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Gestión cultural, políticas culturales y fomento a la lectura1

Delia Sánchez Bonilla

El presente texto surge de revisar los temas del Posgrado Virtual en Políticas Culturales y Gestión
Cultural, de la última edición (2012). Retomo algunas reflexiones que presenté cuando cursaba
el programa, mi intención es subrayar algunos conceptos y discusiones actuales, para enmarcar
y delimitar investigaciones antropológicas sobre “la promoción y el fomento a la lectura”.

A partir de la Declaración de los Derechos del Hombre en 1948, aparece la emergencia cultural,
el derecho y la democratización de la cultura: “todos los individuos tienen derecho a participar
libremente en la vida cultural de la comunidad”. Mucho más tarde, en 1980, se crea la necesidad
de una profesión que medie entre las políticas culturales y los creadores, ciudadanos y públicos.
Aquí entraría la democratización de la cultura, lo cual podría abordarse desde el consumo
cultural, creo que el arte es una manera de hacer permeables las fronteras simbólicas y crear
identidad más allá del territorio -aunque el acceso condiciona el disfrute de las prácticas
culturales-. La Declaración universal de los derechos humanos” plantea que “Toda persona,
como miembro de la sociedad, tiene derecho a la satisfacción de los derechos económicos,
sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad”. (art.
22). “Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad,
a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”
(art. 27).

Para Tomás Peters (2010) , el consumo cultural depende del acceso –o restricciones- a bienes y
servicios culturales durante un año para el caso del teatro, la danza, los conciertos, el cine, libros
etc., o en la última semana (días), como la radio, escuchar música, ver televisión, etc. Participar
en el consumo cultural para los chilenos –y mexicanos- muchas veces depende del tiempo
“libre” para otras actividades distintas a las del trabajo escolar, doméstico o laboral, los ingresos
y la oferta cultural; pero también influyen la falta de hábitos y conocimientos al respecto, o el
gusto.

La profesión de técnico de cultura ha sido denominada de múltiples formas: gestores,


programadores, gerentes, coordinadores, animadores. El término de gestor cultural se empieza
a emplear en España en la segunda mitad de la década de los ochenta, junto con animador y
promotor cultural, mediador, agente o trabajador cultural, administrador y gerente cultural,
dependiendo de la forma de entender la práctica cultural.

En cuanto a qué gestionar y dónde diseñar las políticas culturales, deben relacionarse las
instituciones que canalizan tanto la creatividad estética como los estilos colectivos de vida. El
registro estético funciona como indicador de diferencias y similitudes de gusto y status dentro
de los grupos sociales. El registro antropológico, es indicador de la manera en que vivimos y
articula diferencias entre las poblaciones.

La cultura representa una inversión si se mejora la calidad de vida de la comunidad al promover


encuentros, favorecer la integración, la gratificación a través del arte y actividades creativas. El
gestor interpreta la realidad cultural y decide a través de una gestión pública participativa en el

1
Análisis sobre los programas de conocimiento, presentado para el concurso de evaluación curricular
para ayudantes, Departamento de Antropología, EC.I.CSH.a.007.13 AYUDANTE DE POSGRADO “C”
MEDIO TIEMPO, octubre 2013
momento de diseñar políticas culturales, para lo cual es necesario conocer la complejidad del
territorio y su gente, así como las diversas instituciones, oficiales, privadas, comunitarias,
asociaciones intermedias, que interactúan, con un énfasis en la organización comunitaria
porque si sus integrantes se capacitan, se favorece la gestión conjunta.

En el proceso cultural hay elementos que no son gestionables, como la libertad, la autonomía y
la independencia, la creatividad. Si tomamos en cuenta la diversidad de audiencias, creadores,
identidades y expresiones culturales definir el perfil de un gestor cultural es complejo. La
profesionalización de la gestión cultural es una cuestión todavía por resolver ya que no están
bien definidas tanto las funciones del gestor, como la formación académica que estos precisan,
aún con la literatura al respecto y los numerosos cursos de formación tradicional o a distancia.

