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Según el demandante los derechos fundamentales afectados por el literal j) del artículo 2º, el
artículo 51 y 87 de la ley 30 de 1986 son:
Para el demandante, se violan estos derechos por el trato especial que reciben los drogadictos,
pues para ellos hay una marginalidad que se asocia con el destierro, además de desconocer
la condición de enfermos a los drogadictos, dejando de lado la opción de consumir drogas
alucinógenas como parte de su tratamiento, este hecho se asocia con la desigualdad pues el
Estado debe garantizar los medicamentos para la enfermedad y sin embargo desconoce los
estupefacientes como parte de la enfermedad de la drogadicción y como medicamento que
alivia los dolores de las personas incurables.
Ahora, el demandante también expone que los enfermos son personas psicofisiológicamente
enfermas, y que independientemente de la razón de su enfermedad, el Estado no puede
sancionarles su derecho a estar enfermas, además el demandante alega que el consumo de
droga no afecta a nadie más que al consumidor. Agrega el demandante, que los
nicotinómanos y los alcohólicos, son considerados como adictos socialmente aceptados,
mientras los marihuaneros y los cocainómanos son considerados como delincuentes, además
expone también que los toxicómanos que no son ni alcohólicos ni nicotinómanos, se les
ofrecen medicamentos en igual proporción, mientras que a quienes hacen parte de estas dos
toxicologías se les ofrecen medicamentos en proporción a su adicción.
Por ultimo aclara que hay quienes padecen de estas adicciones de manera incurable, por tanto
la internación en un establecimiento psiquiátrico, es una pena imprescindible para estos que
también son enfermos. Sobre la libertad de las personas, aclara que en ella solo pueden
decidir los jueces y no médicos o funcionario que carecen de jurisdicción.
A todos estos derechos, que considera el demandante, son violados por las disposiciones
denunciadas, la ley 30 de 1986, contrapone la razón de su creación y es la importación,
fabricación y distribución de sustancias que producen dependencias su gran preocupación, es
decir, la colisión de principios, se da entre los derechos reclamados por el demandante (los
mismos que fueron mencionados anteriormente) y la búsqueda de garantizar la salud pública
por parte de la ley. Ahora, compete a este informe, analizar si la corte efectivamente encontró
las disposiciones demandas como violatorias de los derechos fundamentales invocados y en
caso de ser así, si el fin que persigue la disposición (garantizar la salud pública), justifica la
violación de estos derechos.
La Corte Constitucional, para llevar a cabo su análisis acerca de cómo debía fallar se valió
de los siguientes conceptos para emitir una última decisión, es de anotar que a continuación
se expondrán, tal y como la corte los dio a conocer.
Para iniciar las consideraciones de la Corte, se hace una pregunta que trasciende la autonomía
humana y es si ¿Existen deberes jurídicos para consigo mismo?, pregunta que la Corte
desarrolla y a la que posteriormente da dos posibilidades hermenéuticas. Luego de desarrollar
ampliamente esta pregunta, la Corte habla del tratamiento médico como medida protectora
del drogadicto, y la sanción penal, después de analizar dicha categoría la Corte se ocupa de
la sanción (o tratamiento) por el consumo de droga y el libre desarrollo de la personalidad,
ya casi para terminar, también pone a su consideración la libertad, la educación y la droga,
todas analizadas en un mismo aparte. Por último, y ya para finalmente poner a la luz de las
consideraciones las normas demandadas, hace un análisis de la unidad normativa.
Cada uno de los conceptos analizados y profundamente escudriñados por la Corte, fueron
entendidos así:
Unidad normativa:
A favor de constituir unidad normativa el artículo 87 de la ley 30 de 1986, con el
artículo 51, de la misma ley, se considera este violatorio de la autonomía personal,
pues este es totalmente arbitrario al sancionar un acto que no está tipificado, todas las
consideraciones hechas por la Corte en los párrafos precedentes, aplican para esta
disposición, pues es abiertamente arbitraria de los derechos anteriormente traídos a
colación.
“En síntesis: los preceptos de la Carta que resultan directamente violados por las
disposiciones señaladas, son los siguientes: el artículo 1o. que alude al respeto a la
dignidad humana como fundamento del Estado; el 2o. que obliga al mismo Estado a
garantizar "la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la
Constitución"; el 5o. que reconoce la primacía de los derechos inalienables de la
persona, dentro de los cuales ocupa un lugar privilegiado el de la autonomía, como
expresión inmediata de la libertad; el 16 que consagra expresamente el derecho
anteriormente referido, y el 13 consagratorio del derecho a la igualdad, pues no se
compadece con él, el tratamiento diferente a categorías de personas que deben ser
análogamente tratadas. “
Idoneidad:
Artículo 51: Al empezar a desarrollar el Test de Proporcionalidad, puede agotarse
en la primera etapa la constitucionalidad del art. 51 de la ley 30 de 1986, si bien
esta normal en un primer sentido debe ser idónea y perseguir un fin legítimo, no
lo hace. En el análisis anteriormente desarrollado por la Corte, se concluye que el
fin que este articulo persigue, no es un fin legítimo, pues el espíritu liberal de la
Constitución no permite que el Estado intervenga sobre la capacidad individual
de determinar que es mejor para el individuo mismo, característica que la Corte
atribuye a un Estado paternalista y que no es compatible con la filosofía que
profesa la Constitución. Una norma que atenta en contra de la autonomía, la
igualdad y el libre desarrollo de la personalidad, en aras de intervenir lo que por
derecho no le corresponde, no logra entonces subsanar tan siquiera, el primer
filtro del test de proporcionalidad.
Literal J del art. 2: Según el análisis llevado a cabo por la Corte, esta normal
persigue un fin legítimo y es el establecimiento de límites a una actividad lícita
en pro de garantizar la disminución de una actividad ilícita como es el
narcotráfico, que en busca del lucro produce actividades socialmente reprochables
e indeseables, un fin que es claramente justificado.
Necesidad:
Literal J del art. 2: Este literal es la manera menos interventora del derecho que
el legislador ha encontrado para controlar el narcotráfico y es por eso que la Corte
aclara que interviene de manera parcial y mínima el derecho a la igualdad y a la
libertad, poniendo de manifiesto que estas intervenciones están lejos de vulnerar
el núcleo esencial de estos derechos, pues el legislador ha sido facultado para
limitar los derechos, siempre y cuando respete su esencia misma y la afectación
que se haga de estos, sea de manera parcial.
Proporcionalidad:
Literal J del art. 2: En este punto del test de proporcionalidad, cabe cuestionarse
acerca de si la afectación de los derechos intervenidos, es menor que la eficacia
de la norma en cuanto al fin que persigue, de esta manera cabe concluir que sí,
pues la afectación de los derechos se hace en un solo sentido, que además, solo es
reflejado en la práctica, así, es mayor la restricción que se ejerce sobre el
narcotráfico como actividad ilícita que sobre la adquisición de drogas, adquisición
que finalmente no se desconoce.
Para fallar, la Corte dio a entender el alcance jurídico que tienen los derechos a: