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ASTROLOGIA ESOTERICA:

ALQUIMIA DE LA VIDA
Dr. Spicasc

1.- INTRODUCCIÓN
La comprensión de la Astrología Esotérica supone ante todo familiarizarse con
enseñanzas de la Tradición Primordial y del Simbolismo Iniciático. A menudo en
la forma que circulan por el mundo estas nociones se hallan muy distorsionadas
debido a las fantasías individuales de diversos autores. Es por ello que resulta
necesario recurrir a las fuentes originales para poder llegar a la autentica
Astrosofía, o sea a la Sabiduría encerrada en la Ciencia de los Astros.
Naturalmente en este artículo solo podré presentar un panorama introductorio
sobre unos pocos puntos de un tema vastísimo y muy complejo. Un desarrollo
más completo del asunto en el estado actual del conocimiento exigiría un curso
completo o bien escribir un libro. De hecho ya lo he escrito pero no me decido
aun a publicarlo...

Adelanto además que lo aquí expuesto exigirá mucha reflexión y, muy


probablemente no dejará satisfechos a quienes solo buscan recetas prácticas.
Desgraciadamente la mayoría de los que hurgan en una Ciencia Sagrada como
es la Astrología solo lo hacen movidos por mezquinos intereses materiales. Se
produce así una desacralización tanto más reprensible por la vulgaridad y falta
de altura espiritual que ella supone.

Lo único que parecen conocer (y mal) la mayoría de los autores que se ocupan
del asunto son los temas del Karma y de la Reencarnación. Digamos sin rodeos
que al Karma se lo conoce bajo una forma a la que podemos calificar de infantil
y que la noción de reencarnación en boga es simplemente una versión degradada
de enseñanzas mucho más elevadas y complejas. Estas Enseñanzas se transmiten
en los Misterios Iniciáticos y las versiones que se han difundido en el mundo
profano guardan poca relación con ellas. De la mal llamada reencarnación me he
ocupado en multitud de conferencias y en varios artículos. Por ello no trataré ese
tema hoy aquí. Del Karma, en cambio, deberé ocuparme hoy con algún detalle.
Solo recordaré aquí que quien habla de reencarnación está solamente repitiendo
nociones puramente modernas y occidentales que se hallan muy alejadas de las
Enseñanzas Tradicionales. Baste señalar aquí que la noción tradicional al
respecto es la de transmigración y que no cabe desarrollarla en esta oportunidad.
Lo esencial como punto de partida (si se desea progresar en el conocimiento
del tema) es comprender que toda la Astrología es esotérica desde su base
misma. Los que solamente buscan en nuestra disciplina información respecto de
la salud, la fortuna y los romances del ser humano están descuidando lo mas
profundo y elevado de esta Ciencia Tradicional. Es más, resulta incluso
deshonesto presentarla como una disciplina profana limitada exclusivamente a
esas aplicaciones materiales. En realidad la Astrología es una Vía de
Conocimiento y la primera de las Tres Ciencias Herméticas Tradicionales.
Aclaremos que las otras dos son la Alquimia y la Teurgia.

Y aquí corresponde hacer una consideración que hace a la actitud del ser
humano. A todos nos encanta oír cuando nos dicen que venimos de un gran
pasado y que nos encaminamos a un gran futuro. Nunca oí a nadie declarar que
en una vida pasada él fue un vagabundo o un delincuente. Todos afirman que
fueron personajes de alto rango y mérito y que próximamente volverán a serlo.
Naturalmente es difícil tomar tales cosas en serio... Lamentablemente la
Astrología Esotérica no se ocupa tanto de decirnos cosas agradables al oído sino
de recordarnos en que fallamos y también que cualidades deberemos desarrollar
por carecer aun de ellas. Esto es necesario pero no resulta gratificante para la
mayoría: los seres humanos con autocrítica, los que buscan el mejoramiento y
la elevación interior son comparativamente muy pocos. Esto es lo que los hace
meritorios y virtuosos.

Otra sorpresa es que la Astrología Esotérica presenta los hechos de una forma
distinta a la que podríamos esperar. Se podría creer antes de conocerla que en
ella se presentarán un conjunto de nuevas técnicas y reglas. Lo cierto es que esto
existe pero que, principalmente, se trata aquí de profundizar en lo que ya
conocemos analizándolo con mayor detalle y, por sobre todo, desde un punto de
vista más elevado. Y aquí vale la pena subrayar una vez más que lo esencial en
Astrología es trabajar con calidad y no en cantidad. El objetivo debe ser la
profundización constante, el análisis cada vez más refinado y profundo para
llegar a la verdad y a una mejor comprensión de las leyes astrológicas. Los que
se conforman con repetir lo que oyen sin analizarlo ni comprobar su valor de
verdad solo ponen en evidencia sus cortos alcances.

Lo esencial aquí es comprender que la Astrología Esotérica no es meramente


descriptiva o predictiva sino que apunta al mejoramiento y elevación efectivos
del ser humano. En este sentido es operativa pues nos da las herramientas para
lograr un cambio interior muy profundo. Por ello quien, careciendo de
autocrítica, se halle perfectamente satisfecho consigo mismo hará bien en dejarla
de lado: la Astrología Esotérica es solo para quienes desean vivamente elevarse,
mejorar y servir al prójimo inegoístamente.
2.-PRIMERA CLAVE: EL TRIÁNGULO DE LA VIDA
Comencemos con un ejemplo de la mayor importancia. La esencia del secreto
de la verdadera Astrología Esotérica se halla en algo que todos conocemos desde
el comienzo mismo de nuestros estudios astrológicos. Se trata aquí de
reconsiderar el Triángulo de la Vida y, en particular, la Casa V del tema natal.
Esta tiene muchas analogías conocidas: hijos, amores, placeres, diversiones,
hobbies, creatividad, corazón, espalda,... Pero esta Casa encierra además
secretos de naturaleza trascendente que se refieren al Misterio del Ser. En
primer lugar hay que destacar que la Casa V es, por excelencia, la que simboliza
y representa los deseos del nativo. Con muy buen criterio Sindbad y Weiss se
refieren a ella como significadora básica de las “consecuencias de la ansiedad
vital”. Esto casi nunca se dice explícitamente y es una gran pena pues de este
modo se impide él llegar a comprender la verdadera naturaleza del Karma.

