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MODELO DE SENTENCIA DE JUICIO REIVINDICATORIO.

En Ciudad Judicial Puebla a tres de febrero de dos mil diecisiete, doy cuenta al Ciudadano
Juez con los presentes autos, a fin de documentar la resolución correspondiente. CONSTE.

Verónica Hernández Méndez.

Secretaria en funciones.

Expediente 515/2016

Ordinario Civil

Sentencia definitiva.

En Ciudad Judicial Puebla, a tres de febrero de dos mil diecisiete.

V I S T O S los presentes autos, relativos al juicio reivindicatorio promovido


por Martin Torres López en su carácter de albacea definitivo de la sucesión intestamentaria
a bienes de Laura Silverio Martínez en contra de Claudia Simuta González y Pedro Silverio
Morales (este último llamado a juicio a través de la demandada en su escrito de contestación,
por tener a su juicio un interés en el asunto).

Las partes señalaron domicilio para recibir notificaciones y abogado patrono, y;

C O N S I D E R A N D O:

I.- La presente sentencia que pronuncio tratará exclusivamente de la acción


deducida, así como de las excepciones opuestas para destruirla o para impedir su procedencia.

Para obtener resolución favorable las partes deberán liberarse de la carga de


probar los hechos y defensas en que se haya fundado, en términos de lo dispuesto por los
artículos 230 y 352 del Código Adjetivo Civil para el Estado.

II.- Previo a emitir un pronunciamiento de fondo sobre la cuestión plantead, debo


sujetarme a las reglas establecidas en el artículo 353 del Código Adjetivo Civil para el Estado,
las cuales me imponen a estudiar, de oficio, estas cuestiones:

a. Condiciones generales.
b. Presupuestos procesales, y
c. Existencia de violaciones procesales.

A mi juicio la acción intentada es improcedente.


Lo es por la insatisfacción de una condición general necesaria para su
procedencia (adelante advertiré cual es).

A más, el estudio de la acción es de oficio.

Me apoyo en esta jurisprudencia:

“ACCIÓN. ESTUDIO OFICIOSO DE SU IMPROCEDENCIA. La


improcedencia de la acción, por falta de uno de sus requisitos esenciales, puede ser estimada
por el juzgador, aun de oficio, por ser de orden público el cumplimiento de las condiciones
requeridas para la procedencia de dicha acción.”

Sexta Época: Amparo civil directo 5587/51. Dean Eaton Mary y coag. 4 de
febrero de 1953. Unanimidad de cuatro votos.

El artículo 145 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado, indica:

“Acción es el derecho que asiste a las personas, para acudir ante los tribunales a
solicitar la intervención de la actividad judicial.”

Y el artículo 148 del Ordenamiento en cita, establece:

“Al ejercitarse una acción, se determinará con claridad la prestación que se exige,
el título o causa de la acción y la disposición legal aplicable.”

Es claro, la acción es el derecho para acudir ante los tribunales a solicitar la


intervención de la actividad judicial, determinando con claridad la prestación que se exige,
el titulo o causa de la acción y la disposición legal aplicable.

Aquí, la acción intentada es la reivindicación del veinticinco por ciento de la


propiedad del inmueble identificado como lote cincuenta y ocho, segregado del lote ochenta
del fraccionamiento de los anexos del Rancho de Oropeza de esta ciudad, llamado San Pedro,
inmueble actualmente identificado como número seis mil cuatrocientos, dela avenida
Morelos, de la Colonia Tepeyac de esta ciudad.

Lugar en el que se ubica un local comercial destinado a dulcería y venta de ropa


denominada “Súper C”.

Acción planteada en contra de Claudia Simuta González y Pedro Silverio


Morales.

Para fundar su acción el actor (en lo que importa) manifestó:

Que ostenta el carácter de albacea definitivo de la sucesión intestamentaria a bienes


de Laura Silverio Martínez, en virtud de las copias certificadas expedidas por el Registro
Público de la Propiedad de este Distrito Judicial relativas al instrumento número quince mil
sesenta y dos del volumen doscientos, de la Notaria Publica número uno, de la ciudad de
Cholula, así como, de la escritura numero quinientos del volumen catorce del doce de julio
de mil novecientos noventa de la Notaria Publica número treinta y cinco de esta ciudad,
refiere que su representada Laura Silverio Martínez adquirió en copropiedad con Pedro
Silverio Morales el cincuenta por ciento del lote cincuenta y ocho, segregado del lote ochenta
del fraccionamiento de los anexos del Rancho de Oropeza de esta ciudad, llamado San Pedro.

