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Facultad de Estudios Superiores Acatlán

Universidad Nacional Autónoma de México

Licenciatura en Filosofía

Alumno: Islas Salinas Luis Ernesto

Materia: Monográfico (Kant)

Título del ensayo:

La imposibilidad de un conocimiento absoluto de sí


mismo desde Kant
En el siguiente trabajo se tratará de sostener la siguiente tesis: que es imposible un conocimiento
de sí mismo en sentido absoluto partiendo de Kant. Para llegar a dicha conclusión abordaremos en
primer lugar el sentido interno, y con ello al tiempo. Explicaremos como es que para Kant existe
el tiempo. Posteriormente analizaremos la idea de que el tiempo llegue a ser una característica
fundamental de la existencia de los fenómenos, para así poder entrar al concepto de sustancia.
como penúltimo punto veremos la realidad de los fenómenos como Kant lo explica, y de esta
manera llegar a lo que en este trabajo se denominará "conciencia-fenoménica-de-sí". Para dicho
fin tomaremos algunas partes de La crítica de la razón pura. Para ser más precisos, tomaremos la
estética trascendental, la primera y segunda analogía de la lógica trascendental y su tercer capítulo
llamado El fundamento de la distinción de todos los objetos en general en fenómenos y números.

1. La realidad del tiempo respecto de los objetos de nuestros sentidos.

Partiremos de la estética trascendental. Pero antes de eso analicemos ambos conceptos por
separado. Estética que proviene de aisthesis, es decir, sensación, se ocupa de la sensibilidad y con
ello diremos que sería la capacidad que tenemos de ser afectados por los objetos. Y respecto de
trascendental, Kant nos dice que es "todo conocimiento que se ocupa, no tanto de los objetos,
cuanto de nuestro modo de conocerlos, en cuanto que tal modo ha de ser posible a priori." 1. Hay
que tener en cuenta ese "cuanto de nuestro modo de conocerlos", ya precisamente ese modo de
conocerlos nos remite a que la estética trascendental no se ocupara del contenido o materia de
nuestras sensaciones (lo que sentimos), sino que se ocupara de la forma a priori de nuestras
sensaciones, o sea las condiciones de la sensibilidad (cómo sentimos), que, en este caso, dichas
formas serían, a saber, espacio y tiempo. Pero ¿cómo obtenemos dichas formas puras? Tenemos
que entrar en primer lugar a la intuición, ya que esta es el medio por el cual el conocimiento se
refiere a los objetos. Entonces, los objetos nos vienen dados mediante la sensibilidad y con ello los
intuimos, pero ¿qué hemos de intuir? Lo que corresponde a la sensación es la materia del
fenómeno, en cambio lo que hace que lo diverso de ello pueda ser ordenado se llama forma. Pero
como el objetivo de Kant parece ser precisamente quedarse con la pura forma a priori, hay que
desligar dicha sensación material, es decir, hay que aislar la sensibilidad. Una vez aislada, nos
quedamos solamente con la mera forma, que se nos da a priori en el fenómeno, ya que el espacio
y el tiempo no acontecen en nosotros como algo dado netamente en la sensibilidad, sino más bien

1
Kant. Crítica de la razón pura. Introducción. Editorial gredos. 2014. Pag, 55.
como algo que nosotros intuimos en ella, pero para ello ya no necesitamos de la experiencia, o sea
podemos seguir en la investigación sin la misma.

Una vez llegados a este punto, hay que preguntarse a qué se refiere el concepto de tiempo. Respecto
a él Kant nos dice que "no es un concepto empírico extraído de alguna experiencia"2. Esto es así
ya que como vimos más adelante, aislamos la sensibilidad para quedarnos sólo con la forma, que
a su vez ya no se nos presenta en la experiencia. Otras dos consideraciones que debemos de tomar
en cuenta respecto al tiempo son las siguientes: 1) "El tiempo es una representación necesaria que
sirve de base a todas las intuiciones."3 y 2) "El tiempo no es otra cosa que la forma del sentido
interno, esto es, del intuirnos a nosotros mismos y nuestro estado interno." 4. Con estos datos
añadidos al concepto de tiempo podemos considerar que dicho concepto es indispensable para
darnos alguna idea del fenómeno manifestado, ya que dicha manifestación ha de dársenos en un
tiempo determinado, y que, en cuanto forma de nuestro sentido interno, no tiene una realidad
objetiva independiente del psiquismo o de la conciencia del sujeto. Con ello nos podemos decir
que el tiempo es real respecto de los objetos de nuestros sentidos en cuanto condiciones de nuestra
sensibilidad. Y también podemos ya decir que no existe ningún objeto que no esté sometido a la
condición del tiempo. Pero aun así queda la cuestión de cómo es posible intuir algo de manera
precisa si hemos de intuirlo mediante el tiempo, que parece cambiar a cada instante y por ende
nuestra percepción del fenómeno ha de cambiar paulatinamente. Dicha cuestión ha de poder
responderse con las tres síntesis que Kant hace, a saber, la de la intuición, de reproducción en la
imaginación y la del reconocimiento en el concepto. Dicha cuestión es más que importante, pero
parece que nos aleja demasiado de nuestro objetivo, por ello respecto a dicha cuestión trataremos
sólo el concepto de sustancia y apercepción, que ayudan a resolver dicha problemática y al mismo
tiempo nos encaminan a nuestro objetivo. Pero por ahora veamos a lo que hemos llegado con estas
consideraciones.

