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ARTE GRIEGO

GRECIA, CREADORA DEL LENGUAJE CLÁSICO. PRINCIPALES MANIFESTACIONES.


El arte griego es la base sobre la que posteriormente va a cimentarse el arte occidental. Tiene una larguísima historia, que
va desde las manifestaciones del arte prehelénico (entorno al 1800 a.C.), hasta la conquista romana de Grecia, que marca
el final de la época helenística. El arte griego, como precedente del arte egipcio, presenta gran complejidad.
Cabe destacar el arte cicládico, que nace en la Edad del Bronce, en las islas Cícladas, situadas en el mar Egeo, donde se
crean esculturas que representan figuras humanas de una forma muy esquemática. Eran éstas esculturas votivas, es decir,
ofrendas que formaban parte del ajuar de un fallecido.
En la isla de Creta florece una civilización rica y culta basada en la talasocracia y el comercio, lo que le dio un carácter
abierto y le hizo recibir influencias de diversas culturas, como la egipcia o la mesopotámica. Los cretenses vivían en
ciudades (Cnossos, Festos y Hagia Triada) dominadas por un centro político-económico: el palacio. Los palacios, se
desarrollaban en torno a un gran patio central, que en ocasiones hacía las funciones de plaza de toros. Alrededor de éste
se distribuían, en distintos niveles, gran cantidad de habitaciones, formando, así, una planta irregular que daría origen al
mito del Laberinto. Los palacios eran de construcción adintelada y ésta estaba sostenida por columnas de fuste liso,
éntasis invertido y capitel redondeado, que serán las precedentes de las columnas dóricas. El interior de los palacios
destaca por sus frescos de gran colorido y vivacidad que representaban en su mayoría temas marítimos (delfines),
costumbristas o relacionados con los toros. Los cretenses utilizaron en sus frescos colores de manera arbitraria y planos
(uniformes, sin sombras). Es preciso mencionar la existencia de cerámica pintada, decorada con motivos geométricos o
marinos (vaso del Palaikastro). En torno al año 1300 a.C., esta civilización fue destruida por un posible terremoto que
debilitó el poder cretense e hizo posible la invasión aquea o micénica, pueblo guerrero de la Grecia continental. Es posible
que la leyenda de la Atlántida se refiera a la destrucción de los minoicos. Esto podría dar explicación también a las
plagas de Egipto.
El arte micénico se desarrolló en la Edad del Bronce, siendo la expresión de una cultura guerrera y patriarcal, cuya
sociedad estaba dominada por una aristocracia que expresó su poder construyendo enormes palacios y sepulcros. Los
asentamientos micénicos estaban rodeados por monumentales murallas ciclópeas que contaban con la presencia de
puertas defensivas, como la Puerta de los Leones de Micenas. El palacio micénico surge de una estancia importante: el
megaron, un salón de planta rectangular, con cubierta a dos aguas sostenidas por cuatro columnas y un tímpano, en cuyo
centro se encontraba un fuego sagrado. Esta estancia, política y religiosa, será el antecedente del templo griego. Las
tumbas eran cámaras sepulcrales cubiertas con falsas bóvedas (por aproximación de hiladas) a las que se llegaba a
través de largos corredores o dromos. Hay que señalar el surgimiento de la orfebrería, donde destacan las vasijas y las
máscaras mortuorias áureas (máscara de Agamenón, Schliemann). El mundo micénico fue totalmente destruido por la
invasión de los dorios, aunque otras fuentes apuntan que en realidad se trató de rebeliones internas provocadas por una
aristocracia opresiva.
Tras el hundimiento de la civilización micénica viene una época oscura, llamada así por la ausencia casi total de fuentes
de información. Es conocido sobre esta época la existencia de un tipo de cerámica decorada con motivos geométricos o
personajes muy estilizados. La introducción del alfabeto en el siglo VIII a. C. tendrá un importancia decisiva, pues a
partir de ahora se podrá registrar todo. Así sabemos que el comercio adquiere gran relevancia y que tienen lugar diversas
colonizaciones, que extenderán la cultura griega por el Mediterráneo.
