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El Cantar de los Nibelungos ‘VERSION CASTELLANA EN PROSA. D.A. Fernindez Merino LIBROS El Cantar de lor Nibelungos © 1985 by Ediciones Teorema Disefo de cubierta: Studio Symbol dia: Teorems S.A. ‘Avda, RepGblica Argentina, 248, (08023 Barcelona LS.B.N.: 84-7604.038-X Deposito legal: -7260 - 85 Inpreso on Espafa Printed in Spain ‘Todos los derechos reservados Ipreso en MED, natn rcs (ies, Sse REL onA INTRODUCCION De los monumentas literarios que se perpetiian a través de tos sigan brotan fuentes histories dele mayor porte cia, alli resaltan las costumbres de la époce en que aparecie- ron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que entonces se empleaban como si tuvieran la impidex del espejo se refleien en ellos los sentimientos que animaran a los héroes ‘que en él se agitan, pues por emibellecida que se encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, "la vista des- hhaciendo el artifcio, ve sin él la muda forma y el duro con tome, Esta sola constderacién bastaria para que a pesar de la fatige que produce, no se descansara en el estudio da los antiguas poemas 9 entre éstos hay que conceder un sealado lugar al que abre el ciclo épico de la iteratura germénica, mis nombrada que conocida, mds aplaudida que estudiada La aficion y el buen deseo, ya que no las propias fuerzas, son los méviles que nos han lievado « aceptar el encargo de hhacer una version castellana de esta obra glgatesca y si al frente de ella ponemos breves frases, va encamtinadas no a ‘encubrir muestra insufciencia, sino a decleerla, pues el dete- nrido estudio que hemos hecho, nos ha convencido de cuan grandes son las dificultades que la empresa ofrece y cuan agudos son los escollos en que se ha de tropezar. Chimplenos antes de dar comienzo a la tarea, exponer el asunto de esta 7 obra que es admiracion de todos y enunciar las principales Cuestiones que con respecto a ella han ocurtido. No cono- ccemos frases que del poema den tan exacta idea, como las {que el eapiitual Heine le ha dedicado; el critico mordaz que Segiin confesion propia se habta hecko un nido en la peluca de Voltaire; aquel alemén que a fuerza de vivir en Francia consiguié desposeerse de la pesadez que a muchos criticos compatriotas suyos caracterisa, pero que por haber nacido entre las bremas del Rhin no llegs nunca a ser tan ligero como no pocos franceses acostumbran serio, después de textratar el furor que el conocimiento del poema despertara declara francamente cuan poco comprensible seré siempre ‘para los hijos de esta raza latina, El lenguaje en que esté escrito, dice, les seré incomprensible; es una lengua de piedra y los versos son cantos rimados. Ac alé en los intesticios Se ven erecer flores hermosas, rojas eomo la sangre, por entre las que #e escapa la yedra trepadora asemejindose a largas lenguas verdes. Menos posible es aiin que podéis formaros idea de las pasiones gigantescas que en el poema se agitan Figuraos una noche clarisina de estio, las estrellas palidas como la plata, grandes como el sol, fulguran en el azul del cielo; todas las catedrales gbticas de Europa parecen haberse dado cita en una extensa lamura y entre aquella multitud de colosos, aparecen tranquilamente el monasterio de Strar burgo, la etipula de Colonia, el campanario de Florencia, la catedral de Rouen, la aguja de Amiens y la iglesia de Milan, (que se agrupan alrededor de la bella Notre Dame de Paris } a la que hacen galantemente la corte. Verdad es que su ‘marcha seria un poco pesade, que algunos se inclinarfan dma manera muchas veces audi la To bir fal presenciar agisellos trasportes amorosos, més esta burla seta desde el momento en que enfurecéndose se atrpella fos unos sobre los otros, la sonrisa se apaga cuando Notre Dame elevando los brazos hasta el cielo, coge repentinamente tuna espada y cercena la cabeza més grande de aquellos 8 colosos. Pero ni aun ast podréis formaros una idea de los principales personajes del poema de los Nibelungos; no hay torres tan alta, ni piedras tan duras como el feroz Hagen 1y la vengativa Crimilda eQuién ha compuesto este