You are on page 1of 95

[ iii ]

Matí a s Xi m e n e s

Tr a t a d o d e
l o s p r o y e c t o s
v e n i a l e s

Edición y prólogo:
Gonzalo Lizardo

[ iv ]
Tratado de los proyectos veniales

© 2013 Matias Ximenes / Gonzalo Lizardo

ISBN: 3221423 43242 21341


Texere editores
Zacatecas

[ v ]
[ vi ]
[ vii ]
Retrato de Matías Ximenes
Anónimo, San Mescalito Apóstol, circa 1943

[ viii ]
[ ix ]
Prólogo

[x]

T r ata d o de los
proyectos veniales

[xix]

Epílogo

[xciii]

[ x ]
Cuaderno segundo, foja 108 (detalle)

[ xi ]
P r ó l o g o

Lo s c u a d e r n o s

d e d o n Ma t í a s

Matías Ximenes nació alrededor de 1917 en un pueblo


minero, ubicado entre Durango y Zacatecas, cuyo nombre
se desconoce pero que él bautizó en sus escritos como
«San Mescalito Apóstol». Era hijo de un notario público,
exporfirista y pendenciero, al que mataron en Sombrerete
cuando se negó a pagar los servicios de una prostituta;
dos meses después, su viuda se fugó con un desconocido,
luego de recluir a sus dos hijos, Lázaro y Matías, en un
hospicio de Durango. Cuando el ofranato fue cerrado, en
1929, por decreto del presidente Plutarco Elías Calles, los
hermanos regresaron a San Mescalito y, por recomendación
del párroco, se hicieron cargo del correo, recibiendo y
entregando a caballo la correspondencia entre los ranchos
más escondidos de la Sierra Madre Occidental.

[ xii ]
Más allá de estos exiguos datos, poco se sabe de este
«literato de la provincia de la provincia», excepto que
conocía la sierra «mejor que a sí mismo», y que aprovechaba
sus interminables cabalgatas y horas de oficina para leer los
libros y las revistas literarias que adquiría por correo. Se
sabe, por último, que una noche de julio y tormenta de 1963
se puso el gabán y el sombrero de paja antes de montar su
caballo canelo y perderse en la sierra, tirando por el camino
las cartas que portaba en su mochila y que nunca más
entregaría; cartas de amor, de ira, de despecho, de avaricia,
que fueron cayendo sobre el lodo hasta que el trote del
caballo se ahogó entre los tambores de la lluvia.
La breve y singular obra literaria de Matías Ximenes se
reduce a cuatro cuadernos manuscritos, reunidos en una
caja de madera tallada a mano y pintada de verde que su
hermano Lázaro conservó hasta heredarla a su hijo, quien,
a su vez, la heredó al suyo: un estudiante de química que,
además del nombre, había adquirido de su tío abuelo
—por misterios de la genética o la filogenética— los gustos
literarios y los demonios psicológicos.
El primer cuaderno se llama La carta ausente; contiene
una «novela epistolar hiperrealista», compuesta por un
centenar de cartas escritas con seis grafías distintas y
encuadernadas en orden cronológico. La novela es —o
simula ser— un ladino y laborioso plagio, una colección

[ xiii ]
de epístolas que el autor «de mala fe y de buena voluntad»
sustrajo a sus remitentes o destinatarios para divulgar un
chisme de alcoba: las relaciones libertinas que sostuvo la
hija del alcalde con su joven novio y con su viejo confesor,
es decir, una especie de Les liaisons dangereuses, pero con
personajes «reales»: los habitantes de San Mescalito Apóstol
y San Rafael Arcángel que habían confiado sus cartas al
correo, sin saber que el cartero profanaría los sobres para
transcribir el contenido antes de regresar la carta al sobre y
entregarla a su destinatario. Lo cual sugiere que el mismo
cartero pudo alterar las epístolas para precipitar el desenlace:
el suicidio del párroco (conocido como «el Abad»), la novia
deshonrada, el novio que abandonó el pueblo a caballo, a
mitad de la noche y de la tormenta.
El segundo cuaderno constituye su obra ensayística más
unitaria y convencional: dos ensayos ficticios redactados
sin borrones y con la prolija caligrafía de un notario: un
Tratado arquitectónico del infierno, seguido por un ensayo
«patafísico pero severo», titulado El espejo y su doble; el
tercer volumen es más personal y menos pretencioso: un
«cuaderno de escritura» que reúne una serie de apuntes
sin fecha; viñetas y anotaciones breves sobre los libros que
Matías iba leyendo —novelas de ciencia ficción, poemarios
y revistas de vanguardia, chismes de sociedad, ensayos
nacionalistas, propaganda masónica—, junto con los relatos

