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I SEMANA TEOLOGICA
Pero habrá que llegar a los albores del siglo XX, con la emergencia de
la Acción Católica, para encontrar textos autorizados que atribuyan al
laicado una verdadera tarea apostólica. Pío X (Il fermo proposito)
señala que el ámbito de la acción de los seglares abarca “todo lo que
directa o indirectamente pertenece a la misión de la Iglesia…, es decir,
guiar a las almas a Dios y restaurar todas las cosas en Cristo”
Fundamentos teológicos
El Documento de Aparecida retoma la visión del Vaticano II, al definir a
los laicos como "los cristianos que están incorporados a Cristo por el
bautismo, que forman el pueblo de Dios y participan de las funciones
de Cristo: sacerdote, profeta y rey. Ellos realizan, según su condición,
la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo". Son
hombres de la Iglesia en el corazón del mundo, y hombres del mundo
en el corazón de la Iglesia (DA 209).
En esta visión positiva, se reconoce en los laicos su vocación de
discípulos y misioneros de Jesús. Por tanto, de un laico y una laica
debe esperarse lo propio de todo seguidor de Jesús de Nazaret:
oración, subversión de los falsos valores vigentes en la sociedad,
fidelidad a los criterios evangélicos de la vida, amor prioritario y
práctico a los pobres, solidaridad, sentido de Iglesia.
El ser discípulos o discípulas lleva a asumir desde la perspectiva del
Reino las tareas (las causas de Jesús) prioritarias que contribuyen a la
dignificación de todo ser humano: el amor de misericordia para con
todos los que ven vulnerada su vida en cualquiera de sus
dimensiones, socorrer en las necesidades urgentes, colaborar con
otros organismos o instituciones para organizar estructuras más justas
en los órdenes nacionales e internacionales, crear estructuras que
consoliden un orden social, económico y político en el que no haya
inequidad y donde haya posibilidades para todos, posibilitar
estructuras que promuevan una auténtica convivencia humana, que
impidan la prepotencia de algunos y faciliten el diálogo constructivo
para los necesarios consensos sociales (DA 384).
1. c) Santa Catalina de Siena, como laica fue llamada por Dios para
hacer sentir su voz profética tanto a los Príncipes como a la misma
jerarquía eclesial.
2. d) La implantación de la Iglesia católica en Corea se debe a la obra de
un solo laico, Lee Seug-houn. Las comunidades cristianas de Japón
se quedaron sin sacerdotes durante 200 años. Cuando los misioneros
volvieron, hallaron a todos bautizados, catequizados, y válidamente
casados por la Iglesia. Como recordaba el Cardenal Bergoglio, hoy
papa Francisco: “La fe había quedado intacta por los dones de la
gracia que alegraron la vida de los laicos, que sólo recibieron el
bautismo y vivieron su misión apostólica”[5]. ¡Cuánto bien no han
hecho los movimientos laicales para promover la oración, el amor a la
Virgen, la comunión intraeclesial, después de la gran crisis
postconciliar!…