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El Cotidiano

ISSN: 0186-1840
cotid@correo.azc.uam.mx
Universidad Autónoma Metropolitana
Unidad Azcapotzalco
México

Zúñiga Elizalde, Mercedes


Trabajo, trabajadoras y cultura organizacional. Entre el mobbing y el acoso sexual
El Cotidiano, núm. 206, noviembre-diciembre, 2017, pp. 91-98
Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco
Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32553518009

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Trabajo, trabajadoras y cultura
organizacional. Entre el mobbing
y el acoso sexual

Mercedes Zúñiga Elizalde*

La violencia siempre ha estado presente en el mundo del trabajo asalariado. La cul-


tura organizacional que prevalece actualmente es la de la precariedad, escenario idóneo
donde se recrean múltiples expresiones de discriminación, exclusión y otras modalidades
de violencia. En este contexto, el trabajo que aquí se presenta pretende esbozar algunas
reflexiones sobre cómo aparece y se articula el hostigamiento sexual y el acoso laboral,
específicamente en dos grupos de trabajadoras en el noroeste de México: las de la in-
dustria maquiladora de exportación y las jornaleras agrícolas.

Introducción vive como un malestar, un sufrimiento se inclinan por investigaciones enfoca-

L
o una amenaza intermitente, sin que se das en una determinada modalidad o
le nombre como tal. Así, se tolera en tipo de violencia. La discusión reciente
a violencia, en sus diversas y cam- el orden regular de la cotidianidad del sobre el tema en nuestro país se ha
biantes modalidades, nunca ha termi- trabajo. En un intento por identificar, centrado en el acoso laboral, identi-
nado por abandonar los espacios del comprender, prevenir y combatir la ficado también como asedio laboral,
mundo laboral, puesto que actualmen- acción violenta se ha delimitado hostigamiento moral, psicológico o
te aparece como una consecuencia de sus fronteras en una norma o legisla- mobbing. En México existe un gran
las relaciones sociales de trabajo y las ción como: discriminación, segregación número de publicaciones al respecto,
renovadas formas de dominación del laboral, hostigamiento sexual y acoso algunas de ellas pioneras en la temá-
capital (Déjours, 2007). En las últimas moral son apenas algunas de esas tica. Entre otros textos, encontramos
décadas, la violencia ha surgido con expresiones, las cuales hoy en día los de Peña Saint Martin y Sánchez
la organización flexible y se muestra pueden ser identificadas y reconoci- (2009), Uribe Prado (2011), Peña Saint
bajo múltiples y diversas fórmulas; das, particularmente en ciertos países, Martin y Fuentes Valdivieso (2012),
para las y los trabajadores puede ser como problemáticas que violentan los Peña Saint Martin (2013, tomos i y ii),
inconcebible, pero también inevitable derechos humanos de las personas en Arciniega (2013) y Fuentes Valdivieso
o banal, es decir, como algo a lo que el trabajo y afectan su salud, dignidad (2014), quienes se agregan a los textos
hay que acomodarse. En muchos casos e integridad física y emocional (Lalle- clásicos de Heinz Leymann (1993) y
la violencia en el trabajo se piensa y ment, 2010; Askenazy, 2004; Déjours, Marie-France Hirigoyen (2000), así
2007; Boisard, 2009). como de muchos otros de habla his-
El carácter multifacético de la pana como los de Iñaki Piñuel.
*
Doctora en Ciencias Sociales en el Colegio violencia en el trabajo no facilita su La reflexión respecto a este tema
de Sonora. abordaje, de ahí que muchos estudios apenas comienza pese a que, como se-

