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PSICOLOGÍA INDUSTRIAL – Autor: Ing. Atilio Erazo
Módulo # 7
I. Datos Generales
Nombre de la Asignatura: Psicología Industrial Código: PGE 1301
Unidades valorativas: 4 Duración del Módulo: 10 días
Objetivos Específicos:
1. Entender la importancia del Liderazgo en nuestro medio.
2. Captar los fundamentos de los nuevos enfoques del Liderazgo.
3. Aprender sobre la contribución de los Lineamientos para el Liderazgo
transformacional en la Psicología I-O en la sociedad.
Competencias a alcanzar:
• Explica en forma clara y en sus propias palabras los términos de Liderazgo y
comprende los temas principales de los nuevos enfoques del liderazgo.
INTRODUCCIÓN
Un líder se conoce como el individuo de un grupo al que se le ha encomendado la
tarea de dirigir y coordinar las actividades del grupo, o quien, en ausencia del líder
designado, tiene la responsabilidad de realizar tales funciones en el grupo.
En la teoría del intercambio líder-miembro, plantearon la hipótesis de que los líderes
adoptan diferentes conductas con subordinados individuales y que ese patrón de
conducta particular del líder se desarrolla con el tiempo y depende, en gran medida,
de la calidad de la relación líder-subordinado.
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EL CONCEPTO DE LIDERAZGO
líderes serán efectivos. A veces es el caso, pero no siempre es cierto. Si estamos
interesados en el surgimiento del liderazgo, podríamos estudiar las características de
los individuos que se vuelven líderes. ¿Sobre qué bases fueron elegidos o designados
o simplemente aceptados? Por otro lado, si nos interesara la efectividad del líder,
definiríamos que conductas del designado como líder (sin importar de si ha alcanzado
o no esa posición) llevan a un resultado valioso para el grupo de trabajo o para la
organización.
resultados del liderazgo. Se supone que los líderes afectan la estructura y desempeño
de la organización. Pero ¿Qué aspectos de la estructura? ¿Cuáles indicadores del
desempeño?
Se supone que los lideres, en particular los de los niveles altos de la organización, son
visionarios, sin ataduras con el aquí y el ahora. ¿En qué lapso de tiempo se podrían
evaluar los resultados de la conducta visionaria? ¿Un año? ¿Cinco años? ¿Una década?
¿Si se van a evaluar los resultados del liderazgo? ¿Cuándo empezar y cuando terminar?
A fines de los años setenta, el Partido Social demócrata, un partido que había
gobernado a Suecia durante más de 40 años, fue votado en contra. El primer ministro
saliente, Olaf Palme, señaló que el nuevo partido y su primer ministro podrían hacer
muy poco, pues llegaban con la ¨mesa servida¨. Con esto, Palme quería decir que el
cambio era lento y en este caso, llegaría el momento de nuevas elecciones antes de
que el nuevo partido pudiera lograr algo significativo. Estaba en lo correcto. En los
siguientes seis años, el Partido Social Demócrata estaba de nuevo en el poder y el
gobierno interino había logrado muy poco.
Como Day (2001a) señaló, los efectos de la conducta de un líder no siempre son
inmediatamente obvios y detectables. Considere el juego oriental Go, una forma
elaborada de damas en un tablero mucho más grande. El objetivo del juego, que toma
de dos a cinco horas, consiste en rodear las piezas del oponente, no dejándolo escapar.
Se logra jugando simultáneamente en varias partes del tablero con un ¨plan de
conexión¨ en mente que el oponente no conocer. Entonces, en un momento crucial,
se conectan todas las piezas y se gana el juego. Hay un ¨lapso¨ de tiempo entre la
acción y el resultado. Debe haberse posicionado una de las piezas en una esquina
lejana desde principio del juego y esta pieza será la clave para ganar el juego. De la
misma forma, un líder puede poner en su lugar planes estratégicos y sus efectos
pueden no ser vistos en varios meses o incluso en años.
