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Dumon
Armónicas en Astrología
por Eloy R. Dumon *
* Este artículo fue publicado originalmente en 1982, en la revista Astrología, editada
por el Centro Astrológico de Buenos Aires, y reeditado en 1984 por la
revista Kepler, Astrología y cultura de Síntesis, nº 4, Madrid. La que aquí presentamos
es la versión aparecida en Kepler, al final de la cual figura el término "Continuará",
que indica, naturalmente, la existencia de una segunda parte. Parece, no obstante, que
el nº 5 de esta revista, donde debía aparecer la anunciada continuación, nunca llegó a
publicarse.
Los médicos describen al virus de la polio como de una acción más bien
suave o mansa, excepto cuando una misteriosa barrera nerviosa que
normalmente es resistente, se rompe o no funciona y el cerebro así debilitado
permite la invasión del virus.
DIAGRAMA 1
En lenguaje estadístico, las cartas de Addey indican que un chico que nace
con el Sol cada 3º grados de un signo cualquiera (o sea, 3, 6, 9, 12, etc.) está
mas predispuesto a contraer la polio que una criatura que nace con el Sol en
los dos grados intermedios.
La división del círculo (se trate del Zodiaco, de las Casas, etc.), por cada
número, tiene su propio simbolismo y significado, y este significado yace en el
simbolismo del número determinado por el que se divide el círculo. Esto se
aplica no sólo a los números menos usados en astrología corriente, como son
los números 5 (72º, o sea el quintil), el 7 (muy poco usado, que es de 51º 25' o
sea el septil) y el 9 (que es de 40º, llamado nonil), sino a todos los múltiplos
de estos números y de cualquiera de los otros números; así que cada fracción
del círculo -y hasta las fracciones del mismo minuto- tiene su propio
significado. Además, como las divisiones mayores del círculo (como la mitad,
el tercio, el cuarto y la quinta) son aún más subdivididas, éstas producen
"familias" de intervalos en las armónicas. Cada familia es derivada y
relacionada en significado con la división mayor de la que forma parte.
Diagrama 3
==========
17
11 Ar/Lib 23 Gem/Sag 5 Vir/Pis 29 Cap/Can
Esc/Tau
Sol 29º45'
1) abuelo
Can
Ura 26º15'
3) padre Sol 10 Lib Sat.23 Sag
Can
Sat 6 Vir
4) el Sol 23º45'
MC 12 Ari Ura 5º45'
autor Gem
Pis
Hacer este cuadro con los grados ocupados, resultó todavía más
interesante porque permitió constatarlo con una generación más atrás; es
decir, la de sus abuelos, pues como pueden ver las posiciones del Sol también
están involucradas en el sistema pentagonal. Observen que de las cinco zonas,
o de los 10 puntos ocupados (11º Aries-Libra; 23º Géminis-Sagitario; 5º Virgo-
Piscis; 17º Tauro-Escorpio y 29º Cáncer-Capricornio)los Soles ocupan todas
menos una, la de los 17º Tauro-Escorpio. La aparente excepción la produjo su
hija mayor (1), y digo aparente porque el Sol de ella está en los 5º de Géminis,
o sea a 18º de la zona 2ª, que está en 23º de Géminis. En otras palabras, el Sol
está desfasado en un cuarto de la armónica 5ª pero sigue existiendo una
relación hereditaria. También puede suceder que al no tener contacto uno de
ellos, a través de sus hijos vuelva a la conexión hereditaria primordial : la falta
de un contacto hace que se case con alguien que lo tenga para cubrir esa
deficiencia.
MC 7 Virgo = 157
157 x 5 = 785
785 - 720 = 65
Armónica 5 MC = 5º Géminis
Esta lista tal vez sea la más impresionante que yo haya visto en un estudio
astrológico. No solamente merece fe por la seriedad del astrólogo que la
publicó, sino que los datos de nacimiento fueron extraídos de una revista de
astrología que fuera publicada muchos años antes de que se supiera la
existencia de estas técnicas.
Si aplicamos la armónica 125 al tema de Hellen Keller tenemos a Saturno
en 2º 55' de Libra en conjunción al Sol en 4º 35' de Libra y en cuadratura con
Mercurio en 1º 15' de Capricornio. ¿Qué significa esto, en términos de la carta
radical? La división del círculo de 360º por 125 da un incremento de 2º 52,8'.
Esto puede ser considerado como un micro-aspecto que tiene especial
referencia, entre otras cosas, con los sentidos físicos, especialmente en
relación con Mercurio.
Las proposiciones matemáticas, en cuanto que tienen que ver con la realidad, no son
ciertas; y en cuanto que son ciertas, no tienen que ver con la realidad.
Albert Einstein.
Todas las formas culturales del conocimiento humano, ya sean filosóficas, científicas o
artísticas, se mueven en la tensión entre modelos ideales y experiencias sensibles que nunca
llegan a conformarse del todo entre sí. La razón humana genera desarrollos lógicos y
matemáticos impecables que, sin embargo, se estrellan con frecuencia contra una realidad
escurridiza, compleja y dinámica. La lógica es infalible en un mundo inmutable y eterno, que no
es el que habitamos. Nuestro mundo es procesual, movimiento constante, sin puntos de
referencia definitivos; algo que parece estar a medio camino entre el orden y el caos, entre lo
previsible y lo imprevisible, entre lo inteligible y lo enigmático. El conocimiento científico es tan
sólo un tanteo, una aproximación a lo que de estable hay en la naturaleza. En esta búsqueda
de lo que permanece a través de los cambios, que dio origen a la filosofía y a la ciencia y que
alentaba ya desde sus precedentes míticos y religiosos, hubo algo que llamó naturalmente la
atención de los investigadores desde el principio: la existencia de procesos cíclicos.
Los ciclos constan de una secuencia finita de acontecimientos cambiantes que se repite
una y otra vez. Hay en ellos algo que cambia y algo que permanece, una síntesis entre lo móvil
y lo inmóvil. La naturaleza parece sufrir una especie de adicción compulsiva por los movimientos
cíclicos en todos los niveles. Los planetas giran sobre sí mismos y en torno al Sol, que también
gira sobre sí mismo. Los electrones giran en torno de los núcleos atómicos. Los animales
alternan el sueño y la vigilia con regularidad, respiran rítmicamente, bombean su sangre
mediante el siempre renovado ciclo sístole-diástole. Las plantas siguen ritmos diarios y
estacionales.
Esta circunstancia nos brinda uno de los mejores recursos que tenemos para prever los
cambios, aunque sea sólo de modo aproximado o probable; y esto con independencia de que
comprendamos o no la razón por la cual las cosas se suceden en ese orden.
Los antiguos astrólogos se cuentan entre los primeros y más consumados observadores
de ciclos cósmicos ligados a procesos naturales e históricos. Una de sus principales
preocupaciones ha sido tratar de comprender de qué manera engarzan entre sí ciclos de diversa
amplitud y naturaleza. La confección de los calendarios, que era una de sus tareas oficiales,
consiste en buscar esquemas de tiempo regulares que se aproximen razonablemente a los
ciclos naturales más importantes, como el año, el mes, la semana o el día. Estos periodos,
utilizados para reglamentar las actividades civiles y las fiestas religiosas, dependen de ciclos
entre el Sol, la Tierra y la Luna que no encajan entre sí con el mismo tipo de precisión que las
artificiales unidades de tiempo de relojes y calendarios. Los intentos de conciliar el ciclo sinódico
lunar con la revolución solar de tal modo que el año incluya un número entero de meses obligan
a dar prioridad a uno de los dos ciclos, violentando el otro. Los astrólogos chinos escogieron el
ciclo lunar; sus años siempre empiezan en Luna Nueva, pero a costa de tener duraciones
sensiblemente diferentes, unos de doce lunaciones y otros de trece. Los astrólogos
mesopotámicos optaron por el ciclo solar, adoptando meses que, en promedio, exceden la
duración del ciclo sinódico lunar.