Naturalmente aquí hay que interpretar la noción de ansiedad vital desde un


punto de vista global que va mas allá de las necesidades corrientes que impulsan
al ser humano en su vida cotidiana. Esta ansiedad es el Tanha o sed de vida de
que nos hablan los Maestros Espirituales hindúes. El Karma es, en definitiva, lo
que nos impulsa a continuar encarnando, el deseo vital que nos lleva una y otra
vez a buscar un cuerpo físico para cumplir nuestras aspiraciones y vivir nuestras
experiencias en este plano de la materia densa. Este impulso continuará y con
ello la rueda de transmigraciones mientras los deseos materiales subsistan.
Cuando esto ya no suceda se interrumpirá dicho ciclo. Recordemos una célebre
metáfora de los Upanishads que comparan este proceso a “la rueda del alfarero,
que, privada de impulso, cesa por fin de girar”.

El plantear las cosas de este modo, siguiendo a Alan Leo y a nuestro maestro el
Prof. Carlos Reichelt, nos ha permitido comprender mejor la relación de la
Astrología con las vidas sucesivas empleando el Conocimiento Iniciático del que
los autores normalmente carecen combinado con las reglas clásicas de la
Astrología.

Pero, antes de dar un paso más debemos referirnos a una noción falsa que se ha
difundido en los últimos años, debido a la ignorancia de algunos de los que
enseñan y a la credulidad de algunos de los que aprenden. Es curioso ver como
los estudiantes de Astrología suelen transformar en dogmas de fe a disparates o
fantasías que surgieron un buen día de la mente de personas que bien poco
conocían de la Tradición Esotérica. Me refiero en particular a la errada
concepción que presenta a la Casa XII como la “Casa del Karma”. Esto se debe
exclusivamente a que no se ha comprendido bien la noción de Karma y se lo
identifica usualmente con castigo y sufrimiento. Desde luego en la raíz de tales
cosas se halla la usual mezcolanza de concepciones religiosas propias de Oriente
y de Occidente, cosa muy común entre los teósofos y otras personas vinculadas
a la pseudo-iniciación, y a cosas más siniestras que ésta a menudo encubre.

René Guénon ha sido muy claro al respecto en sus libros, en particular en “El
Teosofismo”.

Los Maestros de la Tradición Iniciática (dentro de las distintas formas o


corrientes que tal Tradición reviste: hinduismo, budismo, islamismo,...) han
insistido múltiples veces respecto de que el sufrimiento no llega a nosotros
como castigo sino como medio poderoso de purificación y elevación interior. Es
más, los Maestros insisten que el que sufre se halla en vías de mejoramiento y
que no necesariamente ha sido peor que otros en existencias anteriores.

De hecho, la Esencia de la Vida en cada uno de nosotros es, por excelencia,


purísima pero la mente y el cuerpo físico generalmente no lo son. Requieren por
ello de esa purificación que desde luego no es agradable pero si necesaria
como todo cuanto ocurre. Identificar al Karma con las penas y sufrimientos de
la Casa XII tiene una raíz psicológica: los autores de tales engendros se hallan
aferrados a las nociones de infierno y de Dios vengativo y cruel que tanto
repiten los ministros de los credos religiosos exotéricos occidentales. Desde
luego tales ministros han hallado que tales cosas son muy útiles para mantener
dominados a los fieles por medio del temor. Y aquí es necesario comprender que
todos los dogmas religiosos usuales apuntan siempre a privar a los creyentes de
sus libertades (comenzando por la libertad de pensar) y a manejarlos por medio
del temor y de las emociones.

Pero debemos retornar a la Casa V y a su simbolismo esotérico en conexión con


el Triángulo de la Vida. Aquí se esconden nociones muy profundas en las que
deseo centrar la exposición de hoy. Todos saben que esta Casa se refiere al Sol
en conexión con Leo, (quinto signo del zodíaco natural) y al corazón, este
último a nivel de correspondencia orgánico - anatómica. Pero muy pocos
comprenderán si avanzamos un paso más y decimos que esta Casa V se refiere,
en un nivel esotérico mucho más alto, al Sol en el Corazón. Quiero aclarar esto
muy bien pues, de otro modo, no podríamos seguir adelante con este asunto.
Todos los Grandes Instructores Espirituales han insistido en este punto central
que es la Presencia Divina en la cámara etérica del corazón humano. Todos
recuerdan las palabras de Jesús en los Evangelios: “Yo os digo: Dioses sois” y
“El Reino de los Cielos esta en vosotros”. Ese fragmento divino en nosotros es
la Esencia de nuestra vida y la Gloria de nuestra alma. Los Maestros hindúes lo
denominan el Jivatma (Jiva-Atma: el Espíritu prisionero de la materia) y
también el Yoti que es la Llama Interior (hace recordar a San Juan de la Cruz
cuando nos hablaba de la Llama de Amor Viva). Cuando el aspirante alcanza la
Liberación, los Maestros hablan del Jivan-Mukta: el prisionero liberado. Pues
bien, los grandes yoguis e iniciados visualizan en una experiencia de dicha
inefable al Espíritu de Dios en el corazón como un Sol luminoso como muchos
soles corrientes, radiante de Gloria, Amor, Paz y Sabiduría. Esta experiencia del
Ananda (Suprema Dicha) es el contacto de nuestra conciencia individual con la
Fuente de Dicha Infinita entronizada, como se dijo antes, en la cámara etérica de
nuestro corazón. Esta es el Sancta-Sanctorum de nuestro Templo Interior, el
Santo Grial portador de Dios y de Su Gloria al que buscaban con ardor y
empeño los Caballeros medievales.

Remito a mis múltiples escritos y conferencias sobre este tema para más
detalles al respecto del Sol en el Corazón. Este es precisamente un símbolo
fundamental de la Tradición que se corresponde a la perfección con una
experiencia trascendental de dicha inefable. De hecho la existencia humana se
lleva a cabo por medio de una forma material transitoria y contingente que es
animada por una chispa o fragmento de Dios. Este es el Misterio central al que
aluden el Triángulo de la Vida y la Casa V del tema natal.

