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4 scar Gach y Raquel Onborne “Weeks, Jeffrey (1977, 1990 2." od revisada): Coming Out (Homosexual Poli ies in Britain From the Nineteenth Century to the Present), Loudes y Nueva York: Longman, (1981): Sex, Politics and Society (Ihe regulation of sexuality since 1800), Londres y Nueva York: Longman, _ (1993): El malestar de la sexualtdad:significados, mitos sexualidades mo- demas, Mada: Talasa. Wool, Steve (1991): Ciencia, Abviendo la caja negra, Barcclona: Anthropos. LA CUADRATURA DE LA CLUDADANIA INTIMA. ALGUNAS PROPUESTAS PRELIMINARES! KEN PLUMMER Cualquier forma cultural, una vex que ha sido creada, es roid en diversos srados por las fuerzas de la vida, Tan pronto como una ha aleanzado su ple no desarrollo, la siguiente empieza su proceso de gestaciéns tas una lucha, izds corta 0 quizas larga, la nueva forma acabaci reemplazando a su pre- decesora (Lavorence, 1976). cos los paises en los que no existe un intenso debate acerea de la igual la regulacion de la sexus a. Las trans jones que afectan a las esleras personales y emocionales superan con «creces las fronteras de un solo pais, (Gildens, 1999) Los seres humanos poscen una di ciales han de resp dad que las leyes y las instituciones so tar, Esta idea tiene muchos oti nes; por ahora dicha idea constituye el corazon tanto del pens: cratico liberal moderno como de la practiea politica en todo el idea de dignidad humana se suele asociae a la idea le una misma vali: ricos y ppobres, campo y ciudad, hombres y mujeres, todos merecen el mismo tespe to por cl hecho de ser humanos, y no deberiamos pet ‘que no son més que meros aceidentes de la fortuna Muchas veces la idea dle una misma valia esta conectada a la idea de libertack respetar a equivalencia de valias entre las personas significa, entre otras cosas, ppromocionar su hal wcorde eon su propia vi sion de lo que resulta mas profundo y mis para ellos, (Nusshan, 1999) "Una version anterior de este trabajo fue presentada en los encuentros de la so, «iacin Europea de Sociologia, en septiembre de 1997, y fue pesteriormente desarro Ia para la Conterencia sobre ciudadania de Leeds en 1999. Traluecién de Kerman Calvo, revisuda por Raquel Osborne, de Citzenship Studis, vol. 5, na. 3, 2001 (237 293), 2% Kon Plummer INTRODUCCION Durante las dhimas décadas —prineipalmente desde la llegada de la segunda ola del feminismo y del movimiento gay y de lesbianas— ha tomado entidad un nuevo campo de investigacién en el que se conectan el mundo piblico de la vida social y el mundo de la vida privada personal. Simulténeamente han aparecido nuevos campos importantes tanto para la investigacién socioldgica como para las, politicas sociales: desde la violencia doméstica/sexual y los «eve chos reproductivos hasta las politicas de identidad y las discrimina- ciones de género/sexuales. Este campo de investigacién académic ha alcanzado un tamano considerable, que se evidencia en la proli- icidn de revistas especializadas, congresos y publicaciones. Es ss estan también en la agenda de la mayoria de los gobiernos lentales). En este trabajo preliminar sugicto que este nuevo actica politica ha erecido en paralclo, les propias del cambio de siglo, las cuales me gustaria aglutinar de mancra provisional bajo el lema de Ja “ciudadania intima”. Variantes de este término han sido utili das desde hace ya algunos atios, y esta contribucién intenta explo rar algunos de los problemas y las dificultades inher idlea, asi como proponer un seneillo marco de analisis para futuros dlesarvollos. Elconcepto de ciudadania fntima es un término que, como ya pro puso Blummer (1969: 148), “sugiere ditecciones para nuest vacién”. Se propone organizar un conjunto cle asuntos dispers0s que ran en torno sta vida personal, Momentiineamente, entenderé dadania intima como un concepto que aglutina una pluralidad de histo rias y de discursos puiblicos acerca de cémo vivir la vide personal en el ‘mundo postnoderno, donde cada vex nuis hemos de afrontar ua diver sidad cada vez mayor de opciones y difcultades acerca de cimo construir ‘nuestra intimidad?. Vsta idea sugicre mancras adecuadas de vivir la vida en sociedad y t para fomentar el civismo en las relaciones: sociales, especialmente en un momento en el que alguna gente parece lost (occ campo de investigacién y de j una serie de practicas soc el uso de by laversién ot inal. Mientras que no se inique le conte: jepreuceel uso de este recurso por el aor sina IN. del T Ls cuaratura de la iudadaniaitirns 2 ver solamente un fracaso, una falta general de civismo en la vida social (Anderson ef. af, 1992; Himmelfarb, 1999). Asi, cuando a proclama el colapso de valores y de ética, este concepto evoca ur nario de nuevos valores morales y éticos. Sugiere en definitiva “vale res para Una era sin dios” (Klug, 2000). A partir de varias tradiciones de estudios sobre la ciudadania, cl concepto de ctudadania intone, mina derechos, obligaciones, procesos de reconociniento ferentes a tas esferas inds intimas de la vida —con « a, cmo educar a los hijos, cdmo pestionar nuestro cue relacionarse en tanto que seres generizados 0 cémo vivir nuestro ero- tismo—. Intenta crear la sensacién de que las diferentes situaciones rextricablemente unidas a la pertenencia a diferentes grupos y comunidades, lo