En este ejemplo vemos como la razón y las exigencias prácticas pueden conducir a
tergiversar el orden natural de las cosas. Aun así, los esquemas abstractos suelen venir
inducidos por esa misma realidad que les es parcialmente esquiva; brindan puentes e
interesantes modos de aproximación a los hechos, de los cuales no se hallan disociados,
aunque tampoco coincidan exáctamente con ellos. La razón de ser de este trabajo estriba
precisamente en el reconocimiento de las virtualidades positivas de ciertos esquemas a la hora
de descubrir aspectos de la realidad nada evidentes para la experiencia sensible ordinaria.
Esquemas armónicos
De acuerdo con un sentido puramente geométrico, "armonía" significa proporción y
correspondencia entre las partes de un todo. La figura geométrica más utilizada en astrología
es el círculo (no solamente en la forma de "círculos máximos", como la eclíptica, el ecuador
celeste, la primera vertical, el horizonte verdadero, etc., sino también como modo de
representación abstracta de ciclos dinámicos planetarios no exactamente circulares). Si
dividimos un círculo en partes iguales podemos decir que hemos efectuado una sectorización
armónica del mismo. Al número de partes iguales en que decidamos dividir un círculo dado
podemos denominarlo "número armónico" o simplemente "armónico". En principio, los
sectores resultantes de esta operación no se diferencian en nada de los intervalos en que los
estadísticos dividen una distribución circular. Cuando trabajamos con círculos de relevancia
astrológica, dividirlos en partes iguales sirve al propósito de organizar o clasificar la información.
Sin embargo, los ejemplos de divisiones armónicas que nos provee la tradición constan de un
elemento adicional que los distingue de las sectorizaciones meramente estadísticas, a saber, la
dimensión cualitativa asociada a cada sector o grupo definido de sectores. Así, por ejemplo, el
conjunto de los signos del zodíaco tropical responde, en efecto, a una división de la eclíptica en
12 partes iguales; pero únicamente son iguales en tamaño, no en significado o cualidad
intrínseca. Lo que tenemos en realidad es un secuencia de 12 diferentes cualidades que, a lo
largo de los años, se suceden siempre en el mismo orden. En esto se comportan como los
sistemas de numeración; la última cifra de una serie ordenada de enteros consecutivos en el
sistema de numeración decimal se repite cada diez casos, y siempre en el mismo orden. Por
esta razón, propongo llamar "número base" o simplemente "base" al número de categorías
cualitativamente distintas que cabe considerar dentro de una clasificación o distribución sectorial
armónica.
Primero.- Se divide un círculo en un número entero de partes iguales, que hemos definido como
número armónico y puede ser cualquiera, incluido el 1. Denominaremos "fragmento armónico"
a cada una de estas partes. Podemos numerarlas correlativamente a partir del punto de origen
de las divisiones, a fin de distinguirlas sin equívocos.
Tercero.- Todos los sectores armónicos del mismo número se consideran como de la misma
naturaleza, constituyendo una clase o categoría; estos sectores ocupan la misma posición
relativa dentro de cada fragmento. Llamaremos "categoría armónica" a cada grupo de sectores
definido por estos procedimientos armónicos.
A1,B2(2) -> SEGUNDO HEMICICLO. Aplicado sobre un ciclo bifactorial, indica el periodo que
va desde la oposición hasta la conjunción (de 180° a 360°). Para los planetas que presentan
fases, indica las menguantes. Sobre el zodiaco, agrupa los signos comprendidos entre LIBRA y
PISCIS, ambos inclusive. En el círculo domal en principio incluye de la casa VII a la casa XII,
ambas inclusive, es decir, las que quedan por encima del horizonte. Sin embargo, algunos
autores consideran que, dado que el movimiento de los planetas a través de las casas es en
sentido horario (inverso a su desplazamiento zodiacal), el segundo hemiciclo debería incluir las
casas VI, V, IV, III, II y I, es decir, las que quedan bajo el horizonte.
El esquema ARMÓNICO 1 - BASE 3 ha sido utilizado por Richard Idemon y sus seguidores.
A1,B3(1) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde la conjunción
hasta el primer trígono (de 0° a 120°). Sobre el zodiaco agrupa los signos de ARIES a CANCER,
ambos inclusive, es decir, el primer signo de cada elemento. En el círculo domal corresponde a
las 4 primeras casas. Algunos autores indican que es más lógico asimilarlo a las 4 últimas casas,
dado el movimiento de los planetas en sentido horario dentro de la esfera local.
A1,B3(2) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde el primer trígono
al segundo (de 120° a 240°), es decir, la zona de mayor distanciamiento angular entre ambos.
Sobre el zodiaco agrupa los signos de LEO a ESCORPIO, ambos inclusive, es decir, el segundo
signo de cada elemento. En el círculo domal corresponde a las casas V, VI, VII y VIII.
A1,B3(3) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde el segundo trígono
hasta la conjunción (de 240° a 360°). Sobre el zodiaco agrupa los signos de SAGITARIO a
PISCIS, ambos inclusive, es decir, el último signo de cada elemento. En el círculo domal
corresponde a las 4 últimas casas. Algunos autores indican que es más lógico asimilarlo a las
4 primeras casas, dado el movimiento de los planetas en sentido horario dentro de la esfera
local.
Richard Idemon se vale se este esquema tanto sobre el zodiaco como sobre el círculo domal,
distinguiendo entre signos y casas PERSONALES (A1,B3(1)), SOCIALES (A1,B3(2)) y
UNIVERSALES (A1,B3(3)).
A1,B4(1) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde la conjunción
hasta la primera cuadratura (de 0° a 90°). Sobre el zodiaco agrupa los signos de ARIES, TAURO
y GÉMINIS, es decir, el primer signo de cada modalidad. En el círculo domal incluye las 3
primeras casas. En la mayor parte de los sistemas de domificación se corresponde con el
espacio comprendido entre el Ascendente y el Fondo del cielo.
A1,B4(2) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde la primera
cuadratura a la oposición (de 90° a 180°). Sobre el zodiaco agrupa los signos de CÁNCER, LEO
y VIRGO, es decir, el segundo signo de cada modalidad. En el círculo domal incluye las casas
IV, V y VI, que, generalmente se corresponde con el espacio que media entre el Fonde de cielo
y el Descendente.
A1,B4(3) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde la oposición a la
segunda cuadratura (de 180° a 270°). Sobre el zodiaco agrupa los signos de LIBRA, ESCORPIO
y SAGITARIO, es decir, el tercer signo de cada modalidad. En el círculo domal incluye las casas
VII, VIII y IX, que, generalmente se corresponden con el espacio que media entre el
Descendente y el Medio de Cielo.
A1,B4(4) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde la segunda
cuadratura a la conjunción (de 270° a 360°). Sobre el zodiaco agrupa los signos de
CAPRICORNIO, ACUARIO y PISCIS, es decir, el último signo de cada modalidad. En el círculo
domal incluye las casas X, XI y XII, que, generalmente se corresponden con el espacio que
media entre el Medio de cielo y el Ascendente.
El esquema ARMÓNICO 1 - BASE 12 ha sido utilizado para definir los SIGNOS y las CASAS.
Aplicado sobre la eclíptica, con el punto vernal como origen, genera el ZODÍACO TROPICAL;
desde el Ayanamsa define el ZODIACO SIDERAL; desde el nodo norte de la Luna resulta el
ZODÍACO DRACÓNICO.
Aplicado sobre la esfera local produce la DOMIFICACIÓN o división de una carta astral en doce
casas. Las discrepancias respecto a cual es la manera más apropiada de efectuar esta
aplicación han dado lugar a los diversos sistemas de casas conocidos.
A1,B12(1) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde la conjunción
hasta el primer semisextil (de 0°a 30°). Sobre el zodiaco define el signo de ARIES. En el círculo
domal corresponde a la casa I.