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ñala Bosqued (2005), el mobbing no es un problema reciente. historia de la sociedad y de la vida de las mujeres; dos, las
Los comportamientos individuales agresivos en el trabajo mujeres pueden experimentar al mismo tiempo distintas
siempre han existido, incluso aquellos que claramente tratan modalidades de violencia
de dañar a los otros o a las otras. No obstante, hoy se tiene Se seleccionaron estos grupos de mujeres porque, a
una nueva visión del fenómeno, ya sea porque se visibiliza pesar de trabajar en sectores y ámbitos laborales diver-
como un problema que amerita solución o porque el nú- gentes, comparten una problemática similar de violencia,
mero de casos de violencia psicológica aumentó.Todo ello tanto por su condición de asalariadas como por su género.
nos obliga a preguntarnos qué es lo que está pasando en el En las investigaciones realizadas en distintos momentos y
ámbito del trabajo para que no solo se afirme que aumen- lugares, de 2008 a 20123, se encontró que en estos grupos
tan los perversos, sino la perversidad en la organización y de trabajadoras es difícil distinguir la frontera entre el acoso
gestión del trabajo (Debout y Larose, 2003). laboral y el hostigamiento sexual con otras problemáticas
En México, el debate sobre el mobbing se amplía y de discriminación, malos tratos y explotación laboral por
comienza a profundizarse con otros estudios de singular el sexo, el origen étnico y la clase social.
importancia, como los de hostigamiento sexual de las muje- Más que dar cuenta de cómo se expresan esas violen-
res en el trabajo. El hostigamiento sexual, desde su aparición cias en sus entornos laborales, el interés en este trabajo
como concepto en los años setenta del siglo xx (Wise y es mostrar el reto que enfrentamos al estudiar el acoso
Stanley, 1992), no deja de presentarse en los contextos laboral (mobbing) en contextos de gran desprotección de
actuales del trabajo flexible, a pesar de que a diferencia del derechos laborales y humanos de todo tipo, particularmente
acoso moral éste está normado en las legislaciones penales donde existe gran presencia femenina y una rígida división
y laborales mexicanas, y es contemplado en la Ley General sexual del trabajo, puesto que en muchos de estos lugares
de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. la línea entre lo permitido y lo que no lo es, en materia de
Si bien el hostigamiento sexual y el acoso laboral están organización de la producción y usos de la fuerza de trabajo,
claramente delimitados como conceptos y problemas empí- se encuentra frecuentemente desdibujada.
ricos, más allá de las múltiples definiciones y acotamientos
que existen1, pocas veces se les estudia como problemas que La organización flexible
pueden estar articulados en la realidad cotidiana de las
mujeres trabajadoras, lo cual posibilita el tránsito de una La cultura organizacional que predomina actualmente en
forma de violencia a otra. Esta articulación es precisamente México, tanto en el sector público como en el privado, es
sobre la que nos interesa reflexionar en este texto, esto la precariedad, la cual es la organización flexible de los usos
es, cómo se relacionan y aparecen entrelazados el hostiga- de la mano de obra dentro de una lógica de competencia
miento sexual y el acoso laboral (mobbing) en dos grupos constante y una gestión del trabajo a través del estrés. En
de trabajadoras en el noroeste de México: las de la industria este contexto, se enaltecen los valores de la excelencia,
maquiladora de exportación y las jornaleras agrícolas2, al mismo tiempo que se demanda un trabajo siempre ur-
partiendo de dos supuestos básicos: uno, la violencia contra gente, con el “fantasma” del despido acechando en todo
las mujeres se presenta como un continuum a lo largo de la momento.
De tal forma, se demanda a cada trabajador y trabajadora
que sean más productivos para hacer frente a la intensifi-
1
Sobre mobbing podemos encontrar las definiciones que construyen cación del trabajo, a las numerosas urgencias, a los cambios
Leymann (1993), Hirigoyen (2000), Piñuel (2001), Bosqued (2005), Ca- de productos y de procedimientos; que sean reactivos a las
barcos y Vázquez (2005), Gonzáles de Rivera (2005), entre otros. Sobre fluctuaciones del mercado y a las amenazas de la competen-
hostigamiento sexual se pueden consultar a Wise y Stanley (1992), Ibáñez
et al. (2007), Cooper (2001) y Saldaña (2005).
2
El texto que aquí se presenta es producto de reflexiones que deriva-
3
ron de diferentes investigaciones sobre la violencia que viven las mujeres En el caso específico de las trabajadoras de la maquila, las investi-
en México, las cuales se realizaron en los últimos años. En principio, en gaciones se realizaron en algunas localidades de los estados de Sonora
relación con las trabajadoras de la industria maquiladora de exporta- y Baja California. Para el caso de las jornaleras, el trabajo se hizo en
ción y, recientemente, sobre las jornaleras agrícolas en los estados del algunos poblados próximos a los campos agrícolas en Sinaloa, Sonora y
noroeste de México. Baja California.

