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TEMA 1. CONCEPTO Y FUENTES DE LAS OBLIGACIONES.

1.1. Introducción: El derecho de obligaciones.

El derecho de obligaciones es la parte del derecho civil que tiene como objeto regular las
relaciones jurídicas privadas en la acepción más estricta del término; que sirven de base al
intercambio de bienes y servicios entre las personas. Toda obligación requiere la existencia de
un obligado que ocupa la posición jurídica pasiva y al mismo tiempo, de una persona u otro
organismo que pueda reclamarle el cumplimiento de una conducta. Por lo tanto, toda
obligación requiere la existencia de sujetos que ocupan posiciones contrapuestas.

1.2. Noción técnica de obligación.

El término se caracteriza por ser utilizado con diferente significado para describir las
diferentes situaciones en que una persona puede ser forzada por el OJ a desarrollar una
conducta determinada.
El derecho privado ha reservado el término obligación para aquellas situaciones de
subordinación en las que la conducta del obligado es susceptible de una valoración
patrimonial concreta, mientras que en el resto de casos se habla simplemente de deber
jurídico. Por tanto, la obligación puede definirse como un deber jurídico patrimonializado, o
susceptible de ser evaluado económicamente.

La nota de patrimonialidad ha de basarse en una serie de principios inspiradores del conjunto


normativo regulador de la relación obligatoria. Eg. El incumplimiento de las obligaciones
conlleva como último mecanismo de reparación del acreedor insatisfecho, la indemnización de
daños y perjuicios que acaba por convertirse en una reparación pecuniaria.

1.3. Estructura general de la relación obligatoria.

Vincula al menos a dos personas, ya que el derecho actúa como instrumento de resolución de
conflictos. Además, requiere estructuralmente la existencia contrapuesta de personas que
ocupan posiciones distintas en dicha relación que pueden ser tanto físicas como jurídicas.
Los elementos subjetivos de la obligación son

 El sujeto activo o acreedor: Persona se encuentra legitimada o tiene derecho a exigir


 una conducta o prestación.
 El sujeto pasivo o deudor: Persona vinculada por la relación obligatoria, que debe
cumplir lo que exige la relación.
El elemento objetivo es la prestación: la conducta que debe ser llevada a cabo por el deudor,
y puede ser de muy variada naturaleza, en dependencia del origen y del tipo de obligación de
que se trate. Por consiguiente, la prestación constituye el elemento objetivo de la relación
obligatoria, y según el CC puede consistir en dar, hacer o no hacer alguna cosa.

El derecho de crédito es el poder o facultad de reclamar la prestación que se reconoce al


acreedor. A veces se habla de él como derecho personal para diferenciarlo de los derechos
reales, pues la posición del titular de unos u otros es diversa en los siguientes aspectos:
1. Por su objeto: Los derechos reales se proyectan sobre las cosas, independientemente
de quién sea su titular o poseedor actual, los derechos de crédito se proyectan sobre
una persona a la que facultan para algo.
2. Por el poder que otorgan: La tendencia de permanencia de los derechos reales
conlleva que el OJ requiera mayores requisitos de forma para los actos constitutivos,
modificativos, o extintivos que los de crédito.
3. Por su eficacia: Los derechos reales deben ser respetados por todos los sujetos de
una colectividad: son absolutos, con eficacia erga omnes; mientras que los de crédito
solo pueden hacerse valer frente al obligado, por lo que se clasifican como relativos.
4. Por su duración: los del derechos reales son permanentes, no se extingue con su uso,
mientras que los de crédito que son transitorios, se extinguen cuando el deudor
cumple con lo debido
5. Por su posesión: En general, la posesión de derechos reales es susceptible de
usucapión o prescripción adquisitiva; lo que no ocurre en los de crédito.

En cuanto a la deuda y la responsabilidad, la tradición histórica mediante teorías como la de


Savigny o teoría subjetiva centraba la relación obligatoria en la sujeción del deudor al
dominio del acreedor. Frente a esta unilateralidad, la teoría de la separación de la deuda o
teoría de consecuencias distingue ambos elementos en la relación obligatoria y propone
separarlos de tal manera que pueda haber una deuda sin responsabilidad, que se calificaría de
obligación natural, o una responsabilidad sin deuda, como es el caso de la fianza.
La teoría objetiva de la relación obligatoria plantea una reconducción: establece que la
esencia del fenómeno obligatorio radica en la responsabilidad patrimonial universal,
propugnada en todos los OJ.
Es necesario considerar la responsabilidad y la deuda como elementos integrantes de la
relación obligatoria. La promesa de ejecución de la prestación por el deudor y la posibilidad
del acreedor de atacar sus bienes en caso de incumplimiento no son separables, son la esencia
de la obligación.

1.4. Las obligaciones naturales.

El estudio de las obligaciones se ha presentado tradicionalmente como fruto de la


contraposición entre las obligaciones civiles, dotadas de iuris tantum y posibilidad de
ejecución judicial, y las naturales, que no conceden acción alguna a su titular para reclamarlas
ni ejecutrar su cumplimiento, aunque constituyan causa suficiente para retener el pago.
En el derecho español, el CC no acepta la categoría de obligación natural por la la continua
falta de contemplación expresa de la materia. En el ámbito doctrinal, no faltan autores que
consideran que este cuerpo legal las contempla y permite supuestos en que debe asumirse la
idea.
Las posiciones en contra argumentan una continuidad en la falta de contemplación expresa
de la obligación natural y se basan en que el CC español se separa radicalmente de sus
modelos (CC francés, argentino e italiano) y de los demás códigos de la familia latina en los
que la obligación natural resulta expresamente reconocida.
Las posiciones a favor las aceptan en los siguientes supuestos:
1. El pago de intereses no convenidos (art. 1 756 CC)
2. El pago de deudas de juegos ilícitos (art.1 798 CC)
3. El pago de deuda prescrita (art. 1 935 CC)
4. La prestación de alimentos por caridad (art. 1 894 CC)
5. La justa causa de irrepetibilidad del pago (art. 1 901 CC)
La jurisprudencia habla del término para justificar ciertos deberes morales o de conciencia, lo
que supone que varios autores insistan en el reconocimiento implícito del concepto. La
doctrina acepta que la obligación natural debería configurarse como una justa causa de
atribución patrimonial concreta que encontraría su fundamento en la existencia de un deber
moral cualificado
1.5. Fuentes de las obligaciones.

La definición de fuente de las obligaciones tiene un sentido instrumental y descriptivo de


cuáles son las circunstancias, los hechos o los actos que sirven de fundamento genético de las
obligaciones en sentido técnico. Se citan en el art. 1 089 CC: las obligaciones nacen de la ley,
los contratos, los cuasicontratos y los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier
género de culpa o negligencia. Sin embargo, se muestra insuficiente porque:
1. La falta de toda referencia al testamento, acto mortis causa por excelencia, no excluye
su eficacia obligatoria.
2. El olvido de la obligación de restitución o reparación consiguiente a la aplicación del
enriquecimiento injusto, no significa que este deje de generar obligaciones
técnicamente entendidas.
3. Supuestos de RC en los que sin intervenir culpa o negligencia, sino tan solo la
producción objetiva de un daño, es merecedora de validez obligatoria.
El CC sigue una clasificación quíntuple; la mayoría de la doctrina entiende que la clasificación
de las fuentes de las oblig. que hace el CC es de carácter meramente clasificatorio o
enunciativo y no normativo.

1. Las obligaciones ex lege: Aquellas derivadas de la ley, el nacimiento de cualquier


obligación encuentra su fuente en la propia ley. Las obligaciones derivadas de la ley no
se presumen por los principios de legalidad, tipicidad y seguridad jurídica, sino que
solo son exigibles las expresamente determinadas en el CC o en leyes especiales, y se
regirán por los preceptos de la ley que las haya establecido, completándolas con el CC.

2. Los contratos: asumen un papel principal en la generación de obligaciones, ya que


tanto su celebración como su ejecución tienen por finalidad fundamental crear una
estructura de derecho y de obligaciones entre las partes. No cabe contrato alguno que
no genere obligación. Tal y como afirma el CC las obligaciones que nacen de los
contratos tienen fuerza de ley entre las partes contratantes, y deben cumplirse al tenor
de los mismos.

3. Los cuasicontratos: Son cuasicontratos los hechos lícitos y puramente voluntarios, de


los que resulta obligado su autor para con un tercero y a veces una obligación recíproca
entre los interesados. El CC regula como cuasicontratos: la gestión de asuntos o
negocios ajenos y el cobro de lo indebido.

4. Responsabilidad civil: El CC se refiere por separado a la RC nacida de delito RC


propiamente dicha o responsabilidad extracontractual.
1. 6. La voluntad unilateral como fuente de las obligaciones.

Nuestro CC no recoge como fuentes de las obligaciones las declaraciones unilaterales de


voluntad que, sin embargo, son frecuentes en la prá ctica cotidiana.Eg. la promesa plasmada en
un anuncio por el cual se ofrece una gratificació n a quien encuentre un perro perdido.

La doctrina y jurisprudencia españ olas se han esforzado durante el siglo XX en que, sin romper
nuestro propio sistema de fuentes, se reconozca, al menos, las promesas pú blicas de recompensa
como originadoras de obligaciones por evidentes razones de justicia material, protecció n del
trá fico y reforzamiento del principio de buena fe. Sin embargo, no significa que, con cará cter
general se admita en nuestro OJ que la voluntad unilateral sea generadora de obligaciones.

En el derecho español existe una ausencia de regulación, una admisión limitada, así como
una exclusión de la admisión generalizada.

Supuestos:

1. La promesa pública de recompensa: Es anunciada públicamente, a favor de la


persona que realice un acto u obtenga un resultado. Debe considerarse como fuente
productora de obligaciones para el declarante o el promitente, exceptuando así la
regla general de que en derecho español la voluntad unilateral no es fuente de
obligaciones. que debe cumplir para generar realmente obligaciones. Los requisitos
que se deben cumplir para que se consideren obligaciones son:
a) Que la promesa se divulgue o publique.
b) Que tenga por objeto premiar una actividad o resultado.
c) Que se encuentre dirigida a personas indeterminadas.

Será posible revocarlo siempre quela revocabilidad alcance la misma publicidad o


divulgació n que la propia promesa o se haya alcanzado ya el resultado o la actividad
perseguida por el promitente.

2. Los concursos con premio: Son aquellas promesas de premio o recompensa que van
unidas a la participació n de varias personas en la realizació n deualquierc actividad
lícitaEg.. Un premio en un concurso de cuentos. No es suficiente la simple promesa para
que nazca la obligació n, sino que hace falta que alguien compita para conseguir ser
considerado idó neo por el promitente o por el Jurado.
Con cará cter general suelen considerarse una clase de promesa pú blica de recompensa.
Sin embargo, en numerosas ocasiones, el concursante suele tener que aceptar las bases
de participació n, lo que supone que los participantes está n prestando su conformidad a
un juego, y por eso se asemeja má s un modelo contractual.

En definitiva, la calificació n de los concursos con premio requiere atender de forma


casuística a las bases de la convocatoria o a las reglas delconcurso.
TEMA 2: LOS SUJETOS

2.1. Los sujetos de la obligación: unidad y pluralidad de sujetos.

Los sujetos constituyen el elemento personal de la obligación y entre ellos se establece la RJ.
El Sujeto activo, también denominado acreedor, es el titular del derecho de crédito. El pasivo,
o deudor, es el titular correlativo del deber jurídico.

Se exigen mínimo dos personas, pero las obligaciones pueden estar tituladas por varios
deudores o acreedores. Se habla entonces de obligaciones con pluralidad de sujetos, en las
que existen dos sistemas posibles de ordenación:

1. Obligación mancomunada: Son aquellas en las que la deuda se divide en tantas partes
como deudores o acreedores haya. El CC establece que la prestación se divide en pates iguales,
en defecto de lo que diga la obligación.
Por otro lado, pueden ser activas en caso de pluralidad de acreedores; pasivas si hay varios
deudores o mixtas si confluyen ambos.

En una obligación mancomunada con prestación divisible , se divide la obligación en tantas


partes como sujetos haya. Aunque presentan un origen común, son créditos o deudas
independientes en su existencia y extinción. Pueden reclamarse o pagarse de forma separada,
de tal forma que cada acreedor solo pueda reclamar su parte y cada deudor solo deba pagar la
suya. La insolvencia de uno de los deudores no obliga a los demás a pagar por él.

En una obligación mancomunada con prestación indivisible su indivisibilidad impide que la


obligación pueda cumplirse o reclamarse por separad, por lo que los deudores o acreedores
proceden conjuntamente; sin que la obligación se convierta en solidaria.
Si se incumple la obligación y se sustituye por una indemnización en metálico, la prestación se
convierte en divisible y cada acreedor solo puede reclamar su parte y cada deudor solo debe
pagar la suya. La insolvencia de uno de los deudores no obliga a los demás a pagar por él.

2. Obligación solidaria: Son aquellas en las cada acreedor puede exigir y cada deudor puede
cumplir íntegramente la prestación, de tal manera que la obligación se cumple y extingue por
la reclamación de un solo acreedor y el pago de un solo deudor. Existen diversos tipos de
obligaciones solidarias:

Por su origen puede ser legal o voluntaria y al igual que las mancomunadas, ser activas,
pasivas o mixtas. Los efectos varían en función de la clase de solidaridad de la que se trate:

 Solidaridad activa: Tiene escasa incidencia práctica. En la relación externa


acreedores-deudor, cada acreedor tiene el derecho a reclamar del deudor el
cumplimiento íntegro de la obligación y el deudor está obligado hacer el pago a
primer acreedor que lo reclame. Además cada acreedor puede extinguir la obligación
por otras causas como novación, compensación, confusión o remisión y alcanzar los
 mismos efectos del pago.
En la relación interna de los acreedores entre sí la ley concede al resto de acreedores
que no cobraron su parte la acción de reembolso o regreso frente al acreedor que
cobró la totalidad. Además, el acreedor que realice actos perjudiciales para el resto
está obligado a indemnizarlos. Si ha existido o no el perjuicio se decide por arbitrio
judicial.
 Solidaridad pasiva: Se rige por el principio de que cada deudor solidario, frente al
 acreedor, es deudor por entero; frente a sus compañeros es deudor por su parte.
En la relación externa, cada deudor está obligado al cumplimiento íntegro de la
prestación, por lo que, el acreedor puede dirigirse contra cualquiera de los deudores.
El pago hecho por un codeudor extingue la obligación respecto de todo. En caso de
 incumplimiento, el culpable debe indemnizar.
En la relación interna, la ley concede al deudor que satisfizo la deuda la acción de
rembolso o regreso contra los demás. Tienen el deber de suplir entre todos y a
prorrata la insolvencia de uno. Además, cabe la acción de reembolso a favor de los
que hayan pagado la indemnización.

El CC establece el principio de presunción de la mancomunidad, sin embargo


jurisprudencia reiterada del TS ha criticado su rigidez, llegando a una interpretación
correctora, que pasa de no exigir una declaración expresa hasta admitir una declaración tácita
hasta llegar a sustituir la presunción establecida por la de solidaridad, al menos en relación
con la deuda, porque la autentica garantía de los acreedores está en la solidaridad.

2.2. El objeto de la obligación: La prestación.

El objeto de la obligación son por definición doctrinal cosas, servicios o conductas del deudor,
en definitiva, prestaciones. Deben darse tres requisitos que son condiciones de vida de la
obligación. Sin ellos la prestación no vale como objeto y la obligación no puede existir.

1. Licitud: Debe ser conforme con el OJ, la ley, las buenas costumbres, la moral y el orden
público. La ilicitud de la prestación genera la nulidad de la obligación.

2. Posibilidad: La prestación debe ser realizable. Cuando figura una cosa en la prestación se
exige que exista o pueda llegar a existir.
 En los casos de imposibilidad de la prestación, el CC
establece que la obligación será ineficaz y nula por falta de la prestación. La imposibilidad
puede ser originaria si la cosa nunca llega a existir; sobrevenida si deja de existir una vez
constituida la obligación; física si se produce por causas naturales o jurídica por NJ.
A su vez, será total si afecta a toda la prestación y parcial si es solo a una parte de ella;
absoluta si es imposible en sí misma y relativa si es imposible debido al sujeto del deudor.

3. Determinación o determinabilidad: Se entiende por determinada la obligación


perfectamente conocida e identificada, de tal manera que se sabe exactamente qué es lo que el
deudor ha de realizar. Por determinable se entiende que aunque no esté rigurosamente
determinada en el momento su constitución, puede llegar a estarlo sin necesidad de celebrar
un nuevo acuerdo entre las partes.

2.3. La conducta prometida por el deudor.

Atendiendo la conducta prometida por el deudor se distinguen obligaciones de dar, de hacer y


de no hacer.

1. Obligaciones de dar: No están reguladas en el CC porque el tratamiento legal va en


función de la naturaleza de la cosa que se entrega. Por regla general, el obligado a dar
una cosa lo está también a conservarla diligentemente (con la diligencia propia de un
buen padre de familia).
El acreedor tiene derecho sobre los frutos desde que se crea la obligación , sin
embargo, no adquiere derecho real sobre la cosa hasta que no se entrega.
2. Obligaciones de hacer: Tienen por objeto una prestación de desempeño de una
actividad corporal o intelectual, sin referencia a una cosa, por parte del deudor, en
interés del acreedor.
Las obligaciones de hacer siguen una clasificación en función de distintos criterios.

a) Obligaciones de actividad o de medios: Se exige el desempeño de una


determinada actividad sin atender a un resultado concreto. La prestación del
deudor se limita a desarrollar una conducta diligente. Eg. Encargar a un
abogado la defensa de un proceso.
b) Obligaciones de resultado: Se exige el desempeño de una actividad dirigida a
la obtención de un resultado concreto que satisfaga el interés del acreedor. La
actividad realizada es indiferente siempre y cuando se obtenga el resultado
concreto. La responsabilidad por incumplimiento se exige aunque el deudor
haya hecho la actividad correspondiente a la obtención del resultado.
Eg. Encargar a un carpintero que haga una mesa.

En resumen, en las obligaciones de medios se deberá estar a la diligencia demostrada


por el deudor para determinar el cumplimiento o in cumplimiento de la obligació n, pero
en las obligaciones de resultado lo ú nico a tener en cuenta es si el resultado se ha
llegado a materializar o no.

Por otro lado, hay que diferenciar según la importancia de la persona del deudor:

a) Obligaciones personalísimas: Cuando la calidad y circunstancias del deudor


se han tenido en cuenta al establecer la obligació ny no puede ser cumplida por
un tercero.
b) Obligaciones no personalísimas. La obligació n puede ser llevada a cabo por
una persona diferente al deudor, o por iniciativa propia o por ejecución
fgborzosa.

3. Obligaciones de no hacer: Consiste en imponer al deudor una conducta negativa; no


desarrollar una actividad, ya sea de cará cter material como por ejemplono viajar con
el perro en el tren, o propiamente jurídica comono arrendar el bien en un
determinado tiempo. También puede consistir en que el deudor soporte una actividad
realizada por el acreedor, que de otro modo tendría derecho a impedir. En caso de
incumplimiento el acreedor tiene derecho a que se deshaga lo indebidamente hecho.

2.4. Tipo de obligaciones en atención a la prestación.

1. Obligaciones positivas y negativas. La condición de positiva o negativa de una


obligación se deriva de la propia naturaleza de la prestación objetivamente
considerada, de tal manera que las positivas son las de dar o hacer algo y las
negativas las de no hacer

2. Obligaciones transitorias o duraderas. Por otro lado, atendiendo a la duración de la


prestación comprometida por el deudor, pueden ser transitorias, de trato único o
instantáneo si se agotan o realizan en un acto único; o duraderas, de trato sucesivo o
duradero si tiene que existir continuidad en su realización. Dentro de estas últimas, se
distinguen:
a) Obligaciones duraderas simples: La prestación del deudor es de tracto único
pero está emplazada, y por tanto no es exigible hasta que llegue el término o
plazo que las somete. Eg. Una obligació n de hacer pactada para dentro de 3
meses, como dar una conferencia.
b) Obligaciones duraderas continuadas: La conducta del deudor debe mantenerse
durante un cierto tiempo, pero de manera prolongada y sin solució n de
continuidad, pues su interrupció n podría provocar la insatisfacció n del acreedor
o la resolució n de la obligació nEg.. Arrendamiento de un local para una actividad
que no puedes destinar a otra.
c) Obligaciones periódicas: el deudor debe satisfacer de forma regular
prestaciones parciales, previstas en la relación obligatoria. Eg. Arrendatario
que paga una renta mensualmente.