El diseño de perfiles depende de las funciones dentro de las estructuras organizativas,


procedimientos, proyectos y finalidades. La gestión cultural se caracteriza por ser una actividad
política en la cual se media, negocia y dialoga. Las funciones parecen dividirse, por un lado, en
creatividad y los enfoques relacionados con la educación, la ciudadanía, gerencia, de animación
y promoción cultural; y por otro, en lo empresarial: tareas de administración, planificación,
investigación, presupuestos, equipamientos, instalaciones, la empresa y la organización cultural.

Algunas universidades ofrecen la modalidad de educación a distancia, para conectar


especialistas y alumnos de distintas partes del mundo, donde se pretende compartir ideas y
experiencias en tiempo real, generar conocimiento, reflexiones y discusiones, sin embargo creo
que aunque podamos leernos, vernos y oírnos, seguimos siendo una minoría que disfruta de este
acceso, “Antes que una super-autopista, el internet parece más bien una calle privada y de uso
restringido” (Einsenstein, 2000: 212 en Giménez). Como gestores culturales estamos cerca
reflexionando sobre las experiencias cotidianas, pero las necesidades culturales del gestor no
son las mismas que las de los grupos comunitarios que atiende.
Política cultural en México

Aparato de cultura: Crecimiento 1921-1946


Proyecto vasconcelista:
SEP 1921, INAH 1938, INI 1941, INBA 1946, CU 1950
Presupuesto: Secretaría de
hacienda y SEP Consolidación 1960-1988
-Los estados crean los institutos y consejos de cultura,
antes de Conaculta y FONCA (becas y estímulos a
Nombramiento de funcionarios: creadores).
Poder ejecutivo -Artes plásticas con visión cosmopolita : interlocución,
legitimación gobierno-intelectuales/artistas

Claves:
-Planes y programas, legislación,
información para la ciudadanía. Democratización 1990-actualidad
1988- 1994 Preservación del patrimonio, fomento y
- Red de actores sociales: difusión de las artes y la lectura, (1992 proyectos de
producción, fomento y consumo arqueología, CNART, Sistema Nacional de Creadores).
1995 Educación e investigación artísticas y culturales,
-Estado: planeación acuerdos, cultura en medios audiovisuales, fortalecimiento de
compromiso, continuidad, culturas populares, descentralización de bienes y
legislación, transparencia, servicios.
2000-2006 Vinculación cultural y ciudadanización,
democracia. cooperación cultural internacional (desde 1995).
2007-2012 Esparcimiento cultural, industrias culturales,
*UNESCO recomienda invertir el estímulos públicos a la creación, investigación
antropológica e histórica.
1% del PIB en materia cultural.

(1921-1946) El proyecto Vasconcelista en el régimen de Obregón sentó las bases de una nueva
concepción educativa y cultural. Posteriormente de 1938-1946 se vivió una restructuración de
la Secretaría de Educación Pública, instaurándose el Instituto Nacional de Antropología e Historia
(1938), el Instituto Nacional Indigenista (1941) y la creación del Instituto Nacional de Bellas Artes
(1946).

(1946-1960) Se trató de una época de crecimiento de la infraestructura y los servicios culturales.


Poco a poco se van dando apertura a tendencias artísticas que no solamente estaban
enmarcadas en el nacionalismo. La acción del gobierno se dirigía en dos sentidos: mantener la
promoción y difusión de las artes y la cultura, y por otro lado, le permitía tener un grupo de
artistas e intelectuales que aunque independientes y críticos legitimaran a los gobernantes. Un
ejemplo es la creación de la Ciudad Universitaria que permitió la participación de los artistas
plásticos en el diseño arquitectónico de edificios, o con trabajos monumentales ya fueran
escultóricos o muralísticos.