responsabilidad de realizar tales funciones en el grupo¨. Con tal definición neutral, el
¨líder¨ podría ser reemplazado por las palabras ¨director¨, ¨Gerente¨, ¨Supervisor¨
o incluso ¨ coordinador¨. Pero el termino ¨líder¨ evoca una reacción mucho más
visceral. Un teniente primero que guía a un escuadrón dentro de una cueva compleja
en Afganistán es un líder; un político que guía el esfuerzo de las bases para restaurar
un área natural en peligro es un líder; un cirujano que dirige los esfuerzos de un equipo
de médicos especialistas para salvar la vida de un niño atropellado por un auto es un
líder. En estas situaciones, un líder es alguien que influye, o intenta influir, en otras
personas. Las conductas involucradas en ejercer esta influencia pueden ser llamados
líderes. Pero los intentos del liderazgo no siempre son exitosos. Bass (1960) hizo las
siguientes distinciones:
Liderazgo intentado: La persona A acepta la meta de cambiar a la persona B y puede
observarse el intento por cambiar a la persona B.
Liderazgo Exitoso: La persona B cambia su conducta en función del esfuerzo de la
persona A.
Liderazgo Efectivo: En función del cambio conductual de la persona B resultado del
esfuerzo de persona A, la persona B estará más satisfecha, será mejor recompensada
y habrá logrado una meta de mutua importancia para la persona A y B.
semanas. En este caso, el liderazgo fue efectivo; el gerente no actuó simplemente
como supervisor.
Los términos ¨gerente¨ y ¨supervisor¨ son nombres de puestos. Incluyen las tareas y
obligaciones de la persona que tiene el puesto. Describen que debe hacerse. El
liderazgo trata con cómo se realizan las tareas y obligaciones respecto a otros
miembros del grupo de trabajo. Líder¨ se refiere a un aspecto socio psicológico del
papel de supervisor o de gerente. El gerente busca poner orden y consistencia al
trabajo; el líder busca el cambio (Day, 2001a).
La teoría de los rasgos está regresando en la forma de estudios que analizan la relación
entre los factores del Big 5 y la efectividad del líder.
Este enfoque más moderno define rasgos de personalidad conductualmente, tiene un
consenso general sobre el significado de los rasgos y los considera en el contexto de
variables organizacionales y situacionales. Este enfoque moderno se está volviendo
considerablemente más exitoso que la teoría tradicional de rasgos.
En los últimos 40 años hemos aprendido mucho sobre liderazgo efectivo. Aprendimos
que muchas, sino es que la mayoría de las personas, pueden volverse lideres efectivos
si se dan las circunstancias apropiadas. También aprendimos que el liderazgo no es
solo poseer ciertos rasgos. Es comportarse de tal forma que se facilite la inversión de
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energía por parte de los seguidores. Los psicólogos I-O no siempre están de acuerdo
en cuáles son esos modos de conducta particulares, pero si están en que el liderazgo
es mucho más poseer rasgos clave.
Los enfoques modernos para definir los roles de los gerentes y las competencias
requeridas han mezclado muchas de las obligaciones del directivo con las expectativas
de lo que representa el liderazgo efectivo (Tett, Guterman, Bleir y Murphy, 2000).
Entre las diversas taxonomías propuestas sobre los requisitos del desempeño gerencial
(e.g. Hemphill, 1959; Mitchell, 1978; Tornow y Pinto (1993), quienes identificaron 246
dimensiones potenciales del desempeño gerencial tanto de investigaciones publicadas
como no publicadas. Uno de los aspectos más impresionantes de su grupo de
dimensiones fue la derivación de una gran cantidad de escenarios ocupacionales,
incluyendo hospitales, universidades, departamentos de policía, compañías de
producción, los servicios del ejército y firmas de alta tecnología. De acuerdo con los
juicios de más de 100 experimentados psicólogos I-O, Borman y Brush redujeron de
246 a 187 dimensiones, luego sometieron a análisis estadístico los juicios identificando
18 amplias áreas de responsabilidad gerencia, que se presentan en la tabla 7.1. En
esta tabla, se indican con negritas las dimensiones que parecen ser las más
estrechamente asociadas con la conducta de liderazgo.