Las características generales del arte griego son:
1.- Antropocentrismo: el arte griego se inspira en el ser hombre, que es la fuente y el ideal de belleza. No son los dioses
lo más importante.
2.- Racionalismo: el arte griego está basado en la ciencia y en la razón, los filósofos comienzan a preguntarse el por qué
de las cosas, no se conforman con los mitos.
3.- Naturalismo: el arte griego imita los elementos de la naturaleza, pero los idealiza.
4.- Esteticismo: el arte griego busca el equilibrio entre el todo y sus partes. Se crea el canon, un sistema de proporciones
que intenta asegurar el equilibrio entre todas las partes de una obra.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ARQUITECTURA GRIEGA.


La escultura griega expresa la perfecta armonía entre el hombre y la naturaleza, sin pretender deslumbrar o
impresionar, sino estableciendo un diálogo con la inteligencia humana. Un edificio griego es un compendio de números,
proporciones y medidas, que viene dado, generalmente, por el diámetro de la columna. Los arquitectos griegos llegaron
hasta deformar intencionadamente ciertas estructuras para crear efectos ópticos. Los materiales utilizados en los edificios
griegos solían ser sillares isódomos de mármol pentélico. Para fijar dichos sellares se utilizaban grapas de hierro.Se
sabe que la arquitectura griega era policromada y adintelada, sostenida por columnas de diferentes órdenes, que eran
sistemas de proporciones en torno a éstas.
Para los griegos era inconcebible una ciudad donde sólo habitaran hombres, por lo que dividieron la misma entre la
ciudad de los dioses (acrópolis) y la de los hombres. Las acrópolis (“ciudad alta”) eran lugares elevados de defensa, que
servían tanto como fortalezas como recintos sagrados.
En cuanto a la ciudad de los hombres, tenía multitud de edificios. Las casas griegas eran intimistas, ubicadas al interior
y centradas en torno a un patio, que proporcionaba luz y aire. En el ágora, grandes plazas públicas, se colocaban
mercados, los ciudadanos exponían sus ideas filosóficas y se tomaban decisiones políticas. El ágora fue la expresión
urbanística del logos y la democracia. En torno a ella se colocaban los edificios públicos importantes, como la estoa,
galería cubierta que hacía la función de mercado o juzgado si hacía mal tiempo para estar en el ágora. Además, el ideal de
belleza del cuerpo humano implicó una devoción por el deporte que tuvo su expresión arquitectónica en edificios como
los estadios (construcciones alargadas donde se realizaban actividades deportivas), los hipódromos (de mayor tamaño
que el estadio) o las palestras (gimnasio o escuela de lucha).
Entre los edificios lúdicos encontramos los baños públicos, lugares de higiene y relación social que serán el precedente
de las termas, y los teatros, cuya función no era sólo entretener sino también difundir los valores ideológicos de la polis.
Los teatros, que solían aprovechar las laderas naturales de una colina, tenían tres partes: los graderíos o cávea (donde se
sentaban los espectadores sin distinción social), la orquesta (donde se situaba el coro) y la escena (lugar de representación
de los actores, que generalmente eran esclavos). Además solían tener la presencia de un altar destinado a Dionisio. Cabe
destacar el teatro de Epidauro.
La distribución de las calles se ideó en torno a un modelo ideado por Hipódamo de Mileto denominado plano
hipodámico o regular que formaba un trazado en cuadrícula, con calles rectas que se cortaban en ángulo recto. Este
esquema pudo aplicarse en las nuevas ciudades tras las colonizaciones.