A1,B12(2) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde el primer
semisextil hasta el primer sextil (de 30°a 60°). Sobre el zodiaco define el signo de TAURO. En
el círculo domal corresponde a la casa II.
A1,B12(3) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde el primer sextil
hasta la primera cuadratura (de 60°a 90°). Sobre el zodiaco define el signo de GÉMINIS. En el
círculo domal corresponde a la casa III.
A1,B12(4) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde la primera
cuadratura al primer trígono (de 90°a 120°). Sobre el zodiaco define el signo de CÁNCER. En
el círculo domal corresponde a la casa IV.
A1,B12(5) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde el primer trígono
hasta el primer quincucio (de 120° a 150°). Sobre el zodiaco define el signo de LEO. En el círculo
domal corresponde a la casa V.
A1,B12(6) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde el primer
quincucio hasta la oposición (de 150°a 180°). Sobre el zodiaco define el signo de VIRGO. En el
círculo domal corresponde a la casa VI.
A1,B12(7) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde la oposición
hasta el segundo quincucio (de 180°a 210°). Sobre el zodiaco define el signo de LIBRA. En el
círculo domal corresponde a la casa VII.
A1,B12(8) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde el segundo
quincucio hasta el segundo trígono (de 210°a 240°). Sobre el zodiaco define el signo de
ESCORPIO. En el círculo domal corresponde a la casa VIII.
A1,B12(9) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde el segundo
trígono a la segunda cuadratura (de 240° a 270°). Sobre el zodiaco define el signo de
SAGITARIO. En el círculo domal corresponde a la casa IX.
A1,B12(10) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde la segunda
cuadratura hasta el segundo sextil (de 270° a 300°). Sobre el zodiaco define el signo de
CAPRICORNIO. En el círculo domal corresponde a la casa X.
A1,B12(11) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde el segundo
sextil hasta el segundo semisextil (de 300° a 330°). Sobre el zodiaco define el signo de
ACUARIO. En el círculo domal corresponde a la casa XI.
A1,B12(12) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde el segundo
semisextil hasta la conjunción (de 330° a 360°). Sobre el zodiaco define el signo de PISCIS.
En el círculo domal corresponde a la casa XII.
El esquema ARMÓNICO 1 - BASE 36 ha sido utilizado sobre la eclíptica para definir
los DECANATOS, 36 sectores de 10 grados cada uno, contados desde el punto vernal. A estos
decanatos se les ha tratado de dotar de ciertas características propias por diversos
procedimientos. Uno de ellos consiste en atribuirles planetas regentes. Otro, más acorde con la
línea de trabajo de los esquemas aquí presentados, lo desarrolló Manilius tal como se explica
en el esquema Armónico 3, Base 12 de esta misma sección.
Continúa Ptolomeo:
"(Entendemos por cuadrantes orientales...) en el caso de la Luna, los signos que van de la
Luna Nueva y Llena a los cuartos; y entendemos por cuadrantes occidentales los signos que
están opuestos a éstos."
Por tanto, los cuadrantes orientales corresponden al A2,B2(1) aplicado al ciclo sinódico lunar
(SOL-LUNA) sobre el Zodíaco y los occidentales al A2,B2(2).
De esta forma, el A2,B2(2) define ORIENTALIDAD en el caso del Sol y OCCIDENTALIDAD en
el caso de la Luna, lo cual es contradictorio.
En general,un planeta era considerado ORIENTAL si al amanecer o al ocaso era visible sobre
el horizonte en el cuadrante oriental; y era OCCIDENTAL si al amanecer o en el ocaso era
visible sobre el horizonte en el cuadrante occidental. Esta condición depende de la posición del
planeta respecto al Sol; pero cuando el planeta es el mismo Sol no parece que esas
denominaciones sean de aplicación. Sin embargo, Ptolomeo lo resuelve dando al Sol el mismo
tratamiento que recibiría OTRO planeta que ocupara su misma posición. Al hacer esto cambia
el orden de los factores, dando lugar a una gran confusión.
A2,B2(1) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde la conjunción
hasta la primera cuadratura (de 0°a 90°) sumado al que va desde la oposición a la segunda
cuadratura (de 180°a 270°).
A2,B2(2) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde la primera
cuadratura hasta la oposición (de 90°a 180°) sumado al que va desde la segunda cuadratura
hasta la conjunción (de 270°a 360°).
A2,B6(1) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde la conjunción
hasta el primer semisextil (de 0°a 30°) sumado al que va desde la oposición al segundo
quincucio (de 180°a 210°). En el zodiaco: ARIES-LIBRA. En el círculo domal: CASA I-CASA VII.
A2,B6(2) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde el primer semisextil
al primer sextil (de 30°a 60°) sumado al que va desde el segundo quincucio al segundo trígono
(de 210°a 240°). En el zodiaco: TAURO-ESCORPIO. En el círculo domal: CASA II-CASA VIII.
A2,B6(3) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde el primer sextil a
la primera cuadratura (de 0°a 90°) sumado al que va desde el segundo trígono a la segunda
cuadratura (de 240°a 270°). En el zodiaco: GÉMINIS-SAGITARIO. En el círculo domal: CASA
III-CASA IX.
A2,B6(4) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde la primera
cuadratura hasta el primer trígono (de 90°a 120°) sumado al que va desde la segunda
cuadratura al segundo sextil (de 270°a 300°). En el zodiaco: CÁNCER-CAPRICORNIO. En el
círculo domal: CASA IV-CASA X.
A2,B6(5) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde el primer trígono
al primer quincucio (de 120°a 150°) sumado al que va desde el segundo sextil al segundo
semisextil (de 300°a 330°). En el zodiaco: LEO-ACUARIO. En el círculo domal: CASA V-CASA
XI.
A2,B6(6) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial indica el periodo que va desde el primer quincucio
a la oposición (de 150°a 180°) sumado al que va desde el segundo semisextil a la conjunción
(de 330°a 360°). En el zodiaco: VIRGO-PISCIS. En el círculo domal: CASA VI-CASA XII.
A3,B2(1) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los ángulos: (de 0°a 60°) + (de 120°a
180°) + (de 240°a 300°). En el zodiaco corresponde a los signos SECOS:
ARIES-TAURO-LEO-VIRGO-SAGITARIO-CAPRICORNIO. En el círculo domal: CASAS I-II-V-
VI-IX-X.
A3,B2(2) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los ángulos: (de 60°a 120°) + (de 180°a
240°) + (de 300°a 360°). En el zodiaco corresponde a los signos HÚMEDOS: GÉMINIS-
CÁNCER-LIBRA-ESCORPIO-ACUARIO-PISCIS. En el círculo domal: CASAS III-IV-VII-VIII-XI-
XII.
A3,B4(1) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos: (de 0°a 30°) + (de
120°a 150°) + (de 240°a 270°). En el zodíaco define los signos de FUEGO: ARIES-LEO-
SAGITARIO. En el círculo domal: las casas PERSONALES (I-V-IX).
A3,B4(2) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos: (de 30°a 60°) +
(de 150°a 180°) + (de 270°a 300°). En el zodíaco define los signos de TIERRA: TAURO-VIRGO-
CAPRICORNIO. En el círculo domal: las casas MATERIALES (II-VI-X).
A3,B4(3) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos:(de 60°a 90°) + (de
180°a 210°) + (de 300°a 330°). En el zodíaco define los signos de AIRE: GÉMINIS-LIBRA-
ACUARIO. En el círculo domal: las casas SOCIALES (III-VII-XI).
A3,B4(4) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos:(de 90°a 120°) +
(de 210°a 240°) + (de 330°a 360°). En el zodíaco define los signos de AGUA: CÁNCER-
ESCORPIO-`PISCIS. En el círculo domal: las casas MÍSTICAS (IV-VIII-XII).