Como todos saben, en los textos astrológicos elementales se hace referencia al


“Triángulo de la Vida” formado por las casas I - V - IX. Es decir, la vida en sí
mismo, la vida en los hijos y la vida en Dios respectivamente. En un nivel más
alto este triángulo refleja las existencias presente, pasada y futura. De esto nos
hemos ocupado extensamente en un artículo titulado “Astrología y
Reencarnación”, en colaboración con Rosario López.

Pero si avanzamos aún un paso más llegamos a la generación o Séptima Ley


Hermética:

Generar - (Auto)Regenerar - Forjar

En efecto, la Casa V es la generación y el impulso vital: de hijos y de ideas. Es


la casa del impulso creativo. En la Casa IX se auto - regenera el individuo por
medio de su vida espiritual y en la Casa I se forja a nivel físico por medio de la
acción y el esfuerzo personal. Aparece así el viejo axioma hermético:

Cada idea genera una fuerza y forja una forma

Cada fuerza responde a una idea y anima una forma

Cada forma entraña una idea y expresa una fuerza.

Para el que no busca más que aplicaciones materiales y utilitarias de la


Astrología esto sonará casi a hueco. Pero aquel que quiere discernir a partir de la
figura natal lo esencial de su propia vida y como se puede auxiliar a otros
mediante la Astrología tendrá en el triángulo de la vida la más grande ayuda.
Esto en cuanto a esclarecer el sentido último de la existencia humana desde un
punto de visto no solamente causal sino teleológico.
Dios nos genera (V) para que nos elevemos en la auto-regeneración (IX) y
cooperemos (I) con Él en el Proceso Universal, su Plan.

Nótese que de ninguna manera hablamos de “la Creación” pues esta es una
noción puramente exotérica de invención muy posterior a la Revelación
Primordial. De acuerdo a la Enseñanza Esotérica Tradicional Dios no creó al
mundo de la nada sino que el Proceso Universal surge de la interacción de
Purusha y de Prakriti, del Espíritu eterno y de la por siempre existente Materia
en la terminología sánscrita.

Es decir, que “cada forma expresada que viviendo se desarrolla” (según las
palabras de Goethe) es llevada por las Leyes de la Vida de modo natural a
cooperar con el Gran Plan.

De la elevación de los individuos depende que esto se haga en forma explícita y


consciente, espontánea y elevada o bien de modo forzado, drástico e inarmónico.
He aquí una clave importantísima para comenzar a comprender el destino de los
individuos y el sentido de su libre albedrío, el cual es siempre relativo.

El triángulo de la Vida se compone exclusivamente de Casas Activo - Positivas


y esto encierra una lección adicional: todo se basa en cuanto a la
espiritualización de la existencia en nuestra actividad creativa, auto-regenerativa
y forjativa. Y además no se pueden saltar etapas: nadie podrá forjar cabalmente
si antes no ha pasado por las etapas de creación y de auto-regeneración
purificadora. O bien como bien lo decía ese bello fragmento titulado Desiderata:
“La prédica de un predicador no reformado rara vez podrá reformar al
mundo”. Y aquí hay algo más aun que es la conexión con la trilogía Sat-Chit-
Ananda hindú, o sea Existencia-Conocimiento-Dicha. La analogía de esta
trilogía con el Triángulo de la Vida es directa y clara: la existencia temporal
manifestada se refleja en la Casa I y la existencia atemporal en la Casa V. El
Conocimiento átmico se genera en la Casa V y se refleja en la Casa IX. La dicha
humana, temporal y pasajera se manifiesta en la Casa IX (los estados de ánimo)
pero la Dicha Inefable de lo Atemporal, de lo Eterno corresponde a la Casa V
que corresponde al contacto átmico con la Divinidad Interior.

Vemos claramente a partir de esto que la Astrología Esotérica es esencialmente


teleológica, es decir, apunta a los fines últimos de la existencia humana. Sin
conocer nada de esta teleología mal se puede avanzar en este campo sin saber
realmente adonde se vá.

En última instancia el conocimiento de existencias anteriores o de las


perspectivas para existencias futuras no pasa de ser una curiosidad relativa a lo
fenoménico, a la "corriente de las formas". La verdadera espiritualidad se halla
mucho más alto, mucho más allá de todo acaecer transitorio, temporal y
material. Comienza por el conocimiento propio y comprender plenamente el
sentido de nuestra presencia en el mundo. El Gran Objetivo de la Vida es
espiritualizar nuestra existencia y alcanzar el Contacto con el Dios Interno.
Señalemos de paso que ese contacto es denominado en sánscrito Yuj y que de
este vocablo deriva la palabra Yoga. El verdadero Yoga, el Yoga Real o
Rajayoga es la Ciencia que conduce al contacto con la Divinidad Interior y nada
tiene que ver con ejercicios físicos y respiratorios descoyuntantes y a menudo
peligrosos para los occidentales.

Y, precisamente, al ocuparnos de lo teleológico, es que la figura natal resulta un


invalorable auxiliar en lo relativo a lo que nos falta aún alcanzar y desarrollar.
En este punto clave las fortalezas y debilidades de los planetas proporcionan
indicaciones claras y precisas (de lo que hayamos ya logrado y de lo que haya
aún por hacer).

3.-SEGUNDA CLAVE: ALQUIMIA ASTROLÓGICA


De lo anterior nace la concepción de la Alquimia Astrológica. Pero esto solo
puede interesar a aquellas personas con la suficiente elevación interior,
autocrítica y conocimiento propio para comprender cual es, en definitiva, el
sentido último de su existencia.

Los que solo se preocupan por lo material deberían captar estas nociones pues
de lo contrario sutiles barreras les impedirán llegar más lejos en Astrología. La
vida tiene leyes muy estrictas al respecto del Conocimiento, las que siempre
tendrán validez: es la sentencia inexorable del Mefistófeles goethiano “En vano
vagáis por los dominios del saber. Nadie aprende sino lo que le está dado
aprender”.

Toda interpretación astrológica cabal debe apoyarse en estas nociones y es


menester darle una posibilidad a todos para que las conozcan y empleen. Y al
respecto es realmente notable e increíble observar como los estudiantes de
astrología llegan al nivel que pueden alcanzar de acuerdo a su nivel de
espiritualidad y se alejan luego pensando que ya lo saben todo o alegando
cualquier otro motivo. Lo cierto es que el ser humano siempre niega y destruye
lo que no comprende o bien lo que no es para él, lo que se halla por encima del
nivel que a él le es dado alcanzar.

