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Antecedentes
La concepción de espacio público como pilar de civilidad conlleva intrínsecamente un contenido democrático en la idea
de ciudad y será un elemento crucial a destacar en las propuestas urbanas del nuevo siglo, que nos corresponde
delinear y construir.
El Estado deberá velar por la protección de la integridad del espacio público y por su destino al uso común, el cual
prevalecerá sobre el interés particular.
La importancia de los espacios públicos urbanos ha ido ganando reconocimiento en el transcurso del tiempo. A fines del
Siglo XIX, en el inicio de la Revolución Industrial en Europa, los espacios públicos, en particular los espacios verdes,
fueron planteados como lugares para la promoción de la salud en oposición a las pésimas condiciones de trabajo en las
industrias y el desbordante crecimiento de las ciudades con la consecuente generación de barrios obreros de altas
densidades y escasas condiciones de salubridad.
A mediados del siglo XX importantes pensadores como el inglés Patrick Abercrombie resaltaron las funciones sociales y
estéticas de los espacios públicos al destacarlos con elementos fundamentales de la trama urbana, como necesario
contraste con las formas regulares del medio construido. Hoy los espacios públicos son nuevamente reconocidos como
elementos centrales de la estructura del espacio urbano y, más allá de los beneficios sociales y ambientales, constituyen
un instrumento para la renovación y recuperación del espacio urbano, la generación de mayores valores y estímulo al
mercado inmobiliario.
Diferentes estudios han demostrado que, independientemente del sector social al que sean destinadas, un árbol maduro
ubicado en el jardín de nuevas viviendas conduce a un aumento en la tasa de venta y del precio de venta por metro
cuadrado construido, así con a una consecuente reducción en los costos financieros de la operación inmobiliaria, una
eventual reducción en los gastos publicitarios de las empresas y, en pocos años, a una mejora de la imagen corporativa
de las mismas.
Existen diferentes métodos y aproximaciones de valoración de los espacios públicos, así como diversas estrategias de
gestión aplicadas en diversos países, particularmente latinoamericanos. Aquí presentaremos algunos de estos.
Para el hombre en las colonias populares, usar el espacio urbano responde a una posición de género: la ciudad es su
espacio, pero no lo es de la mujer. Él puede justificar conseguir sus lugares de trabajo distantes de la vivienda, pero no
acepta que “la mujer” se aleje espacialmente de ella, él razona su ausencia de la vivienda aun cuando permanezca
físicamente en ella, pero la mujer debe estar siempre de cuerpo y acción presente (generalmente atendiéndole); él puede
incluso, disponer libremente de su tiempo de estancia en el espacio urbano, pero la mujer debe volver pronto a la casa.
Los hombres pueden descansar los fines de semana en su vivienda mientras “sus mujeres” continúan realizando las
labores domésticas. Para ellos la vivienda representa el espacio en el que deben obtener la merecida atención que
corresponde a su sexo y posición en el hogar y en el que tienen derecho a disponer plenamente del tiempo libre ganado
al transporte urbano y a la jornada laboral en compensación precisamente a la anomia experimentada en los espacios de
circulación vehicular en los cuales no son reconocidos ni saludados ni observados. No son nadie.
La gran dependencia de las esposas y madres de las colonias populares al espacio de la vivienda como respuesta a una
autoidentificación subordinada de género y de parentesco que la ubica en los roles y las responsabilidades del trabajo
doméstico. Las jefas de hogar y las jóvenes solteras, con grado más alto de escolaridad que las esposas incorporadas al
mercado de trabajo, observan un patrón de movilidad territorial similar al de los hombres, es decir, se desplazan por
motivos laborales independientemente de la localización de la vivienda y lo hacen preferentemente hacia las zonas de
mayor especialización económica de la ciudad donde se brindan mayores oportunidades laborales y mejores
posibilidades de ingreso de las ofrecidas por los empleadores de sus propia condición económica.
La megalópolis no sólo integra grandes contingentes poblacionales conurbándolos física y geográficamente, sino
conectándolos con las experiencias macrourbanas a través de las redes de comunicación masiva.
Un quinta parte de los habitantes de la ciudad de México parece que nos hemos reunido en la capital del país, para no
usar la ciudad. En la actualidad uno de cada cinco mexicanos vive aquí.
¿Qué hacen los que viven en la ciudad de México en su tiempo libre, luego de trabajar o estudiar, y en los fines de
semana? Las seis actividades más mencionadas por los encuestados se realizan dentro de la casa:
1. Ver televisión;
2. Descansar;
3. Leer el periódico;
4. Escuchar música;
5. Convivir con la familia; y,
6. Hacer ejercicio
Parece que cuando los capitalinos pueden elegir que hacer, prefieren evitar el contacto con la vida pública de la urbe.
Las actividades que suponen usar la ciudad: visitar a los amigos, ir de compras, al cine, al teatro, a fiestas y bailes, y a
comer fuera del hogar, apenas superan el 6 por ciento los días hábiles y ocupan a un 30 por ciento los fines de semana.