El esquema ARMÓNICO 3 - BASE 12 ha sido utilizado por Manilius sobre la eclíptica para
caracterizar los DECANATOS, 36 sectores de 10 grados cada uno, contados desde el punto
vernal.
A3, B12(1) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos: (de 0° a 10°) +
(de 120° a 130°) + (de 240° a 250°). En el zodíaco define el primer decanato de cada uno de
los signos de FUEGO; de acuerdo con Manilius es de naturaleza similar a la de ARIES.
A3, B12(2) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos: (de 10° a 20°) +
(de 130° a 140°) + (de 250° a 260°). En el zodíaco define el segundo decanato de cada uno de
los signos de FUEGO; Manilius lo asemeja a TAURO.
A3, B12(3) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos: (de 20° a 30°) +
(de 140° a 150°) + (de 260° a 270°). En el zodíaco define el tercer decanato de cada uno de los
signos de FUEGO; según Manilius, se asemeja a GÉMINIS.
A3, B12(4) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos: (de 30° a 40°) +
(de 150° a 160°) + (de 270° a 280°). En el zodíaco define el primer decanato de cada uno de
los signos de TIERRA; Manilius le atribuye naturaleza análoga a CÁNCER.
A3, B12(5) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos: (de 40° a 50°) +
(de 160° a 170°) + (de 280° a 290°). En el zodíaco define el segundo decanato de cada uno de
los signos de TIERRA; Manilius lo asimila a LEO.
A3, B12(6) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos: (de 50° a 60°) +
(de 170° a 180°) + (de 290° a 300°). En el zodíaco define el tercer decanato de cada uno de los
signos de TIERRA; de acuerdo con Manilius se asemeja a VIRGO.
A3, B12(7) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos: (de 60° a 70°) +
(de 180° a 190°) + (de 300° a 310°). En el zodíaco define el primer decanato de cada uno de
los signos de AIRE; Manilius lo asocia con LIBRA.
A3, B12(8) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos: (de 70° a 80°) +
(de 190° a 200°) + (de 310° a 320°). En el zodíaco define el segundo decanato de cada uno de
los signos de AIRE; Manilius lo asemeja a ESCORPIO.
A3, B12(9) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos: (de 80° a 90°) +
(de 200° a 210°) + (de 320° a 330°). En el zodíaco define el tercer decanato de cada uno de los
signos de AIRE; para Manilius participa de la naturaleza de SAGITARIO.
A3, B12(10) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos: (de 90° a 100°)
+ (de 210° a 220°) + (de 330° a 340°). En el zodíaco define el primer decanato de cada uno de
los signos de AGUA; según Manilius es similar a CAPRICORNIO.
A3, B12(11) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos: (de 100° a
110°) + (de 220° a 230°) + (de 340° a 350°). En el zodíaco define el segundo decanato de cada
uno de los signos de AGUA; Manilius lo relaciona con ACUARIO.
A3, B12(12) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los siguientes ángulos: (de 110°a 120°)
+ (de 230° a 240°) + (de 350° a 360°). En el zodíaco define el tercer decanato de cada uno de
los signos de AGUA; Manilius lo asocia con PISCIS.
El esquema ARMÓNICO 4 - BASE 3 ha sido utilizado fundamentalmente para definir
las MODALIDADES, también llamadas CUALIDADESo IMPULSOS.
A4,B3(1) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los ángulos: (de 0°a 30°) + (de 90°a 120°)
+ (de 180°a 210°) + (de 270°a 300°). En el zodíaco define los signos CARDINALES: ARIES-
CÁNCER-LIBRA-CAPRICORNIO. En el círculo domal: las casas ANGULARES (I-IV-VII-X).
A4,B3(2) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los ángulos: (de 30°a 60°) + (de 120°a
150°) + (de 210°a 240°) + (de 300°a 330°). En el zodíaco define los signos FIJOS: TAURO-
LEO-ESCORPIO-ACUARIO. En el círculo domal: las casas SUCEDENTES (II-V-VII-XI).
A3,B4(3) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los ángulos:(de 60°a 90°) + (de 150°a
180°) + (de 240°a 270°) + (de 330°a 360°). En el zodíaco define los signos MUTABLES:
GÉMINIS-VIRGO-SAGITARIO-PISCIS. En el círculo domal: las casas CADENTES (III-VI-IX-
XII).
El esquema ARMÓNICO 6 - BASE 2 ha sido utilizado para definir las POLARIDADES, así como
también las cualidades de CALOR Y FRÍO.
A6,B2(1) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los ángulos: (de 0°a 30°) + (de 60°a 90°)
+ (de 120°a 150°) + (de 180°a 210°) + (de 240°a 270°) + (de 300°a 330°). En el zodíaco define
los signos MASCULINOS y CALIENTES: ARIES-GÉMINIS-LEO-LIBRA-SAGITARIO-
ACUARIO. En el círculo domal: las casas I-III-V-VII-IX-XI.
A6,B2(2) -> Aplicado sobre un ciclo bifactorial integra los ángulos: (de 30°a 60°) + (de 90°a
120°) + (de 150°a 180°) + (de 210°a 240°) + (de 270°a 300°) + (de 330°a 360°). En el zodíaco
define los signos FEMENINOS Y FRIOS: TAURO-CÁNCER-VIRGO-ESCORPIO-
CAPRICORNIO-PISCIS. En el círculo domal: las casas II-IV-VI-VIII-X-XII.
Intervalos armónicos
El diálogo entre la astrología dogmática y la astrología experimental es particularmente
interesante por lo que se refiere al tratamiento de los esquemas categoriales. Hemos distinguido
claramente los tres pasos que se siguen para definir uno de estos esquemas. Por lo general,
sólo el primero de estos tres pasos coincide exáctamente con la estrategia de investigación
estadística. Los "sectores Gauquelin" responden a la aplicación de este primer paso sobre la
esfera local; se divide ésta en 12, 18 o 36 partes iguales, según los casos, y queda constituida
cada una de ellas como un intervalo. Uno de los principales objetivos del presente trabajo
consiste en mostrar de qué forma se enriquecen las perspectivas de la investigación si
incorporamos los dos pasos siguientes al proceso de definición de intervalos estadísticos. Sin
embargo, fieles al principio experimental de reducir presupuestos teóricos, dejaremos al margen
los elementos cualitativos inscritos en los esquemas categoriales. Las expresiones "número
armónico" y "número base" las mantendremos porque, de suyo, no conllevan connotacionnes
cualitativas y reciben sus denominaciones de criterios cuantitativos. Pero lo que más arriba
hemos calificado de "categorías armónicas", en un contexto experimental será más apropiado
designarlo como "intervalos armónicos". Estos intervalos consistirán en la suma de los sectores
armónicos del mismo número (posición relativa) de todos los fragmentos armónicos.
Los esquemas secuenciales armónicos pueden utilizarse para definir los límites de los intervalos
de una distribución estadística circular. Se cumplen las siguientes equivalencias:
Número base = número total de intervalos.
Número armónico = número de sectores de que consta cada uno de los intervalos.
Armónico x Base = número total de sectores.
360 / número total de sectores = tamaño en grados de cada sector.
Tamaño en grados de un sector x Número armónico = tamaño en grados de cada intervalo.
Disponemos de una muestra de 203 personas casadas. Queremos investigar sobre ella el ciclo
heliocéntrico Venus-Mercurio. Escogemos el Armónico 12 de Base 3.
De acuerdo con la anterior tabla de equivalencias, esto significa que hemos decidido usar 3
intervalos. Para una muestra de 203 casos, 3 es un número de intervalos más que aceptable.
Cada uno de estos 3 intervalos constará de 12 sectores, tal como indica el número armónico.