[ xiv ]
de sus pesadillas, las crónicas de su insomnio, sus delirios
de poeta anarquista y su colección de «asonetos», uno de los
cuales sirve de epílogo a este volumen.
El cuarto cuaderno, en contraste, está escrito con
prisa, erratas y varias tintas, además de borrones y notas
al margen que hacen dudar de su autenticidad, pero que
ilustran muy bien la paradójica vocación literaria que
Matías cultivó a hurtadillas del mundo. A pesar de su
dudosa autoría, o gracias ella tal vez, este libro constituye
el epicentro de su obra. Escrito durante un período de
ciento veinte días previamente establecidos, el Tratado
de los proyectos veniales está compuesto por ciento veinte
parágrafos numerados, cada uno de los cuales formula
un «proyecto» que se caracteriza por la imposibilidad (o
venialidad) de su realización. En conjunto, estos ciento
veinte proyectos pueden leerse como un manifiesto poético,
que concibe la poesía como «acción concreta y mundana,
siempre inacabada, siempre “en proyecto”», tal como lo
anotó su sobrino nieto en las tapas del cuaderno, y tal como
lo corrobora desde su primera página:

§ 2. Siguiendo las premisas de Paul Valéry y


Leonardo da Vinci, convertir el «proyecto» en un
género literario que se manifieste no como acto
sino como potencia.

[ xv ]
Este proyecto permite suponer que el Tratado en su
conjunto no es sino la «bitácora» de un experimento literario:
un diario que durante ciento veinte días transcribió no las
monótonas, repetitivas actividades del tiempo presente, sino
las imposibles y portentosas que el autor fue concibiendo a
diario, pero que sólo serían realizables en el futuro, si este
fuera infinito e inagotable.
Exhibiendo una copiosa (y acaso fingida) erudición,
la mayoría de estos proyectos tienen un carácter literario,
aunque no escasean los políticos, los cosmológicos, los
científicos ni los mitológicos. Luego del entusiasmo inicial
que despierta el hallazgo, pueden irritar al lector exigente
algunas de sus licencias «filológicas». Si don Matías vivió
entre 1917 y 1963, sería absurdo atribuirle el proyecto § 22,
pues a nadie preocupaba por aquellos años el incremento
de la temperatura terrestre. Lo mismo se podría sospechar
del proyecto § 88, aunque el concepto de clonación era
ya conocido en 1952, y don Matías —de acuerdo con el
testimonio siempre cuestionable de su sobrino nieto—
estaba siempre al pendiente de las novedades científicas.
Estos pecados podrían justificarse, en parte, si
supusiéramos que su sobrino nieto Matías —poco
preocupado por la filología— pudo intervenir los proyectos
de su tío abuelo con los suyos propios, lo cual explicaría la
gran abundancia de tachas, notas, reescrituras con diferente

[ xvi ]
pulso, caligrafía y color de tinta. La idea podría desilusionar
a los lectores más ortodoxos, excepto si se analiza desde la
perspectiva del proyecto § 99, donde don Matías se propone
«Procrear a un escritor postcontemporáneo (con mitómanía
y delirio de persecución) para endilgarle la autoría de estos
proyectos». Este propósito implicaría que Matías Ximenes,
el tío abuelo, había previsto la intervención de Matías
Ximenes, el sobrino nieto, y que el Tratado de los proyectos
veniales debería leerse, por tanto, como la obra de dos autores
dispares aglutinados por un nombre común, un carácter
afín y una misma voluntad de confundir sus identidades.
Una intención muy postmoderna, que describe muy bien
el carácter de su hipotético doble autor: al ladino cartero y al
estudiante de química que se habían atrevido a concebir una
tarea más soberbia e inocente que la del Fausto goetheano:
el proyecto de aprenderlo, escribirlo, saberlo todo, pero sin
dejar de sonreír, de desdeñar, de compadecerlo todo.