Al llegar a este punto se impone dar a conocer otras claves esotéricas que hacen
al conocimiento propio y a la transmutación interna que todos requerimos para
encaminarnos a nuestro destino último. La primera clave permite detectar
nuestros puntos débiles y también nuestras potencialidades más desarrolladas
por así decir a primera vista. Se basa en el uso de los notables heptagramas
platónicos de Dom Néroman. Pero como este asunto ha sido detalladamente
expuesto en mis cursos y ha aparecido un artículo del Arq. Estanislao Juan
Kores que recopila ese material (revista “Ciencias Milenarias”), no lo
desarrollaré hoy aquí.

El segundo punto, aún más importante, me fue enseñado por mi maestro Don
Carlos Reichelt y constituye una aplicación de la Ley Hermética de Polaridad.
Esta técnica apunta directamente a una transmutación del ser humano que llega
a lo más profundo, a la individualidad y no se detiene en lo externo que es la
personalidad. Y subrayo, siguiendo al Prof. Reichelt, que se trata de una
transmutación lo que se puede lograr y no de una mera transformación. La
transformación es solo cambio superficial, la transmutación va a la esencia, a lo
más profundo. Veamos en que consiste esta técnica de Alquimia Astrológica.
Analizando un tema natal nos encontramos con astros en exilio o caída. Pues
bien deberemos “llevarlos al signo opuesto”, desarrollando en nosotros las
cualidades internas, personales que estos astros indicarían sí allí se hallaran.
Desde luego esto se dice pronto pero no es fácil lograrlo efectivamente. Aquí se
trata de algo muy serio donde no caben simulaciones ni autoengaños. Pero el
resultado es mágico en el sentido que una transmutación interior acarrea un
cambio de destino externo. De acuerdo con la Ley Hermética de
Correspondencia y Analogía al ser humano no le sucede lo que merece sino lo
que se le parece. La actitud interna se refleja en el destino externo: “El azar se
nos parece” escribía sabia y profundamente Georges Bernanos en su obra
“Diálogos entre Carmelitas”.

Aquí se prosigue con una aplicación de la Ley Hermética de Mentalismo: con


nuestra mente como instrumento podemos cambiar todo en nuestro tema natal.
Hemos tenido comprobaciones fehacientes de esto con los cambios mentales de
Revoluciones Solares y Lunares. Desde luego esto provocó la gritería de los
beocios pero los resultados están a la vista y son innegables. No diré más al
respecto: quien tenga oídos para oír ya habrá escuchado bastante.

Para Don Carlos Reichelt, el planteo central en la disyuntiva libre albedrío


versus fatalismo está dado por la posibilidad de transmutación del ser humano.
Y él subrayaba, explícitamente transmutación y no transformación, pues se trata
aquí de que podamos acceder a un plano más alto, a un orden de cosas más
elevado en el cual las cualidades inferiores e indeseables queden relegadas a un
plano secundario, donde ya no causen molestias ni constituyan obstáculo.

La vida tiene una jerarquización de leyes, donde lo bajo queda naturalmente


subordinado a lo alto. A la comprensión de esto último, a nivel de vivencia,
debemos llegar en forma plenamente consciente, teniendo en cuenta que lo
verdaderamente importante es transmutarnos nosotros mismos. Todo lo demás
se nos dará por añadidura como bien dicen los Evangelios.

El camino para llegar a esta transmutación -explicaba el Prof. Reichelt- esta


abierto a todos, pero la dificultad estriba en que no todos los seres poseen igual
aptitud para seguirlo, ya sea por razones kármicas, ya sea por deficiente
voluntad. Una buena voluntad siempre conduce a la meta deseada, y todos los
seres pueden lograr esta transmutación si hacen el esfuerzo.

Don Carlos Reichelt fue más lejos aún en su investigación pues logró (nada
menos) que destacar en el tema natal, los factores que facilitaban grandemente
esta transmutación, y que posibilitan además, la “medición” a priori de lo que
cabría denominar el potencial alquímico-transmutativo de un nativo. Que a
nadie sorprenda el uso de la palabra alquimia, pues se trata verdaderamente de
una alquimia espiritual. Este potencial depende esencialmente de dos tipos de
aspectos que pueden hallarse en un rádix: los quincuncios y los aspectos de
dieciocho grados (a los que designo con el nombre de mi maestro y otros llaman
vigintiles). Desde un punto de vista interpretativo, el quincuncio bien puede ser
calificado de aspecto decepcionante, pues a un individuo común le promete
circunstancias favorables que suelen concluir en desilusiones, o aún en males.
Quienes insistan en considerar al quincuncio como un aspecto benéfico,
solamente probarán con tal actitud que no tienen suficiente experiencia al
respecto.

En cierta oportunidad un astrólogo francés, ya fallecido, me insistía en que el


quincuncio era benéfico por ser suma de dos aspectos que lo son, el de 120
grados y el de 30 grados. No pude menos que replicarle que, con ese criterio, la
cuadratura y la oposición también debían de serlo, pues pueden expresarse como
sigue:

90ª= 60ª + 30ª

180ª= 120ª + 60ª

o sea que ambas son suma de aspectos benéficos...

(Ver al respecto mi artículo en colaboración con el Arq. Kores "Aspectos


astrológicos y números primos", Medium Coeli No. 12).

Pero en lo que hace a la evolución la influencia del quincuncio como también la


del aspecto de 18ª es decisiva, pues ambos son aspectos de naturaleza mental y
aquí se trata precisamente de generar la transmutación por medio de un proceso
interior e intelectual. He aquí una gran clave que se desprende de la filosofía
hermética y que descorre otra punta del velo que nos oculta lo que está más allá
de la Astrología vulgarizada y cotidiana.

Captar plenamente estas ideas no es fácil, pero, para motivar la realización de


esta tarea diremos taxativamente que los cambios en el destino externo
sobrevienen siempre como consecuencia de un cambio de actitud interior
generado a nivel mental.

La cantidad de los aspectos mencionados y la naturaleza de los astros


involucrados nos mide el potencial alquímico-transmutativo en un nativo dado.