Inmueble que corresponde actualmente al número seis mil cuatrocientos, dela


avenida Morelos, de la Colonia Tepeyac de esta ciudad.

Documentos de los que refiere que Pedro Silverio Morales es propietario de un


setenta y cinco por ciento de los derechos de propiedad de bien raíz citado.

Por lo que a la sucesión que representa únicamente le pertenece el veinticinco


por ciento de esa propiedad, en una extensión de ciento cuarenta metros, sesenta y nueve
centímetros cuadrados.

Con las siguientes medidas y colindancias:

Al norte, en catorce metros, catorce centímetros con calle Insurgentes, al sur en


catorce metros, catorce centímetros con predio del que se segrega, al oriente en nueve metros
con noventa y cinco centímetros, con lote numero cincuenta y siete.

Linderos que aseveró se proporcionaron por el Ingeniero Gerardo Musalem


Rivera en el dictamen emitido en el juicio de división común radicada en el expediente
550/2014 del Juzgado Primero Especializado en Materia Civil.

Pero afirma que dentro de esa superficie del veinticinco por ciento del inmueble
pertenece a la sucesión de Laura Silverio Martínez, y en la esquina que forma las calles
Insurgentes y avenida Morelos, se estableció un local comercial destinado a una dulcería
(súper C) y venta de ropa.

Lugar en el que se infiere que su contraria ingresó el quince de junio de dos mil
quince, sin permiso ni documento alguno del que desprenda la propiedad o posesión a favor
del local indicado.

Nótese:

De lo anterior advierto que el actor pretende reivindicar el veinticinco por ciento


del inmueble antes mencionado.

Propiedad en la que se ubica un local comercial y que solo (de acuerdo a sus
hechos) se encuentra delimitado en términos de un dictamen pericial emitido en otro asunto
civil (división de cosa común).
Es decir, no está plenamente determinado el porcentaje del inmueble a reivindicar
(en cuanto a supervise, medidas y colindancias).
Ya que el documento basal se infieren datos en cuanto a las medidas y
colindancias comprendidas en la totalidad del predio, y no así la parte proporcional de la que
pretende reivindicar.

Por tanto no hay identidad del inmueble.

Condición de procedencia que el demandado en un juicio de tal naturaleza


(reivindicatorio), debe precisar en cuanto a la ubicación, superficie, medidas y colindancias
del predio reclamado.

Como lo desprendo de este criterio que dice:

ACCIÓN REIVINDICATORIA. ES REQUISITO DE PROCEDIBILIDAD DE


LA ACCIÓN QUE EL REIVINDICANTE IDENTIFIQUE AD MESURAM EL
INMUEBLE RECLAMADO (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE PUEBLA). De la
jurisprudencia número 40, visible a fojas 67, del Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación 1917- 1988, intitulada: "ACCIÓN REIVINDICATORIA. SUS ELEMENTOS.",
se infiere, que el máximo tribunal del país sostiene el criterio de quien ejercita la acción
reivindicatoria debe identificar ad mesuram el predio reclamado, pues debe precisar su
ubicación, superficie, medidas y colindancias; lo que significa que el demandante en un juicio
de tal naturaleza, no puede identificar ad corpus el predio, esto es, omitiendo especificar sus
medidas y superficie. El anterior criterio se deduce de una recta interpretación del artículo
798, fracción III, del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Puebla que
establece que: "Para que proceda la acción reivindicatoria, el actor debe probar: ... La
identidad del bien que reclama el actor con el bien poseído por el demandado.".

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.


Amparo directo 552/91. Esperanza Limón Rojas. 17 de enero de 1992.
Unanimidad de votos.

Además, del material probatorio exhibido por el actor tenemos:

Un juego de copias certificadas expedidas por el Registrado Público de la


Propiedad y del Comercio de este Distrito Judicial, relativas al instrumento público número
quince mil, volumen doscientos, de fecha diez de diciembre de mil novecientos noventa y
siete, protocolizado ante el Notario Público número uno de esta ciudad.

Documento que le confiero valor probatorio en términos del artículo 335 del
Código de Procedimientos Civiles para el Estado, por ser expedido por un fedatario público
en atención a las disposiciones contenidas en la legislación de la materia.