cual provoca sus ptopias ¢ inevitables tensiones. Re- ia que lo particular habita siempre nte. Y todo ello significa que estamos rodea dle coiflictos con los que hemos de aprender a vivir, porque no pre podremos disponer de soluciones evidentes. No estoy atin total mente convencido del valor de este concepto, y asi este trabajo ha de ser entendide como parte de un proyecto en el cual se explora qué es lo que abarca, cémo puede ser aplicado y qué valor heuristico puede alcanzar, Es éste un proyecto que comencé en un libro, Telling Sexual Stories (Plummer, 1995), 1. INTIMIDADES CAMBIANTES Y LA ACTUALIZACION DE LOS: DEBATES SOBRE LA CIUDADANIA. Uste articulo nace de una preocupacidn por los procesos contempo: rrincos de cambio social. En el cambio de siglo, y a lo del globo, todos vivimos simulténeamente— locidades y aleanzando niveles también difere dicional, moderno y postmoderno. Nuestros del mundo en desarrollo viven mayoritariamente ati ras que los jévenes y las naciones m: vez mayores referentes de afinidad con el mundo postmodern, pero todos viven en parte en cada uno de los dos mundos. Es claro, sin embargo, que es cl mundo postmodemo de la “era de la infor cién’ —denominado de muchas manctas, tales cs Lardia, “cosmopolitismo”, modernizacién rellex a, capitalismo wcnudo se ul | de estar incluyendo un sentitiento ereciente de | y de autorreflexividad, una *¢ 2% Ker Plover desorganizado, McDonalizacién, la sociedad del riesgo— el que esta gencrando un mayor interés (Bauman, 1997; Beck, 2000; Brow ‘et al., 2000; Castells, 1997; Hutton y Gi ir rencias entre las distintas visiones de este fenémeno, todas conllevan un sentimiento de cambio drastico. Al aplicar las maltiples teorias o social a las diferentes “arenas de la intimidad” como, son las relaciones personales, los géneros, el erotismo, el cuerpo, la ilentidad, la espiritualidad y las emociones, podemos hablar, quiz de una nueva y emergente forma cultural y de vida que podrfamos denominar “la posimodernizacion de las intimidades” (Giddens, 1991 y 1992;Simon, 1996). [le sugerido en otra parte que esto pue ividualizacién ion” de la persona, [a me la creacién de po. onalizacin de la iatizaci6n y globalizacién de la vida perso sibilidades postidentitarias, o incluso una Mc jimidad (Plummer, 2000). ‘Centrémonos en uno de estos t nas, coneretamente en la cuestién je que somos setes aut6 os y cuindo divorciarnos; clegir 1 tener, si abortamos o si vamos a recurrie a la ‘10s como un hombre, una mu «donos en un punto determina qué tipo de cuerpo xual—; decidir ‘0 como tra queremos compa ener0s, cros 0 elegit, incluse s-alyo que mucha gente da totalmente por sentado en fa ac tualidad. Sugerit lo contrario, es decir, que los dems nos pueden dle ‘easarnos, cuando podemios tener hijos o que tipo de re s hemos de tener, es sugerir un mundo que a juicio de algunos est en ripido declive. El auye de una ideologia individualist imoldcado la construceién de lain mundo occidental, ereindose todo un mundo de opciones para el individuo, ara lustrar mi argument, procedo ahora a ofrecer algunos ¢jem- plos. Para expresarlo claramente, equién hubiera pensado a comicn 208 del siglo XX que al acabarlo estariamos discutiendo seriamente so bre las siguientes euestiones? cir con qui ‘ones sexu as de familia, incluyendo la valoracién positiva de jonoparentales; la legitimidad (moral y le por parte de Nuevas for las familias parejas, ol matrimonio, | La cuadratura de a eudadania into 2 los gays; la aceptacién de vivie en soledad, de no tenet hijos vo" luntariamente o de compartir la vida con un/a amigo/a. Ta bién incluiriamos aqui la general aceptacién del divorcio, de la posibilidad de engendrar hijos fuera del matrimonio, de la co hhabitacién y del hecho de volverse a casa recimiento de nuevas tecnologias para la reproduccién. In cluitiamos aqui el tema de las “madres de alquilet”, los nitios probeta y toda la parafernalia de la fertlizacion in vitro, la do nacién de évulos, la inseminacién artificial por donante asi ‘como el declive de la fertilidad masculina en paralelo a la cclo ‘Todo esto nos oblige a reconsi ales pata la comprension de jos? Qué es una familia? ¢Qué hemos de entender por ideologia pro-natalistar * La formidable extensién del uso de la tecnologia para transfor mar el drgano central de nuestra intimidad: el cuerpo, Hab] ‘mos aqui de mecanismos de eardcter médico, cosiético, sexual y disciplinares que se convierten en adjuntos a nuestros cuer pos, entran en ellos o incluso los reemplazan, Preseneiamos un nuevo mundo y et person como cyborgs * La discusion publica (y las practicas publica y privada) de un conjunto de sexualidades que no son procre veces unit penctracid (los mundos de kas “sexualidades seguras” vis I cibersexo y al trabajo sexual; el abuso sexual a menores y la idemtificacion de Jos pedlfilos, los crecientes debates sobre Hliteo y acoso sexual asi como el tema de las pricticas sadomasoquistas * El desarrollo de los mundos transgénero, que inclayen no slo la ruptura de las nociones tradicionales de masculiniclad y femi nieidad sino también la lepada a gran escala global de trasvests, transexuales, bisexuales, gente queer y gucrreros transexuales + Poriltimo, la cmergencia de un nuevo conjunto de “problemas jones public cle una idres través de todo un complejo conjunto de ansicdades, “desérde nes de estrés postraumatico”, “sindromes de falsa memoria” y ‘cosas parecidas. 