Gonzalo Lizardo
Zacatecas, noviembre de 2012

[ xvii ]
Cuaderno tercero, foja 21 (detalle)

[ xviii ]
[ xix ]
Matí a s Xi m e n e s

Tr a t a d o d e
l o s p r o y e c t o s
v e n i a l e s
(~1963)

[ xx ]
Cuaderno cuatro, foja 12 (detalle)

[ xx i ]
§ 1. Forjar una poética (cuántica y mística)
para dar forma a la nada.

§ 2. Siguiendo las premisas de Paul Valéry y


Leonardo da Vinci, convertir el «proyecto» en
un género literario que se manifieste no como
acto sino como potencia.
[ xx i i ]
§ 3. Formular un «proyecto» diferente
cada mañana (durante ciento veinte días) e
incumplirlo puntualmente. (Empezando por
este.)

§ 4. Comprar el castillo de Bran, desmontarlo


piedra por piedra, reconstruirlo en Real de
Catorce, y encerrarme en él para escribir una
novela gótica.

[ xx i i i ]
§ 5. Demostrar que (a) Efrén Hernández
es un personaje de Felisberto Hernández,
suponiendo que (b) Felisberto Hernández era
un pseudónimo de Efrén Hernández.

§ 6. Juntar a un gran hombre con una


gran mujer y hacerlos vivir un gran amor.
(Recoger al final los pedazos, limpiar
bien la sangre y esconder la bitácora del
experimento.)

[ xx i v ]
§ 7. Demostrar que Fernando Pessoa
permaneció célibe para evitar que su amada
se acostara con tantos hombres poetas al
mismo tiempo.

§ 8. Fundar una academia para enseñar el


baile de San Vito y ganarse bailando el cielo.

[ xx v ]
§ 9. Demostrar (con argumentos filológicos)
que los griegos fueron un invento de los
chinos.

§ 10. Suicidarme con una sobredosis de café


(expresso, por favor) para no dormir durante
el último sueño (aunque tampoco pueda
soñarlo).

[ xx v i ]
§ 11. Robar prendas íntimas de mujer y
zurcirlas unas con otras (a la manera del
barón Munchausen) para convertirlas en
almohadón de mi melancolía.

§ 12. Considerando que todo texto literario


es una versión de otro texto, demostrar
(mediante regresión intertextual) que el
primer texto, el relato primigenio, el poema
que originó la literatura universal, aún no ha
sido escrito.

[ xx v i i ]
Cuaderno cuatro, foja 11 (detalle)

[ xx v i i i ]
§ 13. Deducir (con argumentos plagiados)
que soy culpable de plagio.

§ 14. Diseñar un tanque de guerra que sea


letal pero higiénico, ecológico y políticamente
correcto.

[ xx i x ]
§ 15. Demostrar que Nietzsche era
descendiente directo del Golem, y que
escribió Ecce Homo para olvidarlo.

§ 16. Crear un método de inspiración artificial


y llamarlo «veneno para las musas».

[ xxx ]
§ 17. Poema este originó que frase la
reconstruir hasta orden en transcribirlos y
recortes los sacar mecánicamente agitarlas y
bolsa una en meterlas palabras las recortar
dadaísta poema un escoger.

§ 18. Documentar con casos clínicos dos


nuevas perversiones: el sadovoyeurismo y
el fantasmasoquismo. Escribir los tratados
correspondientes.

[ xxx i ]
§ 19. Proponer la candidatura del Vaticano al
Premio Nobel de Literatura, por sus audaces
contribuciones a los subgéneros literarios de
la ética fantástica y la teología erótica.

