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Fallo: 3.939-2004.

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SENTENCIA DE LA CORTE DE APELACIONES:

Concepción , veintiséis de mayo de dos mil cinco.

VISTO:

En cuanto a la medida precautoria.

1º.- Que Fernando Rojas Sepúlveda, abogado, por los demandantes solicita a
fs. 817 medida precautoria de prohibición de celebrar toda clase de actos y
contratos respecto de los inmuebles de propiedad de la sociedad demandada
"Inmobiliaria e Inversiones "Paracadute limitada" cuyas inscripciones se indican,
acompañándose las copias autorizadas de las mismas.

2º.- Que a esta petición principal y a los otrosíes, el tribunal ordenó que
para resolver, se justi cara previamente la concurrencia del supuesto
establecido en la parte nal del inciso 1º del artículo 296 del Código de
Procedimiento Civil. La parte solicitante dedujo recurso de reposición en contra
de dicha resolución en el sentido de que se resuelva derechamente la medida
precautoria impetrada y otrosíes segundo y tercero pendientes, concediéndose
la medida precautoria y lo pedido en los otrosíes. El tribunal no accedió a la
reposición y concedió la apelación interpuesta derechamente en contra de la
referida resolución.

3º.- Que el peticionario acompañó copias autorizadas de las inscripciones


practicadas a fs. 2.297, Nº 2.248 y la de fs. 2.298, Nº 2.449, ambas del Registro
de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Concepción del año 1989.

4º.- Que con estas inscripciones se acredita que los únicos bienes conocidos
de la demandada "Inmobiliaria Inversiones Paracadute" de que es dueña son los
16 lotes del inmueble que forman parte del Edi cio Torre Ligure, lotes que
corresponden al resto de la totalidad del inmueble de que era dueño la
inmobiliaria.

5º.- Que de las anotaciones marginales practicadas en dichos documentos


dan cuenta de sucesivas transferencias de dominio de los diversos lotes del
Edi cio Torre Ligure. Lo anterior permite presumir que la demandada ha
enajenado los lotes que forman parte del referido edi cio, subsistiendo bajo su
dominio aquellos que son objeto de petición de la medida precautoria, (o el
resto que a esta fecha no hayan sido transferidos) lo que prueba, que las
facultades de la demandada, por ahora, no ofrecen su cientes garantías para
asegurar el resultado del juicio. Prueba que se estima su ciente, porque se
impone al demandante acreditar un hecho negativo dado los términos de la
parte nal del inciso 1º del artículo 296 del Código de Procedimiento Civil, que
exige que las facultades del demandado no ofrezcan su ciente garantía para
asegurar el resultado del juicio.
6º.- Que, por lo demás, habiendo obtenido sentencia favorable de primer
grado los demandantes, demuestran la concurrencia de los comprobantes que
constituyen presunción grave del derecho a ser indemnizados por los perjuicios
causados.

Cumpliéndose los requisitos se debe conceder la medida precautoria y la


resolución apelada deberá ser revocada.

En cuanto a la sentencia de nitiva apelada.

Se reproduce la sentencia en alzada. En el fundamento 20º, párrafo 2º se


intercala entre la frase "ya que" y la palabra "uso" "su". En el párrafo 3º se
intercala "forma" entre "acceso en la" y "riesgosa". En el considerando 26º se
elimina el párrafo que comienza "y los ordenados..." y termina "a 324;"

Se tiene además presente:

En cuanto a la apelación de los demandados.

1º.- Que el apelante sostiene que el daño se ha producido por el uso


impropio que el demandante y sus acompañantes dio al montacargas, quienes
voluntaria y conscientemente, eligieron esa alternativa para bajar del cuarto
nivel hacia el nivel calle, despreciando los ascensores o las escaleras que existen
en el edi cio para el uso de las personas, y luego permitiendo que una menor
saltara a una de las murallas para colgarse de una ventana.

2º.- Que con la prueba rendida por la demandante ponderada por la juez del
grado, ha quedado establecido la imposibilidad que tenían las personas para
ingresar y salir del edi cio Torre Ligure por las vías normales los días sábados,
domingos y festivos, de tal manera, que el ingreso y salida, en esos días,
necesariamente lo era por la vía de un montacargas no destinado al transporte
de personas.

Entonces, el demandante y sus acompañantes no tenían las otras


alternativas que los demandados sostienen en su apelación. La única vía para
entrar al edi cio o salir de él era el montacargas.

3º.- Que al ser empleado el montacargas para un n para el cual no fue


diseñado, le correspondía a los demandados, por ser un caso de excepción y de
anormalidad, tomar las medidas del caso para asegurar que el traslado de
personas se realizara sin riesgo, previendo y tomando las precauciones de
cautela propias del traslado de personas.

