y es que así como la parte perju-
dicada con un acto procesal tiene el derecho a impugnarlo, la parte bene-
ficiada con dicho acto tiene el derecho de materializar el consentimiento
–cosa juzgada– del acto procesal cuando el medio impugnatorio no cumpla
con los requisitos legales.
Resulta legítimo que el ordenamiento procesal posibilite una doble cali-
ficación del medio impugnatorio. No solo el juez inferior está facultado para
verificar los requisitos legales, sino que también tal facultad la tiene el juez
superior. Así, este último debe analizar en sí el medio impugnatorio que ha
sido interpuesto en el plazo que establece el ordenamiento procesal o fuera de
él y si ha sido concedido válidamente o no.
En este sentido, el juez superior también puede declarar inadmisible o
improcedente el medio impugnatorio, si aprecia que no se han cumplido los
requisitos para su concesión, y podrá declarar nulo el concesorio del recurso.
En este supuesto, la competencia de los órganos judiciales que tramitan los
medios impugnatorios, para evaluar las condiciones de admisibilidad y proce-
dencia, es inherente al propio procedimiento y su ejercicio no constituye con-
travención a norma procesal alguna.
Queda claro, entonces, que la impugnación, como cualquier acto procesal
–del juez o de las partes procesales–, tiene determinados requisitos que se
deben cumplir para su admisibilidad y procedencia.
Constituyen requisitos para la procedencia de los medios impugnatorios:
el agravio que es el daño o perjuicio causado por el acto procesal que a criterio
del impugnante contienen un error o vicio que puede ser in procedendo o in
iudicando.
Este daño o perjuicio viene corroborado con el resultado desfavorable
que trae el acto procesal, es decir, la discordancia entre lo pretendido por las
partes procesales, y lo resuelto por el órgano judicial en la sentencia o en un
incidente; daño que se agravaría cuando exista también contravención a la
norma procesal o sustantiva que vicia el acto procesal emitido por el órgano
judicial.

29
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Hay que argumentar así, el resultado dañoso del acto procesal y las con-
secuencias que este produce con relación a los derechos sustantivos invocados
por las partes procesales.
Otro de los requisitos de la impugnación lo constituye la legitimidad, es
decir, que el agravio o daño debe materializarse en contra de las partes pro-
cesales intervinientes en el proceso judicial, sea demandante, demandada o
tercero legitimado.
Derivado de ello, resulta necesario e indispensable que el perjudicado
con el acto procesal haya intervenido en el proceso judicial. Son las partes
procesales y los terceros quienes se encuentran legitimados para impugnar, y
deberán señalar el vicio o error que se haya incurrido en el acto procesal.
La existencia del acto procesal, es otro de los requisitos de la impug-
nación. De él se podrán extraer los hechos o situaciones de carácter procesal
o sustantivo que motivan el cuestionamiento del acto procesal mediante el
medio impugnatorio que se promueva para tal efecto.
A propósito de ello, no todos los actos procesales son susceptibles de
ser cuestionados mediante los medios impugnatorios. Existen situaciones pro-
cesales que la norma prevee la imposibilidad de discutirlos o cuestionarlos,
dada su poca trascendencia o incidencia en el resultado del proceso judicial.
Así, en protección de algún principio procesal (como por ejemplo el
de trascendencia o el de economía procesal) se limita esta posibilidad.
Teniendo en cuenta estas particulares circunstancias, los Códigos Procesales
señalan que dichos actos procesales son inimpugnables.
Los medios impugnatorios también requieren de formalidad, es decir,
cumplir una serie de formalidades para lograr los efectos queridos en la norma.
Así tenemos, como ya se ha señalado, el plazo de su interposición; el pago de
la tasa judicial; señalar el acto impugnado; precisar el agravio; fundamentarlo
jurídicamente; etc.
La impugnación debe promoverse en plazo, el cual se constituye en una
limitación del derecho de impugnación, toda vez que solo existe una opor-
tunidad para su interposición, y ello dependerá del tipo de acto procesal
impugnado y de la vía procesal en la cual se emitió el acto, sea este un auto o
una sentencia.
Como es ya conocido, los plazos son perentorios e imperativos, no pueden
ser modificados por acuerdo de las partes o por el propio juez, por lo que

30
BERLY LÓPEZ FLORES

expirado el plazo no hay posibilidad alguna de interponer los medios impug-


natorios, originando que el acto procesal quede firme o consentido, salvo que
opere algun acontecimiento excepcional que suspenda el cómputo del plazo
para su interposición (por ejemplo: una huelga del Poder Judicial).
El inicio del plazo se computa a partir del día siguiente en que fue noti-
ficado el acto procesal que se impugna, salvo los que se expidan durante la
realización de una audiencia, situación en la cual el medio impugnatorio
deberá plantearse en ese mismo instante, sin perjuicio que con posterioridad
se otorgue un plazo adicional para cumplir con fundamentar el recurso.
La fundamentación jurídica, es otro de los requisitos de los medios impug-
natorios. El impugnante tiene la carga de precisar el marco legal incumplido
por el acto procesal cuestionado, realizando un análisis de los hechos y del
derecho, a los efectos de que el acto viciado pueda ser corregido por el propio
órgano judicial o por el superior en grado.
Es necesario exponer las razones que justifiquen la declaración de nulidad,
ineficacia o invalidez del acto procesal cuestionado, para ello se deberá con-
vencer al órgano judicial revisor de la existencia del vicio, de su trascendencia
para el resultado del proceso y del agravio producido al impugnante.
Empero, por respeto al principio de legalidad recursiva, el impugnate
deberá utilizar el medio impugnatorio previsto por la norma procesal, sea este
reposición, apelación, casación o queja, teniendo en cuenta el acto procesal
que impugna. El error en la utilización del medio impugnatorio conlleva la
pérdida del derecho a impugnar y, con ello, la posibilidad de cuestionar el acto
procesal impugnado.
Dado que el acceso a los recursos, manifestación de la garantía consti-
tucional de la pluralidad de instancia, está sujeto a los requisitos que la Ley,
el pago de la tasa judicial deviene en obligatorio, y se sufragará de acuerdo
a la Resolución Administrativa del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial que
apruebe los aranceles judiciales para el año fiscal correspondiente. Este pago
no será exigible para quienes el órgano judicial haya otorgado el auxilio
judicial.
Por lo tanto, el incumplimiento de los requisitos, antes señalados, deter-
minará la declaratoria de inadmisibilidad o de improcedencia del medio
impugnatorio planteado. El órgano judicial lo declarará así mediante un
auto, indicando las razones por las cuales el medio impugnatorio no fue
admitido a trámite.

31
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Este auto podrá o no tener naturaleza temporal, en tanto se concederá un


plazo a fin de que las partes procesales subsanen las deficiencias que haya
advertido el órgano judicial. Operado tal plazo concedido, y no habiéndose
cumplido con el mandato conferido por el órgano judicial, se podrá disponer
el rechazo del medio impugnatorio, originando la firmeza en el acto procesal
cuestionado.
En otras ocasiones, el auto de rechazo in limine del medio impugnatorio,
es decir, sin el otorgamiento del plazo para subsanar la omisión, puede tener
naturaleza definitiva, y esto sucederá cuando no se cumpla con un requisito de
fondo establecido expresamente en la norma procesal. En esa línea se expresa
el artículo 128 del Código Procesal Civil, cuando señala que el órgano judicial
declarará la improcedencia de un medio impugnatorio si la omisión o defecto
es de fondo.
Uno de los límites a la impugnación es la prohibición del doble recurso,
lo cual quiere decir que está prohibido, a una parte, interponer dos recursos
contra un mismo acto procesal.
Esta limitación se origina en la finalidad de evitar dilaciones indebidas en
el trámite del proceso judicial, y en crear un escenario de seguridad jurídica a
través del cierre impugnativo del acto procesal, a los efectos de evitar resolu-
ciones contradictorias.
Se evita, de este modo, que un mismo acto procesal pueda ser objeto de
diversos medios impugnatorios, y se coadyuva a establecer la idea de que cada
acto procesal sea impugnado a través de un mecanismo procesal específico
(una suerte de principio de corrección funcional-procesal), en aras de respetar
los principios de celeridad y economía procesal.
La norma procesal, en protección de dichos principios, establece diversos
medios impugnatorios que tienen finalidades y objetos propios.
Ejemplo de ello, lo ubicamos en el artículo 382 del Código Procesal Civil,
el cual establece que el recurso de apelación contiene intrínsecamente el de
nulidad, solo en los casos en que los vicios estén referidos a la formalidad de
la resolución impugnada, por lo que aun cuando se pueda advertir que la reso-
lución es nula y, por ende, contenga un vicio o error que es objeto de ape-
lación, no se deberá plantear ambos medios impugnatorios, subsumiéndose la
nulidad al recurso de apelación.

32
BERLY LÓPEZ FLORES

1. La actividad recursiva ordinaria como requisito del “amparo


contra resolución judicial”(6)
Conocer la dinámica propia de los medios impugnatorios ordinarios
resulta de vital importancia a la hora de cuestionar, por la vía del “amparo
contra resolución judicial”, un acto procesal firme o la totalidad de un
proceso judicial ordinario (sea este civil, penal, laboral, contencioso-admi-
nistrativo, etc.).
En este sentido, a los efectos de plantear un “amparo contra resolución
judicial”, se debe agotar la vía previa.
Esta refiere a la exigencia de articular un reclamo administrativo o juris-
diccional antes de promover el amparo; y obliga a agotar la instancia para que
el acto quede firme antes de la interposición del amparo(7).
Se alude con ella, a todos aquellos recursos jerárquicos que tiene a su dis-
posición el que se dice agraviado en su derecho constitucional, para reclamar
la violación de su derecho ante el mismo órgano agresor. La exigencia de
agotar la vía previa como requisito de procedencia del amparo significa que el
agraviado deberá agotar esos recursos jerárquicos antes de acudir al amparo(8).
Esta vía previa judicial viene constituida por el conjunto de recursos judi-
ciales que el que se dice agraviado en su derecho constitucional deberá agotar
a fin de que la resolución que finalmente cuestione a través del amparo cons-
titucional sea una resolución firme. Si no lo hiciese, es decir, si la resolución
judicial no llega a adquirir firmeza, la demanda de amparo resultará siendo
improcedente(9).
Precisamente, el artículo 4 del Código Procesal Constitucional establece
que el “amparo procede respecto de resoluciones judiciales firmes dictadas
con manifiesto agravio a la tutela procesal efectiva, que comprende el acceso
a la justicia y el debido proceso. Es improcedente cuando el agraviado dejó
consentir la resolución que dice afectarlo”.

(6) Cfr. LÓPEZ FLORES, Berly Javier. Amparo contra resoluciones judiciales. Cómo llevar un caso
ordinario a un proceso de amparo. Gaceta Jurídica, Lima, 2013.
(7) BEATRIZ SBDAR, Claudia. Amparo de derechos fundamentales. Ciudad Argentina, Buenos Aires,
2003, p. 129.
(8) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “Algunas cuestiones en torno al amparo contra resoluciones
judiciales”. En: Gaceta Constitucional Nº 14, Gaceta Jurídica, Lima, p. 27.
(9) Ibídem. p. 28.

33
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

En desarrollo del dispositivo legal glosado, el Tribunal Constitucional,


ha sostenido que una resolución adquiere el carácter de firme cuando se han
agotado todos los recursos que prevé la ley para impugnarla dentro del proceso
ordinario, siempre que dichos recursos tengan la posibilidad real de revertir
los efectos de la resolución impugnada(10).
También ha establecido el Tribunal que, por resolución judicial firme,
debe entenderse a aquella contra la que se ha agotado los recursos previstos
por la ley procesal de la materia(11).
De este modo, habrá que estar a los recursos específicos incorporados
en cada cuerpo procesal (civil, penal, laboral, contencioso-administrativo,
comercial, etc.), para que el demandante en “amparo contra resolución
judicial” considere haber agotado los recursos idóneos y pertinentes que
generen la firmeza deseada por el Código Procesal Constitucional para la pro-
cedencia del amparo.
Normalmente, como manifestación del derecho fundamental a la plu-
ralidad de instancia, el cual garantiza que lo resuelto por un órgano jurisdic-
cional pueda ser revisado por un órgano funcionalmente superior, y de esta
manera se permita que lo resuelto por aquel, cuando menos, sea objeto de un
doble pronunciamiento jurisdiccional(12), los cuerpos procesales ordinarios
civil, penal, laboral, contencioso-administrativo, comercial, etc., han incor-
porado los recursos de apelación como mecanismos idóneos y eficaces
para revertir los resuelto por una resolución judicial arbitraria expedida en
primer grado.
Lo dicho, con relación a la idoneidad del recurso de apelación, ha sido
convalidado por el Tribunal Constitucional, en la resolución recaída en el Exp.
Nº 00022-2010-PA/TC, caso Esgardo Ordinola, en la que se estableció:
“(…) que la resolución judicial que le causa agravio al recurrente es la
de fecha 29 de abril de 2009 que suspendió los efectos de la Resolución
Directoral UGEL.S Nº 01130-2009 y dejó sin efecto su reincorporación
en la vía administrativa. Contra dicha resolución, si bien es cierto el recu-
rrente solicitó su intervención en el proceso judicial como litisconsorte
necesario, pedido que fue desestimado (fojas 66 del cuaderno único), no
es menos cierto también que dicha desestimatoria no fue impugnada por

(10) STC Exp. Nº 02494-2005-AA/TC.


(11) STC Exp. Nº 04107-2004-HC/TC.
(12) STC Exp. N° 0023-2003-AI/TC.

34
BERLY LÓPEZ FLORES

el recurrente a través del recurso de apelación, por el contrario, fue con-


sentida; constituyéndose el recurso de apelación –de haberse interpuesto–
en el medio idóneo y eficaz para lograr el fin perseguido por el recurrente
‘lograr el apersonamiento en el proceso judicial en el cual se dejó sin
efecto su reincorporación y hacer valer su derecho de defensa en él’”.
Excepcionalmente, y también como manifestación del derecho funda-
mental a la pluralidad de instancia, los cuerpos procesales ordinarios civil,
penal, laboral, contencioso-administrativo, comercial, etc., han incorporado
los recursos de casación como mecanismos idóneos y eficaces para revertir
lo resuelto por una resolución judicial arbitraria expedida en segunda instancia
por una Sala Superior.
En este sentido, ratificando al legislador procesal, el Tribunal Consti-
tucional, en la resolución recaída en el Exp. Nº 03182-2012-AA/TC, caso
Jacinto López, estableció con relación al recurso de casación que:
“(…) se aprecia que la última resolución judicial que le causa agravio
al recurrente es la sentencia de vista de fecha 26 de marzo de 2008 que
confirmó la improcedencia de su demanda de declaración judicial al con-
siderar que el artículo 70 de la Constitución Política del Perú de 1993
no era aplicable retroactivamente. Dicha sentencia, de acuerdo al expe-
diente que obra en este Colegiado, no fue impugnada mediante recurso
de casación por ante la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia de la
República; constituyéndose el recurso de casación –de haberse inter-
puesto– en el medio idóneo y eficaz para lograr el fin perseguido por el
recurrente, esto es, ‘que se declare la nulidad de la sentencia de vista de
fecha 26 de marzo de 2008’, invocando a dicho efecto la causal de ‘inapli-
cación de una norma de derecho material o de la doctrina jurisprudencial’
(artículo 386 inciso 2 del Código Procesal Civil vigente al momento de
expedirse la sentencia de segunda instancia)”.
Conforme es fácil advertir, para restablecer o reponer una situación
jurídica procesal que vulnera un derecho fundamental, estos medios impugna-
torios tienen que ser “apropiados, idóneos, eficaces y de resolución breve y
sumaria”, porque de lo contrario, si no lo son en el caso concreto, procedería
entonces de manera directa el “amparo contra resolución judicial”.
Frente a ello, surgen pues excepciones al agotamiento de la vía previa
judicial o a la firmeza deseada para el inicio de un “amparo contra reso-
lución judicial”.

35
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Tenemos, así, que los terceros extraños, no partes en el proceso judicial


ordinario, pero que han sido afectados por determinadas actuaciones o deci-
siones judiciales dictadas en un proceso judicial, no están obligados a agotar
los medios impugnatorios (apelación o casación) para acudir al “amparo
contra resolución judicial”.
Lo afirmado, no debiera interpretarse en términos absolutos, sino como
una opción o posibilidad del tercero, que ante una determinada actuación o
decisión judicial puede interponer los medios impugnatorios (nulidad, ape-
lación o casación) si es que ello le conviene a sus derechos e intereses y le
resulta, a su juicio, el mejor remedio para obtener la protección a sus derechos
fundamentales; a contrario sensu, este tercero tendrá habilitado de manera
directa el “amparo contra resolución judicial”.
En coincidencia con lo señalado, el Tribunal Constitucional, en las reso-
luciones recaídas en los Exps. Nºs 03752-2010-PA/TC y 04881-2011-PA/TC,
casos Guillermo Huapaya y Salomón Manzur, respectivamente, estableció
que:
“(…) en los casos como el de autos, en los cuales el agravio alegado por el
recurrente proviene de un proceso judicial donde se le impidió la incorpo-
ración al proceso en calidad de parte procesal, no es exigible la existencia
de una resolución judicial firme para la procedencia del amparo, puesto
que los medios impugnatorios que se interpongan para la incorporación
al proceso serán inconducentes o inviables al no tenerse aún la condición
de parte procesal y, con ello, la posibilidad de impugnar al interior del
proceso judicial. Por lo tanto, contra las decisiones que deniegan la incor-
poración al proceso es posible plantear de manera directa el amparo, sin
necesidad de exigirse la firmeza de la resolución judicial”.
Muy a parte de esta excepción jurisprudencial para el agotamiento de
la vía previa judicial o para generar la firmeza deseada, existen otras excep-
ciones que vienen señaladas por el Código Procesal Constitucional que, en
alguna medida, han sido replicadas por la jurisprudencia del Tribunal Cons-
titucional.
Primero: no será exigible firmeza en la resolución judicial cuando no
siendo la última en la vía judicial, “es ejecutada antes de vencerse el plazo para
que quede consentida” (artículo 46.1 del CPCons.). Segundo: no será exigible
firmeza en la resolución judicial cuando por el agotamiento de los medios
impugnativos “la agresión pudiera convertirse en irreparable” (artículo 46.2 del
CPCons.) Tercero: no será exigible firmeza en la resolución judicial cuando

36
BERLY LÓPEZ FLORES

la vía previa judicial “no se encuentra regulada o ha sido iniciada innecesa-


riamente por el afectado” (artículo 46.3 del CPCons.). Y cuarto: no será exigible
firmeza en la resolución judicial cuando no se resuelvan los medios impugna-
torios “en los plazos fijados para su resolución” (artículo 46.4 del CPCons.)(13).
Como afirmación de lo expuesto, el Tribunal Constitucional, en la sentencia
recaída en el Exp. Nº 0633-2007-PA/TC, caso Telefónica del Perú S.A.A., ha
establecido como excepción para el agotamiento de la vía previa judicial que:
“(…) si bien el Código Procesal Civil no establece de manera expresa
cuál es el plazo con que cuenta la Sala para pronunciarse respecto de la
apelación de un auto (mandato de ejecución) en un proceso de ejecución
de resolución judicial, la norma aplicable para tal efecto es el artículo
134 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, modificado por el artículo
1 del Decreto Ley N° 25869, publicado el 25 de noviembre de 1992,
que establece lo siguiente: La Corte Suprema y las Cortes Superiores
ven las causas en audiencias públicas, por riguroso orden de ingreso,
dentro de los treinta días siguientes a que se hallen expeditas para
ser resueltas. No es necesario que la designación de día y hora para
la vista conste en resolución expresa. (...) Tratándose de autos, quejas
de derecho, contiendas de competencia, procesos sobre alimentos,
hábeas corpus, acciones de amparo y procesos con reo en cárcel, o
que estén por prescribir, la vista de la causa tendrá lugar dentro del
quinto día de hallarse expeditas. En todo caso, deben resolverse en un
plazo máximo improrrogable de tres meses calendarios sin perjuicio
de la normatividad procesal expresa que señale un plazo menor,
especialmente en las acciones de garantía (...) (énfasis agregado).
Según se desprende de la norma citada, el plazo máximo que las Cortes
Superiores tienen para resolver un auto es de tres meses. Sin embargo,
conforme puede observarse, en el presente caso han transcurrido casi dos
años sin que el recurso de apelación interpuesto haya sido resuelto por la
Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Huánuco, lo que constituye
una dilación indebida y un plazo irrazonable que restringe y vulnera la
tutela procesal efectiva del demandante, así como una vulneración del
derecho de acceso a la justicia constitucional, toda vez que, en tanto la
apelación no sea resuelta, el demandante no podría acudir a la justicia
constitucional en amparo de su derecho al debido proceso, lo que podría
generar consecuencias irreparables.

(13) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Ob. cit., p. 29.

37
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Conforme a lo expresado en el párrafo precedente, puede llegarse a la con-


clusión de que el artículo 4 del Código Procesal Constitucional, respecto
al carácter ‘firme’ de las resoluciones judiciales como requisito de proce-
dibilidad del amparo, no puede aplicarse por igual a todos los supuestos
en los que se interponga dicho proceso constitucional, sino que el juez
constitucional deberá analizar el caso concreto a fin de dilucidar si la
falta de agotamiento de los medios impugnatorios se debe a una dilación
indebida del operador judicial”.
Una situación muy particular, que debiera ser inusual, pero por desco-
nocimiento o negligencia se viene presentando reiteradamente en la práctica
procesal, lo constituye el hecho de promover demandas de amparos contra
resoluciones judiciales de primera o segunda instancia, aun cuando las
mismas han sido impugnadas vía recursos de apelación o casación al interior
del proceso judicial ordinario, lo que ciertamente implica el inicio simultáneo
y coetáneo de un “amparo contra resolución judicial” y la actividad recursiva
al interior del proceso judicial ordinario.
Ello, en nuestro entender, origina un defecto en el agotamiento de la vía
previa judicial o en la firmeza deseada para el inicio de un “amparo contra
resolución judicial”, pues las resoluciones judiciales cuestionadas con el
amparo aún siguen pendientes de tramitación y resolución al interior del
proceso judicial ordinario, y puede darse el caso que aquellos medios impug-
natorios interpuestos (apelación o casación) puedan lograr revertir o anular
resoluciones judiciales arbitrarias, siendo que, a la larga, el “amparo contra
resolución judicial” podría carecer de efecto jurídico práctico, al haberse
puesto coto a la vulneración de derechos fundamentales a través de los medios
impugnatorios ordinarios.
A estos efectos, el Tribunal Constitucional, en la resolución recaída en el
Exp. Nº 00221-2012-AA/TC, caso Fondo de Garantía de la Bolsa de valores
de Lima, estableció que:
“(…) la demanda ha sido planteada de manera negligente (prematura),
pues de ella y de sus recaudos se advierte que, al momento de ser inter-
puesta (29 de octubre de 2010), la resolución judicial cuestionada que
dispuso oficiar a la Conasev para que restituya a la Empresa Intercon
Group Consultores S.A.C. la suma de S/. 61,118.15 no contaba con el
presupuesto de firmeza requerido por el Código Procesal Constitu-
cional. Y es que el mismo recurrente manifiesta en el fundamento 1.4
de su recurso de agravio constitucional (fojas 213 cuaderno único) que
‘(…) con posterioridad a la interposición de la presente demanda de

38
BERLY LÓPEZ FLORES

amparo, la Sétima Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima


(…) declaró fundada la queja interpuesta por él contra la resolución
que declaró improcedente por extemporáneo su recurso de apelación en
el incidente de nulidad (…)’; comprobándose de este modo que la reso-
lución judicial cuestionada no es firme, pues a la fecha de interposición de
la demanda de autos no había recaído aún pronunciamiento absolviendo
el grado de la apelación formulada por el recurrente en el incidente de
nulidad (Cfr. Exp. N° 00873-2011-PA/TC). Por lo expuesto, la demanda
debe ser declarada improcedente de conformidad con lo establecido en el
artículo 4 del Código Procesal Constitucional”.
Otras situaciones particulares, con relación a la improcedencia del
“amparo contra resolución judicial”, provienen del hecho de que al interior del
proceso judicial, si bien se han agotado los medios impugnatorios regulados
en las leyes procesales de la materia, generándose así la firmeza deseada;
empero en el amparo se plantean asuntos o incidentes no debatidos al interior
del proceso judicial ordinario, tales como por ejemplo: el debate referido a la
parcialidad de los jueces (sin haberse promovido un incidente de recusación
o advertido en el proceso ordinario), a la incompetencia del juez (sin haberse
promovido una excepción de incompetencia o denunciado ello en el proceso
ordinario), a una indebida actuación de un medio probatorio (sin haberse
promovido una cuestión probatoria o cuestionado el medio probatorio en el
proceso ordinario), etc.
Y es que la exigencia de que se cuestionen mediante el proceso de amparo
resoluciones judiciales individuales o, en su defecto, procesos judiciales in
toto le impone al demandante en amparo cumplir los presupuestos procesales
para acceder a esta tutela de urgencia a cargo del Estado.
De este modo, para que la tutela proceda, el demandante en amparo tiene
que haber puesto coto a tales vulneraciones en el seno del mismo proceso
judicial ordinario donde se originaron, esto es, promoviendo los cuestiona-
mientos, incidentes o nulidades a que hubiera lugar.
Es más, puede tratarse de una vulneración grave, directa y manifiestamente
evidente de algún derecho fundamental, pero si el afectado no ha cuestionado
previamente tales vulneraciones, entonces el juez del amparo no estaría en la
capacidad de expedir una sentencia sobre el fondo.
Ratificando lo expuesto, el Tribunal Constitucional, mediante resolución
recaída en el Exp. Nº 02711-2011-PA/TC, caso Selva Inversiones Inmobi-
liarias S.A.C., ha destacado que:

39
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

“(…) de los actuados del proceso judicial sobre obligación de dar suma
de dinero, es posible apreciar a fojas 414 que la Empresa recurrente, aun
a sabiendas del proceso judicial seguido en su contra, con escrito de fecha
28 de abril de 2009 tan solo se apersonó al proceso solicitando el otor-
gamiento de copias simples de la demanda, resolución admisoria, copias
de las letras puestas a cobro, de la sentencia, de la notificación de la sen-
tencia, del requerimiento de cumplimiento de la sentencia, de la notifi-
cación del requerimiento de cumplimiento de la sentencia, de la reso-
lución que dispone la ejecución forzada, de la notificación de la resolución
que dispone la ejecución forzada. Asimismo, a fojas 448 sea aprecia que
con escrito de fecha 7 de octubre de 2009 observó la tasación efectuada
sobre el inmueble embargado. Sin embargo, no cuestionó al interior de
dicho proceso judicial lo que recién hoy viene a cuestionar por la vía
del amparo, esto es, ‘la vulneración de sus derechos a la tutela procesal
efectiva y al debido proceso, debido a que en el expediente judicial no
obraban los originales de las letras de cambio puestas a cobro, que el juez
era incompetente, y que el proceso judicial fue seguido a sus espaldas’.
Que por consiguiente, en el presente caso la Empresa recurrente ha
actuado con negligencia en el proceso judicial que ahora cuestiona,
pues en vez de cuestionar el proceso judicial, por ejemplo, pro-
moviendo un pedido de nulidad de todo lo actuado en él, tan solo
solicitó copias de los actuados procesales y, luego, observó la tasación
efectuada sobre el inmueble embargado, todo lo cual supone que dejó
consentir los supuestos agravios que ahora cuestiona.
Especial singularidad la tiene la firmeza de una resolución judicial que
declara nula otra resolución ordenando que el inferior en grado expida
una nueva.
Al respecto, el artículo 355 del Código Procesal Civil establece que
mediante los medios impugnatorios las partes o terceros legitimados
solicitan que se anule o revoque, total o parcialmente, un acto procesal
presuntamente afectado por vicio o error.
Estos medios impugnatorios, según el mismo cuerpo procesal, son los
remedios que pueden formularse por quien se considere agraviado por
actos procesales no contenidos en resoluciones (…) y los recursos que
pueden formularse por quien se considere agraviado con una resolución
o parte de ella, para que luego de un nuevo examen de esta, se subsane el
vicio o error alegado” (art. 356).

40
BERLY LÓPEZ FLORES

Centrándonos en los recursos, el de apelación tiene por objeto que


el órgano jurisdiccional superior examine, a solicitud de parte o de tercero
legitimado, la resolución que les produzca agravio, con el propósito de que sea
anulada o revocada, total o parcialmente (art. 364).
Analizados los dispositivos glosados, se tiene que el órgano judicial que
tiene la competencia para resolver la apelación formulada contra una sen-
tencia de primer grado, tiene la facultad de revocar o modificar la decisión
impugnada por haberse incurrido en errores de apreciación del derecho
(errores in iudicando); y tiene también la facultad de nulificar o anular la
sentencia de primera instancia en el supuesto de que se haya incurrido en un
vicio del procedimiento (errores in procedendo), ordenando, en este último
supuesto, que el juez de inferior grado expida nueva sentencia.
Surge, de este modo, el cuestionamiento respecto a si se configura la
firmeza deseada para el “amparo contra resolución judicial” al expedirse una
resolución judicial que declara nula otra resolución ordenando que el inferior
en grado expida una nueva.
En nuestra consideración, y dependiendo de la estrategia procesal que
más le convenga a la parte procesal agraviada, esta podrá optar entre aceptar
la decisión judicial que ordena al juez inferior renovar la sentencia o auto
declarado nulo; o, en su defecto, cuestionar dicha decisión judicial a través del
“amparo contra resolución judicial”, siendo que con dicha decisión nulificante
se adquiere la firmeza deseada por el artículo 4 del Código Procesal Constitu-
cional para el inicio de este proceso constitucional.
En este último supuesto, queda claro que el control constitucional se
centrará en determinar o evaluar el correcto ejercicio de la potestad nulificante
del juez superior al resolver el recurso de apelación planteado contra la sen-
tencia o auto de primer grado, evaluación que podría tener como consecuencia
dejar sin efecto la decisión nulificante, subsistiendo de este modo la sentencia
o auto de primer grado, o convalidar la decisión nulificante y la renovación
por el juez de primer grado la sentencia o auto declarado nulo.
El Tribunal Constitucional, haciéndole frente al cuestionamiento
planteado, señaló en la resolución recaída en el Exp. Nº 05156-2011-PA/TC,
caso Florencia Pomallanqui:
“Que estando a que la resolución judicial cuestionada de fecha 8 de julio
de 2010 declaró nula la sentencia de primera instancia ordenando la
actuación de medios probatorios, a este Colegiado no le queda la menor

41
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

duda que contra dicha decisión no cabía ya medio impugnatorio alguno


que interponer, pues no se pronunciaba sobre el fondo del asunto y
tampoco ponía fin al proceso, situación en las cuales resultaría procedente
el recurso de casación; por el contrario la decisión solo ordenaba la reno-
vación del acto procesal de expedición de sentencia de primer grado,
deviniendo en improcedente el recurso de casación. Por esta razón, la
resolución cuestionada cumple con el presupuesto procesal de firmeza
para la procedencia del amparo contra resolución judicial (…)”.
En los procesos contenciosos-administrativos inapreciables en dinero o de
cuantías menores, la existencia de resolución judicial firme resulta inexigible
en casos donde, a través de una demanda contencioso-administrativa, se pre-
tenden simultáneamente pretensiones cuantificables (como por ejemplo: la
indemnización por el perjuicio generado en un monto de S/. 10,000.00) y pre-
tensiones no cuantificables (como por ejemplo: la nulidad de Resoluciones de
Jefatura de Personal).
Y es que, el artículo 32 de la Ley que regula el Proceso Contencioso
Administrativo, establece que en el proceso contencioso-administrativo:
“El recurso de casación procede en los casos que versen sobre preten-
siones no cuantificables. Tratándose de pretensiones cuantificables,
cuando la cuantía del acto impugnado sea superior a 140 Unidades de
Referencia Procesal (U.R.P) o cuando dicho acto impugnado provenga
de autoridad de competencia provincial, regional o nacional; y, por
excepción, respecto de los actos administrativos dictados por autoridad
administrativa distrital, cuando la cuantía sea superior a 140 Unidades de
Referencia Procesal (U.R.P)”.
Atendiendo a la norma procesal glosada, y siendo que la pretensión de la
demanda puesta en el ejemplo, ascendería a S/. 10,000.00, es decir, a menos
de 140 URP (valor URP año 2011 S/. 360.00), entonces el demandante no se
encontraría habilitado para recurrir en casación, siendo que contra la reso-
lución de segunda instancia expedida en el proceso contencioso-adminis-
trativo, el demandante puede acudir válidamente al “amparo contra resolución
judicial”.
En los procesos penales sumarios, como por ejemplo el seguido por
el delito de estafa, no procede el recurso de nulidad, solamente procede el
recurso de queja por la denegatoria del recurso de apelación (artículo 9 del
Decreto Legislativo Nº 124, modificado por Ley Nº 27833).

42
BERLY LÓPEZ FLORES

En efecto, el artículo 9 del Decreto Legislativo Nº 124, Ley especial


que regula la tramitación del proceso penal sumario, modificado por Ley
Nº 27833, establece con meridiana claridad que:
“El recurso de nulidad es improcedente en los casos sujetos al procedi-
miento sumario regulado en el presente Decreto Legislativo. El recurso
de queja solo procede por denegatoria del de apelación y se interpone ante
el juez que denegó el recurso quien lo remite al superior jerárquico. (…)
Cumplida la instancia plural no procede ningún recurso”.
La misma Ley Procesal Penal precisa que ella constituye una norma
especial sobre la materia que regula los procesos penales sumarios. Así, su
artículo 1 señala que:
“Los jueces de primera instancia en lo penal conocerán en juicio
sumario y sentenciarán con arreglo al presente Decreto Legislativo
los delitos tipificados por el Código Penal y leyes especiales que se
precisan en el artículo siguiente (…)” (resaltado agregado).
De los citados dispositivos glosados se advierte, por un lado, que en los
procesos penales sumarios –como por ejemplo por el delito de estafa– solo
caben los recursos de apelación, ante el superior en grado, y el de queja por
la denegatoria del recurso de apelación, también ante el superior en grado.
De este modo, se veta expresamente cualquier intento o posibilidad
de interponer recurso de nulidad, como uno adicional al de apelación, para
que sea resuelto por el superior en grado, el que de interponerse deberá ser
rechazado o declarado improcedente.
Los referidos dispositivos dan cuenta, in abstractum, que bajo ningún
concepto se puede habilitar un recurso adicional al de apelación –como
el de nulidad– para cuestionar una decisión emitida en un proceso penal
sumario. Por tal motivo, siendo que en los procesos penales sumarios el
recurso de nulidad no se encuentra habilitado, entonces el agraviado con
una resolución de segundo grado, puede acudir válidamente al “amparo
contra resolución judicial”.
No obstante lo expuesto, y contrariamente a nuestra posición basada
en la Ley Procesal sobre la materia, el Tribunal Constitucional en la sen-
tencia recaída en el Exp. Nº 7566-2005-PA/TC, caso Ernesto Ordinola,
estableció que:

43
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

“(...) una interpretación literal y aislada del artículo 9 del Decreto Legis-
lativo N° 124 podría llevar a la conclusión de que el recurso de queja
excepcional no resulta aplicable a los procesos sumarios. Es más, stricto
sensu, dicha interpretación no sería inconstitucional, pues la pluralidad
de instancias queda garantizada con la doble instancia regulada en el
referido Decreto Legislativo. Empero, resulta evidente que no fue ese el
criterio que tuvo la Corte Suprema (...) [que] ha optado por interpretar
que el recurso de queja excepcional [establecido en el inciso 2 del artículo
297 del Código de Procedimientos Penales, modificado por el artículo
1 del Decreto Legislativo N° 9591 es aplicable, incluso, a los procesos
sumarios (...)’, destacando además que la aludida modificatoria consigna
expresamente que este recurso de queja excepcional procederá ‘siempre
que se acredite que la resolución impugnada o el procedimiento que la
precedió infringió normas constitucionales o normas con rango de ley
directamente derivadas de aquellas’”.
Respecto al recurso de anulación de laudo arbitral, el artículo 64 numeral
5 del Decreto Legislativo Nº 1071, que norma el arbitraje, establece que:
“contra lo resuelto por la Corte Superior sólo procede recurso de casación
cuando el laudo hubiera sido anulado total o parcialmente” (resaltado
agregado).
De esta norma glosada, es posible advertir que para habilitar la proce-
dencia del recurso de casación en la tramitación de demandas de anulación
de laudo arbitral se prevé como requisito que el laudo previamente haya sido
anulado total o parcialmente; a contrario sensu, cuando ello no haya sucedido,
no cabe la interposición de recurso alguno, ni siquiera el de casación.
Así las cosas, frente a las decisiones judiciales que se expidan en el
trámite de un recurso de anulación de laudo arbitral, que por ejemplo: rechacen
el recurso por no anexar los requisitos de ley, lo declaren improcedente o
infundado, convalidando la vigencia del laudo arbitral, no procede legalmente
la interposición de recurso alguno (apelación, queja o casación), puesto que el
laudo arbitral no ha sido anulado total o parcialmente.
Por esta razón, contra las resoluciones judiciales cuestionadas que rechacen
el recurso de anulación de laudo, lo declaren improcedente o infundado o, en
otros términos, lo desestimen, se podrá habilitar de manera directa el “amparo
contra resolución judicial”.

44
BERLY LÓPEZ FLORES

En coincidencia con lo antes expuesto, el Tribunal Constitucional, en


la resolución recaída en el Exp. Nº 00461-2012-PA/TC, caso Municipalidad
Provincial del Callao, dejó señalado que:
“(…) la recurrente cuestiona, entre otras cosas, la declaratoria de impro-
cedencia de sus recursos de apelación y de queja por denegatoria de ape-
lación; sin embargo no ha evaluado ni tenido en cuenta que conforme a lo
establecido en el artículo 64 numeral 5 del Decreto Legislativo Nº 1071,
que norma el Arbitraje (vigente al momento de plantearse el ‘recurso’ de
anulación de laudo arbitral) ‘contra lo resuelto por la Corte Superior solo
procede recurso de casación cuando el laudo hubiera sido anulado total o
parcialmente’.
Que, a partir de la norma glosada, es posible advertir que para declarar la
procedencia del recurso de casación en la tramitación de ‘recursos’ de anu-
lación de laudo arbitral se prevé como requisito que el laudo previamente
haya sido anulado total o parcialmente; a contrario sensu, cuando ello
no haya sucedido no cabe la interposición de recurso alguno, ni siquiera
el de casación. En el presente caso, a fojas 11 se aprecia con claridad
que el ‘recurso’ de anulación de laudo arbitral fue rechazado por la Sala
Superior al no absolver la razón emitida relacionada con el domicilio de
los miembros del Tribunal Arbitral. Así las cosas al haberse rechazado el
‘recurso’ de anulación de laudo arbitral, entonces no procedía legalmente
la interposición de recurso alguno (apelación, queja o casación), puesto
que el laudo no fue anulado total o parcialmente. Por esta razón, las reso-
luciones cuestionadas que decretaron la improcedencia de los recursos
de apelación y de queja por denegatoria de apelación han sido expedidas
conforme a lo establecido en el Decreto Legislativo Nº 1071 que norma
el arbitraje (Ley Especial sobre la materia)”.
En los procesos laborales tramitados bajo la Ley Nº 26636, Ley Procesal
del Trabajo, el recurso de casación procede únicamente en los siguientes
supuestos: a) contra sentencias expedidas en revisión por las Salas Laborales o
Mixtas de las Cortes Superiores de Justicia que resuelvan el conflicto jurídico
planteado por las partes; y b) si la pretensión es de naturaleza económica y
está expresada en dinero, solo procederá si dicha cuantía supera las 100 URP.
De este modo, atendiendo a la regulación procesal sobre la materia,
contra los autos expedidos por las Salas Laborales que, por ejemplo, estimen
excepciones procesales impidiendo la continuación del proceso laboral, se
podrá acudir de manera directa al “amparo contra resolución judicial”, pues el

45
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

recurso de casación laboral no está habilitado para autos, sino solo para sen-
tencias expedidas por las salas laborales.
Igualmente, procederá de manera directa el “amparo contra resolución
judicial”, sin necesidad de agotarse el recurso de casación, cuando la Sala
Laboral haya expedido una sentencia de segunda instancia fundada que, en
coincidencia con la pretensión solicitada en la demanda, reconoce cantidad
dineraria en monto inferior a las 100 URP.

46
CAPÍTULO III
¿El Derecho Procesal
Constitucional como derecho
constitucional concretizado?
La persona humana como
objeto de regulación
BERLY LÓPEZ FLORES

CAPÍTULO III
¿El Derecho Procesal Constitucional como
derecho constitucional concretizado? La
persona humana como objeto de regulación

Refiere Peter Häberle que el Derecho Procesal Constitucional significa,


en dos sentidos, la concretización de la Constitución. De un lado, es por sí
mismo un derecho constitucional concretizado y, por otro, sirve a las cortes o
tribunales a concretizar o materializar la Constitución.
En este espíritu, equiparar el Derecho Procesal Constitucional como
derecho constitucional concretizado implica distanciarse –o apartarse– de las
demás normas procesales que impidan una protección eficaz y rápida de un
derecho constitucional.
Con ello, se busca promover la existencia de una norma procesal que esté
al servicio de la Constitución. Para este fin, las cortes o tribunales constitu-
cionales, o llenan los vacíos de las normas procesales, o bien se apartan de
estas.
Así, la interpretación que realizan los jueces constitucionales y tribunales
constitucionales sobre las disposiciones del Código Procesal Constitucional
o de sus Reglamentos Normativos debe ser siempre a la mayor optimización
o realización no solo del principio jurídico de supremacía de la Constitución,
sino también de los derechos constitucionales; más aún si estamos en pre-
sencia de procesos que tutelan derechos fundamentales.
A este respecto, el Tribunal Constitucional, en las SSTC Exps. Nºs 0025-
2005-PI y 0026-2005-PI, ha señalado:
“Que el derecho procesal constitucional constituye un ordenamiento
complejo de naturaleza adjetiva, pero que debido a la naturaleza del orde-
namiento sustantivo a cuya concretización sirve –la Constitución–, debe
ser interpretado e integrado atendiendo a la singularidad que este presenta.
(…) el Tribunal Constitucional alemán ha destacado la ‘particularidad del
proceso constitucional’(...) el CPConst. tiene que ser entendido como un
‘derecho constitucional concretizadoʼ”.

49
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Y no podía ser de otro modo. Los “derechos constitucionales” y los


“procesos para su protección” se han instituido como institutos que no
pueden entenderse de modo aislado, pues tales derechos sólo podrían realizarse
en la medida en que cuenten con mecanismos rápidos, adecuados y eficaces
para su protección.
De este modo, a los derechos constitucionales, además de su condición de
derechos subjetivos del más alto nivel y, al mismo tiempo, de valores mate-
riales de nuestro ordenamiento jurídico, les es consustancial el establecimiento
de mecanismos encargados de tutelarlos, pues, es evidente que derechos sin
garantías no son sino afirmaciones programáticas, desprovistas de valor nor-
mativo(14).
La consagración constitucional de estos procesos les otorga un especial
carácter, que los hace diferentes de los procesos ordinarios en cuatro aspectos:
1) Por sus fines, pues a diferencia de los procesos constitucionales, los ordi-
narios no tienen por objeto hacer valer el principio de supremacía constitu-
cional ni siempre persiguen la protección de los derechos fundamentales;
2) Por el rol del juez, porque el control de la actuación de las partes por
parte del juez es mayor en los procesos constitucionales; 3) Por los principios
orientadores, pues si bien es cierto que estos principios, nominalmente, son
compartidos por ambos tipos de procesos, es indudable que la exigencia del
cumplimiento de principios como los de publicidad, gratuidad, economía
procesal, socialización del proceso, impulso oficioso, elasticidad y de favor
processum o pro actione, es fundamental e ineludible para el cumplimiento
de los fines de los procesos constitucionales; y 4) Por su naturaleza, que
es de carácter subjetivo-objetivo, pues no solo protegen los derechos funda-
mentales entendidos como atributos reconocidos a favor de los individuos,
sino también, en cuanto se trata de respetar los valores materiales del orde-
namiento jurídico, referidos, en este caso, a los fines y objetivos constitu-
cionales de tutela de urgencia(15).
Esta especial regulación procesal constitucional se debe a que la persona
humana, dada su preciada dignidad dotada de inteligencia y voluntad, se
erige como el centro de regulación de todo el ordenamiento jurídico; esto
quiere decir, entonces, que el derecho gira y se desenvuelve en torno a ella. Es
derivado de ello, de su dignidad, que la persona humana se constituye, pues,

(14) STC Exp. Nº 0023-2005-PI/TC.


(15) Ídem.