§ 20. Demostrar (con argumentos


mitológicos) que solo merece la presidencia
de México el ciudadano que acepte morir por
la patria: ser incinerado vivo en el zócalo,
al término de su mandato, junto con su
gabinete, su familia y sus posesiones.

[ xxx i i ]
§ 21. Cultivar cada uno de los siete pecados
capitales en tres niveles distintos: (a)
corporal, (b) intelectual y (c) espiritual.
Describir geométricamente las veintiún
variedades resultantes, así como su castigo en
el infierno.

§ 22. Demostrar (con argumentos


cosmobiológicos) que el calentamiento global
no es sino el producto de una primavera
cósmica.
[ xxx i i i ]
§ 23. Razonar una crítica de la razón
impráctica e impurificada.

§ 24. Traducir al braille Informe sobre ciegos


de Ernesto Sabato y hacerlo pasar por un
original de Jorge Luis Borges.

[ xxx i v ]
Cuaderno tres, foja 13 (detalle)

[ xxx v ]
§ 5. Escribir un tratado de tauromaquia
zen (ritual conocido en Occidente como
«centauromaquia»).

§ 26. Escribir un tratado de Minotauromaquia


interior.
[ xxx v i ]
§ 27.Demostrar que Dostoievsky era el
verdadero Mesías, pero que perdió su destino
jugando ruleta.

§ 28. Demostrar que la verdadera obra de


arte es la que observa por la espalda al
espectador.

[ xxx v i i ]
§ 29. Producir a escala masiva un antiviral
contra el destino.

§ 30. Fundar una Sociedad Protectora de


Vegetales que organice corridas de toros en
protesta por el exterminio del peyote.

[ xxx v i i i ]
§ 31. Hacer el amor platónico con
ambigüedad aristotélica, exactitud dionisíaca
y delirio apolíneo.

§ 32. Demostrar (con argumentos


terateológicos) que el camino a lo divino pasa
por la aduana de lo monstruoso.

[ xxx i x ]
§ 33. Dibujar un paisaje de versos sobre el
pergamino vivo de una mujer hipnotizada.

§ 34. Componer una ópera sobre cómo el


doctor Fausto vendió (para financiar estos
proyectos): (a) su mente a una farmacéutica,
(b) su cuerpo a un taxidermista de mitos y
(c) su alma a un traficante de especies en
extinción.

[ xl ]
§ 35. Congregar a los científicos, a los artistas,
a los filósofos más destacados del siglo y
proveerlos con la mejor infraestructura
material, tecnológica y administrativa.
(Recoger al final los pedazos, limpiar
bien la sangre y esconder la bitácora del
experimento.)

§ 36. Si el erotismo se define como el


apasionado amor por el placer de los
sentidos, definir el hermetismo como el
apasionado amor por los placeres del sentido.
Escribir, en consecuencia, un tratado sobre el
hermerotismo.
[ xli ]
Cuaderno cuatro, foja 10 (detalle)

[ xlii ]
§ 37. Demostrar que la frase «Yo es Otro» no
la escribió Rimbaud, sino el Otro. Lo cual la
invalida.

§ 38. Demostrar que estos proyectos no los


concebí Yo, sino que me los dictó el Otro. Y
para colmo, no el Otro mío, sino el Otro de
Rimbaud.

[ xliii ]
§ 39. Diseñar un telescopio que nos permita
observar el microscopio sin párpado con que
Dios nos mira.

§ 40. Demostrar que la fe en Dios es inducida


por un virus que ataca el cromosoma
veintidós: aquel que determina fatalmente
nuestro libre albedrío.
[ xliv ]
§ 41. Publicar una colección de libros en
blanco (reciclables y de consumo instantáneo)
para aumentar exponencialmente el índice de
lectura en México.

§ 42. Diseñar una muleta ortopoética para


enderezar el cogito cartesiano.

[ x lv ]
§ 43. Poner a la venta en el mercado negro mi
excedente de entusiasmo.

§ 44. Dedicarme al acoso textual: leer


tus cartas, intervenir tu agenda, hacer
comentarios anónimos en tu diario.
Convencerte de que eres tú quien me acosa.