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cia; se les exige producir siempre más rápido y mejor, con fenómeno en la práctica ni dónde se ubican las fronteras
muchos menos medios materiales y humanos a su alcance. que los distinguen respecto a otras formas de violencia,
Esta situación no es exclusiva de los entornos industriales incluyendo el maltrato físico y verbal.
de la empresa privada, se extiende a todos les espacios de Para comprender a cabalidad la forma en que se conec-
trabajo, incluso a aquellos orientados a la educación y gene- tan ambos fenómenos, es importante precisar qué podemos
ración de conocimiento. entender de ellos. Existen diferentes definiciones de cada
Como las demandas siempre son externas y el ritmo fenómeno, pero en este texto tomaremos solo algunas
es impuesto, constantemente hay que abandonar una tarea que resultan clásicas. En cuanto al acoso laboral (mobbing),
para hacer otra más urgente, lo que trae como consecuencia Leymann (1993: 27) lo define como “el encadenamiento,
un crecimiento de la carga mental de las y los trabajadores. en un largo período, de propósitos y de actos hostiles
La presión se acrecienta y con ella el estado de ansiedad. expresados o manifestados por una o muchas personas
Para protegerse, las y los trabajadores compiten entre sí, hacia una tercera persona”. Para el autor, esta definición
ya sea para mantenerse en el empleo, alcanzar un ascenso ubica de manera específica lo que es el problema y lo que
u obtener una mejor prima salarial. En este clima de incer- lo diferencia de otras formas de comunicación hostiles. Las
tidumbre, los colectivos de trabajo son desestructurados características que lo distinguen son: “confrontación, inti-
y las solidaridades rotas; el apoyo mutuo, el respeto y el midación y abuso, desprecio de la personalidad y repetición
reconocimiento por el otro tienden a ser remplazados por frecuente de agresiones durante un largo período”. Para Hi-
la lucha de unos contra los otros, de unos contra las otras. rigoyen (2000: 19), el acoso moral (como ella lo denomina)
La competencia feroz para hacer frente a los imperativos es “toda conducta abusiva (gesto, palabra, comportamiento,
laborales, siempre cambiantes, no solo genera mayores actitud…) que atenta, por su repetición o sistematización,
confrontaciones en las relaciones entre los mandos je- contra la dignidad o la integridad psíquica o física de una
rárquicos, sino que, de manera importante, en las que se persona, poniendo en peligro su empleo o degradando el
establecen entre pares. ambiente de trabajo”.
Las decisiones que se toman en materia organizacio- Ambos autores distinguen el acoso laboral de muchos
nal, ya sea la reducción de personal o el incremento de otros comportamientos perversos cometidos por auto-
la carga de trabajo, por ejemplo, incrementan de manera ridades, jefes o compañeros de trabajo contra todos los
notable las tensiones en las relaciones de trabajo con efec- trabajadores o contra cualquiera en un momento dado. El
tos acumulativos, tal como documentan Lhuilier (2006) mobbing se distingue de otros acosos por ser una violencia
y Déjours (2007). Para este último, las restricciones que que no deja huellas. Como precisa Piñuel (2001: 56): no
se imponen en el trabajo se están psicologizando, de tal deja rastro “ni señales externas, a no ser las del deterioro
manera que los resentimientos, las acusaciones, la descon- progresivo de la víctima, que es maliciosamente atribuido a
fianza, los insultos, los rencores y el odio, incluso, parecen otras causas, como problemas de relación o de personalidad,
reinar en el lugar de trabajo. Esta carga psicológica en el carácter difícil, incompetencia profesional, etc.”. Es un cri-
ámbito laboral está provocando en las y los trabajadores men silencioso y limpio, agrega Piñuel (2001: 56), que busca
nuevas patologías de trabajo, las cuales generan malestar “acabar con el equilibrio y la resistencia psicológica del
y sufrimiento. otro, minándolo y desgastándolo emocional y físicamente”
Este panorama genera un clima propicio para la apari- y que escala en su trato vejatorio hasta alcanzar “extremos
ción de acoso laboral y hostigamiento sexual, fundamental- imposibles de soportar para el acosado”.
mente en aquellos entornos donde los derechos humanos El hostigamiento sexual, por su parte, es concebido
y laborales parecen estar ausentes. Si bien ni uno ni otro también como una conducta patológica que no se reconoce
problema cubre todas las perversiones que emergen en tan fácilmente, pues se inserta en un conjunto de relacio-
el conjunto del sistema asalariado actualmente, la reali- nes inequitativas de poder entre hombres y mujeres en el
dad de uno y otro resulta cada vez más patente. El acoso trabajo (Rabelo y Sánchez, 2009). Para Wise y Stanley es
laboral existe y nadie niega que la violencia sexual contra una conducta de poder en la que se utiliza el sexo, entre
las mujeres se da en el lugar de trabajo. Sin embargo, no otras cosas, como un medio para alcanzar un fin, pero que
resulta tan evidente cómo y hasta dónde se manifiesta cada no es un fin en sí mismo. Para las autoras, el hostigamiento