(1960-1988) En este periodo se consolida el crecimiento del INBA: se construyó la Unidad


Artística y Cultural del Bosque, el Museo de Arte Moderno, la Pinacoteca Virreinal, el Museo de
San Carlos, el Museo de las Culturas y el Museo Nacional de Antropología y la Dirección de
Derechos de Autor. Con la crisis de 1982 se reorganiza la política presupuestal reduciendo fondos
para la educación y cultural. La iniciativa privada compite con el Estado con el propósito de
sustituirlo como organizador de las relaciones culturales, financia escuelas privadas y se ocupa
de las artesanías y tradiciones populares, entre otros aspectos. La política cultural promueve los
grandes espectáculos de interés masivo y reduce los eventos que no se “autofinancien” (teatro,
música, arte plástico).

(1988- a la fecha) En 1988 se crea el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes como órgano
rector de la cultura del país y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes como un instrumento
de promoción de la creación artística. Una de sus tantas funciones es la de articular las diferentes
dependencias e instituciones culturales del país y en el extranjero. Existen diferentes problemas
desde su surgimiento que no se han resuelto hoy en día: la directa dependencia económica con
la Secretaria de Educación Pública, el nombramiento de los funcionarios que dirigen esos
organismos es de forma vertical. La comunidad artística, cultural y ciudadana no tiene ninguna
incidencia; la falta de cuentas claras y precisas que den un rendimiento transparente al ejercicio
presupuestal; la desarticulación de las instancias que forman parte de ese organismo y la
insuficiencia cada vez mayor del presupuesto asignado a la cultura. México se encuentra muy
por debajo de la recomendación de la UNESCO de invertir el 1% del PIB en materia cultural,
aunque no se sabe si es 1% del PIB o 1% del presupuesto.

Para Eduardo Nivón (2006) la doble naturaleza de la acción cultural, simbólica por una parte y
socioeconómica por la otra, hace de las políticas culturales un campo donde su complejidad se
hace más evidente (…) 1) mucho antes de la existencia del concepto podemos encontrar
relaciones entre la política y el arte; 2) Si ha habido un campo de la política al que se le asignen
objetivos integradores y de producción del consenso ha sido precisamente el campo de la
cultura, al encomendarle tareas como la producción de la identidad nacional, el culto al pasado,
la definición de un proyecto de futuro, etc.; y 3) las instituciones y las políticas públicas de cultura
son herederas de intervenciones realizadas en el pasado sin que aún se organizara el Estado
según la forma contemporánea. Tomás Ejea (2008) coincide también en que México es un caso
interesante en el que los artistas y el estado posrevolucionario combinaron un interés propio de
cada campo para producir una política cultural que terminó siendo autoritaria. Pero con la
democratización parece que todo eso quedó atrás.

El contenido de las políticas públicas ha sido el tema central de los debates sobre las políticas
culturales: nacionalismo, compromiso revolucionario, promoción de una auténtica cultura
popular, etc. aunado a los procesos de elaboración, organización, decisión, evaluación de las
políticas culturales y nuevos debates: pluralidad, diversidad, equidad cultural (inclusión,
interacción), paralelas a el apoyo (cooperación cultural internacional): presupuesto, políticas
fiscales y legislación, así como la interacción entre las estructuras del gobierno y los grupos
sociales, como una manera de combinar compromiso público y participación.

No sé si la institucionalización (ministerio, consejo o secretaría) es la más adecuada para el


desarrollo cultural del país, como señala Nivón (2012), Conaculta no tiene el rango institucional
y la autonomía de un ministerio pero tienen la ventaja de combinar el poder de un aparato
estatal de gran relevancia con la ligereza administrativa de los organismos descentralizados del
estado (…) su importancia estriba en la autonomía que alcanzan y en la capacidad para concitar
la acción pública y privada en la cultura.

