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1. Introducción
Cerramos el capítulo anterior con una nota no muy optimista. La psicología especulativa
parecía darle la razón a los alemanes, pero, la verdad, terminó en cierto sentido por ser lo
contrario. Queda demostrado, por lo menos, la gran tolerancia a la interpretación que tiene
la tesis TP. Este capítulo espera mostrar, sin embargo, que dentro de la filosofía de la
psicología contemporánea hay espacio para un término medio. La idea no puede ser que
todo pensar involucra el lenguaje natural, pues criaturas no lingüísticas, de alguna forma u
otra, piensan. El asunto tiene que ser que el pensamiento propiamente humano se logra sólo
con el lenguaje. En el capítulo anterior, y constreñidos por la postura fodoriana, tuvimos
que aceptar que deseos y creencias, etc., no eran propiedad exclusiva de la humanidad. No
nos queremos comprometer con ello del todo, pero tampoco queremos hacer de ese punto
nuestro tema central. Puede ser posible que otros modelos de procesamiento mental logren
explicar el desempeño de organismos no verbales sin necesidad de atribuirles estados
mentales como creencias (vía, por ejemplo, un modelo conexionista). Pero parte del
término medio que queremos hallar involucra no llevar la contraria en puntos como esos.
La postura que consideraremos lo suficientemente apropiada para nuestros fines en esta
primera parte de la investigación (la defensa de la plausibilidad de la tesis TP) es una teoría
que liga al lenguaje con la consciencia y que afirma que sólo el pensamiento humano es
consciente. No se trata de que sin lenguaje no puede haber representación, sino más bien
que sin él no puede haber representación de las propias representaciones. Por “consciencia”
se entiende pues la capacidad reflexiva, la apercepción, la auto-consciencia. Ya hemos visto
que Herder y Humboldt han supuesto que el pensamiento involucra un carácter reflexivo
(en la conclusión a esta primera parte, capítulo5, hablaremos al respecto), así que, en varios
sentidos, la psicología especulativa se adecúa bastante bien a la versión de TP que
buscamos. Antes de hacer la breve exposición, debe advertirse que en ningún sentido se
está buscando demostraciones de la tesis TP, o algo como una fundamentación. Nuestras
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pretensiones son bien modestas: nos satisface la plausibilidad. Por ello nos satisface
mostrar la propuesta y no evaluar en detalle la intrincada argumentación, ni la vasta
literatura que ha generado.
2. La estructura de la consciencia.
Peter Carruthers en su libro Language, thought and consciouness propone una teoría de la
consciencia que llama “teoría del pensamiento reflexivo” (abreviada RT), y defiende,
además, que en el caso de los seres humanos, el pensamiento consciente se lleva (y tiene
que llevarse) a cabo en el medio del lenguaje natural. Se trata de una “teoría de la
consciencia como pensamiento de orden superior” (en inglés se conocen como “Higher
order theories of consciouness”). Establece tres categorías de estados conscientes: la
percepción consciente (o experiencia consciente), el pensamiento consciente activo y el
pensamiento consciente inactivo. En general:
“me es posible captar pensamientos indexicales sobre el vaso (por ejemplo, “ese
vaso está casi vacío”), y también pensamientos sobre mi experiencia del vaso (por
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ejemplo, “Me parece más bien como si ese vaso está hecho de plástico”), donde
estos pensamientos, si llegaran a ocurrir, fuesen en sí mismos conscientes” (¿?)
De acuerdo con RT esto involucra que
“Lo que hace que un pensamiento activo (por ejemplo, mi juicio de que el vaso está
casi vacío) sea consciente es que está disponible para pensamientos adicionales a
través de la operación de un bucle de retroalimentación regular cuya función es
hacer a esos pensamientos disponibles para más pensamientos adicionales”.
No sólo se trata pues de una capacidad para representar los contenidos, sino que, de alguna
forma nuestro cerebro debe permitir la generación un bucle de retroalimentación. Esta idea
fue popularizada en los setenta por Douglas Hofstadter en su libro Gödel, Escher, Bach: Un
eterno y grácil bucle, donde ilustra la idea de diversas e ingeniosas maneras, y también lo
ha trabajado en su último libro Yo soy un extraño bucle. La mente (el cerebro) tiene la
capacidad para generar una estructura similar a la que se logra cuando se contraponen dos
espejos, o cuando se apunta una videocámara a su monitor. Hofstadter muestra cómo un
sistema simbólico lo suficientemente complejo como para formalizar las verdades
aritmética puede servirse de sus propios recursos para auto-representarse. La semántica y la
sintaxis, el lenguaje y el meta-lenguaje colapsan en una estructura que llama “bucle
extraño” y que se encuentra en el teorema de incompletud de Gödel.
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nuestra percepción o pensamiento, deteniéndolo en una memoria (una pequeña ventana o
espejito) en la que no sólo su contenido, sino que, vía el bucle de retroalimentación, su ser
percibido, es accesible al pensamiento. Dicha meta-representación activa otros
pensamientos conscientes que son traídos a la memoria y así.
