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República Bolivariana de Venezuela

Universidad central de Venezuela

Escuela de Filosofía

Praxis: Introducción a Kierkegaard

Profesor: Theowald D’arago

Alumno: Carlos Katán

C.I: 24.223.852

Kierkegaard y el Individuo.

Dentro del pensamiento existencial la primacía del individuo reclama un papel


fundamental. Superando este la fuerza de toda racionalidad, se impone sobre el
pensamiento lógico con su inalienable condición de único. Condición que es a su vez
magna y tortuosa, es decir, tal como la existencia, pura contingencia.

El pensamiento individual se opone a los racionalismos colectivistas en tanto no se


trata la esencia de lo humano como sí se tratase de una especie que constituye un
órgano dentro de una maquinaria superior, sino que se trata desde su unicidad; no es
ya el hombre parte de una esencia general (humanidad), es el hombre, y no todos los
hombres, único en el desarrollo de su pathos personal (individuo), y es en este sentido
lo patético la forma primordial de nuestra individualidad, es la estructura total que se
conforma a través del pathos existencial aquello que llamamos espíritu.

Recuperando el sentido de oposición ante los racionalismos colectivistas, los hombres


dejan de ser meros cálculos poblacionales para convertirse en personas, personas que
sienten, que padecen, que existen. Es en este sentido de existir que la racionalidad
pierde terreno ante el pensamiento existencial, ya que las vicisitudes de la existencia
superan, por mucho, las formas absolutas instauradas por la racionalidad. Es la
experiencia la que constituye la visión subjetiva que forma, inevitablemente para el
pensamiento objetivo, las preconcepciones individuales. La existencia en este sentido
experiencial forma al individuo, es pues su relación con las cosas (experiencia) aquello
que formará el espíritu.

Aquí Kierkegaard con su sagaz “irracionalismo” entre a romper la cadena que


los racionalismos han fundado. Luchando contra el idealismo hegeliano,
Kierkegaard tratará de desfundar la forma absolutista de este pensamiento, usando
como arma la forma subjetiva del pensamiento individual. Dentro de esta crítica,
Kierkegaard quedará enmarcado como uno de los pensadores más importantes
dentro de la corriente del pensamiento existencial.

La formación del espíritu en Kierkegaard es totalmente necesaria para el


individuo, ya que esta es la constitución de la angustia. La angustia es pues
individual, aparece en tanto el hombre sabe que es hombre, a diferencia del niño
que no se diferencia él del mundo, como diría Max Stirner “En la niñez tenía
que superar las leyes del mundo ; ahora, ante cualquier cosa que se proponga,
choca con una objeción del espíritu”1. Cuando niños , el espíritu del mundo es
aquello que nos domina, mientras nuestro espíritu individual se mantiene
extrañamente aletargado. Es cuando es cuando el espíritu domina , que la angustia
toma parte dentro del juego de la existencia. Es en la angustia en donde
exploramos esa particularidad de lo único, del yo, y entablamos la comunicación
con ese “Yo supremo”, es decir “el alter ego”, Dios.

Somos los hombres tan solitarios dentro de nuestra interioridad subjetiva, que
no podemos esperar comunicación alguna de la totalidad de nuestro interior.
Aquello que se encuentra en el fondo de nuestros corazones dista mucho de
parecerse a lo que se trata de comunicar. Es sólo a través del martirio, ese
extraño silencio, en el que damos testimonio de aquello que que se encuentra en
el fondo de nuestros corazones. Es este testimonio lo que nos pone en contacto
directo con el “Alter Ego”, es pues tan único aquello que mora en el fondo de
nuestros corazones, que sólo es posible comunicarlo a Dios, esta comunicación
directa el máximo testimonio de nuestra individualidad, la conexión con el único.
Citando a E.M. Cioran “No tengo ya nada que compartir con nadie. Salvo

1
Max Srirner: El único y su propiedad. Pg 2. Pablos Editor S.A. Mexico D.f 1976.
durante un tiempo aún con el Solitario” 2. Nuestra comunicación con Dios es
individual a tal grado que se vuelve única, un ejemplo de esto sería Job, él
sabía que aunque las vicisitudes impuestas por Satán lo atormentaban, decidió
relegarse al silencio, es decir, ser un mártir, dar el testimonio de su dolor a
través de su contacto con el único, de esta manera su dolor era único, no era
el dolor de todos los hombres, era el dolor de Job, su comunicación con Dios
era suya, y en esa comunicación, en ese contacto con lo único, alcanzó la
santidad. Es esta comunicación con el “Yo supremo”, el fundamento metafísico
de nuestra individualidad.

Retomando nuevamente la constitución existencial del espíritu. De que manera


que la existencia es sí misma contingencia pura, el individuo se encuentra ante
la indeterminación absoluta, es decir ante el devenir. Puesto a que no es posible
de que en nuestro devenir se susciten todas las posibilidades sobrepuestas, el
hombre se encuentra obligado a cometer una elección, es en esta capacidad de
elección que se encuentra fundamentada nuestra libertad. El hombre como
individuo debe pararse ante la angustia y elegir, corriendo el riesgo de
convertirse en o pecador; pero obviando los resultados de esta decisión, la
posibilidad de poder optar constituye el Yo, es decir, constituye éticamente la
individualidad.

Es aquí en estas dos formas, metafísica y ética, en donde está fundamentada la


individualidad, ambas son consecuencia del despertar del espíritu y la aparición
de la angustia. Es pues la angustia la consciencia de nuestra propia libertad, es
por eso que ella aparece como indeterminación absoluta, es consecuencia de esa,
mal llamada por los racionalistas, contradicción, que llamamos existencia.

Es por esto que toda pretensión de racionalismo puro queda perpleja ante la
forma del pensamiento existencial, ya que es en tanto muy distinto aquello que
se hace patente , lo que se instaura y permanece, es decir la realidad, a los
idealismos desvariantes, que tratan de construir un modelo cerrado del mundo. Y
es Kierkegaard quien en su forma paladinezca sienta las bases de este

2
Cioran, E.M. De lágrimas y santo. PG 104. Tusquets Editores. Buenas Aires, Argentina. 2008
pensamiento subjetivo, dando prioridad a la sabiduría misma, que a la pretenciosa
teoría del conocimiento.
Y es el individuo el encargado de llevar consigo la batuta de este pensamiento
existencial, de tal manera que es su propia existencia el mensaje, así como el
silencio es el martirio, es decir dar testimonio, el individuo es el testimonio de la
existencia.

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