La cultura es transversal a todas las esferas de la sociedad, las políticas culturales deben ser
vigiladas y establecidas por un organismo o institución más allá del gobierno en turno, de tal
manera que sus decisiones no dependan de un partido, ni de un periodo; un organismo que
incluya a “todos” los actores sociales: gobierno, iniciativa privada, artistas y creadores, pueblos
indios, organismos barriales, y cualquier otro que para el caso pueda estar involucrado en la
creación y distribución, gestión y conservación de la cultura, con la capacitación de gestores; con
modelos de intervención que sean económicamente rentables; con métodos para atraer nuevos
consumidores para museos y galerías o para impulsar la lectura; que organice jornadas de
reflexión y actualización; realice investigación; implemente métodos de evaluación y
seguimiento; mida el consumo cultural y que sea capaz de actualizar las políticas culturales
acorde a los cambios sociales.
Políticas culturales: de qué, porqué y para qué, se ha discutido en las diferentes Conferencias.
Así, mientras en Venecia (1970) muchos de los delegados propusieron definir el término cultura,
la Conferencia recomendó evitar que la política cultural solo entendiera aspectos de producción,
difusión o conservación del pasado; “la cultura no es principalmente el consumo o la
conservación del pasado sino fundamentalmente una experiencia y una participación en el
proceso creador”. Venecia por lo tanto abrió las puertas a nuevas discusiones sobre la política
cultural. Venecia (1970) impulsó el fortalecimiento de las administraciones culturales de muchos
países en desarrollo, los presupuestos que se depositaron en el terreno cultural tenían una
inversión a largo plazo. Las Conferencias de Venecia y México habían sido la base de la expansión
de la participación del Estado en materia de cultura. En México (MONDIACULT 1982) se definió
el término democracia cultural como la defensa de la diversidad en las formas de expresión y su
propuesta de integración en la vida cotidiana. Este enfoque descentralizado se enfocaba a
conocer las necesidades culturales de la sociedad. En la reunión celebrada en Estocolmo (1998)
por la UNESCO el objetivo fue tratar las políticas culturales para el desarrollo. Se abordaron
conceptos como el de desarrollo cultural, diversidad y democracia cultural pero con la diferencia
de la incorporación de nuevos elementos: desarrollo cultural, importancia del diálogo entre
culturas, consideración de los procesos de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y
culturales, consideración de las diferentes diferencias existentes a nivel nacional e internacional
y la importancia del respeto por el derecho de autor y la propiedad intelectual.

Me parece que las definiciones propuestas en Venecia en 1970, México en 1982 y Estocolmo en
1988 han servido de guía para conocer y entender la definición de cultura y establecer políticas
culturales de acuerdo al contexto. En cuanto a la inclusión de identidad cultural dentro de las
políticas culturales, creo que es algo básico para la cohesión social y el sentido de pertenencia.

En este contexto creo que las políticas culturales actuales deberán considerar: el derecho a la
cultura y al desarrollo cultural, identidad cultural e intercambio cultural, excepción cultural (que
supone considerar a los bienes y actividades culturales como de interés público sobre los que
los gobiernos deben ejercer una protección especial), las necesidades sociales, no solo de los
grupos minoritarios o vulnerables; el patrimonio cultural; la creatividad -no sólo de los artistas-
y considerar a los niños y jóvenes , la relación entre el sector público y el privado; los medios de
comunicación y los avances tecnológicos; el medio ambiente; el apoyo a las tradiciones, usos y
costumbres locales y regionales.

La comunicación entre los gobiernos locales y federales, iniciativa privada, asociaciones civiles
seguro ayudará a la ejecución de las políticas culturales, aunque, quizá los resultados dependen
de los distintos tiempos de manejo y planeación previa -si la hay- entre la estructura cultural y
la política. El concepto de cultura es la clave para entender o incluir a los diversos grupos
sociales, para administrar y gestionar los espacios y tiempos determinados, siempre apoyados
en la normatividad.

Consumo cultural

Al pensar la cultura como capacidad, en el sentido de lo que se puede hacer a partir de ella, es
conveniente tomar en cuenta la variedad de situaciones y necesidades que los agentes sociales
requieren para poder desplegar su capacidad creativa. La ciudad de México se diferencia del
conjunto nacional en que aquí es mayor el acceso a los bienes y servicios culturales2.