Con lo que hemos dicho el tiempo se nos devela como una parte fundamental en la experiencia
posible en lo que se refiere al campo fenoménico, y al mismo tiempo logramos ver la imposibilidad
de conocer la cosa en sí, ya que al estar en "contacto" con el objeto, lo hacemos con nuestras
percepciones que a su vez parecen estar mediadas y sometidas a un tiempo determinado. Y que

2
Kant. Crítica de la razón pura. Editorial Gredos. 2014. Pag, 69.
3
Kant. Crítica de la razón pura. Editorial Gredos. 2014. Pag, 69.
4
Kant. Crítica de la razón pura. Editorial Gredos. 2014. Pag, 72.
dicho tiempo en tanto que sólo es real dadas las condiciones del psiquismo interno, parece
remitirnos a nosotros y a la conciencia del objeto representado, pero nunca al objeto en sí mismo,
ya que si fuera así tendríamos que aceptar de igual forma la realidad empírica del tiempo y con
ello el psiquismo y en general las síntesis y las categorías ya no tendrían un fundamento. Para
entender mejor lo que se ha dicho propongo la siguiente imagen: imaginemos que frente a nosotros
tenemos una tela muy fina, la más fina, delicada y de mejor calidad posible, tanto así que es posible
ver a través de ella los colores y percibir los olores de las cosas. Cuando nos aproximamos a una
rosa, observamos a la perfección su tallo verde y sus hojas rojas, y cuando inclinamos nuestra
cabeza para olerla, la fragancia que obtenemos nos invita a tocar sus hojas. Su textura es suave y
por ese lapso de tiempo conocemos dicha rosa y nos hacemos de un concepto de ella. Con ello
podría bien preguntar ¿hemos conocido la rosa o sólo el fenómeno de la rosa que se nos manifestó
en un tiempo determinado a través de la sensibilidad? es decir, que no hemos hecho más que una
representación fenoménica del objeto, o sea que hemos dado unidad a lo vario del tiempo para
contenerlo en un instante y con ello la percepción que tenemos de la rosa es posible. Todo esto nos
hace preguntarnos ¿cómo me percibo a mí mismo? Si yo entro en la categoría de fenómeno, cómo
es la relación que hace la conciencia de mí. Quedémonos con estas cuestiones, ya que serán
abordadas más adelante.

2. La sustancia como lo permanente.

Ya hemos dicho que la objeción más clara que se puede hacer hasta ahora, a saber, cómo es posible
obtener un conocimiento de la cosa si constantemente estamos en un cambio constante de tiempo,
se responde diciendo que el sujeto da unidad a lo vario, dándole así <<realidad>> en un tiempo y
espacio determinado. Aun así, podría caber una cuestión, la cual es cómo es posible saber que lo
que percibimos en diversos estadios de tiempo son la misma cosa o fenómeno. Dicha cuestión
podría ser planteada con más propiedad de la siguiente manera: si el fenómeno se halla en el
tiempo, y su relación con ella ha de poder ser o bien sucesiva (tiempo como serie) o simultanea
(tiempo como amplitud)5, y como nuestra aprehensión del fenómeno es sucesiva ha de ser
cambiante, surge la cuestión de cómo es posible hablar de la permanencia del fenómeno. En otras
palabras, no parece haber permanencia en las cosas. Kant nos dice respecto a ello que "el sustrato

5
Este apartado se toma de Kant, en La crítica de la razón pura, en la primera analogia denominada principio de la
permanencia [de la sustancia].
de todo lo real, es decir, lo perteneciente a la existencia de las cosas, es la sustancia."6 pero, ¿cuál
ha de ser dicho sustrato? Éste tiene que ser un algo que este en todos los fenómenos y que, su vez,
logre hacer que el mismo permanezca. En este trabajo se interpretará que dicho sustrato es o al
menos ha de poder visualizarse dicha permanencia mediante el tiempo, ya que como Kant dice:
"el tiempo, en el cual hemos de pensar toda modificación de los fenómenos, permanece y no
cambia, ya que forma el sustrato del cual la sucesión y la simultaneidad representan meras
determinaciones."7.