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sexual se expresa como una conducta indeseada e intrusiva, de manera precisa cada problema y nombrarlo en su justa
que los hombres le imponen a las mujeres; estas conduc- dimensión, particularmente si queremos regularlo como
tas de acoso pueden ir “desde las más sutiles y ambiguas derecho establecido que hay que respetar y hacer cumplir,
conductas masculinas hasta las más obscenas y agresivas” como lo precisan Arciniega (2013) y Montaño (2013). Con
(Wise y Stanley 1992: 72). todo, si abordamos el acoso laboral y el hostigamiento
Un punto en cuestión en ambos problemas es pregun- sexual desde la subjetividad de las trabajadoras en cuanto a
tarse sobre lo que está en su base, en las fuentes que los cómo lo perciben, lo experimentan o lo sufren, el borde
nutren y les permiten aparecen y pervivir. Si ambos pueden para identificar y deslindar uno de otro lo establecerán
ser adjudicados exclusivamente a personas perversas o, por las propias trabajadoras en las acciones de resistencia que
el contrario, son fenómenos que existen porque forman antepongan diariamente.
parte del sustrato a partir del cual se estructura y organiza Tanto uno como otro problema permanecieron invisi-
la sociedad y el mundo de trabajo. bles durante mucho tiempo, y en muchos lugares de trabajo
Los hombres que acosan a las mujeres y los compor- lo son aún. Las feministas lograron darle existencia social
tamientos individuales agresivos en el trabajo son viejos a la violencia sexual que las mujeres viven en su trabajo
como el mundo, dicen algunos. No hay que banalizarlos, pero (Wise y Stanley, 1992; Cooper, 2001). El gran mérito de las
tampoco explicarlos exclusivamente desde el punto de vista obras de Heinz Leymann y Marie-France Hirigoyen, como
de las individualidades perversas o de aquellas sufrientes, señala Cru (2001), fue identificar y nombrar también otra
como sugiere Rogerat (2001). En sus investigaciones sobre forma de sufrimiento mental ampliamente extendido en
el acoso laboral, Leymann (1993) e Hirigoyen (2000) ponen los lugares de trabajo. Dar nombre y contenido social a
en causa a la organización del trabajo, aunque le dan un peso un problema reviste singular importancia, no sólo porque
central a las motivaciones individuales. Ambos contemplan permite enunciarlo y exigir una solución, sino, principal-
el hostigamiento sexual dentro de las conductas de acoso mente, porque en el plano subjetivo posibilita a quien lo
laboral, pero no abordan las relaciones de género que lo vive trascender su condición de víctima y movilizar sus
produce. capacidades de resistencia (Cru, 2001).
Si bien las transformaciones actuales en la organización
La trama del género en el acoso laboral del trabajo a escala mundial han ampliado los estudios sobre
y el hostigamiento sexual las violencias que parecen derivar de ellas (Déjours, 2007;
Déjours y Bègue, 2009; Debout y Larose, 2003), particu-
En el caso de las mujeres trabajadoras, las expresiones de larmente el acoso laboral, falta mucho por investigar para
acoso laboral y hostigamiento sexual rara vez se presentan conocer y comprender cómo interviene el género y otros
de manera pura, tal como la teoría nos lo define. ¿En térmi- condicionantes en la aparición de violencias diferenciadas
nos empíricos dónde terminaría un fenómeno y comenzaría entre hombres y mujeres (Zúñiga Elizalde, 2005, 2008a,
otro? ¿Cómo y en qué momento aparecen articulados y 2008b). En los estudios sobre la violencia en el trabajo, el
confundidos entre sí y frente a otras expresiones de vio- género todavía se mantiene en una zona oscura, a pesar
lencia laboral?4 Sin duda es fundamental tener identificado de que, de manera reiterada, se invoca la igualdad entre los
sexos. En este contexto resulta pertinente la propuesta de
4
Ravelo y Sánchez (2009: 205) encuentran que en contextos laborales Rogerat (2001) de incorporar al análisis una nueva percep-
como la maquila, “el mobbing y el acoso sexual pueden confundirse y
mezclarse con los hechos; es decir, ser parte de una misma problemática,
ción del poder en el lugar de trabajo, particularmente de
de un mismo conflicto laboral”. En una investigación que realizamos las relaciones de poder entre los sexos, lo cual nos lleve a
en 2009 con trabajadoras y trabajadores de la industria maquiladora en cuestionar el significado actual de viejos conceptos como
Hermosillo, Sonora, se aplicó el cuestionario de Leymann (1993: 42-43)
el de subordinación. ¿Hombres y mujeres experimentan
y se encontró que hombres y mujeres afirmaron ser objeto de muchas
de las 45 acciones que el autor considera constitutivas de mobbing. En
particular, las mujeres hicieron hincapié en el hostigamiento sexual y otras
formas de acoso denigrantes hacia su cuerpo y sexualidad. Hombres y de “bromas pesadas” (Zúñiga y Acedo, 2010). Cabe precisar que para
mujeres expresaron que la violencia no solo proviene de los superiores, Leymann existe el mobbing cuando uno o muchos de los cuarenta y
sino de sus pares. Esta última es menos visible, no se reconoce y no se cinco actos, por él definidos, se repiten al menos una vez por semana
le nombra como tal, pues aparece bajo la denominación de “carrilla” o y durante un mínimo de seis meses.

