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La fertilidad del suelo es la capacidad de éste para mantener una cubierta vegetal.
También se puede definir fertilidad del suelo como la capacidad inherente del suelo para
satisfacer la necesidad de nutrientes de las plantas. Considerando el grado en que el suelo
cumple la función de proveer nutrientes, se le asigna un nivel de fertilidad; alto, medio o bajo,
respecto a cada uno de los nutrientes que necesitan las plantas.
Algunos suelos son fértiles por naturaleza, otros, en cambio, son pobres y requieren
tratamiento para hacerlos fértiles, algunos pueden haber sido originalmente fértiles y la
perdieron, a tal punto que requieren tratamiento a fin de restaurar su capacidad productiva.
Una adecuada capacidad para retener agua, sin llegar a afectar las relaciones de
aireación.
Para mejor comprender la relación entre el suelo y las plantas, se utilizan algunos conceptos
asociados a la fertilidad, o mejor dicho a los estados de la misma o a la capacidad para
mantenerla.
Fertilidad natural.
El uso de abonos, enmiendas o labores, puede modificar el estado de la fertilidad natural del
suelo. En este sentido hay que diferenciar dos conceptos que, a veces, se confunden y que
podrían denominarse como "suelo" y "tierra". El término "suelo" debe aplicarse en el sentido
estricto de su definición edafológica, como un ente aislado del medio en que se encuentra
aunque en su formación, evolución y estado actual, haya estado condicionado por el mismo.
Por el contrario, debe utilizarse el término "tierra", o mejor "tierras", para denominar al
conjunto formado por el suelo y su entorno, fundamentalmente el relieve y el clima.
Una práctica frecuente como es el riego, modifica la capacidad productiva de las "tierras"
aunque no afecte, de forma inmediata, a la fertilidad del suelo sobre la que puede influir a
largo plazo. El aumento de productividad provocado no puede considerarse como una
"fertilidad adquirida", al no existir modificación de la natural.
Fertilidad actual.
Pero no necesariamente se ha de modificar la fertilidad química sino que puede cambiar el pH,
por la liberación de bases, o la textura, por la formación de arcilla.
Cuando un suelo posee una alta cantidad de minerales alterables su fertilidad potencial está
asegurada, mientras que la ausencia de ellos pone en riesgo el mantenimiento de la misma. En
general, los suelos jóvenes tienen una baja fertilidad actual y una elevada fertilidad potencial,
lo que asegura el mantenimiento de la vegetación e incluso su incremento, mientras que en los
suelos viejos ocurre todo lo contrario.
Fertilidad física
Fertilidad química
La reacción del suelo es quizás la propiedad química más importante de un suelo ya que las
reacciones que aseguran la existencia de soluciones diluidas de nutrientes, son indispensables
para el crecimiento continuado de las plantas. La reacción se expresa en términos de pH. Esta
propiedad interactúa de forma indirecta pero con acción decisiva en las propiedades químicas
y biológicas de un suelo.
La mayoría de los suelos tienen un pH que oscila entre 4 y 8. Casi todos los suelos con pH
superior a 8 poseen un exceso de sales o un elevado porcentaje de Na + en sus sitios de
intercambio catiónico. Los suelos con pH inferiores a 4, generalmente, contienen ácido
sulfúrico.
Existen evidencias de que el pH tiene poco o ningún efecto directo sobre el crecimiento de las
plantas. Sin embargo los efectos, indirectos son numerosos e importantes, tal es el caso de la
toxicidad por el aluminio. El efecto más generalizado del pH sobre el crecimiento de las plantas
ocurre a nivel de la nutrición. El pH influye en la tasa de liberación de nutrientes por
meteorización, en la solubilidad de todos los materiales del suelo y en la cantidad de iones
nutritivos almacenados en los sitios de intercambio catiónico. El pH, es pues una buena
orientación para predecir cuáles son los nutrientes que pueden encontrarse en estado
deficitario.
Fertilidad biológica
Los materiales orgánicos, vivos o muertos, ejercen una profunda influencia en casi todas las
facetas de la naturaleza del suelo. Los restos de las plantas superiores, junto con los que
provienen de la vida animal, proporcionan el material original de la materia orgánica del suelo.
La actividad biológica degrada los restos orgánicos, mediante el proceso de la humificación y
mineralización, que son utilizados rápidamente y pronto desaparecerían si no fueran repuestos
por restos frescos o nuevos.
Las diversas formas bióticas que se desenvuelven en el suelo y sobre él son mutuamente
interdependientes. Los vegetales verdes utilizan nutrientes del suelo y bióxido de carbono del
aire para producir sus propios tejidos. Estos sirven de alimento a los animales, tanto hipogeos
como epigeos. Los desechos de plantas y animales vuelven al suelo, donde son procesados por
insectos, lombrices, hongos, bacterias y otros seres vivos, cerrando un ciclo; de no completarse
éste, el suelo agotaría sus nutrientes y se volvería infértil, los vegetales detendrían su
crecimiento y cesaría toda vida.
Fertilización
Fertilizante
Es toda sustancia o técnica que se emplea para restituir o aumentar la fertilidad del suelo, ya
sea, en cuanto a su estructura, pH, o a sus elementos nutritivos. Los fertilizantes pueden
dividirse en enmendantes o modificadores de la estructura, correctivos o modificadores del pH
y abonos o sustancias empleadas para mejorar los niveles nutritivos del suelo.
Los mejoradores de los niveles nutritivos del suelo o abonos, los que son de dos tipos, los
simples y los formulados.