poema? aitade el ilustre eri tico. El autor de Los Nibelungos es tan ignorado como el de los cantos populares. jCosa extraha! casi siempre se ignora quien es el autor de los libros mas admirables, de los edift: ios y de los mas nobles monumentos del arte. ;Cémo se Hamaba el arquitecto que imagind la cipula de la catedral de Colonia? zQuién ha pintado bajo aquella cipula el frente del altar en ef que la inefable madre de Dios y los tres reyes estén retratados de una manera tan admirable? ;Quién hea escrito ese libro de Job que ha consolado tantas generaciones de hombres doloridos? Los hombres tienen el don especial de olvidar muy facitmente el nombre de sus bienhechores; los nombres de los buenos y nobles que han trabajado por la felt cidad de sus conciudadanos se encuentran muy rara vez en boca del pueblo; su persistente memoria no conserva mas que el nombre de sus opresores y de sus erueles héroes de guerra El drbol olvida al silecioso jardinero que lo ha preservado del frio, que lo ha regado en la sequia, que lo ha protegio de los ‘animales datinos; pero conserva fielmente los nombres que hhan grabado en su corteza con un acero cortante y los trans- mite a las generaciones futuras en cardeteres cada vez ma vores. Bfectivamente nada tan cierto, el autor del Intermezzo lo ha dicho y et pooma lo acredita; nada tan feroz como la venganza de’ Crimilda y nada tan salvaje como el furor de Hagen, mas on este salvaismo, en aguella ferocidad, hay rasgos que legan a lo sublime y que revelan un poderoso genio en el ignorado autor a quien se debe el poema De la misma manera que lleva el titulo de ‘La Desgracia de los Nibelungos” (Das Nibelungen not) podria llevar el de “La venganza de Crimilda” y aun més propio seria, pues 9 cexto e2 lo que forma el asunto principal del poema. Los celos de dos mujeres, mejor dicho, la rvalidad que estalla entre ellas, es la causa ocasional de la catéstrofe que espanta Crimilda, la dulce y sencilla joven que quiere preservar su corazén y no sentir amor porque muchas veces éste tiene por continuacion el sufrimiento, se hace al fis esposa del sin par _guerrero Sigfido, héroe digno de la mayor estima, que ha ree lizado cuentas pruebas le exigieran y que por iltimo ayuda a su cuilado Gunter para que logre vencer a Brunequilda, idtima encamnacién de la Walguirie, que no entregard su mano sino al guerrero que la derrote y dari muerte al que quede derrotado, Efectivamente hay concepetones que nos sorprenden y nos extra: una mujer hermosa y arrogante que hace depender su posesién de la violencia, es para noso- fros un monstruo que inspira repugnancia, pero 2qué hu biera sido para un germano de aquellos cuya presencia sola astaba paca contener a las legiones romanas, la mujer de nuestros dias? Esta manera de expresamos podria hacer creer que era preferible para nosotros la mujer barbara que sobre el carro de guerra combatia por sf y por los suyos; no es ast, pero jamis ocultemos que nas cause admiracion, Bruneguilda ‘ocasionando que por el amor a su esposo surja la discordia haciendo que en el afin de su venganza aparezca el perverso Hagen y Crinilda sufriendo el dolor horrible que le causa la pérdida de su esposo amado, acechando constantemente la Searibn de vengarlo, con mujeres talladas en inmensas rocat grantticas, figuras tan violentas que al mismo Miquel Angel Inubieran hecho retroceder, méxime cuando se presentan en tun euadro cuyo segundo’ término tiene colosales propor ciones. Querer detallar ahora ef poema, andlizar sus efectos y ‘enunerar sus bellezas, seria proliatarea, demas en la ocasiin presente en que con mayor fidelidad procuramos presen: tarlo « nuestros lectores. Pero. com respecto a este poema curren varias cuestiones que hay que dilwcidar, o al menos ppresentar hasta la altura en que hay se encuentran 10 Si el ciego de Kios fue un personaje real y hallé claro lo que dijo en sus inmortales poemas, puede asegurarse ule mas de wna ver sus manes se habian visto privados de reposo, si hasta el lugar en que se encuentren ha Hlegado el conoci- miento de los comentarios y notas de que cada verso suyo ha sido objeto: como obras