Tabla 7.1. Áreas de responsabilidad gerencial.
Fuente: Basado en Borman y Brush (1993)
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La taxonomía de Borman y Brush (1993) hizo una clara conexión entre el liderazgo y
la dirección: no menos de seis de las 18 dimensiones se relacionan con el liderazgo. El
análisis estadístico también confirmó que estas dimensiones se relacionan con el
liderazgo. El análisis estadístico también confirmó que estas dimensiones relativas al
liderazgo explican un poco más de la tercera parte de las tareas de un gerente. Parece
que las concepciones administrativas modernas incluyen una gran ayuda al liderazgo.
Otros intentos iniciales para planear las conductas gerenciales sugirieron una relación
similar, pero Borman y Brush fueron más incluyentes pues identificaron dimensiones
que no aparecen en uno o más de los primeros estudios. En contraste, ninguna de las
dimensiones mencionadas en las primeras taxonomías deja de aparecer en la
taxonomía de Borman y Brush.
Tett (2000) opinan que Borman y Brush identificaron las dimensiones en niveles
demasiado amplios y propusieron 53 dimensiones en vez de 18. Esto recuerda el
debate sobre los factores de personalidad del Big 5. ¿Cuántos son suficientes? La
respuesta al debate el número de dimensiones gerenciales es la misma a la del número
de dimensiones de la personalidad: algunos pedirán distinciones más finas (algunos
subgrupos de las 53 dimensiones descritas por Tett) y otros se darán por bien servidos
con las 18 dimensiones más amplias. Como sucede con frecuencia, ni Borman y Brush
ni Tett están en lo ¨correcto¨. Los resultados de cualquiera de los estudios pueden ser
útiles en determinadas situaciones.
se enfoca en ellos no es desarrollo del ¨liderazgo; es desarrollo del Líder. Un programa
de entrenamiento para un desarrollo de liderazgo efectivo se concentrará no en los
atributos del líder, sino en la naturaleza de la relación líder-seguidor.
Por tanto Day (2001b) vio la esencia del liderazgo como la del intercambio social. Para
el liderazgo es ¨construir una red de relaciones entre los individuos que mejoren la
cooperación y el intercambio de recursos al crear el valor organizacional. En 1975,
Pfeffer y Salancik (1978; Salancik y Pfeffer, 1977) introdujeron esta perspectiva que
ha popularizado en los años recientes. Ellos señalaron como lo propuso Day (2001b)
que el liderazgo se desarrollaba por las interacciones entre los individuos en la
organización más que poseer una entidad independiente de tales interacciones. Para
Day la capacidad más importante para crear oportunidades de liderazgo es la
competencia interpersonal de la persona designada como líder. La competencia
interpersonal incluye la conciencia social y las habilidades sociales como la capacidad
para resolver conflictos y para promover un espíritu de cooperación. Señalando a la
clave del éxito organizacional como la capacidad de la organización y la de sus
miembros para adaptarse y crear el cambio, Day vio la tarea de un líder como la de
preparar al grupo no solo para aceptar el cambio, sino para crearlo o implantarlo. En
opinión de Day, cada uno de los miembros del grupo de trabajo puede y debe ser
parte del equipo del liderazgo. El desarrollo del liderazgo y este se lleve por el grupo
y no por el líder.
Así, las propuestas de Day (2001b) no son tantas sobre la capacitación y el desarrollo
como sobre la esencia del liderazgo. Él simplemente planteo el concepto usando a la
capacitación y el desarrollo como telón de fondo. La mayoría de las teorías y en la
conducta de la persona designada como líder. Por tanto, son consistentes con el punto
de vista de Day sobre el desarrollo del líder – puesto al del liderazgo-; se dirigen a
ordenar o diferenciar los atributos únicos del líder individual y a hacerlo consciente de
sus propias fortalezas y debilidades. Aun Day admitió que estos atributos individuales
son importantes. Sin reconocerlos, el líder no podría o sería incapaz de desarrollar el
liderazgo en el grupo. No obstante, Day señalo que si el estudio del liderazgo termina
en el individuo, no contribuirá al éxito final de la organización. Si se va a adoptar la
opinión de Day, los individuos – sin importar su puesto o posición formal en el grupo
– no se preguntarían ¨ ¿Cómo puedo ser un líder efectivo?¨. Más bien se preguntarían
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¨ ¿Cómo puede participar productivamente en el proceso de liderazgo? ¨ (Day, 2001b;
Drath y Palus, 1994).