Este repliegue hacia lo privado es un fenómeno internacional. Pero se acentúa en mega-ciudades como la de México,
donde la diseminación de la mancha urbana y las dificultades para desplazarse no han sido compensadas por una
distribución equitativa de la oferta cultural. Si se quiere ir a ver una exposición de arte, al cine o al teatro, a escuchar un
concierto de música clásica o de otro tipo, debemos trasladarnos hasta donde se concentran los museos y lugares de
espectáculos, las librerías y los centros educativos, casi todos situados en un triángulo que va del Bosque de
Chapultepec hasta el Zócalo y se extiende en las dos últimas décadas hacia el sur: Ciudad Universitaria y su entorno.
Aunque más de la mitad de los habitantes del Valle de México vive en los municipios conurbanos, en esas zonas
periféricas –sobretodo en el norte y el oriente- se carece de suficientes equipamientos para la cultura y la recreación. A
estas causas que fomentan el repliegue de los públicos en el consumo hogareño, se agregan la privatización de la oferta
cultural y el encarecimiento de los espectáculos, incluso en instituciones públicas que adoptaron criterios de rendimiento
comercial (teatros a 100 pesos, conciertos de 120 a 200 pesos a mediados de los noventa).
La distribución concentrada e inequitativa de la oferta cultural, unidad al acceso relativamente masivo al arte y la
literatura en las últimas décadas, hace que los espacios tradicionales de vinculación con la cultura, en parte, sean
desplazados.
Las librerías siguen siendo el lugar preferido para adquirir libros, 20 por ciento lo hace en lugares tipos “Sanborns y Vips”
tiendas de autoservicio y puestos de periódicos. Están cambiando los escenarios de circulación y consumo de muchos
bienes culturales, principalmente los que se difunden por vías mediáticas, pero también los de arte y la literatura.
En esta ciudad de crecimiento anárquico, que dispersa a sus habitantes en colonias y barrios desconectados, las
distancias y la inseguridad, la concentración de la oferta cultural y el encarecimiento de los espectáculos, llevan a que las
prácticas culturales reduzcan su relación con la vida pública. Entretenerse y “cultivarse” son tareas cada vez más
encapsuladas en lo privado. Viajamos mucho a través de la ciudad por obligación y muy poco por placer. El uso libre del
tiempo se dedica a librarse de la coacción de la ciudad, de las tensiones y amenazas de los espacios colectivos. Esta
forma atomizada de consumir cultura, de relacionarnos con lo público y lo privado, tiene que ver con los modos en que
hoy podemos ser ciudadanos, o sea, afrontar los problemas de la ciudad. La privatización de la oferta va asociada a una
privatización de los hábitos culturales.
Legislación
El Código Civil Federal en su articulo 765 señala que son bienes de dominio del poder publico los que pertenecen a la
Federación, a los Estados o a los municipios.
También establece en su articulo 766 que los bienes de dominio del poder publico se regirán por las disposiciones de
este Código en cuanto no este determinado por leyes especiales.
El artículo 767 indica que los bienes de dominio del poder publico se dividen en bienes de uso común, bienes destinados
a un servicio publico y bienes propios.
Articulo 768. Los bienes de uso común son inalienables e imprescriptibles. Pueden aprovecharse de ellos todos los
habitantes, con las restricciones establecidas por la ley, pero para aprovechamientos especiales se necesita concesión
otorgada con los requisitos que prevengan las leyes respectivas.
Articulo 769. Los que estorben el aprovechamiento de los bienes de uso común, quedan sujetos a las penas
correspondientes, a pagar los danos y perjuicios causados y a la perdida de las obras que hubieren ejecutado.
Articulo 770. Los bienes destinados a un servicio publico y los bienes propios, pertenecen en pleno dominio a la
Federación, a los Estados o a los municipios; pero los primeros son inalienables e imprescriptibles, mientras no se les
afecte del servicio publico a que se hallen destinados
En México no existe una ley que expresamente regule el uso y disfrute del espacio Público, pero es importante señalar
que para poder lograr una recuperación del mismo, será necesario hacer una serie de cambios y reformas que nos
permitan tener el control al respecto. En este estudio nos centraremos en la Ciudad de México, pues al ser una
Megalópolis de más de 22 millones de habitantes representa un buen ejemplo para la materia.
A continuación se encuentra un cuadro comparativo de la legislación existente en la materia, autoridad responsable,
sanciones, etcétera, mismo que servirá de guía para la realización de las modificaciones necesarias a la Ley de
Desarrollo Urbano del Distrito Federal para regular el Espacio Público.
Reglamento de la LDU
del Distrito Federal Lo más importante es la regulación a la revisión de Programas de Desarrollo Urbano. La SEDUVI,
cada tres años en el mes de Febrero, publicará en la Gaceta del D.F., y en un diario de mayor difusión en circulación, por
una sola vez, el aviso de inicio de revisión integral de los Programas señalando el lugar donde se recibirán las
propuestas correspondientes.
Estudios de Impacto Urbano, concesión de licencias y permisos.
Reglamento de Anuncios del D.F. Regular la fijación, instalación, distribución, ubicación, modificación y retiro de toda
clase de anuncios incluyendo los emplazados en mobiliario urbano, en vía pública, visibles desde la vía pública y en
vehículos del Servicio de Transporte.