pertenecientes a la época elésica, todas:as edades, todos tos pueblos se han dedicado al estudio del gran poeta y cada cual ha dicho por su cuenta lo que més comveniente le parecia para contribuir a su realee; no poco de esto ha sucedido en Italia con el Dante y con Shakespeare cen Inglaterra y hasta en Espafia con Cervantes, cuyos pensar mmientos se han toreido para que cada autor pueda lucir sx ‘fecunda inventiva y su imagen poderosa, pero todo reunido ‘sma bien poco si se compara con lo que acerca de los Nibe- lungos han hechos tos alemanes: no les bastaba ya el estudio individual que cada uno pudiera hacer y se reunieron en cd tecras para explicar y comentar el mds antiguo poema germé- nico de la edad media: 1o han dividido y fraccionado, lo han considerado desde todos los puntos de vista y casi una bibli teca podria formarse con lo que acerca de él se ha escrito; tiene aquella nacibn:naturalista que se pas6 cinco aos este dando wn insecto, un escriturario en que dos lustros no pasé del quinto versiculo del Génesis, un eritico que en ocho aftos explicd los diez primeros versos de Homero y nos tememos que algin nibelungéfilo después de larga investigacion, aplique el microscopio y nos diga qué fibras tiene el viejo pergamino en que con ininteligibles cardeteres estan deseritas sangrientas escenas con las que nos sucede lo que con el pre cipicio, nos espantan pero nos atraen. Es lo cierto que a pesar de tan rudo empeno, se ha conseguido bien poco y subsisen casi todas las euestiones que desde el principio se originaron. El nombre que lleva, ha dado lugar a no pocas, pues con efecto el titulo de Nibelungos no puede en realidad decirse (que esta aplicado a personaje determinado: en un principio 1y aunque de una manera muy vaga, parece indicar a los pose n ores del texore conguistado por Sigfrido y éste poco después ce designado con el nombre de héroe del Nubelungen Lard. ‘Mas tarde los BorgoRones en posesién del tesoro, tomaron el nombre de Nibelungos, que parece ser mis que nada wn cali ficativo dado a las riquezas, pero por fin el ditimo verso del poema indica bien claramente que Nibelungos son los héroes borgorones sacrificados por los Hunos 4 la venganza de Grimilda, tornada de dulce paloma en leona furioca privada desu erfa ‘De mayor trascendencia es si se quiere la referente a la época de su eparicién, éntimamente ligada con la del nombre del autor a quien se deba el poema. No hace mucho tiempo que en doctas conferencias dadas en un respetable centro de ‘enseRanza, wr acadlémico dio por supuesto que el autor era el minnesinger austriaco Enrique von Ofterdingen, idea que como la de atribuirlo @ Wolfram de Eschembach habia de- sechado la critica alemana, desde remota fecka, Exceptuando lc hip6tesis aventurada por el erudito Lachman que siguiendo en los Nibelungos el sistema que Wolf hubo de aplicar a la linda, sostenta que el poema germénico era resultante de la union de viejas tradiciones de los pueblos del norte ~para lo que ciertamente « primera vista parece sobrar motivo, aten- diendo el divers espiritu de muchos de su cantos— ninguna opinion se ha sostenido tanto tiempo como la de que este poema, cuyos personajes parecen tallados por los ciclopes, {fuera obra de Enrique von Ofterdingen; mas esta idea zde qué ha nacido? :qué fundamento puede fener? Ciertamente que no se le halla justificativo ninguno. Del citedo poeta, fuera del nombre, se sabe tinicamente por la tradicién, que fue de los atrevidos minnesingeres que concurrieron al torneo lite rario celebrado en 1207 en el castillo de Wartbourg, célebre ademas por haber sido habitacion de Santa Isabel y refugio de Lutero. Elretrato de este poeta asi como el de loz demés con currentes a la celebrada lucha postica, puede verse en el folio 23 del Manessiche Sammlung, que se conserva en la Biblio- 12 teca nacional de Paris. Pero nien éste, nien el Manusenco de Weingarten de Stuttgart, nienlagran coleccién de Heidelberg, precisos documentos en los que se encuentran reunido todo lo que los minnestngeres se ha salvado, se halla wx solo verso de Enrique von Ofterdingen, Su celebridad se debe pues slo al