[ x lv i ]
§ 45. Concebir a un jesuita del siglo XVII,
conocido como «el Abad», para que imagine
una utopía libertina: una ciudad consagrada
no al vicioso ejercicio de la virtud, sino al
virtuoso cultivo de los vicios.

§ 46. Encontrar por casualidad, (a) en una


subasta de antigüedades, (b) en un catálogo
de arte, (c) en la nota roja del próximo
lunes, las páginas aún no vividas de mi
autobiografía.

[ x lv i i ]
§ 47. Concebir una literatura erótica sin
corazón, sin cópula, sin cuerpo. (Sostenida
sobre la pura materialidad del lenguaje y la
impura virtualidad el deseo.)

§ 48. Concebir una novela negra sin crimen,


sin culpa, sin castigo. (Sostenida sobre la pura
pista de un enigma siempre informulado.)

[ x lv i i i ]
Cuaderno cuatro, foja 14 (detalle)

[ xlix ]
§ 49. Cometer un pecado tan gentil que se
cancele mi pasaporte al infierno y tan ridículo
que invalide mi visa al cielo. Solo para
comprobar que el purgatorio no existe o que
no podemos salir de él.

§ 50. Aprender siete idiomas para dejar de


leer siete veces más libros.

[ l ]
§ 51. Reencarnar en Hermes Trismegisto para
componer una obra perenne sin necesidad de
existir.

§ 52. Urdir una obra compuesta por partes


aliñadas y perfectas (tanto en forma como
en función) que a propósito compongan (en
conjunto) un mecanismo desaliñado, banal,
perfectamente imperfecto.

[ li ]
§ 53. Demostrar que este mundo sólo
terminará cuando el juicio universal sea
innecesario: cuando cada alma haya habitado
en cada cuerpo, de modo que cada persona
haya padecido en carne propia el destino de
cada prójimo suyo. Y viceversa.

§ 54. Escribir un reportaje periodístico, muy


objetivo, sobre el «hallazgo» no de una,
sino de siete cabezas de Pancho Villa. Tres
de ellas reducidas con métodos jíbaros,
dos conservadas en formol, una disecada
a la edad de dieciocho años y otra más con
poderes milagrosos.

[ lii ]
§ 55. Propiciar que un hada eleusina me
secuestre, me recluya en su caverna y me
hipnotice con sus filtros y el relato de sus
viajes.

§ 56. Escribir un drama en verso que narre


cómo Sor Juana Inés de la Cruz quiso pactar
con Mefistófeles para trasladarse en cuerpo
y alma hasta nuestro siglo. (Especular sobre
los motivos de Mefistófeles para rechazar el
contrato.)

[ liii ]
§ 57. Proponer ante el Congreso que las
campañas electorales sean reemplazadas por
torneos de ruleta rusa. El impuesto generado
por las apuestas se utilizaría para indemnizar
a los deudos de los perdedores.

§ 58. Concebir a un falso alquimista del siglo


XVIII, conocido como «el Abad», para que
escriba sonetos áureos de ciencia ficción.
[ liv ]
§ 59……………………………….………
………………………………………
…………………………………………
………………………………………
…………………………………………
……………………………………

§ 60. Olvidar el proyecto § 59. Hacer que


lo olviden aquellos que lo leyeron y que
lo recuerden solo aquellos que decidieron
ignorarlo.
[ lv ]
Cuaderno dos, foja 21 (detalle)

[ lv i ]
§ 61. Demostrar que la diferencia entre el anís
y el absenta es proporcional a la que existe
entre Salvador Novo y Paul Verlaine.

§ 62. Escapar de mis erratas y mi neurosis sin


necesidad de visa ni de equipaje.

[ lv i i ]
§ 63. Demostrar que la realidad supera a
la ficción solo porque la ficción fabrica la
realidad y luego esconde la mano.

§ 64. Demostrar que la vida es el menos


eficiente de los procesos posibles, en tanto
necesita del funcionamiento integral del
universo (sus olimpos y sus trinidades, su
materia y su antimateria) para mantener
tibio y habitable un solitario, microscópico,
imperfecto planeta.