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la misma subordinación en el trabajo?, ¿la resienten igual?, violación o los ataques a la integridad física de las mujeres,
¿responden a ella de igual manera? Se podrían formular del mismo modo que sucede con el mobbing. De acuerdo
muchas interrogantes imposibles de responder en este a Leymann (1993), rechazar una conducta de hostigamien-
trabajo, por lo que se muestran los retos de conocimiento to sexual puede desencadenar agresiones que busquen
que aún se tienen que explorar. humillar, quebrar o excluir a la víctima. De igual forma, la
El poder es un concepto útil para analizar lo que hoy violencia sexual que experimentan las mujeres en el trabajo
acontece al interior del mundo del trabajo, no sólo para y en la sociedad puede ser considerada “una violencia en
comprender las relaciones de subordinación entre capital y pequeñas dosis”, como Hirigoyen (2000) caracteriza al
trabajo, sino las que se tejen entre los sexos, así como tam- acoso moral.
bién para entender cómo existen y se toleran en un lugar Esta violencia cotidiana en “pequeñas dosis” se puede
de trabajo a personas perversas que aterrorizan a otras, observar en el testimonio de una jornalera, al describir
hasta el grado extremo de aniquilarlas psíquicamente. Si el la violencia que se vive en los lugares de trabajo, la cual
hostigamiento sexual es, como lo visualizan Wise y Stanley comienza desde que las mujeres se suben a los autobuses
(1992: 90), “un método muy práctico y a menudo eficaz que las llevan a los campos y se prolonga durante toda la
de hacernos guardar (a las mujeres) nuestro lugar”, ¿no jornada laboral.
sería también el acoso laboral otra manera de mantener la
subordinación en el trabajo? ¿Las empresas e instituciones Aquí el acoso se da de varias maneras […]: desde que te
no se benefician con la existencia de ambos fenómenos? subes al camión, a cómo te ven te trata hasta el chofer
Muchas organizaciones implementan varias formas de […]; el chofer va fijándose si le conviene o no le conviene
tensiones emocionales para incrementar la productividad. subir [te]; allá pasas [en el campo], llegas, el mayordomo
Éstas se consienten hasta que comienzan a generar crisis si […] le caíste bien, pues qué bueno, no te va a molestar
que ponen en riesgo la productividad. Como bien examina en todo el día ni va a andar tras de ti como quien dice,
Leymann (19993), el mobbing aparece cuando las presiones y y si eres una persona que él te habló y a la primera le
resentimientos se instalan en el orden cotidiano del núcleo renegaste y le dijiste qué se yo, te va a traer cortita todo
laboral. Los estudiosos del problema insisten en su carácter el día. No trabajas a gusto; en primera, no rindes. No te
inadvertido, silencioso, invisible, pero ¿acaso no lo es tam- sientes a gusto que una persona ande tras de ti todo el
bién la violencia simbólica de la dominación masculina? ¿No día y llamándote la atención, no rindes; haces tu trabajo
lo son también otras expresiones de violencia que se viven pero siempre con los nervios: te vaya a regresar a la casa,
como parte de una supuesta naturaleza de trabajo? te vaya a regresar en el surco, qué sé yo, o mañana ya
En este texto no se pone en duda la existencia del no te va a querer dar, te va a decir que ya no hay trabajo
acoso laboral, pero sí se plantea la dificultad para distinguirlo mañana.
de otras formas de violencia en contextos de gran preca-
riedad, en las condiciones de trabajo y de desprotección En este testimonio se pude observar lo tenue que se
de derechos de todo tipo, como son los que caracterizan delimitan los malos tratos de formas específicas de hostiga-
a los campos agrícolas y la industria maquiladora, donde miento sexual y acoso laboral. En el caso de una trabajadora
se manifiestan y entretejen de manera cotidiana distintas de la maquila, la frontera entre uno y otro problema resulta
expresiones de violencia. Así como el maltrato cotidiano de todavía más porosa.
un jefe hacia el conjunto del colectivo trabajador puede diri-
girse, en un momento dado, hacia un individuo en particular, Supuestamente él me hizo creer que yo hacía mal mi
“apuntando cuidadosamente a su parte más vulnerable” y trabajo porque yo no accedía a salir con él, o sea, él
pasar “del maltrato de la dirección al acoso moral”, como me escondía el material. Yo tenía que hacer inventario
lo afirma Hirigoyen (2000: 30), también se puede transitar al final y al principio del turno y se movían las cajas,
del hostigamiento sexual al mobbing cuando una trabajadora o sea, y yo salía mal, o sea, me puso muchas trabas, y
no accede a los favores solicitados por un hombre. llegó un momento en el que yo llegué a tener manchas
La negación de una solicitud de carácter sexual también blancas, estrés, problemas con mi marido. Cuando yo
puede desencadenar otras formas de violencia, como la me acerqué con el gerente me dijo él: “quizás le diste