Las definiciones de interés para nuestro trabajo son:
Entorno Urbano: Conjunto de los elementos naturales y construidos que conforman el territorio urbano, y que constituyen
el marco de referencia y convivencia de los habitantes y visitantes determinado por las características físicas, costumbres
y usos que se relacionan entre sí.
Mobiliario Urbano con Publicidad Integrada: Todos aquellos elementos urbanos complementarios que sirven de apoyo a
la infraestructura y al equipamiento, reforzando así la imagen la Ciudad, los cuales pueden ser fijos, permanentes y
móviles o temporales.
Paisaje Urbano: Síntesis visual del territorio, en la que interactúan todos los elementos naturales construidos del entorno
urbano como resultado de acciones culturales, ambientales, sociales y económicas y que se constituye como un factor
de calidad de vida y de identidad de la Ciudad de México.
Tapiales: Elementos de seguridad que sirven para cubrir y proteger perimetralmente y a nivel de banqueta, una obra en
construcción, durante el tiempo que marque la licencia de construcción
Ley de Funcionamiento de Establecimientos Mercantiles
Secretaria de Gobierno del Distrito Federal
Delegaciones Artículo 10° Prohibiciones a dueños de establecimientos mercantiles (La Delegación puede sancionar con
clausura y con sanciones pecuniarias con el equivalente de 126 a 350 días de SMGV por exhibir material o publicidad de
carácter pornográfico hacia la vía pública o cuando se viole el espacio permitido para colocar enseres en la vía pública
(art. 74°) Se sancionará con el equivalente de 351 a 2500 días de SMGV por la utilización de la vía pública para la
prestación de los servicios o realización de las actividades propias del giro mercantil de que se trate, salvo aquellos
casos en que lo permita expresamente la Ley y se cuente con el permiso. La colocación de estructuras dispositivos u
objetos que dificulten la entrada o salida de las personas o vehículos, Independientemente de las sanciones pecuniarias,
la Delegación deberá clausurar establecimientos cuando se exceda con los enseres la superficie marcada en el artículo
12.
Artículo 12° Permite la colocación de enseres bajo la autorización de la Delegación condicionadas a: Que sean
contiguos al Establecimiento Mercantil y desmontables; Que para el paso de peatones se deje una anchura libre de por lo
menos 1.50 metros, entre la instalación de los enseres y el arroyo vehicular, Que no ocupen la superficie de rodamiento
para la circulación vehicular, que su instalación no impida la operación de comercio preexistente, que los enseres o
instalaciones no se utilicen para preparar o elaborar bebidas o alimentos, que no se instalen en zonas
preponderantemente destinadas al uso habitacional; No se otorgará permiso cuando los enseres abarquen una
superficie mayor al 50% de la superficie total del Establecimiento Mercantil. Se declara de interés público el retiro de
estos enseres o instalaciones, cuando su colocación viole lo dispuesto en la Ley.
Ley de Propiedad en Condominio de Inmuebles para el Distrito Federal Procuraduría Social del Distrito
Federal Disposiciones relativas al espacio que es común, pero únicamente a: terrenos, sótanos, puertas de entrada,
fachadas, vestíbulos, galerías, corredores, escaleras, patios, jardines, plazas, senderos, calles interiores, instalaciones
deportivas, de recreo, de recepción o reunión social y los espacios señalados para estacionamiento siempre que dichas
áreas sean de uso general. Art. 87°: Sanción con multa
Ley de Justicia Cívica del D.F. Consejo de Justicia Cívica del D.F. Jefe GODF y la Secretaría de Seguridad
Pública Toda persona tiene derecho a presentar queja por escrito o verbalmente ante la Dirección General o las
Delegaciones, hechos o actos que puedan producir riesgo o perjuicio en su persona o la de terceros, bienes o entorno,
por la omisión de medidas preventivas que generen riesgo en lugares públicos.
ANALISIS COMPARADO
Estrategias
Decidimos tomar como ejemplo el caso de ciudades latinoamericanas, nuestros ejemplos son la Ciudad de Curitiba,
capital del estado de Paraná al sureste de Brasil, la Ciudad de Santa Fe de Bogotá, capital de Colombia, la ciudad de
Buenos Aires en Argentina y la Ciudad de Santiago de Chile en Chile.
En el caso de Curitiba la historia comienza cuando en 1971, en plena dictadura fascista, una serie de casualidades les
llevaron a la designación de Jaime Lerner como alcalde de la ciudad. Lo eligieron porque era un inofensivo experto de
arquitectura. Un hombre de treinta y tres años, sin experiencia previa en política y que pareció el ideal para poner de
acuerdo los muchas facciones al poder.
Problemas y Antecedentes
Curitiba en los años 70´s tenía problemas parecidos a muchas de las ciudades latinoamericanas. Y si bien estos
problemas comunes siguen estando en las campañas políticas para alcaldes y siguen siendo debatidos en los gabinetes
actuales, muchas cosas se mejoraron. Curitiba y su gobierno identificó los siguientes problemas:
Un crecimiento desorbitado pasando de 150,000 habitantes en los 50´s a un millón seiscientos mil en 1971.
