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Escuela de Filosofía
C.I: 24.223.852
Kierkegaard y el Individuo.
Somos los hombres tan solitarios dentro de nuestra interioridad subjetiva, que
no podemos esperar comunicación alguna de la totalidad de nuestro interior.
Aquello que se encuentra en el fondo de nuestros corazones dista mucho de
parecerse a lo que se trata de comunicar. Es sólo a través del martirio, ese
extraño silencio, en el que damos testimonio de aquello que que se encuentra en
el fondo de nuestros corazones. Es este testimonio lo que nos pone en contacto
directo con el “Alter Ego”, es pues tan único aquello que mora en el fondo de
nuestros corazones, que sólo es posible comunicarlo a Dios, esta comunicación
directa el máximo testimonio de nuestra individualidad, la conexión con el único.
Citando a E.M. Cioran “No tengo ya nada que compartir con nadie. Salvo
1
Max Srirner: El único y su propiedad. Pg 2. Pablos Editor S.A. Mexico D.f 1976.
durante un tiempo aún con el Solitario” 2. Nuestra comunicación con Dios es
individual a tal grado que se vuelve única, un ejemplo de esto sería Job, él
sabía que aunque las vicisitudes impuestas por Satán lo atormentaban, decidió
relegarse al silencio, es decir, ser un mártir, dar el testimonio de su dolor a
través de su contacto con el único, de esta manera su dolor era único, no era
el dolor de todos los hombres, era el dolor de Job, su comunicación con Dios
era suya, y en esa comunicación, en ese contacto con lo único, alcanzó la
santidad. Es esta comunicación con el “Yo supremo”, el fundamento metafísico
de nuestra individualidad.
Es por esto que toda pretensión de racionalismo puro queda perpleja ante la
forma del pensamiento existencial, ya que es en tanto muy distinto aquello que
se hace patente , lo que se instaura y permanece, es decir la realidad, a los
idealismos desvariantes, que tratan de construir un modelo cerrado del mundo. Y
es Kierkegaard quien en su forma paladinezca sienta las bases de este
2
Cioran, E.M. De lágrimas y santo. PG 104. Tusquets Editores. Buenas Aires, Argentina. 2008
pensamiento subjetivo, dando prioridad a la sabiduría misma, que a la pretenciosa
teoría del conocimiento.
Y es el individuo el encargado de llevar consigo la batuta de este pensamiento
existencial, de tal manera que es su propia existencia el mensaje, así como el
silencio es el martirio, es decir dar testimonio, el individuo es el testimonio de la
existencia.