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alas”. Yo no encontré un apoyo en el gerente, y cuando unas palabras tan fuertes, te llaman que eres un animal; es
fui a Recursos Humanos tampoco […]. El desenlace fue más, te llaman [truena los dedos] […]: son burros, esos
que yo el último día que me presenté, me dijeron que chivos, esos mándalos para acá.Ya ni somos mujeres, ¿qué
no podía entrar porque estaba suspendida, que fuera a somos para ellos?, esas quién sabe qué.
la otra planta […]. Me hicieron un cambio muy drástico
[…], me cambiaron a las 10 de la noche; el supervisor Wise y Stanley (1992: 55) tienen una perspectiva
me dijo: “agarra tus cosas porque te vas a ir a la otra bastante radical sobre el hostigamiento sexual, pues
planta”, así nada más. plantean que éste se refiere a los hombres que “ejercen
poder sobre” las mujeres utilizando medios sexuales y de
En este caso es posible identificar una conexión entre muchos otros tipos, de tal manera que el hostigamiento
el hostigamiento sexual, el acoso laboral y el trato despó- que los hombres imponen a las mujeres no tiene por qué
tico sobre la gestión de personal.También encontramos un ser necesariamente de carácter sexual. En ese sentido,
vínculo entre el comportamiento individual de un acosador las conductas masculinas impuestas se pueden dar bajo la
y la evolución de las condiciones de trabajo de la trabaja- forma de requerimientos sexuales indeseados o también
dora acosada. Como lo analiza Cru (2001), en determina- de exigencias de atención, dedicación o trato agradable.
das situaciones y frente a determinados trabajadores –en Tal visión del problema parece coincidir con la percepción
este caso una mujer–, un jefe cualquiera puede generar o de una jornalera sobre la situación de las mujeres en los
tolerar la proliferación de tensiones individualizadas que campos agrícolas.
favorecen la persecución entre pares, aislando o relegando
a algunas personas o profundizando las desigualdades de Estés bonita o no estés bonita, el hecho de que tú le estés
género en el trabajo. dando por su lado ya es una ventaja […], puedes adelan-
Cabe preguntarse si la indiferencia que muestra el tarte o puedes agarrar por tu lado […]. Aquí el acoso es
jefe varón ante la violencia que denuncia la trabajadora desde que entras a trabajar, desde con la mirada; después
tiene que ver con pactos de género entre varones o, bien, te pide andar con esa persona, a él no le importa de-
forma parte de una estrategia de gestión que disimula el jarte mal delante de la demás gente, él puede cargar dos
acoso. De cualquier forma, es posible suponer que las o tres; para él está mejor. Las mujeres las miramos y las
direcciones de las empresas sacan beneficios del clima criticamos, pues la necesidad ahora, sí pero dices tú: “¿y
nocivo que, en un momento u otro, puede haber en el el derecho?”. Pero te digo […], es del diario. Si tú, por
lugar de trabajo. ejemplo, entras hoy, pues obvio, te dio chancita, porque
Para comprender las violencias que viven las mujeres pues eres nueva; pero sí tienes que platicar o algo para que
en el trabajo, hay que colocar en el centro del análisis al al día siguiente te dé chanza otra vez. Si tú desde un prin-
sistema social de producción y no adjudicar la responsa- cipio:“oiga no me esté molestando, no me esté faltando al
bilidad exclusivamente a los conflictos interpersonales. El respeto”, le pones un alto, al día siguiente te para: “no, tú
hostigamiento sexual y el acoso laboral existen y se nutren no tienes trabajo, no, para ti no hay, hazle como quieras,
de una entidad laboral sexista y perversa que tolera la no hay”. Entonces es una violencia muy fuerte hacia la
violencia para su provecho. A pesar de que las mujeres no mujer lo que está ocurriendo aquí, que no se ve porque,
dejan de incrementar su presencia en el mundo del traba- pues, no se da a conocer […]. Aquí, pues, el hecho de
jo asalariado, siguen considerándolas “fuera de lugar”. Se ser mujer es como, no sé, es algo a la vez […] humillante,
les humilla y maltrata porque son tratadas como objetos porque te quieren tratar como si fueras cualquier trapo:
que pueden ser usados y desechados, como lo expresa a mí me gusta, lo uso y al rato lo desecho; entonces es
claramente una jornalera respecto al trato que les da un algo feo en realidad, es algo horrible […]. El valor de ser
mando medio. mujer aquí es, aquí no es un valor podría decirse.