50
BERLY LÓPEZ FLORES

como centro de imputación de derechos de índole universal, constitucional


y/o legal(16).
La validez, exigencia o apartamiento de una norma procesal, inclusive
procesal constitucional, dependerá de su ajustamiento a la dignidad humana,
es decir, si coadyuva a la protección de un derecho constitucional (sea del
demandante, del demandado o de un tercero).
De este modo, una regulación que se aleja o contradice esta ancla de
valor, aparece como injusta y, consecuentemente, pierde legimitidad en su
aplicación. En este supuesto, el apartamiento de la norma procesal y la sub-
siguiente creación –vía interpretación– de una nueva norma procesal deviene
en necesaria.
Así las cosas, les está permitido a los Jueces, Cortes y Tribunales Consti-
tucionales apartarse de la norma procesal que perturba e impida la protección
de un derecho constitucional.
Sin embargo, les está prohibido crear, caprichosamente, una norma
procesal de la nada para resolver la controversia planteada (ellos no son legis-
ladores).
Al respecto, la interpretación creativa e ingeniosa de la norma procesal,
en sus diversos métodos, será la mejor herramienta para proteger de manera
urgente un derecho constitucional.

(16) Cfr. LÓPEZ FLORES, Berly Javier. “Constitución y proceso: Presuntos vicios de inconstitucio-
nalidad en normas que regulan procesos constitucionales y ordinarios”. En: Gaceta Constitucional.
Sección: Doctrina constitucional. Tomo 52, Lima, abril 2012, pp. 325-331.

51
CAPÍTULO IV
Jurisdicción constitucional
y medios impugnatorios
BERLY LÓPEZ FLORES

CAPÍTULO IV
Jurisdicción constitucional
y medios impugnatorios

Como bien sabemos, el acto de juzgar o de emitir un fallo es un acto


humano y, por lo tanto, es susceptible de error.
Es necesario, entonces, que tal acto pueda ser revisado por otros seres
humanos, que se encuentren en mejor aptitud o capacidad para apreciar la
bondad o maldad del acto procesal emitido, ya sea para ratificarlo o revocarlo.
Por lo tanto, el error es el fundamento de la impugnación procesal, pues lo
que se busca es conceder a las partes procesales la posibilidad de impugnar un
acto procesal, denunciando un error, a fin de que este sea corregido.
Con los medios impugnatorios constitucionales, se pretende alcanzar
justicia. El principio de inmutabilidad de las resoluciones judiciales, deberá
ser postergado ante la posibilidad de una resolución judicial injusta.
De este modo, los medios impugnatorios actúan también como meca-
nismos de saneamiento procesal, pues, tienen como objetivo corregir o evitar
los errores y las arbitrariedades del juzgador en la tramitación del proceso
constitucional.

1. La actividad recursiva constitucional como requisito del


“amparo contra amparo” y sus demás variantes
El precedente emitido en la STC Exp. Nº 04853-2004-AA/TC, en el
marco de lo establecido por el Código Procesal Constitucional para el proceso
de “amparo contra amparo” y sus diversas modalidades, establece que este
no procede en contra de las decisiones emanadas del Tribunal Constitucional.
Ello, sin duda alguna, tiene incidencia en el presupuesto de firmeza para
promover este tipo de demandas constitucionales, a tenor de lo dispuesto en
el artículo 4 del Código Procesal Constitucional que establece “procede el
amparo contra resoluciones judiciales firmes que agravien en forma mani-
fiesta la tutela procesal efectiva”.

55
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

En este contexto ha dicho el Tribunal Constitucional que por “(…) reso-


lución judicial firme, debe entenderse a aquella contra la que se ha agotado los
recursos previstos por la ley procesal de la materia”(17).
Cabe, entonces, preguntarse si presentándose la intención de proponerse
una demanda de “amparo contra amparo” resulta obligatorio que en el primer
amparo se haya agotado el recurso de agravio constitucional (RAC).
A la luz de la jurisprudencia emitida sobre la materia, no resultaría
obligatorio la interposición del recurso de agravio constitucional para que
el primer amparo adquiera la firmeza deseada por el artículo 4 del Código
Procesal Constitucional y de este modo proceda la demanda de “amparo
contra amparo”.
Y es que tal como lo ha señalado en la STC Exp. Nº 04853-2004-AA/TC
(fundamento 7) “el amparo contra amparo se configura como una excepción
dentro de la excepción, (…)” toda vez que su “uso excepcional solo podrá
prosperar por única vez y conforme a las reglas que se desarrollan más
adelante”. Precisamente, una de dichas reglas especiales es que “no procede
en contra de las decisiones emanadas del Tribunal Constitucional”; en tanto el
mismo, quiérase o no y de acuerdo a nuestra configuración constitucional, es
el órgano último o de cierre de la justicia constitucional, y como tal sus deci-
siones no pueden ser revisadas en sede interna.
En este sentido, el no agotamiento del recurso de agravio constitu-
cional en el primer amparo, antes que una omisión o negligencia procesal
del demandante, constituye una opción permitida por las reglas procesales
del “amparo contra amparo” establecidas en la citada sentencia del Tribunal
Constitucional.
Por lo tanto, frente a una decisión desestimatoria en la que se alegue la
vulneración a un derecho constitucional se tiene la facultad de optar entre
interponer un “amparo contra amparo” o acudir al excepcional “recurso de
agravio constitucional”, flexibilizándose de este modo el requisito de firmeza
en el primer amparo, volviéndose opcional este último(18).
En la lógica de que el “amparo contra amparo” solo le es posibilitado al
demandado, se ha afirmado, con criterio que no compartimos, que si el primer
amparo no le es favorable al demandante, este deberá recurrir ante el Tribunal

(17) STC Exp. Nº 04107-2004-HC/TC.


(18) STC Exp. Nº 04163-2009-PA/TC.

56
BERLY LÓPEZ FLORES

Constitucional por la vía del recurso de agravio constitucional. Se afirma así


que, en la práctica, lo normal es que el “amparo contra amparo” no esté a dis-
posición del demandante de amparo, sino más bien solo del demandado(19).
Sobre el particular, debo confesar que al interior de la doctrina “amparo
contra amparo” (y por extensión del “amparo contra hábeas corpus”, y demás
variantes), constituye un asunto muy debatible y polémico la posibilidad de
que ante una sentencia desestimatoria, el demandante de amparo promueva
directamente un “amparo contra amparo”, dejando de lado la interposición del
recurso de agravio constitucional.
Lo expuesto, lleva, pues, a preguntarnos ¿si el “amparo contra amparo”
resulta procedente para cuestionar sentencias desestimatorias de amparo, o es
que para dicho fin se cuenta con el recurso de agravio constitucional?(20).
Aunque el tema planteado –confieso– resulta debatible, y el Tribunal
Constitucional no ha abordado este debate, considero que el “amparo contra
amparo” procede aun cuando estemos en presencia de una sentencia desesti-
matoria de amparo, siendo que en estos casos la interposición del recurso de
agravio constitucional resulta opcional para el demandante.
En efecto, bien sabido es que en nuestra estructura procesal-constitu-
cional el Poder Judicial es el garante natural de los derechos constitucionales,
pues conoce de los procesos constitucionales en doble instancia y se le ha
encargado la misión de proteger tales derechos, siendo que en su esfera juris-
diccional es muy común que puedan emitirse decisiones estimatorias finales
y últimas que, sin la intervención del Tribunal Constitucional, restituyen los
derechos constitucionales vulnerados, adquiriendo la calidad de cosa juzgada.
De esta manera, atendiendo al diseño descrito, la interposición del recurso
de agravio constitucional (antes llamado recurso extraordinario) y la partici-
pación del Tribunal Constitucional se convierten ambos en excepcionales,
pues se habilitan para hacer frente a una situación particular donde existe una
decisión desestimatoria de la demanda, destacándose el hecho que tal recurso
solo está disponible para una de las partes (el demandante), y en ello radica lo
extraordinario o excepcional del mismo.

(19) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Ob. cit., p. 39.


(20) Cfr. LÓPEZ FLORES, Berly Javier. “Una excentricidad procesal-constitucional apasionante: El
amparo contra hábeas corpus”. En: Gaceta Constitucional. Sección: Especial Constitucional. El
amparo como mecanismo para corregir otros procesos constitucionales. Tomo 51, Gaceta Jurídica,
Lima, marzo 2012, pp. 52-69.

57
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Es por ello, que considero no obligatoria la interposición del recurso de


agravio constitucional, generándose así la posibilidad de acudir directamente
al “amparo contra amparo” por ante el Poder Judicial. Ente a quien, al haber
desestimado indebidamente la demanda, se le da la oportunidad de enmendar
la irregularidad o error cometido a través del inicio de un nuevo proceso que
cuenta con doble instancia, donde se producirá un debate amplio y con plena
participación de los jueces demandados y demás interesados.
Queremos decir entonces que, ante una decisión desestimatoria de
amparo, la fórmula del “amparo contra amparo” resultaría ser más tuitiva
de cara a proteger los derechos de todos los intervinientes en el proceso de
amparo. Dos ejemplos apoyarán aún más nuestra posición:
Supongamos que se presenta una demanda de amparo en un momento en
que un precedente vinculante de la Alta Corte Constitucional habilitaba la tra-
mitación de las pretensiones x, y, z; sin embargo, luego en el camino, dicho
precedente es modificado, siendo inviable ahora la tramitación de las preten-
siones x, y, z. ¿resulta razonable aquí que el Tribunal Constitucional exija
manu militare la interposición del recurso de agravio constitucional? ¿Esa
exigencia no conlleva la intención de desestimar de plano las pretensiones x,
y, z?
Supongamos, esta vez, que la Alta Corte sufre la renovación total o
mayoritaria de sus miembros, y con ello pasa de ser una corte liberal a una de
tipo conservadora, cambio ideológico que puede ser determinante al momento
de predecir el éxito de una demanda de amparo en sede del Tribunal Constitu-
cional ¿resulta razonable aquí que se exija manu militare la interposición del
recurso de agravio constitucional a sabiendas del fracaso de la misma?
Consideramos que en los casos descritos, dado que el cambio en el
contexto de la demanda no se debió al demandante sino a factores exógenos a
él (razones de política jurisdiccional), la fórmula del “amparo contra amparo”
resulta procedente por ser mucho más tuitiva que la interposición del recurso
de agravio constitucional, debiendo ser calificado este último como opcional.
Al respecto, la Alta Corte Constitucional en la sentencia de fecha 31 de
agosto de 2010, recaída en el Exp. Nº 04163-2009-PA/TC, caso Procurador
Público del Gobierno Municipal de Moyobamba, se ha decantado por la alter-
nativa antes descrita. A tal efecto, se preguntó ¿si para promover un “amparo
contra amparo” resulta necesario que el demandante de amparo haya agotado
el recurso de agravio constitucional?

58
BERLY LÓPEZ FLORES

Respondiendo a la interrogante planteada, el Alto Tribunal señaló mutatis


mutandi:
“(…) a la luz de la jurisprudencia emitida sobre la materia, no resulta
obligatorio la interposición del recurso de agravio constitucional para que
el hábeas corpus adquiera la firmeza deseada por el artículo 4 del Código
Procesal Constitucional y de este modo proceda la demanda de ‘amparo
contra hábeas corpus’” (Fundamento 3).
Señaló, asimismo,
“(…) el amparo contra hábeas corpus se configura como una excepción
dentro de la excepción, (…) se considera pertinente dejar establecido que
su uso excepcional solo podrá prosperar por única vez y conforme a las
reglas que se desarrollan más adelante. Y precisamente, una de dichas
reglas especiales es que “no procede en contra de las decisiones emanadas
del Tribunal Constitucional”. La razón de ello estriba en que el Tribunal
Constitucional, quiérase o no y de acuerdo a nuestra configuración cons-
titucional, es el órgano último o de cierre de la justicia constitucional,
como tal sus decisiones no pueden ser revisadas en sede interna” (Fun-
damento 3).
Concluyó, finalmente,
“(…) el no agotamiento del recurso de agravio constitucional en el
hábeas corpus, antes que una omisión o negligencia procesal, cons-
tituye una opción permitida por las reglas procesales del ‘amparo contra
hábeas corpus’ establecidas en la sentencia del Tribunal. Por lo que, al
interponerse el ‘amparo contra hábeas corpus’ el requisito de firmeza
del primer hábeas corpus se flexibiliza, y por tanto, el agotamiento del
recurso de agravio constitucional se vuelve opcional” (Fundamento 5).

59
CAPÍTULO V
Peculiaridades del recurso
de apelación constitucional
BERLY LÓPEZ FLORES

CAPÍTULO V
Peculiaridades del recurso
de apelación constitucional

El órgano judicial superior, en primer término, debe examinar si la reso-


lución apelada está o no afectada de algún vicio referido a la formalidad de la
resolución impugnada. En caso de no estarlo, se pronunciará sobre el fondo de
la resolución, pero solo de la parte que ha sido impugnada.
Empero, la absolución del recurso de apelación no implica la renovación
de todos los actos procesales desarrollados por el juez de primer grado.
En aplicación del principio de limitación de la actividad recursiva, el
juez revisor solo se limita a lo expuesto en el recurso de apelación y a los con-
cretos agravios en él consignados, sin perjuicio de que pueda hacer uso de los
actuados del proceso para decidir la causa, especialmente de aquellos que con-
forman el arsenal probatorio.
De otro lado, por la prohibición de la reformatio in peus el órgano judicial
no puede modificar la resolución impugnada en perjuicio del impugnante,
salvo que la otra parte procesal también haya apelado o se haya adherido
al recurso. Y es que existe la presunción cierta de que quien consiente –no
impugna– una resolución, está aceptando no solo lo favorable sino también lo
desfavorable que ella contiene.
Las infracciones a los principios citados –de limitación de la actividad
recursiva y de prohibición de la reformatio in peus– por parte del juez
superior, ocasiona la vulneración del derecho al debido proceso de alguna de
las partes procesales, vulneración que puede ser neutralizada o corregida a
través de un “amparo contra resolución judicial” o “un amparo contra amparo”,
cumpliéndose previamente el requisito de firmeza de la resolución judicial.
De este modo, los límites de la apelación son establecidos a iniciativa
del apelante, el cual puede formular cuestionamiento parcial de la decisión,
impugnándola solamente en cuanto a la solución de algunas y no de otras
cuestiones, aun cuando también estas últimas hayan sido resueltas en per-
juicio suyo.

63
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

En suma, el recurso de apelación hace que el órgano judicial revisor


asuma la competencia respecto de las cuestiones objetadas, teniendo plena
potestad para resolverlas, salvo en situaciones excepcionales y expresamente
previstas en el ordenamiento jurídico en que dicha potestad sufre limitaciones,
como aquella referida al impedimento del juez revisor de modificar la reso-
lución recurrida en perjuicio del apelante (a no ser que la otra parte hubiese
también apelado la resolución).
Si se declara fundada la apelación, el superior en grado debe proceder a
reformar la resolución apelada, claro está, guardando coherencia con lo soli-
citado por el apelante, esto es, sin exceder aquello que fue expresamente peti-
cionado por éste.
Quien interpone apelación debe fundamentarla, indicando el error de
hecho o de derecho incurrido en la resolución, precisando la naturaleza del
agravio, sustentando su pretensión impugnatoria.
La interposición del recurso de apelación exige un análisis crítico,
exhaustivo y detallado, punto por punto, de los vicios o errores advertidos en
la resolución judicial que se impugna, ya sea en la apreciación de los hechos,
la valoración del material probatorio o la aplicación del derecho.
Si el recurso de apelación reúne los requisitos de admisibilidad y proce-
dencia exigidos por el ordenamiento procesal constitucional, el juez de primer
grado expedirá el auto que lo concede precisando su efecto. En este sentido, el
juez concederá o denegará el recurso, según corresponda, sin trámite alguno,
esto es, sin conferir vista o traslado a la parte contraria.
Normalmente, el recurso de apelación contra sentencias y autos es con-
cedido con efecto suspensivo, lo cual quiere decir que la eficacia de la reso-
lución recurrida queda suspendida hasta la notificación de la que ordena se
cumpla lo dispuesto por el juez superior.
La apelación con efecto suspensivo impide, pues, la ejecución o cum-
plimiento de la resolución recurrida, quedando suspendida su eficacia hasta
en tanto no quede firme la decisión del juez superior; mientras que la ape-
lación sin efecto suspensivo implica la ejecución provisional de la resolución
recurrida, sin perjuicio de lo que el superior jerárquico resuelva al final.
Ahora bien, el juez superior también puede declarar inadmisible o impro-
cedente la apelación si advierte que no se han cumplido los requisitos para su
concesión. En ese caso, además, declarará nulo el concesorio.

64
CAPÍTULO VI
Peculiaridades del recurso
de agravio constitucional
(RAC): tipologías
CAPÍTULO VI
Peculiaridades del recurso de agravio
constitucional (RAC): tipologías

1. El RAC ordinario y la sentencia interlocutoria: El precedente


Vásquez Romero(21)
Artículo 18 del CPCons.- Recurso de agravio constitucional
Contra la resolución de segundo grado que declara infundada o impro-
cedente la demanda, procede recurso de agravio constitucional ante el
Tribunal Constitucional, dentro del plazo de diez días contados desde el
día siguiente de notificada la resolución. Concedido el recurso, el Pre-
sidente de la Sala remite al Tribunal Constitucional el expediente dentro
del plazo máximo de tres días, más el término de la distancia, bajo res-
ponsabilidad.
Mucho se ha escrito sobre las razones que, desde el punto de vista juris-
diccional, dieron lugar a la emisión de la sentencia que contiene el precedente
Vásquez Romero (STC Exp. Nº 00987-2014-PA/TC).
La propia sentencia ha señalado que resultaba indispensable redefinir el
RAC a los efectos de que el Tribunal Constitucional concentre sus esfuerzos
en la atención de reales vulneraciones que requieren tutela urgente.
En el ámbito académico(22) se ha señalado, por ejemplo, que el precedente
apunta al mejor posicionamiento de los tribunales o cortes constitucionales,
pues no por resolver muchos casos, se cumple eficazmente con la labor enco-
mendada.

(21) Cfr. LÓPEZ FLORES, Berly Javier. “La especial trascendencia constitucional y su relación con
las causales de improcedencia de los procesos constitucionales”. En: Revista Peruana de Derecho
Constitucional: La especial trascendencia constitucional, Nº 8 Nueva Época, edición especial,
pp. 181-191, Lima, 2015.
(22) ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. “Notas sobre el precedente ‛Vásquez Romero’, su
finalidad, el contexto de sus configuración y sus alcances (STC Exp. Nº 00987-2014-PA/TC)”.
En: El debate en torno a los límites al recurso de agravio constitucional. Cuadernos sobre
Jurisprudencia Constitucional, Palestra, noviembre de 2014, p. 108.

67
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Sin embargo, poco o nada se ha dicho sobre la aplicación práctica de las


causales que darían lugar al rechazo del RAC y, por ende, autorizan la emisión
de una sentencia interlocutoria.
Así las cosas, la especial trascendencia constitucional, como requisito de
procedencia del RAC, se presenta como un concepto extraño o desconocido,
que bien vale la pena conceptualizarlo, configurarlo y, qué duda cabe, rela-
cionarlo con las causales de improcedencia de los procesos constitucionales.
Efectivamente, con la emisión de este nuevo precedente, las causales
de improcedencia no han quedado eliminadas o dejadas sin efecto. Por ello
resulta de vital importancia conocer, en un contexto de emisión de sentencia
interlocutoria, cuál es su operatividad y qué papel desempeñan a la hora que el
Tribunal Constitucional rechaza el RAC aplicando el precedente.
En estas líneas, teorizaremos casuísticamente sobre algunos supuestos
–unos reales y otros ficticios– que darían lugar a rechazar el RAC porque
este carece de especial transcendencia constitucional, rechazo que tácitamente
guarda correlato con algunas de las causales de improcedencia previstas en el
Código Procesal Constitucional.
Como bien sabemos, subyace en el RAC el derecho fundamental a la plu-
ralidad de instancia, través del cual se reconoce a todo justiciable el derecho
de recurrir una sentencia que pone fin a la instancia, especialmente cuando ella
le es adversa a sus intereses. No implica un derecho del justiciable a impugnar
todas y cada una de las resoluciones que se emitan al interior de un proceso.
Con el RAC se pretende la revisión de las cuestiones de fondo contenidas
en una resolución, y se realiza un examen de las actuaciones realizadas por
el juzgador para la emisión del acto procesal (auto o sentencia). Subsana la
falibilidad del juzgador, a los efectos de lograr la eficacia del acto procesal.
Su objeto de control es una sentencia o una resolución judicial que, o bien es
gravosa para una parte, o bien no se ajusta a normas procesales.
Corrige el error contenido en las resoluciones judiciales constitucionales.
Estos defectos o errores pueden estar impregnados en la misma actividad
procesal o en el mismo juicio del órgano judicial consistente en una errónea
interpretación de la Ley o de la Constitución Política.
Es un recurso extraordinario, toda vez que no puede invocarse libremente
y bajo cualquier pretexto, sino que la Constitución y la propia Ley Procesal
Constitucional delimita en forma excluyente los supuestos en los que procede.

68
BERLY LÓPEZ FLORES

Por medio del RAC, el Tribunal Constitucional adquiere la competencia


para conocer de la pretensión del proceso constitucional (vulneración de
derechos constitucionales), pero delimitándolo al caso en que la pretensión
del demandante haya sido denegada por el juzgador de segunda instancia.
Es extraordinario también, porque para su interposición se exigen motivos
taxativos, esto es, que se haya declarado improcedente o infundada la demanda
constitucional. No procede, pues, contra cualquier resolución. Tan solo
procede cuando existe una denegatoria de la demanda en segunda instancia.
En este escenario, únicamente el demandante puede llegar al grado constitu-
cional, nunca el demandado (salvo supuestos jurisprudenciales excepcionales
relacionados con asuntos de narcotráfico, lavado de activos y terrorismo).
El RAC debe ser interpuesto por el demandante del proceso constitu-
cional, quien acude al órgano judicial solicitando la tutela de sus derechos
constitucionales. Es presentado ante el órgano jurisdiccional de segunda ins-
tancia para su concesorio y, posterior, elevación al Tribunal Constitucional.
Las decisiones desestimatorias del órgano judicial de segunda instancia,
que darían lugar a que el demandante interponga el RAC, pueden ser las
siguientes:
• Infundada la demanda constitucional (con pronunciamiento sobre el
fondo del asunto).
• Improcedente la demanda constitucional (por las causales esta-
blecidas en el artículo 5 del Código Procesal Constitucional).
• Inadmisible la demanda constitucional (por no adjuntar los anexos
de ley).
• Nulo todo lo actuado y concluido el proceso constitucional (por la
estimatoria de una excepción procesal perentoria).
• La omisión de pronunciamiento sobre algunos extremos planteados
en la demanda constitucional (por ejemplo: el pago de costos pro-
cesales, responsabilidad del agresor, destitución del funcionario
renuente, etc.)
Planteado el RAC contra estas decisiones desestimatorias de segunda ins-
tancia, el Tribunal Constitucional puede emitir las siguientes decisiones:
• Confirmar la resolución de segunda instancia (infundada, inadmisible
o improcedente).

69
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

• Anular la resolución de segunda instancia (por un vicio en la trami-


tación del proceso constitucional y ordenar se reinicie el mismo).
Esto, en aplicación del artículo 20 del Código Procesal Constitu-
cional.
El caso frecuente, en este supuesto, es el de una parte que no fue emplazada
con la demanda, y su participación resultaba necesaria a los efectos de no
vulnerar sus derechos e intereses (caso típico del beneficiario de una reso-
lución judicial que no fue emplazado con la demanda)(23).
• Disponer la admisión a trámite de la demanda constitucional, porque
el asunto reviste de relevancia constitucional, en tanto los hechos y
el petitorio se encuentran dentro del contenido constitucionalmente
protegido de los derechos constitucionales invocados.
• Declarar improcedente la demanda, nulo todo lo actuado, concluido
el proceso (ante la estimatoria de una excepción procesal perentoria).
Si el Tribunal Constitucional declara fundada la demanda es porque se
acreditó la vulneración a un derecho constitucional. Por el contrario, si la
declara infundada es porque no se acreditó la vulneración a un derecho cons-
titucional.
El precedente Vásquez Romero (STC Exp. Nº 00987-2014-PA/TC)
señala que se emitirá sentencia interlocutoria denegatoria, rechazando el RAC,
cuando: la cuestión de derecho contenida en el recurso no sea de especial tras-
cendencia constitucional.
A contrario sensu, existirá un asunto de especial trascendencia constitu-
cional: i) cuando la resolución resulta indispensable para solucionar un con-
flicto de relevancia; o ii) cuando se presente la urgencia de una revisión sobre
el contenido de un derecho fundamental.
Posteriormente, ya con la emisión de sentencias interlocutorias, se detallan
aún más los supuestos que no revisten especial trascendencia constitucional.
A estos efectos, en el Expediente Nº 08393-2013-PA/TC se señala que
el RAC tiene esta cualidad cuando: i) no está relacionado con el contenido
constitucionalmente protegido de un derecho fundamental; ii) versa sobre un
asunto materialmente excluido del proceso de tutela de que se trata; iii) lo

(23) Cfr. LÓPEZ FLORES, Berly Javier. Amparo contra resoluciones judiciales. Cómo llevar un caso
ordinario a un proceso de amparo. Gaceta Jurídica, Lima 2013.

70
BERLY LÓPEZ FLORES

pretendido no alude a un asunto que requiere una tutela de especial urgencia;


iv) no existe lesión de derecho fundamental comprometida; v) trata de un
asunto que no corresponde ser resuelto en la vía constitucional; vi) no existe
necesidad de tutelar de manera urgente el derecho constitucional invocado.

a) El RAC no está referido al contenido constitucionalmente protegido


de un derecho fundamental

Este supuesto guarda absoluta relación con la causal de improcedencia


establecida en el artículo 5 inciso 1 del Código Procesal Constitucional. De
este modo, no procederá el RAC ante pretensiones que escapan del ámbito de
protección o del contenido constitucionalmente protegido del Derecho Cons-
titucional.
Si el contenido constitucionalmente protegido del derecho a la educación
permite: a) acceder a una educación; b) la permanencia y el respeto a
la dignidad del escolar, y c) la calidad de la educación; entonces el RAC
será rechazado mediante sentencia interlocutoria si, por ejemplo, el recurrente
solicita la gratuidad en una institución educativa privada; la construcción de
colegios privados; o reducir el número de estudiantes en un salón de clases
publico o privado, etc. Y es que estas últimas pretensiones no forman parte del
contenido constitucionalmente protegido del derecho a la educación.
De igual forma, si el contenido constitucionalmente protegido del
derecho de asociación permite conformar asociaciones (derecho a formar
asociaciones); afiliarse a las organizaciones existentes; y permanecer
asociado mientras no se incumplan las normas estatutarias; entonces el
RAC será rechazado mediante sentencia interlocutoria si, por ejemplo, el recu-
rrente solicita su reincoporación o reposición como asociado, no habiendo
sufragado puntualmente las cuotas asociativas señaladas en el estatuto.

b) El RAC versa sobre un asunto materialmente excluido del proceso


de tutela de que se trata

Este supuesto guarda alguna relación con la causal de improcedencia


prevista en el artículo 5 inciso 2 del Código Procesal Constitucional, en tanto
afirma que existe una vía judicial para tramitar la pretensión solicitada en la
demanda constitucional. Esta vía judicial idónea, puede ser la constitucional
o, en su defecto, la ordinaria.

71
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

De este modo, se rechazará el RAC si, por ejemplo, en un amparo se


solicita el acceso de información que obra en una entidad pública; solicitud
que debe ser promovida al interior de un proceso de hábeas data.
También, se rechazará el RAC si en un amparo se solicita la libertad de
un detenido sin mandato judicial; solicitud que debe ser promovida al interior
de un proceso de hábeas corpus.
Forman parte de este supuesto, en un contexto de amparo o hábeas corpus
contra resolución judicial, situaciones en los que el recurrente solicita el
replanteo de lo resuelto en un proceso ordinario; la revaloración de pruebas
actuadas por el juez ordinario; la reiterpretación, inaplicación, y aplicación de
normas que fueron preponderantes para resolver el caso ordinario; puesto que
dichas facultades corresponden ser ejercidas por la justicia ordinaria, y no por
la constitucional.

c) El RAC no alude a un asunto que requiere una tutela de especial


urgencia

Este supuesto guarda absoluta relación con la causal de improcedencia


prevista en el artículo 5 inciso 2 del Código Procesal Constitucional, en tanto
existen vías procedimentales específicas, igualmente satisfactorias, para la
protección del derecho constitucional amenazado o vulnerado. Por esta razón,
el amparo u otro proceso constitucional no prosperarán.
Presupone que los procesos constitucionales, aun cuando las pretensiones
se encuentren dentro del contenido constitucionalmente protegido, solo están
diseñados para proteger vulneraciones que revisten carácter de urgente o
tengan la característica de grave, basadas en cuestiones de avanzada edad,
enfermedad irreversible, irreparabilidad del derecho, etc.
Si la vulneración no cumple tales características, entonces el asunto debe
ser dilucidado en la vía ordinaria, a través de los procesos contenciosos-admi-
nistrativos, penales, laborales, civiles, etc.
De este modo, no se tramitarán a través de los procesos constitucionales
de la libertad, pretensiones relacionadas con el régimen laboral público; con
el régimen de pensiones; con el sistema tributario (porque existe el proceso
contencioso-administrativo); con el régimen laboral privado (porque existe
el proceso abreviado laboral); con la jurisdicción arbitral (porque existe el
recurso de anulación de laudo arbitral), etc.

72
BERLY LÓPEZ FLORES

d) En el RAC no existe lesión de derecho constitucional comprometida

A diferencia de los demás supuestos que sustentan el rechazo del RAC,


y justifican la emisión de una sentencia interlocutoria, el presente supuesto
involucra un análisis de fondo respecto a la vulneración o no de un derecho
constitucional.
Se aplicará este supuesto si de la demanda, de las decisiones judiciales
emitidas de primer y segundo grado, y de los recursos interpuestos, no se
aprecia la vulneración a un derecho constitucional. Esto puede suceder porque
el acto lesivo (una resolución administrativa, una resolución judicial, una
resolución electoral, una carta de expulsión, etc.) se encuentra justificado en
su emisión.
Cabe señalar quela intervención del acto lesivo en el derechoconsti-
tucional invocado, así como su incompatibilidad con la Constitución pasa,
primero, pordeterminar el contenido constitucionalmente protegido del
derecho constitucionalinvocado; segundo, por identificar cuál acto es el que
se cuestiona;tercero, por verificar si dicho acto proyecta sus efectos sobre el
ámbito constitucionalmenteprotegido del derecho invocado. Luego de lo cual,
se procederáa evaluar la constitucionalidad de la intervención.
La otra forma de entender este supuesto, es que el acto lesivo no existe
porque aún no ha sido expedido, tratándose éste de una conjetura o imagi-
nación del recurrente; o existiendo el acto lesivo el recurrente no lo ha acre-
ditado ni ofrecido en su demanda o en el RAC, por lo que se tiene como
inexistente.

e) El RAC trata de un asunto que no corresponde ser resuelto en la vía


constitucional

En este supuesto, la cobertura de tutela que puede brindar un proceso


constitucional (amparo, hábeas corpus, cumplimiento o hábeas data) resulta
minimizada ante lo que pretende el recurrente, puesto que, por esencia, las
sentencias que se emitan en los procesos constitucionales tienen naturaleza
restitutiva, mas no constitutiva de derechos.
En este sentido, se rechazará el RAC, si, por ejemplo, en un amparo se
solicita establecer los límites y linderos sobre un inmueble; solicitud que debe
ser promovida en un proceso ordinario de rectificación de límites y linderos,
que cuenta con etapa probatoria, y no en un amparo.

73
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

También se rechazará el RAC si en un amparo se solicita declarar pro-


pietario de inmueble a una persona, por haber mantenido la posesión pacífica
y constante por cierto número de años; solicitud que debe ser promovida en
un proceso ordinario de prescripción adquisitiva de dominio, puesto que en el
amparo no se declaran ni constituyen derechos de propiedad(24).
El punto clave aquí es determinar que la estructura del proceso constitu-
cional (breve y sumario), aun cuando se invoque o alegue la vulneración a un
derecho constitucional, no se da abasto para tramitar o satisfacer las preten-
siones planteadas en la demanda.
Apelar al argumento de la inexistencia de etapa probatoria en los procesos
constitucionales (artículo 9 del Código Procesal Constitucional), resulta
esencial para rechazar el RAC.

f) En el RAC no se evidencia la necesidad de tutelar de manera urgente


el derecho constitucional invocado

Este supuesto alude al régimen de sustracción de la materia previsto en


los artículos 1 y 5 inciso 5 del Código Procesal Constitucional.
De este modo, si la vulneración o la amenaza de vulneración al derecho
constitucional cesaron luego de presentada la demanda, por decisión voluntaria
del agresor, y esta no dejó agravios o secuelas en la esfera jurídica del recu-
rrente, entonces se rechazará el RAC, vía sentencia interlocutoria.Igual
rechazo se decretará si la vulneración al derecho constitucional se volvió irre-
parable.
La práctica procesal indica que la comunicación al Tribunal Constitu-
cional informando sobre la situación de cese de la vulneración o amenaza y/o
de la irreparabilidad es efectuada siempre por una de las partes en conflicto.
En defecto de ello, el Tribunal Constitucional solicitará información, ya sea
a las partes o alguna entidad del Estado, a los efectos de tomar conocimiento
sobre la subsistencia de la vulneración o amenaza.
En esta misma lógica, se rechazará el RAC si la vulneración o la amenaza
de vulneración al derecho constitucional cesaron antes de presentada la

(24) Cfr. LÓPEZ FLORES, Berly Javier. Los medios probatorios en los procesos constitucionales.
Gaceta Jurídica, Lima, 2012.

74
BERLY LÓPEZ FLORES

demanda. Igual rechazo se decretará si la vulneración al derecho constitu-


cional se volvió irreparable antes de presentada la demanda.
Este supuesto de rechazo del RAC, pone de relieve que se brindará tutela
constitucional solo cuando subsista o persista la vulneración o amenaza a un
derecho constitucional, y no cuando esta haya desaparecido o cesado.
En conclusión, respecto al precedente Vásquez Romero, puede decirse
que la Constitución Política del Perú, en su artículo 200 inciso 2., obliga a que
el Tribunal Constitucional se pronuncie en última y definitiva instancia, con
motivo de la interposición del RAC.
Sin embargo, esta norma constitucional no lo obliga a estimar el RAC por
el fondo, ni mucho menos a declarar fundadas todas las demandas constitu-
cionales. Se cumple con tal exigencia constitucional, cuando el Tribunal Cons-
titucional se pronuncia sobre el RAC, sea por la forma (emitiendo una sen-
tencia interlocutoria o un auto de improcedencia), sea por el fondo (estimando
o desestimando una demanda constitucional).
No existe impedimento alguno, para que la causal de rechazo del RAC,
referida a que se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustan-
cialmente iguales, sea evaluada no solo sobre resoluciones expedidas por el
Tribunal Constitucional, sino también sobre las resoluciones del Poder Judicial.
En efecto, la cosa juzgada en la justicia constitucional puede ser generada
tanto por el Tribunal Constitucional (en última y definitiva instancia) como
por el Poder Judicial (en segunda instancia).
Por lo tanto, una misma parte que acudió al Poder Judicial para solucionar
una determinada controversia constitucional u ordinaria, puede intentar pro-
moverla nuevamente, pudiendo esta llegar a conocimiento del Tribunal Cons-
titucional, situación en la cual operaría esta causal de rechazo.
Que no haya vista de la causa, previa a la emisión de una sentencia inter-
locutoria, es una medida que, en alguna manera, alivia la actividad jurisdic-
cional del Tribunal Constitucional. De este modo, ahora, dedicará toda su
atención a las causas que revistan especial trascendencia constitucional.
¿El Poder Judicial puede rechazar (no conceder) el RAC aplicando las
causales establecidas en el precedente Vásquez Romero?
Una respuesta afirmativa, se sustentaría en que lo redefinido por el
Tribunal Constitucional ha sido el RAC. Esa redefinición (interpretación)

75
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

se incorpora al artículo 18 del Código Procesal Constitucional. Lo curioso


de este razonamiento, es que ciertamente se cerrarían las puertas del RAC,
pero automáticamente se abrirían las del recurso de queja (por denegatoria del
RAC), con lo cual el Tribunal Constitucional tendría que pronunciarse obli-
gatoriamente.
La causal de rechazo del RAC cuando contradiga un precedente del
Tribunal Constitucional, no congela ni impide la emisión de nuevos prece-
dentes, puesto que los precedentes, a partir de ahora, serán seleccionados del
universo de casos que pasen el filtro de la sentencia interlocutoria, es decir, de
casos que revisten especial trascendencia constitucional.
Si para rechazar el RAC el Tribunal Constitucional emite sentencias
interlocutorias, entonces resulta lógico pensar que contra ella solo cabrían los
pedidos de aclaración o subsanación, al amparo del artículo 121 del Código
Procesal Constitucional.

2. El RAC extraordinario a favor de la ejecución de una senten-


cia del TC. Métodos de interpretación para dar cumplimiento
a una sentencia constitucional(25)
Sin duda alguna una preocupación central del Tribunal Constitucional es
asegurar el cumplimiento de sus propias decisiones constitucionales.
Sin embargo, de lo previsto en la Constitución Política del Perú de 1993 y
en el Código Procesal Constitucional, no se consagra una participación directa
del Tribunal Constitucional para tales fines.
Es más, el Código Procesal Constitucional en sus artículos 22 (que
regula el régimen general aplicable a los procesos de tutela de derechos fun-
damentales) y 59 (que regula el proceso de amparo) revela el interés del
legislador por otorgar real eficacia a las sentencias constitucionales, dentro de
un esquema procesal en el cual el juez de primer grado es el competente para
ejecutar la sentencia constitucional.
Ahora bien, y ante la constatación de que las sentencias emitidas
por el Tribunal Constitucional venían siendo incumplidas, cumplidas

(25) Cfr. LÓPEZ FLORES, Berly Javier. Ejecución de Sentencias. Ob. cit., También en: Revista de
Derecho “La Jurídica en Red”. Sección Artículos de Autores Internacionales, La Paz, octubre 2011,
pp. 103-121.

76
BERLY LÓPEZ FLORES

deficientemente o desnaturalizadas en su fase de ejecución, se instauró el


denominado recurso de agravio a favor del cumplimiento de las sentencias
del Tribunal Constitucional.
Como bien sabemos, el cumplimiento efectivo de las sentencias consti-
tucionales constituye un asunto de vital importancia, porque da virtualidad y
razón de ser al inicio de un proceso judicial –constitucional u ordinario–, pues
nadie inicia un proceso para que, una vez obtenida una decisión a su favor,
ésta posteriormente sea desnaturalizada de forma sistemática por la parte
obligada a cumplirla o, peor aún, por el juez encargado de velar por el cum-
plimiento de la decisión.
Para hacer frente a esta problemática constitucional existen, pues, el ins-
tituto de la represión de actos homogéneos, el recurso de agravio constitu-
cional a favor del cumplimiento de sentencias y el “amparo contra amparo”
dirigido a cuestionar lo resuelto en fase de ejecución de sentencia, los cuales se
constituyen en mecanismos procesales cuya función es resolver los supuestos
de incumplimientos o desnaturalizaciones de las sentencias constitucionales,
posibilitando la emisión de un nuevo pronunciamiento judicial a través del
cual se verificará el cumplimiento efectivo, en sus propios términos, de la sen-
tencia constitucional expedida.
Estos mecanismos procesales constituyen una “vacuna” constitucional
que ataca el virus de la defraudación soterrada de una sentencia constitucional
propagada por la parte vencida en el proceso constitucional o por el juez de
ejecución de la sentencia.
Como remedios que son, tienden a advertir y a revelar las conductas
negligentes, dolosas y/o fraudulentas en que incurre la parte procesal o el juez
de ejecución con el fin de soslayar el cumplimiento de una sentencia consti-
tucional.
Por lo tanto, la eficacia de estos mecanismos consistirá en reconducir,
reponer o restituir el proceso judicial por el camino de hacer efectivo el cum-
plimiento de la sentencia constitucional, dejando sin efecto los actos pro-
cesales –del juez o de las partes– que se consideran nocivos a la ejecución de
la sentencia.
En tal perspectiva, los mecanismos procesales descritos tienden a lograr
la protección y vigencia efectiva del derecho constitucional a la efectividad
de las resoluciones judiciales como concretización de un orden objetivo de
valores constitucionales.

77
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Sería una quimera alcanzarlo, si el Tribunal Constitucional persistiera en


renunciar a su labor contralora de los actos de poder que perturban la eje-
cución de una sentencia constitucional, como otrora lo hizo en la STC Exp.
N° 04733-2004-AA/TC expedida durante la vigencia de la Ley N° 23506
(Ley de Hábeas Corpus y Amparo), a través del cual se vetó asimismo la posi-
bilidad de efectuar un control constitucional sobre los incidentes de ejecución
de sentencia al señalar que “(…) en la medida [que la resolución cuestionada]
fue emitida dentro del procedimiento de ejecución de sentencia, no puede ser
objeto de pronunciamiento por parte de este Colegiado (…)”.
Actualmente, otros son los aires y las perspectivas que ha traído el
Estado constitucional de Derecho, evidenciándose ello con la expedición de
un Código Procesal Constitucional que dejó de lado la particular posición
de renuncia al control judicial en fase de ejecución de una sentencia consti-
tucional, asumiendo ahora un rol protagónico de control a través de la regu-
lación de estos mecanismos citados.
A su turno, la jurisprudencia constitucional no fue pasiva espectadora a la
problemática del incumplimiento de las sentencias constitucionales y, por el
contrario, su participación fue gravitante al momento de velar por el fiel cum-
plimiento de las sentencias, ello a través de la creación de nuevas tipologías
del recurso de agravio constitucional tendientes a favorecer la ejecución de
sentencias constitucionales expedidas por el Poder Judicial y por el Tribunal
Constitucional, así como a través de una nueva tipología del “amparo contra
amparo” cuando la inconstitucionalidad del proceso se le atribuye no a una
sentencia, sino a una resolución judicial que en etapa de ejecución de sen-
tencia desnaturaliza, defrauda o incumple esta.
Vemos así que, siendo la sentencia constitucional el acto procesal que por
excelencia resuelve en forma definitiva el conflicto jurídico planteado por las
partes, resulta de sumo interés para el Estado velar por su cabal cumplimiento,
toda vez que con ello se concretiza en los ciudadanos –convertidos en partes
procesales– la prestación social de justicia; y, simultáneamente, se excluye del
mundo jurídico el caso justiciable posibilitando que otros ciudadanos postulen
o accedan al servicio estatal de justicia, ensanchándose así la base prestacional
del Estado.
Debido a que la ejecución de una sentencia constitucional es un asunto
que atañe al interés de la sociedad en su conjunto, porque “una sentencia
constitucional sin ser ejecutada promueve o agudiza aún más el conflicto
jurídico materializado en la demanda”, resulta indispensable conocer los
mecanismos procesales y sustantivos a través de los cuales se puede lograr la

78
BERLY LÓPEZ FLORES

paz social en justicia, viabilizando la ejecución en sus propios términos de las


sentencias constitucionales.
Por ello, resulta necesario delimitar y diferenciar en su estructura y natu-
raleza los distintos mecanismos procesales-sustantivos, legales-jurispruden-
ciales, que el escenario procesal-constitucional actual provee a la justicia
constitucional con la finalidad de agotar la ejecución toda de una sentencia
constitucional.
Sabido es que una sentencia constitucional se expide para ser ejecutada en
sus propios términos, siendo que el proceso constitucional es un todo orgánico
e inseparable, cuya finalidad es solucionar un conflicto en paz social.
Es así que el cuestionamiento sobre la ejecución en sus propios términos
de una sentencia constitucional equivale al fin y al cabo a un cuestionamiento
a la propia sentencia, pues ésta se expide con el espíritu de que sea ejecutada:
“es connatural a la sentencia y forma parte de su naturaleza jurídica que
éstas sean ejecutadas”(26).
Por tanto, un problema de inejecución o incumplimiento de una sentencia
constitucional, constituye a la larga un problema que atañe a la propia sen-
tencia. En ello radica la razón del porqué la resolución (auto) que declara por
ejecutada una sentencia de amparo y da por concluido el proceso, a sabiendas
de que la misma no ha sido ejecutada, debe ser cuestionada también a través
del régimen procesal del “amparo contra amparo”, pues este posibilita el
cuestionamiento de lo resuelto en otro proceso constitucional.
Y es que si es posible el cuestionamiento de una sentencia constitucional
a través del “amparo contra amparo”, entonces por igual razón cabe la posi-
bilidad de cuestionar por la misma vía una resolución (auto) que desnaturaliza,
incumple o infringe una sentencia expedida en un proceso constitucional, toda
vez que la sentencia y su ejecución constituyen un único acto procesal, y ambos
se refunden en el derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales(27).
Empero, cabe preguntarse si, en realidad, la expedición jurisprudencial
de estos mecanismos procesales (recurso de apelación por salto a favor de la
ejecución de una sentencia del Tribunal Constitucional o recurso de agravio a
favor de la ejecución de una sentencia del Tribunal Constitucional) cuentan o
no con cobertura constitucional y legal.