30 Ken Plaremer Podtiamos expandir esta lista sin k 108 ejemplos son, sin embargo, suficientes para esbozar tanto las précticas dle la nueva inti idad como los debates que giran en torno a ella. ¢Cémo vtvimos y imo deheriamos vivir en un mando moderno tardio? Muchos signos revelan la existencia de una nueva manera de vivir la vida. Socidlogos, activistas y politicos necesitan nuevos instrumentos para acercarse a esta realidad, Este trabajo explora uno de ellos 2. gUNACRISIS POLETICA? iltima década ha presenciado la erosion de las cateyorias y posicio «que habfamos usado hasta la fecha para estructurar el debate pot tico, Esto ha sido asi en la medida en la que las distineiones tradicio nnales entre izquierda y derecha parecen haber perdido utilidad. Sin embargo, una serie de candidatos aspiran a ocupar el espacio de las “politicas de vida", “politicas de la diferencia”, “pluralismo radical”, “democracia dialogante” y muchas mas. Aun. los detalles, todas ellos sugieren un conjunto de carac s que destaca el reconocimiento de qu con la diferencia y con las maneras de vivir la vida, asi como con el diilogo entre los diferentes grupos, Estos conceptos destacan asimismo que la nueva manera de ver la politiea ha de tech zarla claboracién de agendas cevtadas ¢inflexibles, Al calor de la importancia creciente de las politicas emancipate. rias, muchos sienten que ha Hegado el momento de tomar determina das decisiones. Anthony Giddens afirma por ejemplo que la pol moderna cuestiona y s inta sobre “lo que yo quiero ser” (1992: 216). De la misma manera, en opinion de Ultich Beck, el problema es triba en saber cémo “vivir mi vida en un mundo profundamente cam biante” (2000; 164). Para Jeffrey Weeks la cucst es la de “cémo vi- vir con la diversidad” (1995; x), m nryn Adelson a ta se formula en los t mos vivir” (ca: pitulo primero). Todo esto parece apuntar hacia la existencia de un es cepticismo cada vez. més acusado en torno a jerarquias naturales de ‘orden y mando, a visiones herméticas y rigidas de entender el mundo. ‘Mi preocupacion se relaciona por lo ta nas para el debate publico en torno a los cielos dela vid de las personas y las divisiones sociales que marcan dichos cambios, La lista de temas que difie La cuadratura del ciadadania nts a considerar es amplisima —decisiones personales que revierten en la esfera de lo publico, algunas de las cuales llev ien afios, mientras que otras son radicalmente nuevas (Showalter, 1991)—., Pienso en la cutanasia, en los nifios probeta, en el matrimo. nio y en las ‘gays y lesbianas, en las familias monoparentales, en el sexo seguro, en el cibersexo (y sus vi cid y el acoso virtuales o el ciberporno), en sext en la violencia sexual de cualquier tipo, en las politicas en torno bisexualidad y al transpénero, en los nievos debates sobre la (cn)ye netica, en los crimenes de odio —y muchos mis— que sirven como cjemplos de estos nuevos discursos. El objetivo de este trabajo, nece. sariamente preliminar, no es discutir los letalles de cada easo tir las consideraciones de carcter mas general tener en curenta, 3. DEBATES SOBRE LA CIUDADANIA Muchos son los debates que discuten la idea de cit , que ha sido reconstruido y reformulado con gran detalle muy recien te. No es éste el lugar para una discusién extensa sobre estos de- bates, Bastard con decir que, en la actualidad, la idea de fain corpora un entendimiento mucho mas amplio que el sugeride por Marshall (1950) cuando dibuj6 el modelo clasico que distingue entre los derechos civiles, politicos y sociales. Mientras que atin hoy much ajos sobre este tema siguen estando escritos por hombres y siguen discutiendo los temas tradicionales, se puede apreciar un giro radical ¢n algunos sectores del pensamiento acacémico, como la propia exis cla revista especializada Citizenship Studies pone de manifesto. si, la agenda de trabajo incorpora preocupaciones radicalmente nuevas. La nocién de “ciudadania” esta ahor dad de derechos y obligaciones, moldeacos gracias a en mundos sociales diferenciados, cada uno con un es ferente y que generan tensiones continuas que han de ser resucltas de aly ‘manera. El nuevo entendimiento de la idea le ciudadania se alimenta de los conflictos alrededor de las politicas redistribuutivas y de recon. Cimiento; ve la ciudadania como una parte del “universalismo diferen ciado” y se enfrenta continuamente al problema clasico de las [ronte: fas morales (quién esta dentro frente a quién esta fuera —inclusién versus exclusién—), tanto dentro como a lo largo de los diferentes Be Ke Plumer ndos sociales, incluyendo la racializacién de estas fronteras y sus vinculos globales (Ellison, 1997; Fraser, 1997; Kymlicka, 1995; Lister, 1997; Wolle, 1992; Yuval- Davies, 1997). Forma ya parte de un paque- te que incluye temas nuevos y novedosos acercamientos, incluso des: de la postmodernidad: desde la idea de ciu exual (Bell y Bin nie, 2000; Evans, 1993; Richardson, 2000; Weeks, 1998), hasta las ideas de ciudadania cultural/popular (Turner, 1993), eiuda feminista (Voet, 1998; Lister, 1997; Walby, 1994), ciudadanis (Albrow, 1996), ciudadania flexible, ete. Podemos incluir dentr nuestra nueva “ciudadania intima” a ipo de nuevos ciudadanos cn la medida que reconocemos aqui la existencia de nuevos dilemas morales y politicos que la gente ha de solucionar en la era postmoder na. Las ideas de ciudadania feminista y ciudadania sexual han cultiva: do el terreno en el que pretendo si Pero aunque estas ideas son ditiles para asentar mi argumentacion, considero que es necesario elaborar un concepto que englobe e incorpore de m: sonal (es decir, una concepivalizacién que se fie menos en lo sexual y se encuentre orientado menos exclusivamente al enero —aun que ambos figuren de forn idea de ciusladan‘a intima, que asi hhorizonte mis amplio. 