El mayordomo es para cargar una cuadrilla, un grupo de Esta percepción de las mujeres como objetos desecha-
personas, manejarla y decirle qué trabajo tiene que hacer. bles también la observan las trabajadoras de la maquila,
Pero en este caso, los mayordomos sí te dicen, pero con quienes precisan que las que recién ingresan son las que

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viven una persecución más encarnizada: “mira, esa me gusta, Yo había hablado con el que estaba más arriba de él, que
esa sigue, a esa le eché el ojo”. De acuerdo a las trabajado- yo necesitaba en ese momento. Yo no podía darme el
ras, las jóvenes que llegan por primera vez a la maquila son lujo de perder mi trabajo y de ahí se aprovechó él, pues
denominadas “carne fresca” y los hombres las convierten en a última hora todavía me miraba, cuando yo ya iba para
el centro de todos los acosos: “están sobres, sobres, sobre afuera me veía así como retándome y diciéndome: “no
esa mujer y no la dejan en paz”. En este asedio, que parece vas a aceptar todavía, ya vas para afuera y no aceptas”.
una “prueba de fuego” para permanecer en el trabajo, se Y yo: “no, ni modos, tengo a mis hijos, ya buscaré otra
entrelazan distintas violencias, poniendo sobre la mesa manera de darles de comer, pero no ésta”.
las deficiencias de las organizaciones y las tensiones que
resultan de ellas. Según lo describieron las trabajadoras de Las trabajadoras anteponen múltiples formas de re-
la maquila, el acoso sexual pocas veces es denunciado, mu- sistencia ante el acoso laboral y el hostigamiento sexual,
chas veces por miedo a represalias o porque simplemente recurriendo a procedimiento variados, algunos más activos
desestiman la violación de sus derechos y los ataques a su que otros. Esto se observó de manera general, tanto
dignidad e integridad física y emocional. Quienes viven una en las jornaleras como en las trabajadoras de la maquila.
experiencia de hostigamiento sexual, “mejor se quedan Algunas de ellas aceptan otorgar favores sexuales o de
calladas por vergüenza”, argumentan las trabajadoras. cualquier otro tipo a cambio de no ser despedidas o de me-
El maltrato y algunas conductas que podrían ser con- jorar su situación laboral; otras denuncian el hecho ante
sideradas como acoso laboral suelen ser denunciadas con los gerentes o patrones, muchas más prefieren renunciar
más frecuencia por las trabajadoras que el hostigamiento o se van después de soportar el acoso laboral que resultó
sexual. En efecto, como lo precisan Wise y Stanley (1992), de la negación a las solicitudes sexuales.
el temor al hostigamiento sexual es tan grande que, antes
de que pueda producirse, las mujeres restringen sus com- Reflexiones finales
portamientos para evitarlo. Esto sucede en el trabajo y en
la vida diaria de las mujeres en cualquier espacio: no salir Las trabajadoras se encuentran cada vez más expuestas a
de noche sola, no visitar determinados lugares, no caminar vivir distintas formas de violencia en el trabajo, lo cual viola
por calles desoladas y oscuras, por ejemplo. sus derechos y menoscaban su dignidad e integridad física
La industria maquiladora fue durante muchos años y emocional como personas. Poder identificar los malos