Más importantes son los templos, edificios derivados del megaron micénico y considerados por los griegos como las
casas de los dioses, cuyas estatuas se encontraban en el interior del templo. Solían tener un reducido tamaño, puesto que
la mayor parte de las ceremonias religiosas se celebraban fuera. Los primeros templos griegos estaban construidos en
madera, pero comenzaron a construirse en piedra, conservando una estructura similar, como en los triglifos, que
recuerdan a vigas de madera. La forma del templo queda fijada en la época arcaica: un edificio sostenido por columnas de
diferentes órdenes, con planta rectangular y estructura adintelada a dos aguas. Además, el templo, aunque podía variar,
constaba de tres partes diferenciadas: la naos (habitación del dios, donde se encontraba la gran estatua), precedida por un
vestíbulo (el pronaos) y el opistodomos (habitación destinada a guardar las ofrendas y el tesoro del templo). Los templos
estaban profundamente decorados con relieves policromados de temas míticos y religiosos en los frontones y los frisos.
Los griegos idearon un sistema de construcción en torno a los órdenes. La diferencia fundamental se halla en el capitel de
la columna. Mientras que el orden dórico es más rudo y severo, el jónico es más elegante y esbelto. En el orden dórico, la
columna no tiene basa, el fuste está tallado en acanaladuras vivas y muestra un ensanchamiento (éntasis) en su parte
central. El capitel consta de una pieza convexa (equino) sobre la que se posa una pieza rectangular (ábaco). El friso
presenta una alternancia de triglifos y metopas, decoradas con relieves. En el orden jónico, la columna tiene basa, el fuste
suele ser más alto y esbelto que el dórico, tiene acanaladuras muertas y no tiene éntasis. El capitel está decorado con
volutas enrolladas en espiral, el arquitrabe está dividido en tres bandas y el friso es liso. A estos órdenes se añadió, a partir
del siglo IV a. C., el orden corintio. Es el más esbelto y ornamentado de los tres, y su gran elemento diferenciador es el
capitel, que presenta hojas de acanto.

LA ARQUITECTURA GRIEGA: LA ACRÓPOLIS DE ATENAS.


Arcaico (s. VII – V a.C.) Formación
Durante este periodo, debido al crecimiento demográfico y al auge del comercio, los griegos comienzan a fundar nuevas
colonias. Surgen, además, en esta época, las polis o ciudades-estado y la democracia. Es el arcaico un periodo de
formación, donde se asientan las bases de lo clásico. Se trabaja por motivos religiosos y para engrandecer al hombre y a la
polis. El orden dórico utilizado en los templos es aún bastante rudo y robusto, con columnas sin basa y éntasis muy
pronunciado. Es en este momento cuando se sustituye la madera por la piedra, quedando la primera en los tejados.
Ejemplos importantes son el templo de Hera en Paestum, peculiar por ser eneástilo, el Heraion en Olimpia, el templo de
Artemisa en Corfú o, sobre todo, el de Afaia en Egina, cuya elegancia lo hace predecesor del estilo clásico. El orden
jónico surgió en las islas egeas, sociedades de pensamiento muy avanzado. Los templos son más elegantes y decorados y
se muestra una tendencia al gigantismo, como el Heraion de Samos o el templo de Artemisa en Éfeso.
Clásico (s. V – IV a.C. Siglo de Pericles) Plenitud
La palabra clásico define algo que posee gran consideración pero que es a la vez atemporal. Es un siglo de predominio
ateniense, donde la civilización griega alcanza su mayor esplendor artístico. Tras la victoria griega en las guerras médicas
sobre el Imperio persa, las polis crearon un arte que por su elegancia y su alto sentido de dignidad humana fue llamado
estilo severo, en el que destacan el templo de Zeus en Olimpia y el Tesoro de los Atenienses en Delfos.