[ lv i i i ]
§ 65. Escribir una vindicación del hastío
y de la rutina como formas sutiles e
infravaloradas de la felicidad.

§ 66. Filmar una película invisible, en tercera


dimensión, que solo se pueda percibir con la
yema de los dedos.

[ lix ]
§ 67. Demostrar que en el hombre —no en
su naturaleza— radica el verdadero mal: el
mundo no es sino un ciego, mudo e inocente
espectador.

§ 68. Demostrar que en la naturaleza —no


en el mundo— radica el verdadero mal:
el hombre no es sino un torpe, servil y
entusiasta imitador.

[ lx ]
§ 69. Documentar con casos clínicos el uso
del endoscopio como dispositivo amoroso.
Escribir el tratado correspondiente, y
proponer como alternativa el empleo onírico
del endocaleidoscopio.

§ 70. Concebir a un biólogo del siglo XIX,


conocido como «el Abad», que robaría a
Wells la máquina del tiempo para sembrar en
el paleolítico evidencia contra el darwinismo.
[ lxi ]
§ 71. Demostrar que Wittgenstein, cuando
escribió su famosa frase, «sobre aquello de lo
que no se puede hablar, se debe callar», no
conocía —aún— la poesía.

§ 72. Demostrar que el acceso ilimitado


a la información sería el mecanismo más
invisible, irónico e irremediable de la
dictadura perfecta.

[ lxii ]
Cuaderno dos, foja 34 (detalle)

[ lxiii ]
§ 73. Comprobar (mediante una topología
de números imaginarios) que todo afuera es
interior (y viceversa). Concluir que el cosmos
entero está contenido en cada átomo (y no al
contrario, como parece evidente).

§ 74. Componer y ejecutar una sinfonía


olfativa, interpretada por un dúo, un trío y
una orquesta de recámara.

[ lxiv ]
§ 75. Obtener el nirvana por medios
neumáticos, la catarsis por medios
quirúrgicos, el orgasmo por medios oníricos.

§ 76. Concebir a un detective metafísico


conocido como «el Abad», para que
investigue (por encargo del Diablo) la muerte
de Dios.

[ lxv ]
§ 77. Eliminar a cincelazos, como lo haría un
escultor, todo aquello que contamina, solapa
o decora mi persona verdadera. Aunque al
final solo quede un cliché.

§ 78. Conocer la desmesura, conocer el


miedo, conocer el aburrimiento, y entonces,
sólo entonces, conocerte a ti.

[ lxvi ]
§ 79. Injertar en el reglamento del futbol
algunos principios del circo romano
y del juego precolombino de pelota
hasta convertirlo en un bello ritual de
hiperviolencia clásica.

§ 80. Diseñar un corazón de cristal,


transparente, frágil y peligroso, que corte con
sus astillas a quien se atreva a romperlo.

[ lxvii ]
§ 81. Ensamblar, con todos los pensamientos
no verdaderos del mundo, una figura
verdadera del hombre.

§ 82. Urdir un ensayo —refutando a Pascal—


sobre las corazonadas de la razón que el
corazón no entiende.

[ lxviii ]
§ 83. Encontrar a tiempo un agujero
confortable y discreto para esconder el
cadáver que llevo puesto.

§ 84. Demostrar que los antiguos egipcios


tenían razón: la fuerza de gravitación
universal no es sino un escarabajo invisible
que hace rodar el mundo, el sol y las galaxias
hacia el último estercolero.

[ lxix ]
Cuaderno dos, foja 96 (detalle)

[ l xx ]
§ 85. Averiguar por qué «el Abad» me visitó
en sueños, por qué me confió tu nombre y tu
dirección, y por qué no me dijo cuál de tus
cerraduras debo abrir con esa llave que dejó
sobre mi buró.