(26) LÓPEZ FLORES, Berly Javier. Ejecución de sentencias… Ob. cit., p. 109.
(27) Ídem.

79
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

También cabe preguntarse si, su expedición, viene coberturado por el


ejercicio de una autonomía procesal constitucional o, en su defecto, de una
autarquia procesal constitucional.
Considero que, para estos casos, el Tribunal Constitucional guarda para
sí el ejercicio de competencias explícitas e implícitas reconocidas por Cons-
titución Política.
Si un juez de primer grado tiene la competencia de ejecutar una sentencia
constitucional, entonces con mayor razón lo puede hacer el Tribunal, en tanto
le corresponde velar por el respeto de los derechos constitucionales, en este
caso el derecho a la cosa juzgada.
Respecto a este mecanismo, podemos decir que es un RAC extraordinario
o atípico, que tiene por finalidad última la correcta ejecución, en sus propios
términos, de sentencias expedidas en procesos constitucionales por el Tribunal
Constitucional.
¿Cuál es su base normativa?
a) El artículo 139.2 de la Constitución Política del Perú:
“Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (…) Ninguna
autoridad (…) puede dejar sin efecto resoluciones que han pasado
en autoridad de cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trámite, ni
modificar sentencias ni retardarsu ejecución”.
b) El artículo 202 de la Constitución Política del Perú:
“Corresponde al Tribunal Constitucional: (…) 2. Conocer, en última y
definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de hábeas corpus,
amparo, hábeas data, y acción de cumplimiento”.
c) El artículo 18 del Código Procesal Constitucional:
“Contra la resolución de segundo grado que declara infundada o impro-
cedente la demanda, procede recurso de agravio constitucional ante el
Tribunal Constitucional”.
d) El artículo 19 del Código Procesal Constitucional:
“Contra la resolución que deniega el recurso de agravio constitucional
procede recurso de queja. Este se interpone ante el Tribunal Constitu-
cional”.

80
BERLY LÓPEZ FLORES

Es importante señalar que el incumplimiento en sus propios términos de


una sentencia constitucional dictada por el Tribunal Constitucional acarrea en
la práctica una denegatoria (desestimación) de lo pretendido en la demanda;
he aquí la razón de que este RAC guarde absoluta conformidad con lo dis-
puesto en el inciso 2 del artículo 202 de la Constitución Política del Perú y con
el artículo 18 del Código Procesal Constitucional.
¿Cuál es el sustento jurisprudencial de este RAC extraordinario?
a) Sentencia del Tribunal Constitucional de fecha 27 de enero de 2006,
recaída en el Exp. N° 02877-2005-PHC/TC.
La emisión de esta sentencia tuvo como origen la interposición de un
RAC por parte de don Luis Lagomarcino Ramírez contra una decisión de
segunda instancia que si bien declaró fundada la demanda de hábeas corpus,
no consideró necesario remitir copias de lo actuado al Ministerio Público a
efectos que se declare la responsabilidad penal del agresor (artículo 8 del
Código Procesal Constitucional).
El RAC fue declarado improcedente, pero ello no fue obstáculo para que
el Tribunal Constitucional emita pautas respecto a los requisitos de procedi-
bilidad de este medio impugnatorio.
En esta ocasión, el Tribunal Constitucional estableció que, para poder
ingresar o emitir un pronunciamiento sobre el fondo del asunto, debe existir
una clara determinación respecto a la procedencia del RAC.
En tal sentido, en el RAC se deberá alegar y verificar: 1) la vulneración
manifiesta del contenido esencial del ámbito constitucionalmente protegido de
un derecho fundamental; y 2) el previo reconocimiento de tutela del derecho
solicitada en la demanda respecto del cual se ha declarado improcedente o
infundado el pedido de reparación o restablecimiento al agraviado en el pleno
goce de sus derechos constitucionales.
De no verificarse estos presupuestos, entonces el RAC será desestimado
de plano.
Vemos, así, que esta sentencia se constituye en el primer sustento o génesis
jurisprudencia del RAC favor del cumplimiento de sentencias expedidas por
el Poder Judicial, pues habilitó la excepcional procedencia del RAC cuando a
pesar de haberse estimado una demanda constitucional el pedido de ejecución
de sentencia (restitución del derecho vulnerado) es desestimado por el juez de
la demanda.

81
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

b) Resolución del Tribunal Constitucional de fecha 2 de octubre de


2007, recaída en el Exp. N° 00168-2007-Q/TC.
Subyace a la expedición de esta resolución la alegada situación de incum-
plimiento de una sentencia constitucional expedida por el Tribunal Constitu-
cional.
No obstante que de esta resolución no se pueden revelar mayores datos
o hechos del caso; sin embargo, se advierte con meridiana claridad que pre-
existiría una sentencia constitucional a favor del Banco Continental que
ordenó la devolución de acciones societarias, más el pago de intereses legales;
y presentándose un pedido ante el juez de ejecución de sentencia para que se
ordene la devolución de dichas acciones, este fue desestimado por el órgano
judicial conllevándose así a un desconocimiento de la sentencia que estimó la
demanda.
Esta resolución constituye la proclamación oficial de la existencia de un
RAC a favor del cumplimiento de una sentencia expedida por el Tribunal
Constitucional.
En ella, se estableció que el Tribunal Constitucional no puede permanecer
indiferente ante los supuestos de incumplimiento de lo dispuesto en sus sen-
tencias o de su ejecución defectuosa que modifica la decisión emitida, por
lo que frente a estas situaciones debe habilitarse la procedencia del RAC a
efectos de que tales vulneraciones sean verificadas por el Tribunal escuchando
al órgano judicial emplazado y permitiendo, al propio tiempo, una afirmación
de su decisión expedida.
c) Sentencia del Tribunal Constitucional de fecha 26 de octubre de
2010, recaída en el Exp. N° 00004-2009-PA/TC
La emisión de esta sentencia tiene como origen la interposición de una
demanda de “amparo contra amparo” dirigida a cuestionar una resolución
judicial recaída en etapa de ejecución de sentencia de un proceso constitucional.
Sucede que el recurrente en “amparo contra amparo” don Roberto Allcca
Atachaua había obtenido una decisión a su favor que ordenaba su reincorpo-
ración como trabajador en un gobierno local (Municipalidad Distrital de Ate).
Sin embargo, en etapa de ejecución de sentencia del proceso constitu-
cional los órganos judiciales encargados de ejecutar la sentencia consideraron
que el recurrente podía ser reincorporado como locador de servicio.

82
BERLY LÓPEZ FLORES

Ante esta desnaturalización de la sentencia constitucional que ordenaba


la reincorporación del recurrente como trabajador, y no como locador, el
Tribunal Constitucional declaró fundada la demanda de “amparo contra
amparo” al verificar la vulneración del derecho a la efectividad de las resolu-
ciones judiciales.
Esta sentencia, prima facie, aborda el problema relacionado con el incum-
plimiento de sentencias constitucionales y su solución a través del mecanismo
del “amparo contra amparo”.
Sin embargo, ello no fue obstáculo para que el Tribunal Constitu-
cional profundice en los contenidos y amplíe la tipología del RAC a favor
del cumplimiento de sentencia expedida por el Tribunal Constitucional (Exp.
N° 00168-2007-Q/TC).
Se trata, en consecuencia, de una redefinición procesal de este RAC con la
finalidad de alcanzar y optimizar de manera pronta la ejecución en sus propios
términos de una sentencia expedida por el Tribunal Constitucional.
Muestra de esta redefinición se comprueba con el nuevo nomen iuris de
este RAC, denominándose ahora “recurso de apelación por salto a favor de la
ejecución de una sentencia del Tribunal Constitucional”.
Consideramos aquí que lo más apropiado era denominar a este mecanismo
procesal como “recurso de agravio constitucional per saltum a favor de la
ejecución de una sentencia del Tribunal Constitucional”, puesto que el
impugnante se “salta con garrocha” la apelación para así tener el derecho a
interponer de manera directa el RAC ante el juez de primer grado, quien luego
lo elevará al Tribunal Constitucional.
Es pertinente precisar que, bajo ningún concepto, el Tribunal Constitu-
cional tiene competencia legal para conocer controversias constitucionales
principales o incidentales con motivo de la interposición de un recurso de ape-
lación, sino que conoce de éstas con motivo de la interposición de un RAC.
Así lo establece expresamente el Código Procesal Constitucional y la
Constitución Política del Perú. Por ello, resultaba pertinente denominar a este
mecanismo procesal como “recurso de agravio constitucional per saltum a
favor de la ejecución de una sentencia del Tribunal Constitucional”.
En ese sentido, atendiendo a la naturaleza de las cosas y no a la etiqueta
con que se nombre a ellas (principio de primacía de la realidad procesal),
estamos en presencia, aquí, de un verdadero RAC, toda vez que el Tribunal

83
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Constitucional tiene competencia exclusiva para conocer en último grado de


este recurso, mas no tiene competencia para conocer del recurso de apelación
en ningún supuesto.
Y es que el incumplimiento en sus propios términos de una sentencia cons-
titucional dictada por el Alto Tribunal acarrea en la práctica una denegatoria
(desestimación) de lo pretendido en la demanda, por ello es que de conformidad
con lo dispuesto en el inciso 2 del artículo 202 de la Constitución Política del
Perú y en el artículo 18 del Código Procesal Constitucional se habilita la pro-
cedencia del RAC –y no del recurso de apelación– a efectos de que el Tribunal
Constitucional se pronuncie en última y definitiva instancia respecto a la eje-
cución en sus propios términos de una sentencia constitucional.
Esta sentencia también incorpora importantes precisiones y modifica-
ciones al RAC a favor del cumplimiento de una sentencia expedida por el
Tribunal Constitucional, el cual fuera oficializado y proclamado en la RTC
N° 00168-2007-Q/TC.
Ya hemos comentando que la primera precisión o modificación recae
sobre el nomen iuris de este mecanismo procesal, actualmente se llama
“recurso de apelación por salto a favor de la ejecución de una sentencia del
Tribunal Constitucional”.
Otras precisiones o modificaciones recaen sobre los supuestos de impro-
cedencia de este RAC, es decir, se han incorporado causales que restringen
la interposición de este RAC, tales como, cuando la ejecución de la sentencia
constitucional trae consigo la necesidad de realizar un debate incidental amplio
y complejo respecto a algunos aspectos materia de ejecución relacionados con
el monto de la pensión de cesantía o jubilación, o de los devengados, o de los
reintegros, o de los intereses, o de las costas o de los costos; o si la sentencia
materia de ejecución contiene un mandato que es o progresivo o condicionado
a la realización de un evento.
Estos supuestos tendrán que ser tramitados con el régimen general del
RAC a favor del cumplimiento de sentencia expedida por el Tribunal Consti-
tucional proclamado en la RTC N° 00168-2007-Q/TC.
Por este motivo, para que el asunto llegue a conocimiento del Tribunal
Constitucional se debe agotar todas las instancias del Poder Judicial, es decir,
realizar el pedido de ejecución de sentencia ante el juez de primer grado, en
caso de ser desestimado el pedido se debe plantear el recurso de apelación, y
de ser desestimado este, recurrir vía RAC.

84
BERLY LÓPEZ FLORES

A contrario sensu, se someterán al régimen especial del “recurso de ape-


lación [de agravio constitucional] por salto a favor de la ejecución de una
sentencia del Tribunal Constitucional” proclamado en la STC Exp. N° 0004-
2009-PA/TC los pedidos desestimatorios de ejecución de sentencia que no
impliquen un debate incidental amplio y complejo respecto a algunos puntos
de la sentencia materia de ejecución.
En estos supuestos, para que el asunto llegue a conocimiento del Tribunal
Constitucional no es necesario agotar todas las instancias del Poder Judicial.
Solo se debe realizar el pedido de ejecución de sentencia ante el juez de primer
grado, y en caso de ser este desestimado plantear directamente el recurso de
apelación –RAC– ante este, quien luego lo elevará directamente al Tribunal
Constitucional.
¿Cuáles son sus presupuestos procesales?
a) La existencia de una sentencia ejecutoriada expedida en un proceso
constitucional de tutela de derechos fundamentales (amparo, cumpli-
miento, hábeas data, hábeas corpus) que ha sido definido en última
grado por el Tribunal Constitucional.
b) El incumplimiento o inejecución de lo ordenado en la sentencia cons-
titucional.
¿Cuáles son sus presupuestos sustantivos?
a) La persona que solicita, vía RAC, la ejecución de la sentencia debe
ser el demandante vencedor en el proceso constitucional. También,
puede ser el demandado perdedor en el proceso constitucional en
cuyo favor la sentencia también ha declarado –en sus fundamentos o
en el fallo– algo que tiene que ser ejecutado.
b) La existencia de un acto procesal –resolución– del juez o la Sala
(dependiendo del régimen del RAC) que tiene por cumplida o eje-
cutada la sentencia, y da por concluido el proceso constitucional
decretando el archivo definitivo del mismo, a sabiendas del incum-
plimiento de la sentencia constitucional.
c) El manifiesto incumplimiento de la sentencia constitucional en
algunos de sus aspectos declarados o restituidos, o en la forma de su
ejecución tratándose de una declaratoria de nulidad del acto lesivo.

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MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

¿Cuál es la tramitación del RAC a favor del cumplimiento


de sentencias expedidas por el Tribunal Constitucional?
a) Dependiendo del régimen del RAC –general o especial– a utilizar,
este deberá ser planteado ante el órgano judicial de segunda instancia
(Sala Civil, Constitucional o Penal) o ante el órgano de primera ins-
tancia (juez civil, constitucional o penal) que convalida o confirma la
decisión de dar por cumplida o ejecutada la sentencia, y concluido el
proceso constitucional decretando el archivo definitivo.
b) Este órgano judicial luego remitirá el expediente al Tribunal Consti-
tucional para que emita pronunciamiento en último grado.
Dependerá del régimen del RAC recorrer o no las instancias judiciales
inferiores, pues con el régimen especial del RAC per saltum se impugna la
decisión de primer grado que desestimó el pedido de ejecución de sentencia,
entendiéndose por ello que el agraviado “salta con garrocha” el recurso de ape-
lación para interponer de manera directa el RAC ante el juez de la demanda.
Cosa distinta sucede con el régimen general del RAC en donde si es
necesario recorrer las instancias inferiores del Poder Judicial.
c) El Tribunal Constitucional determinará si la sentencia constitucional
ha sido cumplida o ejecutada en sus propios términos, aspectos o
sentidos en que fue dictada.
En el supuesto de determinar que la sentencia constitucional ha sido
incumplida en algún término, aspecto o sentido en que fue dictada, entonces
declarará fundado el RAC y decretara la nulidad de las resoluciones judi-
ciales que dieron por cumplida o ejecutada la sentencia, ordenando al órgano
judicial ejecutar la sentencia en el extremo que aún no ha sido ejecutado.
d) La decisión emitida por el Tribunal Constitucional es inimpugnable.
Solo cabe la subsanación, aclaración o reposición.
¿Qué herramientas tiene el Tribunal Constitucional para resolver
este RAC extraordinario?
a) Utilizar el test de verificación acerca del cumplimiento de sentencias
constitucionales.
En efecto, este mecanismo sustantivo resulta de aplicación cuando el
mandato contenido en la sentencia es completo, claro, preciso, cierto y por
ello despliega sus efectos por el solo mérito de haber sido expedido.

86
BERLY LÓPEZ FLORES

A través de este mecanismo, el órgano judicial deberá ser muy cuidadoso


de ubicar la sentencia firme que tiene autoridad de cosa juzgada y su inte-
gración o aclaración a esta, las cuales constituyen el título de ejecución.
Más precisamente, deberá ubicar el mandato contenido en la sentencia,
es decir, remitirse a la parte resolutiva de la sentencia donde consta el fallo o
la decisión, pues es allí donde precisamente se expresa la norma de conducta
a cumplir por la parte vencida en el proceso constitucional, esto es, dar, hacer
o no hacer (ejemplo: el mandato de que se otorgue una pensión; de que se
reponga a un trabajador; de que se expida una nueva resolución judicial, etc.).
Luego de ello, el órgano judicial deberá acudir directamente a los
actuados que conforman el incidente de ejecución a los efectos de verificar
si la parte vencida en el proceso constitucional ha cumplido o ha ejecutado
la sentencia constitucional (ejemplo: verificar la expedición de la resolución
administrativa que otorga la pensión; el acta de reposición del trabajador; la
existencia de la resolución judicial, etc.).
Conforme se aprecia, se trata simplemente de merituar si se ha dado cum-
plimiento a lo ordenado en la sentencia, atendiendo a una verificación fáctica
de lo ordenado en la sentencia.
A tal efecto, se deberá verificar la coincidencia material entre lo ordenado
en la sentencia y la conducta cumplida por la parte vencida en el proceso cons-
titucional. Aquello constituye objeto de control en este RAC: verificar si la
conducta desplegada por la parte vencida en el proceso constitucional
satisface lo ordenado en la sentencia constitucional.
De verificarse que aún queda pendiente por ejecutar algunos puntos de la
sentencia, entonces declarará fundada la demanda, y ordenará al juez de eje-
cución el cumplimiento de la sentencia constitucional.
b) Interpretar el mandamus contenido en sentencias constitucionales
(SSTC Exps. N° 03088-2009-PA/TC y N° 02602-2010-PA/TC).
El órgano judicial encargado de la ejecución de una sentencia cons-
titucional no en todos los casos se encuentra frente a pedidos de ejecución
simples u ortodoxos, sino que por el contrario se puede encontrar también
frente a pedidos complejos o controvertidos provenientes de sentencias cons-
titucionales que no contienen un mandato claro, cierto e incontrovertido, sea
por la materia científica que abordan, sea por una falta de técnica judicial al
expedirse un mandato judicial incompleto.

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MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Empero, no por ello están exceptuadas de ser ejecutadas. Precisamente,


este mecanismo sustantivo atiende a resolver las lagunas o antinomias del
mandato contenido en las sentencias constitucionales con la finalidad de posi-
bilitar su efectivo cumplimiento.
Ya sea por la temática compleja que aborda una sentencia constitucional
o por la falta de claridad con que se expresa el mandato de esta, lo cierto es
que existe una sentencia y esta necesariamente tiene que ser ejecutada por ser
una cualidad esencial la una de la otra.
En efecto, estando en presencia de una sentencia constitucional solo cabe
disponer los actos tendientes a su ejecución, así esta no contenga un mandato
cierto, claro e incontrovertible.
Y es que habiendo precluido la posibilidad de promover un pedido de
aclaración, subsanación o corrección a la sentencia, por negligencia procesal
del vencedor o del vencido en el proceso constitucional, subsiste aún el
derecho fundamental a la efectividad de las resoluciones judiciales, cuya titu-
laridad recae en la parte vencedora en el proceso constitucional.
De modo tal que solo le queda al juez ejecutar la sentencia independien-
temente de que el texto del mandato judicial no sea claro o preciso o contenga
algún vacio judicial.
Lo expuesto nos introduce, pues, en el complejo mundo de la interpre-
tación de los mandatos judiciales como un mecanismo sustantivo de oficio para
coadyuvar a la ejecución de una sentencia constitucional oscura, imprecisa o
incompleta.
A tal efecto, resulta conveniente extrapolar los métodos de interpretación
de la ley utilizados para resolver problemas de lagunas o antinomias, a fin de
que el órgano judicial se apoye en ellos para desentrañar el verdadero sentido
del mandato contenido en la sentencia o revelar la voluntad del juzgador al
expedirla.
Pensemos, a manera de ejemplo, en una sentencia expedida en un proceso
constitucional de amparo en materia laboral, a través del cual se ordena la
reposición de un trabajador en su puesto de trabajo con igual remune-
ración que percibía al momento de ser despido; empero omite pronunciarse
sobre el contrato que se suscribirá para ser efectiva la reposición ordenada
(si contrato de locación de servicios o contrato de trabajo). Se genera así el
cuestionamiento, en fase de ejecución de sentencia, sobre qué contrato deberá
suscribir el trabajador al momento de su reposición.

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BERLY LÓPEZ FLORES

Imaginemos otra sentencia expedida en un proceso constitucional de amparo


contra resolución judicial, en la cual se declara la nulidad de resoluciones judi-
ciales de primera y segunda instancia que desestimaron una demanda de nulidad
de acto jurídico, ordenándose la renovación de tales resoluciones judiciales;
empero omite pronunciarse sobre la nulidad de la resolución casatoria que es
confirmatoria de las decisiones desestimatorias de la demanda emitidas por las
instancias inferiores. Esta situación genera el cuestionamiento de si perviven los
efectos de la resolución casatoria a pesar de haberse declarado la nulidad de las
resoluciones judiciales inferiores vinculadas a ella.
Sentencias como las descritas, lamentablemente, suelen ser expedidas de
manera muy recurrente por el Poder Judicial, a lo cual se le suma la negli-
gencia de las partes procesales de no solicitar la integración o aclaración
oportuna de estas. Pero, estas anomalías o defectos intrínsecos no pueden ser
óbice para que la sentencia constitucional sea desnaturalizada o incumplida en
los aspectos declarados o en la finalidad en que fue expedida.
En estos casos, el órgano judicial podrá apoyarse en los métodos de inter-
pretación del mandato contenido en las sentencias constitucionales.
En coincidencia con lo aquí señalado, el Tribunal Constitucional en la
STC Exp. N° 03088-2009-PA/TC de fecha 23 de agosto de 2010 reflexionando
sobre la problemática de la inejecución de sentencias constitucionales, expresó
que tanto las normas jurídicas, así como los mandatos judiciales en las que el
derecho se encuentra plasmado se expresan mediante el lenguaje, pero este, al
prescribir una norma o establecer una regla de comportamiento (obligación de
dar, hacer o no hacer), también puede ser oscuro, ambiguo y/o dudoso.
Por lo tanto, teniéndose como base la identidad estructural entre una
norma jurídica (que contiene un mandato preceptivo compuesto de supuesto
de hecho y consecuencia) y un mandato judicial (que contiene una regla de
comportamiento-obligación de dar, hacer o no hacer), el Tribunal estableció la
ineludible obligación del operador judicial juez o sala superior encargado de
ejecutar lo resuelto en el proceso judicial, de valerse de los siguientes métodos
de interpretación jurídica: el literal, el histórico y el finalista (ratio mandato)
a los efectos de evitar futuras vulneraciones del derecho a que se respete una
resolución que ha adquirido la calidad de cosa juzgada.
En tal sentido, el Tribunal explicó que:
a) Con la utilización del método histórico: Se interpretará el mandato
judicial recurriendo a sus antecedentes, verificando para ello las

89
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

pretensiones de la demanda, su auto admisorio, la contestación a ella, el


auto de saneamiento y la fijación de puntos controvertidos, y todo escrito
judicial que sirva para inferir o descubrir qué es lo que realmente preten-
dieron el actor o los actores de la demanda.
b) Con la utilización del método literal: Se ejecutará lo resuelto en
un proceso judicial descubriendo el significado y sentido del mandato
judicial a través del estudio y análisis de la letra del propio mandato (que
puede ser una obligación de dar, hacer, no hacer, etc.) prestando atención
a la gramática, a la semántica y a la sintaxis.
c) Con la utilización del método finalista (ratio mandato): Se inter-
pretará el mandato judicial a través del fin para el cual fue expedido,
es decir, se deberá descubrir cuál era la finalidad buscada con su expe-
dición. Para ello, se tomará como parámetro interpretativo la natu-
raleza misma del proceso judicial y las pretensiones que por ley solo
son admisibles al proceso judicial que sirvió de plataforma para expedir
el mandato judicial.
En la STC Exp. N° 03088-2009-PA/TC, antes descrita, la Empresa
Compañía de Servicios Turísticos César S.A., vencedora en el proceso de
amparo seguido en contra de la Sunat, alegó en su RAC ser titular de una sen-
tencia constitucional expedida por el Poder Judicial que ordenó a su favor el
acogimiento a un determinado régimen de fraccionamiento tributario.
En fase de ejecución de sentencia, la Sunat argumentó haber dado cum-
plimiento a la sentencia autorizando el acogimiento al régimen de fracciona-
miento tributario por el monto de S/. 100,000.00. La empresa, por su lado,
alegó el incumplimiento de la sentencia constitucional, pues consideraba
que el acogimiento al fraccionamiento tributario debía ser por el monto de
S/. 7´671,014.00. Los órganos judiciales encargados de la ejecución de la sen-
tencia en primera y segunda instancia dieron la razón a la Sunat.
Como es evidente, debido a que la sentencia constitucional no establecía
ni señalaba expresamente el monto dinerario que debía ser objeto de frac-
cionamiento tributario, en fase de ejecución de sentencia se generó el debate
acerca del monto con que debía ejecutarse la sentencia constitucional: ¿era por
los S/. 100,000.00 o por los S/. 7´671,014.00?
Llegado el caso a conocimiento del Tribunal Constitucional, por la vía
del RAC a favor del cumplimiento de una sentencia del Poder Judicial, el
Tribunal aplicando los métodos de interpretación histórico, literal y finalista

90
BERLY LÓPEZ FLORES

del mandato contenido en la sentencia determinó que la sentencia consti-


tucional había ordenado el acogimiento al régimen de fraccionamiento tri-
butario por el monto de S/. 7´671,014.00.
Así, con la aplicación del método de interpretación histórico del mandato
contenido en la sentencia, el Tribunal verificó que la empresa había accionado
por la vía del amparo cuestionando la decisión de la Sunat, expedida en la vía
administrativa, que autorizó tan solo el acogimiento parcial en el régimen de
fraccionamiento por el monto de S/. 100,000.00.
De este modo, entendió que la demanda planteada por la empresa tenía
por finalidad revertir lo resuelto por la Sunat en la vía administrativa y
se le permita incluir en el régimen de fraccionamiento especial un monto
mayor que, según lo peticionado en la demanda, ascendía a la suma de
S/. 7´671,014.00.
Por lo tanto, estimó que bajo ningún concepto cabía ejecutar la sentencia
autorizándose el fraccionamiento por un monto similar a los S/. 100,000.00,
pues este monto ya había sido materia de cuestionamiento en el proceso de
amparo.
Con la aplicación del método de interpretación literal, el Tribunal advirtió
que lo decretado en la sentencia constitucional era el acogimiento al frac-
cionamiento especial y por ello la decisión recaída en la sentencia com-
prende un acogimiento total en el régimen de fraccionamiento por la suma de
S/. 7´671,014.00, pues consideró que si bien es cierto en la sentencia se omitió
la precisión respecto al monto de dicho acogimiento; sin embargo, tal omisión
de ningún modo puede ser entendido como un acogimiento por el monto de
S/. 100,000.00, toda vez que “no se puede distinguir donde el mandato judicial
no distingue”.
Por último, con la aplicación del método de interpretación finalista (ratio
mandato) el Tribunal también arribó a la conclusión antes descrita, pues con-
sideró que resultaba ilógico y hasta carente de razonabilidad que vía ejecución
de sentencia de un proceso de amparo se vuelva a incurrir en el mismo acto
que precisamente dio origen a la interposición de la demanda de amparo (la
autorización para el acogimiento al régimen de fraccionamiento por el monto
de S/. 100,000.00), máxime si se tenía en cuenta que los efectos estimatorios
de un amparo son eminentemente “restitutorios”.
Concluyó así que al no advertirse una transformación en la esfera jurídica
de la empresa, se entendía, entonces, que la sentencia recaída en el presente

91
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

proceso amparo aún no había sido ejecutado al no haber desplegado sus


efectos restitutorios.
Posteriormente, en la STC Exp. N° 02602-2010-PA/TC, de fecha 5 de enero
de 2011, el Tribunal Constitucional ratificó la aplicación de este mecanismo
sustantivo de interpretación del mandato contenido en las sentencias cons-
titucionales. Esta vez, lo hizo con ocasión de resolver el cuestionamiento
planteado a lo resuelto en un incidente de represión de actos homogéneos.
En el presente caso, doña Carmen Prado Huamaní vencedora en el proceso
de amparo seguido en contra de Unidad de Gestión Educativa UGEL- La Mar
alegó en su demanda de “amparo contra amparo” ser titular de una sentencia
constitucional expedida por el Poder Judicial que ordenó a su favor la repo-
sición inmediata en la plaza que venía ocupando en la entidad demandada en
el Distrito de San Miguel de la Provincia de La Mar, siendo acatada la sen-
tencia con la expedición de Resoluciones Directorales a través de las cuales se
la repuso en la plaza similar de Secretaria I de la Oficina de Administración
- Sede UGEL - La Mar. Posteriormente, la UGEL expidió una Resolución
Directoral a través de la cual la reubica en la plaza de Personal de Servicio III
y en otra sede que no es la UGEL - La Mar.
Por este motivo, Carmen Prado Huamaní solicitó ante el órgano judicial
la represión de actos homogéneos, pedido que fue estimado al considerarse
que existe afectación del derecho en el extremo de la ubicación geográfica
y del centro de trabajo, mas no así en la plaza que le fue otorgada, decisión
contra la cual interpone demanda de “amparo contra amparo” cuestionando
lo resuelto en fase de ejecución de sentencia (incidente de represión de actos
homogéneos) argumentando que la sentencia constitucional dictada a su favor
había ordenado que sea repuesta en la plaza de Secretaria I.
Como es fácil advertir, la sentencia constitucional no señalaba expre-
samente la plaza donde debía ser repuesta la vencedora del proceso constitu-
cional, por ello se generó en fase de ejecución de sentencia el debate respecto
a la plaza donde ella debía ser repuesta ¿si la plaza de Secretaria I o la plaza
de Personal de Servicio III?
Llegado el caso a conocimiento del Tribunal Constitucional, por la vía
del “amparo contra amparo”, el Tribunal Constitucional aplicando el método
de interpretación histórica del mandato contenido en la sentencia, determinó
que la que la plaza donde debía ser repuesta la recurrente es la de Personal de
Servicio III.

92
BERLY LÓPEZ FLORES

Así, con la aplicación del método de interpretación histórica del mandato


contenido en la sentencia, el Tribunal logró verificar que en la primera demanda
de amparo Carmen Prado Huamaní había señalado como petitorio que “se
declare inaplicable el Memorando N° 108-2004-MEGR-AYAC-DREA-UGEL-
DIR/EA.I (J.PER), en consecuencia disponga su reposición como Personal de
Servicios III de la entidad demandada, por habérsele separado de la institución
sin causa justa y sin proceso administrativo”.
Asimismo, el Tribunal verificó que en el fundamento de hecho primero de
su demanda esta señalaba que ella “desempeñó diversas funciones en diversos
centros educativos y la sede de la UGEL - La Mar (…) desde mayo de 2003
hasta la actualidad como Personal de Servicio III del Centro Educativo Dos
de Mayo de Lechemayo del distrito de Anco”, razones por las cuales se des-
estimó la demanda de “amparo contra amparo” al haber verificado que la plaza
habitual de la recurrente era Personal de Servicios III.
En conclusión, tanto las normas jurídicas así como los mandatos judi-
ciales en las que el derecho se encuentra plasmado se expresan mediante
enunciados lingüísticos, y estos al prescribir una norma o establecer una
regla de comportamiento (obligación de dar, hacer o no hacer), puede ser
oscuro y/o dudoso.
En muchas ocasiones no se puede, a la primera impresión o lectura, des-
cifrar con meridiana claridad la voluntad del legislador o la de un juez que
expide un mandato judicial, inclusive estas pueden no contener la intención
que se tuvo para sancionar la norma o expedir el mandato judicial.
El mandato judicial, por tener que valerse de enunciados lingüísticos, no
escapan a este problema.
La necesidad de interpretar no solamente surge de una falta de claridad
en el enunciado de la norma o del mandato judicial, puesto que la interpre-
tación de las normas o del mandato judicial siempre está presente al momento
de aplicar el derecho y ejecutar lo resuelto en un proceso judicial.
Por más que la norma que va ser objeto de interpretación o el mandato
judicial que va ser objeto de ejecución no ostente complejidad, a los efectos
de desentrañar su significado y sentido, siempre existe la necesidad de inter-
pretar.
De este modo, solo a través de la interpretación se podrá aspirar, con la
mayor certeza, a encontrar la más definida voluntad de la norma jurídica o del

93
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

mandato judicial para la solución de la controversia, a los efectos de optimizar


el valor justicia.

3. El RAC extraordinario a favor de la ejecución de una sentencia


del PJ
Dependerá pues del grado de claridad, precisión y certeza con que haya
sido expedido el mandato contenido en la sentencia o más precisamente de la
orden que ella contiene (dar, hacer o no hacer).
De modo tal, que si el mandato contenido en la sentencia es claro, preciso,
cierto y por sí mismo despliega sus efectos, entonces el órgano judicial aplicará
el test de verificación de la sentencia constitucional.
Por el contrario, si el mandato contenido en la sentencia es poco claro,
incierto, condicionado, impreciso o dudoso, entonces el órgano judicial
aplicará los métodos de interpretación del mandato contenido en la sentencia,
a fin de promover o posibilitar su efectiva ejecución o cumplimiento, concre-
tizando así el derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales.
Queda claro que toda sentencia expedida en un proceso constitucional
o en uno ordinario necesariamente tiene que ser ejecutada en sus aspectos o
sentidos declarados, independientemente de que el proceso del cual emerge
haya sido tramitado de manera irregular o con vulneración de derechos cons-
titucionales de algunas de las partes procesales; cuestionamientos estos que no
tendrían éxito alguno de ser planteado en la etapa o fase de ejecución de sen-
tencia, pues en esta tan solo se discute la correcta ejecución de lo ya decidido
en la sentencia.
En efecto, la sentencia constitucional que emerge de la tramitación
irregular de un proceso o involucra la vulneración de derechos constitucionales
de algunas de las partes procesales, solo podrá ser cuestionada o revisada a
través de los medios impugnatorios que prevé la propia ley procesal sobre la
materia, es decir, a través de los recursos de apelación y de agravio constitu-
cional (mecanismos internos de control constitucional de las sentencias cons-
titucionales).
Adicionalmente, la sentencia constitucional también puede ser cues-
tionada o dejada sin efecto por la vía del “amparo contra amparo”, cuando
esta ha sido emitida con vulneración de los derechos constitucionales de las
partes procesales o de un tercero que no participó en el proceso constitucional.

94
BERLY LÓPEZ FLORES

Precluidas tales vías o no habiéndose agotado estas solo cabe ejecutar


las sentencias sin miramiento alguno de su carácter de injusto o no apegada a
derecho.
Y es que cuando el proceso constitucional llega a la etapa o fase de eje-
cución de sentencia se entiende que el debate de la materia controvertida ya se
agotó con la expedición de la sentencia, y no puede prolongarse o revivirse en
fase de ejecución en donde solo cabe ejecutarse indefectiblemente la sentencia
a menos que en otro proceso constitucional de “amparo contra amparo” se haya
dejado sin efecto esta, situación en la cual ya no existiría título jurídico alguno
por ejecutar, viéndose limitado el derecho a la cosa juzgada del vencedor en el
primer proceso constitucional.
Por lo expuesto, expedida una sentencia constitucional “solo cabe ser eje-
cutada sin dudas ni murmuraciones”, en los propios términos en que fue dictada.
Por excepción, es posible oponerse u observar el pedido de ejecución
de sentencia sustentándose precisamente en el propio cumplimiento o en
la ejecución misma de la sentencia, no pueden alegarse razones de fondo
que ya fueron discutidas y resueltas en la etapa decisoria del proceso cons-
titucional.
En suma, resultará improcedente toda alegación que busque perturbar
la ejecución de una sentencia constitucional por razones de caducidad, eco-
nómicas, presupuestarias, políticas o de cualquier otra índole.
Al respecto, este RAC extraordinario es un medio impugnatorio que tiene
por finalidad última la correcta ejecución, en sus propios términos, de sen-
tencias expedidas en procesos constitucionales por el Poder Judicial.
¿Cuál es su base normativa?
a) El artículo 139.2 de la Constitución Política del Perú:
“Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (…) Ninguna
autoridad (…) puede dejar sin efecto resoluciones que han pasado
en autoridad de cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trámite, ni
modificar sentencias ni retardar su ejecución”.
b) El artículo 202 de la Constitución Política del Perú:
“Corresponde al Tribunal Constitucional: (…) 2. Conocer, en última y
definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de hábeas corpus,
amparo, hábeas data, y acción de cumplimiento”.

95
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

c) El artículo 18 del Código Procesal Constitucional:


“Contra la resolución de segundo grado que declara infundada o impro-
cedente la demanda, procede recurso de agravio constitucional ante el
Tribunal Constitucional”.
d) El artículo 19 del Código Procesal Constitucional:
“Contra la resolución que deniega el recurso de agravio constitucional
procede recurso de queja. Este se interpone ante el Tribunal Constitucional”.
Es importante señalar que el incumplimiento en sus propios términos de
una sentencia constitucional dictada por el Tribunal Constitucional acarrea en
la práctica una denegatoria (desestimación) de lo pretendido en la demanda;
he aquí la razón de que este tipo de RAC guarda absoluta conformidad con lo
dispuesto en el inciso 2 del artículo 202 de la Constitución Política del Perú y
con el artículo 18 del Código Procesal Constitucional.
¿Cuál es el sustento jurisprudencial de este RAC extraordinario?
a) Sentencia del Tribunal Constitucional de fecha 27 de enero de 2006,
recaída en el Exp. N° 02877-2005-PHC/TC.
La emisión de esta sentencia tuvo como origen la interposición de un
RAC por parte de don Luis Lagomarcino Ramírez contra una decisión de
segunda instancia que si bien declaró fundada la demanda de hábeas corpus,
no consideró necesario remitir copias de lo actuado al Ministerio Público a
efectos de que se declare la responsabilidad penal del agresor (artículo 8 del
Código Procesal Constitucional).
El RAC fue declarado improcedente, pero ello no fue obstáculo para que
el Tribunal Constitucional emita pautas respecto a los requisitos de procedi-
bilidad de este medio impugnatorio.
En esta ocasión el Tribunal Constitucional estableció que para poder
ingresar o emitir un pronunciamiento sobre el fondo del asunto debe existir
una clara determinación respecto a la procedencia del RAC.
En tal sentido, en el RAC se deberá alegar y verificar: 1) la vulneración
manifiesta del contenido esencial del ámbito constitucionalmente protegido de
un derecho fundamental; y 2) el previo reconocimiento de tutela del derecho
solicitada en la demanda respecto del cual se ha declarado improcedente o
infundado el pedido de reparación o restablecimiento al agraviado en el pleno
goce de sus derechos constitucionales.

96
BERLY LÓPEZ FLORES

De no verificarse estos presupuestos, entonces el RAC será desestimado


de plano.
Vemos así que esta sentencia se constituye en el primer sustento o génesis
jurisprudencia del RAC a favor del cumplimiento de sentencias expedidas por
el Poder Judicial, pues habilitó la excepcional procedencia del RAC cuando a
pesar de haberse estimado una demanda constitucional el pedido de ejecución
de sentencia (restitución del derecho vulnerado) es desestimado por el juez de
la demanda.
b) Resolución del Tribunal Constitucional de fecha 14 de octubre de
2008, recaída en el Exp. N° 00201-2007-Q/TC.
Subyace a la expedición de esta resolución la alegada situación de incum-
plimiento de una sentencia constitucional expedida por el Poder Judicial.
No obstante que de esta resolución no se pueden revelar mayores datos
o hechos del caso; sin embargo, se advierte con meridiana claridad que pre-
existiría una sentencia constitucional a favor de la Asociación Pro Vivienda
Vecinos de la Urbanización Neptuno que decretó la nulidad de una serie de
resoluciones administrativas expedidas por la Superintendencia de Bienes
Nacionales; y presentándose un pedido ante el juez de ejecución de sentencia
para que se dicte resolución declarando la nulidad de tales resoluciones, este
fue desestimado por el órgano judicial conllevando a un desconocimiento de
la sentencia que estimó la demanda.
Esta resolución constituye la proclamación oficial de un RAC a favor del
cumplimiento de una sentencia constitucional expedida por el Poder Judicial.
Así, se estableció en ella que corresponde al Tribunal Constitucional valorar
el grado de incumplimiento de las sentencias estimatorias expedidas por el
Poder Judicial cuando este no cumple dicha función; para lo cual se devolverá
lo actuado a efectos que el juez de la demanda dé estricto cumplimiento a lo
declarado por el Tribunal Constitucional.
¿Cuáles son sus presupuestos procesales?
a) La existencia de una sentencia ejecutoriada en un proceso constitu-
cional de tutela de derechos fundamentales (amparo, cumplimiento,
hábeas data, hábeas corpus) que ha sido definido en última instancia
por el Poder Judicial.
b) El incumplimiento o inejecución de lo ordenado en la sentencia.

97
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

¿Cuáles son sus presupuestos sustantivos?


a) La persona que solicita, vía RAC, la ejecución de la sentencia debe ser
el demandante vencedor en el proceso constitucional. También puede
ser el demandado perdedor en el proceso constitucional en cuyo favor
la sentencia ha declarado –en sus fundamentos o en el fallo– algo que
tiene que ser ejecutado.
b) La existencia de un acto procesal –resolución– del juez o la Sala
que tiene por cumplida o ejecutada la sentencia, y asimismo da
por concluido el proceso constitucional decretando el archivo defi-
nitivo del mismo, a sabiendas del incumplimiento de la sentencia
constitucional.
c) El manifiesto incumplimiento de la sentencia constitucional en
algunos de sus aspectos declarados o restituidos; o en la forma de su
ejecución tratándose de una declaratoria de nulidad del acto lesivo.
¿Cuál es la tramitación del RAC a favor del cumplimiento de sen-
tencias expedidas por el Poder Judicial?
a) El RAC es planteado ante el órgano judicial de segunda instancia
(Sala Civil, Constitucional o Penal) que convalida o confirma la
decisión de dar por cumplida o ejecutada la sentencia, y por con-
cluido el proceso constitucional, a sabiendas del incumplimiento de
la sentencia constitucional.
Este órgano judicial luego remitirá el expediente al Tribunal Constitucional
para que emita pronunciamiento en último grado. Es preciso aquí recorrer o
agotar las instancias judiciales inferiores interponiendo el recurso de apelación.
b) El Tribunal Constitucional determinará si la sentencia constitucional
ha sido cumplida o ejecutada en sus propios términos, aspectos o
sentidos en que fue dictada. En el supuesto de determinar que la sen-
tencia constitucional ha sido incumplida en algún término, aspecto
o sentido en que fue dictada, entonces declarará fundado el RAC
y decretará la nulidad de las resoluciones judiciales que dieron por
cumplida o ejecutada la sentencia, ordenando a los órganos judi-
ciales inferiores ejecutar la sentencia en el extremo que aún no ha
sido ejecutado.
c) La decisión emitida por el Tribunal Constitucional es inimpugnable.
Solo cabe la subsanación, aclaración o reposición.

98
BERLY LÓPEZ FLORES

¿Qué herramientas tiene el Tribunal Constitucional para resolver


este RAC extraordinario?
a) Utilizar el test de verificación acerca del cumplimiento de sentencias
constitucionales.
En efecto, este mecanismo sustantivo resulta de aplicación cuando el
mandato contenido en la sentencia es completo, claro, preciso, cierto y por
ello despliega sus efectos por el solo mérito de haber sido expedido.
A través de este mecanismo, el órgano judicial deberá ser muy cuidadoso
de ubicar la sentencia firme que tiene autoridad de cosa juzgada y su inte-
gración o aclaración a esta, las cuales constituyen el título de ejecución.
Más precisamente, deberá ubicar el mandato contenido en la sen-
tencia, es decir, remitirse a la parte resolutiva de la sentencia donde consta
el fallo o la decisión, pues es allí donde precisamente se expresa la norma
de conducta a cumplir por la parte vencida en el proceso constitucional,
esto es, el dar, hacer o no hacer (ejemplo: el mandato de que se otorgue
una pensión, de que se reponga a un trabajador, de que se expida una nueva
resolución judicial, etc.).
Luego de ello, el órgano judicial deberá acudir directamente a los actuados
que conforman el incidente de ejecución a los efectos de verificar si la parte
vencida en el proceso constitucional ha cumplido o ha ejecutado la sentencia
constitucional (ejemplo: verificar la expedición de la resolución adminis-
trativa que otorga la pensión, el acta de reposición del trabajador, la existencia
de la resolución judicial, etc.).
Conforme se aprecia, se trata simplemente de merituar si se ha dado cum-
plimiento a lo ordenado en la sentencia atendiendo a una verificación fáctica
de lo ordenado en la sentencia.
A tal efecto, se deberá verificar la coincidencia material entre lo ordenado
en la sentencia y la conducta cumplida por la parte vencida en el proceso cons-
titucional. Precisamente aquello constituye objeto de control de este RAC:
verificar si la conducta desplegada por la parte vencida en el proceso constitu-
cional satisface lo ordenado en la sentencia constitucional.
De verificarse que queda pendiente aún por ejecutar algunos puntos de la
sentencia, entonces declarará fundada la demanda, y ordenará al juez de eje-
cución del primer amparo el cumplimiento de la sentencia constitucional.