Los autores discrepan en muchos supuestos, debido a las similitudes existentes entre
las continuadas y las perió dicas. Por ejemplo, Los contratos desuministros de agua,
gas o electricidad. Para algunos la obligació n de la Compañ ía es perió dica pero sin que se
exija una periodicidad, porque la prestació n acaece en el momento elegido por el usuario y
en la cantidad por é l deseada. Sin embargo, par otros eso es una obligació n continuada,
puesto que el suministro se realiza de forma ininterrumpida, utilice o no tales bienes el
cliente, cuya obligació n de pago si es realmente perió dica.

3. 
 Obligaciones principales y accesorias. La obligación principal es obligatoria,


autónoma e independiente: su existencia no depende de ninguna otra obligación.

A su vez, la obligación accesoria es la que nace como añadido de una obligatoria a la
que se encuentra subordinada, y que por tanto desaparecerá en caso de cumplimiento
o incumplimiento de esta. Suelen establecerse como medio de garantía para el
cumplimiento de la obligación principal o para delimitar su alcance. Eg. Prendas.
El C.C. no le dedica un artículo a esta clasificació n pero podemos encontrarvarias a
menciones en diferentes disposiciones. Eg. La nulidad de la clá usula penal no lleva
consigo la de la obligació n principal, pero la nulidad de la obligació n principal lleva
consigo la de la clá usula penal.
Muchas veces a las obligaciones de no hacer suelen coger forma de obligaciones
accesorias o subordinadas. Eg. Si eres el dueñ o de un bar y haces un pacto de
exclusividad con un representante de vinos, esto supone abstenerse de comprar vino a
otras personas. En este caso la obligació n principal es comprarle vino a é l y la accesoria,
como consecuencia, no comprá rselo a otros .

4. Obligaciones líquidas e ilíquidas. La obligació n es líquida cuando el montante de la


prestació n de dar se encuentra determinado numé ricamente,osea, cuando se conoce con
exactitud la cantidad de cosas o unidades monetarias debidas. Eg. Deber 3 000 €. El CC
establece lo siguiente:
Cuando la deuda tenga una parte líquida y otra ilíquida, podrá exigir el acreedor y hacer el
deudor el pago de la primera sin esperar a que se liquide la segunda. Eg.
Cuando debes 2 000 € y los intereses o las costas.
Para que las deudas se puedan compensar, las obligaciones deben ser líquidas y
exigibles.
La iliquidez suele ser habitual en las indemnizaciones, puesto que aunque la obligación de
indemnizar haya nacido no será posible determinar la cuantía y por tanto exigir cuantía
alguna hasta que haya un pronunciamiento judicial firme.
Eg. Cuando atropellas a alguien con el coche, hasta que coge el alta.
El TS establece que aunque no resulte expresado el montante de la prestación debida,
la obligación es líquida si dicha cuantía precisa puede obtenerse mediante operaciones
matemáticas, por complejas que estas puedan resultar. 


5. Obligaciones divisibles e indivisibles. En algunos casos, a divisibilidad o indivisibilidad


de las prestaciones se deriva de su propia naturaleza. Por ejemplo; las obligaciones
pecuniarias son divisibles, pues las cantidades monetarias pueden ser entregadas de
una vez o de varias. Que una prestació n sea divisible no autoriza el cumplimiento
parcial de la obligació n que, por ser considerado perjudicial para los intereses del
acreedor, só lo es admitido cuando sía se haya pactado. Es decir, que la prestació n sea
divisible no significa que se pueda calificar como tal, pero si que es un presupuesto
necesario para que se pueda pactar la divisibilidad. Sin embargo, la indivisibilidad de la
prestació n sí que será unlímite.
A tenor de esto se encuentra la indivisibilidad convencional, en la que se tiene en
cuenta el principio general de la autonomía privada y por la que a pesar de que la
prestación sea divisible por naturaleza se puede pactar su indivisibilidad.
Según el CC son indivisibles:
a. Las obligaciones de dar o entregar una cosa que no permita fraccionarse o
distribuirse en lotes. Eg. La adquisición de un animal.
b. 
 Las obligaciones de hacer que no sean susceptibles de cumplimiento parcial.

Eg. Dar una conferencia.
c. La mayor parte de las obligaciones negativas o de no hacer. Dado que el
comportamiento prometido por el deudor consiste en una abstenció n, la
realizació n de cualquier acto o hecho contrario a dicha actitud pasiva será
simultá neamente generador del incumplimiento definitivo de la obligació n de
forma automá tica, salvo que se admita que la consideració n del elemento
temporal incorpore un factor de divisibilidad en las obligaciones negativas.
Eg. No hacer competencia.

En cuanto a las obligaciones indivisibles con pluralidad de sujetos: Cuando la obligació n


essolidaria cualquiera de los deudores o acreedores puede actuar libremente frente a la
contraparte, pagando o exigiendo el cobro. Sin embargo, la mancomunidad supone la
fragmentació n del cré dito o de la deuda en tantas partes cuantos acreedores o deudores
haya, pero la indivisibilidad excluye la posibilidad de fragmentar. En estos casos es
imposible aplicar la solidaridad por lo que la mayoría de la doctrina opina que se debe
exigir la actuació n conjunta de lo sujetos. Segú n esto, el comportamiento de los diversos
deudores o acreedores debe realizarse conjuntamente para que la obligació n constituida
cumpla los designios que le son propios. El CC establece que la obligació n indivisible
mancomunada se resuelve indemnizando por dañ os y perjuicios desde que cualquiera de
los deudores falta a su compromiso. Es decir, si la actuació n conjunta no resulta posible,
debe entenderseque se ha producido el incumplimiento de la obligació n, con loque se
deberá hacer frente a los dañ os yperjuicios correspondientes. A partir de este momento
la obligación pasa a ser divisible y pueden aplicarse las normas de la mancomunidad,
respondiendo cada uno de los deudores de su cuota.

6. Obligaciones genéricas y específicas. Una obligación es específica cuando la


prestación del deudor se encuentra perfectamente determinada e individualizada y
por tanto la entrega de una cosa diferente no satisfará el interés del acreedor.
Por el contrario, es genérica cuando la cosa objeto de la prestación está determinada
únicamente por su referencia a un género. Dentro de estas se encuentran las gené ricas de
gé nero limitado: Una obligació n es de gé nero tadolimi cuando el objeto de la prestació n no
se determina só lo por su pertenencia a un gé neroeg. lechugas(), sino por una serie de
datos o circunstancias complementarios como pueden ser el origen o el lugar (eg. lechugas
de tu huerta). Cuanto má s se concrete el gé nero,mayor es la posibilidad de extinció n de la
obligació n por desaparició n de los bienes objeto de la obligació n, por eso a las obligaciones
gené ricas de gé nero limitado no se les aplica la regla genus numquam perit.

En cuanto, al régimen jurídico de las obligaciones genéricas, se plantean dos


problemas fundamentales: la calidad de la cosa que ha de entregarse y la repercusión
que la pérdida de la cosa tiene sobre el cumplimiento. Se responden con las siguientes
soluciones:
a) La regla de la calidad media del art. 1 167 CC: En el caso de que la obligació n nazca
de un contrato y las partes hayan previsto con la debida precisió n la calidad de la cosa
gené rica, se deberá estar a lo pactado. Sin embargo, este asunto suele dar muchos
problemas en la prá ctica, bien por imprevisió n de las partes bien por tener su origen
en la responsabilidad extracontractual. Para estos casos el CC dice que “el acreedor no
podrá exigirla de la calidad superior, ni el deudor entregarla de la inferior”. Esta regla
de la calidad media es de una utilidad relativa, porque resulta difícil presumir que eso
es lo que hubieran querido las partes. En cualquier caso, se considera que la finalidad
del CC no es buscar la presunta voluntad de los sujetos de la obligació n, sino establecer
un criterio final de solució n salomó nico. Por lo tanto, esta regla es de cará cter
supletorio; primero habrá de interpretarse el título constitutivo, y en caso de estar en
supuesto de imprevisió n es cuando se aplicará regla deal calidad media.

b) La pérdida de la cosa y la regla genus nunquam perit: En el caso de una obligació n


específica eg(. entregar un determinado cuadro) la pé rdida conlleva a la extinció n de la
obligació n por imposibilidad de cumplimiento, siempre y cuandola no se deba a dolo,
culpa o mora del deudor. Sin embargo, en el caso de una obligació n gené rica la pé rdida
de la cosa no es significativa en sí misma, porque puede ser sustituida por otra del
mismo gé nero.En consecuencia, la responsabilidad del deudor se agrava en las
obligaciones genéricas, dado que las prestaciones correspondientes pueden ser
atendidas incluso en el caso de que desaparecieran o perecieran todas las cosas
genéricas de que inicialmente se dispusiera.

En lo que respecta a la individualización de la prestación en las obligaciones


genéricas: No está regulada por el CC, pero, al decidir cuál de las posibles cosas se
entrega o qué servicios se realizan de entre los hipoté ticamente posibles,
desaparece la indeterminación. Se debe concretar, y la obligació n pasa ser
específicaLa. mayor parte de la doctrina defiende que decide el deudor por el
principio de favor debitoris, sin embargo, es una decisión bilateral, ya que ninguno
está legitimado para decidir individualmente, salvo que así se concrete en el título
consultivo. La especificación suele hacerse en el momento resolutorio, puesto que
hasta entonces al acreedor le interesa que el deudor siga sometido a la agravació n
de responsabilidad que suponen las obligaciones gené ricas, aunque
excepcionalmente puede que se haga antes si así se pacta.
2.5. Obligaciones cumulativas, alternativas y facultativas.

Cuando las obligaciones son simples, la prestación prevista es única, es decir, que se concreta
en un solo objeto o comportamiento. Por el contrario, en las obligaciones complejas existe
una multiplicidad de objetos o de comportamientos y pueden estructurarse de dos formas
distintas: Previendo que el deudor ha de llevar a cabo toda y cada una de las prestaciones
objeto de la obligació n contemplando la multiplicidad de prestaciones de forma alternativa.

1. Obligaciones cumulativas: Existe un número de prestaciones que deberán ser


cumplidas y la obligación no se considera satisfecha hasta que no hayan sido todas
ejecutadas. Pueden combinarse las de dar, hacer y no hacer. Eg: Entrega de equipo
informá tico a una caja de ahorros, instalació n del mismo, elaboració n del software
adecuado e impartició n de cursillos. Hasta no haber completado la última prestación, el
deudor no se considera libre de la obligación.

2. Obligaciones alternativas: Existe más de un tipo de prestación posible, pero en este


caso, la multiplicidad de prestaciones responde a una necesidad de previsió n. El deudor
cumple la obligació n ejecutando cualquiera de las prestaciones(“el obligado
alternativamente a diversas prestaciones debe cumplir por completo una de estas”).
El CC estipula que la elecció n corresponde al deudor, a menos que expresamente se
configure de otro modo. Una vez efectuada, la obligació n deja de ser alternativa y se
convierte en obligació n simple, quedando obligado el deudor a realizar exactamente la
prestació n seleccionada. En caso de ser el acreedor quien decide, la obligació n deja de
ser alternativa desde el día en que se notifique la elegida al deudorEg.. Contratar una
cena con pescado en el menú y que el cocinero proponga otro alternativo en caso de que
ese dia existan problemas con el suministro.
Una vez elegida una de las prestaciones inicialmente posibles y notificada a la otra
parte, el deudor queda liberado de la obligación si, por causas que no le sean
imputables, resulta imposible su cumplimiento. Es decir, si la imposibilidad es total y se
produce sin culpa del deudor, la obligación se extingue. Sin embargo, mientras la
elecció n no haya tenido lugar, o si la imposibilidad es parcial, resulta intranscendente
para la liberació n del deudor, porque ha de cumplir la obligació n ejecutando cualquiera
de las otras prestaciones posibles.
Ahora bien, cuando la imposibilidad de realizar cualquiera de las prestaciones es culpa
del deudor:
 Si devienen irrealizables todas las prestaciones alternativamente contempladas,
el deudor no queda liberado del cumplimiento y tiene que responder frente al
acreedor, que tiene derecho a una indemnizació n fijada en funció n del valor de la
ú ltima cosa que hubiese desaparecido o el del servicio que ú ltimamente se
 hubiera hecho imposible.
 Si devienen irrealizables algunas de las prestaciones alternativamente
contempladas, el acreedor podrá reclamar cualquiera de las que subsistan o el
 precio de la que hubiera desaparecido.
 Si devienen irrealizables todas las prestaciones alternativamente contempladas
menos una, se convierte en una obligació n simple, por lo que el deudor pierde
su derecho a elegir.

3. Obligaciones facultativas: No se mencionan expresamente en el CC y algunos
preceptos parecen ir incluso en contra de ellas, pero han sido reiteradamente
contempladas por la doctrina y la jurisprudencia.
En estos casos existe una sola prestació n prevista en el título constituido, pero el deudor tiene la
posibilidad de llevar a cabo otra distinta llegado el momento de pago. O sea, el creedor solo
puede exigir el cumplimiento de la ú nica prestació n debida y carece de facultad alguna para
reclamar la prestació n facultativa porque esta se materializa ú nicamente si el deudor quiere.
Eg. Celebrado un contrato de compraventa, el vendedor se reserva el derecho a desistir del
contrato y en vez de entregar la cosa, abona una cantidad de dinero al comprador.
Cabe la posibilidad de que se dé imposibilidad parcial, que no extingue la obligación. En caso de
resultar imposible el cumplimiento por causas no imputables al deudor, la obligació n se
extingue, y, al ser accesoria, tambié n lo hace la obligació n facultativa.

La diferencia bá sica entre las obligaciones alternativas y las facultativas es que en las
alternativas se debe una prestació n, aú n no individualizada, entre varias prestaciones
contempladas en el título constitutivo y en lasfacultativas se debe una prestació n ú nica; por eso
es mejor llamarlas de clá usula facultativa, porque verdaderamente la facultad de desistimiento
es un añ adido a una obligació n simple.
TEMA 3: LAS DEUDAS PECUNIARIAS.

3.1. Concepto y características.

Las deudas pecuniarias son aquellas que consisten en la entrega de una cantidad de dinero,
también llamadas deudas de suma. Tienen gran importancia practica porque la mayoría de
las relaciones contractuales tienen por objeto obtener una suma de dinero y a partir de él se
determinan los supuestos de responsabilidad extracontractual y las indemnizaciones por
daños y perjuicios. La moneda es indiferente para la relación obligatoria, y es independiente
además que sea dinero fiduciario, como un cheque u otro instrumento mercantil que
incorpore valor, siempre y cuando proceda del curso legal.
Es un bien mueble porque se puede transportar sin perder su esencia, naturaleza, forma o
valor; fungible porque es sustituible e inagotable y productivo porque genera frutos civiles:
los intereses.
Por otro lado, nunca es objeto de extinción de una obligación por imposibilidad sobrevenida y
nunca perece.
En sentido amplio, el dinero puede ser contemplado desde diferentes puntos de vista, por ello
hay una diversidad de supuestos:

1. Obligación de moneda individual: Entrega de una o varias especies monetarias


individualmente determinadas y especificadas, atendiendo al valor numismá tico,
simbó lico o afectivo que las mismas representen para el acreedor. Por lo tanto, se trata
de una deuda pecuniaria propiamente dicha, sino de una obligació n específica, cuyo
cumplimiento requiere justamente la entrega del objeto contemplado en la obligació n
constituida.
Eg. El coleccionista que compra la moneda con la que un famoso compró una barra de
pan.

2. Obligación de especie monetaria: Entrega de una o varias monedas que, sin llegar a
tener una singularidad o identificabilidad propias en sí mismas consideradas, se
caracterizan por pertenece a una determinada especie o serie monetaria. Es una
obligació n gené rica delimitada.
Ej; El coleccionista que compra moneda de 100 pesetas con la efigie de Carlos V.

3. Obligació npecuniaria: Entrega de dinero en curso sin mayores precisiones como


objeto de la obligació n.

A su vez, dentro de las obligaciones pecuniarias se distinguen dos tipos según el


momento de liquidez o la función que desempeñe el dinero:

a) Deuda de dinero: Es la obligació n pecuniaria en la que la prestació n debida por el


deudor coincide con una suma de dinero precisa y determinada por referencia a un
conjunto de unidades monetarias. Eg. 400 euros.
b) Deuda de valor: El deudor cumple entregando una suma de dinero, pero que no se
encuentra concreta y directamente determinada en el título constitutivo, sino que se
determinará a posteriori con equivalente econó mico o medida de valor de otro bien. En
el momento en que la deuda de valor es objeto de fijació n convencional o de liquidació n
judicial, se transforma automá ticamente en deuda de dinero.
Eg. Clá usulas de estabilizació n: pago de lo que el añ o que viene cueste 1 lingote de oro; u
obligaciones extracontractuales: pago de lo que supongan unas lesiones.
3.2. El principio nominalista y sus correcciones.

En las obligaciones de tracto sucesivo, o sea, de pago aplazado o fraccionado, hay diferencias
entre el valor nominal y el valor adquisitivo, debido al proceso inflacionario o la devaluación
de la moneda, por lo que se produce un resultado injusto.

El virtud del principio nominalista, el deudor cumple entregando el valor nominal o el


importe exacto de unidades monetarias contemplado en el título consitutivo de la obligación,
independientemente de que llegado el momento de cumplimiento no satisfaga
suficientemente los intereses del acreedor de la obligació n pecuniaria,a causa del proceso
inflacionario o a la devaluació n de la moneda.
Aunque el CC no lo recoge expresamente, algunos autores y una amplia jurisprudencia
consideran que se debe aplicar el principio nominalista, porque incluso se puede deducir de
algunos artículos del CC.Eg. En el contrato de pré stamo se dice que el prestatario debería
devolver “otro tanto de la misma especie y calidad”.
La ventaja de aplicarlo es que se facilita el trá ficoeconó mico y jurídico, promoviendo con mayor
garantía el continuo e incesante intercambio de bienes y servicios, ya que lo contrario convertiría
todas las deudas dinerarias en deudas de valor.
Sin embargo, otros autores opinan que va en detrimento de la justicia individual al faltar
equilibro entre las prestaciones y hacen referencia a otros artículos del CC de losque se puede
deducir todo lo contrario. Eg, Cuando el comprador se ve privado por la cosa por evicció n el
vendedor habrá de restituir, entre otras cosas, el precio que tuviere la cosa vendida al tiempo de
la evicció n, ya sea mayor o menor que el de la venta.
El principio nominalista es el consagrado en nuestro OJ porque aunque sea menos justo,
permite mayor seguridad y facilidad en el comercio jurídico. No aplicarlo exigiría la
transformación de todas las cantidades que se deba en una nación, complicando en exceso el
tráfico económico y jurídico.

Para paliar estas dificultades, existen cláusulas de estabilización: Son previsiones


contractuales por las que las partes contratantes acuerdan que el importe nominal de la
obligación pecuniaria se actualizará, llegado el momento del cumplimiento, conforme al valor
de un bien que se toma como punto de referencia en el momento de constituir la obligación o
a unos índices estadísticos objetivos e independientes de la voluntad de las partes, como
pueden ser el valor del oro en el primer caso, o el IPC en el segundo.
En caso de haber pactado como referencia el precio de un bien, como el oro, se calcula la
cantidad de bienes de referencia que podrían adquirirse con el importe nominal de la deuda
pecuniaria en el momento constitutivo de la obligación, y llegado el momento resolutorio se
obtiene el nuevo importe nominal de la obligación haciendo la operación inversa.
En caso de haber establecido como punto de referencia un índice, basta con aplicar al importe
nominal de la deuda el porcentaje proporcionado por el INE. Así, se consigue mantener el
valor real de la deuda.
Como las partes son libres de fijar el criterio actualizador que quieran, hay muchas clases de
clá usulas, pero las má s conocidas son las siguientes:
1. Clá usulas de valor en especie: Se usa el precio de un determinado bien.
2. Cláusulas de valor de oro o plata: Se usa el valor estos metales o cuaquier otro objeto
precioso de cotización generalizada u oficial, como el diamante.
3. Clá usulas demoneda extranjera: Se usa la cotizació n oficial de cualquier moneda
diferente al euro de curso legal en Españ a.
4. Clá usulas deescala mó vil o de índices variables: Se usa algú n índice publicado por el
INEM en relació n con un determinado sector productivo (IPC, índice desalarios, de la
construcció n...). Estas son hoy en día las mas utilizadas.
3.3. Los intereses y la obligación de intereses.

El dinero es un bien productivo porque genera frutos civiles: los intereses, pero no lo hace de
manera automática, sino que surge como obligación accesoria o bien porque así se pacta o
bien porque el deudor incurre en mora. Ante este último caso, el CC establece que “la
indemnizació n de dañ os y perjuicios, no habiendo pacto en contrario, consistirá en el pago de los
intereses convenidos y a falta de convenio, en el interé s legal”.
Es decir, el contrato de préstamo no devenga interés si no se ha pactado por las partes como
retributivos. Estos se denominan intereses convencionales. La constitución en mora del
deudor conlleva la obligación de pagar intereses moratorios, ya sean los convenidos por las
partes o, en su defecto, el legal.

