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Lino Dolan, O.P.


Prior Provincial, Provincia Dominicana
de San Juan Bautista del Perú
LAS BIENAVENTURANZAS Introducción I
LEY FUNDAMENTAL DE LA VIDA CRISTINA
El núcleo central del Evangelio: las Bienaventuranzas

¿El Evangelio sigue como Buena Nueva para el hombre moderno?

¿Las Bienaventuranzas pueden ser comprendidas en el contexto del mundo moderno?

Noción bíblica de palabra de Dios

¿Es simplemente lo mismo como una doctrina enseñada por Cristo? algo que apela al
intelecto? algo impersonal, universal, igual para todos y en toda circunstancia?

Si fuera así, tendríamos un concepto pobre e limitado de palabra de Dios; no es falso pero
ciertamente incompleto; pensar así conduce a teorías abstractas, ahistóricas, atemporales;
desencarnadas. Existe el peligro de convertir el Evangelio en una ideología y de adherirnos a
una verdad abstracta y no a una persona.

Palabra de Dios en el sentido bíblico es:

1) intelectual = refiere a su contenido

2) dinámica = una fuerza vital para realizar el contenido

3) personal = la persona que habla continúa presente en su palabra

Este quiere decir:

1) en lo intelectual: Es Dios quien habla y revela el plan de salvación;

2) en lo dinámico: en la Palabra está la fuerza de Dios que estimula a los hombres;

3) en lo personal: la Palabra de Dios depende de Él; nadie puede adueñarse de ella para obrar
sobre Dios.

La finalidad de la palabra de Dios no es solamente la proclamación de una doctrina sino es un


movimiento dinámico de Dios hacia los hombres con el fin de provocar un movimiento del
hombre hacia Dios.

Evangelizar es sobre todo esto: provocar una respuesta personal hacia Dios y no solamente es
una enseñanza de doctrina.
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El Evangelio es poder de Dios para la salvación (Rom. 1, 16-17)

El Evangelio es una llamada personal de Dios (2 Tes. 2, 14)

No hay diferencia entre predicar el Evangelio y predicar a Cristo (Hechos 5, 42; 1 Cor. 1, 23)

Anunciar la palabra de Dios no es solamente hablar de Dios o decir algo sobre Él o explicar lo
que Dios dijo en el pasado;

más bien la palabra de Dios es Dios mismo quien se pronuncia a si mismo en el momento que
se la anuncie (1 Tes. 2,13; 2 Cor. 2, 17)

Constitución dogmática VERBUM DEI (Vaticano II)

Redescubrimiento de la Palabra de Dios en nuestros tiempos;

Importancia en los Padres de la Iglesia:

S. Agustín: la Palabra de Dios tenía el mismo valor que los sacramentos;

S. Jerónimo: "comemos su carne y bebemos su sangre no sólo en el Sacramento sino también


leyendo la Sagrada Escritura"

El meollo de toda la predicación de Jesús - la Carta Magna del Reino que el anunció y que
nosotros anunciamos: Las Bienaventuranzas. Son la Ley Fundamental de nuestra vida
espiritual, la norma de la existencia cristiana.

Si el Evangelio es la palabra de Dios por excelencia (Rom. 1, 16), Las Bienaventuranzas son
la quintaesencia de él.

No se puede separar Las Bienaventuranzas de la Crucifixión del Señor, como no se puede


separar el día de la noche. El día que Jesús pronunció las Bienaventuranzas, pronunció su
propia sentencia de muerte, "escándalo para los judíos, tontería para los griegos (1 Cor. 1, 23)

La sobre familiarización con los textos que anuncian las Bienaventuranzas ha hecho que ya no
nos cuestionan, no nos interpelan; es necesario volver a estudiarlas, ahora, en el contexto de
nuestros tiempos. Escucharlas y dejar que nos penetren como si fuera la primera vez.

Comprometernos con el Evangelio es comprometernos con Cristo, tratando de asemejarnos a


Él. Las Bienaventuranzas no son Ley sino Evangelio y nos señalan el camino a recorrer a
descubrir a Cristo.

Situación actual: los tiempos en que vivimos.

Dos errores; dos extremos.

1. progresismo desenfrenado: relativización del evangelio


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2. Integrismo cerrado: ahistórico, desencarnado

El desafío nuestro es presentar el Evangelio en el presente (en nuestro tiempos), apoyándonos


el el pasado con vistas al futuro.

Mateo/Lucas: dos maneras de anunciar las Bienaventuranzas; cada uno captó la esencia de lo
que dijo Jesús; cada uno lo ha anunciado en circunstancias distintas según las exigencias de
las circunstancias.

No podemos vivir eclécticamente el Evangelio; hay que vivirlo integralmente:

Vertiente de amor al prójimo

Vertiente de la vida de unión con Dios

Evangelio completo; evangelio encarnado.

Jesús vivió plenamente las bienaventuranzas antes de anunciarlas; su palabra fue iluminada
por el ejemplo; coherencia entre fe y vida.

Las Bienaventuranzas son promesas hechas a los hombres por Dios que los ama; son la misma
vida de Jesús; el camino real del cristianismo en cada época. Tiene a Jesús como centro y
autor. Son una aventura arriesgada y sólo tienen sentido a base de una gran amistad e
identificación con el Señor.

Las Bienaventuranzas son paradójicas pero no absurdas; lo absurdo no es humano y la vida de


Jesús es lo más humano que existe. Están fuera de la opinión común pero siempre vuelven a la
consideración de la Iglesia en momentos más difíciles para alumbrar el camino (S. Francisco
de Asís; S. Juan de la Cruz)

hoy día ¿por qué no pueden volver?

¿Cómo actualizar a las bienaventuranzas? ¿Cómo actualizar a Cristo? ¿Cómo actualizar el


evangelio hoy? es una sola pregunta y no 3; es un sólo desafío.

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