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Dr. Juan C.

Betta
Profesor Regular Adjunto de Clínica Psiquiátrica
Jefe de Trabajos Prácticos de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires Jefe de Servicio del
Hospital Neuropsiquiátrico.

Manual
de
Psiquiatría
9a.Edición

C.E.A.
Centro Editor Argentino
Buenos Aires 2002
Hecho el depósito que ordena la ley 11.723
IMPRESO EN LA ARGENTINA
PRINTED IN ARGENTINA
ISBN 950-9238-42-2

©C.E.A., Centro Editor Argentino, 2002.


Jorge Savino, Editor
Marcelo T. de Alvear 2217, tel: 4826-4157.
(1122) Buenos Aires, Argentina, e-mail: centroeditorargentino@hotmail.com

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parcialmente, en manera alguna ni por ningún medio -creado o por crearse- ya sea eléctrico,
químico, mecánico, óptico, de grabación, rastreo o fotocopia, sin permiso previo por escrito del
editor.
PRÓLOGO DE LA PRIMERA EDICIÓN

La Clínica Psiquiátrica mantiene desde hace algunos años una terapéutica de utilidad para
muchas afecciones que le incumben, motivado todo ello por la inquietud de sus cultores para darle
una jerarquía y prosperidad de acuerdo con su preponderante significación en la Patología.
Asimismo, los cruentos episodios bélicos de un pasado inmediato, han incidido con la desgraciada
mostración de material humano traumatizado y enfermo, para configurar la importancia y
propender a la divulgación cada vez mayor de la Psiquiatría, en su doble fase médica y social de
vastas proyecciones, como lo venimos proclamando desde innúmeros años en la Cátedra y variadas
tribunas del país y del extranjero.
El desvelo de un estudioso con dignidad de investigador serio, el doctor Juan Camilo Betta, Jefe
de Trabajos Prácticos nuestro y dilecto amigo, ha dado a las letras impresas con fervor vocacional y
nutrida experiencia, un manual que creemos será de utilidad para los estudiantes y también para el
médico práctico.
El doctor Betta nos acompaña en el Instituto de Clínica Psiquiátrica de la Facultad de Ciencias
Médicas de Buenos Aires desde hace muchos años, con dedicación ejemplar e ilustrada
colaboración, habiéndose por consiguiente identificado con nuestra Escuela y terminología
Psiquiátrica.
Muy complacidos aceptamos el gratísimo encargo de ser prologuistas de este Manual de
Psiquiatría, al que deseamos acogida venturosa.
GONZALO BOSCH.
PRÓLOGO DE LA SEGUNDA EDICIÓN

Los deseos del prologuista de la primera edición de esta obra —Profesor Dr. Gonzalo Bosch—
se han cumplido ampliamente. El "MANUAL DE PSIQUIATRÍA" del Venia Docendi Dr. Juan C.
Betta, editado en 1952, tuvo "acogida venturosa", y no tardó mucho en agotarse. Fue leído por
estudiantes y médicos. Los primeros hallaron en sus páginas material de estudio para el
aprendizaje psiquiátrico, y los segundos se vieron ayudados, con su lectura, para una mejor
comprensión de los cuadros mentales no muy claros y precisos en la nosografía psiquiátrica
actual. Mas años de práctica hospitalaria, de concurrencia continua a las salas de los enfermos y
de serios estudios y honda meditación, le han permitido al Dr. Betta, profundizar aún más en
muchos problemas de patología mental, simplificarlos, y separar, subestimándolo, lo que es
accesorio, dando mayor realce a lo fundamental. Así, por ejemplo, el capítulo sobre "Delirios"
revela, en el autor, sagacidad clínica y semiológica, gran versación en la materia, profunda
aptitud discriminativa y fino espíritu de observación. Este libro no es sólo producto de
bibliotecas; su gestación, en gran parte, se hizo en las salas del hospital y en el consultorio. No
es un conjunto de ingredientes ajenos; muchos, y de los buenos, le pertenecen al autor.
Predomina en sus páginas un criterio naturalista y científico; pero el Dr. Betta no es un
especialista "cerrado" y actúa siempre con criterio médico, clínico. Su gran ventaja está en que
antes que psiquíatra fue clínico general; tiene, por lo tanto, el hábito, que lo ha hecho arte, ¿e
ver a los enfermos en toda su personalidad dinámica, psicosomática y social. Pertenece a la clase
de médico que quería Hipócrates, quien daba, los siguientes consejos: "El que quiera adquirir
exacto conocimiento del arte médico debe tener disposición natural, buena escuela, posición
favorable para el estudio, amor por el trabajo y tiempo suficiente".
El doctor Juan C. Betta reúne las condiciones hipocráticas descriptas; condiciones que
posibilitaron la publicación de este buen libro de psiquiatría que resultará, sin duda alguna, muy
útil para médicos y estudiantes.
ALBERTO BONHOUR.
PRÓLOGO DE LA TERCERA EDICIÓN

Uno de los aspectos de solución difícil en la enseñanza médica, del que no están exentas,
seguramente, las otras proyecciones de los estudios universitarios, es la selección de un buen texto
de estudio, de una obra elaborada con un criterio práctico, donde la claridad expositiva se conjugue
con adecuadas normas pedagógicas en la redacción y desarrollo de los temas. Así se facilita la
comprensión de aquellos conceptos fundamentales y básicos, decantados por la experiencia y el
conocimiento, que permiten madurar una concreta información, exacta y concisa, como cimiento
perdurable sobre el que pueda forjarse posteriormente, a imperio de la vocación y de las
preferencias, cualquier especialización y perfeccionamiento.
Con tal objetivo se concibieron los manuales, aspirando sintetizar ese nivel medio ideal de
información científica, que es razonable exigir a los estudiantes y en cuya densidad y secuencia, a lo
largo de la progresividad lectiva, trasciende en suma, el promedio de preparación de nuestros
egresados. Fueron resultado, no de la indolencia desaplicada de las promociones universitarias
jóvenes, sino de la gravitación de concretos factores pedagógicos y aún de naturaleza social. Derivan
los primeros de la tendencia enciclopedista todavía subsistente en los planes de estudio de la alta
enseñanza, tan abrumadores como el egocentrismo con que algunos profesores asumen su
desempeño docente y la sobrevaloración que hacen de su materia. Compelidos los estudiantes a un
ambular premioso por hospitales y cátedras, en desmedro de la asiduidad de la lectura, la
concepción de la Unidad Hospitalaria ha surgido como una tentativa de enmienda. En el otro
aspecto, el acceso al Tratado, como desarrollo exhaustivo y formal de los temas, tropieza con su
vigencia temporaria frente a la dinámica del progreso científico, que obliga a las actualizaciones y
duplica su imposibilidad de adquisición por los alumnos, máxime en estos tiempos conturbados de
palingenesia económica, bajo el que intentan reestructurar sus niveles las colectividades humanas.
Pero la redacción de los manuales no es empresa intelectual sumaria y simple. No aludimos, desde
luego, a los clásicos apuntes, confeccionados con las anotaciones a vuela pluma dé las conferencias
de titulares y colaboradores, siempre malogrados por la falta de unidad conceptual como por la
inexperiencia selectiva de lo fundamental y lo superfluo. Nos referimos a la obra concebida con
honestidad, elaborada, diríamos, a través de las propias vacilaciones en el enfoque y planteamiento
de los temas, sobrellevadas en la experiencia docente, síntesis de lecturas perseverantes y de
frecuentación prolongada de las salas de enfermos, hasta adquirir modesta certeza de valimiento y
responsabilidad para su ejecución, eclecticismo frente a dogmas, escuelas y tendencias, agilidad
para el ejercicio polidimensional moderno de la Psiquiatría. Estos son los atributos y el mérito de la
obra del Dr. Juan C. Betta, a quien la Facultad de Medicina de Buenos Aires, acaba de otorgar la
dignidad de Profesor Regular Adjunto de Clínica Psiquiátrica, a que se ha hecho acreedor por sus
sobrados méritos y títulos en la enaltecida palestra de la cátedra universitaria.
Su Manual abre cómodo acceso al ámbito de la Psiquiatría, cuyo primer contacto es siempre un
tanto desconcertante y desalentador, ya que no inquietante por sus presentidas revelaciones.
Efectivamente, el estudiante que en los primeros jalones de su carrera ha encontrado una clara
conexión de conocimientos orientados a finalidades quirúrgicas o clínicas, como horizontes más
vastos de una perspectiva idéntica, vacila frente al enfermo mental con su apariencia insólita y
dolencia enigmática, ante el cual sus familiares procedimientos de exploración fracasan en
rozamientos sólo tangenciales. La exploración de la mente del hombre, de sus perturbaciones y
de sus apasionantes enigmas, en esta hora del tiempo que subraya la gravitación, —hasta en la
guerra—, de los problemas psicológicos, induce una suerte de profesión de fe. Este Manual es
eficiente breviario para esa iniciación.
RAMÓN MELGAR
PRIMERA PARTE

PSICOPATOLOGÍA GENERAL
CAPÍTULO PRIMERO

PSIQUIATRÍA

Generalidades

Se denomina Psiquiatría, a la rama de la medicina que se ocupa del estudio de las


enfermedades de la psique, más a menudo llamadas: enfermedades mentales.

La Clínica Psiquiátrica realiza el estudio exhaustivo de los enfermos mentales mediante: 1º)
Una prolija anamnesis que nos informará acerca de numerosos factores hereditarios, congénitos
y adquiridos, capaces de aportar alguna luz respecto a las causas probables o verdaderas de las
perturbaciones que aquejan al enfermo. 2º) Un estudio semiológico completo que culminará con
el diagnóstico clínico, al que se llega a través de los siguientes exámenes: a) Estudio del hábito
externo, que se efectúa mediante la inspección, b) Un prolijo interrogatorio, de gran importancia
ya que por él es posible conocer el estado en que se hallan todas y cada una de las formas de la
actividad psíquica y las perturbaciones que presentan, acusadas por signos y manifestaciones
que la semiología se encarga de descubrir y consignar. 3º) Consideración de la evolución de la
enfermedad, a fin de conocer la continuidad, interrupciones y alternativas de la misma,
remisiones y exacerbaciones, periodicidad, etc. 4º) A continuación se podrá formular el
pronóstico, que surgirá a través del estudio semiológico y de la evolución del cuadro clínico. 5º)
Establecido el diagnóstico clínico se instituirá el tratamiento adecuado. Cuando, en algunas
oportunidades, las indicaciones terapéuticas surgen del diagnóstico semiológico se recurre a un
tratamiento sintomático.

Después de esta visión panorámica podemos afirmar que, en la actualidad, la psiquiatría ha


logrado desprenderse de las rémoras y ligaduras del pasado, jerarquizándose en su evolución a
través del tiempo. En nuestros días se ha convertido en una de las ramas más importantes de la
medicina, al extremo de que su conocimiento es necesario a todo médico para el ejercicio del
arte de curar, cualquiera sea la rama médica hacia la que dedique su actividad.
Resumen histórico de la psiquiatría

Entendemos que tiene mucha importancia hacer una reseña de la evolución histórica de la
psiquiatría.

Siguiendo a Régis se acostumbra abarcar la historia de la psiquiatría desde la aparición del


hombre hasta nuestros días, dividiéndola en cuatro épocas en correspondencia con las que debió
atravesar la humanidad en el recorrido de su evolución:

1) Época primitiva.
2) Época antigua.
3) Época de transición.
4) Época moderna.

1º) Época Primitiva:

Es la que podemos llamar época prehipocrática; se extiende desde la aparición del hombre hasta
el advenimiento de Hipócrates.

Es característica dominante de esta época la sujeción del hombre a las distintas divinidades
adoradas por las numerosas sectas religiosas, que absorbían las creencias de los pueblos primitivos
en plena era formativa. Todas las manifestaciones de la naturaleza y los hechos de la vida diaria,
normales y anormales, naturales y sobrenaturales, eran atribuidos a los dioses, a los que los
hombres hacían partícipes o responsabilizaban, según las circunstancias, de su felicidad o de sus
males. Por esa causa, en esa época se consideró a los alienados como influenciados o poseídos por
las deidades del bien o del mal, según fuera la conducta que la forma de alienación determinaba en
el enfermo.

Es fácil presumir que, de acuerdo con las concepciones etiológicas existentes, los tratamientos
para estas afecciones fueron creados perfectamente adecuados a esas creencias. Primitivamente
fueron los sacerdotes los depositarios de tales conocimientos terapéuticos y los únicos encargados
de su aplicación. Los templos eran los lugares de elección para la práctica de los medios de curación
que, desde las ceremonias religiosas y los exorcismos más extraños hasta los castigos corporales y
la muerte de víctimas expiatorias, incluían infinitos procedimientos y actos rituales destinados a
satisfacer a los dioses y a aplacar su ira.

2º) Época Antigua:

La época antigua se inicia con Hipócrates y termina con el derrumbe del Imperio Romano.
Comprende tres períodos:
a) Período Hipocrático: Con Hipócrates, que se opuso enérgicamente a las prácticas
terapéuticas de los sacerdotes, nace la rebelión contra la concepción religiosa y divina de la
alienación. Podemos decir que fue el padre de la medicina mental y demostró tener amplios
conocimientos en la materia. Con la denominación de frenitis individualizó a la alienación con
fiebre intensa y delirio; seguramente debía tratarse de las psicosis infecciosas y tóxicas que se
manifiestan por fiebre y delirio agudo. La manía fue considerada por Hipócrates como delirio
violento. Describió también a la melancolía, a la que relacionó y atribuyó a los humores y muy
especialmente a la bilis. Además habló de la locura del embarazo y de la locura por el alcohol y
consideró a la epilepsia.

b) Periodo Alejandrino: Es un período de escasa trascendencia en la evolución de la


psiquiatría; transcurre 300 años antes de la era cristiana. Parece marcar una etapa de transición,
notándose un estancamiento en el progreso científico, previo al gran impulso que habría de
recibir la psiquiatría durante el Imperio Romano. En el período Alejandrino deben destacarse los
nombres de Erasístrato y Herófilo.

c) Periodo Greco-Romano: Tiene gran trascendencia en la historia de la psiquiatría desde que


señala un notorio progreso científico, merced a la contribución de médicos ilustres de esa época.
Entre ellos se destacan los siguientes:

ASCLEPÍADES DE BITINIA: (80 años antes de Jesucristo). Establece una división neta de la
locura en dos grupos: 1) alienación aguda con fiebre, correspondiente a la frenitis de Hipócrates.
2) Alienación crónica sin fiebre, que involucra a la manía y a la melancolía. Se le debe además un
estudio sobre las ilusiones y las alucinaciones.

CELSO: (5 años antes de Jesucristo). Crea el vocablo "insania" para substituir al de alienación
y establece tres formas de esta afección: 1) Frenesía que es la forma de insania aguda,
correspondiente a la alienación aguda de Asclepíades y a la frenitis de Hipócrates. 2) La melan-
colía. 3) Un tercer tipo de alineación que subdividió en dos grupos: delirio alucinatorio alegre o
triste y el delirio general y parcial. Se debe a Celso la creación de métodos y reglas para el
tratamiento moral e higiénico de los alienados pero, a pesar de ello, fue partidario de las cadenas,
los castigos y los ayunos.

ARÉTÉE DE CAPADOCE: (80 años después de Jesucristo). Su mayor mérito reside en haber
efectuado prolijas descripciones de la manía y de la melancolía. Consideraba a la melancolía
como una tristeza del alma, como una idea fija en la que se concentraba el pensamiento a la
manera de un delirio circunscripto. Entre las perturbaciones somáticas agregadas señalaba:
constipación intestinal, disminución de la orina, alitosis, pulso pequeño y ausencia de fiebre. La
manía era considerada, por el mismo médico, como una perturbación intelectual, un delirio
general sin fiebre, lo que la diferenciaba de los delirios tóxicos. Sostenía que producía exaltación
de la memoria y de la imaginación, que inducían al enfermo a conversar sobre cualquier tema,
aun cuando no le fuera conocido. Estableció por primera vez la posibilidad del pasaje de la
melancolía a la manía.
CELIOS AURELIANUS: Establece diferencias netas entre alienación mental y delirio febril. Hace
una descripción de los trastornos somáticos de la melancolía; pero su mayor mérito consiste en
haber combatido el trato inhumano a los alienados, estableciendo valiosas reglas para el trata-
miento físico y moral.

GALENO: (150 años después de Jesucristo). Gran médico de esa época y autor de numerosos
libros; en realidad fue muy escasa su dedicación a este tipo de enfermos. Estableció una división
entre locura idiopática y locura simpática, deparando mayor importancia a las segundas.

3º) Época Tercera o de Transición:

Comprende dos períodos: la edad media y el renacimiento.

A) Edad Media:

Durante la edad media, período de obscurantismo para la humanidad, la psiquiatría no sólo sufre
una rémora sino un real retroceso en su evolución. En efecto, vuelve a caer en la superstición y en
la superchería, en manos de brujos y agoreros. Las ideas mágicas dominan a los hombres y con ellas
a la demonopatía y la licantropatía. Con esto surgen nuevamente las antiguas creencias, y los ritos
religiosos, los exorcismos y extrañas prácticas vuelven a asumir la responsabilidad de la terapéutica
de las afecciones mentales. Bajo el imperio de estas creencias llegaron a cometerse, con los
alienados, mayores atrocidades que en la época antigua; los mismos médicos no pudieron
sustraerse al influjo de estas corrientes; era creencia común que los insanos estaban poseídos por
entidades demoníacas y que para purificarlos debían ser lanzados a la hoguera.

B) Renacimiento:

Hacia fines del siglo XVI, con el renacimiento, vuelve la psiquiatría a jerarquizarse y retomar el
camino científico que ya no abandonaría en el futuro.

PAUL ZACCHIAS: en el año 1584, considera por primera vez los problemas de los alienados desde
el punto de vista médico-legal; así trata de la responsabilidad moral y legal de los alienados; la
capacidad civil y validez de sus actos; los intervalos lúcidos de los alienados.

WILLIS: (entre 1622 y 1675). Realizó un prolijo estudio y descripción de la manía y la melancolía.
Observó el paso de los estados maníacos a los melancólicos y viceversa, lo que llamó locura de doble
forma. Este mismo autor describió la demencia precoz bajo el nombre de estupidez o morosidad,
sin deslindarla netamente de la idiocia, de la imbecilidad y de las demencias restantes.

BONET: (desde 1620 a 1689). Sostiene que el origen de la alienación se halla en lesiones
somáticas viscerales y describe diversas lesiones halladas en las autopsias.
VIEUSSENS: (desde 1641 a 1689). Sostiene las teorías humorales de la alienación. Sin
embargo, con el progreso de la anatomía patológica, poco a poco pierden terreno las teorías
humorales y químicas, inclinándose la opinión hacia el somatismo.

SAUVAGES: (entre 1706 y 1767). Describe la melancolía ansiosa. Es el creador del vocablo
vesania, en el que engloba numerosos trastornos mentales, como ser: estados alucinatorios con
delirio, estados reactivos de excitación y de depresión y estados anormales diversos.

CULLEN: (entre 1712 y 1792). Piensa y sostiene que todas las formas de alienación tienen
origen en la manía y en la melancolía. Realiza tratamientos por balneación, duchas, ejercicios y
trabajos diversos. Los medios de internación de la época eran muy precarios, algunos enfermos
iban a las prisiones y en general los alienados estaban recluidos en lugares inhóspitos e indignos
del ser humano. No era rara su exhibición en público para esparcimiento del pueblo.

4º) Época Moderna:

A partir del año 1793 se produce un cambio fundamental respecto a los tratos dispensados a
los alienados hasta ese momento.

Corresponde a PINEL la gloria de ser el iniciador y propulsor de los nuevos rumbos. Luchó
enérgicamente contra los procederes inhumanos empleados con los enfermos mentales; señaló
reglas para la internación, además de otras morales y humanitarias. Pinel describió cuatro tipos
de locura: la manía, la melancolía, la demencia y la idiocia.

Por esa época se produce un brote regresivo en Alemania debido a la teoría espiritualista de
STAHL, que lleva a la creación de la Escuela Psicológica Alemana de LANGERMANN, según la cual
la locura era la consecuencia del pecado. Posteriormente, también en Alemania, se crea, en
oposición a la anterior, la Escuela, Somática, cuya dirección estuvo a cargo de NASSE, VERING,
JACOBI, FRIEDREICH, etc. Esta escuela se opuso a la concepción espiritualista, sosteniendo que
la alienación se debía a lesiones somáticas cerebrales o viscerales.

A continuación de Pinel hay que recordar a ESQUIROL, que creó y organizó numerosos asilos
para alienados. Aisló lo que llamó: monomanías, que corresponden a lo que hoy conocemos por
delirios sistematizados. Dejó muchos discípulos.

Más tarde BAYLE y sus colaboradores descubren la causa de la parálisis general progresiva,
de la que hacen una prolija descripción.

VOISIN: realiza un concienzudo estudio de la idiocia.

FALRET: actualizó los conocimientos de los estados maníacos y melancólicos y de la locura


circular.
Ya en una época más cercana, corresponde mencionar especialmente los nombres de CHARCOT,
LEGRAND, Du SAULLE, MOREAU DE TOURS, KRAFFT-EBING, entre otros que impulsaron la evolución
de la psiquiatría hasta la época presente.

Conceptos de soma y de psique

Cuando se estudia Semiología y Clínica Psiquiátrica se plantea al médico el problema del doble
aspecto que, desde el punto de vista de la Patología, presenta la unidad psicofísica que constituye
la personalidad humana.

En nuestros días se ha avanzado mucho en ese terreno, merced a la dedicación de los médicos
al estudio de lo que ha dado en llamarse: Medicina Psicosomática. Como una acotación al margen
diremos, según nuestra manera de pensar, que la medicina psicosomática ha sido practicada por los
médicos de todas las épocas que hayan tenido un concepto cabal de la medicina y de su función en
la sociedad. En efecto, a pesar de la preferente dedicación que la mayoría de los médicos prestan a
lo somático, no pueden menos que contemplar y comprobar la importancia que tienen los
desórdenes psíquicos desencadenados por perturbaciones somáticas. Otro tanto ocurre en el
sentido contrario, todo padecimiento psíquico tiene siempre repercusión en lo somático.

Estas observaciones, realizadas a través de generaciones de médicos, han creado la conciencia


de que, en la unidad psicofísica, las conexiones entre las partes son tan íntimas que los
padecimientos de una repercuten sobre la otra mediante una doble corriente: desde lo psíquico a
lo somático y, a la inversa, lo somático determina una repercusión psíquica; su estudio se ha
concretado en la medicina psicosomática. Pues bien, esta correspondencia de manifestaciones es
perfectamente conocida por la psiquiatría desde hace muchísimo tiempo.

Para ubicarnos exactamente en la cuestión, debemos recordar que desde el punto de vista de la
Patología General existen dos tipos de enfermedades: somáticas y psíquicas.

1º) Enfermedades somáticas:

Cuya etiología y evolución se efectúan en el terreno somático, y cuya sintomatología objetiva y


subjetiva es física. Estas enfermedades se clasifican a su vez en: a) orgánicas, cuando tienen una
localización real y objetiva en determinado órgano o aparato; b) funcionales, cuando la localización
orgánica es sólo aparente dependiendo de una disfunción del aparato regulador neuro-endocrino-
vegetativo.
2º) Enfermedades psíquicas:

Cuya etiología también es somática, pero su sintomatología, tanto objetiva como subjetiva es
psíquica. A su vez se clasifican en: a) orgánicas, cuando asientan en un substráete
anatomopatológico bien conocido, como ocurre en las demencias, las oligofrenias y la confusión
mental; b) funcionales, cuando no tienen su localización en lesiones a nivel del cerebro, lo que
escapa aun a nuestro dominio, pero que suponemos debidas a perturbaciones de los centros
reguladores neurovegetativos diencefálicos.

En cuanto nos detenemos a examinar atentamente esta clasificación caemos en la cuenta de


que ella es más convencional que sustancial. Comprobamos que la división en somáticas y
psíquicas es aceptable únicamente en cuanto a la sintomatología, por cuanto el somatismo es el
rasgo dominante y común en todas ellas, trátese tanto de las orgánicas como de las funcionales.

A su vez la clasificación de las enfermedades por su sintomatología, en somáticas y psíquicas,


también resulta un poco incierta debido a que las somáticas tienen por repercusión equivalentes
psíquicos y viceversa. Respecto a estas últimas hay que destacar que no es necesaria la existencia
de enfermedades psíquicas para provocar alteraciones orgánicas; bastan las dificultades y
ansiedades de la vida diaria y psicológica del individuo para que se perturbe la salud orgánica;
éstas serían las verdaderas perturbaciones de naturaleza psicógena.

Esos equivalentes, tanto de una como de otra naturaleza, son debidos al mismo mecanismo
en el que la afectividad, mediante las tensiones y descargas emocionales, desempeña un papel
primordial. La participación de la vida afectiva pone de relieve la importancia que asumen los
centros diencefálicos, que rigen la vida instintivo-afectiva y neurovegetativa. Las emociones se
convierten, en esa forma, en los estímulos desencadenantes de las más variadas reacciones
psicosomáticas.

Las emociones displacenteras, dependientes de los estados primarios de miedo y de cólera,


son las causantes del mayor número de las alteraciones patológicas. Todos los estados
emocionales derivados de la emoción primaria de miedo, especialmente la angustia y la
ansiedad, son los productores de alteraciones psíquicas, sobre todo neurosis originadas en las
más variadas manifestaciones y alteraciones somáticas. Uno de ellos es el miedo de padecer
enfermedades graves, incluyendo el temor a la muerte. Por otra parte, en padecimientos
somáticos reales con sus respectivas localizaciones orgánicas, el desplacer y la angustia que el
miedo entraña agrava el daño, por el agregado del factor psicológico que establece un círculo
vicioso psicosomático.

Más importante aún es que los estados emocionales desagradables derivados del miedo y de
la cólera son productores de lesiones somáticas orgánicas y funcionales. Desde este punto de
vista se deben tener en cuenta todas las situaciones penosas, las zozobras y las preocupaciones
a que continuamente se ve sometido el individuo en el transcurso de la vida y de su evolución en
el medio social. A esos factores ambientales se agregan otros muy importantes, que son
inherentes al individuo mismo. En primer término hay que considerar la constitución somática con
todos los elementos concurrentes para su integración, entre los cuales lo hereditario y lo congénito
constituyen lo fundamental; estos dos factores determinan la existencia de somas más o menos
resistentes, algunos de ellos de una franca pobreza constitucional característica, que los hace mucho
más sensibles a las descargas emocionales. En segundo lugar es necesario estudiar la constitución
psicológica del individuo, con todo lo temperamental y caracterológico, que proporciona a su vez
un determinado grado de sensibilidad para las reacciones emocionales y las psicosomáticas
concomitantes.

Existen personas que poseen una sensibilidad exquisita para reaccionar intensamente, con
tensos estados emocionales, aun en presencia de causas pequeñas; es el caso de los hiperemotivos,
en los cuales, en ambos tipos de constituciones, tanto somático como psíquico, son más fáciles las
repercusiones emocionales, de donde se puede deducir la gran fragilidad de aquellas
personalidades en las que se produce la coincidencia de ambos factores.

Grande es la importancia que tiene para el médico el conocimiento de esas nociones


psicosomáticas, desde el momento que ellas se aplican a todas las ramas de la medicina. Es
necesario que el médico tenga un conocimiento cabal de la persona que debe tratar; no basta que
sea un eximio somatista, que conozca a la perfección la semiología y la patología médica y
quirúrgica, que sea poseedor de todos los secretos y de los últimos adelantos de la terapéutica; es
también necesario que conozca al enfermo bajo el aspecto psíquico, que investigue su vida, sus
inquietudes, sus congojas y alegrías, en qué medio ambiental efectuó su evolución psicológica, sus
tropiezos en el mismo, sus luchas y sus ambiciones, sus triunfos y sus fracasos, sus tendencias y sus
inclinaciones, sus sentimientos y sus pasiones, su conducta y, finalmente, sus reacciones frente a
los embates de la vida. Sólo de esta manera, el médico podrá tener un concepto integral y acabado
del paciente que recurre a él. Este conocimiento lo capacita para una terapéutica efectiva y racional,
tanto desde el punto de vista somático como desde el aspecto psíquico. Desde este último punto
de vista, además de la medicación modificadora, estimulante y sedante a la que el médico recurre,
no debe dejar de lado los principios elementales de la "psicoterapia", que siempre deben ser
empleados.

No es necesario el conocimiento y el empleo de procedimientos o métodos más o menos


complicados para la aplicación de la psicoterapia; los médicos siempre la emplean, a menudo sin ser
su intención y sin percatarse de ello, cuando por su sola presencia tranquilizan al enfermo, o cuando,
salvo escasas excepciones, hablan a sus pacientes para desvanecer sus temores acerca de su salud
y de su vida.

El médico debe saber que en cada enfermo se agitan numerosas emociones desencadenadas por
el instinto de conservación, por el miedo a lo grave y a lo irreparable, con su secuela de desasosiego,
incertidumbre, desesperanza y angustia; estados emocionales displacenteros que únicamente se
mitigan cuando el médico conversa con él y cuando, de acuerdo con las conveniencias de cada caso,
le explica su estado.
Finalmente, ningún médico ignora que la mejor psicoterapia es la que llega al enfermo por la
senda de la comprensión; la "psicoterapia comprensiva". Estos principios tan sencillos y que
nadie desconoce, aunque a veces se olviden, constituyen las bases en que se sustenta la medicina
psicosomática.

Enfermo mental

Con riesgo de resultar insistentes repetimos que se entiende por enfermo mental o psíquico
al que presenta una sintomatología esencialmente psíquica.

Aclaramos que enfermo mental no es lo mismo que enfermo alienado. El enfermo mental
puede ser: no alienado y alienado.

1º) Enfermo mental no alienado:

Decimos que un enfermo mental no es alienado cuando en ningún momento de la evolución


de la enfermedad se altera la autocrítica, su autodeterminación o su autoconducción y que
conserva, por consiguiente, la autonomía de su personalidad porque el juicio no está perturbado.
En este grupo se incluyen las neurosis; los enfermos que la padecen no llegan a cometer actos
que los coloquen en el terreno médico-legal.

2º) Enfermos mentales alienados:

Son aquellos en los cuales una perturbación del juicio compromete seriamente la autocrítica
y la autonomía de la personalidad, al extremo que son irresponsables de sus actos. La
perturbación del juicio puede ser por déficit o por desviación.

El término alienado procede del latín alienus, que quiere decir ajeno. Luego cuando decimos
enfermo mental alienado equivale a decir enfermo ajeno de la mente, o sea que la personalidad
se encuentra fuera de su cauce normal porque ha perdido la lógica formal de sus elaboraciones
psíquicas por fallas en el juicio. El término alienación es sinónimo de locura y de psicosis.

Es oportuno establecer aquí las diferencias entre neurosis y psicosis. Clínicamente los
neuróticos conservan la auto y la heterocrítica por la integridad del juicio; los psicóticos en
cambio, como padecen una perturbación del juicio, pierden su autonomía psíquica. Estas
diferencias determinan, a su vez, las diferencias en el orden médico-legal, desde el momento
que los neuróticos, a la inversa de los psicóticos, conservan la responsabilidad de sus actos.

Dar una definición clara y cabal de la alienación mental es tarea harto difícil, pues todos
sabemos qué es un alienado pero no es fácil definirlo con exactitud y a la vez con concisión de
lenguaje. De las numerosas definiciones que se han dado transcribiremos la que pertenece al
Profesor Nerio Rojas, no sólo por la razón de que es argentina, sino porque la consideramos una de
de las más exactas y explícitas. Dice de esta manera:

"Alienación mental es el trastorno general y persistente de las funciones psíquicas, cuyo carácter
patológico es ignorado o mal comprendido por el enfermo, y que impide la adaptación lógica y activa
a las normas del ambiente, sin provecho para sí mismo ni para la sociedad."

Esta definición destaca cuatro postulados fundamentales: 1) un trastorno intelectual; 2) la falta


de autoconciencia; 3) la inadaptabilidad; 4) la ausencia de utilidad.

Decimos que un enfermo mental es alienado cuando presenta una perturbación del juicio. Sin
este requisito no existe alienación. Esta perturbación puede consistir: a) En un insuficiente desarrollo
del juicio, situación definitiva e irreparable que encontramos en el síndrome oligofrénico. b) En una
debilitación del juicio, también definitiva e irreparable, presente en el síndrome demencial y en
todos los procesos mentales dementizantes. c) En una desviación del juicio, trastorno que puede ser
temporario y más o menos prolongado en unos casos y definitivo en otros. Se manifiesta en los
síndromes de excitación psicomotriz, de depresión psicomotriz y delirante, d) En una suspensión del
juicio, como en el síndrome confusional.

Concretando: Es alienado todo enfermo mental cuyo juicio alterado aleja la función psíquica de
la lógica formal; como consecuencia la personalidad desadaptada desconoce su estado patológico
y permanece ajena a su situación real.
Resumen

PSIQUIATRÍA

La psiquiatría es la rama de la medicina que estudia las enfermedades de la psique


o enfermedades mentales.
La clínica psiquiátrica realiza el estudio exhaustivo de los enfermos mentales
Generalidades mediante: 1) la anamnesis; 2) estudio semiológico por e] examen del hábito externo
y un prolijo interrogatorio; 3) estudio de la evolución con las alternativas de la
enfermedad; 4) pronóstico; 5) tratamiento.

Siguiendo a Regís se consideran cuatro épocas:


1) Primitiva
2) Antigua
3) Tercera o de transición
4) Moderna.

Época Prehipocrática. Desde la aparición del hombre hasta


Hipócrates. El hombre dominado por los dioses del bien y del mal; los
Época alienados influenciados o poseídos por ellos. Los tratamientos eran
primitiva adecuados a las creencias y practicados por los sacerdotes:
ceremonias religiosas, exorcismos, castigos corporales y muerte de
víctimas expiatorias.

Comienza con Hipócrates y termina con la caída del Imperio


Romano. Comprende tres períodos.
Historia de la
1) Período Hipocrático: Hipócrates se opone a la concepción
Psiquiatría
religiosa. La medicina mental nace con él. Describió: la "frenitis" con
fiebre y delirio. La "manía" que llamó: "delirio violento". La "melan-
colía" que atribuyó a los humores, especialmente a la bilis. La "locura
del embarazo" y de la "locura por el alcohol".
Época 2) Período Alejandrino: 300 años antes de Jesucristo. Período de
antigua escasa trascendencia; se estanca la evolución de la psiquiatría. Se
destacan Erasístrato y Herófilo.
3) Período Greco-Romano: Se extiende hasta Galeno, 150 años
después de Jesucristo. Esta época marca un gran impulso para la
psiquiatría. Propulsores: Esclépiades de Bitinia; habló de alienación
aguda y crónica. Celso creador del término insania. Arétée de
Capadoce, por primera vez estableció el pasaje de la manía a la
melancolía. Celius Aurelianus lucha contra el trato inhumano y
estableció reglas para el tratamiento físico y moral.
1) Edad Media: Época de obscurantismo con remora y retroceso
para la psiquiatría. Vuelve la superstición y la superchería; dominan
las ideas mágicas, la "demonopatía" y la "licantropatía".
2) Renacimiento: A fines del siglo xvi la psiquiatría retoma el
camino científico que ya no abandonará. Paul Zacchias:
Época responsabilidad moral y legal de los alienados; intervalo lúcido y
tercera o validez de los actos.
de Willis: "locura de doble forma". Consideró la demencia precoz con
transición el nombre de "estupidez" o "morosidad".
Bonet: origen somático de la alienación.
Vieussens: expuso teorías humorales y químicas. Sauvages:
describe la melancolía ansiosa.
Cullen: balneación, duchas, ejercicio y trabajo.

Historia de
la Psiquiatría Desde 1793 se producen grandes cambios en el trato de los
alienados.
Pinel: fue gran propulsor e introdujo nuevos rumbos. Lucha contra
el trato despiadado dictando reglas más humanas.
Brote regresivo en Alemania por la aparición de la teoría
espiritualista de Stahl: la locura, consecuencia del pecado.
Esquirol: fue el fundador de numerosos asilos para internación.
Época
Habló de ''monomanías" que equivalen a los delirios sistematizados.
cuarta
Bayle y sus colaboradores estudiaron la parálisis general
progresiva.
Falret: estudió la "locura circular".
En épocas más próximas debemos recordar los nombres de
Charcof, Legrand, Moreau de Tours, L Du Saulles, Krafft-Ebing y
otros.

La Psicopatología y la Clínica Psiquiátrica plantean el problema del doble aspecto de


la unidad psicofísica que constituye la personalidad humana.

En patología general se consideran:

1) Enfermedades somáticas: cuya etiología y evolución se hacen en el terreno


somático y cuya sintomatología objetiva y subjetiva es física; orgánicas y funcionales.
Conceptos
de Soma y
2) Enfermedades psíquicas: la etiología y la evolución también son somáticas, pero la
de Psique
sintomatología, objetiva y subjetiva, es psíquica; orgánicas y funcionales.
La clasificación es sólo aceptable en cuanto a la sintomatología, por ser el somatismo
el carácter dominante y común de todas ellas. Según la sintomatología, la clasificación
también es incierta: equivalentes psíquicos y somáticos respectivamente. En ambos
casos la afectividad, mediante las descargas emocionales, es el mecanismo productor.
No alienados
Clasificación
Alienados
Enfermos Conservan la autocrítica y la heterocrítica, la autoconducción y la autonomía
mentales no de la personalidad, el juicio no está perturbado. Este grupo comprende las
alienados "neurosis": los enfermos son responsables de sus actos.

Pierden la autocrítica y la autonomía de su personalidad por alteración del


juicio, debida:
a) "A insuficiente desarrollo". Situación irreparable. Síndrome
Enfermo oligofrénico.
mental b) "A debilitación": situación definitiva e irreparable. "Síndrome
demencial".
Enfermos
c) "A desviación": situación temporaria o definitiva. Síndromes de
mentales
excitación psicomotriz; de depresión psicomotriz y delirante.
alienados
d) "A suspensión": situación transitoria o definitiva. Síndrome
confusional.
"Es alienado todo enfermo mental cuyo juicio alterado
aleja la función psíquica de la lógica formal; la personalidad
Concepto
desadaptada desconoce su estado patológico y permanece
ajena a su situación real".
CAPÍTULO II

ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES

El estudio de la etiología de las enfermedades mentales fue tarea harto difícil a través de la
evolución histórica de la Psiquiatría, que recién a partir de mediados del siglo XIX abandona la
demonología y la taumaturgia para adentrarse en una era de franca evolución científica. En el siglo
pasado se encaró el estudio prolijo y detenido de numerosos factores que, directa o indirectamente,
pueden desencadenar o preparar el terreno para una psicopatía.

Esos numerosos factores etiológicos de orden general se han reunido en dos grandes grupos:
exógenos y endógenos.

Factores exógenos

Se consideran factores exógenos todas aquellas causas procedentes desde el exterior y que,
actuando en forma directa o indirecta, pueden determinar el estado de enfermedad psíquica.

Obran en forma indirecta por modificaciones en el plasma germinal transmitiendo a la


descendencia malformaciones, distrofias y predisposiciones diversas, y en forma directa sobre el
individuo mismo, provocando modificaciones y alteraciones somáticas más o menos graves.

1º) Causas tóxicas:

El alcohol ocupa, entre los tóxicos externos, el puesto de vanguardia, porque provoca una notoria
disminución de las resistencias a nivel de las glándulas genitales, recayendo sobre los genes y
alterando el plasma germinal. Para algunos autores estas alteraciones son mucho más marcadas
cuando la intoxicación alcohólica obra en el momento de la concepción; otros, que no admiten esta
opinión, responsabilizan a la intoxicación alcohólica crónica con todas las alteraciones y
estigmatologías físicas, entre las que se contarían las germinales. De una u otra manera, estas
alteraciones de los genes convierten al alcohol en responsable de numerosas oligofrenias y de gran
cantidad de epilepsias.

En forma directa, produce en el individuo alteraciones que lo predisponen a las más diversas
psicosis, desde los estados distímicos hasta la demencia pasando por los delirios y los estados
confusionales. También el alcohol puede obrar desfavorablemente sobre el individuo durante la
gestación, debido a los excesos alcohólicos cometidos por la madre; la acción en este caso sería
directa pues el tóxico pasa a través de la corriente circulatoria.
Otro tóxico peligroso es el plomo, que produce la intoxicación saturnina. El saturnismo obra
en forma directa provocando numerosas alteraciones somáticas, inclusive en el sistema nervioso
con repercusión psíquica; no permanecen ajenas tampoco las glándulas genitales y el plasma
germinal por lo que, en forma indirecta, determina distrofias y predisposiciones.

El mercurio, el fósforo, el arsénico y los alcaloides en general, son otros tantos tóxicos que
pueden actuar directa o indirectamente.

La frecuencia de las intoxicaciones por el óxido de carbono y sus peligrosas consecuencias, lo


señalan como uno de los tóxicos más temibles. Este tóxico se fija a la hemoglobina formando una
combinación difícil de disociar, la carboxihemoglobina, que reduce el aporte de oxígeno a los
tejidos. La anoxia hiere de muerte a la célula nerviosa, tal es la gravedad de esta intoxicación.
Después del estado confusional, si el enfermo no muere, puede quedar psíquicamente debilitado
por destrucción de determinadas neuronas. Cuando el óxido de carbono afecta al recién nacido
la destrucción neuronal produce, según su intensidad, diferentes grados de insuficiencia del
desarrollo, y más grave aún es cuando el tóxico obra sobre la madre en el período de la gestación.

2º) Causas infecciosas:

De una manera general, las enfermedades infecciosas constituyen importantes factores


etiológicos de las enfermedades mentales. Obran tanto en forma directa como indirecta, a través
de las modificaciones que determinan en el plasma germinal. Consideraremos algunas de las más
importantes desde el punto de vista de la etiología psiquiátrica.

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que parece obrar por intermedio de sus toxinas
sobre los genes, con predilección en la madre, determinando una gran fragilidad constitucional
en la descendencia y favoreciendo las distrofias cerebrales. La consecuencia de la defectuosa
organización cerebral es la oligofrenia. Las toxinas tuberculosas pueden obrar también en forma
directa, provocando estados de confusión oniroide especialmente en períodos avanzados de la
enfermedad.

La sífilis, que actúa en forma directa e indirecta, es factor etiológico importante de las
enfermedades mentales. Directamente es la causa de la parálisis general progresiva.
Indirectamente, dadas las alteraciones que condiciona en el plasma germinal, es causante de
numerosas oligofrenias y predisposiciones diversas en la descendencia.

La rubéola de la madre, por alteraciones germinales, puede causar oligofrenias en los hijos.

Ciertas enfermedades infecciosas que, por su localización y por su naturaleza, ejercen una
acción directa sobre el cerebro, dejan graves secuelas. Así ocurre con las meningitis, encefalitis
y meningoencefalitis; sus consecuencias son los estados psicóticos post-encefalíticos y las
destrucciones neuronales que determinan el déficit psíquico expresado, en el adulto, por la
debilitación psíquica y, en el niño, por una detención del desarrollo.

Finalmente hay que recordar que, entre los factores etiológicos de la confusión mental, figuran
las enfermedades infecciosas acompañadas de fiebres altas y prolongadas; entre ellas el paludismo,
la neumonía, la fiebre tifoidea, las infecciones urinarias, etc., suman además la acción nociva de las
toxinas microbianas.

3º) Causas por enfermedades generales:

No sólo las enfermedades infecciosas son capaces de alterar e introducir modificaciones en el


plasma germinal; también tienen especial importancia las llamadas enfermedades metabólicas o de
la nutrición: gota, diabetes y las avitaminosis en general, sobre todo la carencia de vitamina B1;
asimismo son de importancia las enfermedades endocrinas, especialmente las que conciernen a las
glándulas tiroides, hipófisis y ovario.

Las disfunciones de las glándulas de secreción interna repercuten sobre la psique. En efecto, son
notorios: 1- gran inestabilidad psíquica que acarrea el hipertiroidismo, el infantilismo mental
hipofisario y genital, los trastornos psíquicos por afecciones suprarrenales como ocurre en la
enfermedad de Addison y, con mayor frecuencia, las disendocrinias provocan la disfunción
neurovegetativa predisponiendo o creando el clima propicio a las neurosis.

4°) Causas traumáticas:

Los traumatismos como causa determinante de enfermedades mentales pueden incidir sobre el
individuo en diferentes épocas de la vida, desde la gestación hasta la edad adulta. Los accidentes
que pueda sufrir la madre, tales como caídas o golpes en el vientre y ciertos medios terapéuticos,
como la radioterapia abdominal por ejemplo, recaen directamente sobre el feto y perturban su
evolución.

Las anomalías del parto provocan numerosos accidentes capaces de producir traumas en el
cerebro del niño. La mayoría de los partos laboriosos y prolongados suelen repercutir más o menos
intensamente sobre el feto, cuya cabeza se encuentra sometida a presiones considerables en la
cavidad pelviana y el cerebro expuesto a ser lesionado en forma directa y a sufrir las consecuencias
de los trastornos circulatorios, que producen fenómenos de asfixia del tejido nervioso, el cual, por
otra parte, es susceptible de ser destruido por pequeñas hemorragias capilares debidas a los
aumentos de la tensión intracraneal.
Algo semejante es lo que ocurre con las circulares de cordón. Además en las distocias de parto
hay que tener en cuenta los traumatismos producidos por los fórceps cuando es aplicado por
poco hábiles.

En la etiología de los trastornos mentales es importante tener en cuenta todas las formas de
traumatismos craneales, especialmente las producidas en la infancia; caídas y golpes en el cráneo
que causan lesiones más o menos graves con consecuencias inmediatas: conmoción cerebral con
confusión, mental; y consecuencias mediatas: epilepsia debida a espinas irritativas por fractura
de la tabla ósea.

Otros traumatismos y accidentes somáticos no craneales, cuyas secuelas son impotencias


funcionales diversas o desfiguraciones del rostro, pueden desencadenar trastornos psíquicos
graves, estados depresivos, neurosis, modificaciones del carácter, etc.

5º) Causas nutritivas:

Las deficiencias nutritivas también repercuten sobre la psique, pues al alterar el metabolismo
general provocan sufrimiento del tejido nervioso: las avitaminosis y en especial la carencia de
vitamina B1 tienen gran importancia en la infancia, edad de la vida en que no es raro que deter-
minen deficiencias en el desarrollo cerebral.

6º) Causas psíquicas:

En este grupo deben incluirse todos los traumas psíquicos y morales a que se hallan expuestos
los individuos en el transcurso de la existencia. Los traumas psíquicos obran en múltiples formas
que dependen de las circunstancias y de las personas. El grado de repercusión que el trauma
moral produce está en directa dependencia de la sensibilidad de cada uno, por lo tanto es
variable de un individuo a otro; algunos sufren intensamente por causas de escasa trascendencia,
otros sólo claudican ante circunstancias graves, y otros caen vencidos cuando coinciden diversos
y sucesivos traumas morales, como si se tratase de un estado de fatiga y de sobresaturación
psíquica. La mayor parte de las veces estos factores de orden psíquico determinan estados
neuróticos, aunque en algunas circunstancias, tratándose de personalidades psicopáticas,
predispuestas, pueden producirse estados psicóticos reactivos.

7º) Causas ambientales:

No se puede restar importancia a los factores ambientales que, en unas personas más que en
otras pueden tener una repercusión desfavorable sobre todo en aquellas psiques con cierta
predisposición enfermiza. Interesa, por lo tanto, conocer en qué ambiente vive y actúa el individuo,
se investigarán todas las situaciones derivadas de su actuación en el medio social que puedan influir
desfavorablemente en su psique.

Factores endógenos

Deben ser considerados como endógenos todos aquellos factores preexistentes en el individuo
y que nacen con él; unos de carácter general como ser la edad, el sexo y la raza y otros de carácter
netamente específico y transmitidos por la herencia.

1º) Edad:

La edad es un factor de orden general que debe ser considerado como predisponente y no como
determinante de enfermedades mentales, puesto que las diferentes edades de la vida traen
aparejadas profundas modificaciones somáticas en el orden metabólico, endocrino y orgánico con
intensa repercusión psíquica. Cuando estas diferentes repercusiones psíquicas, que normalmente
pertenecen al campo de lo fisiológico, son más intensas que lo común pueden llevar a la psique
fuera de las fronteras que mantienen su equilibrio, adentrándola al terreno que es de dominio de la
patología mental.

1) En los primeros años de la vida se asiste al desarrollo de la personalidad, que hará la evolución
somática y psíquica correspondiente hasta la llegada de la pubertad. Es durante este período cuando
se ponen de manifiesto los diversos grados de insuficiencia mental, en relación con la evolución
psíquica que alcanza los límites que permita el caudal intelectual.

2) Con la llegada de la pubertad se producen cambios fundamentales, tanto en el orden somático


como en el psíquico, condicionados por la entrada en función de las glándulas sexuales. Tales
modificaciones son fisiológicas y perfectamente normales. Desde el punto de vista psíquico la
personalidad experimenta una sensación de cambio y de transformación más o menos acentuada y
de carácter transitorio. En el campo afectivo las manifestaciones son más notorias, modificándose
las relaciones con el sexo opuesto y con el propio. Durante esta época de la vida y en la juventud
hasta la edad adulta la enfermedad mental más frecuente es la esquizofrenia. En la juventud
también suelen hacerse ostensibles las manifestaciones distímicas.

3) La edad adulta, cuando es mayor la actividad psíquica del hombre y cuando son mayores las
luchas y razonamientos en el medio social, señala la época en que es más frecuente la aparición de
los delirios.
4) Durante el climaterio, cuando se inicia la curva de descenso y el comienzo de la involución
de la personalidad, la decadencia física hace incidencia en la psique siendo frecuentes los estados
depresivos y las llamadas psicosis con involución.

5) En la última etapa de la existencia que es la senilidad comienzan las perturbaciones


circulatorias por el avance de la arterioesclerosis; es el período de la demencia senil y
arteriosclerótica.

2º) Sexo:

Ambos sexos presentan diferencias respecto de la predisposición de las diferentes afecciones


mentales.

El hombre, por razones de vida y de trabajo, se halla más expuesto a las enfermedades de
origen traumático, tóxico y a ciertas infecciones como la sífilis que, como sabemos, es causa de
la parálisis general progresiva. El hombre es también más propenso a la epilepsia y a las
perturbaciones derivadas de la arterioesclerosis.

En cuanto al sexo femenino se halla mucho más predispuesto que el masculino a sufrir crisis
emocionales, cuya repercusión es mucho mayor en la mujer. Esta última, además, sufre con
mayor intensidad todos los estados de excitación, siendo más frecuente en ella la psicosis
maníaco-depresiva.

3º) Raza:

Se ha comprobado que existen predisposiciones especiales en las diferentes razas para


contraer determinadas afecciones mentales. Esto es debido en gran parte y en cada uno de los
grupos etnográficos a las normas de vida y preceptos morales y religiosos, algunos de los cuales
incluyen severas reglas higiénicas; los musulmanes, cuya religión prohíbe beber alcohol,
constituyen un pueblo que no padece mayormente las perturbaciones psíquicas del alcohol.

4º) Herencia:

La definición más sencilla y a la vez más completa es la siguiente: "La herencia es la condición
biológica por la cual se efectúa la transmisión de los caracteres de los ascendientes a los
descendientes".

A continuación haremos algunas consideraciones de orden biológico.


Después de las experiencias realizadas por Morgan existe la certidumbre de que los cromosomas
son los encargados de transportar y transmitir los caracteres propios de la herencia. En los
cromosomas de las células germinales se hallan contenidas todas las características y disposiciones,
somáticas y psíquicas, que la herencia transmite a la especie y al individuo. Se ha comprobado que
el número de cromosomas es invariable para cada especie; en el género humano las células
germinales poseen originariamente cuarenta y ocho cromosomas. Una vez que las células sexuales
han sufrido el proceso de maduración sólo poseen la mitad del número de cromosomas de la
especie, o sean veinticuatro, de tal manera que, al fusionarse ambas células, el huevo resultante
contiene nuevamente la cantidad normal de cromosomas.

Se presenta aquí la oportunidad de aclarar la significación de dos vocablos que a menudo crean
confusión; ellos son: congénito y hereditario. Cuando decimos que una persona presenta
alteraciones congénitas significa que son debidas a alguno de los factores etiológicos exógenos que
obran sobre la madre o sobre el embrión. En la etimología de la palabra se halla la explicación, cura
igual a con y genitus igual a engendrado, es decir: dos cosas que se engendran conjunta y
simultáneamente. A su vez, se entiende por hereditario todo lo que es transmitido por los
ascendientes a los descendientes bajo la forma de caracteres de especie, de raza y de familia. Estos
caracteres se hallan implícitos en el plasma germinal, constituyendo condiciones biológicas
indelebles y no modificaciones circunstanciales como ocurre con lo congénito.

Entre otras consideraciones de orden general conviene tener presente:

1) Cuando los descendientes presentan los caracteres de los padres es herencia directa.