El arte griego es sinónimo de serenidad y equilibrio, observable en figuras como la de Fidias o en los edificios de la
Acrópolis, en los que nos centraremos a continuación. La Acrópolis de Atenas es una elevación calcárea usada durante
mucho tiempo por diversas civilizaciones. Los micénicos la utilizaron como fortaleza, durante la época clásica, sufrió un
saqueo persa, pero fue reconstruida por Pericles, que utilizó el dinero de la Liga de Delos para ello, provocando un
enfurecimiento a los espartanos que desembocará en la guerra del Peloponeso. Los romanos hicieron añadidos, y en la
Edad Media, el Partenón fue convertido en iglesia y en mezquita tras la llegada de los turcos. Sobre ella se erigieron los
edificios más importantes de la arquitectura griega. Los Propileos constituían una gran escalinata de entrada al conjunto,
con columnas dóricas en el pórtico y jónicas en el interior (los griegos nunca mezclaban órdenes). El templo de Atenea
Niké, construido por Calícrates para conmemorar una victoria, sólo cuenta con una naos. El Erecteion, construido en
terreno irregular para respetar reliquias como el olivo de Atenea o una roca hendida, según la leyenda por el tridente de
Poseidón, estaba dedicado a estos dos dioses. Presenta cuatro cámaras, su pórtico es jónico y hexástilo, y destacan las
Cariátides, columnas con fustes antropomorfos. El más importante de estos edificios es el Partenón, construido por
Calícrates e Ictinos, tras la muerte del primero. Es un templo períptero de orden dórico muy esbelto, con éntasis y
deformaciones ópticas intencionadas. Destaca en la planta su opistodomos, sostenido por cuatro columnas jónicas. El
encargado de la decoración del templo fue Fidias, que adornó las metopas, cuyos temas eran la amazonomaquia, la
centauromaquia, la gigantomaquia y la guerra de Troya. El tímpano representa el nacimiento de Atenea y la lucha por el
Ática. En el friso que corría por los muros de la naos el tema era la procesión de las Panateneas. El templo sufrió una
explosión de un polvorín que los turcos habían instalado en su interior. Más tarde, los británicos desmontaron las
decoraciones.
Tras ello la guerra del Peloponeso Grecia queda dividida y sumida en una profunda crisis, que tiene sus efectos en el arte:
aparece un segundo clasicismo o periodo de transición, que se caracteriza por la pérdida de la serenidad y el equilibrio,
aumentando la decoración, como vemos en el templo de Apolo en Bassae, culminando en edificios puramente
decorativos, como la Linterna de Lisícrates en Atenas. Aparece el orden corintio. En estas circunstancias, Grecia queda
unificada por el rey Filipo de Macedonia. Su hijo, Alejandro Magno, tomará las riendas y conquistará un gran imperio
que llegará hasta la India, expandiendo consigo la cultura griega.
Helenístico (s. IV – I a.C.) Destrucción
La época Helenística comienza con la muerte de Alejandro Magno y la disolución de su imperio en diferentes reinos. El
rasgo artístico más importante es la expansión de la cultura griega como referencia. En este proceso, lo griego se
implantó en zonas que poseían su propia tradición artística, surgiendo, de esta manera, las escuelas regionales, como la
de Atenas (que pierde la primacía), la de Pérgamo, la de Rodas o la de Alejandría. Surge por primera vez el mecenazgo y
el coleccionismo. El arte helenístico rompe con la serenidad y el equilibrio y se tiende a lo monumental y a lo teatral
(artificial). Si en épocas anteriores se exaltaba la gloria de la polis, ahora se refleja el poder y la gloria individual. La
arquitectura helenística destaca por el uso de grandes escalinatas y la superposición de órdenes (con preferencia hacia el
corintio). Existe una gran riqueza y variedad de edificios: templos, tumbas (Mausoleo de Halicarnaso), altares (Altar de
Zeus en Pérgamo), faros (Faro de Alejandría)...

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ESCULTURA GRIEGA.


Podemos decir que en Grecia nació la escultura propiamente dicha y que toda su evolución va a ser un largo
camino en la búsqueda de la belleza. Pasamos ahora a estudiar las características más importantes:
1.- Su objetivo fundamental es la consecución de la belleza en el cuerpo humano (recordemos la importancia del
hombre como referencia). Pero no se basa sólo en una belleza física o anatómica, sino a través de ella llegar a una
belleza interior. Podemos decir que el ideal de belleza idealizada se va a conseguir en la etapa clásica y será
sustituido por el de un agudo realismo en la época helenística.
