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ENDE, Michael, “gInculcar una coneiencia critica?” en Carpeta de apuntes, Madrid: Alfaguara, 1996. (Textos de eseritor). Pp. 200-208 ginculcar una conciencia critica? Hay que velar por que los nifios encuentren en sus libros algo criticable, Ast adquieren la capacidad de criticar. La erttica se aprende con la préctica. Por «503 pide en el libro que se estéen contra, (Del epilo~ goal segundo anuario de la literatura infantil, EZ anes empieza la semana.) Bs éste un argumento, en verdad, perfec- tamente endiablado, que se puede interpretar de esta o de esta otra manera, y con el que se puede justificar absolutamente todo, puesto que todo lo deja en manos del lector, o sea, del nifio. Si é te no percibe la deficiencia de algo deficiente y no toma la correspondiente distancia critica sino que muerde el anzuelo, ¢s él quien tiene la culpa, Su capacidad critica todavia no esta lo suficien ‘mente formacla. Con este epigrafe se puede ofrecer 4110s nifios tranquilamente la mayor cursilerfa, el embuste mas siniestro, las ordinarieces mas re pugnantes: pues todo ello contribuye a desarro- Har su capacidad critica, En el fondo no hay r2- 26n ninguna para no reeditar los antiguos libros de texto antisemicas de los nazis. Con ellos los nifios podeian encrenarse fabulosamente. 201 Un conocido mfo que educé a sus dos nifias (cinco y siete afios) de modo estrictamente antiautoritario, lo hacfa de la siguiente manera: cuando una de las nifias le preguntaba algo, él le mentfa conscientemente, pero de forma que la fia, si reflexionaba un poco, pudiese notar que en aquella informacién habfa algo que no era normal. Asi, opinaba mi amigo, se desarrollaba laconciencia critica de sus hijas y aprendfan a no fiarse ingenuamente de nada de lo que dijera na- die, sino a examinar a fondo cualquier presunta verdad y a formarse un juicio propio. Las dos ni- jias han terminado en la consulta de un psicoa- nalista debido a graves sintomas neuréticos. Mi amigo se asombra y no lo comprende ‘A mi, tal actitud me recuerda aquella his- torieta tan maliciosa: un padre pone a su hijito sobre la mesa, se coloca detris de él y le dice: —Ahora, cierra los ojos, hijo mio. El nifio cierra los ojos. —Y ahora —dice el padre—, déjace caer hacia aecés. Tu padre te recoge en el aire. EL nifto se deja caer hacia atrés y se da un batacazo terrible contra el suelo. —Por qué no me has cogido, papa? —so- Mozacel crv. Para que aprendas bien pronto —res- pondié el padre— a no fiarte en este mundo ni de tu padre. Enel uso lingiifstico general, las palabras «

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