LA MOTIVACION AL LIDERAZGO
Cuando se pregunta ¨ ¿Que le hace querer ser director/presidente/entrenador/gerente
de planta?¨ el entrevistado contestara con un comentario como: ¨No lo sé, creo que
me agarraste en un mal momento¨. La implicación (compartida por muchos que no
son líderes) es que nadie buscaría activamente los dolores de cabeza que produce el
ser guía o directivo. Pero se sabe que las personas aspiran a posiciones de liderazgo y
a veces compiten vigorosamente con otros por estas posiciones. ¿Por qué lo hacen?
Los estudios sobre el surgimiento del liderazgo nos dicen algo sobre las características
de aquellos que al final de cuentas se convierten en líderes, pero estos estudios no
nos dicen por que el individuo quiere convertirse el líder.
House y Singh (1987) tomaron un punto de vista sencillo del proceso. Dependiendo
del trabajo psicodinámico de MacClelland (1975, 1979, 1982,1985), concluyeron que
las personas que aspiran a posiciones de liderazgo tienen un motivo de alto poder
junto con una inhibición de alta actividad y necesidades de baja afiliación. De acuerdo
con MacClelland (1985), las personas aprenden que el ejercicio del poder, o control,
sobre los demás o sobre el ambiente es muy grato: el motivo de poder. Para reproducir
ese sentimiento placentero, la gente busca oportunidades adicionales para ejercer
control. Así, el secretario de Estado Henry Kissinger con frecuencia se le cita cuando
dijo, ¨ El poder es el máximo afrodisiaco¨ (Familiar Quatations de Bardett, 1998, p.
752). La inhibición de alta actividad es el término psicológico usado para describir a
una persona que no es impulsiva. La necesidad de baja afiliación significa que la gente
no tiene un gran deseo de aprobación o contactos con los demás. De acuerdo con
House y Singh, el motivo de baja afiliación permite al individuo ¨permanecer
socialmente distante de los subordinados y por tanto a ser más objetivo respecto a la
distribución de los recursos, delegación y disciplina¨ (1987, p.675).
Aunque la mayoría de nosotros hemos conocido lideres individuales que parecen estar
dirigidos por el deseo de poder, deliberados más que impulsivos y manteniendo cierta
distancia de sus seguidores, también hemos visto líderes que parecen estar menos
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motivados por el poder que por la obligación o la necesidad de ayudar a los demás.
Así, la experiencia de poder o control es un recompensa para muchas personas, pero
es muy claro que existen otras bases motivacionales para desear ser líder.
Chan y Drasgow (2001) propusieron un modelo más complicado uno que parece
tomarse en cuenta para una mayor variación en el motivo del líder. Concluyeron que
no solo hay una motivación al liderazgo (motivo de poder) sino tres. Estos tres motivos
y las características que los definen se muestran en la tabla 7.2. El primero, la identidad
– afectiva, podría interpretarse como un motivo de poder caracterizado por un deseo
de control. El segundo motivo, el instrumental, enfatiza los beneficios personales la
obligación de guiar cuando se necesite y el honor y el privilegio de ser líder. Chan y
Drasgow sugirieron que estos tres motivos se desarrollan de una combinación de
características de personalidad, creencias sobre la capacidad de liderazgo y las
experiencias de liderazgos anteriores.
Tabla 7.2 Motivos del Líder. Fuente: Basado en Chan y Drasgow (2001)
Lo que nos dicen estos resultados es que existen diferentes motivos para ser líderes.
No nos dicen que un individuo puede ser influido por un motivo en un momento dado.
