Según Ángel Osorio, el abogado debe guardar el secreto a todo
trance, cueste lo que cueste, el abogado es un servidor del interés social, la mejor forma de guardar un secreto es no diciéndoselo a nadie, debido a que cada caso es distinto, el abogado es abogado siempre, por lo que debe cumplir con lo establecido en el código de ética y dar cumplimiento del artículo 15 hasta el 20 del mencionado código.
Distintos autores opinan que el secreto profesional debe ser
guardado manteniendo oculta ciertas cuestiones sagradas para la reputación y el honor de los relacionados.
La divulgación de secretos constituye un delito castigado por las leyes
y por la moral de la sociedad, el secreto profesional es un impulso de conciencia que coloca al individuo en el plano de la dignidad, la moral y la ética. La divulgación de información es traición a su conciencia de profesional y perjuicio moral para el agraviado, sancionado civil y penalmente.
El secreto profesional es una institución destinada a proteger el
honor, la fortuna, la salud y la paz de los particulares.
Las confidencias:
Muchos colectivos profesionales están sujetos a normativas y códigos
deontológicos que regulan el derecho y el deber del secreto profesional. Esto supone que el profesional no puede divulgar las confidencias que recibe en el desempeño de su profesión, teniendo la obligación de mantener ocultos los datos y hechos confidenciales. Cabe recordar que esta obligación no está limitada en el tiempo y tiene la consideración de permanente. Ahora bien, existen algunos supuestos muy extraordinarios en que puede existir un conflicto de bienes jurídicos, casos en que, por encima del secreto profesional, debe estar el impedir la comisión de un delito que afecte a las personas en su vida, integridad o salud, libertad o libertad sexual,así como casos en que se condene a un tercero inocente o que un tercero verdaderamente culpable no sea descubierto y sin que afecte al cliente.
El secreto frente a los terceros:
Problema especial en relación con el secreto profesional constituye determinar si el ámbito subjetivo de protección o, lo que es lo mismo el sujeto protegido o alcance personal de la cobertura del instituto, se extiende más allá del cliente como sujeto natural de la misma y alcanza a los terceros a la relación de éste con su abogado. Y, en su caso, a qué terceros.
Ya sabemos que existen unos terceros a dicha relación que vienen
protegidos por el deber de secreto, que son la parte adversa y su defensor. El problema, por tanto, consiste en determinar si existen otros terceros aparte de los señalados que sean también sujetos de protección del deber de secreto, o no.
El secreto ante las necesidades de la defensa:
La obligación del secreto cede a las necesidades de la defensa personal del profesional en derecho, cuando es objeto de persecuciones de su cliente. Puede revelar entonces lo que sea indispensable para su defensa y exhibir, con el mismo objeto los documentos que aquel le haya confiado.
Guardar el secreto más allá de la terminación del servicio:
El abogado guardará el más riguroso secreto profesional. Este deber fundamental subsiste íntegramente después que el abogado ha dejado de prestarle sus servicios al cliente. El abogado tiene el derecho de negarse a testificar contra su cliente y podrá abstenerse de contestar cualquier pregunta que envolviese la revelación del secreto o la violación de las confidencias que le hiciere su cliente. Tampoco podrá el abogado comunicar a terceras personas lo que llegare a su conocimiento por causa de su profesión. Queda comprendido dentro del secreto profesional, todo cuanto un abogado trate con el abogado representante de la parte contraria.
El deber de guardar el secreto profesional se extiende a las
confidencias hechas por terceros al abogado en razón de su ministerio, y a las derivadas de las conversaciones necesarias para llegar a n arreglo que no se efectuó. El secreto debe comprender también las confidencias de los colegas.
El abogado no debe intervenir en asuntos que puedan conducirlo a
revelar un secreto, ni utilizar en provecho propio o de su cliente las confidencias que haya recibido en el ejercicio de su profesión, salvo que obtenga el consentimiento previo y expreso del confidente. La obligación de guardar el secreto profesional comprende también los asuntos que el abogado conozca por trabajar en común o asociado con otros o por intermedio de empleados o dependientes de estos.
Cuando debe revelarse un secreto profesional:
El abogado que es objeto de una acusación de parte de su cliente o de otro abogado, puede revelar el secreto profesional que el acusador o terceros le hubieren confiado, si mira directamente a su defensa. Cuando un cliente comunica a su abogado la intención de cometer un delito, tal confidencia no queda amparada por el secreto profesional. El abogado debe hacer las revelaciones necesarias para prevenir un acto delictuoso o proteger personas en peligro.