apwntado detalle de su vida; esto parecia poco para darle como gran poeta y como quiera que nadie podia reclamar la propiedad de tan célebre composicibn, la encontraron micy 4 propésito para justificar aquella fama tan débilmente asen- tada Como hemos dicho, le eritica ha rechazado wnénime- mente y desde hace mucho tiempo esta opinion: filindore en las formas del lenguaje, es lo més sensato admitir que ta obra obra pertenece al silo XII y no al XIIl, en el que floreci6 el protagonista de Novalis, En aquella época la estrofa que caracteriza la composicion de los Nibelungos, constituye tuna novedad bastante extrafa en la literatura alemana, mas ya antes habia sido empleada por un poeta cuya vida y nombre se ignoran, pero al que se conoce por el feudo en que naciera y de que fuera poseedor, lamandosele por esto el poeta de Karemberg, nico que con Dietmar de Ast flore Cieron antes del aflo 1143. Las composiciones Iricas que de 1 se conservan permiten hacer una comparacién con los Nibeluryos; el lenguaje y la elevacion de ideas son muy pare idos y desde que tal parelelo ha podido establecerse se ha afirmado como verdad indudable que los Nibelungos perte- nnecen al anénimo autor que dejamos apuntado. En apoyo de esta tesis, hay wn dato de verdadera importancia, cual es lo que puede lamarse geografia del poema: a partir de Passax (Batava Castra) la descripcién que hacen las héroes borgonones, es perfectamente exacta, puede seguirse paso a paso, denota gran conocimeitno del pats y precisamente cerca de Linz, en le orllaizquierda del Danubio, es donde se en- euentran las ruinas del castillo de Kiremberg, que ha dado nombre al poeta 13 Monumento de grandisima importancia en la Historia de la literatura alemana, ya. lo hemos dicho, los Nibelungos han sido objetos de serios y concienzudos trabajos por parte de afamados eriticos. Antes del siglo XVII s6lo los hallamos tmencionadot por el célebre historiador alemin Wolfgang Lazius, mas a partir de dicha fecha parece que los alemanes han querido reparar el apravio que con el injusto olvido se hhactan unas y otras, y casi sin interrupetén han aparecido ‘muchas ediciones del poema, no pocos voliomenes de notas, comentarios e interpretaciones y gran niamero de obras euyo rineipal objeto es analizar este poema. El primero que Scere de elo exit la atenciin de sus compariotay, en la forma que se debfa, fue Bodmer de Zurich, el jefe de la es ‘euela suiza que asociado con Breitinger concibié ef emperto de reformar la literatura alemana, supeditada en aquelle época casi por completo a las influencias francesas. En sus Cartas erticas no pudo menos de revelar el entusiasmo que ‘ya en 1784 habfa dado a luz la eélebre coleccién de poemas ‘alemanes de Tos silos XH, XIILy XIV, pero no hallé desde el principio la acogida que merecia. Al enviar ef lustre bi filo al rey de Prusia wi ejemplar del poema més original de ‘Alemania, Federico II, mds versado en achaques de campafas, militares que en cuestiones de literatura, le contest6 "* que todo aquello no valfa lo que un cartucho, y que si antes los hhubiera tenido en su biblioteca lo arrojara por la ventana”: Por fortuna esta joya literaria de la edad media, como los alemanes la llaman, es hoy justamente apreciada. En la pre sente traduccion no hemos excatimado medio alguno y te- niendo a la vista los textos universalmente reconocidos como mejores, hemos procurado que nuestra traduccién siendo castellana, conserve algo del caricter que el original tiene y en lo que consiste uno de sus méritos principales: de haber hecho la traduccion palabra por palabra, hubiera resultado una obra incomprensible; exponer el pensamiento solo, era darla incomplete; era preciso armonizar ambos extremos y ast 4 lo hemos hecho. Otra de las difcultades con que también tropezaba el traductor era el adaptar a nuestro idioma los complicados y dificiles nombres alemanes, pero éta nos fue allarada por el iustre académico Tamayo y Baus Madrid, Octubre de 1862. 