Con lo dicho hemos de poder entender que lo que cambia no es la sustancia, sino las
determinaciones de la sustancia, y que lo que da permanencia al fenómeno es el tiempo mismo, ya
que la permanencia ha de ser la existencia en todo tiempo. Y como vemos el tiempo puede ser
pensado como ese sustrato, eso que subyace a los fenómenos y que les da su permanencia en el
espacio y por ello también nos permite percibirlos como consistente y objetivo. Y con lo ya
planteado, hemos llegado a otra consideración importante, a saber, que el tiempo es una
característica fundamental para la existencia de los fenómenos. Esto así porque sin ella, no
podríamos tener conciencia de los fenómenos. y como el tiempo se da en nuestra psique interna,
por ello forma una parte fundamental, ya que esto permite que tengamos conciencia del fenómeno
se nos manifiesta. Pero con lo que hemos tratado hasta ahora, ya no sería sólo un fenómeno, sino
que ha de ser posible verlo como un objeto dado a los sentidos que está determinado por el tiempo,
y que este (el tiempo) a su vez es el que le da la permanencia y crea un campo para el conocimiento
objetivo del fenómeno.

Nos aproximamos ahora a una posible realidad del fenómeno vista desde el tiempo como sustrato
del mismo. Pero antes veamos lo que hemos conseguido hasta ahora. Hemos visto hasta ahora que
el fenómeno ha de ser percibido mediante la forma pura a priori tiempo, y que por ello mismo
hemos de entender no su conocimiento en sí, sino más bien, que entendemos o conocemos nuestra
propia forma de intuir el fenómeno, ya que parece que al ser el tiempo parte de la psique interna,
sólo podemos tener conciencia del fenómeno dado, y no del fenómeno en sí. Dicha interpretación
parece validarse cuando observamos que el tiempo funge como sustrato para que el fenómeno
logra tener una permanencia en el tiempo mismo y por ende logremos objetivar nuestro

6
Kant. Crítica de la razón pura. Editorial Gredos. 2014. Pag, 199.
7
Kant. Crítica de la razón pura. Editorial Gredos. 2014. Pag, 198.
conocimiento fenoménico. Con ello el fenómeno no sería más que una serie de apariciones de las
que nos apercibimos en un espacio y tiempo determinados, y es precisamente esa conciencia del
fenómeno la que nos devela lo siguiente: que el fenómeno no ha de ser tomado como algo ajeno a
nuestros sentidos, y que también es por ello que las categorías, aunque no surjan de la experiencia,
sino del sujeto que se apercibe de la realidad, tengan sólo aplicabilidad en la experiencia posible.
Y por ello "El pensar es el acto de referir un objeto a una intuición dada."8 lo cual no hay que
pasar por alto, ya que esto nos muestra que, aunque Kant quiere llegar a un sintético a priori, no
por ello desprecia la sensibilidad, muy por el contrario, sabe que marcando los límites del
conocimiento humano para con los objetos, se lograra tener una mejor exposición de los mismos.
Y que, si bien no es posible conocer la cosa en sí, es posible crear juicios para los fenómenos
dados, y que dichos juicios han de tener validez objetiva ya que, por ejemplo, las categorías
ordenan las diversas representaciones bajo una sola común, que se eleva después como
conocimiento a priori, como en el ejemplo del principio de causalidad.

3. La conciencia fenoménica de-sí

La realidad del fenómeno no parece ir más allá de lo que percibimos por medio de los sentidos y
lo que apercibimos una vez hecha las diversas síntesis. Tenemos una conciencia del fenómeno y
podemos darles categorías y definirlo. Podemos también obtener un conocimiento de ellas, pero
siempre a sabiendas de que sólo conocemos al fenómeno y sus determinaciones, nunca lo que sea
en sí mismo. con ello preguntare ¿el hombre qué es sino más que otro fenómeno? Por ello ha de
estar condenado a las mismas características que Kant les da a los objetos de la sensibilidad. El
fenómeno hombre ha de estar inmerso también en una temporalidad y espacialidad, percibe las
cosas basándose en ellas, y por ende él también se percibe bajo esas condiciones.