Por ejemplo, es razonable suponer que algunos individuos podrían estar motivados
tanto por las dimensiones de identidad afectiva como por la instrumental (les gusta
guiar y disfrutan de los beneficios concretos de ser líder). La investigación de Chan y
Drasgow es preliminar y se dirigió a un número reducido de participantes (estudiantes
y cadetes de 17 a 21 años). Sin embargo la idea de las motivaciones múltiples al
liderazgo es más plausible que la propuestas de que todos los lideres están impulsados
por la necesidad de control y poder.
EL INTERCAMBIO LIDER-MIEMBRO
La mayor parte de las teorías del liderazgo, implícita o explícitamente, asumen que los
lideres tratan de manera similar a todos sus seguidores. Dasereau, Graen y Haga
(1975) propusieron que este enfoque estaba sobresimplificado. En la teoría del
intercambio líder-miembro, plantearon la hipótesis de que los lideres adoptan
diferentes conductas con subordinados individuales y que ese patrón de conducta
particular del líder se desarrolla con el tiempo y depende, en gran medida, de la calidad
dela relación líder-subordinado. Con base en la investigación realizada en
organizaciones de producción, propusieron que los subordinados caen en dos grupos
diferentes. Los miembros internos al grupo tienen relaciones de alta calidad con su
líder y gran flexibilidad para negociar sus toles laborales; el líder tiende a tratar con
los miembros internos sin recurrir al uso de autoridad o poder formal. En contraste,
los miembros externos tienen relaciones de baja calidad con su líder y poca flexibilidad
para negociar sus roles laborales; es más probable que el líder recurra al poder formal
o la autoridad para influir en su conducta.
Gaen, Liden y Hoel (1982) analizaron las características de las relaciones de alta
cantidad experimentadas por los miembros internos. En comparación con los miembros
externos, los internos tuvieron mayores probabilidades de permanecer en la
organización. Tendieron a verse a sí mismo involucrados en un intercambio valioso de
conocimiento, de apoyo logístico y emocional y de esfuerzo extra con sus líderes. En
los intercambios de relaciones de alta calidad, los líderes discutieron sobre el
desempeño con sus subordinados, iniciaron pláticas sobre problemas y cuestiones de
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personal y parecieron estar genuinamente interesados en las dificultades relativas al
trabajo. Las relaciones de baja calidad de los miembros externos se caracterizaron por
alta rotación y la tendencia a ver el intercambio con los líderes como algo no más que
un acuerdo contractual en el que el trabajador contribuye con ¨ocho horas de trabajo
por ocho horas de pago¨. En las relaciones de baja calidad los lideres rara vez hablan
con los subordinados sobre la efectividad o colabora con ellos en tareas difíciles.
Las revisiones recientes de la teoría del intercambio líder-miembro son más dinámicas
y describen un ¨ciclo de vida¨ de la relación líder-seguidor que inicia tentativamente
y luego evoluciona a una relación de más confianza y compromiso o permanece fija
en la etapa inicial (Gaen, Scandura, 1987; Gaen y Uhl. Bein, 1991, 1995). Los
subordinados que experimentan la evolución de la relación se convierten en miembros
internos, mientras que aquellos que permanecen varados en la primera fase se
convierten en miembros externos. A diferencia de las primeras versiones de la teoría
del intercambio que simplemente reconocían que las diferentes relaciones surgen o
evolucionan, las versiones más actuales proponen que la tarea del líder es ¨impulsar´
la relación partiendo de una relación de primera etapa tentativa a una más profunda,
más significativa. En esencia; todas las relaciones inician con baja calidad y debían
dirigirse a niveles de alta calidad por el líder. En cierto sentido, la medida de éxito de
un líder podría ser el porcentaje de relaciones de ¨alta calidad¨ que tengan con sus
subordinados.
El líder podía clasificar una relación como de alta calidad y el subordinado la
consideraba de baja calidad. También les inquietó la falta de conocimiento de cómo
las relaciones evolucionan a lo largo del tiempo (concepto del ciclo de vida).
Concluyeron proponiendo que la ¨relación con un supervisor son los lentes con los que
se ve la experiencia de trabajo¨.