un lugar de trabajo feminizado, pese a ello, su presencia tratos, la discriminación, el acoso laboral y el hostigamiento
se sigue considerando fuera de lugar, sobre todo con la sexual es fundamental, ya que con ello las trabajadoras nom-
incorporación de mano de obra masculina y calificada. Las bran los malestares que experimentan. Nombrar la violencia
mujeres se sienten propensas al acoso porque lo han expe- permite romper el silencio en el que ha permanecido oculta.
rimentado toda su vida, y en el espacio laboral se manifiesta En las investigaciones que se realizaron con las trabajadoras
de manera descarnada, tal como lo relata una trabajadora de la maquila y las jornaleras –en este texto se esbozan
en su experiencia. solamente algunas reflexiones– fue sorprendente constatar
la violencia física que todavía persiste contra las mujeres, la
Ellos, los hombres, los jefes se aprovechan más cuando cual se articula con diferentes formas cotidianas de maltra-
saben que una tiene una necesidad, por ejemplo yo […]. to, que las denigran como mujeres y como trabajadoras y
Me acababa de separar y él lo supo [el hostigador], y degradan sus condiciones de trabajo y salud.
más porque lo mío fue muy fuerte y feo: él me hizo algo El acoso laboral y el hostigamiento sexual nombran
físicamente, mi esposo, y fue cuando nos separamos. Y él malestares y agresiones específicas, mostrando con ello las
[el hostigador], cuando yo entré, sabía que estaba casada; múltiples caras que tiene la violencia en el trabajo. Los
pero, ahí cuando supo todo mundo, se dio cuenta [...] por casos de las trabajadoras de la maquila y de las jornaleras
lo que había pasado. Entonces, fue cuando fue más, ¿por agrícolas permiten constatar cómo se pueden encadenar
qué?, porque ya estaba yo sola con mis hijos; tenía que uno y otro problema. La línea fina que los separa se con-
mantener a mis hijos, y dijo: “pues aquí si no fue antes, funde en el caso de estas trabajadoras, como lo ejemplifican
aquí va a aceptar […], porque necesita el trabajo”. […] los testimonios aquí expuestos. Todo ello nos hace pre-

El
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guntarnos cuáles son los contextos laborales que suscitan Leymann, H. (1993). La persécution au travail. Francia: Seuil.
esas violencias, si son las prácticas de las direcciones de las Lhuilier, D. (2006). Cliniques du travail. Ramonville Saint-Agne:
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la persona y el reconocimiento del otro como un sujeto con Montaño, L. (2013). “Organización y violencia. Hacia una
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en el trabajo como lo hace en la sociedad. Los ataques a la Peña, F. y Fuentes, R. (coord.) (2012). Tras las huellas del asedio
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mismo significado y alcance para hombres y mujeres. Los Peña, Florencia (coord.) (2013b). Develar al mobbing. Asegurar
estudios de género en el trabajo han aportado al conoci- la dignidad en las organizaciones II. México: Eón.
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por lo que habrá que seguir ese camino para encontrar psicológico en el trabajo. Santander: Editorial Sal Terrae.
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