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Orar y Persistir en la Oracion

John Arnott

Nuestros equipos de ministración están preparados para


orar por cada persona individualmente. Es por eso que no
oro en general, diciendo: "Ven, Espíritu Santo’, y luego
veo sólo un diez o un quince por ciento de las personas
presentes que reciben.
Hemos aprendido a sumergir a las personas en oración, a persistir en oración
por ellas, diciendo: "Dale más, Señor. Dale más".La intimidad lleva tiempo, con
Dios sucede lo mismo.

No recibimos todo lo que Dios tiene para nosotros con un toquecito rápido.
Nuestros equipos oran por las personas mientras están de pie y siguen orando
por ellas cuando han comenzado a reír o a temblar y aún cuando han caído al
suelo. Las personas que caen generalmente comienzan a pensar que deben
ponerse de pie. Pero les decimos que no se paren enseguida, si no que sigan
allí y reciban otra oleada del Espíritu.

Mientras los equipos continúan orando por las personas, son guiados por el
Espíritu en cuanto a por qué tema orar para cada persona. Entonces oran para
que lo que Dios quiere que entre en la persona, entre, y lo que el quiere que
salga, salga. Puede que salgan dolor, temor, heridas, depresión, pecados, aún
demonios. Paz, gozo, amor, frescura, pueden entrar. Esto es el reino de Dios:
algunas cosas entran, otras salen. El resultado es que somos fortalecidos.

A este proceso de oración continuada le llamamos "sumergir" a una persona.


La persona es sumergida en oración y en el Espíritu Santo. Puede durar diez
minutos o dos horas. Esta "oración de inmersión" aparentemente ayuda a las
personas a recibir cada vez más de Dios. Queremos "marinarlas"en el Espíritu
Santo.

Algunos se sorprenden cuando les pido que no oren en inglés (ni en otro
idioma), ni en lenguas, mientras están siendo empapados o inmersos en
oración. Se preguntan porqué pido esto. La oración es un ministerio de dar. Es
difícil derramar hacia fuera cuando el Espíritu está vertiéndose en nuestro
interior.
"Hemos aprendido a sumergir a las personas en oración,
a persistir en oración por ellas, diciendo: "Dale más,
Señor. Dale más"."
Cuando las personas oran en lenguas mientras oramos por ellas, es poco
probable que reciban más de Dios, porque cuando están concentradas en dar,
no reciben. Es difícil derramar hacia fuera (orar) y dejar que Dios vierta en
nuestro interior al mismo tiempo, así como es difícil beber y hablar. Recibe
primero, luego ora.

Un pator de Columbia Británica aprendió esto en una de nuestras reuniones en


mayo de 1994. John Overholt, pastor de la Iglesia Cuadrangular de Willow
Point, en Campbell River; me envió una carta por fax contándome su
experiencia. Vino con hambre, esperando de Dios, pero se dio cuenta que era
muy duro para recibir. Uno de los miembros de nuestro equipo de ministración
lo alentó a relajarse y, por el momento, dejar de orar en lenguas. John relata:

Entonces comencé a darme cuenta de toda mi resistencia y mi lucha. También


sentí la presencia del Señor tan palpable que podía cortársela con un cuchillo.
Yo estaba decidido a que, si algo me conmovía, fuera de Dios y no del hombre.
No pasó mucho tiempoantes de que mis rodillas comenzaran a temblar y quedé
postrado de espaldas sintiendo algo como olas del Espíritu Santo que me
pasaban por encima, pero al mismo tiempo siniéndome muy tranquilo.

Entonces el Señor comenzó a mostrarme cosas sobre mí mismo: mi naturaleza


controladora, mi competitividad, mi actitud de juicio hacia otras iglesias. Así que
me arrepentí de esas cosas. Comprendo que el Espíritu Santo es
verdaderamente un maravilloso Consejero. Luego de unas horas en el suelo
comencé a enamorarme más y más del Señor y a tener una mayor pasión por
buscar más de él.