Trafico y congestionamientos viales
Hacinamiento en la vivienda
Grandes cantidades de basura generada por la población
Inundaciones
Jaime Lerner estuvo en el cargo de alcalde por 12 años y llegó a tener al final de su mandato un 92% de aprobación. Al
final de su mandato logró solucionar todos estos problemas gracias a la continuidad de una política municipal que se
remonta a 1971 a pesar de los diversos gobiernos civiles militares esta política se ha mantenido y desarrollado. Hoy en
día Curitiba es una ciudad de alrededor de 2.000.000 de habitantes. No está en una zona de alto nivel de renta, todo lo
contrario, sin embargo, su índice de criminalidad ha descendido, sus ciudadanos gozan de un comparativo mejor nivel de
vida y se ha frenado la contaminación; tan aguda en otras partes del mismo Brasil.
Soluciones Innovadoras
Planeación Urbana a Largo Plazo
El gobierno estatal de Paraná empezó una política urbana en los 60´s con un grupo de jóvenes arquitectos que no
estaban tan impresionados por la moda urbana de aquel entonces de desarrollar grandes avenidas, edificios
gigantescos, centros comerciales y otros ostentosos proyectos. Este grupo pensaba más bien en el medio ambiente y las
necesidades humanas.
El alcalde de aquel entonces patrocinó un concurso de propuestas que se debatieron con los ciudadanos y los
comentarios de estos se pasaron a los arquitectos encargados del proyecto quienes desarrollaron un plan final. Uno de
los arquitectos era Jaime Lerner quien fue designado alcalde por el gobierno militar.
Dada la situación económica de Brasil por aquel entonces Lerner tenía que pensar en pequeño, pues los recursos
económicos y humanos eran escasos. Su primera medida fue dar a los ciudadanos 1.5 millones de árboles para que
ellos los sembraran y cuidaran
En 1972 decidió crear la primera isla peatonal del mundo. Lerner sabía que tenía en contra a buena parte de la ciudad.
Los comerciantes estaban aterrorizados por la idea que sus negocios fueran perjudicados por la prohibición de acceso al
centro de los coches. Y los automovilistas odiaban la idea de tener que ir andando al centro. Los adversarios dicen que
tuvo miedo que su iniciativa fuera parada por un requerimiento judicial. El hecho es que los trabajos se iniciaron justo un
viernes, una hora después del cierre del tribunal. Una gran cantidad de obreros invadió el centro de la ciudad y
empezaron a arreglar farolas y macetas, repavimentaron las calles y cavaron bancales plantando árboles. Trabajaron
ininterrumpidamente durante 48 horas. Cuando el primer contingente cayó exhausto fue reemplazado por un segundo
batallón de obreros y fueron así sucesivamente. El lunes por la mañana cuando el tribunal reabrió los trabajos estaban
acabados. Creemos que en la historia del mundo ninguna obra pública fue realizada nunca tan velozmente.
Los ciudadanos de Curitiba se quedaron con la boca abierta. Millares de plantas florales fueron plantadas. Una cosa
nunca vista. Y la población empezó a arrancar todas las flores para llevárselas a casa. Pero Lerner lo previó y ya tenía
listos equipos de jardineros que reemplazaron enseguida las plantas. Esta situación solo duro unos días pero al final los
ciudadanos dejaron de robarse las flores. Los comerciantes se asombraban porque se percataron que el centro
transformado en un cuarto de estar genero mayores ventas. Y cuando el sábado siguiente un grupo de coches del Club
del Automóvil intentó invadir la isla peatonal se encontró en la imposibilidad de hacerlo porque millares de niños estaban
pintando grandes tiras de papel que cubrieron buena parte de la pavimentación. Desde entonces todos los sábados los
niños de la ciudad se encuentran en la isla peatonal a cubrir de dibujos maravillosos enormes rollos de papel extendido
por tierra.
Otro problema, el de la congestión de tráfico en el centro de la ciudad ha sido eliminado. El ayuntamiento ha seguido la
política de fomentar el crecimiento de la ciudad a lo largo de vías de desplazamiento rápido (ejes estructuralmente
señalados, que van en forma de estrella desde el centro a la periferia).
Cada uno de los cinco ejes principales consta de tres vías paralelas. La central, con dos carriles rápidos para autobuses,
y dos carriles laterales para uso local. A una manzana de distancia, a cada lado, existe una calle de sentido único con
alta capacidad: una para entrar y otra para salir del núcleo central.
Por medio de la legislación y de incentivos variados se ha fomentado una densa ocupación del suelo, servicios y
comercios, en las zonas adyacentes a cada eje.