2) Cuando los descendientes presentan los caracteres de los antecesores es herencia atávica.

3) Cuando los descendientes presentan caracteres pertenecientes a ascendientes de ramas


colaterales es herencia colateral.

4) Cuando los descendientes presentan caracteres que se hallan simultáneamente en el padre y


en la madre es herencia convergente. Por este motivo en los descendientes de consanguíneos se
observa un refuerzo de los caracteres, tanto en el sentido de mejorar como peyorativo.

5) La disociación de los caracteres, demostrada claramente por el experimento de Correns que se


realiza con una planta de jardín llamada el dondiego de noche de la que hay dos variedades, una con
flores rojas y otra con flores blancas. Cuando se cruzan ambas variedades los descendientes tienen
flores de color rosado. Cuando los descendientes rosados se cruzan entre sí, la nueva generación
presenta: 50% de flores rosadas; 25% de flores rojas y 25% de flores blancas. El experimento
conduce a las siguientes conclusiones: la variedad de flores rojas contiene en sus gametas factores
determinantes del rojo, como la variedad de flores blancas los tiene de su correspondiente color;
cuando ambas se cruzan estos factores determinantes se fusionan y la planta hija da flores rosadas.
La planta hija no posee factor determinante rosado en sus gametas, sino que el 50% de las mismas
posee el factor determinante rojo y el 50% el factor determinante blanco. Cuando las flores rosadas
se fusionan entre sí pueden ocurrir tres casos: a) que las dos gametas que se fusionan sean
blancas, resultando blanca la planta nieta; b) que se fusionen dos gametas rojas resultando roja
la planta nieta; c) que se fusione un gameta roja con una blanca, dando una planta nieta rosada.
En cuanto a la proporción igual que la del dondiego de noche, 50 % amarillas impuras, 25% "ley
de las probabilidades", según la cual existe un 25% de probabilidades de que las gametas que se
fusionan sean rojas, 25 % de que sean blancas y 50% de que se fusione una roja con una blanca.

Los factores determinantes rojos y blancos en las plantas nietas rosadas vuelven a disociarse
nuevamente en sus gametas. Las plantas nietas rojas y blancas son tan puras como las abuelas.

Caracteres dominantes

En el año 1865 un fraile agustino llamado Gregorio Mendel publicó el resultado de sus
experiencias sobre la herencia.

Mendel cruzó plantas de arvejas amarillas con otras de arvejas verdes. Las plantas amarillas
produjeron arvejas amarillas. Cruzando las híbridas entre sí obtuvo plantas con tres arvejas
amarillas por una verde. A primera vista, este resultado no concuerda con el resultado de la
experiencia del dondiego de noche; sin embargo, el fenómeno que ocurre es semejante. Las
plantas de arvejas híbridas amarillas (hijas de amarillas y verdes) aunque sólo presentan el
carácter amarillo visible también tienen el verde, pero el primero domina carácter dominante
mientras que el verde permanece oculto carácter recesivo. En las gametas de las plantas híbridas
la mitad de los factores que determinan el color pertenecen al verde y la otra mitad al amarillo.
Al mezclarse entre sí se producen las mismas relaciones que en el dondiego de noche.

1º) De la fusión de dos gametas amarillas resulta una amarilla pura.

2º) De la fusión de una gameta amarilla con una verde resulta una amarilla impura.

3º) De la fusión de dos gametas verdes resulta una verde pura.

Ahora bien: como las amarillas impuras son en apariencia iguales a las puras, puesto que el
carácter verde permanece oculto y siendo la proporción igual que la del dondiego de noche, 50%
amarillas impuras, 25% amarillas puras y 25% verdes puras, se explica por qué de cada tres ar-
vejas amarillas hay una verde en la descendencia de los híbridos.

De acuerdo con estas experiencias llega Mendel a establecer sus conocidas reglas o leyes de
la herencia.

1º) Cuando se cruzan dos variedades de una misma raza los híbridos de la primera generación
son todos semejantes, predominando los caracteres de una de las variedades (carácter
dominante).
2º) En la segunda generación (nietos) el 75% presenta el carácter dominante, mientras que el
25% restante presenta los caracteres de la variedad hasta ese momento oculta y latente en los
híbridos de la primera generación (carácter recesivo puro).

3º) El 75% de dominantes de la segunda generación comprende: 25%de dominantes puros y 50%
impuros por contener por mitades el carácter recesivo oculto y latente.

4º) En la tercera generación (bisnietos), los caracteres dominantes puros y los recesivos puros
continúan dando los mismos caracteres y así indefinidamente. En cambio el 50% de dominantes
impuros de la segunda generación dará 75% de dominantes (25 % de dominantes puros y 50 %
impuros) y 25% de recesivos puros; en esa forma indefinidamente.

Leyes de Galton

Las leyes enunciadas por Mendel fueron complementadas por las enunciadas por Galton.

1º) Ley de la regresión: Cuando las parejas por alguna particularidad se apartan de lo general, los
descendientes también se apartan pero en menor grado. Cuando por ejemplo, la estatura de los
padres es muy elevada, los hijos, aunque más altos que el promedio general, no lo son tanto como
los padres. Esto significa que se halla en regresión esa particularidad de los padres con respecto al
valor medio de la estatura de los hombres.

2º) Ley de la herencia atávica: El conjunto de las propiedades hereditarias no sólo se debe a los
padres, sino también a los abuelos, bisabuelos y a toda la ascendencia en progresión decreciente,
con razón 2. De los caracteres del hijo, la mitad corresponde a los padres, 1/4 a los abuelos, 1/8 a los
bisabuelos, 1/16 a los tatarabuelos y así sucesivamente.

Influencias externas

Los agentes exteriores pueden producir alteraciones del plasma germinal capaces de imprimir
en los descendientes una determinada huella; debido a estas alteraciones en la descendencia varía
en diversas formas.

1º) Por idiovariación: En cada acto fecundativo hay posibilidades de distintas combinaciones, con
las consiguientes diferencias entre los hermanos.

2º) Por inducción paralela: Se admite que hay factores capaces de modificar al mismo tiempo
paralelamente y en igual sentido, el plasma germinal y el somático; como consecuencia en los
descendientes aparecen alteraciones iguales a las provocadas en los ascendientes.
3º) Por inducción somática: Un agente externo modifica el plasma somático del organismo
que, a su vez, secundariamente interesa a las células germinales. El ambiente modifica
constantemente a la substancia viva y en esa forma el organismo se va lentamente
transformando y adaptando debido a las numerosas impresiones que recibe.

Por falsa herencia (Haeckel) o paraforia (Siemens) se entiende la existencia de caracteres que
parecen hereditarios por hallarse presentes en muchas generaciones; en realidad se deben a
influencias del ambiente, repitiéndose siempre igual en individuos sucesivos. En cambio, los ca-
racteres transmisibles por la herencia están contenidos en los cromosomas; esto es un hecho
comprobado. Las últimas investigaciones de Morgan, en 1937, realizadas en los cromosomas
gigantes de las células de las glándulas salivares de la mosca drosofila melanogaster (mosca del
vinagre), han permitido a este investigador llegar a establecer los caracteres que corresponden
a determinadas zonas del cromosoma.

Herencia en psiquiatría

El primero que habló en psiquiatría de locuras hereditarias fue Morel, en el año 1875. Desde
entonces prevalece el concepto de que la alienación transmite, por herencia, la predisposición a
sufrir trastornos mentales.

Con Morel se creyó que en la descendencia de un alienado podían aparecer toda clase de
psicosis, es decir, que existía un terreno favorable para el desarrollo de las psicopatías. Pero los
estudios modernos, especialmente los de Rudin en Munich, tienden a precisar la modalidad
hereditaria específica para cada enfermedad mental, sin que hasta la actualidad se haya podido
llegar todavía a conclusiones definitivas. Las leyes de Mendel se complican en tal forma al querer
aplicarlas a las especies superiores que resulta poco menos que imposible, tomándolas como
base, establecer un pronóstico. Ocurre con frecuencia que los caracteres recesivos son cubiertos
sólo parcialmente por los dominantes; es lo que se llama la dominancia incompleta, de manera
que pueden aparecer cuadros frustrados. Otras veces los caracteres se transmiten en una forma
incompleta o parcial. Así es como entre las enfermedades mentales se observan casos de
esquizofrenia con tintes ciclotímicos, o psicosis sintomáticas o parálisis general con tintes
esquizofrénicos o ciclotímicos.

Además, en lo que a la herencia se refiere no hay que desestimar la influencia del ambiente.

De lo expuesto concluimos que hereditario propiamente dicho es aquello que el hijo recibe
contenido ya en los cromosomas paternos; las demás influencias que pueda sufrir
posteriormente, incluso aquellas que actúan sobre el huevo en los primeros períodos de la vida
intrauterina, son ambientales.
Generalmente factores hereditarios y ambientales coexisten en la génesis de una enfermedad, y
según predominen unos u otros se le llamará hereditaria o adquirida. En una psicosis podrá haber
un 80 % o más de influencia del ambiente, como ocurre en las psicosis tóxicas, pero siempre junto
al factor ambiental estará la herencia, que da un carácter individual al cuadro clínico.

Las enfermedades mentales específicamente hereditarias, de acuerdo con las determinaciones


estadísticas de la escuela de Rudin, son: la esquizofrenia, la ciclotimia y la epilepsia.

1º) Herencia de la esquizofrenia: De acuerdo con las recientes investigaciones, en el 16,4% de los
casos de descendientes de esquizofrénicos se manifiesta la enfermedad; sumando esto al factor
ambiental de no manifestación en otros casos, es decir cuando permanece en estado latente, da un
22,2% (Luxemburger).

La frecuencia de la esquizofrenia en el término medio de la población es de 0,85 %, lo que


demuestra una evidente influencia hereditaria. Estas cifras no pueden ser; consideradas como
definitivas, ni siquiera como muy aproximadas, en razón de no haber aún suficiente material
estadístico.

2º) Herencia de la psicosis distímica: La proporción de distímicos en el promedio de la población


se considera que es de 0,44%; en cambio, entre los descendientes de psicópatas distímicos es
alrededor de 35%.

El porcentaje desciende a medida que transcurren las generaciones, si bien no en forma rápida
como en la esquizofrenia; los índices revelan una favorable recesividad. En cambio, es sensible la
poca diferencia entre la anormalidad de los padres y la de los hijos o, en otras palabras, es frecuente
ver que la enfermedad presenta la misma intensidad en los descendientes que en los progenitores.

3º) Herencia de la epilepsia: La frecuencia en el término medio de la población es de 0,30%. Las


estadísticas referentes a los descendientes de epilépticos dan resultados muy variables y no es
posible aún sacar conclusiones aproximadas, pero es común que entre ellos se presenten diversas
manifestaciones psicopáticas: convulsiones infantiles, enuresis, jaquecas, oligofrenias y frecuentes
malformaciones. Es indudable que se observan en proporciones mayores que en la descendencia
de personas normales. La herencia es de carácter recesivo.

4º) Herencia de la oligofrenia: Parece ser, de acuerdo con las investigaciones realizadas en
gemelos, que existe una oligofrenia hereditaria Los datos estadísticos permiten concluir que existen
familias oligofrénicas; la descendencia muestra: gran cantidad de débiles mentales, amorales y
delincuentes. Es de tendencia recesiva.
Concausas

Para terminar con el amplio capítulo de la etiología de las enfermedades mentales


corresponde hacer un enfoque de la concausalidad.

Se entiende por concausas a la constelación de factores y causas que convergen y actúan


sobre el individuo desencadenando una enfermedad mental. Ante todo se debe asentar
firmemente el concepto de que el organismo humano que se halla expuesto a sufrir una
enfermedad, requiere un terreno previamente preparado por la concurrencia de varias causas.
La preparación del terreno puede tener lugar antes o después del nacimiento. En el primer caso,
cuando el individuo nace con la predisposición, se dice que es un constitucional; tiene una
constitución o un terreno fértil para la acción de factores diversos.

En el estudio de una enfermedad mental debemos hablar de concurrencia de causas o de


concausalidad y no de una causa. Además se da el caso de que, en presencia de un factor real y
suficiente para desencadenar una psicopatía, la enfermedad sólo hace eclosión cuando, sobre
esa causa principal, convergen un determinado número de concausas. Este criterio es el que
sustenta el Prof. Bonhour, especialmente con respecto a la demencia precoz, para la que admite
la existencia de una disposición hereditaria, a veces tan marcada que no necesita otra
contribución; las concausas participan cuando las taras hereditarias son más atenuadas.

Por estas razones se insiste en la gran importancia que tiene la prolija búsqueda de los
antecedentes hereditarios y personales cuando se pretende investigar a fondo la etiología de las
enfermedades de la mente.
Resumen

ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES

Numerosos factores etiológicos reunidos en los grandes grupos: "endógenos" y “exógenos”.


Son las causas que procedentes del exterior obran directa o indirectamente.
En forma "indirecta" por el plasma germinal, determinando distrofias, malformaciones y
predisposiciones diversas.
En forma "directa" sobre el individuo mismo, provocando alteraciones y modificaciones somáticas.

1) Alcohol: disminuye las resistencias de las glándulas genitales y altera el


plasma germinal; es responsable de numerosas oligofrenias y epilepsias.
2) En forma directa predispone a diversas psicosis: desde estados distinticos
hasta la demencia, pasando por los delirios y estados confusionales.
3) Plomo: intoxicación saturnina, cuyas alteraciones somáticas alcanzan a las
Causas Tóxicas
glándulas genitales; indirectamente: distrofias y predisposiciones.
4) Otros tóxicos de acción directa o indirecta: mercurio, fósforo, arsénico y
alcaloides.
5) Óxido de carbono: produce anoxia; la carboxihemoglobina impide el aporte
de oxígeno.
Factores
Exógenos 1) Tuberculosis: las toxinas sobre los genes, especialmente en la madre
producen indirectamente oligofrenias.
2) Sífilis: en forma directa: parálisis general progresiva. En forma indirecta por
el plasma germinal: oligofrenias y predisposiciones diversas.
Causas
3) Rubéola: de la madre durante la gestación; oligofrenias.
Infecciosas
4) Infecciones que obran directamente sobre el cerebro: meningitis, encefalitis:
destrucción neuronal y detención del desarrollo.
5) Enfermedades infecciosas con fiebre intensa y prolongada: tifoidea,
paludismo, neumonías, infecciones urinarias, causa de confusión mental.
Enfermedades metabólicas o de la nutrición, diabetes, gota, las avitaminosis; las
Otras
endocrinas, especialmente tiroides, hipófisis, genitales, pueden modificar el plasma
Enfermedades
germinal.
Los traumatismos pueden obrar en distintas épocas de la vida.
Causas 1) Durante la gestación: por caídas y golpes en el vientre materno.
Traumáticas 2) Durante el parto: compresiones prolongadas de la cabeza. Circulares de
cordón; fenómenos de asfixia. Acción del fórceps.
3) Traumatismos craneales del niño y del adulto: consecuencias
inmediatas: conmociones y confusión; consecuencias
Causas mediatas: epilepsias traumáticas.
Traumáticas 4) Los traumas no craneales: que pueden dejar impotencias
funcionales y desfiguraciones del rostro, pueden
desencadenar trastornos psíquicos graves.
Causas Deficiencias nutritivas con alteraciones metabólicas y sufrimiento
Nutritivas del tejido nervioso. Avitaminosis.
Factores
Los traumatismos psíquicos y morales dependen del grado de
Exógenos
sensibilidad de cada individuo:
Causas 1) Grandes perturbaciones por escasos motivos.
Psíquicas 2) Algunos sólo claudican ante grandes traumas morales.
3) Cuando coinciden diversos y sucesivos traumas: fatiga y
sobresaturación psíquica; neurosis.

Causas Los factores ambientales pueden, en unas personas más que en


Ambientales otras, predisponer a enfermedades mentales.

Preexistentes en el individuo y que nacen con él.

Edad
De carácter
Sexo
general
Raza
De carácter
Herencia
específico
Factor predisponente y no determinante. Las modificaciones
somáticas: metabólicas, endocrinas y orgánicas de cada edad y sus
correspondientes repercusiones psíquicas:
1) Infancia: desarrollo de la personalidad: diferentes grados de
insuficiencia mental.
2) Pubertad: cambios somáticos y psíquicos por la nueva
actividad de las glándulas sexuales. Sensación de cambio y
transformación de la personalidad. Se modifican las
Factores Edad
relaciones entre los sexos. Aparece la esquizofrenia. En la
Endógenos juventud: las manifestaciones distímicas.
3) Edad adulta: la de mayor actividad psíquica y la de mayor
rozamiento en el medio social. Se observan los delirios,
4) Climaterio: comienza la involución física y psíquica. Aparecen
los estados depresivos y las psicosis involutivas.
5) Senectud: trastornos circulatorios, demencia senil y
arteriosclerótica.
El hombre por razones de vida y de trabajo, más expuesto a los
traumatismos, a las intoxicaciones, a la sífilis, afecciones
Sexo circulatorias, arteriosclerosis, parálisis general progresiva, delirios.
La mujer más expuesta a las crisis emocionales, a las excitaciones
y a los estados maníaco-depresivos.
La predisposición a las enfermedades mentales depende de las
Raza normas de vida, de las costumbres, de los preceptos morales y
religiosos propios de cada pueblo.
"Es la condición biológica por la que se efectúa la transmisión de los
caracteres de los ascendientes a los descendientes".
Morel, en el año 1875 habló por primera vez de "locuras
hereditarias".
Antiguamente se sostenía que la descendencia de un alienado era
terreno favorable para las psicopatías en general.
Época moderna con Rudin: se tiende a la especificidad de la
herencia para cada enfermedad mental. No se ha llegado a nada
definitivo.
1) Herencia de la esquizofrenia: según Luxemburger: en los
descendientes de esquizofrénicos se manifiesta en el 16,4% de los
Factores casos.
Herencia Herencias esquizofrénicas en el término medio de la población: 0,85
Endógenos
%. Evidente influencia hereditaria; carácter recesivo.
2) Herencia de la psicosis distímica: Proporción de distímicos, en el
promedio de la población: 0,44 %. En los descendientes de distímicos.
35%. Carácter recesivo.
3) Herencias en la epilepsia: En el término medio de la población:
0,30%. En la descendencia diversas manifestaciones psicopáticas:
oligofrenias, malformaciones, convulsiones infantiles. Es de carácter
recesivo.
4) Herencia de la oligofrenia: Herencia oligofrénica comprobada;
familias oligofrénicas. La descendencia muestra: débiles mentales,
amorales y delincuentes. Es de carácter recesivo.
Constelación de factores y causas que convergen y actúan desencadenando la
enfermedad mental: "concurrencia de causas" o "concausalidad"; nunca "una causa".
Concausas
A veces ante una causa real capaz de desencadenar una psicopatía, ésta sólo aparece
si convergen otras concausas.
CAPÍTULO III

EXAMEN DEL ENFERMO MENTAL


Cuando se inicia el estudio de clínica psiquiátrica se presenta el planteo de un nuevo problema
que no se halla en ninguna de las otras materias clínicas. Dicho problema se debe a que, en este
caso, el enfermo es un alienus (ajeno) y, como tal, la mayor parte de las veces no se considera
enfermo. En ello estriba la diferencia con el enfermo de clínica general que se constituye en un
voluntario colaborador del médico, sometiéndose al interrogatorio y a todos los exámenes
necesarios para suministrar el mayor número de detalles que aclaren el camino a seguir en sus
investigaciones. En psiquiatría el enfermo no colabora, muy por el contrario la generalidad de las
veces no concurre al médico de una manera espontánea sino que es llevado de grado o por
fuerza por terceros, obstaculizando o negándose, en ocasiones activamente, a todo
interrogatorio o a cualquier intento de examen clínico.

Hecha esta aclaración previa, debemos agregar que dentro del plan general a seguir para el
examen del enfermo es de gran importancia estudiar con detención los siguientes puntos: 1°)
Prolijo examen de los antecedentes que puedan arrojar alguna luz respecto de la enfermedad
que el sujeto padece. 29) Recoger y aprovechar todos los datos que nos suministre la inspección,
aun aquellos que aparenten ser detalles insignificantes, pues muchas veces son suficientes para
orientar nuestra investigación en determinado sentido, y para guiarnos respecto a la forma de
encarar el interrogatorio.

Pasando directamente a considerar la forma de efectuar la investigación de la enfermedad


recordamos que el examen debe dividirse en dos partes:

1º Estudio de los antecedentes.

2º Estudio del enfermo mismo.

ESTUDIO DE LOS ANTECEDENTES

Ya hemos comentado la importancia que reviste en psiquiatría un buen estudio de la


anamnesis del enfermo; por lo tanto se deberá aplicar todo el esfuerzo necesario para obtener
mayor número de informes, al mismo tiempo que se procurará comprobar su exactitud y
fidelidad. Cuando debido al estado mental del sujeto que examinamos, no nos sea posible la
obtención directa de los datos será necesario recurrir a personas de la familia o, en su defecto,
a quienes puedan proporcionarlos con la mayor exactitud. En este último caso, el más indicado
para hacerlo es el médico de familia que haya asistido al enfermo.

El estudio de la anamnesis comprende tres tópicos:


1°) Antecedentes hereditarios y familiares.

2°) Antecedentes personales y ambientales.

39) Antecedentes de la enfermedad actual.

1º) ANTECEDENTES HEREDITARIOS Y FAMILIARES:

Como medida previa debe estudiarse el árbol genealógico del enfermo.

1) En primer término tiene mucha importancia investigar la posible existencia de taras mórbidas
en los antecesores, especialmente las afecciones mentales y neurológicas transmisibles de acuerdo
con las leyes de la herencia.

2) En segundo lugar conviene investigar la posible existencia, en los ascendientes, de ciertas


infecciones que, como la sífilis y la tuberculosis, se transmiten a la descendencia bajo la forma de
distrofias más o menos graves y predisposiciones diversas.

3) En tercera instancia deben considerarse las diversas intoxicaciones, entre las que ocupa un
lugar preponderante la producida por el alcohol, responsable directo de muchas frenastenias y
epilepsias.

4) Por último interesa la nacionalidad y la raza de los antecesores, dada la importancia que estos
factores tienen en la constitución del genotipo; se completa el estudio con el grado de instrucción,
la profesión y ocupaciones diversas que, junto a factores de orden ambiental, nos orientan acerca
de la formación del fenotipo.

Se complementa esta primera parte de la investigación con el estudio de los colaterales:


hermanos, tíos, primos y otros parientes.

2º) ANTECEDENTES PERSONALES:

Su estudio abarca toda la vida del enfermo, desde el nacimiento hasta la iniciación de la
enfermedad que se investiga. La búsqueda de estos antecedentes en psiquiatría requiere suma
prolijidad, debe indagar el mayor número de detalles que contribuyan a proporcionarnos un
conocimiento cabal del sujeto que tenemos en estudio, de cuyos antecedentes personales deben
considerarse diversos aspectos:

1) Aspecto mórbido:

Conviene conocer todas las enfermedades que el sujeto haya padecido desde su infancia,
prestando especial interés a aquellas que por su etiología o localización tengan una marcada
repercusión psíquica, tal como la meningitis y sus secuelas.
2) Espacio físico:

Es importante considerar todas las malformaciones, desfiguraciones e impotencias más o


menos graves y su consiguiente repercusión psíquica.

3) Aspecto psíquico:

Debe hacerse un resumen de los episodios más importantes vividos por el sujeto, los traumas
psíquicos y emociones violentas que haya sufrido; su humor habitual, sus costumbres, el grado
de sociabilidad, el carácter y como corolario su conducta dentro y fuera del hogar.

4) Aspecto ambiental:

Desde que el ambiente obra modelando a las personas conviene conocer las características
de aquellos en que se ha criado y vivido el enfermo. Los ambientes cultos o incultos, tranquilos
o de violencia, económicamente precarios u holgados, tiene mayor o menor repercusión según
sea la constitución psíquica de cada uno. Si a esto agregamos todas las luchas y los continuos
choques diarios a que se hallan expuestas las psiques nos formaremos una idea de la importancia
de los factores ambientales.

5) Aspecto sexual:

El despertar de la sexualidad en la época de la pubertad, la masturbación, las primeras


relaciones sexuales, la atracción del sexo opuesto, luego el matrimonio, la vida matrimonial, y
los hijos son los puntos que deben investigarse en el aspecto sexual.

6) Aspecto cultural:

Es conveniente conocer el grado de instrucción del sujeto: primaria, secundaria o


universitaria. Si la escolaridad es precaria deberá investigarse por qué causa no ha podido ser
mejor. Cuáles son sus preferencias en lectura si es que se manifiesta inclinado a ella. De esta
manera no sólo nos informaremos acerca del nivel cultural, sino que nos formaremos un
concepto sobre la capacidad intelectual del sujeto.

Para terminar es .necesario recordar que todos estos aspectos deben ser investigados en las
diferentes etapas de la vida del individuo: la primera desde el nacimiento hasta los trece años,
que abarca la primera y la segunda infancia y la niñez hasta la pubertad; la segunda desde los
trece hasta los veinticuatro años que comprende la pubertad y la juventud; y la tercera después
de los veinticuatro años.
3º) ANTECEDENTES DE LA ENFERMEDAD ACTUAL:

Con respecto a la enfermedad que aqueja actualmente al individuo interesa conocer:

1) Cuándo comenzó; fecha lo más aproximada posible2) Cómo comenzó, cuáles fueron los
primeros síntomas; cuáles llamaron más la atención de los allegados.

3) Cómo evolucionó la enfermedad desde su comienzo hasta el momento actual; aparición de


nuevos síntomas o modificaciones y desaparición de los ya existentes.

4) Alternativas; las remisiones y recrudecimientos de la enfermedad.

5) Qué tratamientos han sido indicados y realizados hasta la fecha de la investigación que se
inicia.

6) Qué repercusión general ha tenido el proceso y especialmente sobre la conducta del enfermo.

ESTUDIO DEL ENFERMO MISMO

El estudio del enfermo para ser completo debe abarcar los siguientes exámenes,

1) Examen psíquico.
2) Examen clínico general.
3) Examen neurológico.
4) Exámenes complementarios: radiología, laboratorio, electroencefalografía,
neumoencefalografía.

Dedicaremos preferente atención al examen psíquico, que comprende el estudio del hábito
externo y el interrogatorio.

Hábito externo

Este estudio se efectúa por medio de la "inspección", que debe ser minuciosa pues es capaz de
revelar datos de interés diagnóstico o, por lo menos, de orientación para el interrogatorio posterior.

1º) Indumentaria y porte del enfermo:

Interesa observar detenidamente la presentación del enfermo. En efecto; si el estudio de los


antecedentes personales nos ha puesto de manifiesto una personalidad con una determinada
constitución psicológica, en la actualidad la vestimenta y la presentación pueden demostrarnos una
modificación o una exacerbación de todas las tendencias naturales. En muchas ocasiones tales
modificaciones o exacerbaciones son tan notorias que bastan por sí solas para insinuar un
diagnóstico. Aún dentro de la uniformidad de la ropa que es de uso corriente en los
establecimientos hospitalarios se destacan ciertos pacientes por lo extraño o extravagante de su
indumentaria o de sus accesorios.

1) Algunos enfermos se distinguen fácilmente porque ostentan sobre su ropa, en forma bien
visible y a manera de condecoraciones, distintos accesorios a los que adjudican el valor de
medallas. Esto nos permite, en primera instancia, una apreciación del estado del juicio, el que
evidencia graves trastornos y traduce la existencia de un "delirio megalómano".

2) Otros enfermos llaman la atención por la extravagancia en el vestir, el empleo de género


de colores vivos y bruscos contrastes, el aditamento de adornos extraños cuya finalidad es
ponerlos en evidencia y atraer las miradas de los demás. Estos enfermos son los extrovertidos,
los que rápidamente toman contacto con el medio; son los hipomaníacos y maníacos.

3) Ciertos enfermos revelan un esmero exagerado en el vestir, cuidan celosamente los


menores detalles de su indumentaria temerosos de que cualquier descuido sea en desmedro de
su persona. Paralelamente adoptan aires de suficiencia que traducen un sentimiento de
sobrevaloración; se sobrestiman, se consideran muy superiores a sus semejantes; así está con-
figurada la personalidad paranoica.

4) No son raros los enfermos sucios, cuyas ropas en pésimas condiciones de higiene y en
desorden revelan total despreocupación por el aseo y cuidado personales; es dado observar este
abandono aun en sujetos cuyos antecedentes los presentan como pulcros. Todos aquellos casos
en que hay un déficit de la autocrítica, como ocurre con los frenasténicos, der mentes y confusos,
presentan esta característica.

2º) Aspecto psíquico del enfermo:

Teniendo siempre en cuenta la importancia de la inspección, nos detendremos


cuidadosamente en la observación del aspecto psíquico del 'individuo sometido a examen. Es
esta observación la que nos permitirá captar el estado del psiquismo y el tono afectivo y los
sentimientos prevalecientes en ese momento.

1) Enfermo excitado: La excitación debe ser considerada desde un doble punto de vista: el
psíquico y el motriz.

Desde el punto de vista psíquico, es en la expresión del rostro donde mejor se verá reflejado
el estado espiritual del enfermo. En efecto, la facie traduce, por intermedio de la mímica, los
estados de ánimo que el sujeto experimenta. La expresión más frecuente del excitado es la de
alegría, que revela estados placenteros y de franco optimismo tal como ocurre con los
hipomaníacos y maníacos. Estos mismos enfermos, cuando su excitación crece bajo el influjo de
vivencias displacenteras, reflejan en su rostro la cólera o la ira; la facie traduce agresividad o
expresa una mueca de desprecio.

Considerado el aspecto excitado desde el punto de vista motriz se verán, en concomitancia


con lo que el rostro refleja, enfermos inquietos, en continua actividad motriz, logorréicos,
impelidos a descargar su energía psíquica transformada en actividad motriz. Cuando la excitación
crece la inquietud aumenta; todos los músculos del cuerpo se ponen en tensión, la facie enrojecida
responde a la cólera y el aspecto general del sujeto revela agresividad.

2) Enfermo deprimido: Siempre teniendo en cuenta el doble punto de vista, observaremos que
psíquicamente la expresión del rostro refleja tristeza y ensimismamiento, pues el enfermo vive
intensamente su vida interior; su entrecejo fruncido denota preocupación, meditación, reflexión y
tristeza. Son propensos al llanto; hacen gestos de disgusto cuando se los turba en sus pensamientos
o cuando perciben alegría a su alrededor; sólo viven sus penas.

La faz motriz está en coincidencia perfecta con el estado psíquico. La actividad motriz es nula o
muy escasa; frecuentemente se los encuentra inmóviles, con el cuerpo encorvado y la mirada fija;
no reaccionan a los estímulos exteriores debido a la gran preocupación que los absorbe.

3) Enfermo indiferente: Psíquicamente el sujeto revela, por su expresión, la más profunda


indiferencia y desinterés por todo lo que le rodea, como si estuviera viviendo en un mundo distinto
al del resto de los humanos. Su facie permanece impasible ante cualquier estímulo o requerimiento
pues su vida afectiva ha sufrido una caída vertical; aparecen como seres vacíos, sin alma, a quienes
nada puede sacar de su estado de hipoafectividad y abulia.

En cuanto a la actividad motriz es muy variable; desde el enfermo casi inmóvil y que adopta
actitudes catatónicas hasta el que llega a la excitación motriz existe una gran variedad de matices.

4) Enfermo obnubilado: La obnubilación es propia de ciertas enfermedades febriles agudas, de


intoxicaciones endógenas y exógenas y de traumatismo craneanos, por lesiones de las células de la
corteza cerebral que provocan una suspensión de la actividad psíquica y dejan al enfermo
desorientado y obnubilado. Llama la atención el precario estado físico y el color terroso de la piel;
la expresión de su facie revela extrañeza, perplejidad, asombro y, en casos graves, estupor. Todo
indica que el sujeto ignora lo que le sucede, pues su psique se halla en un profundo estado de
confusión. No es raro ver reflejado en el rostro de algunos enfermos la expresión de miedo; ocurre
en los casos en que padecen delirio onírico con alucinaciones terroríficas.

Desde el punto de vista motriz se presentan diversas variantes. Se observan gestos y


movimientos disarmónicos en algunos; otros permanecen más o menos inmóviles cuando llegan al
estupor; los que padecen alucinaciones se agitan y realizan movimientos defensivos; y otros
pacientes hacen movimientos afínes con las tareas que desempeñaban en su vida normal.

3º) Actitud psíquica del enfermo:

La actitud psíquica depende exclusivamente del grado de vigor psíquico del paciente, de lo cual
resulta que sea: activa o pasiva.

La actitud activa, que revela la existencia de un buen potencial de energías psíquicas, deja
traslucir la existencia de un trabajo mental más o menos intenso. De un modo general la observamos
en los delirantes y en los maníacos.

La actitud pasiva, propia de los dementes y de los oligofrénicos, caracteriza a una psique pobre,
en la que el trabajo mental es muy precario.
Interrogatorio

En psiquiatría, el interrogatorio es la parte fundamental del examen del enfermo y es el que


ha de llevarnos al diagnóstico.

En un esquema general, salvo las variantes a que obligue cada caso, indicaremos la forma de
efectuarlo. En efecto, con ciertos enfermos el interrogatorio se hace fácilmente siguiendo el
cuestionario corriente; con otros, a los que este examen ofende porque su extremada
susceptibilidad los induce a sentirse menoscabados en su dignidad, hay que encarar el
interrogatorio de otra manera para no correr el riesgo de que el paciente se niegue a responder
encerrándose en un obstinado mutismo. Por consiguiente, de la sagacidad del médico depende,
en cada caso, conducir hábilmente la conversación de manera tal de poder indagar, en cualquier
momento, los datos contenidos en el cuestionario.

El cuestionario del interrogatorio comprende cuatro partes.

1a PARTE: ORIENTACIÓN AUTOPSÍQUICA:

En primer término debe indagarse si el enfermo se orienta en el sentido autopsíquico; o sea


si está orientado con respecto a sí mismo. Simultáneamente se recogerán una serie de datos que
informarán sobre el estado de todo el psiquismo.

A continuación enumeraremos las principales preguntas que se harán al enfermo.

1) Nombre y apellido: En el caso de que el paciente sepa decirnos su nombre pero que
desconozca su apellido ya sabremos que será imposible continuar con el interrogatorio, pues
solamente un frenasténico profundo ignora su apelativo. En el caso de que el enfermo se hubiera
olvidado se trataría de un sujeto profundamente dementizado, pues lo último que una persona
olvida es el propio nombre. Cuando el enfermo no contesta porque no entiende nuestra
pregunta nos hallaremos en presencia de un caso de perturbación de la sensopercepción, como
ocurre en los confusos.

En estos tres casos el estudio de los antecedentes y la inspección del enfermo nos ayudarán
eficazmente para aclararnos el panorama.

2) Edad: Fecha de nacimiento: Es importante, a continuación, interrogar al enfermo acerca de


su edad. En primer lugar, si el sujeto la ignora puede tratarse de un frenasténico, un demente o
un confuso; pero no hay que olvidar que existen personas incultas que nunca se preocuparon
mayormente por conocer su edad exacta. En segundo lugar, la edad constituye un factor
importante en la afección que el sujeto padece; sabemos que ciertas enfermedades mentales
aparecen en una época determinada de la vida. La esquizofrenia, por ejemplo, es una
enfermedad de la juventud que generalmente se inicia entre los 15 y 20 años; los delirios en
general entre los 30 y 50 años y la demencia senil después de los 65 años.
Si el enfermo ha contestado satisfactoriamente a esta pregunta debemos inquirir la fecha de
nacimiento, lo que nos informará acerca: 'a) de la exactitud del primer dato; b) del estado de la
memoria del sujeto; c) de su grado de instrucción, pues no saberla puede ser un índice de su escasa
escasa preparación dada la cual ha restado importancia a ese dato de identidad.

3) Estado civil; fecha de matrimonio: Siguiendo con el examen autopsíquico indagaremos sobre
el estado civil. De formular la pregunta con esas palabras nos sorprenderán algunos enfermos que
por su insuficiente instrucción ignoran el significado de estado civil; se interrogará, en ese caso,
diciendo: casado, soltero o viudo.

Cuando el sujeto es casado investigaremos la fecha, de matrimonio. Este dato tiene importancia
porque nos revela el estado de la memoria puesto que, en condiciones normales, es muy difícil que
una persona olvide hechos que marcaron acontecimientos trascendentales de su vida; en caso
contrario debe pensarse en un déficit de esa función.

4) Familia: cónyuge, hijos, padres, hermanos: En un paso más adelantado del interrogatorio
trataremos de obtener informes sobre la familia. Si el sujeto es casado, se presentará acerca del
cónyuge, de los hijos y de sus respectivas edades y fecha de nacimiento o de defunción; si es soltero,
se hará la misma investigación acerca de los padres y de los hermanos.

5) Profesión, salarios, escolaridad: Asume importancia el conocimiento de la profesión u


ocupación del enfermo, desde que algunas actividades producen intoxicaciones de diversa índole y
ciertas profesiones favorecen el hábito de drogas heroicas, como ocurre con los médicos y los far-
macéuticos. Además, el trabajo que el individuo realiza nos informará sobre el grado de capacidad
que posee; algunos sólo están capacitados para efectuar los trabajos más rudimentarios. Asimismo
interesa conocer los medios de subsistencia, los salarios o la situación económica para formarnos
una idea de la manera de vivir y las posibilidades ambientales en que actúa la persona que
investigamos; sus sinsabores y preocupaciones de orden material, los desvelos relacionados con la
responsabilidad que significa la carga de la familia, etc.

Para completar este conocimiento será necesario saber el grado de escolaridad que posee:
instrucción primaria, secundaria o universitaria. Cuando la escolaridad es precaria se impone
indagar qué circunstancias impidieron que fuera más vasta, lo que interesa no sólo para poder aqui-
latar la capacidad intelectual, sino porque en muchas oportunidades nos permitirá apreciar una
debilitación del nivel intelectual debida a un trastorno deficitario, como ocurre en la demencia.

2a PARTE: ORIENTACIÓN ALOPSÍQUICA

La segunda parte del interrogatorio trata de establecer si el enfermo se orienta en el ambiente.


Comprende la orientación en el tiempo y la orientación en el espacio.

1º) Orientación en el tiempo: Como primer paso debemos averiguar si conoce la fecha del día. Si
contesta correctamente no hay por qué insistir; en ocasiones algunos llegan a indicar hasta la hora
aproximada. Cuando se trata de enfermos que hace mucho tiempo que están internados, y no
tienen oportunidad de tener diarios y almanaques, puede suceder que no sepan exactamente la
fecha pero que tengan una idea aproximada, con lo que demuestran que se orientan en el tiempo.
Cuando manifiesta dudas debemos ayudarlo con el interrogatorio comenzando por lo más
fácil; se le preguntará cuál es el año, luego el mes, el día de la semana, la fecha y la hora. Importa
también interrogar sobre la estación del año, ya que algunos individuos, cuya sensibilidad se halla
más o menos embotada, no experimentan ni frío ni calor, como ocurre con los frenasténicos y
con algunos dementes.

Si deseamos asegurar aún más acerca de la orientación en el tiempo, podemos preguntar al


enfermo que está internado en qué fecha ingresó y cuándo desea egresar del hospital.

2º) Orientación en el espacio: Ante todo es necesario establecer la diferencia entre


orientación en el espacio propiamente dicha y orientación en el lugar.

a) La orientación en el espacio propiamente dicha es la noción de distancia, de altura, de


espesor, de anchura, de magnitud, de capacidad, que nos permite ubicar con exactitud los
objetos en el mundo exterior y vincularlos con nuestro mundo interno. La orientación espacial
se altera en los estados tóxicos y en algunos esquizofrénicos.

b) La orientación en el lugar, consiste en el reconocimiento del lugar en que el enfermo se


encuentra o haya estado, mediante el auxilio de la memoria de evocación y de reconocimiento.

Con este fin comenzaremos por averiguar cuál es su procedencia, de dónde viene, cuál es su
domicilio exacto, ciudad, calle, barrio; cuál es el lugar en que se encuentra en ese momento,
calle, número y barrio.

Terminadas estas dos primeras partes del interrogatorio arribaremos a las siguientes
conclusiones: 1º) Cuando el enfermo está orientado auto y alopsíquicamente está globalmente
orientado; por consiguiente es un enfermo lúcido. 2º) Cuando está desorientado auto y
alopsíquicamente está globalmente desorientado; es por consiguiente un enfermo no lúcido. 3º)
Cuando está orientado en un sentido y desorientado en el otro está parcialmente orientado y,
por ende, parcialmente lúcido. En este último caso debemos especificar cuál es la desorientación
que el enfermo padece: desorientado en el tiempo e desorientado en el espacio.

De lo dicho inferimos que un enfermo está lúcido cuando conserva normal su atención, su
sensopercepción y su memoria.

3a PARTE: CONCIENCIA DE SITUACIÓN

Para saber si el enfermo tiene conciencia de situación hay que hacerle preguntas referentes
al momento en que se está actuando. Así por ejemplo: ¿qué hace usted aquí?, ¿quiénes son las
personas que se hallan a su alrededor?, ¿qué hacen?

4a PARTE: CONCIENCIA DE ENFERMEDAD:

También llamada: conciencia de situación específica o especializada. Para saber si el sujeto se


considera o no enfermo la pregunta adecuada será: ¿está Ud. enfermo? Si contesta
afirmativamente interesa saber si tiene conciencia de la enfermedad mental, puesto que puede
considerarse enfermo de cualquier otra cosa; corresponde entonces preguntar: ¿de qué se
encuentra Ud. enfermo? En el caso de que el paciente no se considere enfermo, si se trata de un
individuo lúcido con conocimiento de que está internado en un hospital de alienados, se le dirá ¿si
Ud. no está enfermo, en calidad de qué se halla aquí? A partir de este momento iniciará algún relato
que debemos limitarnos a escuchar atentamente, haciendo las preguntas ulteriores de acuerdo con
lo que el sujeto manifieste; es importante preguntarle si sabe qué enfermos se asisten en el hospital.

Terminado el interrogatorio tendremos en nuestro poder datos concretos relativos al


funcionamiento de la psique proporcionados por el mismo enfermo, que nos informará respecto al
estado en que se hallan las tres esferas que la integran: intelectual, afectiva y activa.

RESUMEN

EXAMEN DE ENFERMO MENTAL

En los antecesores:
1) Taras mórbidas
Antecedentes 2) Infecciones: sífilis y tuberculosis
hereditarios 3) Intoxicaciones: (alcohol); oligofrenias y
epilepsias.
4) Nacionalidad y raza (genotipo)
Aspectos:
 mórbido
1a Parte:  psíquico
Antecedentes
Estudio de los  físico
personales
antecedentes  ambiental
 sexual
 cultural
Cuándo comenzó
Cómo comenzó
Antecedentes
Cómo evolucionó
enfermedad
Alternativas (remisiones y recrudecimientos)
actual
Tratamientos realizados
Repercusión en la conducta
Exámenes:
1) psíquico
2) clínico general
3) neurológico
4) complementarios (radiología, laboratorio, electroencefalografía,
neumoencefalografía)
1) Condecorados
Indumentaria, 2) Extravagantes (maníacos)
porte 3) Pulcros y sobrevalorados
4) Sucios, desordenados
1) Excitado
Hábito 2) Deprimido
Externo Aspecto
3) Indiferente
psíquico
4) Obnubilado

1) Activa
2a Parte: Actitud
2) Pasiva
Estudio psíquica
del 1) Nombre y apellido
enfermo
2) Edad; fecha de nacimiento
mismo
Examen Orientación 3) Estado civil
Psíquico autopsíquica 4) Familia
5) Profesión; salarios; escolaridad

1) En el tiempo (fechas)
Orientación 2) En el espacio
alopsíquica 3) En el lugar (domicilio)
Interrogatorio
Del momento en que está
actuando:
Conciencia de
¿Qué hace usted aquí?
situación
¿Quiénes son estas personas?

Si está enfermo:
Conciencia ¿de qué?
enfermedad Si no está enfermo:
¿qué hace en este lugar?
CAPÍTULO IV

PSICOPATOLOGÍA DE LA ATENCIÓN
ATENCIÓN

Definición y concepto

"La atención es una actitud mental mediante la cual es posible concentrar la actividad psíquica
sobre un objetivo, que pasa, en esa forma, a ocupar en la conciencia el punto de mayor
concentración."

Antes de continuar debemos detenernos en un punto de capital importancia y sobre el que


conviene insistir. Cuando nos abocamos al estudio de la psique es necesario hacerlo con el concepto
firme y bien madurado de su indivisibilidad. La psique debe considerarse como una totalidad; pero
sus múltiples y variadas manifestaciones nos obligan a establecer diferencias, las que a su vez
permiten mantener un orden didáctico en nuestras observaciones y exposiciones. Estas diferencias
entre las manifestaciones de la elaboración mental han llevado a crear la noción de funciones
psíquicas, al extremo que hoy resulta difícil sustraerse a esa denominación. Sin embargo, no bien
sometemos estas diferencias a un severo análisis dicha noción de funciones se desvanece, para dejar
paso a la de formas de expresión de la actividad psíquica.

En efecto, tales funciones no son otra cosa que las distintas modalidades de la actividad mental,
vehículos para la formación de vivencias que impresionan a la conciencia, con la cual se identifican,
transmitiendo al individuo la noción más perfecta de su propia personalidad y de su vida espiritual.
Luego, sólo podemos hablar de la función psíquica en forma global, con sus diferentes
manifestaciones: atención, sensopercepción, asociación de ideas, juicio, etc.

Aclarada esta cuestión previa, la atención es, de acuerdo con nuestra definición, una actividad
psíquica puesta en juego por el influjo de la elaboración mental y por los múltiples estímulos que,
procedentes de los mundos externo e interno, impresionan el amplio campo sensorial.

Cuando se logra que un objetivo ocupe el campo de la conciencia y se mantenga en el punto de


máxima concentración, se tendrá lo que se denomina poner atención o prestar atención. Una vez
más, la atención no es una función sino una actitud, a la vez que se advierte que no es un fenómeno
estático sino esencialmente dinámico, desde el momento que prestar atención implica una actitud
en un sentido o dirección determinada.

Ahora bien; tan difícil es hablar de funciones psíquicas en el sentido estricto del vocablo como
establecer los límites precisos entre ellas, Todas estas manifestaciones constituyen actos complejos,
íntimamente ligados entre sí, al punto que es completamente imposible que una actividad psíquica
se manifieste prescindiendo de las otras. Así por ejemplo: atender es al mismo tiempo percibir,
percibir es asimismo comprender, para comprender es necesario evocar y asociar conocimientos,
relacionar, comparar y valorar; entra en juego, como vemos, todo el mecanismo de la acción de
pensar. Esto corrobora una vez más la unidad de la psique. Tampoco se puede separar la atención
de lo afectivo; se atiende con mayor solicitud todo aquello que interesa en el terreno de las
inclinaciones naturales; con lo que- se confunden en la atención el campo intelectual y el afectivo.
Además la atención supone y requiere voluntad, la que participa en gran escala cuando la acción
lleva a prestar atención. Esta participación de la voluntad pone, asimismo, claramente de manifiesto
que la atención no es una función sino un acto. Al considerar pues este aspecto de la atención nos
es dado observar cómo con ella se pone en juego todo el mecanismo del accionar psíquico,
fusionándose todos los planos hasta disipar la noción de las tres grandes esferas de la psique. Otro
tanto ocurre con cualquier otra manifestación psíquica que consideremos, prueba irrefutable de la
íntima conexión que existe entre ellas y de la totalidad indivisible de la psique.

Por medio de la atención podemos aislar un objeto determinado entre varios otros, el que
ocupando el punto de mayor concentración adquiere más claridad en la conciencia; los restantes
objetivos quedan fuera de foco, por lo que sólo se tiene vaga conciencia de ellos. Con otras palabras,
merced a la atención se realiza la selección del objetivo que, al impresionar intensamente la
conciencia, es vivenciado por el espíritu. Es así como la atención transforma la sensopercepción de
orden general de oír en el acto de escuchar y la de ver en el acto de mirar. Es decir que, cuando se
ordena escuchar o mirar, se ordena atender.

La atención constituye una actitud psíquica principalísima. Muestra pequeñas variantes en cada
persona, las que deben ser consideradas como características personales; se identifica así con la
personalidad misma a la manera de un rasgo que le confiere individualidad.

La atención mantiene siempre a la personalidad en estado de alerta para su adaptación al mundo


exterior y a su mundo interior, movida por los estímulos que constantemente hacen impacto en el
plano sensoperceptivo. Es indispensable a la personalidad: 1º) para su desplazamiento en el mundo
externo, pues le permite informarse sobre su posición témporo-espacial; 2º) para informarse acerca
de las manifestaciones fisiológicas y modificaciones patológicas de su medio interno; 3º) para sus
elaboraciones psíquicas, ya que merced a la atención el intelecto establece orden y organización en
su trabajo; sin ella no es posible la elaboración intelectual; su debilitación o carencia produce
confusión en la conciencia que cae en el caos y la incomprensión.

Efectos de la atención

Cuando estudiamos los efectos de la atención, o sean los resultados obtenidos por el acto de
atender, ampliamos y aclaramos también los conceptos que acabamos de considerar.

1º) La atención, al concentrarse sobre un objetivo aumenta la claridad y exactitud de su noción,


desde el momento que, al reducir el campo de la conciencia, los restantes objetivos se esfuman. La
concentración permite una mejor percepción de los diversos aspectos y detalles, por lo que la
atención se convierte en una actitud indispensable para el análisis.

2º) Desde el momento que la atención reduce el campo de la conciencia sobre el objetivo, limita
la actividad intelectual a la vez que la intensifica en el sentido hacia el cual va dirigida.

3º) La atención favorece la fijación por la memoria. La concentración sobre el objetivo determina
la formación de una imagen más nítida e intensa; hay, por lo tanto, una mayor fuerza en la fijación,
de donde resulta más fácil, posteriormente, vencer las resistencias para su evocación. Luego, una
buena atención favorece y fortalece la memoria.

4º) Como ya lo hemos dicho, es requisito indispensable para las elaboraciones psíquicas, que no
podrían llevarse a cabo sin su concurso por falta de orden en los procesos. Una vez más se pone de
manifiesto la importancia de la concentración atentiva, como requisito previo para que la psique
pueda realizar su cometido.

Intensidad de la atención

La intensidad o agudeza de la atención consiste en el vigor desplegado en el acto de atender,


vigor que depende del caudal de energías psíquicas que se aplica para lograrlo.

De la agudeza de la atención depende el grado de nitidez y de diferenciación de los diversos


contenidos mentales.

La intensidad de la atención se halla supeditada a diversas circunstancias de orden fisiológico y


patológico, a la acción de estimulantes como el café, el alcohol, etc. Depende asimismo del estado
de fatiga física, tanto nerviosa como muscular.

Fatigabilidad de la atención

La atención es muy variable de una persona a otra; la mayor o menor fatigabilidad depende, en
gran parte, del vigor psíquico que cada una posea. Además, se observa, en una misma persona, que
el grado de cansancio depende de numerosos factores fisiológicos y patológicos. En condiciones
normales, la atención es mucho más difícil de sostener por la noche, al final de todo un día de
actividad, que por la mañana después del reposo nocturno. La atención se fatiga también, por la
persistencia del mismo estímulo, lo que no significa su agotamiento puesto que se renueva en
cuanto la solicita un nuevo objetivo.

En condiciones patológicas es más fatigable en los estados deficitarios

Concentración y dispersión de la atención

El grado de concentración de la atención, consiste en la energía y dedicación que la psique


dispensa a un objetivo determinado. Esa energía, de que dispone la atención, provoca un
determinado grado de tensión, que no es sólo psíquica sino también física. En efecto, las distintas
partes del cuerpo adoptan diversas actitudes de tensión según sea la dirección en que la atención
se concentra. Si observamos la tarea que realiza un artesano veremos como, al concentrarse la
atención, se manifiesta la correspondiente tensión psíquica y la de los grupos musculares y partes
del cuerpo que han de intervenir en la realización de la acción específica. Otro tanto se observa en
los deportistas o en cualquier actividad humana que se considere. Estas tensiones físicas no son
exclusivas de los actos de atención relacionados con la actividad corriente y con la dinámica
corporal; también se producen cuando la atención se concentra en la realización de un objetivo
puramente intelectual, cualquiera sea la elaboración psíquica que ocupe la mente. En este caso, la
musculatura de la cabeza y del cuello se pone tensa manteniendo fijas esas partes del cuerpo, a la
vez que el rostro adquiere una expresión característica, arrugas en la frente, fijeza de la mirada,
gestos particulares, etc.

Esta concentración de la energía en un sentido determinado, provoca su disminución en


cualquier otro. Es el caso de una persona cuya conciencia, en el trance de leer, es atraída por otro
asunto de mayor interés o trascendencia; su atención se desvía hacia el nuevo objetivo y aunque
continúa leyendo, lo hace de manera automática sin compenetrarse del sentido de la lectura. Esta
forma de inatención se conoce con el nombre de desviación de la atención.