Es conocido el hecho de que Sócrates siempre apelaba a conocerse a sí mismo. Conócete a ti


mismo, le hacía decir Platón. O también lo hacían decir cosas como: si no me conozco yo, como
he de conocerte a ti. El conocimiento de sí, o la conciencia de sí, de que soy algo en concreto y
conozco esa concretud que soy, es algo que muchos filósofos han encontrado de suma importancia.
Pero ante lo que hemos expuesto, nosotros responderíamos con una pregunta: ¿cómo es que
vosotros osan llegar al conocimiento de sí mismos de una manera tan absoluta? ¿acaso no lográis

8
Kant. Crítica de la razón pura. Editorial Gredos. 2014. Pag, 245.
ver que tal pretensión es imposible? y con ello vemos que el pensamiento aquí expuesto dista de
los pensadores antiguos, pero que comulga con el de Pascal. Éste pensador, en algunos de sus
pensamientos nos dice:

"Si el hombre fuese lo primero que se estudiase a sí mismo, vería lo incapaz que es de seguir
adelante. ¿Cómo es posible que una parte conozca el todo? Pero aspirará tal vez a conocer por lo
menos las partes con las cuales guarda proporción. Pero las partes del mundo guardan entre sí una
relación tal y una tal concatenación las unas con las otras, que creo imposible conocer la una sin
la otra y sin el todo."9

Creo que esto es precisamente lo que Kant entendió también, es decir, estamos limitados a conocer
sólo los fenómenos, nunca las cosas en sí mismas. Parte de que esto sea así, es que no podemos
quitarnos dicha tela o bien nuestra razón o nuestro entendimiento siempre estará limitado por las
percepciones y su ligadura a un tiempo específico. Nunca podremos ver en tiempo como totalidad,
si pudiéramos hacerlo en fenómeno se nos develaría en su talidad, como es realmente. y esto
también es aplicable al hombre, ya que, si bien parece que, en ese sentido interno, al conocer las
cosas nos conocemos en parte también a nosotros, es también sabido que Kant trata de limitar
nuestro campo de conocimiento, no porque cínico o algo parecido, sino más bien porque está
consciente de nuestras limitaciones como hombres, y al menos demarcando nuestro campo,
lograremos comprender el mundo que tanto anhelamos.

Así, aunque tengamos dicha capacidad de apercepción, si hemos de tomar en serio las palabras de
Kant, el hombre siempre se ha de percibir a sí mismo en un estado de tiempo determinado. Y
aunque sepa que tenga permanencia, es decir una sustancia, eso no lo permite conocer lo que el
mismo es en sí mismo. En consecuencia, siempre ha de tener una visión fenoménica de sí, es decir,
una <<conciencia-fenoménica-de-sí>>. La cual le permite, en efecto saber que es, que es un yo,
una cosa pensante, pero siempre estará incapacitado para proyectarse y verse a sí mismo como
algo ajeno al tiempo y por ende absoluto o en sí.

Si bien, parece que la imposibilidad de llegar a un conocimiento de sí mismo de una manera tan
certera y absoluta como nos han hecho creer, es imposible. Y que se nos da como algo netamente
negativo en nuestra suposición por alcanzar el conocimiento absoluto de todo lo que hay en el

9
Pascal. Pensamientos. Biblioteca vistual universal. 2003. Pag, 10.
mundo. dicha consideración tiene más bien un carácter positivo, es decir, se nos revela como algo
negativo porque acontece cuando pretendemos alcanzar tal conocimiento, pero es positivo porque
así tenemos ya un parámetro para nuestro conocimiento, y de esta manera ya no estaremos
construyendo castillos en el aire. Pascal nos dice que estamos entre dos infinitos, y que por ello es
imposible que conozcamos todo, pero el que comprende eso, ha de poder regirse de mejor manera
en la vida, ya que al reconocer sus limitaciones adquirirá más humildad, y sabrá que la felicidad
está, no en saberlo todo de una cosa, sino en saber poco acerca de mucho. Y de la misma manera
parece que Kant nos dice <<es cierto que tal vez no podemos conocer la realidad en sí, y que de la
misma manera un conocimiento exhaustivo y absoluto de lo que somos tampoco es posible, dado
que estamos entre varios infinitos, como lo es el tiempo, el espacio y la diversidad de los
fenómenos. Pero por lo menos yo les doy la posibilidad de un conocimiento certero y objetivo de
los fenómenos, en los cuales el género humano ha de estar incluido, y por ello es posible
conocernos hasta un cierto punto, hasta donde nuestro entendimiento alcance, y cuando
conozcamos nuestros límites tenemos que guiarnos ahora mejor en el mundo>> de esta manera
creo yo, la conciencia-fenoménica-de-sí, tiene una aplicabilidad positiva, como la de Pascal, y al
mismo tiempo vemos que aquella pretensión de conocerse a sí mismo de una manera absoluta es
salirse del campo del conocimiento humano, y por ello ha de crear siempre frutos inmaduros.

Bibliografía:

 I. Kant. Crítica de la razón pura. Editorial Gredos. 2014.


 B. Pascal. Pensamientos. Biblioteca virtual universal. 2003.

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