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Origen y Nombre

Los Kariña, descendientes directos de los Caribe, eran un pueblo de aguerridos navegantes,
quienes pusieron resistencia a la conquista europea.
Con la llegada de los españoles el 20 de octubre de 1783, del oidor de Santo Domingo, Don
Luis de Chávez y Mendoza, quien se encargó de todo deslinde de tierras y atribución oficial
de la mismas a las comunidades indígenas, y se constituyó la población de la Gran
Kashaama, en la Mesa de Guanipa en el estado Anzoátegui al sur oriente de Venezuela.
Allí convivieron durante mucho tiempo, desarrollando sus costumbres, bajo la mirada silente
de cada uno de los Dioses que adoraban.
A partir de 1947, cuando se comienzan a firmar contratos con las petroleras, empiezan los
problemas internos de los comuneros, por lo que parte de los mismos se desvinculan de la
Gran Kashaama y fundan nuevas comunidades en tierras cercanas. Así nacen nuevos
pueblos como Tascabaña, Bajohondo, Barbonero, Bajo Mapiricure, Las Potocas, Mare Mare,
entre otras. En la actualidad son tradicionalmente nómadas y viven un proceso de transición
a la vida sedentaria debido al avance de la explotación petrolera, minera y agrícola moderna
sobre su territorio tradicional.

Ubicación y espacio territorial


Ocupan gran parte del centro de las elevaciones llamadas mesas en el Estado Anzoátegui,
con núcleos al norte y sur del río Orinoco, en los Estados Bolívar, Monagas y en Sucre
[Población 9.991]. (OCEI Censo 1992) en el territorio venezolano, así como también habitan
en el Esequibo, Repúblicas de Guraná, Surinam y la Guyana Francesa.

Grupo lingüístico al cual pertenecen


El nombre antiguo de este grupo étnico se utiliza además para denominar al tronco lingüístico
que agrupa varios idiomas: El tronco lingüístico Caribe. La lengua Kariña es hablada por unas
11.000 personas en Venezuela.

Tipo de vivienda
En el pasado, vivían en chozas comunales; pero en la actualidad viven como los campesinos,
en pequeñas casas de paredes de adobe y techo de palma de moriche o zinc con la ayuda
del apoyo oficial. Cada aldea o comunidad es autónoma y destaca la figura del “dopooto” o
Capitan de la comunidad.
Cultura, Religión y Cosmovisión
En cuanto a su cultura y religión se ha de considerar el mare-mare, que es un baile festivo. El
Akaatompo (día de los muertos) es la festividad más importante de los kariña, y se celebra el
1 y 2 de noviembre. Viven cerca de los rios, los niños son excelentes nadadores, practican
diversos juegos con paraparas, juegan metras y quiminduñas; ellos mismos fabrican los
trompos y zarandas para jugar y también practican competencias de arco y flecha.
El mundo religioso de los kariñas es muy rico y dinámico. Su relación con el universo plantea
cuatro regiones con sus respectivos dueños: kaputano, el dueño del cielo y “abuelos de los
abuelos”; maware, el dueño del cerro; akodumo, el dueño del agua e Ioroska, el dueño de la
tierra. En algunos de ellos se han incorporado elementos de la cultura católica y criolla en
general. Creen también en la religión católica, pero no mayoritariamente.

Economía

Su principal actividad económica es la producción de yuca, ají dulce, maíz y sorgo, además
de la ganadería, la caza y en menor escala, la pesca. Muchos de ellos trabajan también para
las industrias petroleras instaladas en la región. La Artesanía kariña es muy conocida, tales
como el tejido de la palma de moriche y de los juncos que se encuentran en las riberas de los
río que están cercano a la comunidad y con el cual elaboran sus chinchorros y cesterías.
Además, hacen carteras y bolsos para diversos usos. Utilizan también la madera, la cerámica
y las taparas. Estas elaboraciones se distinguen por su sobriedad y frescura que
proporcionan al visitante lo cual constituye un atractivo para el turista convirtiéndose así el
turismo en una fuente de ingreso económico para sus comunidades.
Organización social
Los kariña comparten con otros grupos caribe-hablantes. La estructura social está basada en
la familia extendida, formada por un hombre casado, su esposa, sus hijos solteros y sus hijas
casadas, más los maridos de éstas y sus respectivos hijos.
Organización política
Las comunidades kariñas están regidas por un Capitan o “dopooto” gobernador que dura tres
años en sus funciones y es electo en una asamblea de personas adultas. Existen también un
consejo indígena kariña (conika) que lucha por los intereses de todas las comunidades a nivel
nacional y por la relación armónica con otros grupos indígenas del país.