Tendremos un total de 36 sectores (A12 x B3), de 10 grados cada uno (360/36). Por tanto, cada
intervalo será de 120 grados (10 x 12). Si numeramos los sectores del 1 al 36, los intervalos
quedarán constituidos así:
intervalo 1 = sectores 1, 4, 7, 10, 13, 16, 19, 22, 25, 28, 31 y 34.
intervalo 2 = sectores 2, 5, 8, 11, 14, 17, 20, 23, 26, 29, 32 y 35.
intervalo 3 = sectores 3, 6, 9, 12, 15, 18, 21, 24, 27, 30, 33 y 36.
Estos intervalos serán los receptáculos que acogeran la información resultante de medir el
ángulo entre Venus y Mercurio en los 203 casos de la muestra. Supongamos que en el primero
de estos casos Venus heliocéntrico se halla a 22°10' de Géminis y Mercurio heliocéntrico a
18°20' de Escorpio. El ángulo entre ambos es de 146°10'. Esa distancia entra dentro de los
márgenes del sector 15 (entre 140 y 150) que, a su vez, corresponde al intervalo 3. Por tanto,
asignaremos el primer caso al tercer intervalo. Hacemos lo mismo con todos los demás casos
disponibles. Finalmente obtenemos la siguiente distribución:
Intervalo 1 : 59 casos ( 29.06 %).
Intervalo 2 : 57 casos ( 28.08 %).
Intervalo 3 : 87 casos ( 42.86 %).
Como cada intervalo está constituido por 12 sectores separados, para representar gráficamente
estos resultados tenemos que repetirlos 12 veces, tal como se ve en la figura del ciclo Venus-
Mercurio en personas casadas. En el interior de esta figura hemos insertado el perfil de la
distribución de la misma muestra en el Armónico 1 de Base 36. Eso nos permite apreciar la
contribución exacta de cada sector a la magnitud final del intervalo, que es la siguiente:
Para una correcta valoración de estas distribuciones deben calcularse previamente los valores
esperados. Esto se ha hecho aquí efectuando un barrido sistemático y proporcional del periodo
al que corresponden las fechas de nacimiento de la muestra. Esta es la distribución que sería
más probable encontrar en el supuesto de que el ciclo Venus-Mercurio heliocéntrico fuese
inactivo respecto de la inclinación al matrimonio (siempre dentro de los límites de lo detectable
por la combinación Armónico-Base escogida):
intervalo 1: 68 casos (33,31 %)
intervalo 2: 67 casos (33,40 %)
intervalo 3: 67 casos (33,28 %)
Si representamos estos valores esperados con los mismos recursos gráficos usados para los
valores obtenidos, nos queda la siguiente imagen:
Hay dos razones principales por las que es importante incorporar los intervalos armónicos a las
técnicas de investigación estadística. La fundamental es que solamente ellos están en
condiciones de detectar apropiadamente ciertas oscilaciones ondulatorias activas en un ciclo
dado. La otra razón es que, gracias a ellos, podemos obtener resultados estadísticamente
significativos a partir de muestras relativamente pequeñas.
Un resultado experimental que se ajusta bastante bien a una "onda del 12" puede apreciarse
en la siguiente figura:
Uno de los principales obstáculos con que tropieza el trabajo experimental en astrología consiste
en la dificultad de reunir un número suficientemente alto de casos (datos natales) para investigar
un comportamiento dado. El número de intervalos en que es admisible dividir un ciclo a efectos
de valoración estadística está en proporción directa al tamaño de la muestra disponible: cuanto
mayor es el número de casos, más alto es el tope máximo de intervalos con capacidad de
aportar información significativa. Asimismo, en distribuciones circulares cerradas, cuanto mayor
es el número de intervalos más pequeños son éstos; y cuanto más pequeños sean los intervalos
más podremos afinar en nuestros análisis. Cuestiones como el orbe funcional de los aspectos
astrológicos no pueden dilucidarse experimentalmente con un número bajo de intervalos; para
eso se requieren muestras bastante amplias. En ocasiones, algunos investigadores,
excesivamente preocupados por alcanzar un número lo más alto posible de casos, debilitan las
restricciones de manera inconveniente; es decir, mezclan cosas muy diferentes al usar criterios
de selección un tanto vagos. Así, por ejemplo, en los ficheros de escritores suelen incluirse no
solamente autores de géneros tan distintos como la poesía, la investigación científica, la
historiografía, etc, sino también periodistas, cronistas deportivos y prácticamente cualquier
persona que se haya significado por valerse de la comunicación por escrito. O en archivos de
deportistas se hallan juntos datos de patinadoras artísticas, boxeadores o jugadores de ajedrez.
Separarlos por especialidades suele resultar mucho más productivo, pero entonces las
muestras resultantes se quedan cortas, permitiendo, a lo sumo, dos o tres intervalos. Esta es
una limitación muy seria para la forma habitual de trazar intervalos (continuos y unisectoriales),
pero no lo es tanto cuando se trabaja con esquemas armónicos. Puesto que el número de
intervalos armónicos coincide con el número base del esquema escogido, manteniendo un
número bajo de bases podemos explorar armónicos diversos tan altos como queramos.
No olvidemos que, por decirlo así, los esquemas armónicos son "redes" que se lanzan al espacio
con la intención de "pescar ondas" de muy diverso calibre. Así como dependiendo de que una
red sea más o menos tupida nos permitirá pescar peces más pequeños o más grandes, también
las diferentes ondas requieren distintos esquemas armónicos para su detección. Y como no
podemos saber a priori cuantas ni cuales sean las ondas que puedan estar activas en cada ciclo
de una muestra, necesitamos probar con diferentes esquemas, es decir, modificar los límites de
los intervalos. Este proceder se hace acreedor a la crítica de "jugar a la lotería con demasiados
números, asegurándose así algún premio". Ya hemos mencionado más arriba el modo de
protegerse contra esta objeción. Ahora bien, antes de replicar un experimento hay que
completar su primera serie y publicar los resultados para animar así a otros investigadores a
efectuar las oportunas réplicas. Entretanto, estos primeros escrutinios deben valorarse con
cautela y reserva. Para una mejor comprensión del modo de trabajo con intervalos armónicos,
comentamos a continuación dos ejemplos.
203 casos constituyen una muestra relativamente corta. Para aspirar a obtener algún resultado
estadísticamente significativo, los ángulos entre estos dos planetas deben clasificarse en un
número pequeño de intervalos. Tres intervalos es una de las opciones aceptables. Podríamos,
entonces, dividir los 360 grados del ciclo en tres partes de 120 grados cada una; si hiciéramos
eso, el primer intervalo alojaría todos los ángulos Venus-Mercurio comprendidos entre 0 y 120
grados; el segundo, entre 120 y 240; y el tercero, entre 240 y 360. Este es el modo en que
organizaría la información un investigador convencional ajeno al conocimiento de las técnicas
armónicas. Trabajaría -sin saberlo- sobre un esquema armónico 1 de base 3.
Cuando investigamos sobre el trasfondo de la teoría armónica, una de las cosas que nos
puede interesar averiguar es qué serie de aspectos está activa en una distribución. Por lo
general, el armónico 1 no es muy útil usado con divisiones grandes (es decir, con un número
bajo de bases), ya que no hay muchos aspectos con orbes tan amplios. Como hemos dicho, el
número Base de un esquema armónico, aplicado a un análisis estadístico, nos indica, a su vez,
el número de intervalos. Por tanto, si hemos decidido trabajar con tres intervalos, ese será
siempre el número Base del esquema armónico a utilizar; pero el número Armónico puede ser
cualquiera. Manteniendo fijas las bases, cuanto más alto sea el número armónico más pequeños
serán los sectores resultantes y, por consiguiente, mayor el poder de discriminación entre las
distancias angulares planetarias. Al mismo tiempo, la intensidad de los aspectos está en relación
inversa al número del armónico. Así pues, lo ideal es escoger un armónico no muy alto, para no
perder en intensidad la ganancia en discriminación. Por supuesto, se puede probar con todos
los armónicos que se quiera, como también pueden cambiarse las bases, dentro de los límites
autorizados por el tamaño de la muestra. De hecho, lo más conveniente sería un rastreo
sistemático por un amplio conjunto de variantes. Cuando se hace esto, lo que suele suceder es
que se destacan varias series que son múltiplos del armónico menor involucrado. Pero, por el
momento, nos contentaremos con una sola combinación; en nuestro caso, la del Armónico 10,
de base 3. Este esquema genera 30 sectores (10 x 3) de 12 grados cada uno, agrupados en 3
intervalos de 120 (10 sectores por intervalo).