Para más detalles al respecto me remito a los números 75 y 76 de "Astrología",


donde se hallarán incluso los diferentes niveles de evolución correspondientes a
cada signo solar. Pero no deseo finalizar este punto sin desembocar, al menos
brevemente, en la conclusión a la que arribó lúcidamente el Prof. Reichelt como
consecuencia de sus reflexiones ya expuestas. Y, no sin emoción, repetiré‚ para
explicarla, las palabras de mi muy noble y recordado Maestro:

"Lo esencial es comprender la relatividad del tiempo, en el sentido de que


nuestro tiempo psicológico actual puede independizarse del tiempo cósmico en
que se generaron nuestras direcciones astrológicas. Si logramos entender y
realizar esto, ninguna dirección adversa podrá afectarnos".

No podemos menos que hacer votos para que una enseñanza tan valiosa no
caiga en saco roto ni se abandone en el olvido. Lo que he enunciado es una
verdad muy profunda que merece por cierto ser comprendida y aprovechada
plenamente.

De hecho, todo en un tema natal funcionar de muy diferente manera a medida


de que la evolución del nativo se haga más acusada. Insisto en esto pues lo
expuesto no es una bella y consoladora filosofía, sino una conclusión emanada
de la experiencia y corroborada cada día por nuevos hechos.
4,- TERCERA CLAVE: ACCION PERFECTA Y
ASTROLOGIA
En distintas corrientes iniciáticas se nos enseña respecto de la Ciencia de las
Acciones Perfectas (en sánscrito Nayskarmya), las que no ligan al ejecutor a
sus efectos kármicos y cuyo dominio constituye un logro supremo. Estas son las
palabras de Sri Krishna al respecto en el Srimad Bhagavad Gita.

Reencontramos esta doctrina con particular belleza y claridad en las


enseñanzas esotéricas de los constructores del pasado donde se explicita “El que
hace se hace”. Naturalmente no se trata de hacer a toda costa y de cualquier
manera sino con ciertos y determinados espíritu y actitud, que son precisamente
los que aquí nos ocupan.

Esta Tercera Clave supone investigar el funcionamiento de la cooperación


armoniosa de Marte y Saturno y lograrlo en uno mismo. La acción (Marte ¥)
realizada con inegoísmo desinteresado y renuncia a los frutos de la acción
(Saturno §) conduce a la autorestricción y autocrítica del que sabe juzgarse a si
mismo (Saturno § ) y a partir de la cual se genera la acción perfecta (Marte ¥),
la que se ejecuta como ofrenda a Dios. Esta transposición que permite pasar del
heptagrama cósmico al evolutivo encierra en sí el secreto del SAMNYASA y el
TYAGA, los que conducen a la acción perfecta (NAYSHKARMYA), la que es
un logro supremo (Ver las palabras de SRI KRISHNA en el SRIMAD
BHAGAVAD GITA).

El SAMNYASA es la acción inegoísta y desinteresada. , realizada sin pensar en


sus frutos y renunciando a estos. El TYAGA es la entrega como ofrenda a la
Divinidad de los frutos de la acción.

Vale la pena aclarar algo más todo esto. La perfección en obras supone y exige
la acción espontánea la que surge por sí y no piensa en los frutos y en las
recompensas del actuar. Para dar un primer ejemplo trivial diremos que nadie
practica un deporte mejor que cuando lo hace por divertirse y no para ganar.
Además, en la acción perfecta, el yo inferior separativo y egoísta está ausente,
no interfiere, no juzga, no separa ni divide ni compite. Esto nos permite plena
atención, plena participación, plena unidad. Es, por excelencia, el estado
creativo de la mente concreta. A veces se logra plenamente este estado al
contemplar arrobados una película. También sucede al escuchar un concierto u
ópera que reclaman de tal modo nuestro interés que toda consideración personal
está ausente y no se piensa en absoluto el obtener algo por lo que estamos
haciendo. Es el acto pleno con atención plena sin separatividad egoísta. Se
borran así los límites del yo y del no-yo. Pero la perfección en el obrar solo se
alcanza cuando renunciamos a los beneficios y frutos logrados y hacemos de
todo ello una ofrenda a Dios.
Naturalmente este caso ejemplificado es solo un primer paso hacia la Vivencia
de la Unidad, experiencia iniciática por la que todos habrán de pasar, más
temprano o más tarde. El camino hacia ella pasa indefectiblemente por la
devoción, por la Iniciación y por la realización de disciplinas espirituales,
especialmente la meditación.

De hecho aquí nos encontramos con una verdadera clave iniciática obtenida por
quien habla a partir de analogías tortuosas e ideas oscuras de diversas fuentes.

5.- LA EVOLUCIÓN DEL NATIVO A TRAVÉS DEL RÁDIX


Uno de los errores más generalizados en Astrología es afirmar que frente a un
tema natal podemos proceder sin más a la interpretación con solo informarnos
previamente acerca del sexo del nativo, su nivel cultural general y
socioeconómico y su estado civil. Tal suposición errónea proviene
exclusivamente de postular, más equivocadamente aún, de que existen
relaciones rígidas de validez universal entre las configuraciones astrales y el
destino humano. Afortunadamente, por cierto, esto no es así. Digo
afortunadamente pues el hecho de que similares configuraciones indiquen cosas
diferentes para distintos nativos nos revela que el ser humano dispone de un
margen de libre albedrío ya que el destino no es algo puramente mecánico. La
experiencia muestra además, que este margen de libertad es creciente cuando el
nativo desarrolla su voluntad y se eleva interiormente por medio de actitudes
positivas y una progresiva espiritualización de su existencia. Es en esto donde la
Astrología Esotérica entra en juego para darnos una respuesta más completa y
profunda de estos problemas.

Desde luego que existe un destino, pues de lo contrario, toda consideración


astrológica se tornaría simplemente absurda, pero el nivel de ese destino
depende muy estrechamente de los factores evolución y voluntad que ya he
mencionado.

Toda configuración astrológica en un tema natal representa per se un campo de


analogías, y esto mismo, stricto sensu, es válido para cada dirección. Pero esos
campos de analogías son, como la experiencia me lo ha confirmado
ampliamente, campos estratificados donde las posibilidades se dan a muy
diferentes niveles de acuerdo, precisamente, a la evolución y a la voluntad de
cada individuo.