4. CIUDADANTA INTIMA atencién a los Para concretar, esta idea sugiere ul de prest procesos de reconocimiento de una serie de “grupos de intimida asi como a sus derechos y a sus responsabilidades en zonas de en sente conflicto, Es posible que muchos tipos de “ciudadanos” nuevos estén en proceso de gestacién en este momento, Entre els es opberciudadano, la nueva ciudadan Ter, “ciudadanos probeta” ete}, nuevas formas dle ciudadania familiar {incluyendo ciudadanos postdivorciados, ciudadanos nits y adultos, cn familias reconstituidas, ciudadanas en familias lesbianas, ciudada nos mayores, ciudadanos monoparentales...), si transgénero, al ciudadano fetichista 0 incluso al ciudladano sadomaso- uista nino de esta lista a un escruti ‘iio senintico riguroso. Lo importante cs tener en cuenta que estamos creando un nuevo entendimiento de quign esta “dentro” y quién esta La euadratura de la ciudadania ints 3B “fuer mi ".y qué derechos y responsabilidades tenemos que examinar aleniamente. Si podemos aceptar, al menos de manera provisional, el valor de reagrupar las diferentes esferas de la intimidad y los dilemas morale: que éstas generan bajo el epigrafe general de la “ciudadania intima”, cuatro serian los temas sobre los cuales habriamos de concentrat nuestra atencién: 1) las esferas publicas; 2) los con! la necesidad de didlogo; 3) la natrativizacidn y las historias 1 4), por iltimo, la globalizacién, Las limitaciones de espacio dnicamen- te me permniten apuntar algunas ditecciones para trabajos futuros en cada uno de estos campos, asi como ofrecer algunos ejemplos. 3. DEBATES [NTIMOS EN LAS ESFERAS PUBLICAS, nsecamente vinculados a la(s) y numerosos los sobre ciudadania estan inti esfera(s) priblica(s). Muchas han sido las discusion trabajos que han documentado y analizado la idea de la esfera publica y sus transformaciones, pero la obra de referencia en este terreno es la traduccion y la posterior publicacidn del trabajo de Jurgen Habermas ‘The Transformation of the Public Sphere (1962) en 1989 asi como alge nos de los trabajos que se han claborado a partir de este libro (Cal hhoun, 1992; Okin, 1989). En el entendimiento dle Habermas, la esfera publica moderna emerge de las cenizas de la era raen lag las discusiones piblicas sobre temas de significado universal no 1 cian aprecio alguno, Las coffee houses los salones de los siglos xvi y Xvi ofrecen, sin embargo, un espacio nuevo para la discusion pablica critica, Para Habermas, el desarrollo de la sociedad del consumo ges- tiona el declive de estos primeros espacios de discusidn priblica: | vida social se torna cada vez mis privada y comercializada cn la medi dda que reemplazamos una cultura del debate por una cultura del con sumo (Habermas, 1989: 159). Este declive esta en parte causado por la invasion de la esfera piblica por parte de elementos del comercio, cen parte también por la influencia de los medios de comunicacion de imasas, que se convierten en una especia de medium pasivo que nos aleja parcialmente de la realidad, y finalmente en parte por la pérdida dl valor de la distincién entre lo que es piiblico y lo que es privado, Los debates uM Ken Planner CUADRO 1. La cuadrattura de la ciudadania intima. Dilemas entergentes Las Multipticidad nuevas de voces en esleras de discursos lo publico paublicos en vio contlicto privado a Ciudadan intima Globaiizacion 4 Teoria y morales Glocalizacién historias colidianas 6. RECONSIDERACION DE LA ESEERA PUBLICA POSTMODERNA Han sido sobre todo las feministas académicas las que han sugerido la ia de un profundo sesgo en el anilisis de Habermas, similar al ritican en “el modelo de construecién masculina de la ciuda- gumentando que es un ettor identificar la eslera piblica de Ja burguesia (en el pasado) con esfera de lo pico. Taly como Nancy Fraser ha sostenido convincentemente: “junto eon la idea de la esfera publica burguesa nacié un conjunto de importantes contra-esteras piiblicas, inclayendo la nacionalista, la campesina, la elite de las muje res, la de los negros y la de la clase trabajadora. Estas contra esferas aron cl orden burgués desde el principio...” Es mas, la concepcién habermasiana de lo pubblico —“burge masculino y blanco” — adolecié desde su concepcidn de insuli cias, Necesitamos, pues, reconocer modelos en los que “prolifere tuna multiplicidad de contra-esferas de lo piblico”, algunas de las cua- les se correspondan con “contra-esferas subalternas” (Fraser, 1997, 75,77, 81). existene La euadratua de la ciudadania intima % Asumo por lo tanto que lo pablico esta en realidad dividido en auiltples esferas de lo publica, que adlemis estan jerérquicamente estra Jificadas y en constante conflicto. Encontramos ejemplos en