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Mg. Rosa Alfaro V.

PSICOLOGÍA GENERAL
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¿POR QUÉ DEBEMOS CONOCER EL PASADO DE LA PSICOLOGÍA?
Para conocer y comprender totalmente algo, ya sea un país, una ciudad o un hecho aislado, se debe conocer también su pasado. Lo mismo
vale para la ciencia. Para conocer y comprender una ciencia, ya se trate de química, biología o psicología, no basta estar familiarizado con su
estado actual, sus datos, leyes y métodos. Por así decirlo, uno tiene que remontar la ruta para descubrir cómo esta ciencia llegó a lo que hoy
posee. Sólo entonces se puede lograr una verdadera apreciación de ella ¿Podemos imaginar un físico que desconozca la obra y las
contribuciones de Isaac Newton o un astrónomo ignorante de la significación de Copérnico y Kepler? ¿Puede un matemático desconocer los
comienzos de las matemáticas en el mundo antiguo? De la misma manera, esperamos que cualquier médico conozca las cumbres de la
historia médica.

Hay un valor preciso en el conocimiento de la historia de la ciencia a que uno intenta dedicarse. Nada se pierde, y más bien se gana mucho,
con el conocimiento del pasado histórico de cualquier ciencia. Esto es más, cierto aun cuando se trata de la historia de la psicología, ya que
la psicología estudia al hombre, su comportamiento y su experiencia, y no hay tema más complejo que éste. Al conocer cómo se acercó la
psicología al estudio del hombre con qué dificultades se encontró y cómo intentó vencerlas, qué éxitos y qué fracasos se sucedieron en el
curso de su desarrollo, no se puede menos que ganar una comprensión más profunda y una mejor apreciación de su estado actual y de las
perspectivas de su desarrollo futuro. Tal conocimiento nos ayudará a ver a la psicología en una perspectiva mejor y a evitar errores cometidos
en el pasado.

GENEALOGÍA DE LA PSICOLOGÍA
Todo lo que hoy existe tuvo sus antecedentes en el pasado, en un ayer con frecuencia muy lejano. Nada hay en la naturaleza o en la esfera
de la vida humana que no esté precedido por una larga cadena de acontecimientos. La gallina viene del huevo, el árbol de la semilla, y su
crecimiento y características están determinados por las potencialidades que existían en el huevo o en la semilla. De manera similar, en la
historia de la humanidad, incluso los descubrimientos o invenciones humanas que parecen ser repentinos o fortuitos sólo pueden ocurrir,
como lo enseña la historia de la cultura, si ciertos acontecimientos los han precedido o si han existido determinadas condiciones
favorables. El descubrimiento de América por Cristóbal Colón no hubiera sido posible en 1492 si, además de su decisión y capacidad, no
hubieran existido barcos capaces de navegación oceánica, conocimientos de navegación, apoyo financiero, nociones de Ia curvatura a de la
tierra, deseos de llegar a la India y otras circunstancias.

El humano deseo de conocer

La razón última del origen de las ciencias fue, naturalmente, el espíritu inquisitivo del hombre. El hombre quería conocer su contorno, las
fuerzas de la naturaleza y conocerse a sí mismo. Como lo dicen Platón y Aristóteles, la filosofía comienza con el asombro. Una de las
características más sorprendentes del espíritu humano es su inexorable deseo de saber, conocer y descubrir, incluso si no hay ganancias o
beneficios prácticos inmediatos y de hecho, aun a costa de considerable dolor y sacrificio. Generalmente, la aplicación práctica del
conocimiento humano llegó mucho más tarde y con frecuencia de manera inesperada o casual. La historia de la astronomía, la biología o la
física ponen de relieve este hecho.

El origen de la psicología en la historia

Como todas las ciencias, también la psicología tuvo su fuente última en aquel básico y poderoso impulso hacia el conocimiento y en la
curiosidad del hombre por el mundo y por sí mismo. Emergió de las investigaciones sobre la naturaleza del hombre y de las suposiciones en
torno de ella. Tales interrogantes y suposiciones fueron abordados por hombres interesados en la medicina, la religión y la filosofía.