Otra forma es la que se denomina distracción de la atención. Se caracteriza por el estado de


relajación o laxitud; las ideas y las percepciones transcurren indefinida e indiferentemente, sin que
la mente se detenga sobre ninguna de ellas; en otras palabras, sin prestar atención a cosa alguna.

Estos dos estados de inatención se nos muestran completamente diferentes desde el punto de
vista psicológico; en la desviación la atención, atraída por un estímulo de mayor interés, se aleja de
aquel por el que fue primitivamente requerida, tomando un sentido diferente; en la distracción la
atención llega a un grado de total dispersión, la conciencia permanece inactiva y las ideas sin
ordenación.

Formas o tipos de atención

Siguiendo a Ribot distinguiremos dos formas fundamentales de atención: 1) La atención


espontánea, también llamada natural, fisiológica, automática, refleja o reactiva; 2) La atención
voluntaria o atención dirigida o psicológica.

Aclaramos que ambas no son más que dos aspectos diferentes de la atención, distintas
modalidades de un mismo proceso determinadas por las circunstancias imperantes.

La atención espontánea es la forma natural y más simple. Depende esencialmente de todos los
estímulos que, procedentes del exterior y del interior, impresionan al sensorio. Por esta razón se la
llama también: atención refleja o sensorial. La atención espontánea informa a la conciencia de los
hechos que ocurren en el mundo exterior y de las modificaciones y reacciones fisiopatológicas que
acontecen en el organismo.

También ha sido llamada atención pasiva, teniendo en cuenta la forma más simple y primitiva de
la atención sensorial, es decir cuando ésta es requerida por un estímulo externo brusco e intenso.
Consideramos inadecuada esta denominación pues entendemos que la atención es siempre activa,
aún en esta última circunstancia. En efecto, un estímulo sensorial intenso, luminoso o sonoro, atrae
de inmediato la atención debido al impacto que produce en el sensorio, lo que supone la aplicación
de una determinada cantidad de energía que la aparte del objetivo que hasta ese momento la
reclamaba. Luego, aún en este caso la atención es activa ya que, a pesar de la espontaneidad del
acto, a través del mismo se traduce el deseo del espíritu de informarse sobre lo acontecido.
Cualquiera que sea pues la forma de atención es imposible desprenderse completamente de la
participación voluntaria. La diferencia fundamental entre ambas modalidades, consiste en que la
espontánea es breve y transitoria, mientras que la voluntaria se dilata en el tiempo por obra de una
mayor concentración sobre el objetivo; además esta última vuelve sobre el mismo, por imperio de
la voluntad, cada vez que es interrumpida por un episodio espontáneo y breve.

La atención voluntaria constituye un grado más intenso y más avanzado de la atención, en que
la voluntad conduce a la concentración psíquica sobre un objetivo en forma sostenida y por un
tiempo más o menos prolongado.

La atención voluntaria, propia de todas las personas, es mucho más notoria en aquellas que
tienen un adiestramiento especial, tal como los que estudian, los investigadores y todos los que, por
la índole de su ocupación, deben permanecer concentrados y atentamente vigilantes. La atención
voluntaria muy activa y predominante revela a la persona poseedora de una vigorosa organización
psíquica.

Condiciones que estimulan la atención

La enumeración y el estudio de las causas que activan la atención contribuyen también a


establecer las diferencias entre las dos formas de la misma.

Consideraremos a continuación los factores capaces de atraer la atención espontánea por la


estimulación sensorial.

1º) El estímulo debe tener una intensidad suficiente, para llegar a impresionar a los centros
sensoriales correspondientes.

2º) El estímulo debe tener determinada magnitud. Cuanto más aumente la magnitud del
estímulo tanto más atraerá la atención; pero sólo dentro de ciertos límites, pues en el caso por
ejemplo, de un dibujo que alcanza dimensiones muy grandes se produce la dispersión de la atención
al ampliarse exageradamente su campo.

3º) La repetición del estímulo mantiene activa la atención, siempre que la repetición no se haga
en forma arbitraria sino ateniéndose a un ritmo determinado, lo que significa una variante que
excita la curiosidad.

4º) La desaparición del estímulo, también activa la atención. Cuando se retira de una pared un
cuadro que estábamos habituados a ver, lo que excita la atención no es la desaparición en sí, sino
el cambio que experimenta nuestro contenido mental preexistente.

5º) Otras condiciones importantes son: la novedad, la variedad y la rareza de los estímulos; en
todos estos casos se trata de impresiones nuevas, repentinas e inesperadas que estimulan el
sensorio. En el comercio, los anunciadores y propagandistas, tienen muy en cuenta estas
condiciones que estimulan la atención.
Otras consideraciones

La atención es puesta siempre en juego por el mecanismo afectivo que se manifiesta bajo la
forma de interés. Dicho interés no es más que la expresión de los deseos, inclinaciones y tendencias
naturales de la personalidad.

La atención es pues espontáneamente atraída por todo aquello que interesa y agrada a cada
uno. Dice Ribot: "la atención tiene siempre por causa estados afectivos"; "las grandes atenciones
son siempre provocadas y sostenida por grandes pasiones".

Mediante la atención voluntaria, o dirigida, la persona repara tanto en las cosas agradables como
en las desagradables, siendo posible esto último mediante un adiestramiento especial que según
Ribot consiste: "en hacer agradable por artificio, lo que no lo es por naturaleza".

La atención, sobre todo en la forma voluntaria, se acompaña de una serie de manifestaciones


somáticas que, al mismo tiempo que la exteriorizan, determinan características particulares en cada
persona.

Estas manifestaciones somáticas consisten en las manifestaciones vasomotoras, respiratorias,


expresivas, musculares y motoras, que ya hemos mencionado.

Uno de los aspectos más importantes de la atención es su introversión, o sea cuando,


abstrayéndose de los sentidos, enfoca hacia las ideas, pensamientos, sentimientos, y a toda la vida
psíquica superior que culmina con la meditación espiritual. En este caso, la atención recibe también
la denominación de reflexión. La reflexión interviene en las diversas actividades humanas, arte,
ciencia, moral, religión o política. Las modificado nes somáticas, especialmente las mímicas, se
hacen más evidentes. La mímica facial revela que el individuo se halla ausente del medio, absorto
en sus meditaciones. Esta expresión suele complementarse con la inmovilidad del cuerpo y con
actitudes diversas de las manos, ya sea tomando la cabeza o apoyando en ellas la frente o la barbilla.
También en estos casos, en los que la atención es firmemente dirigida hacia la meditación, se pone
de relieve la inclinación afectiva por el tema sobre el cual se medita.

En cuanto al tiempo que puede ser mantenida la concentración aten-tiva está en relación con el
vigor psíquico de cada persona, el que es revelado por el grado de fatigabilidad de la atención. Por
otra parte, en una misma persona varía en los diferentes momentos del día; en efecto, la
concentración es tanto más corta cuanto más nos acercamos a la finalización del día en que la
fatigabilidad es mucho mayor.

Finalmente, se entiende por extensión de la atención a la amplitud que abarca el campo de la


atención; esta amplitud se mide por el número de unidades de percepción que el individuo puede
captar por nitidez en la unidad de tiempo, o sea, por segundo. Corrientemente ese número oscila
entre 4 y 5 unidades. Además, en condiciones normales, la atención debe ser simultánea e
igualmente eficaz en sus dos formas: espontánea y voluntaria; es lo que se conoce por atención
conjugada.
PSICOPATOLOGÍA DE LA ATENCIÓN

Las perturbaciones de la atención son esencialmente de orden cuantitativo, desde el momento


que no es más que una actitud cuya capacidad se encuentra supeditada a la cantidad de energía
psíquica que se le dispense. Son precisamente las variaciones de esa cantidad de energía, las que
dan lugar a las distintas manifestaciones patológicas de la atención.

Las citadas perturbaciones son:


Aprosexia
Hipoprosexia
Hiperprosexia
Paraprosexia

1º) Aprosexia:

Se entiende por aprosexia a la falta absoluta de atención. Este trastorno sólo se puede encontrar
en los casos de agenesia mental y en los estados de coma, en estados estuporosos profundos, en
las demencias muy avanzadas, con gran destrucción de la personalidad, si bien en este último caso
siempre es posible observar la forma más simple y rudimentaria de la atención como respuesta a
los estímulos externos.

2º) Hipoprosexia:

Consiste en la disminución de la capacidad atentiva. De una manera general decimos que


encontramos atención pobre en todos los casos en que existe escaso vigor psíquico.

La hipoprosexia se puede presentar en grados muy variables, desde los más leves o los más
profundos. Es bien conocida la hipoprosexia de los oligofrénicos, de los dementes y de los confusos.

3º) Hiperprosexia:

La hiperprosexia consiste en una hiperactividad de la atención. Puede no significar un estado


patológico cuando se observa en personas con un adiestramiento metódicamente adquirido, como
ocurre en los que realizan tareas manuales difíciles y riesgosas, lo mismo que en los que estudian y
en todos los que desempeñan tareas intelectuales.

En estados patológicos, es frecuente en algunos delirantes que tienen especial cuidado por
atender y descubrir cuanto detalle puede serles útil como testimonio de sus concepciones.

4º) Paraprosexia:

Esta alteración especial de la atención determina un apreciable aumento en su forma


espontánea, pero a expensas de una notoria disminución de la forma voluntaria.
La paraprosexia es considerada por algunos autores como de orden cualitativo; nosotros no
compartimos este criterio, pues pensamos que se trata de un trastorno de cantidad, aumentada en
un sentido y disminuida en el otro. Es característica de los estados de excitación psicomotriz,
especialmente de la manía.

ESTADO DE LA ATENCIÓN EN LOS DIVERSOS SÍNDROMES MENTALES

1º) Síndrome de excitación psicomotriz:

La excitación psíquica trae como consecuencia una gran inestabilidad de la atención, la que pasa,
sin detenerse, sobre los más variados estímulos. Su movilidad es constante, no se fija nunca sobre
ningún objetivo.

En el maníaco se presenta, bien manifiesta, la alteración que llamamos paraprosexia; es decir,


que en él la atención espontánea prevalece sobre la forma voluntaria. De una manera general, la
atención del maníaco es casi exclusivamente espontánea. Totalmente móvil y fugaz, captando en la
unidad de tiempo, un número de unidades de percepción mayor que el normal.

Esa captación tan superficial, como consecuencia está sujeta a numerosos errores dado el rápido
tránsito de la atención que, requerida por múltiples estímulos, parece interesarse por todo sin
detenerse sobre ninguno. La atención del maníaco no obedece a la voluntad porque la gran
exaltación afectiva, que acelera el ritmo psíquico, dificulta la autoconducción supeditando en gran
parte la actividad psíquica a los impulsos de la vida instintivo-afectiva. Por eso sólo se observa la
forma simple de la atención, la refleja o automática, debido a que el enfermo tiene evidente
dificultad para canalizarla, dirigirla o administrarla voluntariamente. La atención voluntaria se
consigue difícilmente en los maníacos, pues atienden con superficialidad, la atención conjugada es
de muy rara observación, y es imposible la forma reflexiva porque la taquipsiquia los incapacita para
meditar.

En definitiva, la paraprosexia determina siempre un perjuicio para la actividad psíquica superior


que se encuentra cuantitativamente en déficit, porque el proceso atentivo, si bien tiende a lo
sensorial por el predominio de la forma espontánea, es débil por su inestabilidad, dificultando la
nitidez de las percepciones y la firmeza de., las elaboraciones psíquicas que, por otra parte, carecen
de la contribución del psiquismo superior. Luego, diremos una vez más, que la paraprosexia
constituye un trastorno cuantitativo de la atención que se traduce por una merma de su capacidad.

2º) Síndrome de depresión psicomotriz:

Los enfermos deprimidos y melancólicos padecen de hipoprosexia aparente. Esta denominación


nos remite a las conexiones del enfermo con el mundo exterior, así como a todo lo que signifique
estimulación exógena. Bajo este aspecto hay que reconocer una marcada hipoprosexia; no así
cuando consideramos su profunda introversión. El melancólico, con su gran exaltación afectiva
desplacentera, tiene una intensa vida interior alimentada por sus penas y sus angustias. La atención
de un melancólico, en relación con su mundo interior, se manifiesta muy activa en la captación de
toda la estimulación endógena, exaltada por los estados cenestopáticos frecuentes y por la
contemplación constante de su vida.

A la inversa de lo que ocurre con el maníaco, que no puede concentrarse, el melancólico


concentra su atención bajo la forma reflexiva para meditar sobre sus actos y hacer el examen de su
propia vida, de donde emanan sus ideas de impotencia, de ruina y de autoculpabilidad. En resumen,
la atención del melancólico es, introspectivamente, muy activa y persistente, fija en su propio
mundo interior se desentiende de lo externo que pasa poco menos que inadvertido.

3º) Síndrome delirante:

La atención en los enfermos delirantes presenta alternativas; a menudo es normal, pero, en


determinados momentos, puede observarse una franca hiperprosexia patológica, sobre todo en
algunos tipos de delirios.

Consideremos, en primer término, lo que ocurre en el delirio sistematizado interpretativo. El


enfermo presta especial atención a cuanto acontece en torno suyo, tratando de descubrir y fijar
hasta los hechos de más pequeña significación, a los que le suele dar un valor inusitado e interpretar
siguiendo la corriente ideoafectiva que domina su psique. En estos enfermos es frecuente también
la atención introvertida, ocupada en la búsqueda de recuerdos que, al ser actualizados, son
sometidos a una nueva interpretación, y a las que les asignan una significación que pasó inadvertida
en el momento de su fijación. Asimismo, la atención introvertida puede concentrarse
reflexivamente para la elaboración de sus concepciones, las que los conducen a prolongados actos
de meditación. Esto es particularmente frecuente en los comienzos de la enfermedad cuando el
delirio no se ha manifestado aún, es decir cuando se halla en la etapa de elaboración.

También es muy activa la atención de los que padecen delirios alucinatorios. En estos casos los
enfermos adoptan actitudes características en concordancia con el órgano sensorial que percibe la
alucinación. Si se trata del oído, se verá al enfermo inclinado hacia el lado de donde procede el
estímulo y, en ocasiones, haciendo pantalla con la mano en busca de una percepción más nítida.
Cuando la alucinación visual es la que atrae la atención, como se observa en algunos delirios tóxicos
agudos, el enfermo adopta distintas actitudes, de asombro, de miedo, de terror y de defensa.

Hay que tener presente, además, que los delirantes interpretadores y los alucinados son
extremadamente desconfiados, viven en constante intranquilidad, preocupados por lo que pueda
tramarse contra ellos, lo que los obliga a extremar los recursos de vigilancia y mantener su atención
en estado de alerta.

Puede ocurrir que, en los momentos de gran concentración reflexiva de los delirantes, se
perturbe y disminuya la capacidad para la atención espontánea de los estímulos físicos, como si
existiera un entorpecimiento del sensorio que dificulta la atención conjugada.

4º) Síndrome esquizofrénico:

Un examen superficial de los esquizofrénicos arroja un saldo desfavorable para la atención, que
parece acusar una disminución de carácter global. Sin embargo un examen más detenido revela que
esto es una apreciación más aparente que real, desde el momento que es posible sacar a los
enfermos de su inercia y lograr que presten atención al interlocutor; por otra parte, sorprenden, a
veces, comprobando que han fijado hechos que no se suponía que hubieran registrado.

Para el estudio de la atención de los esquizofrénicos deben tenerse en cuenta dos aspectos y dos
épocas diferentes de la evolución de la enfermedad: el comienzo y los estadios avanzados.
Al comienzo de la esquizofrenia son muy aparentes la indiferencia y la desatención para todo lo
que concierne a la vida de relación y al trato con los semejantes. La atención es requerida por la
intensa preocupación producida por las vivencias extrañas, que transmiten, por una parte, la
sensación de cambió y de transformación de la personalidad y, por otra, el cambio del mundo
externo; esto insume toda la actividad psíquica de los esquizofrénicos. Un prolijo y paciente
interrogatorio proporciona la prueba de que la atención está activa en esa dirección; en efecto,
revela la intranquilidad del enfermo que ha fijado numerosos detalles respecto a esas sensaciones
de cambios internos y externos, cambios que, poco a poco, lo transforman y lo desadaptan del
ambiente. Al buscar la explicación de todos estos hechos cae en interpretaciones que, aunque
erróneas y que lo llevan al delirio de influencia, están indicando que la atención se manifiesta a
través de ellas con un buen grado de concentración reflexiva.

En los comienzos de la enfermedad, por lo tanto, se produce una franca disociación de la


atención que, al introvertirse para estas reflexiones, disminuye su capacidad en la forma conjugada.

En los estadios evolutivos más avanzados, cuando el enfermo se desconecta totalmente del
ambiente realizando una nueva adaptación al mundo de introversión, la atención se va
empobreciendo paulatinamente, aparejada al descenso general que culmina con el disloque de la
función psíquica. Cuando el defecto esquizofrénico se hace profundo surge la incapacidad de
concentración atentiva, que acarrea la imposibilidad de conducción y coordinación de las
elaboraciones psíquicas. En estas condiciones la vida del enfermo transcurre sumida en una
profunda indiferencia; al acontecer del mundo externo se desliza ante él sin ser vivenciado por la
conciencia porque la incapacidad atentiva imposibilita todo registro. Luego, en las esquizofrenias de
evolución avanzada, la atención se apaga simultánea y paralelamente con la extinción de la vida
psíquica.

5º) Síndrome confusional:

En el síndrome de confusión mental se produce una suspensión más o menos acentuada de la


función psíquica, de acuerdo con el grado de obnubilación que padezca la conciencia. Es notoria la
dificultad que tienen los confusos para atender. En muchos casos realizan extraordinarios esfuerzos
por prestar atención y comprender, sin resultado, cuál es su situación; al esforzarse por saber lo que
les ha sucedido y dónde se encuentran, la psique es rápida presa de la fatiga y la atención se apaga.

El trastorno de la atención en el confuso se debe al embotamiento en que se encuentra sumido


el sensorio, lo que dificulta la percepción de los estímulos. Según sea el mayor o menor grado de
dificultad, la disminución de la atención oscilará entre los grados leves de hipoprosexia hasta la
aprosexia, en los casos más graves y extremos de obnubilación que llevan al estupor confusional.
Para que el enfermo pueda percibir es necesario sacarlo de su estado de torpeza sensorial
recurriendo a la estimulación intensa y repetida y valiéndose a veces de la aplicación de agua fría.
En esa forma es posible apreciar el intenso esfuerzo que realiza para percibir lo que ocurre a su
alrededor y orientarse en el espacio.

6º) Síndrome demencial:

Puesto que el síndrome demencial se caracteriza por una debilitación global de la psique, la
atención presenta variados grados de hipoprosexia en relación directa con el grado de intensidad
de la demencia.
La hipoprosexia es leve en los comienzos del proceso demencial, pero, en todos los casos, la
concentración es trabajosa y la fatiga psíquica es de pronta aparición.

En los casos avanzados, en demencias con gran destrucción de la personalidad, el trastorno se


hace muy evidente; la atención muy debilitada, se torna completamente inestable y superficial, hay
una gran dificultad de concentración, la cual es imposible de lograr finalmente. En condiciones
extremas, cuando la demencia sume al individuo en una vida sólo vegetativa y cuya actividad
psíquica se reduce a cero, se produce una real aprosexia. En estos estados se observan únicamente
reacciones automáticas y reflejas como respuesta a los estímulos intensos, pero sin que se haga
ningún registro en la conciencia.

7º) Síndrome frenasténico:

En este síndrome, de detención del desarrollo psíquico, encontramos diferentes matices de la


capacidad atentiva según cual sea el grado de la insuficiencia mental.

En el campo de la idiocia se observa, en primer lugar, la aprosexia en las graves agenesias


mentales. En segundo término, la gran hipoprosexia de los idiotas mayores o profundos, que sólo
muestran una forma de atención sensorial muy superficial respondiendo a la estimulación proce-
dente desde el medio externo. En ellos, la atención es atraída como respuesta a los intereses y
necesidades materiales inmediatos de la personalidad. En los idiotas menores esa misma atención
sensorial se insinúa en mayor escala. Es atraída más fácilmente, pero tiene muy escasa fijeza; el
mundo físico se desliza ante ellos sin detenerse en ningún momento, aunque se observa un mayor
interés por las cosas y las personas encargadas de satisfacer sus necesidades primarias.

La atención es más notoria en los imbéciles, que muestran un esbozo de vida psíquica
rudimentaria. Si bien es siempre muy superficial y predominando la forma espontánea y sensorial,
ya es posible advertir en ellos la aparición de la atención voluntaria que, aunque insuficiente, denota
una mayor complejidad en la estructuración psíquica.

En los débiles mentales aumenta paulatinamente la capacidad atentiva a medida que se acercan
al límite que separa la normalidad de la insuficiencia psíquica. Es muy inestable, superficial y
fatigable la atención de los débiles mentales profundos, en los que predomina la forma espontánea
y sensorial; y se observa que va aumentando la capacidad de concentración voluntaria, a medida
que se aproximan a la capacidad intelectual de los fronterizos. Estos últimos son capaces de
atenciones sostenidas, que les permiten una buena fijación mnemónica y la adquisición de
conocimientos de regular jerarquía.

EXPLORACIÓN DE LA ATENCIÓN

El mejor procedimiento para la exploración de la atención es el que se realiza mediante el


examen directo del enfermo, durante el transcurso del interrogatorio. Desde el mismo momento
que nos colocamos frente al enfermo nos convertimos en un estímulo para él. Nuestras preguntas
atraerán su atención, y sus respuestas nos informarán si las atendió y las comprendió;
comprobaremos, además, hasta qué punto nos será posible establecer contacto con el enfermo y
el grado de atención que nos presta. Esto se confirma también por la observación de numerosos
detalles que nos proporciona la inspección; es muy importante, por ejemplo, la expresión del rostro,
la mímica y la actitud general que acompaña al acto de atender. Además de lo que clínicamente
pueda obtenerse, puede recurrirse a diversos tests; he aquí algunos:

1º) Test de Bourdon:

Es el más antiguo de los tests sobre la concentración de la atención. Consiste en tachar


determinadas letras de un texto escrito en un idioma extranjero.

2º) Test de Toulouse:

Como el anterior, del cual es una variedad, se usa para estudiar la concentración. En una hoja de
papel se hallan representados numerosos cuadraditos provistos, cada uno, de una colilla dirigida en
tres direcciones diferentes. El examinado debe tachar todos los cuadraditos con la colilla dirigida en
el mismo sentido. Es el test que se emplea para las personas analfabetas.

Estas dos pruebas deben durar 10 minutos cada una; al cabo de cada minuto se ordena al sujeto
marcar con una señal el lugar del texto o del papel en que se halla y de inmediato se le hace
continuar con el ejercicio.

La valoración de estas pruebas se hace generalmente en forma cuantitativa; pero también se


puede interpretar cualitativamente.

VALORACIÓN CUANTITATIVA:

1º) El número de letras o de cuadraditos debe estar comprendido entre 80 y 160. 2º) El número
de fallas (omisiones más errores) no debe exceder al 10 % de los aciertos. 3º) Los errores no deben
exceder a las 2/5 partes de las omisiones.

Si el sujeto responde bien a las tres exigencias su distracción no se puede atribuir a causas
orgánicas o funcionales; debe interpretarse que tiene alguna preocupación pasajera, algún conflicto
por resolver. En caso de que no responda a las tres exigencias debe efectuarse la:

VALORACIÓN CUALITATIVA:

1º) El número de aciertos por debajo de 80, indica una inhibición psíquica. 2º) Cuando hay más
errores que omisiones, debe interpretarse como resultado de un déficit o insuficiencia intelectual.
3º) Si las omisiones exceden del 20 % señalan una falta muy grande de concentración.

Estas pruebas pueden servir también para entrenamiento de la concentración; para lograrlo se
repiten diariamente los ejercicios, pero sólo con la mitad de la hoja, registrando cada día el tiempo
y el número de errores y omisiones.

3º) Test de las adiciones sucesivas de Kraepelin:


Se escriben varias columnas de números dígitos. El sujeto debe sumar aisladamente el primero
con el segundo; el segundo con el tercero; el tercero con el cuarto, escribiendo a la derecha sólo las
unidades de la suma. Cada minuto, a una indicación del examinador, hará una señal en el punto en
que se encuentra. Mediante el test se establece una curva que muestra las oscilaciones de la fatiga
como elemento perturbador de la atención.

De acuerdo con Kraepelin se tienen tres fases:

1a) Inicial: de escasa duración, cuando la curva se eleva, el número de sumas en la unidad de
tiempo es mayor y menor el número de errores.

2a) De rendimiento máximo: en que la media se mantiene al mismo nivel aunque con
oscilaciones.

3a) De decrecimiento: en la que, poco a poco, la fatiga aumenta el número de errores y de


omisiones.

Resumen

ATENCIÓN

"La atención es una actitud mental mediante la cual es posible


concentrar la actividad psíquica sobre un objetivo, que pasa a ocupar
el punto de mayor concentración en la conciencia".
1º) Debe tenerse el concepto de unidad e indivisibilidad de la
psique. Totalidad cuyo funcionalismo se evidencia por variadas formas
de expresión de la actividad psíquica.
2º) La atención es una modalidad de dicha actividad, que entra en
juego por toda suerte de elaboraciones mentales y la estimulación
externa e interna.
3º) Poner o prestar atención, cuando se coloca el objetivo en el
Psicología de la Definición concepto punto de mayor concentración de la conciencia. Prueba de que la
atención naturaleza atención no es una función sino una actitud.
4º) Todas las manifestaciones psíquicas están íntimamente
ligadas; atender es percibir, percibir es comprender; para esto es
necesaria la actividad de todo el mecanismo de pensar.
5º) La atención es inseparable de lo afectivo; se atiende con mayor
solicitud lo que más interesa.
6º) La voluntad participa en gran escala en el acto de atender. La
atención aumenta la claridad del objetivo sobre el que se fija
voluntariamente.
7º) La atención mantiene a la personalidad en estado de alerta,
para su perfecta adaptación a los mundos externo e interno.
1º) Aumenta la claridad del objetivo. Es un instrumento de análisis.
2º) Limita la actividad intelectual al reducir el campo de la
Efectos de la conciencia.
atención 3º) Favorece la memoria estimulando la fijación.
4º) La concentración atentiva es el primer paso hacia las
elaboraciones psíquicas.

También llamada agudeza de la atención. Cantidad de energías que


se vuelcan en el acto de atender. Depende de circunstancias
Intensidad de
fisiológicas: fatiga nerviosa y muscular; acción de estimulantes: café,
la atención
alcohol; de circunstancias patológicas: debilitación L o insuficiencia
psíquica.

Según el vigor psíquico: unas personas son más fatigables que otras.
Fatigabilidad En condiciones normales, es más fatigable por la noche y por la
de la atención persistencia del mismo estímulo. En condiciones patológicas:
fatigable en todos los estados deficitarios.
El grado de concentración, depende de la energía y dedicación que
la psique le dispensa. La concentración atentativa produce la tensión
Psicología de diversos grupos musculares y la adopción de actitudes determi-
de la nadas.
atención Concentración Desviación de la atención: cuando es atraída por otro estímulo que
y dispersión acapara la conciencia, continuando en forma automática la ejecución
del acto que primero la requirió.
Distracción de la atención: cuando en estado de laxitud extrema el
individuo no ordena el curso de sus ideas y no repara en los estímulos,
la atención se dispersa.
Siguiendo a Ribot: 1º) Atención espontánea (fisiológica, automática,
refleja o reactiva); 2º) Atención voluntaria (dirigida o psicológica). Son
dos aspectos diferentes de la atención.
La espontánea es la forma más natural y simple; llamada refleja o
Formas o tipos
sensorial, pues es requerida por toda la estimulación externa e
de atención
interna.
La voluntaria constituye un grado más intenso y avanzado; la
voluntad lleva a la concentración psíquica sostenida sobre un
objetivo.
1º) El estímulo debe tener: una intensidad suficiente, que
impresione los centros sensoriales.
Factores 2º) Una magnitud determinada.
estimulantes 3º) La repetición del estímulo atrae la atención.
atención 4º) Su desaparición la activa.
5º) La novedad, la variedad y la rareza de los estímulos atrae la
atención.
La atención es movida por el mecanismo afectivo bajo la
forma de interés.
La atención espontánea es atraída por lo que interesa y
agrada a cada uno.
La voluntaria obliga a reparar tanto en las cosas agradables
Psicología de Otras como en las desagradables.
la atención consideraciones La reflexión es la atención voluntaria introvertida hacia, las
ideas, pensamientos y sentimientos; hacia la vida psíquica
superior hasta llegar a la meditación.
Se entiende por "extensión de la atención" a la amplitud
del campo de atención, medido por el número de unidades
de percepción en la unidad de tiempo (de 4 a 5).
Las perturbaciones son esencialmente de orden cuantitativo; la capacidad de
atención se halla supeditada a la cantidad de energía psíquica que se le dispense.
Dichas perturbaciones son:
Consiste en la falta total de atención. Se en la agenesia
1º) Aprosexia mental; en estados de coma; en los v estados estuporosos
profundos y graves.
Disminución de la capacidad atentiva. En todos los casos
2º) Hipoprosexia en que hay escaso vigor psíquico: oligofrénicos, dementes y
confusos.
Hiperactividad de la atención. En los delirantes, con el
3º) Hiperprosexia deseo de almacenar el mayor número de pruebas que
corroboren sus afirmaciones.
Aumento de la atención espontánea, con disminución de
4º) Paraprosexia la forma voluntaria. Es característica de los estados de
excitación: manía.
1º) Síndrome de excitación psicomotriz:
Psicopatología Atención muy inestable, constantemente móvil. Existe
de la atención paraprosexia; la atención del maníaco es casi exclusivamente
espontánea. Capta mayor número de unidades en la unidad
de tiempo. Superficial y con muchos errores. Atención
voluntaria difícil.
2º) Síndrome de depresión psicomotriz:
3º) Síndrome delirante:
Existe aparente hipoprosexia con respecto a sus
Estado de la
conexiones con el mundo externo. Desde el punto de vista de
atención en los
su introversión hay intensa vida interior; captación de
síndromes
estímulos endógenos y estados reflexivos.
mentales
Atención variable. Generalmente normal. En los delirios
interpretativos hay marcada hiperprosexia, que llega a los
estados reflexivos y de meditación. Atención activa en los
alucinados.
4º) Síndrome esquizofrénico:
En general hipoprosexia; es posible activarla por la
estimulación. Al comienzo la atención está introvertida,
atraída por los trastornos cenestésicos graves, sentimiento
de transformación de la personalidad y despersonalización.
5º) Síndrome confusional:
Marcada hipoprosexia por la suspensión más o menos intensa de
la actividad psíquica. Se debe al embotamiento del sensorio, que no
capta los estímulos. La hipoprosexia varía con el grado de la
obnubilación.
Estado de la 6º) Síndrome demencial:
atención en Se observan diversos grados de hipoprosexia en relación con el
Psicopatología
los grado de la debilitación. En los estados avanzados hay gran
de la atención
síndromes fatigabilidad y en grados extremos se llega a la aprosexia.
mentales 7º) Síndrome frenasténico:
Diferentes grados de hipoprosexia de acuerdo al grado de la
insuficiencia. En los débiles mentales suele haber buena atención,
sobre todo en los fronterizos.
CAPÍTULO V

SENSOPERCEPCIÓN

PSICOPATOLOGÍA DE LA SENSOPERCEPCIÓN

SENSOPERCEPCIÓN

La sensopercepción constituye un complejo mecanismo psíquico que permite al hombre la


adquisición de todo el material del conocimiento, proceda éste desde el mundo exterior como del
propio mundo interior físico y mental, en el último de los cuales se efectúan las complicadas ela-
boraciones del pensamiento y las más sutiles y trascendentes de la gnosis.

Así considerada la sensopercepción tiene una amplitud extraordinaria ya que, gracias a ella, la
conciencia conoce y se informa de lo que ocurre dentro y fuera de los confines de la personalidad.
Esta realidad se hace posible mediante la participación de todas las formas de la actividad sensorial:
1) La externa por los cinco sentidos: vista, oído, gusto, olfato y tacto; 2) la interna por los sentidos:
cenestésico, kinestésico o cinético y de orientación; 3) la percepción de nuestro mundo mental y de
nuestra vida psicológica, para la que no conocemos hasta hoy, ningún aparato receptor
determinado, pero que nuestra concepción nos lleva a localizar en el cerebro mismo o más allá de
lo estrictamente físico, en ese algo inasible que llamamos conciencia que nos conduce a los límites
que separan lo físico de lo psíquico, para alcanzar las regiones d¡;l mundo espiritual perteneciente
a los dominios del yo esencial.

La sensación, por lo tanto, constituye el elemento primario, fundamental y básico de la


sensopercepción y entendemos por sensación: el registro en la conciencia de la estimulación
producida en cualquiera de los aparatos sensoriales, que de inmediato es conducida por las vías
centrípetas correspondientes hasta la corteza cerebral.

Aún no hay acuerdo entre las diversas escuelas psicológicas respecto de que la sensación pura,
aislada, sea el elemento primario que recibe el niño. Mientras la psicología atomista o asociacionista
así lo sostiene, otras escuelas, especialmente la psicología de la forma, admiten que el niño lo mismo
que el adulto percibe totalidades, o sea que la conciencia recoge una sensación de conjunto. Pero
no es nuestro propósito profundizar estas cuestiones.

La sensopercepción, para ser tal, no termina con el registro sensorial en los centros corticales; la
sensación registrada es sometida a una serie de elaboraciones psíquicas por las cuales se convierte
en una percepción, es decir que la impresión sensorial recibida en los sentidos es comprendida y
reconocida. Esa elaboración perceptiva pasa inadvertida y la mayor parte de las personas la
desconocen, pues se confunden las sensaciones con las percepciones al plasmarse ambas en un
mismo momento. Generalmente se cree que todo se reduce a oír, mirar, oler, gustar o tocar para
que la conciencia tenga una información definitiva. Sin embargo por los sentidos sólo penetran
sensaciones de conjunto o totalidades que las elaboraciones psíquicas convierten en percepciones.
Las elaboraciones sensoperceptivas tienen importancia primordial durante los primeros años de
la vida, cuando el niño va adquiriendo paso a paso el conocimiento y la comprensión del mundo
externo y de su propio mundo, reconociéndose a sí mismo como unidad autónoma perteneciente a
dicho mundo exterior y al mismo tiempo independiente de él.

La percepción es una actividad determinada por la atención, es decir que se produce cuando la
psique se concentra. Es en realidad una resultante de aquélla, desde el momento que, como lo
hemos dicho, atender e$ percibir. Al ponerse en actividad el funcionalismo psíquico, cualquiera sea
la índole de su elaboración, se pone también en actividad la percepción cuya persistencia se
mantiene mientras dure esa elaboración.

La percepción es un fenómeno muy complejo en el que se hallan implícitos, además de las


sensaciones, la evocación mnemónica, la asociación de las ideas e inclusive diversos juicios; su
finalidad es la comprensión de lo que se capta, captación que será imposible si la comprensión no
se produce. Por esta razón ha sido dicho: ''percibir es comprender".

Existen dos formas fundamentales de percibir. 1º) Cuando la psique presta atención pone en
estado de alerta a los diferentes aparatos sensoriales, favoreciendo la captación de los estímulos
pertenecientes a los mundos externo e interno y que son luego sometidos a la elaboración per-
ceptiva. Es ésta la percepción sensorial que proporciona todo el bagaje concreto del conocimiento
humano. 2º) Es fundamental la diferencia que existe entre la percepción sensorial que pertenece al
plano físico y la que percibe nuestras propias elaboraciones psíquicas; tal como ocurre con el manejo
de las ideas y representaciones para la construcción del pensamiento, de cuya marcha tenemos
perfecta conciencia. Ésta es la percepción intrapsíquica, que permite la percepción de las cosas
abstractas.

La primera percibe una imagen sensorial originada ya en un estímulo que impresiona a los
órganos de los sentidos externos, los cuales relacionan a la conciencia con el mundo exterior, ya en
un estímulo de los sentidos internos por los que la conciencia establece contacto con el mundo
interior; esta percepción sensorial pertenece al plano físico. La segunda o sea la percepción
intrapsíquica no percibe imágenes sino complejas vivencias intelectuales que resultan de la
elaboración del pensamiento, y vivencias de la vida psíquica superior que conciernen al plano
espiritual.

En psicopatología tiene mucha importancia el estudio de la primera de las formas de percibir, es


decir de la sensopercepción, que actúa en el plano físico.

Los aparatos sensoriales comprenden dos grupos: los pertenecientes a los sentidos externos en
relación con el mundo exterior y el de los sentidos internos en relación con el mundo interior, según
ya consideramos anteriormente.

1º) SENTIDOS EXTERNOS:

Son los que recogen los estímulos que parten del mundo ambiental que rodea al individuo.
Gracias a ellos la conciencia es constantemente informada de cuanta variación se produce dentro
del radio que la sensibilidad de los aparatos receptores alcancen a captar. Los sentidos externos por
orden de importancia son:
Vista: Cuyo órgano receptor es el ojo. Nos proporciona las sensaciones de forma, color, tamaño,
volumen, luminosidad; es el que transmite la noción geométrica por excelencia.

Oído: Cuyo órgano receptor lo constituye el aparato auditivo que recibe estímulos por las
vibraciones de los cuerpos que son transmitidas por un medio elástico como el aire o el agua. Estas
vibraciones según su naturaleza, intensidad o frecuencia se traducen en ruidos y sonidos.

Tacto: Es un sentido complejo que recoge numerosos estímulos: de contacto, de presión, de peso
y térmicos. El órgano receptor es la piel.

Gusto: Las sensaciones que se originan por la estimulación del sentido del gusto se hallan muy
ligadas a las sensaciones táctiles y olfativas. Es un sentido muy importante por cuanto nos facilita la
elección de los alimentos según nuestras preferencias, así como el reconocimiento del estado en
que se encuentran los mismos, lo que nos permite apartar aquellos que puedan ser nocivos. Los
órganos receptores son la lengua y el paladar.

Olfato: Es un sentido imperfectamente desarrollado en el hombre por falta de excitación. Nos


informa sobre los olores de los cuerpos y la calidad del aire que respiramos y nos advierte acerca de
las substancias nocivas que pueda contener.

2º) SENTIDOS INTERNOS:

Son los que recogen la estimulación que tiene su punto de origen dentro del individuo mismo,
es decir en su mundo interior físico, de cuyas variaciones, normales o patológicas, es
permanentemente informada la conciencia. Los sentidos internos son:

Sentido cenesitésico: Es el encargado de suministrarnos cuantas sensaciones se originan a nivel


de cada uno y del conjunto de los órganos y aparatos del organismo. Son sensaciones de orden
general: el estado de fatiga, el de depresión o el de excitación, que tienen origen en el aparato
muscular.

En el aparato digestivo tienen lugar otras sensaciones de orden general que informan sobre el
apetito, el hambre, la sed, náuseas, malestar, etc. En el aparato respiratorio las sensaciones que se
relacionan con el acto de la respiración: sofocaciones, disnea, etc. En el aparato circulatorio, las
sensaciones son de palpitaciones, angustia, etc.

La conciencia recoge así un conjunto de sensaciones de origen orgánico, que los fisiólogos han
reunido bajo la denominación general de cenestesia y que etimológicamente significa: sensibilidad
general orgánica.

Sentido kinestésico: A través de las sensaciones que recibe nos informa acerca de la posición en
que se encuentra nuestro cuerpo con relación al espacio, aun a ojos cerrados, sin valemos del
sentido de la vista. Estas sensaciones no sólo impresionan al cuerpo en su totalidad, sino que se
hacen perceptibles en cada una de las partes que lo constituyen; de tal manera cuando estamos
sentados experimentamos, además de la sensación general propia de esa actitud, las sensaciones
que nos informan acerca de la posición en que se encuentran cada uno de nuestros miembros y las
otras partes del cuerpo.
Estas sensaciones son el resultado de la estimulación simultánea de distintas regiones del
cuerpo, estímulos que se originan en el estado de tensión q relajación muscular o en las diversas
posiciones de las articulaciones según el estado de tensión o relajación de las cápsulas y ligamentos
articulares.

Es muy importante el grado de desarrollo que pueda adquirir el sentido kinestésico, ya que según
la riqueza, prolijidad y nitidez de las sensaciones que pueda recoger, será la habilidad que el
individuo adquiera para el desempeño de los diversos oficios manuales. La persona dotada de una
pobre sensibilidad kinestésica es torpe en los trabajos manuales y se halla imposibilitada para el
desempeño de tareas delicadas y que requieren gran precisión.

Sentido de la orientación: El aparato receptor de los estímulos se encuentra en la parte del oído
interno formada por el caracol, los conductos semicirculares, el utrículo y el sáculo, hasta donde
llegan las terminaciones del nervio vestibular, rama sensitiva que se une al nervio auditivo. Los
estímulos que impresionan a estos órganos originan las sensaciones que permiten al individuo
percibir los cambios de posición de la cabeza y del cuerpo en general y el reconocimiento de su
ubicación en el espacio. Las perturbaciones de estos órganos producen trastornos graves, como el
miedo de caer y la pérdida del equilibrio.

De todos los aparatos sensoriales a que nos hemos referido, sólo se conocen con certeza las
localizaciones cerebrales de algunos. 1) El centro visual; localizado en la parte interna del lóbulo
occipital, en ambas márgenes de la cisura calcarina. 2) El centro auditivo; en la tercera circunvolución
del lóbulo temporal. 3) El centro olfatorio, en la cara interna del hemisferio cerebral, en la
circunvolución del hipocampo. 4) El tacto y la sensibilidad general, a lo largo de la circunvolución
ascendente o post-rolándica del lóbulo parietal. La localización del centro del gusto permanece aún
desconocida.

En esos centros corticales no se efectúa la percepción; ellos tienen la función específica y bien
limitada de recibir el estímulo sensorial, o sea, la sensación. La percepción se hace de inmediato en
zonas vecinas y próximas a estos centros receptivos, donde se escalonan una serie de centros
secundarios, llamados centros perceptivos. La ablación de esas zonas en animales de
experimentación, respetando a los centros sensoriales de recepción, comprueba la imposibilidad de
percibir y por ende de comprender los estímulos o sensaciones.

Los centros perceptivos, contiguos al centro sensorial correspondiente, son centros mnemónicos
en los que se realiza la fijación del material cognoscitivo recibido por el sensorio; la evocación y el
mecanismo asociativo facilitan el reconocimiento de los nuevos estímulos.

El niño, cuyo sentido de la vista se abre al mundo exterior, aprende a reconocer en cada cosa,
merced a las percepciones que con antelación fueron registradas por la conciencia y grabadas por
la memoria, ciertas propiedades que son esenciales e inmutables y que les confieren individualidad:
forma, tamaño, color, etc. Esta individualización es favorecida, además, por el aporte que la
memoria hace de otros conocimientos tales como los conceptos de arriba, abajo, derecha,
izquierda, movilidad e inmovilidad, que son relaciones apreciables solamente cuando el niño es ya
capaz de reconocer su propia posición en el espacio. Progresivamente estas nociones se
complementan con las informaciones suministradas por los otros aparatos sensoriales que aportan
sensaciones de sabor, de olor, de tersura o aspereza, de blandura o dureza, todas las cuales en-
riquecen la percepción hasta llegar a la total y perfecta individualización de las cosas. Así es como
el niño adquiere, paulatinamente, la representación mental del mundo exterior.
La conjunción de los diversos campos perceptivos que proporcionan los cinco sentidos externos
y los sentidos internos constituye una amplia plataforma perceptiva, que hace las veces de una
pantalla sensible sensorial-cenestésica, capaz de captar cuanto procede desde el medio exterior a
la vez que las variaciones que sobrevienen en el mundo inferior.

Esta pantalla sensible se concentra en una "central informativa" que es la conciencia misma, que
de este modo es ininterrumpidamente informada de cuanto acontece dentro y fuera del ámbito
personal. En ella tiene lugar, como resultado final, la formación de los estados de conciencia que se
caracterizan por su gran inestabilidad y movilidad; estados continuamente cambiantes de acuerdo
con la multiplicidad y la variedad de los estímulos que impresionan a la pantalla sensible. Es por esta
razón que consideramos y designamos a la conciencia como la trastienda del sensorio.

En la conciencia se efectúan las elaboraciones que a continuación realiza el espíritu, para alcanzar
finalmente la percepción y perfecta comprensión de todo lo que se ha captado por el sensorio. El
resultado final de la información sensoperceptiva, en su sentido más amplio, es la adquisición de
todo el material cognoscitivo de naturaleza concreta que constituye la base sobre la que se sustenta
todo el conocimiento del individuo. La perfección y la jerarquía de esos conocimientos está
supeditada al grado de comprensión, dependiente de la magnitud del caudal intelectual de cada
individuo.

Por lo tanto, para cada una de las cosas que forman el mundo exterior existe una apreciación de
orden general, común para la mayoría de las mentes capaces; y hay también una apreciación
personal, que se revela por la infinidad de pequeñas y a veces marcadas variantes que cada uno
imprime a la elaboración perceptiva-comprensiva, que lleva a la formación del conocimiento
personal del mundo en que vive. Esta apreciación personal depende de la capacidad intelectual y
de las tendencias y corrientes afectivas dominantes en cada individuo, es decir que a lo puramente
intelectual se suman diversos matices afectivos que dan a la percepción de las cosas el matiz
personal.

Luego, dentro de una norma conceptual general del mundo externo cada persona tiene su
cuadro perceptivo individual, dependiente de sus propias dotes y de las condiciones imperantes de
su mundo interior, que es el que preside, en gran parte, la "percepción-comprensión" de lo que
penetra por los sentidos externos.

Imágenes sensoperceptivas normales

Antes de iniciar el estudio de la psicopatología de la sensopercepción, realizaremos una revisión


somera de las diferentes imágenes que elaboran las personas normales.

Comenzaremos por recordar en qué consiste una imagen: "la imagen es la representación
psíquica de un objetivo registrado por la conciencia a través del mecanismo sensoperceptivo".

Los diferentes tipos de imágenes normales son:


1º) Imagen sensorial:

Es la imagen real objetiva que se obtiene y elabora por la observación directa del estímulo que
impresiona a los aparatos sensoriales receptores. La imagen sensorial presenta a considerar ciertos
caracteres fundamentales que la individualizan: 1) Nitidez, es decir, claridad y perfecta delimitación.
2) Corporeidad, propiedad que nace de la observación directa del objetivo de existencia real. 3)
Fijeza, es decir que posee estabilidad. 4) Extrayección, pues procede de un objetivo situado fuera
de los límites del yo. 5) No es influenciable por la voluntad del individuo.

2º) Imagen consecutiva:

También llamada post-imagen sensorial, determinada por la persistencia de la imagen sensorial


después de desaparecido el estímulo, cuando éste ha sido muy intenso. Es continuación de la
imagen real, pero muy pronto pierde los caracteres de nitidez, corporeidad y extrayección. Además
es influenciable por la voluntad la cual puede reavivarla.

3º) Imagen mnemónica:

Es la imagen del recuerdo, evocada por la memoria. Se diferencia de la imagen sensorial real por
su falta de nitidez y de corporeidad, desde el momento que el objeto ya no existe o no está presente.
Carece de fijeza es muy inestable, es influenciable por la voluntad, ya que puede ser evocada e
inhibida por el sujeto.

4º) Imagen fantástica:

También llamada confabulatoria. Se trata de una imagen que en ningún momento obedece a la
existencia de algo real; es una creación producto de la imaginación del individuo; sin nitidez, ni
corporeidad ni fijeza. No existe como estímulo ni ha tenido nunca extrayección, siendo además muy
influenciable por la voluntad.

5º) Imagen eidética:

También se la llama imagen intuitiva por corresponder a la etapa intuitiva del desarrollo mental,
razón por la que se observa preferentemente en los niños y en los salvajes. Esta imagen tiene
algunas semejanzas con la imagen mnemónica y con la imagen consecutiva, gozando en realidad de
las propiedades de ambas. Tiene mayor nitidez y corporeidad que la imagen mnemónica y algo
menos que la imagen consecutiva. Como caracteres propios posee una extrayección condicionada,
desde que el sujeto la puede proyectar mentalmente sobre cualquier parte, en especial sobre
fondos lisos y grises. Además la imagen eidética posee una doble influenciabilidad exógena y
endógena, lo que le permite cambiar su contenido y su tonalidad según la tonalidad del fondo en
que la proyecta, proyección que puede ser inmediata o muy posterior a su captación. El sujeto
dotado de capacidad eidética tiene conciencia de que esta imagen es de formación intrapsíquica;
continúa viendo claramente los objetos que han desaparecido del campo visual pese a que tiene
conocimiento de que esta imagen no es real,

6º) Imagen onírica:

Es la imagen que forma el contenido del ensueño. Su origen puede hallarse en la evocación
mnemónica, o bien en la fantasía. En ambos casos, como el sueño trae un embotamiento de la
actividad psíquica, el juicio la acepta momentáneamente como real. Sus caracteres más salientes
son: escasa nitidez, falta de fijeza, gran movilidad, sumamente inestable, sin extrayección, ilógica;
carece de relación temporal, constituye un fenómeno aislado sin duración determinada. Las
imágenes oníricas no se producen en orden cronológico, razón por la que en el ensueño se
confunden acontecimientos pertenecientes a épocas diferentes.

7º) Imagen pareidólica:

La imagen pareidólica, producto de la fantasía, tiene su origen en imágenes reales que agrupadas
de diversas maneras configuran la nueva imagen. Es inestable y muy influenciable; el sujeto tiene
conciencia de que no es real, y por lo tanto la reconoce como producto de su fantasía.

PSICOPATOLOGÍA DE LA SENSOPERCEPCIÓN

Las alteraciones de la sensopercepción son de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas.

Alteraciones cuantitativas

En condiciones normales, en un mismo acto de atención comprendido en la unidad de tiempo, o


sea en un segundo, se perciben con claridad únicamente cuatro unidades de percepción, siempre
que se hallen comprendidas dentro del campo exterior o interior en el cual se concentra la atención.
Más aún, cuando la atención se enfoca con intensidad hacia un sector sensorial determinado, como
puede ser el oído en el caso de escuchar detenidamente una música el resto de las funciones
sensoriales pasan a un segundo plano, al punto de no percibir claramente con nuestra vista lo que
ocurre a cierta distancia.

En personas normales se pueden observar oscilaciones en más o en menos, determinadas por


diversas circunstancias de orden fisiológico. Se trata, por lo tanto, de variaciones normales.

1º) El grado de fatigabilidad de la atención en los diversos momentos del día puede afectar a la
sensopercepción, ya que sabemos que una buena atención significa una mayor nitidez perceptiva.
Se percibe con mucha mayor claridad por la mañana después del descanso reparador del sueño y a
medida que transcurren las actividades de la vigilia la percepción se hace más dificultosa, llegando
a perder su nitidez en los estados de fatiga intensa cuando se entorpecen todas las actividades
psíquicas por una leve obnubilación de la conciencia.

2º) La percepción es más activa y clara cuando, en relación con las actividades del individuo, se
ejercitan especialmente algunos órganos sensoriales, así como ocurre con el gusto en los catadores
de vino.

3º) El interés que se dispensa a un objetivo produce una mayor concentración de la atención y
aumenta la nitidez del acto perceptivo.

Las variantes sensoperceptivas patológicas de orden cuantitativo son las siguientes:

1º) Aceleración de la percepción:

Consideramos que la percepción está acelerada cuando se produce un aumento del número de
unidades de percepción por segundo. Esto se observa en todos los casos en que se produce una
aceleración del ritmo psíquico. La taquipsiquia es siempre resultante de la excitación psicomotriz la
que, si bien determina la captación de un mayor número de estímulos, redunda, secundariamente,
en un déficit perceptivo, por cuanto la inestabilidad de la atención que no se posa sobre ningún
objetivo debilita la nitidez del acto y dificulta la fijación mnemónica.

2º) Retardo de la percepción:

Consiste en la disminución del número de percepciones por segundo. Esta alteración se observa
en todos los casos en que se produce una disminución del ritmo psíquico, como ocurre por lo general
en la depresión psicomotriz. Asimismo se retarda y obstaculiza la percepción en todos los estados
patológicos que determinan una disminución de la lucidez de la conciencia, como los estados de
confusión mental que producen una torpeza general en todos los aparatos sensoriales y los estados
crepusculares de los epilépticos.

3º) Abolición de la percepción;

Exceptuando la abolición de la percepción natural en el sueño, los restantes casos coinciden con
lesiones del sistema nervioso central. Esta falta de percepción afecta una zona sensorial localizada
(vista, oído, etc.); se trata de una "apercepción psíquica".

Cuando las lesiones radican en alguna región periférica de los aparatos perceptivos la falta de
percepción recibe la denominación de "agnosia" o falta de conocimiento.
Alteraciones cualitativas

Las alteraciones cualitativas de la sensopercepción son, desde todo punto de vista, más
importantes que las cuantitativas.