La teoría del intercambio es un enfoque atractivo al liderazgo porque reconoce las
relaciones diferenciales que existen entre los líderes y los seguidores y esto conforma
lo que la mayoría de nosotros ha experimentado en el escenario laboral. No obstante,
queda como una adición importante el menú del liderazgo, más que como una teoría
totalmente articulada y práctica. De nuevo, queda mucho por investigar sobre este
enfoque del liderazgo.
LIDERAZGO TRANSFORMACIONAL
En la película As good as It gets (Mejor imposible), Jack Nicholson hace el papel de un
soltero encaprichado con una mesera representada por Helen Hunt. El papel de
Nicholson es sarcástico y aversivo para la mayoría de las personas con las que tiene
contacto. En determinado momento de la película, Hunt pide a Nicholson que pague
su cuenta o que lo dejará y nunca volverá a verlo. El lucha por un momento y luego
dice, ¨Has hecho que quiera ser un mejor hombre¨.
La descripción de la relación de Nicholson con Hunt es la esencia de la teoría de
liderazgo llamada liderazgo transformacional, el cual Burns (1978) introdujo para
describir el comportamiento de líderes políticos. El liderazgo transformacional es la
interacción entre líderes y seguidores en la que cada uno eleva al otro a niveles de
moralidad y motivación más altos. El líder transforma a los seguidores apelando a sus
motivos más nobles como la justicia, la ética y la paz. Hemos visto esta capacidad para
transformar a los seguidores en grandes líderes como Martin Luther King Jr., Mahatma
Gandhi y el arzobispo de Desmond Tutu. Mediante la articulación de la visión de un
mundo mejor y demostrado mediante sus propias acciones como lograr ese mundo
mejor los líderes de este calibre convencen a los seguidores a creer que ellos como
individuos pueden hacer la diferencia, olvidándose de buscar sus propias recompensas
y uniéndose para lograr ese mundo mejor, en resumen, el líder hace que quieran ser
mejores de lo que son.
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Burns (1978) contrastó el liderazgo transformacional con el liderazgo transaccional, el
proceso más tradicional por el que los líderes muestran a sus seguidores como alcanzar
las metas personales adoptando un patrón particular de conducta. El líder pone en
claro lograr las recompensas prometidas. Un líder que desarrolla un programa de
incentivos en el que los seguidores sean reforzados por incrementar la producción esta
actuando como un líder transaccional. Bass y sus colaboradores usaron la idea de
Burns del liderazgo transformacional para describir la conducta de líderes industriales
más que líderes políticos (Avolio y Bass, 1991; Bass, 1985, 1997: Bass y Avolio, 1997).
Bass vio el líder transformacional como aquel que realiza las siguientes conductas para
motivar a sus seguidores:
- Imprimir en los seguidores la importancia e implicaciones de las tareas que
están realizando.
- Persuadir a los seguidores de ignorar las estrategias centradas en ellos mismos
y concentrarse en las metas del grupo de trabajo o de la organización.
- Apelar a necesidades de orden superior tales como contribuir e impactar en el
beneficio social mediante su esfuerzo (Yukl, 1998).
Bass y Avolio (1997) propusieron que los líderes transformacionales usan una de cuatro
estrategias generales. Estas aparecen a continuación junto con una descripción de las
características importantes de cada una (Bass, 1997, p.133).
Motivación por inspiración: Los líderes articulan una visión atractiva del futuro,
desafían a sus seguidores a obtener estándares altos, hablan con entusiasmo y
optimismo y motivan y dan significado a lo que es necesario hacer.
