A diferencia de lo ocurrido en la Grecia arcaica, en Roma nunca
existió una etapa de oralidad en la poesía épica, y el género apareció por escrito ya en sus primeras manifestaciones a partir de modelos griegos. La épica arcaica del período republicano está representada por poetas perdidos como ACCIO y ENNIO, y ya en el siglo I a. C. por la Farsalia de LUCANO, epopeya de tema histórico que narra la guerra civil entre César y Pompeyo.
La épica imperial, patrocinada por Augusto en la persona de
VIRGILIO, que compuso la Eneida, la gran epopeya romana que celebra el origen troyano y divino de la dinastía Julia. La primera parte de la obra expone, al estilo de la Odisea, el viaje del héroe (Eneas, hijo de Venus) desde Troya hasta las costas del Lacio; la segunda, de contenido más bélico, como la Ilíada, su victoria sobre el rey local.
POESÍA LÍRICA
La poesía lírica puede clasificarse en dos subgéneros:
La lírica propiamente dicha, compuesta en una variedad de metros
líricos que se corresponde con la multiplicidad de temas abordados. Los Carmina de CATULO incluyen relatos míticos, epitalamios (cantos de boda), sátiras, ataques personales contra determinados individuos y sus vivencias amorosas con Lesbia, desde la euforia apasionada hasta el desamor. Las Odas de HORACIO contienen episodios mitológicos, motivos patrióticos y laudatorios del emperador Augusto, reflexiones filosóficas, sobre todo acerca de la muerte (pulvis et umbra sumus) y, en relación con ella, la invitación a gozar del presente (carpe diem). Entre sus Epodos, dirigidos contra tipos sociales como la hechicera o el mal poeta, se cuenta el verso y tópico del beatus ille.
La elegía, que se sirve del dístico elegíaco (un hexámetro seguido de
un pentámetro), hereda de la elegía griega original su carácter doloroso y de lamento, predominantemente enmarcado dentro de la experiencia amorosa del poeta con su amada: TIBULO con Delia, Propercio con Cintia y OVIDIO con Corina. Los tres explotan tópicos como la militia amoris (“la milicia del amor”), el morbus amoris (“la enfermedad del amor”) y el servitium amoris (“la esclavitud del amor”). Ovidio, además de sus Amores, Ars amatoria (“Arte de amar”) y Remedia amoris (“Remedios contra el amor”), escribió dos series de elegías, Tristes y Pónticas, en las que lamenta su exilio en Tomos.