En la figura expuesta sobre estas líneas se muestran dos distribuciones anidadas: en la parte
interna, la correspondiente al Armónico 1 de Base 30, y en la parte externa la correspondiente
al Armónico 10 de Base 3, desplegada o montada sobre el esquema armónico anterior; este
despliegue, como puede verse, consiste en representar asociado a cada sector el valor total del
intervalo al que pertenece. Ambos esquemas constan de 30 sectores de 12 grados, pero difieren
en la constitución de los intervalos. En el armónico 1 los intervalos coinciden con los sectores
(30), pero en el armónico 10 se obtienen sumando los valores correspondientes a todos aquellos
sectores separados entre sí nBase posiciones:
Intervalo 1 = sectores 1, 4, 7, 10, 13, 16, 19, 22, 25, 28.
Intervalo 2 = sectores 2, 5, 8, 11, 14, 17, 20, 23, 26, 29.
Intervalo 3 = sectores 3, 6, 9, 12, 15, 18, 21, 24, 27, 30.
¿Qué utilidad tiene conservar la información de los intervalos separada en sus sectores
constituyentes? Se trata, fundamentalmente, de una medida de control. A veces ocurre que uno
de los intervalos armónicos registra un valor que queda sensiblemente por encima de lo
esperado. Sin más información que esa, sería fácil inclinarse a estimar que todos y cada uno
de los sectores que conforman ese intervalo arrojan valores más altos de lo normal. Esto no es
así casi nunca; de hecho, en ocasiones es tan sólo uno de los sectores el que aparece
sobredimensionado, mientras los demás mantienen valores neutros o incluso negativos. En
casos así, puede ser un error atribuir eficacia a la serie armónica de que se trate. El sector
destacado puede ser producto del azar, o bien un reflejo indirecto de la eficacia de otra serie,
que habría que investigar. Un sector dado de 10 grados, por ejemplo, será enteramente
compartido por los esquemas armónicos a1b36, a2b18, a3b12, a4b9, a6b6, a9b4, a12b3 y
a18b2; y parcialmente compartido por otras muchas series. Si una cualquiera de estas series
es activa puede, a través de sectores comunes, invadir otras series, incitando a errores de
apreciación. Examinando separadamente los distintos sectores de un mismo intervalo
reducimos estos riesgos.
___________________________________________________________
En primer lugar se ofrece una estimación de los valores esperados conforme a las
características astronómicas del periodo al que pertenen todos los casos de la muestra. Este
periodo se extiende desde 1865 hasta 1970, pero la distribución se concentra en unos pocos
años, como puede verse en la tabla de datos natales.
La estimación de los valores astronómicos esperados ha de ajustarse a las oscilaciones
registradas en esta tabla, de manera proporcional. Al perfil suavizado de esas oscilaciones le
llamamos "curva de disponibilidad de los datos". Del éxito en la empresa de trazar
adecuadamente esta curva depende la fiabilidad de los resultados finales. Una vez trazada,
construimos con arreglo a ella un fichero de posiciones astronómicas correspondientes al
periodo en cuestión. En este caso hemos utilizado 23431 cartas astrales, repartidas
proporcionalmente según el peso específico de cada fase del periodo.
Se muestran los porcentajes ofrecidos por el fichero de control, seguidos de los obtenidos
realmente en la muestra. En este punto de la investigación, deberíamos dividir los porcentajes
obtenidos entre los esperados, para saber en que medida se apartan unos de otros. En este
caso se ha obviado ese paso, dada la casi total uniformidad de valores esperados para cada
sector. Las dos series armónicas se representan gráficamente como se muestra en la figura.
Como puede verse, los glifos de Venus y Mercurio aparecen dibujados a ambos lados de una
línea horizontal. Venus aparece a la izquierda, en la zona exterior del dibujo, lo que indica que
ha sido escogido como "factor funcionalmente estático", y Mercurio en el interior del círculo
central, lo cual le señala como "factor funcionalmente dinámico". Esto significa que el gráfico
registra las variaciones de posición de Mercurio con respecto a un Venus idealmente fijo.*
* Voy a describir un procedimiento bastante rocambolesco de obtener el mismo resultado, por
si alguien no terminara de captar qué es lo que se representa en estos gráficos. Imaginemos
que nos hemos tomado la molestia de dibujar y recortar una rueda zodiacal de diez centímetros
de diámetro y un centímetro de ancho de banda. Sobre ella dibujamos los signos de Venus y
Mercurio en las posiciones heliocéntricas que ocupan en la primera carta de nuestra muestra.
A continuación, dibujamos y recortamos una segunda rueda zodiacal, también de un centímetro
de ancho de banda, pero de doce centímetros de diámetro. De esa forma, la primera debería
encajar perfectamente dentro de la segunda. En nuestra segunda rueda dibujamos los signos
de Venus y Mercurio, de acuerdo con las posiciones heliocéntricas que ocupan en la segunda
carta. Después, hacemos girar una rueda sobre la otra, hasta que los dos Venus coincidan en
la misma posición. Repetimos estas operaciones hasta completar 203 ruedas, encajarlas unas
en otras y girarlas de forma que todos los Venus coincidan (necesitaremos un espacio de algo
más de 4 metros de diámetro para completar nuestro disparate). Una vez hecho esto, dibujamos
un radio en el que queden insertados todos los Venus y, contando desde éste, otros 29 más, a
intervalos de doce grados. De ese modo, habremos definido 30 sectores. Ahora sólo tenemos
que contar el número de veces que aparece Mercurio en cada uno de estos sectores para
obtener sus frecuencias absolutas. Éstas son las que aparecen representadas, directamente o
a escala, en cada uno de los brazos o sectores que rodean al signo de Mercurio, partiendo de
la línea que le une a Venus.
La línea horizontal indica el punto de CONJUNCIÓN (distancia angular 0°) o de origen del
ciclo. Desde ella se cuentan los intervalos en sentido antihorario. Mercurio aparece rodeado
de una serie de 203 circulitos, ensartados en 30 radios. Cada radio representa un intervalo de
la serie a1b30, en su orden, desde la línea de origen. Cada circulito es una posición relativa de
Mercurio con respecto a Venus, es decir, un caso de ángulo Venus-Mercurio asignado a su
correspondiente intervalo. El promedio de casos por intervalo es de 6,7. Hemos visto que las
características astronómicas de este periodo no introducen variaciones significativas respecto
de ese promedio. Por esta razón, podemos utilizarlo como indicativo de si el valor de un
intervalo queda por encima o por debajo de lo normal; el círculo naranja en torno a Mercurio
marca visualmente este límite
El intervalo 1 de la serie a1b30 incluye, tan sólo, dos casos. Es la puntuación más débil
de toda la serie y coincide con lo que la tradición astrológica llamaría una conjunción
separativa. De esto no podemos sacar ninguna conclusión, pues ya hemos dicho que 30
intervalos son demasiados para una muestra de 203 casos; pero no deja de ser una llamada
de atención para los practicantes de la astrología, que harían bien en consultar en sus ficheros
en busca de personas por ellos conocidas que tengan este ángulo en sus natividades, y
revisar las actitudes de estas personas con respecto al matrimonio o modos de relación
interpersonal en general.
