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EL ALZHEIMER.
Los amiloides son proteínas anormales que se depositan en los tejidos durante el
transcurso de diversas enfermedades. En condiciones normales, estas proteínas se
encuentran en forma soluble. Debido a múltiples factores, no del todo conocidos,
adquieren un plegamiento anormal, se vuelven insolubles y resisten la degradación
enzimática.
Pero la ”teoría del amiloide” ha tenido que enfrentar al hecho de que son muchos los
ancianos que a pesar de tener una carga amiloide importante en su cerebro no sufren
de Alzheimer, es decir, tienen una función cognitiva normal. Si tienen una función
cognitiva normal y tienen una carga amiloide importante en el cerebro, entonces, se
puede pensar, que no son los amiloides los causantes del Alzheimer.
Lo anterior ha obligado a los científicos y neurólogos a buscar el origen de la
enfermedad desde una perspectiva diferente al de los amiloides.
En esta búsqueda son muchos los estudios e investigaciones que se han adelantado,
pero de éstos el que ha tenido más relevancia ha sido el llevado a cabo por el equipo
de investigadores de Luis Carrasco, de la Universidad Autónoma de Madrid,
publicado el pasado 15 de octubre en la prestigiosa revista Nature Scientific Reports,
con un alto factor de impacto.
He querido resaltar en este blog los resultados de este estudio por cuanto confirma
todo lo que hemos anunciado respecto a la candidiasis y sus efectos patológicos en el
organismo. (Tratamiento especial para la Candidiasis).
El equipo de investigadores, conformado por Diana Pisa, Ruth Alonso, Alberto
Rábano y Luis Carrasco, compararon 11 cerebros de enfermos de Alzheimer ya
fallecidos con los de individuos que no padecieron este tipo de demencia.
Una vez las levaduras han desbordado su población, pasan del intestino al torrente
sanguíneo, como lo muestra la imagen, en donde se transforman en el hongo
cándida. Ya en la sangre tiene este hongo la capacidad de hospedarse en cualquier
órgano del cuerpo. En el caso del enfermo de Alzheimer, se ha hospedado en el
cerebro, que es vulnerable por efecto de la acción del mercurio . Es decir, el cerebro
sufre los efectos nocivos simultáneos de dos toxicos: del mercurio y de las
micotoxinas de la cándida.
Se puede deducir , en consecuencia, que para el mal de Alzheimer es necesario liberar
al paciente del mercurio (zeolita-cilantro) y de la cándida (adidnac-nis).
“Si resultara que estos hongos son en realidad una infección oportunista que se
aprovecha de un tejido cerebral debilitado por una enfermedad degenerativa y
colonizan sin añadir más daño al cerebro, en ese caso nos podrían servir de marcador
indirecto de la existencia de esta enfermedad, si logramos detectarlos en vida del
paciente”.