Puesto que en sus investigaciones intentó abarcar todos los, puntos de vista, la filosofía -cuya definición literal es "amor de la sabiduría"; es
el útero en el cual la psicología y todas las demás ciencias fueron concebidas. Los comienzos mismos de esta antiquísima rama del
conocimiento humano fueron también, por consiguiente, los comienzos de la psicología. No obstante, el origen de la psicología como ciencia
independiente -esto es, de la psicología científica definida hoy como ciencia del comportamiento y la experiencia, distinta de la filosofía o de
su rama especial, la psicología filosófica- se remonta a mediados del siglo XIX.

Se debe delimitar las raíces filosóficas de la psicología, el dominio de la filosofía en lo que se refiere al estudio del hombre. Tanto la filosofía
como la psicología estudian al hombre, pero cada una de ellas desde un ángulo diferente y con métodos diferentes, La psicología estudia por
medio de métodos científicos el comportamiento del hombre, entendido en un sentido amplio que incluye tanto el comportamiento
manifiesto como toda actividad concomitante (mental) tal como sentir, percibir, pensar. El objetivo de la psicología es describir este
comportamiento, medirlo, explicarlo sobre la base de datos científicos y predecirlo cuando sea posible, De tal modo la psicología ocupa una
posición intermedia entre las ciencias sociales y biológicas, y algunas de sus ramas pertenecen definidamente a las ciencias sociales, en tanto
que otras son claramente parte de las ciencias biológicas.

Aunque comienza con la observación de las actividades básicas del hombre, la filosofía intenta a través de la reflexión sobre ellas, determinar
la naturaleza del hombre y en último término su relación con todos los seres. Lo que la filosofía trata de determinar es lo esencial y último
de la naturaleza humana. De aquí que el punto de vista filosófico con respecto a la naturaleza humana sea de tal manera más general y más
amplia que el punto de vista psicológico; la filosofía busca formular y responder preguntas fundamentales de la realidad, de la esencia y
situaciones accidentales de los seres y de las capacidades humanas para conocer esa realidad.
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El dominio de la filosofía

Aproximadamente en el siglo V a. C, los primeros escritos de los filósofos griegos, quienes dentro de una concepción metafísica estudiaban
los asuntos relacionados con el alma humana y se extiende hasta acercarse al último cuarto del siglo XIX. Durante el período pre-científico
no se enfoca específicamente el estudio de la vida mental ni de la conducta humana. Efectivamente durante esta larga etapa se trataba más
bien de estudiar el alma mediante la especulación filosófica.

En Grecia: Platón y Aristóteles, como otros filósofos griegos, afrontaron algunas de las cuestiones básicas que aún hoy son objeto de estudio:
¿Nacen las personas con ciertas aptitudes y habilidades, y con una determinada personalidad, o se forman como consecuencia de la
experiencia? ¿Cómo llega el individuo a conocer el mundo que lo rodea? ¿Ciertos pensamientos son innatos o son todos adquiridos?

En la Edad Media: En la época del feudalismo, la Iglesia, que era el baluarte ideológico de la sociedad feudal. En esta época la psicología tiene
un carácter teológico. Dios y el alma son los objetivos fundamentales. Destacan los aportes de San Agustín (354-430 D.C) y de Santo Thomás
de Aquino (1227-1274 D.C.), este último describe y sintetiza los procesos sensoriales, la imaginación y el pensamiento, así como hace un fino
análisis de las pasiones y de los estados afectivos

En la edad moderna y en los siglos XVII y XVIII, los estudiosos de la filosofía o filósofos tienen diferentes puntos de vista u opiniones sobre
estos temas. Dependiendo de su parecer, su pensamiento se agrupa en diferentes “escuelas” dentro de la filosofía. Podría decirse que cada
una de éstas tiene su contraparte en la psicología, considerada ésta como el estudio de la mente y comportamiento de los seres vivos.