4º.- Que, en este orden de ideas, no veri caron previamente que el


transporte fuera seguro, sin advertir que en el montacargas existía un espacio
rectangular vacío que en el cuarto piso era de 19 centímetros entre el borde de
la plataforma del montacargas y una de las paredes contigua a la calle Rengo,
abertura que de no mediar una señal adecuada para prevenir a las personas era
previsible que ocurriera un accidente, por una caída de altura como en el hecho
sucedió con el resultado de muerte de la menor.
5º.- Que lo anterior guarda una relación directa con el accidente,
contrariamente a lo sostenido por los demandados, por lo que son aplicables las
normas del reglamento de copropiedades del edi cio, indicados en la sentencia
de primer grado, en especial, "en el funcionamiento completo y e ciente de
todos sus servicios e instalaciones." El funcionamiento del montacargas, resulta
evidente que no fue e ciente en el transporte de personas con la anormalidad
consignada y sus consecuencias.

6º.- Que el apelante por otra parte sostiene que no se aplicó el artículo 9º
del reglamento, esto es, que los propietarios, arrendatarios, subarrendatarios,
ocupantes a cualquier título del edi cio y de las personas que lo visiten,
ocuparán los ascensores bajo su exclusiva responsabilidad, no teniendo los
codueños ni la administración responsabilidad alguna en caso de accidentes.

Esta norma es procedente cuando los ascensores, y en el caso especi co del


montacargas, funciona para el objeto que fue diseñado y bajo condiciones de
seguridad normales, pero no cuando transporta personas con la de ciencia
anotada que hacían peligrar la seguridad de las mismas, en este caso, la
responsabilidad es de la administración.

7º.- Que también cuestionan la confesión tácita del administrador del


edi cio, demandado don Juan Carlos González Cabezas, al atribuirle la sentencia
mérito probatorio, por infringir el artículo 394 en relación con el artículo 397
inciso segundo del Código de Procedimiento Civil, porque el demandado no se
encontraba en el lugar del juicio, ignorándose su lugar. Añaden, que no puede
ahora dársele valor probatorio si conforme al mérito del proceso, se ignora cual
es el tribunal ante quién debió comparecer a rendir la confesión, pues la sanción
sólo es posible aplicarla si no comparece ante el tribunal de su residencia.

8º.- Que el demandado don Juan Carlos González Cabezas fue noti cado de
la demanda de conformidad al artículo 54 del Código de Procedimiento Civil,
porque su domicilio y residencia era difícil de determinar. Esta noti cación
legalmente practicada produce los efectos de quedar legalmente emplazado. De
ello no se puede colegir que el demandado rebelde no se encontraba en el lugar
del juicio y que se ignorara el lugar y el tribunal donde debe comparecer. Se
realizó aquella forma de noti cación porque su domicilio o residencia era difícil
de determinar.

El litigante no compareció al segundo llamado para absolver posiciones,


dándosele por confeso a petición de parte, lo que originó de conformidad al
artículo 400 del mismo código que la confesión denominada también tácita,
presunta o cta, produzca los mismos efectos que la confesión expresa,
ponderada en el fallo en revisión.

Por lo demás, la resolución que lo declaró confeso, se encuentra


ejecutoriada, el afectado no ha comparecido alegar el supuesto vicio y el
apelante, no es el legitimado para ello.

9º.- Que se insiste en la apelación que la Inmobiliaria Paracadute Limitada


no forma ni ha formado parte de la junta de vigilancia del Edi cio Torre Ligure y
sólo tiene derecho a designar un representante de ella.
10º.- Que tal como se ha establecido y ponderado en la sentencia apelada,
la referida inmobiliaria formaba parte de la Junta de Vigilancia lo que está
acreditado con los documentos agregados a los autos, consistentes: a) acta de
Asamblea de copropietarios del Edi cio Torre Ligure de 07 de enero de 1998,
que se encuentra en el libro de actas de dicha comunidad. b) copia autorizada
de la escritura pública de 26 de enero de 1998, otorgada en la Notaria de don
Juan Espinoza Bancalari, en la que consta la reducción a escritura pública del
acta referida precedentemente.

Por otra parte, al absolver posiciones don Esteban Canatta Valenzuela a fs.
459 en la respuesta número dos reconoce que designó a una persona como
representante de la inmobiliaria en la junta. Al ser consultado en la pregunta Nº
10 si don Sergio Martínez Arriagada concurría a las reuniones de la Junta de
Vigilancia de la Torre Lígure en representación de la Inmobiliaria Paracadute
Limitada, responde que "seguramente era él, el que iba en ese tiempo". A mayor
abundamiento, es concordante con las declaraciones judiciales prestadas a fs.
134, por don Sergio Martínez Arriagada, por Inmobiliaria Paracadute Limitada,
en el expediente criminal Rol Nº 12.866 del ingreso del Cuarto Juzgado del
Crimen de Concepción, donde se investigó la muerte de la menor Rocío Pérez
Jiménez, acompañado en fotocopia autorizada a fs. 295. En esas declaraciones
el 04 de mayo de 1999, reconoce que desde el año 1994 aproximadamente es el
Presidente de la Junta de vigilancia de Torre Lígure en representación de la
Sociedad Inmobiliaria e Inversiones Paracadute Limitada.

