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Todos los eventos, grandes y pequeños, son en realidad el resultado de la voluntad de Dios.

por Rav Aryeh Kaplan

Dios creó el mundo con un propósito. Siendo el legislador Omnisciente y


Omnipotente del universo, extiende entonces Su providencia sobre todas las
cosas, supervisándolas y manteniéndolas en una condición apropiada, de forma
que puedan materializar Su propósito.

Entonces, Dios creó el mundo presente como un lugar perfecto para cumplir Su
propósito, estando toda la naturaleza bajo Su mando. La causalidad que resulta de
la naturaleza cuántica de la materia le da a Dios el poder de controlar los eventos
sin alterar Sus leyes naturales. Por lo tanto, incluso cuando Dios no interviene
milagrosamente en los acontecimientos mundanos, como cuando las cosas
ocurren de acuerdo a las leyes de la naturaleza, por accidente, o como resultado
del libre albedrío del hombre, todos los eventos son en realidad un resultado de la
voluntad de Dios.
La providencia se extiende hacia las personas de
una manera muy particular, llevando a cada una a
su destino.
Dios creó este planeta y todo lo que hay en él por el bien del hombre. Como
resultado, Su providencia se extiende hacia las personas de una manera muy
particular e individual. Toda acción del hombre es sopesada, todo pelo es medido,
y toda herida es contada, llevando a cada persona hacia el destino para el cual ha
nacido. De acuerdo a estas líneas, el profeta dijo: "Grande en consuelo, poderoso
en acciones, Tus ojos están abiertos a todos los caminos de los hombres,
entregándole a cada uno de acuerdo a sus caminos, y de acuerdo al fruto de sus
acciones" (Jeremías 32:19).

Todo lo que Dios creó tiene un propósito que cumplir. Aunque Dios es
omnipotente y no necesita mensajeros, decretó que el mundo funcione de acuerdo
a leyes naturales. De esta forma, Él utiliza todas las cosas para cumplir con Su
voluntad y guiar al hombre hacia su destino. Por lo tanto, todo lo que puede
afectar al hombre, ya sea una gota de lluvia o un relámpago, está bajo el control
directo de Dios.

Incluso lo que parece un mero accidente proviene realmente de Dios. Dios


programará una cadena de eventos, teniendo en cuenta todas las decisiones
humanas posibles, para ubicar a una persona en una situación determinada, a
partir de la cual continuará su destino. Esto es lo que el Salmista expresó cuando
dijo: "Los pasos del hombre están establecidos por Dios" (Salmos 37:23). Sin
embargo, Dios también le ha dado al hombre la sabiduría para proteger su propio
ser, y por lo tanto está obligado a evitar los peligros.

La providencia sobre los animales

A pesar de que los animales tienen cierta cantidad de libre albedrío, no tienen un
intelecto altamente desarrollado y por lo tanto no son responsables por sus
acciones. Igualmente, Dios tiene misericordia incluso con los animales, así como
está escrito: "Dios es bueno con todo, Su amor está sobre todas Sus acciones"
(Salmos 145:9).

Con seguridad, Dios no guía el destino de cada animal de la misma forma en que
guía el del hombre. Por lo tanto, no les brinda la misma protección a las bestias
que al hombre. Son sólo las especies de animales como un todo las que tienen su
destino decretado por Dios, Quien guía su evolución, mantiene su cantidad o
decreta su extinción. En general, Dios ha establecido la naturaleza de manera tal
de que toda especie sea sustentada. Con respecto a esto, el Salmista cantó: "Él
provee a los animales con su alimento, [sustentando] a los jóvenes cuervos
cuando claman" (Salmos 147:9).

De todos modos, cuando el destino de cualquier criatura viviente se ve ligado al


del hombre, ésta también es juzgada y guiada por Dios de manera individual.
Entonces, cuando una serpiente muerde o un pájaro es capturado, esto ocurre
sólo gracias a un decreto Divino. De la misma forma, los destinos de los animales
domésticos están ligados a los de sus propietarios, al igual que todas sus
posesiones. De hecho, Dios cuida a los animales de los justos a tal punto, que
incluso evita que estos hagan cualquier cosa que avergüence a sus dueños…

Las reglas de los justos

Cuanto más cerca está una persona de Dios, más son violadas las leyes de la
naturaleza en su beneficio y mayor es la providencia que disfruta. Dios le dijo al
patriarca Yaakov: "Estoy contigo, te protegeré donde sea que vayas" (Génesis
28:15). También está escrito: "Él protege los pies de sus devotos" (Samuel I, 2:9) y
“Él no remueve su mirada de los justos” (Job 36:7). Por el otro lado, los impíos son
abandonados por Dios, les es privada Su providencia y son dejados en manos de
las vicisitudes del azar. Respecto a ellos, el Salmista dijo: "Pero el hombre no
mora con honor [cuando] es como las bestias que perecen" (Salmos 49:13).