Y del cual obtengo esto:

Que en esa fecha (diez de diciembre de mil novecientos noventa y siete), se


redactó la escritura de compraventa celebrada entre Leopoldo Notorio Silverio en su carácter
de vendedor y Pedro Silverio Morales como comprador.
Que el objeto de esa compraventa fue el lote número cincuenta y ocho, segregado
del lote ochenta del fraccionamiento de los anexos del Rancho de Oropeza de esta ciudad,
llamado San Pedro, con una superficie de quinientos sesenta y dos metros, setenta y cinco
centímetros cuadrados.

Con una superficie de quinientos sesenta y dos metros, setenta y cinco


centímetros cuadrados, con las siguientes medidas y colindancias:

Al norte, en veintiséis metros, linda con calle Insurgentes, al sur en dieciséis


metros, cuarenta y cinco centímetros, linda con lote número ciento dos, al oriente en
veintisiete metros, cuarenta centímetros, linda con calle Morelos, al poniente en veinticinco
metros, setenta y cinco centímetros y linda con lote cincuenta y siete.

Inmueble que quedo en copropiedad con la sucesión de la señora Laura Silverio


Martínez, en un veinticinco por ciento.

Manifestando el comprador Pedro Silverio Morales que en virtud de que es


propiedad de un veinticinco por ciento de derechos de copropiedad, consolida los mismos
derechos con los adquiridos en esa escritura, para quedar como único y absoluto propietario
de un setenta y cinco por ciento de derechos de propiedad del inmueble en cuestión.

Compraventa que se verifico por un precio de treinta y un mil quinientos un


pesos, veinticuatro centavos, moneda nacional.

Tal y como lo infiero del antecedente primero, clausula primera y segunda de ese
documento.

No hay duda, existe copropiedad respecto al inmueble materia de compraventa


que esta delimitada únicamente en porcentajes.

Es decir al comprador Pedro Silverio Morales le correspondió un setenta y cinco


por ciento (75%) y a la sucesión a bienes de Laura Silverio Martínez (representada del actor)
un veinticinco por ciento (25%).

Sin que esa escritura me infiera datos exactos en relación a las medidas y
colindancias asignada a cada parte alícuota.

Dado que las establecidas en ese documento constituyen la totalidad del inmueble
vendido y no así las que corresponden al porcentaje de cada uno de los copropietarios.

Porque si bien se estableció dicho porcentaje a favor del actor (veintinco por
ciento) desconozco sus linderos, ubicación y por ende, proporciones.

En tal virtud, no se encuentra (con lo aquí exhibido) delimitando el inmueble que


se pretende reivindicar.
Pues insisto con ese documento, solo infiero la cantidad cuantificada en
porcentaje que le corresponde a cada copropietario.

Es decir, no hay identidad del inmueble materia de esta Litis.

Pues no basta, acreditar dicho extremo con un dictamen pericial (como ocurrió
en el caso).
Porque ese dictamen exhibido por el actor a cargo del Ingeniero Gerardo
Musalem Rivera es un acuse de recibo de su original.

Es decir, no es un documento original.

Por tanto, no le confiero valor probatorio al no constituir un indicio para estimar las medidas
y colindancias ahí puestas como certeras.

Luego, no produce convicción en cuanto a su contenido, ya que por lo esgrimido


por el actor y por asentado en dicho documento, fue exhibido en el juicio de división de cosa
común, sin que tenga certeza de ello (al no existir prueba de ello).

Es más, el propósito de ese dictamen consistió en determinar que el inmueble


ubicado como lote cincuenta y ocho, segregado del lote ochenta del fraccionamiento de los
anexos del Rancho de Oropeza de esta ciudad, llamado San Pedro, inmueble actualmente
identificado como número seis mil cuatrocientos, dela avenida Morelos, de la Colonia
Tepeyac de esta ciudad, sí admite cómoda división.

Tal como lo infiero de la conclusión arrojada por el experto que consta a foja 25
y que dice:
“EL LOTE IDENTIFICADO COMO LOTE CINCUENTA Y OCHO,
SEGREGADO DEL LOTE OCHENTA DEL FRACCIONAMIENTO DE LOS ANEXOS
DEL RANCHO DE OROPEZA DE ESTA CIUDAD, LLAMADO SAN PEDRO,
INMUEBLE ACTUALMENTE IDENTIFICADO COMO NÚMERO SEIS MIL
CUATROCIENTOS, DE LA AVENIDA MORELOS, DE LA COLONIA TEPEYAC DE
ESTA CIUDAD, SI ADMITE CÓMODA DIVISIÓN.”