§ 86. Culpar a mi Yo por las travesuras de mi


Ello, a mi Ello por los trampas de mi Súper
Yo, a mi Súper Yo por las torpezas de mi Yo,
y a mi Súper Ello por haberme quedado sin
culpa.
[ l xx i ]
§ 87. Robar álbumes fotográficos, extraer sus
fotos, retocarlas, cambiarles la fecha, hacer
collages con ellas y armar nuevos álbumes que
serán repartidos entre quienes necesiten una
prótesis para su biografía: una vida aleatoria
poblada por ancestros virtuales, falsos
aniversarios y memorias olvidadas.

§ 88. Escribir un tratado de ciencia ficción


jurídica contra la «pena de muerte serial»
(esa bárbara costumbre de clonar a ciertos
reos para ejecutarlos el número de veces que
ordene la sentencia).

[ l xx i i ]
§ 89. Morir para contarlo y vivir en el intento.

§ 90. Denunciar (ante quien corresponda) que


el purgatorio se ha convertido en un casino
para los funcionarios del cielo y un retiro
espiritual para los burócratas del infierno.
[ l xx i i i ]
§ 91. Demostrar que la luz ha diseñado a
ciegas la forma del ojo, cincelando con sus
fotones la materia oscura.

§ 92. Ante el fracaso de la teocracia, la


aristocracia y la democracia, implementar
la poiesiscracia: un gobierno regido por la
justicia poética. (Recoger al final los pedazos,
limpiar bien la sangre, etcétera.)

[ l xx i v ]
§ 93. Combinar la escultura viva, la corriente
alterna y la acupuntura en una sola obra.

§ 94. Demostrar que la guerra entre el


gobierno y los narcotraficantes y los cristeros
no fue sino la versión moderna (y kitsch) de
las guerras floridas prehispánicas.

[ l xx v ]
§ 95. Inventar un repelente contra mi mala
fama y mis buenas intenciones.

§ 96. Demostrar que el espacio es un estanque


de tiempo, y el tiempo un batracio que
brinca, croa y chapalea como en el haikú de
Bashô.

[ l xx v i ]
Matías Ximenes, Cuaderno dos, foja 121 (detalle)

[ l xx v i i ]
§ 97. Asaltar las bibliotecas con tijeras,
borrador, tinta y cinta adhesiva. Aplicar la
combinatoria cabalística, el collage dadaísta
y el cadáver exquisito para recombinar los
estilos, travestir los géneros y reinventar el
mapa entero de nuestra tradición literaria.

§ 98. Pronunciar la palabra que mejor sepa


desnudar tu silencio.

[ l xx v i i i ]
§ 99. Procrear a un escritor
postcontemporáneo (con mitomanía y delirio
de persecución) para endilgarle la autoría de
estos proyectos.

§ 100. Erigir la Surreal Academia de la


Lengua sobre los cimientos teóricos de
la metamorfosintaxis y la eucacofonía,
la esquizemántica y la dislexicografía, la
termolingüística y la entropsicología, la
necrosemántica y la grafografía, la matefísica
y la metamática, la neuroesotérica y la
gramateratología.

[ l xx i x ]
§ 101. Demostrar (con argumentos
fisicoquímicos) que el amor es un puñado de
cenizas al que le salen plumas y graznidos
por combustión espontánea.

§ 102. Secuestrar a una ninfa feroz en mi


recámara. Cautivarla con travesura y cortesía
hasta hacerle descubrir que la puerta de
salida siempre estuvo abierta. Pero no la de
regreso.

[ l xxx ]
§ 103. Concebir un circo onírico con
trapecistas y payasos sonámbulos, pesadillas
en monociclo, magos narcolépticos y
domadores de insomnios.

§ 104. Editar un Libro del odio cortés: un


tratado que compile y comente las más
ponzoñosas sátiras, las más rencorosas
metáforas, las más hirientes invectivas que
haya producido el arte.

[ l xxx i ]
§ 105. Demostrar que de niño, antes de
volverse cucaracha, Gregorio Samsa era una
mentirosa marioneta de madera con apellido
italiano.

§ 106. Modificar genéticamente pescaditos de


plata para crear una nueva especie (Lepisma
eliptica) que devore con precisión filológica
las erratas de mi biblioteca y de mi biografía.