El otro integrante de la Junta de vigilancia don Gerhard Walter Grebe, al


absolver posiciones, a fs. 467 en la respuesta Nº 8, también reconoce que don
Sergio Martínez Arriagada concurría a las reuniones de la Junta de Vigilancia en
representación de la Inmobiliaria Paracadute Limitada.

11º.- Que el último presupuesto de la responsabilidad extracontractual es la


relación de causalidad que debe existir entre los hechos culposos y el daño.
Cabe considerar su existencia si los hechos culposos son la causa directa y
necesaria del daño sufrido por los actores, o cuando sin aquéllos éste no se
hubiera producido.

"Poco importa que el daño tenga una o varias causas o que se produzca
coetáneamente con el hecho ilícito o tiempo después. Lo esencial es que el dolo
o la culpa haya sido su causa directa o necesaria, que, a no mediar aquél o
aquella, el daño no se habría producido." (De la responsabilidad extracontractual
en el derecho civil chileno, A. Alessandri R. Pág. 241).

12º.- Que, en este sentido, cabe señalar que los hechos han tenido un
secuencia lógica, porque primeramente, se acreditó la imposibilidad que tenían
las personas para ingresar y salir del edi cio Torre Ligure por las vías normales
los días sábados, domingos y festivos, de tal manera, que el ingreso y salida, en
esos días, necesariamente lo era por la vía anormal de un montacargas no
destinado al transporte de personas, y en segundo lugar, no veri caron
previamente que el transporte fuera seguro, sin advertir que en el montacargas
existía un espacio rectangular vacío que en el cuarto piso era de 19 centímetros
entre el borde de la plataforma del montacargas y una de las paredes contigua
a la calle Rengo, abertura que de no mediar una señalética adecuada para
prevenir a las personas era previsible que ocurriera un daño, en este caso, un
accidente por una caída de altura como en el hecho sucedió con el resultado de
muerte de la menor.

De tal forma, debe tenerse por con gurada la relación de causalidad


existente entre la actitud culpable de los demandados y el perjuicio causado a
los demandantes. De no haber incurrido los demandados en las conductas
descuidadas y negligentes, no se habría causado el daño que ha sido
consecuencia de las acciones culposas de los demandados.

13º.- Que, en consecuencia, los antecedentes de autos con guran la


existencia del cuasidelito civil y siendo responsables de este ilícito los
demandados, deben ser condenados a pagar en forma solidaria a los
demandantes las sumas que se establecerán más adelante en lo resolutivo del
fallo.

14º.- Que respecto a la sociedad Inmobiliaria Paracadute Limitada, está


acreditado que formaba parte de la Junta de Vigilancia, obrando en ella por
intermedio de don Sergio Martínez Arriagada, quien actuando dentro de sus
facultades incurrió en una conducta negligente (cuasidelito civil), ilícito que si
bien no tiene sanción penal, ha provocado un daño que debe resarsirce
civilmente, indemnizando los perjuicios causados.

15º.- Que la responsabilidad civil de la referida inmobiliaria tiene claro


fundamento legal en el principio que consagra el derecho chileno en el artículo
39 del Código de Procedimiento Penal, norma que legisla sobre la
responsabilidad penal y civil de las personas jurídicas, perfectamente aplicable
al caso en estudio. En efecto, la disposición aludida rea rma que la
responsabilidad penal del autor de un delito o cuasidelito es personal y
conforme a lo cual lo hace responsable personalmente. El precepto en estudio
señala expresamente que tratándose de las personas jurídicas "responden los
que hayan intervenido en el acto punible", en este caso don Sergio Martínez
Arriagada; agregando enseguida el precepto que ello es "sin perjuicio de la
responsabilidad civil que afecte a la corporación en cuyo nombre hubieren
obrado.". Este mismo principio actualmente lo consagra el artículo 58 del
Código Procesal Penal.

En este sentido la Excma. Corte suprema ha expresado: "A esto no obsta la


circunstancia que la responsabilidad penal se haya perseguido en contra del
demandante y del demandado, puesto que tal como lo señala expresamente el
artículo 39 inciso 2º del Código de Procedimiento Penal, responden por la
persona jurídica las personas naturales que actuaron en su representación, sin
perjuicio de la responsabilidad civil que afecte a la corporación en cuyo nombre
hubieren obrado." (28-07-2004, Rol Nº 3382-2004).