La que no es materia de este asunto.

Porque la finalidad de este asunto era proporcionar las medidas y colindancias que
integran el veinticinco por ciento de la propiedad antes aludida, en donde se ubica un local
comercial del que el actor pretende reivindicar.

“DOCUMENTOS ELABORADOS EN FORMA UNILATERAL POR SU


OFERENTE. CARECEN DE VALOR PROBATORIO AUN CUANDO NO HAYAN
SIDO OBJETADOS. Si un documento sólo contiene declaraciones unilaterales de quien lo
ofreció en el juicio, debe estimarse que carece de valor probatorio, aun cuando no haya sido
objetado por la parte contraria, pues esa falta de objeción no puede tener el alcance de
otorgarle valor probatorio a una documental que en sí misma no produce convicción en
cuanto a su contenido, dada la forma unilateral en que fue elaborada; por lo que es necesario
adminicularla con algún otro medio probatorio que corrobore las declaraciones que en ella
se contienen.

DÉCIMO PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL


PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 128/2002. Seguros Comercial América, S.A. de C.V. 4 abril de
2002. Unanimidad de votos. Ponente: María del Carmen Sánchez Hidalgo. Secretario: Fidel
Quiñones Rodríguez.”

Y este otro (por analogía):

“DOCUMENTO PRIVADO PRESENTADO EN VÍA DE PRUEBA. SU


FALTA DE OBJECIÓN NO PUEDE SURTIR EFECTOS COMO SI HUBIESE SIDO
RECONOCIDO EXPRESAMENTE, CUANDO SEA CONFECCIONADO DE MODO
UNILATERAL POR LA PARTE QUE LO PRESENTA DIRECTAMENTE EN
JUICIO. La interpretación sistemática de los artículos 1241 y 1245 del Código de Comercio,
así como de los diversos 335 y 339 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal, de similar contenido, permite concluir que la falta de objeción de un documento
privado presentado en vía de prueba, no puede generar su reconocimiento expreso o tácito,
si no contiene signos inequívocos de que en él participó la parte contraria del oferente,
conforme al acto ahí consignado. Es decir, al tratarse de un documento proveniente sólo de
una de las partes, quien lo confeccionó en forma unilateral y lo exhibió directamente en
juicio, no aplica el texto de los artículos 1241 del Código de Comercio y 335 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, en tanto que la propia ley prevé su
reconocimiento si lo pide quien lo expidió o presentó, pues no perjudica a la parte contra
quien se presenta, si ésta no intervino en su elaboración; además, de acuerdo con los diversos
numerales 1245 del Código de Comercio, y 339 del Código de Procedimientos Civiles para
el Distrito Federal, solamente puede reconocer un documento privado quien lo firma, el que
lo manda extender o su legítimo representante con poder o cláusula especial.

DÉCIMO TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL


PRIMER CIRCUITO.”

Aunado a que ese dictamen no se presentó como elemento probatorio de su


acción.

Infiriendo con el principio de contradicción, que es inherente al derecho de


defensa, el cual consiste en permitir a los demandados contradecir el material probatorio.

Es decir, exigir ineludiblemente el derecho a un proceso con todas las garantías,


cuya observancia requiere en el procedimiento probatorio tener un debate contradictorio.

Entonces, si ese dictamen no se exhibió como material probatorio, no se tuvo


oportunidad para ser refutado.

De ahí que no es bastante para acreditar la proporción correspondiente a la


representada del actor respecto del inmueble materia de esta causa.
Por otra parte el dictamen pericial exhibido por el Ingeniero Gerardo Musalem
Rivera en la audiencia de desahogo de pruebas, alegatos y citación para sentencia (ver foja
190) tampoco me fue suficiente para corroborar las medidas y colindancias del porcentaje
que se pretende reivindicar.

Por tanto, carece de valor probatorio en términos del artículo 344 del Código de
Procedimientos Civiles para el Estado, que dice:

“El valor probatorio de los juicios periciales será estimado por el Juez,
atendiendo al contenido de los dictámenes, la calidad de los peritos, entendiéndose como tal
el grado académico, especialización y experiencia que tiene sobre la materia, de acuerdo a
constancias de autos; así como las razones de éstos para sustentar su opinión, debiendo
apreciar los matices del caso y todas sus circunstancias, sin más límite que el impuesto por
la sana crítica, la lógica y la experiencia, para formarse una convicción respecto del que tenga
mayor fuerza probatoria.”