1 EL SUENO DE CRIMILDA Las tradiciones de los antiguos tiempos. nos refieren ma- savillas, nos hablan de héroes dignos de alabanza, de audaces ‘empresas, de fiestas alegres, de lagrimas y de gemidos, Ahora pouréis escuchar de nuevo la marsvllosa historia de aquellos guerreros valerosos. Vivian en Borgofta una joven tan bella, que en ningén pats podria encontrarse otea que la aventajara en hermosura. Se lamaba Crimilda y era una hermosa mujer; por su causa, muchos héroes debin perder la vida. ‘Muchos valientes guerreros se atrevian a pretenderla en ‘mente, como se debe hacer con una virgen digna de amor; nadie la odiaba, Su noble cuerpo era notablemente bello, y las cualidades de aquella joven hubieran sido ornamento de cualquier mujer. La guardaban tres poderosos reyes, nobles y ricos: Gunter y Gernot, guerreros ilustres, y el joven Geiselher, un guerrero distinguido, La joven era hermana de ellos y sus mayores tenian que cuidara Estos principes eran buenos y descendian de muy iustre héores probados, eran sumamente fuertes y de una at- dacia extraordinaria. Fl pais a que pereenecfan se lamaba ling " ‘Borgofta y habjan realizado prodigios de valor en el reine de Erael "Ea el tiempo de su poder, habitaban en Worms, sobre el Rhin: muchos nobles y valientes caballetos les sitvieron con hhonor hasta su muerte, mas perecieron tristemente a causa de los celos de dos notables mujeres, Ura, se lamaba su madre, reina poderosa: y el padre Dankrat, que al morir les dejara una cuantiosa herencia,esta- ba dotado de grandisima fuerza; también en su juventud hhabfa conquistado inmarcesible gloria ‘Como he dicho ya, los tres reyes eran valerosos, por lo que tenjan a su servicio los mejores guerreros de que se habia fo hablar, rods may vigor y somamente inerépidos en el combate. ‘Se lamaban Hagen de Troneja y su hermano el muy hébil Dakwware; Ortewein de Metz, los dos margraves Gere y Ecke- wart, y Volker de Alceya, de un indomable valor. Ramold, el intendente de las cocinas, era un guerrero dis- tinguido; Sindold y Hunold debian dirigir la corte y las fis tas como vasallos de los tres reyes, los cusles tenian también fen su servidumbre muchos héroes que no pueden enume- Dankwart era mariscal: Ortewein de Met, su sobrino, sumiller del rey. Sindold, el guerrero escogido, era coperot FHanold camarorordignos eran todos de servi Tos mis le vados empleos ‘La verdad es que nadie podré decir con exactitud cust grande era el poder de aquella corte, fa extensién de sus fuer- Zas, su alta dignidad y el valor de aquellos caballeros'que sir- vieron con alegria a sus jefes durante toda su vida. ‘Véase lo que Crimilda sofé: el haloén salvaje que domes- ticara empleando tantos dias, lo vio estrangulado entre las garras de dos aguas y nada en la tierra podia causatle pesar tan grande, Cuando refirié el suefio que habia tenido a su madre Ute, 18 ésta no pudo dar a su sencilla hija més que la explicacion ar —_ BI haleén que ti domesticabas es un noble esposo, que 14 Dios no te lo conterva, habris de perder muy pronto, * =2Qué me dices a'm{ de esposo, querida madre mia? Quiero vivir siempre sin el amor de un guerrero, afin de que por ningin hombre pueda sentir la menor pena, As{ pues permaneceré doncella toda mi vida, —No hagas votos tan anticipadamente —l aie le espondié su madres sien este mundo experimentas alguna vez la fli cided del corazén, ésta te vende por el amor de un esposo. ‘Te vas haciendo una hermosa mujer; quiera Dios unite a un buen caballero, —Dejad ess manera de hablar, madre muy querida; mu: chas mujeres pueden presentarse como ejemplo de que el amor tiene por consinuacién el sufrimiento. Quiero evita los dos, para que nunca me pueda suceder una desgracia, Crimilda vivid feliz pensando de este modo, sin conocer a nadie a quien quisiera amar. pero después y moy dignamente shiz expos de un noble cals. . ‘Aquel era el haleén que viera en el sueio que le explicara su madre, ;Cuando lo mataronextrem6 nu cengansa en pu prosimos parientes! Por la muerte de uno solo, perecieron Ios hijos de muchas madres. SIGFRIDO Por aquel tiempo vivia en el Niderland el hijo de un rey ppoderoso; su padre se llamaba Sigeruundo, su madre Sigelinda y habitaban en una ciudad muy conocida situada cerca del hin: esta ciudad se Hlamaba Xanten, No os