Vivienda Digna
Pero la reforma no se ha parado en los transportes. El problema de la miseria ha sido afrontado encontrando sistemas
simples capaces de ofrecer a largo plazo efectos positivos inmediatos y un cambio radical de la cultura. Es la fantasía de
las soluciones lo que asombra más. Parecen locas pero contienen una eficiencia enorme. Hay servicios de distribución
cotidiana de comidas gratuitas, 14 mil casas populares han sido construidas. Pero se ha procedido también a la
distribución de pequeños trozos de tierra para huertos y para construir casas. Los materiales de construcción se
adquieren con financiamiento municipal a largo plazo recompensada con plazos mensuales parecidos al costo de 2
paquetes de cigarrillos. Cada nueva casa recibe luego en regalo del ayuntamiento un árbol de fruta y uno ornamental. El
ayuntamiento también ofrece una hora de consultoría de un arquitecto que ayuda las familias a construirse casas más
confortables y armoniosas. Los barrios pobres en Curitiba son los más bellos del mundo.
SANTA FÈ DE BOGOTA
Nuestro segundo ejemplo, la ciudad de Bogotá, donde el mejoramiento del transporte y del espacio público inicio en
1995. Esta Ciudad con un poco más de 8 millones de habitantes, durante los últimos seis años de su existencia ha sido
testigo de un sin numero de soluciones a los graves problemas que la aquejaban por más de 50 años; congestionamiento
vehicular, elevada tasa de accidentes, déficit de áreas verdes y espacios públicos y una alta contaminación del aire.
Fue a través del apoyo económico brindado por el Banco Mundial por medio de un préstamo y conjuntamente con el
Gobierno Federal se inicia un proceso transformador nunca antes visto en Latinoamérica, en donde se busco integrar la
infraestructura del transporte público, el manejo de tránsito y la generación de espacios públicos para la Ciudad.
Obviamente hacer un cambio tan radical no fue cosa sencilla, se enfrentaron con diversos sectores de la sociedad los
cuales ejercieron una presión importante para frenar el proyecto, principalmente los comerciantes y las organizaciones
privadas de transportistas. Después de negociar y llegar a acuerdos importantes, algunos de los resultados obtenidos en
esta Ciudad han sido:
• El desarrollo e implantación de un programa de transporte denominado “Transmilenio” donde los autobuses utilizan
vías exclusivas disminuyendo los tiempos de viaje. Este sistema ha funcionado ya que es administrado por el Gobierno
local pero manejado por un sistema de concesiones a empresas privadas de transportistas;
• El uso de la bicicleta aumentó en un 800% al pasar del 0.5% al 4% entre 1995 y el año 2001;
• Aumento de la velocidad media de 10 a 15 km por hora, esto debido a los programas de restricción vehicular;
• Creación de una nueva cultura de la movilidad sustentable, en donde la ciudadanía se preocupa y entiende más los
problemas ambientales urbanos y apoya de manera masiva los programas y planes del gobierno local;
• Recuperación del espacio público: espacios verdes, áreas de recreación y deportivas, etc.
Este proyecto fue el resultado de años de trabajo por parte de la Alcaldía, donde sistematizo la problemática del espacio
público desde el principio de la década de los noventa, convirtiéndose en el ejemplo a seguir por ciudades como
Santiago de Chile, Lima en Perú y Caracas en Venezuela.
El desarrollo del proyecto no fue fácil, se necesito de mucha voluntad política, mucho trabajo de gestión social e
información y sobretodo mucha preparación técnica para obtener los resultados deseados en el corto plazo.
La utilización de campañas de difusión de la información al público en general, la participación de organizaciones e
individuos afectados directamente por la implantación del sistema, la creación de equipos técnicos especializados y
reconocidos por la autoridad política, el trabajo entre diversas entidades públicas aún de distintas jurisdicciones
territoriales y a su vez entre entidades públicas y privadas interesadas, fue lo que hizo de este, un proyecto exitoso.
BUENOS AIRES
El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es el resultado de un largo proceso de urbanización que dio comienzo
con la misma fundación de la Ciudad de Buenos Aires. Junto a esta ciudad original se consolidó una realidad urbana
diferente, conformada por una conurbación de Municipios de la Provincia de Buenos Aires que hoy se conoce con el
nombre de Gran Buenos Aires o Conurbano Bonaerense, y que en una porción de territorio que no supera el 1% del total
del país, concentra a 11.255.600 habitantes y más del 40% de su Producto Bruto Industrial.
Se calcula que dentro del AMBA se producen diariamente unos 20 millones de viajes de personas, dentro de los cuales
el transporte público de pasajeros participa del 52.5% de los mismos. Esta forma de transporte, si bien mantiene su
predominio en términos históricos, ha decrecido fuertemente en los últimos 15 años, en cambio, el automóvil particular ha
duplicado su importancia como medio de transporte en ese mismo período. Finalmente en lo que hace a ferrocarriles y
subterráneos, ambos presentan una participación acumulada del 11.5%
EL ESPACIO PÚBLICO
El problema del espacio público afecta fundamentalmente a los sectores que habitan ciudades densamente pobladas, de
allí que esta problemática dentro del AMBA sea mayormente percibida por los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires.