Esto, porque en términos del avalúo rendido el experto sólo determino que el
local comercial ubicado en la esquina que forma la avenida Morelos y la calle Insurgentes es
la parte integrante y pertenece al inmueble identificado con el número seis mil cuatrocientos,
dela avenida Morelos, de la Colonia Tepeyac de esta ciudad.

Véase:

“EL LOCAL COMERCIAL QUE SE UBICA EN LA ESQUINA QUE


FORMAN LA AVENIDA MORELOS Y LA CALLE INSURGENTES ES PARTE
INTEGRANTE Y PERTENECE AL INMUEBLE IDENTIFICADO ACTUALMENTE
CON EL NÚMERO SEIS MIL CUATROCIENTOS, DELA AVENIDA MORELOS, DE
LA COLONIA TEPEYAC DE ESTA CIUDAD.”

Sin que me infiera las medidas y colindancias concretas en relación al predio a


reivindicar para determinar que se encuentra individualizada la parte alícuota otorgada a
favor de la sucesión de Laura Silverio Martínez.

Por tanto, ese documento tampoco me da referencia de los linderos que


constituye la parte proporcional que pretende reivindicar y que le pertenece a la sucesión que
representa.

Pues, insisto, los datos que arroja la escritura basal (o título de propiedad) del
inmueble, solo atiende al porcentaje de cada una de las fracciones en las que se dividió en
predio a favor de los copropietarios, cuya superficie responde a la totalidad del predio.

Por tanto la fracción alícuota que el demandante pretende reclamar en este asunto,
no se encuentra determinada.
Reitero, no hay identidad del inmueble,

Al respecto, la acción reivindicatoria se concede al propietario de un bien que no


se encuentra en posesión, para que la deduzca en contra de cualquier poseedor civil o
precario, con el objeto de que en la sentencia se declare que el actor es dominados del objeto
y se condene al demandado a restituírselo con sus frutos y accesiones.

Definición que obtengo de los artículos 615, 616 y 617 del Código de
Procedimientos Civiles.

En caso, el artículo 3444 del Código Civil, para el Estado dice:

“La posesión de los bienes hereditarios corresponde:

II.- A los herederos o legatarios de bienes individualmente determinados y


respecto a esos bienes;”

Es claro, los herederos pueden poseer bienes hereditarios siempre y cuando estos
estén individualmente determinados.

Aquí, los herederos (parte actora) no pueden poseer el bien materia de


enjiusamiento al no estar individualmente determinado.

Ya que solo se estableció que la parte que le corresponde a la sucesión de su


representada es por el veinticinco por ciento.

Lo que es insuficiente para demandar la reivindicación de ese predio en


representación de la sucesión.

Porque en caso de que estos no se encontraran delimitados, el demandante


debió seguir las reglas previstas por el artículo 804 del Código de Procedimientos Civiles
para el Estado, que dice:

“Si en el testamento se dispone de alguno o de la totalidad de los bienes en forma


determinada, respecto de éstos procederá su aplicación, siempre que hayan sido liquidadas
las deudas y gastos a cargo de quien deba pagarlas.

Cuando en el testamento alguno o todos los bienes se deban transmitir en forma


indeterminada o pro indiviso a varios herederos, o cuando la herencia se deba distribuir en
partes alícuotas, procederá la partición.”

Es decir, debió proceder a la partición de herencia a fin de distribuir en partes


alícuotas de los bienes que se debían transmitir de forma indeterminada o pro indiviso.

Lo que tampoco operó, o por lo menos, no tengo constancia de esos supuestos en


actuaciones.
Véase:

POSESIÓN DE BIENES HEREDITARIOS. CORRESPONDE AL


ALBACEA SIEMPRE QUE LA HERENCIA SE DISTRIBUYA EN PARTES
ALÍCUOTAS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE PUEBLA). Para resolver lo relativo
a la posesión de los inmuebles que formen parte de una herencia en el Estado de Puebla, es
inaplicable lo sustentado en la jurisprudencia por contradicción de tesis 1a./J. 140/2007,
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo
XXVI, noviembre de 2007, página 86, de rubro: "BIENES HEREDITARIOS. PARA LA
ENTREGA DE LA POSESIÓN MATERIAL DE LOS MISMOS AL ALBACEA,
CUANDO LA DETENTAN LOS HEREDEROS, ES NECESARIA LA PROMOCIÓN DE
UN INCIDENTE EN EL JUICIO SUCESORIO (LEGISLACIONES DE NUEVO LEÓN Y
DEL DISTRITO FEDERAL).", toda vez que lo analizado en la ejecutoria que dio lugar a
dicha jurisprudencia fueron los Códigos Civiles del Estado de Nuevo León y del Distrito
Federal y se sostuvo que, como dichas legislaciones no prevén expresamente qué hacer
cuando en el plano de los hechos, dentro de un juicio sucesorio aparecía que son uno o varios
los herederos que poseen los bienes de la masa hereditaria y no así el albacea; el Juez debe
evaluar cada caso en el que se dispute la posesión de un bien de la herencia de forma que
encuentre un verdadero equilibrio entre las obligaciones del albacea y el derecho de los
herederos para poseer el bien de que se trate, sin perder de vista la continuación del
procedimiento sucesorio hasta llegar a la partición, tomando en cuenta además que, como la
institución del albacea implica representación tanto a favor del autor de la sucesión como de
los herederos, no podría aceptarse que se le otorgue la posesión de un bien hereditario sin
justificar las razones por las cuales la solicita. Sin embargo, en el Código Civil para el Estado
de Puebla, el legislador no fue omiso en regular lafigura de que se trata, pues respecto a la
posesión de los bienes que forman parte de una herencia, dispuso en el artículo 3025 del
citado código, que la propiedad y posesión de los bienes, derechos y obligaciones del autor
de la herencia, corresponde a los herederos, según lo establecido en el libro de sucesiones y
en el numeral 3444, fracción III, que señala que tendrá el albacea la posesión de los bienes
hereditarios cuando la herencia se distribuya en partes alícuotas, de forma tal que en el código
sustantivo de la entidad no se incurre en omisión legislativa, al establecer respecto de la
posesión, en qué caso corresponde al albacea, y no prevé que deba justificarse, siendo
categórico al disponer que en cualquier caso siempre y cuando la herencia se distribuya en
partes alícuotas.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEXTO


CIRCUITO.

De tal suerte que de las pruebas valoradas anteriormente no me arrojan datos de


identificación del porcentaje que se pretende reivindicar, en el que se localiza un local
comercial.

No existe identidad del predio.

Lo que es una condición general que debía satisfacer a fin de incoar el juicio,
apartando elementos que de forma incontrovertible demostraron tal identidad (situación que
no aconteció).
“POSESIÓN, IDENTIFICACIÓN DEL BIEN RESPECTO DEL CUAL SE
RECLAMA LA PRIVACIÓN. Si el quejoso como tercero extraño en el juicio natural, no
demuestra la identidad del inmueble materia del juicio de usucapión de donde deriva el acto
reclamado, con la del inmueble cuya posesión ostenta, es evidente que no puede afirmarse
que dicho acto le cause perjuicio y, por ende, cabe concluir que el mismo no afecta su interés
jurídico, razón por la que resulta literalmente aplicable la fracción V del artículo 73 de la Ley
de Amparo lo cual conduce al sobreseimiento del juicio de garantías.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.”

En tales condiciones, al no demostrarse la identidad de la materia del juicio de


reivindicación en términos del documento basal, declaro improcedente la acción intentada.

En este sentido, no me pronuncio respecto a las excepciones opuestas por u


contraria, y dejo a salvo sus derechos para promover en la forma vía idónea.

TERCERO. No condeno al pago de costas, porque sí el artículo 420 del Código


de Procedimientos Civiles prescribe así condenar a los que, como la parte actora, no obtenga
decisión favorable a su interés, el reo no salió al pleito.

FALLO:

PRIMERO: La acción deducida por Martin Torres López en su carácter de


albacea definitivo de la sucesión intestamentaria a bienes de Laura Silverio Martínez es
improcedente, dejo a salvo sus derechos para que deduzca como sea procedente.

SEGUNDO: No formulo condenación al pago de gastos y costas procesales.

Notifíquese de forma domiciliaria.

Así lo resolvió y firma, RUBÉN GÓMEZ MENDOZA, Juez Tercero


Especializado en Materia Civil del Distrito Judicial de Puebla, ante la Abogada Verónica
Hernández Méndez, Secretaria que autoriza y da fe.

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