1º) ILUSIONES:

La ilusión se define como: "la percepción falseada o deformada de un objeto real". En efecto, la
imagen ilusoria tiene un fundamento real y objetivo, pero, es una imagen deformada por imperio
de diversas circunstancias.

1º) La percepción se deforma y da lugar a la ilusión en todos los casos en que se produce una
debilitación de la atención. Es una alteración corriente en cualquier persona normal, cuando una
fatiga marcada menoscaba la lucidez' de la conciencia debilitando la atención, lo que dificulta la
captación nítida de las cosas y favorece el error perceptivo. Lo mismo ocurre durante la transición
entre el sueño y la vigilia.

Esta captación superficial se observa también en algunos casos patológicos:

a) En el síndrome de excitación psicomotriz, especialmente, la manía, en la que la exaltación


afectiva acelera el ritmo psíquico determinando una gran inestabilidad de la atención, la cual atraída
por múltiples estímulos no se concentra sobre ninguno, captación superficial que provoca los erro-
res ilusorios de la percepción.

b) En el síndrome de depresión psicomotriz. Es el caso de los melancólicos en los que la atención,


profundamente requerida por sus problemas y sombrías meditaciones, se desvincula de todo lo
concerniente al mundo exterior el cual pasa casi inadvertido; como consecuencia las percepciones
son insuficientes o deficientes por lo que, a menudo, caen en el error.

c) En la confusión mental, en la que se produce una suspensión más o menos marcada de la


actividad psíquica, la gran torpeza de la senso-percepción, por la obnubilación de la conciencia,
determina que la captación se haga con mucha dificultad, poco y mal, favoreciendo la ilusión.

d) En los estados demencíales en los que hay una debilitación global de la psique, la fácil
fatigabilidad impide una atención sostenida, que poco a poco se hace más inestable y superficial
predisponiendo al error de percepción.

Con mayor frecuencia aún, la ilusión perceptiva es desencadenada por estados de exaltación
emocional que perturban la conciencia, cuya claridad se empaña. En estas condiciones se produce
una alteración de la elaboración perceptiva normal pese a que la sensación captada por el sensorio
no es imperfecta. El juicio interferido por la intensa carga emocional, queda predispuesto para la
falsa percepción mediante el agregado de particularidades y atributos que no pertenecen a la
sensación real. Es una elaboración realizada in situ, dentro de la misma psique, con la participación
de los centros perceptivos que, por asociación de representaciones mnemónicas, crean las
deformaciones de la realidad.

Cuando la ilusión es provocada por un estado emocional se la denomina ilusión catatímica. Es el


tipo de ilusión más frecuentemente observado en personas normales sujetas al imperio de estados
emocionales intensos.
Las ilusiones, cualquiera sea su origen, pueden producirse en todos los aparatos sensoriales.

En los alienados se producen por el mismo mecanismo catatímico, pero, a diferencia de lo que
ocurre en las personas normales, el error es sostenido como real, sin posibilidad de rectificación.
Como el estado afectivo del enfermo no es de carácter transitorio sino permanente, es de todo
punto imposible la rectificación del error que, en los sujetos normales se hace factible tan pronto
como la exaltación afectiva, pasajera y circunstancial, se atempera.

a) La emoción de miedo, que experimenta todo enfermo que se cree perjudicado o perseguido,
puede inducir a los siguientes errores ilusorios: 1) Ilusión Visual: el enfermo confunde formas y
objetos con personas en acecho dispuestas a atacarlo; 2) Ilusión Auditiva: oye voces donde sólo
hubo ruidos o percibe palabras inaudibles para los sujetos normales; 3) Ilusiones del Gusto y del
Olfato: que trastruecan el sabor y el olor normal de los alimentos en sensaciones desagradables que
despiertan en el enfermo el temor de ser envenenado.

b) La emoción de amor produce en los sujetos alienados místicos, ilusiones diversas: 1) Durante
el éxtasis contemplativo ante las imágenes religiosas creen ver que éstas les sonríen o hacen gestos.
2) Los ruidos próximos se toman por palabras de la imagen. 3) Una brisa o una corriente de aire es
un efluvio emanado de la imagen que el sujeto venera.

c) Iguales errores perceptivos padecen los enfermos que son presa de la emoción de cólera. El
Quijote nos ofrece un ejemplo típico: ante la vista de los molinos de viento, en los que cree ver
gigantes, arremetiendo contra ellos en el paroxismo de su exaltación delirante.

2º) ALUCINACIONES:

La alucinación es un trastorno cualitativo de la percepción que consiste en la captación de algo


inexistente. Por esta razón Ball definió a la alucinación de la manera más simple al llamarla
percepción sin objeto.

Mucho se ha discutido sin llegar a ningún acuerdo, respecto al mecanismo íntimo que interviene
en la génesis de la alucinación. Para unos, se trata de un mecanismo puramente psicológico; para
otros, la exclusividad pertenece a lo neurológico y orgánico. A nuestro parecer, ambas tendencias
pueden ser conciliadas, ya que, siguiendo un criterio contemporizador a la vez que lógico, se puede
admitir la confluencia de ambos factores en el mecanismo alucinatorio.

En efecto; considerando a la alucinación sea como una representación surgida de una imagen
del recuerdo sea como creada por la fantasía del enfermo: a) en el primer caso, no puede menos
que tenerse en cuenta el mecanismo orgánico o neurológico que por excitación (tóxica, traumática
o exaltación afectiva) pone en juego el automatismo de los centros perceptivos; b) en el segundo
caso, la alucinación es creada por la exaltación del mecanismo psicológico imaginativo que cae en
la fantasía; con la participación de todo lo conservado por la memoria en los centros perceptivos y
de las imágenes de evocación toma forma la imagen alucinatoria fantástica. En ambos casos el
mecanismo psicológico no puede desligarse totalmente de lo orgánico, que tiene su objetivación en
la parte mnemónica.
Esta representación es creada por la mente del enfermo, es decir que se produce dentro del
espacio intrapsíquico. Inmediatamente después, bajo el imperio de intensos estados emocionales,
el juicio la acepta como una imagen real que, procedente del exterior, es captada por el sensorio;
por lo tanto, al proyectarla fuera del espacio intrapsíquico, le da la característica de extrayección.
Toda esta elaboración se realiza por un mecanismo puramente psicológico, por el que el juicio
desviado llega a la convicción de que se trata de una imagen construida por la percepción de un
estímulo exterior, cuando lo real es su génesis intrapsíquica. El enfermo experimenta la sensación
clara y nítida de captación sensorial no admitiendo dudas al respecto.

Teniendo en cuenta las consideraciones que preceden podríamos definir a la alucinación de la


siguiente manera: "La alucinación es una alteración perceptiva producto de la elaboración de un
juicio interferido y desviado, que crea una viva representación originada en una imagen del recuerdo
o de la fantasía, la que de inmediato es proyectada al exterior y aceptada como la captación
sensorial de un fenómeno real". Luego la alucinación es resultado de la perturbación del juicio; el
mecanismo psicológico que la produce es semejante al que da lugar a la creación de la idea delirante,
también resultado de la perturbación judicativa; ambos casos siempre consecuencia y no causa de
la perturbación.

Las alucinaciones se han reunido en tres grandes grupos teniendo en cuenta sus características:
sensoriales, cenestésicas y cinéticas.

1º) Alucinaciones sensoriales:

Son las que se refieren a los cinco aparatos sensoriales externos: vista, oído, gusto, olfato y tacto.

a) Alucinaciones auditivas: Entre las sensoriales, las alucinaciones auditivas son las más
importantes porque acompañan a un estado patológico de mayor gravedad que las visuales, desde
que se observan, contrariamente a lo que ocurre en estos últimos, en enfermos con lucidez de
conciencia.

Pueden presentar diversos matices; en sus formas más elementales son alucinaciones
indiferenciadas: ruidos, zumbidos, cuchicheos, silbidos, etc. En un segundo grado hay mayor nitidez
y diferenciación, la alucinación ya tiene la forma verbal; el enfermo oye voces, una o varias palabras
que se repiten invariablemente. En un grado más avanzado la diferenciación es perfecta; las voces
que oye con gran nitidez se expresan en idiomas hablados y conocidos por el enfermo.
Generalmente entrañan amenazas o insultos, rara vez son palabras amables y parecen proceder de
una misma o distintas personas ubicadas, cerca o lejos, en los más extraños lugares.

b) Alucinaciones visuales: Las alucinaciones visuales se observan tanto en los estados tóxicos e
infecciosos, que producen alteraciones más o menos intensas de la conciencia, como en los estados
crepusculares de los epilépticos.

Tienen distintos grados de intensidad y diferenciación; las alucinaciones visuales elementales


aparecen bajo forma de llamas, colores y formas definidas: en los epilépticos son frecuentes las
alucinaciones coloreadas primando el color rojo (fuego, relámpagos). En un grado más avanzado de
individualización traducen imágenes nítidas de animales, objetos o personas.
La mayor parte de las veces las alucinaciones visuales son de carácter desagradable y muy a
menudo terroríficas; agitan y llegan a asustar al enfermo, como ocurre especialmente en las psicosis
tóxicas. En el delirium tremens, las alucinaciones reproducen imágenes variadas de objetos,
personas y, con frecuencia, animales y visiones fantásticas. Son más nítidas en la oscuridad, por lo
que el enfermo empeora al llegar al crepúsculo y se agita durante toda la noche, presa de temores
que lo obligan a encender la luz tratando de ahuyentarlas. Estas imágenes son además movibles,
cambiantes, en sucesión rápida, razón por la que Regís las llamó: alucinaciones cinematográficas.
En los intoxicados por cocaína se observa un tipo especial de alucinaciones, de tamaño muy
reducido, que se han llamado liliputienses. Las alucinaciones visuales de los místicos son placenteras
o displacenteras según representen a las entidades del bien o a los genios del mal. Estas imágenes
alucinatorias traducen el estado de ánimo y la exaltación imaginativa del enfermo, a través de la luz,
el color y el fulgor que irradian. Existe un número más reducido dé alucinaciones visuales que no
obedecen al mecanismo tóxico o infeccioso; se observan en algunos enfermos que padecen lesiones
orgánicas del cerebro. Son las alucinaciones que pueden manifestarse en algunas demencias
arterioescleróticas y en enfermos que padecen tumores del encéfalo.

c) Alucinaciones olfativas y gustativas: Por lo común se las encuentra asociadas. Son mucho
menos frecuentes y diferenciadas que las auditivas y las visuales. Generalmente hacen su aparición
en enfermos que vienen evolucionando desde largo tiempo y ya alucinados del oído. Son síntomas
de una agravación del proceso, que ensombrece el pronóstico pues revelan que el enfermo se aferra
firmemente a sus concepciones, cada vez más convencido de su certeza. Ambas alucinaciones
revisten, generalmente, un carácter desagradable' y como por lo común se vinculan con los
alimentos del enfermo sé niega a comer por temor a ser envenenados. En algunas ocasiones, como
suele acontecer con algunos místicos, estas alucinaciones son placenteras (perfumes y emanaciones
agradables). Estos olores y sabores son percibidos como procedentes ya desde el exterior ya del
interior del propio organismo, por lo que se atribuyen ya a malévolas intenciones de terceros, ya a
enfermedades graves que infectan y minan a aquél; es el caso de los melancólicos.

d) Alucinaciones táctiles: En este grupo se reúnen las alucinaciones de contacto, térmicas y


dolorosas sobre la superficie de la piel.

Las más diferenciadas son las de contacto; las restantes son indiferenciadas, poco nítidas,
confundiéndose a menudo con la cenestesia general. Entre ellas las sensaciones alucinatorias más
frecuentes son de contacto eléctrico, quemaduras, pinchazos y tacto. Cuando el enfermo experi-
menta la sensación de que toca algo la alucinación se denomina de tacto activo; cuando tiene la
sensación de que es tocado de tacto pasivo. Las primeras son raras y propias de los delirios tóxicos,
místicos y eróticos; el paciente cree tocar animales, cosas repugnantes u órganos genitales. Más
frecuentes son las alucinaciones de tacto pasivo; en estos casos, son poco nítidas, confundiéndose
a menudo con la cenestesia general. Se observan en los delirios tóxicos, místicos, eróticos y
persecutorios.

2º) Alucinaciones cenestésicas:

Son las que conciernen a la cenestesia general, es decir, a los llamados sentidos internos, de
observación frecuente en los hipocondríacos, neuróticos y melancólicos. La atención introvertida de
estos enfermos se encauza hacia la observación minuciosa de cuantas manifestaciones orgánicas
puedan presuponer un estado patológico; paulatinamente el temor de padecer enfermedades
graves carga la tensión emocional hasta llegar al grado de exaltación afectiva que perturba el juicio
y desencadena el estado alucinatorio.

Las alucinaciones cenestésicas se vinculan a los diversos aparatos y órganos de la economía; los
hipocondríacos y neuróticos se quejan de sofocación, disnea, palpitaciones, dolores viscerales
vagos, imprecisos en sus caracteres y localizaciones. Los melancólicos suelen presentar trastornos
cenestésicos más graves; desde la absurda manifestación de que sus órganos son de piedra por
ejemplo, o desde la afirmación de la inexistencia de algunos de ellos en sus organismos, llegan
paulatinamente hasta a negar la propia existencia (delirio nihilista).

Las alucinaciones cenestésicas son más groseras aún en los esquizofrénicos de cuyos profundos
trastornos de la personalidad son prueba evidente. Estos enfermos experimentan las más extrañas
sensaciones; ya un animal raro se instala en alguno de sus órganos, ya son cuchillos los que
atraviesan el corazón o los pulmones, ya se realizan en lo íntimo de su ser movimientos y bailotees
extravagantes.

3º) Alucinaciones cinéticas:

Los enfermos así alucinados experimentan la sensación de que se imprime los más variados
movimientos a sus miembros o, parcial o totalmente, a su cuerpo; no es raro que manifiesten que
reciben golpes y empellones o que se los mantiene suspendidos en el aire. La mayor parte de las
veces este tipo de alucinaciones se observa en los delirios oníricos tóxicos e infecciosos; muy a
menudo en el delirium tremens. Las alucinaciones cinéticas también suelen manifestarse en los
delirios crónicos, especialmente en los de tipo persecutorio, y en algunas personalidades
psicopáticas como los histéricos y los neuróticos.

3º) PSEUDOALUCINACIONES:

La pseudoalucinación es, por sobre todo, la representación psíquica de imágenes intuitivas o


eidéticas que surgen en forma súbita en el campo de la conciencia. El sujeto tiene perfecta noción
de su origen y formación intrapsíquica, pero un estado de ánimo especial, desencadenado por po-
derosas corrientes afectivas, hace que a continuación le dé extrayección y la proyecte al campo
sensoperceptivo.

La pseudoalucinación, por su origen intuitivo, está sujeta a la influencia de la voluntad, de


acuerdo con lo que sugiera el contenido del pensamiento. Por esta razón tiene mayor vivacidad
como representación, identificada en su formación, desde el primer momento, con el pensamiento;
sólo secundariamente y en menor escala es relacionada con la sensopercepción. Esto la diferencia
con la alucinación verdadera, cuya elaboración intrapsíquica pasa inadvertida para el sujeto; éste
tiene la certeza de su procedencia exterior pues el sensorio es el primero en ser impresionado; en
segundo término se informa la conciencia.

La pseudoalucinación recibe también el nombre de alucinación psíquica, esta segunda


denominación no es admitida por algunos autores por considerar que es un trastorno perceptivo
que debe tratarse aisladamente.
4º) ALUCINACIONES PSÍQUICAS:

Tampoco son verdaderas alucinaciones por cuanto, para serlo, les falta la exteriorización; se
limitan a una intensa representación de la cual el enfermo tiene clara conciencia de que carece de
realidad objetiva y de que se produce de su cerebro, bajo la forma de palabras o de pensamientos
que le imparten órdenes y lo dirigen. Estas alucinaciones psíquicas dan margen a los delirios de
influencias en los esquizofrénicos, que perciben directamente en el interior de su cerebro que éste
y su pensamiento son dirigidos desde el exterior por extrañas influencias de terceros. La alucinación
psíquica difiere de la alucinación y de la pseudoalucinación por la falta absoluta de participación
sensorial.

5º) ALUCINOSIS:

Consiste en un estado persistente, con la característica de que no despierta ninguna


interpretación delirante. En efecto, el individuo reconoce el carácter patológico del fenómeno,
aceptando a las alucinaciones como lo que son y 'no como realidades, es decir que las reconoce
como consecuencia de una determinada perturbación. La alucinosis se debe, en última instancia, al
automatismo cerebral desencadenado por diversas circunstancias, tóxicas, infecciosas, febriles,
traumáticas, etc., a nivel de los centros perceptivos (mnemónicos), que rodean a los centros
sensoriales correspondientes.

6º) ALUCINACIONES VERBOMOTORAS:

Séglas dio esta denominación a una forma particular de alucinación, por la que el enfermo
experimenta la sensación de que por su intermedio están hablando otras personas que harían uso
de sus cuerdas vocales, labios y lengua; estos órganos serían impulsados a articular las palabras y su
discurso sería dirigido por extraños. Más que una verdadera alucinación, que muchos incluyen en el
grupo de las cinéticas, es una perturbación del pensamiento, propia de los estados patológicos con
graves trastornos de la personalidad como ocurre en la esquizofrenia.

7º) alucinación hipnagógica:

Es un tipo especial de alucinación que se observa en aquellos estados en que se produce un


enturbamiento de la lucidez de la conciencia. Se registra en las personas normales al conciliar el
sueño o en el momento de despertar. En condiciones patológicas puede manifestarse en el
surmenage, agotamiento físico y psíquico, en los neurópatas y, en ocasiones, en el comienzo de la
esquizofrenia.
8º) ALUCINACIONES EXTRACAMPINAS:

Trastorno perceptivo visual, consistente en la captación de estímulos que se hallan fuera de los
límites que circunscriben el campo sensorial. Es el caso del enfermo que asegura estar viendo algo
que se halla situado a sus espaldas. Se observa en algunos esquizofrénicos y en neuróticos,
especialmente histéricos.

9º) PERCEPCIÓN DELIRANTE:

La percepción delirante consiste en la falsa interpretación del significado de una percepción real;
por lo general se refiere a la propia personalidad. Es precedida siempre por una desviación del juicio,
que dificulta la interpretación y comprensión correcta de las cosas e induce a la falsa interpretación
de los hechos reales.

En los delirantes esas falsas interpretaciones son motivadas por vivencias subsiguientes a
problemas de índole ideoafectivo cuya gran exaltación (angustia, desconfianza, recelo) propicia el
error perceptivo. En los esquizofrénicos la percepción delirante es, por el contrario, una vivencia
primaria carente de explicación, lo que hace suponer que la causa reside en el ultraje inferido a la
integridad de la psique por la enfermedad.

10º) ECO O SONORIZACIÓN DEL PENSAMIENTO:

La sonorización o eco es, sin dudas, un trastorno del pensamiento, cuya resultante es un anormal
fenómeno perceptivo del mismo. Se observa en algunos esquizofrénicos, siendo a veces difícil
deslindar si se trata de una perturbación sensoperceptiva o del pensamiento. El enfermo cree oír
sus propios pensamientos; tal como si pensara en voz alta. Es un índice de profundas alteraciones
del núcleo de la personalidad.

11º) ALUCINACIONES AUDITIVAS DE OBSERVACIÓN DE LOS PROPIOS ACTOS:

Es un trastorno propio de los esquizofrénicos; los enfermos oyen voces que comentan los actos
que realizan u ordenan los que deben ejecutar, razón por la que se sienten influidos desde el
exterior. Este tipo de alucinación auditiva cuyo resultado es la aparición de vivencias desagradables,
inquietud e inseguridad del yo, es una prueba más del trastorno de despersonalización.
RESUMEN

SENSOPERCEPCIÓN

La sensopercepción permite adquirir todo el material del conocimiento procedente del


mundo exterior y del mundo interior físico y mental.
Se requiere la participación activa: 1) De los cinco sentidos externos: vista, oído, gusto,
olfato y tacto. 2) De los sentidos internos: cenestésico, cinético o kinestésico y el de
orientación. 3) De la percepción del mundo mental por la conciencia.

Constituye el elemento primario, básico de la


sensopercepción.
Sensación La sensación es el registro en la conciencia, de la estimulación
producida en cualquiera de los aparatos sensoriales que, por las
vías centrípetas, es conducida a la corteza".
La percepción es la sensación registrada y elaborada en los
Percepción "centros perceptivos" en los que se efectúa su interpretación y
comprensión.
"Es la representación psíquica de un
Imagen objetivo registrado por la conciencia a través de
un mecanismo sensoperceptivo".

Conceptos Es la imagen obtenida por la observación


Generales Imagen directa del objetivo. Caracteres: nitidez,
sensorial corporeidad, fijeza, extrayección, no
influenciable.
También llamada "post-imagen sensorial".
Imagen Es la persistencia de la imagen sensorial
consecutiva después de desaparecido el estímulo, cuando
Imágenes éste es muy intenso.
sensoperceptivas
normales Es la imagen del recuerdo evocada por la
Imagen
memoria. Muy inestable e influenciable por la
mnemónica
voluntad.
Imagen También llamada "confabulatoria". Es una
fantástica creación producto de la imaginación.
También llamada "intuitiva". Corresponde a
Imagen la etapa intuitiva del desarrollo mental.
eidética Extrayección condicionada. Doble
influenciabilidad: endógena y exógena.
Imagen Forma el contenido del ensueño de origen
onírica mnemónico o imaginativo.
Imágenes Creada por la fantasía y originada en
Conceptos Imagen
sensoperceptivas imágenes reales que agrupadas de diversas
generales pareidólica
normales maneras constituyen una nueva imagen.

Normalmente: en un acto de atención y en la unidad de tiempo


(por segundo) se perciben claramente cuatro unidades de
percepción.
Variaciones normales:
1) Disminuye por la fatiga de la atención. Varía en los diversos
momentos del día.
2) Percepción más activa y clara por entrenamiento especial.
3) Mayor interés produce mayor concentración atentiva y
mayor claridad.
Variaciones patológicas:
Alteraciones
1) "Aceleración de la percepción": aumento de las unidades
cuantitativas
de percepción por segundo; en los casos de aceleración del
ritmo psíquico (excitación psicomotriz.
2) "Retardo de la percepción": disminución del número de
percepciones por segundo; en los casos de retardo del
ritmo psíquico (depresión psicomotriz, confusión mental).
3) "Abolición de la percepción", normalmente en el sueño y
en casos de lesiones del sistema nervioso central: en zona
sensorial determinada (oído, vista, etc.). "Apercepción
psíquica"; lesiones periféricas de los aparatos perceptivos,
"agnosia" o falta de conocimiento.
Psicopatología
"Ilusión es la percepción falseada o
deformada de un objeto real".
Causas:
1) Debilitación de la atención por fatiga o
en la transición entre el sueño y la
vigilia. En la excitación psicomotriz por
inestabilidad de la atención. En la
Ilusiones
depresión psicomotriz por introversión
de la atención. En la confusión mental
por la torpeza del sensorio. En las
Alteraciones demencias por Ja debilitación de la
cualitativas psique.
2) Exaltación emocional. Más frecuente
que la anterior.
"La alucinación es una alteración perceptiva
producto de la elaboración de un juicio
interferido y desviado, que crea una viva
representación originada en una imagen del
Alucinaciones
recuerdo o de la fantasía; proyectada al
exterior y es aceptada como real, como
producto de una captación sensorial Ball:
"percepción sin objeto".
Clasificación:
1) "Alucinaciones sensoriales": Se producen
en los cinco aparatos sensoriales externos.
a) Alucinaciones auditivas: elementales,
indiferenciadas: ruidos, zumbidos,
silbidos. En un grado más diferenciado:
forma verbal, repetición invariable de
una o más palabras. En un grado de
diferenciación perfecto, se distinguen
diferentes voces con gran nitidez.
b) Alucinaciones visuales: Generalmente
en estados tóxicos e infecciosos.
Elementales: llamas, colores y sombras
indefinidas. Más individualizadas:
animales, objetos o personas.
Alucinaciones
c) Alucinaciones olfatorias y gustativas:
Generalmente asociadas y
desagradables; en relación con los
alimentos. En algunos casos agradables.
d) Alucinaciones tácticas y de la
Alteraciones
Psicopatología sensibilidad general: de contacto,
cualitativas
térmicas y dolorosas; "de tacto activo"
sensación de tocar; "de tacto pasivo"
sensación de ser tocado.
2) "Alucinaciones cenestésicas": Se refieren a
los sentidos internos: hipocondríacos
melancólicos y neuróticos.
3) "Alucinaciones cinéticas o kinestésicas":
sensación de movimiento parcial o total del
cuerpo; esquizofrénicos.
Pseudoalucinaciones:
Originadas en imágenes intuitivas o eidéticas;
conciencia de la formación intrapsíquica;
secundariamente se proyecta y se refiere al
Otras campo sensoperceptivo.
alteraciones
perceptivas Alucinación psíquica:
Intensa representación sin exteriorización;
conciencia de que se produce en el cerebro
(palabras o pensamientos que imparten
órdenes).
Alucinosis:
Estado alucinatorío persistente, que no
despierta ninguna interpretación delirante:
conciencia de que se produce a consecuencia de
una perturbación determinada.

Alucinaciones verbomotoras:
Más que alucinaciones es un trastorno del
pensamiento: sensación de que otras personas
hablan por intermedio del sujeto.

Alucinaciones hipnagógicas:
Otras Cuando disminuye la lucidez de la conciencia:
Alteraciones
Psicopatología alteraciones paso de la vigilia al sueño, fatiga, surmenage, etc.
cualitativas
perceptivas
Alucinaciones extracampinas:
Cuando se captan estímulos que escapan al
campo sensorial. Son visuales.

Percepción delirante:
Falsa interpretación de una percepción real;
siempre precedida por una alteración del juicio.

Eco o sonorización del: pensamiento:


Trastorno del pensamiento, anormal
fenómeno perceptivo del mismo. Sensación de
oír los propios pensamientos.
CAPÍTULO VI

IDEACIÓN

PSICOPATOLOGÍA DE LA IDEACIÓN

IDEACIÓN

Llamamos ideación al mecanismo y trabajo mental mediante el cual se realiza el aporte de las
ideas al campo de la conciencia, para la elaboración del pensamiento.

Esta actividad pone en juego a toda la psique; participa, en primer término, la atención
introvertida que auxilia a la memoria en la búsqueda de las ideas, reclamadas por el pensamiento
mediante el mecanismo asociativo. Una vez más, es evidente la unidad funcional de la psique, ma-
nifiesta en cualquier aspecto de su actividad que se considere. En efecto, las ideas constituyen los
elementos que el juicio y el raciocinio utilizan para cristalizar y dar curso al pensamiento. Estas ideas
no aparecen en la conciencia de una manera arbitraria, sino de acuerdo con un orden y una finalidad
determinados por el tema que forma el contenido del pensamiento. Por lo tanto, las ideas son
requeridas de acuerdo con la relación o afinidad que tengan con dicho tema, encargándose la
memoria de evocarlas por el mecanismo asociativo. Esto prueba que la ideación es una actividad
consciente y voluntaria.

Idea: Concepto y definición:

Es previo al estudio de la ideación el análisis del concepto de idea.

Idea, en el sentido más amplio del vocablo, significa: conocimiento. Se trata del conocimiento
puro y razonado que permite la comprensión de las cosas, de los seres y de los hechos. Cuando se
dice: conocimiento razonado equivale a decir que toda idea lleva implícita la elaboración mental
mediante la cual se realiza la adaptación de la misma, de acuerdo con la capacidad intelectual de
cada uno. En efecto, es indudable que un mismo conocimiento es asimilado en formas diversas por
las distintas personas, las cuales le asignarán valores diferentes de acuerdo con la adaptación que
les permita la comprensión de cada una.

Toda idea, pues, involucra una compleja elaboración mental; se lleva a cabo mediante la relación,
cotejo y valoración con otras ideas afines antes adquiridas y que integran el caudal del
conocimiento. Esta comparación da lugar a determinados juicios y razonamientos que conducen a
una conclusión, tras la cual la nueva idea es incorporada al acervo del conocimiento personal.

Por lo tanto, toda idea, antes de ser aceptada, debe ser sometida, mediante la comparación, a
un proceso de análisis de cada uno de los términos; seguidamente, mediante la valoración que
permite darle el caudal ideativo de cada uno, se la recompone por un proceso de síntesis. Es debido
a esto que las ideas presentan características personales, a la manera de un sello impreso por la
capacidad mental del individuo.

La idea es pues la esencia misma del conocimiento, porque expresa el mayor o menor grado de
pureza y perfección del mismo. Este grado de pureza está en relación con la calidad de los juicios y
razonamientos previos a su comprensión y adaptación. Sintetizando el concepto de idea diremos:
"La idea es el conocimiento que se tiene de los seres, de las cosas y de los fenómenos del mundo
objetivo y del mundo de valores".

Capital ideativo:

El capital ideativo está representado por el conjunto de ideas o conceptos adquiridos en el


transcurso de la existencia. La cantidad y la calidad de las ideas que lo forman se halla en directa
dependencia de la capacidad intelectual. El cumuló de ideas que constituyen el capital ideativo de
una persona normal, teniendo en cuenta un orden jerárquico, se halla colocado entre los polos
extremos: el de las ideas concretas y el de las ideas abstractas. Entre ambos extremos tiene lugar
toda la actividad del pensamiento humano.

Consideraremos, a continuación, las diversas formas por las que se integra el conocimiento
humano partiendo de diferentes orígenes.

1º) Ideas concretas: Las ideas concretas tienen su frente de origen en el sensorio. Se refieren al
conocimiento, captado por los sentidos, de todo lo que pertenece al mundo exterior objetivo,
animado é inanimado, raciona) e irracional.

El conocimiento concreto, que es el primero que adquiere el hombre en el transcurso de su


existencia, nace de la relación y contacto directo con el mundo de los objetos y de los seres. Esa
relación, observación y contacto directo entre sujeto y objeto, fuente del primer conocimiento,
constituye el paso inicial en la evolución ontogenética del pensamiento.

Todo aquello que el sensorio capta por la observación del mundo exterior objetivo es registrado
en la conciencia, dando lugar a la formación de ideas que determinan la individualización de las
cosas y de los seres; en la misma forma se adquiere el conocimiento de lo que ocurre en el propio
mundo interior y que la cenestesia se encarga de informar a la conciencia.

Estas ideas concretas se elaboran mediante la formación de una imagen, anímica del objetivo
percibido. Dicha imagen, en lo sucesivo, favorece la representación mental del objeto en la
conciencia, cuando las circunstancias del acontecer psíquico así lo requieran; y también hace posible
su rápido reconocimiento en el caso de captarse el mismo objetivo en un nuevo acto perceptivo,
desde el momento que la memoria ya ha fijado la primitiva imagen sensoperceptiva.

Mediante el acopio del conocimiento concreto se realiza el reconocimiento del mundo exterior
y del mundo interno, lo que permite la noción de unidad individual, perteneciente al mundo externo
pero diferente de él y de las cosas que en él existen.

El pensamiento que se construye con las ideas imágenes, se conoce con el nombre de
pensamiento por imágenes o pensamiento sensoperceptivo. El pensamiento concreto es propio de
todos los seres en las primeras etapas de su evolución, de los pueblos primitivos y salvajes y de las
personas de precario desarrollo mental por carencia de capacidad.

Debemos tener en cuenta que, si bien lo concreto pertenece a la forma primitiva del
conocimiento, no quiere esto decir que el hombre evolucionado no posea un bagaje considerable
de ideas concretas, puesto que son las que constituyen la base para la concepción del mundo
exterior.

2º) Ideas símbolos: La evolución de las ideas se logra mediante el paso de la individualización de
la imagen anímica a la generalización por la formación de una imagen genérica.

Consideremos varias cosas u objetos pertenecientes al mismo género pero desiguales entre sí;
por ejemplo sillas de diferentes formas, tamaños y materiales de construcción. En presencia de los
caracteres genéricos comunes, el individuo recurre, para su individualización, al análisis de las
cualidades y propiedades de cada una, de donde surge la noción de silla con asiento cuadrado, silla
con asiento redondo, silla de madera, silla de hierro, silla alta, silla baja, etc. Posteriormente y por
síntesis se hace la abstracción de las cualidades que son comunes a todas las sillas, formándose una
nueva imagen, la genérica, que las involucra a todas sin determinar a ninguna en particular.

La imagen genérica nos aleja de la representación tangible del objeto; ya no se trata de la imagen
anímica inmediata a su percepción, sino de una imagen mediata resultante de una elaboración
mental, y que, en parte, nos aleja de la objetivación directa.

Las imágenes genéricas se hacen cada vez más generales, es decir más abstractas, con lo que
aumentan paulatinamente las distancias entre el sujeto y el objeto. Por lo tanto, a medida que las
ideas se jerarquizan se alejan de lo concreto y sensoperceptivo, aun cuando en su génesis la
participación del sensorio es activa e indispensable. Es en esta etapa evolutiva del conocimiento
humano, cuando se hace necesaria la creación de símbolos, que favorecen en gran manera la
transición' de la imagen anímica a la imagen genérica.

El símbolo constituye un signo o señal por medio del cual se hace posible la representación de
las ideas. Es resultado del convencionalismo humano, que nace de la vida de relación y de la
convivencia de los hombres en sociedades. El símbolo representa algo así como la cristalización o
materialización de una idea que se plasma en él, quedando convertido en su soporte y en su figura.

Los símbolos pueden ser: 1º) Visuales: son los símbolos del lenguaje escrito, los gestos que
traducen el lenguaje mímico, así como todo tipo de señales de carácter convencional que hacen
posibles las comunicaciones entre los hombres. 2°) Auditivos: son las palabras del lenguaje hablado,
los ruidos, silbidos y sonidos convencionales que se han establecido con el mismo fin.

Mediante la imagen genérica o simbólica, no se forma en la mente la representación de un objeto


determinado, la silla por ejemplo, sino una imagen sin límites precisos que comprende a todos los
tipos de sillas. La imagen real del objeto resulta indefinida, borrosa, aún más, alejada, fuera de
nuestro alcance, intangible.

Las ideas símbolos marcan una etapa decisiva en el tránsito de los conocimientos, desde lo
concreto a lo prelógico y lo abstracto. Los símbolos constituyen los elementos indispensables e
insustituibles para toda psique evolucionada. Cuanto mayor sea el caudal psíquico mayor será la
riqueza de los signos del lenguaje que, bajo la forma de ideas símbolos, proporcionan mayor vigor y
fluidez de expresión y riqueza cognoscitiva.

3º) Ideas mágicas: La aparición de las ideas mágicas señala, en la evolución del conocimiento, el
período de tránsito desde el mundo de lo concreto al de lo abstracto.

Las ideas mágicas se sustentan sobre una base incierta, en relación, con hechos que pueden, o
no, ser reales y que se adaptan a los siguientes principios: 1º) "Cuando dos cosas son parecidas o
presentan caracteres similares se las considera como dotadas de las mismas propiedades". 2º) "La
proximidad de dos objetos, aun cuando sean totalmente diferentes, determina que se los considere
recíprocamente influenciados, adquiriendo uno las propiedades del otro y viceversa".

Los conocimientos que así se originan son defectuosos pues no son el producto de un
razonamiento analítico sino global. Son, por lo tanto, resultado de un razonamiento insuficiente, sin
una formalidad lógica, lo que generalmente induce al error. En algunas ocasiones el razonamineto
por analogías puede ser verdadero; así, dos cosas que presentan analogías de forma pueden ser
realmente de la misma naturaleza; pero, también pueden ser totalmente diferentes en su esencia.
Es lo que ocurre asimismo con respecto a la influencia por proximidad, como en el caso de dos
metales uno de los cuales está imantado. Pero, estos ejemplos son excepciones; la generalidad de
las veces los hechos prueban lo contrario y evidencian el error del razonamiento.

De cualquier modo, las ideas mágicas siempre indican el acercamiento hacia los mecanismos
del conocimiento abstracto, en los cuales las sustracciones se hacen teniendo en cuenta el criterio
de las analogías y lo que denota un razonamiento que tiende a dar mayor amplitud a las ela-
boraciones psíquicas.

El razonamiento por analogías se basa en el llamado: principio de finalidad. Según este principio
la reunión y coincidencia de factores iguales o parecidos favorecen el arribo a un fin propuesto.
Supongamos dos cuerpos semejantes A y B; A es conocido por nosotros en su más íntima esencia y
comprende los factores 1, 2, 3, y 4. Del cuerpo semejante B, sabemos que tiene de común con A los
factores 1, 2 y 3. De acuerdo con el principio de finalidad sostenemos que B también posee el factor
4, el que se presume, aunque no se perciba, porque las otras similitudes llevan a esa conclusión.

Con este razonamiento se efectúa una abstracción en la que, en realidad, se prescinde del objeto
que, en nuestro ejemplo, sería B. Así se fundamenta un conocimiento que puede ser verdadero o
no, pero que contribuye en gran parte a desmaterializar el capital ideativo. Los juicios con que opera
el razonamiento por analogías son insuficientes o inmaduros, se limitan a considerar las semejanzas
externas, es decir que son juicios que se fundamentan en apariencias. En definitiva, la idea mágica
es producto de juicios y razonamientos inmaduros; por lo tanto, es propio de los niños y de los
pueblos primitivos, incultos y salvajes. Los pueblos primitivos atribuyen poderes e influencias
extrañas a los objetos, por simples razones de vecindad o de similitud. De allí los poderes atribuidos
a los amuletos, el tabú y todo lo concerniente a la magia y a su mundo.

Por otra parte, las ideas mágicas integran el capital ideativo de toda persona; se manifiestan aun
en los seres evolucionados junto a las ideas concretas y a las abstractas.

4º) Ideas abstractas: Las ideas abstractas son las de mayor jerarquía, trascienden el plano
concreto y tienen su origen en las fuentes del conocimiento universal y en las relaciones
interhumanas. En la idea abstracta falta la representación mental objetiva que determina la
construcción de la idea imagen.

En este caso el conocimiento es elaborado merced a un razonamiento deductivo. Se basa en el


principio de no contradicción o principio de identidad, según el cual un conocimiento no puede
contradecirse en su esencia; es decir que "una idea no puede ser otra cosa que ella misma, bajo el
imperio de las mismas condiciones y en un mismo momento".

Luego, la afirmación que lleva implícita un conocimiento no es otra cosa que la afirmación de
una verdad, que no podrá ser simultáneamente, pues el principio de no contradicción excluye la
afirmación y la negación simultánea de una idea, en un mismo estado de conciencia. A este criterio
se ajusta el razonamiento matemático. Si A es igual a B y B es igual a C, debe admitirse de acuerdo
con la no contradicción, que A es también igual a C.

Mediante este razonamiento deductivo es posible realizar una importante abstracción


sustrayendo uno de los términos. Es un razonamiento analítico por excelencia; descompone las
partes del todo para buscar y separar las propiedades y atributos comunes, llegando en esa forma,
al conocimiento o idea abstracta. Este razonamiento trabaja con ideas desmaterializadas que
proceden de las fuentes del conocimiento personal.

En esa forma es posible hallar similitudes alejadas de lo concreto, pudiendo realizarse


substituciones de términos que permiten llegar a la creación de nuevas ideas o conocimientos,
carentes de toda realidad objetiva. Para representar las ideas abstractas en la conciencia deben
emplearse las palabras que, en el pensar humano, constituyen los símbolos que reemplazan a las
imágenes objetivas. Con las ideas abstractas se desvanece el mundo de lo concreto, al aumentar
gradualmente las distancias que lo separan del individuo. Ésta es la zona del conocimiento puro,
donde germina y se acrisola la evolución psíquica en todos los aspectos de la personalidad humana,
científico, literario, artístico, moral y ético.

5º) Ideas creencias: Las creencias contribuyen a integrar, en parte, el conocimiento humano.

La creencia es el conocimiento que se acepta como verdadero o probable, sin haber realizado la
elaboración mental previa requerida para su perfecta comprensión. Por lo tanto, la creencia es la
confianza que se dispensa a un conocimiento sin juicio previo, ya sea porque la inteligencia no
alcanza a abarcarlo o porque ha sido impuesto en la vida del individuo por razones afectivas o
morales, o a través del tiempo en la evolución de la humanidad. En consecuencia, se trata de un
conocimiento que puede ser verdadero, pero que, con mayor frecuencia, encierra un error.

La creencia integra el capital de una persona a la manera de una idea cuya veracidad se sospecha
o se tiene por probable; vale decir, que se encuentra en suspenso y sujeta, en cualquier momento,
a una revisión mediante la intervención de un razonamiento lógico. Desde el momento que es
sometida a una crítica lógica, se convierte en creencia reflexiva pudiendo o no ser aceptada. Se
convierte en un conocimiento verdadero cuando, merced al razonamiento lógico, deja de ser una
presunción para convertirse en una convicción. En calidad de tal es definitivamente incorporada al
cúmulo del conocimiento personal.

Cuando la creencia es aceptada sin una perfecta comprensión, o porque voluntariamente se


omite la crítica, se denomina: creencia irreflexiva. Pierre Janet, considera que la creencia es la fe. La
fe es, en realidad, una virtud teológica por la que se admite sin revisión los postulados religiosos.
6º) Ideas intuitivas: La intuición es una idea o conocimiento que aparece en la conciencia de una
manera súbita, instantánea, con toda la apariencia y nitidez de una verdad pura.

Nace en forma espontánea de lo más profundo de la psique, probablemente como consecuencia


de una elaboración subconsciente de los materiales de nuestro propio saber que, en un
determinado momento bajo el influjo de circunstancias especiales y al abrigo de corrientes
afectivas, hacen su irrupción en el campo de la conciencia.

La idea intuitiva es, como la creencia, un conocimiento sujeto a una revisión ulterior; puede, por
lo tanto, ser verdadera o errónea.

Generalmente la intuición asoma a la conciencia como una verdad incontrovertible; verdad que,
para otra persona, puede no tener ni la más remota apariencia de tal. La explicación debemos
buscarla en la génesis de la intuición que, como dijimos, es producto de la elaboración del propio
material cognoscitivo. De la jerarquía de ese material dependerá la mayor o menor cantidad de
verdades o errores de la intuición. Pero, de cualquier manera, se requiere el raciocinio y la
elaboración crítica final para ser o no admitida como conocimiento real, de acuerdo con los valores
individuales.

Éstas son las principales fuentes encargadas de proveer e integrar el capital ideativo de las
personas.

PSICOPATOLOGÍA DE LA IDEACIÓN

Las alternativas propias de la ideación son de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas.

ALTERACIONES CUANTITATIVAS

Cuantitativamente la ideación puede ser: normal, acelerada o retardada.

1º) Ideación normal:

Decimos que la ideación es normal cuando las elaboraciones mentales se hacen dentro del marco
corriente de lo natural y con el ritmo que es propio del psiquismo del sujeto. Es decir, que la
aparición de las ideas se hace siguiendo un orden determinado, que permite establecer su claridad
y perfecta encadenación.

2º) Ideación retardada:

El retardo ideativo se produce como consecuencia de todos los factores capaces de disminuir el
ritmo general de las elaboraciones psíquicas.
a) En la confusión mental, que produce diversos grados de entorpecimiento psíquico, desde la
más leve obnubilación y retardo de las elaboraciones hasta la suspensión total de la actividad.

b) En las demencias, en las que las lesiones atróficas de la corteza producen el debilitamiento de
la función psíquica, con el consiguiente entorpecimiento y notorio retardo del ritmo de la ideación.

c) En las oligofrenias, donde la insuficiencia determina dificultad y lentitud ideativas.

d) En los epilépticos, en los que la bradipsiquia suele ser, algunas veces, muy marcada y cuyo
pronunciado retardo del mecanismo ideativo hace viscoso el curso del pensamiento.

e) En los estados depresivos como la melancolía, en la que la gran carga afectiva displacentera
provoca el apagamiento y disminución de las elaboraciones mentales.

3º) Ideación acelerada:

La ideación se encuentra acelerada en todos los casos en que se produce excitación psíquica pues
la taquipsiquia reinante apresura el trámite de las elaboraciones.

En los maníacos es donde el trastorno se hace mucho más evidente, llegando la aceleración
ideativa al extremo de provocar la perturbación que se denomina: fuga de ideas.

ALTERACIONES CUALITATIVAS

El capital ideativo desde el punto de vista cualitativo, comprende las ideas normales y las
patológicas.

Ideas normales

El capital ideativo desde el punto de vista cualitativo, comprende las ideas concretas, ideas
mágicas e ideas abstractas. El predominio de unas u otras permitirá, en cada caso, aquilatar la
evolución alcanzada y el valor intelectual del individuo. Recordamos que por muy avanzada que sea
la evolución, nunca le es posible a la personalidad humana substraerse totalmente al mundo de lo
concreto o de lo mágico. Siempre se conserva un reducto de ideas mágicas a las que se recurre, por
imperio de determinadas circunstancias, durante el transcurso de la vida psíquica.

Con las elaboraciones abstractas el pensamiento se aleja cada vez más del plano concreto,
perdiendo, por así decir, los puntos de apoyo que el mismo le proporciona. Por eso, en las grandes
abstracciones, la mente puede hallarse enfrentada a situaciones de difícil solución a pesar de la
lógica razonante superior que, a veces, la conduce a posiciones inseguras e inestables. En esos
momentos es cuando surgen las ideas mágicas, que ofrecen los perdidos puntos de contacto con el
mundo concreto y permiten una solución inmediata y más o menos transitoria para zanjar las
dificultades. De donde, las ideas concretas, mágicas y abstractas son igualmente necesarias para las
elaboraciones de la mente humana.

Ideas patológicas

Ese mismo capital ideativo que integra la mente humana pasa a constituir, en un determinado
momento y bajo el imperio de ciertas circunstancias, el conjunto de las ideas patológicas. Aquí
surgen dos interrogantes: en qué instante dichas ideas abandonan la normalidad para penetrar en
el campo de la patología y cuál es la causa determinante de esa anormalidad.

Cuando, por determinadas circunstancias de la vida espiritual, se producen fuertes tensiones


emocionales la carga afectiva que impregna a las ideas, relacionadas con el acontecimiento, es
particularmente intensa. Como consecuencia, en algunas oportunidades, se produce la persistencia
de esos estados afectivos por tiempo indefinido, provocando trastornos más o menos graves de la
psique. Desde ese momento las ideas, de tal modo vigorizadas por la carga afectiva, se convierten
en patológicas pues, por su tensión y dominio, perturban en mayor o menor grado el
desenvolvimiento normal de la psique.

Las ideas patológicas son: delirantes, obsesivas, sobrevaloradas y fijas.

1º) Ideas delirantes

La idea delirante no puede ser estudiada como un hecho aislado y primitivo, desde el momento
que es secundaria a una serie de alteraciones que afectan a la psique en forma integral, debiendo
ser considerada, en última instancia, como producto de la elaboración de un juicio perturbado. La
falla judicativa es condición indispensable, sin la cual la idea delirante no podrá existir. Su naturaleza
mórbida surge del error patológico que encierra, error que es condicionado por el juicio alterado.

Todo error, patológico o no, depende siempre de una falla judicativa, que consiste en
apreciaciones equivocadas originadas en una comparación y una valoración defectuosa.

El error simple, por falta de capacidad intelectual, por ignorancia o por fallas de educación, puede
ser rectificado cuando se logra la comprensión, que permite apreciar y reconocer la falla del juicio
debida a conocimientos incompletos o imperfectos. Un error simple puede no ser rectificado a causa
de la falta de comprensión de una inteligencia pobre; en tal caso, no puede considerarse patológico,
ya que no es expresión de una desviación del juicio sino de una insuficiencia del mismo.

El error patológico, en cambio, originado en un juicio perturbado, no es rectificado, aun cuando


la personalidad esté ricamente dotada en inteligencia y cultura. Ésta es la diferencia fundamental
que separa el error simple del patológico; es decir, la falta de rectificación a pesar de una buena
capacidad de comprensión.

Por otra parte, para que un error sea considerado patológico deben tenerse en cuenta las dotes
intelectuales y culturales, de la persona que lo sostiene así como sus disposiciones temperamentales
y caracterológicas. Veamos algunos ejemplos.
1º) Un grupo de personas afirma que "existe el movimiento continuo". De acuerdo con cada uno
de los individuos que sustenten este concepto pueden presentarse las siguientes situaciones: a) Que
mediante una aclaración se comprenda la verdad y el error sea rectificado, b) Que la verdad no sea
comprendida pero que el sujeto admita como posible su error, por cuanto tiene conciencia de que
su cultura es precaria, c) Que la ignorancia no pueda ser superada por insuficiencia de inteligencia,
luego la verdad queda incomprendida y el error irreductible; en este caso el sujeto está convencido
de que los equivocados son los demás. En ninguna de estas tres situaciones se puede hablar de error
patológico, ya que el juicio únicamente se muestra insuficiente por ignorancia, por pobreza
intelectual, sin vicios de función, d) El error es irreductible, cualquiera sea el grado de cultura e
inteligencia; en este caso el error se fundamenta en apreciaciones y falsos cálculos personales,
referidos a las nociones de física vinculadas con el tema, frotamiento de los cuerpos, resistencia del
aire, etc. Aquí el juicio, insuficiente o capaz, se muestra viciado en su función; realiza falsas
interpretaciones de hechos reales, que conducen al error patológico.

2º) Dos hombres de inteligencia y cultura semejantes tienen, como problema común, la
"infidelidad conyugal". Cada uno de ellos reacciona de manera diferente; uno mantendrá la
normalidad de su función psíquica a pesar de la violenta emoción sufrida que, sin embargo, no inter-
fiere la función judicativa; el otro, en cambio, pierde el dominio de su psique, se altera el juicio y
aparecen las ideas delirantes de celos. Se deduce, por lo tanto, que cada persona reaccionará
diferentemente ante los impactos emocionales que acarrea la convivencia social; cada individuo, en
sus relaciones con el medio, reaccionará con lo que psíquicamente posea en el orden constitucional.

El enfermo, dominado por una idea delirante, no reconoce ni admite su error y, como
consecuencia, no entabla lucha para apartarla de la conciencia. Por el contrario, se empecina
aplicando toda su energía en reforzar la idea, y la lucha se establece procurando sostenerla e
imponerla.

Resumiendo, tres son las condiciones que deben ser consideradas como requisitos
indispensables para afirmar que una idea es delirante: 1) Su significado erróneo. 2) La
irreductibilidad del error. 3) El carácter morboso del error. La primera condición a pesar de su
importancia, carece de valor mientras no se acompañe de las dos restantes. Ni aún la primera y
segunda condición son suficientes para configurar una idea delirante; ésta sólo se confirma cuando
se comprueba el origen morboso del error.

La idea delirante y la catatimia tienen un punto de contacto por su origen común en la


afectividad. Pero, la interferencia de la catatimia no llega nunca a viciar el juicio, el que, tras una
revisión, rectifica el error simple que ha elaborado. El juicio delirante, por el contrario, se perturba
por una vivencia afectiva morbosa que lo hace irreductible.

Resumiendo en una definición: "La idea delirante es un error patológico elaborado por un juicio
perturbado que la hace irreductible; esta idea condiciona la conducta del enfermo que, convencido
de su realidad, lucha por defenderla e imponerla".
CLASIFICACIÓN DE LAS IDEAS DELIRANTES:

En primer lugar, teniendo en cuenta su "significación", las ideas delirantes se clasifican en


verosímiles e inverosímiles.

1º) Las ideas delirantes verosímiles son las que encierran un significado natural, evidente y
probable y cuyo tema se halla comprendido, por lo tanto, entre las cosas que pueden ser o suceder
y que pueden probarse. Un enfermo afirma que es perseguido por ciertas personas; otro asegura
que es objeto de infidelidad conyugal: ambos están dentro del orden de las cosas que pueden
acontecer y que pueden estar sujetas a comprobación.

2º) Las ideas delirantes inverosímiles en cambio, encierran un significado absurdo, imposible de
observarse o producirse dentro de la normalidad. Un enfermo dice ser "el rey de la República
Argentina"; otro manifiesta que "no tiene corazón".

Teniendo en cuenta la carga afectiva y el humor que despiertan y mantienen en el individuo, las
ideas delirantes son placenteras o displacenteras.

1º) Las ideas delirantes placenteras son las que determinan un humor agradable, satisfacción,
euforia y optimismo.

Son de esta naturaleza: las ideas megalómanas; el sujeto que se tiene por poderoso o adinerado
se siente eufórico y satisfecho, b) Las ideas místicas; despiertan el mismo humor cuando, por sus
concepciones, el enfermo se cree un elegido, ungido de poderes sobrenaturales, o un enviado para
el cumplimiento de una misión celeste, cuando no es la encarnación de un santo o un ser divino.
Algunas veces las ideas místicas pueden provocar desplacer, especialmente cuando están vinculadas
con el infierno y con las entidades demoníacas, c) Las ideas eróticas; producen humor placentero
cuando el enfermo se complace en pensar y tiene el íntimo convencimiento de que es amado
irresistiblemente; humor que se torna displacentero ante las dificultades que se oponen a la
culminación de amores imposibles, d) Las ideas palignósticas; cuyas concepciones de vida eterna,
muertes y reencarnaciones sucesivas halagan el humor y la vanidad pues la generalidad de las veces
los enfermos sostienen que, en las vidas pasadas, encarnaron a personajes importantes de la
historia de la humanidad.