99
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

b) Interpretar el mandamus contenido en sentencias constitucionales


(SSTC Exps. N° 03088-2009-PA/TC y N° 02602-2010-PA/TC)
El órgano judicial encargado de la ejecución de una sentencia constitu-
cional no en todos los casos se encuentra frente a pedidos de ejecución simples
u ortodoxos, sino que por el contrario se puede encontrar también frente a
pedidos complejos o controvertidos provenientes de sentencias constitu-
cionales que no contienen un mandato judicial claro, cierto e incontrovertido,
sea por la materia científica que abordan, sea por una falta de técnica judicial
al expedirse un mandato judicial incompleto.
Empero, no por ello están exceptuadas de ser ejecutadas. Precisamente,
este mecanismo sustantivo atiende a resolver las lagunas o antinomias del
mandato contenido en las sentencias constitucionales con la finalidad de posi-
bilitar su efectivo cumplimiento.
Ya sea por la temática compleja que aborda una sentencia constitucional
o por la falta de claridad con que se expresa el mandato de esta, lo cierto es
que existe una sentencia y esta necesariamente tiene que ser ejecutada por ser
una cualidad esencial la una de la otra.
En efecto, estando en presencia de una sentencia constitucional solo cabe
disponer los actos tendientes a su ejecución, así esta no contenga un mandato
cierto, claro e incontrovertible.
Y es que habiendo precluido la posibilidad de promover un pedido de
aclaración, subsanación o corrección a la sentencia por negligencia procesal
del vencedor o del vencido en el proceso constitucional, subsiste aún el
derecho fundamental a la efectividad de las resoluciones judiciales cuya titu-
laridad recae en la parte vencedora en el proceso constitucional.
De modo tal que solo le queda al juez ejecutar la sentencia independien-
temente de que el texto del mandato judicial no sea claro o preciso o contenga
algún vicio judicial.
Lo expuesto nos introduce, pues, en el complejo mundo de la interpretación de
los mandatos judiciales como un mecanismo sustantivo de oficio para coadyuvar
a la ejecución de una sentencia constitucional oscura, imprecisa o incompleta.
A tal efecto, resulta conveniente extrapolar los métodos de interpretación
de la ley utilizados para resolver problemas de lagunas o antinomias, a fin de
que el órgano judicial se apoye en ellos para desentrañar el verdadero sentido del
mandato contenido en la sentencia o revelar la voluntad del juzgador al expedirla.

100
BERLY LÓPEZ FLORES

4. El RAC extraordinario para verificar la homogeneidad del acto


lesivo
A nivel normativo, la institución de la represión de los actos lesivos homo-
géneos ha sido recogida en el artículo 60 del Código Procesal Constitucional.
El texto de este artículo, ubicado en el capítulo correspondiente al proceso
de amparo, dispone que:
“Si sobreviniera un acto sustancialmente homogéneo al declarado lesivo
en un proceso de amparo, podrá ser denunciado por la parte interesada
ante el juez de ejecución. Efectuado el reclamo, el juez resolverá éste con
previo traslado a la otra parte por el plazo de tres días. La resolución es
apelable sin efecto suspensivo. La decisión que declara la homogeneidad
amplía el ámbito de protección del amparo, incorporando y ordenando la
represión del acto represivo sobreviniente”.
Por lo demás, la represión de actos lesivos homogéneos encuentra su
sustento en la necesidad de garantizar la obligatoriedad de las sentencias esti-
mativas firmes y evitar el inicio de un nuevo proceso constitucional frente a
actos que de forma previa han sido analizados y calificados como lesivos de
derechos constitucionales.
Para conocer un pedido de actos lesivos homogéneos deben concurrir
presupuestos procesales cuya ausencia implicaría la declaratoria de improce-
dencia de lo solicitado:
a) Existencia de una sentencia firme a favor de la parte demandante en
un proceso constitucional de tutela de derechos fundamentales.
b) Cumplimiento de lo ordenado en la sentencia de condena.
c) Solo si existe una sentencia previa, en la que se ha establecido cla-
ramente el derecho afectado y el acto lesivo, y que ha adquirido
la calidad de firme, podrá evaluarse si la acción u omisión que se
produzca con posterioridad resulta homogénea. Así, si se declara
improcedente o infundada una demanda de tutela de derechos funda-
mentales, no puede solicitarse con posterioridad la represión de actos
homogéneos.
d) La sentencia previa mediante la cual se declara fundada la demanda
puede ser del Poder Judicial o del Tribunal Constitucional.

101
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Al respecto, el Tribunal Constitucional(28) ha reiterado su competencia


para el conocimiento de los incidentes que generen las solicitudes de represión
de actos lesivos homogéneos presentadas ante el juez de ejecución luego de
cumplida o ejecutada la sentencia constitucional, correspondiendo en este
caso al Poder Judicial conceder el recurso de agravio constitucional, el que
para estos efectos habrá de denominarse “recurso de agravio constitucional
verificador de la homogeneidad del acto lesivo”, según se trate de una sen-
tencia emitida por el Poder Judicial o de una emitida por el Tribunal Consti-
tucional.
Asimismo, y de denegarse el recurso antes referido, el demandante tendrá
expedito su derecho a interponer recurso de queja conforme a lo establecido
en el artículo 19 del Código Procesal Constitucional.
Este RAC extraordinario es un pedido que tiene por objeto garantizar el
derecho constitucional a la efectividad de las resoluciones judiciales a través
del cumplimiento efectivo de sentencias constitucionales expedidas por el
Poder Judicial y por el Tribunal Constitucional.
¿Cuál es su base normativa?
a) El artículo 139.2 de la Constitución Política del Perú: “Son principios
y derechos de la función jurisdiccional: (…) Ninguna autoridad (…)
puede dejar sin efecto resoluciones que han pasado en autoridad de
cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trámite, ni modificar sen-
tencias ni retardar su ejecución”.
b) El artículo 60 del Código Procesal Constitucional: “Si sobreviniera
un acto sustancialmente homogéneo al declarado lesivo en un
proceso de amparo, podrá ser denunciado por la parte interesada ante
el juez de ejecución. Efectuado el reclamo, el juez resolverá este con
previo traslado a la otra parte por el plazo de tres días. La resolución
es apelable sin efecto suspensivo. La decisión que declara la homo-
geneidad amplía el ámbito de protección del amparo, incorporando y
ordenando la represión del acto represivo sobreviniente”.
¿Cuál es el sustento jurisprudencial?
a) Sentencia del Tribunal Constitucional de fecha 20 de marzo de 2009,
recaída en el Expediente N° 04878-2008-PA/TC.

(28) STC Exp. N° 05496-2011-PA/TC.

102
BERLY LÓPEZ FLORES

Esta sentencia tiene como antecedente un proceso de amparo seguido por


la Empresa Viuda de Mariátegui e Hijos S.A. en contra de la Sunat, proceso
en el cual –a pesar de desestimarse la demanda de amparo– el Tribunal Cons-
titucional ordenó que la Sunat se abstenga de cobrar el monto de los intereses
moratorios desde la interposición de los recursos administrativos, y oriente al
contribuyente a fin de que pueda acceder a las facilidades de pago establecidas
en el Código Tributario, así como en las leyes de la materia.
La Sunat, por su parte, alegó haber dado cumplimiento a la sentencia al
extinguir los intereses moratorios desde la interposición de los recursos admi-
nistrativos.
Posteriormente a ello, la empresa solicitó que, en vía de ejecución de sen-
tencia, se precise que lo resuelto por el Tribunal Constitucional incluye también
las órdenes de pagos señaladas en sus escritos de ampliación de demanda. En
primera instancia, se desestimó el pedido. En segunda, se confirmó la deses-
timatoria.
Planteado el recurso de agravio constitucional y habiendo sido declarado
improcedente, el Tribunal Constitucional declaró la procedencia del recurso
de queja a fin de verificar el cumplimiento de su propia sentencia. En cuanto
al fondo, el Tribunal estimó el pedido de precisión.
En esta sentencia se aborda la temática relacionada con el incumpli-
miento efectivo de las sentencias constitucionales expedidas por el Tribunal
Constitucional.
De esta manera se estudia y desarrolla el instituto procesal de la represión
de actos homogéneos como un mecanismo para hacer efectivo el cumpli-
miento de sentencias constitucionales, evitándose así el inicio de futuros
procesos constitucionales.
Del resumen de la sentencia glosada se aprecia pues que no estamos en
presencia de un pedido de represión de actos homogéneos donde se alega la
existencia de un nuevo acto sustancialmente homogéneo al declarado como
lesivo en una sentencia constitucional, sino que, por el contrario, se trata de un
simple pedido de subsanación, precisión y/o aclaración de una sentencia cons-
titucional para que se incluya en la ejecución de sentencia aspectos o situa-
ciones que no fueron materia de pronunciamiento en aquella.
En consecuencia, se trataría stricto sensu de un pedido amparado en
el artículo 121 del Código Procesal Constitucional (aclaración, corrección,
subsanación de sentencia), y no en el artículo 60 del citado cuerpo legal, toda

103
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

vez que en aquel pedido se discuten los alcances de la sentencia y no la eje-


cución de esta; además, no se advierte la existencia de un nuevo acto lesivo
por parte de la Sunat.
Por ello, resulta fácil entender que el acto lesivo es producido por la propia
sentencia que no se pronunció por ciertos aspectos de la demanda planteada.
Sin embargo, el Tribunal Constitucional consideró conveniente y oportuno la
utilización de este caso como pretexto para desarrollar novísima doctrina ju-
risprudencial en materia de represión de actos homogéneos. Y así lo hizo.
c) Sentencia del Tribunal Constitucional de fecha 4 de setiembre de
2009, recaída en el Expediente N° 05287-2008-PA/TC.
Esta sentencia se contextualiza en el hecho de que fue el Poder Judicial
quien dio por vencedor a don Mario Lovón Ruiz-Caro en el proceso de
amparo seguido en contra del Ministerio de Relaciones Exteriores, decretando
la inaplicabilidad respecto de él de un dispositivo –artículo 13 de la Ley
N° 28901– que, por razón de edad –65 años–, sustentó la decisión del
Ministerio de impedir su desempeño como miembro activo del servicio diplo-
mático –Cónsul General del Perú en Hamburgo.
Se dio cumplimiento a la sentencia emitida por el Poder Judicial incor-
porando a Mario Lovón Ruiz-Caro como miembro activo del servicio diplo-
mático. Posteriormente a ello, el vencedor del amparo realizó un pedido
de represión de acto homogéneo argumentando que el Ministerio puso fin
a su nombramiento como Director General de Derechos de los Peruanos
en el Exterior y lo nombró como Director de Tratados, argumentando que
dicho cambio resultaba sustancialmente homogéneo y que sobrevive al acto
declarado lesivo en el proceso de amparo.
El Ministerio adujo que la decisión que sustenta el cambio se basa en
un acto administrativo y ya no en una ley, por ello no se incurrió en un acto
sustancialmente homogéneo. En primera instancia, se desestimó el pedido.
En segunda instancia se confirmó la desestimatoria del pedido. Planteado el
recurso de agravio constitucional y habiéndose declarado improcedente, el
Tribunal Constitucional –vía recurso de queja– declaró que el instituto de la
represión de actos homogéneos requiere de precisiones doctrinales.
En cuanto al fondo, el Tribunal desestimó el pedido por estar relacionado
con una sentencia emitida por el Poder Judicial, precisando que carece de
competencia para emitir pronunciamiento.

104
BERLY LÓPEZ FLORES

Conforme se aprecia del resumen descrito, el Tribunal Constitucional en


aquella oportunidad declaró en la sentencia que no tenía competencia consti-
tucional para evaluar los pedidos de represión de actos homogéneos cuando el
proceso constitucional haya sido resuelto en definitiva instancia por el Poder
Judicial.
A nuestro entender, el hecho de que el Tribunal Constitucional no haya
definido en último grado el fondo de una litis constitucional no puede cons-
tituir obstáculo alguno para que este controle el cumplimiento efectivo de una
sentencia constitucional, realizando a dicho efecto un test de identidad del
acto lesivo.
A propósito de ello, es menester resaltar que el Tribunal Constitucional, a
través del recurso de agravio constitucional a favor del cumplimiento de sen-
tencia expedida por el Poder Judicial (Exp. N° 0201-2007-Q/TC), ya venía
controlando el cumplimiento efectivo de una sentencia constitucional que no
fue expedida por él, sino por el Poder Judicial, realizando a dicho efecto el test
de cumplimiento de la sentencia.
Por esta razón, no resultaba muy coherente desde el punto de vista pro-
cesal-constitucional sostener, por un lado, una labor contralora del cumpli-
miento de una sentencia constitucional expedida por el Poder Judicial y, por
otro, vetar tal posibilidad cuando de actos homogéneos se trate.
Y es que, no cabe duda alguna, que en ambos supuestos subyace la proble-
mática del incumplimiento de sentencias constitucionales del Poder Judicial,
y por ser una problemática idéntica y común entonces se debía abordar con
una solución unitaria del problema.
¿Por qué se habilita la participación del Tribunal Constitucional para un
caso, pero para el otro se vetaba su participación, si ambos atañen al incumpli-
miento de una sentencia constitucional del Poder Judicial?
Sobre el particular, no encontrábamos razones valederas del porqué
difería el tratamiento procesal que se da a una problemática común: el incum-
plimiento de sentencias constitucionales emitidas por el Poder Judicial.
Consideramos, en su momento, que este aspecto debía constituir el nuevo
derrotero que debe seguir el Tribunal Constitucional en lo relacionado al ins-
tituto de la represión de actos homogéneos, lo cual posibilitaba la creación ju-
risprudencial de una nueva modalidad de recurso de agravio constitucional en
donde el Tribunal ya no verificará la ejecución en sus propios términos de una

105
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

sentencia constitucional, sino que por el contrario verificará la identidad del


acto lesivo reclamado(29).
Se trataría, en efecto, de un recurso de agravio constitucional veri-
ficador de la identidad del acto lesivo reclamado.
Constituiría fundamento de esta nueva modalidad de recurso de agravio
constitucional el hecho de que el incumplimiento de una sentencia constitu-
cional –incluso la dictada por el Poder Judicial– acarrea en la práctica una
denegatoria (desestimación) de lo pretendido en la demanda; he aquí su con-
formidad con lo dispuesto en el inciso 2 del artículo 202 de la Constitución
Política del Perú; con el artículo 18 del Código Procesal Constitucional, y con
el artículo 60 del mismo cuerpo procesal, el cual establece que la resolución
que deniega el pedido de represión de acto homogéneo es apelable, es decir,
impugnable a través de los recursos regulados por ley (apelación y agravio
constitucional).
De esta manera se justificaba el otorgamiento de una competencia al
Tribunal Constitucional para evaluar el pedido de represión de actos homo-
géneos provenientes del Poder Judicial.
A propósito de ello, la Alta Corte Constitucional(30), por la vía del recurso
de queja, se posibilitó a sí misma la competencia de controlar lo resuelto en un
incidente de represión de actos homogéneos con el fin de evaluar, supervisar
y vigilar el fiel cumplimiento de su propia sentencia expedida en un proceso
constitucional de hábeas corpus; lo cual, sin duda, nos parece acertado, toda
vez que ello ayuda a la concretización y operatividad práctica del Derecho
Constitucional a la efectividad de las resoluciones judiciales.
Empero, tal competencia debía posibilitarse la Alta Corte para que
también, por la vía del recurso de queja, controle lo resuelto en un incidente
de represión de actos homogéneos con el fin de vigilar el cumplimiento de
una sentencia expedida por el Poder Judicial, no debiendo constituir obstáculo
alguno el hecho de que la vulneración al derecho constitucional invocado en la
demanda haya sido evaluada o verificada por un órgano distinto, en este caso,
el Poder Judicial.

(29) Veáse, LÓPEZ FLORES, Berly Javier. “Ejecución de Sentencias Constitucionales en el Perú.
A propósito de la represión de actos homogéneos, del recurso de agravio constitucional y del
“amparo contra amparo”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 43, Gaceta Jurídica, Lima, julio 2011,
pp. 95-116. También en Revista de Derecho La Jurídica en Red, Sección Artículos de autores
internacionales, La Paz, octubre 2011, pp. 103-121.
(30) RTC. Nº 00143-2011-Q/TC.

106
BERLY LÓPEZ FLORES

Para tal efecto, urgía la necesidad de la expedición de una sentencia que


modifique el criterio establecido en el Exp. Nº 05287-2008-PA/TC, caso
Mario Lovón Ruíz-Caro, que prohibía tal posibilidad de control.
Y así sucedió. Recientemente, el Tribunal Constitucional(31), subsanando
esta omisión y/o incongruencia reiteró su competencia para el conocimiento de
los incidentes que generen las solicitudes de represión de actos lesivos homo-
géneos presentadas ante el juez de ejecución, luego de cumplida o ejecutada
la sentencia constitucional, correspondiendo en este caso al Poder Judicial
conceder el recurso de agravio constitucional, el que para estos efectos habrá
de denominarse “recurso de agravio constitucional verificador de la homoge-
neidad del acto lesivo”, según se trate de una sentencia emitida por el Poder
Judicial o de una emitida por el Tribunal Constitucional.
Empero, aún subsisten algunos aspectos que deberían ser abordados por
el Tribunal Constitucional en futuros casos en donde se solicite la represión
de actos lesivos homogéneos.
Se debería establecer un veto al criterio judicial de fijar un límite temporal
al pedido de represión de acto homogéneos, pues ello podría ser utilizado de
manera perversa por la parte vencida en el proceso constitucional para que
una vez acontecido el plazo establecido, tener carta abierta para incurrir en el
mismo acto lesivo, impidiendo que este sea reprimido por la vía incidental del
acto homogéneo.
Frente a ello, debería destacarse la importancia del análisis objetivo que
se deberá realizar sobre el acto lesivo reputado como homogéneo, y no el
análisis temporal de este.
¿Cuáles son sus presupuestos procesales?
a) La existencia de una sentencia ejecutoriada a favor del demandante
en un proceso constitucional de tutela de derechos fundamentales
(amparo, cumplimiento, hábeas data, hábeas corpus).
b) El cumplimiento o la ejecución previa de lo ordenado en la sentencia.
c) La existencia de un nuevo acto de la parte vencida que se con-
sidera lesivo al derecho constitucional declarado en el proceso
constitucional.

(31) STC Exp. N° 05496-2011-PA/TC.

107
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

¿Cuáles son sus presupuestos sustantivos?


a) Quien solicita la represión de actos homogéneos debe ser la misma
persona afectada en sus derechos constitucionales.
Es decir, la persona que promueve el pedido debe ser la vencedora en el
proceso constitucional.
b) El nuevo acto lesivo debe ser llevado a cabo por la misma entidad,
autoridad, funcionario o persona que fue obligada a cumplir lo
ordenado en la sentencia constitucional.
El agresor del derecho constitucional debe ser la misma persona.
c) La existencia de manifiesta homogeneidad del nuevo acto respecto al
acto anterior declarado lesivo en un proceso constitucional.
¿Cuál es la tramitación del pedido de represión de actos homogéneos?
a) La solicitud o pedido de represión del acto homogéneo debe ser
canalizado ante el juez de ejecución, quien generalmente es el juez
que conoció en primer grado de la demanda que dio inicio al proceso
constitucional.
b) El juez de ejecución o juez de la demanda escuchará la posición de las
partes procesales y procederá a evaluar si existe homogeneidad o no.
c) El juez de ejecución determinará si el acto invocado es homogéneo
a uno declarado con anterioridad como violatorio de un derecho fun-
damental, y ordenará a la otra parte que deje de llevarlo a cabo.
d) La decisión emitida por el juez de ejecución es apelable sin efecto
suspensivo, es decir, la impugnación no suspende lo resuelto por
el juez.

5. El RAC extraordinario para preservar el principio constitucio-


nal de combate al narcotráfico
Mediante sentencia recaída en el Expediente Nº 02663-2009-HC/TC, el
Tribunal Constitucional creó el denominado recurso de agravio constitu-
cional por vulneración del orden constitucional.

108
BERLY LÓPEZ FLORES

Se trataba de un hábeas corpus interpuesto contra una resolución suprema


que declaró nulo el proceso penal por la comisión del delito de tráfico ilícito
de drogas, y ordenó la realización de un nuevo juicio oral.
Tras el análisis de estos hechos, el Tribunal Constitucional decidió
que los procuradores públicos podrán interponer recurso de agravio consti-
tucional, sin tener en cuenta plazo de prescripción alguno, a los efectos de
impedir la vulneración y aplicación fraudulenta de la Constitución Política,
en los procesos de tráfico ilícito de drogas y lavado de activos, este último
derivado del primero.
Se precisó así que el Tribunal Constitucional “es competente para
revisar, vía RAC, las sentencias estimatorias que bajo el pretexto de
proteger ciertos derechos constitucionales, convaliden la vulneración real
de los mismos o constitucionalicen situaciones en las que se ha producido un
abuso de derecho o la aplicación fraudulenta de la Constitución; todo ello,
en abierta contravención de los dispositivos, principios y valores materiales
de la Constitución”.
Ciertamente, el artículo 18 del Código Procesal Constitucional establece
que el RAC procede contra las resoluciones de segundo grado expedidas por
las salas superiores que declaren infundada o improcedente la demanda. Por
ello, se desprende que lo permitido por el TC es un recurso de naturaleza
excepcional, donde se alega la vulneración del orden constitucional en materia
de tráfico ilícito de drogas.
Esta decisión viene amparada por el hecho de que el Tribunal se da
cuenta, por la posición que ocupa, que su labor no solo se limita a la tutela
y optimización de los derechos constitucionales, sino que también controla
el correcto funcionamiento de los órganos del Estado, y protege también los
diversos principios y valores constitucionales recogidos por la Constitución,
respetando el principio de supremacía constitucional.
En este sentido, en aplicación del principio de corrección funcional,
el Tribunal tiene el deber de proteger el orden constitucional, y para ello se
le debe proveer de herramientas e instrumentos procesales idóneos para tal
efecto, para evitar que se terminen constitucionalizando situaciones que,
aunque aparecen revestidas de un manto de constitucionalidad, en la práctica
contienen un uso fraudulento de la Constitución.
Evidentemente, la lucha contra el tráfico ilícito de drogas es uno de los
fines del Estado peruano que debe ser cumplido a través de sus diferentes

109
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

estamentos o poderes (legislativo, ejecutivo, judicial y constitucional),


conforme lo recoge el artículo 8 de la Constitución Política del Perú.
Por ello, debe habilitarse excepcionalmente el RAC, para permitir que
el Tribunal Constitucional conozca de procesos constitucionales relacionados
con este tipo de delitos y que evidencien un abuso del derecho, es este caso,
de accionar en la vía constitucional.
Como puede apreciarse, para que proceda este nuevo RAC se debe estar
en presencia de resoluciones que constitucionalicen situaciones en las que se
ha producido un abuso de derecho o la aplicación fraudulenta de la Consti-
tución, y que esta entre en abierta contravención de los dispositivos, principios
y valores materiales de la Constitución.
Por lo tanto, el Tribunal Constitucional, ha creado una regla procesal que
colaborará en la lucha contra el tráfico ilícito de drogas, a los efectos de no
dejar impune y castigar la comisión de estos delitos.
No obstante ello, consideramos que la introducción de este RAC, al
modificar el tenor literal del artículo 18 del Código Procesal Constitucional,
debe realizarse por medio de la técnica del precedente vinculante (que tiene
fuerza de ley), expresándose con reglas puntuales y de obligatorio cumpli-
miento el efecto normativo que será acatado por todos los poderes del Estado
y los privados.
La interposición de este RAC, debe seguir los plazos, lineamientos y
requisitos procedimentales establecidos por el Código Procesal Constitucional.

6. El RAC extraordinario para preservar el principio constitucio-


nal de combate al lavado de activos
Como bien sabemos, una de las responsabilidades, sino la principal, de
un Tribunal Constitucional es asegurar una interpretación del ordenamiento
jurídico conforme a la Constitución.
Es decir, lo previsto en la Constitución y lo que se desprende razo-
nablemente de ella es, sin duda alguna, el punto de partida y, a la vez, el
parámetro a la labor de todo intérprete vinculante de la Constitución.
En este entendimiento, una sentencia estimatoria de segundo grado puede
ser vulneratoria de otros derechos o bienes constitucionales.

110
BERLY LÓPEZ FLORES

En efecto, la calidad de estimatoria no implica per se que sea conforme a


la Constitución.
Esta verificación debe estar, por tanto, abierta al control por parte del
Tribunal Constitucional, ya sea a través del “amparo contra amparo”, o a
través del recurso de agravio constitucional; máxime si se busca proteger o
preservar el orden constitucional.
De este modo, la comisión del delito de lavado de activos ha sido consi-
derado por el Tribunal Constitucional como pluriofensivo(32), dado que afecta
diferentes y específicos bienes constitucionales:
a) La credibilidad y transparencia del sistema financiero (artículo
84 de la Constitución): los capitales financieros se colocan ahí donde
el sistema mismo es fiable y transparente, y no en aquellos donde
existe inseguridad y sospecha sobre la procedencia de los activos que
ingresan al sistema económico a través de los instrumentos finan-
cieros legales.
b) La libre competencia (artículo 61 de la Constitución): ningún agente
económico del sistema financiero que obtiene sus activos de manera
legal y leal, puede competir en igualdad de condiciones con aquellos
agentes que cuentan con activos originados en ilícitos.
c) La estabilidad y seguridad del Estado (artículo 44 de la Consti-
tución): la sofisticación cada vez más creciente de las formas de
“legalizar” dinero proveniente de actividades ilícitas de un particular
o de organizaciones criminales nacionales o internacionales, desesta-
biliza y genera inseguridad en el Estados y en la sociedad.
d) El sistema democrático (artículo 43 de la Constitución): toda demo-
cracia se asienta no solo en la libertad, igualdad y propiedad, sino
también en la estimulación permanente de creación de riqueza como
señala el artículo 59 de la Constitución; sin embargo, la creación
de riqueza a la que se alude es aquella que se genera mediante ins-
trumentos y actividades permitidas legalmente, mas no aquellas que
provienen de actividades ilícitas.
e) La administración de justicia (artículo 139 de la Constitución),
por cuanto el delito de lavado de activos dificulta y obstaculiza

(32) STC Exp. Nº 05811-2015-PHC/TC.

111
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

ostensiblemente el proceso de investigación llevado a cabo por las


autoridades competentes.
f) El artículo 35 de la Constitución, que establece como bien tutelado,
“la transparencia en cuanto al origen de los recursos o fondos eco-
nómicos de las organizaciones políticas”.
La interposición de este RAC, debe seguir los plazos, lineamientos y
requisitos procedimentales establecidos por el Código Procesal Constitu-
cional.

7. El RAC extraordinario para preservar el principio constitucio-


nal de combate al terrorismo
Al respecto, el delito de terrorismo no solo crea un peligro efectivo para
la vida y la integridad de las personas, sino también para la subsistencia del
orden democrático constitucional(33).
Por lo tanto, más allá de los supuestos establecidos en el artículo 202 de
la Constitución Política, este Tribunal Constitucional se atribuye competencia
para revisar, vía RAC, las sentencias expedidas en procesos constitucionales
relativos al delito de terrorismo que en segundo grado hayan declarado fundada
la demanda de amparo o hábeas corpus.
La interposición de este RAC, debe seguir los plazos, lineamientos y
requisitos procedimentales establecidos por el Código Procesal Constitu-
cional.

(33) STC Exp. Nº 0010-2002-AI/TC.

112
CAPÍTULO VII
Peculiaridades del recurso
de queja
CAPÍTULO VII
Peculiaridades del recurso de queja

Artículo 19.- Recurso de queja


Contra la resolución que deniega el recurso de agravio constitucional
procede recurso de queja. Este se interpone ante el Tribunal Constitucional
dentro del plazo de cinco días siguientes a la notificación de la denegatoria.
Al escrito que contiene el recurso y su fundamentación, se anexa copia de la
resolución recurrida y de la denegatoria, certificadas por abogado, salvo el
caso del proceso de hábeas corpus. El recurso será resuelto dentro de los
diez días de recibido, sin dar lugar a trámite. Si el Tribunal Constitucional
declara fundada la queja, conoce también el recurso de agravio constitu-
cional, ordenando al juez superior el envío del expediente dentro del tercer
día de oficiado, bajo responsabilidad.
Es un medio impugnatorio cuya peculiaridad es su carácter instrumental
o accesorio, dado que se interpone en función de otro recurso que ha sido
denegado o rechazado.
Este medio impugnatorio se interpone ante el superior jerárquico, a quien
corresponderá absolver el recurso denegado o rechazado.
Así las cosas, su finalidad es conseguir que el órgano judicial superior
declare la admisión o el concesorio del recurso de apelación o de agravio
constitucional que el órgano judicial inferior no había concedido. Como tal,
no debiera producir la suspensión de la resolución impugnada.
Es un medio de impugnación que opera en contra del juez de primer o
segundo grado ante el rechazo de otro recurso. A la larga, se busca con él rea-
firmar la aplicación de las disposiciones legales que regulan la admisión del
recurso de apelación y de agravio constitucional.
Se justifica, en tanto y en cuanto de nada serviría que la ley, de manera abs-
tracta, concediera los recursos de apelación o el RAC, cuando en la práctica,
el juez los deniega o rechaza de manera arbitraria condicionándose su via-
bilidad al cumplimiento de exigencias caprichosas no contempladas en norma
procesal alguna.

115
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Ante este recurso, el órgano judicial superior tiene una sola forma de
resolver: si el rechazo o denegatoria del recurso de apelación o de queja
guarda o no cobertura legal.
En el supuesto de que el recurso de apelación o el de agravio constitu-
cional fueran indebidamente denegados, el órgano judicial superior deberá
concederlo o admitirlo, avocándose al conocimiento de la causa constitu-
cional en grado de apelación o el RAC.
Para este fin, el juez superior deberá solicitar al juez inferior la remisión
del expediente principal para los trámites de ley.
Con este recurso, el legislador del Código Procesal Constitucional ha
querido proteger al impugnante para no dejarlo en manos del propio juzgador
que pronunció la decisión de rechazo, dándole así la posibilidad de acudir
ante el superior en grado (quien no está contaminado con el rechazo del medio
impugnatorio). De no seguirse este procedimiento, la queja revisora quedaría
desnaturalizada.
Pueden hacer uso de este medio impugnatorio: las partes procesales, y los
terceros. Ciertamente, una sentencia –constitucional– solo debería afectar a
las partes procesales; empero, en determinados casos, ella proyecta sus efectos
hacia terceros. En este sentido, es posible que estos terceros también inter-
pongan la apelación o el RAC. Obviamente, si tales recursos son denegados,
los terceros pueden acudir en queja de derecho.
Por el contrario, si el tercero es ajeno a los alcances de la sentencia consti-
tucional emitida, y no resulta afectado por ella, no puede interponer el recurso
de apelación o el RAC, menos aún la queja, ya que no habría agravio alguno
por exponer o argumentar.
El trámite de la queja, y el posterior concesorio de la apelación o del RAC
debe seguir los criterios del juez natural (de prevención); ello de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 31 del Código Procesal Civil:
“En segunda instancia previene el órgano jurisdiccional que conoce
primero el proceso. Este conocimiento se tiene efectuado por la reali-
zación de la primera notificación”.
La prevención tiene fundamento en el respeto del derecho constitucional
al juez natural –constituyendo la competencia del juez uno de sus elementos
o contenidos– y en la necesidad de tener un mayor orden en la tramitación
de los procesos judiciales.

116
BERLY LÓPEZ FLORES

Se trata, en efecto, de una regla para determinar la competencia del juez


constitucional u ordinario, la cual exige que sea establecida antes de la presen-
tación de la demanda.
En este sentido, en el contexto de la tramitación de un recurso de ape-
lación o de un RAC, el juez superior de segundo grado asume competencia
para el conocimiento de la causa, en tanto previno la misma; es decir, en tanto
tuvo oportunidad de ser el primero en conocer algún incidente o recurso rela-
cionado con la causa.
Materializada así la competencia, esta ya no puede ser modificada.

117
CAPÍTULO VIII
Peculiaridades del recurso
de reposición
CAPÍTULO VIII
Peculiaridades del recurso de reposición

Artículo 121 del CPCons.- Carácter inimpugnable de las sentencias del


Tribunal Constitucional
Contra los decretos y autos que dicte el Tribunal, solo procede, en su
caso, el recurso de reposición ante el propio Tribunal. El recurso puede
interponerse en el plazo de tres días a contar desde su notificación. Se
resuelve en los dos días siguientes. Contra los decretos y autos que dicte
el Tribunal cabe el recurso de reposición ante el propio Tribunal.
A diferencia de otros cuerpos procesales, sucede en materia procesal-
constitucional que ni la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, ni el Código
Procesal Constitucional, establecen qué decisiones pueden ser expedidas con
el nomen iuris de decretos y autos.
Empero, el Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional sí lo hace,
estableciendo que mediante los decretos se impulsa el trámite del proceso(34).
Con relación a los autos, el mismo reglamento establece que serán uti-
lizados para declarar la improcedencia del recurso de agravio constitucional
o de la demanda, si estos no están referidos a la protección del contenido
esencial del ámbito constitucionalmente protegido de un derecho fun-
damental; si el objeto del recurso, o de la demanda, es manifiestamente
infundado, por ser fútil o inconsistente; o, si ya se ha decidido de manera
desestimatoria en casos sustancialmente idénticos(35).
La práctica jurisdiccional del Tribunal Constitucional, nos revela coti-
dianamente que cuando este emite decretos o autos lo hace –hacía– con
la etiqueta de “Resolución del Tribunal Constitucional”; por lo tanto, a los
efectos de distinguir la existencia de uno u otro acto procesal habrá que estar a
la naturaleza de la decisión emitida, antes que a la nomenclatura que esta lleva,
esto último atendiendo al principio de primacía de la realidad procesal.

(34) Artículo 47 del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional.


(35) Artículo 11 del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional.

121
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

En palabras de Ghirardi(36) el recurso de reposición es un remedio procesal


que tiene como fin lograr que se subsanen errores o deficiencias o se reparen
agravios, en la misma instancia en que se cometieron; los agravios son casi
siempre de tipo procesal, aunque pueden incidir en la decisión definitiva.
Conoce el caso el mismo magistrado que dictó la resolución observada.
De este modo, cuando a través de un decreto se deniega indebidamente la
solicitud de informe oral promovida por alguna de las partes procesales, adu-
ciéndose haber sido solicitado fuera del plazo de tres días desde que se publicó
la audiencia en la web del Tribunal Constitucional, entonces el agraviado con
dicha decisión puede interponer válidamente un recurso de reposición, a los
efectos de que se corrija el error de habérsele computado erróneamente el
plazo para la solicitud de informe oral en la vista de la causa.
De ser estimado dicho recurso, y de haberse realizado ya la vista de la
causa, entonces deberá programarse una nueva vista de la causa, esta vez con
participación del impugnante en reposición.
De igual forma, si a través de un auto se declara improcedente una demanda
constitucional aduciéndose haber sido planteada de manera extemporánea, es
decir, fuera del plazo de sesenta días hábiles, tratándose de un amparo tipo, o de
treinta días hábiles, tratándose de un amparo contra resolución judicial, entonces
el agraviado con dicha decisión puede interponer válidamente un recurso de
reposición, a los efectos de que se corrija o subsane el error de habérsele com-
putado erróneamente el plazo de prescripción para interponer su demanda,
pudiendo argumentar a dicho efecto la paralización de labores jurisdiccionales
en el Poder Judicial a consecuencia de una eventual huelga.
De ser estimado dicho recurso, se deberá revocar la decisión que declaró
improcedente la demanda, y se procederá a resolver la misma.
Coincidentemente con lo descrito, y teniendo en cuenta los efectos revo-
catorios sobre la decisión judicial cuestionada, el Tribunal Constitucional
ha venido resolviendo los sendos recursos de reposición promovidos por las
partes procesales contra sus decisiones emitidas, señalando que:
“(…) no advirtiéndose que el presente recurso contenga alegación consti-
tucional alguna que dé lugar a revocar la decisión emitida, entonces este
debe ser desestimado”(37).

(36) GHIRARDI OLSEN, A. Recurso de reposición. Astrea, Buenos Aires, 1991, pp. 24-25.
(37) Cfr. RTC. N° 03768-2010-PA/TC; RTC. N° 00053-2011-PA/TC, entre otras.

122
CAPÍTULO IX
La nulidad en sede
del Poder Judicial
CAPÍTULO IX
La nulidad en sede del Poder Judicial

En muy pocas ocasiones –por no decir en ninguna– el Tribunal Consti-


tucional ha tenido la oportunidad de controlar la potestad nulificante de los
órganos del Poder Judicial; esto es, si la declaratoria de nulidad de la sentencia
de primera instancia, en vía de apelación, resulta acorde con la naturaleza y
fines de los dispositivos procesales que regulan el ejercicio de la nulidad en
el contexto de una apelación de sentencia formulada; y si ello respeta o no el
principio de celeridad inherente a los procesos judiciales constitucionales u
ordinarios.
El artículo 355 del Código Procesal Civil establece que: “mediante los
medios impugnatorios las partes o terceros legitimados solicitan que se anule
o revoque, total o parcialmente, un acto procesal presuntamente afectado por
vicio o error”.
Como bien sabemos, estos medios impugnatorios, según el mismo cuerpo
procesal, son “los remedios que pueden formularse por quien se considere
agraviado por actos procesales no contenidos en resoluciones (…) y los
recursos que pueden formularse por quien se considere agraviado con una
resolución o parte de ella, para que luego de un nuevo examen de esta, se
subsane el vicio o error alegado” (art. 356).
En los recursos, el de apelación, tiene por objeto que el órgano juris-
diccional superior examine, a solicitud de parte o de tercero legitimado, la
resolución que les produzca agravio, con el propósito de que sea anulada o
revocada, total o parcialmente (art. 364).
Quiere decirse entonces que el recurso de apelación contiene intrínse-
camente el de nulidad, solo en los casos que los vicios estén referidos a la for-
malidad de la resolución impugnada (art. 382).
De este modo, el órgano judicial que tiene la competencia para resolver
la apelación formulada contra una sentencia de primera instancia, tiene la
facultad de revocar o modificar la decisión impugnada por haberse incurrido
en errores de apreciación del derecho (errores in iudicando); y tiene también la
facultad de nulificar o anular la sentencia de primera instancia en el supuesto
de que se haya incurrido en un vicio del procedimiento (errores in procedendo).

125
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Se trata, como es evidente, de dos facultades distintas, anular y revocar,


en poder de los jueces, que debieran ser utilizadas para dar solución o res-
ponder a situaciones distintas.
Empero, dichas facultades no pueden pues ser mezcladas y utilizadas
indistintamente por los jueces del Poder Judicial en uno u otro supuesto, toda
vez que de ejercerse la facultad de nulificar o anular aun cuando el supuesto
presentado en la apelación contenga un error de criterio o de apreciación del
derecho (in iudicando) del juez de primera instancia, se infringiría el principio
de celeridad procesal que postula que el proceso se realice procurando que
ocurra en el menor número de actos procesales (art. V del TP del CPC), y el
de economía procesal que procura que el juez dirija el proceso tendiendo a
una reducción de los actos procesales (art. V del TP del CPC); perjuicios todos
ellos derivados del envío y/o reenvío de los actuados al juez de primera ins-
tancia para que subsane los supuestos vicios o errores cometidos por él.
Evidentemente, ese pernicioso efecto buscado por el juez superior en un
recurso de apelación no es el deseado por el legislador del Código Procesal
Civil, y tampoco resultaría compatible con el derecho al debido proceso
en su manifestación de un plazo razonable de duración de un proceso
judicial.
En efecto, un juez superior, encargado de resolver una apelación, so
pretexto de reconducir un proceso judicial –constitucional u ordinario– por
lo cánones del debido proceso formal no puede anular y reenviar los actuados
judiciales al juez de primera instancia, cuando realmente no existen razones
jurídicas para ello, y solo existirían más bien, en su interior, motivos de temor
judicial para resolver en forma definitiva el fondo de la controversia planteada.
Por estas razones, a efectos de poner término a esta práctica judicial tibia y
poco seria, resulta necesario delimitar y definir el ejercicio de la potestad nuli-
ficante de los jueces superiores al resolver el recurso de apelación planteado
contra una sentencia de primera instancia, sea esta constitucional u ordinaria.
Así las cosas, el juez superior no podrá decretar la nulidad de la sentencia
de primera instancia y, consecuentemente, tampoco podrá enviar o reenviar
los actuados al juez de primera instancia, cuando en la decisión impugnada
advierta errores in iudicando, esto es, errores en la aplicación, inaplicación
y/o interpretación del derecho alegado; errores en la subsunción de los hechos;
errores en la actuación y valoración de las pruebas ofrecidas por las partes;
errores en la omisión de disponer que se actúen pruebas de oficio (el juez
superior también puede ordenar de oficio que se actúen determinadas pruebas);

126
BERLY LÓPEZ FLORES

errores por una indebida o defectuosa motivación; errores de incongruencia


procesal; y/o cualquier otro error relacionado con el criterio de fondo emitido
por el juez de primera instancia.
Presentados estos errores en la sentencia de primera instancia que ha sido
apelada, el juez superior no podrá hacer uso de su potestad nulificante, sino
que por el contrario, debería hacer uso de su potestad revocadora o rescisoria
de la decisión de primera instancia, pronunciándose sobre el fondo del asunto,
puesto que él estará en la posibilidad de subsanar por sí mismo los vicios o
errores alegados en el recurso de apelación.
A contrario sensu, el juez superior solo podrá decretar la nulidad de la
sentencia de primera instancia y, consecuentemente, enviará o reenviará los
actuados al juez de primera instancia para la renovación del acto procesal,
cuando en la decisión impugnada advierta errores in procedendo, esto es,
errores por un defecto de emplazamiento en una de las partes o interesados, y
cualquier otro vicio o error que irremediablemente no pudiera ser subsanado o
corregido por él en segunda instancia bajo riesgo de vulnerarse el derecho de
defensa de las partes en conflicto.
En este contexto, resulta prudente limitar también el número de veces en
que puede ejercerse la potestad nulificante de los jueces superiores al resolver
el recurso de apelación contra una sentencia o auto, puesto que las constantes
nulidades y reenvíos, sean mal o bien decretadas por el superior, afecta de
manera directa el derecho al debido proceso en su manifestación de plazo
razonable de duración de un proceso judicial.
Por ello, la prudencia ordena que dicha facultad sea ejercida en cada
proceso judicial por una sola vez, y en casos extremos e insalvables, esto
es, cuando no sea posible convalidar la nulidad de la sentencia o auto cues-
tionado, o del proceso judicial in toto.
Se privilegiará ante todo el uso de la potestad revocatoria, frente al uso de
la potestad nulificadora (último remedio), ello con el fin de evitar dilaciones
indebidas en el proceso judicial, que a la larga producirían eventuales riesgos
de irreparabilidades, sustracciones, desapariciones, etc., sobre los bienes
u objetos que son materia de discusión en los procesos constitucionales
u ordinarios.
En este sentido, advertido del ejercicio de la potestad nulificante del juez
superior, fuera de los cauces o supuestos establecidos en los párrafos prece-
dentes, tal facultad mal ejercida en segunda instancia podrá ser controlada por

127
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

el juez constitucional en la vía del “amparo contra resolución judicial” o, en


su defecto, por el “amparo contra amparo”, sin necesidad de que el agraviado
con esa nulidad decretada agote el recurso de casación contra la misma, puesto
que tal recurso, de conformidad con el artículo 387 del Código Procesal Civil,
procede solo contra las sentencias y autos expedidos por las salas supe-
riores que, como órganos de segundo grado, ponen fin al proceso; o en
su defecto agote el recurso de agravio constitucional, puesto que el mismo
solo procede: “contra la resolución de segundo grado que declara infundada o
improcedente la demanda”.
Precisamente, la nulidad decretada con reenvío no tiene la virtualidad de
poner fin al proceso judicial constitucional u ordinario.

128
CAPÍTULO X
La nulidad en sede del
Tribunal Constitucional
BERLY LÓPEZ FLORES

CAPÍTULO X
La nulidad en sede del Tribunal
Constitucional

La posición que ocupa el Tribunal Constitucional, como órgano supremo


de interpretación y control de la constitucionalidad(38), constituye el basamento
jurídico para que las decisiones judiciales que emita, siempre que sean sen-
tencias, no sean cuestionadas o impugnadas posteriormente en sede judicial
interna.
En este sentido, la decisión que emita el Colegiado Constitucional sobre
un determinado caso que llega a su conocimiento (amparo, hábeas data, hábeas
corpus, cumplimiento, etc.), al responder a lo establecido en la Constitución
Política, a su Ley Orgánica y a las demás normas conformantes del ordena-
miento jurídico nacional, se convierte, pues, en irrebatible e irreprochable, por
presumirse haber sido emitida conforme a Derecho.
En tal perspectiva, es su cualificación de Supremo Intérprete de la Cons-
titución y garante último de los derechos constitucionales de las personas, que
ostenta el Tribunal Constitucional, lo que hace que contra sus decisiones no
sea posible interponer impugnación alguna que valga(39). Y es que su palabra
es la última en el ordenamiento interno y su decisión cierra el circuito de la
justicia constitucional(40).
Ha dicho el mismo Colegiado Constitucional que la irrevisabilidad de
sus decisiones, obedece estrictamente a razones de política jurisdiccional y de
seguridad jurídica. Y es que él “(…) es el supremo controlador e intérprete de la
Constitución y como tal se constituye en órgano último o de cierre de la justicia
constitucional. Dada su colocación en la cúspide del sistema de justicia cons-
titucional interno, surge, pues la necesidad de otorgarle certeza, credibilidad y

(38) Conforme a lo establecido en el artículo 1 de la Ley Nº 28301: “El Tribunal Constitucional es el


órgano supremo de interpretación y control de la constitucionalidad. Es autónomo e independiente
de los demás órganos constitucionales. Se encuentra sometido solo a la Constitución y a su Ley
Orgánica (…)”.
(39) Según el artículo 121 del Código Procesal Constitucional: “Contra las sentencias del Tribunal
Constitucional no cabe impugnación alguna. (…) Contra los decretos y autos que dicte el Tribunal,
solo procede, en su caso, el recurso de reposición ante el propio Tribunal”.
(40) LÓPEZ FLORES, Berly Javier. Una excentricidad procesal… Ob. cit., p. 68.