Nos enfocaremos especialmente en cinco: empirismo, racionalismo, apriorismo, asociacionismo y positivismo, además de considerar dos
tesis generales: dualismo y monismo.

1.1 Dualismo y monismo

El dualismo y el monismo no son escuelas, sino más bien tesis o premisas. Sin embargo, por su relevancia en la psicología y diferencias entre
sus propias escuelas, es importante destacarlo.

Según el dualismo, los seres vivos y, en especial, las personas tienen mente y cuerpo. Esta tesis es compartida de alguna manera con la
mayoría de las religiones, en cuanto que distinguen entre alma y cuerpo, no siendo una reducible al otro ni viceversa.

Esta tesis que ya era referida por Platón en su diálogo “Fedón o del Alma” es tan central en el estudio de la psicología que Pierre Janet (1937)
inicia su obra Tratado elemental de filosofía con esa disciplina y con el tema: “El hombre alma y cuerpo” (p.13).

Encontramos esta tesis, por ejemplo, en René Descartes, entre los filósofos, y en Sigmund Freud, en el campo psicológico.

Por su parte, según el monismo todo es materia (cuerpo) o todo tiene un carácter espiritual. En la psicología científica predomina en particular
la primera acepción. En la filosofía, el materialismo y el positivismo son escuelas centralmente monistas.

Por contraparte, encontramos la segunda acepción en el pensamiento de Spinoza, que concibe como uno solo a Dios y al mundo. Para Leibniz
y Berkeley, la materia también se reduce al espíritu.

En psicología, el conductismo adopta, en general, una perspectiva monista materialista.

1.2 Empirismo

Descrito de manera sencilla, el empirismo parte de que todo conocimiento procede de la experiencia, de nuestros sentidos, y se va formando
por medio del método inductivo, yendo de lo particular a lo general. Se logra conocer algo mediante la experimentación y la identificación
reiterada de relación o patrones entre eventos.

Si bien el empirismo inicia antes que el racionalismo, hay momentos en que ambas escuelas de pensamiento coinciden. El primero en
Inglaterra y el segundo, en la Europa continental. Entre los proponentes del empirismo tenemos a John Locke, y David Hume.

John Locke, propone que el alma es como una tabula rasa, en la que no hay nada escrito. Dicho de otra manera, todo debe aprenderse. Para
Locke, las ideas proceden de dos clases de percepción o experiencias: externa (sensación) e interna reflexión). La segunda está, sin embargo,
sujeta a la primera.

David Hume, reconoció las limitaciones del conocimiento a lo que los sentidos puedan aportarnos, y propuso un escepticismo que llamó
consecuente, porque surge después de haber hecho investigaciones detalladas. Primero se examina y profundiza en lo que los sentidos nos
proporcionan y luego, con base en el conocimiento así adquirido, se duda de lo percibido o de las conclusiones a que hayamos llegado.

El empirismo influyó de manera importante en la escuela conductista, en psicología.

1.3 Racionalismo

Como el empirismo, el racionalismo tiene diversos enfoques y aproximaciones. De manera general, sin embargo, puede decirse que su tesis
central es la primacía de la razón o del pensamiento racional sea como prueba de existencia o como guía de las decisiones y acciones de la
persona.
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En la psicología, esta corriente de pensamiento es adoptada en especial por el cognitivismo. El racionalismo es, por otra parte, rechazado
por la escuela psicodinámica, la cual considera que las personas toman decisiones por consideraciones emocionales o instintivas más que
racionales. Es igualmente rechazada por diversos autores conductistas como John Watson y B. F. Skinner, para quienes el comportamiento
tiene más bien causas externas a la persona.