Dentro de los intereses convencionales, las partes pueden pactar un tipo de interés inferior o
superior en una franja cercana, generando disputas cuando los intereses pactados superan
notoriamente al legal. El CC no establece una barrera a partir de la que el tipo de interés
pactado pueda considerrse usura, de hecho, el Ccom dice que puede pactarse el interés de
préstamo sin limitación ni tasa de ninguna especie.
Por eso, el 23 de julio de 1908 se dicta la ley de Azcárate o Ley de represión de la usura, todavía
vigente, que no establece un tope, sino que recurre al criterio de considerar nulos los
contratos de préstamo, y por interpretación extensiva, todas las obligaciones, cuyo tipo de
interés sea notablemente superior al normal del dinero y manifiestamente desproporcionado
con las circunstancias del caso o cuando haya motivos para estimar que ha sido aceptado por
el prestatario a causa de su situación angustiosa, inexperiencia o limitación de sus facultades
mentales.
Aunque la Ley Azcárate permite adecuarse a las circunstancias socioeconómicas de cada
momento, la jurisprudencia del TS solamente considera usurarios los tipos superiores al 30 %
o 40 % anual, con independencia de que el tipo de interés se fije por días, meses o trimestres o
por un determinado tanto alzado.

El anatocismo: Es la figura por la que los intereses que se van devengando se capitalizan, o sea,
se consideran capital, y generan, a su vez, nuevos intereses. Hablar de anatocismo es hacer
referencia, por tanto, a la obligació n de pagar los intereses de unos intereses devengados,
vencidos e impagados cuando la ley o un convenio así lohan dispuesto expresamente.

Cuando el deudor no satisface la deuda pecuniaria consistente en el pago de intereses, nace la


obligació n de pagar losintereses de dichos intereses. De este modo, los intereses anatocísticos
poseen una naturaleza moratoria y se integran, por consiguiente, dentro del denominado
resarcimiento moratorio, al que nos referimos despué s .
En cuanto a la polémica en torno a la admisibilidad o inadmisibilidad del anatocismo
convencional, en cualquiera de sus formas, en el Derecho español, hace ya mucho tiempo que
está ampliamente superada, dándose hoy una práctica unanimidad favorable a su admisión.
El art. 1109 CC que dispone, en su primer pá rrafo, que osl intereses vencidos devengan el
interé s legal desde que son judicialmentereclamados, aunque la obligació n haya guardado
silencio sobre eso. Sin embargo, el CCom parece no estar muy a favor del anatocismo,
estableciendo su negativa como regla general, aunque luego deje las puertas abiertas a la
posibilidad de pactarlo, lo que constituye la regla general en la prá ctica.
Eg. El art. 317 CCom dice que en el pré stamo de naturaleza mercantil los intereses vencidos y no
pagados no devengará n intereses. Sin embargo, luego en su apartado 2 dice que los contratantes
podrá n capitalizar los intereses líquidos y no satisfechos que, como aumento de capital,
devengará n nuevos ré ditos.
Los intereses legales son el tipo o tasa de interé s que viene establecido por la ley,
considerando que el dinero es un bien productivo que en muchas ocasiones requiere
actualizar, o al menos aproximar al verdadero valor, el valor nominal de las deudas
pecuniarias.
En un principio se establecieron el CC, a partir de 1984 pasó a fijarlos el Banco de España y
despué s se procedió a establecerlo mediante los PGE. Sin embargo, siempre se ha previsto un
interé s de demora tributario superior al interé s legal propiamente dicho.
Eg. En el 2008, el interé s legal se fija en un 5,5 0% mientras que el interé s de demora es del 7 %.

Hay supuestos en los que la propia ley al establecer el interé s moratorio fija una tasa o tipo fijo
de interé s especial. Son los siguientes:

 Cuando la resolució n de un Tribunal condene al pago de una cantidad líquida, esta


devenga a favor del acreedor, desde que la sentencia se dicta en primera instancia hasta
que es totalmente ejecutada o efectivamente cumplida, un interé s anual igual al legal del
dinero incrementado en 2 puntos, o en el que corresponda por pacto de las partes o
disposició n especial. Se consideran punitivos y no moratorios porque nacen sin
necesidad de petició n ni de expresa condenaLa. LEC les llama intereses de mora
judicial y dice que se aplica a todas las resoluciones judiciales con independencia de la
jurisdicció n de que serate, excepto la Hacienda Pú blica.
 Interés de demora en caso de números rojos en cuenta corriente: No superior a 2.5

 puntos el interés legal del dinero 
 En los supuestos de construcció n y venta de viviendas: El 6 % sobre las cantidades
entregadas a cuenta en caso de que el promotor no inicie o termine la obra en los
plazos convenidos. 
 Intereses de demoras en caso de siniestros: a partir de los 3 meses de demora 50 % 

del interés legal del dinero y transcurrido 2 años, no inferior al 20 %. 
 Intereses de demora en pago de deudas salariales: 10 % del total adecuado. 
 Intereses de demora en falta de pago de cheques y pagarés: La Ley Cambiaria y del
Cheque dice que los tenedores de letras y cheques que no resulten atendidos una vez
que sean presentados al pago tienen derecho a cobrar el importe nominal má s los
ré ditos calculados al tipo de interé s legal del dinero aumentado enpuntos2 . 
 Intereses de demora en operaciones comerciales: La Ley 3/2004, contra la
morosidad en las operaciones comerciales. Esta ley entiende como operaciones
comerciales las relaciones contractuales existentes entre empresas o empresas y
Administraciones pú blicas, entendiendo como empresa aqué l que ejerce una actividad
independiente econó mica o profesional, sea persona física o jurídica.
El interé s de demora que deberá pagar el deudor será el que resulte del contrato y, en
su defecto, la suma del tipo de interé s aplicado por el Banco Central Europeo a su má s
reciente operació n principal de financiació n efectuada antes del primer día del
semestre natural de que se trate mas 7 puntos porcentuales.
La cantidad se publica semestralmente en el BOE.
TEMA 4: EL CUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES.

4.1. Concepto, naturaleza y requisitos del cumplimiento.

El cumplimiento de la obligación es la realización efectiva de la prestación debida. Se


entiende pagada una cosa cuando se entrega o se hace la prestación en la que la obligación
consista.
Por eso, el cumplimiento es la causa má s normal de extinció nde las obligaciones, porque es la
única que se adecú a perfectamente a la diná mica de la obligació n,que nace para ser cumplida;
las demá s causas ed extinció n son frustraciones.
Aquí se aprecia la diferencia entre derechos de crédito y derechos reales: los primeros nacen
para morir cuando el deudor cumpla su obligació n, y por el contrario, los realesatienden a
intereses tendencialmente permanentes, favoreciendo la estabilidad de determinadas
situaciones de señ orío sobre las cosasEg.. propiedad, usufructo, servidumbre.
En cuanto a la naturaleza jurídica, aunque tradicionalmente se ha defendido que es un negocio
jurídico, en la actualidad la doctrina se aleja deesta teoríaViéndolo. como hecho jurídico, se
trata de un hecho de ejecución que produce el efecto jurídico de extinguir la obligación. Es
un hecho sin sustantividad propia respecto del que surgió la obligación: es su realización
material. Actualmente, se considera un acto jurídico debido, ya que el animus solvendi del
deudor y la voluntad de aceptar del acreedor, en los casos en que sea necesaria, no se
producen espontanea y libremente, sino que ambas voluntades nacen obligatoriamente como
consecuencia del contrato, que es ley para los contratantes. Ello no obsta a que la
materialización tenga a su vez por objeto, en algunas ocasiones, la realización de actos que
culminan en la celebración de acuerdos de voluntades. Eg. Precontrato.

Como requisitos del pago encontramos:

1. Identidad de la prestación: El deudor de una cosa no puede obligar a su acreedor a que


reciba otra diferente, aú n cunado fuere de igual o mayor valor que la debida. Tampoco en
las obligaciones de hacer podrá ser sustituido un hecho por otrocontra la voluntad del
acreedor. Esto favorece tanto al deudor como al acreedor, puesto que así ambos saben
con exactitud qué es lo quedeben cumplir o pueden exigir. Ahora bien, cuando las
diferencias entre la prestació n debida y la prestació n ofrecida no son relevantes o de
consideració n, el acreedor no debe oponerse al pago.

2. Integridad de la prestación: No se entenderá pagada una deuda sino cuando


completamente se hubiese entregado la cosa o hecho la prestació n en que la obligació n
consistía.Por lo tanto, la prestació n no só loha de ser la misma, sino que debe ejecutarse
de forma total y completa. En las obligaciones de dar, la entrega se refiere tanto a la cosa
adeudada como a sus frutos y accesorios. En las obligaciones pecuniarias que generan
intereses, la prestació n debe lcanzar al principal adeudado y a los intereses vencidos.

3. Indivisibilidad de la prestació n: A menos que el contrato expresamente lo autorice, no


podrá compelerse al acreedor a recibir parcialmente las prestaciones en que consista la
obligació n. Sinembargo, cuando la deuda tuviera una parte líquida y otra ilíquida, podrá
exigir el acreedor y hacer el deudor el pago de la primera sin esperar a que se liquide la
segunda.
4.2. Los sujetos del cumplimiento.

Toda obligació n presupone la existenciade dos o más personas: acreedor y deudor. Sin
embargo, para referirnos a los pagos se utilizan los términos solvens, quien realiza el pago y
accipiens, quien lo recibe.
El solvens suele coincidir con el deudor y el accipiens con el acreedor, pero es posible que en el
momento del pago intervengan, por iniciativa propia, personas extrañ as y que estos asuman el.
En cualquier caso, ha de producirse por iniciativa propia, porque si lo hacen como
representantes de una de las partes o por una especial relació n de subordinació n no se
consideran terceros.
En cuanto a la capacidad del solvens: En las obligaciones de dar no será vá lido el pago hecho por
quien no tenga la libre disposició n de la cosa debida y capacidad para enajenarla. Sin embargo, si
el pago consiste en una cantidad de dinero o cosa fungible, no habrá repetició n contra el
acreedor que la gaste o consuma de buena fe. La mayoría de la doctrina opina que tambié n se
debe exigir al menos una cierta capacidad natural en las bligacioneso de hacer y no hacer

En cuanto a la capacidad del accipiens: En principio solo las personas con capacidad para
administrar sus bienes pueden recibir el pago con plena eficacia. Sin embargo, el pago hecho a
una persona incapacitada será vá lido cuando seconvierta en su utilidad, es decir, que el
cumplimiento sea en su beneficio. La incapacidad del acreedor para recibir el pago es suplida
por su representación legal.

En principio, el cumplimiento de la obligaciones puede ser llevado a efecto por cualquier


persona, excepto en los casos de las obligaciones de hacer personalísimas, uandoc se han tenido
en cuenta la calidad y circunstancias del deudor al establecer la obligació n. En los demá s casos,
cualquier persona puede llevar a cabo la ejecució n, con independencia de la situació n en la que
se encuentre el deudor ante ello, porque lo que importa es satisfacer los intereses del acreedor.

 Cuando el solvens interviene con la aprobació n del deudor, se subroga, o sea, se coloca,
en la posició n del acreedor. Elsolvens será elnuevo titular del derecho de cré dito en la
obligació nque existía antes, en lasmismas condiciones y con las mismas garantías que
antes lo era el acreedor. Eodrá reclamar del deudor lo que hubiese pagado mediante
acción de reembolso y subrogarse en los derechos que el acreedor tenía mediante acción
 subrogatoria a sensu contrario.
 Cuando el deudor ignora o se ha opuesto, el solvens podrá reclamar al deudor aquello
en que le hubiera sido ú til el pago mediante accion de reembolso,pero no se subroga en
el lugar del antiguo acreedor. Aquella obligació n se extinguió y ahoranace una nueva
obligació n,aunque cabe la subrogación fundamentada en un acuerdo entre el acreedor y
el tercero o la presunción de subrogación.

Eg. Mikel le ha contado a su padre que debe a Ane 200 € y que han apalabrado que cada día de
retraso devengará un 5 por ciento de intereses, y está preocupado porque no sabe si va a poder
pagarle. Llegado el momento habla con Ane y consigue pagarle 50 € por lo que le debe 150 €
má s los correspondientes intereses hasta que se los abone. Pero, por su parte, aquel día el padre
de Mikel se acuerda de aquella conversació n que tuvo con su hijo decide hacerle un favor y
pagarle a Ane.
 Si Mikel sabe que su padre está pagando por é l, hay efecto subrogatorio. Su padre se
subrogará en la posició n de Ane y ahora tendrá un derecho de cré dito frente a su hijo de
 150 € má s el interé s del 5% por cada día de retraso.
 Si Mikel no lo sabía o le ha pedido que no lo haga, no hay efecto subrogatori. Su padre
 solo podrá reclamarle lo que a Mikel le haya sido ú til, sin intereses.
 Si le pagó 150 € a Ane, le podrá raclamar los 150 € a su hijo
Si le pagó 200 € a Ane porque no sabía que su hijo ya le había adelantado 50,
só lo le podrá reclamar 150 € a su hijo.

Destinatarios de pago: El accepiens normalmente será el propio acreedor, la persona en cuyo


favor se constituye la obligación, pero pueden darse los siguientes supuestos:

1. Que el acreedor sea una persona incapacitada para administrar sus bienes, en cuyo
caso será el representante legal.
2. Que se ordene judicialmente al deudor la retención de la deuda o que el acreedor
solidario demande al deudor.
3. Que el acreedor faculte a otra persona a recibir el pago mediante acuerdo con el
deudor (adiectus solutionis causa); mandato con autorización para realizar el cobro o
ingreso en la cuenta correinte, incluido por la jurisprudencia.
4. Que exista la figura de acreedor aparente: Suele ocurrir que se cumple la obligación a
favor de una persona que aparentemente tiene legitimación para cobrar, aunque
realmente no la tenga. Eg. Pagar el café a quien está detrás de la barra, aunque no sea el
camarero.
El CC estipula que el pago hecho de buena fe al que estuviere en posesión del crédito,
libera al deudor, si no sabe que se trata de un acreedor aparente y si este actúa como
el verdadero acreedor. Es cierto que puede que el verdadero acreedor no llegue a
recibir la prestación y por lo tanto no ve satisfechos sus intereses, pero aun así el
deudor queda liberado de la obligación.
5. Que se haga el pago a un tercero: En principio, el pago a terceros no es un verdadero
cumplimiento y no liberal al deudor, pero se hace válido en cuanto se convierta en
utilidad del acreedor, es decir, si el acreedor llega a recibir la prestación, el deudor
queda liberado. Eg. debo 20 € en una tienda y aprovecho que mi hermano va allí y se los
doy a é l para que los entregue en mi nombre.

4.3. Las circunstancias del cumplimiento I: Momento del cumplimiento.

El momento temporal del cumplimiento : Es el momento a partir del cual el deudor puede
incurrir en mora, comenzando a generarse intereses y agravando la responsabilidad, o puede
también constituirse la mora del acreedor que rechace injustificadamente el comportamiento
idóneo ofrecido por el deudor. Al efecto, hay que distinguir entre:

1. Obligaciones puras: Son las que no se encuentran sometidas a condición o plazo. Han de
cumplirse en el momento pactado o en su defecto, desde el mismo instante de su
nacimiento. El CC dice que será exigible desde luego toda obligació n cuyo cumplimiento
no dependa de un suceso futuro o incierto, o de un suceso pasado que los interesados
ignoren. Por otro lado, en cuanto a las operaciones mercantiles, el CCom dice que, si
só loproducen acció nordinaria, será n exigibles a los10 días despué s deser contraídas, y,
si llevan aparejada ejecució n, el díainmediato. En las operaciones comerciales, el plazo
será de30 días a partir de la presentació n de la factura o recepció n de las mercancías.
2. Obligaciones sometidas a condición suspensiva o término inicial: En la prá ctica es
muy habitual someter la eficacia del contrato, o sea, el nacimiento de las obligaciones,
a condició n o a té rmino. De esta manera, la obligació n no será exigible ni se deberá cumplir
hasta que ocurra el suceso contemplado como condició n o llegue el día o se agote el plazo
señ alado como té rminoEg.. Cuando apruebes la carrera te regalo un coche.

3. Obligaciones sometidas a término esencial: Se habla de té rmino esencial cuando la


fijació n de una fecha para el cumplimiento de la obligació n ha de considerarse como una
circunstancia absolutamente determinante para la ejecució nde la prestació n. Es decir, es
necesario que se cumpla ese día para satisfacer los intereses del acreedor, puesto que no
le vale que ocurra antes o despué sEg.. La actuació n de un payaso en un cumpleañ os
infantil.

4. Obligaciones sometidas a plazo a voluntad del deudor: Suele haber relaciones en las
que la ejecució n del deudor quede aplazada sin que se haya fijado el alcance o la
extensió n temporal. Esto ocurre en dos supuestos:
 Que la duració n de plazo haya quedado a voluntad del deudor. Eg. Te presto la
 moto durante tu estancia.
 Que de la naturaleza y circunstancias de la obligació n pueda deducirse que el
plazo se ha concedido al deudor. Eg. Toma 300 €, ya me pagará s.
Son los Tribunales los que deben fijar el plazo, puesto que el cumplimiento de la
obligació n no puede quedar al arbitrio de ninguna de las partes.
Esto no es aplicable a las relaciones comerciales: No se reconocen té rminos de gracia,
cortesía u otros que, bajo cualquier denominació n, difieran o retrasen el cumplimiento de
las obligaciones mercantiles, sino los que la partes fijen en el contrato, o se apoyen en
una disposició n de derecho.

5. Obligaciones sometidas a plazo: El hecho de que la situació n patrimonial o la actitud del


deudor hagan peligrar la satisfacció n del interé s del acreedor puede conllevar la
anticipació n del vencimiento de la obligació n aplazada. Conlleva la posibilidad de
exigibilidad inmediata y se considera medida cautelar y sancionadora.
Si el plazo ha quedado a voluntad del acreedor, podrá reclamar el cumplimiento cuando
lo estime conveniente, sin que hablemos de anticipació n del vencimiento. Sin embargo,
cuando el plazo se ha establecido en beneficio del deudor, es posible que decaiga y el
acreedor pueda exigir el cumplimiento inmediatamente. Perderá el deudor todo
derecho a utilizar el plazo en estos cuatro casos:

a) Insolvencia sobrevenida del deudor: Se refiere a la situació n patrimonial


concreta del deudor comparada con la que tuviera en el momento constitutivo
de la relació n obligatoria, sin que sea necesario que se encuentre incurso en una
situació n concursalPor. eso, no puede asimilase a una mera variació n en su
situació n patrimonial y no basta con la falta de liquidez, puesto que puede
existir un activo patrimonial.
b) Falta de constitució n de las garantías pactadas: Si la obligació n está
completada con el acuerdo de establecer una garantía personal o real,no hacerlo
supondría un incumplimiento parcial de la obligació n, salvo que haya sido por
caso fortuito u otras causas no imputables al deudor.
c) Disminució n de las garantías: Este precepto tiene cará cter sancionador,
porque se asienta en el hecho de que el deterioro o la disminució n de la garantía
o de su valor se ha producido precisamente por actos propios del deudor. Eg. El
deudor que, despué s de haberse comprometido a responder del pago de
determinadas obligaciones con ciertas fincas y sus productos, luego las hipoteca
disminuyendo la garantía y ocultando otros gravá menes anteriores.
Tales actos suponen objetivamente una actuació n fraudulenta respecto de las
legítimas expectativas del acreedor, quien por consiguiente puede reclamar la
caducidad del plazo, salvo que el deudor renueve las garantías .
d) Desaparició n de las garantías: Se refiere a la completa y total desaparició n de
las garantías otorgadas por le deudor, quien responde en aunque la
desaparició n se haya visto originada de manera fortuita.

El cumplimiento anticipado de las obligaciones aplazadas: Aú n habié ndose fijado un


plazo, es posible que el cumplimiento tenga lugar antes:
1. Por iniciativa del acreedor, quien reclama el pago antes de su vencimiento.
2. Por iniciativa del deudor, quien, aú n sabiendo que lo uedep cumplir con posterioridad,
lo hace voluntariamente antes de tiempo
3. Por acuerdo entre el deudor y el acreedor, previendo en el título constitutivo de la
obligació n dicha posibilidad.Eg. cunado el banco permite al prestatario devolver el
dinero prestado de forma anticipada, con el consiguiente descuento de intereses.
Naturalmente, el cumplimiento anticipado es imposible en los casos que exista un té rmino
esencial, ya que ello no satisface los intereses del acreedor. Eg. Que el payaso haga su actuació n
el día anterior a la fiesta de cumpleañ os.