Las cuestiones más sensibles con relación al espacio público se ponen en evidencia a través de la pérdida de la calidad
urbana, la agresión visual y auditiva, y la carencia de espacios verdes de recreación. Pero también hay factores que
contribuyen a agravar los problemas como es el caso de la ocupación indebida del espacio público, la incorrecta
utilización del subsuelo, la afectación de la integralidad arquitectónica de los edificios y la eliminación de las calles entre
otros.
La presencia de espacios verdes se plantea como una de las cuestiones de mayor importancia dentro del ámbito urbano,
ya que no solo son utilizados por los habitantes de las ciudades para su esparcimiento, contemplación y práctica de
actividades deportivas, sino que también cumplen una valiosa función para mejorar la calidad del ambiente, a través del
aporte de oxígeno, la absorción de gases de combustión, la infiltración del agua en el suelo, como regulador de vientos,
lluvias y ruidos y, desde luego mediante el embellecimiento urbano.
La Ciudad de Buenos Aires cuenta con 863 hectáreas de espacios verdes, entre los que se encuentran grandes y
pequeños parques, plazas, plazoletas y otros espacios, que hacen que la oferta total disponible para la recreación de tipo
cotidiano alcance a 1.4 m2 por habitante, algo así como el 40% mínimo necesario que se estima en 3.5 m2 por habitante.
La situación actual forma parte de décadas de ausencia de políticas públicas específicas, la que no parece haber sido
superada, por lo menos a juzgar por los importantes proyectos inmobiliarios anunciados en la Ciudad de Buenos Aires en
lugares destinados a espacios públicos, como es el caso de la Costanera Sur, las proximidades de la Reserva Ecológica
de la Ciudad de Buenos Aires, la zona de Retiro y los que prevén la ocupación costera, que también comprenden a los
municipios corribereños de la Provincia de Buenos Aires, los que sin duda contribuirán a desgajar más el debilitado
espacio público existente.
La mayoría de los problemas anteriormente enunciados tienen como punto en común la falta de cumplimiento de las
normas vigentes y su consecuente falta de control por parte de las autoridades, por lo que surge claramente la necesidad
de que las acciones que se desarrollen, apunten a que estas asuman un rol más estricto en cuanto al control y al
cumplimiento de la normativa vigente.
Los orígenes de los problemas ambientales involucran distintas causas y múltiples actores e intereses, las personas que
decidan actuar como interlocutores, ya sean, jueces, funcionarios públicos, empresarios, vecinos, ONG’s y/o científicos,
deben saber que la solución de los mismos no podrá concebirse dentro del criterio clásico de resolución de conflictos,
sino que será necesaria la realización de esfuerzos que incluyan al conjunto, conformado de esta manera la verdadera
esencia del desarrollo sustentable.
Pensar en recuperar el espacio público en una gran ciudad en un solo esfuerzo es prácticamente imposible, se necesita
desarrollar un plan donde se señale las áreas, zonas, calles, avenidas, plazas, plazoletas y áreas verdes que se irán
rescatando, los tiempos, estrategias y demás.
En Buenos Aires han dejado de considerar a la ciudad como un ente aislado, se han dado cuenta que la ciudad es
mucho más que la suma de sus partes, que la ciudad es un sistema donde cada elemento tiene su dinámica propia,
manifiesta los procesos urbanos generales y al mismo tiempo, contribuye a configurar la ciudad en su conjunto.
El espacio público se entiende como un espacio polifuncional donde el elemento natural se alterna con la disposición del
mobiliario urbano, dando origen a una zona peatonal equipada, lugar de reposo, encuentro y esparcimiento.
En la Ciudad de la Plata, la investigadora Maria Silvina Souza , realizo un trabajo de investigación académica donde
analiza cómo se constituye el espacio público urbano comunicacional. Aquí presentaremos una parte de dicha
investigación.
La Calle
Se considera un elemento constitutivo de la malla o trama vial que forma parte del espacio público de la ciudad,
destinada al desplazamiento del peatones y vehículos para el transporte público, privado y de carga. Reunifica la
totalidad enlazando un extremo a otro de la ciudad, manteniendo continuidad y accesibilidad, permitiendo así conexiones
organizadas y jerarquizadas alrededor de un eje principal que las soporta y articula.
De acuerdo a la autora, la calle se puede mirar no sólo como una parte que pertenece a una totalidad, sino como un
fragmento que subsiste por sí mismo, por lo tanto no tiene como referencia u centro que lo jerarquiza y por ello se abre a
otras conexiones perdiendo la continuidad e integridad, propiciando un sistema aleatorio de probabilidades; la calle
entonces, sale de su contexto de pertenencia y se recompone dentro de un marco de variedad, produciéndose una red
que insinúa relaciones con nuevas lecturas y no una malla que organiza y ordena.
Una de las manifestaciones más claras de apropiación del espacio público lo ejemplifican las protestas y marchas. Entre
las características de las mismas podemos encontrar las protestas de carácter micro-barrial, en donde tanto los motivos
como los escenarios urbanos elegidos para realizar el reclamo se desarrollan en el universo conceptual y espacial del
barrio.
