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En este ensayo responderemos a varias preguntas que se desglosan de la pregunta principal.

¿Qué y
como somos individuos de la contemporaneidad? Para ello se han analizado varias lecturas que tienen
por temática la semiótica, el estructuralismo, la modernidad y la postmodernidad. Comencemos por el
texto de Giorgio Agamben, aquí la cuestión es saber lo que es ser contemporáneo con su tiempo
haciendo una referencia a Roland Barthes citando a Nietzsche. El verdadero contemporáneo no se
adhiere perfectamente a él, por éste anacronismo puede percibir su tiempo: "Los que sobre coinciden
con los tiempos no pueden verlo" (pg.10) El autor nos dice que el contemporáneo es aquel que fija la
mirada en su tiempo para no percibir las luces sino la oscuridad: no una forma de inercia o pasividad
sino una capacidad especial para neutralizar las luces del tiempo que irradia a descubrir la oscuridad.

El ser contemporáneo es ante todo una cuestión de valor: porque significa poder no sólo fijar la mirada
en la oscuridad del tiempo, sino percibir en esta oscuridad una luz que, dirigida hacia nosotros,
infinitamente o incluso puntual a una cita que sólo se puede perder y esta urgencia es la inacción. En la
moda se introduce en el tiempo una discontinuidad particular que divide el tiempo, los maniquíes son
víctimas sacrificiales de un dios sin rostro. Y es asi que se crea una frontera evasiva: por delante de su
tiempo. Los Kairós (momentos adecuados) de la moda son inexpresables. Es un "juego" de cambio de
fase entre el "no más" y el "no todavía". Sin embargo, la contemporaneidad está inscrita en el presente
al señalarla como arcaica (cerca del origen) hallando una brecha entre lo arcaico y lo moderno. La clave
de lo moderno se esconde en lo inmemorial y lo prehistórico. No podemos vivir en el presente, es por
eso que la forma de acceso al presente necesariamente toma la forma de arqueología. "El presente no
es otra cosa que la parte de lo no vivido en toda experiencia vivida, y lo que impide el acceso al presente
y precisamente a la masa de lo que no hemos logrado vivir en ella". Y por último, el autor nos habla
sobre la heterogeneidad del tiempo; hay una homogeneidad del tiempo lineal, el ser contemporáneo
rompe las vértebras de su tiempo (perfora los puntos de interrupción). Se percibe la oscuridad del
presente. Tambien nos habla de esta división e interpolación del tiempo: leer la historia de una manera
sin precedentes / citar según una necesidad que no debe nada a su arbitrariedad, asi como las
relaciones con los documentos del pasado: oscuridad del presente.

Para reforzar aquellos conceptos de la contemporaneidad tenemos al autor francés Alain Badiou, el cual
con su texto acerca de las condiciones del arte contemporáneo. Aquí el autor nos dice que todo
elemento, concepto que recoge el arte contemporáneo se remite a su tiempo especifico. Este arte se da
partir del arte moderno, el cual no es ni clásico ni romántico. Nos explica que el romanticismo conserva
el concepto de que lo bello es la forma sensible de la idea, es si lo bello esta relacionado con lo infinito.
El arte contemporáneo se critica a si misma sobre todo a lo artístico en la obra. Está sujeta a dos
nociones: a la posibilidad de repetición, donde la reproductibilidad de la obra de arte se da por la
producción industrial y el ataque contra la figura del artista, debido a que éste solo crea por crear.
Cuando en realidad el objetivo del artista es complacer, el trabajo que logra es exitoso. No es cierto que
todos somos artistas y en cuanto a la creación de obras realizadas, muy pocos son capaces de hacerlo.
Spinoza tenía razón al escribir "omnia praeclara tam difficilia quam rara sunt". A partir de esto se deduce
que las obras difieren entre sí en el grado de su éxito. Según Gerard Genette, un teórico francés, el
hecho de que una obra nos agrada no autoriza ninguna conclusión sobre lo que es. Esta tesis deriva de
su idealismo subjetivo, que se sabe que es capaz de escapar del solipsismo sólo a través de la creencia
en Dios. Puesto que el ser supremo nunca se invoca en los escritos de Genette y éste no acepta ser
calificado como solipsista, concluimos que su posición es incoherente. Sea como sea, no vemos ninguna
razón para no asignar diferentes efectos a diferentes causas. Si uno se complace mientras otro se
desagrada, si el primero nos hace querer verlo de nuevo, volver a leerlo o escucharlo de nuevo y no el
segundo, hay alguna apariencia de que éste es exitoso y merece ser descrito como "bello”. Lo que
acabamos de decir se refiere al uso correcto de las palabras y no tiene nada que ver con los criterios de
un juicio justo y aún menos con las garantías de esa corrección que no puede existir. ¿Hay malas razones
para aprobar o desaprobar un trabajo? Sin duda a veces, pero en general y en el largo plazo, tan pronto
como intervienen grandes números, es decir, a nivel de la historia y la sociedad, la calidad termina
prevaleciendo. Esto equivale a decir que una creación bella es más probable a ser favorecida.

La peculiaridad del lenguaje artístico radica en el hecho de que el mensaje de comunicar se da en una
forma. Los dos conceptos van de la mano, aunque es permisible distinguirlos a efectos de análisis. Por
ejemplo, un formulario es un conjunto ordenado (no aleatorio) de elementos. Cuando la forma es fuerte
e impone sobre la percepción, la función de autocorrelación que conecta estos elementos tiene un valor
alto. Esta es la definición cuantitativa que la teoría de la información nos da de lo que los geltaltistas
llaman embarazo. La mejor forma es aquella que, a un grado comparable de complejidad, es más
fácilmente reconocible. Se sabe que los pintores siempre han atribuido la mayor importancia a la
legibilidad de sus figuras, a pesar de las dificultades que esto presenta cuando la composición es
compleja.

Es por esta razón, que la dimensión histórica del arte no es menos decisiva que su carácter en parte
colectivo. La forma debe ser adecuada al contenido, no sólo en el caso de cada obra, sino también en el
estilo de una era o de una civilización. En esta escala, emergen nuevas formas cuando los nuevos
contenidos buscan expresarse como resultado del cambio social. El arte es ante todo una forma desde el
punto de vista de su ser. Está contenido desde el punto de vista de su devenir y de los impulsos que lo
dirigen. El estilo combina las dos determinaciones. Nuevamente, las formas cambian cuando los artistas
tienen algo nuevo que decir. No debemos confundir la invención con la innovación. El artista individual
inventa las formas realizando cada una de sus obras. Por otro lado, las innovaciones sólo surgen cuando
una civilización entra en un nuevo período. El fenómeno es impersonal y se notará que los innovadores,
por ejemplo, Mengs o Vien en el caso del neoclasicismo, no son necesariamente grandes artistas
mientras que el brillante David era el último seguidor y recalcitrante. Esta es la razón por la cual la
innovación es una categoría en la historia del arte, no en la estética.

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