131
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

confianza a sus decisiones con el fin de preservar el valor seguridad jurídica,


concretizado en el hecho de que sus decisiones no puedan ser cuestionadas o
dejadas sin efecto por órganos judiciales de inferior rango”(41).
Cierto es que los Tribunales de Justicia en el mundo pueden ser capaces de
equivocarse o de incurrir en excesos, defectos o arbitrariedades al momento de
impartir justicia. Sus actos no son infalibles, pero a pesar de ello resulta con-
veniente y necesario que sus decisiones no sean impugnadas en sede nacional;
ello, para proteger el valor seguridad jurídica y la inmutabilidad de sus deci-
siones judiciales, posibilitándose la impugnación de sus decisiones solo en
sede internacional(42).
Empero, la sensatez jurisdiccional, el deseo de un buen proceder judicial
y la concretización del valor justicia inherente a toda decisión judicial, nos
deben llevar a replantearnos qué hacer ante situaciones en las cuales las deci-
siones emitidas por el Colegiado Constitucional –sobre todo sentencias– con-
tienen in vivito errores in procedendo o in iudicando producidos en la ins-
tancia que compete a su conocimiento.
Ante esta situación descrita, cabe preguntarse entonces, si se debe optar
por inmacular la decisión judicial, a sabiendas del vicio que contiene, privi-
legiando la seguridad jurídica y la inmutabilidad de las decisiones judiciales.
O por el contrario, ¿se debe corregir el vicio en la misma sede constitucional
interna, en el entendido que se debe privilegiar la decisión justa del caso,
amén de lo inalcanzable del acceso a la jurisdicción internacional? En este
último supuesto, ¿cuál sería el mecanismo procesal pertinente que serviría
para corregir el vicio incurrido?

1. Planteamiento del problema: recuento de casos jurisprudenciales


A partir de la existencia cotidiana de vicios o errores judiciales, los cuales
–repetimos– pueden ser cometidos por los Tribunales de Justicia que ocupan
la cúspide en la jurisdicción ordinaria o en la constitucional, el Colegiado
Constitucional ha venido emitiendo decisiones –unas ortodoxas, otras poco
ortodoxas y otras heterodoxas– con el fin de revertir la problemática descrita
y darle una solución procesal.

(41) STC Exp. N° 03252-2010-PA/TC.


(42) Cfr. LÓPEZ FLORES, Berly Javier. “El Tribunal Constitucional y su labor armonizadora de la
seguridad jurídica y el valor justicia”. En: Cuadernos de Jurisprudencia Constitucional. Nº 10. ¿Son
anulables las sentencias del Tribunal Constitucional? Palestra Editores, Lima, 2015, pp. 153-167.

132
BERLY LÓPEZ FLORES

Así, a manera de recuento jurisprudencial, podemos afirmar que un primer


caso de error o vicio judicial detectado por la misma Alta Corte Constitucional
estuvo relacionado con la resolución de fecha 25 de octubre de 2007, emitida en
la demanda de amparo (Exp. N° 03992-2006-PA/TC) interpuesta por don Miguel
Baca Rossi contra el Ministerio de Educación, en la cual se solicitaba la nive-
lación de su pensión de cesantía otorgada bajo el régimen pensionario del Decreto
Ley N° 20530, con la remuneración que percibía actualmente el servidor público
que desempeñaba cargo similar o equivalente al que venía ocupando cuando cesó.
El Colegiado Constitucional, resolviendo en última y definitiva ins-
tancia la demanda constitucional, declaró en un primer momento infundada
la demanda, tras considerar que el jefe interino actual, de igual cargo que
el demandante, prestaba servicios de acuerdo a un contrato de locación de
servicios profesionales o contrato de servicios no personales, cuyos hono-
rarios eran abonados por el Ministerio de Educación hasta el año 2006.
Posteriormente, y ante la decisión adversa a sus intereses, don Miguel
Baca Rossi solicita con escrito de fecha 4 de diciembre de 2007 la nulidad
de la sentencia que declaró infundada su demanda de amparo. Absolviendo
el pedido de nulidad promovido por el demandante, la Alta Corte determinó
que, en efecto, había existido un error en la tramitación de la causa, en la
que a pesar de haberse producido discordia, las partes no tuvieron la opor-
tunidad de apreciar el voto del magistrado Beaumont Callirgos y el llamado al
magistrado Álvarez Miranda para dirimir la discordia que persistía; por consi-
guiente, declararon por ello nulo el llamamiento del magistrado dirimente, así
como nulos todos los actos posteriores.
En cumplimiento de su propia resolución, y subsanando el error advertido, el
Colegiado Constitucional expidió luego la sentencia de fecha 18 de enero de 2008
en la cual –esta vez– declaró fundada la demanda de amparo, al apreciar que la
pensión de jubilación del demandante debía ser nivelada con la remuneración que
percibe el encargado de la Jefatura Interna, puesto que se encuentra probado que
él percibía una remuneración superior a la pensión que percibe el demandante.
Un segundo caso detectado por la misma Corte Constitucional fue el rela-
cionado con la emisión de la resolución de fecha 4 de octubre de 2007, que
resolvió la demanda de cumplimiento (Exp. N° 04324-2007-PC/TC) inter-
puesta por don Raúl Alberto Hernández Vergara en contra de la Empresa
Nacional de Puertos - Enapu S.A., en la cual aquel solicitaba que, en atención
a lo dispuesto por la Ley Nº 27803, de trabajadores cesados irregularmente, y
el Decreto Supremo Nº 014-2002-TR, se disponga la reincorporación laboral
en su centro de trabajo.

133
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

El Colegiado Constitucional, resolviendo en última y definitiva instancia


la demanda constitucional, inicialmente optó por declarar la improcedencia
de la demanda, por considerar que las normas cuyo cumplimiento se soli-
citaba no contenían un mandato incondicional, puesto que los extrabajadores
podrían ser reincorporados al puesto de trabajo del que fueron cesados en la
medida en que existan las correspondientes plazas vacantes y presupuestadas,
las cuales no existían en Enapu S.A.
Posteriormente, y ante la decisión adversa a sus intereses, don Raúl
Alberto Hernández Vergara solicitó con escrito de fecha 4 de diciembre de
2007 la nulidad de la resolución que declaró la improcedencia de su demanda
de cumplimiento, argumentando a dicho efecto que no se habría tenido en
cuenta que él ya se encontraba laborando en Enapu S.A., en una plaza presu-
puestada y vacante, en virtud de una medida cautelar confirmada en segunda
instancia. Absolviendo el pedido de nulidad promovido por el demandante, la
Alta Corte Constitucional determinó que, en efecto, no había tenido en cuenta
que este venía gozando de una medida cautelar a su favor y que se encontraba
laborando en una plaza presupuestada y vacante, razón por la cual decretó que
la resolución de fecha 4 de octubre de 2007, que inicialmente declaró la impro-
cedencia de la demanda de cumplimiento, no debía surtir efectos jurídicos,
declarándose nula la vista de la causa y nulos todos los actuados posteriores,
ordenando la expedición de una nueva resolución.
En cumplimiento de su propia resolución, y subsanando la omisión advertida,
el Colegiado Constitucional expidió la sentencia de fecha 1 de setiembre de 2009
en la cual –esta vez– declaró fundada la demanda de cumplimiento, al apreciar
que el demandante había suscrito el contrato de trabajo sujeto a modalidad Nº 077-
2005-ENAPU S.A./GG y había sido repuesto en su centro de trabajo por mandato
judicial del Quinto Juzgado Especializado en lo Civil del Callao, verificándose
con ello la existencia de una plaza presupuestada y vacante.
Un tercer caso detectado por la misma Alta Corte Constitucional fue el
relacionado con la emisión de la sentencia de fecha 27 de octubre de 2009,
que resolvió la demanda de amparo (Exp. N° 02386-2008-PA/TC) interpuesta
por la Compañía de Radiodifusión Arequipa S.A. en contra del Centro de
Conciliación y Arbitraje de la Cámara de Comercio de Lima y el Ministerio
de Transportes y Comunicaciones, Vivienda y Construcción, con apersona-
miento de la Empresa Red Bicolor de Comunicaciones S.A., en la cual se soli-
citaba dejar sin efecto el laudo arbitral de fecha 22 de octubre de 2001, dictado
por el árbitro Manuel Diego Aramburú Yzaga.

134
BERLY LÓPEZ FLORES

El Colegiado Constitucional, resolviendo en última y definitiva ins-


tancia la demanda constitucional con la participación de los señores magis-
trados Mesía Ramírez, Beaumont Callirgos y Eto Cruz, estimó la demanda,
ordenando reponer las cosas al estado anterior a la emisión del laudo arbitral
de fecha 22 de octubre de 2001.
Ante la decisión adversa a sus intereses, y advertida de un vicio procedimental,
la Empresa Red Bicolor de Comunicaciones S.A formuló sendos pedidos de acla-
ración y nulidad de la sentencia de fecha 27 de octubre de 2009, argumentando,
entre otros, que no se le notificó el nombre del magistrado dirimente, señor Mesía
Ramírez, y que el llamamiento del magistrado dirimente sería indebido porque, en
dicho supuesto, debió llamarse al magistrado Álvarez Miranda.
Formulados así los pedidos, la Alta Corte determinó que, en efecto, en el
llamamiento del señor magistrado Mesía Ramírez, como magistrado dirimente,
se había producido un vicio de procedimiento que debía ser subsanado, al no
habérsele notificado a Red Bicolor de Comunicaciones S.A. de la resolución
que llamó al magistrado dirimente, por ello declaró nulos todos los actos poste-
riores al llamamiento, incluido el voto dirimente del magistrado Mesía Ramírez.
En cumplimiento de su propia resolución, y ya subsanado el vicio
advertido, el Colegiado Constitucional expidió la sentencia de fecha 18 de
agosto de 2010, estimando la demanda de amparo, esta vez con la partici-
pación del magistrado dirimente Álvarez Miranda.
Un cuarto caso es el relacionado con la emisión de la sentencia de
fecha 18 de marzo de 2011, que resolvió la demanda de hábeas data
(Exp. N° 0831-2010-PHD/TC) interpuesta por don Carlos Alberto Fonseca
Sarmiento contra la empresa Acelor S.A.C., en la cual se solicitaba la exclusión
del banco de datos Certicom de toda información referida a las deudas crediticias
abonadas a determinadas entidades bancarias y los montos dinerarios a los que
ascienden dichas deudas por consumo mediante el uso de una tarjeta de crédito.
El Colegiado Constitucional conformado por los magistrados Mesía
Ramírez, Beaumont Callirgos, Calle Hayen, resolviendo en última y definitiva
instancia, estimó en parte la demanda constitucional, por haberse acreditado
la vulneración de los derechos constitucionales a la autodeterminación infor-
mativa y a la intimidad, ordenando a la emplazada suprimir la información
sobre las deudas oportunamente pagadas; suprimir la información relacionada
con los montos específicos de las deudas crediticias oportunamente pagadas;
abstenerse de comercializar o de incluir en los reportes que comercializa datos
relacionados con el domicilio o la ocupación laboral del recurrente.

135
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Ante la decisión adversa a sus intereses, y advertida de un vicio proce-


dimental, la empresa Acelor S.A.C., formuló un pedido de aclaración. Es así
que, absolviendo tal pedido, la Alta Corte, con la sola firma de su Presidente
y la de su Secretario Relator, resolvió declarar la nulidad de los actos pro-
cesales de publicación y notificación de la sentencia de hábeas data, y de los
demás actos procesales posteriores, por no haberse alcanzado conformidad en
la totalidad del fallo o parte resolutiva.
Por último, un quinto caso, es el relacionado con la emisión de la sentencia
de fecha 20 de abril de 2011 que resolvió la demanda de hábeas corpus (Exp.
N° 03681-2010-PHC/TC), interpuesta por don Ernesto César Schütz Lan-
dázuri contra la Tercera Sala Penal Especial de la Corte Superior de Justicia
de Lima y el Primer Juzgado Penal Especial Anticorrupción de Lima, en la
cual se solicitaba declarar la inaplicabilidad de la resolución de fecha 21 de
noviembre de 2006 que suspendió los plazos prescriptorios de la acción penal
dirigida contra él, y la resolución de fecha 1 de octubre de 2001, que amplió
el auto de apertura de instrucción incorporando el delito de asociación ilícita
para delinquir y lo calificó como cómplice primario en el delito de peculado.
Con los votos de los magistrados Álvarez Miranda, Mesía Ramírez y
Eto Cruz, resolviendo en última y definitiva instancia, el Colegiado Constitu-
cional estimó en parte la demanda constitucional, al considerar que la moti-
vación esgrimida en la resolución de fecha 21 de noviembre de 2006, no era
conforme con el supuesto previsto en el artículo 84 del Código Penal para que
legítimamente se declare la suspensión de la prescripción de la acción penal.
Ante la decisión adversa a sus intereses, y advertido de un vicio procedi-
mental en la decisión emitida, el Procurador Público encargado de los asuntos
judiciales del Poder Judicial formuló un pedido de nulidad de sentencia ante el
propio Tribunal Constitucional. Absolviendo tal pedido, la Alta Corte resolvió
declarar la nulidad de los actos procesales de publicación y notificación de la
sentencia estimativa de hábeas corpus, por no haberse alcanzado conformidad
en la totalidad de la decisión emitida.
Este recuento realizado de los casos jurisprudenciales citados no ha sido
trivial o gratuito. Por el contrario, del mismo podemos apreciar que, a dife-
rencia del segundo caso descrito en donde el vicio o error estuvo impregnado
en el contenido de fondo de la propia resolución emitida, por haberse omitido
evaluar una situación en particular (la de existencia de una plaza vacante y
presupuestada), en los restantes casos descritos los vicios o errores estuvieron
referidos al procedimiento de formación de la propia decisión (sentencia)
emitida, al preexistir una situación de dirimencia.

136
BERLY LÓPEZ FLORES

Asimismo, de dicho recuento jurisprudencial es posible apreciar también


que la solución procesal a la problemática de los vicios o errores judiciales
acontecidos en última y definitiva instancia ante el Colegiado Constitucional
no ha recibido un tratamiento que se precie de ser unitario y coherente.
Así, en algunos casos la declaratoria de nulidad desplegó sus efectos en
la propia decisión emitida (auto o sentencia), dejando sin efecto la misma;
mientras que en otros casos la nulidad desplegó sus efectos solo en los actos
(decretos) de notificación y/o publicación de la decisión emitida.

2. ¿Inimpugnabilidad de las decisiones emitidas por el Tribunal


Constitucional?
Sabido es que, por imperio del Código Procesal Constitucional(43), contra
las sentencias del Tribunal Constitucional no cabe impugnación alguna.
El Tribunal, de oficio o a instancia de parte, puede aclarar algún concepto
o subsanar cualquier error material u omisión en que hubiese incurrido.
Empero, contra los decretos y autos que dicte el Tribunal sí cabe el recurso
de reposición ante el propio Tribunal.
Conforme es de advertirse, el rasgo de “inimpugnable”, “inatacable” o
“incuestionable” de las decisiones emitidas por el Tribunal Constitucional, solo
resulta pregonable respecto de las sentencias emitidas por él, situación en la
cual no procede la interposición de medio impugnatorio alguno, sino tan solo la
promoción de pedidos de aclaración o subsanación, los cuales de ningún modo
tienen la vocación de influir sobre el fondo de la decisión emitida.
Sin embargo, los decretos y autos que dicte el Tribunal, pueden ser
“impugnados”, “atacados” o “cuestionados” a través del recurso de reposición.
Con cargo a detallar, en páginas subsiguientes, la naturaleza, objetos y
fines de los pedidos de aclaración y subsanación, así como del recurso de
reposición, lo cierto e incontrovertible es que el criterio de la “intangibilidad”
o “inimpugnabilidad” de las decisiones emitidas por la Alta Corte Constitu-
cional admite una excepción o limitación, la cual –en términos del Código
Procesal Constitucional– estará circunscrita al tipo de decisión que ella emita,
ya sea una sentencia, un decreto o un auto.

(43) Artículo 121 del Código Procesal Constitucional.

137
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Con todo, queda meridianamente claro que la reposición es un recurso


regulado por ley, y ello de por sí rompe la cláusula de “intangibilidad” o
“inimpugnabilidad” de las decisiones emitidas por el Tribunal Constitucional.
Y es que, en tanto derecho de configuración legal, corresponden al
legislador crear los recursos, establecer los requisitos que se debe cumplir para
que estos sean admitidos, además de prefigurar el procedimiento que se deba
seguir. Su contenido constitucionalmente protegido garantiza que no se esta-
blezca y aplique condiciones de acceso que tengan el propósito de disuadir,
entorpecer o impedir irrazonable y desproporcionadamente su ejercicio(44).

3. La nulidad como elemento implícito en el orden procesal-constitu-


cional, manifestación del valor justicia en las decisiones judiciales
Artículo 20 del CPCons.- Pronunciamiento del Tribunal Constitucional
(…)
Si el Tribunal considera que la resolución impugnada ha sido expedida
incurriéndose en un vicio del proceso que ha afectado el sentido de la
decisión, la anulará y ordenará se reponga el trámite al estado inmediato
anterior a la ocurrencia del vicio. Sin embargo, si el vicio incurrido solo
alcanza a la resolución impugnada, el Tribunal la revoca y procede a
pronunciarse sobre el fondo.
Con relación a la potestad de declarar la nulidad de oficio de algún acto
procesal o de todo un proceso, el artículo 20 del Código Procesal Constitu-
cional establece que si el Tribunal Constitucional advierte que la resolución
impugnada, de segunda instancia, ha sido expedida incurriéndose en un vicio
del proceso que ha afectado el sentido de la decisión, la anulará y ordenará se
reponga el trámite al estado inmediato anterior a la ocurrencia del vicio.
Empero, dicho Código Procesal nada dice respecto a la potestad del
Tribunal para declarar la nulidad de sus propias decisiones. ¿Ello implica que
el Tribunal Constitucional no puede declarar la nulidad de sus propias sen-
tencias? En lo absoluto.

(44) STC Exp. N° 05194-2005-PA/TC.

138
BERLY LÓPEZ FLORES

Refiere Maurino(45) que las nulidades procesales pueden ser declaradas de


oficio. El móvil de la declaración de las nulidades procesales a iniciativa del
Tribunal está en todo acto que lesione la garantía constitucional del debido proceso.
Teniendo como premisa la existencia de vicios o errores en las decisiones
judiciales finales, surge la necesidad de que todo cuerpo procesal, ya sea civil,
laboral, penal, contencioso-administrativo, etc., recoja, pues, en sus disposi-
ciones la potestad nulificadora de oficio de los Tribunales de Justicia, ya que la
nulidad es una institución implícita e inherente a todo ordenamiento procesal,
y para existir no necesita de su reconocimiento legal.
Sin embargo, debido a las particularidades propias que cada rama procesal
ostenta, su aplicación presentará soluciones específicas y diferenciadas en uno
u otro cuerpo procesal.
En tal perspectiva, queda claro que la nulidad de oficio se encuentra
presente también en el Código Procesal Constitucional como una potestad
implícita a ser ejercida por los jueces del Poder Judicial o, en su defecto, por
el Tribunal Constitucional, con la finalidad de reconducir el proceso constitu-
cional por la senda del respeto del derecho al debido proceso de las partes pro-
cesales en conflicto, evitándose así la consumación de agravios a los derechos
constitucionales, los cuales se producirían de no corregirse oportunamente la
situación injusta causada por el propio órgano judicial.
Surge, pues, la interrogante sobre qué hacer en estos casos ¿optar por
inmacular la decisión judicial, a sabiendas del vicio que contiene, o corregir el vicio
en la misma sede constitucional interna, privilegiando la decisión justa del caso?
Personalmente considero que, atendiendo a lo inalcanzable del acceso
a la jurisdicción internacional como instancia correctora de la jurisdicción
nacional, se debe optar por lo segundo, es decir, privilegiar la decisión justa
del caso constitucional, debiéndose anular la decisión (sentencia) que ha sido
emitida preñada de vicios o errores in procedendo o in iudicando.
Por lo tanto, resulta acertado lo que ha venido realizando la Alta Corte Cons-
titucional cuando corrige o enmienda su propia decisión emitida, ello a fin de
procurar el valor justicia del caso concreto; sin embargo disentimos del mecanismo
empleado para dar solución a los problemas de errores o vicios judiciales.

(45) MAURINO, Alberto Luis. Nulidades Procesales. Astrea, Buenos Aires, 2001, pp. 92-93.

139
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Es posible argumentar que, aun cuando el legislador no haya regulado


la existencia de un recurso con el fin de cuestionar o impugnar una sentencia
del Tribunal Constitucional, ello no resulta un obstáculo para que por la vía
de la nulidad de oficio se puedan enmendar los vicios o errores incurridos al
expedir sentencia, dejando así sin efecto la propia sentencia emitida, y no los
actos de notificación o de publicación de la misma.
De este modo, se dejaría de lado el eufemismo procesal de declarar la
nulidad de una sentencia por la vía indirecta o discreta de la declaratoria de
nulidad de los actos de notificación o de publicación de la misma. En este sentido,
la nulidad atacaría de manera directa la sentencia acusada de vicio o error.
Advertida la existencia de la nulidad de oficio como elemento implícito
del orden procesal constitucional, y como concretización del valor justicia en
los procesos constitucionales, tal facultad debería ser ejercida ineludiblemente
contra sentencias que contienen vicios o errores in iudicando o in procedendo,
cuando menos en los siguientes supuestos:
a) Cuando una sentencia expedida por una Sala modifica o cambia la
doctrina jurisprudencial o un precedente vinculante fijado con ante-
lación por el Pleno del Tribunal Constitucional.
b) Cuando las sentencias del Tribunal Constitucional no sean formadas
con los votos requeridos.
c) Cuando en la sentencia se presenten incongruencias o discordancias
entre la parte considerativa y la resolutiva, lo cual perturba la eje-
cución misma de la sentencia emitida.
d) Cuando los efectos de la sentencia emitida recaigan respecto a terceras
personas que no participaron en el proceso y/o que no tuvieron cono-
cimiento de él.
e) Cuando en la sentencia se omita el análisis de ciertos elementos de
prueba que, de haber sido analizados oportunamente, hubiesen dado
lugar a una sentencia con fallo distinto.
f) Cuando en la sentencia emitida se haya aplicado una norma derogada,
una norma no vigente (vacatio legis) o una norma declarada inconsti-
tucional.
g) Cuando en casos sustancialmente análogos se emitan sentencias contra-
dictorias, rompiéndose el principio de igualdad en la aplicación de la ley.

140
CAPÍTULO XI
Los pedidos de aclaración,
corrección y subsanación
en sede del Tribunal
Constitucional
CAPÍTULO XI
Los pedidos de aclaración, corrección
y subsanación en sede
del Tribunal Constitucional

Artículo 121 del CPCons.- Carácter inimpugnable de las sentencias del


Tribunal Constitucional
Contra las sentencias del Tribunal Constitucional no cabe impug-
nación alguna. En el plazo de dos días a contar desde su notificación o
publicación tratándose de las resoluciones recaídas en los procesos de
inconstitucionalidad, el Tribunal, de oficio o a instancia de parte, puede
aclarar algún concepto o subsanar cualquier error material u omisión en
que hubiese incurrido.
Hemos señalado que contra las sentencias del Tribunal Constitucional
no cabe impugnación alguna. El Tribunal, de oficio o a instancia de parte,
puede aclarar algún concepto o subsanar cualquier error material u omisión en
que hubiese incurrido.
A diferencia de lo que sucedía con los decretos y autos, en donde el
Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional era el que establecía qué
decisiones pueden ser expedidas con el nomen iuris de tales, en el caso de las
sentencias es el propio Código Procesal Constitucional el que establece que
mediante ella se resuelven los procesos constitucionales previa determinación
precisa del derecho vulnerado, o la consideración de que el mismo no ha sido
vulnerado, o, de ser el caso, la determinación de la obligación incumplida(46).
Vistas así las cosas, se aprecia con meridiana claridad, que la emisión o
expedición de una sentencia alude, en esencia, a la necesidad de evaluar el
fondo de la controversia constitucional, es decir, a verificar si ha existido o no
vulneración de algún derecho constitucional.
Entonces, expedida una sentencia, no cabe impugnación alguna que valga,
solo es procedente solicitar su aclaración o subsanación, las cuales deberán
versar sobre aspectos accesorios, secundarios, circunstanciales de la decisión
emitida, mas no a aspectos esenciales de esta, como por ejemplo, la alegación

(46) Artículo 17 numeral 3) del Código Procesal Constitucional.

143
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

de la existencia/no existencia de la vulneración de un derecho constitucional,


el cual ya ha sido evaluado con la sentencia, siendo imposible la marcha atrás
de la decisión emitida.
Precisamente, atendiendo a que con la expedición de una sentencia se
resuelve el fondo de una controversia constitucional, surge pues la necesidad
de que las decisiones que expida la Alta Corte Constitucional, pronunciando
sobre el fondo, se le otorgue la calidad de cosa juzgada, y se conviertan en ina-
tacables frente a cualquier medio impugnatorio. Ello obedece estrictamente a
razones de política jurisdiccional y de seguridad jurídica.
Y es que los tribunales constitucionales nacieron para mantener la institu-
cionalidad jurídica, así como la estabilidad política y económica, respetando
el contenido constitucional de los derechos, lo cual debe lograrse por medio
de resoluciones que favorezcan una interpretación previsora(47).
Lo expuesto, si bien constituye el deber ser o ideología política del
diseño de justicia constitucional implementado por el constituyente peruano;
sin embargo, tal diseño se encuentra divorciado de la realidad jurisdiccional
en el que, conforme al recuento de casos jurisprudenciales antes realizado, se
ha evidenciado la existencia notoria de vicios o errores judiciales producidos
en la instancia de conocimiento del Tribunal Constitucional.
Normalmente, el Tribunal Constitucional observa que los pedidos de
aclaración, corrección y subsanación que ante él se formulan, pretenden esen-
cialmente el reexamen de fondo de una sentencia emitida, su alteración sus-
tancial y la reconsideración sino modificación del fallo emitido en una sen-
tencia, pretensiones estas que no pueden ser admitidas, toda vez que, las
partes procesales, insisten y reiteran en la misma argumentación vertida en
la demanda que fue materia de análisis y evaluación por parte del Tribunal
Constitucional.

(47) SAGÜÉS, Néstor. La interpretación judicial de la Constitución. Depalma, Buenos Aires, 1998,
p. 122.

144
CAPÍTULO XII
Gratuidad en la interposición
de los medios impugnatorios
CAPÍTULO XII
Gratuidad en la interposición
de los medios impugnatorios (48)

Artículo III del CPCons.- Principios Procesales


Los procesos constitucionales se desarrollan con arreglo a los principios
de (…), gratuidad en la actuación del demandante (…)
QUINTA DF del CPCons.- Exoneración de tasas judiciales
Los procesos constitucionales se encuentran exonerados del pago de
tasas judiciales.
Artículo 49.- Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional.
El procedimiento ante el Tribunal Constitucional es gratuito. No
obstante, cuando se solicitan copias certificadas, el costo es de cargo del
solicitante.
Dado que los derechos constitucionales no constituyen un fin en sí
mismo sino que, por el contrario, constituyen medios naturales (preestatales)
que le son reconocidos a las personas para fines de trascendencia interna y
externa, personal y en comunidad, es que el legislador –también garante de
los derechos constitucionales de la persona– ha concretizado la protección
de dichos derechos a través de la regulación de un proceso (Código Procesal
Constitucional) que ha sido dotado de reglas espacialísimas y particulares que
los distingue del resto de los ordenamientos procesales ordinarios.
Dichas reglas especialísimas son: “la gratuidad de los procesos consti-
tucionales, la adecuación de la exigencia de las formalidades previstas en el
Código al logro de los fines de los procesos constitucionales, la tramitación
preferente, la actuación inmediata de la sentencia impugnada, la destitución
del funcionario público renuente a acatar un mandato judicial, la represión de

(48) Cfr. LÓPEZ FLORES, Berly Javier. “Constitución y proceso: Presuntos vicios de inconstitucionalidad
en normas que regulan procesos constitucionales y ordinarios”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 52,
Gaceta Jurídica, Lima, abril, 2012, pp. 325-331.

147
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

actos homogéneos, la prevalencia en la ejecución de sentencias, la ejecución


de sentencia en el plazo de dos día de notificada, etc.”.
La gratuidad de los procesos constitucionales, es una regla que se
encuentra recogida en el artículo III del Título Preliminar de Código Procesal
Constitucional: “los procesos constitucionales se desarrollan con arreglo a los
principios de (…) gratuidad en la actuación del demandante”.
En concordancia con ello, la Quinta Disposición Final del mismo cuerpo
legal establece que “los procesos constitucionales se encuentran exonerados
del pago de tasas judiciales”.
Al respecto, el Tribunal Constitucional ha señalado que la gratuidad en
el acceso a la justicia o para interponer medios impugnatorios allí donde se
encuentra constitucional o legalmente previsto forma parte del derecho al
debido proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva(49).
Teniendo como referencia dicho marco normativo y jurisprudencial,
conviene preguntarse ¿si el rechazo del recurso de apelación de un demandante
por no haber adjuntado arancel judicial atenta contra el principio de gratuidad
de los procesos constitucionales?
Este rechazo del recurso de apelación, por no haber adjuntado arancel
judicial, contraviene, en efecto, el principio de gratuidad de los procesos
constitucionales, debido a que la presentación del arancel judicial irroga
un gasto directo en la persona que interviene en la vía del amparo, situación
totalmente vedada y no permitida en los procesos constitucionales, dada la
naturaleza tuitiva de estos.
En tal sentido, la concreción del principio de gratuidad origina un derecho
de las partes que intervienen en los procesos constitucionales a no ser sometido
ni obligado al pago directo o indirecto de imposición económica alguna que
provenga de la burocracia judicial para el inicio, la tramitación y la culmi-
nación del proceso judicial, con la sola excepción del pago de costos y costas
procesales que por gozar de distinta naturaleza no les resulta de aplicación.
Por tal motivo, es posible considerar que la exoneración de la presen-
tación de arancel judicial –al tener incidencia económica en las partes que
intervienen en los procesos constitucionales– constituye la manifestación del
estado social y democrático de derecho y, concretamente, de la prestación de

(49) STC Exp. Nº 1606-2004-AA/TC.

148
BERLY LÓPEZ FLORES

justicia al cual se encuentra obligado el estado peruano conforme a la cláusula


recogida en el artículo 43 de la Constitución Política del Perú.
Y es que dada la importancia del ejercicio de los derechos fundamentales
para la persona humana, se hace necesario que el acceso a la justicia cons-
titucional esté desprovista de cualquier traba económica-administrativa
judicial.

149
CAPÍTULO XIII
La prevención en sede
de conocimiento
del Tribunal Constitucional
CAPÍTULO XIII
La prevención en sede de conocimiento
del Tribunal Constitucional

Artículo 29.- Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional.


Los expedientes que llegan al Tribunal Constitucional como conse-
cuencia de la apelación por salto, recurso de agravio a favor del cumpli-
miento de sentencias del Tribunal Constitucional y del Poder Judicial y
actos homogéneos no tendrán vista de la causa. Todos estos expedientes
son resueltos por los mismos magistrados que intervinieron en la sen-
tencia. Si algún magistrado ya no se encuentra en el Tribunal Consti-
tucional, se completa con los Magistrados del Colegiado que previno
(Pleno, Sala 1 o Sala 2), de menor a mayor antigüedad y al final se llama
al Presidente de la Sala o del Pleno.
Artículo 55.- Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional.
El recurso de queja será resuelto por cualquiera de las Salas dentro de
los diez días de recibido, sin trámite previo. Si la Sala declara fundada la
queja, conoce también del recurso de agravio constitucional, ordenando
al juez respectivo el envío del expediente, dentro del tercer día, bajo res-
ponsabilidad.
La prevención tiene fundamento en el respeto del derecho constitucional
al juez natural –constituyendo la competencia del juez uno de sus elementos
o contenidos– y en la necesidad de tener un orden en la tramitación de los
procesos judiciales.
Se trata, en efecto, de una regla para determinar la competencia del Pleno
y de las Salas del Tribunal Constitucional (Sala Primera y Sala Segunda), la
cual exige que sean establecida antes de la presentación de la demanda.
En este sentido, en el contexto de la tramitación de un RAC típico o de
uno atípico (apelación por salto, recurso de agravio a favor del cumplimiento
de sentencias del Tribunal Constitucional y del Poder Judicial y actos homo-
géneos) el del Pleno y las Salas del Tribunal Constitucional asumen com-
petencia para el conocimiento de la causa, en tanto previnieron la misma;

153
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

es decir, en tanto tuvieron oportunidad de ser los primeros en conocer del


proceso constitucional, o de algún incidente o recurso relacionado con él.
Materializada así la competencia, esta ya no puede ser modificada con
posterioridad.

154
CAPÍTULO XIV
La imposición de multas
por la interposición
de recursos temerarios
CAPÍTULO XIV
La imposición de multas por la
interposición de recursos temerarios

Artículo 49.- Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional.


(…) El Tribunal puede imponer multas a cualquier persona, (…) Las
multas pueden ser de 10 a 50 Unidades de Referencia Procesal. Lo
recabado por concepto de multas constituye recursos propios del
Tribunal Constitucional.
Ciertamente, los procesos constitucionales son gratuitos tanto para el
demandante como para el demandado; empero la gratuidad citada no impide la
imposición de multas, por temeridad procesal, al interponer un medio impug-
natorio no idóneo o inconducente, así como el cobro de ellas que pasan a cons-
tituir recursos propios del Tribunal Constitucional.
Actúa con temeridad procesal quien activa un proceso o promueve un
medio impugnatorio sin tener razón legal suficiente y ejerce la defensa de un
derecho sin fundamento jurídico alguno.
Esta sanción de multa normalmente viene emitida porque el Tribunal
Constitucional entiende que con la impugnación promovida, a la larga, solo se
busca obstaculizar y dilatar la prestación del servicio de justicia, frente a
causas que si merecen un pronunciamiento urgente.

157
JURISPRUDENCIA
Procedencia del RAC para la protección
de la ejecución de sentencia
en sus propios términos
SRTC Exp. N° 0201-2007-Q/TC
Caso: Asociación Pro Vivienda Vecinos
de la Urbanización Neptuno
Sentido del fallo: Fundado el recurso
de queja
Publicada en la página web del Tribunal Constitucional el 04/12/2008

El Tribunal Constitucional, dentro del marco que la Constitución estable-


ce, se constituye en el órgano que conoce en última y definitiva instancia
los procesos constitucionales de la libertad. Así, este mandato constitu-
cional se ve concretizado a través de la interposición de un medio impug-
natorio que le permita al justiciable acceder a dicha sede constitucional.
Ello ha sido desarrollado legislativamente a través del recurso de agra-
SUMILLA vio constitucional, considerado como un instrumento procesal que permi-
te cuestionar las decisiones denegatorias emitidas en segunda instancia.
No obstante la escueta regulación del Código Procesal Constitucional,
el desarrollo jurisprudencial del Tribunal nos permite interponer este re-
curso con la finalidad de lograr la efectiva ejecución no solo de sus pre-
cedentes vinculantes, sino también de las sentencias emitidas por el Po-
der Judicial.

EXP. N° 0201-2007-Q/TC-LIMA
ASOCIACIÓN PRO VIVIENDA VECINOS DE LA URBANIZACIÓN
NEPTUNO
RESOLUCIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Lima, 14 de octubre de 2008
VISTO
El recurso de queja presentado por la Asociación Pro Vivienda Vecinos de la Urbani-
zación Neptuno; y,

161
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

ATENDIENDO A:
1. Que conforme lo dispone el inciso 2) del artículo 202 de la Constitución Políti-
ca, el artículo 18 del Código Procesal Constitucional (CPConst.) y la STC Exp.
N° 4853-2004-PA/TC, corresponde al Tribunal Constitucional conocer en última
y definitiva instancia las resoluciones denegatorias [infundadas o improcedentes]
de los procesos de hábeas corpus, amparo, hábeas data y cumplimiento; así como
resoluciones estimatorias de segundo grado que son dictadas sin tomar en cuenta
un precedente constitucional vinculante emitido por este Tribunal.
2. Que según lo previsto en el artículo 19 del CPConst., y lo establecido en los ar-
tículos 54 a 56 del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional, este Co-
legiado también conoce del recurso de queja interpuesto contra resoluciones de-
negatorias del recurso de agravio constitucional, siendo su objeto examinar que la
denegatoria de este último sea acorde al marco constitucional y legal vigente.
3. Que asimismo, al conocer el recurso de queja, este Colegiado solo está facultado
para revisar las posibles irregularidades que pudieran cometerse al expedir el auto
sobre la procedencia del recurso de agravio constitucional, no siendo, prima facie,
de su competencia, dentro del mismo recurso, examinar las resoluciones emitidas
en etapas previas ni posteriores a las antes señalada.
Sin embargo, este Colegiado ha establecido en la RTC Exp. N° 0168-2007-Q/TC,
de fecha 3 de octubre de 2007, nuevas reglas de interpretativas de carácter excep-
cional para la procedencia del RAC a favor del cumplimiento de las sentencias del
Tribunal Constitucional.
4. Que en el referido pronunciamiento ha sostenido el Tribunal que no puede perma-
necer indiferente ante los supuestos de incumplimiento de lo dispuesto en sus sen-
tencias o de su ejecución defectuosa, hecho que termina virtualmente modificando
la decisión (F.J.7). Asimismo, ha precisado que el problema de la ejecución de las
sentencias no solo es un debate doctrinal, sino, sobre todo, un problema práctico,
ya que se trata de evaluar la capacidad de este Tribunal para materializar en los he-
chos lo decidido en el fallo (F.J. 5).
5. Que, dentro de la citada línea jurisprudencial, cabe preguntarse si el mismo razo-
namiento debe ser empleado ante los supuestos de ejecución defectuosa de las sen-
tencias estimatorias expedidas por el Poder Judicial, dictadas dentro de la tramita-
ción de un proceso constitucional.
6. Que, en efecto, dado que ante tal supuesto no cabría la posibilidad de interponer
el RAC –por no encontrarse entre los supuestos de procedencia establecidos me-
diante la RTC Exp. N° 0168-2007-Q/TC–, la ejecución defectuosa de los fallos de
segunda instancia no podrían ser, eventualmente, examinadas por el Tribunal, pro-
duciéndose una nueva alteración del orden constitucional, la cual fuera restableci-
da con el dictado de la sentencia de segundo grado.

162
JURISPRUDENCIA

7. Que la situación descrita en el considerando precedente resultaría igualmente gra-


vosa para el demandante, en su búsqueda de restitución de sus derechos vulnera-
dos, como aquellos supuestos en los que se produce el desconocimiento de las sen-
tencias del Tribunal, con la agravante que sería el propio órgano jurisdiccional que
ha repuesto el orden constitucional –Poder Judicial–, mediante la decisión estima-
toria quien desvirtúa la ejecución de sus propios pronunciamientos.
8. Que de no ser competente el Tribunal Constitucional para conocer dicho supuesto
podría suscitarse una insólita situación: La protección de un derecho fundamental
mediante un pronunciamiento estimatorio formal, expedido en segunda instancia,
y, en la praxis, en la fase de ejecución, la no concreción de la restitución de los de-
rechos invocados en la demanda.
9. Que es por ello que se hace necesaria una interpretación acorde con la protec-
ción de los derechos fundamentales, de acuerdo con el marco constitucional y
legal vigente, que garantice la correcta ejecución de las sentencias estimato-
rias recaídas dentro de los procesos constitucionales, expedidas por el Poder
Judicial.
10. Que de lo expuesto y sobre la base de lo desarrollado en la RTC Exp. N° 0168-
2007-Q/TC, este Colegiado considera que de manera excepcional puede aceptar-
se la procedencia del RAC cuando se trata de proteger la ejecución en sus propios
términos de sentencias estimatorias emitidas en procesos constitucionales, tanto
para quienes han obtenido una sentencia estimatoria por parte de este Colegiado,
como para quienes lo han obtenido mediante una sentencia expedida por el Poder
Judicial.
La procedencia excepcional del RAC en este supuesto tiene por finalidad restable-
cer el orden jurídico constitucional, correspondiendo al Tribunal valorar el grado
de incumplimiento de las sentencias estimatorias expedidas por el Poder Judicial
cuando este no cumple dicha función, devolviendo lo actuado para que la instancia
correspondiente dé estricto cumplimiento a lo declarado por el Tribunal. Asimis-
mo, los órganos jurisdiccionales correspondientes se limitarán a admitir el recur-
so de agravio constitucional, teniendo habilitada su competencia este Colegiado,
ante la negativa del órgano judicial, a través del recurso de queja a que se refiere
el artículo 19 del CPConst.
11. Que en el presente caso, la Asociación recurrente sostiene que la resolución
N° 2, de fecha 6 de julio de 2007, expedida por la Quinta Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima –relativa al pedido a la de nulidad de las resoluciones
expedidas por la Superintendencia de Bienes Nacionales (SBN), N°s 202-2002/
SBN-GO-JAR y 004-2003/SBN-GOI, la Partida Registral N° 49006651 del Re-
gistro de Propiedad Inmueble de Lima–, conlleva un desconocimiento de la sen-
tencia que declaró fundada la demanda, ya que de no declararse la nulidad de las
aludidas resoluciones de la SBN, así como las partidas registrales, no podrá resti-
tuirse los derechos invocados en su demanda, incumpliéndose con ello la finalidad
de los procesos constitucionales.

163
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Por todo ello, verificado que el recurso de agravio constitucional reúne los requisitos
previstos en el artículo 18 del CPConst. y los establecidos mediante la presente reso-
lución; el presente recurso de queja merece ser estimado.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, en uso de las facultades confe-
ridas por la Constitución Política del Perú y su Ley Orgánica;
RESUELVE
Declarar  FUNDADO el recurso de queja; en consecuencia, dispone notificar a
las partes y oficiar a la Sala de origen para que proceda conforme a la presente
resolución.
SS. MESÍA RAMÍREZ; BEAUMONT CALLIRGOS; ÁLVAREZ MIRANDA

164
TC creó RAC verificador de la
homogeneidad del acto lesivo para resolver
pedidos de represión relacionados con
sentencias del Poder Judicial
STC Exp. N° 05496-2011-PA/TC(1)
Caso: Agustín Llantoy Palomino
Sentido del fallo: Fundado el recurso
de agravio constitucional
Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 13/06/2013

A través de esta sentencia, el Tribunal Constitucional creó un nuevo re-


curso de agravio constitucional (RAC) llamado “verificador de la ho-
mogeneidad del acto lesivo”, el cual constituye doctrina jurisprudencial
conforme al artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Cons-
SUMILLA titucional. A través de este RAC, el Tribunal Constitucional se declara
competente para controlar las resoluciones que resuelven los pedidos de
represión de actos lesivos homogéneos que se relacionan no solo con sus
sentencias estimatorias, sino también con las que emite el Poder Judicial
en los procesos constitucionales de libertad.

EXP. N° 05496-2011-PA/TC-LIMA NORTE


AGUSTÍN LLANTOY PALOMINO

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


En Lima, a los 22 días del mes de mayo de 2013, el Tribunal Constitucional en sesión
de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Urviola Hani, Vergara

(1) La presente sentencia viene acompañada por la siguiente Razón de Relatoría:


“La presente sentencia solo es suscrita por los magistrados Urviola Hani, Vergara Gotelli, Mesía Ramírez,
Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, no por el señor magistrado Beaumont Callirgos debido a que,
aun cuando estuvo presente en la vista de la causa, no llegó a votar y mediante Resolución Administrativa
N° 66-2013-P/TC de fecha 3 de mayo de 2013, publicada en el diario oficial El Peruano el 6 de mayo de
2013, se ha declarado la vacancia de dicho magistrado por la causal establecida en el artículo 16, inciso 4,
de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. Los votos emitidos alcanzan la mayoría suficiente para
formar resolución, conforme al artículo 5 (primer párrafo) de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional
y al artículo 48 del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional. Lima, 22 de mayo de 2013”.