Hemos dicho que el interés del a1b30 reside en su capacidad de esclarecer si la serie
superior (la a10b3) es realmente activa. Los tres intervalos de la serie A10,B3 se representan
reiteradamente, hasta diez veces, alrededor de la serie A1,B30. Cada intervalo se acopla con
cada uno de los diez sectores de que consta. De este modo, podemos comparar, fragmento a
fragmento, lo que cada uno de ellos aporta al resultado final. El círculo púrpura señala el lugar
del valor promedio de los tres intervalos.
El primer fragmento armónico (intervalos 1-3 del a1b30) presenta los valores: 2, 7, 3. El
sector central es dominante en este fragmento, del mismo modo que lo es en el A10,B3 total.
El segundo fragmento (5, 14, 5) se comporta de igual manera, alcanzando en el sector central
un valor desconcertantemente alto. Los tres fragmentos siguientes no ofrecen diferencias
significativas entre sus sectores, pero en los 4 que siguen a estos se repite la historia del
sector central dominante. El último fragmento viene a ser casi neutro. Es decir, en 6 de los
diez fragmentos, el segmento central es claramente dominante, manteniendo posiciones
neutras en los 4 restantes y no dando, en ningún caso, valores deficitarios. Está claro, pues,
que los resultados finales no dependen de uno o dos sectores aislados, sino que es la serie
armónica 10 la que, en conjunto, muestra ese comportamiento. Pero a la hora de valorar la
relación de esta serie con el ciclo heliocéntrico Venus-Mercurio, aplicado al matrimonio, hemos
de tener en cuenta algo más. Si quisiéramos traducir en términos de aspectos las
peculiaridades del esquema armónico a10b3, diríamos que el primer intervalo acoge los
aspectos separativos, el segundo los ángulos que no conforman aspectos y el tercero integra
los ángulos aplicativos. Como el intervalo que aquí se destaca es el segundo, lo que este
estudio pone de manifiesto es que, en el asunto que nos ocupa, la serie del 10 más que activa
es reactiva; es decir, Mercurio propende a evitar los lugares desde los cuales formaría con
Venus aspectos de la serie del 10. Qué razón pueda haber para que los cítados aspectos
disminuyan la inclinación al matrimonio es algo que queda fuera del alcance de la metodología
estadística. Sólo puede averiguarse por observación directa de casos concretos.
___________________________________________
* NOTA. Lo publicado arriba es solamente la primera parte de un trabajo más largo que,
por dificultades técnicas, no me es posible ofrecerlo completo por ahora. Aun en su
forma fragmentaria, contiene sugerencias metodológicas que juzgamos dignas de ser
preservadas.
Pese a tantos esfuerzos, la realidad es que todavía hay muchos astrólogos que
ignoran casi todo lo referente a los armónicos y muy pocos que hayan
incorporado técnicas armónicas a su trabajo astrológico habitual. Siguiendo a
David Hamblin, podemos comparar la incorporación de armónicos a nuestra
percepción astrológica de temas natales y acontecimientos con el paso del cine
mudo al cine sonoro, de las imágenes en blanco y negro a las imágenes en color
o del cine bidimensional al 3D. Si, por una parte, estas comparaciones tienen
algo de exageradas, por otra parte más bien se quedan cortas, porque a pesar
de la espectacularidad del paso de una imagen bidimensional a una
tridimensional, la información que proporcionan ambas es básicamente la
misma. Pero los armónicos introducen una gran cantidad de nueva
informacióncompletamente invisible desde la óptica tradicional.
Por supuesto, adaptarse a este nuevo modo de ver las cosas requiere tiempo.
Pero las ideas fundamentales de la teoría armónica son, en realidad, muy
sencillas y cada vez son más los programas de cálculos astrológicos que nos
dan resuelto gran parte del trabajo necesario para experimentar con
armónicos.
Como es obvio hasta aquí, el trabajo con armónicos comienza con una
herramienta usual de la astrología, el aspecto. En la antigüedad el círculo se
dividía por 2, 3, 4 y 6, produciendo así la oposición, el trígono, la cuadratura
y el sextil, además de la conjunción cuando los planetas estaban bastante
juntos. Algunos astrólogos aún consideran que un planeta está sin aspectos si
no tiene ninguno de estos cinco. El vacío de curso lunar es una luna que
abandonará el signo que ocupa sin formar ninguno de estos cinco aspectos con
otro planeta.
Addey también trabajó con una variación de la teoría de los armónicos que se
puede aplicar a cartas individuales y que forma parte de la astrología
tradicional de la India. Muchos hindúes consideran la carta Navamsa tan
importante como la carta natal, y la usan para juzgar el resultado de la vida
del individuo. La carta Navamsa es simplemente una carta del noveno
armónico, que toma cada sección de 40 grados (1/9 del círculo) y la extiende
sobre los 360 grados del círculo, dejando tales secciones extendidas todas en
conjunción entre sí. Addey sugiere utilizar el sistema de casas iguales a partir
del Ascendente navamsa, con el MC navamsa situado donde caiga. También
se puede experimentar con el sistema de casas iguales a partir del MC. Addey
ha trabajado más con el quinto armónico y sugiere que está relacionado con
habilidades perceptivas, especialmente en sus octavas altas, los armónicos 25
y 125. También relaciona el armónico 5 con lazos familiares, encontrando que
los horóscopos de varias generaciones repiten algunas de las mismas
posiciones por grado y signo y que estas posiciones tienden a formar quintiles
entre sí.
http://www.myastrologybook.com/
Tomemos, por ejemplo, la carta radical del propio John Addey, el gran impulsor de la teoría
armónica en occidente, nacido el 15 de junio de 1920, 7h 15m GMT, en Barnsley, 1º 28' W,
53º 34' N.
A medida que ascendemos por la escala de los números enteros, las cartas armónicas
asociadas presentan distribuciones cada vez más aberrantes de las cúspides de las casas, que
pueden aparecer a cualquier distancia unas de otras y en cualquier orden. De modo que, a
estas alturas, carece completamente de sentido pretender que el espacio comprendido entre
dos cúspides de casas de numeración consecutiva en una carta armónica defina
adecuadamente el tamaño y los límites de esa casa.
A este problema se han dado, básicamente, tres soluciones, ninguna de las cuales es
del todo satisfactoria. Para empezar por la más extendida, -que, dicho sea de paso, es, bajo
mi punto de vista, la menos acertada de las tres- se calcula la nueva posición del
Ascendente en el armónico de que se trate, y, a partir de ahí, se aplica un sistema de casas
iguales, añadiendo una cúspide de casa cada 30 grados. Obviamente, lo que así se obtiene
son once cúspides intrusas, que nada tienen que ver con el armónico en cuestión. A lo
sumo, se les puede conceder a esas cúspides el débil valor de representar lugares de aspecto
al Ascendente armónico. Pero este privilegio tienen igual derecho a reclamarlo todas las
demás cúspides, planetas o puntos calculados. Por otra parte, lo más interesante de una
carta armónica son sus conjunciones, porque los demás aspectos remiten a otros armónicos
más altos. Se obtiene así, desde luego, la hermosa apariencia de una carta radical, pero sólo
a costa de decorados de cartón piedra que no pertenen al paisaje natural de la carta
armónica.
Figura 2. John Addey. Armónico 2.