2.- La búsqueda de la armonía, equilibrio y serenidad serán valores a destacar, sobre todo en la época clásica, y
estarán muy en relación con la idea de belleza a la aludíamos al principio. Por ello se crea el canon, un sistema de
proporciones entre el todo y las partes de una obra.
3.- Aunque los temas sean religiosos, el artista griego también va a representar temas de la vida cotidiana,
sobre todo en la época helenística, con esto vemos lo alejados que estamos de la escultura de otros pueblos.
4.- Otra idea importante es la consecución del movimiento, y eso se aprecia desde las primeras obras, si las
primeras esculturas son frontales y muy influidas por la escultura egipcia, enseguida se intentará conseguir o sugerir la
idea de movimiento, en la etapa helenística se llega a la culminación de esa expresión de movimiento con formas
agitadas y retorcidas.
5.- Casi todas las esculturas griegas estaban pintadas, policromadas, lo que contribuía al mayor carácter
ornamental de las obras, esta policromía se ha perdido en casi todas las obras conservadas. Cabe destacar el uso de
la pasta vítrea, la cera y el marfil.
6.- En cuanto a los materiales usados por los escultores griegos fueron absolutamente todos, desde la madera y
la piedra hasta el marfil y el oro (crisoelefantina), pero los preferidos resultaron ser el bronce y el mármol, en
especial el de las canteras de la isla de Paros..
7.- Los escultores, a partir de la época clásica, gozaron de cierto reconocimiento, por lo que era normal que firmaran sus
obras.

EVOLUCIÓN DE LA ESCULTURA GRIEGA.


En el período arcaico fueron ejecutadas las primeras muestras de la escultura griega, realizadas como un todo
unificado y en piedra generalmente. Muestran un marcado hieratismo, es decir, las esculturas no tienen expresividad ni
movimiento a excepción de una mueca a modo de intento de sonrisa (sonrisa arcaica). Tienen gran influencia de la
escultura egipcia, sobre todo en cuanto a la frontalidad y rigidez, así como al avance de la pierna izquierda para expresar
la idea de marcha y los ojos almendrados. Todas las obras eran anónimas. Tras las xoane, esquemáticas esculturas de
madera, fueron los kuroi y las korai las muestras más representativas de la escultura arcaica. Los kuroi (kuros en
singular), también considerados Apolos o atletas, aparecen totalmente desnudos revelando una anatomía tratada de
modo esquemático, y con una extremada rigidez subrayada por los brazos que se pegan por completo a los
muslos; el rostro resulta inexpresivo y presentan la sonrisa arcaica; el pelo es muy geométrico. Ejemplos principales
de esta escultura son las figuras de Cleobis y Bitón, dos jóvenes que según la leyenda se sacrificaron por la polis
cargando un carro y que como recompensa los dioses le otorgaron la felicidad de quedarse dormidos y no despertar
más, y el kouros de Anavyssos. Similares características presentan obras como el conocido Moscóforo, escultura de un
hombre con un carnero, y el Jinete Rampín, obra ecuestre exenta más antigua. Por otra parte, las figuras femeninas
también tuvieron cierto sentido religioso y ofrecen idénticas notas de rigidez e inexpresividad, pero difieren en que
aparecen vestidas con el peplo del mundo dórico o con el chal o himatión jónico sobre el largo y ceñido
chitón. Destacados ejemplos de esta escultura femenina son Dama de Auxerre, la Hera de Samos y la koré del Peplo.
En esta época también destacan las estelas funerarias, lápidas de gran tamaño que señalaban una tumba y que estaban
decoradas con esfinges que protegían al difunto. También son importantes los relieves narrativos, como los del templo
de Artemisa en Corfú o los del templo de Afaia en Egina.