165
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Gotelli, Mesía Ramírez, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pronuncia la si-


guiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Agustín Llantoy Palomino con-
tra la resolución expedida por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
del Cono Norte de Lima, de fojas 661, su fecha 4 de noviembre de 2009, que declaró
improcedente la demanda de autos.
ANTECEDENTES
El recurrente con fecha 21 de enero de 2005 interpuso demanda de amparo con-
tra el Director de la Unidad de Gestión Educativa Local N° 4 del Ministerio de
Educación, a fin de que se declare la inaplicabilidad de la Resolución Directoral
N° 005280-2004, de fecha 2 de setiembre de 2004, así como la Resolución Directo-
ral 004713-DRELM-2004, de fecha 30 de diciembre de 2004, por haber sido despedi-
do en forma arbitraria. Este proceso fue estimado mediante la Resolución N° 165, de
fecha 23 de mayo de 2006, la cual declaró fundada la demanda de amparo y dispuso
se reponga al actor en la mencionada entidad. Sin embargo con fecha 3 de enero de
2007 el actor fue nuevamente despedido, lo que le llevó a interponer solicitud por re-
presión de actos homogéneos que fue estimada mediante Resolución N° 215, de fecha
10 de setiembre de 2007, que dispuso nuevamente su reposición en la entidad deman-
dada. Culminado el año 2007 nuevamente fue despedido por la emplazada aduciendo
que su contrato había concluido, lo que motivó que el actor volviera a denunciar a la
emplazada por actos homogéneos, siendo estimada su nueva solicitud por el Quinto
Juzgado Civil de Lima Norte, el cual mediante Resolución N° 42, de fecha 5 de junio
de 2008, resolvió declarar la homogeneidad del acto lesivo y dispuso la reincorpora-
ción del demandante en su centro laboral y en el cargo que desempeñaba. Finalmente
a partir de enero del año 2009 nuevamente la emplazada lo despidió aduciendo que al
haber estado contratado hasta el mes de diciembre de 2008 su contrato culminó. Re-
fiere el actor que de conformidad con la Ley Nº 24041, al haber laborado por más de
un año de servicios como servidor público por contrato por servicios personales, no
podía ser objeto de despido sino por la comisión de falta grave disciplinaria y previo
proceso administrativo, lo que no ha ocurrido en el presente caso.
El Director de la Unidad de Gestión Educativa Local N° 4 se opone a la solicitud,
aduciendo que la entidad que representa ha venido emitiendo las correspondientes re-
soluciones directorales de contrato de servicios personales en los años 2006, 2007 y
2008 a favor del demandante, bajo el cargo de oficinista en la sede de la UGEL N° 4;
que, sin embargo mediante Memorándum Múltiple N° 408-2008/DUGEL.04, de fe-
cha 29 de diciembre de 2008, se da por concluida la contratación y/o destaque del per-
sonal de la sede y entre los comprendidos en este comunicado se encontraba el actor.
Agrega que posteriormente se sometió a evaluación los expedientes de los postulantes
para acceder a la contratación de personal administrativo bajo la modalidad de servi-
cios personales para el año fiscal 2009, y que bajo estas consideraciones se presen-
tó el actor sometiéndose voluntariamente al concurso público para la obtención de un

166
JURISPRUDENCIA

contrato como personal administrativo, mas no se ajustaba al perfil requerido confor-


me a las actas celebradas por la comisión evaluadora.
El Quinto Juzgado Especializado Civil de Lima Norte, con fecha 23 de marzo de
2009, declara improcedente la solicitud de represión de actos homogéneos formulada
por el recurrente por considerar que el demandante se sometió a un concurso público
y que, luego de la evaluación, esta le fue adversa, al quedar fuera del cuadro de mé-
ritos, por lo que tales actos y procedimientos administrativos constituyen nuevos ele-
mentos de justificación o causal de despido; hechos estos diferentes a los que fueron
materia de la presente demanda.
La Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia del Cono Norte de Lima, con
fecha 4 de noviembre de 2009, confirmó la apelada por similar fundamento.
FUNDAMENTOS
Sentencia del Poder Judicial
1. Mediante sentencia de fecha 23 de mayo de 2006 (f. 190) la Segunda Sala Civil de
la Corte Superior de Justicia del Cono Norte de Lima declaró fundada la deman-
da de amparo por haberse acreditado el despido arbitrario por parte de la Unidad
de Gestión Educativa Local N° 4 en contra de don Agustín Llantoy Palomino, que
venía laborando desde el 25 de febrero de 2002 hasta el 31 de agosto de 2004, or-
denándose su reposición a su centro de trabajo, por lo que solo podía ser despedi-
do por causa relacionada a su conducta o capacidad laboral, lo que no ha sucedido
en el caso concreto puesto que el cese se ha producido alegándose el término de
contrato por no haber aprobado el concurso público de méritos.
Solicitudes de represión de actos lesivos homogéneos
2. Con fechas 5 de enero de 2007 y 24 de enero de 2008 el recurrente presentó soli-
citudes de represión de actos homogéneos, las cuales merecieron resoluciones ju-
diciales favorables estimándose su pretensión al acreditarse la vulneración de sus
derechos laborales constituyéndose en actos evidentemente homogéneos. Sin em-
bargo con fecha 7 de enero de 2009, mediante copia certificada del cuaderno de
constataciones policiales, se comprobó que el actor nuevamente fue despedido
aduciendo la emplazada que el recurrente se encontraba contratado hasta el mes
de diciembre del año 2008.
3. El director de la Unidad de Gestión Educativa N° 4 contesta la solicitud aduciendo
que la entidad que representa ha venido emitiendo las correspondientes resolucio-
nes directorales de contrato de servicios personales en los años 2006, 2007 y 2008
a favor del demandante, bajo el cargo de oficinista en la sede de la UGEL N° 4;
que sin embargo mediante el Memorándum Múltiple N° 408-2008/DUGEL.04, de
fecha 29 de diciembre de 2008, se dio por concluida la contratación y/o destaque
del personal de la sede y entre los comprendidos en este comunicado se encontraba
el actor; posteriormente el recurrente se sometió a la evaluación de los expedientes
de los postulantes para acceder a la contratación de personal administrativo bajo la

167
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

modalidad de servicios personales para el año fiscal 2009; y que bajo estas consi-
deraciones se presentó el actor sometiéndose voluntariamente al concurso público
para la obtención de un contrato como personal administrativo, pero no cumplía el
perfil requerido conforme a las actas celebradas por la comisión evaluadora.
Resolución de primera y segunda instancia
4. Tanto en primera como en segunda instancia se ha declarado improcedente la
solicitud de represión de actos lesivos homogéneos considerando que el nuevo
acto no es sustancialmente homogéneo al que fue denunciado inicialmente por
el actor y que fuera estimado por el Poder Judicial, bajo el argumento de que el
demandante se sometió a un concurso público y que, luego de la evaluación, esta
le fue adversa al quedar fuera del cuadro de méritos, concluyéndose que tales ac-
tos y procedimientos administrativos constituyen nuevos elementos de justifica-
ción o causal de despido, hechos diferentes a los que fueron materia de la inicial
demanda.
Criterios desarrollados por el Tribunal Constitucional en relación al pedido
de represión de actos homogéneos
5. En la STC Exp. Nº 04878-2008-PA/TC este Colegiado señaló que “la represión
de actos lesivos homogéneos es un mecanismo de protección judicial de derechos
fundamentales frente a actos que presentan características similares a aquellos que
han sido considerados en una sentencia previa como contrarios a tales derechos.
En este sentido, lo resuelto en un proceso constitucional de tutela de derechos fun-
damentales no agota sus efectos con el cumplimiento de lo dispuesto en la senten-
cia respectiva, sino que se extiende hacia el futuro, en la perspectiva de garantizar
que no se vuelva a cometer una afectación similar del mismo derecho”.
6. Posteriormente, en la STC Exp. Nº 05287-2008-PA/TC este mismo Colegiado ex-
presó que el carácter homogéneo del nuevo acto lesivo debe ser manifiesto, es de-
cir, no deben existir dudas sobre las esenciales iguales características entre el acto
anterior y el nuevo. Y que para la determinación de esta identidad en cada caso
concreto, el juez constitucional deberá recurrir a un juicio de comparación entre
los términos comprendidos.
7. De otro lado, en relación a la competencia para el control de las resoluciones ju-
diciales que resolvían las solicitudes de represión de actos lesivos homogéneos, el
Colegiado consideró que solo si existe una sentencia previa, en la que se ha esta-
blecido claramente el derecho afectado y el acto lesivo, y que ha adquirido la ca-
lidad de firme, podrá evaluarse si la acción u omisión que se produzca con pos-
terioridad resulta homogénea. Así, si se declara improcedente o infundada una
demanda de tutela de derechos fundamentales, no puede solicitarse con posterio-
ridad la represión de actos lesivos homogéneos. La sentencia previa mediante la
cual se declara fundada la demanda puede ser una expedida por el Poder Judicial o
por el Tribunal Constitucional (STC Exp. Nº 04878-2008-PA/TC, fundamento 19).

168
JURISPRUDENCIA

8. Ya en lo que constituye competencia específica y propia de este Colegiado, inicial-


mente se consideró que si él no intervino en el proceso constitucional primigenio,
entonces carecía de competencia para conocer el pedido de represión de actos le-
sivos homogéneos, por cuanto su contenido se relacionaba con una sentencia esti-
matoria del Poder Judicial, que no llegó a conocimiento del Tribunal Constitucio-
nal (STC Exp. Nº 03301-2009-PC/TC, STC Exp. Nº 0924-2010-AA/TC).
Posteriormente, tal criterio competencial fue ampliado a través de la STC Exp.
Nº 04197-2010-PA/TC, de fecha 12 de setiembre de 2011, en la que el Colegiado es-
tableció que dentro de un incidente de represión de actos lesivos homogéneos la sen-
tencia previa mediante la cual se declara fundada la demanda puede ser del Poder Ju-
dicial o del Tribunal Constitucional, máxime cuando por medio del recurso de queja
en etapa de ejecución eran elevados los autos para conocimiento de este Colegiado
(RTC. Nº 00035-2011-Q/TC, RTC. Nº 00183-2011-Q/TC).
Doctrina jurisprudencial sobre la represión de actos lesivos homogéneos
9. A nivel normativo, la institución de la represión de los actos lesivos homogéneos
ha sido recogida en el artículo 60 del Código Procesal Constitucional. El texto de
este artículo, ubicado en el capítulo correspondiente al proceso de amparo, dispo-
ne que:
“Si sobreviniera un acto sustancialmente homogéneo al declarado lesivo en un
proceso de amparo, podrá ser denunciado por la parte interesada ante el juez
de ejecución. Efectuado el reclamo, el juez resolverá este con previo traslado a
la otra parte por el plazo de tres días. La resolución es apelable sin efecto sus-
pensivo. La decisión que declara la homogeneidad amplía el ámbito de pro-
tección del amparo, incorporando y ordenando la represión del acto represivo
sobreviniente”.
Por lo demás, la represión de actos lesivos homogéneos encuentra su susten-
to en la necesidad de garantizar la obligatoriedad de las sentencias estimati-
vas firmes y evitar el inicio de un nuevo proceso constitucional frente a actos
que de forma previa han sido analizados y calificados como lesivos de derechos
fundamentales.
Para conocer un pedido de actos lesivos homogéneos deben concurrir presupues-
tos procesales cuya ausencia implicaría la declaratoria de improcedencia de lo
solicitado:
a) Existencia de una sentencia firme a favor de la parte demandante en un proceso
constitucional de tutela de derechos fundamentales.
b) Cumplimiento de lo ordenado en la sentencia de condena.
c) Solo si existe una sentencia previa, en la que se ha establecido claramente el
derecho afectado y el acto lesivo, y que ha adquirido la calidad de firme, podrá
evaluarse si la acción u omisión que se produzca con posterioridad resulta ho-
mogénea. Así, si se declara improcedente o infundada una demanda de tutela

169
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

de derechos fundamentales, no puede solicitarse con posterioridad la represión


de actos homogéneos.
d) La sentencia previa mediante la cual se declara fundada la demanda puede ser
del Poder Judicial o del Tribunal Constitucional.
10. Por las consideraciones antes expuestas, y en mérito de lo dispuesto en el artículo
VI Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, el Tribunal Constitucio-
nal reitera su competencia para el conocimiento de los incidentes que generen las
solicitudes de represión de actos lesivos homogéneos presentadas ante el juez de
ejecución luego de cumplida o ejecutada la sentencia constitucional, correspon-
diendo en este caso al Poder Judicial conceder el recurso de agravio constitucio-
nal, el que para estos efectos habrá de denominarse recurso de agravio consti-
tucional verificador de la homogeneidad del acto lesivo, según se trate de una
sentencia emitida por el Poder Judicial o de una emitida por el Tribunal Consti-
tucional. Asimismo, y de denegarse el recurso antes referido, el recurrente tendrá
expedito su derecho a interponer recurso de queja conforme a lo establecido en el
artículo 19 del Código Procesal Constitucional.
Análisis de la controversia
11. Mediante sentencia de fecha 23 de mayo de 2006 (f. 190), la Segunda Sala Civil de
la Corte Superior de Justicia del Cono Norte de Lima declaró fundada la demanda de
amparo por haberse acreditado el despido arbitrario dispuesto por la Unidad de Ges-
tión Educativa Local N° 4 contra don Agustín Llantoy Palomino, que venía labo-
rando desde el 25 de febrero de 2002 hasta el 31 de agosto de 2004, ordenándose su
reposición a su centro de trabajo, por lo que solo podía ser despedido por causa rela-
cionada a su conducta o capacidad laboral. Sin embargo, a fojas 509 de autos se ad-
vierte que el recurrente fue nuevamente despedido por haber concluido su contrato,
siendo que su sola participación en el proceso de contratación de personal no desvir-
túa en nada el mandato judicial de reposición contenido en la sentencia primigenia.
12. Consecuentemente, se aprecia que el acto denunciado en el presente caso cons-
tituye un acto lesivo sustancialmente homogéneo al declarado inconstitucio-
nal en la sentencia emitida por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior del
Cono Norte de Lima, por lo que debe estimarse el presente recurso de agravio
constitucional.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADO el recurso de agravio constitucional.
2. Declarar la EXISTENCIA de acto lesivo homogéneo; y como consecuencia de ello
AMPLIAR el ámbito de protección del proceso de amparo al despido producido
en fecha 7 de enero de 2009 como resultado de la conclusión del contrato de don
Agustín Llantoy Palomino.

170
JURISPRUDENCIA

3. ORDENAR al director de la Unidad de Gestión Educativa Local N° 4 del Minis-


terio de Educación se abstenga de llevar nuevamente a cabo dicho acto.
4. ESTABLECER como doctrina constitucional vinculante lo establecido en los
fundamentos 9 y 10 de la presente sentencia, de conformidad con el artículo VI
del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional.
Publíquese y notifíquese.
SS. URVIOLA HANI; VERGARA GOTELLI; MESÍA RAMÍREZ; CALLE HAYEN;
ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA

171
Procedencia del RAC excepcional por
contravenir el artículo 8 de la Constitución
STC Exp. N° 02663-2009-PHC/TC
Caso: Edwin Walter Martínez Moreno
Sentido del fallo: fundado el recurso de
agravio constitucional e improcedente
la demanda
Publicada en la página web del Tribunal Constitucional el 11/04/2014

El Tribunal Constitucional señala que procede el recurso de agravio cons-


titucional contra las sentencias estimatorias de segunda instancia que so
pretexto de proteger determinados derechos fundamentales, en realidad
convalidan la afectación de otros derechos fundamentales o constitucio-
SUMILLA nalizan situaciones en las que se ha producido un abuso de derecho o de
aplicación fraudulenta de la Constitución. En el caso, el Tribunal se de-
claró competente para conocer el RAC contra sentencia estimatoria de
segundo grado, de forma excepcional, debido a que dicha sentencia vul-
nera el orden constitucional, en particular el artículo 8 de la constitución,
sobre tráfico ilícito de drogas.

EXP. N° 02663-2009-PHC/TC-LIMA
EDWIN WALTER MARTÍNEZ MORENO

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


En Lima, a los 12 días del mes de agosto de 2010, el Pleno del Tribunal Constitucio-
nal, integrado por los magistrados Mesía Ramírez, Presidente; Beaumont Callirgos;
Vergara Gotelli; Calle Hayen; Eto Cruz; Álvarez Miranda y el voto singular del ma-
gistrado Landa Arroyo que se agrega.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional (RAC) interpuesto contra la sentencia expedida
por la Sexta Sala Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justi-
cia de Lima, de fojas 908 a 918 y 980 a 1019, su fecha, 26 de noviembre de 2008, que
declaró fundada la demanda de autos.

172
JURISPRUDENCIA

 ANTECEDENTES
Con fecha 18 de julio de 2008, don Edwin Walter Martínez Moreno interpone de-
manda de hábeas corpus, y la dirige contra los jueces supremos de la Sala Pe-
nal Permanente de la Corte Suprema de la República, señores Hugo Sivina Hurtado,
José Luis Lecaros Cornejo, Jorge Bayardo Calderón Castillo, Raúl Alfonso Valdez
Roca y Pedro Guillermo Urvina Ganvini, con el objeto de que se declare la nuli-
dad de la Ejecutoria Suprema de fecha 14 de noviembre de 2006 (R. N° 2150-2005),
en el extremo que declara nula la sentencia que lo absolvió del delito de tráfico ilícito
de drogas agravado y ordena se realice un nuevo juicio oral, alegando la violación de
sus derechos constitucionales a la tutela procesal efectiva y al debido proceso, más
concretamente, al derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable, pues, es la
tercera vez que se declara la nulidad del juicio oral con sentencia absolutoria para el
recurrente, y que el proceso que a la fecha de la demanda, cuenta ya con 15 años de
duración.
El Trigésimo Juzgado Penal de Lima, con fecha 6 de octubre de 2008, declaró infun-
dada la demanda por considerar que no se ha producido la violación de los derechos
invocados.
La Sexta Sala Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Jus-
ticia de Lima, con fecha 26 de noviembre de 2008, revocando la sentencia apela-
da declaró fundada la demanda por considerar que se ha producido la violación del
derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable, y en consecuencia, declaró la 
nulidad de la Ejecutoria Suprema en cuestión, así como dispuso el archivo del proceso
penal respecto de Edwin Walter Martínez Moreno.
Que el Procurador Adjunto ad hoc en procesos judiciales constitucionales del Poder
Judicial, con fecha 13 de marzo de 2009, interpuso recurso de agravio constitucional a
favor del precedente, contra la sentencia estimatoria de segundo grado, el mismo que
mediante auto de fecha 24 de marzo de 2009 fue concedido.

FUNDAMENTOS
Petitorio de la demanda
1. La demanda tiene por objeto que se declare la nulidad de la Ejecutoria Supre-
ma dictada por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de fecha
14 de noviembre de 2006, en el Exp. N° 2150-2005, dado que dicha resolución de-
clara nula la sentencia que lo absuelve del delito de TID agravado y dispone que
se realice un nuevo juicio oral, dado que a la fecha el proceso ya dura 15 años.
El recurso de agravio constitucional
2. Conforme lo dispone el inciso 2) del artículo 202 de la Constitución Política y el
artículo 18 del Código Procesal Constitucional, corresponde al Tribunal Cons-
titucional conocer en última y definitiva instancia [vía RAC] las resoluciones

173
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

denegatorias [infundadas o improcedentes] de hábeas corpus, amparo, hábeas data


y acción de cumplimiento.
3. Bajo esta premisa, aparecería como vedado al conocimiento del Tribunal Cons-
titucional, a través del RAC, de las resoluciones en las que la decisión dicta-
da en segunda instancia sea estimatoria; sin embargo, este Colegiado conside-
ra que esta afirmación debe ser considerada con ciertos matices, como se verá a
continuación.
Rol del Tribunal Constitucional
4. El Tribunal Constitucional ha sido instituido en nuestro sistema de fuentes como
órgano de control de la Constitución (artículo 201), estableciéndose en el artículo
200 de la misma, los procesos que son de su conocimiento y competencia, corres-
pondiendo a esta entidad, velar por la vigencia y aplicación del principio jurídico
de la supremacía jurídica y valorativa de la Constitución, en tanto supremo intér-
prete de la Norma Fundamental, así como defender los derechos fundamentales
contenidos en ella o en tratados internacionales, lo cual configura el parámetro bá-
sico de la labor jurídico-política concreta de la justicia constitucional
5. Sin embargo, el rol del Tribunal Constitucional no solo se limita a la tutela y opti-
mización de los derechos fundamentales, sino también controla el correcto funcio-
namiento de los órganos del Estado, de manera que se preserven las competencias
establecidas por la Norma Fundamental y en definitiva, prevalezca el principio de
supremacía constitucional.
El Recurso de Agravio Excepcional por Vulneración del Orden Constitucional
(artículo 8 de la Constitución)
6. Si corresponde al Tribunal Constitucional la protección del orden constitucional,
este debe estar provisto de las herramientas e instrumentos procesales idóneos
para tal efecto, para evitar que por “defecto”, se terminen constitucionalizando si-
tuaciones que, aunque aparecen revestidas de un manto de “constitucionalidad”,
en la práctica contienen un uso fraudulento de la Constitución o bajo el manto pro-
tector de los derechos fundamentales, se pretenda convalidar la vulneración de
aquellos o una situación en la que se ha configurado un abuso de derecho.
7. Anteriormente este Colegiado en la STC Exp. Nº 4853-2004-PA, había establecido
que también procede admitir el Recurso de Agravio Constitucional (RAC) cuan-
do se pueda alegar, de manera irrefutable, que una decisión estimatoria de segun-
do grado “ha sido dictada sin tomar en cuenta un precedente constitucional vincu-
lante emitido por este Colegiado en el marco de las competencias que establece el
artículo VII del Código Procesal Constitucional”.
8. Este precedente fue dejado sin efecto en el STC Exp. N° 03908-2007-PA/TC, por
las razones allí expuestas, a las que debe agregarse, además, que cuando se esta-
bleció el precedente vinculante antes contenido en la STC Exp. Nº 4853-2004-
PA, no solo no se resolvía un caso concreto, por lo que se establecía una regla

174
JURISPRUDENCIA

genérica, sino que además, se sustentaba en una interpretación sui géneris de


la expresión “resolución denegatoria” –contraria a su real sentido jurídico y al
consenso sobre su significado–, y pretendía no una defensa de la Constitución,
sino de los precedentes que este Colegiado ha fijado.
9. Por ello, este Colegiado considera que, en aplicación del artículo 201 de la Cons-
titución, más allá de los supuestos establecidos en el artículo 202 de la misma, es
competente para revisar, vía RAC, las sentencias estimatorias que bajo el pretexto
de proteger ciertos derechos fundamentales, convaliden la vulneración real de los
mismos o constitucionalicen situaciones en las que se ha producido un abuso de
derecho o la aplicación fraudulenta de la Constitución; todo ello, en abierta con-
travención de los dispositivos, principios y valores materiales de la Constitución.
10. En el presente caso, el análisis del tema de fondo, planteado en autos, pasa por
analizar cómo se vincula la pretensión contenida en la demanda, con el contenido
de lo dispuesto en el artículo 8 de la Constitución, el mismo que expresamente es-
tablece que “el Estado combate y sanciona el tráfico ilícito de drogas”.
11. Por ello, independientemente del contenido de la sentencia dictada en segunda ins-
tancia, en aplicación del artículo 201 de la Constitución, este Tribunal Constitu-
cional entiende que es competente para conocer el caso de autos, entendiendo que
el RAC presentado en autos es uno de naturaleza excepcional, ante la vulneración
del orden constitucional, en particular, de lo dispuesto en el artículo 8 de la Cons-
titución, lo cual incluso tiene su correlato en las obligaciones que el Estado perua-
no ha asumido en relación al combate del Tráfico Ilícito de Drogas en particular, y
del crimen organizado transnacional, en general.
Análisis del caso
12. La resolución de segunda instancia dictada en sede del Poder Judicial declaró fun-
dada la demanda, por la supuesta vulneración del derecho al plazo razonable, te-
niendo en cuenta la duración de dicho proceso.
13. El hábeas corpus es el proceso que se promueve con el objeto de solicitar del
órgano jurisdiccional la salvaguarda de la libertad corpórea, seguridad personal,
integridad física, psíquica y moral, así como los demás derechos conexos. Pero
también protege a la persona contra cualquier autoridad que, ejerciendo funciones
jurisdiccionales, adopta resoluciones violando la tutela procesal efectiva y conse-
cuentemente lesiona la libertad individual. Asimismo, el proceso de hábeas cor-
pus responde a dos características esenciales: brevedad y eficacia. En ese sentido,
lo que se pretende con este remedio procesal es que se restituya el derecho y cese
la amenaza o violación en el menor tiempo posible, debido a la naturaleza funda-
mental del derecho a la libertad individual.
14. En el caso de autos, no se advierte que la libertad individual del demandante se en-
cuentre afectada, ni mucho menos algún derecho conexo. En ese sentido, si bien
se alega la vulneración del derecho a un proceso en un plazo razonable, ello pue-
de ser objeto de pronunciamiento a través del proceso de hábeas corpus, cuando la

175
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

vulneración del mismo se encuentre relacionada con el derecho a la libertad indi-


vidual, lo que en autos no ha sido acreditado.
15. En consecuencia, no existe sustento para que, en nuestro ordenamiento, se pre-
tenda a través de un proceso de hábeas corpus, que se analice el contenido de un
proceso penal ordinario, en el que no existe amenaza o vulneración a la libertad
individual o derechos conexos; en ese sentido, un pronunciamiento en dicho sen-
tido, desnaturaliza tanto el proceso constitucional de hábeas corpus como el dere-
cho que se pretende proteger, así como las obligaciones que constitucionalmente
se han impuesto para todos los poderes públicos y órganos constitucionales autó-
nomos; en particular, el contenido en el artículo 8 de la Constitución; es por ello
que, en aplicación del artículo 5 inciso 1) del Código Procesal Constitucional, co-
rresponde que la demanda sea rechazada.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la


Constitución Política del Perú,
HA RESUELTO
Declarar FUNDADO el recurso de agravio constitucional, e IMPROCEDENTE la
demanda de autos.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ; BEAUMONT CALLIRGOS; VERGARA GOTELLI;
CALLE HAYEN; ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA

176
La procedencia del RAC excepcional
se sustenta en el principio unitario
de la Constitución

STC Exp. N° 05811-2015-PHC/TC


Caso: Nadine Heredia Alarcón
Sentido del fallo: Infundada la demanda
Publicada en la página web del Tribunal Constitucional el 20/10/2015

Al declarar infundada la demanda de hábeas corpus interpuesta por la


primera dama, Nadine Heredia, el Tribunal Constitucional ratificó la
procedencia del recurso de agravio constitucional en defensa del orden
SUMILLA
constitucional, vinculando el deber de investigar y sancionar a los res-
ponsables de tráfico ilícito de drogas y terrorismo con la transparencia
en el funcionamiento de las organizaciones políticas.

EXP. Nº 05811-2015-PHC/TC-LIMA(1)
NADINE HEREDIA ALARCÓN
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 20 días del mes de octubre de 2015, el Pleno del Tribunal Constitu-
cional, integrado por los magistrados Urviola Hani, presidente; Blume Fortini, Ra-
mos Núñez, Sardón de Taboada, Ledesma Narváez y Espinosa-Saldaña Barrera,
pronuncia la siguiente sentencia, con los fundamentos de voto de los magistrados
Ramos Núñez, Sardón de Taboada, Ledesma Narváez y Espinosa-Saldaña Barrera,
que se agregan.
ASUNTO
Recursos de agravio constitucional interpuestos por el procurador público a cargo de
la defensa jurídica del Ministerio Público y el fiscal provincial de la Primera Fiscalía
Supraprovincial Corporativa Especializada en delito de lavado de activos y pérdida

(1) Publicamos el texto íntegro de la sentencia. Puede consultarse los fundamentos de voto de los
magistrados Ramos Núñez, Sardón de Taboada, Ledesma Narváez y Espinosa-Saldaña Barrera en:
<http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2015/05811-2015-HC.pdf>.

177
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

de dominio, contra la sentencia de fojas 1407, de fecha 14 de agosto de 2015, emitida


por la Sexta Sala Penal para procesos con reos libres de la Corte Superior de Justicia
de Lima, que declaró fundada la demanda de hábeas corpus de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 16 de febrero de 2015, doña Nadine Heredia Alarcón interpuso demanda
de hábeas corpus contra el fiscal titular de la Primera Fiscalía Supraprovincial Cor-
porativa especializada en delitos de lavado de activos y pérdida de dominio del Mi-
nisterio Público, solicitando que se declare nula y sin efecto legal la Resolución Nº 1
del 29 de enero de ese año, emitida en la carpeta de investigación fiscal 480-2014, y
como consecuencia de ello, se disponga la nulidad de todo tipo de resolución fiscal o
judicial emitida en la carpeta de investigación fiscal 480-2014, y el archivamiento de
dicha investigación preliminar.
Se alega que a través de la resolución cuestionada, el Ministerio Público reabre, en
su opinión, de manera irracional y arbitraria una nueva investigación penal en su
contra por la presunta comisión del delito de lavado de activos, sobre hechos que
ya han sido materia de investigación en la carpeta fiscal 122-2009, por la Segun-
da Fiscalía Provincial Especializada en Criminalidad Organizada, razón por la cual
solicita se tutele su derecho a la tutela procesal efectiva. Sostiene que el contenido
principal de la presunción de inocencia comprende la interdicción constitucional de
la sospecha permanente. De ahí que resulte irrazonable que una persona se halle en
un estado permanente de investigación fiscal o judicial. Sin embargo, refiere que si
bien es cierto que toda persona es susceptible de ser investigada, ello debe ser en
concurrencia con la existencia de una causa probable y la búsqueda razonable de la
comisión de un ilícito penal.
De otro lado, asegura que se ha vulnerado el principio del ne bis in idem y el derecho
a la cosa decidida en sede fiscal, pues considera que las resoluciones que declaran no
ha lugar a formalizar denuncia penal adquieren un estatus inamovible o cosa decidida,
quedando abierta la posibilidad de reabrir la investigación solo si se presentan dos su-
puestos que se sustentan en el principio de seguridad jurídica: a) cuando existan nue-
vos elementos probatorios no conocidos con anterioridad por el Ministerio Público, o,
b) cuando la investigación ha sido deficientemente realizada.
Agrega la demandante que a través de la carpeta fiscal 122-2009, el Ministerio Público
la investigó a profundidad por los mismos hechos por los que hoy, nuevamente, se
pretende investigarla a través de la carpeta fiscal 480-2014, pese a que en la primera
investigación, luego de once meses y de la realización de todas las diligencias nece-
sarias para el esclarecimiento del delito investigado, se dispuso su archivamiento por
parte del fiscal superior competente, más aún cuando, en dicha oportunidad, la pro-
curaduría pública no solicitó ningún tipo de acto de investigación u ofrecimiento de
pruebas adicionales. Asimismo, refiere que en la carpeta fiscal 122-2009 sí se llegó a
analizar el delito de lavado de activos, procediéndose a desestimar su existencia como
tal. Y que en la carpeta fiscal 480-2014, no se evidencia la existencia de un hecho nue-
vo que amerite una nueva investigación penal.

178
JURISPRUDENCIA

El procurador público a cargo de la Defensa Jurídica del Ministerio Público contes-


tó la demanda y solicitó que sea declarada improcedente, por estimar que la preten-
sión demandada carece de contenido constitucionalmente protegido, y que no existe
ni afectación ni amenaza al derecho a la libertad individual en la medida en que los
actuados aún se encuentran en sede fiscal. Asimismo, sostiene que la demandante pre-
tende evitar que se le investigue por la presunta comisión del delito de lavado de ac-
tivos. Refiere que no existe inminencia de lesión de su derecho a la libertad indivi-
dual, ni certeza del acto vulnerador de su derecho invocado, pues la demandante solo
presume que el fiscal demandado, al instaurar investigación preliminar en su contra,
la va a encontrar responsable de la comisión del delito de lavado de activos, sacando
conclusiones por adelantado sin que hayan culminado las investigaciones al respecto.
Señala que la investigación preliminar en la carpeta fiscal 480-2014 nace a partir de
la denuncia de parte del 24 de noviembre de 2014, efectuada por el ciudadano Carlos
Huerta Escale, tomando en cuenta los hechos nuevos puestos a conocimiento del des-
pacho del fiscal emplazado, razón por la cual era necesario determinar o desvirtuar la
existencia de incremento patrimonial injustificado de la demandante y su entorno fa-
miliar. Finalmente, manifiesta que la demanda ha sido planteada a fin de que se tutele
el derecho al debido proceso de la recurrente, sin que exista conexidad de dicho dere-
cho con la libertad personal, y que la decisión adoptada en la carpeta fiscal 122-2009
no constituye cosa decidida, dado que fue deficientemente desarrollada, pues no se
efectuó una pericia contable que permitiese verificar si existía o no un desbalance pa-
trimonial en los sujetos sometidos a investigación; ni se efectuó una investigación que
abarque el origen de los fondos con los que se habrían efectuado los depósitos en las
cuentas bancarias de Nadine Heredia Alarcón.
El Cuadragésimo Tercer Juzgado Penal de Lima, mediante sentencia de fecha 8 de ju-
nio de 2015, declaró fundada en parte la demanda por afectación del derecho al debi-
do proceso (ne bis in idem) en el extremo referido al inicio de investigación prelimi-
nar contra la demandante con el propósito de determinar la procedencia y destino de
los ingresos analizados en la investigación 122-2009; en consecuencia, nula la Reso-
lución Nº 1 del 29 de enero de 2015, emitida en la carpeta fiscal 480-2014, y nulos
todos los actos posteriores que se deriven de la referida investigación fiscal. Por otro
lado, ordenó al Ministerio Público que se abstenga de continuar investigando sobre
los hechos que ya han merecido investigación en la carpeta fiscal 122-2009, entre el
periodo del 20 de octubre de 2005 al 5 de marzo de 2009; y declaró infundada la de-
manda en lo demás que contiene. A consideración del juez constitucional de primer
grado, la investigación llevada a cabo a través de la carpeta fiscal 122-2009 y su resul-
tado ostentan la condición de cosa decidida, dado que fue revisada en dos instancias
que llegaron a la misma conclusión de declarar no ha lugar a formular denuncia penal
en contra de la demandante; y que existe triple identidad entre las investigaciones rea-
lizadas en las carpetas fiscales 122-2009 y 480-2014. Argumenta que no resulta apli-
cable al caso el criterio establecido en la STC Exp. Nº 02725-2008-PHC/TC, dado
que este solo es permitido cuando las resoluciones fiscales no se pronuncien sobre la
ilicitud de los hechos denunciados, puesto que a través de la carpeta fiscal 122-2009

179
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

se archivó la investigación por haberse acreditado el origen lícito de las transferen-


cias de dinero hacia doña Nadine Heredia Alarcón entre el 20 de octubre de 2005 y el
5 de marzo de 2009.
La sala superior competente confirmó la apelada en el extremo referido a la inviabili-
dad de la prosecución de indagaciones efectuadas en la carpeta fiscal 122-2009, la re-
vocó en el extremo que declaró infundada la demanda, y, reformándola, declaró fun-
dada la pretensión accesoria. En consecuencia, declararon nula la Resolución Nº 1 del
29 de enero de 2015, emitida en la carpeta fiscal 480-2014, e insubsistente todo lo ac-
tuado en sede fiscal, ordenando el archivo definitivo de dicha carpeta fiscal para todos
sus efectos. El ad quem sostiene que, aunque resulta cierto que no hay un escrupuloso
examen de algunas vertientes argumentativas expresadas por la fiscalía en la carpeta
fiscal 122-2009, ello es irrelevante, toda vez que el grueso de los yerros en la reaper-
tura de la investigación y la propia carpeta 480-2014 afectarían el derecho de defensa
y resultarían irregulares, dado que la investigación efectuada por el fiscal emplazado
no indica a qué delito se encontrarían vinculados los fondos considerados ilícitos, ade-
más de carecer de indicios concurrentes como lo exige el Decreto Legislativo Nº 986.
Mediante resolución de fecha 4 de setiembre de 2015, la Sala superior aclara la sen-
tencia de vista en el extremo resolutivo, en el sentido de que el archivo definitivo de
la carpeta fiscal 480-2014 comprende tanto a doña Nadine Heredia Alarcón como a
los demás investigados en dicha carpeta.
El procurador público a cargo de la defensa jurídica del Ministerio Público y el Fiscal
emplazado interponen por separado recursos de agravio constitucional, invocando el su-
puesto excepcional de procedencia regulado por la STC Exp. Nº 02748-2010-PHC/TC,
a fin de que se revoque la sentencia de vista en todos sus extremos.
FUNDAMENTOS
Sobre la procedencia del recurso de agravio constitucional excepcional por vul-
neración del orden constitucional
1. A través de las SSTC Exps. Nºs 02748-2010-PHC/TC y 01711-2014-PHC/TC,
el Tribunal Constitucional estableció como doctrina jurisprudencial vinculante la
procedencia del recurso de agravio constitucional a fin de que esta instancia revi-
se, en forma excepcional, la sentencia estimatoria emitida en un proceso constitu-
cional destinado a la revisión judicial de procesos penales sobre lavado de activos,
entre otros casos.
2. Sobre el particular, cabe mencionar que la responsabilidad principal de un Tribu-
nal Constitucional es asegurar una interpretación del ordenamiento jurídico con-
forme a la Constitución. Lo previsto en la Constitución y lo que se desprende razo-
nablemente de ella es, sin duda alguna, el punto de partida y, a la vez, el parámetro
a la labor de todo intérprete vinculante de la Constitución.
3. Ahora bien, lo señalado implica tener presentes varios aspectos, entre ellos
que la Constitución contiene un conjunto de disposiciones que no pueden ser

180
JURISPRUDENCIA

comprendidas de manera aislada entre sí. Por lo mismo, las diferentes disposicio-
nes constitucionales deben ser leídas de manera sistemática, ya sea con otras dis-
posiciones constitucionales o con disposiciones recogidas en tratados de los cua-
les el Perú es parte.
4. En este sentido, conviene tener presente lo señalado en la Cuarta Disposición Fi-
nal y Transitoria de la Constitución, la cual obliga a desarrollar una comprensión
de esta misma Constitución y del ordenamiento jurídico peruano de acuerdo con
lo establecido en los tratados sobre derechos humanos de los cuales el Perú es par-
te. A ello debe añadirse como también cuenta en esta interpretación la jurispru-
dencia emitida por los organismos con interpretación vinculante de esos tratados,
tal como bien lo señala el artículo V del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional.
5. En esa misma línea de pensamiento, existen pronunciamientos del Tribunal Cons-
titucional donde incluso se ha dicho que una interpretación literal y aislada de una
disposición constitucional puede más bien ser una alternativa inconstitucional. En
ese tener lo resuelto en la STC Exp. Nº 005854-2005-PA/TC, caso Lizana Puelles.
En esa sentencia este Tribunal Constitucional procede a realizar una interpretación
sistemática de lo previsto en varias disposiciones constitucionales y de lo recogido
a nivel convencional, para luego así habilitar una interpretación donde no se deja
exenta de control de constitucionalidad la actuación del Jurado Nacional de Elec-
ciones en materia electoral.
6. Precisamente, cuando este Tribunal afirmó (STC Exp. Nº 02663-2009-PHC/TC,
f. j. 9) que “en aplicación del artículo 201 de la Constitución, más allá de los
supuestos establecidos en el artículo 202 de la misma, es competente para revi-
sar, vía RAC, las sentencias estimatorias que bajo el pretexto de proteger ciertos
derechos fundamentales, convaliden la vulneración real de los mismos o cons-
titucionalicen situaciones en las que se ha producido un abuso de derecho o la
aplicación fraudulenta de la Constitución; todo ello, en abierta contravención de
los dispositivos, principios y valores materiales de la Constitución”, realizó una
interpretación del inciso 2 del artículo 202 según el principio de unidad de la
Constitución.
7. De otro lado, no debe descartarse ab initio que una sentencia estimatoria de se-
gundo grado pueda ser lesiva de otros bienes constitucionales. Su calidad de es-
timatoria no implica necesariamente que sea conforme a la Constitución. Su ve-
rificación está por tanto abierta al control por parte del Tribunal Constitucional a
través del recurso de agravio constitucional; más aún, cuando se trata de preser-
var el orden constitucional. De acuerdo con la jurisprudencia de este Tribunal,
dicho recurso procede también, inclusive cuando se trate de sentencias estimato-
rias de segundo grado, de manera excepcional, en los siguientes casos: a) tráfico
ilícito de drogas, b) lavado de activos, c) terrorismo (STC Exp. Nº 01711-2014-
PHC/TC, f. j. 4).
8. Al respecto, en la STC Exp. Nº 02748-2010-HC/TC (f. j. 15) se ha afirmado que:

181
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

“Los delitos de tráfico ilícito de drogas y lavado de activos, constituyen ilíci-


tos de carácter pluriofensivo, en la medida que ponen en estado de alarma y
peligro a las bases sociales y amenazan la propia existencia del Estado. Es por
ello, que la obligación constitucional del Estado peruano, (...) ‘no debe agotar-
se en la mera descripción típica de las conductas delictivas en el Código Penal
y en las leyes especiales, criminalizando el delito de tráfico ilícito de drogas
[y sus derivaciones], con penas severas proporcionales a los bienes constitu-
cionalmente protegidos que se afligen, sino que además para llegar a tal co-
metido debe procurarse el establecimiento de procedimientos de investigación
eficientes, es decir que objetivamente demuestren resultados cada vez más efi-
caces; lo contrario significaría incurrir en una infracción constitucional por
parte de las autoridades competentes para ello’ (...). En ese sentido, (...) en los
procesos constitucionales en que se haya dictado sentencia estimatoria de se-
gundo grado relacionados con el delito de tráfico ilícito de drogas y/o lavado
de activos, excepcionalmente, la Procuraduría del Estado correspondiente se
encuentra habilitada –independientemente del plazo– para la interposición de
un recurso de agravio constitucional especial, el mismo que deberá ser conce-
dido por las instancias judiciales”.
9. Esta doctrina jurisprudencial establecida en aplicación del artículo VI del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional se refiere no solo a casos de trá-
fico ilícito de drogas, sino también al delito de lavado de activos en tanto deli-
to autónomo. Ello puede apreciarse en las consideraciones vertidas en los fun-
damentos 2, 8, 11, 15, 16, así como en los puntos 2 y 3 de la parte resolutiva de
la sentencia citada. De tales argumentos se desprende que el Tribunal Constitu-
cional ha considerado al delito de lavado de activos también como un delito au-
tónomo. Por ello, en la sentencia se alude al “tráfico ilícito de drogas y/o lava-
do de activos”, y lo hizo “consciente de la problemática del país y de la política
de interés nacional de lucha contra el tráfico ilícito de drogas y la criminali-
dad organizada”. Es decir, por su gravedad no solo para el orden jurídico, sino
también para la sociedad.
10. En el caso concreto se trata de un proceso de hábeas corpus relacionado con una
investigación fiscal por la presunta comisión del delito de lavado de activos. La
comisión de este delito ha sido considerada por el Tribunal Constitucional como
pluriofensivo, dado que afecta diferentes y específicos bienes constitucionales
como los siguientes:
- La credibilidad y transparencia del sistema financiero (artículo 84 de la
Constitución): los capitales financieros se colocan ahí donde el sistema mismo
es fiable y transparente, y no en aquellos donde existe inseguridad y sospecha
sobre la procedencia de los activos que ingresan al sistema económico a través
de los instrumentos financieros legales.
- La libre competencia (artículo 61 de la Constitución): ningún agente econó-
mico del sistema financiero que obtiene sus activos de manera legal y leal,

182
JURISPRUDENCIA

puede competir en igualdad de condiciones con aquellos agentes que cuentan


con activos originados en ilícitos.
- La estabilidad y seguridad del Estado (artículo 44 de la Constitución): la so-
fisticación cada vez más creciente de las formas de legalizar dinero provenien-
te de actividades ilícitas de un particular o de organizaciones criminales nacio-
nales o internacionales, desestabiliza y genera inseguridad en el Estados y en
la sociedad.
- El sistema democrático (artículo 43 de la Constitución): toda democracia se
asienta no solo en la libertad, igualdad y propiedad, sino también en la esti-
mulación permanente de creación de riqueza como señala el artículo 59 de la
Constitución; sin embargo, la creación de riqueza a la que se alude es aquella
que se genera mediante instrumentos y actividades permitidas legalmente, mas
no aquellas que provienen de actividades ilícitas.
- La administración de justicia (artículo 139 de la Constitución), por cuanto el
delito de lavado de activos dificulta y obstaculiza ostensiblemente el proceso
de investigación llevado a cabo por las autoridades competentes.
11. Por ello, este Tribunal considera que, en aplicación del artículo 201, de una inter-
pretación sistemática del artículo 202 de la Constitución y conforme a lo expues-
to en los párrafos precedentes, es competente para revisar, vía recurso de agravio
constitucional, específicas sentencias estimatorias en los siguientes casos: a) tráfi-
co ilícito de drogas, b) lavado de activos, y c) terrorismo.
12. De otro lado, la investigación de lavado de activos iniciada contra la demandan-
te debe dilucidar si se ha afectado el artículo 35 de la Constitución, que estable-
ce como bien tutelado, en lo que le resulte aplicable, “la transparencia en cuanto
al origen de (los) recursos económicos (de las organizaciones políticas)”; dispo-
sición constitucional que es desarrollada por la Ley Nº 28094, Ley de Partidos
Políticos.
13. Por ello, este Tribunal considera que, en aplicación del artículo 201, de una inter-
pretación sistemática del artículo 202 de la Constitución y conforme a lo expues-
to en los párrafos precedentes, es competente para revisar, vía recurso de agravio
constitucional, específicas sentencias estimatorias en los siguientes casos: a) tráfi-
co ilícito de drogas, b) lavado de activos, y c) terrorismo.
Delimitación de la pretensión materia de los recursos de agravio constitucional
interpuestos contra la sentencia de segunda instancia
14. El procurador público a cargo de la defensa jurídica del Ministerio Público sostie-
ne que la sentencia de vista:
- Contiene una motivación aparente al haber expresado erróneamente que la in-
vestigación recaída en la carpeta fiscal 480-2014 vulnera el contenido consti-
tucionalmente protegido del derecho a la libertad personal.