Puede considerarse a René Descartes como el padre del racionalismo de nuestros días. Con su famoso aforismo: “Pienso, luego soy”, resume
su pensamiento de que lo único de lo que alguien puede estar completamente seguro es de que piensa. Se puede dudar de lo que uno ve,
escucha, siente… Pero no de esa duda misma y, por tanto, del pensamiento.

1.4 Apriorismo

En marcado contraste con el empirismo, el apriorismo parte de que las personas tienen un conocimiento previo, incluso innato, de la realidad.
A partir de ese conocimiento previo llegan a conclusiones de nuevos eventos, por medio de un método o proceso deductivo.

Conforme a esta escuela, expresada de manera radical, una persona tiene ciertos conocimientos desde que nace o es concebida y puede
aprender todo sobre la realidad a partir de ellos, sin necesidad de considerar lo que aporten los sentidos.

Algunos psicólogos como Jean Piaget y otros pensadores influyentes en temas de esta disciplina, como Noam Chomsky, dentro de la escuela
cognitiva, proponen nociones apriorísticas.

1.5 Asociacionismo

De acuerdo con esta escuela de pensamiento, el conocimiento se obtiene por medio de la asociación de ideas o de las representaciones
mentales de nuestras experiencias. Así como el apriorismo está relacionado con el racionalismo, el asociacionismo lo está con el empirismo.

Al respecto, recuérdese que para Thomas Hobbes, las representaciones sensoriales, derivadas de nuestros sentidos, pueden ser individuales
o asociadas en secuencias.

De manera similar, John Locke considera que las ideas compuestas resultan de la asociación de ideas simples en la mente, de su abstracción
o generalización.

1.6 Positivismo

El positivismo se enfoca sólo en hechos y en sus leyes, no busca las causas o principios de las sustancias. Para esta escuela de pensamiento
lo que no se pueda enunciar en hechos o sus leyes, no existe y carece de sentido. De ahí que sea una escuela filosófica atea.

El principal expositor de esta escuela es Augusto Comte, quien utiliza el término “positivo” para indicar: lo real, útil, preciso, cierto, orgánico,
relativo y comprensivo.

John Dewey, rechaza las explicaciones sobrenaturales y la metafísica, proponiendo que las cosas deben comprenderse conforme a su lugar
y función en el medio.

Psicología y filosofía representan dos niveles del conocimiento del mismo objeto y se las puede considerar por consiguiente como
complementarias una de otra. Durante la larga gestación de la psicología, que duró unos 24 siglos, la psicología fue -parte de la filosofía sin
tener su propia identidad diferenciada. Sólo en el siglo XIX dejó la psicología de ser filosófica para tornarse científica.

La psicología se emancipa de la filosofía

Muchos y variados factores intervinieron en la emancipación de la psicología de la tutela filosófica en el siglo XIX. Por una parte, estos factores
pueden referirse al hecho de que se comprendió la inadecuación e insuficiencia del tratamiento exclusivamente filosófico de los problemas
psicológicos, y por otra, al progreso y los descubrimientos de la fisiología que contenían elementos de significación psicológica.

En el siglo XIX los hombres interesados en la psicología comenzaron a comprender que la filosofía por sí sola, en la medida en que era un
brote de la reflexión intelectual sobre las actividades del hombre, no podía lograr más que una comprensión de los principios generales de
la naturaleza humana. A causa de su objeto y sus métodos la filosofía resultó incapaz de resolver de manera satisfactoria, desde el punto de
vista científico, los diversos problemas psicológicos que se habían planteado en el pasado y que reaparecían con urgencia, exigiendo
investigación y soluciones. Se comprendió entonces que la filosofía no podía, por ejemplo, ofrecer respuestas satisfactorias a todas las
cuestiones referentes a la sensación-percepción, aprendizaje, emociones y procesos similares. Especialmente a la luz del progreso científico
se vio con claridad que los problemas psicológicos que habían sido tradicionalmente tratados por la filosofía requerían ahora, para
mantenerse al ritmo del progreso, un tratamiento nuevo y un enfoque diferente. Además se plantearon problemas nuevos como el
hipnotismo, el tiempo de reacción, las anormalidades mentales, los que se esperaba que fueran estudiados por la psicología y que
evidentemente se encontraban más allá del dominio de la filosofía.