El cumplimiento anticipado es perfectamente vá lido y extingue la relació n obligatoria“Lo. que


anticipadamente se hubiese pagado en las obligaciones a plazo no se podrá repetir, osea,
solicitar o reclamar su devolució nNo. es relevante si ha sido de buena o mala fe
En el caso de que el solvens en el momento de pagar desconozca por error la existencia del
plazo, tambié n se aplicará lo dicho anteriormente, yno podrá reclamar ladevolució n del mismo;
sin embargo, tendrá derecho a reclamar del acreedor osl intereses o los frutos que hubiese
percibido de la cosa.
En la ley se contempla solo el supuesto de error en el solvens, no en el accipiens,
independientemente de que el plazo fuera constituido en beneficio del acreedor, del deudor o
de ambos.

4.4. Las circunstancias del cumplimiento II: Lugar del cumplimiento.

Determinar el lugar exacto en el que hay que cumplir la obligació n es tan importante que es
aconsejable que las partes lo prevean en el título constitutivo de la obligació n, pero para los
casos en que no lo hagan, la propia Ley ha establecido cuales será n los lugares de pago en
algunas obligaciones en concreto. El art. 1 171 CC establece que “el pago deberá ejecutarse en el
lugar que hubiese designado la obligació n. No habié ndose expresado y tratá ndose de entregar una
cosa determinada, deberá hacerse el pago donde é sta existía en el momento de constituirse la
obligació n. En cualquier otro caso, el lugar del pago será el del domicilio del deudor”.

Por regla general, en principio se deberá cumplir en el lugar de cumplimiento establecido en el


título onstitutivoc de la obligació n. Estadesignació n puede producirse de forma expresao tá cita,
debiendo deducirse de la propia naturaleza de la obligació n conforme a los usos del trá ficoEg..
Los coches objeto de reparació n no suelen entregarse a domicilio.
Sin embargo, en los supuestos de responsabilidad extracontractual y obligaciones que no
tienen origen convencional en las que no se haya designado el lugar, la jurisprudencia del TS
determina que el lugar de cumplimiento debe coincidir con el lugar en que se ocasionó el dañ o.
En la prá ctica, la mayor parte de las obligaciones pecuniaras se cumplen a travé s del banco,
mediante ingreso o transferencia en la cuenta del acreedor o mediante pago domiciliado en la
cuenta del deudor. Se entiende que el pago se ha hecho en el lugar donde las cantidades se
reciben:
En el caso de que el título constitutivo nohaya determinado el lugar de cumplimiento, existen
dos reglas supletorias:

1. La entrega de dar una cosa determinada deberá hacerse en el lugar donde esta existía en
el momento de constituirse la obligació n. En cualquier caso, este precepto tiene un
alcance muy limitado porque conoce muchas excepciones. Además, es inaplicable al caso
de responsabilidad extracontractual. Eg. Un automovilista madrileñ o que arrolla en
Valladolid a un disminuido físico y le destroza la silla de ruedas no puede pretender decirle
que ha encargado una silla idé ntica en una fá brica de Algorta, donde la tiene a su
disposició n.
2. Las restantes obligaciones deberá n cumplirse en el domicilio del deudor, con la intenció n
defavorecer que el deudor cumpla, basándose en el favor debitoris. Sin embargo, dicho
precepto no se aplica en el á mbito mercantil y tiene una escasa incidencia en lo civil, pues
normalmente el acreedor tendrá un especial interé s en que la obligació n se cumpla
precisamente en su á mbito cotidiano de actuació n.

Una doctrina jurisprudencial ha entendido que se menciona el domicilio solo para determinar
la població n en que se encuentre el lugar donde debehacerse el pago, cuando no se hubiera
designado en la convenció n ni se trate de entregar una cosa determinada, y es, por tanto, lo que
se señ ala, la ciudad, villa, aldea o cualquier otra població n en que tenga morada fija y
permanente el obligado al pago. Esto es criticable porque no se determina con exactitud el lugar
de pago, por eso debe interpretarse en su sentido té cnico.

4.5. La imputación de pagos.

Sucede a veces que entre el deudor y acreedor existen diversas relaciones obligatorias o una
sola que genera obligaciones periódicas como arrendamientos o compras a plazos. La
multiplicidad de deudas a cargo de un deudor puede dar lugar a equívocos en caso de que el
solvens en el momento de realizar el pago no indique cuál de estas deudas entiende por
cumplida y si el acreedor no ha entregado un recibo en el que se especifique en que concepto a
recibido el pago. La imputación del pago no es otra cosa que la designación o el señalamiento
de la deuda a la que se haya de aplicar la prestación verificada por el deudor.
Para que esta equivocidad se produzca es necesario que se den una serie de requisitos:
1. Que un deudor lo sea por varios conceptos o tenga varias deudas con un mismo
acreedor.
2. Que las deudas sean de una misma especie, homogéneas. Así pues, hay que matizar
que, las obligaciones de dar específicas están excluidas del ámbito de la imputación de
pagos. El problema de la posible equivocidad sólo cabe en las obligaciones genéricas y
pecuniarias. Las obligaciones de hacer difícilmente suelen ser coincidentes y no
provocan equivocidad.
3. Que las obligaciones se encuentren vencidas o sean exigibles. Este requisito no viene
exigido de forma expresa en el CC, pero es indiscutible para la doctrina y
jurisprudencia.
Ante la equivocidad en el pago, el CC en sus arts. 1 172, 1 173 y 1 174, establece una serie de
reglas para discernir cuál de las deudas ha de entenderse pagada, es decir, a cual de ellas se le
imputa el pago.
1. Imputación convencional: El CC parte de la imputación de pagos de una materia
reservada a la autonomía privada y por lo tanto, las partes de la relación obligatoria
pueden determinar a qué deuda debe entenderse referido el pago realizado.
a) Atribución de pago por el deudor: La primera de las reglas establecidas consiste
en atribuir al deudor la facultad de declarar, al tiempo de hacer el pago, a cuáles
deudas debe aplicarse. Tal facultad del deudor es manifestación del favor debitoris,
además de la circunstancia de que el deudor sabrá mejor que nadie cuál de las
posibles deudas entiende pagada.
La facultad de imputar el pago presupone el absoluto respeto de los requisitos del
cumplimiento de la obligación. La imputación convencional no significa alterar las
reglas generales: los principios de identidad, integridad e indivisibilidad del pago
continúan vigentes. Además, si la deuda produce interés, no podrá estimarse
hecho el pago por cuenta del capital mientras estos no estén cubiertos.

b) Atribución de pago por el acreedor: El art. 1 172 CC indica que si el deudor


acepta un recibo en el que se hace la aplicación del pago, no puede reclamar contra
ella, salvo que medie alguna causa qu einvalide el contrato. Por lo tanto, la
imputación hecha por el acreedor debe ser aceptada por el deudor.

2. Imputación legal: Las reglas aplicables en los supuestos en que no haya imputación
por el deudor ni se remita recibo por el acreedor, o este no sea aceptado por el deudor
se encuentran recogidas en el art 1 174 CC.
a) Se entiende satisfecha en primer lugar la deuda que resulte más onerosa para el
deudor. Para determinar la onerosidad, se atiende al tipo de interés y a la
existencia de garantías relaes que sean realizables por vía ejecutiva o existencia de
cláusula penal
b) Si las deudas fueran de igual naturaleza y gravamen, se imputa a todas a
prorrata. Esto consiste en repartir proporcionalmente el pago realizado entre las
diversas deudas exigibles, generando una excepción al principio de indivisibilidad
del pago.

4.6. Formas especiales de cumplimiento.

Dación en pago: Es una forma especial de cumplimiento en la que el deudor, con consentimiento
del acreedor, realiza una prestació n distinta a la originaria que aú n así extingue la obligació n
constituida. Por lo tanto, esuna excepció n al requisito de identidad.
El CC no lo regula de forma expresa, pero sílo recoge en algunos artículos y está ampliamente
avalado por jurisprudencia del TS por lo que es perfectamente lícita y posible y ademá s,muy
frecuente. La doctrina considera que se deben cumplir 2 requisitos:
 Acuerdo entre las partes para sustituir la prestació n inicialmente establecida por otra
 distinta, sin que ello suponga el nacimiento de una nueva relació n obligatoria.
 Transmisió n o entrega simultánea del objeto de la nueva prestació n, porque si el
deudor lo ú nico que hace es comprometerse a ella,sería una novació n.
En la prá ctica, la nueva prestació n suele consistir en dar o entregar algunacosa, pero
tambié n puede ser hacer o no hacer algo.
En el supuesto de entrega de una cosa, serán de aplicación las reglas sobre saneamiento por
evicción. La jurisprudencia propugna la aplicación de reglas dispositivas referidas al contrato
de compraventa, cuando resultan acordes con el designio propio de la dación en pago:
Extinguir una relación obligatoria preexistente y no dar vida a un nuevo contrato.
La doctrina y jurisprudencia subrayan el carácter extintivo (causa solvendi) del acuerdo de
dación que, si bien tiene naturaleza negocial, no llega a alcanzar la calificación de contrato
propiamente dicho.

Cesión de bienes para pagos: En la cesión de bienes el deudor se limita a transferir al acreedor
la posesió n y administración de sus bienes para que los liquiden y apliquen el precio obtenido
al pago de sus cré ditos. No transfieren la propiedad, por lo tanto, no supone la extinció n de la
obligació n originaria automá ticamente, sino que lo facilita dejando en manos del acreedor el
cobro de sus propios cré ditos.
Si el dinero obtenido supera el montante del cré dito, el acreedor cobra y restituye el restante al
deudor cedente. Si el dinero obtenido no llega a cubrir el importe del cré dito, el deudor sigue
sié ndolo de la cantidad restante.

La cesió n de bienes judicial es comú n en los procedimientos concursales, pero no es necesario


llevarla a cabo mediante un procedimiento concursal, tambié n se puede realizar de forma
convencional.
La cesió n de bienes convencional, está sometida a las reglas de la autonomía privada, solo se
encuentra regulada por las normas generales de la contratació n o del Derecho de obligaciones
supletoriamente, sin que sean de aplicació n forzosa las reglas procesales de concurso o de
quiebra.

Cabe que el deudor acuerde con un solo acreedor o con varios el llevar a cabo la cesión. En tal
caso, si existen más acreedores, la cesión no puede ser realizada en fraude de los mismos.
Ej., alterando las preferencias de cobro.

La mayor parte de la doctrina actual se pronuncia al respecto de su naturaleza jurídica en


favor de un contrato de mandato, en cuya virtud el deudor concede poder, por lo general,
irrevocable, a los acreedores para que éstos procedan a enajenar los bienes entregados y
satisfagan sus créditos con el líquido obtenido.

Diferencias entre la dación en pago y la cesión de bienes: La dación en pago es un negocio


pro solutio: se da en pago; y la cesión es pro solvendo: se da para pagar.

Por otro lado, mientras que la dació n transmite la titularidad del bien entregado al acreedor, la
cesió n no: só lo atribuye la posesió n de los bienes con un poder de cará cter personal que
permite al acreedor efectuar la venta para cobrarse su importe.

A diferencia de la dació n, la cesió n de bienes es un negocio sin efectos liberatorios o extintivos


hasta que se enajenen y liquiden los bienes y con su importe se pague a los acreedores de modo
total o parcial, produciendo tambié n la extinció n total o parcialmente. Si no se ha pactado otra
cosa, el obligado solo se libera por el importe de los bienes liquidados, persistiendo su
responsabilidad por la parte de deuda que queda sin cubrir. Su naturaleza juridica es de mandato
liquidatorio y de pago.
4.7. La mora del acreedor: Ofrecimiento de pago y consignación.

Ya hemos visto que el acreedor tiene el deber de permitir al deudor el cumplimiento de la


obligación, ahora bien, puede ocurrir que el acreedor incumpla ese deber sin justificación
alguna, negándose a recibir el pago.

La mora del acreedor es el supuesto en el que, pese a la disponibilidad del deudor, por
circunstancias atinentes al acreedor, el cumplimiento de la obligación no puede llevarse a cabo,
lo que origina el retraso o demora en el cumplimiento.
Puede ser a causa de circunstancias independientes de la voluntad del acreedor o a su voluntad
deliberada de atrasar el pago. Para incurrir en mora del acreedor no es necesario conducta ni
actuación culposa por su parte, ni tampoco requiere que sea interpelado por el deudor, basta con
el ofrecimiento de pago. El CC no lo regula de forma sistemática pero hay artículos que dan por
presupuesto el concepto y la doctrina y jurisprudencia se pronuncian en favor de su autonomía
conceptual.
Esta interpretación tiene como consecuencias fundamentales:
 La mora del acreedor no requiere conducta culposa, y cabe una conducta negativa sin
razón, es más, en casos de consignación directa, el CC elimina el requisito del
 ofrecimiento de pago como trámite previo a consignación.
 La mora del acreedor no requiere que éste sea interpelado por el deudor, sino que basta
con el ofrecimiento del pago.

Para superar este tipo de situaciones y dar al deudor una salida que le permita liquidar la
obligación, el Código ha previsto el mecanismo de la consignación, regulado en los artículos
1 176 a 1 181 CC.

Antes de proceder a la consignación, el deudor debe haber ofrecido el pago al acreedor y este
haberse negado sin motivo a aceptarlo. El ofrecimiento de pago es necesario acreditarlo ante un
juez o notario, o en su caso, mediante burofax, y no resulta operativo hacerlo en modo que no
pueda probarse. Por lo tanto, conviene preconstituir la prueba. Ej.. transferencia bancaria a la
cuenta del acreedor, que este rechaza, o asistencia de notario en la vista del acreedor.

Los requisitos del ofrecimiento pago son:


1. Ha de ser incondicional.
2. Ha de estar dirigido al acreedor o persona autorizada para recibir prestación.
3. Se ha de hacer en momento oportuno y en lugar establecido.
4. La prestación ha de ser íntegra e idéntica a la del objeto de la relación obligatoria, siendo
ineficaz el ofrecimiento de pago y consignación de una suma de dinero inferior a la
debida o cuando no comprenden los intereses de las cantidades adeudadas.

El ofrecimiento del pago, además de operar como presupuesto de la consignación tiene


virtualidad propia aunque no se vea seguido de la consignación.

La mora del acreedor, lo convierte en un acreedor moroso, al que la Ley tratará con disfavor,
dada su conducta entorpecedora del devenir normal de la relación obligatoria. Entre otras
consecuencias, la constitución de la mora del acreedor traerá consigo:

1. Que el retraso en el cumplimiento no hará nacer la mora del deudor, y en caso de existir,
la hace desaparecer.
2. Que, en caso de obligaciones pecuniarias, cesará la generación de intereses.
3. Que en general, la imposibilidad sobrevenida de la prestación sin culpa del deudor
operará en perjuicio para el acreedor, quien pese a no recibir la prestación, habrá de
cumplir con las obligaciones que tuviera para con el deudor. Jurisprudencia del TS
destaca que uno de los efectos principales de la mora del acreedor es la atribución al
mismo del riesgo de pérdida fortuita de la cosa.
4. Que el acreedor constituido en mora deberá abonar todos los gastos derivados de la
conservación y custodia de la cosa debida.

La regla general del previo ofrecimiento de pago decae en aquellos casos que el deudor no puede
llegar ni siquiera a dirigirse al acreedor ofreciéndole la prestación debida.

El CC establece que se darán tales supuestos, y habrá consignación directa cuando:


1. El acreedor está ausente o incapacitado: Para ello debe entenderse que existe sin que
se haya producido una declaración judicial de ausencia o incapacitación, pues en tal caso
el pago debería hacerse directamente a sus legítimos representantes. Además se
considera que debe estar incapacitado para recibir el pago en el momento en que deba
hacerse. Se resalta así que la incapacitación puede deberse a una circunstancia
coyuntural o pasajera (Eg. Etcontratoilismo). En el caso de la ausencia, porque haya sido
raptado o secuestrado el acreedor.
2. Cuando varias personas pretenden tener derecho a cobrar y el deudor no sabe bien
frente a quién está obligado, permitiéndole en consecuencia proceder directamente a
realizar la consignación.
3. Que se haya extraviado el título de obligación.

Esto no debe interpretarse de forma literal y taxativa, sino ad exemplum. En cualesquiera de


estos casos, el CC dispone que la consideración por sí sola producirá el la mismo efecto que si se
hubiese visto precedida del ofrecimiento de pago.

La consignación se aplica únicamente a las obligaciones de dar, e implica que, cuando el


acreedor se niega recibir la cosa debida, esta se pone a disposición de la autoridad judicial, de
acuerdo con un procedimiento que la propia ley establece. La consignación supone la asunción
de que el deudor tiene la facultad de liberarse de la obligación, de modo que cuando
diligentemente ha pretendido cumplir con la prestación y encuentra un obstáculo que no le es
imputable, tenga una vía que le permita liberarse de responsabilidad frente al acreedor.

La consignación debe reunir los siguientes requisitos para producir los efectos que le son
propios:
1. Debe ser anunciada previamente a las personas interesadas en el cumplimiento de la
obligación, aunque no será exigible en los supuestos de consignación directa.
2. Debe ajustarse estrictamente a las disposiciones que regulan el pago, es decir, ha de
respetar los principios de identidad, integridad e indivisibilidad del pago.
3. Una vez admitida judicialmente, deberá notificarse también a los interesados.

Estos requisitos formales tienen una gran importancia en la práctica y además, encuentran
fundamento en el debido equilibrio entre los intereses de deudor y del acreedor.
La declaración judicial de idoneidad de la consignación conlleva a la liberación del deudor (art.
1177 CC), quien puede instar al juez que le libre carta de pago en nombre del acreedor. Además,
ha de tenerse en cuenta que, siendo idónea o procedente la consignación, todos los gastos
generados por la misma serán a cuenta del acreedor.
UNIR EPÍGRAFE DE: PRUEBA Y JUSTIFICACIÓN DEL PAGO.
TEMA 5: EL INCUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES.

5.1. Los supuestos de incumplimiento.

El incumplimiento es la no realización de la prestación de manera exacta y oportuna. Para que


exista, la obligación debe ser válida, subsistir al momento del cumplimiento, o sea, no haberse
extinguido por causas distintas al pago, y ser exigible estando ya vencida.
El incumplimiento abarca un amplio abanico de supuestos: retraso en la entrega, por ejemplo,
cumplimiento en lugar diferente al pactado o cumplimiento o entrega defectuosos. Este
concepto lleva a la doctrina a una doble clasificación:
 Inclumplimiento propio o absoluto: Supuestos de falta de cumplimiento
 caracterizados por la imposibilidad futura de realizar la prestación.
 Incumplimiento impropio o relativo: Supuestos de cumplimiento defectuoso,
extemporáneo o parcial que permiten un posterior cumplimietno exacto y
aboslutamente acorde con el título constitutivo de la obligación.

A su vez, aunque el CC no hace otra clasificación, se establecen criterios de inimputabilidad,


por los cuales el incumplimiento no sería responsabilidad del deudor, de tal modo que quedan
sujetos a la indemnización de los daños y perjuicios causados los que en el cumplimiento de
sus obligaciones incurrieren en dolo, negligencia o morosidad y por otro lado se exonera de
responsabilidad al deudor que incumpla por caso fortuito o fuerza mayor.

El art. 1 105 CC indica que “fuera de los casos expresamente mencionados en la ley, y de los en
que así lo declare la obligación, nadie responderá de aquellos sucesos que no hubieran podido
preverse o que, previstos, fueran inevitables”. En los demás casos, el deudor será responsable
de la falta de cumplimiento, y en particular, cuando haya incurrido en dolo, culpa o mora.

5.2. El caso fortuito y la fuerza mayor.

El caso fortuito y la fuerza mayor son expresiones heredadas del derecho romano, que en la
actualidad pueden considerarse sinónimas y describirse sencillamente como los hechos o
circunstancias que, siendo absolutamente extraños a su voluntad, hacen que el deudor,
aunque no pueda llevar a cabo el cumplimiento de la obligación, quede exonerado del
incumplimiento. Sin embargo, presentan ciertas diferencias que más adelante veremos.
Los requisitos para que se den son:
1. Inimputabilidad: Son hechos independientes de la voluntad del deudor, y por lo
tanto, no imputables a él.
2. Imprevisibilidad e inevitabilidad: Basta con uno, no tienen carácter absoluto, sino
relativo.
3. Imposibilidad: El CC la determina cuando la cosa que hay que entregar se pierde o
destruye sin culpa del deudor y antes de incurrir en mora y en las obligaciones de
hacer cuando la prestación resulte legal o físicamente imposible.
4. Vínculo de causalidad: Entre el acontecimiento y la imposibilidad de cumplimiento,
sin que intervenga la actividad dolosa o culposa del deudor.