la “esle piiblica negra” (Black Public Sphere Collective, 1995), en la “esfera pi bilica gay” (Clarke, 2000), en la “esfera piiblica de las trabajadoras del sexo” (Kempadoo y Doezema, 1998), en la de los ¢ cl tas y asi sucesivamente. Pienso que cl término “ciudadania intima” ha de aprender a denotar la pluralidad de voces y posiciones piiblic que se pueden encontrar en la realidad: ya no es razonable esperar que ‘vayamos a encontrar un mapa bien definido de lo que es y no es publi co. En contraste con las primeras construcciones de la idea de ciuda dania, en las cuales muchos grupos quedaban excluidos sobre la base dela definicién de lo que era piblico, la ciudadania intima supone un adelanto en Ja medida en que no se supone la existencia de un patrén de inclusién tinico, de una sola voz 0 de un solo camino. Por el contea rio, es un término un tanto vago que viene a designar una multiplici dad de experiencias y de voces en las cuales vidas nuevas, nuevas co munidades y nuevas maneras de hacer politica han de encom acomody, El concepto ha de prestar atencién a las diferentes. de entender la vida personal, que indudablememte sufren de un pro fundo —y muchas veces fatal— conflicto, Debe encajar, en fin, en la realidad empirica contemporinea del ethos de la pluralidad nolly, 1995). Es muy dificil, en consecuencia, trab aprioristica de lo que es, o ha de set, la esfer considerar la necesidad de reformular todo nuestto a este tema, y empezar por preguntarnos acerca de los lugares en donde podremos llegar a escuchar las voces que debaten la vida personal a comienzos del nuevo siglo. Inmediatame dente conel discusién sobre cémo vivir nuestra vida en un mundo postmoderno es interminable. Es mis, y probablemente a causa de la dda radical y del “riesgo” que la postmodernidad comporta en sus inicios, quiz podriamos decir que lo que earacteriza ala sociedad postmoderna es la existencia de un constante didlogo acerea de emo vivir la vida (Beck, 2000), Junto con las esferas chisicas de la participacién politica, masculinas normalmente, encontramos nuevas esferas de nuestro analisis. No todos van a tomar en serio muchas de las voces que nucstro nuevo enfoque puede llegar a capturar, especial que a prion’ parecen estar lejos de los prineipios del razona x6 Ken Planner ser una pieza clave para la elaboracién de la esfera pul eto igualmente que no ha de excluir a otto tipo de discursos {Gam son, 1992; Goldfarb, 1998; Shattuc, 1997). Veamos ahora algtinos de cestos lugares: * El mundo de los nuevos movimientos soc mento de mujeres y el de lesbianas y gays has de cristianos evangelistas. La misicn fundamental de estos mo- vimientos reside en establecer la ret6rica y las demandas q flcjen sus preocupaciones principales; establecer en suma una agenda publica pata el debate. Precisamente su capacidad pa lograrlo determinara la medida del éxito o del fracaso de su es- ovimniento cidn de Habermas, la television, la prensa y las paginas de Inter: Heras de debates y discusiones ppablicas en torno aka vida personal. Presenciamos un escenario en donde los medios de comunicacién de masas se convicrtcn en una inf tante, desde los dramas morales que vemos en los culebrones hasta los chats y los 1alk shows 0 los propios programas de noti cias. Obtenemos a través de estos canales las pistas y las ideas para construir nuestras ideas para el debate publico, Ademés, tno podemos olvidar el problema que plantea el nuevo mundo de la cibercomunicacién: amplias redes de personas afines {que se chicuentran y comunican en el ciberespacio, y muchas discuten scriamenie el 1998). + Los mundos de uejas sobre las wor el numero de personas que accede a la educacién, con todas las ramificaciones que esta circunstancia atrae, tales 0 el aumento de las publicaciones y los congresos inter onales sobre la sexualidad, reproduccion, teoria queer, la educacié A pesar de la persistencia de las rarreras de acceso, lo cierto es que cada ver es icios especia ppeto hoy en dia su ‘imbito se ex nite debate piblico sobre lo que es y fotografia; Steiner, 1995) 0 vida personal. les a los que muchos tiende a teavés de un ince arte (incluyendo novel sobre el impacto del La cwadrature de la cndadania intima 7 En todo esto, el papel del filésofo y de los intelectuales precisa reconsiceraci6n, al igual que las muchas ottas voees que comien- ua proclamar el derecho a expresarse sobre las diecciones «que hi de tomar sus vidas, Debemos teconocer por lo tanto la multiplicidad de las esferas poi blicas. Lo que tiendo a denominar la emergencia esfera lésbico gay es tun buen ejemplo para ilustrarla, Contamos con un néimero significa vo de trabajos que nos permiten dibujar la evolucién de las culturas gays y lesbianas a lo largo del siglo pasado, especialmente desde los disturbios de Stonewall en 1969, momento de alto caticter simbélico. Podemos observar el nacimiento de diferentes esferas piiblicas denteo dela cultura que se crea a partir de este momento —cada una co propios medios de comunicacién, profesionales y portavoces y cnorme flujo de publicaciones que han hecho de los dcbates sobre la homosexualidad algo verdaderamente piiblico—. Hs ésta una voz qu ain ha de sufrirsilencios y hostilidades, pero que ha encontrado su si tio cn las agendas de debate pablico en un numeroso grupo de paises