diré cuan hermoso era aquel héroe! Su cuerpo estaba exento de toda falta y con el tiempo te hizo fuerte ¢ ilustre aquel hombre atrevido. Ah! jeudn grande fue la. glo- ria que conquisté.en el mundo! “Aquel héroc se Hlamaba Sigirido, y gracias a su indomable valor visité muchos reinos: por la fuerza de su brazo domind a muchos paises, ;Cuntos héroes encontrd entre los Borgo- De su mejor tiempo, de los dias de su juventud, pueden contarse maravillas que Sigfido realzara: de mucha gloria sti cireundado su nombre, su presencia eta axtogante y machas mujeres hermosas lo amaton. Lo educaron con todos los cuidados que merecfa, pero por naturaleza tenia més sobresalientes cualidades: cl reino de su padre adquirié fama por él, pues en todas las cosas se mosteb perfecto. a Llegado que hnubo a la edad de presentarse en la corte, todos deseaban verle; muchas mujeres y hermosas virgenes anhelaban que se voluntad se fijara on ella; todos le querian bien y el joven héroe se daba cuenta de ello ‘Muy pocas veces permitfan que el joven cabalgara sin acompantamiento; tiquisimos vestidos le dio su madre Sige linda; hombres insteuidos que sabfan lo que el honor vale, cuidaban de él: de esta manera pudo conseguir hombres y Cuando lego a la plenitud de la edad, y pudo Hlevar las armas, le dieron todo lo necesario: gustaba de las mujeres gue saben amar, pero en nada se olvidaba del honor el her- oso Sigfrido. hes «tah He aqui que su padre Sigemundo hizo saber a los hom- ‘bres que eran amigos suyos, que iba a dar une gran fests la noticia circulé por las tierras de los demas reyes; daba a cada tuo un exballo y un trae. Donde quiera que habia un joven noble, que por los iéritos de sus antepasados pudiera ser caballero, lo invitaban ala fiesta del reino y més tarde todos ellos fueron armados al lado de Sighrido Grandes cosas podrian contarse de aquella fiesta maravi- Hosa. Sigemundo y Sigelinda merecieron gran glotia por su generosidad: sus manos hicieron grandes dédivas, y por esto fe vieron en su feing & muchos caballeros extranjeros que los servian con gusto, Cuatrocientos portaespadas debian recibir la investidura al mismo tiempo que el joven rey; muchas hermosas jovenes trabajaban con afan, pues querfan favorecerlos y engarcaban cen oro gran cantidad de piedras preciosss. ‘Querian bordar los vestidos de los jévenes y valerosos hé- oes y no les faltaba que hacer. Pl real huésped hizo preparat asientos para gran nimero de hombres atrevidos, cuando hacia el solsticio de estio, Sigfrido obtuvo el titulo de caballero, ‘Muchos ricos de fa clase media y muchos nobles caba- lleros fueron a la catedral: los prudentes ancianos hacfan bien en ditigir alos jévenes como en otro tiempo lo habfan hecho con ellos: alli gozaron de placeres sin nGimero y de no pocas diversiones ‘Se canto una misa en honor de Dios, La gente se agolpaba en numerosos grupos cuando llegéa la hora de armar caballe ros, segin los antiguos usos de lacaballeria, alos jovenes gue- sretos, y se hizo con tan ostentosos honores como nunca hasta entonces se habia visto. Inmediatamente se divigieron ellos al lugar en que se tallaban los corceles’ensillados. En el patio de Sigemundo el torneo era tan animado que las salas y el palacio entero retemblaban. Los guerreros de gran valentia hacian un ruido formidable. Podrian escucharse y distinguirse los golpes de los exper- tos 7 de los novcion, 7 ol rato de la fanaa rota gue a clevaba hasta el cielo; los fragmentos de muchas de llas despedidos por las manos de los héroes, volaban hasta el palacio, La lucha era ardiente, El real huésped les mandé cesar; retiraron los caballos y sobre el campo pudieron verse rotos muchos fuertes es ‘cudos: esparcidas sobre ol verde cesped muchas piedras preciosas, as{ como eambién las placas de las bruni rodelas, ‘Todo aquello era resultado de los violentos choques. [Los convidados por el rey tomaron asiento en el Orden se- dalado de antemana, Siveronse con profusion ics ma. res y vinos exquisitos, con los que dieron al olvido sus fatiga. NNo fueron pocos los honores que se hicieron lo mismo a los extranjeros que a ls hijos del pais. El dia