En cuanto a la distinción entre caso fortuito y fuerza mayor, el derecho moderno no establece
ninguna que genere o no tienen interés, ya que ambas producen el mismo efecto, liberar de
responsabilidad al deudor. Sin embargo, hay dos teorías que explican sus diferencias.
Una primera teoría subjetiva plantea que el caso fortuito es un suceso imprevisible que no
pudo preverse, pero que previsto podría haber sido evitado; mientras que la fuerza mayor es
un acontecimiento que, aun previéndolo, habría sido inevitable.
La teoría objetiva coincide en que el caso fortuito tiene lugar en el interior de la empresa o
círculo del deudor afectado por la obligación y la fuerza mayor se origina fuera de ellos.
En el derecho español, no hay un criterio seguro. El CC identifica ambas figuras pero aúna su
tratamiento y consecuencias y se habla de ellos tanto por separado como conjuntamente.
La opinión dominante rechaza la distinción, salvo en determinados casos: los tipos
cualificados y los supuestos derivados de su regulación específica, como la responsabilidad
civil por accidentes de circulación, la del empresario por accidentes de trabajo, o la de la AP
por el funcionamiento anormal de los servicios públicos.

En lo que respecta a los efectos, la concurrencia de caso fortuito libera al deudor del
cumplimiento de la obligación y también de la responsabilidad por daños y perjuicios que
sufra el acreedor salvo los siguientes casos:

1. Cuando la ley lo establezca: cuando el deudor esté constituido en mora o en caso de


doble venta. No es aplicacble a las obligaciones genéricas porque rige el genus
nunquam perit. El deudor solo queda exonerado por la existencia de caso fortuito o
fuerza mayor cuando se ha llevado a cabo la determinación de las cosas genéricas que
entregar de común acuerdo con el acreedor, se ha cumplido o se han entregado las
cosas en el domicilio del deudor.
2. Cuando expresamente lo declare la obligación: Dado que la norma del art. 1 105 CC
(“nadie responderá de aquellos sucesos que no hubieran podido preverse, o que,
previstos, fueran inevitables) carece de carácter imperativo, es libremente disponible
para los sujetos de la obligación. Estos pueden pactar legítimamente la pervivencia de
la responsabilidad del deudor en caso de incumplimiento inclusive cuando se deba al
acaecimiento de algún supuesto de caso fortuito o fuerza mayor.
Esto responde a la existencia de un modelo contractual típico, el contrato de seguro,
cuya celebración bascula precisamente sobre el acaecimiento de un riesgo equivalente
a caso fortuito o fuerza mayor que origine el daño al asegurado.
3. Cuando la responsabilidad por caso fortuito o fuerza mayor esté legalmente
determinada. No es muy frecuente. Eg. el comodatario responderá incluso del caso
fortuito y la fuerza mayor, cuando destina la cosa para algo distinto para la que se le
prestó, cuando la conserva en su poder más tiempo del establecido o cuando la cosa se le
entregó bajo tasación.
4. Si el cumplimiento fuera posible en parte: Se realizará la ejecución de la obligación
en lo que fuere posible, extinguiéndose en lo demás.
5. Si la imposibilidad es meramente temporal: El deudor no responde de la mora
mientras actúe el caso fortuito.

No está contemplado en el CC, pero las ventajas ocasionales derivadas del caso fortuito
corresponden al acreedor, por ejemplo, la indemnización del seguro.
Corresponde al deudor la prueba de que se han producido circunstancias objetivamente
insuperables a su capacidad de acción. El CC establece, y aplica por interpretación extensiva a
todas las obligaciones, que siempre que la cosa se hubiese perdido en poder del deudor, se
presumirá que la pérdida ocurrió por su culpa y no por caso fortuito, salvo prueba en
contrario.
5.3. La responsabilidad del deudor por incumplimiento: Dolo y culpa.

Según el CC, el deudor puede incumplir por dolo, negligencia, morosidad o por contravenir de
cualquier modo el tenor de la obligación, que serían los supuestos de cumplimiento impropio,
defectuoso o inexacto.

El art. 1 104 CC define la culpa o negligencia como la omisión de aquella diligencia que exija la
naturaleza de la obligación y corresponda a las circunstancias de las personas, del tiempo y del
lugar. Propugna un sistema de culpa en concreto: la fijación del grado de diligencia depende
de la naturaleza y circunstancias concretas de la relación obligatoria de que se trate, y no de
tipos teóricos de culpa.
Sin embargo, el párrafo 2 art. 1 104 CC acoge el criterio básico del sistema de culpa en
abstracto, procedente del Derecho romano, al señalar que cuando la obligación no exprese la
diligencia que ha de prestarse en su cumplimiento, se exigirá la que correspondería a un buen
padre de familia.
Ambos criterios se consideran incompatibles, por lo que la doctrina se divide en considerar
cuál es preeminente: Para algunos, el criterio del buen padre de familia debe prevalecer, por
razones históricas y porque es menos gravoso para el deudor. Para otros, en cambio, el
carácter subsidiario o supletorio de la diligencia de un buen padre de familia es indiscutible,
debiendo primar el sistema de culpa en concreto.

El CC utiliza la noción de culpa en un sentido sumamente amplio. No se requiere una


conducta malévola del deudor: basta que se incumpla o cumpla defectuosamente, sea por
olvido, descuido, dejadez, falta de pericia o cualquier otra causa. La falta de diligencia, pues, es
un simple dato de carácter objetivo que supone un resultado lesivo para el acreedor, sin
necesidad de que el deudor haya asumido una voluntad deliberada de incumplir, como ocurre
en el caso de dolo. Por ello, según parecer mayoritario, el CC presume la culpa del deudor en
caso de incumplimiento. Así, la inexistencia de culpa deberá ser acreditada por el deudor.

Por otro lado, el dolo, aunque no está definido por el CC, ofrece las siguientes claves:
1. Frente a la posible y eventual involuntariedad de la conducta culposa, el dolo en el
cumplimiento consiste en una actuación consciente y deliberada del deudor que,
malévolamente, se resiste a cumplir cuando debe. La clave de la actuación dolosa es la
mala fe.
2. A diferencia del dolo penal, no es necesario que el deudor tenga intención de dañar
o causar mayores perjuicios al acreedor sino que basta con que a sabiendas infrinja el
deber de cumplimiento que pesa sobre él.
3. El alcance de la responsabilidad por dolo es mayor que en la culpa, el deudor doloso
responde de todos los daños que se deriven de su falta de cumplimiento.
4. La actuación dolosa del deudor en el momento de cumplimiento de las obligaciones es
considerada por el OJ de mayor gravedad que la culposa. Por ello el CC prohíbe:
 Que los tribunales puedan moderar o mitigar la responsabilidad dimanante de
 dolo, mientras que les encomienda dicha moderación en caso de conducta culposa.
 Que el acreedor renuncie anticipadamente a exigir la responsabilidad
derivada del dolo. Esta regla tiene un claro carácter imperativo, excluyendo que la
autonomía privada pueda contradecirla mediante el establecimiento de cláusulas
o estipulaciones de exoneración de la responsabilidad dimanante del dolo. Esto es
porque ya que los derechos subjetivos deben ejercitarse conforme a las exigencias
de la buena fe, no puede legitimarse de forma alguna la impunidad de las
conductas atentatorias contra ella.
5.4. La mora del deudor.

La mora es el retraso culpable en el cumplimiento de la obligación que da lugar a un


incumplimiento temporal. En ocasiones, el simple retraso en el cumplimiento equivale al
incumplimiento total, como es el caso de las sometidas a térino esencial. Por lo tanto, solo
tiene sentido hablar de mora cuando el cumplimiento, aunque tardío, resulte satisfactorio
para el acreedor; al mismo tiempo que la falta de cumplimiento puntual sea imputable al
deudor.
Puede darse en cualquier obligación positiva, vencida, exigible y líquida que sea susceptible
de retraso, o sea, en las de dar y hacer. No se incurre en mora:
1. En las obligaciones de no hacer.
2. En las obligaciones sometidas a término o condicion inicial mientras estos no se han
cumplido.
3. En las obligaciones en las que es necesaria una previa liquidación para determinar la
cuantía de la deuda.

No se exige culpabilidad en el retraso expresamente el CC, pero la doctrina y la jurisprudencia


lo aceptan en virtud del principio general de culpabilidad y el principio de exención de
responsabilidad por caso fortuito y fuerza mayor.

Para que el retraso se convierta en mora es necesario que el acreedor exija al deudor, judicial
o extrajudicialmente, el cumplimiento de la obligación. Pese a que la obligación sea exigible y
esté vencida, el acreedor ha de llevar a cabo la intimación o interpelación al deudor para
constituirlo en mora.
La carga de la prueba de la intimación recae sobre el acreedor, pero no se exige una forma
determinada: En los casos de interpelación extrajudicial deberá preconstituirse o prepararse
la prueba por requerimiento notarial, carta con acuse de recibo, burofax, telegrama u otros.

Sin embargo, la regla general de que la generación de la mora requiere la previa interpelación
al deudor no es absoluta. La doctrina considera oportuno hablar de mora automática, para
los casos en los que inmediatamente el mero retraso temporal en el cumplimiento supone la
constitución en mora del deudor. Son los siguientes.

1. Mediante pacto expreso: La exclusión de la necesidad de interpelación es frecuente


en la práctica contractual. Basta indicar en alguna de las cláusulas del contrato
relativas a la prestación que el retraso en su ejecución dará lugar a indemnización de
daños y perjuicios sin necesidad de previa reclamación.
2. Cuando la obligación o la ley lo declaren así expresamente.
3. Cuando de su naturaleza y circunstancias resulte que la designación de la época en
que había de entregarse la cosa o hacerse el servicio fue motivo determinante para
establecer la obligación. Eg. Cuando se encarga un vestido de invierno y nos lo dan a
final de temporada. No confundir con los casos de término esencial, ya que no hay
designación de día cierto tras el que el cumplimiento tardío equivalga a
incumplimiento.
4. En las obligaciones recíprocas ninguno de los obligados incurre en mora si el otro no
cumple o no se allana a cumplir debidamente lo que le incumbe. Desde que uno de los
obligados cumple su obligación, empieza la mora para el otro.
Los efectos de la mora responden a la idea general de colocaral acreedor en la misma posición
económica que le correspondería si hubiera recibido la prestación a su tiempo. Varían según
la naturaleza de la obligación y son los siguientes:

  En las obligaciones de dar, la mora obliga al deudor:


1. A indemnizar al acreedor por los daños y perjuicios que la tardanza le
ocasione.
2. Si la obligación consiste en el pago de una cantidad de dinero, la
indemnización, no habiendo pacto en contrario, consistirá en el pago de los
intereses convenidos, y a falta de convenio, en el interés legal.
3. En los casos de obligación de dar cosa determinada, a responder de los
riesgos por el perecimiento o deterioro de la cosa, aunque sea por caso
fortuito. Es el efecto perpetuatio obligationis, en virtud del cual la mora
transfiere al obligado todo riesgo o peligro de la cosa, que antes de la mora
eran soportados por el acreedor. Supone para el deudor una agravación de su
responsabilidad normal.
 En las obligaciones de hacer, la mora obliga únicamente a la indemnización de
daños y perjuicios.

El modo normal de cesar los efectos de la mora es la llamada purgatio morae, o purga de la
mora, que consiste en el cumplimiento tardío de la obligación con la indemnización de los
daños y perjuicios. Pero puede cesar también por la extinción de la obligación o por la pérdida
del derecho a reclamar la indemnización de la mora por:
  Causas genéricas comunes a todos los derechos: como la renuncia del acreedor.
 Causas específicas de la mora:
 La compensación cuando el acreedor incurre a su
vez en la mora y la moratoria, que es la concesión al deudor por ley de un plazo de
suerte que, mientras dure, no se considera vencida la obligación.

5.5. Los efectos del incumplimiento.

La reacción del acreedor frente al incumplimiento del deudor depende en gran medida de la
naturaleza y características propias de la relación obligatoria de que se trate, y de la
posibilidad de reclamar el cumplimiento de la obligación en forma satisfactoria para él.
Puede que al acreedor le compense resolver el contrato, o conseguir una indemnización, o
conseguir una rebaja.

 Mediante la acción de resarcimiento el acreedor puede exigir la responsabilidad


contractual: Se da la posibilidad de que el incumplimiento del deudor cause daños al
acreedor distintos de su interés en que la prestación se realice, lo que genera una
nueva obligación para el deudor: la de indemnizar los daños y perjuicios causados
por el incumplimiento.

 Mediante la acción de cumplimiento, el acreedor puede exigirlo a través de la
ejecución forzosa de la prestación, de forma genérica o específica.
El cumplimiento forzoso en forma específica ofrece la posibilidad de exigir al deudor la
realización exacta de la prestación.
Se define como la pretensión que tiene el acreedor cuando el cumplimiento es perfectamente
posible, pero el deudor no realiza en absoluto la conducta debida, la realiza de forma
defectuosa o
 se retrasa en cumplir. Consiste en exigir la exacta realización de la conducta
debida, o cumplimiento in natura, y no una diferente. Está regulada en los art. 1 096 y ss CC y
complementada por la L.E.C.

Para que dicha pretensión prospere, al acreedor le basta con probar el hecho objetivo del
incumplimiento. Su contenido varía según la naturaleza de la prestación:

1. Obligaciones de dar:
 Obligación de dar una cosa determinada: El acreedor puede compeler al
deudor a que realice la entrega. Si la cosa no se encuentra en el patrimonio del
deudor, se hace impracticable la reparación in natura y habrá que pasar a la
 reparación pecuniaria.
 Obligación de dar cosa indeterminada o genérica: El acreedor puede pedir,
si la cosa se encuentra en el patrimonio del deudor, que se le entregue. Si no
fuera así, puede pedir que se cumpla la obligación a expensas del deudor, lo
que significa que se adquiera la cosa a costa del deudor, ordenando al mismo
tiempo el embargo de bienes suficiente para pagar la adquisición.

2. Obligaciones de hacer:
 Si se trata de hechos no personalísimos se mandará ejecutar a su costa, o sea,
por otras personas a expensas del deudor. Lo mismo sucede si la hiciere
 defectuosamente y podrá decretarse que se deshaga lo mal hecho.
 Si se trata de hechos personalísimos, según la LEC, el acreedor puede optar
entre que se apremie al deudor con una multa por cada mes que transcurra sin
 llevarla a cabo o solicitar el pago del equivalente pecuniario.
 Cuando el hacer consista en la emisión de una declaración de voluntad, la
LEC. señala que si estuvieren predeterminados los elementos esenciales del
negocio, el tribunal puede resolver tenerlas por emitidas, siguiendo así la
doctrina jurisprudencial que se pronunciaba en este sentido anteriormente.

3. Obligaciones de no hacer: Cuando el deudor ejecutase lo que le había sido prohibido,
el acreedor puede pedir que se deshaga lo mal hecho a expensas del deudor.

El cumplimiento forzoso de forma genérica o cumplimiento por equivalente es la


facultad que se concede al acreedor de obtener el equivalente económico de la prestación. El
CC no contempla expresamente esta modalidad de ejecución, pero sí la LEC.
Es subsidiaria, sustituye a la prestación in natura: El acreedor solo puede pedirla si, en el
curso de la ejecución forzosa, se manifiestan la imposibilidad del cumplimiento in natura o su
inidoneidad para satisfacer su interés. Para que prospere, basta con que el acreedor pruebe el
hecho material del incumplimiento.
Comprende el valor de la prestación en sí misma, que será el pactado, o en su defecto, el usual
o general de la cosa o servicio en el lugar y tiempo en que se pida el cumplimiento.
5.6. La indemnización por daños y perjuicios.

Consiste en la suma de dinero que el acreedor puede exigir al deudor incumplidor para
resarcirle de los daños y perjuicios causados por cualquier tipo de incumplimiento. Pese a que
el CC no lo indica de forma expresa, la indemnización por daños y perjuicios es siempre de
carácter pecuniario.
Art. 1 101 CC: Quedan sometidos a la indemnización de daños y perjuicios causados los que en el
cumplimiento de sus obligaciones incurrieren en dolo, negligencia o morosidad, y los que de
cualquier modo contravinieren el tenor de aquellas. De conformidad con esto, cualquier
contravención de la obligación, cualquier falta a la exactitud de la prestación, puede generar o
causar daños y perjuicios al acreedor.
La indemnización de daños y perjuicios puede aparecer en forma accesoria y complementaria:
1. En caso de ejecución forzosa en forma específica, ya que la reclamación del
cumplimiento no excluye la indemnización.
2. En el caso de ejecución genérica o incumplimiento por equivalente pecuniario, ya que
tampoco excluye el resarcimiento por daños y perjuicios causados por la falta de
cumplimiento in natura establecido en el título constitutivo de la obligación.
3. En el caso de resolución del contrato.

El objeto de la indemnización de daños y perjuicios es dejar al acreedor indemne de las


consecuencias perjudiciales causadas por el incumplimiento. Sus componentes son:
 Daño emergente: El daño o pérdida sufridos por el acreedor. Eg. Lesiones causadas
 por un accidente.
 Lucro cesante: la ganancia dejada de obtener por el acreedor a consecuencia del
incumplimiento contractual. Eg. La falta de recursos si el atropellado no puede trabajar
durante una temporada.
Vienen contemplados ambos en el art. 1 106 CC: “La indemnización de daños y perjuicios
comprende no solo el valor de la pérdida que haya sufrido, sino también el de la ganancia que
haya dejado de obtener el acreedor”.

La indemnización de daños y perjuicios propiamente dicha no se genera automáticamente por


virtud del incumplimiento contractual o del acto ilícito, sino que es necesario que se den los
siguientes requisitos:
 Que la actuación del deudor en la relación obligatoria de que se trate o las condiciones
y circunstancias de la misma, el contrato o responsabilidad extracontractual, lo hagan
 responsable del incumplimiento contractual o del acto ilícito.
 Que el acreedor pruebe o acredite la efectiva existencia de daños y perjuicios
mediante algún medio de prueba, descartándose las meras suposiciones, previsiones o
hipótesis no probadas.

El CC se limita a establecer criterios generales respecto de los daños y perjuicios susceptibles


de resarcimiento pecuniario, distinguiendo según que el deudor sea de buena o mala fe,
culposo o doloso respectivamente. El daño emergente cabe identificarlo con el valor de la
prestación debida o con los daños efectiva y directamente causados. Al contrario, la
determinación del lucro cesante es enormemente compleja en términos prácticos. En la
práctica, la suma reclamada suele ser muy alta, y depende en gran medida de la apreciación
del tribunal o juez.
Los daños y perjuicios susceptibles de indemnización se amplían en el caso de que el deudor,
consciente y deliberadamente, haga caso omiso de la obligación que sobre él pesa.
La gravedad del dolo en el cumplimiento justifica el diferente ámbito y extensión del
resarcimiento en uno y otro caso.
Las reglas legales al respecto son, concretamente:
 Deudor de buena fe o culposo: Responde de los daños y perjuicios que se hubieran
previsto o podido prever al tiempo de constituir la obligación y que sean consecuencia
 necesaria de su falta de cumplimiento.
 Deudor de mala fe o doloso. Ha de responder de todos los daños y perjuicios que,
conocidamente, se deriven de la falta de cumplimiento de la obligación.

5.7. El incumplimiento de las obligaciones recíprocas o sinalagmáticas.

Son aquellas en que hay pluralidad de vínculos, pues las partes se obligan recíprocamente una
respecto a otra. De este modo, cada una de las partes resulta mutuamente acreedora y
deudora de la otra. En cualquier caso, pueden existir entre dos personas obligaciones
separadas y distintas nacidas de diversos títulos sin que exista bilateralidad. Para que exista
bilateralidad es necesario que se den dos requisitos:

 Equivalencia de las prestaciones: Los dos deberes de prestación se encuentran


ligados entre sí por un nexo de interdependencia: cada deber de prestación funciona
 como equivalente del deber de prestación recíproca. A ese nexo se le llama sinalagma.
Eg. El contrato típico de compraventa: Supongamos que una persona vende su automóvil
a otra persona. Ambos sujetos firman un contrato sinalagmático: el vendedor adquiere
la obligación de entregar el vehículo, mientras que el comprador se obliga a pagar un
precio determinado.
 Procedencia de un solo acto: Cada prestación ha de proceder o tener su origen en el
mismo acto. No proceden de un mismo acto las llamadas bilaterales imperfectas:
aquellas que siendo originariamente unilaterales, se convierten en bilaterales en
virtud de un hecho posterior. Eg. Depósito, cuando el depositario realiza gastos para la
conservación de la cosa.