El silencio del pasado se ha toto, una cultura de “cuestiones gays” h cemergido, y la estera priblica de las lesbianas y de los gays es, se qui ‘6 n0, un rasgo destacadlo de la vida priblica (Smith y Winders, 2000), Podemos afirmar, pues, que estas esferas publicas gays y lésbicas estan: a) desarrolla culturas en un sent do positivo, las cuales b) encajan en esferas pablicas y culturas mis amplias, mientras que ¢) al mismo tiempo proporcionan pattones cul turales subaltet ives. De este modo transforman los mat ‘genes y ls limites de las sociedades mas amplias (ef, Plummer, 1998). Estas culturas, que son ahora visibles, ban desencacenado proce: sos de reconocimiento (“salir del armario”, “encontrar una voz", n espacio” y una vasta literatura ad boc), de obtencidn de ka ad (en los terrenos de la ley, la igualdad de oportunidades o los programas anti-discriminatorios, todo ello bajo el lema comin de los derechos gays), y han favorecido la génesis de nuevas “instituciones ays” (organizaciones polticas, organizaciones comerciales alrededor del poder econdmico de este grupo social, grupos de autoapoyo y «le lucha contra el sida). Mas adn, la cultura pablica gay ha creado un len- los “derechos gays” y la “ciudadania gay” pu n objeto de discusién —términos como “homofo: heterosexismo”, *sex panies” y “crimenes de odio” encuadran ie dle fen6menos muy tangibles que han de ser oblipatoria 6 0 eos estin sometidos a lo que ha sido descrito con el térming “pu 38 Ken Plummer Esta cultura, sin embargo, no esta totalmente desconectada de su entomo. Vive y evoluciona en una cultura mas amplia, Asi, las cultu, tas gays son responsables de la rehabilitacién de espacios urbanos de: sradados (San Francisco, Manchester), de la provisi6n sanitaria en Cuestiones como las redes de solidaidiad, los grupos de apoyo y la educacién en la salud en tomo al sida, o de la elaboracién de nrevas ideas en el tema del parentesco, como podria ser la nocidn de las “familias de eleccién”, descitas por Weston y otros (Weston, 1991, ‘Wecks, 2000); y,cémo no, son responsables de todo un nuevo conju, to de rasgos estéticos en dreas como la moda, el arte o la musica Pero es importante tener en mente la existencia de una cultura subalterna, la cultura queer, que no piensa ser co-optada por la c tura de la ciudadania, La cultura qucer contempla las raices de la exis. tencia de la vida lesbiana y gay como un elemento dle transgeesiSn, y por eso aspira a mantener al menos algunas de las culturas gays en lox Imangenes con el fin de cuestionar formas culturales y ereencias que son dominantes, aspirando también a destacat “los problemas deriva dlos de la normalidad” (por ejemplo, Bronski, 1998; Warner, 1999) 7. LAS GUERRAS CULTURALE NECESIDAD DE DIALOGO| , LOS CONFLI ICTOS MORALES Y LA Una vez que se reconoce que hay muchas maneras de entender lo que ¢ piblico, entramos en un conjunto nuevo de mundos piblicos que tno son homogeéneos sino que son profundamente plurales, heterope. tras culturales” (Hunter, 1994). En el nivel internacional, seria el equi valente al *choque de civilizaciones” o al enfrentamiento entre “Jihad y MeWorld” (Huntington, 1996; Barbet, 1995). La postmoderniz in de la intimidad ha conducido a un debate moral continuo y a una lucha politica acerca del tipo de vida que la gente cleberia viviz. No es tun debate especialmente nuevo, tal y como demuestra la existencia de importantes trabajos en la literatura («), Showalter, 1991), Pero lo cierto es que en tiempos recientes la cacofonia de voces acerca de “las guerras sexuales”, as “guerras acerca de la familia’, “las politicas de identidad”, “las politicas del cuerpo”, “del género” y te ‘mas relacionados ha alcanzado niveles sin precedentes. De hecho, en el libro When the Shooting Begins (1994), Hunter describe los Estados La cuadratura de le cindadanta intima 39 Unidos en términos de una cultura totalmente fraccionaca por la esca Jada de varios conflictos morales. Muchos de estos conflictos giran en tomo al cuerpo, en tanto que un simbolo fundamental de un orden so ial mas amplio; los conflictos en torno al aborto son un ejemplo mani- fiesto de esta circunstancia. Tenemos enfrente, desde luego, cuestiones sobre la vida y la muerte, si algo prueban los atentados contra las cli nicas abortstas es que las guerras culturales pueden convertinse facil ‘mente en guerras sangricntas (Blanchard, 1994). En la opinion de este autor, el resultado de este tipo de conflicios¢s la erosién en la calidad y lacantidad del debate democritico. ¥ aqui todo el mundo es culpable, incluso aquellos que se idemtfican como neutrals, 11. Diélogos y pluralidades Para obtener todo su valor, el término “ciudadania intima” tiene que aprender a denotar la existencia de una pluralidad de voces y posicio- _nes puiblicas, como vimos anteriormente. Este es el principal reto que eTconcepto ha de superar, dado que ea el pasado la idea de ciudada nia ha sido una herramienta disentada para significar unidad, y por lo tanto también exclusién. Ser un ciudadano significaba vivir dentro de un determinado marco de valores. Pero ahora estamos imaginando una sociedad que auspicia miitiples culturas. Esto, sin embargo, no nos ha de llevar a creer que ¢s imposible alcanzar un minimo consenso —de hecho, este minimo es més que necesario—, Pero