La insuficiencia de ·un tratamiento exclusivamente filosófico de los problemas psicológicos, se hizo patente con mayor evidencia aun cuando
los descubrimientos en neuroanatomía y fisiología suministraron mucho material de importancia psicológica, y cuando las explicaciones de
los fisiólogos resultaron con frecuencia más satisfactorias y convincentes que las de los filósofos. Por lo demás, ciertos experimentos
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realizados por los fisiólogos arrojaron nueva luz sobre la mente humana e impusieron la revisión de algunas nociones sobre el hombre que
habían sido tomadas de la filosofía. Tales experimentos demostraron al mismo tiempo que la mente humana no sólo podía ser estudiada en
el gabinete del filósofo sino también en el laboratorio, y con resultados que podían ser sometidos a verificación científica, Por consiguiente
los interesados en el estudio psicológico del hombre comenzaron a sentir la necesidad de experimentación, y de estudiar también los
aspectos biológicos del hombre y de conocer el sistema nervioso, a función dl cerebro y otras funciones psicológicas. Asimismo se llegó a
considerar a las matemáticas como una disciplina útil para las investigaciones psicológicas, siempre y cuando éstas no tendieran a una mera
descripción sino a un análisis cuantitativo.

PASADO DE LA PSICOLOGÍA

Las raíces de la psicología se remontan a los grandes filósofos de la antigua Grecia. Los más famosos, Sócrates, Platón y Aristóteles, plantearon
cuestiones fundamentales sobre la vida mental: ¿Qué es la conciencia? ¿Somos inherentemente racionales o irracionales? ¿Existe realmente
la libre elección? Estas preguntas y muchas más son tan importantes en la actualidad como lo eran miles de años atrás, pues tratan de la
naturaleza de la mente y los procesos, que constituyen los elementos clave de la perspectiva cognitiva en psicología.

Otras preguntas psicológicas están relacionadas con la naturaleza del cuerpo y la conducta humana, y todas ellas tienen una historia
igualmente larga. Hipócrates, a menudo llamado el «padre de la medicina», vivió más o menos en la misma época que Sócrates. Se interesaba
profundamente por la fisiología, el estudio de las funciones de los organismos vivos y sus partes. Hizo varias observaciones importantes sobre
cómo el cerebro controla los diferentes órganos del cuerpo. Estas observaciones sirvieron de base para lo que más tarde sería la perspectiva
biológica de la psicología.

Uno de los debates más vivos sobre la psicología humana es la contraposición naturaleza-ambiente. La visión naturalista sostiene que los
seres humanos vienen al mundo con unos conocimientos y una comprensión de la realidad que son innatos o inherentes. Los primeros
filósofos creían que se podía acceder a este conocimiento y comprensión mediante un razonamiento cuidado y la introspección. En el siglo
XVII, Descartes apoyó la visión naturalista argumentando que algunas ideas (como la idea de Dios, el yo, los axiomas geométricos, la
perfección y el infinito) son innatas. Descartes también se destacó por su concepción del cuerpo humano como una máquina que puede
estudiarse igual que otras máquinas. Estos son los orígenes de las concepciones modernas sobre la mente, como la del sistema de
procesamiento de la información.

La visión ambientalista sostiene que el conocimiento se adquiere mediante las experiencias y las interacciones con el mundo. Aunque algunos
de los primeros filósofos griegos eran de esta opinión, ésta se asocia principalmente con el filósofo inglés del siglo XVII John Locke. Según
Locke, cuando nacemos, nuestra mente es una tabula rasa, un papel en blanco donde la experiencia va «escribiendo» conocimientos y una
comprensión del mundo a medida que el individuo va madurando.