El periodo de transición que precede al arte clásico se denomina estilo severo. Tras la derrota de los persas por los
griegos, las polis comienzan a glorificar sus ideales ensalzando su autodominio y su dignidad. En la escultura comienza a
progresar, aunque aún mantiene algunos recuerdos arcaicos, como vemos en el Efebo Critio. Se comienza a trabajar la
serenidad en el rostro como símbolo del ya citado autodominio. Desde este momento será frecuente la actitud de la pierna
adelantada, ligeramente doblada por la rodilla mientras el peso recae en la otra pierna, rompiendo así con la frontalidad y
el hieratismo arcaicos, como observamos en el relieve de Atenea pensativa o el grupo escultórico de Los Tiranicidas.
Durante esta época predomina el uso del bronce, mediante la técnica de la cera perdida, llamada así porque el bronce
fundido derrite el molde de cera con que estaba hecha la estatua. Aunque hay constancia de que se realizaron numerosas
obras en bronce, se conservan pocas originales, ya que la mayoría se fundieron para reutilizar el bronce. No obstante, hay
esculturas que conservamos o bien porque quedaron sepultadas o porque se hundieron en el mar, como el Poseidón del
Cabo Artemisión, el Auriga de Delfos o los Guerreros de Riace. Es menester también destacar de este periodo el
bajorrelieve del Trono Ludovisi, que destaca por la delicadeza con que eran tratadas las figuras femeninas y los relieves
del templo de Zeus en Olimpia, que narran los doce trabajos de Hércules y la lucha entre centauros y lapitas.
La etapa clásica coincide con el momento de mayor esplendor en todos los ámbitos de la historia y cultura griegas; es el
siglo de Pericles y de predominio ateniense, cuando el concepto griego de la belleza quedó definido como una mirada a la
realidad, pero idealizándola en busca de un arquetipo a repetir en sus creaciones. El primer gran artista fue Mirón,
excelente broncista que dedicó especial atención a la plasmación del movimiento, la fuerza y la tensión de la figura
humana, como queda patente en el Discóbolo, donde el artista procuró captar el momento en que el atleta
concentra sur energías en el instante supremo de lanzar el disco. El movimiento está bastante bien conseguido,
pero la carencia de expresión y la planitud del estudio anatómico son recuerdos todavía arcaizantes. Si Mirón se
preocupó del movimiento, Policleto se convirtió en el teórico de la escultura, tratando de expresar la relación armónica
de unas partes del cuerpo con otras y de todas ellas entre sí. Esta búsqueda de la proporción le llevó a escribir un tratado
(El Kanon), que parece estar materialmente expresado en el Doríforo, cuya anatomía, al igual que en el Diadúmeno,
aparece tratada de modo acentuado, creando fuertes contrastes de luz y sombra. En sus obras quedó reflejado el canon
de siete cabezas, que habría de permanecer en vigor hasta el siglo siguiente. El punto culminante de la escultura griega
se resume en la obra de Fidias que, no sólo representa la expresión más perfecta del cuerpo humano en su anatomía
y en su movimiento, sino que también muestra la majestuosidad e idealización a que llegó la escultura griega,
especialmente la de carácter religioso. Es el escultor de los dioses por antonomasia. Fidias llevó a cabo una amplia
serie de esculturas, tanto exentas como en relieve, que respiraban una serena belleza. Así tenemos la representación de
Atenea Parthenos (en oro y marfil) y la no menos grandiosa estatua sedente de Zeus en Olimpia, obras todas ellas de
las que hoy sólo es posible juzgar a través de copias de época posterior. Pero la obra más amplia que acometieron Fidias y
su taller fue la decoración del Partenón. Las metopas, el friso y los frontones, trabajado todo en mármol, son el mejor
exponente de su estilo. En las metopas (unas 92) se desarrollaba un extenso programa iconográfico relativo a diferentes
luchas (Gigantomaquia, Amazonomaquia, Centauromaquia e Iliupersis o Guerra de Troya). Los frontones referían dos
episodios de la vida de Atenea: su nacimiento de la cabeza de Zeus, en el oriental o principal del templo; y su disputa
con Poseidón por el dominio del Ática, en el occidental. Por último, el friso exterior que recorría la naos desarrollaba la
Procesión de las Panateneas. Fidias destaca por su suprema idealización y ese característico estilo de paños húmedos
que, con pliegues, se adhieren al cuerpo, dejando traslucir la belleza de las líneas del cuerpo. La escultura de Fidias tuvo
numerosos continuadores que siguieron su misma línea, entre los que destaca el ignorado autor de la Niké desatándose la
sandalia.