mantener esta posicion nos expone a miltiples dificultades. Como Iris Marion Young sefialé: En una sociedad que privilegia a unos grupos mientras que oprime a otros afitmar que las personas, en tanto que ciudadanas, han de adoptae un punto de vista general y superar sus particularidades, so sirve para perpetuat tal privilegio. Esto es asi porque las formas de pensar y os intereses de ls priv legiados tenderin a dominar este ambito de lo piblico comin, marginalizan do osilenciando a ls otros grupos (Young, 1990: 259) En conclusién, una multiplicidad de voces en conflicto esta po- niiendo en tela de juicio los valores tradicionales sobte la vida perso nal. Sin embargo, las voces tradicionales son frecuentemente las voces ‘mas privilegiadas. ¢Pueden ambas coexistit? Si es asi, emo? ¢Cémo se pueden relacionar las distintas posiciones entre si? La idea de “ciu dadania intima” trae consigo ciertos posicionamientos y areas de dis 40 Ken Planmer puta en tomo a diversos discursos morales sobre los que hay que tra bajar. Al final, nos enfrentamos aqui con muchos de los dilemas ck cos de la filosofia politica contemporinea —disciplina en la que la de- mocracia, la libertad, la comunidad, la justicia, la participacidn, la igualdad y la justicia han sido temas de valor central para la teoria de Una caracteristica crucial de estos “argumentos” es que van més allé de la simple discusién, el debate o la razén, Escuchat la posicién dela gente sobre estos temas nos lleva inmediatamente a darnos cuen- ta de que algo mas grande que la raz6n esta en juego: a veces da la sen sacién de que esta gente esti luchando por su vida, Las discusiones son apasionadas, llenas de emocisn y de rabia. Cualquier intento de resoluci6n o reconciliacién ha de situarse mas allé del simple nivel de lo cognitivo, de lo racional o de lo intelectual. Pearce y Littlejohn, en su importante trabajo sobre el Conflicto Moral (1997), sugieren que: cada parte en conflicto considera que su posicién es tan fundamental, y que el adversario es tan peligroso, a nadie parece preocuparle los costes de {a batalla. Estar en uno w otro bando clemanda de los individuos un esluerzo dejar de lado una serie de sentimientos y de creencias quc no encajua fa m las posiciones oficiales y las declaraciones asociadas con su “bando", Los que no se alinean con ninguno de los bandos son tachados de ceoistas. Todo el sistema sufte desde el momento en el que se denigran valo fes importantes y se minimizan posiciones valiosas. La pasidn, la energia y los recursos materiales son usados para luchar en batallas initiles y sin sentidey Los participantes en la batalla, y muchos de los observadores, obtienen tna mente frustracion, decepcisn y a veees sultimiento (Becker, Chasion eal, ci tado en Pearce etd. 6), Cor 8. NARRATIVAS, HISTORIAS ¥ ASENTAMIENTOS MORALES DE LA VIDA COTIDIANA, Hablar de algo tan difuso como la “ciudadania intima” puede sonar a otra doctsina politica abstracta enfrascada en cuestionar emo vivir nuestra vida (Addelson, 1994). Y sin embargo, es una de las preguntas mas comunes que podemos plantear acerca de nuestra vida cotidiana: vayamos donde vayamos —bares, calles, esquinas, patios de colegio, nesas de cenar, iglesias, medios de comunicacién— siempre encon, traremos ejemplos de discusién y debate sobre temas éticos y morales, 1a euadratura de a ciudadania intima 41 Quizés los debates morales son demasiado importantes como para de- jarlos exclusivamente en las manos de los filésofos. {a virtud es una realidad mucho mas compleja de lo que la filosofia moral ha imaginado hasta ahora... noes tanto un producto de larazdn y del pensamien. to racional como una construecién de la vida cotidiana. Puede que la moral sea un tema de estudio para a filosofia moral, pero la gente no necesita alos fi losofos morales para su propia moralidad (..) (Noblitt y Demsey, 1996: 185). No vamos a negar ahora que la filosofia sea importante: nos ayuda a perfilar nuestros conceptos y nos proporciona ciertas guias y replas ara nuestro comportamiento. Gran parte de los temas principales a debate en areas como (a ética del reconacimiento, la ética del cuidado, de la redistribucion, de la libertad o del miningo dario acaban alectando ala esfera publica (eg, Bauman, 1993; Gilligan, 1982; Lekman, 1995; Fraser, 1997; Hamelink, 2000; Nussbaum, 1999; Plummer, 2001). Pero no es éste el tipo de andlisis que sugicro al introducit la idea de “ciudadania intima”, Nuestro objeto de estudio no es el analisis de los debates abstractos sobre la moral; la gente de la calle no son ni tebui cos sociales ni filsofos morales y se cansa enseguida de este tipo de aproximaciones. Para que las politicas se pongan en marcha lo que ne cesitamos en realidad son historias cotidianas sobre nuevas formas de vida que nos revelen la ysanera eh que la gente confronta los dilemas &j £05 p Se manej onli pret ica con ellos, K menudo los filésofos nos cuentan sus Versiones despojadas de la experiencia humana, de la for. sma en que la gente sc desenvuelve en sus asuntos cotidianos implican. dose en densas redes de significados morales. Y sin embargo las histo rias morales se encuentran en las versiones plenas de sentido comtin ue pueblan la vida ec s, “la gente en su vida cotidiana sugiere posibilidades que todos habriamos de tener en