En las últimas décadas, este clásico debate ha adoptado nuevos matices. A pesar de que algunos psicólogos siguen argumentando que el
pensamiento y la conducta humana son fruto fundamentalmente de la biología o la experiencia la mayoría opta por un enfoque más
integrador. Reconocen que los procesos biológicos (como herencia) o los procesos cerebrales afectan a los pensamientos, los sentimientos
y la conducta, pero, sin embargo, explican que la experiencia también deja su huella. Por tanto, la pregunta que se plantea ahora no es qué
modela la psicología del hombre (naturaleza o ambiente), sino cómo se combinan ambos factores para llevarlo a cabo.

Pocas cosas pueden ser plenamente comprendidas sin conocer de dónde provienen y cómo han ocurrido. Sería imposible conocer lo que
hoy es la psicología sin tener presente las contribuciones de los psicólogos de ayer. Comenzaremos analizando las figuras más importantes
que contribuyeron a configurar la psicología como ciencia independiente en el siglo y medio pasado. Una de las personalidades más
destacadas fue Wilhelm Wundt, profesor en la Universidad de Leipzig, Alemania.
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El nacimiento de una nueva disciplina – Siglo XIX

La psicología como rama científica independiente surgió en 1879, al fundar Wilhelm Wundt (1832- 1920) el primer laboratorio de psicología
experimental. Gracias a las publicaciones de Wundt y a la influencia de su laboratorio, que pronto se convirtió en la «meca» de la psicología,
surgió la «primera escuela». Wundt no se encontraba cómodo con el método filosófico de la introspección para estudiar la mente. Él pensaba
que los procesos mentales podían ser estudiados con técnicas objetivas, similares a las utilizadas por otros científicos. De esta manera, Wundt
crea un nuevo dominio científico, denominado la ciencia de la psicología.

Wundt y sus discípulos desarrollaron investigaciones en un rango amplio de tópicos, incluyendo la sensación, la percepción, la atención, la
emoción, la asociación de palabras y los tiempos de reacción a os estímulos. Ellos se esforzaron en obtener medidas precisas mediante el
uso de instrumentos. El uso de procedimientos científicos por parte de Wundt y sus discípulos marcó diferencias importantes con otros
colegas que seguían investigando a través de la introspección. Debido al énfasis puesto por Wundt en el rigor científico, es ampliamente
conocido como el «padre de la moderna psicología». Para algunos psicólogos, el mérito de Wundt consistió en haber dado una orientación
precisa a la disciplina psicológica que en el transcurso de la historia se había venido comportando como la manumisa de la fisiología,
asignándole un objeto y un método propios. Al mismo tiempo, la psicología asimiló los esquemas de las ciencias naturales. La psicología
wundtiana no disimula su raigambre empirista, positivista y científica, lo que se infiere por su insistencia en la experimentación, el atomismo,
el análisis y la intención.

Wundt consideró a la psicología como una ciencia natural, y en este sentido debía poseer un objeto de estudio susceptible de investigación
experimental en el laboratorio. Wundt planteó como objeto de la psicología la experiencia inmediata, como opuesta a la experiencia mediata.
La experiencia inmediata es una experiencia consciente, aludiendo a la capacidad que tiene el individuo para darse cuenta de lo que ocurre
en su psiquismo en un momento dado. Esta experiencia inmediata es una experiencia en sí misma, no contaminada por las interpretaciones
que pueda hacer el sujeto respecto a lo que percibe ni por los significados que pueda atribuirle. La experiencia inmediata capta cualidades
sensoriales puras (lo rojo, lo duro, etc.), las cuales constituyen la base de la conciencia.

El método que planteaba Wundt es la introspección experimental, con control preciso de las condiciones en las cuales se realiza. Para ello se
requieren determinadas reglas: 1) el observador debe estar en capacidad de determinar cuándo se inicia el proceso; 2) el observador debe
estar atento al proceso en estudio; 3) la observación debe ser susceptible de repetición; 4) el procedimiento implica variar las condiciones
de las situaciones estímulo y observar los cambios ocurridos en la experiencia del sujeto.