Debido a la naturaleza cuántica de la materia, todas las leyes de la naturaleza son


de carácter estadístico, y aplican porque las leyes de la casualidad no son
violadas para las personas ordinarias. Sin embargo, las personas perfectamente
justas, quienes disfrutan del grado más alto de Providencia Divina, pueden
experimentar violaciones de las leyes de la naturaleza. Entonces, a veces los
rectos están protegidos y son guiados por milagros.
A medida que la persona se asemeja a su Creador
cada vez más, Dios comparte con él cada vez más
de Su Poder.
A pesar de que Dios creó las leyes de la naturaleza con un propósito, a menudo
pasa por alto este propósito para cumplir el destino de los justos. Cuanto más se
acerca una persona a Dios, y cuanto más se acerca su voluntad a la de Él, más y
más se va relacionando la persona con el propósito que Dios tiene para la
creación. En este punto, el cumplimiento de sus deseos se torna esencial para el
propósito de Dios y, por ende, se le permite participar en el gobierno de Dios sobre
la naturaleza. A medida que la persona se asemeja a su Creador cada vez más y
se une a Él, Dios comparte con él cada vez más de Su Poder. Es casi como si
Dios pusiera Su mano sobre la de los justos, y les permitiera controlar los
elementos tal como Él lo hace. Como en el caso de los patriarcas y los profetas,
Dios a menudo les revela Sus planes y actos de providencia a los rectos.

Es por esta razón que los justos a menudo pueden anular decretos emitidos por
Dios. Tan grande es el poder de los justos, que pueden matar con sólo una
palabra o mirada. En ocasiones, esto pudo haber pasado incluso sin que lo
hubieran querido, "como un legislador que dice algo inadvertidamente"
(Eclesiastés 10:5). Respecto a los verdaderamente justos, se nos enseña:
"Caliéntate junto al fuego de los sabios, pero cuídate de no quemarte con sus
carbones. Porque su mordida es como la de un zorro, su aguijón es como el de un
escorpión, su siseo es como el de una serpiente venenosa, y todas sus palabras
son como carbones de fuego".
Sin embargo, los individuos justos nunca dependen de milagros, no rezan por ellos
y tampoco los buscan. Ellos están plenamente conscientes que los milagros no
ocurren a diario, y que aquellos que ocurren pueden disminuir su mérito. También
saben que, en este mundo, no hay garantías de asistencia a los justos, sino que
por el contrario, Dios es extremadamente exigente con ellos. Ha sido sólo cuando
todo Israel ha estado involucrado que han rezado por milagros y que los han
esperado.

Milagros

Los milagros son una evidencia dramática de la providencia de Dios. Así,


encontramos que Dios le advirtió a Paró antes de la cuarta plaga: "En ese día,
separaré milagrosamente la tierra de Goshen, donde permanece Mi pueblo, para
que ninguna criatura dañina sea encontrada” (Éxodo 8:18). De la misma manera,
la providencia es evidenciada por el hecho de que los conceptos buenos y
sagrados permanecen y producen frutos, mientras que el mal es, a la larga,
destruido. De esta forma, se nos enseña: "Hay muchos pensamientos en el
corazón del hombre, pero es el consejo de Dios el que perdurará" (Proverbios
19:21).

A pesar de que el hombre fue creado por el bien de su existencia futura, sigue
siendo parte de este mundo, y está por lo tanto sujeto a sus leyes naturales. Sin
embargo, las leyes de la naturaleza fueron creadas por Dios para cumplir con Su
propósito y, por lo tanto, detrás de cada ley natural hay una razón que está basada
en una ley moral. Más aún, aunque los eventos sean traídos a la existencia de
manera natural, el hecho de que les ocurran a determinados individuos está
determinado por la Providencia Divina.
Satán en la tradición judía