cuenta” (No blitt y Demsey, 1996; 185). Acercindonos al tema de la ética desde esta perspectiva, un en foque que tuviera en cuenta “las moralidades de la vida cotidiana” debe. ria resaltar las siguientes cuestiones: + Procesos de anclaje —que es lo que la gente cortiente proceden te de todas las areas de experiencia vital dice y hace respecto de la moral en su vida cotidiana. © Historias de vida, autobiografias y narraciones Tos mecanismos que la gente usa para ti ‘que se refiere a decisiones acerca a Ken Plummer delo quese puede hacer por medio de narrar las historias de sus lecciones morales con las que se topan en sus vidas y en sus en- tomos més inmediatos. * La presencia de miltiples voces —es decir, la ausencia de una sola voz y Ta presencia de varias voces con sus propias tensiones ycontradicciones (Gilligan, 1982. + Laimportancia de lo local lo situacional —la conciencia de que la vida moral rara vez se plantea de forma abstracta; mas bien sucle ir vinculada con las crisis mas proximas (Holstein y Gu brium, 2000), ‘onciencia de la existencia de “los otros” y la necesidad de “simpa ia” en Ta vida nioxal por aproximarnos generosamente alos de- mas y de establecer “micro-jerarquias cle simpatia” —que se re- fiere al grado en el que nuestra vida cotidiana depende de la “amabilidad —y solidaridad— de los extrafios” (Benhabib, 1992; Dean, 1996; Clarke, 2000). * Emociones, honor y vereiienza relacionados con el cuey bate moral rents etn debare puramente raciorals que esta intimamente r cuerpos (Scheff, 1990). icionado con los sentimientos y con los Un aspecto fundamental de todo esto ¢s la elaboracién de histo: Richard Rorty las historias son la base de la vida publica: “la novela, la pelicula y el programa de TV han reemplazado gradual pero inexorablemente al sermén y al tratado como los motores principales de progreso y cambio moral” (Rorty, 1989: xvi). Rorty no esta solo en la defensa de este punto: gracias a la contribucidn de diferentes tradi- ciones, se ha forjado un fuerte sentido acerca de las conexiones entre cl yo, la narracién, la vida pabliea, la historia y la pol llo de las ideas en tomo ala ciudadania intima puede muy bien depen- der de la proliferacin de comunidades con esas historias. SLOBALIZACION DE LAS INTIMIDADES A pesar de la existencia de continuos debates sobre la globalizacién, ppocos son los estudios que han analizado el impacto de la misma so- bre la vida intima. Esto es como minimo sorprendente en tanto en » los procesos de cambio asociados a la globalizacién han de La cuadrature dela ciudadania intima “a tener, sin duda, algcin impacto sobre el modo de vivir la vida en este mundo globalizado. Mi sugerencia es que hablemos tanto de ka glo balizacién como de la glocalizacién de las intinridades, es decis, los procesos a través de los cuales las culturas locales recogen, y a menu. do transforman, muchos rasgos de la vida personal en diferentes partes del globo. Sugiero también la posibilidad de hablar, al menos hasta cierto punto, de la Medonalizacién de las intimidades, que re- fleja la tendencia hacia una cada vez mayor homogeneizacion en el sexo, el matrimonio, los cuerpos y las identidades, simultaneamente ala bibridizacién de las intimidades, proceso que habla de la diversi ficacién de Ta vida personal, |Ambos procesos tienen lugar al mismo tiempo! Pocemos apreciar estos cambios en muchas esferas de la vida per sonal, Estan presentes en las familias a través de varios nuevos fené: ‘menos: cadenas de solidaridad transnacionales, familias globules, mi gtaciones y amistades intimas a escala global; en las sexualidades gracias al turismo sexual, a las “escenas” sexuales transnacionales, al trabajo sexual internacional, al consumo sexual global y a los medios de comunicacién relacionados eon el sexo a escala global; ‘en los cucrpos por medio del trifico internacional de érganos, de las nuevas tecnologias de la reproduceién, de los movi ro y de las preocupaciones de claro cavaecter internacional en torno al tema de la ablacidn genital, al igual que en el tema de las identidades desde el momento en que las iclentidades tradicionales basadas en la nacién (iraqui, afro-americano) entran en colisién con identidades mucho mas globales de caricter sexual (lesbiana, sadlo-masoquista) de género (“nuevo hombre"/*mujer radical”). ¥ desde luego, m por delante de todo esto se encuentra Internet con su legi6n de pagi nas ofreciendo cibersex: toda una maquina sexual global simplemente oculta a nuestra vista (Altman, 1997; Kisenstein, 1998; Hochschild, 2000; Kempadoo y Doezema, 1998; Parker, 1999). Usemos de nuevo algunos ejemplos. Llevamos ya v preocupandonos por la pandemia del sida: todos los paises se han vis to afectados y as principales organizaciones internacionales —desde la Organizacién Mundial de la Salud a la ONU— se han visto involucea das. Si bien es un fenémeno cultural global, podriamos alirmar tam: bién que cada cultura es capaz.de identificar sus propias preocupa- ciones dentro del fenémeno y aportar sus propias idiosinerasias culturales a una serie le aspectos del fendmeno. En cualquier c lenguaje fundamental en torno al "sexo seguro” predomina, apoyado “ Ken Plummer ‘en una serie de campafias que muchas veces destacan historias indivi

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