Casas iguales (no armónicas) añadidas a partir del Ascendente armónico
John Addey
Cúspides
Armónico 1 Armónico 2
I 125º 43' 31" 5º 44' Leo 251º 27' 02" 11º 27' Sag
II 141º 38' 19" 21º 38' Leo 283º 16' 38" 13º 17' Cap
III 162º 20º 03' 12º 20' Vir 324º 40' 06" 24º 40' Acu
IV 191º 28' 34" 11º 29' Lib 22º 57' 08" 22º 57' Ari
V 231º 48' 09" 21º 48' Esc 103º 36' 18" 13º 36' Cán
VI 274º 05' 33" 4º 06' Cap 188º 11' 06" 8º 11' Lib
VII 305º 43' 31" 5º 44' Acu 251º 27' 02" 11º 27' Sag
VIII 321º 38' 19" 21º 38' Acu 283º 16' 38" 13º 17' Cap
IX 342º 20º 03' 12º 20' Pis 324º 40' 06" 24º 40' Acu
X 11º 28' 34" 11º 29' Ari 22º 57' 08" 22º 57' Ari
XI 51º 48' 09" 21º 48' Tau 103º 36' 18" 13º 36' Cán
XII 94º 05' 33" 4º 06' Cán 188º 11' 06" 8º 11' Lib
La tercera solución, aparentemente la más cómoda, hasta el punto de que parece más
una huida del problema que una verdadera solución, consiste en mantener intactas las
cúspides radicales del armónico 1. Sin embargo hay, al menos, dos buenas razones para
esta opción. La primera es que las transformaciones armónicas en rigor sólo afectan al
zodíaco, no a las casas. La segunda es de tipo empírico y se basa en las posibilidades que
ofrecen las cartas armónicas como sistema de predicción emparentado con las tradicionales
direcciones simbólicas. Puede apreciarse -o, al menos, esa es mi convicción- que, en
general, los sucesos observados bajo la técnica de las direcciones armónicas encajan
bastante mejor en el esquema de las casas intactas que en el de las casas iguales de la
primera solución.
Vemos claramente en esta imagen cómo los planetas conservan sus emplazamientos
originales en las casas y éstas mantienen también su estructura natural y su orden adecuado.
Todo permanece en su lugar, excepto el lugar. El zodíaco se ha duplicado y esto nos
permite entender inmediatamente por qué dos planetas en oposición en el armónico 1,
están, sin embargo, en conjunción en el armónico 2. Obsérvese cómo Saturno y Urano, aun
ocupando lugares opuestos del cielo (casas opuestas), quedan, sin embargo, referidos
ambos al mismo signo del zodíaco. Esto es posible porque ahora tenemos dos zodíacos.
También los teníamos antes, en los modelos anteriores del armónico 2, sólo que habian sido
solapados, arrastrando consigo media carta cada uno y forzando un acoplamiento
imposible. Ahora, sin embargo, vemos cómo el espacio ocupado inicialmente por el signo
de Aries se lo reparten entre un nuevo signo de Aries de mitad de tamaño, pero del mismo
número de grados, y otro nuevo de Tauro, de idénticas carácterísticas. Donde antes estaba
Tauro, ahora están Géminis y Cáncer. En el lugar de Géminis, vemos a Leo y Virgo, etc.
Con todo, esta cuarta solución está muy lejos de ser el modelo ideal. Intente representar de
esta manera el armónico 60 de la misma carta y entenderá enseguida por qué tenemos que
seguir buscando otra fórmula. Además, resulta muy difícil percibir los nuevos aspectos
entre planetas armónicos en un modelo como éste (los aspectos dibujados aquí son, todavía,
los del armónico 1, no los del 2), tanto más cuanto más elevado sea el armónico.
Aunque los armónicos se generan dividiendo en partes iguales el zodiaco original por
cualquier número entero y haciendo encajar después en cada una de las partes un zodíaco
completo en miniatura o a escala, hay una razón muy elemental por la cual las cartas
armónicas se calculan multiplicando y no dividiendo. Si un planeta está, por ejemplo, a 20º
de Aries en el armónico 1 ¿a dónde irá a parar en armónico 2? Puesto que el armónico 2
incrusta dos zodiacos de 360 grados cada uno en el mismo espacio donde antes había uno
solo, resulta que ahora ese espacio aloja 720 grados; es decir, en cada sector ocupado
originalmente por un grado, ahora caben 2. Y en los 20 grados que separaban al planeta en
20 de Aries del origen del zodiaco, ahora, lógicamente, caben 40. Por tanto, contando 40
grados desde el origen, resulta que el planeta estará ahora a 10 de Tauro. Y para pasar de 20
a 40 se multiplica por 2. Es de una sencillez sonrojante, pero lo que nos interesa realmente
es otra cosa. Lo importante es que la fórmula matemática para el cálculo de los armónicos
es igual de consistente con dos modelos teóricos muy diferentes.
Figura 6. Dos modelos de sucesión armónica
Supongamos ahora que nos tomamos al pie de la letra ese desplazamiento virtual,
considerándolo como real. Esto implicaría que las distintas posiciones del planeta en los
diferentes armónicos no son simultáneas, sino sucesivas. Ahora el planeta no permanece
inmóvil, como hacía en el modelo estático, sino que avanza a saltos regulares girando
incesantemente en un mismo zodíaco. Este nuevo modo de concebir las transformaciones
armónicas es el modelo dinámico. El modelo estático concibe las transformaciones
armónicas desde un punto de vista geométrico o espacial, mientras que para el modelo
dinámico se trata de transformaciones de giro en secuencia temporal. Desde el punto de
vista del modelo dinámico, la representación gráfica de una carta armónica no presenta
problemas. Puesto que ahora lo que se altera es la posición del planeta en el zodíaco, pero
no el zodíaco mismo, los signos y las casas deben permanecer en sus ubicaciones
originales, tal como se mostraba en la figura 4. Ahora bien, sabemos que tanto en las
direcciones simbólicas como en las direcciones armónicas mover las cúspides de las casas,
de acuerdo con la misma norma por la cual son dirigidos los planetas da buenos resultados.
Por consiguiente, la representación gráfica de una carta armónica más informativa y, a la
vez, matemáticamente rigurosa, será la que combine en un mismo esquema los modelos
mostrados en las figuras 3 y 4. Una posible forma de hacerlo se muestra en la figura 7.
Figura 7. John Addey. Armónico 2 con casas naturales y cúspides armónicas
añadidas
Esta carta se diseña de acuerdo con la siguiente regla general: los sectores se
conservan; los puntos giran en ellos. Los signos son sectores del zodíaco, las casas son
sectores de la esfera local; unos y otros actúan como marcos o caminos. A través de ellos se
desplaza todo lo que sea susceptible de localización puntual, es decir, los planetas, los nodos,
los ángulos y las demás cúspides de las casas. Las cúspides tomadas aisladamente funcionan
de manera semejante a las partes arábigas; condensan en un punto el significado de la casa
y, mediante los aspectos de ese punto con los planetas, se forman nuevas posibilidades de
interpretación.
El modelo de carta armónica de la figura 7 reúne en una sola rueda las virtudes de las
tres soluciones posibles examinadas al principio, evitando, al mismo tiempo, todos sus
inconvenientes. La única ventaja legítima del modelo de carta armónica con casas iguales es
que sus (falsas) cúspides señalan los lugares que forman aspectos de la serie del 12 con el
Ascendente armónico. Pero en el modelo de la figura 7, esos aspectos al Ascendente
armónico están dibujados directamente; además, podemos dibujar también, si así lo
deseamos, los aspectos al Medio Cielo armónico o a cualquier otro ángulo o cúspide
armónicos. Por tanto, nada valioso se pierde aquí en relación con el primer modelo; además,
nos libramos de las cúspides impostoras. La gran virtud del segundo modelo examinado es
que es el único que nos da la posición correcta de las cúspides armónicas, pero éstas quedan
como "flotando en el vacío", al perder la carta su orientación natural. Esta orientación se
conserva en el tercer modelo, pero a costa de ignorar la posición de las cúspides armónicas.
El modelo de la figura 7 mantiene en su parte interna la distribución original de las casas,
situando, al mismo tiempo, en su parte externa las cúspides armónicas.
Podemos tratar de conciliar ambos modelos sugiriendo que el modelo estático muestra
todo lo que en una carta está en potencia, todo lo que puede llegar a ser en algún momento o
repetirse cíclicamente cada cierto tiempo, mientras que el modelo dinámico señala la
secuencia temporal y el ritmo en que estas potencialidades llegarán a manifestarse
sucesivamente, por su resonancia con otros ciclos astronómicos o biológicos.