¿Cómo se manifiesta el diablo en la tradición judía? En


la plegaria que el observante reza de noche, la
invocaciónAshkibeinu (recuéstanos) pide que Dios
saque a Satán de delante y de atrás y nos cubra con la
sombra de sus alas...". Uno de los motivos para tocar el
shofar en Rosh Hashana es learbev et a Satán,
confundir al diablo, porque transgrede todo el año
excepto en Iom Kipur, vencido por la santidad del día.
En la Biblia, Satán es el ángel que se cruzó con el mago
Bilam cuando iba a maldecir al pueblo hebreo por
encargo de Balak, un rey moabita (Números 22-22).
También Dios autorizó que Job fuera puesto a prueba
por Satán aunque finalmente salió airoso.
¿Por qué al bueno le va mal y al malo le va bien? Satán
es una fuerza desviadora en el Talmud, el Ietzer
Hará (Instinto del Mal), fuerza que lleva a alejarse de los
preceptos. Satán es una creación divina que pone a
prueba al hombre. No es una figura con cola y tridente
sino que habita en cada ser humano y lo inclina a
transgredir.
En el Talmud, la mala acción es una prueba de la
acusación. Según el Midrash, Satán fue creado con Eva,
la primera mujer (Ialkut Bereshit, 23) con forma de
pájaro o de ciervo. Se dice que es el ángel de la muerte
(Ashmedai o Samael) que viene a buscar el alma. Al
Tiftaj Pe Le Satán, no le abras la boca al diablo, o la
boca se te haga a un lado. Satán acecha en momentos
de peligro con pocas posibilidades y no tiene poder en
Iom Kipur. Cuando el pueblo recibió la Torá, Satán no
descansó hasta verlo pecar con el becerro de oro.
El Midrash Satán le pregunta a Noé por las bondades
de la viña y éste le contesta que sus frutos son dulces y
alegran el corazón. Degolló entonces a un cordero, un
león, un cerdo y un mono, y regó con su sangre las uvas
para enseñarle que antes de beber el hombre es manso
como un cordero, luego fuerte como un león, cuando se
excede se asemeja al cerdo y al emborracharse hace
monerías.
En hebreo, Maase Satán, es una acción diabólica; Aia
LeSatan leploni, molestar mucho; Hein HaSatan
Mekatreg ela bishaat sacana, un mal trae a
otro; Hasatan Meraked lo, el diablo le baila; ¡Krah
Satán! anula la incitación satánica.
En el Medioevo, Satán sirvió para encontrar una
explicación a los males psico-físicos con creencias en
espíritus intranquilos y demonios. En su cántico de
despedida, Moisés advierte: "...hicieron sacrificios a los
demonios (shedim) sin poder alguno; a ídolos que
jamás conocieron; ídolos nuevos, recién llegados, a los
que sus ancestros jamás reverenciaron..."
(Deuteronomio 32-17). La Biblia fustiga también a
quienes "... sacrificaron hijos e hijas a los demonios..."
(Salmos 106-37). David dice: "... Y no sacrificarán más
a los demonios tras los cuales erran. Esta es una ley
eterna por todas las generaciones..." (Levítico 17, 7-8).
Una de las transgresiones del rey Rehavam (hijo de
Salomón), fue nombrar sacerdotes para el culto del
demonio, y el rey Ioshiahu destruyó sus altares.
Los cabalistas abrevaron en las fuentes tradicionales
con respecto a Satán y a la transmutación de las almas
(guilgul neshamot), la posesión de espíritus y el
exorcismo. Si bien la demonología se asocia en la Torá
con la idolatría, Maimónides o Rambán, un cabalista
español, no dudaba de la existencia de demonios en el
desierto aunque no creía en ellos ni los cita en su Moré
Nebujim (Guía de los Descarriados).
En los siglos XVII y XVIII, la Cabalá trajo una idea
popular a las juderías de Europa Oriental:
el dibuk (apegado), un espíritu demoníaco que invade
al ser viviente. Algunas leyendas populares admitían
espíritus pecaminosos a los que se les niega refugio y
se adhieren a los infortunados de este mundo. La idea
fructificó en la Cabalá de Rabí Itzjak Luria y llegó a la
literatura con El dibuk de Anski y con Satán en
Goray de Itzjak Bashevis Singer, premio Nobel de
Literatura de 1978.
Menashe Ben Israel, promotor en Holanda del retorno
de los judíos a Inglaterra, hace referencia en Nishmat
Jaim (alma de vida) a los demonios inquietos. Citando a
Maimónides dice que la Torá prohíbe creer en ellos y
que tienen que ver con la confusión y la ignorancia. Sin
embargo también afirima que si se niega la existencia
de demonios deformaríamos lo que dicen con simpleza
ciertos textos de filósofos ateos.
Si bien algunos cabalistas realizan exorcismos, la
tendencia del judaísmo es rechazar esas prácticas.
Algunos judíos se contaminaron con el fetichismo y son
víctimas de personajes que lucran con la ignorancia y la
irracionalidad. No hay en laHalajá (ley judía) ninguna
disposición ni procedimiento exorcista porque no
concibe que el alma sea poseída por una fuerza exterior
y discute la transmigración de las almas. Saadia Gaón
la rechaza en Emunot Vedeot (Creencias e Ideas), y la
atribuye a la influencia de otras religiones. Igual camino
siguieron los rabinos medievales Itzjak Albo y Hasdai
Crescas.
Las brujas no existen pero que las hay las hay.