Muchas veces necesitamos esta preparación de ser inmersos en oración para


recibir todo lo que Dios tiene para nosotros. Jesús nos comparó con odres que
llevan vino nuevo.

Y nadie hecha vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo
romperá los odres y se deramará, y los odres se perderán. Más el vino nuevo
en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan 9 Lucas 5:37,
38).

¿Qué es un odre? En la antigüedad, la gente tomaba una piel de carnero y la


convertía en una bolsa de cuero. Trabajaban y preparaban el cuero, y luego lo
llanaban con vino nuevo. El vino, por supuesto, estaba fermentado; por lo tanto,
estiraba la bolsa. Cuando la bolsa se vaciaba, se la aplastaba y se la guardaba.

¿Qué le sucede a una bolsa de cuero que generalmente está húmeda, cuando
se la dobla y se la guarda en algún lugar? Se vuelve seca y rígida. La bolsa de
cuero debe ser renovada sumergiéndola en agua, sumergiéndola
profundamente.

Esto es lo que el Espíritu Santo está haciendo con algunos de nosotros: ¡ nos
está sumergiendo! Por eso creemos en sumergirnos en oración.

Después de que ese odre era sumergido, se suavizaba nuevamente. Entonces


lo inflaban , lo frotaban con aceite de oliva, y se volvía impermeable otra vez.
Estaba listo para recibir el vino nuevo.

Cuando nacimos de nuevo nos convertimos en odres. Quizá algunos de


nosotros participamos de la renovación carismática hace 25 años. Pero así
como la iglesia de Efeso había perdido su primer amor, algunos de nosotros
también lo perdimos. Nuestros odres se secaron y se volvieron rígidos. Ahora
Dios lo está renovando.

He observado a muchas clases de personas. Para algunas, al principio, es


como se hubiera formado "ese lecho del río"en sus corazones; la unción no
puede fluir. Otros están tan secos que la unción parece que se pierde al
pricipio. Pero mientras siguen sumeridos , se forma el lecho del río en sus
corazones, y se abre más y más hasta que comienza a fluir. Cuando
sumergimos a las personas en oración, es casi como si sus corazones se
abrieran cada vez más, mientras fluyen más de la presencia y la frescura de
Dios.

Cuando "sumergimos" a las personas en oración, normalmente observamos


dos fases del mover de Dios en ellas. Primero, sienten la frescura y la sanidad
y vuelven a enamorarse de Jesús. Luego, muchas veces, esto prepara la
transición para una etapa de mayor poder para el ministerio.

El Espíritu Santo trae paz, gozo, limpieza, transformación y sanidad. Luego


viene el poder. Después puede venir el hablar en lenguas. El poder puede ser
para profetizar, sanar o evangelizar. Muchas veces viene acompañado de un
gran temblor en la persona, a medida que un poder tremendo fluye en su
interior y a través de ella.

Hemos observado que con este nuevo mover del Espíritu Santo, nuestra
capacidad de recibir de Dios ha crecido tremendamente. Antes, sólo unos
pocos recibían algo profundo en el Espíritu. Ahora, muchos reciben una
experiencia espiritual de mucho poder que hace que ellos nos pidan a nosotros
que les expliquemos qué es lo que sucedió. Se sorprenden por la intensidad
del poder del Espíritu Santo.

Dios quiere que seamos continuamente llenos del Espíritu… y que lo sepamos.
Quiere que ministremos con el exceso en vez de tener nuestros tanques
espirituales casi vacios. Por eso seguimos orando: "Más , Señor" Y él sigue
dándonos más de su Espíritu en forma muy íntima.

¿Por qué no orar unos por otros en casa? Pon tu música de de adoración
preferida y deja que tu corazón se impregne de la presencia del Señor. ¡ Qué
maravillosa forma de pasar una hora o más con el Señor! Permítele que él te
llene una y otra vez.

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