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Una crónica impar
l iglo de Günter Gra e , o viamente, un iglo alemán; pero e to no igni ca que el li ro e de arrolle únicamente en
Alemania, ino que da cuenta de lo acontecimiento en el mundo que no afectan o afectaron a todo . Como iempre ocurre,
u univer alidad e encuentra en el hecho de er u cadamente local. Tratemo de explicarno . Formado por reve
anotacione con di tinto narradore que cu ren cada una de ella un año en la vida del iglo, el li ro con ta por tanto de cien
capítulo . una novela cu a e tructura de e con iderar e la de un li ro de cuento . n e ta novela el per onaje ería
Alemania u protagoni ta lo diferente uce o que la con guran. Podemo o jetar que e ta no e una novela, in
em argo, ¿quién e capaz de a er a e ta altura lo que e una novela? Lo apropiado ería decir que Mi iglo e un li ro de
Günter Gra en el que al narrar año por año, paciente, imaginativa, rillante, rica iempre irónicamente el contexto de la
"hi toria" de nue tra época ella adquiere un carácter unitario ma ivo, tal como corre ponde a cualquier novela minucio a.
Günter Gra iempre ha ido un e critor minucio o. tam ién de lum rantemente re elde u iglo e el producto de una
mirada ácida mediante la cual e crea inmediatamente un juicio o re él.
Mi iglo e inicia cuando el kái er dirige una pala ra encendidamente patriótica a lo voluntario alemane que e
dirigen a China para com atir en la guerra de lo oer , teniendo como aliado , en una igni cativa mezcolanza, a ingle e
japone e . Lo alemane llegan tarde, no dice el narrador de e te fragmento que e uno de lo voluntario , ólo participan
en lo fu ilamiento de lo oer por parte de lo ingle e ven la decapitacione por parte de lo japone e . É to tienen
que cortarle la trenza a lo oer porque le e tor a an en u tarea, el narrador e lleva una de ella como recuerdo,
aunque a emo que u futura e po a termina tirándola porque "e a co a traen fanta ma a ca a". Y en efecto, el fanta ma
que recorre todo el li ro de Günter Gra e la guerra. l último capítulo termina con la madre de Günter Gra , a la que él
re ucita, pidiendo que ojalá en el iglo iguiente no ha a tanta guerra .
n tanto, a lo largo de la 428 página de e te li ro hemo a i tido a un panorama de olador, tal vez oporta le nada má
por la maravillo a forma elegida por Günter Gra lo prodigio de u e tilo. Ha mucho adelanto en nue tra época, pero
Günter Gra permite o, mejor dicho, no o liga a verlo como algo inie tro. Lo po itivo e encuentra en la co tum re de
antaño, de de reunir e a conver ar con antiguo compañero de o cio ha ta viajar con la familia o practicar la cada vez má
olvidada co tum re de u car hongo come ti le per onalmente. ¿Puede e to er má importante que todo lo adelanto de
la tecnología? í. n e ta dirección el li ro de Günter Gra e audazmente un defen or de la tradicione perenne enemigo
de la modernidad. Y una nación moderna por excelencia e la Alemania de e ta época. Por algo el e critor e el narrador del
capítulo o el fragmento en el que e comenta la unión de la do Alemania dividida de pué de la egunda Guerra Mundial
u opinión e "¡Qué locura!" No de en exi tir nacione como la Alemania actual, no de e exi tir la otan del mi mo modo que
no de ió exi tir el nacionali mo capaz de provocar la Primera Guerra Mundial mucho meno el nazi mo po terior. La
opinión de Günter Gra e mu clara en e e entido, pero nunca e expre a má que diagonalmente en el li ro. e no hace
entir, por algo e un li ro narrativo: u forma e indirecta iempre. Daré alguno reve ejemplo . Lo cuatro año de la
Primera Guerra Mundial e tán contado mediante el u o de una inve tigadora uiza que no relata u upue ta entrevi ta con
Jünger Remarque, el autor elici ta el autor paci ta. De de un extremo u otro la ver ione de am o comunican el
mi mo horror extremo. Pero en cam io el e tilo de Günter Gra logra comunicarno la e cena como la civilizada reunión de
do anciano ca allero alemane a quiene interroga una uiza neutral. l nazi mo e da a travé del inicial entu ia mo de la
marcha por parte de lo fundadore de e te partido, la de cripción de lo om ardeo ingle e que de tru en erlín,
Ham urgo Dre den, re pondiendo a algo que lo alemane iniciaron al om ardear Londre , lo po teriore comentario
de lo antiguo croni ta de guerra en el frente ru o que ahora e reúnen para hacerno a er cómo tenían que cortar la
mala noticia cuando empezó el de a tre. Luego e tá la continua urla del milagro que fue la recuperación alemana ajo el
go ierno, protegido por lo americano , del canciller Adenauer, erlín como centro de mucho acontecimiento que van
de de la limpieza de la ciudad de truida de pué de la guerra ha ta la ruido a fal a alegría de una pró pera juventud. Y e
igue a í. Ha crónica de deporte con diferente tono ; ha la vi ión de un profe or de lo ofía que empieza en erlín, igue
con la vi ita a la ca aña en la elva Negra en donde vive Martin Heidegger, quien intercam ia pala ra con el poeta Paul Celan
ante de que é te e uicide tirándo e al ena; ha una carta del empleado de una empre a naviera que le vendió u marino
a lo argentino durante la guerra de la Malvina atri u e a la torpeza de é to para emplear lo moderno u marino el
hecho de que no e venciera a lo ingle e ; ha una carta a la Volk wagen de un ama de ca a quejándo e de de la Alemania
comuni ta de que no le ha an mandado u coche aunque u marido ella iempre tra ajaron para la Volk wagen, a han
pagado el automóvil u único defecto e que le ha a tocado vivir en la Alemania comuni ta. Lo ejemplo podrían
multiplicar e. No re ignamo a recomendar tan ólo la lectura del li ro de Günter Gra a lamentar la pé ima traducción
de Miguel áenz, quien e empeña en de truir li ro alemane . -
Juan García Ponce