El nexo de interdependencia o sinalagma opera en dos aspectos distintos:

 Sinalagma genético: Cuando las obligaciones nacen unidas por un vínculo de


reciprocidad, que determina que al momento de celebrarse el contrato cada parte
asume su respectiva obligación motivada por la seguridad de que la inexistencia inicial
o subsiguiente desaparición de una de las prestaciones lleva aparejado el que la otra
aislada carezca de sentido. Si esta armonía inicial falta, la contraobligación tampoco
puede nacer. Eg. Si cuando se celebra la compraventa se pierde la cosa, el contrato
queda sin efecto. Las obligaciones no tienen por qué tener el mismo valor objetivo,
seguirán siendo recíprocas aunque sean desproporcionadas, lo único que importa es
que hayan sido generadas la una por la otra. Eg. Si no me entregas la cosa no te pago.

 Sinalagma funcional: significa que ambos deberes deben cumplirse
simultáneamente. El carácter recíproco de dos obligaciones principales conlleva que
ambas son exigibles a la vez y deben cumplirse simultáneamente. Eg. cuando me des la
cosa te pago. El cumplimiento simultaneo tiene carácter dispositivo.
El CC no regula especialmente esta clase de obligaciones que, sin embargo, producen unos
efectos muy característicos que se derivan de los dos niveles genético o funcional del
sinalagma y que se deducen de diversos preceptos del CC. Tienen los siguientes efectos:

1. La compensación de la mora: Es un efecto que se deriva de la regla de que las


prestaciones deben cumplirse simultáneamente. Se encuentra especialmente recogido
por el art. 1 100 CC: “En las obligaciones recíprocas, ninguno de los obligados incurre en
mora, si el otro no cumple o no se allana a cumplir debidamente lo que le incumbe. Desde
que uno de los obligados cumple su obligación, empieza la mora para el otro”.
2. La excepción de incumplimiento contractual: Se deriva también del sinalgama
funcional: Ambos deberes deben cumplirse simultáneamente, mientras no se disponga
o se deduzca lo contrario. En virtud de esta regla, si una de las partes exige el
cumplimiento de la otra sin haber realizado la prestación que le corresponde u
ofrecido su cumplimiento, esta puede oponer la excepción de incumplimiento
contractual: exceptio non adimpleti contractus. Es una defensa que no resuelve la
obligación, sino que suspende un cumplimiento, que de momento no es exigible. El CC
no menciona expresamente esta excepción pero se deduce de la naturaleza misma de
las obligaciones recíprocas, habiendo sido admitida expresamente por la
jurisprudencia.
3. En el caso de que la prestación se haya cumplido solo parcialmente o
defectuosamente, cabe oponer la excepción de cumplimiento defectuoso: exceptio
non rite adimpleti contractus, que permite reducir la contraprestación en atención a lo
defectuoso del cumplimiento.
4. La facultad de resolución o condición resolutoria tácita del art. 1 124: Esta
facultad se entiende implícita en las obligaciones recíprocas para el caso de que uno de
los obligados no cumpla lo que le incumbe. Es consecuencia del sinalagma genético,
pues si una parte no cumple, la otra no tiene por qué cumplir: falta la causa de su
obligación y puede pedir por tanto su resolución. Se trata de una condición impropia
impuesta por disposición legal. Una abundante jurisprudencia señala como requisitos
para ejercer esta facultad resolutoria los siguientes:
a) Que se trate de obligaciones auténticamente bilaterales y exigibles, no si el
cumplimiento se ha aplazado.
b) Que quien reclama la resolución no sea el causante del incumplimiento.
c) Que se trate de un incumplimiento total.

El art. 1 124 CC da una opción al perjudicado por el incumplimiento, permitiéndole


pedir la resolución o exigir el cumplimiento con el resarcimiento de daños y abono de
intereses en ambos casos.
TEMA 6: LA EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES.

6.1. Las causas de extinción de las obligaciones.

Las causas de extición de las obligaciones son aquellos hechos que producen como efecto
jurídico el fin del vínculo obligatorio. La teoría de la extinción de las obligaciones tiene gran
importancia porque es la principal diferencia con los derechos reales, que por lo general
tienen una duración ilimitada. Los derechos de crédito son de naturaleza transitoria, ya que
solo persiguen satisfacer el interés del acreedor.

Las causas generales aplicables a todo tipo de relaciones obligatorias son la recogidas en el
art. 1 156 CC: El pago o cumplimiento, la pérdida de la cosa debida, la compensación de la
deuda, la confusión de los derechos de los sujetos , la condonación y la novación.
Como causas particulares aplicables solo a ciertas relaciones obligatorias encontramos la
muerte en las obligaciones personalísimas y el acaecimiento del evento previsto por las
partes como condición resolutoria.
Otras causas de extinción son el mutuo disenso, el desentimiento unilateral, la resolución
por incumplimiento y el cumplimiento de la condición resolutoria o termino final.

6.2. La pérdida de la cosa debida o imposibildad sobrevenida.

La expresión pérdida de la cosa debida puede sugerir que la imposibilidad de llevar a cabo la
prestación se refiere exclusivamente a las obligaciones de dar, cuando el CC también hace
referencia a esto en las obligaciones de hacer cuando la prestación resulta legal o físicamente
imposible. Para evitar esta confusión, la doctrina y la jurisprudencia convienven referirse a
ella como imposibilidad sobrevenida de la prestación.

Las características de la imposibilidad sobrevenida son las siguientes:


1. El carácter sobrevenido: El incumplimiento se ha de producir necesariamente a
causa de circunstancias posteriores al momento constitutivo de la obligación.
2. Origen físico o jurídico de la imposibilidad: Las circunstancias causantes del
incumplimiento pueden ser tanto de orígen físico como jurídico: En las obligaciones de
dar, por destrucción física o material de las cosas; en las de hacer, si la prestación es
legal o materialmente imposible y en las de no hacer por interpretación extensiva o
analógica de los casos anteriores.
3. El carácter objetivo de la imposibilidad: La imposibilidad ha de ser, en todo caso,
objetiva en lo que respecta al objeto de la relación obligatoria, a la prestación en sí
misma considerada. Por lo tanto, resultan intranscendentes las circunstancias
relativas a la persona del deudor, salvo en las obligaciones de hacer y las
personalísimas, cuando las circunstancias y condiciones del deudor formen parte del
contenido de la relación obligatoria.
4. Imposibilidad sobrevenida total y parcial: La imposibilidad total se da cuando es
absolutamente imposible el cumplimiento de la obligación y se encuentra regulada
por el CC. La imposibilidad parcial se da cuando no se puede cumplir parte de la
obligación. En este caso habrá que dejar la decisión en mano del acreedor, ya que no se
encuentra regulada en el CC.

La imposibilidad sobrevenida de la prestación sólo tendrá eficacia extintiva cuando el


consiguiente incumplimiento no sea imputable al deudor. Por tanto, no basta con el
advenimiento sobrevenido o subsiguiente de una circunstancia imposibilitadora de la
prestación, sino que es necesario que se den los siguientes supuestos:
1. Que no sea imputable al deudor.
2. Que se produzca con anterioridad a la eventual constitución en mora del deudor. En
caso de deudor moroso, responderá incluso del caso fortuito.
3. Que, en obligaciones de dar, la cosa sea específica o determinada. En estos casos, la
pérdida de la cosa ha de conllevar necesariamente la extinción de la obligación por
imposibilidad de cumplimiento, siempre y cuando la pérdida no se debiere a dolo,
culpa o mora del deudor. Si la obligación fuese genérica, el deudor queda obligado a
realizar la entrega mediante la consecución de una cosa que se corresponda con la
prestación debida, aunque tenga que buscarla fuera de su patrimonio.
4. Que la cosa específica no proceda de delito, ya que en tal caso no se eximirá al
deudor del pago de su precio, cualquiera que hubiese sido el motivo de la pérdida, a
menos que previamente hubiera realizado ofrecimiento de pago. En cualquier otro
caso, debe responder por su valor o precio.

6.3. La condonación o remisión de la deuda.

Condonar equivale a perdonar una deuda o renunciar a exigirla. Puede ser a mortis causa,
cuando el testador otorga el llamado legado de perdón liberando de la obligación al deudor,
o inter vivos, cuando ya se habla de condonación o remisión propiamente dicha.
En general, la unilateralidad de la condonación es aparentemente indiscutible: el acreedor
puede exigir el cumplimiento de la obligación al deudor o liberarlo del cumplimiento de la
obligación. No obstante, en algunos casos, la resistencia del deudor a aceptar la condonación
de la deuda trae consigo que no baste la voluntad del acreedor para dar por extinguida la
obligación. Por tanto la condonación se caracteriza por su bilateralidad, pese a que no sea
evidente, la voluntad remisiva del acreedor ha de verse acompañada por la aceptación o, al
menos, la falta de oposición del deudor.

En cuanto al régimen jurídico, la condonación se configura como un acto a título gratuito, sin
contraprestación alguna por parte del deudor. El CC estipula que toda condonación está
sometida a los preceptos que rigen las donaciones inoficiosas, que establecen que nadie podrá
condonar más de lo que pueda dar por testamento, siendo, por tanto, inoficiosa la
condonación en todo lo que exceda de esta medida.
En consecuencia, los límites de la condonación los establecen derechos de los legitimarios. El
acreedor puede condonar solamente los derechos que sean renunciables sin contrariar el
orden público ni perjudicar a terceros.
La condonación puede ser expresa, rigiéndose por las formas de la donación de los art. 632 y
633 CC; tácita, mediante cualquier actuación o hecho concluyente del acreedor, o presunta,
en los supuestos:
 El contemplado en el art. 1 188.1 CC, reforzado por la presunción iuris tantum: entrega
 del documento justificativo del crédito
 La obligación accesoria de prenda, cuando la cosa pignorada, después de entregada al
acreedor se halle en poder del deudor.

Según alcance de la condonación, puede ser total o parcial. En el caso de condonación parcial,
la relación obligatoria seguirá subsistiendo con el alcance, extensión y contenido que se
deriven de ella. En caso que la relación obligatoria contenga obligaciones principales y
accesorias, lo accesorio sigue a lo principal: la condonación de la principal extingue las
accesorias, mientras que la condonación de estas deja subsistente la primera.
6.4. La confusión.

Consiste en la coincidencia de sujeto activo y sujeto pasivo de una relación obligatoria en una
misma persona. Puede ser inter vivos: Eg. Cuando una empresa compra otra de la que era
acreedora, o morits causa: Eg. Cuando un individuo es heredero de su deudor.
En cuanto al régimen jurídico básico, hay ciertos datos fundamentales que tener en cuenta:
1. Aún siendo una misma persona acreedor y deudor, no se dará confusión en caso de
patrimonios separados por disposición legal.
2. En caso de existir obligaciones accesorias, la extinción de la obligación principal por
confusión conlleva la extinción de estas y no al revés.
3. En el supuesto de existir pluralidad de sujetos acreedores y deudores y producirse la
confusión parcial, deberán aplicarse las reglas propias de las obligaciones
mancomunadas y solidarias

6.5. La compensación.

Se trata de un modo de extinguir, en la cantidad concurrente, las obligaciones de aquellas


personas que por derecho propio son recíprocamente acreedoras y deudora la una de la otra.
La compensación encuentra amplia aplicación en las relaciones comerciales y bancarias. Como
es antieconómico realizar dos pagos, se consideran extinguidas las obligaciones en la cantidad
o valor concurrente.
La doctrina y jurisprudencia describen la compensación como pago abreviado, lo que pone
de relieve su fundamento: evitar el doble pago. Presenta los siguientes requisitos:
1. Que cada uno de los obligados lo esté principalmente y a su veaz sea acreedor
principal del otro.
2. Que ambas deudas consistan en una cantidad de dinero, o, siendo cosas fungibles,
sean de la misma especie y calidad.
3. Que ambas deudas estén vencidas.
4. Que sean liquidas y exigibles.
5. Que sobre ninguna de ellas haya retención.

Opera respecto de cualquier tipo de obligaciones, con la excepción de las deudas que
provengan de depósito y las de alimentos a título gratuito. Tiene carácter automatico: produce
la extinción aunque lo desconozcan las partes.

6.6. La novación.

Consiste en la extinción de la obligación para crear una nueva. Si es modificativa, la


alteración de la obligación primitiva no supone necesariamente su extinción, solo ocasionará
su modificación. Si es extintiva:
 Si recae sobre aspectos subjetivos de la obligación: Sustitución del acreedor o deudor
 por otra persona diferente con intención de extinguir la relación primitiva.
 Si recae sobre aspectos objetivos de la obligación: Modificación del objeto o de las
demás circustancias de la obligación.

Para que se dé, el animus variandi no puede dejar lugar a dudas, la voluntad debe ser común a
ambos sujetos de la obligación y la obligación primitiva debe ser válida. El efecto fundamental
es la extinción de la obligación primitiva y nacimiento de una nueva obligación.
En líneas generales, la obligación accesoria se extingue junto a la principal. Con respecto a
terceros, la accesoria subsistirá si beneficia a un tercero y se extinguirá si le perjudica.
TEMA 7: LA MODIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES.

7.1. Los diferentes tipos de modificaciones.

El derecho objetivo ha ido admitiendo progresivamente la posibilidad de introducir


alteraciones y modificaciones en la relación jurídica, sin que presuponga la extinción o su
sustitución por una nueva.
La modificación objetiva supone cambios en el objeto propiamente dicho o en aspectos
circunstanciales. La modificación subjetiva consiste en el cambio de deudor, con lo que habrá
trasmisión de la deuda, o de acreedor y trasmisión del crédito.

7.2. Los cambios del acreedor.

La transmisión de deuda o sustitución del deudor es admitida por los derechos actuales con
mayores recelos que la transmisión de crédito, ya que el interés del hacedor podría verse
truncado con facilidad si el cambio del deudor se pudiera realizar sin el consentimiento de
este. Por el contrario, la transmisión de crédito, como regla general, puede llevarse a cabo sin
necesidad de contar con el consentimiento del deudor, en cualquiera de sus formas: cesión del
crédito, subrogación en el crédito.

La cesión de crédito es una peración por la que se trasmite el Derecho de crédito de una
persona a otra en el derecho privado y tiene una extraordinaria importancia práctica. La
transmisibilidad de los derechos del crédito constituye un principio fundamental del derecho
patrimonial :y está recogido en el art. 1 112 CC: Todos los derechos adquiridos en virtud de una
obligación son transmisibles con sujeción a las leyes, si no se hubiese pactado lo contrario.

La cesión del crédito es una facultad del acreedor que puede ejercitar por sí mimo y por
propia iniciativa, con independencia de la voluntad del deudor, que puede saber y consentir,
saber y rechazar o ignorar. El nuevo acreedor sustituye al primitivo y la obligación sigue
siendo la misma.
Nuestro CC contempla la cesión de créditos como un capítulo más del contrato de
compraventa, pero pueden encontrar su causa también en actos de liberalidad típicos o con
finalidad solutoria. Eg. Pago de una obligación preexistente: dación en pago o pago por cesión
de bienes.

Como regla general rige el principio de transmisibilidad con sujeción a las leyes, si no se
hubiera pactado lo contrario de los derechos de crédito, pero quiebra en algunos supuestos
que conviene tener presentes:
1. Como el art. 1 112 CC tiene carácter dispositivo, puede ser derogada por las partes y
declararse intransmisibilidad en el título constitutivo de la obligación.
2. De forma general y por principio, son intransmisibles los derechos personalísimos
derivados de una relación obligatoria cualquiera.
3. De forma particular no pueden cederse créditos a ciertas categorías de personas que
tengan una especial relación con el cedente o ciertas funciones públicas en relación
con el crédito que se trate, como el derecho de alimentos, que la ley prohíbe su cesión
total o parcial.

La sustitución del acreedor originario, llamado cedente, por el nuevo acreedor o cesionario y
la permanencia del mismo deudor cedido plantea una serie de cuestiones que conviene
diseccionar:
1. Relación entre cedente y cesionario (nuevo acreedor y nuevo deudor): Salvo en
excepciones de intransmisibilidad, el acreedor puede libremente disponer de su
derecho a favor del cesionario. Por tanto, la validez de la cesión depende únicamente
de que cedente y cesionario lleven a cabo un negocio cualquiera. El contrato o negocio
de cesión puede realizarse eficazmente conforme al principio de libertad contractual,
aunque hay que precisar excepciones:
  Los que requieren especiales requisitos de forma: títulos, valores.
  Los que requieren escritura pública: Hipotecarios.
 Los que requieren la inscripción en Registro de la propiedad.

2. Relación entre deudor y cesionario: No es necesario el consentimiento del deudor
para que la cesión tenga lugar. El deudor no estará vinculado al nuevo acreedor hasta
que no llegue a tener conocimiento de la cesión. Si cumple antes de tener
conocimiento, queda liberado. El deudor puede enfrentarse a la cesión en muy
diferentes situaciónes
a) Cuando no la haya conocido: Puede oponer al cesionario la compensación de los
créditos que tuviera frente al cedente con anterioridad e incluso de los posteriores
hasta que hubiese tenido consentimiento.

b) Cuando la haya conocido pero se haya opuesto a ella: Puede oponer al cesionario
la compensación de los créditos que tuviera con anterioridad a la cesión, pero no
los posteriores.
c) Cuando la haya consentido: No puede oponer al cesionario compensación alguna
frente al cesionario.

1. Responsabilidad del cedente frente al cesionario:


a) En la cesión a título gratuito el cedente no tiene por qué garantizar el crédito, ni
la existencia y validez del mismo, ni la solvencia del deudor.
b) En la cesión a título oneroso el CC distingue entre:
 Cedente de mala fe: Quien transmite conscientemente un crédito que
sabe prescrito, o conoce la próxima suspensión de pagos del deudor o se
apresura a enajenar los créditos que tiene contra él. Responde siempre del
pago de todos los gastos realizados por el cesionario y de los daños y
perjuicios que la falta de cumplimiento por el deudor, incluida la
 insolvencia, que le haya ocasionado.
 Cedente de buena fe: Solo responde de la existencia y legitimidad del
crédito al tiempo de la venta o la cesión, pero no de la solvencia del
deudor. No obstante, se le aplica una responsabilidad atenuada cuando
cede el crédito como dudoso o de dudoso cobro no respondiendo ni de
 existencia ni de legitimidad del crédito.
Se le aplica una responsabilidad agravada, respondiendo incluso de
solvencia del deudor, cuando la insolvencia del deudor fuese anterior o
publica o así se pacte expresamente.

En cuanto a los efectos, dado que la cesión de crédito es generalmente una novación
modificativa de la obligación preexistente, subsiste conforme a su estado anterior: el
cesionario en la misma posición en que se encontraba el cedente, con las mismas garantías y
derechos accesorios inherentes al crédito ordinario. El CC no se refiere a para nada al valor
nominal del crédito, pero conviene subrayar que el cesionario puede reclamar al deudor el
importe íntegro del crédito aunque lo haya adquirido a título oneroso por precio menor.
7.3. La subrogación del crédito y el pago on subrogación.

Subrogarse significa suceder a otra persona en una determinada posición jurídica.


Subrogarse en el crédito significa asumir la posición activa de la relación jurídica, o sea, el
derecho de crédito. En el CC la subrogación puede encontrar su origen en la ley, como es el
caso de la subrogación legal, o en el acuerdo de las partes o subrogación convencional.
 La subrogación convencional existe en los supuestos de pago del tercero,
conocido por el deudor, en los que además, el solvens y el acreedor llegan a tal
acuerdo. Tiene que establecerse con claridad y realizarse con consentimiento del
 deudor.
  En cuanto a la subrogación legal, se presumirá que hay subrogación:
a) Cuando el acreedor pague a otro acreedor preferente. Será acrredor preferente

 que tenga derecho a anteponerse a otro en el cobro de una deuda.
b) Cuando un tercero no interesado pague con aprobación expresa o tácita del

 deudor.
c) Cuando pague el que tenga interés en el cumplimiento de la obligación, por

 ejemplo en los casos de deudores solidarios.

Tiene como efecto el mantenimiento del crédito tal y como se encontraba en el patrimonio del

 acreedor. Los derechos o facultades de carácter accesorio siguen la suerte del crédito, que se
trasmite por el mismo importe nominal que originalmente tuviera

7.4. Los cambios de deudor: La transmisión de deudas.

Significa la sustitución del deudor primitivo por un nuevo deudor sin que suponga la extinción
de la obligación, solo su modificación.
En este caso el consentimiento del acreedor es de gran importancia, puesto que para él no es
diferente la persona de deudor. A diferencia de lo que ocurre en la cesión de créditos, las
obligaciones accesorias se extinguen, salvo que afecten a terceros que no hubieran prestado
su consentimiento.
EL CC no regula expresa y sistemáticamente la trasmisión de deuda. Como consecuencia del
contrato de asunción de la deuda puede resultar:
 Expromisión: Consiste en un pacto entre el acreedor y un tercero, nuevo deudor, que
se sitúa como sujeto pasivo de la relación obligatoria, liberando de la obligación al
 primitivo deudor.
 Delegación: Consiste en un acuerdo entre el deudor primitivo y el nuevo deudor, que
se coloca en posición de sujeto pasivo de la obligación, liberando de la obligación al
deudor originario. Requiere también del consentimiento del acreedor, solo que este
puede prestarse a posterior, de forma tácita o expresa.