Por otro lado, encontramos las marchas de carácter reivindicativo sectorial, en su mayoría protagonizadas por docentes
de los tres niveles educativos, sindicatos de diversas ramas industriales y empleados estatales. En la mayoría de los
casos, las demandas tienen como destino el centro de la ciudad, donde constituyen un punto de encuentro, luego se
marchan por las calles céntricas y se finalizaba frente a los edificios públicos de la ciudad.
Otra forma de apropiación son las actividades de la contracultura o cultura alternativa. Estas expresiones nuevas como
los malabaristas y lanzallamas que se apropian de la calle en los cortes de semáforo.
La calle peatonal en Ciudad de La Plata, se “abre al peatón” los fines de semana como una forma de extensión a la
vereda y cuenta con equipamiento urbano específico, como luminarias y asientos que favorecen la apropiación del
espacio en torno a ellos. Es el lugar elegido por los adolescentes para planificar sus encuentros nocturnos, también se
transforma en el escenario de payasos y estatuas vivientes que despliegan su arte a cambio de una moneda; pero
fundamentalmente es el territorio del ciudadano-consumidor.
La plaza, el parque y otros espacios verdes
La Ciudad de la Plata fue diseñada pensando en el medio ambiente, es por ello que la distribución de sus parques y
plazas se penso colocando uno cada seis cuadras dentro del casco urbano. Alrededor de la ciudad también existen
importantes áreas verdes que sirven para la recreación y diversas actividades para la comunidad.
Las plazas y parques son fundamentalmente, lugares de reunión y esparcimiento espontáneo para tomar el sol, leer,
pasear animales, hacer gimnasia, tomar mate, realizar un picnic, andar en bicicleta o en patines, charlar, etcétera.
La esquina y la vereda.
Funcionan como espacios propicios para innumerables apropiaciones, dentro de las cuales ocupan un lugar destacado
las realizadas por grupos de amigos o vecinos que encuentran en ellas un punto de reunión donde concretar lazos de
amistad, discutir la realidad local y nacional, intercambiar información destinada a potencias recursos para la economía
doméstica, etcétera.
La venta callejera
El vendedor de la calle vive en ella, la usa y la transforma. La vereda tiene la función de llenar la carencia de lugares de
trabajo que tiene la población y a la vez genera determinados comportamientos. Deja de ser un lugar de paso para
transformarse en territorio porque es un espacio delimitado, con nombre, con reglas de comportamiento donde se dan las
interrelaciones, las formas de pertenencia y apropiación que dan sentido y crean territorio entre los vendedores.
La parada del colectivo.
Otro espacio público de uso intensivo es la parada del colectivo, que presta el servicio de transporte público den la
ciudad. Es un punto de convergencia y para muchos marca el inicio y el fin de la jornada, constituyéndose, también en un
foco comercial donde se instalan muchos vendedores ambulantes.
La Pared
Los graffitis, el arte mural, la publicidad y la propaganda.
Las paredes están en el límite de lo público y de lo privado. Los grafittis también. Pero mientras las primeras defienden la
intimidad y la propiedad privada. Los segundos la transgreden, la toman por asalto.
Conclusiones
Como podemos ver, los usos del espacio público son intensos y a pesar de que vivimos un tiempo en que buena parte de
la comunicación y los mensajes –culturales, políticos, comerciales, etc.- se realizan a través de los medios éste prevalece
como el lugar por excelencia de las relaciones sociales y los intercambios culturales, de los ritos y las celebraciones. Los
espacios públicos tienen una historia y han forjado una cultura ciudadana a través de sus procesos de ocupación,
organización y defensa.
Para entender la importancia del espacio público incluimos un extracto de la nota del Arquitecto Pedro C. Sonderéguer
en donde señala entre otros que, el concepto de espacio público es imposible verlo de manera aislada, hoy en día la
globalización nos ha obligado a cambiar los antiguos modos de funcionamiento de la ciudad, erosionando sin duda
alguna el espacio público urbano. El nuevo orden económico y social mundial desintegra a la sociedad y por ende a la
ciudad, todo esto utilizando una combinación de nuevas tecnologías de comunicación y transporte, una distribución
inequitativa de los ingresos, así como la degradación paulatina y constante de los elementos estructurales: la calle, la
plaza, la escuela, los parques, los edificios y lugares públicos de intercambio; y, la fragmentación y privatización de su
ámbito público en general.
Este proceso debemos identificarlo como uno político antes que económico. La voluntad de integración social que
conformó espacios públicos urbanos no fue una necesidad inevitable del desarrollo de las ciudades sino la expresión de
una voluntad cultural.
El autor señala que el espacio público es el dispositivo más antiguo de construcción del conciencia cívica, el ámbito de
elaboración de la ceremonia colectiva de la sociedad, su preservación es una opción y una tarea ante todo POLÍTICA.
Ahí es donde se desarrolla el conflicto más reciente de los derechos civiles, en la preservación de los espacios que
garantizan la posibilidad de intercambio y, en consecuencia, de integración y movilidad social.
Este derecho a un espacio público común, el libre acceso a la información y la seguridad de un piso mínimo de ingresos
son cuestiones estrechamente vinculadas, que se interrelacionan y potencian recíprocamente. Donde la incorporación de
una dimensión cívica y en ese sentido social, a la cuestión ambiental urbana es una necesidad de nuestro tiempo, que
reconstituye el valor democrático de la ciudad en su sentido más antiguo y le otorga toda su complejidad, en una época
de profunda revolución en las comunicaciones.