Lo posible para ese ser, depende no solamente de su destino, sino, además de


esos factores que, en definitiva, actuaran decisivamente graduando ese destino y
colocándolo en el nivel que le corresponde. Vemos que aquí reencontramos la
vieja terna Providencia-Voluntad-Destino. Es lógico que sea así. Fabre D'Olivet,
quien estudió extensamente esta cuestión desde un punto de vista no astrológico,
escribió al respecto: "El Hombre no es ni animal ni inteligencia pura, es un ser
situado a mitad de camino entre la materia y el espíritu y llamado a ser un nexo
entre el Cielo y la Tierra", agregando luego: "El Hombre esta situado por arriba
del Destino... y por abajo de la Providencia... El reino humano es la voluntad
eficiente y mediatriz ubicada entre esas dos naturalezas para servirles de nexo,
de medio de comunicación y reunir dos accionares, dos movimientos que serían
incompatibles sin él".

De hecho, ignorar los factores mencionados supone para el astrólogo caer en el


error o, lo que es peor aún, en el ridículo. Mi propósito en este punto es
extenderme en el análisis de estas fases básicas y esenciales de toda
interpretación, sintetizando así la experiencia recogida por mí en más de
cuarenta años de práctica astrológica.

Comencemos pues con el primer factor de los considerados, que es LA


VOLUNTAD.

En los Evangelios leemos "Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los
hombres de buena voluntad." Estoy persuadido que tales palabras constituyen el
enunciado de un precepto oculto, de una verdadera Ley de la Vida, cuando se las
interpreta correctamente. Aquí "buena voluntad" no significa una actitud
bonachona y complaciente, sino una tenacidad de hierro que resulte
verdaderamente inquebrantable, una voluntad heroica que se traduce en obras.
Todos podemos llegar a tener una tal voluntad si nos esforzamos para ello pero,
es indudable, que determinados factores horoscópicos favorecen grandemente
tal propósito.

En primer lugar, todos hemos podido apreciar como los nativos en cuyos temas
predominan netamente los astros en signos de tierra y fuego, el factor voluntad y
tenacidad se desarrolla espontáneamente. Si tales temas natales no son
demasiado inarmónicos el nativo poseerá bien pronto en la vida una férrea
voluntad y, además, una especie de coraza que les permite resistir golpes del
destino que destruirían a otros. Incluso es dable observar que direcciones
temibles que acarrearían graves males al común de los mortales, se convierten
para ellos en fuente indirecta de bienes. Su perseverancia es tal que, unida a esa
coraza de que están dotados, les permite siempre saber esperar trabajando duro
para finalmente cosechar donde para otros solo quedarían ruinas y lamentos. Si
la componente de deseo y ambición esta presente no debe extrañarnos que estos
seres se eleven materialmente en la existencia, máxime si disponen en su tema
de un Marte fuerte que les dé capacidad de realización.
¿Como detectar esta componente de deseo y ambición? La respuesta es
conocida: por un lado las casas angulares y por otro los signos cardinales deben
ser importantes, pero esto no es todo. Hace falta perseverancia y tenacidad (lo
que correspondería aproximadamente a la "durée" de Henri Bergson) y esto se
halla muy ligado a los signos fijos, especialmente Escorpio y luego Tauro.

Resulta de la mayor importancia considerar adecuadamente la componente de


deseo sobre la que resulta imprescindible extenderse como preámbulo para tratar
el problema de la evolución del nativo. Esta componente de deseo comprende la
totalidad de los niveles en que puede desarrollarse la existencia humana, pues
abarca desde lo más burdo y carnal hasta el más sublime impulso de
acercamiento a Dios y de servicio al mundo.

Los santones que predican la muerte del deseo son, o bien hipócritas o bien
tontos, pues el deseo es una componente esencial e ineludible de la vida. Ya
hemos dicho que el deseo es la esencia misma de lo que se designa como
Karma. Lo que cuenta es la naturaleza de este deseo en cuanto a nivel pero
también su intensidad.

Esto último por cuanto, como señalaba acertadamente Charles Carter, la


naturaleza dotada de fuertes deseos llega a ser en las personas con cierto grado
de evolución, voluntad consciente. En definitiva, y como se dijo, lo que
debemos tener ante todo en consideración es la naturaleza y elevación de los
deseos que predominen, y esta premisa obvia, nos conducir luego a una
definición precisa del concepto "evolución del nativo".

Astrológicamente el deseo se halla ligado básicamente a Venus, Marte y


también a Urano como señalaron adecuadamente Wemyss y el mismo Carter.
Especialmente importante en este sentido, es la conexión de estos astros (en los
casos notables por la intensidad de los deseos) con los grados 8 y 9 de Escorpio
y Tauro, como también los grados 28 de los signos fijos y los grados 11 de los
signos cardinales.

El problema es que no solo de pan vive el hombre. Un nativo como el descrito


antes, con un fuerte Marte y un predominio absoluto de los signos de Fuego y de
Tierra tendrá sin duda una gran voluntad, pero también una completa
insensibilidad frente a las cosas buenas y bellas de la vida (debido a que carecen
del elemento Agua en su tema natal).

La carencia del elemento Aire le marcará con una rigidez intelectual excesiva.
Estas características no corresponden a un ejemplar ideal de la especie "homo
sapiens", por más que la voluntad y la perseverancia sean muy destacables.

Alan Leo fue el primero en señalar explícitamente que ante ciertos nativos las
reglas rígidas de interpretación fracasan, y el mismo captó con claridad la razón
de estos fracasos. En el prólogo de su obra "El Horóscopo Progresado" lo
expresa lúcidamente, relacionando el problema con la existencia de dos tipos de
astrólogos, los exotéricos y los esotéricos. Los exotéricos son decididamente
fatalistas y para ellos el destino humano es algo mecánico e inmutable. Basta
esto para asegurarles en definitiva el fracaso en Astrología, pues olvidan de
considerar dos hechos básicos en conexión precisamente con el destino. En
primer lugar la vida tiene un sentido que ellos olvidan y ese sentido es el
mejoramiento y la elevación interior del ser humano en pos de la Gran Meta que
constituye el sentido último de la vida. Hay un destino basado en un Principio de
Justicia que establece que el ser humano cosecha lo que ha sembrado y pasa por
las experiencias que necesita a lo largo no de una sola existencia, sino de
muchas. La enseñanza esotérica tradicional afirma sin embargo bien
claramente como se dijo al comienzo que el sufrimiento de cualquier género
llega al hombre no como castigo, sino como medio poderoso de purificación.
Es menester entender que no tiene sentido el castigo en si mismo sino como
medio poderoso de purificación y elevación. Y, de paso, renunciar para siempre
a todas las ideas absurdas, siniestras y antitradicionales relativas al infierno y a
la condenación eterna...Estas concepciones están encaminadas exclusivamente a
mejor dominar y manejar a los tontos.