Tanto las ideas místicas como las eróticas y las palignósticas tienen una raíz megalómana, que se
traduce por el firme convencimiento del paciente de ser irresistible en el amor, de estar investido
de poderes divinos j de sentirse la encarnación de destacadas figuras históricas.

2º) Las idas delirantes displacenteras son las que dan lugar a un humor desagradable, a estados
depresivos o de disgusto y hasta exaltación colérica.

Son las: a) Ideas hipocondríacas, que hallamos en los delirios hipocondríacos y que originan
sensaciones de malestares y afecciones inexistentes referidas a los más variados órganos y aparatos
de la economía. b i Ideas melancólicas, propias de los estados de gran depresión y tristeza que
embargan a los melancólicos; son ideas de impotencia, de ruina, de autoculpabilidad, de indignidad
y de suicidio, c) Ideas de perjuicio; el enfermo que se cree afectado, pospuesto o perjudicado tiene
un humor displacentero y un marcado disgusto, d) Ideas <de persecución, de igual naturaleza que
las anteriores, e) Ideas reivindicatorias; el enfermo injustamente perjudicado sufre y se afana por
ser reivindicado del abuso o arbitrariedad de que fue objeto, f) Ideas de celos; todo celoso vive en
un permanente desplacer, temeroso de la infidelidad y del engaño que lo conducen a ideas de
perjuicio y persecución.

2º) Ideas obsesivas

La idea obsesiva es una idea errónea, cuyo error, a diferencia de lo que ocurre con la idea
delirante, es reconocido por el enfermo, quien comprende su carácter netamente patológico. Vale
decir que, la idea obsesiva, si bien entorpece la marcha normal de las elaboraciones psíquicas, no
es el producto de un juicio desviado desde el momento que éste reconoce el error; por esta razón
la conducta no es condicionada por la idea, o sólo lo es en forma parcial.

El enfermo percibe y conoce el origen de la idea obsesiva, que refiere a lo más íntimo de su ser,
desde donde surge para imponerse a la conciencia, adquiriendo en ella un carácter de firme
persistencia. Se ha dicho que: "las obsesiones como trastorno intelectual constituyen estados
secundarios a las alteraciones de las esferas afectiva y activa".

La idea obsesiva tiene su origen en el núcleo instintivo-afectivo de la personalidad, en el que se


gestan las tendencias, deseos y temores que determinan las reacciones emocionales primarias.

La formación de ideas de esta naturaleza requiere la existencia de una predisposición


constitucional que determina una personalidad psicopática, inmadura en su evolución, frágil,
insegura, plagada de dudas y temores y de gran inestabilidad del equilibrio activo-afectivo.

Son siempre los temores y, por ende, la .emoción de miedo, los que embargan la psique de estos
enfermos. De allí emana el intenso potencial afectivo que carga la idea y que al mismo tiempo obra
selectivamente sobre la voluntad, a la que inhibe en forma parcial. Como consecuencia se establece
una lucha estéril; en efecto, reconociendo el enfermo lo patológico de sus concepciones trata de
rechazarlas, pero, debido a la poderosa carga afectiva y a la precaria voluntad para resistirlas, las
ideas arraigan firme y persistentemente. Nacen entonces los estados compulsivos, que determinan
la ansiedad y la angustia que hacen presa del enfermo. Esa lucha es estéril por lo despareja, puesto
que hay una relación inversa entre la intensidad de la carga afectiva de la idea y la capacidad de 1
voluntad para rechazarla cuanto mayor sea el potencial afectivo menor será la voluntad disponible
para oponerse a la idea. Por lo tanto, ésta no desaparece de la conciencia, a pesar de que el juicio
reconozca su carácter patológico.

El saldo es un estado displacentero, en el cual se mezclan desasosiego, incertidumbre,


perplejidad, preocupación, hasta culminar en la angustia y la ansiedad. La angustia agrava la
situación, pues se trata de una nueva emoción que determina una sobrecarga afectiva, por lo que
la idea es intensamente reforzada a medida que aumenta la impotencia para rechazarla.

Concluyendo con una definición diremos: "La idea obsesiva es una idea patológica que perturba
el pensamiento pero que no desvía el juicio; nace del núcleo afectivo-instintivo y sobrecargando su
potencial con la angustia arraiga en forma persistente en la conciencia".
CLASIFICACIÓN DE LAS IDEAS OBSESIVAS:

Se han establecido tres grupos:

1) Ideas obsesivas impulsivas.

2) Ideas obsesivas fóbicas.

3) Ideas obsesivas puras.

La clasificación es útil para establecer un poco de orden en el extenso campo de las obsesiones,
permitiendo una esquematización didáctica de las mismas que aclara y fija los conceptos. Hacemos
esta acotación dado que, de acuerdo con lo que la experiencia demuestra, es muy difícil la
separación neta entre los diversos grupos.

1º) Ideas obsesivas impulsivas:

El enfermo dominado por estas ideas se siente impulsado, en determinadas circunstancias o en


presencia de ciertos objetos, a la ejecución de actos que, sin ser por lo general incorrectos, no
condicen con el comportamiento normal y corriente de la mayoría de las personas y que están, en
no pocas oportunidades, en franca oposición con las buenas costumbres y con las normas que
impone la convivencia social.

2º) Ideas obsesivas fóbicas:

Bajo su influjo el enfermo vive dominado por un permanente estado emocional de miedo. Es un
miedo carente de motivación externa real y notoria, nada hay que lo justifique, no se le conocen
factores desencadenantes. El paciente que no halla explicación a su estado, es presa de un miedo
invencible, que lo cohíbe a la vez que entorpece su desempeño psíquico normal.

Entre las más comunes ideas de carácter fóbico figuran las siguientes:

Referente a enfermedades:
Nosofobia: miedo a las enfermedades.
Bacilojobia: miedo a los microbios.
Sifilofobia: miedo a la sífilis.
Misofobia: miedo a la suciedad.

Referente a la muerte:
Tanatafobia: miedo a la muerte.
Necrofobia: miedo a los muertos.
Referente a los seres vivos:
Zoofobia: miedo a los animales.
Ginecofobia: miedo a las mujeres.
Antropofobia: miedo a los hombres.
Miofobia: miedo a los ratones.
Canofobia: miedo a los perros.

Referente a los elementos:


Anemofobia: miedo al viento.
Talasofobia: miedo al mar.
Nictofobia: miedo a la noche.

Referente a los lugares:


Claustrofobia: miedo a los lugares cerrados.
Agrofobia: miedo a los lugares abiertos.
Oicofobia: miedo a la casa.

3º) Ideas obsesivas puras: Son aquellas ideas obsesivas que se caracterizan por no engendrar
estados secundarios, impulsivos o fóbicos.

Las ideas obsesivas puras no sobrepasan el marco de las elaboraciones intelectuales ideativas;
por esta razón se las llama también: obsesiones ideativas. Su carga afectiva no llega a producir
grandes tensiones emocionales.

a) Escrúpulos obsesivos: Son ideas que producen estados de duda permanentes. Enfermos
inseguros de sí mismos, temerosos de causar daño, de proceder mal, llenos de escrúpulos
exagerados que, a diferencia de los escrupulosos normales quienes acallan sus temores cuando
comprueban que no hay motivos para ellos, persisten en sus inquietudes pese a toda prueba que
tienda a desvanecerlas.

b) Recuerdos obsesivos: Ideas obsesivas que tienen origen en representaciones mnemónicas, que
se repiten automáticamente, imponiéndose en forma persistente a la conciencia. Supongamos el
recuerdo obsesivo de un accidente: las consecuencias del mismo ya han sido superadas, pero el
intenso shock emocional sufrido transmite a la imagen mnemónica una gran carga afectiva que
determina su persistencia e imposición en la conciencia. De este modo el recuerdo se transforma
en idea obsesiva; lo que obsesiona y angustia es el recuerdo de la intensa emoción sufrida, o proba-
blemente, el temor angustioso por los riesgos mayores que pudieron correrse.

c) Obsesión especulativa o interrogativa: Determinada por la necesidad morbosa de formularse


preguntas interminables con respecto a los más variados temas. El enfermo vive obsesionado por
los interrogantes; siempre está en la conciencia el "¿cómo?" y el "¿por qué?" encadenados en una
sucesión inacabable, tanto para cosas intrascendentes como para los problemas científicos o las
especulaciones metafísicas. Pero, en ningún momento, esta obsesión obedece al deseo de conocer
la verdad; ningún deseo ni interés especulativo mueven al enfermo cuya actitud es completamente
pasiva. Los interrogantes sólo trasuntan la inseguridad y la indecisión que embargan a la
personalidad.

La obsesión especulativa de orden teológico o moral determina, con frecuencia, el tipo llamado
de obsesión antagónica; sentimientos en pugna con los principios morales o religiosos sustentados
por el enfermo dan margen a numerosos interrogantes, que evidencian escrúpulos y temores ante
el riesgo que supone cualquier claudicación en el sentido ético o religioso.

3º) Ideas sobrevaloradas

La denominación de idea sobrevalorada pertenece a Wernicke; se trata de una entidad bien


definida en el campo de la patología de las ideas.

La idea sobrevalorada tiene su origen en creencias y concepciones filosóficas, religiosas, políticas,


sociales, éticas o científicas y, en general, en todas las actividades del espíritu que dan lugar a los
sentimientos impersonales. Estos sentimientos son normales y propios de cualquier persona, pero
cuando se exacerban, por alguna circunstancia que determine una sobrecarga afectiva, se produce
la interferencia del juicio que ocasiona, entonces, la idea sobrevalorada. Este proceso se observa
cuando el individuo cae en estados afectivos particularmente intensos y sostenidos, que a veces
llegan a ser permanentes. Además, el sujeto ordena y canaliza su actividad y su vida en el sentido
de los sentimientos que lo embargan. Se trata, como vemos, de verdaderos estados pasionales.

La idea sobrevalorada es francamente patológica, aun cuando se origina en una creencia o en un


conocimiento que puede ser patrimonio normal de numerosas personas. Puede pasar inadvertida
en determinados lugares y circunstancias: es el caso de la idea sobrevalorada religiosa que puede
ser considerada normal en un ambiente estrictamente religioso, resaltando a todas luces como
patológica en un ambiente corriente y más aún en uno libertino.

La idea sobrevalorada se halla colocada en los lindes de la idea delirante y puede, por otra parte,
transformarse en tal.

Podemos definirla como "la idea creada por un juicio parcialmente interferido por los estados
afectivos pasionales, surgidos de las creencias y de los conceptos científico, religioso, político,
social", etc.

4º) Ideas fijas

Hasta el momento actual no se han unificado los criterios con respecto a la idea fija. Algunos
autores la asimilan a la idea delirante, otros, en cambio, la consideran idea sobrevalorada.

Nosotros pensamos que debe considerarse definitivamente aparte de cualquier otra idea
patológica porque constituye una entidad de menor gravedad que las restantes, de las que se
distingue netamente.
"La idea fija persiste en la conciencia sin perturbar el pensamiento ya que no participa de sus
elaboraciones y, por lo tanto, no condiciona la conducta".

Esta idea aflora a la mente bajo la forma de la representación persistente de un hecho que
provocó intensa repercusión afectiva, que es lo que le transmite el carácter de persistencia. En los
primeros momentos acarrea serias perturbaciones a la psique, pero, a medida que el tiempo pone
distancias, disminuye la intensidad de la reacción emocional, entra en acción el juicio sereno que
hace la exacta valoración de los hechos y el individuo alcanza a comprender la causa de la
persistencia de la idea. Esta comprensión permite que la psique se aquiete; la idea fija queda
convertida en una verdadera idea parásita que vive a sus expensas y a la cual sobrelleva sin
perturbarse. Se encuentra como enquistada en la conciencia en la que se repite persistentemente;
no es más que la representación mnemónica automática, recuerda en mucho al fenómeno de la
alucinosis, que es la alucinación con la crítica sana.

Diagnósticos diferenciales entre las ideas patológicas

1º) Entre idea delirante e idea obsesiva:

a) La idea delirante se origina en los choques y reacciones del individuo frente al medio; la idea
obsesiva se origina en el núcleo instinthro-afectivo.

b) El error que encierra la idea delirante no es reconocido por el individuo; el error de la idea
obsesiva es criticado y reconocido.

c) La primera es aceptada como una verdad y el sujeto se desvive por imponerla; la segunda se
acepta como errónea y el enfermo lucha por apartarla.

d) La idea delirante es producto de un juicio desviado; el control del juicio se mantiene pese a la
idea obsesiva.

e) La idea delirante es sostenida por una voluntad vigorosa; contrariamente la voluntad es


incapaz de rechazar a la idea obsesiva.

f) La primera se observa en los delirios; la segunda en las neurosis obsesivas y en las neurosis de
angustia.

2º) Entre idea delirante e idea sobrevalorada:

a) La idea delirante se origina en choques ambientales: la sobrevalorada en creencias que llevan


a estados pasionales.

b) La idea delirante es irreductible y no admite réplicas; la idea sobrevalorada permite que se la


discuta y contradiga.
c) La idea delirante es producto de un juicio desviado; la sobrevalorada no nace de un juicio
alterado; se pueden tener ideas sobrevalora-das sin ser alienado.

d) Ambas ideas repercuten sobre la conducta, pero, mientras la primera coloca al sujeto en una
posición activa, buscando pruebas y tratando de convencer, la segunda lo coloca en una actitud más
pasiva al no importársele al enfermo que los demás piensen de manera diferente.

3º) Entre la idea delirante y la idea fija:

a) Ambas tienen origen en un shock emocional frente a la vida: la idea delirante por una
perturbación del juicio que se desvía; la idea fi ja por la reproducción de una representación
mnemónica con juicio normal.

b) La delirante es un error patológico, mientras que la fija es verdadera y está bien controlada
por el juicio.

c) En la primera la carga afectiva se acrecienta o permanece estable; en la segunda se atenúa con


el tiempo.

4º) Entre idea obsesiva e idea sobrevalorada:

a) La obsesiva surge de los temores originados en el núcleo instintivo-afectivo; la idea


sobrevalorada en las creencias y sentimientos impersonales.

b) En los paroxismos afectivos la idea obsesiva conduce a la angustia, a la ansiedad y a la neurosis;


la idea sobrevalorada lleva de los estados pasionales a los delirios.

c) La primera inhibe la voluntad; la otra, la supedita a ella y, en parte, condiciona la conducta.

5º) Entre idea obsesiva e idea fija:

a) Tienen diferente origen: la idea obsesiva, repetimos, en los temores instintivos; la idea fija es
originada por la reacción emocional frente a un hecho determinado.

b) En la idea obsesiva la carga afectiva crece hasta la angustia; en la idea fija decrece con el
tiempo.

c) La obsesiva perturba la psique; la fija no produce alteración.

d) La una inhibe la voluntad; la otra no incide sobre ella.

6º) Entre idea sobrevalorada e idea fija:


a) La idea sobrevalorada nace de las creencias y sentimientos impersonales; la idea fija de un
shock emocional.

b) La carga afectiva es intensa y creciente en la primera y decrece en la segunda.

c) La sobrevalorada perturba la psique; la fija no la afecta.

d) La voluntad está al servicio de aquélla; no así con respecto a la última.


RESUMEN
IDEACIÓN

Mecanismo y trabajo mental mediante el cual se hace el aporte de las ideas al


campo de la conciencia para la elaboración del pensamiento.
Las ideas acuden a la conciencia de acuerdo con un orden y con una finalidad
determinados por el tema o contenido del pensamiento.

Idea significa conocimiento.


Conocimiento razonado que permite la comprensión de todas las
cosas.
Idea Un conocimiento es siempre resultado de determinados juicios,
los que intervienen en su elaboración y comprensión.
"Idea es el conocimiento que se tiene de las cosas y de los seres
del mundo objetivo y del mundo de valores".

El capital ideativo está formado por el conjunto de los


conocimientos o ideas adquiridos en la vida. La cantidad y la calidad
de las ideas depende de la capacidad intelectual.
Ideas concretas: Las que se originan en la fuente sensorial por
observación y contacto directo con el mundo objetivo. Se elaboran
mediante la formación de imágenes anímicas de los objetos.
Ideas símbolos: Evolución de las ideas por el paso de la
individualización de la imagen anímica a la "generalización" de la
Ideación imagen genérica, que aumenta las distancias entre sujeto y objeto.
El símbolo es creado para facilitar la transición entre una y otra
imagen.
1º) Símbolos visuales: lenguaje escrito o mímico, señales
convencionales.
2º) Símbolos auditivos: palabra, ruidos, silbidos, sonidos también
Capital convencionales.
ideativo Ideas mágicas: Marcan el paso de lo concreto a lo abstracto. Se
basan en los principios que sustentan al pensamiento global. Los
conocimientos pueden o no ser exactos.
Ideas abstractas: Son las de mayor jerarquía. Falta en ellas la
representación mental objetiva. Se elaboran por un razonamiento
analítico que permite realizar importantes substracciones que
conducen a mayores abstracciones.
Ideas creencias: Conocimientos aceptados como verdaderos o
probables; es la confianza que se dispensa a los conocimientos que
no han sido criticados. Se hallan en suspenso y sujetos a revisión
crítica en cualquier momento. Cuando caen bajo el control crítico
se transforman en creencias reflexivas; si son aceptados dejan de
ser presunciones para convertirse en convicciones. Cuando la
creencia se admite sin crítica es una creencia irreflexiva.
Ideas intuitivas: Conocimientos de aparición súbita, instantánea, con
Capital apariencia de verdades. Elaboración subconsciente de los materiales del
ideativo propio conocimiento. Sujetos también a una revisión ulterior.
Las alteraciones de la ideación: cuantitativas y cualitativas.

v 1º) Ideación normal: Sigue el ritmo propio de cada


psique y de acuerdo con una ordenación determinada.
2º) Ideación retardada: En todos los casos en que
disminuye el ritmo de las elaboraciones psíquicas:
Alteraciones confusión mental, demencias, oligofrenias, epilepsias,
cualitativas estados depresivos.
3º) Ideación acelerada: En todos los casos en que se
produce excitación psíquica; en los maníacos que llegan
a la fuga de ideas.

Formadas por el mismo capital de las


ideas normales; éstas vigorizadas por una
Ideas sobrecarga emocional que produce
Ideación
patoló- estados afectivos capaces de perturbar la
Psicopato- gicas psique, se convierten en patológicas.
logía Ideas: delirantes, obsesivas,
sobrevaloradas y fijas.
Idea delirante: Es un error patológico elaborado por
un juicio perturbado; es irreductible; condiciona la
Alteraciones conducta; es defendida por el enfermo convencido de
cuantitativas su realidad.

Clasificación:
1º) Por su significado: delirantes verosímiles y
delirantes inverosímiles o absurdas.
2º) Por el humor que provocan:
a) Placenteras: megalómanas, místicas, eróticas
y palignósticas.
b) Desplacenteras: hipocondríacas,
melancólicas, de perjuicio, de persecusión, de
reinvidicación y de celos.
Idea obsesiva: Idea errónea. Error reconocido por el
enfermo. No condiciona la conducta o sólo lo hace en
parte. Tiene origen en el núcleo instintivo-afectivo donde
se gestan tendencias, deseos y temores que determinan
las reacciones emocionales primarias. Personalidad
psicopática inmadura, fragilidad constitucional. Inhibe la
voluntad, de allí su persistencia.
"La idea obsesiva nace del núcleo instintivo-afectivo;
arraiga en forma persistente en la conciencia; sobrecarga
su potencial con la angustia; perturba el pensamiento
pero no desvía el juicio".
Clasificación:
1º) Ideas obsesivas impulsivas.
2º) Ideas obsesivas fóbicas:
a) Referente a enfermedades:
Nosofobia: miedo a enfermedades.
Bacilofobia: a microbios.
Sifilofobia: a la sífilis.
Misafobia: a la suciedad.
b) Referente a la muerte:
Tanatofobia: miedo a la muerte.
Necrofobia: a los muertos.
c) Referente a los seres vivos.
Zoofobia: miedo a los animales.
Ginecofobia: a las mujeres.
Antropofobia: a los hombres.
Psicopatolo Alteraciones
Ideación Miofobia: a los ratones.
gía cualitativas
Canofobia: a los perros.
d) Referente a los elementos:
Anemofobia: miedo al viento.
Talasofobia: al mar.
Nictofobia: a la noche.
e) Referente a los lugares:
Oicofobia: miedo a la casa.
Claustrofobia: a lugares cerrados.
Agrofobia: a lugares abiertos.
3º) Ideas obsesivas puras:
a) Escrúpulos obsesivos.
b) Recuerdos obsesivos.
c) Obsesión especulativa.
Idea sobrevalorada: Originada en sentimientos
impersonales: la sobrecarga afectiva origina estados
pasionales e ideas sobrevaloradas. Está en los lindes de
la idea delirante. "La idea sobrevalorada es creada por un
juicio parcialmente interferido por estados emocionales,
surgidos de las creencias y conceptos religiosos,
filosóficos, científicos, sociales", etc.
Ideas fijas: Es una idea que persiste en la conciencia.
No perturba el pensamiento. No condiciona la conducta.
Aparece como representación persistente. Al comienzo
es de gran repercusión. Con el tiempo se mitiga la carga
afectiva y queda como idea parásita. Representación
mnemónica de un hecho ocurrido.
CAPÍTULO VII

ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO — ASOCIACIÓN DE IDEAS — JUICIO —


RACIOCINIO — PENSAMIENTO — IMAGINACIÓN — PSICOPATOLOGIA DE LA
ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO

ACTIVIDADES QUE INTERVIENEN EN LA ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO

ASOCIACIÓN DE LAS IDEAS

La asociación de las ideas se efectúa por el mecanismo psíquico mediante el cual se hace la
relación, conexión y encadenamiento de las ideas, o la relación entre las ideas y las representaciones
que se hallan en la conciencia como resultado de la captación sensoperceptiva o bien de dichas
representaciones entre sí.

La asociación de ideas es una actividad importantísima de la mente humana, puesto que


interviene en la elaboración del pensamiento. En efecto, la vida psicológica no puede ser explicada
como un simple adosamiento y superposición de elementos como creyó la escuela atomista. A su
vez, la escuela asociacionista la explica mediante numerosas teorías: anatómicas, fisiológicas y
psicológicas. Las teorías anatómicas consideran que el mecanismo asociativo depende de los
elementos del sistema nervioso, es decir, de las células y de las fibrillas. Las fisiológicas atribuyen
este mecanismo a las relaciones y mutuas influencias de los distintos centros cerebrales. Las teorías
psicológicas admiten que el mecanismo asociativo depende de las relaciones conceptuales entre las
ideas y de las relaciones objetivas entre los fenómenos.

En algunos casos, la asociación de las ideas se efectúa por un mecanismo puramente pasivo entre
dos o más datos del conocimiento, cuando éstos hubieran coincidido en una misma vivencia. Se
trataría de un fenómeno inconsciente y automático que, por lo general, se hace entre las re-
presentaciones que llegan a la conciencia en un mismo acto perceptivo. Pero no es ésta la forma
más importante de asociación puesto que, dada su jerarquía, este mecanismo no puede estar
supeditado a un simple automatismo. Una segunda forma de asociación está basada en la presencia
de algún elemento común o semejante entre las ideas. En este caso se trata de un fenómeno
consciente y supeditado a la elaboración mental, que puede ser o no voluntaria, y que se lleva a
cabo obedeciendo a determinadas leyes que establecen una ordenación lógica de las ideas. Estas
leyes son las siguientes:

1º) Ley de asociación por contigüidad temporal: Cuando dos o más estímulos, hechos o
fenómenos, han sido registrados por la conciencia en forma simultánea o sucesiva en un mismo acto
perceptivo, son, por lo general, evocados y asociados juntos. Así, por ejemplo, cuando pensamos en
un piano determinado inmediatamente y en forma simultánea se asocian las ideas de forma,
tamaño, color, sonido, etc., fenómenos que han sido captados todos al mismo tiempo.
2º) Ley de asociación por contigüidad espacial: Las cosas que han sido captadas y registradas en
la conciencia unas junto a otras, en un mismo lugar del espacio, son evocadas y asociadas
simultáneamente. Así, cuando pensamos en un mueble de nuestra habitación lo asociamos de
inmediato con los objetos que se hallan dentro, sobre o en la proximidad del mismo.

Mediante estas dos leyes por contigüidad témporo-espacial es posible la asociación de cosas o
hechos completamente dispares, lo que determina que, muchas veces por obra del olvido, no se los
reconozca como formando parte de un conjunto. Como consecuencia llaman la atención y sor-
prenden por su aparición brusca y extemporánea.

A continuación consideraremos las leyes asociativas por semejanza.

3º) Ley de asociación por semejanza externa: Se asocian hechos y objetivos que en su aspecto
exterior presentan algunos caracteres semejantes de forma, tamaño, color, etc. A esta ley obedece
la tendencia a asociar con un incendio una puesta de sol.

4º) Ley de asociación por semejanza interna: La asociación entre dos objetivos se efectúa porque
tienen en común los significados de sus cualidades o propiedades. Es el caso de asociar una balanza
con un metro, por el significado común de sus propiedades de "medidas" aunque sean de distinta
especie.

5º) Ley de asociación por contraste: Las asociaciones entre los fenómenos o los hechos se realizan
cuando las cualidades de unos son opuestas a las de los otros. Así, por ejemplo, lo bello asocia con
lo feo, el enano con el gigante, el día con la noche, el invierno con el verano.

Mediante el concurso de estas leyes o mecanismos asociativos se hace posible la evocación y


enlace de los conocimientos que la experiencia permite acumular en el transcurso de la vida. Por la
asociación de las ideas es factible la elección consciente de tales conocimientos en un momento
determinado, aun cuando la afluencia a la conciencia del material que la asociación evoca se realice
aparentemente de manera involuntaria y automática.

Psicopatología de la asociación de las ideas

De acuerdo con lo que antecede, la asociación de las ideas se lleva a cabo siguiendo un ritmo
determinado, dependiente del ritmo general de trabajo de la psique en estudio. Por otra parte, las
asociaciones se efectúan de una manera ordenada y siguiendo las leyes lógicas que favorecen un
determinado grado de coherencia.

Las alteraciones que podemos encontrar en la asociación de las ideas recaen precisamente sobre
estos dos elementos, ritmo y coherencia.
ALTERACIONES DEL RITMO ASOCIATIVO:

1º) Ritmo asociativo normal: En primer lugar debemos considerar el ritmo asociativo normal, que
es el punto de referencia para poder apreciar los estados patológicos derivados de la desviación de
dicha anormalidad.

El ritmo asociativo normal permite seguir, sin entorpecimientos, el curso de un pensamiento


elaborado dentro del marco de una lógica formal. Existen, naturalmente, numerosas variantes de
una persona a otra según cual sea el lempo psíquico de cada una, es decir, el ritmo propio con que
se realizan las elaboraciones mentales en cada una de ellas. Se trata, lógicamente, de pequeñas
variantes individuales que en ningún momento llegan a perturbar el curso del pensamiento.

2º) Ritmo asociativo acelerado: El ritmo asociativo se acelera toda vez que se produce excitación
psíquica. Como se manifiesta, en estos casos, una aceleración general del lempo psíquico o
taquipsiquia se producen asociaciones sumamente rápidas y fugaces. Las ideas se encadenan con
una celeridad extraordinaria, las asociaciones son inestables y, generalmente, determinadas por
estímulos exteriores y del momento. Entran en juego todos los mecanismos asociativos, por
contigüidad espacial y temporal, por semejanza interna y externa, por contraste y hasta por asonan-
cia cuando hay similitud de sonidos en los vocablos, sin que se tenga en cuenta el aspecto
conceptual de los mismos.

Como consecuencia de esta aceleración de los procesos asociativos se perturba el curso normal
del pensamiento debido al pasaje rápido de un tema a otro; este trastorno se conoce bajo la
denominación de fuga de las ideas. La fuga de ideas más característica es la que se observa en la
excitación maníaca, pero recordamos que en todos los casos de excitación psíquica podemos
encontrar esta perturbación.

3º) Ritmo asociativo retardado: La lentitud del ritmo asociativo coincide con el retardo general
del ritmo psíquico o bradipsiquia, en que se produce una notable disminución del número de
asociaciones en la unidad de tiempo, es decir, por segundo.

En todos los casos de bradipsiquia el enfermo padece un entorpecimiento evidente del


mecanismo asociativo; existe dificultad en hallar las representaciones y términos que han de
enlazarse en la cadena asociativa; la evocación de los mismos es muy lenta.

El paciente experimenta y tiene conciencia del esfuerzo grande, y a menudo penoso, que realiza
para lograr estas elaboraciones que, en condiciones normales, se lleva a cabo con gran
espontaneidad y facilidad, casi automáticamente y sin fatiga mental. El retardo del ritmo asociativo
se encuentra en primer término en la depresión melancólica, pero es, además propio de todos los
casos de bradipsiquia, razón por la que lo hallamos en la confusión mental y en las demencias.

ALTERACIONES DE LA COHERENCIA:

La elaboración del pensamiento normal se hace siguiendo las leyes lógicas que rigen la asociación
de las ideas, las cuales permiten un prolijo enlace entre los términos que elaboran y dan forma al
pensamiento que, de esa manera, resulta completamente comprensible.
Esa coherencia normal del mecanismo asociativo se perturba en todos los casos en .que, por
ciertas circunstancias, se produce una debilitación más o menos pasajera o permanente de la
concentración psíquica y, por ende, de la atención. En efecto, ya hemos dicho que la asociación de
las ideas, pese a su aparente automatismo, es un mecanismo psíquico controlado y sometido a la
elaboración del juicio y del raciocinio, los cuales efectúan el encadenamiento ordenado y lógico de
las ideas que son asociadas para dar curso y finalidad al pensamiento.

Es natural que estas elaboraciones sólo son compatibles con una perfecta lucidez de conciencia,
la que es producto de la buena concentración atentiva de una psique de vigor normal. En todas las
circunstancias en que la lucidez de conciencia se enturbia, la coherencia asociativa se perturba
también. Es lo que ocurre en los estados de fatiga intensa o cuando se pasa de la vigilia al sueño en
personas normales, y en los estados patológicos que debilitan el vigor y la atención, como la
confusión mental, la demencia y la esquizofrenia.

En los casos anormales se produce una franca laxitud o aflojamiento de los mecanismos
psíquicos, por lo que la asociación de las ideas escapa al ordenamiento lógico del juicio y del
raciocinio y no se atienen a las normas que establecen las leyes asociativas. Las asociaciones del
material ideativo que llega a la conciencia se efectúan de una manera arbitraria, de donde resulta
una alteración muy grave que hace totalmente incomprensible el contenido del pensamiento. Este
trastorno se conoce con el nombre de "incoherencia asociativa".

JUICIO

En la escala jerárquica de las actividades psíquicas el juicio ocupa una de las posiciones nías
elevadas. Son numerosas las concepciones que, con ligeras variantes, resumen el concepto de juicio,
las cuales pueden reducirse a una más simple que lo expresa con toda claridad:

"El juicio es la actividad psíquica mediante la cual el espíritu realiza una síntesis mental que
permite llegar a una conclusión extraída de la relación y comparación de las ideas o conocimientos".

En efecto, el juicio es, en la elaboración del pensamiento, el filtro que confronta y depura los
conocimientos paira que éste sea la expresión fiel del deseo, de la intención y del saber de la
personalidad. De la relación y cotejo de los conocimientos surge la afirmación de una verdad. ¿Cómo
el juicio cumple su cometido? De la siguiente manera: cuando se somete a la consideración del
espíritu determinado conocimiento, el juicio efectúa su reconocimiento y tras la consiguiente
elaboración surge o no la afirmación de una verdad; en el caso de la no afirmación el conocimiento
no es aceptado. Luego, el cometido del juicio es la comprobación de la verdad que permite la
aceptación y la adquisición de un conocimiento.

En el proceso de la elaboración del juicio debemos considerar dos etapas.

1º) Etapa de elaboración en la que se realiza, .en primer término, el aporte del material
cognoscitivo personal que tenga alguna similitud con lo que ha de reconocerse. Así se establecen
las relaciones entre lo nuevo y lo que ya se conoce. Suele llamarse a estas elaboraciones: juicios de
relación.
Al mismo tiempo el juicio efectúa la "identificación" de estos conocimientos entre sí, la que tiene
lugar mediante la investigación de los elementos comunes de los mismos. Estas otras elaboraciones
se denominan juicios de identificación.

2º) Una vez que todo ese material ha sido asociado, relacionado e identificado sobreviene la
segunda etapa de la labor del juicio, que se denomina: etapa crítica y que comprende dos tiempos.
Un primer tiempo en el que se realizan las comparaciones entre todos los conocimientos aportados
por la conciencia. El resultado es una selección de los materiales del conocimiento. Éstos son los
llamados juicios de comparación que realizan un prolijo análisis de todas las ideas.

En el segundo tiempo de la etapa crítica el juicio realiza una valoración de las ideas que analizó
y seleccionó, valoración que le permitirá en última instancia arribar a una conclusión definitiva. Así
se efectúan los llamados: juicios de valor.

El juicio pues, realiza un análisis minucioso que termina con una síntesis definitiva del
conocimiento; es decir que el juicio establece la conformidad o disconformidad con respecto a todos
y a cada uno de los conocimientos adquiridos llegando así a una afirmación.

El juicio es una manifestación psíquica de valores variables en condiciones normales, aun en un


mismo sujeto. Algunas personas manifiestan paralelamente a juicios vigorosos otros de menor
cuantía y, en ocasiones, hasta pueriles. El valor de los juicios depende, en gran parte, de la capacidad
intelectual y del grado de cultura general o parcial que posean los individuos. Así, a mayores
inteligencias y grados de cultura corresponderán juicios de mayor valor; inteligencias y grados de
cultura menguados producirán juicios más pobres y concretos y disparidad entre inteligencia y cul-
tura, darán por resultado juicios mediocres. Por lo tanto, el juicio constituye una manifestación de
la actividad psíquica en la elaboración del pensamiento a través de cuya jerarquía se vislumbra el
caudal intelectual y cultural de cada individuo.

Cuando analizamos los juicios de una persona recogemos de inmediato un informe sobre su
capacidad, de allí que se considere al juicio como una capacidad, y se hable de capacidad de juicio.
En definitiva el juicio trasunta Ja noción de cantidad que es señalada por el quantum de inteligencia
y por el quantum de cultura.

Psicopatología del juicio

Las perturbaciones del juicio presentan características particulares para cada uno de los
síndromes psiquiátricos. De un modo general estas alteraciones del juicio son de dos órdenes:
cuantitativas y cualitativas.

1º) Juicio insuficiente:

El juicio insuficiente es una alteración cuantitativa que se observa en todos los casos en que
existe un incompleto desarrollo de la psique. Lo hallaremos, por lo tanto, en el síndrome
frenasténico.
El grado de insuficiencia es muy variable y en directa dependencia de la época del desarrollo
físico en que se ha detenido la evolución psíquica. En los idiotas la insuficiencia es completa; el juicio
reducido a cero los hace ineducables, ya que la falta total de comprensión los imposibilita para efec-
tuar adquisiciones. El juicio es profundamente insuficiente en los imbéciles; su precaria
manifestación los hace susceptibles de una educación muy rudimentaria.

El grupo más numeroso de los frenasténicos es el de los débiles mentales en los que la
insuficiencia del juicio es muy variable; marcada en los débiles mentales profundos, es menos
acentuada en los leves, haciéndose casi imperceptible en los fronterizos. En general la insuficiencia
se pone de manifiesto por la dificultad para realizar síntesis mentales y la escasa comprensión para
los conocimientos abstractos. Estas diferencias son tanto más notorias cuanto mayor sea la
debilidad mental; así en las formas profundas sólo se observa capacidad de comprensión para las
cosas concretas y evidente capacidad para hacer abstracciones; en los débiles mentales leves la
capacidad de abstraer se acentúa, manifestándose netamente en los fronterizos.

2º) Juicio debilitado:

Es una alteración de orden cuantitativo por la que el juicio pierde paulatinamente la capacidad
de que estaba dotado. Esta debilitación está determinada por causas diversas que producen
alteraciones orgánicas del cerebro, las que dan lugar al déficit; hallamos el juicio debilitado en el
síndrome demencial o de debilitación psíquica.

El primer juicio que llama la atención y acusa la debilitación del juicio es la disminuición de la
capacidad de comprensión. Al mismo tiempo sobreviene una pérdida paulatina de la capacidad de
abstracción y de síntesis. Esta alteración no es más que la consecuencia de la debilitación que afecta
a la totalidad de la psique. Es probable que la perturbación del juicio se deba a la conjunción de
varios factores, pero indudablemente la causa más importante es la disminución de la capacidad de
concentración de la psique, consecuencia de la fácil fatigabilidad de la atención. Esta disminución
de la atención resiente la capacidad de fijación de la memoria, lo que dificulta aún más la
aprehensión de las nociones abstractas. La atención, muy superficial, va dirigida a los hechos
concretos y de fácil comprensión. Como en el andar del tiempo también falla la memoria de
evocación se dificulta la actualización de los conocimientos antes adquiridos, con lo que la función
del juicio se reduce a los estímulos del momento, superficiales, fáciles y pueriles.

3º) Juicio suspendido:

Se trata del juicio que por obra de la obnubilación de la conciencia, muestra distintos grados de
impedimento que lo disminuyen cuantitativamente. Se observan así juicios dificultados,
obstaculizados más o menos intensamente, hasta alcanzar la "suspensión total" de la actividad. Éste
es el trastorno del juicio que hallamos en la confusión mental.

4º) Juicio desviado:

Es una alteración cualitativa del juicio el cual, la mayor parte de las veces, sólo se halla afectado
en forma parcial.
La desviación es debida a la interferencia de una carga afectiva siempre de gran intensidad; es el
mismo mecanismo que produce la catatimia con la diferencia que, en ésta, el juicio que mantiene
su control reconoce el error y la causa del mismo. En el juicio desviado la carga afectiva incide más
profundamente inhibiéndolo para una exacta y lógica valoración lo cual le impide el reconocimiento
del error; como consecuencia el sujeto cae en la alienación, es decir, permanece ajeno a la realidad.

La desviación del juicio es propia de los delirantes, los melancólicos y maníacos.

a) En los delirantes es muy marcada debido a la existencia de un problema ideo-afectivo de gran


intensidad, que condiciona el humor originando concepciones erróneas e irreductibles, las cuales
terminan a su vez por condicionar la conducta del enfermo. La desviación del juicio en los delirantes,
es sólo parcial y limitada a todo lo que concierne al problema mencionado. Fuera de éste el juicio
es correcto y sin desmedro alguno, al extremo que la perturbación puede pasar desapercibida
siempre que no se aborde el tema del delirio.

b) En los melancólicos también se produce una intensa exaltación afectiva desplacentera a la que
el individuo no puede sustraerse; la completa depresión llega hasta la anulación de las fuerzas
instintivas que gobiernan y preservan la conservación del individuo; el juicio perturbado se desvía
de su lógica formal originando concepciones erróneas e irreductibles como las de impotencia, de
ruina, de autoculpabilidad y de suicidio. Sin embargo esta desviación del juicio no implica una falla
global del mismo, ya que el enfermo es capaz de valorar acertadamente acontecimientos o
circunstancias ajenos a su vida y a su intensa preocupación. Prueba de ello es cuando se recupera
de este estado el juicio se muestra capaz y sin mermas.

e) En los maníacos el juicio es desviado por la gran exaltación afectiva. La excitación acelera en
ellos extraordinariamente el ritmo de las elaboraciones psíquicas al extremo que caen en la fuga de
las ideas. Como consecuencia el juicio es constantemente atraído por las corrientes afectivas del
momento, por obra de los estímulos cambiantes que en rápida sucesión impresionan la conciencia
del enfermo. Los juicios superficiales, fáciles y frecuentemente erróneos evidencian la desviación.
Vale decir que, en el caso particular de los maníacos, el juicio es afectado de una manera global y
no en forma unilateral como en los delirantes y en los melancólicos debido a que, en aquéllos, no
existe ningún problema ideo-afectivo dominante como en estos últimos.

RACIOCINIO

Prosiguiendo con el estudio de la elaboración del pensamiento llegamos, en progresión


ascendente, al razonamiento que es el más alto exponente de la actividad psíquica. El razonamiento
efectúa el encadenamiento de los juicios, que guardan entre sí una directa dependencia, en procura
del objetivo final que es la comprobación y demostración de una verdad. En efecto, la afirmación de
la verdad que cada juicio encierra es demostrada y confirmada mediante la actividad del raciocinio
que, al establecer la relación y la interdependencia de tales juicios, realiza comparaciones que per-
miten hallar similitudes entre las mismas, facilitando en esa forma la sustracción de algunos méritos.
Uno de los ejemplos más sencillos que facilitan la comprensión del mecanismo del razonamiento es
el que nos proporcionan las igualdades matemáticas: A = B; B = C; C = Z); si esto es verdad podemos
hacer abstracción de B y C afirmando que A — D. El razonamiento matemático nos permite
demostrar que, si la igualdad existe entre todos los términos, la comparación entre ellos conduce a
la conclusión de que dicha igualdad existe también entre los extremos A y D.
Toda vez que la mente razona realiza comparaciones entre los términos o juicios contenidos en
las premisas, con el objeto de llegar a la conclusión y demostrar que lo que es verdad en uno de los
términos también lo es en los otros.

Ahora bien, las comparaciones que efectúa el razonamiento pueden hacerse de dos maneras: en
forma global o en forma analítica.

Cuando el razonamiento se lleva a cabo en forma global no se descomponen las premisas, no se


separan las partes del todo para tener en cuenta las cualidades de cada una de esas partes. Este tipo
de comparación no conduce a un razonamiento útil desde el momento que expone a numerosos
errores, lo cual no significa que el producto de un razonamiento global sea siempre falso. En efecto
muchos son los casos en que las premisas son real y exactamente iguales y en que es exacta la
conclusión de que una posee los mismos elementos y caracteres que se observaron en la otra.

Pero para que un razonamiento sea lógico debe sustentarse en una comparación de forma
analítica; el análisis descompone cada uno de los términos e investiga los caracteres y atributos de
las partes constituyentes. De esta manera se tiene la posibilidad de efectuar delicadas sustituciones
entre los términos que comparados en forma global resultan completamente insustituibles. Un
ejemplo muy ilustrativo es el que emplea Roustan en su libro "Lecciones de Psicología". Consiste en
hacer las comparaciones entre la función respiratoria y el fenómeno químico de la combustión.
Considerada en forma global la respiración consiste en una serie de movimientos rítmicos del tórax,
con lo que se verifica la ventilación pulmonar, y la commbus-tión un fenómeno que produce calor,
llamas, humo, etc., y que no aparenta tener ningún punto de contacto con la respiración. Pero se ha
demostrado que el fenómeno fundamental de la respiración consiste en una oxidación y que otro
tanto ocurre con la combustión. Haciendo la comparación analítica verificamos: respiración significa
oxidación; oxidación significa combustión; de donde: respiración significa combustión. Luego el
razonamiento lógico requiere un trabajo analítico que permite hallar un término auxiliar, llamado
término medio, gracias al cual se hace posible una sustitución que de otro modo no es factible. En
el ejemplo citado el término medio sería oxidación.

En el estudio del razonamiento debemos distinguir tres tipos, razonamiento por deducción, por
inducción y por analogía.

1º) Razonamiento por deducción:

Es el razonamiento que acepta como verdadera a una proposición llamada consecuencia, cuando
varias otras proposiciones llamadas principios o premisas también lo son. Son razonamientos por
deducción los razonamientos matemáticos y los silogismos.

2º) Razonamiento por inducción:

Es el razonamiento que afirma una verdad basándose en la observación de un determinado


número de hechos. Se trata de una afirmación de orden general o sea que pasa de los hechos a la
ley. Es el razonamiento empleado en las ciencias experimentales.
3º) Razonamiento por analogía:

Cuando la verdad que se afirma es resultado de observar en uno de los términos caracteres
semejantes a los observados en el otro.

Los dos primeros tipos de razonamiento son analíticos, mientras que el tercero es global.

PENSAMIENTO

El pensamiento es el resultado final de todo el funcionalismo psíquico; es su exponente de mayor


jerarquía; es la expresión de la capacidad y del vigor intelectual de cada individuo.

En esta elevada actividad culminan la selección y el ordenamiento de los conocimientos, que se


orientan de acuerdo con un tema y según una finalidad que da curso a aquélla. El pensamiento
comprueba la adaptación consciente de todos los conocimientos que integran el saber del individuo
al tema que ocupa su conciencia.

Cuando hablamos de un tema queremos significar que en todo pensamiento existe un contenido
que está representado por una idea o conocimiento, el cual ha de ser elaborado para llegar a un fin
determinado. O sea que, además de un contenido, el pensamiento tiene una finalidad que es
alcanzada a través de una serie de juicios y razonamientos en conexión con otros conocimientos
vinculados con el tema o conocimiento central. Por lo tanto para alcanzar su finalidad debe recorrer
las etapas de esas elaboraciones psíquicas de donde, además de un contenido y una finalidad, el
pensamiento tiene un curso. Contenido, finalidad y curso presuponen la existencia de un deseo o de
una intención; con otras palabras, para que el pensamiento culmine es necesario que haya calor
afectivo que ponga en juego una determinada cantidad de energía psíquica voluntaria capaz de regir
la elaboración.

En resumen el pensamiento coherente normal es producto de un trabajo conscientemente


dirigido, durante el cual la atención está concentrada en la actividad de todos los mecanismos
psíquicos.

Ahora bien, el tema que marca la finalidad y el curso del pensamiento es lo que se conoce bajo
la denominación de idea directriz. La idea directriz se destaca del conglomerado de ideas afines por
la carga afectiva determinada por el deseo o intención, que la jerarquiza sobre las restantes que
pasan a ocupar un plano secundario. Debido a ese interés que impregna a la idea directriz se pone
en juego el mecanismo del juicio, que permite .relacionar, comparar y valorar a las diversas
constelaciones asociativas, eliminando unas y utilizando otras mediante una minuciosa selección.
Es así como la idea directriz se convierte en la causa que facilita la elaboración del pensamiento que,
movido por ella, se encauza y progresa hacia su fin. Pero para que esta progresión sea posible se
requiere la participación imprescindible de las constelaciones asociativas, aun cuando éstas se
encuentren supeditadas a la idea principal.

Las constelaciones asociativas están constituidas por un complejo conjunto de ideas vinculadas
generalmente por lazos afectivos y que, por eso mismo, surgen a la conciencia interviniendo en la
progresión del pensamiento. Intervienen también en la integración del pensamiento todos los
acontecimientos del mismo tenor afectivo de la idea directriz, aún los debidos a las causas más
diversas pero que proveen constelaciones asociativas que pueden influir en el curso y en el
contenido de aquél.

En definitiva: "El pensamiento es la más noble, la más profunda y la más jerarquizada de las
manifestaciones de la mente humana; exponente de la capacidad intelectual de cada persona que
expresa a través de ella la sabiduría universal; su finalidad es, primordialmente, la comprensión, el
entendimiento y la facilitación de las relaciones interhumanas".

Como todas las manifestaciones psíquicas el pensamiento evoluciona paso a paso, desde el
pensamiento primitivo o mágico de los niños hasta el pensamiento lógico que corresponde a la
época de la madurez psíquica. El factor más importante que propulsa dicha evolución es la
inteligencia. Por lo tanto de ella dependerán los distintos y muy variados niveles a que puede llegar
el pensamiento de los hombres que, en algunos casos, alcanza alturas realmente prodigiosas.

Pensamiento mágico o primitivo

El pensamiento mágico es patrimonio de los niños y del hombre inferior; de una manera general
pertenece a los seres de escasa evolución, salvajes y semisalvajes, es decir, es propio de los pueblos
primitivos. Si bien el hombre en su evolución hacia el pensamiento lógico se aleja cada vez más del
mundo mágico, en ningún momento logra desprenderse totalmente de él, al que se halla sujeto por
lazos establecidos durante sus primeros años de vida y por aquellos lazos, expresión de lo
filogenético, que nacen con él.

Para explicarnos el origen del pensamiento mágico debemos recordar, en primer lugar, que está
íntimamente relacionado con el mundo mágico, el cual considera que todo cuanto acontece se halla
sometido al influjo de las fuerzas de la naturaleza. En la infancia y en los individuos pertenecientes
a pueblos y razas que aún no han superado la etapa primitiva el pensamiento se desenvuelve en
forma insuficiente y precaria, manteniendo muy reducidas las distancias entre sujeto y objeto, es
decir que se mantiene muy próximo y ligado al mundo de las cosas concretas, como consecuencia
del desconocimiento y falta de real comprensión del mundo exterior y de los fenómenos que en él
se producen. Los hechos y los fenómenos al entrar en relación, directa o indirecta, con el individuo
despiertan en él vivencias y estados afectivos que lo predisponen al error, por la inclinación innata
del hombre a identificarse con la naturaleza y a plasmar a su imagen y semejanza todo cuanto en
ella existe.

Niños y seres primitivos viven sin la exacta noción de su individualidad y autonomía; no han
aprendido aún a vivir en el mundo externo del que forman parte; no comprenden la realidad
objetiva de todas las cosas y no las individualizan a pesar de las múltiples relaciones témporo-
espaciales que existen entre ellas; no viven en el mundo real sino en el mundo de las apariencias.

Sobre esta base se elabora el pensamiento mágico que constituye en realidad el puente de unión
entre el pensamiento concreto y el abstracto. Es decir que el mundo mágico permite desconcretar
el pensamiento mediante el análisis minucioso de las cosas y los hechos, propiciando las
abstracciones. En esa forma se amplían poco a poco las distancias de sujeto a objeto, para alcanzar,
en los grados avanzados de evolución, hasta lo universal y lo inconmensurable multiplicándose las
distancias hasta el infinito, en el tiempo y en el espacio. Ésa es la ruta seguida para culminar en el
pensamiento lógico.
El pensamiento mágico atribuye a los objetos cualidades extrañas y les asigna poderes e
influencias diversas que relaciona, por razones y similitud o de proximidad en el tiempo y en el
espacio, con acontecimientos ocurridos en torno a ellos.

El pensamiento mágico es elaborado sobre las siguientes bases:

1º) "Cuando dos objetos son parecidos o presentan algún punto de semejanza se los considera
dotados de las mismas propiedades".

2º) "Cuando dos objetos, aunque sean totalmente diferentes, se hallan en contacto o próximos
se influencian mutuamente, adquiriendo uno las propiedades del otro".

De acuerdo con estos principios se establecen entre los objetos y los hechos relaciones en las
que prima el razonamiento global; por lo tanto el pensamiento mágico carece de una base sólida,
formal y lógica, lo que lo expone a numerosos errores.

En este tipo de pensamiento primitivo enraízan todas las supersticiones imaginables que,
transmitidas a través del tiempo, perduran aún en nuestros días. Tales supersticiones son el
producto de los temores, de las ansias y de las dudas del hombre inerme frente a las fuerzas y a las
inclemencias de la naturaleza y ante las situaciones en que peligran su vida y sus bienes. Esos
temores supersticiosos se manifiestan también ante las prohibiciones y mandatos de ciertos ritos,
como ocurre con el tabú en algunas religiones de la Polinesia y frente a supuestas influencias malé-
ficas atribuidas a la sola presencia o mención de determinados objetos o personas. Para
contrarrestar los maleficios y los peligros el pensamiento mágico ha creado los amuletos y los
talismanes.

Los pueblos han creado también a través de su existencia diferentes formas de expresión de!
pensamiento primitivo, las que fueron y son empleadas siempre en el mismo sentido y bajo el
imperio de circunstancias semejantes desencadenantes de estados emocionales que responden a
las fuerzas instintivas, siempre alertas para salvaguardar los intereses de la personalidad. El
individuo trata así de precaverse y alejar todo riesgo o influencia maléfica a la vez que procura
invocar y atraer fuerzas que le sean propicias.

Estas formas de pensamiento, ya lo dijimos, no abandonan jamás al hombre; después de los


primeros años de vida pasan a un plano secundario cediendo al avance de la evolución, pero ante
la inminencia de algún riesgo imprevisto vuelven del plano subconsciente al consciente, propor-
cionando si no una solución un alivio inmediato y transitorio capaz de tranquilizar en mucho la
exaltación emocional desencadenada.

Pensamiento lógico

El pensamiento lógico es el resultado de la actividad de las diversas formas del razonamiento


analítico, sustentado por tres principios básicos.