En el caso de las creencias y deseos conscientes inactivos “son aquellas que son aptos para
emerger como pensamiento reflexivo consciente.” (¿?) Así, uno puede decir que está
consciente de que P, no sólo si P está presente en la memoria de corto-alcance, sino
también si es posible activar dicha creencia conscientemente.
Carruthers presenta su teoría como una estructura necesaria del funcionamiento del
pensamiento consciente que tiene esta forma:
Teoría de
la mente
Creencias Pensamiento
Deseos reflexivo
Percep C Motor
Esta estructura, por sí sola, no ata la consciencia al lenguaje natural. Esto es parte de lo que
quiere defender Carruthers (por raro que suene). De acuerdo con él hay buenas razones para
pensar que no hay ninguna necesidad conceptual involucrada en la idea de que el
pensamiento consciente se lleve a cabo en lenguaje natural (véase la introducción XXX). Es
pues concebible que esta estructura sea instanciada por algún ser que no disponga de
lenguaje natural (los marcianos de Stalnaker, por ejemplo). Lo que desea defender es que,
tal como funciona la mente humana, y dada las leyes de causalidad, entonces esta estructura
es instanciada solamente si se dispone del lenguaje natural.
A la pregunta de, ¿por qué ha surgido una estructura de pensamiento tan particular?
Carruthers aclara:
“La facultad de pensamiento reflexivo nos habría dado la habilidad para pensar, y
por lo tanto modificar o mejorar, nuestro propios pensamientos y patrones de
pensamiento de una forma regular. Esto está, seguramente, en el corazón de la
adaptabilidad y el éxito humano, independiente de las ventajas que pueda acumular
para la comunicación… para acuñar un slogan (aunque feo): meta acceso engendra
hiper-flexibilidad” (¿?)
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La creatividad del pensamiento humano y su adaptabilidad viene dada por esta capacidad
de contemplar sus propios pensamientos. Tal como decían Humboldt y Herder, de detener
el flujo de la experiencia y distanciarse, ver las cosas desde afuera.
Pero si dicha estructura es necesaria, entonces podemos también tener una idea de lo que se
requiere para instanciarla. Carruthers explica:
Otro punto crucial es el requisito de que el acceso a nuestros propios pensamientos no sea
inferencial. Es decir, en algún sentido tenemos que poder tener directamente presentes
nuestros pensamientos (y percepciones) y también, directamente, que son dados. Es decir,
no se trata de que podamos interpretar nuestra conducta y que nos atribuyamos
pensamientos, algo como “creo que hice A porque estaba deprimido”, etc. No se trata de
que podamos darle sentido a lo que pensamos, vemos, etc., sino que simplemente sabemos
qué pensamos y también que lo pensamos. Los pensamientos tienen que estar en C,
disponibles para el pensamiento.
Esto es suficiente, por lo menos aparentemente y tal como nos señala Carruthers, para
replicar el argumento de Fodor de los bebés y animales. No se niega que piensen, sino que
tengan pensamientos conscientes. Primero, porque se necesita una teoría de la mente, y es
difícil pensar que cualquier criatura que piensa lo tenga. Además, ninguna otra criatura
parece mostrar el tipo de comportamiento reflexivo que podría esperarse si fuese capaz de
pensar alterando e improvisando sus propios patrones de pensamiento. Si los animales
carecen de pensamientos de orden superior, entonces carecen de consciencia.
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Hasta aquí la estructura del pensamiento consciente en general. No nos detenemos a
considerar si se trata de una teoría absolutamente defendible. Pero es claro que la idea de
que la consciencia involucra un bucle de retroalimentación meta-representacional es un
elemento esencial de la estructura de la consciencia, aunque decir eso todavía no es dar una
teoría. En todo caso, nos interesa reconocer que tiene que ser posible la meta-
representación, y ello supone un medio para lograrlo.
De acuerdo con Bermúdez (en su libro Thinking without words), aunque la idea es correcta,
la explicación de Clark es inadecuada pues,
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“todo lo que ofrece es una explicación de cómo, dado que tenemos lenguaje, somos
capaces de involucrarnos en la dinámica cognitiva de segundo orden, mientras que
lo que necesitamos es un argumento de que la dinámica cognitiva de segundo orden
puede sólo ser emprendida por criaturas que usen lenguaje” (158).
“Cualquier argumento para mostrar que el pensamiento reflexivo requiere que los
pensamientos considerados sean vehículos de un lenguaje público debe establecer
primero que los vehículos debe estar en el nivel personal y, segundo, que el único
vehículo disponible en el nivel personal son oraciones del lenguaje público” (¿??).
Los ejemplos (de Clark) muestran que el pensamiento reflexivo debe tener un acceso
directo y consciente a los pensamientos. Y, dice Bermúdez “parece claro que no tenemos el
tipo apropiado de acceso directo y consciente a los estados subpersonales… no regulamos y
supervisamos conscientemente las oraciones en el lenguaje del pensamiento” (VVV).