7.5. La cesión del contrato.

Además del crédito puede ser objeto de trasmisión la posición contractual que una persona
ocupe en un determinado contrato. Es frecuente en la práctica comercial y no está regulado en
el CC, pero es admisible según la jurisprudencia.
Debe tratarse de contratos bilaterales, cuyas prestaciones no hayan sido totalmente
ejecutadas y es determinante que la otra persona acceda a la cesión para que esta sea eficaz.
Conlleva la liberación del cedente, que ya no está obligado respecto de contratante cedido. En
la práctica es frecuente que en forma subsidiaria, el cedente quede obligado a responder
durante cierto tiempo en caso de que el cesionario incumpla las obligaciones.
TEMA 8: LAS GARANTÍAS Y PROTECCIÓN DEL CRÉDITO.

8.1. Las garantías en general.

El deudor de cualquier obligación responde con todos sus bienes, presentes y futuros, en caso
de que no la cumpla voluntariamente, otorgando al acreedor la posibilidad de agredir el
patrimonio del deudor para conseguir el cumplimiento forzoso de obligación, in natura o por
equivalente, y además la indemnización por los daños y perjuicios sufridos.

Las garantías son procedimientos y mecanismos establecidos por la ley o por convenio a los
que puede acudir el acreedor para asegurarse la satisfacción del derecho de crédito.
Los modos generales de garantía, dirigidos a la protección y defensa de los créditos son la
responsabilidad patrimonial universal, por la que el deudor responde con sus bienes
presentes y futuros, y la ejecución forzosa.
Los modos específicos de garantía, dirigidos al aseguramiento del derecho de crédito son:
1. Garantías personales: Se exige al deudor que otras personas asuman la deuda

 subsidiariamente , añadiendo a su patrimonio el de un tercero:
 Fianza: una persona se obliga al cumplimiento de una obligación de otra 
 persona en
 caso de que ésta no la satisfaga ( se coloca en posición del deudor)
 Aval: Una fianza de carácter solidario que se recoge en las letras de cambio y 
 se
presentan cuando el cobro es disentido.
2. Derechos reales de garantía ( dirigidos al aseguramiento del derecho de crédito):
 Prenda: se entrega la posesión de una cosa para garantizar el cumplimiento de la
 obligación. Debe solicitar al juez que se venda ese bien para satisfacer la deuda.
 Hipoteca: Entrega de un bien inmueble al acreedor como garantía de satisfacción de
la deuda. No hay desplazamiento posesorio y es necesario un escritura pública.

8.2. El derecho de retención.

Consiste en un mecanismo preventivo y coactivo que trata de inducir al deudor al


cumplimiento de la obligación. Por lo tanto, no es un derecho subjetivo autónomo, sino una
facultad que legalmente se atribuye en ciertos casos al acreedor para conservar bajo su poder
y posesión una cosa que está obligado a restituir a quien se la entregó, sea o no propietario,
mientras que no cumpla con su deuda.
Eg. Cuando en los talleres de reparación dicen que los artículos reparados no pueden ser
retirados hasta que no se haya abonado el servicio. Así, el profesional retiene el objeto que es
propiedad del cliente para obligarle a pagar, de tal manera que si nunca paga la reparación,
nunca le será devuelto. Una vez abonado el precio, el profesional está obligado a restituir el
objeto a quien lo entregó para su reparación.
Por ello, es una facultad inseparable del derecho de crédito cuya exigencia y cumplimiento
garantiza o asegura y que, consecuentemente, constituye un mero agregado accesorio que al
mismo tiempo es inescindible. Por este motivo no puede transmitirse ni enajenarse
aisladamente del crédito que asegura.
El derecho de retención, en sí mismo, no garantiza una especial responsabilidad del deudor en
caso de incumplimiento, como en el caso de las arras o la cláusula penal, sino que consiste en
una medida disuasoria del posible o eventual incumplimiento.
El CC no lo regula de manera unitaria y sistemática ni lo establece como facultad
generalmente reconocida, pero contempla los siguientes supuestos legales:
1. La retención de la cosa mueble o inmueble por el poseedor de buena fe, en tanto no le
sean abonados los gastos necesarios, el precio de adquisición o la cantidad prestada al
transmitente de la posesión.
2. La retención de la cosa usufructuada mueble o inmueble a favor del usufructuario
cuando este haya atendido a la realización de reparaciones extraordinarias, que, en
principio, son a cargo del propietario.
3. El derecho de retención otorgado a quién haya ejecutado una obra en cosa mueble
mientras no le sea abonada.
4. La facultad de retener en prenda correspondiente a mandatarios y depositarios en
tanto no se les abone cuanto se les deba a causa del mandato o depósito.
5. El derecho de retención otorgado al acreedor pignoraticio, extensible a la hipótesis de
que el deudor contraiga una segunda deuda antes de haber pagado la primera.

Estos casos son los más claros por otorgarlo expresa y directamente la ley, pero son los únicos
posibles ya que, el CC remite a las normas de otras instituciones en cuyo régimen jurídico el
derecho de retención es un componente más. Cuestión diferente es proponer la aplicación
analógica de la materia, pues dada la inexistencia de una regulación general del derecho de
retención, excluye tanto la analogía legis cuanto la analogía iuris.
Por otro lado, pese a su origen legal, no está excluido del ámbito de la autonomía privada, por
lo que puede ser establecido por voluntad de los particulares como una cláusula concreta del
contrato.
Tiene como efectos dilatar la entrega, restitución o devolución de una cosa mientras quien
tiene el derecho a reclamarla no cumpla con la obligación que le atañe con respecto al
acreedor.
Se discute si tiene eficacia erga omnes o solo frente al acreedor. En los supuestos de origen
convencional no hay eficacia erga omnes. En los supuestos de origen legal hay que atender a la
regulación específica del supuesto y a la naturaleza mobiliaria o inmobiliaria. En general, se
niega la eficacia erga omnes.

8.3. La cláusula penal.

Se utiliza el nombre de cláusula penal para designar lo que técnicamente se denomina pena
convencional o multa convencional, por estar incluida una cláusula de los contratos. Se puede
definir la pena convencional como aquella prestación que el deudor en el contrato se
compromete a satisfacer al acreedor para el caso de incumplimiento o de cumplimiento
defectuoso o retrasado de la obligación principal.
Constituye, por tanto, una garantía o medio de presión del cumplimiento de la obligación
principal mediante la imposición al deudor de una sanción, con lo que se refuerza el vínculo
obligacional y estimula el cumplimiento normal del contrato. Además, facilita la exigibilidad
del crédito al hacer innecesaria la prueba de la existencia de los daños y perjuicios y su
cuantía.

La prestación, pena o sanción consiste casi siempre en la entrega de una suma de dinero.
Puede consistir en el pago de una cantidad de una sola vez o varias en repetidas veces o que se
quede el acreedor con la parte del precio ya recibida del deudor o solo con una parte de el. No
hay otra limitación que la establecida en general por el ordenamiento jurídico para la
contratación. Pueden clasificarse de la siguiente forma:
1. La pena sustitutiva o compensatoria: Se habla de pena sustitutiva o compensatoria
cuando las partes valoran anticipadamente los posibles daños y perjuicios que el
incumplimiento de la obligación puede acarrear al acreedor. La cuantificación prevista
no tiene por qué guardar correlación alguna con los futuros y eventuales daños y
perjuicios. Su finalidad es disuadir al deudor del incumplimiento y que en tal caso, el
acreedor se vea resarcido sin tener que demostrar los daños.
2. La pena cumulativa: En determinados supuestos, es posible que el acreedor, una vez
incumplida la obligación, reclame simultáneamente la pena fijada por las partes y el
cumplimiento de la obligación. El CC requiere que la naturaleza cumulativa de la
cláusula penal haya sido claramente otorgada, pese a ello, no es necesario que la pena
cumulativa haya sido objeto de contemplación expresa en el contrato o de una
mención concreta en su clausulado, pues en muchos casos puede deducirse de la
propia obligación personal. En caso de que el carácter cumulativo no se desprenda
claramente de la relación obligatoria, primará el carácter sustitutivo de la cláusula
penal.
3. La pena penitencial: El CC reconoce la posibilidad de que se fije una pena o multa
para permitir a una de las partes desentenderse de la relación obligatoria constituida.
Desempeña una función contraria a la finalidad propia de la cláusula penal: En vez de
estimular al cumplimiento de la obligación, permite al deudor liberarse de la
obligación constituida mediante el abono de la pena.
La multa penitencial constituye un supuesto concreto de obligación con cláusula
facultativa que no agrava la responsabilidad del deudor en caso de incumplimiento,
sino que le permite dejar de cumplir la obligación principal o garantizada,
sustituyéndola por la prestación de la pena.

Si las partes han fijado una pena determinada pensando en un incumplimiento total,
cuantificandola en función de esa hipótesis, es lógico que en caso de cumplimiento parcial o
irregular la intención de las partes no sea que el deudor deba íntegramente la pena sino en
proporción al cumplimiento parcial o irregular efectuado.
El CC establece que el juez o tribunal modificará equitativamente la pena cuando se hubiese
pactado para el caso de un incumplimiento total y haya habido un cumplimiento parcial o
irregular por parte del deudor de la obligación principal. Esta facultad moderadora judicial
entrará en juego siempre que el cumplimiento parcial o defectuoso no haya sido precisamente
el supuesto pactado para la efectiva aplicación de la pena, en cuyo caso, se aplicará lisa y
llanamente lo dispuesto en la cláusula penal, sin posibilidad de su moderación por el juez,
salvo casos extraordinarios.

Es una obligación accesoria cuya existencia y dinámica dependen de a obligación principal,


por tanto, si la obligación principal es nula, la cláusula penal también lo será. Sigue la suerte
de la principal en caso de novación meramente modificativa.
Es una obligación subsidiaria, en cuanto solo es exigible en caso de incumplimiento de la
principal. Si la principal es cumplida, la pena queda automáticamente extinguida. Es exigible
solo cuando el incumplimiento sea imputable al deudor, no cuando se trate de caso fortuito o
fuerza mayor.

8.4. Las arras o señal.

La existencia de las arras equivale a la entrega de una cantidad de dinero o cosa fungible a
modo de señal o parte del precio, realizada por uno de los contratantes y dirigida a reforzar de
algún modo la existencia del contrato o a constituir un principio de ejecución del mismo.
Se celebran en el momento de la celebración del contrato y tienen orgine voluntario. Nuestro
CC no se ocupa en absoluto de ellas, pero existen las siguientes clases, según su función:
1. Arras confirmatorias: La entrega se hace a modo de señal o parte del precio, dirigida
a reforzar la existencia del contrato o a constituir un principio de ejecución del mismo.
Su entrega desempeña básicamente un papel probatorio de la celebración de un
contrato. En caso de cumplimiento, operarán como cantidad a cuenta del precio. En
caso de incumplimiento, siguen desempeñando una cantidad a cuenta del precio o de
la posible indemnización de los daños y perjuicios. Se diferencian de la pena
sustitutiva en que no excluyen la fijación de la posible indemnización y se entregan
con anterioridad al incumplimiento.
2. Arras penitenciales o de desistimiento: Consisten en la entrega de una cantidad de
dinero por uno de los contratantes, pero en el entendido de que cualquiera de las
partes puede desistir del contrato, perdiendo las arras el que las haya entregado o
devolviendo el doble el que las haya recibido. No presentan estímulo alguno para el
cumplimiento ni constituyen garantía contra el incumplimiento. Pueden identificarse
con el precio del posible desistimiento.
3. Arras penales: Cuando la entrega de la cantidad de dinero tenga por objeto definir el
quatum indemnizatorio, que retendrá quien las haya recibido en caso de
incumplimiento. En caso de cumplimiento operan el mismo modo que las
confirmatorias como parte del precio y en caso de desistimiento operan de forma
similar que la pena sustitutiva, discutiéndose si es el máximo o el mínimo de la
indemnización.

En la práctica se observa una supremacía de las confirmatorias, siendo las penales las más
raras y escasas. Las diferencias entre las confirmatorias y las penitenciales producen
problemas en la práctica y el TS se pronuncia a favor de las primeras.

8.5. La protección general del derecho de crédito.

La responsabilidad patrimonial universal consiste en que el deudor responde del


cumplimiento con todos sus bienes presentes y futuros. Es un medio general de protección
que se encuentra presente en todas las obligaciones. Es una responsabilidad personal del
deudor, aunque lo que queda sujeto es su patrimonio y es una responsabilidad
exclusivamente patrimonial, ya que responde con sus bienes y no con su persona.
Se denomina universal porque abarca todo el patrimonio, cualquiera de sus elementos, del
deudor el que se encuentra afectado, aunque se señala que le debe dejar bienes suficientes
para su existencia. Si el patrimonio es insuficiente, se proyecta en el futuro.
Debe existir una obligación cuyo incumplimiento sea imputable al deudor y haberse
producido un perjuicio al acreedor. Cuando se den estos supuestos, se podrá dirigir contra el
deudor a través de la vía de apremio: primero la entrega den los bienes y derechos del deudor
y después la realización de los bienes embargados mediante subasta judicial o convenio.

Los acreedores después de haber perseguido los bienes de los que esté en posesión el deudor
para realizar cuanto se les debe, pueden ejercitar todos los derechos y acciones de éste con el
mismo fin, exceptuando los que sean inherentes a su persona.

La acción subrogatoria es la facultad que se concede al acreedor para ejercitar derechos del
deudor en su propio beneficio, cuando no tenga otro medio de hacer efectivo su crédito. Tiene
como finalidad evitar el perjuicio que la omisión del deudor pueda causar a sus acreedores.
Es subsidiaria, primero debe perseguir los bienes del deudor y ante la insuficiencia de los
mismos, puede ejercitar esta acción. Por este motivo, es poco operativa en la práctica. Se
exceptúan los derechos inherentes a la persona del deudor y debe ser coherente con la
finalidad de la acción: respetar el patrimonio del deudor.

La acción directa es la facultad que el OJ concede al acreedor para reclamar al deudor el


cumplimiento de la obligación, sin necesidad de que lo obtenido pase por el patrimonio del
deudor. El acreedor cobra directamente del deudor de su deudor, pasando la prestación a su
patrimonio, de ahí la denominación. No se atribuye la acción directa al acreedor con carácter
general, sino de forma excepcional en supuestos concretos. Eg. operarios de una obra contra el
contratista, el arrendador frente al subarrendatario.
Por otra parte, la acción revocatoria tiene como finalidad privar de eficacia los actos de
enajenación fraudulentos realizados por el deudor. Es subsidiaria, solo puede ejercitarse
cuando el acreedor no cuente con otro medio para satisfacer su crédito. Se requiere la acción
fraudulenta del deudor y que se haya producido un perjuicio para los acreedores. Se
presumirá siempre que la enajenación se produce a título gratuito y, cuando es oneroso, si ha
habido sentencia condenatoria o mandato de embargo con anterioridad. Tiene como efectos
dejar sin validez los actos de enajenación fraudulentos, si hay terceros de buena fe y es a título
oneroso, no se podrá revocar, por lo que el deudor fraudulento deberá indemnizar. Si es de
mala fe, queda obligado a devolver el bien o a indemnizar al acreedor.

8.6. La concurrencia y prelación de créditos.

Por el principio par conditio creditorum, en caso de pluralidad de acreedores, todos ellos
tienen igual derecho a la satisfacción de su crédito y por tanto, en caso de ejecución, si el
patrimonio del deudor es insuficiente para hacer frente a sus obligaciones, este se prorratea
entre los créditos.
En el art. 1 921 CC se realiza una graduación entre los créditos. En estos artículos se clasifican
los créditos de acuerdo al orden en que deben ser satisfechos.
1. La preferencia privilegiaria: Algunos créditos se declaran preferentes por existir un
privilegio en sentido técnico. Privilegio es una cualidad especial del crédito,
legalmente atribuida, por la cual tiene preferencia. Con la codificación y el principio de
igualdad ante la ley desaparecen los privilegios personales y solo quedan algunos
causales.
2. La preferencia real: El carácter preferente deriva de la existencia de garantías reales
como la prenda o la hipoteca. En estos supuestos, la preferencia no la reconoce la ley al
crédito sino al derecho accesorio de garantía que lo asegura.
3. La preferencia documental: También poseen preferencia los créditos que, sin ser
privilegiados ni estar garantizados por derechos reales, constan en escritura pública o
se han reconocido por sentencia firme.
4. Créditos comunes o no preferentes: Los no comprendidos en los apartados
anteriores no gozan de preferencia.

Prelación quiere decir antelación o preferencia de una cosa respecto a otra. En cuanto al
orden de prelación, entre créditos de preferencia privilegiada o real es indiferente. Las de
preferencia documental son siempre de menor grados que las anteriores. Las especiales, que
recaen sobre bienes muebles e inmuebles, tienen preferencia sobre las generales, que recaen
sobre el patrimonio del deudor. En caso de concurrencia de créditos en una misma categoría
se seguirá el criterio de antigüedad, prevaleciendo los más antiguos sobre los más recientes
TEMA 9: LOS CUASICONTRATOS Y EL ENRIQUECIMIENTO INJUSTO.

9.1. La categoría de los cuasicontratos.

Según el CC, son cuasicontratos los hechos lícitos y puramente voluntarios, de los que
resulta obligado su autor para con un tercero y a veces una obligación recíproca entre los
interesados". Algunas notas relevantes que resaltar sobre los llamados cuasicontratos son:
1. Se trata de hechos lícitos, frente a los hechos o actos ilícitos que originan la
responsabilidad extracontractual.
2. Son voluntarios, es decir, actos jurídicos llevados a cabo por el sujeto sin tener
obligación alguna de realizarlos.
3. Son fuente de las obligaciones, y es indiferente que resulte solo obligado el que los
realiza o también cualquier persona afectada por el supuesto de hecho.
El CC identifica como cuasicontratos la gestión de negocios ajenos y el cobro de lo indebido.
Son dos figuras que poco tienen en común por lo que la categoría carece de fundamento.

9.2. La gestión de negocios sin mandato.

La gestión de negocios es el cuasicontrato que consiste en que una persona sin mandato y sin
estar obligada a ello se encargue de un asunto de otro, debiendo obrar conforme a lo intereses
del dueño del negocio. En otras palabras, cuando una persona, mediante una intervención de
carácter voluntario y sin autorización alguna del interesado asume la carga de adoptar
decisiones respecto de los asuntos del otro. Existen dos sujetos: el gestor y el dueño del
negocio, el dominus.
La actuación debe ser voluntaria, espontánea, lícita, últil y desinteresada. Presenta el
siguiente régimen jurídico:
1. Obligaciones del gestor: Nacen desde el momento en el que se introduce en la esfera ajena.
En caso de pluralidad de sujetos, se impone la responsabilidad solidaria.
a) Está obligado a continuar su gestión hasta el término del asunto y sus
incidencias, o a requerir al interesado para que le sustituya en la gestión, si se hallase
en estado de poder hacerlo por sí.
b) Debe guardar la diligencia de un buen padre de familia.
c) Responsabilidad: debe indemnizar los daños y perjuicios que por su culpa causen
un daño al dueño. La responsabilidad será agravada cuando realice operaciones
arriesgadas que el dueño no tuviera costumbre de hacer y cuando posponga el interés
del dueño al lucro propio. Responderá por delegación, sin perjuicio de la
responsabilidad de los actos directos.
2. . Obligaciones del dominus:
a) La ratificación, dar por buena la gestión realizada y asumir las consecuencias de
las misma. Puede ser expresa o tácita y produce los mismo efectos que el mandato
expreso: supone la conversión de un cuasicontrato en un verdadero mandato.
b) Será responsable de las obligaciones contraídas en su interés, e indemnizará al
gestor por los gastos realizados y los perjuicios.
c) La gestión precautoria: Tiene como fundamento evitar un daño inminente y
manifiesto, por lo que el dueño debe hacerse responsable de las obligaciones
contraídas y de la indemnización
9.3. El cobro o pago de lo indebido.

Se produce cuando se percibe alguna cosa que no había derecho a cobrar y que por error ha
sido indebidamente entregada.
Para que se de, deben reunirse los siguientes requisitos:
 Realizacion del pago con animus solvendi, es decir, creyendo que se cumple la
 obligación.
  Inexistencia de la obligación:
a) Pago indebido objetivo: El solvens no tiene obligación alguna
b) Pago indebido subjetivo: La obligación existe pero es llevada a cabo a favor de 

quien no es acreedor o por quien no es deudor. Con las excepciones del pago al
acreedor aparante, el pago al mandatario después de haber sido revocado y el pago
realizado por quien no es deudor, pero que extingue al verdadero deudor.