El principio de Justicia al que nos hemos referido, establece que esos


sufrimientos pueden ser obviados haciendo al hombre capaz de controlar su
destino mediante sus acciones rectas y, por sobre todo, mediante su actitud
interior.

A la luz de estas verdades todo fatalismo se torna despropósito pues admitir un


destino inmutable es como admitir una casualidad: ambas actitudes niegan al
Amor y a la Justicia como Principios Rectores del Cosmos.

El otro factor que olvidan los fatalistas es que la Providencia no se halla en el


horóscopo, sino por encima de él. Ya lo dijo magníficamente hace siglos el gran
astrólogo y astrónomo danés Tycho Brahe: "Las estrellas guían el destino de los
hombres, pero Dios guía a las estrellas". Y aquí entramos de lleno en el aspecto
evolución, no sin comparar antes al destino humano con un largo tubo en espiral
que debemos recorrer a lo largo de los eones. En sus comienzos ese tubo es
estrecho y rígido para el ser primitivo y burdo, que comienza el recorrido y que
está por completo sometido a sus emociones y pasiones inferiores. Pero ese
tubo se ensanchará progresivamente y se volverá flexible para el nativo que
espiritualice su existencia, subordinando más y más su naturaleza inferior a los
principios superiores de bien común y elevando su actitud interior.

A esto se refiere precisamente la Tradición Esotérica, cuando nos enseña que


los efectos kármicos que podríamos denominar mecánicos son la primera de dos
categorías. Estos son los que se reflejan en el tema natal. Pero cuando el ser
humano espiritualiza su existencia por medio de sus esfuerzos evolutivos, los
efectos kármicos a experimentar pasan a ser dirigidos por un Poder más alto y el
tema natal comienza a funcionar en una forma totalmente diferente a la que
normalmente se considera. Sobre este tema nos hemos extendido largamente en
escritos inéditos que pronto esperamos dar a conocer.

A esta altura podemos entrar ya de lleno en una definición de evolución en


función de la naturaleza de los deseos del nativo. Bien entendido, aquí no se
trata de una opinión o filosofía personal respecto de la existencia, sino de hechos
experimentales.

Sin embargo, existe un riesgo al describir las configuraciones que señalan en el


rádix la alta o baja evolución, y es que alguien se sienta herido y pierda por ello
la necesaria objetividad y serenidad, pero eso sería por otro lado la prueba
indudable de que lo que afirmo no está desencaminado. A la investigación
profunda de este asunto, dedicó sus últimos días el Profesor Carlos Reichelt.

Continuando su obra, hemos de presentar aquí algunos de sus resultados y de


los nuestros propios con algún grado de detalle. Como hemos anunciado, vamos
a definir la evolución de un ser humano en función de la naturaleza del deseo,
tomando, además en cuenta la capacidad de autocrítica y de autorestricción,
como también su abnegación, altruismo y capacidad de sacrificio en aras del
bien de los demás.

Diremos simplemente que evolución de un nativo es la medida de la sujeción


de los impulsos de su naturaleza inferior a los móviles y finalidades de su
naturaleza superior. Los deseos predominantes nos indican en un nativo, cual de
las dos naturalezas predomina, si la superior o la inferior.

Dos son los índices principales de predominio de la naturaleza inferior, a


saber: las emociones inferiores (muy ligados al signo de Cáncer) y la voluntad
de poder egocéntrico (ligado al signo de Leo). Es una regla que casi no tiene
excepciones, que los temas natales que presentan tres o más astros en al arco
Cáncer-Leo corresponden a nativos de escasa evolución, con fuerte componente
emotiva y/o de dominación, es decir, almas jóvenes que aún deben recorrer un
largo trecho para llegar a las cumbres de la perfección humana.

Otro índice grave en cuanto a la inmadurez del alma, son las conjunciones de
maléficos, las que siempre constituyen una inarmonía celeste que refleja las
inarmonías terrestres de los individuos que bajo ellas nacen.

Muy cierto es, que no se es como se es porque se nació bajo determinado


cielo, sino que se nació bajo ese cielo o momento cósmico porque uno es así.
Particularmente peligrosas y reveladoras son algunas de estas conjunciones a
las que me referiré acto seguido. Por supuesto la valoración completa de ‚estas y
de cualquier otra configuración en un tema natal dado, exige el empleo de la
Teoría de las Determinaciones de Morin de Villefranche. Aquí solo daremos
indicaciones generales sobre la naturaleza de tales influencias.

En primer lugar tenemos la conjunción de Marte y Neptuno. Normalmente


esta revela una fuerte componente de naturaleza paranoica, que no solo es
peligrosa para el nativo, sino también para quienes lo rodean. El sujeto se aleja
más y más de la realidad, se cree dotado de un talento genial del que por lo
general carece, y de una capacidad de realización que va mucho más allá de sus
posibilidades reales. Como su seguridad es impactante, alcanza a convencer a
algunos o muchos de los que lo rodean y termina por desmoronarse junto con
sus incautos seguidores. Recuerden los casos típicos de Napoleón y de
Guillermo II.

Otra conjunción indicación de escasa evolución es la de Marte-Urano. El grado


de egoísmo y de violencia es tan superlativo, que toda forma sincera y real de
espiritualidad o altruísmo fraterno les está vedada a estos nativos, dominados
por su egocentrismo.

Especialmente peligrosa (aún cuando la Luna sea benéfica) es la conjunción


Luna-Neptuno. Una persona con esta configuración, siempre revela
deshonestidad en sus procederes. Estos nativos resultan así, por excelencia,
gente indigna de confianza.

Así podríamos ir revistando otras configuraciones que no abarcan solamente


conjunciones desfavorables, sino también, y muy especialmente, las aflicciones
de la Luna y de Venus por los maléficos, especialmente Marte y Saturno.
Recuérdese que la Luna y Venus se hallan ambas muy ligadas a las emociones y
a los sentimientos. Como consecuencia sus aflicciones por maléficos delatan
fallas serias en este orden de cosas, y suelen ser índice de crueldad, violencia o
al menos de pasiones incontroladas.