22
En cuanto a la Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales encargada por el
CONACULTA en 2010, los resultados puestos a disposición del público están en la página del Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes: http://www.conaculta.gob.mx/encuesta_nacional.php, sin embargo
En cuanto al perfil del consumidor cultural, a partir de la información disponible podemos
señalar que en el Distrito Federal predominan ligeramente las consumidoras culturales sobre los
consumidores varones - salvo en los campos del cine, artes plásticas e internet-. La edad
predominante del consumidor cultural es de entre los 20 y los 29 años –menos en el caso del
consumo de música para el que la edad predominante es de 13 a 19 años y la lectura de libros
donde el factor edad juega de manera inversa ya que predominan lectores de 50 o más años- y
el nivel educativo más común es el nivel medio superior salvo en los consumos de los medios
electrónicos como la radio, la televisión o el de los bienes culturales más tradicionales como
museos y fiestas, donde predomina el nivel educativo de secundaria. Por último ingreso más
frecuente es el “medio” de tres mil a seis mil pesos.

Los nuevos productos culturales tienen la propiedad de vincular grandes sectores de la


población con experiencias macrourbanas y de otros países. De este modo cambia también el
sentido de la ciudad como espacio público. No sólo estos medios favorecen una interacción más
fluida de la capital con la vida nacional, sino con bienes y mensajes transnacionales: la
megalópolis como lugar en el que se concentran informaciones y espectáculos internacionales,
sucursales de grandes tiendas extranjeras, centros de gestión de capitales, innovaciones e
imaginarios globalizados.

Promoción de la lectura

Parte del problema del “acceso a las prácticas lectoras” está asociado a la distribución territorial
de la oferta cultural3. La lectura está en todas partes, al alcance de todo mundo, sin embargo,
sólo unos cuantos tienen la posibilidad real de disfrutarla aunque contribuya a formar. Es la
única capaz de permitir el acceso a otras formas de sociabilidad, no es la biblioteca o la escuela
lo que despierta el gusto por leer, por aprender, imaginar o descubrir, sino ciertas relaciones
individualizadas que inclinan a consumir objetos. No podemos reducirla a la relación entre las
estrategias de la familia y la institución escolar, pues cabe mencionar que los medios de
comunicación y la familia juegan un papel esencial para la adquisición del hábito de la lectura y
el acercamiento a ella desde temprana edad. A los maestros les toca hacer que los alumnos
tengan mayor familiaridad, que se sientan más capaces al acercarse a los textos escritos.

Eduard Delgado (2012) parte de que cualquier ciudadano puede convertirse ocasional o
permanentemente en agente cultural; en mediador entre los emisores de un mensaje sensible
y sus receptores potenciales que a su vez pueden convertirse en iniciadores de nuevos procesos,
su éxito dependerá del establecimiento de espacios de diálogo y mediación cuyo componente
principal será el capital humano. El énfasis de las políticas culturales consiste en asegurar la
libertad de expresión, proteger el patrimonio cultural presente y futuro, garantizar el acceso a

esta información no incluye la base de datos a partir de la cual se hicieron los cálculos presentados,
tampoco presenta un análisis. Para hacer un trabajo con Eduardo Nivón en el 2011, acudimos al Instituto
Federal de Acceso a la Información a fin de obtener la base de datos pero nos preguntamos qué
entendieron los directores del estudio por “hábitos”, “prácticas” y “consumos culturales” y si las 32000
encuestas (1000 por cada entidad federativa) son representativas.

3
En la Ciudad de México se ubican, 406 de las bibliotecas públicas pertenecientes al sistema nacional,
más de 150 centros de cultura, 8 centros de investigación ubicados en las delegaciones Cuauhtémoc,
Miguel Hidalgo y Coyoacán.
la participación cultural, a través de la promoción socio-educativa y la cooperación
público/privado desde las industrias culturales.