1º) Principio de la no contradicción: que sustenta el razonamiento por deducción. Según este
principio "una cosa no puede ser más que ella misma, en un mismo momento y bajo las mismas
condiciones"; es decir que "no es posible la afirmación y la negación de una misma cosa al mismo
tiempo". Recurramos al ejemplo matemático: A = B; B — C; luego A = C. Esto es exacto y está de
acuerdo con el principio de la no contradicción. Si por el contrario llegáramos a la conclusión de que
A es diferente de C, sería necesario admitir simultáneamente que A no es igual a B, ya que a jB lo
admitimos igual a C. En este caso habría contradicción del pensamiento j sabemos que el
pensamiento lógico, formal, no debe contradecirse.

2º) Principio del determinismo o principio de legalidad: que propicia el razonamiento por
inducción. Se lo puede enunciar diciendo: "toda modificación experimentada se halla sujeta a
condiciones bien determinadas", o sea que "toda modificación se halla regida por una o más leyes".
Por medio de esta forma lógica de razonar el razonamiento humano fue descubriendo y enunciando
todas las leyes de la naturaleza. La mayor parte de estas leyes son causales, es decir que relacionan
a todo fenómeno con determinadas condiciones generadoras. Luego la inducción se funda en el
principio de la causalidad, según el cual "todo fenómeno obedece a una causa"; de donde "las
mismas causas producen los mismos efectos"; o bien "no hay causa sin efecto". No siempre la
inducción se concreta en una ley causal, en algunos casos se funda en un principio de orden más
general que es el "principio de la legalidad", según el cual "la regularidad con que se producen
ciertos fenómenos obliga a formular una ley".

3º) Principio de finalidad que sustenta el razonamiento por analogías. Este principio sostiene que
la "convergencia y la reunión de determinadas condiciones favorecen la consecución de un fin, ya
sea consciente o inconscientemente perseguido". Recurrimos a otro ejemplo tomado de la
Psicología de Roustan: "El planeta Marte tiene semejanza con la Tierra por su temperatura y por la
atmósfera que lo rodea, de donde se concluye que Marte debe estar habitado". Quiere decir que
en Marte se reúnen ciertas condiciones que, a semejanza de las que existen en la Tierra, se
agruparían con el fin determinado de permitir la existencia de habitantes. Ahora bien; esas
condiciones no son suficientes para hacer aparecer la vida sino simplemente necesarias para que
pueda haberla, y ante la existencia de las condiciones necesarias suponemos la existencia de las
condiciones suficientes, aun sin percibirlas.

Todos estos razonamientos elaboran el pensamiento lógico en el que observamos un verdadero


sistema de operaciones mentales regidas por conductas especiales que nacen del medio social y de
la cooperación con los semejantes. Efectivamente, el pensamiento lógico es el resultado de las
operaciones que realiza el razonamiento analítico, el cual se afirma en los principios fundamentales
que hemos enunciado: 1°) principio de la no contradicción; 2°) principio del determinismo; 3°)
principio de finalidad.

Los dos primeros son esenciales para el pensamiento lógico; no así el tercero. Una mente
desprovista del principio de no contradicción y del determinismo se hallaría imposibilitada de
coordinar un pensamiento lógico y aparecería completamente dislocada. En el caso de carecer del
principio del determinismo habría absoluta incomprensión del mundo circundante, al que el sujeto
no podría adaptarse y chocaría con el medio ambiental. En cambio, la carencia del principio de
finalidad no impide la elaboración del pensamiento lógico que puede alcanzar, aun sin él, altas
cimas.
PSICOPATOLOGÍA DEL PENSAMIENTO

El pensamiento puede perturbarse tanto en su curso como en su contenido.

ALTERACIONES DEL CURSO DEL PENSAMIENTO:

1º) Aceleración del pensamiento: La aceleración es la consecuencia inmediata de la aceleración


del ritmo asociativo en todos los casos en que se produce taquipsiquia. Este trastorno es propio de
los enfermos que padecen excitación psíquica, muy especialmente de excitación maníaca.

La aceleración del pensamiento se evidencia objetivamente a través de la verborragia, que


traduce la celeridad, muy superior a la normal, con que fluyen las ideas a la conciencia. La
perturbación es apreciable subjetivamente por la necesidad que experimenta el individuo de
expresar en forma verbal todas las ideas que acuden con gran precipitación a su mente.

Cuando la aceleración alcanza grados extremos determina la aparición de un fenómeno conocido


bajo el nombre de fuga de las ideas. El sujeto que padece este trastorno va pasando de un tema a
otro rápidamente y sin detenerse, durante el curso del pensamiento. Como consecuencia éste
pierde su ilación lógica de conjunto sin perder la ilación entre los eslabones de la cadena asociativa,
lo que descarta la incoherencia que, por otra parte, es un trastorno del contenido y no del curso del
pensamiento. La gran aceleración del ritmo sorprende y provoca alguna confusión en quien escucha
al enfermo, al punto de suponer cierta incoherencia, pero si observa atentamente al paciente notará
que su conversación que se ha iniciado con un tema determinado, dada la rapidez con que se
encadenan las asociaciones, ha cambiado totalmente el asunto inicial y los otros que,
vertiginosamente, le suceden en el curso del pensamiento, sin perder la ilación de cada tema pero
sí la del conjunto.

La fuga de las ideas es un trastorno complejo que resulta de la conjunción de diversos factores;
en primer término, la gran exaltación afectiva y la excitación son factores determinantes de la
aceleración del ritmo psíquico. La taquipsiquia perturba la atención que se torna muy inestable, con
predominio de la forma espontánea y atraída simultáneamente por múltiples estímulos. En
consecuencia, es mayor que lo normal el número de representaciones que acuden a la conciencia
en la unidad de tiempo las que, procedentes del exterior, excitan y aceleran el mecanismo asociativo
por evocación mnemónica. En efecto, la taquipsiquia facilita la evocación puesto que hay una real
hipermnesia por la disminución del umbral de evocación.

La exaltación mnemónica favorece grandemente las asociaciones por asonancia, en las que no
intervienen los contenidos o significaciones de los vocablos sino las semejanzas entre los sonidos.

Estas alteraciones provocadas por la excitación psíquica producen la afluencia de ideas a la


conciencia en forma de un torbellino incontenible. Por lo tanto, el enfermo que padece de fuga de
ideas cambia o desvía constantemente el tema de su conversación porque la gran inestabilidad que
ocasiona la excitación se hace extensiva a la idea directriz, que se torna incapaz de regir el curso del
pensamiento.

Este trastorno difiere de la disgregación porque en esta última anormalidad la idea directriz
pierde su jerarquía y el pensamiento no se concluye. En la fuga de las ideas, en cambio, se efectúan
asociaciones de constelaciones ideativas que no corresponden al tema y que lo desvían pero que no
lo anulan, y después de muchas desviaciones el enfermo retoma el tema inicial de su discurso.
Esta forma de fuga de ideas, que es la de más frecuente observación, se denomina fuga de ideas
hablada. Existe otra forma que no se exterioriza pues su manifestación es puramente subjetiva; el
enfermo tiene conciencia del pasaje rápido e ininterrumpido de las ideas pero como se da cuenta
no las expresa: es la forma conocida como: fuga de ideas pensada.

2º) Retardo del pensamiento: El retardo del curso del pensamiento se observa en todos los casos
de bradipsiquia, es decir, cuando se produce la lentitud del ritmo psíquico en que, todo el proceso
mental se encuentra dificultado, especialmente la asociación de las ideas que es muy pausada. El
trastorno se aprecia objetivamente a través del interrogatorio del enfermo quien, por otra parte, lo
percibe subjetivamente al experimentar una seria dificultad para pensar.

El mecanismo psicopatológico del retardo del pensamiento varía según los casos.

a) En los enfermos deprimidos, tristes, melancólicos, cuya psique está embargada por un
problema afectivo displacentero de gran potencial, que determina el predominio intenso y
persistente de una sola idea, se inhibe en mayor o menor grado la actividad del pensamiento pues
la sobrecarga afectiva de esa idea principal o directriz rechaza e imposibilita las asociaciones con
otras constelaciones ideativas. El mayor o menor grado de inhibición del pensamiento dependerá
de la intensidad de la carga afectiva. En los grados medianos el enfermo procura realizar esfuerzos
para vencer la resistencia de la idea directriz que, concentrando la actividad psíquica sobre sí misma,
repele la afluencia normal de otro tipo de representaciones. En los grados más intensos, las
inhibiciones son cada vez mayores hasta llegar a la imposibilidad de vencer esa resistencia, como
sucede en la melancolía estuporosa en la que la inhibición del pensamiento es completa.

b) En los confusos mentales existe una alteración orgánica que disminuye cuantitativamente la
actividad psíquica. El grado de entorpecimiento del curso del pensamiento es variable. Hay gran
fatigabilidad psíquica, y como consecuencia la idea directriz carece del vigor necesario para man-
tener el curso del pensamiento. En efecto éste se inhibe porque al enfermo le es imposible hallar
las constelaciones asociativas; esta inhibición es tanto mayor cuanto mayor es el grado de la
obnubilación, que llega a ser completa en los casos de confusión mental estuporosa.

c) En los dementes también se observa retardo del curso del pensamiento, tanto más notable
cuanto más avanzado esté el proceso demencial.

En estos enfermos la debilitación y la fatigabilidad de la psique dificultan las asociaciones,


trastorno agravado por las fallas de evocación que determinan la pérdida del capital ideativo. Así se
retarda el ritmo y el curso del pensamiento en los dementes. El grado de inhibición está en directa
dependencia de la intensidad de la demencia.

d) En los oligofrénicos el pensamiento es de curso retardado. La causa debe buscarse en la


insuficiencia de desarrollo psíquico, que provoca dificultad asociativa por carencia de material
ideativo.

3º) Prolijidad o minuciosidad del pensamiento: La prolijidad es un trastorno del curso del
pensamiento consistente en una incapacidad para extraer, de los contenidos mentales
correspondientes a un tema, el material indispensable y esencial para llegar a la conclusión y al fin
deseado.
Las personas afectadas, sin perder la idea directriz y manteniendo el hilo de su pensamiento,
desarrollan extraordinariamente ciertos contenidos mentales que, si bien se relacionan con el tema,
están muy lejos de facilitar la solución del mismo. Por eso el proceso mental se diluye en una
infinidad de detalles carentes de importancia que les impiden concretar el objetivo final de su
pensamiento. Vale decir que, el sujeto que padece prolijidad del pensamiento encuentra mucha
dificultad para establecer los límites precisos entre lo fundamental y esencial y lo superfluo.

Esta perturbación es propia de los débiles mentales, de los epilépticos y de los dementes.

a) La minuciosidad del pensamiento en los débiles mentales se debe a su precaria capacidad de


abstracción y de síntesis, lo que los coloca en la incapacidad de apartar los contenidos ideativos
accesorios y sintetizar el pensamiento concretándose a lo esencial del tema.

b) En los epilépticos esta anomalía adopta rasgos característicos. Son minuciosos e insistentes
en sus relatos, cuidadosos y escrupulosos en la referencia de detalles y continúan con su exposición
meticulosa después que se les interrumpe. La causa de esta minuciosidad reside en la dificultad que
tienen para establecer las conexiones de la cadena asociativa y para hallar el vocablo adecuado y
preciso para la expresión de su pensamiento, lo que los obliga a recurrir a un sinnúmero de términos
y rodeos verbales para lograrlo. Así es como adoptan formas invariables de expresión del
pensamiento que utilizan en toda oportunidad; si se agrega a esto la tendencia particular de estos
enfermos a ser ceremoniosos y melosos empleando insistentemente determinados vocablos, se
tiene una idea clara de la prolijidad del pensamiento epiléptico.

c) En los dementes la debilitación global de la psique los lleva a las fallas graves en la evocación
mnemónica y al empobrecimiento paulatino del capital ideativo. Al disminuir en ellos la capacidad
de crítica se concreta su pensamiento por pérdida del capital abstracto, debiendo recurrir a
constelaciones accesorias que disminuyen la aptitud para la síntesis.

4º) Perseverarían del pensamiento: La perseveración consiste esencialmente en la repetición más


o menos periódica y automática de ideas o palabras que se intercalan en el curso del pensamiento.
Algo así como relleno, a menudo intempestivo y fuera de lugar, de un persamiento perturbado por
diversas causas.

Esta manifestación puede observarse en personas normales que ostentan una tendencia
particular a perseverar y en ciertos enfermos mentales, propiciada por factores diversos y en
variadas circunstancias.

a) En las personas normales en todos los casos de fatiga psíquica, por agotamiento o por sueño,
que provocan una ligera obnubilación de la conciencia, lo que hace difícil hallar las constelaciones
asociativas que han de encargarse de la prosecución del curso del pensamiento. En los estados
tóxicos producidos por el alcohol, alcaloides e hipnóticos, la perseveración se debe a la falta de
representaciones e ideas en la conciencia oscurecida por la fatiga o el tóxico. Algunas personas
normales y hasta de cierto grado de cultura intercalan repetidamente en su plática, a manera de
estribillo, una misma representación verbal, con lo que su discurrir resulta desagradable y vulgar. Es
probablemente un hábito creado a fin de tomarse el tiempo necesario para hallar las asociaciones
ideativas.

b) La perseveración es frecuente en los débiles mentales, en los que constituye un índice de su


pobreza ideativa. Como la agilidad mental es escasa, muy precario el cúmulo de los conocimientos
y pobre el vocabulario, se ven precisados a emplear siempre los mismos términos y giros para
expresar sus pensamientos. El trastorno se hace tanto más notorio cuanto mayores son las
dificultades para resolver las situaciones o temas que se encaran. La falta de conocimientos
abstractos les hace difícil hallar los materiales necesarios para la continuidad del curso del
pensamiento.

c) La perseveración se observa también en los dementes. El proceso de debilitación psíquica


afecta la evocación mnemónica que, al entorpecer y retardar la evocación de las ideas, determina
una rémora en el curso del pensamiento, la que es subsanada por la perseveración. Esta última
permite a los enfermos tomarse el tiempo necesario para que la evocación se realice; es algo así
como rellenar un espacio que, de otra manera, aparecería en blanco en el curso de un pensamiento
interrumpido.

d) La perseveración en el epiléptico es una consecuencia del gran retardo en la progresión del


curso de su pensamiento viscoso; es difícil para su conciencia abandonar una idea para seguir el
encadenamiento lógico con otras, y esa idea que persiste interfiere en el recorrido normal del
pensamiento, de donde resulta una superposición y una repetición de su contenido mental.

e) La perseveración que se observa en los esquizofrénicos constituye un fenómeno grosero,


consecuencia del disloque psíquico general. El trastorno puede producirse en cualquier tramo del
curso del pensamiento; a menudo es como un estribillo que determina un discurso disparatado y
sin ilación lógica. Es muy probable que esta perturbación señale en los esquizofrénicos el comienzo
de la disgregación del pensamiento.

5º) Interceptación del pensamiento: La interceptación es un trastorno que consiste en una


interrupción brusca del curso del pensamiento en cualquiera de sus tramos. La perturbación
produce en la conciencia la ausencia total de ideas y después de esta interrupción, de duración
variable, se reanuda el mecanismo asociativo. Unas veces se retoma el hilo del pensamiento
anterior, y, muy a menudo, se reinicia en términos completamente diferentes. En casos menos
frecuentes el curso del pensamiento queda definitivamente detenido.

El enfermo tiene plena conciencia de lo que le sucede; la interceptación le produce una sensación
en extremo desagradable de extrañeza y angustia, con la impresión de pérdida del dominio de su
pensamiento y de su personalidad. Estas manifestaciones se revelan objetivamente en la expresión
de perplejidad y de suspenso reflejadas en el rostro, que traducen el asombro y la inquietud que lo
embargan.

Tratando de hallar una explicación a lo que le ocurre y basado en las sensaciones que
experimenta, el enfermo le atribuye un origen procedente del mundo exterior. La interpretación
contribuye así a que se crea sometido a influencias externas que emanan de otras personas o del
medio o lugar en que vive; por esta razón la considera como un robo del pensamiento. Por otra
parte, como al reanudarse la actividad surgen contenidos mentales inadecuados al curso anterior,
el enfermo cree que se le "impone o dirige el pensamiento desde el exterior".

La interceptación es un trastorno frecuentemente observado en el curso del pensamiento


esquizofrénico. Probablemente se halla ligado a los trastornos profundos y graves de la personalidad
que determinan el disloque de la psique.
69) Rigidez del pensamiento: La rigidez es un trastorno motivado por la persistencia de una idea
a la que el paciente dispensa una preferencia enfermiza; no sólo perturba el curso del pensamiento
sino que llega a condicionar sus actos debido a la tenaz oposición a abandonarla.

El pensamiento pierde su elasticidad y su actividad normales para sujetarse a un planteo fijo


determinado por la idea de preferencia. Con esa .limitación, ajustándose siempre a una misma
forma se manifiesta la rigidez del pensamiento.

Esta anormalidad se observa en los esquizofrénicos y su causa debe relacionarse con los
trastornos de la personalidad.

Tratando de hallar una explicación psicopatológica del fenómeno, dentro de un marco lógico, se
llega a la conclusión de que el enfermo, ante la angustia que le ocasionan sus manifestaciones
subjetivas y la sensación de pérdida del autodominio, se aferra tenazmente a una idea como de-
seando mantener con ella la directiva de su pensamiento debilitado y tambaleante. La inminencia
del derrumbe de la personalidad, anunciado por las impresiones de graves amenazas al yo que
surgen de las sensaciones de robo e imposición del pensamiento e influencia exterior, contribuye a
ensombrecer el cuadro.

7º) Estereotipia del pensamiento: El pensamiento estereotipado se caracteriza por la repetición


continuada de palabras o frases, que se intercalan en cualquier tramo del curso del pensamiento,
con la particularidad de que no participan ni tienen relación alguna con el terna, por lo que no
interfieren ni desvían el pensamiento. Esta característica es fundamental para diferenciar la
estereotipia de la perseveración; en este último trastorno se emplean palabras o frases que se
repiten como estribillo, con el fin de obtener tiempo para enlazar los conceptos en un pensamiento
de curso lento y progresión torpe. En la estereotipia el pensamiento puede conservar su fluidez
habitual y como no se relaciona ni participa del tema no podemos considerarla como formando
parte del pensamiento en curso; la perseveración en cambio interviene en el curso del pensamiento,
cuya progresión dificultada trata de favorecer.

8º) Verbigeración del pensamiento: Para algunos autores la verbigeración no es más que una
variedad de estereotipia, sin embargo corresponde diferenciarla de esta última por presentar
características particulares.

Consiste en la repetición de las mismas palabras o frases durante un período de tiempo más o
menos prolongado, días, semanas y hasta meses. Es una repetición inútil que no obedece a ninguna
exigencia de la elaboración del pensamiento del cual no participa. Se caracteriza por la falta de
sentido y carencia de toda lógica y se presenta intempestivamente como determinada por un
impulso o automatismo.

La verbigeración es un trastorno que se observa en caso de graves perturbaciones a nivel de la


corteza cerebral, tal como ocurre en estados demenciales o confusiones mentales graves. Asimismo
se la observa en psicosis esquizofrénicas de avanzada evolución. Este síntoma traduce la pérdida del
control cortical y la liberación de un verdadero automatismo cerebral.

9º) Disgregación del pensamiento: La disgregación constituye una perturbación grave que se
produce cuando la idea directriz es incapaz de condicionar y mantener la progresión del
pensamiento, el cual pierde su finalidad lógica. En condiciones patológicas la idea directriz o tema
carece del vigor necesario para mantener el interés, o la atención que se dispensa a dicha idea es
insuficiente debido a la pobreza de la energía voluntaria; como consecuencia de esta pérdida de
vigor desaparece su jerarquía como conductora del pensamiento, quedando relegada a un plano
secundario en el que se confunde con el conglomerado de constelaciones asociativas o conceptos
afines. El pensamiento, que detiene entonces su progresión por debilitamiento de la idea directriz,
es conducido en forma alternada, caprichosa y arbitraria por las diversas constelaciones asociativas.
Al perder su conducción y su vigor continúa una progresión irregular debida a los restos del impulso
inicial, cual si se tratase de un "vis a tergo"; de este modo se canaliza en diversas direcciones, según
cuales sean las constelaciones asociativas que asuman, en forma sucesiva, la conducción del
pensamiento hasta su agotamiento completo.

El pensamiento disgregado es fragmentariamente comprensible, puesto que las ideas asociadas


por el tema que lo inició son afines y surgidas mediante los mecanismos y leyes asociativas lógicas.
Pero como estos fragmentos, debido a la falta de idea directriz, no se conectan entre sí para
hilvanarse de una manera lógica el pensamiento, tomado en totalidad, resulta ilógico e
incomprensible.

La disgregación del pensamiento expresa graves trastornos de la psique, con alteraciones que
comprometen su autonomía por la debilitación del juicio hasta llegar a la destrucción de la
personalidad. Tal lo que ocurre en las demencias y en las esquizofrenias.

ALTERACIONES DEL CONTENIDO DEL PENSAMIENTO

La patología del pensamiento, desde el punto de vista de su contenido, presenta a considerar los
siguientes tipos patológicos: pensamiento incoherente, delirante y obsesivo.

1º) PENSAMIENTO INCOHERENTE: Aclaramos, en primer término, que colocamos a la


incoherencia entre las perturbaciones del contenido del pensamiento a pesar de que se la suele
presentar como un trastorno del curso. En efecto, la perturbación tiene su punto de partida en una
alteración de la conciencia, que pierde su lucidez normal a la vez que pierde su ingerencia en el
mecanismo asociativo, primera etapa consciente en la elaboración del pensamiento normal. El
estado patológico de la conciencia determina que la asociación de las ideas no se encuadre dentro
de las leyes asociativas normales, y que en cambio sean aportadas las constelaciones asociativas'
más dispares que se acoplan arbitrariamente al tema o idea directriz, esencia misma del contenido
del pensamiento. Éste se construye así en forma totalmente incoherente e incomprensible.

Luego: "un pensamiento es incoherente cuando su contenido está formado por constelaciones
ideativas resultantes de asociaciones ilógicas de conceptos de muy diferente significación".

Este pensamiento patológico revela no sólo el automatismo inconsciente del mecanismo


asociativo que escapa al control del juicio, sino también la obnubilación de la conciencia y la torpeza
y la suspensión más o menos intensa de la actividad psíquica.

El pensamiento incoherente es totalmente incomprensible; es imposible mantener una


conversación con el enfermo porque las asociaciones absurdas determinan un lenguaje carente de
sintaxis. Es propio de la confusión mental, caracterizada por el oscurecimiento de la conciencia. Las
personas normales pueden expresar un pensamiento incoherente cuando se produce una
disminución de la lucidez mental, como ocurre en los casos de fatiga psíquica intensa y en especial
cuando el sueño invade la conciencia. En esos momentos deja de manifestarse la actividad conscien-
te y el sujeto cae en el automatismo subconsciente, por el que las ideas se asocian sin ningún control
e incoherentemente. La coherencia del pensamiento, pues, sólo es posible mientras se mantiene la
concentración psíquica y la atención alerta sobre la elaboración del pensamiento; la incoherencia
se encuentra latente en todas las personas bastando la más leve obnubilación de la conciencia para
que se insinúe, debido a que las elaboraciones caen en el plano subconsciente donde las ideas se
suceden en forma desordenada. Las ideas se ordenan únicamente cuando son llevadas por un acto
de la voluntad al plano consciente donde son sometidas a la concentración atentiva y al control del
juicio.

Conviene establecer debidamente las diferencias que existen entre el pensamiento incoherente
y el disgregado, dado que la confusión es fácil puesto que ambos pensamientos son
incomprensibles.

1º) La incoherencia es un trastorno del contenido del pensamiento, mientras que la disgregación
es un trastorno de su curso.

2º) La incoherencia es debida a la asociación de ideas dispares al margen de las leyes asociativas
lógicas; la disgregación se debe a la debilitación de la idea directriz, a la vez que las asociaciones que
esta idea determina son correctas.

3º) En la expresión del pensamiento incoherente hay falta absoluta de sintaxis porque se
construye con asociaciones carentes de relación; el pensamiento disgregado se expresa respetando
la sintaxis desde que las asociaciones efectuadas siguen las leyes lógicas y se relacionan con el tema.
De aquí que el pensamiento disgregado sea fragmentariamente comprensible, aunque en la
totalidad de su curso sea tan incomprensible como el incoherente.

4º) El pensamiento incoherente es el resultado de una conciencia obnubilada, en la que el juicio


deja de controlar las elaboraciones psíquicas por carencia de concentración atentiva. El
pensamiento disgregado es producto de una psique debilitada en la que el juicio pierde su capacidad
normal a la vez que la idea directriz carece de vigor por falta de atención y de interés ambas fallas
determinan que el curso y la continuidad del pensamiento se agoten fácilmente.

2º) PENSAMIENTO DELIRANTE: El contenido patológico del pensamiento delirante, integrado por
concepciones delirantes, es producto de la elaboración de un juicio afectado de una falla grave.
Como la actividad judicativa está desviada de su actividad normal está incapacitada para com-
prender los errores que involucran sus conceptos, los que son aceptados como reales y defendidos
enérgicamente.

3º) PENSAMIENTO OBSESIVO: El contenido patológico de este pensamiento está formado por las
más variadas obsesiones. Si bien el juicio no está desviado y mantiene un perfecto control
reconociendo el error que encierra el pensamiento, el sujeto no puede sobreponerse a la imposición
de este contenido morboso que lo perturba y lo angustia.
IMAGINACIÓN

Concepto

La imaginación es una importante actividad psíquica que participa activamente en la elaboración


del pensamiento. Se halla en directa dependencia de la memoria que, mediante el aporte de la
evocación, le permite realizar la más extraordinaria variación de combinaciones entre imágenes,
representaciones y situaciones vividas por el individuo. Además la imaginación permite al hombre
la creación de imágenes o situaciones nuevas. De donde surgen dos modalidades de esta importante
actividad, que se han denominador imaginación reproductora e imaginación creadora.

1°) Imaginación reproductora:

La forma reproductora, que es la más común, es la capacidad de evocar imágenes,


representaciones y cuanto ha sido registrado y vivencia-do por la conciencia y de someter estos
elementos a múltiples y variadas elaboraciones, cuya finalidad ulterior es la construcción de
conceptos de mayor complejidad y perfección. La imaginación reproductora, mediante la cual se
elabora el material cognoscitivo individual que alcanza paulatinamente mayor nitidez y jerarquía,
tiene gran similitud con la memoria de evocación, con la que suele confundirse, razón por la que se
ha dicho que imaginar es pensar con imágenes. Para evitar precisamente esas confusiones es que
se hace necesario establecer las diferencias entre ambas.

La diferencia fundamental se aprecia conociendo la exacta ubicación y finalidad que ambas


actividades tienen en el proceso psíquico. La evocación es una actividad exclusivamente mnemónica
cuya finalidad específica es la reproducción fiel de imágenes, conocimientos, hechos o situaciones
vividos por el individuo, los que deben ser actualizados en un determinado momento por el imperio
de ciertas circunstancias. Por consiguiente debemos considerarla y ubicarla como un proceso de la
memoria que tras la evocación realiza una perfecta identificación mediante el reconocimiento de
algo que realmente ocupó la conciencia en un momento dado.

La imaginación reproductora por su parte, si bien se vale de la evocación mnemónica, es una


actividad que se halla bajo la fiscalización del pensamiento; es, en realidad, una forma particular de
elaboración del pensamiento. Difiere de la evocación mnemónica porque prescinde del proceso de
reconocimiento, desde el momento que, para el objetivo actual, no se requiere una prolija
identificación de detalles. En efecto, los elementos evocados se enlazan y coordinan siguiendo los
mecanismos asociativos lógicos, para ser sometidos a la actividad razonante. Así es como los
materiales de la evocación adquieren mayor claridad y configuran concepciones de más jerarquía y
complejidad.

2°) Imaginación creadora:

La imaginación creadora es la actividad psíquica capaz de encauzar el pensamiento hacia nuevos


enfoques y originales combinaciones de los elementos preexistentes del capital cognoscitivo
personal; combinaciones de imágenes, representaciones e ideas de las que surgen creaciones insos-
pechadas, a veces geniales, y nuevas nociones para el conocimiento, que si no han sido previstas en
su esencia misma fueron, a menudo buscadas.

La nueva creación es sólo aparente, en realidad no es otra cosa que una variante desde que los
elementos que la forman preexisten en el individuo. Todo se elabora con material que forma parte
integrante del conocimiento personal, material de aprehensión procedente del mundo exterior
captado a través del sensorio. Estos elementos son elaborados repetidas veces en el curso de la
existencia y en múltiples formas y combinaciones merced a la imaginación reproductora, encargada,
como dijimos, de mejorarlos y jerarquizarlos.

Como estos materiales producto de mayores abstracciones, que surgen a través de numerosas
disociaciones analíticas y de otras tantas síntesis asociativas, se hace posible la creación de
conceptos y representaciones completamente nuevos por sus variantes, pero en los que el análisis
minucioso permite descubrir los elementos primarios que permitieron su elaboración, elementos
básicos que constituyen, en última instancia, las fuentes del conocimiento universal donde el
hombre lo halla todo ya creado. Para alcanzar el plano de estas elaboraciones se requiere la
imprescindible participación de la inteligencia, de cuyo grado de capacidad depende la magnitud y
la jerarquía de lo creado. En efecto, la capacidad creadora desde las creaciones pueriles que los
niños idean en sus juegos hasta las creaciones geniales de los seres superdotados.

Por otra parte, también se requiere la participación de estados afectivos especiales, en los que
se manifiestan las inclinaciones, tendencias, deseos y pasiones de la personalidad, los que impulsan
y descargan la actividad voluntaria que se precisa para alcanzar esa finalidad.

La imaginación, actividad mental con distintos grados de intensidad, reviste pues dos formas, la
reproductora y la creadora; a esta última, la de mayor jerarquía, le está reservado alcanzar las más
altas cumbres del conocimiento, aquellas que jalonan los progresos de la humanidad a lo largo del
tiempo. Las personalidades dotadas de una inteligencia superior, los seres geniales que impulsan el
avance de la civilización, expresan las más elevadas realizaciones de la imaginación a través de la
invención y de la inspiración.

La invención es la creación o el hallazgo de algo nuevo mediante una labor persistente,


continuada y perfectamente consciente; por la elaboración pensante el espíritu, a fuerza de ingenio
y de meditación, con tenacidad y con el máximo de concentración atentiva, llega a concebir y a crear
o inventar una cosa nueva o desconocida. Así surgen a la luz los inventos destinados a facilitar la
vida y la labor del hombre en todos los órdenes de su actividad. Tanto en las ciencias como en el
arte, en las industrias como en otras esferas de su desenvolvimiento, la invención de los más
diversos y complejos instrumentos, aparatos, sistemas, principios y reglas le sirven para
complementar sus observaciones, facilitar sus experiencias, ampliar sus conocimientos, ahorrar
esfuerzos en la ejecución de sus tareas y, en general, para avanzar en el trabajoso y lento camino
del progreso.

La inspiración, a la que se deben las más hermosas y las más sublimes creaciones de los poetas,
de los artistas, de los literatos y de los oradores, es otra modalidad de la imaginación creadora.
Aunque las creaciones de la inspiración aparentemente se realizan en forma espontánea y sin
esfuerzo evidente, son en realidad producto de la labor mental consciente, de la concentración
atentiva y de la dedicación voluntaria entusiasta. Pero no surgen, como cuando se trata de la
invención, inmediatamente a continuación de esas elaboraciones sino que, en un momento
inesperado y cuando la mente se halla en reposo, cristalizan en forma súbita como a raíz de un
estímulo insospechado, cual si se tratase de algo que sobrepasa las leyes naturales conocidas y
entrara en el plano de lo sobrenatural. Después de haber sido larga y asiduamente buscadas, las
creaciones de la inspiración surgen como resultado mediato e imprevisto de un trabajo que se
comenzó con plena lucidez pero que fue trasladado al subconsciente, el cual prolonga más allá de
lo consciente estas elaboraciones, de donde afloran en forma inesperada y, a veces, deslumbrante.

Definición

"La imaginación es una forma de elaboración del pensamiento mediante la cual se unen,
ordenan, enlazan y coordinan en múltiples combinaciones los materiales de evocación
proporcionados por la memoria, con .a finalidad de concebir y de dar forma a cosas nuevas y a
conceptos originales y cada vez más perfectos, hasta culminar en las creaciones geniales de la
inspiración que señalan las altas cumbres del conocimiento y jalonan el progreso de la humanidad".

PSICOPÁTOLOGÍA DE LA IMAGINACIÓN

La psicopatología de la imaginación gira esencialmente en torno a los tipos de alteraciones:


cuantitativas y cualitativas.

Alteraciones cuantitativas

Desde el punto de vista cuantitativo, Ta imaginación puede estar aumentada o disminuida. -

1º) Imaginación aumentada:

La exaltación de la imaginación se produce en todos los casos en que hay excitación psicomotriz.

a) En la manía hallamos especialmente exaltada la forma reproductora de la imaginación debido


a la hipermnesia causada por la disminución del umbral de evocación; las imágenes que se suceden
en la conciencia ininterrumpida y precipitadamente son combinadas y elaboradas por la
imaginación que se exalta al ritmo de esa precipitación.

b) En algunos delirios, especialmente cuando la imaginación forma el mecanismo productor de


esta enfermedad.

c) En algunas intoxicaciones y especialmente en las intoxicaciones por alcaloides, morfina y


cocaína. El estado onírico con alucinaciones placenteras lleva a la exaltación imaginativa.
2º) Imaginación disminuida:

La imaginación se empobrece en todos los casos en que se producen inhibiciones psíquicas. Así
sucede en la depresión psicomotriz, en la demencia, en la oligofrenia y siempre que ocurre una
merma en la actividad psíquica.

Alteraciones cualitativas

La imaginación en los casos de trastornos cuantitativos, está bajo el control de un juicio lógico,
pero cuando la acción de éste se debilita, liberada de su freno normal, se descontrola efectuando
elaboraciones fantásticas.

La fantasía conduce a la creación de un mito o de una fábula, es decir a una elaboración mental
privada de fundamento, es una ficción inverosímil sin visos de realidad. Esta elaboración falsa debe
distinguirse de la mentira común, que también es una elaboración irreal producto de la imaginación.

a) La fabulación es patológica porque es el resultado de la actividad imaginativa anormal de una


personalidad psicopática o de un enfermo mental que no puede substraerse a ese mecanismo
psíquico, que escapa al control del juicio aun cuando, en gran parte, tenga conciencia del mismo. La
mentira no es patológica, es producto de la elaboración de mentes sanas que mantienen un control
perfecto de su función intelectual.

b) Si bien la fábula es una creación falsa, obedece a la tendencia innata de una personalidad
psicopática determinada por una desviación constitucional o a la tendencia de un enfermo con el
juicio desviado o más o menos inhibido. La mentira, por el contrario, es elaborada con un fin
utilitario; es una creación circunstancial para inducir a error, engañar o eludir en forma más o menos
hábil, situaciones de apremio.

MENTIRA :

La mentira, que es una elaboración normal a pesar de ser censurable en el orden moral, es
recurso también de ciertos enfermos mentales que mienten por las mismas o parecidas razones que
las personas normales.

1) Los hiperemotivos, en los que se exageran los mecanismos normales, mienten por
conveniencia y por temor al castigo.

2) Mienten los alcoholistas tratando de ocultar su hábito, por vergüenza o por temor de verse
privados del alcohol.

3) Los delirantes cuando temen comprometer su situación o para ocultar sus planes y sus
verdaderas intenciones.

4) Los perversos deliberadamente con el deseo de molestar y perjudicar a los demás. La calumnia
suele ser su arma.
FABULACIÓN :

1) La fabulación que es patológica en los adultos ha sido considerada normal en los niños.
Nosotros no compartimos esa opinión, adoptando al respecto una actitud de reserva. Consideramos
a los niños y a los adolescentes como a seres en evolución, en camino de alcanzar la madurez
psíquica, época en que el juicio y la razón se convierten en los cancerberos de la imaginación; por
consiguiente en las diversas etapas del desarrollo, en los distintos grados de evolución del juicio y
de la razón, la intensidad de la actividad fabulatoria varía. Unos fabulan más que oíros y algunos no
fabulan nada, lo que induce a pensar que la intensidad de esa actividad depende del grado de
madurez psíquica.

Además se observa que algunos niños no fabulan aun siendo inmaduros, mientras que otros de
evolución normal lo hacen, evidenciando predisposiciones o estados constitucionales más o menos
manifiestos. Estas observaciones apoyan nuestro criterio de que si la fabulación del niño no es
patológica, tampoco es absolutamente normal.

2) La fabulación de los histéricos es un síntoma muy importante y característico de estas


personalidades. La riqueza de sus manifestaciones dio lugar a que Dupré creara la constitución
"mitomaníaca".

La fabulación del adulto es como en los niños un síntoma de inmadurez psíquica; caracteriza a
personalidades frágiles, inmaduras, carentes de inhibiciones vigorosas, siendo la insuficiencia
inhibitoria la causa de la fantasía. Dupré reconoció esta incompleta madurez como elemento
primordial en las personalidades a través de las cuales llegó a concebir la constitución mitomaníaca,
de la que son tributarios los histéricos. Entre los caracteres sobresalientes de la personalidad
histérica figuran: a) pobreza intelectual, siempre evidente; b) sugestibilidad, todo débil es fácilmente
sugestionable y predispuesto a la imitación hasta llegar a la autosugestión; c) patomimia, imitación
de las más diversas enfermedades; d) deseo de destacarse, atrayendo la atención con sus
elaboraciones fantásticas que expresan con gran realismo; e) conflictos íntimos y ambientales, las
situaciones desfavorables los llevan a la fabulación; f) la vanidad, que procura satisfacerse
recurriendo a la fantasía.

3) En los maníacos la fabulación es muy frecuente. La exaltación afectiva debilita las inhibiciones
y da libre curso a la imaginación, que se exagera hasta la fantasía por falta de control del juicio que
está desviado. La fabulación consecuencia, en este caso, de la megalomanía, satisface la vanidad del
enfermo que dominado por la euforia se siente poderoso y triunfador.

4) La fabulación de los melancólicos reviste la forma de "autoacusación calumniosa". El juicio,


desviado por ideas delirantes de impotencia, de ruina, de autoculpabilidad y de suicidio, al no
ejercer su control normal permite a la imaginación urdir verdaderas fábulas en las que el paciente
se ubica como protagonista y se acusa de ser el causante de todos los perjuicios y de todas las
situaciones catastróficas que elabora su mente enferma.

5) Algunos delirantes también fabulan, especialmente los que deliran debido al mecanismo
imaginativo. El más característico es el delirio imaginativo de Dupré y Logre que se instala en la
personalidad mitomaníaca.
6) Fabulan los confusos en estado de onirismo y algunas personas jóvenes durante la
convalescencia de ciertas enfermedades infecciosas. La fabulación tiende en estos casos a satisfacer
los deseos que dominan a la personalidad según las corrientes afectivas imperantes.

7) Los dementes seniles a causa de la debilitación psíquica. Para suplir las lagunas de la memoria,
en especial la de fijación, cuya merma impide el nexo entre los hechos recientes, el enfermo recurre
a la fabulación.

8) Finalmente, también suelen fabular los débiles mentales con acompañamiento de gran
excitación, alucinaciones y delirio.

RESUMEN
ACTIVIDADES QUE INTERVIENEN EN LA ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO

La asociación de las ideas es el mecanismo que relaciona, conecta y encadena las ideas y
representaciones mentales. Es el primer paso importante hacia la elaboración del
pensamiento.
1º) Ley de asociación por contigüidad temporal: hechos o estímulos
registrados en un mismo momento o acto perceptivo.
2º) Ley de asociación por contigüidad espacial: hechos o estímulos captados
en un mismo lugar.
Leyes 3º) Ley de asociación por semejanza externa: cuando tienen entre sí alguna
asociativas semejanza relacionada con sus caracteres externos.
4º) Ley de asociación por semejanza interna: cuando tienen en común los
significados de sus cualidades o propiedades.
5º) Ley de asociación por contraste: la asociación se hace cuando un hecho
o fenómeno es lo opuesto a otro.
La asociación de las ideas se hace de acuerdo con un ritmo y en forma
ordenada siguiendo las leyes asociativas, es decir, que son coherentes.
Asociación
de las
Ideas
a) Ritmo normal: debe tenerse en cuenta como punto
de referencia. Es el que permite seguir el curso de un
pensamiento elaborado en forma lógica formal. Las
variantes dependen del tempo psíquico de cada uno.
Psicopatolo Alteraciones b) Ritmo acelerado: Por aceleración del lempo psíquico.
gía de la del ritmo Asociaciones rápidas y fugaces. Fuga de las ideas.
asociación c) Ritmo retardado: Por retardo del tempo psíquico.
de las ideas Disminuyen las asociaciones en la unidad de tiempo.
Hay entorpecimiento y dificultad para hallar los
términos que han de formar la cadena asociativa.

La coherencia normal se perturba cuando se debilitan la


Alteraciones concentración psíquica y la atención. Se enturbia la
de la lucidez de la conciencia y se descontrola la actividad
coherencia psíquica, no se asocia de acuerdo con las leyes lógicas
normales y se cae en la incoherencia asociativa.
"Es la actividad psíquica mediante la cual el espíritu realiza una
síntesis mental que permite llegar a una conclusión entre las ideas o
conocimientos".
Un juicio es siempre la afirmación de una verdad y hace posible la
aceptación y adquisición de un conocimiento.
1) Etapa de elaboración: Se hace la relación e identificación de los
Definición y
conocimientos.
concepto
2) Etapa crítica: Se hacen las comparaciones y la selección de los
conocimientos aportados a la conciencia. Posteriormente se hace la
valoración de todo lo seleccionado, para llegar a una conclusión
definitiva.
El juicio realiza un análisis minucioso antes de » resumir sus
conclusiones en una síntesis.

Juicio Las perturbaciones son de orden cuantitativo y cualitativo.

Alteración cuantitativa que se observa en los


Juicio
casos de incompleto desarrollo psíquico:
insuficiente
síndrome frenasténico.

Disminuido o deficiente con respecto a su


Juicio
capacidad anterior; es una alteración
Psicopatalogía debilitado
cuantitativa: síndrome demencial.
del juicio

En los casos de obnubilación de la conciencia, que


Juicio se encuentra dificultada o impedida en su
suspendido función. Alteración cuantitativa, confusión
mental.

Alteración cualitativa; debida a la interferencia de


Juicio
una intensa carga afectiva: delirios, manía,
desviado
melancolía. Juicio afectado en forma parcial.
El razonamiento encadena los juicios entre sí en una relación de directa
dependencia; su finalidad es comprobar y demostrar una verdad.
Establece comparaciones entre los juicios cuyas similitudes permiten efectuar
substracciones de término: lo que es verdad en uno de los términos lo es también en
los otros.
Comparaciones globales: El razonamiento no descompone los términos para hallar
los caracteres y cualidades de cada una de las partes. Expone a numerosos errores.
Comparaciones analíticas: Pertenecen a un razonamiento lógico: se hace el análisis
de las partes investigando sus caracteres y atributos; se facilitan delicadas
substituciones.
Raciocinio Acepta como verdadera una
Razona-
proposición llamada "consecuencia",
miento por
cuando otras proposiciones llamadas
deducción
premisas también lo son.

Tipos de Razona- Afirma una verdad basándose en la


razonamientos miento por observación de determinado número de
inducción hechos.

Razona- Afirma una verdad cuando uno de los


miento por términos presenta caracteres semejantes
analogías a los de los otros.

"El pensamiento es la más jerarquizada manifestación de la


mente; su finalidad es la comprensión, entendimiento y
facilitación de las relaciones interhumanas y la expresión, a
través de la capacidad intelectual de cada individuo, de la
Definición y sabiduría secular y universal".
concepto Tiene un contenido formado por la idea directriz, que es el
conocimiento que ha de elaborarse. Esta es la finalidad que ha
de alcanzarse a través de una serie de juicios y razonamientos
entre ideas afines; así se establece el curso.
El pensamiento es resultado de una elaboración consciente.
Pensamiento
Propio del niño, del hombre de escasa evolución y de los
pueblos primitivos.
Se relaciona con el mundo mágico: todo lo que acontece se
halla en relación y dependencia de las fuerzas de la naturaleza.
Pensamiento
Sus bases son:
mágico o
1) Dos objetos parecidos o que presentan algún punto de
primitivo
semejanza se consideran dotados de iguales propiedades.
2) Dos objetos aunque sean totalmente diferentes, si se
hallan en contacto o próximos se consideran influenciados
mutuamente, adquiriendo cada uno las propiedades del otro.
Es el que se elabora mediante el razonamiento analítico que se
basa en tres principios.
1) Principio de la no contradicción: sustentado por el razonamiento
por deducción; "una cosa no puede ser más que ella misma, en un
mismo momento y bajo las mismas condiciones".
Pensamiento 2) Principio del deterninismo o de legalidad; propiciado por el
lógico razonamiento por inducción: ''toda modificación que una cosa
experimenta se halla sujeta a condiciones bien determinadas, o sea
que está regida por una o más leyes".
3) Principio de finalidad; sostenido por el razonamiento por
analogía: "La convergencia y reunión de determinadas condiciones
favorece un fin consciente o inconscientemente perseguido''.

Se registran perturbaciones del curso y del contenido.

1º) Aceleración del pensamiento: En los casos


de aceleración del ritmo psíquico: excitación
psicomotriz; especialmente manías.
Verborragia, fuga de ideas, atención inestable,
hipermnesia por disminución del umbral de
evocación.
Pensamiento 2º) Re lar do del pensamiento: En los casos de
retardo del ritmo psíquico. Inhibición de los
procesos psíquicos: deprimidos, tristes,
melancólicos, confusos mentales, dementes y
oligofrénicos.
3º) Prolijidad o minuciosidad del pensamiento:
Psicopatología Incapacidad de extraer los contenidos mentales
del Alteraciones esenciales para alcanzar la finalidad: débiles
pensamiento del curso mentales, epilépticos-y dementes.
4º) Perseverancia del pensamiento: Repetición
periódica y automática de palabras que se inter-
calan en su curso: personas normales por fatiga
psíquica o por intoxicación por el alcohol, alca-
loides, hipnóticos; débiles mentales por su
pobreza ideativa; dementes por el
empobrecimiento ideativo y fallas de evocación;
epilépticos por retardo del ritmo psíquico y
esquizofrénicos por disloque psíquico.
5º) Interceptación del pensamiento:
Interrupción brusca del curso que se reinicia
instantes después retomando el curso anterior
o a menudo un curso diferente: esquizofrénicos.
6º) Rigidez del pensamiento: Perturbación
del curso por la persistencia de una idea a la que
se dispensa preferencia, hay resistencia para
abandonarla y llega a condicionar los actos del
pensamiento, pierde su elasticidad normal:
esquizofrénicos por los trastornos de la
personalidad.
7º) Estereotipia del pensamiento: Repetición
continuada de palabras o frases que se
intercalan en el curso del pensamiento y no
participan del tema del mismo. Esto la distingue
Alteraciones de la perseveración.
del curso 8º) Verbigeración del pensamiento:
Repetición de las mismas palabras o frases en
períodos de tiempo más o menos prolongados.
No participa del pensamiento, sin sentido ni
lógica: en caso de trastornos graves de la
Psicopatología corteza de los dementes y confusos.
Pensamiento del 9º) Disgregación del pensamiento: Éste
pensamiento pierde su finalidad lógica porque la idea
directriz carece de capacidad para mantener y
condicionar el curso del pensamiento. Expresa
trastornos graves de la psique: esquizofrenias y
demencias.
1º) Pensamiento incoherente: En los casos en
que se produce pérdida de lucidez de la
conciencia, la cual no controla el mecanismo
asociativo que escapa a las leyes lógicas
normales. El contenido del pensamiento
Alteraciones incoherente resulta de asociaciones ilógicas
del que encadenan conceptos de significaciones
contenido diferentes.
2º) Pensamiento delirante: El contenido del
pensamiento está integrado por concepciones
delirantes.
3º) Pensamiento obsesivo: El contenido está
integrado por las más variadas obsesiones.
Actividad psíquica que participa en la elaboración del pensamiento.
Tiene íntima relación con la memoria de evocación.
1) Imaginación reproductora: Es la evocación de imágenes,
representaciones y elementos del propio conocimiento que se someten a
múltiples elaboraciones para reproducirse con un mayor grado de
Concepto perfección y configurar concepciones de mayor jerarquía: es la forma más
frecuente.
2) Imaginación creadora: Encauza el pensamiento hacia nuevos
enfoques y combinaciones originales del material del propio
conocimiento de donde surgen creaciones que a veces llegan hasta lo
genial. Depende de la inteligencia.
"La imaginación es una forma de elaboración del pensamiento que
ordena, enlaza y coordina en múltiples combinaciones los elementos
preexistentes del capital cognoscitivo personal evocados por la memoria,
Definición
para dar forma a cosas nuevas y a concepciones originales y cada vez más
perfectas, hasta culminar en las creaciones geniales de la invención y de
la inspiración".
Se registran alteraciones cuantitativas y cualitativas.
1º) Imaginación aumentada: En la excitación
psicomotriz, especialmente en la manía; en algunos
delirios; en intoxicaciones por alcaloides, morfina y
Alteraciones
cocaína.
cuantitativas
2º) Imaginación disminuida: En todos los casos de
inhibición psíquica: melancólicos, dementes y
oligofrénicos.
Imaginación Cuando el juicio no controla eficazmente la
imaginación se desborda y cae en la fantasía y en la
fabulación.
Fabulación: elaboración falsa de carácter
patológico.
Mentira: elaboración imaginativa falsa, no
patológica.
1) Mentira: En personas normales y en enfermos
Psicopatología mentales.
de la a) Hiperemotivos: por conveniencia y temor al
imaginación castigo.
b) Alcoholistas: por vergüenza o temor de verse
privados del tóxico.
Alteraciones
c) Delirantes: porque temen comprometer su
Cualitativas
situación y para ocultar sus intenciones.
d) Perversos: deliberadamente para perjudicar y
hacer daño.
2) Fabulación: a) En niños y en personas inmaduras.
b) Histéricos: constitución mito-maníaca.
c) Maníacos: megalomanía que satisface su
vanidad.
d) Melancólicos: autoacusación calumniosa.
e) Algunos delirantes (mecanismo imaginativo).
f) Confusión mental onírica.
g) Demencia senil, por fallas de la memoria.
h) Débiles mentales; con excitación, alucinaciones y
delirio.
CAPÍTULO VIII

MEMORIA

PSICOPATOLOGÍA DE LA MEMORIA
MEMORIA

Concepto

La memoria es otra de las manifestaciones de la actividad psíquica, cuya contribución es


imprescindible para la continuidad de la vida psicológica por ser el nexo entre el pasado y el
presente. Cuando la memoria se extingue la vida psicológica se torna precaria, se borran los
recuerdos y se desvanecen los acontecimientos de trascendencia que jalonan la existencia del
individuo. Al debilitarse la integridad de la personalidad ésta pierde su equilibrio y comienza a
desintegrarse. En efecto, gracias a la memoria el hombre evoca, en cualquier momento, los
acontecimientos de su vida en una visión de conjunto que le permite tener una noción acabada de
su existencia física o psíquica como unidad independiente. Le es posible identificar su personalidad
en el tiempo, siempre igual a sí misma pese a las mutaciones impresas por el progreso en el orden
psicológico y a las huellas que señalan el paso de los años en el orden físico.

La memoria contribuye a darle la noción del tiempo transcurrido desde el momento que la
sucesión de los recuerdos, que marcan el recorrido de una existencia, se hace en forma cronológica,
lo que le permite establecer las diferentes etapas de la vida. Entre los hechos de trascendencia
siempre existen espacios o claros debidos a la desaparición u olvido gradual de las vivencias menos
trascendentes, que no han llegado a formar engramas firmes e indelebles.

Ésta es la importancia que tiene la actividad mnemónica en lo que se refiere al aporte de todo el
material de los recuerdos que establecen el enlace entre él pasado y el presente. En el presente la
memoria interviene en las nuevas elaboraciones mentales estableciendo, mediante la fijación,
nuevas huellas y fortaleciendo las antiguas. La actuación de la memoria no se limita sólo al pasado
y al presente; también permite al hombre su proyección hacia el porvenir. En efecto, cuando el
pensamiento encara las posibilidades del mañana le es imprescindible el aporte del material del
conocimiento mediante la evocación, es decir el aporte de la experiencia que es la base sobre la que
descansa la vida de cada individuo. Sin e auxilio es imposible que el hombre pueda tender puentes
hacia el futuro; le es pues indispensable la experiencia. El futuro se halla en potencia en cada uno
de nosotros, lo vamos forjando de acuerdo con nuestras, posibilidades y salimos a su encuentro
movidos por las circunstancias, pero como la experiencia nunca es completa ni suficiente la marcha
hacia el porvenir se hace con la adquisición de nuevas experiencias que complementarán a las
antiguas, con lo que se va jalonando y condicionando nuestro perfeccionamiento. Sólo así es posible
comprender la continuidad de la vida psicológica y la indivisibilidad de la psique y sus
manifestaciones.

