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Además del estudio de diálogo interno como promotor del control de la conducta,
han aparecido investigaciones, dentro de la psicología del desarrollo, que han
estudiado otros procesos cognitivos como la cognición social. Ésta hace
referencia a la habilidad que tiene el sujeto para percibir de forma adecuada lo
que sienten y piensan los demás, para comprender las causas de la conducta de
otros, para ser capaz de adoptar perspectivas (role – taking), o para anticipar las
consecuencias que pueden tener las conductas propia y de los demás (Shantz,
1975; Cartledge y Milbum, 1986 citado en Marcos, 2008).
La obra de Piaget impactó bastante en la teoría de la cognición social ya que
planteó el egocentrismo como una característica de los niños pequeños que
debían superar para poder entender y ponerse en el punto de vista de otras
personas. Así podemos encontrarnos con niños problemáticos, que no son
capaces de ponerse en el punto de vista de otro compañero porque tienen déficit
o retrasos en el proceso de desarrollo de la torna de perspectivas (Kazdin, 1988
citado en Marcos, 2008). Esta carencia constituye un grave obstáculo para unas
relaciones interpersonales de calidad.
Existen otras bases de la terapia cognitiva – conductual que proceden de la teoría
e investigación sobre técnicas de tratamiento de adultos, que se han adaptado a
niños (p.e, la terapia racional – emotiva a la solución de problemas).
También la psicología cognitiva, sus teorías y supuestos han influido mucho de
ella. Principalmente, ha tenido una fuerte repercusión el modelo de procesamiento
de información y sus supuestos de que la información, una vez percibida, es
tratada en un proceso que la transforma en representaciones mentales,
esquemas de memoria, habilidades, estrategias, y otras variables internas,
mediante este proceso entre la recepción del estímulo percibido y la emisión de la
respuesta. Desde este enfoque se ha pensado que, en el caso de un niño o
adolescente con problemas en ele esfera social, sus dificultades pueden ser
debidas a aun procesamiento cognitivo distorsionado.
La terapia cognitivo-conductual en niños y en adolescentes, citado por Trianes, de
la Morena y Muñoz, en el campo de la inadaptación social, ha sido ampliamente
utilizada en casos de problemática psicosocial como agresividad, impulsividad,
falta de atención, problemas académicos, conductas disruptivas, etc. Sus
recursos son diversos y han sido verificadas en multitud de estudios y revisiones.
Se describirán dos de sus técnicas, la auto instrucción, y la terapia racional –
emotiva.
Auto instrucción
El objetivo principal de ésta técnica, es conseguir que el niño o el adolescente sea
capaz de interiorizar una serie de auto verbalizaciones que le van a ser de utilidad
para guiar su conducta, frenando la impulsividad y produciendo un acercamiento
más reflexivo en las actuaciones de su vida diaria. El entrenamiento en auto
instrucciones va dirigido sobre todo a niños agresivos y/o impulsivos, que no se
paran a pensar, antes de responder ante una situación conflictiva con los
compañeros.
Meichenbaum consideraba que los niños denominados hiperactivos no eran
capaces de controlar sus impulsos cuando tenían que resolver situaciones
sociales o académicas que requerían concentración. De esta forma, actuaban d
manera impulsiva sin pensar en lo que estaban haciendo. Antes esto era preciso
ensenarles una mediación cognitiva que pudiese frenar esos impulsos y les
ayudase a resolver las tareas con éxito. Lo que se pretende es que el niño
comprenda bien la tarea planteada, genere espontáneamente las estrategias y los
mediadores cognitivos necesarios, y utilice dichos mediadores para guiar y
controlar la ejecución de la conducta. (Miranda & Santamaría, 1986 citado en
Marcos, 2008).
Meichenbaum & Goodman (1971 citado en Marcos, 2008), fueron pioneros en
desarrollar un entrenamiento en el que emplearon auto instrucciones para
enseñarle a escolares impulsivos, a responder más reflexivamente a las tareas,
evitar errores y mejorar su rendimiento final. Otros autores han empleado también
auto instrucciones con diversos objetivos relativos a ensenar habilidades de las
relaciones sociales.
En este procedimiento, el adulto enseña al niño una serie de auto instrucciones
que, en un primer momento, se expresarán en voz alta y una vez asimilada se
supone que pasarán a formar parte de un lenguaje interior del niño (Meichenbaum,
1977 citado en Marcos, 2008). Esta auto instrucciones ayudan al sujeto a ser
capaz de identificar las exigencias que plantea la tarea, reduciendo errores y
corrigiéndolos cuando aparecen (Kendall & Wilcox, 1980 citado en marcos, 2008).
La técnica es útil para trabajar diversas tareas y situaciones, abordándolas paso a
paso, diseñando las instrucciones oportunas, según el caso. Las auto
instrucciones deben hacer referencia aun proceso secuencial, que ayuda al niño a
pensar en las respuestas y que sería el siguiente:
1) Definición del problema : El sujeto se plantea qué es lo que tiene que hacer y
qué tipo de tarea o problema tiene delante antes de dar cualquier respuesta.
2) Estructuración de la aproximación al problema: Se planifica una estrategia
general para llevar a cabo la tarea, analizando porque parte se empieza y
considerando las distintas posibilidades de actuación.
3) Focalización de la atención: hay que centrar la atención, pensando solo en la
tarea, fijándose con detalle en las directrices y las claves que guíen la
ejecución.
4) Elección de la respuesta: Se debe pensar la respuesta más idónea e ir con
mucho cuidado al elegirla y al realizarla.
5) Autorefuerzo: Es recomendable premiarse uno mismo por el trabajo realizado,
alabándose y reconociendo el esfuerzo que se ha hecho.
6) Autoevaluación y rectificación de errores: hay que analizar si la tarea se ha
completado con éxito o si necesita alguna corrección de errores que hayan
aparecido durante el pr9oceso de reflexión. Ante esto se pueden plantear
alternativas para rectificar los fallos cometidos y realizar un segundo
acercamiento a la tarea.