Desde la práctica educativa de la animación a la lectura no buscamos enseñar a leer sino


potenciar el deseo de leer para desarrollar el hábito lector. La lectura como fuente de placer y
enriquecimiento personal, como fuente de descubrimiento de otros entornos y otras culturas, y
como fuente de descubrimiento de la fantasía y del saber junto a habilidades de pensamiento,
perceptivas y comunicativas, sensibilidad y sentido estético.

Es posible articular los propósitos didácticos con los propósitos comunicativos que son los que
habitualmente orientan la lectura y la escritura fuera de la institución educativa, para un
ejercicio de interpretación. Generar experiencias lectoras plenas y placenteras, trabajamos la
autonomía del sujeto a la hora de decidir qué leerá y cuándo lo hará, y buscamos la formación
de un individuo autónomo en la gestión y planificación de su tiempo libre.

Pensando en una “antropología del consumo de la lectura” , las categorías de análisis y los
elementos para llevar a cabo un proyecto de investigación serían:

Recursos sobre planificación, herramientas de comunicación, evaluación de los servicios


públicos de lectura, gestión de recursos materiales, creación y motivación de grupos de trabajo,
relación con actores locales, normativa de la propiedad intelectual, instrumentos para la
selección de calidad de lecturas.
Uso de los términos, conceptos y categorías relacionados con la gestión editorial.
Fomento de las capacidades críticas, relacionales y analíticas.
Habilidades relacionadas con la diversidad cultural y la comunicación intercultural.
Trabajo en equipo.
Capacidad de aprender nuevas tendencias en la motivación y fomento de la lectura entre
diferentes colectivos y desde diferentes soportes técnicos.
Autocontrol del trabajo y autoevaluación de resultados.
Creatividad, capacidad emprendedora e innovadora en los ámbitos de la gestión del libro.
Capacidad de previsión y anticipación a una situación determinada.: prioridades, criterios y
actitudes comunes.
Reflexionar sobre la importancia de la promoción de la lectura en los entornos familiar, escolar
y mediático.
Conocer el entorno que va a intervenir y diagnosticar qué quieren los lectores: qué sienten, qué
leen y qué los moviliza fuera de la escuela.
Optimizar los recursos disponibles.
Proponer acercamientos lúdicos, flexibles y dinámicos a la lectura y al libro
Desarrollar un plan-programa-proyecto: información detallada sobre la participación común de
todos sus miembros, al estimular y cohesionar a los distintos docentes que pueden intervenir
en él, alejándolos de la improvisación.
Partir de que todo proyecto queda sustentado por las políticas culturales que lo enmarcan:
solicitar apoyo de organismos públicos.

Bibliografía

Ejea Mendoza Tomás. La política cultural de México en los últimos años en


http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/05_iv_mar_2008/casa_del_tiempo_eIV_
num05-06_02_07.pdf
Delgado, Eduard. Políticas culturales y agentes sociales. Unidades de enseñanza aprendizaje III
y IV, tema 5, 2012

García Canclini Néstor. Políticas culturales y crisis de desarrollo: un balance latinoamericano,


Grijalbo. México, DF., 1988.

Giménez, Gilberto (2000). [1] Esquema para entender la globalización [en línea]. Formato pdf.
[Consultadoel 09-01-09]. Disponible en Internet:
<<http://www.paginasprodigy.com/peimber/GLOBALIZACION.htm>>.

Nivón Bolán Eduardo. El concepto de política cultural. Unidad de enseñanza aprendizaje III y IV,
tema 1, 2012.

Nivón Bolán Eduardo. La política cultural. Temas, problemas y oportunidades. Conaculta- Fondo
regional para la cultura y las artes zona centro, (Intersecciones 16), México, 2006.

Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Desarrollo


histórico de la política cultural gubernamental, en
http://www.oei.es/cultura2/mexico/c2.htm

Peters Núñez Tomás (2010) Canasta básica de consumo cultural: ampliación de derechos,
propuestas en Memoria del Seminario Construcción de indicadores de desarrollo
cultural comunitario, GDF, noviembre.

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