Fuente
Satanismo y demonología en el judaísmo. Cuando el
diablo mete la cola.
Wikipedia

Haazinu(Deuteronomio 32)

Ley de Atracción
La parashá de esta semana es realmente una canción que Moisés entonó al
pueblo judío. En uno de los versos, Moisés previó el futuro y advirtió a los judíos:

“ustedes engordarán… y… abandonarán a Dios…” (Deuteronomio, 32:15)

Una Lección de Vida

¿Por qué engordar -o tener éxito económico- lleva a abandonar a Dios? La


respuesta yace en un principio fundamental de la naturaleza humana. Este
principio establece que el “ego” y el “éxito” van de la mano. Cuando una persona
tiene cualquier tipo de éxito, eso puede causar que su ego se infle
instantáneamente.

Analicemos un ciclo típico. Si una persona está atravesando una mala etapa y
cree en Dios, entonces esta persona rezará para que Dios mejore las cosas.
Cuando Dios escuche su pedido y de vuelta las cosas, esta persona ciertamente
se sentirá conectada y demostrará su apreciación hacia Dios.

Ahora bien, una vez que la persona ha tenido éxito en un área particular de su
vida, la “Ley de Atracción” entra en escena. Esta “Ley”, en palabras simples, es
que uno siempre atrae más de lo que ya tiene. Por lo tanto, cuando la persona
tiene éxito en algo, eso atraerá inevitablemente más éxito. “El éxito engendra más
éxito”. Esta “Ley” opera en numerosas áreas de tu vida.

Y cuando la “Ley de Atracción” entra en juego, ocurre algo fascinante: El ego de la


persona entra en acción. Cuando el éxito inicial que Dios le da a una persona
atrae más éxito, esta persona tiene la tendencia natural a sentir que fue ella -y no
Dios- quien logró este éxito extra. Lo que la persona piensa -ya sea de manera
consciente o subconsciente- es que si bien Dios ayudó en el comienzo, fue ella
quien tomó el control desde ahí y sacó provecho de ese éxito inicial.

Y si bien esto puede ser verdad, hay un elemento crucial que se está dejando de
lado. Sí, es cierto, trabajaste duro y aprovechaste las oportunidades que se
presentaron, pero fue Dios quien permitió que este éxito llegara a ti.

Esto último es totalmente en contra de nuestro instinto y es exactamente lo que


Dios nos está advirtiendo. La mayoría de las personas pueden ver la mano de
Dios cuando ocurre un cambio repentino y tienen éxito. Pero cuando se
acostumbran a este éxito y lo llevan a niveles más altos, piensan que fueron sus
esfuerzos los que provocaron estos resultados.

Si bien la persona puede poner esfuerzo, sólo depende de la voluntad de Dios si


tendrá éxito o no. (Una persona más elevada lleva esto a un nivel más allá y
entiende que incluso su propio esfuerzo fue posible sólo porque Dios le dio el
ímpetu, la fuerza y la capacidad de hacer este esfuerzo).

Cuando vives con la verdad de que Dios controla todo, esto se transforma en algo
increíblemente liberador. Ya que entiendes que si pones el esfuerzo y no obtienes
el "éxito" que esperas, es sólo porque Dios sabe que en este preciso momento
eso es exactamente lo que necesitas.

Así como no te lamentas por el color de tus ojos, por la hora de la puesta de sol, o
por la temperatura del Océano Atlántico, así mismo, no debes lamentarte si no
tienes éxito. Tan sólo pon tu esfuerzo y luego acepta lo que Dios considere mejor.
(De esta manera, las personas que viven con esta realidad saben lo tonto que es
mentir, engañar o robar en los negocios).

Dios quiere que tengas éxito y quiere que utilices tu talento y tu inteligencia para
que seas aún más exitoso. Y así mismo, Él no quiere que mires hacia atrás y te
arrepientas de haber engordado y de haberlo abandonado. Empieza este nuevo
año sabiendo Quién es el que realmente firma tus cheques cada mes - y
acuérdate que el quiere escribir un gran monto en esos cheques.

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