Por tanto, dicha disposición no hace sino consagrar el carácter


personalísimo del derecho penal, en cuanto a la responsabilidad criminal de las
personas naturales, pero ello no exime de responsabilidad civil en delitos o
cuasidelitos civiles a las personas jurídicas.
"Las personas jurídicas son plenamente responsables en materia
extracontractual; su capacidad no es discutida entre nosotros." "Decíamos al
hablar de la capacidad extracontractual que en muestra legislación existe texto
expreso que establece la responsabilidad de las personas jurídicas. Es el artículo
39, inc. 2. del CPP."(Las Obligaciones. René Abeliuk Manasevich. Pág. 184 y 210).

Ninguna duda cabe, que Martínez Arriagada obraba en la Junta de Vigilancia


por la referida inmobiliaria, por lo que resulta incuestionable la responsabilidad
civil solidaria de la sociedad en los hechos establecidos.

16º.- Que el hecho que el actor don Igor Pérez Veloso no llevara a su hija
tomada de la mano o en brazos no es la causa de la caída al vacío de la menor,
no es un riesgo que se le pueda atribuir al padre, si en el caso que nos ocupa, se
trataba del ingreso, hecho público y notorio, a un moderno edi cio,
administrado bajo la autoridad de los miembros de una Junta de Vigilancia y por
un administrador, dentro de normas reglamentarias de copropiedades del
edi cio, que obligaban a un funcionamiento completo y e ciente de todos sus
servicios e instalaciones.

El actor don Igor Pérez no puede cargar una responsabilidad culposa, que no
la tiene, por actuar razonablemente bajo la creencia que se encontraba en un
edi cio seguro donde los responsables de la administración habían tomado las
precauciones mínimas para no provocar un daño y sin que pudiera prever la
existencia de un ori cio que provocara la caída de su hija desde un
montacargas.

El actor obro dentro del riesgo general de la vida que cualquier padre
normal puede tomar en las circunstancias acreditadas, sin que se pueda
sostener que se expuso imprudentemente al daño, para justi car una reducción
en la indemnización, ni para eximir de responsabilidad a los demandados.

17º.- Que no altera el razonamiento que se ha venido sosteniendo el


informe de seguridad de prevención de riesgo e informe de bomberos
acompañados por los demandados, (fs. 311 y 323) dado que éstos
esencialmente se remiten a la seguridad del edi cio del punto de vista de un
incendio.

No obstante ello, no se puede soslayar por incidir directamente en la


cuestión debatida, que el informe de prevención de riesgo en la cartilla de
chequeo agregada a fs. 314, especí camente a fs. 320, en la pregunta donde se
lee: "Están claras y visibles las instrucciones sobre el riesgo del uso de
elevadores durante un incendio o situaciones de emergencia - " la respuesta es
"no".

Importancia reviste este hecho, porque precisamente el edi cio se


encontraba en presencia de una situación de emergencia, al no poder circular
por sus vías normales y se tenía que hacer uso de un elevador que era un
montacargas, destinado en esa eventualidad al traslado de personas, y no había
señales ni instrucciones claras y visibles sobre el riesgo y uso de ese elevador.

Apelación de los demandantes.


1º.- Que, como consecuencia de la muerte de la única hija de los actores a la
época de los hechos, es evidente el daño moral causado por el sufrimiento e
impacto emocional en sus sentimientos inherentes a la personalidad espiritual
de los demandantes, que se deduce de la relación de liación y grado de
parentesco de padres a hija y que produjo un quiebre inesperado en la
integridad familiar.

En este contexto, teniendo presente el sentimiento de afección o pretium


doloris, se accederá al aumento del monto de la indemnización, tomando como
parámetro no sólo la naturaleza del hecho ilícito y del derecho agraviado, sino
también las facultades económicas de sus autores.

Por estos fundamentos y lo prevenido en los artículos 144, 186, 290, 296 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil y 2314 y siguientes del Código
Civil, se declara:

En cuanto a la medida precautoria.

Se revoca, en su parte apelada, la resolución de dieciséis de enero de dos mil


tres, escrita a fs. 823 de estas compulsas y en su lugar se declara que se
concede la medida precautoria solicitada y las peticiones contenidas en el
segundo y tercer otrosíes.

En cuanto a la sentencia de nitiva.

Se con rma la sentencia apelada de treinta y uno de agosto de dos mil


cuatro, escrita de fs. 773 a 788 vta., con declaración que la indemnización de
perjuicio por concepto de daño moral que deberán cancelar los demandados a
cada uno de los demandantes se aumenta a la suma de $100.000.000.

Regístrese y devuélvase con su custodia.

Redacción del Ministro señor Jaime Simón Solís Pino.

Rol Nº 3.939-2004.-

Sentencia de la corte suprema: 3492-2005

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