Wundt asignó a la ciencia psicológica tres propósitos clave: analizar los procesos conscientes en sus elementos, descubrir cómo los elementos
se conectan entre sí y determinar las leyes que rigen dicha conexión.

a) Estructuralismo
Las ideas de Wundt (1874) en su libro Principles of physiolagical psychology han influido a una generación completa de psicólogos.
Muchos de ellos han destacado por sus propios méritos, desarrollando prominentes investigaciones y estableciendo laboratorios
en diversas universidades y centros de investigación. Una de las figuras más destacadas es Edward Titchener (1867-1927), que
inició un laboratorio en la Universidad de Comell. Titchener creyó que el trabajo de los psicólogos debiera ser analizar la conciencia
en términos de sus componentes, de la misma manera que lo hacen los químicos con los componentes moleculares y los átomos.
Los principales componentes de la conciencia, argumentaba Titchener (1898), son las sensaciones, las imágenes y los sentimientos.
Las sensaciones surgen cuando se estimula un órgano sensorial y los impulsos resultantes llegan al cerebro. Wundt asumió la
existencia de una correspondencia uno a uno entre la excitación cortical y la experiencia cortical. Las imágenes resultan de la
excitación cortical y la experiencia cortical. Los sentimientos son considerados como el complemento de la sensación, ya que
aportan la cualidad afectiva. Debido al énfasis puesto por Wundt y Titchener en descubrir la estructura de la mente, su perspectiva
se conoce con el nombre de estructuralismo.

b) Wílliam James, precursor del funcionalismo


Aunque James (1842-1910) y Wundt coinciden en poner el énfasis en la conciencia como objeto de la psicología, la
conceptualización de dicho objeto varió en uno y otro. James rechazó la creencia de los estructuralistas de que los estados mentales
pueden ser descompuestos en pequeñas unidades o elementos. Según James, las experiencias conscientes son simplemente lo que
ellas son, sin constituir grupos o amalgamas de elementos. Por tanto, el descubrimiento de elementos discretos a través de análisis
introspectivos no demuestra que dichos elementos existan independientemente de la observación. También la conciencia es
cambiante, ya que un mismo estado de conciencia no puede repetirse dos veces aun con estímulos físicos idénticos. Para James,
entonces, la conciencia es un flujo permanente, una corriente.

Otra característica de la conciencia es su selectividad; posee capacidad para escoger entre los múltiples estímulos a los cuales es
expuesta; la mente siempre está seleccionando, objetando y aceptando estímulos. Sobre esta característica, James escribe:
«Si ante la pregunta de cuántas ideas o cosas podemos observar al mismo tiempo se piensa en cuántos sistemas o procesos
completamente independientes pueden darse en la comprensión, la respuesta es: solamente uno, a menos que los procesos sean
puramente rutinarios. En otro caso, dos o incluso tres sin muchos cambios de atención. Pero cuando los procesos son menos
automáticos, como en la anécdota de Julio César, que dictaba cuatro cartas mientras escribía una quinta, el espíritu tiene que saltar
rápidamente de una a otra actividad y, evidentemente, no resulta una ganancia de tiempo. Dentro de un sistema los detalles
pueden ser innumerables, pero en este caso los consideramos colectivamente, percibiendo el conjunto». Atendemos sólo a una
parte de los estímulos; de ahí la relevancia de la selectividad. Otro de los aspectos destacados de James es la finalidad de la
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conciencia. Ésta participa en la adaptación del organismo a su medio. Este criterio de la conciencia como instrumento adaptativo
da entrada al concepto de funcionalismo.