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MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

- No ha tomado en consideración que las actuaciones del Ministerio Público son


postulatorias y en ningún caso decisorias, por lo que no existe amenaza o vio-
lación del derecho a la libertad personal.
- No motiva las razones por las que estima la demanda de hábeas corpus.
- Desconoce la legislación y doctrina nacional, así como las sentencias del Tri-
bunal Constitucional sobre la flexibilidad del principio de imputación necesa-
ria en la investigación o diligencias preliminares en el delito de lavado de acti-
vos y la autonomía del delito previo en relación con este delito.
- Desconoce las excepciones establecidas por el Tribunal Constitucional sobre
la institución de la cosa decidida.
15. Por su parte, el fiscal emplazado sostiene, entre otros argumentos, que la sentencia
de vista no hace un adecuado análisis para verificar la existencia o no de los tres
elementos que constituyen la cosa decidida y el ne bis in idem, pues: a) no se dis-
tingue ni diferencian los hechos investigados en cada carpeta fiscal; b) en la car-
peta 122-2009 no existen pericias contables que permitan sostener que ha existido
una investigación seria y objetiva de todas las transacciones económicas de la de-
mandante; c) no se distingue la temporalidad concreta de los hechos entre las dos
investigaciones fiscales seguidas contra doña Nadine Heredia Alarcón; y, d) no se
ha considerado que las personas comprendidas en ambas investigaciones no son
exactamente las mismas.
16. Teniendo en cuenta los argumentos presentados en los recursos de agravio consti-
tucional, se aprecia que la pretensión de la parte emplazada está destinada a que se
revise la sentencia de vista y se verifique si se encuentra o no debidamente moti-
vada, conforme a la Constitución, la ley y la jurisprudencia.
Análisis de la controversia
Sobre la procedencia de la demanda
17. De los argumentos planteados en los recursos de agravio constitucional, se apre-
cia que son varias las objeciones que se alegan con relación a la regularidad de la
emisión de la sentencia de segundo grado, principalmente vinculadas con la justi-
ficación brindada para estimar la demanda de hábeas corpus.
18. Por ello, es importante recalcar la línea jurisprudencial de larga data que este Tri-
bunal Constitucional tiene con relación a la procedibilidad del hábeas corpus,
como proceso constitucional de tutela del derecho a la libertad individual y que se
desprende del propio Texto Constitucional. Así,
“[E]l artículo 200, inciso 1, de la Constitución establece expresamente que
el hábeas corpus procede cuando se vulnera o amenaza la libertad personal o
los derechos constitucionales conexos a ella. No obstante, no cualquier recla-
mo formulado por una presunta afectación del derecho a la libertad individual
o de sus derechos conexos puede dar lugar al análisis del fondo de la materia

184
JURISPRUDENCIA

cuestionada mediante el hábeas corpus, pues para que ello ocurra el hecho de-
nunciado necesariamente debe redundar en un agravio del contenido constitu-
cionalmente protegido del derecho fundamental a la libertad personal. Por ello,
el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional prevé que ‘no pro-
ceden los procesos constitucionales cuando: (...) los hechos y el petitorio de la
demanda no están referidos en forma directa al contenido constitucionalmente
protegido del derecho invocado’.
Que respecto a la procedencia del hábeas corpus, este Tribunal, en reiterada
jurisprudencia, ha precisado que si bien el juez constitucional puede pronun-
ciarse sobre la eventual violación o amenaza de violación a los derechos cons-
titucionales conexos, tales como los derechos al debido proceso, de defensa,
a la tutela procesal efectiva, etc., ello ha de ser posible siempre que exista co-
nexión entre estos derechos y el derecho a la libertad personal, de modo que
la amenaza o violación al derecho constitucional conexo incida también, en
cada caso, en una afectación directa y concreta en el derecho a la libertad indi-
vidual” (ATC Exp. Nº 02293-2014-PHC/TC, este criterio ha sido también am-
pliamente recogido en otros pronunciamientos: Cfr. SSTC Exps. Nºs 00520-
2014-PHC/TC, 01524-2014-PHC/TC y 01608-2013-PHC/TC, AATC Exps.
Nºs 07716-2013-PHC/TC y 03034-2013-PHC/TC, y RRTC Exps. Nºs 00339-
2014-PHC/TC, 00498-2014-PHC/TC, 05323-2011-PHC/TC, 04929-2011-
PHC/TC, 05309-2011-PHC/TC, 03288-2012-PHC/TC, 00001-2014-PHC/TC,
00226-2014-PHC/TC, etc.).
19. En tal sentido, para este Tribunal queda claro que la revisión de los procesos de
hábeas corpus, necesariamente debe involucrar una amenaza o afectación del de-
recho a la libertad individual o de algún derecho que presente conexidad directa
con este derecho, cuyo perjuicio recaiga en el beneficiario de dicho proceso.
20. En ese orden de ideas, cabe precisar que la sentencia de segundo grado emitida en
los presentes autos ha justificado la procedencia de la demanda de la recurrente
con la siguiente argumentación:
“[L]a pretensión encuadra dentro de los alcances del inciso 13 de[l artículo
25 del Código Procesal Constitucional], pues se funda en la arbitrariedad del
ente persecutor, si bien la norma específicamente se refiere a actos policiales,
ello no excluye a cualquier ente persecutor que tenga como fin la apertura de
una investigación penal, toda vez que la protección de la norma, entendemos,
se sustenta en el artículo 1 de la Constitución en concordancia con el inciso
1 del artículo 2, en cuanto garantizan la dignidad, la integridad moral, física,
como el bienestar de toda persona residente, nacional o no, en el país” (...)
(sic, f. 1408).
21. Como es de verse, la justificación aludida aparenta razonabilidad en términos ju-
rídicos, dado que la Sala Penal para procesos con reos libres de la Corte Superior
de Justicia de Lima efectúa una interpretación extensiva del supuesto contenido
en el inciso 13 del artículo 25 del Código Procesal Constitucional, con relación a

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MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

la tutela que se pudiese brindar a través del proceso de hábeas corpus, entendien-
do que dicho supuesto incluye al Ministerio Público en su calidad de titular de la
acción penal, persecutor del crimen. Sin embargo, es importante recordar que la
procedibilidad de una demanda constitucional no se encuentra sujeta solo al ejer-
cicio del derecho de acción, pues su especial naturaleza tuitiva requiere de la expo-
sición y meridiana acreditación de hechos cuya presunta amenaza o lesión recaiga
directamente en el contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado,
cuya tutela resulte urgente. Por ello,
“este Tribunal en reiterada jurisprudencia ha precisado que si bien la activi-
dad del Ministerio Público en la investigación preliminar del delito, al abrir
investigación y emitir dictámenes se encuentra vinculadas al principio de in-
terdicción de la arbitrariedad y al debido proceso, tales actos no configuran
un agravio directo y concreto del derecho materia de tutela de hábeas corpus.
Las actuaciones del Ministerio Público (...) son postulatorias y en ningún
caso decisorias sobre lo que la judicatura resuelva” (STC Exp. Nº 00270-
2013-PHC/TC, f. j. 2).
22. En tal sentido, aun cuando la interpretación efectuada por la Sala revisora parecie-
ra razonable en términos jurídicos, ello no termina por justificar la procedibilidad
de la demanda de hábeas corpus de autos, pues su finalidad es cuestionar la am-
pliación de investigaciones dispuestas por un fiscal en el ejercicio de sus funcio-
nes constitucionales y legales, sin justificar, suficientemente, la existencia de al-
guna amenaza o afectación de su derecho a la libertad individual, o algún derecho
conexo con ella que, en términos reales, incida en tal derecho. Ocurre todo lo con-
trario: la propia recurrente admite a fojas 14 de la demanda que la actuación fiscal
que denuncia no incide de manera negativa en su libertad personal; hecho que a
todas luces demuestra que su pretensión no se encuentra referida en forma directa
al contenido constitucionalmente protegido de su derecho a la libertad individual
y/o sus derechos conexos.
23. Lo expuesto constituiría razón suficiente para declarar la improcedencia de la de-
manda de hábeas corpus. Sin embargo, pese a cuán discutible resulta que la accio-
nante, al interponer la demanda de hábeas corpus, en lugar de un amparo, convie-
ne verificar, dada la naturaleza del presente caso, si se presentan los presupuestos
para reconvertir el proceso en uno de amparo y así emitir pronunciamiento de
fondo sobre si se ha afectado o no el principio ne bis in idem en agravio de la
demandante.
24. Al respecto, cabe mencionar que algunos de los principios que sustentan la excep-
cional figura de la reconversión son los de suplencia de queja deficiente o el de
adecuación de las formalidades al logro de los fines de los procesos constitucio-
nales. En concreto, la suplencia de queja es la facultad de los jueces constitucio-
nales para adecuar las pretensiones de los quejosos cuando se advierta un error o
una omisión en el petitorio de su demanda y se sustenta en el artículo III del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional, que exige al juez constitucional la

186
JURISPRUDENCIA

relativización de las formalidades, presupuestos y requisitos cuando así lo justifi-


que el cumplimiento de los fines de los procesos constitucionales.
25. En este sentido, conviene observar que, en principio, más que hacer frente a una
amenaza cierta e inminente al derecho a la libertad personal, nos encontramos ante
la alegación de la vulneración del principio-derecho ne bis in idem a través de la
apertura de una segunda investigación fiscal por lavado de activos a doña Nadi-
ne Heredia Alarcón. Siendo ese el derecho invocado y la investigación el supuesto
acto lesivo, estamos, pues, ante una pretensión que en puridad debería abordarse
mediante el proceso de amparo, siempre y cuando cumpla con las reglas estableci-
das por mismo Tribunal para la reconversión de procesos.
26. Conforme a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, la reconversión debe
guiarse por las siguientes reglas: i) no es obligatoria para los jueces constituciona-
les de primera instancia, mas sí para los de segunda y última instancia; ii) deberá
observar que el plazo de prescripción de la demanda no haya vencido; iii) deberá
verificar la legitimidad para obrar del demandante; iv)en ningún caso se podrá va-
riar el petitorio ni la fundamentación fáctica de la demanda; y) ha de existir riesgo
de irreparabilidad del derecho; vi) solo si existe una necesidad apremiante de evi-
tar la ocurrencia de un daño irreparable en los derechos fundamentales involucra-
dos; y vii) deberá preservar el derecho de defensa del demandado.
27. En el caso que se analiza, el proceso se encuentra en sede del Tribunal Consti-
tucional. A su vez, la demanda de hábeas corpus se interpuso el 16 de febrero de
2015 contra la Resolución Nº 1 del 29 de enero de 2015, en la que se abre una nue-
va investigación fiscal contra la accionante. En el amparo contra resoluciones ju-
diciales, el plazo para interponer una demanda es de 30 días hábiles (artículo 44
del Código Procesal Constitucional), de modo que la demandante también habría
cumplido con el requisito de presentar su demanda dentro del plazo fijado para
interponer la demanda de amparo. De otro lado, en la medida en que el hábeas
corpus ha sido interpuesto por la propia accionante, tampoco existe cuestionamiento
respecto de su legitimidad para obrar.
28. De igual modo, no existe variación del petitorio o fundamentación fáctica del
caso. En cuanto a la irreparabilidad del derecho y/o a la urgencia del caso, cabe
precisar que la definición respecto del cuestionamiento de una doble apertura
de investigación fiscal a la demandante (ne bis in idem en el ámbito fiscal), así
como el interés público que supone dicha investigación, dado el presunto enri-
quecimiento patrimonial aparentemente producto de lavado de activos, justifica
la mayor celeridad y el examen urgente del Tribunal Constitucional. Finalmente,
cabe destacar que los emplazados se han apersonado al proceso y ejercido plena-
mente su derecho de defensa. En consecuencia, habiéndose cumplido los requi-
sitos para proceder a la reconversión del presente proceso, toca ahora examinar
si en el presente caso se ha vulnerado o no el principio ne bis in idem en perjui-
cio de la accionante.

187
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Análisis extraordinario de la pretensión: principio ne bis in idem y las investigacio-


nes fiscales materia de cuestionamiento
29. El análisis que corresponde efectuar sobre los actuados se centra en determinar si
es legítimo en términos constitucionales investigar por segunda vez a la deman-
dante respecto a los hechos vinculados a presuntos depósitos dinerarios que ha ve-
nido recibiendo en sus cuentas bancarias, dado que, según ha sostenido a lo largo
del presente proceso, estos hechos ya han investigados a través de la carpeta fiscal
122-2009, en la que luego de once meses y de la realización de todas las diligen-
cias necesarias para el esclarecimiento del delito investigado, se dispuso su archi-
vamiento por parte del fiscal superior competente, sin que en dicha oportunidad la
procuraduría pública solicitara algún acto de investigación u ofrecimiento de prue-
bas adicionales.
30. Al respecto, cabe precisar que este Tribunal ha establecido que la decisión fiscal
de no ha lugar a formalizar denuncia penal genera un estatus inamovible, por
dos razones:
“a) La posición constitucional del Ministerio Público lo encumbra como el úni-
co órgano persecutor autorizado a promover el ejercicio público de la acción
penal, es decir, ostenta el monopolio acusatorio que le asigna el artículo 159 de
la Constitución Política, en otras palabras, es el fiscal quien decide qué persona
debe ser llevada ante los tribunales por la presunta comisión de un delito; b) Si
bien las resoluciones de archivo del Ministerio Público no están revestidas de
la calidad de la cosa juzgada, sin embargo, tienen la naturaleza de cosa decidi-
da que las hace plausibles de seguridad jurídica. Este Tribunal ha señalado en
precedente sentencia (STC Exp. Nº 00413-2000-AA/TC, f. j. 3, caso Ingrid del
Rosario Peña Alvarado), que el principio de cosa decidida forma parte del de-
recho fundamental al debido proceso en sede administrativa, por lo que, fren-
te a su transgresión o amenaza, necesariamente se impone el otorgamiento de
la tutela constitucional correspondiente. Es necesario acotar que el fiscal no es
una simple autoridad administrativa, pues su actividad se orienta a la legalidad
y no a los intereses administrativos o de los administrados.
Se trata, entonces, de una decisión discrecional que implica una valoración de
hechos e interpretación de disposiciones en mérito de la cual se decide si se está
técnicamente en condiciones de ejercer la acción penal y cuál es el modo más
adecuado de hacerlo, pero sin soslayar que, los actos del Ministerio Público, no
se legitiman, ‘desde la perspectiva constitucional, en sí misma, sino a partir del
respeto pleno del conjunto de valores, principios constitucionales y de los dere-
chos fundamentales de la persona, de conformidad con el artículo 1 de la Cons-
titución’’’ (STC Exp. Nº 02725-2008-PHC/TC, ff. jj. 16 y 17).
31. Sin embargo, dicho estatus se adquiere únicamente si la investigación fiscal ha
cumplido, en términos razonables, con agotar la actividad necesaria para defi-
nir la atipicidad del hecho investigado. Por ello, es posible afirmar que resulta

188
JURISPRUDENCIA

constitucionalmente legítimo el ejercicio de las facultades de investigación del


Ministerio Público, pese a existir un archivamiento primigenio, en dos supuestos:
“a) Cuando existan elementos probatorios nuevos no conocidos con anterio-
ridad por la autoridad. [La justificación de una nueva investigación del Mi-
nisterio Público debe sustentarse en la existencia de nuevos medios probatorios
cuya falta de conocimiento en la primera investigación, hubieran permitido va-
riar el sentido de la primera decisión]. De este modo, una segunda investigación,
proceso o procedimiento solo puede estar justificada si existen elementos proba-
torios nuevos no conocidos con anterioridad por la autoridad y que hagan posible
o que revelen la necesidad de una nueva investigación de la conducta ilícita. Por
tanto, la nueva investigación, proceso o procedimiento no puede estar sustentada
en los mismos elementos de prueba que dieron lugar a la primera decisión y que
tiene la calidad de cosa juzgada o cosa decidida (…).
b) Cuando se aprecia de manera objetiva que la primera investigación,
proceso o procedimiento ha sido deficientemente realizado. [Una segunda
investigación encuentra] su justificación en la necesidad de que la primera de-
cisión sea obtenida en el marco de una investigación, proceso o procedimiento
jurídicamente válido. Es decir, corresponde verificar de manera objetiva si la
primera investigación, proceso o procedimiento ha sido realizado observando
los derechos y principios constitucionales, los procedimientos establecidos y
las diligencias y actuaciones necesarias y relevantes para el esclarecimiento de
la [presunta] conducta ilícita, a fin de que la decisión definida y definitiva vá-
lidamente produzca la calidad de cosa juzgada o cosa decidida. Por tanto, una
primera decisión obtenida en el marco de una investigación, proceso o proce-
dimiento objetiva y razonablemente deficiente queda claro que no puede ser
considerado como jurídicamente válido (…)” (Cfr. STC Exp. Nº 02493-2012-
PA/TC, f. j. 6).
32. En el presente caso, corresponde evaluar cuáles fueron los términos del archiva-
miento de la investigación desarrollada en la carpeta fiscal 122-2009, a fin de ve-
rificar si existe o no lesión al principio ne bis in idem y, por lo tanto, si es o no po-
sible una segunda investigación por parte del Ministerio Público.
33. Cabe recordar que en reiterada jurisprudencia, este Tribunal ha manifestado que
“[E]l ne bis in idem es un principio que informa la potestad sancionadora del
Estado, el cual impide, que una persona sea sancionada o procesada dos veces
por una misma infracción pese a la existencia de identidad de sujeto, hecho y
fundamento. Con ello se impide, por un lado, la dualidad de sanciones como
de procedimientos cuando concurra la referida triple identidad entre ambos pro-
cesos” (Cfr. SSTC Exps. Nºs 10192-2006-PHC/TC y 01604-2013-PHC/TC).
34. En el caso de autos, el Fiscal Provincial de la Segunda Fiscalía Especializada en
Criminalidad Organizada, don Eduardo Octavio Castañeda Garay, mediante Dis-
posición Fiscal de fecha 22 de abril de 2010, declaró no ha lugar a la formalización

189
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

de denuncia penal contra doña Nadine Heredia Alarcón, por considerar que las di-
versas operaciones bancarias efectuadas a su favor, entre el 20 de octubre de 2005
y el 5 de marzo del 2009, se encontraban debidamente justificadas con los con-
tratos, recibos por honorarios, declaraciones juradas anuales de impuesto a la ren-
ta presentadas durante la investigación y las declaraciones de los investigados
(Cfr. considerando segundo, ff.jj. 1078 y 1079). Asimismo, el referido fiscal, pese a
verificar la existencia de antecedentes judiciales de los investigados Ilan Paul Here-
dia Alarcón (investigación archivada por lavado de activos) y Arturo José Belaunde
Guzmán (denuncias por delitos de estafa y falsedad genérica, falsificación docu-
mentaria, falsedad ideológica, fe pública y receptación), consideró lo siguiente:
“[P]recisando la Ley Nº 27765 –Ley de Lavado de Activos– que el origen ilíci-
to referido debe guardar correspondencia con los delitos tráfico ilícito de dro-
gas, terrorismo, delitos contra la administración pública, secuestro, extorsión,
proxenetismo, trata de personas, tráfico ilícito de migrantes, defraudación tri-
butaria, contra el patrimonio en su forma agravada, delitos aduaneros u otros
similares que generen ganancias ilegales –siendo los criterios de similitud la
complejidad de las conductas ilícitas y la forma organizada de criminalidad–
no se encuentra en la información analizada en el presente caso, respecto del
investigado Belaunde Guzmán, vinculación ninguna con los ilícitos a los que
se refiere la norma acotada a efectos de considerarse como delito precedente
de Lavado de Activos, por lo que, en atención al principio de legalidad estable-
cido en nuestra Constitución Política, las conductas desarrolladas por este re-
sultan atípicas, Cuarto: Por las consideraciones antes expuestas, resulta acre-
ditado el origen licito de las transferencias de dinero que, por su modalidad,
motivaron la presente investigación siendo que las actividades desarrolladas
por los investigados no se encuadran en las formas típicas de conversión, trans-
ferencia, adquisición, utilización, guarda, custodia, recepción, ocultamiento o
tenencia de dinero, bienes, efectos y ganancias de origen ilícito propias del de-
lito de Lavado de Activos; en consecuencia esta Fiscalía Especializada, en uso
de sus atribuciones conferidas en el Decreto Legislativo Nº 052 –Ley Orgánica
del Ministerio Público–”.
35. Contra dicha decisión, la procuradora pública especializada en delitos de lavado
de activos y procesos de pérdida de dominio, doña Amelia Julia Príncipe Trujillo,
promovió una queja de Derecho, la cual fue resuelta por el fiscal superior penal de
Lima, don Mateo G. Castañeda Segovia, mediante Disposición Fiscal de fecha 5
de julio de 2010, que confirmó la decisión del fiscal provincial, por las siguientes
consideraciones:
“En cuanto a que ‘no se ha efectuado una adecuada investigación de los he-
chos’ y a que ‘si bien es cierto la investigada ha presentado supuestos contra-
tos y recibos por honorarios profesionales, ello no significa que esté actuando
necesariamente dentro del marco de legalidad’, esta Fiscalía Superior conside-
ra que la investigación preliminar en el presente caso ha cumplido con los es-
tándares y estrategias del Fecor en la investigación de delitos lavado de activos,

190
JURISPRUDENCIA

investigaciones delicadas en las cuales resulta muy importante determinar cuál


es el delito precedente o delito fuente y asimismo precisar durante la investiga-
ción y especialmente al final de ella cual es la conducta concreta del lavado de
activos cometidos dentro del amplio repertorio de conductas previstas en la Ley.
En lo referente a que ‘no se ha realizado una pericia contable a fin de verifi-
car si estos dineros han salido o no de las empresas para las que supuestamen-
te prestó servicios profesionales la investigada, pudiendo tratarse de empresas
fachada’, esta Fiscalía Superior considera que el fiscal provincial decide su es-
trategia de la investigación y dentro de ella y de acuerdo a sus avances puede
disponer la realización de pericias contables decidiendo también el objeto de
ellas, es él quien debe decidirlo; no se deciden pericias de fórmula o de ritual
investigativo, sino cuando resulta necesario y útil al éxito de la investigación,
en el presente caso, no existe delito precedente ni la precisión de una impu-
tación concreta en tomo a alguna conducta de lavado de activos (…) es abso-
lutamente prescindible la pericia reclamada por la Procuraduría Pública del
Estado.
En cuanto al extremo [de no haberse solicitado vía carta rogatoria las decla-
raciones de los representantes de las empresas a las que prestó servicios la in-
vestigada], tenemos que en los actuados existe reiterada actividad por parte del
Fiscal provincial mediante cartas rogatorias solicitando información y recibir
la declaración de los representantes de las empresas aludidas, sin embargo, en
el caso de Venezuela existen serios problemas con la cooperación judicial in-
ternacional y no contestan ninguno de los pedidos realizados. Esta situación
no puede mantenerse en forma indefinida y habiendo transcurrido un tiempo
suficientemente razonables el fiscal provincial debía resolver la investigación,
como así lo hizo.
[Respecto de las denuncias en contra de Arturo Belaunde Guzmán por delitos
de estafa, falsedad genérica, falsificación de documentos, falsedad ideológica
y fe pública] constituirían delito precedente que exige el delito de lavado de ac-
tivos debido a que el tipo penal indica como delitos precedentes a ‘otros simi-
lares que generen ganancias’. Esta interpretación no es de recibo, pues [cuan-
do el artículo 6 de la Ley Nº 27765] se refiere a otros delitos similares se debe
interpretar similares en gravedad y además que generen ganancias patrimonia-
les ilícitas. Por esta razón se excluyen los delitos que pretende la quejosa sean
considerados como delitos precedente (…). En los actuados de la investigación
preliminar no encontramos elementos ni información de delitos precedentes o
delitos fuente del delito de lavado de activos.
Sexto.- Finalmente, en cuanto al argumento que no se habría ‘tenido en cuen-
ta su escrito presentado el 28 de abril de 2010, donde solicitó ahondar las in-
vestigaciones respecto de lo publicado el 5 de abril en el diario Correo bajo el
título ʻcónyuge de Ollanta Humala recibió dinero desde una firma venezolana
fantasmaʼ’, (…) esta Fiscalía Superior considera que resulta sorprendente que

191
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

se presenten escritos cuando las investigaciones ya concluyeron e incluso exis-


tía resolución y además resulta extraño que se presente una publicación perio-
dística luego de 23 días de conocida; sin embargo, entramos a merituarlo, se
trata de un recorte periodístico se escribe que ‘Nadine Heredia recibió en su
cuenta bancaria 7,962 dólares de parte de VENEVAL el 30 de marzo de 2007,
seis años después de la cancelación formal de las operaciones de esta compa-
ñía’, esta información periodística no afecta la investigación realizada ni sus
resultados, es una situación que en todo caso debe ser aclarada por The Daily
Journal, pero por sí sola carece de mérito suficiente para significar la comisión
del delito de lavado de activos por parte de Nadine Heredia Alarcón.
Sétimo.- Que del estudio de los actuados del presente recurso de queja y con-
trastados sus argumentos con los actuados y los fundamentos de la resolución
impugnada de la 2ª Fiscalía Provincial FECOR, se llega a la conclusión que
el recurso debe desestimarse; que no encontramos indicio ni evidencia objeti-
va concreta que sirva para formalizar la correspondiente acción penal –ni cau-
sa probable para continuar la investigación preliminar– no habiéndose llegado
a evidenciar con medios probatorios idóneos que los investigados hayan ma-
terializado en algún momento las conductas prohibidas de conversión, trans-
ferencia, adquisición, utilización, guarda, custodia, recepción, ocultamiento o
tenencia de dinero, bienes, efectos y ganancias provenientes de actividades ilí-
citas como el Tráfico Ilícito de Drogas u otro delito precedente taxativamente
indicado en la Ley Nº 27765 vigente” (sic, f. 490).
36. Como es de verse, la conclusión a la que llegaron el Fiscal Provincial y el Fiscal
Superior a cargo de las investigaciones de la carpeta fiscal 122-2009 evidencia dos
razones importantes por las que, luego de once meses, se declaró no ha lugar a
formalizar denuncia penal en contra de la hoy demandante y los otros investiga-
dos: la falta de material probatorio que le permitiese determinar con claridad la ili-
citud de los hechos investigados y la falta de investigación de un hecho que podría
haber coadyuvado a esclarecer definitivamente los presuntos hechos ilícitos mate-
ria de dicha primera investigación. Al respecto, si bien resulta cierto que el fiscal
provincial opinó a favor de no formular denuncia en contra de doña Nadine Here-
dia Alarcón y los otros ciudadanos investigados, no se evidencia que ello sea con-
secuencia clara y directa de haber determinado la licitud de los movimientos fi-
nancieros de la investigada, pues su decisión se justifica únicamente en vincular el
delito de lavado de activos a conductas típicas que podrían evidenciar la existen-
cia de delitos fuente como lo son los “delitos tráfico ilícito de drogas, terrorismo,
delitos contra la administración pública, secuestro, extorsión, proxenetismo, tra-
ta de personas, tráfico ilícito de migrantes, defraudación tributaria, contra el patri-
monio en su forma agravada, delitos aduaneros u otros similares que generen ga-
nancias ilegales”, lo que no termina por identificar la regularidad y licitud de las
transferencias dinerarias a favor de doña Nadine Heredia Alarcón, más aún cuan-
do la procuraduría solicitó una pericia contable, a fin de aclarar sus ingresos eco-
nómicos, que no llegó a ser realizada.

192
JURISPRUDENCIA

37. Asimismo, se aprecia que la conclusión a la que arribó el fiscal superior evidencia,
por un lado, una la falta de identificación de un delito fuente en la investigación, y
por otro lado, no justifica las razones por las que no evalúa el pedido de la procu-
raduría respecto de investigar un depósito bancario efectuado a favor de doña Na-
dine Heredia Alarcón por una empresa venezolana que presuntamente, para el 30
de marzo de 2007, ya no operaba; motivación que a todas luces evitó aclarar la li-
citud o ilicitud de los ingresos de la demandante.
38. En tal sentido, se aprecia que la investigación desarrollada en la carpeta fiscal 122-
2009 fue deficiente y, por lo tanto, no pudo adquirir la calidad de inamovible, pues
se decidió su archivamiento sin ponderar, entre otros elementos, la complejidad
que implica este tipo de indagaciones, el número de investigados y la necesidad de
esclarecer la licitud o ilicitud de transferencias bancarias que vienen ingresando al
sistema financiero a favor de la hoy demandante; hechos que necesariamente re-
quieren de una investigación exhaustiva, pues es necesario determinar el origen de
dicho ingreso económico, a fin de cumplir con nuestras obligaciones internacio-
nales devenidas de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional(2), la Convención Interamericana contra la Corrupción,
las Reglas y Prácticas de Control de las Operaciones Bancarias, elaboradas por el
Comité de Basilea, y las recomendaciones del Grupo de Acción Financiera Inter-
nacional para Sudamérica, en cuanto sean aplicables, que exigen de los países fir-
mantes el establecimiento de medidas para combatir el blanqueo de dinero.
39. Por ello, este Tribunal considera que la segunda investigación desarrollada en la
carpeta fiscal 480-2014 no afecta el principio ne bis in idem, dado que el fiscal
emplazado dispuso la ampliación de la investigación, identificando nuevos hechos
y material probatorio que no fueron materia de investigación en la carpeta fiscal
122-2009 (Reporte UIF 025-2015-DAO-UIF-SBS y otras transferencias banca-
rias), y ha identificado también otros sujetos. Así, la carpeta fiscal 122-2009: Na-
dine Heredia Alarcón, Ilan Paúl Heredia Alarcón, Antonia Alarcón Cubas de He-
redia, Lino Gregorio Bejarano Miranda, Arturo José Belaunde Guzmán, Eladio
Mego Guevara, María Esther Zúñiga Loayza, Rocío del Carmen Calderón Vina-
tea y Victoria del Rosario Morales Erroch. Y la Carpeta Fiscal 480-2014: Nadine
Heredia Alarcón, Ilan Paúl Heredia Alarcón, Antonia Alarcón Cubas de Heredia,
Lino Gregorio Bejarano Miranda, Giuliana del Carmen Belaunde Lossio, Arturo
José Belaunde Guzmán, Eladio Mego Guevara, María Esther Zúñiga Loayza, Ro-
cío del Carmen Calderón Vinatea, Victoria del Rosario Morales Erroch, Susana
Lourdes Vinatea Milla Vda. de Calderón, Santiago Gastañadui Ramírez, Maribel
Amelita Vela Arévalo, Todo Grapf S.A.C., Instituto para la promoción de la iden-
tidad y el desarrollo nacional, Carlos Gabriel Arenas Gómez Sánchez, Martín An-
tonio Belaunde Lossio y Jorge Chang Soto.

(2) Ratificado por el Perú mediante Resolución Legislativa Nº 27527, del 8 de octubre de 2001. La Con-
vención y sus protocolos adicionales entraron en vigencia el 29 de setiembre de 2003.

193
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

40. En suma, este Tribunal advierte que la segunda investigación, desarrollada en la


carpeta fiscal 480-2014, no lesiona el principio ne bis in idem, ni otro derecho fun-
damental, dada la existencia de nuevos hechos y nuevos sujetos que, independien-
temente de cierta identidad de fundamento, permite justificar reabrir la investiga-
ción fiscal en contra de la demandante, razón por cual corresponde desestimar la
demanda.
Sobre el ejercicio de las facultades de investigación del Ministerio Público
41. De acuerdo con el artículo 159 de la Constitución [18], corresponde al Ministerio
Público conducir desde su inicio la investigación del delito, así como ejercitar la
acción penal de oficio o a petición de parte. El contenido normativo de esta dispo-
sición en el marco del Estado Constitucional alude a la existencia de una verdade-
ra obligación constitucional de los representantes del Ministerio Público de asumir
desde el inicio la conducción y/o dirección de la investigación del delito, y ejerci-
tar la acción penal pública de oficio o a petición de parte. Esta exigencia constitu-
cional debe ser realizada, como es evidente, con la debida diligencia y responsa-
bilidad, a fin de que las conductas ilícitas no queden impunes. En efecto, siendo el
Ministerio Público el que por mandato constitucional posee la prerrogativa de la
investigación, le corresponde practicar o hacer practicar todas las diligencias y ac-
tuaciones que sean necesarias para el esclarecimiento de los hechos delictivos, es
decir, le corresponde reunir y examinar los elementos de juicio que revelen la exis-
tencia del delito y la vinculación de los imputados con los hechos delictivos, y esta
actividad termina cuando la causa está tan aclarada que el fiscal puede decidir si
debe o no formalizar la denuncia o la investigación preparatoria. Lo aquí señalado
permite además cumplir con la disposición constitucional que exige la protección
de los bienes jurídicos de los ciudadanos y de la sociedad (artículo 44 de la Cons-
titución), en los plazos señalados por ley.
42. Sin embargo, el Ministerio Público no goza de discrecionalidad absoluta o ilimita-
da en el cumplimiento de su obligación constitucional, sino que le es exigible que
despliegue sus actividades dentro de los mandatos normativos (expresos e implíci-
tos) contenidos en la Constitución y en el marco de los principios de razonabilidad
e interdicción de la arbitrariedad que informan todo proceso, procedimiento o in-
vestigación, tanto respecto del imputado cuanto también en beneficio de la parte
agraviada. Por ello, los representantes del Ministerio Público en sus actuaciones
y/o decisiones deben observar atentamente el contenido de los derechos y princi-
pios constitucionales. Esta obligación de todos los poderes públicos (que incluye
al Ministerio Público) viene a ser la denominada eficacia vertical de los derechos
fundamentales.
“Tal eficacia no es sino consecuencia de la naturaleza preestatal de los de-
rechos fundamentales y, por tanto, del carácter servicial del Estado para con
ellos, en tanto que la persona humana se proyecta en él como el fin supremo
(art. 1 de la Constitución).

194
JURISPRUDENCIA

En ese sentido, tenemos dicho que dentro de estos sujetos obligados para con
el respeto y protección de los derechos fundamentales se encuentran todos los
poderes públicos, es decir, los entes que forman parte del Estado, independien-
temente de su condición de órgano constitucional, legal o administrativo, y los
grados e intensidad de autonomía que para con ellos el ordenamiento haya po-
dido prever (…)” (STC Exp. Nº 03179-2004-PA/TC, f. j. 17).
43. Teniendo en cuenta lo anterior, es pertinente recalcar que el ejercicio de las funcio-
nes del Ministerio Público no puede ni debe validar la existencia de investigacio-
nes permanentes en el tiempo, pues ello implicaría un uso excesivo de sus funcio-
nes y el sometimiento constante de la persona investigada a sospecha, producto
de una ineficiente o inconclusa investigación. Por ello, es necesario que una in-
vestigación fiscal cumpla con márgenes razonables que permitan eliminar la pre-
sunción de ilicitud de un hecho investigado, con el objeto de dar por finalizado el
ejercicio constitucional de este tipo de facultades. Así, por ejemplo, una investiga-
ción de lavado de activos requiere del fiscal a cargo, de un especial celo y particu-
lar ejercicio de sus funciones, que puede partir del prolijo acopio de indicios ra-
zonables que identifiquen un irregular ingreso de dinero al sistema financiero sin
justificación aparente; sin que ello signifique que toda la prueba se circunscriba
a indicios, pues es necesaria la recolección de mayores elementos de prueba que
permitan dilucidar la licitud o ilicitud de dicho patrimonio; siendo esta parte de la
investigación una etapa importante para que con el pleno respeto de los derechos
fundamentales y de los principios constitucionales, se indague con profundidad
y se reúnan los elementos indiciarios y probatorios respectivos, pues es menester
que la investigación de delitos complejos determine con claridad si existe o no un
hecho punible.
44. Así, aun cuando en el presente caso el ejercicio de las funciones del fiscal empla-
zado no lesione el derecho y principio invocado, ello no impide verificar que una
segunda investigación por la presunta existencia de hechos ilícitos pudo haber-
se evitado si en la carpeta fiscal 122-2009 se hubiera llegado, mediante la pericia
contable, a determinar con certeza la procedencia (lícita o ilícita) del dinero depo-
sitado a favor de doña Nadine Heredia Alarcón, lo cual hubiera permitido definir
su situación jurídica. Por ello, a juicio de este Tribunal, es necesario notificar al
Órgano de Control Interno del Ministerio Público con la presente sentencia a fin
de que realice una investigación sobre la conducta funcional de los fiscales que tu-
vieron a su cargo la carpeta fiscal 122-2009 y determine si existió o no omisión de
funciones al encarar dicha investigación.
Los efectos colectivos de la sentencia del hábeas corpus
45. Finalmente, un punto importante a tratar también viene a ser el alcance de los efec-
tos de una sentencia constitucional, a propósito de la resolución aclaratoria de fe-
cha 4 de setiembre de 2015, emitida por la Sexta Sala Penal para procesos con reos
libres de la Corte Superior de Justicia de Lima, que dispuso el archivo definitivo

195
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

de la carpeta fiscal 480-2014, comprendiendo tanto a doña Nadine Heredia Alar-


cón como a los demás investigados en ella.
46. Cabe formularse la pregunta de si los efectos de una sentencia que declara funda-
da una demanda de hábeas corpus pueden ser extendidos a otras personas que no
han demandado en el proceso.
47. En principio, las sentencias judiciales en general, característica que comparten los
procesos constitucionales de la libertad, tienen efectos inter partes. Bajo esta idea
es que el Tribunal Constitucional, en alguna ocasión, ha denegado un pedido para
que se extiendan los efectos de una sentencia constitucional(3).
48. No obstante, podemos afirmar que dicha regla general admite supuestos de excep-
ción, en los que determinado acto afecte de manera homogénea a otros sujetos dis-
tintos del demandante. Al respecto, podemos utilizar como referencia la sentencia
del caso Arellano Serquén (STC Exp. Nº 02579-2003-HD/TC) en la cual este Tri-
bunal Constitucional introdujo en la justicia constitucional peruana el concepto de
“Estado de cosas inconstitucionales”, el cual había sido anteriormente adoptado
por la justicia constitucional colombiana. Según este concepto, existen circunstan-
cias estructurales que constituyen una violación de un número plural y significa-
tivo de personas, de modo tal que el acto lesivo materia de demanda no solo viola
los derechos de quienes fueron demandantes, sino de otras muchas personas que
se encuentran en las mismas circunstancias que el actor(4).
49. El Tribunal Constitucional decretó en la referida sentencia que al declararse el “es-
tado de cosas inconstitucionales” se debe efectuar un requerimiento específico o
genérico a un (o unos) órgano(s) público(s), a fin de que realicen o dejen de reali-
zar una acción u omisión, per se, violatoria de derechos fundamentales que reper-
cuta en la esfera subjetiva de personas ajenas al proceso constitucional en el cual
se origina la declaración. De este modo, se extienden los alcances inter partes de
las sentencias a todos aquellos casos en los que de la realización de un acto u omi-
sión se hubiese derivado o generado una violación generalizada de derechos fun-
damentales de distintas personas (Cfr. STC Exp. Nº 02579-2003-HD/TC, f. j. 19).
50. En el caso que motivó la adopción del estado de cosas inconstitucionales, el Tri-
bunal Constitucional identificó como acto violatorio de los derechos de la recu-
rrente (y de otras personas situadas en la misma situación), la negativa del Consejo

(3) Así lo consideró el Tribunal Constitucional en la sentencia recaída en el expediente Nº 01969-


2011-PHC/TC, que corresponde a un hábeas corpus interpuesto contra el auto de apertura de ins-
trucción que se dictó para el procesamiento penal de los hechos relacionados con los sucesos del
penal de la isla El Frontón ocurridos en 1986. El recurrente solicitaba que se aplique de manera
automática a todos los coprocesados lo resuelto en favor de otro procesado (Teodorico Bernabé
Montoya) en otro proceso de hábeas corpus, en el que el Poder Judicial a través de sentencia fundada
de segunda instancia dispuso el archivamiento de la causa en su favor.
(4) Cfr. BOTERO MARINO, Catalina. La acción de tutela en el ordenamiento constitucional
colombiano. Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla, Bogotá, 2006, p. 175.