El autor termina señalando que esta realidad supera las demandas tradicionales de los movimientos ambientalistas,
caracterizadas por el reclamo de plazas y jardines, mayor forestación, lucha contra la contaminación del agua, aire y el
suelo, en una realidad que comienza a caracterizarse por un proceso de descomposición social, el cual puede percibirse
tanto en la periferia como en el centro de las ciudades, cuyas víctimas ya no son reprimidas de manera directa, sino que
sufren un efecto devastador silencioso de progresiva marginación, en un espacio que poco a poco la sociedad tiende a
percibir como ajeno: plazas, calles, etc..
Revertir esta situación supone la puesta en marcha de una decisión política para actualizar el valor social del dispositivo
urbano público, promover la elaboración de políticas públicas en ese sentido, y en definitiva, instalar en la primera línea
de las políticas municipales la necesidad de promover el desarrollo del equipamiento urbano, reorientando recursos,
diversificando la oferta, etc., renovando la histórica función civilizadora del espacio público de la ciudad.
CHILE
La importancia de los espacios públicos urbanos ha ido ganado reconocimiento en el transcurso del tiempo. A fines del
siglo XIX, en los albores de la revolución industrial en Europa, los espacios públicos, en particular los verdes, fueron
planteados como lugares para la promoción de la salud, en oposición a las condiciones de trabajo en las industrias y el
desbordante crecimiento de las ciudades con la consecuente generación de barrios obreros de altas densidades y
escasas condiciones de salubridad.
Estudios han demostrado que, independientemente del sector social al que sean destinadas, un árbol maduro ubicado en
el jardín de nuevas viviendas conduce a un aumento en la tasa de venta y del precio de venta por metro cuadrado
construido, así como a una consecuente reducción en los costos financieros de la operación inmobiliaria, una eventual
reducción en los gastos publicitarios de las empresas y, en pocos años, a una mejora de la imagen corporativa de las
mismas . Sin lugar a dudas, el gradual incremento del ingreso per cápita de los chilenos, está conduciendo a una
creciente demanda por mejor calidad en los espacios residenciales y comerciales, lo que implica más y mejores espacios
públicos.
En cuanto a la gestión del Estado se puede observar, particularmente desde 1990, una incorporación progresiva de
nuevas líneas de inversión orientadas, al menos parcialmente, a la dotación de nuevas áreas verdes y otros espacios
para el uso colectivo, atendiendo una deuda social postergada por los años de dictadura militar. Así encontramos que el
Ministerio de Vivienda y Urbanismo Chileno, ha generado varios programas de equipamiento comunitario, asociados a
los programas de vivienda básica, también el Programa de Parques Urbanos, que se inicia en 1992, y más recientemente
(año 2001) un novedoso programa de recuperación de espacios y zonas de valor patrimonial. También, durante la última
década del siglo XX, se multiplicaron los fondos para la construcción de espacios públicos tanto en los municipios como
en los gobiernos regionales.
Desde mediados de los años 90, la gestión estatal en materia de proyectos urbanos de envergadura (Proyecto Palomar
en Copiapó y Ribera Norte de Concepción, son dos ejemplos importantes) y, últimamente, mediante la propuesta de
proyectos para una veintena de ciudades del país en preparación para el Bicentenario de la República, los espacios
públicos se han consolidado como un atributo necesario y, a la vez, esencial de cada proyecto. Queda así manifiesta la
evolución del sector público en el reconocimiento de los beneficios sociales, ambientales y económicos de los espacios
públicos.
Un tema crucial aún no resuelto en Chile es la adecuada administración y mantenimiento de los espacios públicos
urbanos. Por una parte, el mantenimiento es aún asumido por el Estado como un gasto y no una inversión en salud,
calidad de vida y promoción de la economía urbana, mientras, por la otra, resulta difícil construir un andamiaje operativo
que aborde plenamente el complejo mundo de los espacios públicos.
La complejidad radica en el carácter polivalente de los espacios públicos en cuanto a proyecto (éstos pueden ser a la vez
un proyecto de obras civiles, jardines y paisaje, mobiliario, juegos, áreas deportivas, espacios de circulación y espacios
culturales) y también guarda relación con la rígida estructura institucional del Estado, tanto a escala nacional, regional
como municipal, dada la separación presupuestaria, funcional e incluso física, de unidades con funciones concurrentes
como lo son, por ejemplo, los departamentos de aseo y ornato, obras y desarrollo social de los municipios.
Los espacios públicos, por su diversidad tipológica, de escala y programática (no se debe olvidar que las demandas por
el uso del tiempo libre en los espacios abiertos está sujeta a cambios generacionales e intergeneracionales), requieren
ser operados y administrados por una muy amplia gama de instancias de carácter público, público–privado y privado, lo
cual es una estrategia de creciente generalización en el mundo desarrollado y en países vecinos o cercanos como Brasil,