Esto puede contrastarse con las estrategias de un líder transaccional (véase la figura
7.1). En la posición de Burns (1978) había un solo continuo con un extremo
transaccional y el otro transformacional. Así, un líder tenía estrategias
transformacionales altas, se esperaría que tuviera conductas transaccionales bajas. El
punto de vista de Bass es algo diferente (Avolio ,1999; Bass, 1997). En vez de ser
estilos mutuamente excluyentes respecto a la efectividad (véase la figura 7.1). Como
puede observarse, el nivel más bajo se identifico como liderazgo Laissez-Faire (¨dejar
hacer¨). Aunque algunos directivos equivocadamente lo consideran un ¨estilo de
liderazgo ¨, Bass no estuvo de acuerdo. Lo incluyó en la jerarquía para contrastarlo
con los estilos de liderazgo verdaderos: transaccional y transformacional. Los tres
niveles del liderazgo transaccional están ordenados por efectividad; el estilo
transformacional (en la parte superior) es el más efectivo, pero incluye y se construye
sobre conductas transaccionales, en particular, el reforzamiento contingente. Avolio y
Bass (1991; Bass y Avolio, 1997; Antonakis y Avolio, 2003) se refieren a este modelo
jerárquico como la teoría ¨completa¨ del liderazgo ya que abarca desde el no liderazgo
(Laissez-Faire), los niveles transaccionales los hasta los transformacionales.
Aunque la teoría completa de Bass no pone un énfasis particular en el liderazgo moral
y ético, como en la formulación original del concepto de Burns (1978), en un estudio
reciente se encontró que los subordinados que reportaban que los líderes que exhibían
conductas de liderazgo transformacional obtuvieron calificaciones altas en
razonamiento moral (Turner, Barling, Epitropaki, Burtcher y Milner, 2002). En
contraste, los patrones de conducta transaccional no se relacionaron con el
razonamiento moral.
Yukl (1998) resumió la investigación sobre liderazgo transformacional y propuso
lineamientos para los líderes que deseen adoptar un estilo transformacional ha sido
obstaculizada en cierta medida por el hecho de que depende de un solo instrumento
de auto –reporte llamado Multifactor Leadership Questionnaire (MLQ). El cual ha tenido
dos criticas importantes. Primero, existe la necesidad de reunir información desde
diferentes aproximaciones para identificar los estilos transaccional y transformacional.
En cuanto al comportamiento se vuelven fuertes cuando se da una ¨triangulación¨ o
converge la evidencia de diversos métodos de medición de un fenómeno (Yukl, 1998).
La segunda crítica tienen que ver con exactamente cuántas estrategias transaccionales
y transformacionales diferentes existen (Avolio y Sivasubramaniam, 2002; Bycio,
Hackett y Allen, 1995). Los investigadores analizaron los datos del MLQ y presentaron
interpretaciones alternativas de su estructura.
Tomará algún tiempo resolver estas críticas. La primera es más seria que la segunda.
Si es estilo transformacional solo está a la vista del que lo tiene, los intentos de
estructurar o entrenar la ¨conducta¨ transformacional son inútiles, pues la conducta
no existe realmente. El asunto sobre exactamente cuántas estrategias existen no tiene
la menor importancia. Es posible que la respuesta a ese debate- al igual que la
respuesta al debate sobre si hay una estructura de personalidad de cinco o de nueve
factores (Digman, 1990; Houg, 1992)- sea que para algunos propósitos (teoría
transformacional), podría ser mejor una teoría con menos factores (Avolio, 1999).
Tenemos confianza en que para la siguiente edición de este libro varios de estos
tópicos estarán resueltos. Lo que es claro, sin embargo, es que algo como el estilo
transformacional ha existido mientras hayan existido líderes y que los seguidores han
sido convencidos por sus líderes de dejar de lado el beneficio personal para obtener
metas más importantes. Así, la teoría coincide con la observación y la experiencia.
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EL LIDER CARISMÁTICO
Una de las estrategias transformacionales identificadas por Bass se llamó ¨influencia
idealizada¨, que también la llamo ¨carisma¨. El carisma se asocia con un atributo
personal del líder que casi hipnotiza a los seguidores y los obliga a identificarse con y
emular al líder (Den Hartog y Koopman, 2001). Pero el carisma podría ser perecedero
y puede ser disminuido por factores situacionales. Bill Clinton era carismático hasta
que los escándalos Whitewater y Lewinsky lo bajaron a nivel de ¨hombre común¨.
Esto significa que el carisma es en realidad una combinación de características
personales y conductas del líder y las creencias de los seguidores.