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La argumentación de Carruthers busca mostrar cómo en los seres humanos el modelo RT
de la consciencia se instancia de tal forma que requiere del lenguaje natural, nos dice:
“La cognición humana viene a instanciar una estructura reflexiva como [RT]
accediendo, activando y manipulando, algunos de los niveles más altos de
representación dentro de nuestras facultades perceptuales (y/o motoras)
específicamente, en la forma de imágenes de oraciones del lenguaje natural. Es
entonces la imaginación, junto con la psicología del sentido común y el
conocimiento del lenguaje, lo que permite al pensamiento humano ser consciente”.
La tesis involucra pues un aspecto que no se había considerado hasta ahora: el hecho de que
es la representación de oraciones del lenguaje natural en la imaginación (como activaciones
acústicas principalmente, aunque también es posible que visuales) las que permiten la meta-
representación reflexiva que es propia de la consciencia. Esto le da a la imaginación el
papel en el conocimiento que tuvo quizá solo con los empiristas del siglo XVII. Y no sólo
eso, sino que le da una primacía a la imaginación acústica que algunos pocos le dieron,
como Herder (y más adelante otros, como veremos).
Toca ahora que argumentar por qué esto tiene que ser así, es decir, por qué no es posible
para los humanos tener un pensamiento meta-representacional consciente no lingüístico. La
introspección muestra que por lo menos a veces pensamos con palabras (véase capítulo
XX). Pero se necesita mostrar, además, dos cosas: que este pensamiento con palabras está
involucrado en el pensamiento, no sólo que se trata de una ayuda para el pensamiento. Y,
luego, tiene que mostrar que es necesario que el pensamiento consciente se lleve a cabo en
el lenguaje natural. No hay que perder de vista que la representación consciente debe ser no
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inferencial. ¿De qué medios representacionales disponemos? En principio sólo parecen ser
tres: el lenguaje del pensamiento (el mentalés), el lenguaje natural y, por último, imágenes
(o cualquier otro tipo de representación analógica).
“Es difícil ver cómo un defensor de la hipótesis del lenguaje del pensamiento podría
mantener que tenemos acceso consciente a las oraciones en el lenguaje del
pensamiento, dado que la hipótesis del lenguaje del pensamiento es una hipótesis
sobre la arquitectura cognitiva subpersonal, no sobre el médium de pensamiento
consciente. Se acepta generalmente que los estados subpersonales están aislados de
los procesos conscientes de la evaluación cognitiva y la auto-crítica. Esta es
precisamente la distinción entre niveles personales y sub-personales. A fortiori, por
lo tanto, se sigue que los vehículos de los pensamientos que son los objetos de lo
que Clarck llama dinámica cognitiva de segundo orden no pueden ser las oraciones
de un lenguaje del pensamiento sub-personal”. (159)
Como Carruthers explica, no tiene sentido pensar que el pensamiento consciente se lleve a
cabo en mentalés a la vez que se acepta que de hecho se utiliza (por lo menos a veces) el
lenguaje público como una ayuda para ciertas tareas cognitivas -digamos, en el
pensamiento consciente complejo- porque en ese caso el acceso dejaría de ser no
inferencial, se basaría en traducción: lo cual es una utilización inapropiada de recursos: “No
tenemos acceso inmediato y no inferencial a nuestros pensamientos proposicionales a
menos que esos pensamientos sean expresados en habla interna”. Porque si lo permitimos,
y la introspección nos dice que es así, entonces no tendría sentido pensar que podría de
hecho no ser así, sería para hablar vulgarmente “malgastar recursos”, “trabajar doble”.
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“lo que a menudo es descrito como pensamientos puramente proposicionales (no
verbales), disponibles a la introspección (y por lo tanto, conscientes), son realmente
el resultado de rápidas auto-interpretaciones. Así incluso donde la interpretación
parece ser la correcta, el pensamiento en cuestión no era consciente. Pero la teoría
RT nos dice que un pensamiento consciente es aquel que debe estar disponible al
sujeto no inferencialmente, no como un resultado de auto-interpretación”. (XX)
Carruthers desea argumentar definitivamente a favor de una tesis fuerte como la siguiente:
Dice que
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“es sólo si esta tesis fuerte puede ser establecida que se seguirá que el lenguaje
público es constitutivo de (mucho de) nuestros pensamientos conscientes como
tipos (individualizados por su contenido). Y parecería que la importancia para la
filosofía y la psicología… sólo se realizará si esta tesis fuerte puede establecerse.”
3. Conclusión.
Los argumentos de Carruther y Bermúdez nos permiten establecer por lo menos cierto
grado de plausibilidad o evidencia para LP en una versión débil que dice que el
pensamiento propiamente humano es lenguaje. En este capítulo hemos logrado darle
sentido a la expresión “propiamente humano”, interpretándola como pensamiento
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proposicional consciente, es decir, acceso meta-representacional lingüístico en forma de
bucle de retroalimentación a nuestros propios pensamientos proposicionales (presentes en
una memoria de corto alcance). Esto constituye el logro de nuestro primer objetivo. A
continuación, y como parte final de esta primera parte, elaboraremos un ensayo
comparativo que relaciona lo que hemos visto hasta ahora.
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