En cuanto al método, James consideró que como la psicología trata con una conciencia personal, la introspección debe ser una
herramienta básica: es posible descubrir estados de conciencia examinando nuestra propia mente. Sin embargo, en James la
introspección es ingenua, no experimental como en el estructuralismo. También se propone la introspección comparada, que
permite contrastar los resultados de diversos observadores acerca de un determinado estado de conciencia. Esta comparación
podía hacerse utilizando métodos experimentales. Finalmente, el método de la introspección y la experimentación pueden
completarse con métodos comparativos: investigando el funcionamiento psicológico de los animales, los niños y los enfermos
mentales, es posible obtener revelaciones útiles acerca del funcionamiento de la vida mental.

Funcionalismo
Funcionalismo es el nombre dado a un sistema psicológico iniciado por prominentes psicólogos norteamericanos, cuyo interés
primordial era el estudio de la mente, en cuanto ésta sirve para adaptar el organismo al medio ambiente. Las raíces de este
movimiento se remontan a la biología evolucionista de Charles Darwin (1809-1882) Y a la filosofia pragmática de William James. La
Universidad de Chicago, a través del departamento de psicología, se convirtió en el centro neurálgico de la producción de ideas y
configuración del movimiento. Entre las figuras más señeras del movimiento cabe destacar a John Dewey (1859-1952), James
Rowland Angell (1869-1949) y Harvey Carr (1873-1954).

El funcionalismo abarca un largo periodo, desde 1850 hasta nuestros días. Prácticamente, toda la psicología norteamericana puede
ser etiquetada como funcionalista, por su énfasis en temas como el aprendizaje, pruebas psicológicas, percepción y otros procesos
funcionales. Dewey fue el sucesor de James y el guía espiritual de la psicología en Norteamérica durante más de cincuenta años.
Tuvo el mérito de impulsar al funcionalismo como el movimiento definitivo en psicología. En 1896 publicó un reconocido artículo
sobre el arco reflejo, donde atacó el enfoque molecular y el reduccionismo psicológico: «Los reflejos y otras formas de
comportamiento han de interpretarse en términos de su valor para la adaptación, y no examinarse como categorías científicas
artificiales». En suma, Dewey pensaba que el estudio de los organismos como un todo que funciona dentro de su medio ambiente
era el objeto propio de la psicología.
Para los funcionalistas, el objeto de la psicología lo constituyen tanto la conciencia como la conducta, ambas desde la perspectiva
de su utilidad para la adaptación biológica y el funcionamiento del organismo en su ambiente. Ante esta afirmación del objeto, los
funcionalistas producen dos consecuencias importantes. En primer lugar, la fuente de obtención de datos ya no es sólo la
experiencia subjetiva, sino que también hay una dimensión externa, susceptible de observación representada por la conducta. La
segunda es una consecuencia de la anterior: el método de la psicología no es únicamente la introspección; también está implícita
la extrospección, donde un observador registra la conducta de un sujeto observado. Al exponer el problema del método se
reconoce la necesidad de la introspección para penetrar en el aspecto consciente de la mente, pero le da más importancia a la
observación objetiva. El resultado inevitable fue que los métodos de observación se convirtieron en las técnicas predilectas de los
funcionalistas.

Una de las contribuciones más destacadas de los funcionalistas tiene que ver con las precisiones del acto adaptativo. Éste resulta
de condiciones motivadoras que surgen en el individuo como impulsos del ambiente o como estímulos. La estimulación
proveniente de estas condiciones persiste hasta que el individuo reacciona de tal modo que alcance satisfacción. Por consiguiente,
la conducta es adaptable, en el sentido de que la respuesta del individuo da origen a una mejor adaptación al ambiente. Los actos
adaptativos comprenden dos etapas: la fase preparatoria de adaptación atenta, que conduce a una percepción eficaz, y la fase de
respuesta, que es el mismo acto adaptativo.

REFERENCIAS

Puente, A. (2011). Psicología contemporánea básica y aplicada. Madrid: Ediciones Pirámide.

Misiak, H. (1974). Bases filosóficas de la psicología. Buenos Aires: Ediciones Troquel

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