House (1977) propuso una teoría del liderazgo en el concepto de carisma. Los
seguidores de líderes carismáticos están emocionalmente atados al líder, nunca
cuestionan sus creencias o accionares y se ven a sí mismos como parte integral del
logro de las metas del líder. Cuando son llevados al extremo, su devoción puede tener
consecuencias desastrosas (Hiltler y, más recientemente, Osama Bin Laden). Yukl
(1998) clasifico a los líderes carismáticos de la siguiente manera:
- Tienen una fuerte necesidad de poder.
- Son sumamente confiados.
- Se involucran en conductas diseñadas para impactar a los seguidores (pláticas
sobre logros anteriores).
- Articulan una visión atractiva del estado futuro de los asuntos.
- Establecen ejemplos para sus seguidores mediante su propia conducta (pueden
perder su atractivo cuando surgen conductas menos atractivas como el caso de
Bill Clinton).
- Establecen metas altas para sus seguidores y expresan confianza en que estos
lograran esas metas.
- Intentan atraer los motivos fundamentales de los seguidores como la necesidad
de poder, de afiliación o de logro; a veces logran esta atracción mediante
discursos o escritos ejemplares.
House también propuso que los líderes carismáticos adquieren poder de la situación;
los tiempos de crisis son propicios para que surjan líderes carismáticos. Tal fue el caso
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de Winston Churchill durante la segunda guerra mundial y el del general Norman
Schwartzopf durante la operación de tormenta del desierto.
Existen muchas versiones de la teoría de liderazgo carismático (Den Hartog y
Koopman, 2001). Meindl (1990) propuso que el líder particular fue irrelevante. En una
situación de crisis, los seguidores ¨percibían ¨ las características carismáticas de un
individuo y lo verán como líder. Conger y Kanungo (1987) notaron que ciertas
conductas del líder contribuyen al aura carismática, tal como estar consciente de la
realidad de la situación, describiendo una visión idealizada de algún estado y el uso de
estrategias innovadoras para lograr tal visión. No obstante, se piensa que el carisma
es más el deseo de los seguidores por verlo que lo que realmente es el comportamiento
carismático del líder. Muchos creían que el carisma de Bill Clinton se debía, en parte al
contraste con su predecesor, el menos carismático H.W. Bush.
Por último, Sharmir, House y Arthur (1993) propusieron que la efectividad del liderazgo
carismático es resultado de que los seguidores re conceptualizan la importancia de lo
que ellos hacer más que cualquiera de las características motivacionales directas del
líder. Para estar seguros, el líder carismático ayuda a los seguidores a reestructura sus
esfuerzos para obtener un propósito más perdurable o moral, pero es en el cambio
donde los seguidores ven sus esfuerzos más que en cualquier deseo de emular o
¨seguir ¨ al líder, que es el elemento activo del liderazgo carismático.
El liderazgo transformacional y carismático parece estar estrechamente vinculados, al
menos en la superficie. Pero existen diferencias importantes. Aun cuando el líder
transformacional incrementa la estima y la efectividad de los seguidores, haciéndolos
más fuertes de lo que eran, el estilo carismático enfatiza la lealtad personal al líder y
puede funcionar realmente para mantener débiles a los seguidores (Yukl, 1998).
Las teorías del liderazgo transformacional y el carismático son ¨conceptualmente
carismáticas¨ en sí mismas. Atraen gran atención ¨Brillan¨ al compararlas con otras
teorías menos llamativas (intercambio líder –miembro o ruta-meta), comprometen a
los seguidores y han sumado una gran cantidad de datos de investigación sobre el
liderazgo. Sin embargo, necesita realizarse mucho trabajo antes de declarar que estas
teorías explican el efecto de la conducta del líder en sus seguidores. Con frecuencia se
ha dicho que la vida es un sendero, no un campamento (Pyle, 1991). Lo mismo puede
decirse para la teoría del liderazgo: se trata de rutas, no de estados finales.
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Bibliografía
Landy, Frank J. (2005). Introducción a la Psicología Industrial y Organizacional.
México. 1ª Edición.: Mcgraw-Hill / Interamericana de México.