[ l xxx i i ]
§ 107. Rescatar del olvido la correspondencia
amorosa entre Edgar Allan Poe y Emily
Dickinson. Eliminar las partes indecorosas y
compilar el resto en un volumen titulado El
pozo y la perla.

§ 108. Demostrar que el célibe imperfecto


se parece al lector perfecto: no se mide por
el número ni velocidad de sus lecturas
o conquistas, sino por la creatividad y
persistencia de sus relecturas.

[ l xxx i i i ]
Matías Ximenes, Cuaderno cuatro, foja 3 (detalle)

[ l xxx i v ]
§ 109. Demandar por plagio profético a todos
aquellos que hayan escrito bien o mal un
libro que yo quisiera haber escrito.

§ 110. Calcular (usando iteraciones


numéricas) cuánto espacio ocupa en Dios un
instante de la realidad.

[ l xxx v ]
§ 111. Recopilar un recetario con todos los
platillos (legales o ilegales) que solo utilicen
un ingrediente.

§ 112. En señal de respeto a los usos y


costumbres de los pueblos y las naciones,
legalizar la quema de herejes en tierras
católicas, la crucifixión en tierras paganas y el
canibalismo en tierras chichimecas.

[ l xxx v i ]
§ 113. Alternar las frases nones de La
fenomenología del espíritu con las frases pares
de El mundo como voluntad y representación.
(Traducir el resultado al hebreo y atribuirlo a
Maimónides.)

§ 114. Suprimir la electricidad, cegar las


ventanas, ensordecer los muros, pintar de
negro mis paredes y mis techos, tachar mis
libros, mis borradores, mis ausencias.

[ l xxx v i i ]
§ 115. Encontrar una cómplice para reescribir
en secreto el Cantar de los cantares con la tinta
deleble de la vida sobre las sábanas siempre
blancas de la escritura.

§ 116. Cincelar mapas psíquicos en tres


dimensiones: cartografías transparentes
que representen el alma en diversos estados
de euforia, melancolía, desencanto, tedio o
fascinación.
[ l xxx v i i i ]
§ 117. Averiguar si el olvido es puro artificio
del signo (para simular su caducidad), o bien
si son los signos pura artimaña del olvido
(para disimular su persistencia).

§ 118. Diseñar unas olimpiadas libres de


pruebas antidopaje, patrocinadas por la
industria farmacéutica y el periodismo de
deportes fantásticos. Las ganancias servirían
para indemnizar a los familiares de los
competidores caídos.

[ l xxx i x ]
§ 119. Promover el arte del suplicio mediante
un mecanismo que proporcione la cantidad
justa de dolor físico que requiere cada
espectador para obtener placer estético.

[ xc ]
§ 120. Producir cuatro ediciones de este
cuaderno (una con los proyectos originales,
otra con los verdaderos, una con los
desechables, otra con los impensados) e
imprimir cada una en cuatro ediciones
distintas (una material, otra virtual, una sin
ilustraciones, otra sin texto).

[ xci ]
Matías Ximenes, Cuaderno tercero, foja 114 (detalle)

[ xcii ]
[ xciii ]
Ep í l o g o

Si escuchaste Lector con tu mirada


la grave música de estos paisajes
y elegiste inmóvil tu propio viaje
a través de sus fojas trasnochadas

Si sospechas Lector que te he mentido


al poner en mi boca otras metáforas
como urraca que inhuma entre sus ánforas
los espejos del botín que ha sustraído

Si consientes que fueron la inquietud


el escozor la cosquilla y calentura
las causas que acunaron mi escritura
con olas que bailaban sin virtud

Entonces Lector estamos de acuerdo


en cerrar sin rencor este cuaderno

Matías Ximenes
San Mescalito Apóstol, circa 1952

[ xciv ]
[ xcv ]
Matías Ximenes (extrema izquierda)
junto con algunos compañeros y
benefactores del hospicio.
Anónimo, Durango, circa 1928

[ xcvi ]
El tratado de los proyectos
veniales de Matías Ximenes
se terminó de imprimir el
19 de septiembre de 2013
con un tiraje de 100 300
ejemplares más sobrantes.

[ xcvii ]

You might also like