Por la actividad de la psique se registra en la conciencia, bajo la forma de imágenes, el material


captado por el sensorio; así también son registradas las elaboraciones de nuestro pensamiento,
todo bajo la forma de: engramas o huellas mnemónicas. Estos engramas se graban a continuación
de la impresión de los estímulos en la conciencia constituyendo modificaciones persistentes de la
psique, de carácter más o menos indeleble según la intensidad de las vivencias que los determinan.
Los engramas o huellas mnemónicas pueden ser intensamente reavivadas en el transcurso de la
vida, ya sea por sucesivas evocaciones ya por la reproducción de vivencias iguales o semejantes.

Algunos autores llaman memoria orgánica a los engramas formados por la estimulación
sensorial, reservando la denominación de memoria psíquica para la que corresponde a nuestros
pensamientos y a las elaboraciones de la imaginación.

La actividad mnemónica se manifiesta bajo dos formas diferentes:

1º) Memoria voluntaria y consciente. — Por ella la atención introvertida se concentra en la


búsqueda minuciosa de las vivencias que se desean evocar, porque son necesarias para la
elaboración de nuestro pensamiento o porque determinadas circunstancias de nuestra vida psíquica
así lo requieren. Es la forma más importante.

2º) Memoria automática e inconsciente. — En actividad durante nuestras elaboraciones


mentales merced al mecanismo asociativo. El automatismo de los centros mnemónicos perceptivos,
por ejemplo, se manifiesta cuando se efectúa el reconocimiento del material recién captado que
debe ser percibido y comprendido. Todos hemos sido sorprendidos alguna vez por la aparición
inesperada de un recuerdo, por la evocación involuntaria de un hecho que nada permitía presumir,
alejado en ese instante de nuestra memoria pues la psique estaba ocupada por otras elaboraciones.
Es, posiblemente, una elaboración subconsciente que en determinado momento se hace consciente
respondiendo a un frustrado esfuerzo evocativo anterior. En efecto, cuando, a pesar de una
profunda concentración, existe alguna inhibición que impide evocar un acontecimiento y no
podemos vencer la dificultad, abandonamos la búsqueda y la psique se sume en otros problemas,
pero la energía desarrollada despierta la actividad subconsciente la cual, en un momento
inesperado nos aporta la solución ansiada.

La memoria sólo retiene y aporta aquello que ha sido percibido y vivido atentamente; luego, para
que los engramas mnemónicos sean indelebles se requiere como condición previa, un estado de
perfecta lucidez de con ciencia y el máximo de concentración atentiva. Sin una buena atención la
captación es imperfecta, imprecisa; los engramas no arraigan y se borran fácilmente. Por eso la
memoria sólo retiene los hechos que son importantes para el individuo; de los múltiples
acontecimientos trascendentes e intrascendentes de una existencia sólo quedan grabados los
detalles que han interesado o impresionado vivamente. Tal es la importancia y la influencia de lo
afectivo en lo mnemónico, como lo es, por otra parte, para toda la vida psíquica.

Definición

"La memoria es la actividad psíquica que permite fijar y conservar en la conciencia las vivencias
que la han impresionado y que posteriormente pueden ser revividos por la evocación, a la vez que
son reconocidos por aquélla como elementos o acontecimientos que ha registrado en un tiempo
más menos lejano."
Fases que constituyen el proceso de la memoria

El proceso de la memoria, sumamente complejo, comprende cuatro etapas o fases


fundamentales. Primero debe hacerse la aprehensión y fijación del objetivo. En segundo lugar se
realiza la conservación del material adquirido, que pasa a integrar la suma del conocimiento
individual. En una tercera fase los elementos conservados pueden ser revividos por medio de la
evocación, cuando las circunstancias surgidas del desenvolvimiento psíquico así lo requieran. Como
fase final y para que el proceso mnemónico sea realmente útil, es necesario comprobar que el
recuerdo que aflora del fondo de la memoria es exacto y que pertenece a una vivencia registrada
por la conciencia. Es pues la etapa del reconocimiento y, al mismo tiempo, de la localización
cronológica que ubica el hecho exactamente en el tiempo de adquisición.

Presentadas esquemáticamente, éstas son las cuatro etapas del proceso mnemónico,
denominadas:
1º) Memoria de fijación.
2º) Memoria de conservación
3º) Memoria de evocación.
4º) Memoria de reconocimiento y de localización.

1º) Memoria de fijación:

Es la fase de la captación de los materiales, de su elaboración perceptiva y de su fijación en los


centros nerviosos mnemónicos correspondientes.

Se entiende por capacidad de fijación el número de imágenes o ideas posible de ser captadas y
fijadas en un solo acto de atención. Esta capacidad varía de una persona a otra, es condicionada por
interés y la correspondiente concentración de la atención, dependiendo también de la intensidad y
de la frecuencia del estímulo que impresiona a la conciencia. En lo que respecta a la edad del
individuo, la capacidad de fijación tiene su mayor rendimiento en los primeros años, alcanzando el
máximo en la pubertad, época de la vida en que el hombre acopia la mayoría de los elementos que
han de constituir el manantial de su conocimiento. A partir de la pubertad la capacidad de fijación
ya no aumenta, por el contrario comienza a disminuir; imperceptible al comienzo, esta declinación
se hace bien evidente en etapas más avanzadas de la vida; pero, mientras disminuye la capacidad
de fijación la evocación se mantiene perfecta hasta una edad muy avanzada. La disminución de la
fijación debe considerarse con algunas reservas pues, si bien es real, sólo lo es en el orden general,
manteniéndose una buena fijación unilateral por el ejercicio constante o la práctica de una actividad
o disciplina determinada a la que el individuo dedica toda su atención y su interés.

Además con el transcurso de los años el hombre pierde el interés por las cosas ambientales que
lo rodean, dedicando preferente atención a sus propias elaboraciones y reflexiones lo que dificulta
la fijación de los estímulos externos; esta dificultad se acentúa en la senectud cuando se producen
modificaciones de orden fisiológico en el tejido nervioso de los centros mnemónicos perceptivos.

2º) Memoria de conservación:


Fijados en la conciencia los hechos que la impresionaron vivamente deben ser conservados, para
poderlos revivir en su oportunidad. Esto plantea el problema, aún no resuelto, de la forma cómo se
realiza la conservación.

Fundamentalmente existen dos teorías que tratan de solucionarlo y que por igual se atribuyen
ser las depositarías de la verdad: la teoría materialista y la teoría psicológica. Si bien ambas cuentan
con decididos partidarios, unos y otros se hallan aún en el terreno de la polémica.

1º) La teoría materialista sostiene que todo estado mental que la conciencia ha registrado
persiste almacenado en el cerebro, en el que produce una modificación fisiológica indeleble. De
acuerdo con esa teoría supeditada a la vida cerebral, de la que no sería más que un epifenómeno;
cada representación y cada idea para poder ser conservada debe tener un sostén material, un
subtractum anatómico, cada una debe disponer de una porción de tejido nervioso donde se ubicará
y persistirá mientras perdure el individuo.

2º) La teoría psicológica sostiene que todo estado de conciencia fijado, contrariamente a lo que
supone la teoría materialista, continúa sien-do psicológico y formando parte de la vida
subconsciente del individuo, sin que esto presuponga que debe necesariamente plasmarse en el
tejido nervioso.

En cuanto a la intensidad y facilidad con que se efectúan la fijación y la conservación dependen


del grado de fatiga de la psique en ese momento. Prueba de ello es que estas actividades son mucho
más efectivas por la mañana después del reposo nocturno y después del descanso subsiguiente a
las horas de estudio o de labor.

3º) Memoria de evocación:

Durante la fase de evocación la memoria actualiza los hechos pasados mediante su reproducción
en la conciencia, bajo la forma de imágenes mnemónicas. Es la fase realmente útil de la memoria
porque establece la continuidad de nuestra vida y hace posible la elaboración del pensamiento,
pues la evocación o recordación de los hechos establece el enlace entre el pasado y el presente.

La evocación obedece a diferentes mecanismos según sea la actividad psíquica que la requiera.

a) Consideremos en primer término, la forma más importante de evocar que es la evocación


consciente y voluntaria, que se acompaña con la sensación de trabajo y esfuerzo mental y en la que
la atención se halla introvertida en la búsqueda del recuerdo. Es la memoria que se pone en
actividad a requerimiento de nuestras elaboraciones- mentales las que, para su progresión y para
enlace con nuevas concepciones, utilizan los recuerdos almacenados. Estas ideas e imágenes, al
surgir al plano consciente, transmiten la certeza y seguridad de que han sido vividos anteriormente
y de que forman parte de la vida psicológica del individuo. En efecto, son vivencias registradas por
la conciencia, interpretadas y adaptadas por el juicio de acuerdo con su capacidad, son, por lo tanto,
recuerdos que forman parte integrante de la personalidad.

b) En la forma llamada de evocación consciente y espontánea los recuerdos afloran y se hacen


conscientes de una manera completamente involuntaria, no son buscados por el individuo que no
realiza el menor esfuerzo evocativo. Está en relación con el constante fluir del cúmulo de ideas que
acuden a la conciencia durante la vigilia, las que únicamente se organizan y construyen
pensamientos cuando interviene la voluntad y el razonamiento. En condiciones fisiológicas
normales la mente humana no permanece nunca estática, nunca puede producirse la vacuidad de
la conciencia. El continuo trajinar psíquico, aunque involuntario, es consciente. Esa corriente de
ideas móviles, de tránsito por la conciencia, es favorecida en gran escala por la evocación
espontánea y esas ideas sólo se organizan cuando la psique pasa de ese aparente estado de reposo
al de actividad.

Si bien estas actividades del pensamiento y de la memoria son involuntarias están siempre
regidas por las corrientes afectivas que, en distintos momentos, predominan en la psique del
individuo. En consecuencia esas ideas y sus evocaciones correspondientes, no obstante estar al
margen de la voluntad, son estimuladas y provocadas por las tendencias e inclinaciones dominantes,
como también por las intensas preocupaciones personales de todo orden, las comunes de la vida
diaria o las preocupaciones de mayor gravedad y responsabilidad que emanan del ejercicio del
gobierno, del estudio de la ciencia o de las prácticas del arte.

En definitiva, la evocación consciente en sus dos formas constituye la fase más importante de la
memoria desde que, voluntaria o involuntariamente, el individuo tiene participación activa en ella
e información consciente de su labor.

c) De acuerdo con las dos formas de memoria establecidas por Bergson, los dos tipos de
evocación consciente, voluntaria e involuntaria, que hemos descripto corresponden a la memoria
de los recuerdos psicológicos. A la memoria de los mecanismos motores corresponde un tercer tipo
de evocación llamada evocación automática e inconsciente. Ésta es la que responde, por un lado, a
la memoria hábito que permite actualizar los movimientos coordinados para la ejecución de un acto
aprendido por el individuo y, por otro, a la evocación de las imágenes que intervienen en el
mecanismo de la percepción.

En el primer caso se produce la evocación de los mecanismos aprendidos para establecer la


coordinación motriz de los diferentes músculos que intervienen en la ejecución de un acto, es por
esa evocación automática que las diferentes partes del cuerpo adoptan actitudes diversas a fin de
prepararse para su realización. Todo ese mecanismo automático, consciente en la época de su
aprendizaje, se convierte en hábito merced a la repetición constante que conduce a su perfección.
Ante una herramienta de trabajo la evocación automática del obrero pone en juego todo el me-
canismo ejercitado y conservado por el aprendizaje y el acto relacionado con aquélla se cumple con
toda precisión y seguridad.

El mismo automatismo se manifiesta en la evocación que interviene en la elaboración perceptiva,


mediante la actualización de las imágenes sensoriales anteriormente registradas, evocación que es
producida por la estimulación y captación sensoriales. Por medio del mecanismo asociativo se
excitan los centros mnemónicos perceptivos correspondientes al aparato sensorial estimulado
oportunamente, los que responden con imágenes iguales o semejantes a las ya registradas que son
actualizadas para su confrontación, percepción y comprensión.

En condiciones normales la evocación no es igualmente activa y eficaz en los diferentes


momentos del día, a la vez que varía según las circunstancias y las diversas épocas de la vida.

Es un hecho probado que la fatiga psíquica entorpece tanto la evocación de los recuerdos como
el resto de las elaboraciones psíquicas; como en las fases de fijación y conservación aquéllos surgen
mucho más fácilmente después del reposo.
Los estados emocionales pueden actuar en ambos sentidos; facilitan la evocación, mediante el
mecanismo asociativo, cuando el estado actual coincide con el existente en el momento de la
fijación del estímulo o pueden inhibir la evocación que se normaliza tan pronto como se mitiga la
tensión afectiva.

También puede ser inhibida por el estado emocional en casos apremiantes en que urge la
necesidad de recordar y actualizar una situación determinada.

En cuanto a las diferencias normales de la evocación en las distintas épocas de la vida, el niño
evoca especialmente por la memoria de los mecanismos motores y de los perceptivos porque fija y
conserva con preferencia, aquello que le facilita el reconocimiento del mundo exterior y la ejecución
de los actos que le permiten su adaptación y desempeño en el mismo, es decir la adquisición y
conservación del conocimiento del plano concreto; el adulto, en épocas avanzadas de la vida, se
aparta de las concepciones y de las cosas concretas, internándose en el mundo de lo abstracto; sus
elaboraciones se fijan, se conservan y, por consiguiente, se evocan mediante la memoria de los
recuerdos psicológicos. Esta forma de evocación es la que prima en el hombre adulto evolucionado.

Tanto estas variantes normales como las patológicas son las mismas y responden a idénticos
mecanismos, aunque cambien las causas.

4º) Memoria de reconocimiento y localización:

En esta última parte del proceso de la memoria se realiza la identificación del hecho evocado. En
efecto, la conciencia debe reconocerlo como un elemento perteneciente al pasado, próximo o
remoto, en que se sumó a la integración de la vida psicológica. Una evocación requiere pues para
ser real, el reconocimiento de que es algo ya vivido con anterioridad, algo que ya ha sido
experimentado, criticado y comprendido.

El reconocimiento se hace agregando a la imagen mnemónica todos los atributos, aportados por
el mecanismo asociativo que corresponden a la imagen real que la conciencia registró. Son los
elementos que se hallan ligados por lazos indelebles al recuerdo y que hacen posible su localización
en el tiempo y el espacio. En esto radica la gran importancia de la memoria, pues al efectuar la
localización cronológica y espacial de un hecho, que permite decir: en tal época y en tal lugar, le es
posible a la persona tener una noción exacta del tiempo transcurrido. La evocación escalonada de
los acontecimientos más importantes, en una breve fracción de tiempo, nos da una noción perfecta
de la vida transcurrida, a través de los registros efectuados por la conciencia, fijados y conservados
por la memoria.

El olvido:

El estudio de la memoria implica necesariamente el estudio del olvido, que debe ser considerado
como una de las tantas manifestaciones de esa actividad psíquica.

El olvido es la atenuación gradual de un recuerdo cuya nitidez disminuye hasta llegar al


borramiento total. Así considerado, es una manifestación normal y fisiológica de la memoria; desde
otros aspectos constituye un fenómeno patológico.

El olvido sume en un segundo plano a los engramas formados después del registro en la
conciencia de aquello que se ha percibido .por el sensorio y de lo que se ha elaborado in situ. Todos
estos elementos deben abandonar la conciencia; su persistencia en un primer plano es incompatible
con la normalidad psíquica puesto que conformarían un presente permanente. De ser así, de ser
permanentes e inmutables los estados de la conciencia, la mente no podría captar ni elaborar
nuevos elementos por que le acarrearían gran confusión. La mutación de aquéllos se hace gracias al
pasaje de lo ya registrado a un plano no consciente, donde se conservan los recuerdos de esas
vivencias.

La diferencia entre una imagen real y una imagen del recuerdo es, precisamente, consecuencia
del olvido, que determina la pérdida de nitidez y objetividad de esa última. Aunque el olvido aparece
como un aspecto negativo de la memoria, en realidad constituye un proceso positivo y útil desde
que, además de permitir, como dijimos anteriormente, la captación y la elaboración de nuevos
elementos, es un estímulo para la evocación. Si un recuerdo se muestra infiel, la voluntad se
concentra activamente en la búsqueda de los detalles y atributos del engrama olvidado; cuando
logran ser evocados se efectúa el reconocimiento y localización del engrama al que iluminan y
transmiten la nitidez necesaria para su exacta recordación.

La evocación es tanto más difícil cuanto mayor es la acción del olvido, que varía según diversas
circunstancias.

a) Un engrama antiguo se fortalece al ser evocado múltiples veces a través de! tiempo
transcurrido, y por este motivo resiste mejor a los efectos del olvido al hacerse más segura su
conservación.

b) Los engramas antiguos que en ninguna o en contadas oportunidades han sido evocados se van
debilitando y su recordación sufre las consecuencias del olvido.

c) Por lo tanto, los recuerdos más antiguos que han sido .evocados repetidas veces están mejor
conservados y menos expuestos a los efectos del olvido que los recientes menos evocados. En
efecto, ya lo hemos dicho, cada evocación refuerza la fijación y la conservación de los engramas.

d) Todo engrama intensamente fijado por la voluntad movida por el interés que el individuo tiene
en retener una noción o conocimiento determinado, está menos expuesto al olvido que otros fijados
superficialmente.

e) Cuando un engrama es provocado por una fuerte vivencia afectiva que determina una fijación
enérgica, se hace muy difícil su desaparición.

f) La fatiga física y psíquica provoca una insuficiencia orgánica, para la fijación, la que resulta débil
y el estímulo expuesto a la atenuación y gradual desaparición.

La ley de Ribot que se refiere a la conservación y al olvido de los engramas "mnemónicos se funda
en todos estos hechos y enuncia: "los engramas se van borrando desde los más recientes a los más
antiguos". Esta ley de amplia significación fisiológica, adquiere especial importancia en algunos
casos patológicos, como en la demencia senil.

Todo lo que perturba y dificulta la fijación y' la conservación, tanto en el orden fisiológico como
en el patológico, favorece el olvido; éste con sus altos y bajos ya que unos engramas se debilitan
más que otros, facilita la ordenación cronológica de los hechos más importantes de la vida,
contribuyendo así a formar la noción del tiempo transcurrido.
PSICOPATOLOGÍA DE LA MEMORIA

Las alteraciones patológicas de la memoria son de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas.

Alteraciones cuantitativas

Se presentan bajo cuatro formas: amnesias, hipomnesias, hipermnesias y dismnesias.

1º) Amnesias:

Se llama amnesia a la ausencia de recuerdos pertenecientes a un determinado período de la vida,


falta de la que el individuo tiene conciencia junto con la certeza de que son recuerdos que existieron
y que se han perdido.

Las amnesias pueden ser totales o parciales.

Amnesias parciales: Son las que afectan solamente a los recuerdos en un campo reducido, como
ser los referidos a la memoria visual, auditiva, verbal, etc. Estas amnesias responden, por lo general,
a trastornos orgánicos del cerebro, a lesiones circunscriptas de la corteza cerebral provocadas por
traumatismos, deficiencias circulatorias, intoxicaciones con destrucción celular, etcétera.

La amnesia parcial no siempre se origina en una destrucción orgánica del cerebro; en algunas
ocasiones, no muy frecuentes, reconoce un origen psicogenético, por lo que se la denomina:
amnesia psicógena. Su particularidad, que la diferencia de las demás formas de amnesia, consiste
en que la pérdida de los recuerdos se hace de una manera selectiva y arbitraria; el enfermo, por
ejemplo, no puede evocar la fisonomía de un familiar o imágenes de objetos muy conocidos y que
son de su pertenencia. En estos casos sólo se borra una etapa muy reducida del pasado debido a
que, voluntariamente, es eludida a fin de evitar la actualización de vivencias afectivas displacenteras
ligadas al recuerdo. En realidad no hay borramiento ni desaparición de los engramas puesto que la
vivencia es evocada correctamente tan pronto como desparece o cambia favorablemente la
situación desencadenante de la amnesia parcial psicógena. En cambio, cuando la causa es orgánica
la amnesia es definitiva.

Amnesias totales: La amnesia es total cuando se hace extensiva a todos los elementos y formas
del conocimiento que corresponden a un lapso determinado de la vida del enfermo. Como estas
amnesias abarcan épocas distintas y bien determinadas, se las ha agrupado en tres tipos que
responden a una ordenación cronológica.

a) Amnesia anterógrada o de fijación: es el resultado de una incapacidad para fijar los estímulos,
que son mal percibidos. Los enfermos afectados de amnesia anterógrada se encuentran
imposibilitados para evocar los hechos recientes, conservando su capacidad para los recuerdos an-
tiguos. Se observa en algunos estados patológicos transitorios y en otros definitivos, en los que se
produce la concurrencia de los factores que dificultan la captación y la fijación. Asimismo es propia
de las afecciones que provocan obnubilación de la conciencia, sobre todo de la confusión mental.
Cuando la confusión no es muy intensa el enfermo puede fijar algunas cosas con suma dificultad y
en forma imperfecta, de lo que resulta una evocación penosa e insegura. Cuando la percepción, por
momentos, se entorpece en mayor grado la fijación no se produce, debido a la falta de registro en
una conciencia completamente obnubilada. Es lo que ocurre también en la confusión mental grave
con suspensión total de la actividad psíquica. En cualquiera de los casos,1 desde el momento en que
se produce el oscurecimiento total de la conciencia hasta la recuperación de su lucidez, no es posible
registro alguno; una laguna aparece en la vida psicológica del individuo como si hubiera dejado de
existir durante ese período, concretándose el momento psicológico o estado de conciencia existente
cuando se produjo la suspensión psíquica, con el momento psicológico que vive cuando se reanuda
la actividad de la psique. Esto es lo que se ha llamado: amnesia lacunar, denominación que ha sido
consagrada por el uso pero en cierto modo inexacta porque la ausencia de fijación es debida a la
falta de registro; por lo tanto, no se trata del olvido de recuerdos como debe entenderse a través
del término amnesia. Se observa también en los casos de estrechamiento de la conciencia como
ocurre en los estados crepusculares de los equivalentes epilépticos, que siempre dejan una amnesia
más o menos marcada. En los síndromes de excitación y de depresión psicomotriz existen fallas de
la memoria debidas a la amnesia de fijación o anterógrada. En la primera, porque la gran
inestabilidad de la atención, que se torna muy superficial, impide una nítida percepción. En la
segunda, porque la atención está introvertida y concentrada sobre los problemas afectivos que
embargan la psique, lo que dificulta la fijación de los estímulos. Todas estas amnesias de fijación
que hemos considerado son de carácter transitorio, subsisten mientras actúen los factores
determinantes del estado patológico. Pero pueden convertirse en definitivas, como ocurre en las
demencias en que se-producen trastornos orgánicos del cerebro de carácter difuso; en estos casos
la perturbación se agrava a medida que avanza el tiempo y las lesiones se extienden. En los seniles
es frecuente y característica que el enfermo trate de suplir la falta de recuerdos recientes
recurriendo a presunciones más o menos lógicas o a elaboraciones de su fantasía, de donde derivan
las fabulaciones.

b) Amnesia retrógrada o de evocación: La amnesia es retrógrada o de evocación cuando el


enfermo tiene dificultad en actualizar el recuerdo de las vivencias experimentadas, fijadas y
conservadas anteriormente y que en otras oportunidades han podido ser evocadas. De un modo
general, la amnesia retrógrada puede constituir un trastorno transitorio, o que puede ser definitivo
y progresivo; en el primer caso se trata de una alteración psicogenética y en el segundo orgánica.
Toda persona ha sufrido, en alguna época de su vida, trastornos evocativos consistentes en la
dificultad o la lentitud para actualizar algunos nombres o términos comunes y perfectamente
conocidos; estas inhibiciones suelen ser frecuentes en los estados emocionales, especialmente
cuando existe cierta premura y necesidad de evocar algún hecho. Un shock psíquico de orden moral
puede ocasionar la pérdida completa de todos los recuerdos, hasta de aquellos que proporcionan
la noción de la personalidad y de toda la vida pasada; no es más que una amnesia de evocación
pasajera; la reaparición de los recuerdos es tanto más segura y firme cuanto más antiguos son, es
decir cuanto más alejados están, cronológicamente, del shock. En los casos de alteraciones
orgánicas el trastorno es definitivo, la regresión de la amnesia de evocación o retrógrada es
imposible porque median lesiones diversas del cerebro, como ocurre en algunos traumatismos e
infecciones craneales graves; su irreversibilidad es más notable aún en los estados demenciales en
los que añade, además, el carácter de progresivo. En las demencias les recuerdos se van esfumando
según la ley de Ribot, es decir siguiendo un orden cronológico desde los más recientes a los más
antiguos; y a medida que el proceso destructivo avanza el enfermo pierde sus conexiones con el
pasado y reduce cada vez más el círculo de sus elaboraciones mentales.

c) Amnesia retroanterógrada o global: Se reserva la denominación de retroanterógrada para la


amnesia que afecta simultáneamente a la fijación y a la evocación. Cuando la alteración mnemónica
llega a esta etapa los procesos orgánicos demenciales han alcanzado su período final; los enfermos
se hallan privados de toda probabilidad de comprensión y orientación en el tiempo y en el espacio.
2º) Hipomnesias:

Se llama hipomnesia a la disminución de la capacidad mnemónica debido a una dificultad tanto


para la fijación como para la evocación. Este trastorno es, la mayor parte de las veces, de naturaleza
psicogenética; es propio de enfermos neuróticos cuya atención se concentra sobre sus ideas
obsesivas descuidando otros problemas y aspectos de la vida psíquica que pasan a un plano
secundario. La insuficiencia de atención en lo que respecta a estos últimos determina una mala
fijación y peor conservación de los engramas. En personas normales, las preocupaciones profundas
y graves de cualquier orden que reclaman el máximo de atención restan capacidad mnemónica
como en el caso anterior, pero la disminución de la memoria determinada por esta causa
desaparece tan pronto como deja de actuar el motivo que la provocó.

La hipomnesia que reconoce un origen orgánico, como sucede en los casos de insuficiencia por
detención del desarrollo cerebral, constituye un trastorno permanente; la memoria no alcanza
nunca estos niveles, luego, no se trata de una hipomnesia por disminución sino por insuficiencia.

Cuando la hipomnesia se instala con carácter progresivo indica el trastornó orgánico de las
demencias; por consiguiente debemos pensar en la amnesia subsiguiente.

3º) Hipermnesia:

La hipermnesia consiste en un aumento o hiperactividad de la memoria; pero no debe


interpretarse como un aumento de la capacidad mnemónica sino como una mayor facilidad en el
proceso de evocación de los hechos. Cada persona posee un umbral de evocación en relación con
su ritmo psíquico y capacidad para seleccionar los recuerdos de acuerdo con las necesidades y
requerimientos de la psique en un momento dado. La fijación y la conservación de las vivencias
están sujetas también al ritmo personal; se fija y se conserva solamente aquello que es importante
y de interés para cada uno. La hipermnesia o mayor actividad mnemónica es común en muchas
personas y bien manifiesta en aquellas que por sus actividades en la vida hacen un entrenamiento
especial de la memoria: estudiantes, intelectuales, matemáticos, etc.

Esta actividad adquiere carácter patológico cuando, por su causa, se perturba el curso normal
del pensamiento; así ocurre con los maníacos cuyos recuerdos surgen en forma tan precipitada que
entorpecen el libre fluir del pensamiento hasta derivar en la fuga de ideas.

Debe tomarse muy en cuenta la hipermnesia de algunos delirantes, especialmente de los


interpretadores, que fijan y conservan gran cantidad de detalles que consideran importantes para
sus concepciones y que actualizan recuerdos a los que asignan un valor diferente al que le dieron
en el momento de su captación.

4º) Dismnesias:

La dismnesia constituye una alteración cuantitativa que traduce siempre una disminución de la
memoria. Esta falla de la evocación imposibilita al enfermo para actualizar un recuerdo en un
momento dado, mientras evoca otros en forma borrosa o poco nítida. Este trastorno se limita a un
solo recuerdo y se hace en forma arbitraria, por cuanto la misma vivencia puede ser evocada con
toda facilidad en otro momento, a la vez que la amnesia recae sobre un elemento diferente; es una
amnesia de evocación que pareciera hacerse con sacabocados.
Alteraciones cualitativas

Los trastornos cualitativos de la memoria, si bien son de índole diversa, se han agrupado bajo la
denominación común de paramnesias. Cuando nos referimos a las paramnesias queremos significar
falsos reconocimientos; en efecto, de esta falla derivan recuerdos inexactos, no ajustados a la
realidad. El falso reconocimiento constituye el común denominador de los trastornos cualitativos
de la memoria.

Los principales trastornos paramnésicos son:

1º) Fenómeno de lo ya visto:

El trastorno consiste esencialmente en la extraña impresión de que una vivencia actual ha sido
experimentada con anterioridad y en la misma forma. Se observa con relativa frecuencia en
personas normales sujetas a estados de intensa fatiga física y psíquica; el fenómeno se acompaña
de una lógica sensación de extrañeza ante una situación que parece haber sido vivida en el pasado
y de la que se tiene, sin embargo, la certeza de que jamás fue; con carácter patológico se la observa
a menudo en los neuróticos quienes como los sujetos normales, experimentan también extrañeza.
Es frecuente en los esquizofrénicos; algunos de estos enfermos afirman que todas sus vivencias
actuales ya las han vivido en otra época; llama la atención en ellos la falta del sentimiento de
extrañeza que acompaña al trastorno en otros casos.

2º) Fenómeno de lo nunca visto:

Este trastorno provoca en el sujeto la sensación de no haber visto o experimentado nunca algo
que en realidad ya conoce; cuando se refiere a los pensamientos o conocimientos que han sido
adquiridos a través de los libros o de conversaciones, los que lo impresionan como si fueran com-
pletamente nuevos y hasta originales.

3º) Ilusión de la memoria:

Es la evocación deformada de una vivencia, que presenta los caracteres de un falso recuerdo por
el agregado de detalles inexactos creados por la fantasía. Lo que en su origen fue un recuerdo
verdadero, un registro de la realidad, se convierte en una falsa creación cuando a su alrededor se
elaboran y adicionan elementos o detalles que no responden con fidelidad al engrama. La ilusión de
la memoria no es rara en personas normales bajo ios efectos de una intensa fatiga, o cuando un
recuerdo muy antiguo ha sido muy pocas veces evocado, o cuando se desencadenan determinados
estados emocionales que propician el error.

En condiciones patológicas se observan ilusiones de la memoria en delirantes y en algunos


esquizofrénicos.

4º) Alucinaciones de la memoria:

La alucinación de la" memoria puede definirse como una evocación sin recuerdo, homologando
la definición de Ball respecto a la alucinación sensorial: percepción sin objeto. Es la evocación de un
estímulo que nunca fue fijado ni registrado por la conciencia; es una falsa imagen de un recuerdo
inexistente.
Las alucinaciones de la memoria se observan en delirantes y en esquizofrénicos. Los enfermos
que padecen delirios con concepciones palignósticas aseguran tener una existencia imperecedera y
haber vivido en distintas épocas y en países extraños; apoyan sus afirmaciones en extensos relatos
que refieren con gran convicción y que trasuntan gran realismo y verosimilitud.

5º) Criptomnesia:

La criptomnesia es una alteración cuya característica es que el recuerdo deja de ser tal desde el
momento de su actualización, o sea que se impone a la conciencia como algo totalmente nuevo y
de reciente formación, una vivencia que aparece desprovista de su naturaleza pretérita. Es un fe-
nómeno paradójico; el recuerdo no se ha perdido puesto que la evocación lo actualiza, pero se
produce el olvido de su registro anterior, por lo tanto, pasa inadvertida su procedencia mnemónica
adquiriendo los caracteres de una situación nueva, recién captada o elaborada. El sujeto afectado
de criptomnesia considera, honestamente, como propios una idea o un conocimiento de
procedencia exterior y ajena cuya fijación no recuerda.

6º) Ecinnesia:

La ecmnesia determina la actualización de los recuerdos de una época de la vida con tal
intensidad y realismo que el enfermo se retrotrae en el tiempo y cree vivir ese período, es decir que
transforma el pasado en presente y pierde la noción del tiempo transcurrido.

7º) Paramnesia reduplicación:

Trastorno poco común, señalado por Pick, duplica las vivencias actuales debido a un
desdoblamiento en el tiempo; algo así como una proyección de los hechos presentes hacia el pasado
por desorientación o falta de noción del tiempo transcurrido. Pongamos por caso a un enfermo
internado por primera vez en una clínica. Debido a su desorientación en el tiempo ignora los días
transcurridos en ella y como pierde la noción del pasado inmediato establece el nexo con el pasado
mediato, ubicando en una época pasada su situación actual en la clínica con todas las personas que
lo rodean y asisten.

La paramnesia reduplicadora es, por consiguiente, la proyección del presente hacia el pasado; el
enfermo que experimenta la sensación de un doble estado de conciencia se ubica simultáneamente
en dos épocas. Se observa en personas en las que un gran deterioro psíquico conduce a una grave
desorientación, como sucede con los dementes y enfermos muy confusos.

Estado de la memoria en los diversos síndromes psiquiátricos

1°) Síndrome de excitación psicomotriz:

En el síndrome de excitación psicomotriz se observa generalmente hipermnesia, debido a una


disminución del umbral de evocación motivada por la aceleración del ritmo asociativo. Este
aumento de las evocaciones estimula y se convierte en parte del mecanismo generador de la fuga
de las ideas. A causa de la excitación, en los maníacos se debilitan las fases de fijación y conservación
de la memoria. La atención del enfermo atraída constantemente por numerosos estímulos es
superficial e inestable. Como sabemos, para que la fijación y la conservación mnemónica sean
provechosas se requiere, como condición previa, una buena concentración atentiva. Por lo tanto la
rápida captación del- enfermo excitado determina una mala fijación, que hace difícil la evocación
de los hechos recientes que han pasado en forma vertiginosa por su conciencia.

Los estados de excitación psicomotriz, especialmente la manía, presentan pues hipermnesia de


evocación e hipomnesia de fijación.

2º) Síndrome de depresión psicomotriz:

El estudio de la memoria en los enfermos deprimidos muestra, de primera intención, dos


aspectos distintos. La hipomnesia se manifiesta, por lo general, en todo lo que concierne al mundo
externo y a la vida de relación con el ambiente; la bradipsiquia en que se desenvuelven las elabora-
ciones determina una evocación lenta. Por otra parte, el enfermo no manifiesta ningún interés por
las cosas que escapan a la órbita de sus sombríos pensamientos, su atención introvertida enfoca tan
sólo los motivos de sus grandes preocupaciones y al no detenerse en los estímulos exteriores son
fijados en forma deficiente.

En lo que-respecta a la vida interior y a sus problemas la evocación, aunque siguiendo el ritmo


lento, se hace con una nitidez extraordinadia aportando detalles que, intrascendentes en otras
épocas, actualizados adquieren inusitado valor.

3º) Síndrome delirante:

Es corriente que los delirantes posean una memoria normal, sin embargo, en no pocas
oportunidades, se observa en ellos una marcada hipermnesia. Esto sucede, sobre todo, en los
delirantes interpretadores que suelen evocar con extraordinaria nitidez gran cantidad de hechos
que, actualizados, se convierten en elementos de juicio que intervienen en la elaboración de sus
concepciones delirantes, y cuya atención concentrada suele captar y fijar numerosos detalles que
consideran vinculados a sus problemas.

Algunos delirantes padecen paramnesias: fenómeno de lo ya visto, de lo nunca visto, ilusiones y


alucinaciones; criptomnesias y ecmnesias; sin olvidar los delirios ecmnésicos.

4º) Síndrome esquizofrénico:

Las perturbaciones de la memoria en el síndrome esquizofrénico son especialmente de orden


cualitativo. Dadas las características de este síndrome, que lleva a la destrucción de la personalidad
con déficit de todas las manifestaciones psíquicas, la memoria aparenta hallarse conservada pues
su deterioro es siempre menor y más lento que el del resto de la psique. En algunos casos, cuando
el descenso de las actividades psíquicas es muy profundo produce la impresión de una hipermnesia;
en realidad sólo lo es por contraposición con las restantes manifestaciones.

Mucho más evidentes son los trastornos paramnésicos, entre los que se dan: fenómeno de lo ya
visto, de lo nunca visto, ilusiones y alucinaciones de la memoria. Lo cierto es que esta actividad no
permanece indemne ante el derrumbe que produce la esquizofrenia.
5º) Síndrome confusional:

Cuando la obnubilación, propia del síndrome confusional, es profunda y se produce la suspensión


total de la actividad, la memoria también suspende sus manifestaciones. El sensorio entorpecido no
percibe, la conciencia nada percibe, la conciencia nada registra y se produce' lo que denominamos
"amnesia lacunar".

Guando la obnubilación es menor y, por momentos, aclara la conciencia se hacen algunas


captaciones de difícil y superficial fijación. En pleno estado confusional onírico algunos pacientes
fijan y conservan relativamente bien; las vivencias prolijamente evocadas son relatadas a veces
hasta con lujo de detalles, debido a la exaltación afectiva y a los estados emocionales violentamente
desencadenados por las alucinaciones. En consecuencia, en el orden cuantitativo, la confusión
mental provoca hipomnesia; en el cualitativo se observan paramnesias, especialmente ilusiones y
alucinaciones de la memoria.

6º) Síndrome oligofrénico:

Sabemos ya que los oligofrénicos padecen de hipomnesia. En los insuficientes profundos la


pobreza del desarrollo hace muy difícil el entendimiento y la comprensión; la actividad de la
memoria es muy precaria, sólo fija y conserva rudimentariamente elementos concretos en directa
de^ pendencia con sus necesidades vitales inmediatas'.

Cuando la insuficiencia es menor la capacidad mnemónica -es más amplia, lo que permite una
conservación relativamente buena de material concreto. Los insuficientes leves suelen tener muy
buena memoria, tanto de fijación y conservación como de evocación.

7º) Síndrome demencial:

También llamado síndrome, de la memoria porque las perturbaciones mnemónicas que provoca
dan lugar a un cuadro semiológico característico, cuyo déficit va desde la hipomnesia leve hasta la
más grave amnesia, con el agregado, en el aspecto cualitativo, de todos los tipos de paramnesias:
ilusiones, alucinaciones, paramnesia reduplicadora y ecmnesia.

En los comienzos de la demencia senil se produce hipomnesia por debilitación de la fijación y de


la conservación, debido a una atención superficial e inestable. La captación es mala y el enfermo
tiene gran dificultad para la evocación de los hechos recientes. A poco andar en el avance de la
senilidad se produce una franca amnesia de fijación; el paciente ya no puede retener casi nada,
aunque la evocación de los hechos antiguos se hace correctamente aún.

Las dificultades en el curso del pensamiento, debidas a las fallas de fijación, son subsanadas
mediante las elaboraciones de la imaginación que dan margen a las fabulaciones. Con el progreso
del proceso demencial comienza a instalarse paulatinamente la amnesia retrógrada o de evocación
la que, poco a poco despoja al sujeto de sus recuerdos antiguos que se van perdiendo, como dijimos
con anterioridad, según 3a ley de Ribot, desde los más recientes a los más antiguos.

La amnesia parcial, por destrucción de pequeñas zonas circunscriptas del cerebro, se observa en
la demencia arteriosclerótica.
EXPLORACIÓN DE LA MEMORIA

La exploración de la memoria debe hacerse tanto para el proceso de fijación y conservación,


como para el de evocación.

1º) Exploración de la memoria de evocación:

Mediante el interrogatorio indagamos los acontecimientos más importantes de la vida del


individuo, episodios cruciales unos y menos trascendentes otros, que nos informarán sobre el déficit
evocativo.

La exploración puede hacerse también investigando los recuerdos de los conocimientos


escolares cuando sabemos o presumimos que el enfermo los ha recibido. (Alfabeto, números,
nombres de los meses, días de la semana, etc.).

2º) Exploración de la memoria de fijación:

El estudio de la fijación debe efectuarse durante el transcurso del interrogatorio al que es


sometido el enfermo, por ser el procedimiento más práctico y efectivo; mediante hábiles preguntas
relacionadas con la conversación sostenida momentos antes se comprueba si efectúa o no la fijación
de los acontecimientos recientes.

a) Dar un dato cualquiera, las señas de un domicilio por ejemplo; inmediatamente se distrae su
atención continuando con otros temas del interrogatorio para volver a poco sobre lo mismo y
comprobar si es capaz de repetir la dirección.

b) Indicar un número de varias cifras; se le hace repetir dos veces con intervalo de un minuto, si
se comprueba que no lo ha olvidado, se distrae su atención y al minuto se le pide que lo repita
nuevamente.

c) Para observar la memoria de fijación de los colores se muestran al enfermo 5 ó 6 discos de


diferentes colores; se mezclan con otros y se le pide que los reconozca.

d) Para comprobar la memoria de fijación de las formas se presentan nueve cartones que afectan
distintos contornos geométricos, los cuales' deben ser reconocidos después de mezclados con otros.
RESUMEN
MEMORIA

La memoria es indispensable para la continuidad de la vida psicológica.


Su debilitación incide sobre la integridad de la personalidad.
Concepto
Por la ordenación cronológica transmite al hombre la noción del tiempo transcurrido y
le permite proyectarse hacia el porvenir.

"La memoria es la actividad psíquica que permite fijar, conservar y evocar las vivencias
Definición que han impresionado a la conciencia, que las L reconoce como elementos registrados
con anterioridad".

Las fases del proceso mnemónico son cuatro: fijación, conservación, evocación y
reconocimiento y localización.

Efectúa la captación de los materiales, la elaboración perceptiva y


la fijación en los centros mnemónicos correspondientes.
Memoria de Capacidad de fijación es el número de imágenes o ideas posibles
fijación de ser captadas y fijadas en un solo acto de atención. Varía según
las personas, la intensidad del estímulo, el interés atentivo, la edad,
etcétera.

Efectúa el almacenamiento y conservación de los elementos


Fases del fijados.
proceso de Teoría materialista: todo estado mental registrado por la
la memoria Memoria de
conciencia es almacenado y persiste en el cerebro, en el que
conservación
produce una modificación indeleble.
Teoría psicológica: todo estado psicológico, persiste como tal y
pasa a formar parte de la vida subconsciente.

Actualiza los recuerdos reproduciéndolos en la conciencia bajo la


forma de "imágenes mnemónicas". La evocación se hace por
distintos mecanismos:
Memoria de a) Evocación consciente y voluntaria: acompañada de sensación de
evocación trabajo y esfuerzo mental, con la atención introvertida en la
búsqueda del recuerdo.
b) Evocación consciente y espontánea: los recuerdos no son
buscados, surgen sin intervención de la voluntad.
c) Evocación automática e inconsciente: es la "memoria hábito"
para los mecanismos motores, necesarios para la ejecución de
Memoria de actos y para la elaboración perceptiva.
evocación La fatiga y los actos emocionales dificultan o inhiben la
Fases del evocación. Las emociones la favorecen, en ocasiones, por el
proceso de la mecanismo asociativo.
memoria
Se efectúa la identificación del hecho evocado agregando a la
Memoria
imagen mnemónica todos los atributos que pertenecen a la
reconocimiento
imagen real que ha sido registrada. Interviene el mecanismo
e Idealización
asociativo. Se localiza el recuerdo en el tiempo y en el espacio.
Es la desaparición o disminución de la nitidez de un recuerdo. Fenómeno normal, en
determinadas circunstancias adquiere carácter patológico. El olvido establece la
Olvido diferencia entre la imagen real y la mnemónica por la pérdida de nitidez de la primera.
Aspecto aparentemente negativo de la memoria es positivo y útil porque estimula el
esfuerzo para la evocación.
Pérdida de los recuerdos de una época de la vida;
certeza de que existieron y se han perdido.
Afecta aspectos muy limitados
(visual, auditivo, verbal, etc.). Amnesia
Amnesias
parcial orgánica por destrucción de
parciales
tejido nervioso. Amnesia parcial
psicógena (neuróticos).
Extensivas a todos los elementos y
formas del conocimiento.
Psicopatología Alteraciones Amnesia anterógrada o de fijación:
Amnesias Incapacidad para fijar los estímulos,
de la memoria cuantitativas
imposibilidad de evocar hechos
recientes. Se conservan los antiguos.
Amnesias Amnesia retrógrada o de evocación:
totales Dificultad para actualizar un viejo
recuerdo, que fue evocado fácilmente
en oportunidades anteriores.
Amnesia retroanterógrada o global.
Afecta a la fijación y a la evocación.
Produce desorientación y fallas de
comprensión.
Disminución de la capacidad mnemónica por
dificultad de fijación y de evocación.
Hipomnesias Generalmente de origen psicogenético
(neuróticos); congénita (insuficiencia). Presente
en el comienzo de la debilitación.
Aumento o hiperactividad de la memoria por
Alteraciones una mayor facilidad en la fase de evocación.
cuantitativas Normal por un entrenamiento especial
Hipermnesias
(estudiantes, intelectuales).
Patológica cuando perturba el curso del
pensamiento (maníacos y algunos delirantes).
Disminución característica de la memoria; es
Dismnesias una falla evocativa; las vivencias se evocan en
forma caprichosa y alternante.
Reciben la denominación general de "paramnesias". Son "falsos
reconocimientos": recuerdos inexactos, no ajustados a' la realidad.
Sensación de que una vivencia nueva ya ha sido
experimentada con anterioridad. Normalmente
Fenómeno de por la fatiga psíquica; se acompaña de sensación
lo ya visto de extrañeza. En estados patológicos, neu-
róticos y esquizofrénicos; estos últimos no
Psicopatología experimentan extrañeza.
de la memoria Impresión de no haber visto nunca algo que en
Fenómeno de
realidad es bien conocido (esquizofrénicos y
lo nunca visto
algunos delirantes).
Deformación de un recuerdo por el agregado
de detalles inexactos creados por la fantasía.
Ilusión de la
En personas normales por efecto de la fatiga.
memoria
Alteraciones En estados patológicos: (delirantes, y
cualitativas esquizofrénicos).
Evocación sin recuerdo. Actualización de
Alucinación
vivencias que nunca fueron experimentadas ni
de la
registradas por la conciencia (delirantes y
memoria
esquizofrénicos).
Recuerdo que pierde el carácter de J tal en el
momento de su evocación; no se pierde porque
Criptomnesia
se puede actualizar, pero se olvida su registro
anterior.
Intensa y vívida actualización de los recuerdos
Ecmnesia de una época; el enfermo se transporta y cree
vivir en ella.
Proyección del presente hacia el pasado;
Paramnesia
sensación de un doble estado de conciencia
reduplicadora
que se ubica simultáneamente en dos épocas.
Hipermnesia por aceleración de la
Síndrome de
evocación. Debilitamiento de la fijación por
excitación
inestabilidad de la atención. Hipermnesia de
psicomotriz
evocación e hipomnesia de fijación.
Hipomnesia respecto al mundo exterior que
Síndrome de
pasa inadvertido.
depresión
Evocación perfecta y minuciosa de los
psicomotriz
problemas que lo entristecen.
Memoria normal. A veces hipermnesia:
fijación de numerosos detalles y evocación de
Síndrome
hechos con extraordinaria nitidez.
delirante
Paramnesias: ilusiones y alucinaciones de la
memoria
Aparentemente conservada: su déterioro es
Estados de la
siempre menor y más lento que el resto de la
Psicopatología memoria en Síndrome
psique. Paramnesias: fenómeno de lo ya visto
de la memoria los síndromes esquizofrénico
y nunca visto; ilusiones y alucinaciones de la
mentales
memoria
Intensa suspensión psíquica: amnesia
lacunar.
Síndrome
Menos intensa: fijación superficial; amnesia
confusional
de fijación.
Paramnesias: ilusiones y alucinaciones
Hipomnesia: difícil entendimiento y
Síndrome
comprensión en los idiotas.
oligofrénico
Memoria buena en los débiles mentales
Síndrome de la memoria: Desde hipomnesias
hasta amnesias más o menos intensas según la
Síndrome
gravedad de las lesiones.
demencial
Paramnesias: ilusiones, alucinaciones,
paramnesia reduplicadora y ecmnesia
CAPÍTULO IX

CONCIENCIA

PSICOPATOLOGIA DE LA CONCIENCIA
CONCIENCIA

Concepto

A través de un enfoque global y con un criterio amplio, consideramos a la conciencia como la


resultante del funcionamiento armónico de la totalidad de la psique. Por consiguiente, ella se
manifiesta cuando entran en juego los mecanismos psicológicos y somáticos cuyas actividades
determinan la realización del proceso psíquico.

Por la conciencia y a través de estas elaboraciones, el espíritu se informa o adquiere el


conocimiento de cuanto acontece: a) en el mundo exterior, captado por los aparatos sensoriales
externos, oído, vista, olfato, gusto y tacto: b) en el mundo interior, captado por los aparatos
sensoriales internos, cenestésico, cinético y del equilibrio; c) en el mundo psíquico, al que
pertenecen las actividades superiores, raciocinio e imaginación que intervienen en la elaboración
del pensamiento cuya captación se efectúa por la conciencia misma.

La conciencia no puede considerarse como algo estático e inamovible; por el contrario, es notoria
su continua movilidad y constante mutabilidad. Constituye una continuidad ininterrumpida de
registros mediante los cuales es posible el conocimiento de nuestra propia personalidad y del
mundo que nos rodea. Cada uno de esos instantes, que se suceden con grandes o pequeñas
variantes pero siempre diferentes unos de otros, permitiendo una apreciación individual muy
personal e íntima, ha sido llamado estado de conciencia. Gracias a los estados de conciencia
tenemos conocimiento de nuestra personalidad en todos sus aspectos, externo, interior, y espiritual
y de sus relaciones con el mundo, en cada instante del acontecer psíquico.

La constante movilidad de los estados de conciencia se debe a las sucesivas estimulaciones


llegadas, por una parte, por vías de la sensopercepción que con sus múltiples y variadas captaciones
externas e internas informa permanentemente a la conciencia, convertida en algo así como la
trastienda del sensorio, y por otra parte, por vías del aporte realizado por la memoria y la
imaginación. El conjunto de estas imágenes sensoriales, mnemónicas e imaginativas es sometido a
la elaboración razonante, cuyos juicios son conocidos y registrados por la conciencia. Pero aún hay
más, no sólo se registran y se hacen conscientes nuestros conocimientos sino que también
concurren a ella los estados afectivos, bajo la forma de emociones, sentimientos y pasiones, y todos
los actos que condicionan la conducta.

Es, así como podemos afirmar que a la conciencia llega la totalidad de los fenómenos vitales,
somáticos y psíquicos, es decir que se constituye en el registro permanente de la existencia del
individuo.
Cuando enfrentamos el estudio y la explicación de una actividad psíquica tan compleja como es
la conciencia nos vemos obligados a profundizar cada vez más en el mundo de las nociones
abstractas, hasta alcanzar las zonas más intangibles de la vida psíquica superior. Las concepciones
de nuestro mundo concreto nos llevan a experimentar la necesidad de dar una ubicación o asiento
definido a cada uno de los elementos o factores determinantes de los fenómenos vitales orgánicos
y psíquicos. Si bien la conciencia escapa a los dominios de lo concreto, impulsados por esa
necesidad, la ubicamos en la corteza cerebral, junto a la inteligencia y al conjunto de las actividades
psíquicas que con ellas se identifican; es la corteza cerebral la que, en última instancia, tiene
conocimiento de las vidas vegetativas y de relación, a la vez que rige los destinos más elevados de
la personalidad.

La conciencia, que hace posible un triple conocimiento, el del mundo externo, del interno y del
psicológico, permite al hombre una perfecta noción del yo y de su orientación témporo-espacial;
ella adquiere el conocimiento de su existencia, de su personalidad, de su ubicación en el espacio y
en el tiempo de sus pensamientos, de sus deseos y de sus actos.

La conciencia está íntimamente fusionada y consustanciada con todo el proceso psíquico y con
el mismo yo; en ella se resume la esencia del ser, al punto que cuando se nubla o extingue se anula,
parcial o totalmente, la personalidad como entidad individual y autónoma. Ausente la conciencia se
pierde la noción del yo, porque queda imposibilitado el registro permanente de todos los aspectos
de la existencia. La conciencia, identificada con el yo y con la esencia misma del ser, es indispensable
para la vida psicológica del individuo- y para su manifestación como ente pensante y perfectible.

Definición

"La conciencia es una superestructura psicológica, límite entre las manifestaciones


psicosomáticas, que en ella se reflejan a través de las elaboraciones psíquicas, y el yo que% por su
conducto, adquiere el conocimiento de sí mismo y es informado de cuanto acontece fuera de él".

Campo de la conciencia

Debe entenderse por campo de la conciencia a todo el ámbito posible de ser abarcado por la
misma. Dentro del marco normal de la conciencia deben considerarse distintas zonas, según la
nitidez y precisión de los registros.