196
JURISPRUDENCIA

Nacional de la Magistratura de entregar a los jueces que se encontraban suje-


tos a proceso de ratificación ante el citado órgano copia del Informe de la Co-
misión Permanente de Evaluación y Ratificación, referente a su conducta e ido-
neidad en el cargo, copia del acta de la entrevista personal y copia del video de
la referida entrevista personal, lo que derivaba de la aplicación de un reglamento
inconstitucional.
51. En el caso descrito, la situación calificada como inconstitucional por el TC afec-
taba no solo a la demandante, sino a todos los que se encontraban en la misma si-
tuación. Conforme al criterio reseñado, el Tribunal Constitucional podría extender
los efectos de sus sentencias constitucionales siempre que se trate de un determi-
nado acto que resulte igualmente inconstitucional para otros sujetos aunque estos
no hayan sido parte en el proceso. Así, por ejemplo, si en la sentencia de un hábeas
corpus correctivo se establece que las condiciones de reclusión de un determina-
do establecimiento penitenciario no cumplen los estándares mínimos, la sentencia
podrá ser extensiva para todos los demás internos de dicho penal.
52. En el caso de procesos constitucionales incoados contra procesos judiciales
o investigaciones fiscales podría ser aplicado este criterio siempre que se trate
de una violación constitucional que afecte por igual a todos los coprocesados.
Así, por ejemplo, si en la sentencia de hábeas corpus se determina que el órgano
jurisdiccional atenta contra el propio del juez predeterminado por ley, resulta evi-
dente que ello no solo afectará al demandante, sino a todas las partes de dicho pro-
ceso judicial. Hay muchos otros supuestos, en cambio, en los que la violación al
derecho constitucional de un procesado no significa necesariamente que los demás
procesados se encuentren en la misma situación. Por ejemplo, si se determina que
ha habido una violación del plazo razonable del proceso, esta difícilmente podría
ser extendida a los demás procesados, en tanto la determinación de la presunta vio-
lación de este derecho exige evaluar la conducta de cada procesado.
53. En el caso de autos se aprecia que ante un pedido de aclaración de la sentencia de
segundo grado del procurador público a cargo de la defensa jurídica del Ministerio
Público, el ad quem decide expedir la Resolución de fecha 4 de setiembre de 2015
(f. 1481), precisando lo siguiente:
“Segundo.- que, ante tal pedido, resulta pertinente precisar que, si bien la de-
manda fue planteada solo por la favorecida Nadine Heredia Alarcón, no es
menos cierto que, este Colegiado, al emitir la sentencia de fecha 14 de agos-
to del presente año, ha tenido en cuenta no solo los perjuicios denunciados
por la favorecida, sino también, la validez de la citada carpeta fiscal, ya que,
desde una perspectiva constitucional, está afectada de nulidad insalvable;
Tercero.- Que por ende, el archivo definitivo de la Carpeta Fiscal Nº 480-2014,
inevitablemente, comprende tanto a la demandante Nadine Heredia Alarcón
como a los demás investigados en la misma, pudiendo ello desprenderse del
extremo resolutivo de la Resolución Nº 1097, en cuanto ordena: ‘(...) archi-
var, definitivamente y para todos sus efectos, la carpeta fiscal 480-14 en

197
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

donde corresponda...’, y así también de las consideraciones expuestas a con-


tinuación por los señores jueces superiores Sumar Calmet y Vigo Zevallos; por
ende, a fin de evitar confusiones posteriores, de conformidad con lo dispues-
to en el artículo 406 del Código Procesal Civil, aplicable supletoriamente al
caso de autos: ACLARARON que el archivo definitivo de la Carpeta Fiscal
N° 480-2014 comprende tanto a la demandante Nadine Heredia Alarcón
como a los demás investigados en ella (…)” (sic) (el resaltado es nuestro).
54. Como es de verse, el ad quem procede a ampliar los efectos de la sentencia cons-
titucional que emitió con fecha 14 de agosto de 2015 a favor de los otros investi-
gados en la carpeta fiscal 480-2014, justificando su decisión en la existencia de un
vicio de nulidad insalvable en dicha investigación, la cual supuestamente se en-
contraría sustentada en la sentencia que emitió; sin embargo, se aprecia que la mo-
tivación que expuso se encuentra destinada a restar validez a las investigaciones
desarrolladas por el fiscal emplazado en la carpeta fiscal 480-2014, pues, según
sostiene,
“[Q]ue el D. L. Nº 1106 le da autonomía al llamado delito de ‘Lavado de Acti-
vos’, empero consideramos que ello solo meramente declarativo toda vez que
la autonomía (que se le reconoce) no se condice con lo que origina el delito de
Lavado de activos: otro delito, y consecuentemente en no tener claro el delito
fuente (o de origen) torna la investigación en inocua o vacía, ya que la propia
Ley da un catálogo definido de los delitos que se pueden relacionar con los ca-
pitales ilícitos que se insertan en la economía regular y licita (sic. f. 1410).
[L]a información proporcionada por el ciudadano [denunciante]: es solo una
noticia, no una investigación periodística y, consecuentemente, no reporta ele-
mentos, indicios o datos de mínima consistencia como para aperturar investi-
gación alguna; en ese sentido el proceder serio de un autoridad es, recibida una
notitia criminis indagar sobre la sostenibilidad de la imputación (en este caso)
periodística, y si se trata de una investigación periodística la que se recoge: ve-
rificar la sostenibilidad de la imputación, cosa que no ha efectuado el Fiscal en-
cargado del caso;
Recibido el reclamo de la hoy beneficiaria [el fiscal emplazado] procede a
analizar las decisiones de su superior, respecto al archivamiento de tal proce-
so (carpeta fiscal 122-09), califica los argumentos de este y, siguiendo los cri-
terios según su parecer, de sentencia del Tribunal Constitucional (respecto al
tema de la llamada ‘cosa decidida fiscal’): amplía la investigación a partir de
lo que se aprecia como indicios de la comisión de evento criminoso;
Por aplicación del artículo 5 de la Ley Orgánica del Ministerio Público, el Sr.
Fiscal Provincial: está impedido de revisar la decisión de un superior, en con-
secuencia ampliar o hacer investigación a partir de considerar impropio, por
diversas razones, una conclusión de su superior jerárquico: violenta el estado
de derecho, toda vez que le está vedado tal conducta por ministerio de la ley
(por más que se afinque en sentencia del Tribunal Constitucional), si a ello se

198
JURISPRUDENCIA

adiciona lo endeble de los medios en que se sustenta su decisión de investi-


gar, aun cuando aparatoso y mediático resulten su afirmaciones; este Colegia-
do debe agregar que la decisión del Sr. Fiscal: no precisa ni establece cual
es el delito fuente, no hay referencias sobre los indicios concurrentes que
existirían entre los actos de movimiento dinerario descubierto, con alguno
de los delitos del catálogo establecido por el artículo 10 del D. L. Nº 1106,
ni de su vinculación con los ciudadanos que implica es decir no señala, y
menos da razones, respecto a si investigará a partir del delito de narcotráfi-
co, terrorismo o cualquier proveniente del catálogo fijado por la ley (…)” (sic,
f. 1411 revés y 1412).
55. Como es de verse, los argumentos principales para invalidar la investigación de la
carpeta fiscal 480-2014 no contienen razones jurídicas objetivas sobre la labor del
fiscal emplazado. Todo lo contrario, inician con una justificación subjetiva respec-
to de la autonomía del delito de lavado de activos, para luego restar validez a la
investigación, pues, a su juicio, no resulta suficiente el acopio de información pe-
riodística, sino que necesariamente el fiscal debería determinar el delito fuente o
delito previo.
56. Al respecto, este Tribunal considera oportuno precisar que, si bien es cierto que
la carpeta fiscal 480-2014 se inició como consecuencia de una denuncia de parte
y luego de tomar conocimiento de diversas noticias periodísticas, ello no resta la
legitimidad a la apertura de la referida investigación fiscal, ni mucho menos vicia
dicho procedimiento, pues conocida una notitia criminis por parte de un represen-
tante del Ministerio Público, este está obligado a promover el inicio de una inves-
tigación a fin de dilucidar si existe o no sospecha de haberse cometido un delito, en
cumplimiento de sus funciones constitucionales y del principio de legalidad, más
aún cuando, luego de efectuar diversas indagaciones al respecto, consideró perti-
nente disponer la ampliación de la investigación dada la existencia de indicios y
hechos nuevos.
57. En el caso de doña Nadine Heredia Alarcón, la presunta violación del ne bis in
idem, que en su momento la Sexta Sala Penal de Lima declaró a su favor, no cons-
tituye un asunto que pueda ser extendido de manera automática a todos los demás
coprocesados, puesto que en cada caso deberá evaluarse si han sido también ob-
jeto de una segunda investigación, y además, si concurren los elementos confor-
mantes del ne bis in idem: sujeto, hecho y fundamento. En tal sentido, no se apre-
cia que la justificación expuesta por el ad quem permita evidenciar razonabilidad
alguna para disponer la ampliación de los efectos de la sentencia de hábeas corpus
respecto de los otros investigados, razón por la cual corresponde también declarar
su nulidad.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la


Constitución Política del Perú.

199
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

HA RESUELTO
1. REVOCAR la sentencia del 14 de agosto de 2015 y su resolución aclaratoria del
4 de setiembre de 2015, emitida por la Sexta Sala Penal para procesos con reos li-
bres de la Corte Superior de Justicia de Lima, así como la sentencia del 8 de junio
de 2015, emitida por el Cuadragésimo Tercer Juzgado Penal de Lima, y, en con-
secuencia, DECLARAR INFUNDADA la demanda promovida por doña Nadine
Heredia Alarcón, que debe ser entendida como una de amparo.
2. Notificar al Órgano de Control Interno del Ministerio Público con la presente sen-
tencia a fin de que realice una investigación sobre la conducta funcional de los fis-
cales que tuvieron a su cargo la carpeta fiscal 122-2009, y determine si existió o
no omisión de funciones en el desarrollo de dicha investigación.
Publíquese y notifíquese.
SS. URVIOLA HANI; BLUME FORTINI; RAMOS NÚÑEZ; SARDÓN DE TA-
BOADA; LEDESMA NARVÁEZ; ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

200
Procede RAC contra resolución
estimatoria de segunda instancia
en procesos constitucionales relacionados
con el delito de terrorismo

STC Exp. N° 01711-2014-PHC/TC


Caso: Víctor Polay Campos y otros
Sentido del fallo: Infundada en parte
la demanda
Publicada en la página web del Tribunal Constitucional el 09/04/2014

A través de esta sentencia, el Tribunal Constitucional ha establecido nue-


va doctrina jurisprudencial vinculante en relación con la procedencia del
recurso de agravio constitucional: ahora este puede interponerse contra
una resolución estimatoria de segunda instancia emitida al interior de un
proceso constitucional relacionado con el delito de terrorismo. Así se dis-
SUMILLA
puso al resolver el recurso de agravio constitucional interpuesto en con-
tra de la sentencia estimatoria donde se había ordenado que presos por
terrorismo pasen de la base naval a centros penitenciarios comunes; fi-
nalmente esta parte de la sentencia fue negada por el Tribunal Constitu-
cional ya que no se afectaban derechos constitucionales.

EXP. N° 01711-2014-PHC/TC-LIMA
VÍCTOR POLAY CAMPOS Y OTROS
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 8 días del mes de abril de 2014, el Pleno del Tribunal Consti-
tucional, integrado por los señores magistrados Urviola Hani, Vergara Gotelli,
Mesía Ramírez, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente sentencia, con
los votos singulares de los magistrados Mesía Ramírez y Álvarez Miranda, y el
fundamento de voto del magistrado Eto Cruz, que se agregan.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por el procurador público del Instituto
Nacional Penitenciario contra la sentencia de la Quinta Sala Penal para Procesos con

201
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 458, su fecha 17 de ene-
ro del 2014, que declaró fundada la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 20 de junio de 2013 los señores Victor Polay Campos, Peter Cárdenas  Schul-
te, Óscar Ramírez Durand y Miguel Rincón Rincón, internos del Centro de Reclusión
de la Base Naval (Cerec) interponen demanda de hábeas corpus y la dirigen contra
el presidente del Instituto Nacional Penitenciario. Alegan que a los internos del
Cerec se les sigue aplicando el Decreto Ley Nº 25744 de forma discriminatoria e
inconstitucional y que el Decreto Supremo Nº 024-2001-JUS viene prevaleciendo
sobre la Constitución y el Código de Ejecución Penal. También señalan que si bien
el Código de Ejecución Penal prevé que el tratamiento penitenciario se realiza sobre
la base de un sistema progresivo, ello no ha sido considerado por el Reglamento del
Cerec. Alegan también que no existe un Director del Cerec sino un jefe con voz pero
sin voto en el Comité Técnico, cuando el Código de Ejecución Penal señala que en
todo establecimiento penal debe haber un director que ha de ser la máxima autoridad
y responsable de la seguridad y de la Administración, así como del cumplimiento del
Código de Ejecución Penal y su reglamento.  
También cuestionan que las visitas familiares están restringidas solo a los familiares
directos hasta el segundo grado de consanguinidad, cuando el Código de Ejecución
Penal prevé en su régimen más restrictivo que los internos tienen derecho de visitas
de familiares hasta el cuarto grado. Alega que ello atenta contra la protección de la
Constitución a la familia y su medio familiar. De otro lado, sostienen que se vulnera
el derecho a la educación por cuanto en el Cerec no hay condiciones para que los in-
ternos estudien cursos a distancia, ni tampoco se ha aceptado que estudien cursos de
educación técnica. 
Realizada la investigación sumaria, la juez a cargo del 25º Juzgado Penal de Lima
tomó las declaraciones indagatorias de los demandantes quienes a fojas 11, 13, 16 y
20 ratifican los términos de la demanda. Por su parte, el Presidente del Instituto Na-
cional Penitenciario, José Luis Pérez Guadalupe, a fojas 33, señala que el Decreto Ley
Nº 25744 –que los demandantes alegan que se les viene aplicando– no se les aplica
ni forma parte del ordenamiento jurídico nacional por cuanto el Tribunal Constitucio-
nal la expulsó del ordenamiento a través de la STC Exp. Nº 010-2002-AI. Asimismo,
refiere que de acuerdo al régimen excepcional que rige en el Cerec, regulado por De-
creto Supremo  Nº 024-2001-JUS, no les alcanza el tratamiento progresivo estableci-
do para los regímenes cerrado ordinario y cerrado especial. Finalmente, refiere que de
acuerdo al artículo 14 del referido reglamento del Cerec “los internos podrán acceder
a actividades culturales y educativas, para lo cual contarán con material de lectura en
los servicios de la biblioteca y hemeroteca del Cerec (…)” por lo que no se contempla
la posibilidad de educación técnica a distancia que invocan los accionantes.
Con fecha 23 de agosto de 2013, el 25º Juzgado Penal de Lima declara infundada la
demanda por considerar que no se verifica que los internos del Centro de Reclusión
de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao se encuentren en una situación de

202
JURISPRUDENCIA

discriminación en comparación con los demás presos del país debido a que la norma-
tiva que rige la vida carcelaria en un penal común es diferente a la prevista para el ré-
gimen del referido centro de reclusión, donde están ubicados internos que han come-
tido delitos con un mayor reproche penal. Además, señala que el centro penitenciario
no resulta violatorio de los derechos de los internos puesto que les permite a estos que
puedan desarrollarse y realizar actividades dentro del penal, tienen visitas, se les en-
trega material de lectura y que si bien los internos cuestionan la demora en la entrega
de dicho material, ello se debe a que deben ser revisados por cuanto se trata de un cen-
tro de reclusión de máxima seguridad, en el que los internos están encarcelados por
delito de terrorismo lo que justifica esta clase de medidas.
Con fecha 17 de enero de 2014, la Quinta Sala Penal para Procesos con Reos Libres
de la Corte Superior de Justicia de Lima por unanimidad resolvió revocar la sentencia
recurrida, y reformándola la declaró fundada por considerar que se habrían violado los
derechos fundamentales de los demandantes referidos a sus condiciones carcelarias. En
este sentido, la sala sostuvo que siendo el objeto de la pena la rehabilitación y reincor-
poración del penado en la sociedad, resulta un contrasentido el imponer a los internos
limitaciones al sostenimiento de los vínculos familiares y amicales porque al hacerlo
le genera situaciones de estrés que lo deshumanizan y degradan. Asimismo, respec-
to de la posibilidad de acceder a estudios superiores o de formación técnica, se trata
de derechos que no le pueden ser negados a ningún preso. Señala también que el cri-
terio adoptado por el Tribunal Constitucional en la Sentencia Nº 2700-2006-PHC/TC
es errado, puesto que la presunta participación de la Defensoría del Pueblo en el co-
mité técnico penitenciario no es tal, toda vez que desde el año 2004 dicha institución
ha dado por concluida su participación en el Comité Técnico de dicho establecimiento
penitenciario.
A su vez, dos de los tres magistrados decidieron ordenar al Instituto Nacional Peni-
tenciario reubicar a los demandantes en un establecimiento penitenciario de máxima
seguridad que a su vez les garantice el acceso a la salud (física y mental) al trabajo, y
a la educación, y que ello se debe dar en el plazo máximo de treinta días. Por su par-
te, el juez superior León Sagástegui era de la opinión de que lo que se debe ordenar es
que el Instituto Nacional Penitenciario en el plazo de treinta días, adopte las medidas
correctivas pertinentes.    
El recurso de agravio constitucional interpuesto por el Procurador del INPE alega que
se viola la seguridad jurídica por cuanto el fallo en mención desconoce otros fallos ya
emitidos por el Poder Judicial y ratificados por el Tribunal Constitucional en los que
se determinó que el Cerec no es una prisión militar, sino un penal civil, y que se de-
claró improcedente el traslado del referido penal.        
FUNDAMENTOS
I. Del recurso de agravio constitucional
1. A fojas 657, la Quinta Sala Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte Supe-
rior de Justicia de Lima concedió el recurso de agravio constitucional interpuesto

203
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

por el Procurador del Instituto Nacional Penitenciario. La sala consideró que sien-
do el terrorismo un delito de carácter pluriofensivo (que atenta contra la vida, la li-
bertad y la seguridad personal, que mantiene a la sociedad en un estado de alarma
o temor, amenazando las bases sociales y la propia existencia del Estado) y asimis-
mo, atendiendo a los deberes primordiales del Estado de defender la soberanía na-
cional, proteger la vigencia de los derechos humanos y a la población frente a las
amenazas contra su seguridad (artículo 44 de la Constitución), era preciso exten-
der los alcances de la doctrina jurisprudencial establecida por este Tribunal Cons-
titucional a través de las Sentencias Nºs 2748-2010-HC/TC y 2663-2009-HC/TC,
criterio, según el cual, de manera excepcional los procesos constitucionales que el
Poder Judicial haya declarado fundados en segunda instancia y estén relacionados
con el tráfico ilícito de drogas o lavado de activos pueden ser objeto de control a
través del recurso de agravio constitucional.
2. Al respecto, este Tribunal debe recordar que, en efecto, a través de las referidas
sentencias, y de conformidad con el artículo VI del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional, se fijó una doctrina jurisprudencial que habilita la proce-
dencia del recurso de agravio constitucional para la revisión de las sentencias re-
caídas en procesos constitucionales relacionados con el tráfico ilícito de drogas y
lavado de activos que resulten estimatorias. Ello en virtud del deber estatal de com-
batir el tráfico ilícito de drogas (artículo 8 de la Constitución) así como las obli-
gaciones internacionales asumidas por el Estado a través de tratados internacio-
nales como la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, Convenio sobre
Sustancias Psicotrópicas de 1971 y la Convención Internacional para la repre-
sión del financiamiento del terrorismo (que reconoce como delito la acción de
proveer o recolectar fondos con la intención de que se utilicen, o a sabiendas de
que serán utilizados, para cometer en otro Estado un acto de terrorismo). Cfr. Exp.
Nº 2748-2010-HC/TC, fundamento 16.
3. En virtud de tales consideraciones, este Tribunal reconoció la necesidad de pro-
veer mecanismos procesales que permitan el control de decisiones erradas que
bajo el pretexto de proteger derechos fundamentales terminen atentando contra
otros bienes constitucionales:
“Si corresponde al Tribunal Constitucional la protección del orden constitucio-
nal, este debe estar provisto de las herramientas e instrumentos procesales idóneos
para tal efecto, para evitar que por “defecto”, se terminen constitucionalizando si-
tuaciones que, aunque aparecen revestidas de un manto de “constitucionalidad”,
en la práctica contienen un uso fraudulento de la Constitución o bajo el manto
protector de los derechos fundamentales, se pretenda convalidar la vulneración
de aquellos o una situación en la que se ha configurado un abuso de derecho”
(Exp. Nº 2663-2009-HC/TC, fundamento 6).
4. Dado este criterio jurisprudencial que permite controlar decisiones en materia de
tráfico ilícito de drogas y lavado de activos, con mayor razón se justifica su adop-
ción para el caso de los delitos de terrorismo, que como ya lo ha señalado el

204
JURISPRUDENCIA

Tribunal Constitucional, no solo crean un peligro efectivo para la vida y la integri-


dad de las personas, sino también para la subsistencia del orden democrático cons-
titucional (Exp. Nº 0010-2002-AI). Ello ha llevado al Perú a suscribir una serie de
compromisos internacionales como la Convención Americana contra el Terroris-
mo, la que en su preámbulo reconoce que:
“(...) el terrorismo constituye un grave fenómeno delictivo, que (…) atenta contra
la democracia, impide el goce de los derechos humanos y las libertades fundamen-
tales, amenaza la seguridad de los Estados, desestabilizando y socavando las bases 
de   toda la sociedad, y afecta seriamente el desarrollo económico y social de los
Estados de la región”.  
5. Adicionalmente, debe tenerse presente que si la adopción del Recurso de Agra-
vio Constitucional para casos vinculados al Tráfico Ilícito de Drogas y lavado de
activos se basó en instrumentos internacionales tales como la Convención In-
ternacional para la represión del financiamiento del terrorismo, resulta a to-
das luces atendible que habiéndose ampliado el RAC para el delito fuente, deberá
también ampliarse para el delito fin que constituye el terrorismo.
6. Finalmente, cabe señalar que los casos que el Tribunal Constitucional ha teni-
do la oportunidad de revisar en aplicación de esta doctrina jurisprudencial le han
permitido anular resoluciones del Poder Judicial que de manera irregular ordena-
ban el archivamiento de investigaciones fiscales (Exps. Nºs 03245-2010-PHC/TC,
y 03987-2010-PHC/TC) o que dejan sin efecto un auto de apertura de instruc-
ción (Exp. Nº 0569-2011-PHC/TC) o mandatos de detención (Exp. Nº 2488-
2011-PHC/TC) indebidamente concedidos, todos ellos con la finalidad de evitar
la impunidad y menoscabar la obligación constitucional de luchar contra el
tráfico ilícito de drogas (artículo 8 de la Constitución). Algo similar sucede en el
presente caso puesto que si bien los demandantes ya se encuentran condenados y
la decisión materia de Recurso de Agravio Constitucional no anula sus condenas,
es también importante a la luz del deber estatal de proteger a la población de las
amenazas contra su seguridad (artículo 44 de la Constitución),  ejercer un control
de las condiciones carcelarias de los internos en materia de terrorismo no solo
para cautelar sus derechos fundamentales sino también para evitar que los internos
puedan continuar con la actividad ilícita al interior de la prisión así como evitar
eventuales fugas.
7. Por lo expuesto, este Colegiado, atendiendo a la importancia para el mantenimien-
to del régimen constitucional y democrático que implica el combate contra el te-
rrorismo, considera necesario complementar la regla jurisprudencial establecida
a través de las Sentencias Nºs 2663-2009-HC/TC y 2748-2010-HC/TC, y en tal
sentido entender que, más allá de los supuestos establecidos en el artículo 202 de
la Constitución, este Tribunal es competente para revisar, vía Recurso de Agravio
Constitucional, las sentencias estimatorias expedidas en procesos constitucionales
relativos al delito de terrorismo que en segunda instancia hayan declarado funda-
da la demanda.

205
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

II. Delimitación del petitorio


8. La presente demanda fue interpuesta con la finalidad de cuestionar las condicio-
nes de reclusión a que están sujetos los demandantes, quienes son internos del
Centro de Reclusión  de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao (Cerec).
Al respecto cuestionan 1) que no se les viene aplicando un sistema progresivo
2) La restricción en cuanto a las visitas que reciben, que consideran excesiva y
3) que no tienen acceso a la educación.
III. Cuestiones previas
9. Antes de entrar a resolver el fondo del asunto, este Tribunal considera necesario rei-
terar que el objeto de la Justicia Constitucional es el de hacer prevalecer la supre-
macía constitucional y los derechos fundamentales. Es por ello que este Tribunal
Constitucional es competente únicamente para resolver asuntos de relevancia consti-
tucional, y no resultan procedentes en esta vía las discusiones sobre la presunta con-
travención de normas legales sin referencia a disposiciones de orden constitucional.
10. En este sentido, si bien es materia del habeas corpus correctivo el “(…) derecho
del detenido o recluso a no ser objeto de un tratamiento carente de razonabilidad
y proporcionalidad, respecto de la forma y condiciones en que cumple el mandato
de detención o la pena” (artículo 25,17 del CPConst), ello no faculta a cuestionar
ante la justicia constitucional toda controversia sobre la aplicación de normas le-
gales o reglamentarias en el régimen penitenciario, sino solo aquellas que tengan
relevancia constitucional.
11. Así, respecto del extremo en el que el demandante alega que no existe un director
en el Penal, y que ello contraviene lo previsto en el Código de Ejecución Penal,
este Tribunal entiende que se trata de una alegación desprovista de todo viso cons-
titucional, únicamente basada en el alegado incumplimiento de la norma legal, por
lo que carece de contenido constitucional y debe serle de aplicación el artículo 5
inciso 1 del Código Procesal Constitucional.
12. De otro lado, en uno de los extremos de la demanda se señala que las Fuerzas Ar-
madas no tienen competencias constitucionales para hacerse cargo de la Administra-
ción Penitenciaria. Ello nos lleva a citar lo ya resuelto por el Tribunal Constitucio-
nal en la STC Exp. Nº 2700-2006-HC/TC (fundamento 6), precisando que si bien es
cierto que la custodia de los procesados y sentenciados que están en el Cerec está a
cargo de efectivos de la Marina de Guerra del Perú, ello no convierte necesariamen-
te a dicho establecimiento penitenciario en uno de carácter militar, por cuanto se-
gún el artículo 41 del Reglamento de dicho centro penitenciario (Decreto Supremo
Nº 024-2001-JUS), es el comité técnico, presidido por el titular del INPE, el que
asume la responsabilidad de supervisar el cumplimiento del Reglamento del Cerec.
13. Llama la atención lo afirmado por la sala que resolvió el presente hábeas corpus
en segunda instancia, que consideró que el Tribunal Constitucional había errado en
considerar al Cerec como un penal de carácter civil en virtud de que se señalaba que
la Defensoría del Pueblo participaba de dicho Comité Técnico cuando ello no es así

206
JURISPRUDENCIA

desde el año 2004. Al respecto, este Tribunal ratifica su criterio jurisprudencial y se-
ñala que según lo afirmado en el referido fundamento 6 de la STC Exp. Nº 2700-
2006-PHC/TC, lo que hace al Cerec un Establecimiento Penal Común –no militar–
es que está a cargo de un Comité Técnico (liderado por el Presidente del INPE) y no
de la Marina de Guerra del Perú. La mención a los integrantes es a titulo ejemplifi-
cativo, y si bien en cuanto a la conformación actual del Comité Técnico (modifica-
ción del artículo 41 del Reglamento del Cerec operada mediante Decreto Supremo
Nº 010-2012-JUS) el referido Comité ya no es conformado por un representante
de la Defensoría del Pueblo, ello no varía el sentido de lo decidido por el Tribunal
Constitucional, puesto que el referido centro penitenciario está bajo la supervisión
de un Comité presidido por el jefe del INPE (y no la Marina de Guerra del Perú).   
14. Por consiguiente, este extremo de la demanda en el que se alega la falta de compe-
tencia de las Fuerzas Armadas para llevar a cabo la Administración  Penitenciaria
resulta improcedente por haber adquirido la calidad de cosa juzgada de conformi-
dad con el artículo 6 del Código Procesal Constitucional.
15. Finalmente, en cuanto a lo señalado en el sentido de que se le viene aplicando el
Decreto Ley Nº 25744 y que el D.S. Nº 024-2001-JUS viene siendo aplicado por
encima de la Constitución y el Código de Ejecución Penal, es preciso apuntar que
conforme al artículo 27 del Código Procesal Constitucional es deber del deman-
dante en el proceso de hábeas corpus el suministrar una sucinta relación de los
hechos. Es así que no pueden ser atendidas, a través del proceso de hábeas cor-
pus, alegaciones tales como que se está aplicando determinada ley sin mención
específica a los hechos violatorios. No obstante, este Tribunal entiende que en el
presente caso la invocación de una pretendida aplicación de los referidos decreto
ley y reglamento ha sido utilizada como argumento para reforzar las alegaciones
sobre concretos cuestionamientos al régimen penitenciario, las mismas que serán
materia de pronunciamiento por parte de este Tribunal.
IV. La progresividad en el tratamiento penitenciario
Argumentos de los demandantes
16. Los demandantes afirman que en el Cerec no se les viene aplicando un régimen
penitenciario progresivo, por lo que tienen el mismo régimen desde hace doce
años. Ello según afirman contraviene el Código de Ejecución Penal.
Argumentos de los demandados
17. El presidente del Instituto Nacional Penitenciario en su declaración vertida en el
marco de la investigación sumaria ha señalado que el régimen penitenciario apli-
cable a los internos del Cerec es el previsto en el Decreto Supremo Nº 024-2001-
JUS, el cual no contempla un sistema progresivo.
Consideraciones del Tribunal Constitucional
18. Como se señaló anteriormente, siendo el objeto de los procesos constitucionales el
efectuar un control de constitucionalidad, no constituye un argumento suficiente

207
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

para sustentar una demanda en el marco de un proceso constitucional el señalar


que el pretendido acto lesivo se ha dado en contravención de una norma legal.
En este sentido, no resulta relevante la alegación consistente en que el Código de
Ejecución Penal prevé que el régimen penitenciario debe ser progresivo. Tampo-
co, desde luego, son de recibo las réplicas consistentes en que sobre la base de la
aplicación de la norma reglamentaria vigente la alegación no tiene asidero. An-
tes bien, de lo que se trata es de determinar si la alegación cuenta con sustento
constitucional.
19. La instauración de un sistema progresivo, a través de los estímulos y apremios que
implican el progresar o regresionar en el tratamiento según la conducta mostrada
por el interno, sin duda coadyuva a cumplir el mandato resocializador previsto en
el artículo 139, 22 de la Constitución. No obstante cabe señalar que el hecho de
que coadyuve a lograr dicho fin previsto en la norma constitucional, no conlleva
que la instauración de este tipo de sistema constituya una consecuencia necesaria
e ineludible del mandato resocializador.
20. De modo análogo, para referirse a los beneficios penitenciarios, este Tribunal
Constitucional ha tenido la oportunidad de señalar que el artículo 139, inciso 22
de la Constitución es claramente una norma de fin, esto es, que impone a los po-
deres públicos, y principalmente al legislador, la creación de un régimen orientado
al cumplimiento de una finalidad, sin especificar cuáles son las acciones concre-
tas que deben ejecutarse para su consecución. Ello significa que existe la obliga-
ción constitucional de proveer los medios para cumplir dicho fin, pero la Cons-
titución no impone los medios que se deberán adoptar para lograrlo (Cfr. Exp.
Nº 012-2010-PI, fundamentos 69-70).
21. Es en este sentido que este Tribunal ha señalado que si bien los beneficios peni-
tenciarios son medidas que el legislador o la autoridad administrativa adopta en
procura de alcanzar la readaptación social del penado, no es posible exigir al le-
gislador la previsión de un concreto tipo de beneficios. Es decir, no existe un
derecho fundamental a un concreto tipo de beneficios penitenciarios (Cfr. Exp.
Nº 012-2010-PI/TC fundamento 72).
22. Lo mismo sucede con el sistema progresivo, que constituye un mecanismo que el le-
gislador ha considerado conveniente, dentro de lo constitucionalmente posible, para
lograr la finalidad adoptada, pero en modo alguno se trata de la única forma de eje-
cución de un mandato constitucional, por lo que el no haberlo previsto para el régi-
men excepcional del Centro de Reclusión de la Base Naval no genera un vicio de
inconstitucionalidad, por lo que este extremo de la demanda debe ser desestimado.
V. Visitas en el penal
Argumentos de los demandantes
23. Alegan que el régimen implantado en el Cerec es sumamente restrictivo pues-
to que solo puede recibir la visita de familiares de hasta el segundo grado de
consanguinidad.

208
JURISPRUDENCIA

Argumentos de la parte demandada


24. El procurador del INPE señaló que conforme lo prevé el reglamento del Cerec, los
internos no solo tienen acceso a las visitas familiares hasta el segundo grado de
consanguinidad sino de otras personas lo que se denomina “visita especial”.        
Argumentos del Tribunal Constitucional
25. Este Tribunal ha señalado a través de su jurisprudencia que el afectar despropor-
cionadamente el derecho a la visita familiar de los reclusos podría atentar contra
la finalidad resocializadora y reeducadora de la pena, enunciada en el artículo 139,
inciso 22), de la Norma Fundamental (Exp. Nº 1429-2002-HC, fundamento11).
26. Ello desde luego no implica que no se puedan llevar a cabo restricciones a las vi-
sitas, las mismas que pueden justificarse en razones de seguridad penitenciaria o
prevención de comisión de nuevos delitos.
27. Así por ejemplo este Tribunal en anterior ocasión, ha desestimado el hábeas cor-
pus que fuera interpuesto por uno de los demandantes (Víctor Polay) en el que se
cuestionaba la colocación de locutorios en el Cerec (Exp. Nº 774-2005-PHC/TC).
Al respecto, dicha restricción del derecho a las visitas fue en su momento validada
por este Tribunal Constitucional (Cfr Exp. Nº 774-2005-HC). 
28. En el presente caso, los demandantes alegan que el régimen penitenciario que se
les viene aplicando resulta excesivamente restrictivo puesto que solo se permite
recibir visitas de hasta el segundo grado de consanguinidad. Al respecto, cabe se-
ñalar que si bien el artículo 16 del Reglamento del Cerec establece que en las fe-
chas de visita familiar pueden acudir hasta tres parientes de hasta el segundo grado
de consanguinidad por cada interno, ello no representa todo el universo de visitas
a que tienen derecho los internos, puesto que los artículos 22 y 23 del mismo re-
glamento posibilita la visita de otras personas que no sea familiares, lo que se de-
nomina “visita especial”.
29. Conforme a lo expuesto, se advierte que el régimen de visitas que se viene apli-
cando a los internos del Cerec no anula este derecho, puesto que sí permite la vi-
sita de familiares y amigos, siempre que, en caso de no tratarse de parientes de
hasta el segundo grado de consanguinidad, ello sea aprobado por las autoridades
penitenciarias.
30. Esta restricción para los que no son parientes cercanos resulta plenamente justifica-
da en virtud del carácter de cabecilla que tienen los internos del referido penal, y en
la necesidad de evitar que puedan, desde el centro de reclusión, emitir directivas.
31. A su vez, es necesario reiterar lo ya considerado en la STC Exp. Nº 774-2005-
PHC/TC, relativa a las restricciones del derecho a las visitas de procesados por
terrorismo que:      
“(…) se ha visto que en muchas oportunidades han sido los familiares y las amis-
tades de las personas privadas de libertad las que han colaborado con estas para la

209
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

consecución de acciones delictivas estando en las cárceles o para una posible fuga.
Con relación de la CEREC, la peligrosidad de los internos amerita una interven-
ción de mayor cuidado que con otras personas que se hallan en la misma situación,
dada su actuación como líderes de organizaciones terroristas como Sendero Lumi-
noso o el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, entre otras” (774-2005-HC
fundamento 17).
32. Conforme a lo expuesto, este Tribunal Constitucional entiende que el régimen vi-
gente en el Centro de Reclusión ubicado en la Base Naval relativo a las visitas no
constituye una restricción ilegítima ni irrazonable del derecho a las visitas, por lo
que este extremo de la demanda debe ser desestimado.
VI. La educación en el ámbito penitenciario
Argumentos de los demandantes:
33. Señalan que dentro del CEREC no se les permite acceder a ninguna clase de edu-
cación técnica.
Argumentos de los demandados:
34. Según la declaración del Jefe del INPE, vertida en el marco de la investigación su-
maria, el reglamento del INPE solo contempla el uso de la biblioteca, por lo que
no le es aplicable la educación técnica que reclaman.
Argumentos del Tribunal Constitucional
35. Respecto del derecho a la educación en el marco del tratamiento penitenciario,
cabe señalar, en primer lugar, que las personas privadas de libertad solo se ven
restringidas en aquellos derechos que así se declare en la sentencia, es decir, los
relativos a la libertad personal, además de aquellos que sean restringidos por dis-
posiciones expresas, como, por ejemplo, los derechos políticos por mandato del
artículo 33 de la Constitución. Siendo así, no puede concebirse que la pena privati-
va de libertad constituya un espacio en el que el derecho a la educación se vea per
se suprimido.
36. Debe tenerse presente, al respecto, que las “Reglas Mínimas para el tratamiento de
los reclusos” de la ONU recomiendan que “(…) se deberá recurrir, en particular, a
la asistencia religiosa, en los países en que esto sea posible, a la instrucción, a la
orientación y la formación profesionales, a los métodos de asistencia social indi-
vidual, al asesoramiento relativo al empleo, al desarrollo físico y a la educación del
carácter moral, en conformidad con las necesidades individuales de cada recluso”.
37. Asimismo, este Tribunal Constitucional ha señalado que durante el tiempo que las
personas condenadas tengan que estar recluidas en un establecimiento penitencia-
rio para cumplir la sanción penal que se les ha impuesto tienen derecho a que se
les imparta educación, puedan realizar actividades que supongan su desempeño
laboral y a ejercer actividades recreativas e incluso culturales (Cfr. Exp. Nº 05954-
2007-PHC/TC, fundamento 8.ii).

210
JURISPRUDENCIA

38. Ello incluso ha sido recogido por el Código de Ejecución Penal que en su artículo
69 prevé que:
“En cada Establecimiento Penitenciario se promueve la educación del interno para
su formación profesional o capacitación ocupacional. Los programas que se ejecu-
tan están sujetos a la legislación vigente en materia de educación”.
39. Conforme a lo expuesto, este extremo de la demanda resulta una pretensión legí-
tima que no ha sido respondida por la entidad emplazada de manera satisfacto-
ria. En efecto, si bien en la vista de causa el procurador en materia de terroris-
mo que participó en calidad de litsiconsorte señaló que le habían dicho que uno
de los demandantes se encuentra actualmente haciendo estudios universitarios a
distancia, dicha afirmación no se condice con lo señalado por el presidente del
INPE en el marco de la investigación sumaria en el sentido de que conforme al
Reglamento del Centro de Reclusión de la Base Naval no corresponde que se
implemente ningún programa formativo. En efecto el Reglamento del Cerec no
contempla ningún programa formativo, lo que resulta contrario al derecho a la
educación, por lo que este extremo de la demanda debe ser declarado fundado.
40. No obstante la estimatoria de este extremo, el Tribunal es consciente de las com-
petencias de la Administración Penitenciaria y del Poder Ejecutivo. En este sen-
tido, siendo el caso que las condiciones carcelarias del Cerec resultan violatorias
del derecho a la educación, debe ordenarse al Poder Ejecutivo para que, en el mar-
co de sus competencias, modifique el Reglamento del referido establecimiento pe-
nal (Decreto Supremo Nº 024-2001-JUS) de manera que se permita, de un modo
acorde con las condiciones de máxima seguridad que permita estudiar a los inter-
nos  al interior del establecimiento penal.
VII. Efectos de la sentencia
41. En cuanto a la estimatoria del extremo de la demanda relativo a la violación del
derecho a la educación de los internos, este Tribunal debe resaltar que solo se or-
dena al Poder Ejecutivo que, en el marco de sus competencias, modifique el regla-
mento del Centro de Reclusión de la Base Naval (Decreto Supremo Nº 024-2001-
JUS) para que se contemple la posibilidad de que los internos puedan estudiar al
interior del Penal en el que se encuentran purgando condena, lo que no implica en
modo alguno el traslado de los internos a otro penal.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADO en parte el recurso de agravio constitucional interpuesto por
el procurador del Instituto Nacional Penitenciario y en consecuencia:
a) Declarar IMPROCEDENTE la demanda en los extremos que cuestiona la
pretendida contravención al Código de Ejecución Penal por no existir un director
del Penal; así como el extremo en el que se alega que el Cerec indebidamente

211
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

le otorga la administración del centro penitenciario a las Fuerzas Armadas sin


que tengan competencia para ello.     
b) Declarar INFUNDADA la demanda en los extremos referidos al régimen de
visitas y progresividad en el tratamiento penitenciario.
c) Declarar FUNDADA la demanda en el extremo referido a la educación y en
tal sentido ordenar al Poder Ejecutivo para que modifique el Reglamento del
Centro de Reclusión de Máxima Seguridad de la Base Naval Cerec (Decreto
Supremo Nº 024-2001-JUS) a fin de que se permita estudiar a los internos
dentro del referido establecimiento penal.
2. Declarar, conforme a lo señalado en el fundamento Nº 41 de la presente sentencia,
que la estimatoria parcial de la misma no implica en modo alguno el traslado de
los internos a otro centro penitenciario.
3.  Establecer como doctrina jurisprudencial conforme al artículo VI del Título Pre-
liminar del Código Procesal Constitucional, en los procesos constitucionales rela-
cionados con el delito de terrorismo en los que se haya dictado sentencia estima-
toria de segundo grado, la Procuraduría del Estado correspondiente se encuentra
excepcionalmente habilitada para la interposición del recurso de agravio consti-
tucional, el mismo que debe ser concedido por las instancias judiciales, conforme
a lo señalado en el fundamento Nº 7 de la presente sentencia.   
Publíquese y notifíquese.
SS. URVIOLA HANI; VERGARA GOTELLI; ETO CRUZ
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

212
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LÓPEZ FLORES, Berly Javier. “El Tribunal Constitucional y su labor armo-
nizadora de la seguridad jurídica y el valor justicia”. En: Cuadernos
de Jurisprudencia Constitucional. Nº 10. ¿Son anulables las sen-
tencias del Tribunal Constitucional? Palestra Editores, Lima, 2015.

215
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

LÓPEZ FLORES, Berly Javier. “Constitución y proceso. Presuntos vicios


de inconstitucionalidad en normas procesales que regulan procesos
constitucionales y ordinarios”. En: Gaceta Constitucional. Tomo
52, Gaceta Jurídica, Lima, abril de 2012.
LÓPEZ FLORES, Berly Javier. “Ejecución de sentencias constitucionales
en el Perú. A propósito de la represión de actos homogéneos, del
recurso de agravio constitucional y del ‘amparo contra amparo’”.
En: Gaceta Constitucional. Tomo 43, Gaceta Jurídica, Lima, julio
de 2011.
LÓPEZ FLORES, Berly Javier. “Una excentricidad procesal-constitucional
apasionante: El amparo contra hábeas corpus”. En: Gaceta Consti-
tucional. Tomo 51, Gaceta Jurídica, Lima, marzo 2012.
MAURINO, Alberto Luis. Nulidades procesales. Astrea, Buenos Aires, 2001.
SAGÜÉS, Néstor. La interpretación judicial de la Constitucional. Depalma,
Buenos Aires, 1998.

216
ÍNDICE GENERAL
Índice general

Presentación.............................................................................................................. 7
Prólogo...................................................................................................................... 9
Introducción.............................................................................................................. 15

CAPÍTULO I
El derecho a la pluralidad de instancias:
una garantía procesal constitucional

El derecho a la pluralidad de instancias: una garantía procesal constitucional........ 21

CAPÍTULO II
Jurisdicción ordinaria y medios impugnatorios

Jurisdicción ordinaria y medios impugnatorios........................................................ 25


1. La actividad recursiva ordinaria como requisito del “amparo contra resolu-
ción judicial”.................................................................................................... 33

CAPÍTULO III
¿El Derecho Procesal Constitucional como derecho constitucional
concretizado? La persona humana como objeto de regulación

¿El Derecho Procesal Constitucional como derecho constitucional concretizado?


La persona humana como objeto de regulación........................................................ 49

CAPÍTULO IV
Jurisdicción constitucional y medios impugnatorios

Jurisdicción constitucional y medios impugnatorios................................................ 55

219
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

1. La actividad recursiva constitucional como requisito del “amparo contra


amparo” y sus demás variantes......................................................................... 55

CAPÍTULO V
Peculiaridades del recurso de apelación constitucional

Peculiaridades del recurso de apelación constitucional............................................ 63

CAPÍTULO VI
Peculiaridades del recurso de agravio
constitucional (RAC): tipologías

1. El RAC ordinario y la sentencia interlocutoria: El precedente Vásquez Romero.. 67


a) El RAC no está referido al contenido constitucionalmente protegido
de un derecho fundamental......................................................................... 71
b) El RAC versa sobre un asunto materialmente excluido del proceso de tu-
tela de que se trata....................................................................................... 71
c) El RAC no alude a un asunto que requiere una tutela de especial urgencia..... 72
d) En el RAC no existe lesión de derecho constitucional comprometida ...... 73
e) El RAC trata de un asunto que no corresponde ser resuelto en la vía cons-
titucional..................................................................................................... 73
f) En el RAC no se evidencia la necesidad de tutelar de manera urgente
el derecho constitucional invocado............................................................. 74
2. El RAC extraordinario a favor de la ejecución de una sentencia del TC. Méto-
dos de interpretación para dar cumplimiento a una sentencia constitucional....... 76
3. El RAC extraordinario a favor de la ejecución de una sentencia del PJ........... 94
4. El RAC extraordinario para verificar la homogeneidad del acto lesivo........... 101
5. El RAC extraordinario para preservar el principio constitucional de combate
al narcotráfico................................................................................................... 108
6. El RAC extraordinario para preservar el principio constitucional de combate
al lavado de activos.......................................................................................... 110
7. El RAC extraordinario para preservar el principio constitucional de combate
al terrorismo...................................................................................................... 112

CAPÍTULO VII
Peculiaridades del recurso de queja

Peculiaridades del recurso de queja.......................................................................... 115

220
ÍNDICE GENERAL

CAPÍTULO VIII
Peculiaridades del recurso de reposición

Peculiaridades del recurso de reposición.................................................................. 121

CAPÍTULO IX
La nulidad en sede del Poder Judicial

La nulidad en sede del Poder Judicial....................................................................... 125

CAPÍTULO X
La nulidad en sede del Tribunal Constitucional

La nulidad en sede del Tribunal Constitucional ....................................................... 131


1. Planteamiento del problema: recuento de casos jurisprudenciales................... 132
2. ¿Inimpugnabilidad de las decisiones emitidas por el Tribunal Constitu-
cional? ............................................................................................................. 137
3. La nulidad como elemento implícito en el orden procesal-constitucional,
manifestación del valor justicia en las decisiones judiciales ........................... 138

CAPÍTULO XI
Los pedidos de aclaración, corrección y subsanación
en sede del Tribunal Constitucional

Los pedidos de aclaración, corrección y subsanación en sede del Tribunal Consti-


tucional...................................................................................................................... 143

CAPÍTULO XII
Gratuidad en la interposición
de los medios impugnatorios

Gratuidad en la interposición de los medios impugnatorios..................................... 147

221
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

CAPÍTULO XIII
La prevención en sede de conocimiento
del Tribunal Constitucional

La prevención en sede de conocimiento del Tribunal Constitucional...................... 153

CAPÍTULO XIV
La imposición de multas por la interposición
de recursos temerarios

La imposición de multas por la interposición de recursos temerarios...................... 157

JURISPRUDENCIA

• RTC Exp. N° 0201-2007-Q/TC


Caso: Asociación Pro Vivienda Vecinos de la Urbanización Neptuno............. 161
• STC Exp. N° 05496-2011-PA/TC
Caso: Agustín Llantoy Palomino...................................................................... 165
• STC Exp. N° 02663-2009-PHC/TC
Caso: Edwin Walter Martínez Moreno............................................................. 172
• STC Exp. N° 05811-2015-PHC/TC
Caso: Nadine Heredia Alarcón.......................................................................... 177
• STC Exp. N° 01711-2014-PHC/TC
Caso: Víctor Polay Campos y otros.................................................................. 201

BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................... 215

ÍNDICE GENERAL............................................................................................... 219

222

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