Una aproximación a la cosmovisión y cotidianidad de las mujeres indígenas

Las mujeres indígenas representan la vida, la tierra, la madre naturaleza que da el sustento
para que todos puedan vivir.
Con un reconocimiento intrínseco en la mujer, las indígenas han asumido en muchos casos
las riendas en procesos de autogobierno de sus territorios y gobiernos locales, aunque
también han desarrollado experiencias de participación en instancias nacionales e
internacionales.
El presente trabajo plasma una somera aproximación al papel de las mujeres, sus
tradiciones y costumbres en tres de las etnias con mayor población en el estado Bolívar.

MUJER KARIÑA: UNA GRAN FAMILIA


Teniendo a la naturaleza como su sustento vital, la cosmovisión kariña confiere a la mujer un
importante papel dentro de sus comunidades. Al ser generador de vida, la mujer kariña tiene
el honor de la siembra.
“El sostén de nuestros pueblos se le debe a la tierra, y quien tiene esa relación directa con la
naturaleza es la mujer; quien ara y prepara el terreno es el hombre, pero quien siembra es la
mujer, esto garantiza una buena cosecha”, señala la diputada Yaritza Aray, presidenta del
Instituto Indígena del estado Bolívar.
La legisladora indica que la etnia a la cual pertenece, existe el valor supremo de la familia,
entendida en su mayor amplitud, sin distinción de parentescos políticos por matrimonios o el
pasar de las generaciones y sus ramificaciones; “al contrario que en el mundo no indígena,
donde el concepto de la familia es cada vez más reducido (papá, mamá e hijos)”, afirma.
Al contar con la familia como premisa principal, tanto mujeres y hombres, compartan sin
mayores distinciones que los provenientes de la selección individual, las labores comunales.
Si bien el hombre es por lo general, es quien caza, las mujeres pueden participar
activamente si lo desean, “de igual manera con la preparación de los alimentos, hay
hombres que, por ejemplo hacen casabe sin que ello signifique alguna rareza”, expresa la
diputada Aray.
La etnia kariña es uno de los pueblos que tiene presente la incorporación de la mujer en la
vida política y de toma de decisiones de las comunidades, “de hecho somos uno de los
primeros pueblos indígenas que tenemos “Dopotos” -capitanes o caciques-, de sexo
femenino, electas por la comunidad”.
Cargos de poder comunal que son compartidos con los deberes familiares, al ser la mujer,
encargada de la crianza y transmisión de valores y tradiciones a las nuevas generaciones.
“En otros pueblos no ves muchas mujeres “Puidai” o shamanes, en el pueblo Kariña la
mayoría de los curanderos son mujeres, incluso en Camurica existía una escuela para
Puidai en el cerro Arabakai”, devela la legisladora kariña.
Con respecto a la unión marital, las parejas se eligen mutuamente, no hay matrimonios
arreglados; sin embargo, el novio tiene que ser aceptado por la familia de la futura esposa,
situación que no depende tanto de la cultura kariña, sino más bien de cada familia en
particular, de igual forma tampoco está concebido el divorcio entre parejas porque se
considera una afrenta a la familia.
No obstante, si una esposa muere, el hombre tiene el derecho de casarse con la hermana
menor de su difunta pareja, si esta no ha contraído nupcias. “Una situación que es aceptada
sin problemas porque con esta tradición hemos crecido”, señala Yaritza Aray; al tiempo de
acotar que otro aspecto de la cultura kariña con respecto a la mujer es el casarse con un
hombre no indígena “de ocurrir, ella debe irse de la comunidad, más el hijo que nazca de
esa relación si puede llegar a entrar y vivir en la comunidad”, puntualizó.
Según señala la legisladora, la mujer kariña goza de una vida sin atropellos, ni exclusiones
“el machismo es ajeno a nuestra cultura (…(...)o vine a comprender qué es eso, al salir de
mi comunidad para estudiar y formarme”.
Sin embargo, existen tradiciones que, en el mundo criollo, podrían calificarse de crueles; tal
es el caso del ceremonial de transición de niña a mujer, “a las adolescentes se le llena el
cuerpo de termitas, tienen que soportar su mordida porque estos insectos tienen
propiedades químicas que prepararán a las nuevas mujeres y aliviarán sus futuros dolores
menstruales y los de parto”, destaca.
Finalmente, la protección, el cariño, el amor son principios que practican los kariñas en la
familia, entendida en su máxima expresión.

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