entero lo pasaron en alegres goces: all aparecieron rmultitud de personas que no estuvieron desocupadas, pues mediante recompensa sirvieron a los ricos sefores que se encontraban en la fiesta, El reino entero de Sigemundo fue colmado de alabanzas. El rey dio al joven Sigfrido la investidura de las ciudades| 23 y de los campos, de la misma manera que él la habia recibu'. Su mano fue prédiga para los demés hermanos de armas, y todos se flicitaron éel vig que habtan hecho hasta elreino aguel. La Bena se prolong durante de die Silinds an rpetuando antiguas costumbres, distribuy6 oro rojo por mor de so hijo, al que deesba aegurar el carina de todos sus sibditos, En el pais no volvieron a encontrarse pobres vagabundos, Hl rey y_ ba reina esparcieron por doquier vestidos y caballos, lo mim que si no les quedara mis que un dade is, Ceo que en ninguna corte se desplegé tanta manificencia Los festejos terminaron con ceremonias dignas de general alabanza, Muchos ricos sefiores dijeron después de aquel tiempo, que hubieran querido tener por jefe al gallardo principe, pero, Sigfrido, el arrogante joven no sentia tales deseos, Por mucho que vivieron Sigemundo y Sigelinda, nunce el hijo quetido de ambos ambicioné cefir la corona; aquel gue- sero bravo y atrevido querla ser sélo el jefe para afrontar todos los peligros que pudieran amenazar el reino desu padte. ‘Nadie se atrevid a insultatlo nunca y desde que tom las armas apenas si ae permicié reposo aquelilustre héroe. Los combates eran su alegria y el poder de su brazo le hizo adquirir nombre en los paises extranjeros ut DE COMO SIGFRIDO LLEGO HASTA WORMS Ningin pesar de amor torturaba al novel caballero, mas oy6 decir que vivia en Borgofa una hermosa joven que patecfa hecha a deseo, y sto le hizo experimentar muchas slegrias y muchas calamidades. Hasta muy lejos habia llgado el conocimiento de aquella extaordinsra belles, asf como tarsbign el e los elaneros sentmientos de que més de un hoe habia encontrado po. sefda a la joven: por esto Tlegaron muchos extranjeros al paisde Gunter. s ” Por mis que gran nimero de ellos habian solicitado su amor, Crimilda no podia resoverse a degir uno para hacetlo duefio de su corazén, Todavia le efa desconocido aquel a quien mis tarde debja someverse. EI hijo de Sigelinda pons6 en aguel amor elevado, Ante lo que era ya suya, las pretensiones de los dems le pareefan sire, pues él era muy digno de conseguir el afecto de una hermose mujer. Algun tiempo después la noble Crimilda fue esposa del atrevido Sigfrido, Como sus padres y sus caballeros le aconsejaran que por cuanto aspraba a un fel amor, se drigira a una mer qu Je pudiera convenir,el noble Sigirido, dijo: 25 Quiero por esposi a Crimilda, la hermosa joven del pafs de los Borgottones, por su sin igual hermosura. Ademés 6 que no hay emperador poderoso que, al deseat escoger mujer, deje de intentar que sea suya reina tan clevada Sigemundo tuvo conocimiento de esta noticias sus feles vasallos se la comunicaron y de este modo supo cual era la Yoluntad de su hijo. No dej6 de causarle pena que intentara pretender a tan sobetbia joven. “También afligi la nueva a Sigelinda, la esposa del noble rey: grande fue el cuidado que comenzé a tener por fa vida de s0 hijo, pues conocfa bien a Gunter y a sus bravos. Todos hicieron esfuerzos para que ef héroe abandonara su empefi. Enronces el atevido Sigfrido hablé de esta manera: Padre my quvdo, pei vit siempre sn el amor de ninguna noble mujer, si'no consigo el de aquella por la que tiem una afecion tan grande, : i ‘Todos los conseios que le dieron para hacerle desist, fueron initiles, Ya que no quieres renunciar a tu proyecto —Ie dijo el rey, te aytdaré activamente y haré todo lo que deseas. Sin tembargo, el tey Gunter, dispone de muchos hombres esfor- zados. Y aun cuando tuviera no mis que a Hagen, el de la fuerte espada, es tan altanero en su arrogencia, que temo salgamos mal librados si nos empeiamos en obtener la sober bia joven. :Qué peligro nos puede amenazar? ~pregunt6 Sigfrido~, Lo que de él no pueda conseguir amistosamente, lo podré

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