La crisis que se desató en Grecia en los años de transición del siglo V al IV quedó bien reflejada en la escultura,
perdiéndose los ideales de belleza y equilibrio para dar paso a la manifestación de los sentimientos y las emociones. Este
nuevo contexto lo podemos apreciar en la obra de Praxíteles, que trabaja en mármol estilizando las figuras y arqueando
los cuerpos a través de la curva praxiteliana, un contraposto llevado al extremo. Establece el canon de siete cabezas y
media. Entre sus obras hemos de destacar el Apolo Sauróctono, la Afrodita de Cnido y el Hermes y Dionisos. La obra de
Scopas se caracterizó por el estudio del movimiento y el estado de ánimo, en muchas ocasiones de forma patética.,
acercándose al periodo helenístico. Destacan en su obra la Ménade danzante y la decoración escultórica del Mausoleo de
Halicarnaso. Con Lisipo, el arte griego busca en la individualidad del ser humano, lo que llevará a la realización del
retrato. Lisipo se interesó por el dinamismo, dotando a sus obras de gran realismo y patetismo. Creó el canon de ocho
cabezas. Son sus obras más importantes el Apoxiomeno, atleta limpiándose con un estrígilo y el Heracles Farnesio.
El periodo helenístico es una etapa llena de diversidad, en el que coexisten diversas tendencias locales. El arte
helenístico se interesa por el movimiento y el dinamismo, el realismo exacerbado, el patetismo y la representación del
sufrimiento, que alcanzará los límites del barroquismo. Se tiende hacia lo anecdótico y lo individual, desarrollándose el
retrato realista, no idealizado, como el Demóstenes y destacan los temas anecdóticos, como vemos en el Niño de la oca o
en el Espinario, y los alegóricos. La fragmentación del mundo helenístico se dejó notar también en el arte, pudiéndose
apreciar la existencia de diferentes escuelas regionales:
La escuela de Atenas: Atenas perdió la hegemonía y dominó la sencillez, el reposo y la constante inspiración en los
modelos del pasado; abundaron los retratos de los personajes más ilustres, así como repeticiones del tema de Afrodita,
entre las que se cuentan la célebre Afrodita de Milo.
La escuela de Alejandría: En Alejandría se llegó a la fusión de elementos griegos y egipcios en diferentes
representaciones de las divinidades. Pero lo más importante fue la gran atención concedida a lo alegórico bajo forma
humana, de lo que es buen ejemplo la representación de El río Nilo como un anciano y sus afluentes en forma de niños.
La escuela de Pérgamo: En Pérgamo predominó el estudio del dolor y el sufrimiento. Destacan las representaciones de
los Gálatas que habían intentado invadir aquel territorio, como el Galo moribundo o el Galo suicida, y el friso del
altar de Zeus en Pérgamo, que narra, en un estilo barroco y muy dinámico, la lucha entre los dioses y los gigantes,
revelándose en los rostros la influencia de la escultura de Scopas.
La escuela de Rodas: Por último, la escuela de Rodas llevó a cabo una escultura llena de grandiosidad y barroquismo.
Así lo testimonian obras exentas como la Victoria de Samotracia, o grupos escultóricos como el Toro Farnesio, que
está concebido como una gran pirámide. Pero la escultura helenística por antonomasia es el grupo del Laocoonte y
sus hijos realizado por Agesandros, Polidoros y Atenodoros; es una sorprendente representación tanto del dolor
físico como moral, describe el castigo que el sacerdote Laocoonte recibió de los dioses por oponerse a la entrada del
caballo en Troya. Su hallazgo en la época renacentista sorprendió a escultores como Miguel Ángel por su dinamismo y
su fuerza expresiva.

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