Pasemos ahora a enunciar un principio que generalmente se silencia, pues su


sola mención suele provocar violentas reacciones. Les recuerdo al respecto mi
pedido anterior de serenidad y juicio ecuánime.

Como afirman los Upanishads, textos sagrados de la India, existen dos fases
en todo ciclo cósmico. Una primera fase es el Pravritti, que corresponde a la
manifestación y expansión, y una segunda fase es el Nivritti, correspondiente a
la retracción y reintegración. La primera fase de expansión consiste,
básicamente, en "alejarse del Cielo para conquistar la Tierra" y corresponde en
el Zodíaco a los seis primeros signos. La segunda fase o Nivritti corresponde al
llamado "Sendero de Retorno", es decir una etapa superior reintegratoria de más
alto nivel evolutivo.

Pues bien, es dable observar fácilmente que en los nativos con amplio
predominio de astros en los primeros seis signos del Zodíaco, el vuelo espiritual
es mucho más restringido que en aquellos donde predominan los astros en la
segunda mitad del Zodiaco. Bien entendido, esta regla tiene también sus
excepciones que detectaremos por medio de un análisis cuidadoso del tema
natal.

De todas formas hay un principio de validez en lo que acabo de exponer, dado


que en el primer caso (o sea cuando los seis primeros signos se hallan más
ocupados en un tema) el nativo se halla mucho más aferrado a la materia (sin
que esto implique negar sus eventuales cualidades morales o su inteligencia).
Tómese por ejemplo el caso de Sigmund Freud, quien sin duda era un individuo
de genio, pero sumamente limitado espiritualmente. En este caso, con excepción
de Marte y Neptuno, todos los astros se hallaban en el arco Aries - Tauro -
Géminis.

Corresponde ahora analizar las señales de alta evolución en un tema natal.


Pero antes de ello debo hacer una advertencia, pues es frecuente hallar
horóscopos en que se encuentren elementos contradictorios en lo que hace a
juzgar la evolución del nativo.

Aquí deberemos juzgar el grado de madurez del alma de acuerdo a la cantidad


e importancia de las indicaciones en uno u otro sentido. Será bueno comenzar
revistando las pautas de evolución desde un punto de vista al que me animaré a
calificar de "psicoanalítico". Sin embargo, no solo no deseo exagerar la
importancia de este punto de vista al que considero muy relativo en su valor (y
carente totalmente de una componente trascendente) sino que, además, deseo
poner en guardia al público astrológico contra ciertos excesos que tienen lugar
en relación a estas nociones. Tal vez lo más sensato aquí, es encarecer la lectura
de las obras de René Guénon, especialmente su artículo "Tradición e
Inconsciente" (reproducido en el tomo "Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada") como también el capítulo XXIV titulado "Los desmanes del
psicoanálisis" de su magistral obra "El reino de la cantidad y los signos de los
tiempos". La lectura de esas páginas podrá, tal vez, disipar las brumas en que se
mueven algunos colegas totalmente ignorantes de las raíces espirituales y
metafísicas de nuestra Ciencia Astrológica. Al mismo tiempo será oportuno y
provechoso advertir a quienes juegan con fuego que les convendría dejar de
hacerlo...

Desde el punto de vista de la evolución del nativo, no cabe duda que el aspecto
de las teorías freudianas que revista mayor importancia es el Superyó en cuanto
a su relación con la conciencia y funciones normativas del individuo. Este
Superyó es, precisamente, el componente del aparato psíquico hipotético de
Freud, donde hallaremos este "órgano ejecutivo" de la conciencia (sin ser por
ello idéntico a esta última como ha señalado Igor Caruso). En el Superyó
hallamos las pautas de conducta social a las que se ajusta el individuo y desde el
punto de vista de la evolución, la situación ideal se produce cuando el Superyó
reconoce el carácter trascendental de los objetivos finales de la existencia
humana y relativiza al Yo como factor instintivo. Existe una estrecha
correspondencia entre el Superyó y la Casa X del tema natal. Él "ello" o Id
freudiano (es decir, el bagaje instintivo e innato como impulso vital) deber ser
juzgado a partir de la Luna (clásica significadora de los instintos y sentimientos)
y por la Casa I del tema a la que podría sintetizarse muy bien en sus significados
como la de la "expresión vital" (tanto en lo externo como en lo interno).

Resulta de la más grande importancia desde el punto de vista de la evolución


un análisis cuidadoso de la Casa X, pues allí hallaremos indicaciones muy
valiosas sobre la escala de valores del nativo en cuanto a su actitud ética y social
y en lo relativo a la incorporación de valores trascendentes en esa escala.

En este esquema del aparato psíquico el Yo está adecuadamente representado


por el Sol en cuanto a sintetizador y regulador de la conducta y actividad.

Sin embargo, repetimos, las teorías freudianas son solamente teorías y


marcadas además -como afirma con razón Guénon- con un sello innoble y
repugnante que permite intuir la oscura naturaleza de lo que se mueve tras la
turba de movimientos psicoanalíticos.

Hay otros varios factores en un tema natal que pueden servir como indicios
claros del grado de evolución del nativo. Uno de ellos es bien conocido. Me
refiero a los buenos aspectos de Júpiter y de Saturno, los que siempre reflejan
mesura, equilibrio, autocrítica y autorestricción.

Los aspectos disonantes de estos astros (incluyendo a la conjunción), señalan


lo contrario en cuanto a excesos que suponen o acarrean problemas en la vida.

De marcada importancia como configuración indicadora de alta evolución de


un nativo, es el hecho de que los planetas transaturninos (Urano, Neptuno y
Plutón) se hallen por encima del horizonte en un tema natal.

Como auténtico Maestro de la Astrología, el Prof. Reichelt no era ni podía ser


un fatalista. Muy por el contrario, imbuído en la más elevada filosofía
espiritualista, su recomendación constante hasta el último momento fue que se
estudiara la Astrología con una perspectiva esotérica y metafísica, pues solo así
se lograrán descorrer los velos que nos impiden contemplar el sentido último de
nuestra venerable y querida Ciencia Astrológica.

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