En caso de error del solvens, la carga de la prueba le corresponde a él mismo, y según haya
buena o mala fe, el alcance será distinto: El acreedor de buena fe deberá restituir la cosa
cierta y determinada, y solo responderá por las desmejoras o pérdidas. Si se hubiera
enajenado, restituirá el precio y si la obligación era genérica restituirá otro tanto. Por otro
lado, el acreedor de mala fe: deberá devolver intereses si era una cantidad de dinero, los
frutos si era una cosa fructífera y responder de la perdida o deterioro incluido el caso fortuito.

9.4. El enriquecimiento injusto.

Tiene lugar como consecuencia de ciertos hechos que, sin ser ilícitos, pueden llegar a provocar
un enriquecimiento injustificado de una persona a costa del correlativo empobrecimiento de
otra.
El concepto de enriquecimiento puede identificarse con cualquier acto o hecho que genera un
incremento patrimonial para el enriquecido, o lo que es lo mismo, un aumento del valor de su
patrimonio. El término injusto hace referencia de que no existe hecho, acto o situación alguna
que justifique el desplazamiento patrimonial.
En contraprestación, para hablar de enriquecimiento injusto tiene que existir
empobrecimiento, que no tiene por que ser disminución de su patrimonio, sino que basta con
que sea la falta de incremento del patrimonio para hablar de empobrecimiento. Por lo tanto,
basta con que se evite una disminución del patrimonio para que se dé.
Eg. Una filtración de agua de una vivienda produce daños en una viviendas colindantes. El
propietario de la vivienda repara todos los daños ocasionados en dicha vivienda. A pesar de ello
el propietario de la vivienda colindante da parte a su seguro reclamando una indemnización, ya
que este cubría ese tipo de daños. En este caso, el propietario de la vivienda colindante que ha
sufrido los daños por filtración de agua se ha enriquecido injustamente, ya que ha recibido una
indemnización por su seguro a pesar de que los daños ya habían sido reparados.

Tiene como efecos la obligación de restituir: el empobrecido reclamará al enriquecido los


bienes que se hayan podido incorporar a su patrimonio o una cifra pecuniaria. En cuanto a la
cuantía, la jurisprudencia señala que el ejercicio de la acción tiene por objeto reclamar el
beneficio efectivamente conseguido por el enriquecido, que guarde relación con el
empobrecimiento del sujeto pasivo. Cuando exista pluralidad de sujetos, habrá
responsabilidad solidaria.
Se consigue mediante la acción de enriquecimiento injusto es personal, prescribe a los 15 años
y tiene carácter subsidiario, solo podrá reclamarse por esta vía si no existe otra retención 

autónoma.
TEMA 10: RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL.

10.1. Los actos ilícitos como fuente de las obligaciones.

Las obligaciones también nacen de actos y omisiones ilícitos o en los que intervengan
cualquier género de culpa o negligencia. Esto tiene como fundamento el principio general
neminem ladeare, por el que cualquier acto ilícito que ocasione un daño cualquiera a otro
conlleva el nacimiento de la obligación de reparar o indemnizar dicho daño.
Para referirse a esa regla general que conecta el daño a la responsabilidad se utilizan los
términos de responsabilidad extracontractual y responsabilidad aquiliana.
Mientras que la responsabilidad contractual emana de un incumplimiento cuyos
protagonistas son personas que antes se encontraban relacionadas entre sí, la
extracontractual deriva de la realización de un acto ilícito que, a su vez, causa daño a otra
persona o a la esfera jurídica propia de otra persona, y sus protagonistas son, por principio,
extrañas la una a la otra; no existe relación entre ellas.
La separación entre ambas es importante en el momento genético de la obligación, pero es
intrascendente con posterioridad: Una vez nacida la obligación de reparar, se le aplicarán las
reglas y principios de la teoría general de las obligaciones.

La doctrina coincide en que mejor que hablar de responsabilidad civil se debería construir
una teoría general del denominado derecho de daños, como sector autónomo del OJ. Derecho
de daños es la traducción literal de la expresión anglosajona law of torts, que engloba el
tratamiento general de la jurisprudencia sobre los distintos supuestos de responsabilidad
extracontractual. Sin embargo, poco o nada añaden a la cuestión, que consiste en el estudio de
un subsector del derecho privado patrimonial.

10.2. Responsabilidad civil y responsabilidad penal.

En muchas ocasiones, a la responsabilidad extracontractual se le denomina responsabilidad


civil para contraponerla a la responsabilidad penal por delitos y faltas.
El CC establece que las obligaciones civiles que nazcan de los delitos o faltas se regirán por las
disposiciones del CP y la responsabilidad extracontractual derivada de los actos u omisiones
en que intervenga culpa o negligencia no penadas por la ley se regularán por los art. 1 902 CC
y siguientes. En cualquier caso, la responsabilidad civil puede ser accesoria de la penal.

Sin embargo, esto requiere ciertas precisiones:


1. En el caso de que el proceso penal culmine mediante sentencia condenatoria: La
sentencia deberá pronunciarse de forma inexcusable sobre la responsabilidad civil
dimanante del ilícito penal, salvo si el querellante se reservó el posterior ejercicio de la
acción civil a efectos de la reparación del daño producido.
2. Si el proceso penal termina mediante sentencia absolutoria: Desde el momento en
que la sentencia se hace firme comienza a correr el plazo de prescripción de la posible
acción civil de resarcimiento de los daños sufridos por el perjudicado.
3. Cuando la causa penal es objeto de sobreseimiento: Es pertinente el posterior ejercicio
de la acción civil, porque el juez civil tiene total competencia para el conocimiento de
los hechos, según establece la jurisprudencia del TS.
4. El perjudicado por el delito puede ejercitar la acción penal y reservarse las acciones
civiles para, en un momento posterior, reclamar la reparación por responsabilidad
extracontractual por la vía civil. Sin embargo, esta reserva de la acción civil debe
plantearse en la propia querella, y supondrá una dilación en la reparación del daño.
La sentencia penal, pues, no genera non bis in idem respecto de la responsabilidad civil, ni la
inexistencia de ilícito penal implica la inexistencia de responsabilidad extracontractual que, a
continuación puede ser exigida por la victima del daño. Ni siquiera los hechos probados en el
proceso penal perjudican de forma irresoluble a la víctima.

Conforme a la Ley Orgánica 5/2000, reguladora de la responsabilidad penal de los menores,


cabe exigir la responsabilidad de las personas entre catorce y dieciocho años por la comisión
de hechos tipificados como delitos en el CP o las leyes penales especiales.
La acción para exigirla en el procedimiento regulado por esta ley se ejercitará por el
Ministerio Fiscal, salvo que el perjudicado renuncie a ella, la ejercite por sí mismo o se la
reserve para ejercitarla ante el órgano jurisdiccional civil.
Existiendo responsabilidad penal en dicha franja de edad, en la mayor parte de los casos se
derivará la consiguiente responsabilidad civil, a la que también hace referencia la LO 5/2000.
El responsable penal menor de edad implica a sus representantes legales en la consiguiente
responsabilidad civil, a los que la LO 5/2000 condena a asumir solidaria y objetivamente la
posición de responsables: Padres, tutores, acogedores y guardadores legales o de hecho, por
este orden. Cuando estos no hubieran favorecido la conducta del menor con dolo o negligencia
grave, su responsabilidad podrá ser moderada por el juez según los casos.

10.3. Sistemas de responsabilidad extracontractual.

Como ya se expuso, el art. 1 902 CC estipula que el que por acción u omisión causa daño a otro,
interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado. Por regla general,
impone un sistema de responsabilidad subjetiva o por culpa. Los presupuestos necesarios
para que exista responsabilidad extracontractual son la acción u omisión culposa del agente y
el daño a un tercero. Otras disposiciones normativas e incluso algunos artículos del CC
establecen un sistema de responsabilidad objetiva. La obligación de reparar se genera por la
relación de causalidad entre la actuación del agente y el daño producido, independientemente
de culpa del agente. Los supuestos de responsabilidad objetiva cada día asumen mayor
frecuencia e importancia. Su trascendencia es tal que hoy día la responsabilidad objetiva
constituye la regla general y, por el contrario, la responsabilidad subjetiva o culposa sería la
excepción. A este respecto, se distinguen tres clases de responsabilidad extracontractual: Por
hechos propios, por hechos ajenos y objetiva o sin culpa.

10.4. Responsabilildad subjetiva por hechos propios.

Deben darse los siguientes presupuestos objetivos:


1. Acción u omisión dañosa: También denominada culpa in comittendo y culpa
inomittendo, porque consiste en una acción u omisión consciente o involuntaria que
cause daño a un tercero.
2. Ilicitud o antijuridicidad: La acción u omisión dañosa debe ser contraria al derecho
salvo en casos en los que concurran legítima defensa, estado de necesidad,
consentimiento o culpa exclusiva de la víctima o ejercicio de un derecho no abusivo.
3. Daño efectivo, físico o moral: Es un presupuesto exigido por el CC y reiterada
jurisprudencia. La prueba corresponde al demandante, que coincide normalmente con
la víctima salvo en caso de fallecimiento. Debe ser real, cierto y existente, aunque la
sentencia liquidadora puede tener en cuenta también los daños futuros si pueden
cuantificarse y constituyen una derivación inevitable, directa y cierta del daño ya
acaecido.
En el caso particular de los daños morales, se definen como aquellos que afectan a los bienes
o derechos inmateriales de las personas. Eg. Libertad, salud, honor.
Son extraños a la noción de patrimonio y no repercuten, al menos de modo inmediato, sobre
este. La jurisprudencia admite desde hace bastante tiempo que todo daño material o moral,
siempre que sea real y demostrado, da lugar a reparación. También la legislación ha acogido
el concepto de daño moral como indemnizable.
Se considera al daño moral diferente al daño material porque uno es resarcible y el otro
compensable. Respecto a la cuantía, hay que estar al criterio del juzgador, pues no existe
previsión normativa que englobe los múltiples supuestos de hecho.

Por otra parte, el presupuesto subjetivo es la culpa o negligencia.

La culpa o negligencia: Previstas en el CC y consagradas reiteradamente por la


jurisprudencia. El daño causado debe ser atribuible al agente, bien porque tuviera la intención
de causar el daño, o bien porque pudiendo y debiendo prever las consecuencias dañosas de su
conducta, no lo hizo por negligencia inexcusable. Los requisitos básicos de la culpabilidad son:

1. La imputabilidad del autor del daño. Es necesario que la acción u omisión causante
del daño sea atribuible a una determinada persona. Sin embargo, a diferencia del
derecho penal, no es exigible la imputabilidad para que exista responsabiliad civil.
Esto quiere decir que la responsabilidad civil persiste a pesar de que concurran causas
de inimputablidad en el agente. Los menores de 18 años o quienes sufran anomalías o
alteraciones psíquicas persistente o transitoriamente, son inimputables, pero habrán
de responder civilmente por el daño causado.
La exigencia de responsabilidad en estos casos recae en quienes los tengan bajo su
potestad o guarda legal o de hecho; siempre que haya mediado culpa o negligencia por
su parte y sin perjuicio de la responsabilidad civil directa que pudiera corresponder a
los imputables. El ebrio y el intoxicado responderán por sí mismos. En el supuesto de
estado de necesidad, serán responsables civiles directos las personas en cuyo favor
se haya precavido el mal. En los menores, opera lo establecido en la LO 5/2000.

2. La conducta dolosa o culposa por parte del agente. Se exige que el sujeto tenga
conocimiento y voluntad del hecho ilícito realizado. En cuanto a la graduación de la
culpa, no tiene interés en la responsabilidad extracontractual, el autor responde
siempre del daño, independientemente del grado de la falta de diligencia. Por lo tanto,
la conducta culposa debe ser interpretada en sentido amplio o genérico, que acoge la
culpa en sentido estricto y el dolo. El dolo se identifica con la conducta deliberada y
consciente dirigida a producir daño a otro, de mayor gravedad.
Inicialmente, la necesidad de la prueba de la culpa correspondía al actor, que había de
probar la culpabilidad del demandado. En las últimas décadas del siglo XX, la doctrina
del TS terminó por establecer una verdadera inversión de la carga de la prueba en
beneficio de la víctima, conforme a la cual será el sujeto tendencialmente responsable
quien haya de acreditar haber actuado sin culpa o con un grado de diligencia tal que
excluya la aparición de la responsabilidad extracontractual.

3. Presupuesto causal: Debe haber relación de causalidad entre la acción u omisión del
agente y el daño inferido a la víctima. Cuando concurren varias causas al daño final se
plantean problemas prácticos que se resuelven con las siguientes teorías doctrinales
sobre la causalidad:
a) Teoría de la equivalencia de las condiciones: Se deben considerar todas las
diversas concausas que hayan contribuido a la producción del resultado dañoso,
sin las cuales el resultado no se habría producido.
b) Teoría de la causa adecuada: La causa origen del daño solo puede determinarse
atendiendo a la adecuación entre ambos, es decir, si el daño objetivamente
contemplado era de esperar como una derivación natural del curso de los
acontecimientos.
c) Teoría de la causa próxima: Plantea la necesidad de que entre el daño y la serie
de concausas haya una relación de proximidad, de tal forma que las posibles
causas de origen remoto se desechen.
d) Teoría de la causa eficiente: Utilizada por la jurisprudencia española para evitar
que la nota de proximidad pueda traer consigo la exclusión de causas menos
próximas pero que son las verdaderamente determinantes del resultado.

La jurisprudencia se inclina generalmente por afirmar que la existencia de varias causas


generadoras del daño habrá de ser valorada en cada caso por los jueces. Reconocen, al mismo
tiempo, que no solo la causa última e inmediata ha de ser tenida en cuenta. El TS ha destacado
la existencia de interdependencia entre el caso fortuito y la relación de causalidad, de tal
manera que la presencia de un caso fortuito en cualquier supuesto de hecho determina la
inexistencia de responsabilidad extracontractual por falta de la relación de causalidad

10.5. Responsabilildad subjetiva por hechos ajenos.

El CC la define como la obligación que es exigible, no solo por los actos u omisiones propios,
sino por los de aquellas personas de quienes se debe responder. Tiene carácter subjetivo
porque se funda en una presunción de culpa in vigilando.
Queda excluida cuando se pruebe que se empleó toda la diligencia de un buen padre de familia
para prevenir el daño. No obstante, la jurisprudencia ha desplazado el precepto desde la
responsabilidad culposa al ámbito propio de la responsabilidad por riesgo. Se da en los
siguientes supuestos:
1. Los padres, respecto de los daños causado por los hijos que se encuentren bajo su
guarda. 
 Tiene como fundamento: la culpa in vigilando. Hay presunción iuris tantum
de culpa: salvo prueba en contrario. Quedan eximidos cuando prueben que emplearon
toda la diligencia posible.
 Actualmente, no cabe hablar de responsabilidad por culpa,
sino que en la práctica se ha pasado a establecer una responsabilidad de carácter
objetivo o por riesgo
2. Los tutores, respecto de los daños causados por los menores o incapacitados que
estén bajo su autoridad y habiten en su compañía.
3. Los dueños o directores de un establecimiento o empresa, respecto de los daños
causados por sus empleados o dependientes en el servicio en que los tuvieran
empleados o con ocasión de sus funciones. Es necesario que el causante del daño se
encuentre en una situación de subordinación respecto al empresario y además que su
actuación sea inherente al desempeño de las funciones encomendadas dentro del
ámbito empresarial. El empresario podrá repetir contra el empleado causante del
daño la acción para satisfacer el perjuicio ocasionado
También hay responsabilidad directa: La víctima, en caso de poder identificar al
causante del daño, puede accionar directamente contra él.
 Se fundamenta en la culpa
in vigilando o culpa in eligendo del empresario: tiene a su cargo la organización y
gestión del ámbito natural de su actividad empresarial.
4. Las personas o entidades que sean titulares de un centro docente de enseñanza no
superior, respecto de los daños causados por sus alumnos menores de edad. Los
responsables ya no son los maestros y profesores, sino los titulares de los centros.
Aquí se fundamenta también en criterios de culpa in vigilando o in eligendo.
Debe comprender cualquier institución que se dedique a la formación, enseñanza y
aprendizaje de menores de edad, con independencia de la actividad concreta
desarrollada.
Los titulares de los centros podrán exigir de los profesores las cantidades satisfechas
si hubiesen incurrido en dolo o culpa grave en el ejercicio de sus funciones que fuesen
causa del daño.
 La relación de causalidad debe darse entre el hecho o acto del menor
y el daño, no entre la acción u omisión del profesor y el daño causado. Lo que se exige
es que la conducta del profesor hubiera podido ser un obstáculo a la realización del
acto ilícito, si no hubiera intervenido dolo o culpa grave de aquél. Queda exonerado en
caso de actuación meramente culposa, por culpa leve o levísima.

La mayoría de la doctrina coincide en que tiene carácter exhaustivo, de tal manera que no
puede haber responsabilidad por hecho ajeno fuera de los casos contemplados. Sin embargo,
hay autores que creen que puede aplicarse por analogía en situaciones similares.

10.5. Responsabilildad objetiva o sin culpa.

El CC recoge también supuestos en los que se responde aun cuando el responsable no haya
incurrido en dolo o culpa. Ha sufrido un gran auge en nuestro tiempo como consecuencia del
intercambio de bienes y servicios, que ha hecho proliferar las situaciones de riesgo. Eg. caza,
navegación aérea, energía nuclear, terrorismo. El Estado impone la obligación de tener un
seguro para cubrir la responsabilidad en algunos casos, como el de los coches o la caza.
Se produce una inversión en la carga de la prueba. Al perjudicado le bastará con probar la
existencia del daño con de independencia de la culpabilidad del causante del mismo. Se da en
los siguientes supuestos:

1. Daños causados por animales: El poseedor de un animal o el que se sirve de él, es


responsable de los perjuicios que cause, aunque se le escape o extravíe. La tenencia de
un animal justifica por sí misma que su poseedor afronte, en términos objetivos, la
reparación del daño que pueda causar. Solo queda exonerado en el caso de que el daño
proviniera de fuerza mayor o de culpa del que lo hubiese sufrido.
2. Caída de árboles: Responderán los propietarios de los daños causados por la caída de
árboles colocados en sitios de tránsito, cuando no sea ocasionada por Fuerza mayor.
No es necesario, a efectos de responsabilidad, que se trate de un árbol corpulento. La
caída puede ser total o parcial. Se trata de una responsabilidad absolutamente
objetiva: Solo desaparece en el caso de que los daños se hayan originado por causa de
fuerza mayor. La responsabilidad se declara automáticamente a cargo del propietario
del árbol, haciendo abstracción de quien sea el usuario de la finca en que se encuentra
plantado.
3. Objetos arrojados o caídos: El cabeza de familia que habita una casa o parte de ella
es responsable de los daños causados por las cosas que se arrojen o caigan de la
misma. Se trata de un supuesto de responsabilidad objetiva. Responde la persona o
personas responsables del buen orden de la vivienda, local u oficina de que se trate.
No se requiere la existencia de propiedad, sino que basta una mera situación de uso o
disfrute.
4. Administración de justicia en caso de errores judiciales.
10.6. La reparación del daño.

Es la principal consecuencia de la responsabilidad extracontractual: la obligación de reparar


el daño causado por daño emergente y lucro cesante o moral con el objetivo de dejar indemne
en la medida de lo posible a la víctima o el perjudicado.

El cumplimiento se efectúa mediante convenio extrajudicial o por vía judicial. En caso de


pluralidad de sujetos, por aplicación de las reglas generales, habría que pronunciarse en favor
del carácter mancomunado. Sin embargo, en la actualidad, la mayoría de la doctrina y la
jurisprudencia se pronuncian en favor del carácter solidario de la obligación extracontractual,
de forma general

La reparación puede ser específica o in natura, pecuniaria, o ambas conjuntamente. El CC no


contiene norma alguna al respecto. Conforme a la práctica y la jurisprudencia, será el propio
perjudicado el que plantee la forma de la reparación. El CP señala que la responsabilidad
comprende: La restitución, la reparación del daño y la indemnización de perjuicios
materiales y morales.
En cuanto a la cuantía indemnizatoria, la regla general es que se exige una consideración
casuística por parte del juez.

La acción para exigir la responsabilidad civil por las obligaciones derivadas de la culpa o
negligencia prescribe por el transcurso de un año. Sin embargo, no es aplicable de forma
indiscriminada a otros supuestos de responsabilidad civil regulados por la legislación
específica. Eg. La Ley de Energía Nuclear, según se trate de daño inmediato o no, lo amplía a
diez o veinte años.
Por regla general, el plazo computa desde que lo agraviado percibe la situación. Es preciso que
el daño haya concluido, pues en el caso de daños continuados, y en especial, lesiones
corporales, el plazo no comienza hasta el momento en que se puede determinar con
certidumbre el alcance de la indemnización. Puede ser objeto de interrupción conforme a las
reglas generales.

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