1º) Zona consciente:

Es una zona de primordial importancia, en la que se obtiene el máximo de precisión y perfecta


nitidez. Se la conoce también por el nombre de centro o foco de la conciencia, porque allí es donde
se obtiene la mayor intensidad de la atención y de concentración psíquica. En este punto inciden
todas las manifestaciones de la actividad psíquica para su posterior elaboración; las percepciones
sensoriales, los reconocimientos mnemónicos, la estructuración del pensamiento, los estados
afectivos, las reflexiones y las meditaciones, son el resultado de tales elaboraciones que se efectúan
a plena luz de la conciencia.

La zona consciente es la más reducida del campo de la conciencia. La perfecta nitidez sólo puede
abarcar a un limitado número de objetivos; tres, cuatro o cinco es el número de elementos que se
involucran en un acto de percepción sensorial. Pero, cuando la atención se concentra al máximo
sobre un objetivo determinado, la zona consciente se reduce más y más sobre éste, con que las
imágenes de los restantes se atenúan y palidecen como si el foco de la conciencia fuera dirigido y
diafragmado por dicha concentración, promovida por el interés y la atención dispensada al objetivo
primordial. Otro tanto ocurre con las reflexiones y con las elaboraciones del pensamiento, para las
cuales surgen al campo de la conciencia numerosas constelaciones de ideas, pero el foco de la
misma se concentra sobre la idea directriz del pensamiento cuya estructura y progresión interesan.

Grande es, pues, la importancia de la zona consciente, porque en ella culminan las elaboraciones
psíquicas cuya finalidad útil y práctica es la información definitiva que suministran al espíritu.

2º) Zona subconsciente:

La zona del subconsciente bordea la zona consciente, pero se halla siempre comprendida dentro
del campo o ámbito de la conciencia. En ella coexisten un mayor número de elementos, escalonados
en forma tal que su nitidez va decreciendo y sus imágenes se hacen tanto más borrosas cuanto más
se alejan del foco de la conciencia.

La extensión de esta zona sobrepasa en mucho a la anterior y los objetivos que ella abarca, si
bien son conocidos por el espíritu, carecen de la nitidez necesaria para constituir una vivencia de
conciencia plena. Por consiguiente, refirmamos que sólo se tiene conocimiento de las cosas que son
registradas a plena luz de la conciencia, aunque no se puede menos que reconocer el gran valor que
tienen las elaboraciones subconscientes, ya que muchas de las creaciones del hombre son producto
de las mismas. Sin embargo estas creaciones para ser registradas y conocidas por el espíritu deben
abandonar el plano subconsciente y pasar al consciente, para ser sometidas al análisis previo del
razonamiento antes de ser aceptadas.

También proceden del subconsciente los elementos requeridos para la elaboración consciente
del pensamiento, así como aquellos que aportan su contribución al juego y desenvolvimiento de la
imaginación reproductora.

En efecto, cuando se mantiene la concentración psíquica sobre la idea directriz de un


pensamiento el subconsciente se va poblando de constelaciones ideativas afines al tema. El paso de
estas ideas al plano consciente se hace de acuerdo con -la marcha de la elaboración psíquica, a cuyo
requerimiento y planteo se establece un orden que permite la selección de aquéllas. Sabemos que
el plano consciente es de una movilidad y mutabilidad rapidísima y que en fracciones reducidas de
tiempo se suceden los estados de conciencia resultantes de esas elaboraciones. Éstas terminan
plasmando definitivamente la finalidad del pensamiento, que ha sido impulsado y cursado por la
idea directriz.

Lo mismo acontece con la elaboración perceptiva y con los reconocimientos mnemónicos, para
los que la actividad subconsciente se encarga del aporte del material necesario. Si continuamos
revistando todos los procesos de las elaboraciones psíquicas, llegamos a la conclusión de que la
actividad subconsciente tiene como principal finalidad la provisión de los elementos del
conocimiento que aquellas requieren, los que se ordenan de acuerdo con una planificación previa a
la elaboración consciente.

Resumiendo, el subconsciente hace las veces de un campo de operaciones preparatorias, donde


se ordena el material para la elaboración consciente y asimismo es el campo de las operaciones
definitivas que dan por resultado muchas de las creaciones del individuo.

Todo lo expuesto sobre el subconsciente en las manifestaciones de la esfera intelectual,


corresponde también para los estados afectivos y las manifestaciones de la actividad general.

3º) Zona inconsciente:

Más allá del campo de la conciencia, o sea fuera de la zona subconsciente, o con más exactitud,
en una región donde la conciencia no puede alcanzar ningún objetivo, ni aún en forma borrosa, se
extiende lo que se conoce bajo la denominación de zona inconsciente.

Mucho es lo que se ha dicho con respecto al inconsciente, así como son numerosas las
especulaciones médico-psicológicas efectuadas en torno a esta zona marginal del campo de la
conciencia.

Mucha es la importancia que se debe acreditar a la zona del inconsciente. La actividad que en
ella tiene lugar escapa a toda posibilidad de percepción por el yo, hasta tanto el material que le
pertenece no sea llevado a la zona consciente. Sin embargo, determinados hechos y
manifestaciones que a menudo tienen lugar en esta zona revelan, en su oportunidad, la existencia
y el valor del inconsciente. Son manifestaciones que llegan a la conciencia en forma imprevista,
sorpresiva, automáticamente y fuera de todo control. La generalidad de las veces se trata de algo
así como un exabrupto en el curso del pensamiento y cuya aparición resulta inexplicable para quien
la experimenta. Es lo que ocurre cuando, en el transcurso de una conversación con alguien que está
enemistado con una tercera persona, al pretender llamar a nuestro interlocutor por su nombre, en
forma insospechada, sin saber por qué, mencionamos el nombre de la persona con quien está
enemistado.

Este fenómeno tendría la siguiente explicación: conocemos la enemistad entre ambas personas;
en el transcurso de la conversación, al conjuro de determinadas corrientes y estados afectivos que
tienen algunas similitudes, surgen mecanismos asociativos que realizan la evocación del hecho.
Pero, esta evocación responde a la forma involuntaria y automática; no aparece en el primer plano
de la conciencia el hecho en sí sino, y en la forma expresada, el nombre de la persona ausente. El
exabrupto determina que, secundariamente, los interlocutores evoquen el hecho en su totalidad.

Experiencias de esta índole son relativamente frecuentes pero, en todos los casos, se trata de
algo que ha sido vivenciado en alguna época de la vida del individuo. El inconsciente es una zona de
gran magnitud que abarca cuanto ha sido registrado por la conciencia y que pasa a formar parte
integrante de la vida psicológica inconsciente del individuo. Por lo tanto, el inconsciente representa
el reservorio de conservación de todo lo registrado por la conciencia, tenga o no importancia; lo
mismo pertenezca al campo de lo consciente como al campo de la subconsciencia. Todo lo que ha
sido vivenciado a través de la sensopercepción, que informa sobre el mundo exterior y el mundo
interior con todas las manifestaciones neuro-vegetativas del organismo; las vivencias intelectuales,
pensamientos completos y fragmentarios, conocimientos concretos y abstractos; las vivencias
afectivas, estados de ánimo, emociones intensas, grandes alegrías y grandes desplaceres; las
vivencias motoras, actos, etc., todo pasa a integrar la vida inconsciente una vez que abandona el
campo de la conciencia. Esa zona adquiere así una importancia extraordinaria, al punto que el
inconsciente se identifica con la memoria misma, centro y fuente de conservación y evocación de
las vivencias.

El capital del inconsciente está integrado: 1) por todo lo que ha sido nítidamente vivenciado en
la zona consciente; 2) por cuanto ha pertenecido a la zona subconsciente, vivencias más o menos
borrosas y algunas de ellas, casi imperceptibles; 3) por el importante y fundamental aporte de
numerosas vivencias que se originan en el núcleo instintivo-afectivo, en íntima conexión con la vida
orgánica y de los instintos. En estos últimos, que reúnen la experiencia atávica de la especie, tienen
origen las tendencias, inclinaciones, deseos y apetencias de la personalidad, cuyas vivencias no
sobrepasan por lo general el plano de lo subconsciente.

El inconsciente está pues constituido, en su mayor parte, por imágenes y representaciones que
no han pasado de ser manifestaciones de percepción subconsciente. En efecto, la zona de lo
consciente, a pesar de la rápida movilidad de los estados de conciencia, presenta un ámbito muy
reducido para la correcta captación de cuanto se ofrece al campo de la conciencia. De tal manera,
el inconsciente se encarga de almacenar no sólo el material que pasa por la zona consciente sino
también por la zona subconsciente, convirtiéndose en el reservorio de cuanto pueda ser percibido
y que pasa a integrar la fuente del conocimiento personal y la vida misma del individuo.

Así es posible comprender cómo el inconsciente es el proveedor de los materiales requeridos


para la integración de la vida psíquica superior que cristaliza en las elaboraciones que tienen lugar
a plena luz de la conciencia. Asimismo se explica cómo el inconsciente puede, hasta cierto punto,
influir en dichas elaboraciones y, en no pocas oportunidades, determinar y hasta presidir la
ejecución de algunos actos. Por eso, desde este punto de vista, no podemos establecer límites
precisos entre las tres formas de actividad, consciente, subconsciente e inconsciente, que
constituyen en realidad distintos grados de nitidez de una misma cosa: la actividad psíquica.

Vistos los fenómenos de la manera expuesta, el inconsciente absoluto, en el sentido estricto del
vocablo, no puede ser concebido en condiciones normales. Todo lo que en él existe ha sido
registrado, más o menos nítidamente, en algún momento de la vida, ya sea en la zona consciente
con perfecta brillantez, como en la zona subconsciente sin brillo y en forma borrosa.

En cuanto a las manifestaciones de los instintos que tanta trascendencia adquieren en la


conducción de la vida psicológica, a pesar de la forma súbita como irrumpen, tampoco constituyen
vivencias extrañas ni nuevas. En realidad ellas pertenecen a la especie, siendo su registro ignorado
por el individuo pues asciende a la filogenia. Por lo tanto, ni aun en este caso puede hablarse de
inconsciencia completa, ya que la vivencia actual, ignorada por el individuo, no es otra cosa que una
vivencia renovada de algo inherente a la génesis de la especie. Así acontece con todas las manifesta-
ciones instintivas, caracterizadas por su espontaneidad, naturalidad y ejecución de actos perfectos
sin necesidad de un aprendizaje previo.

Cuando se habla del inconsciente no se puede dejar de recordar a Freud, creador de la escuela
psicoanalítica, que considera la actividad inconsciente de una importancia tan trascendental que
llega a admitir la existencia de una vida anímica inconsciente. Freud tiene muy en cuenta las
tendencias, inclinaciones, apetencias e impulsiones que nacen de los instintos, parte del
inconsciente que el autor destaca como primordial y propulsora de dicha actividad anímica, a la que
considera rectora de toda la vida psíquica superior de la personalidad.

Dada la finalidad de este libro, nos limitaremos a efectuar una cita de la concepción psicoanalítica
sobre el inconsciente sin abrir juicios al respecto.

PSICOPATOLOGÍA DE LA CONCIENCIA

En condiciones normales la conciencia entraña lucidez y claridad, pero, bajo el imperio de


diversas circunstancias, esa claridad puede perturbarse y experimentar diferentes grados de
debilitamiento, desde la más leve turbiedad hasta la falta absoluta de conciencia.

Antes de entrar de lleno a considerar la patología de la conciencia es necesario recordar que, en


condiciones fisiológicas, la lucidez no es siempre constante ni tiene la misma intensidad según sea
el momento en que se la considere. En efecto, durante la vigilia, cuando la actividad desplegada por
el individuo obliga a una mayor concentración psíquica, se observa el máximo de lucidez; en cambio,
en otros momentos, se comprueba que esa nitidez disminuye correlativamente con el grado de
fatiga física y psíquica que la misma actividad determina.

Por norma general la nitidez de la conciencia es siempre mayor después del reposo mental.

1º) OBNUBILACIÓN DE LA CONCIENCIA:

La obnubilación consiste en un empañamiento de la lucidez de la conciencia; en este caso se


produce un enturbamiento global que, de acuerdo con la gravedad de los factores
desencadenantes, puede llegar hasta la suspensión total de la actividad psíquica.

El vocablo obnubilación procede de nube, por lo tanto, decir que la conciencia está obnubilada
equivale a decir que está nublada, o que está sumergida en una nube que empaña su claridad. La
consecuencia inmediata de la obnubilación de la conciencia es la disminución o retardo en el ritmo
de las elaboraciones psíquicas, retardo que es tanto más marcado cuanto mayor es el
entorpecimiento de la conciencia. La atención, muy fatigable, no puede ser sostenida; debido a su
superficialidad e inestabilidad la captación de los estímulos se hace muy trabajosa, pues se entor-
pece enormemente la percepción que es lenta, imperfecta, imprecisa y sin ninguna nitidez.

A las anteriores alteraciones deben agregarse las que sufre la memoria, ya que la mala
percepción dificulta la fijación de los estímulos; cuando algo se fija, se hace en forma muy superficial
y borrosa, por lo que la evocación es casi imposible y expuesta a numerosos errores.

La concurrencia de estos trastornos perturba el curso normal del pensamiento, que se fragmenta
debido a interrupciones más o menos prolongadas. En efecto, la asociación de las ideas se aparta
de su mecanismo lógico normal; las imágenes y representaciones que afloran a la conciencia son
incapaces de suscitar asociaciones correctas. Éstas, cuando se producen, no corresponden
exactamente, se hacen en forma muy irregular y laxa hasta caer en la incoherencia.

Todo se empobrece y se torna confuso en la conciencia obnubilada y, cuando el trastorno es muy


acentuado, se pierde hasta la noción del yo y de las relaciones entre la personalidad y el mundo
exterior.

La obnubilación de la conciencia puede presentar diversos grados de intensidad.

a) Embotamiento o torpeza: Constituye la forma más leve, propia de los estados de fatiga física
o psíquica muy intensos, en que se produce un marcado entorpecimiento de toda la actividad
psíquica.

b) Somnolencia: Constituye un grado más intenso que el simple embotamiento. Se asiste a una
perturbación mayor; la percepción así como toda la actividad psíquica se hallan más dificultadas
debido a una gran propensión al sueño, que apaga la conciencia normal de la vigilia. Este fenómeno
se observa en condiciones fisiológicas normales, en los estados de transición entre el sueño y la
vigilia. En condiciones patológicas se observa en los comienzos de la confusión mental debida a
procesos tóxicos e infecciosos, que sumen al individuo en una profunda torpeza y somnolencia.

Tanto en el sueño como en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia puede existir una
forma particular de registro de la conciencia, cuyos diversos aspectos son conocidos bajo la
denominación de estados de conciencia onírica. En esas condiciones se sucede en la conciencia una
serie de representaciones que obedecen a situaciones o hechos vivenciados en la vigilia,, o a
corrientes afectivas y tendencias dominantes en la personalidad. Pero tales representaciones se
suceden sin un orden lógico, porque falta la orientación de una idea directriz que, en el pensamiento
formal de la vigilia, establece orden y jerarquía entre las mismas. De tal modo tienen lugar los sueños
más fantásticos, desordenados y carentes del ensamble cronológico de los hechos aparecidos en la
conciencia.

c) Coma: Constituye un grado extremo de obnubilación; siempre patológico. En este caso se


produce la pérdida completa de la conciencia, la cual deja dé registrar debido a su extinción total.
Se observa entre otras afecciones, en los casos de traumatismos craneales graves, en la uremia y en
la diabetes.

2º) ESTRECHAMIENTO DE LA CONCIENCIA:

Como su nombre lo indica, consiste en una verdadera retracción del campo de la conciencia, con
lo que una parte de la personalidad y sus manifestaciones psíquicas quedan inactivas, a la vez que
la conciencia del mundo exterior queda reducida a un campo sumamente estrecho. En estos casos
la personalidad conserva algunas actividades en el orden motor, pero la memoria no fija
absolutamente nada.

Los estrechamientos de la conciencia se pueden encontrar en casos patológicos de naturaleza


orgánica, como acontece en la epilepsia, en los que se produce la ausencia de los mecanismos
inhibidores que posee la personalidad normal y que residen a nivel de la corteza que, en tales casos,
se halla inoperante. Debido a eso, los enfermos así afectados pueden cometer actos anormales,
antisociales, tales como agresiones, incendios, exhibicionismo, etc. El paciente conserva la actividad
automática de los centros cerebrales inferiores, pero esa actividad no puede ser registrada debido
a la desconexión cortical que determina el estrechamiento de la conciencia. Por lo tanto, anda,
actúa, ve, oye, pero su memoria es incapaz de fijar por la falta de registro de la conciencia.

3º) AMENCIA:

La amencia constituye un estado patológico de la conciencia propio de los estados confusionales


oniroides. Pese a que la conciencia está obnubilada el enfermo realiza esfuerzos para percibir y
comprender lo que ocurre en torno suyo, cosa que le resulta harto difícil sino imposible dada la
incoherencia que deriva de la interposición de las numerosas alucinaciones oníricas y
representaciones mnemónicas de naturaleza paramnésica; como consecuencia se desorienta y se
sume en la perplejidad, la intranquilidad y la angustia.

4º) ESTADO CREPUSCULAR:

El estado crepuscular de la conciencia es otra forma de obnubilación. La sensopercepción


entorpecida en forma incompleta permite al enfermo percibir y comprender situaciones poco
complejas. Las situaciones más complicadas que requieren la intervención de los mecanismos
mentales pertinentes determinan la incoherencia, que imposibilita toda comprensión perceptiva.
En algunos momentos de mayor claridad el enfermo puede responder adecuadamente a un
interrogatorio simple, pero bien pronto se fatiga y aparecen la incoherencia y la incomprensión.

Hallamos, por consiguiente, un umbral de conciencia muy reducido; la actividad psíquica


consciente sólo parece esbozarse. El estado crepuscular se observa principalmente en algunos
momentos de la confusión mental, y en la epilepsia donde aparece en forma súbita constituyendo
en realidad un equivalente psíquico de dicha afección.

5º) SONAMBULISMO:

El sonambulismo es un estado de conciencia parcial y muy reducida, semejante al estado


crepuscular. Son sonámbulas las personas que durante el sueño se levantan, caminan, realizan
diversos actos y después vuelven a la cama continuando con el sueño normal. Estos estados
sonambúlicos revelan que el sujeto mantiene una percepción parcial y limitada del mundo exterior
por cuanto evita sin reconocerlos, los obstáculos y las personas que puedan interponerse en su
camino. Estos episodios generalmente no son recordados por el enfermo.

Orientación

Cuando se efectúa el estudio de la conciencia y de los estados de conciencia surge, como un


complemento necesario y lógico el estudio de la orientación. En realidad ambos son inseparables,
desde el momento que el individuo sólo puede orientarse cuando su conciencia se mantiene en
perfecta lucidez. Una conciencia de amplitud y claridad normales capacita para el desempeño de la
totalidad de la función psíquica que, por otra parte, permite al individuo comprender cada uno de
los instantes de su vida, así como su ubicación con relación a sus semejantes y al medio ambiental
en que vive.

Esto requiere no sólo la integridad de la psique sino también de toda la organización somática
que, mediante los mecanismos sensoriales y nerviosos, facilita el permanente contacto del "yo" con
los mundos externo e interno, favoreciendo la formación de los estados de conciencia que
transmiten y facilitan la orientación témporo-espacial. En conclusión, mediante la conciencia, sus
elaboraciones psíquicas y el caudal de sus conocimientos el hombre logra una correcta orientación.

TlPOS DE ORIENTACIÓN:

De un modo general se establecen dos tipos fundamentales de orientación: 1) orientación


autopsíquica, referente a la persona con respecto a sí misma; 2) orientación alopsiquica, referente
a la noción de su ubicación témporo espacial; ésta comprende por consiguiente la orientación, en el
tiempo y la orientación en el espacio.

1º) Orientación autopsíquica: La orientación autopsíquica, como lo hemos dicho, concierne al


conocimiento de la propia personalidad y a su evolución a través del tiempo.

El hombre aprende desde su infancia a verse y a reconocerse a sí mismo como una entidad
individual, distinta de todas las demás personas que con él conviven en el ambiente social. En los
comienzos de la vida, esa noción de individualidad es muy precaria y confusa, pero a medida que la
evolución avanza se acentúa y adquiere nitidez. Este reconocimiento se manifiesta primero en el
orden somático; los caracteres físicos, y en especial los rasgos fisonómicos y la expresión, motora
de los diversos actos condicionados por la voluntad que traducen la elaboración mental del indi-
viduo, son los que contribuyen primordialmente a la adquisición de la noción mencionada. Esa
individualización, que culmina con el conocimiento definitivo de la propia personalidad, se afianza
aún más cuando el hombre alcanza a comprender el transcurrir de su vida psicológica con todas sus
manifestaciones. Desde que empieza a conocer su intimidad comprende que su vida es
completamente independiente de la vida de sus semejantes, comprende que constituye una
persona con identidad propia y que no puede ser otra cosa más que él mismo, a través del transcurso
de toda su existencia. Conoce el caudal de sus propios conocimientos, elaborados por su psique;
sabe de todos los tropiezos de su vida, de sus sinsabores, de sus angustias y de sus alegrías; se
conoce a sí mismo en sus deseos, en sus inclinaciones, en sus tendencias y en sus ambiciones; sabe
cuáles son sus creencias y conoce sus errores y sus temores; por último conoce sus actos y su
conducta. La totalidad de la personalidad se integra así en su doble aspecto, somático y psíquico, y
de ella tiene clara conciencia el individuo merced a la memoria que, en condiciones normales,
puede, en cualquier momento, actualizar los hechos más importantes que jalonan su vida.

2º) Orientación en el tiempo: El hombre para orientarse fácilmente en el tiempo ha recurrido a


su medición por fracciones o períodos, mediante aparatos y cálculos que permiten considerar desde
años hasta segundos y fracciones de segundo. De esta manera ha podido establecer períodos de
tiempo determinados entre dos acontecimientos o fenómenos naturales, dentro de los cuales se
suceden los hechos del devenir diario. Si bien no existen limitaciones para el tiempo, puesto que
éste transcurre ininterrumpidamente, el hombre lo mide por fracciones para su conveniencia y para
poder orientarse en su vida y en todas sus actividades.
La noción del tiempo y su medición revisten un carácter muy personal; cada uno tiene una
conciencia muy particular y propia de cada fracción o lapso, al punto que el registro de un mismo
instante presenta divergencias de duración entre las diversas personas que lo captaron.

Pero lo más importante es que el hombre también tiene la noción del tiempo que transcurre sin
necesidad de recurrir a los mecanismos de relojería por él creados. En efecto, existe una noción del
tiempo de origen puramente psíquico, como resultado de nuestras propias elaboraciones y a través
de nuestras vivencias, de nuestros pensamientos, de todo nuestro acontecer espiritual y de las
relaciones con los mundos externo e interno, hechos que la memoria se encarga de escalonar con
exactitud^ Por los efectos de la acción del tiempo sobre los recuerdos, que palidecen tanto más
cuanto más antiguos son, es posible ubicar en el pasado el acontecimiento o circunstancia que se
evoca. Sin embargo, no basta esto para la ubicación de los hechos pretéritos, se requiere además la
confrontación con el presente. Sabemos que los estados de conciencia son constantemente
movibles y cambiantes, que cada uno de ellos integra al que precede y al que prosigue,
encadenándose así la vida psicológica del individuo. Merced a ese encadenamiento es posible, a
partir del presente, ubicar los hechos en el pasado inmediato y, en esa forma, tener noción de la
duración del tiempo transcurrido. Esto mismo acontece con la ubicación de los hechos en el pasado
remoto, mediante la asociación mnemónica que relaciona las vivencias que preceden y suceden al
episodio que se evoca.

El transcurso del tiempo es apreciado por el hombre por el lapso o duración del período entre
un hecho y otro, con lo que se establece su medición por fracciones. Es decir, que el tiempo del
transcurrir psíquico se calcula o se mide por los períodos o fracciones o lapsos que integran cada
uno de los estados de conciencia en su rápida sucesión. Las relaciones que luego establece entre
estas fracciones de tiempo psicológico y el fraccionamiento convencionalmente aceptado del
tiempo solar le permiten la ubicación de los acontecimientos de su vida en determinadas épocas y
momentos de ese devenir.

Asimismo la sucesión de una ordenada ilación de estados de conciencia permite la noción del
tiempo futuro, desde el momento que según hemos dicho, un estado de conciencia está integrado,
en parte, por el que le precede proyectándose a su vez en el que le continúa. Además el enca-
denamiento de la vida psicológica, mediante el auxilio de la memoria, hace que el tiempo presente
más el tiempo pasado, se proyecten hacia el futuro.

3º) Orientación en el espacio: El hombre, en su evolución 'ontogénica, adquiere poco a poco la


orientación en el espacio en que actúa y desenvuelve su vida. Esto se consigue mediante la
participación de todos los aparatos sensoriales, especialmente la vista, el oído y el tacto, que
permiten obtener la noción de diversas magnitudes a través de las impresiones de distancia,
longitud, espesor, altura y anchura, o sea que se produce una noción de orden global o de conjunto
que es la del volumen de las cosas y del lugar que ocupan en el espacio.

Estas nociones se adquieren debido a las limitaciones y fraccionamientos que cada uno hace del
espacio, que en realidad es infinito e inconmensurable. Es decir que por medio de nuestros sentidos
concebimos un espacio finito y establecemos magnitudes y distancias. Para eso, el hombre ha
creado las distintas medidas, de longitud, de peso, de capacidad, mediante las cuales es posible la
apreciación de magnitudes convencionales y, siempre dentro de las limitaciones que impone el
alcance de sus aparatos sensoriales, cada uno construye su propio espacio o ámbito personal, así
como efectúa su proyección y desplazamiento en el medio en que actúa.
PERTURBACIONES DE LA ORIENTACIÓN:

De acuerdo con las consideraciones anteriores, la orientación es el resultado de una compleja


contribución de las actividades psíquicas, especialmente de la sensopercepción, de la memoria, de
la asociación de las ideas y del juicio, que inciden sobre una conciencia dotada de perfecta nitidez.
De la misma manera, son múltiples y complejos los mecanismos psicopatológicos que determinan
las alteraciones de la orientación en el hombre, por lo que preferimos presentarlos en cada uno de
los síndromes psiquiátricos.

1º) Síndrome oligofrénico: Los oligofrénicos tienen diferentes grados de orientación, en relación
con la magnitud de la insuficiencia. Recordamos en primer término que, por lo general, el débil
mental se encuentra perfectamente orientado, auto y alopsíquicamente.

En el imbécil la orientación sufre graves trastornos, porque la insuficiencia de los juicios y la


incapacidad de comprensión hacen difícil y confuso el reconocimiento de la propia identidad
personal. Es muy precaria la noción de individualización e independencia del medio, pues no se
insinúa en estos seres la autoconducción y la autodeterminación. Más difícil resulta la orientación
en el tiempo y en el espacio, pues depende de relaciones abstractas que no llegan a ser
comprendidas.

Estas deficiencias presentan mayor gravedad aún en los "idiotas". En consecuencia, los
oligofrénicos se orientan mal, auto y alopsíquicamente, en ningún momento de su vida llegan a
tener lucidez de conciencia, debido a su escaso alcance intelectual, a su dificultad para la
comprensión por insuficiencia de los juicios y del mecanismo asociativo como corolario del precario
caudal de conocimientos.

2º) Síndrome demencial: En los dementes la desorientación depende del grado de debilitación
psíquica llegando, en los casos extremos, al desconocimiento de su propia identidad.

La debilitación psíquica de la demencia se evidencia desde el comienzo, a causa de la amnesia


que de inmediato afecta a la memoria. Estos enfermos acusan, en primer término, desorientación
en el tiempo. Al principio falla la ubicación en el presente y en el pasado inmediato por el déficit de
la fijación mnemónica, pues se producen engramas de escaso arraigo. Queda de ese modo
dificultada la asociación de las imágenes, lo que interrumpe el nexo entre los acontecimientos de la
vida psicológica. El tiempo deja entonces de transcurrir para el enfermo, por falta de la
fragmentación necesaria que es posible registrar como estados de conciencia.

Se conserva, en cambio, la evocación, razón por la que, cuando estos enfermos intentan ubicarse
en el tiempo, se remiten siempre a una época pasada. Pero si bien se orientan en el pasado remoto,
con el avance de la debilitación, que lleva también a la amnesia de evocación, la desorientación en
el tiempo se hace completa y se pierde la continuidad de la vida psicológica.

En cuanto a la desorientación en el espacio, sobreviene a continuación del trastorno anterior. Se


produce cuando aparece la amnesia de evocación, que impide la actualización de antiguos
conocimientos requeridos para el reconocimiento del momento presente; por otra parte, la
debilitación de la atención y la gran fatigabilidad psíquica dificultan la sensopercepción que conduce
a la incomprensión, lo que desorienta al paciente con respecto al espacio. Cuando las condiciones
del enfermo llegan a esta altura, el demente circunscribe cada vez más su vida psicológica al mundo
concreto debido a la pérdida de los conceptos y relaciones abstractas; se anula entonces su
independencia psíquica, su autoconducción y su autodeterminación, lo que equivale a decir, que
pierde su personalidad y por ende, se desorienta también autopsíquicamente.

3º) Síndrome confusional: En el síndrome confusional la desorientación del enfermo constituye


una característica importante, consecuencia directa de una conciencia obnubilada. La intensidad de
la obnubilación proporcionado el grado de la desorientación del enfermo, quien experimenta en
primer término este trastorno con respecto al tiempo y al espacio. La confusión debilita la atención;
la gran fatigabilidad psíquica con marcada somnolencia determina una gran torpeza
sensoperceptiva; la percepción del mundo exterior se hace en forma muy deficiente y poco nítida;
la fijación mnemónica es muy superficial y de engramas tenues e incapaces de estimular el
mecanismo asociativo de las imágenes y representaciones; como consecuencia la elaboración
mental cae en la incoherencia y se manifiesta una imposibilidad absoluta de ordenar y encadenar
los acontecimientos y los estados de conciencia en una continuidad lógica, como ocurre en la vida
psicológica normal. Prueba de ello es que, cuando el episodio confusional termina, la conciencia
recupera su lucidez estableciendo contacto con el mundo real, pero en la vida psíquica queda un
claro o un espacio en blanco porque se encadena el momento presente de recuperación con aquel
anterior a la pérdida de la lucidez normal.

En los casos de confusión mental onírica se suman, como elemento perturbador que contribuye
a desorientar al enfermo, numerosas alucinaciones que lo ubican en tiempo y lugares totalmente
falsos y absurdos, en los que actúa su actividad onírica.

Cuando la confusión mental es muy intensa la obnubilación de la conciencia es mayor, la


incoherencia es completa y el enfermo se encuentra imposibilitado hasta para su orientación
autopsíquica.

4º) Síndrome esquizofrénico: El esquizofrénico se encuentra, la generalidad de las veces,


desorientado en el tiempo, lo que se debe a la falta de interés que el enfermo tiene por el mundo
exterior pues, presa de una profunda indiferencia y apatía, vive su mundo de introversión. Le es
completamente indiferente saber cuál es el momento o el día que transcurre; sin embargo, el mismo
paciente puede ubicarse muy bien en el pasado remoto, sobre todo en el principio de la enfermedad
cuando la memoria dé evocación se mantenía todavía indemne. Lo mismo ocurre en cuanto a la
orientación en el espacio, que subsiste normal por mucho tiempo aunque esté muy avanzado el
proceso esquizofrénico.

En estos enfermos se observa a menudo una forma particular de desorientación, que afecta a la
identificación de la parte somática de su personalidad, hecho que traduce bien claramente el grave
disloque que aqueja a la psique. En efecto, cuando se los investiga acerca de su nombre y demás
datos de identidad personal se comprueba que están bien orientados autopsíquicamente. Pero, a
causa de las alteraciones graves en el núcleo profundo de la personalidad, se origina un sentimiento
de cambio de ésta, al punto que tienen la impresión de no ser ya ellos mismos. Se desconocen y se
desorientan, necesitando recurrir al espejo para cerciorarse y salir de dudas, si bien la información
que les suministra es falseada y deformada por ese mismo sentimiento de cambio proyectado hacia
el exterior, con lo que obtienen una imagen de su persona física diferente de la que conocen.

5º) Síndrome delirante: Los delirantes, salvo escasas excepciones, son enfermos lúcidos y
orientados auto y alopsíquicamente. Algunos llaman la atención por su extraordinaria lucidez, como
sucede con los que padecen delirios de interpretación, en los que sólo existe el error interpretativo
que deforma la realidad de los conceptos y desorienta con respecto a la veracidad de sus
aseveraciones, que consideran exactas.

Otros tipos de delirantes, con menos vigor psíquico y a los que la intuición y la imaginación les
hacen vivir raras fantasías, pierden la noción del tiempo presente ubicándose en distintas épocas y
lugares de la historia o en extraños medios donde encarnan absurdos personajes. En estos casos,
además de conducir al error de las concepciones, el delirio desorienta al enfermo en el tiempo y en
el espacio. Pero esto no impide que, una vez sustraído el enfermo del tema de su delirio, se nos
muestre correctamente orientado en forma global.

6º) Síndrome de depresión psicomotriz: Los enfermos deprimidos suelen estar mal orientados en
el tiempo, que pasa inadvertido porque la introversión en que los sume la tristeza los desconecta
del mundo exterior y del ambiente en que viven. Algunos melancólicos experimentan un sen-
timiento de extrañeza, una sensación de cambio y de transformación de su personalidad somática,
que los desorienta en ese aspecto. Esta alteración es debida a graves alteraciones cenestopáticas,
por las que sienten sus cuerpos transformados en piedra, madera u otros materiales extraños. Asi-
mismo niegan la existencia de determinados órganos y hasta de su propia existencia a causa de las
ideas nihilistas.

7º) Síndrome de excitación psicomotriz: Los enfermos excitados, siempre que no sean confusos,
son lúcidos y están bien orientados auto y alopsíquicamente. La exaltación afectiva que padecen los
maníacos los hace concebir ideas fantásticas y megalómanas, de poder y de dominación, las que los
desorientan parcialmente en cuanto a su verdadera personalidad.
RESUMEN
CONCIENCIA

La conciencia informa al hombre:


a) De lo que ocurre en el mundo externo, captado por los aparatos sensoriales externos.
b) En el mundo interior, captado por los aparatos sensoriales internos.
c) En el mundo psíquico; elaboración del pensamiento, captado por la conciencia
misma.
Concepto
La conciencia es constantemente móvil y mutable; los persistentes registros de las
innumerables captaciones se llaman "estados de conciencia". A ella llegan la totalidad de
los fenómenos vitales, somáticos y psíquicos; es el registro permanente de la existencia
del individuo. Hace posible el triple conocimiento del mundo exterior, del interior y del
psicológico, permitiendo la noción del "yo" y de su orientación temporo-espacial.

La conciencia es una superestructura psicológica, límite entre las manifestaciones


psicosomáticas, que en ella se reflejan a través de las elaboraciones psíquicas, y el yo que,
Definición
por su conducto, adquiere el conocimiento de sí mismo y es informado de cuanto
acontece fuera de él.
Campo de Comprende todo el ámbito capaz de ser abarcado por la misma.
consciencia
La de mayor precisión y nitidez: centro o foco de la conciencia.
Zona Es la más reducida; sólo abarca limitados objetivos; de tres a
consciente cinco. Las elaboraciones psíquicas alcanzan en ella su mayor
nitidez.

Se encuentra por fuera del foco de la conciencia, la nitidez de los


objetivos y de sus imágenes decrece a medida que se alejan de su
centro.
Los elementos del subconsciente son requeridos para la
Zona elaboración consciente del pensamiento.
subconsciente Algunas creaciones son producto de elaboraciones
subconscientes, pero deben pasar a lo consciente para ser
aceptadas y registradas previo razonamiento.
En esta zona se hace también la elaboración sensoperceptiva,
por el reconocimiento mnemónico.

Se halla por fuera de la zona subconsciente. Su actividad no es


percibida por el yo.
Existen manifestaciones imprevistas y sorpresivas que revelan su
existencia.
Todo lo que la conciencia registra pasa a formar parte de la vida
Zona
psicológica inconsciente.
inconsciente
El material del inconsciente está formado:
a) Por todo lo que ha sido vivenciado en la zona consciente.
b) Por cuanto ha pertenecido al subconsciente.
c) Por las vivencias originadas en el núcleo ins-tintivo-afectivo,
en relación con los instintos y con la vida orgánica.
Diversas circunstancias patológicas pueden empañar con mayor o menor
intensidad la lucidez de la conciencia.
Enturbiamiento que alcanza diferentes grados de
intensidad: desde un retardo de las elaboraciones hasta la
suspensión completa de la actividad psíquica. Marcada
debilitación de la atención por la gran fatigabilidad.

Los diversos grados de obnubilación son:

a) Embotamiento o torpeza: es la forma más leve; se


Obnubilación de
observa en casos de fatiga muy intensa; se entorpece la
la conciencia
actividad psíquica.

b) Somnolencia: dificultad perceptiva, con gran propensión


al sueño; se observa en los comienzos de la confusión mental.

c) Coma: grado extremo de obnubilación: pérdida completa


de la conciencia. En los traumatismos craneanos; uremia;
diabetes y otras afecciones.
Retracción del campo de la conciencia.
Psicopatología Las manifestaciones psíquicas quedan inactivas y la
Estrechamiento
de la conciencia del mundo exterior muy reducida, conservando la
de la conciencia
conciencia personalidad algunas actividades de orden motor.
La memoria no fija nada

Percepción entorpecida incompletamente; se perciben y


Estado comprenden situaciones simples
crepuscular La complejidad lleva a la incoherencia e incomprensión
Se observa en la confusión mental y en la epilepsia.

Depende directamente de la lucidez de la conciencia, que


permite la ubicación en cada uno de los instantes de la vida.

Orientación autopsíquica: Concierne al conocimiento de la


propia personalidad y de su evolución a través del tiempo.

Orientación Orientación en el tiempo: Mediante la medición


convencional por períodos o lapsos establecidos por cálculos y
por los diferentes estados de conciencia, que permiten la
noción del presente, del pasado y del futuro.

Orientación en el espacio: Es la noción de las magnitudes y


del ámbito o espacio en que el hombre actúa y desenvuelve
su vida.
Síndrome oligofrénico: Depende del grado
de la insuficiencia: a) El débil mental, por lo
general, bien orientado auto y
alopsíquicamente. b) El imbécil se desorienta
por la insuficiencia de los juicios e incapacidad
de comprender. Es difícil la noción de
individualización e independencia del medio,
c) El idiota, no se orienta en absoluto por la
agravación de los factores anteriores.

Síndrome demencial: La desorientación de


los dementes depende del grado de
debilitación psíquica. La amnesia es causa
principal. Primero desorientación en el
tiempo, luego en el espacio y finalmente la
autopsíquica.

Síndrome confusional: La desorientación,


consecuencia de la obnubilación, es una de las
Psicopatología Perturbaciones
características más importantes; en el tiempo
de la Orientación de la
y en el espacio. La fatiga psíquica debilita la
conciencia orientación
atención y la fijación; pérdida del
encadenamiento normal de las ideas;
incoherencia y desorientación autopsíquica.

Síndrome esquizofrénico: Desorientación


en el tiempo por el desinterés del enfermo
hacia el mundo exterior. Se orienta bien en el
pasado remoto y en el espacio.

Síndrome delirante: Salvo excepciones, los


delirantes son lúcidos y están bien orientados.

Síndrome de excitación psicomotriz: Los


excitados, siempre que no sean confusos, son
lúcidos y están bien orientados.

Síndrome de depresión psicomotriz: Mala


orientación en el tiempo, que pasa
insensiblemente porque la introversión los
desconecta del mundo externo.
CAPÍTULO X

AFECTIVIDAD

PSICOPATOLOG1A DE LA AFECTIVIDAD

AFECTIVIDAD

Con la denominación general de afectividad se comprende todo lo que concierne a la esfera


afectiva, que constituye el principal engranaje que impulsa toda la vida psicológica de la
personalidad.

Por la afectividad cobra interés y se matiza la existencia humana; en efecto, el hombre está
conformado psíquicamente para experimentar estados afectivos que pueden ser agradables b
desagradables y que se hallan condicionados por la forma de reaccionar de cada uno frente a los
estímulos que proceden de variados estados de ánimo los cuales oscilan entre los polos opuestos:
placer y desplacer alrededor de los que se manifiesta toda la afectividad.

Las oscilaciones entre lo agradable y lo desagradable constituyen los diversos matices que
señalan altos y bajos en la vida espiritual; lo que place estimula, lo que desagrada deprime, y ambos
estados complementan en gran escala la evolución psíquica del ser. En efecto, sin esos altibajos el
transcurrir psíquico del hombre sería completamente inoperante y carente de interés y finalidad.

El hombre se muestra a los ojos del mundo tal como su afectividad lo condiciona, puesto que ella
nace de lo más íntimo y profundo del individuo, del núcleo mismo de la personalidad.

La afectividad se confunde en su origen con el instinto, siendo éste el que, en última instancia,
condiciona toda la vida afectiva, desde que la satisfacción o no satisfacción de los impulsos
instintivos determinan respectivamente estados afectivos placenteros o displacenteros. Cuando las
fuerzas instintivas son satisfechas se produce la sedación de los impulsos, relajación y aparición de
estados afectivos placenteros. Cuando, por el contrario, las tendencias instintivas no son satisfechas
aumenta la tensión impulsiva y la excitación, provocando la aparición de malestar y estados
afectivos displacenteros.

A partir de ese núcleo instintivo-afectivo primario, las corrientes afectivas en él originadas


invaden e impregnan a toda la personalidad. Tales corrientes afectivas, por medio de sus numerosas
reacciones que se exteriorizan a través de las emociones, afectos, sentimientos y pasiones, con
particularidades propias en cada individuo, imprimen a la afectividad y a la personalidad todo un
sello determinado y bien definido, que también contribuye a la individualización personal.

Esas múltiples y variadas reacciones de la afectividad participan vivamente en todas las


manifestaciones y en todos los aspectos de la vida del hombre. Pajea fijar conceptos veremos
algunos aspectos de esas manifestaciones afectivas. Consideremos en primer lugar, aquellas que
están en relación con la actividad somática.
El funcionalismo general órgano-vegetativo se expresa en una resultante psíquica final mediante
un estado afectivo que ha sido denominado: sentimiento vital. Éste tiene su origen en los
sentimientos de placer o desplacer, procedentes del libre funcionamiento o de los obstáculos y di-
ficultades con que se llevan a cabo las funciones vegetativas y las actividades orgánicas. Constituye
un estado afectivo de carácter general o global, no bien definido, resultado de la suma de
sensaciones nacidas de la actividad vital del organismo, a las que se agregan las sensaciones que
determinan los impulsos surgidos del núcleo instintivo que preside y preserva la vida misma. Todas
esas sensaciones son vivenciadas por la conciencia de una manera vaga e indefinida, pero que
siempre trasunta el deseo de vivir y-.la tendencia a la progresión y a la evolución.

Mediante el registro consciente de estas vivencias es como lo somático, con todo su fisiologismo
y por intermedio de la cenestesia general, trasciende el plano físico y se funde con el plano
psicológico con el que se compenetra íntimamente. De esta manera, el normal funcionamiento del
organismo, sin dificultades ni impedimentos, transmite a la conciencia vivencias placenteras que
revelan el estado de salud física; lo contrario, o sea la presencia de inconvenientes y dificultades en
las manifestaciones vitales, se refleja en la conciencia por intermedio de vivencias displacenteras
que revelan el estado de enfermedad. Las oscilaciones entre esas dos posiciones extremas dan una
resultante psíquica de orden general, que ha sido llamada temple general. Éste representa un
trasfondo afectivo individual y estable, en cuya integración participan todas las fuerzas vitales del
instinto, sumadas a lo orgánico y funcional, con especial intervención de los mecanismos de
regulación neurovegetativos. El temple general hace así las veces de una plataforma o estado
afectivo básico de origen somático, con una carga o potencial permanente hacia lo placentero o lo
des-placentero de acuerdo con las condiciones remantes en el medio interno.

Ahora bien, esa carga o potencial afectivo que, como acabamos de ver, tiene origen en la fuente
instintiva-afectiva, representa la capacidad reactiva que cada persona posee ante los innumerables
factores físicos, ambientales y psíquicos posibles de incidir sobre esta tónica afectiva general. Dicha
capacidad reactiva es la que encauza a toda la afectividad hacia el placer o el desplacer de acuerdo
con las circunstancias que prevalecen, dando por resultado lo que se conoce como humor o estado
de ánimo. Ésta es una reacción afectiva de orden general supeditada a lo somático, a lo psíquico y a
lo ambiental.

Las modificaciones que se producen en el humor, ya sea por las numerosas y variadas
representaciones mentales como por las diversas percepciones, dan lugar a las emociones, afectos,
sentimientos y pasiones.

La diferencia entre temple general y humor o estado de ánimo consiste en que el primero
representa el potencial o carga afectiva que posee el individuo, con su correspondiente capacidad
reactiva, mientras que el humor representa el matiz, placentero o displacentero, que desplaza dicha
carga afectiva .de acuerdo con las circunstancias actuantes.

La afectividad que, repetimos, impregna todos los ámbitos de la personalidad alcanza hasta lo
más recóndito de la psique; todas las elaboraciones mentales, los pensamientos, las reflexiones y
cuanto concierne a nuestra intimidad se halla estimulado y condicionado por los estados afectivos.
De esta suerte, todo nuestro acontecer psíquico se halla bajo la influencia de la afectividad que le
transmite el calor y el matiz necesarios para movilizar el humor hacia lo placentero o lo
displacentero. El registro por la conciencia y la fijación por la memoria son tanto más fáciles cuanto
mayor sea el interés despertado por la afectividad.
Las elaboraciones intelectuales resultarían sumamente áridas si la afectividad no interviniera,
proporcionándoles el calor necesario para mantener el interés que las hace progresar hasta su
finalidad.

También interviene para condicionar la actividad general del individuo, al extremo que entre el
pensamiento y la acción se interpone siempre lo afectivo moderando o estimulando los actos, es
decir que, en última instancia, la afectividad condiciona la conducta de la personalidad.

De un modo general, el hombre, por sus deseos y sus tendencias naturales, orienta su vida
psíquica en el tono agradable o placentero. Cuando, por vivencias circunstanciales, se produce
desplacer, esa inclinación innata determina, en lo posible, un viraje hacia las situaciones placenteras.

Contenido de los estados afectivos

Los estados afectivos están integrados por las emociones, afectos, sentimientos y pasiones.

Los distintos estados afectivos son modificaciones, de diferente índole e intensidad, en el humor
habitual de una persona; son manifestaciones reactivas del humor provocadas por los más diversos
estímulos externos e internos, físicos y psíquicos.

Emociones

La emoción consiste en un cambio más o menos súbito que se produce en el humor o estado de
ánimo habitual".

Las emociones son motivadas por las más diversas sensaciones que la sensopercepción lleva al
campo de la conciencia, o por las representaciones, imágenes e ideas que surgen a ella en un
momento determinado.

La característica más importante de la emoción es la brusquedad de la reacción que provoca en


el humor, con el agregado de una gran repercusión física y psíquica. De intensidad muy variable
llega, en ocasiones, a motivar y dirigir la conducta que el individuo observará consecutivamente.

En la emoción debemos considerar entonces los siguientes factores:

1) La causa determinante, percepción, representación mnemónica o idea.

2) La repercusión psíquica, que es la emoción misma, que produce la modificación en el estado


de ánimo. 3) La repercusión física u orgánica, que es la que traduce o expresa, en diferentes formas,
esa emoción.

De lo más simple a lo más complejo las emociones se han clasificado en dos grupos: emociones
primarias o simples y emociones secundarias o complejas.
1º) EMOCIONES PRIMARIAS O SIMPLES:

Constituyen la forma más firme y primitiva de reaccionar el individuo en el campo de la


afectividad; están íntimamente ligadas y en directa dependencia del núcleo instintivo-afectivo de la
personalidad. En efecto, responden siempre al instinto de conservación en sus diversas
manifestaciones, siempre alerta para asegurar la perduración del individuo -y de la especie.
Podemos decir que en estas emociones primarias hallamos la respuesta directa del instinto. Ésta es
la razón de la gran brusquedad que las caracteriza y de su intensa repercusión física, ya que el
organismo responde a cada una de ellas con las más variadas manifestaciones en el orden
fisiológico. Por otra parte, en cada una se observa una actitud determinada que caracteriza y motiva
la conducta que asumirá el individuo.

Las emociones simples o primarias son tres: el miedo, la cólera y el amor.

Miedo: Es la respuesta del instinto de conservación del individuo ante los peligros que amenazan
su integridad, tanto sean las agresiones desde el exterior como las perturbaciones somáticas que
producen malestar o dolor. El miedo provoca, en el terreno psíquico, una vivencia muy
característica; el individuo experimenta subjetivamente como un achicamiento, reducción o
contracción de toda su personalidad. Cuando este fenómeno es de gran intensidad puede llegar
hasta el eclipse de la conciencia y la pérdida del conocimiento. Esto último es lo que se conoce bajo
la denominación de reacción catastrófica.

En el orden somático las manifestaciones de la emoción de miedo son muy intensas. Se


comprueba, entre los trastornos mayormente observados, aceleración cardíaca, palpitaciones;
detención o aceleración de los movimientos respiratorios; trastornos vasomotores que se traducen
por palidez en el rostro y sequedad de las mucosas; trastornos gastrointestinales, diarreas;
temblores generalizados. La "huida" es la actitud que corresponde al miedo y que caracteriza la
conducta del individuo dominado por esta emoción, siempre que la intensidad de la misma no
produzca la reacción catastrófica que la inmoviliza.

Cólera: Las manifestaciones de la emoción colérica muestran la reacción del instinto de


conservación ante los peligros que amenazan a los intereses y a la integridad del individuo, que
ataca para defenderse. La cólera produce, en el terreno psíquico, una vivencia completamente
opuesta a la de la emoción de miedo. El individuo experimenta, psíquicamente, una sensación de
expansión, como si se produjera realmente un aumento de volumen de la personalidad.

En el terreno somático la repercusión de la emoción es intensa; se produce aceleración de los


ritmos cardíaco y respiratorio; fenómenos vasomotores, bien manifiestos por una marcada
rubicundez del rostro, en el que se imprime la característica expresión de la ira. Consecutivamente
a la emoción de cólera el individuo asume la actitud del ataque y destrucción.

Amor: Es la emoción sexual que se manifiesta psíquicamente por una vivencia que produce la
sensación de expansión y proyección hacia el exterior o, más exactamente, en pos del objetivo
determinante de la emoción.

Las manifestaciones somáticas son, en general, más atenuadas que en las otras emociones
primarias, pero se tornan particularmente violentas cuando se producen obstáculos a la descarga
motora con que se satisfac-cc el instinto. El instinto de conservación, bregando por la conservación
de la especie, busca el acercamiento o inclina al individuo hacia el objeto que desencadena la
emoción, siendo ésta la actitud característica del amor.

2º) EMOCIONES SECUNDARIAS O COMPLEJAS:

Es obvio que las emociones primarias de miedo, de cólera y de amor producen, por su
repercusión en la psique estados displacenteros o placenteros; placer y desplacer que son
emociones de mayor complejidad que las anteriores y secundarias a ellas. Estos estados
emocionales inclinan respectivamente el humor hacia la alegría y la excitación, o hacia la tristeza y
la depresión. .La complejidad de las emociones secundarias como la del campo de la afectividad en
general, surge de las múltiples variaciones y combinaciones que se producen entre ellas.

Consideremos algunas de las emociones complejas más importantes.

Angustia y ansiedad: Debemos estudiar simultáneamente estos dos estados emotivos porque
presentan múltiples puntos de contacto y porque son de suma importancia, dado que juntos
integran, entre otros, cuadros psiquiátricos como el de la melancolía y el de las neurosis.

La angustia y la ansiedad constituyen emociones complejas que traducen en su forma más


amplia, el humor displacentero predominante. Se producen en todas aquellas situaciones anímicas
en las que las vivencias afectivas son alimentadas por los estados displacenteros primarios de miedo
y de cólera.

Se puede aseverar que no existe persona de vida normal que no haya experimentado alguna vez
el desplacer de estas emociones, que son desencadenadas por temores diversos: miedo a las
enfermedades, que se ciernen sobre el individuo como una amenaza constante a su salud; miedo a
los quebrantos económicos o al fracaso en las empresas; miedo a las propías debilidades morales,
vivenciado bajo la forma de remordimientos, miedo a las situaciones que puedan afectar a la
responsabilidad inherente a un cargo o una tarea.

La angustia es también resultado del desplacer provocado por el disgusto y la cólera. Así sucede
en todos los casos de incumplimiento e insatisfacción de los deseos, o en todas las situaciones
enojosas derivadas de los rozamientos en el ambiente social o familiar.

En cuanto a las diferencias entre ansiedad y angustia no existe un criterio concluyeme y bien
establecido; para muchos se trata de la misma cosa pero, si bien entre ellas existe una gran similitud,
se considera a la ansiedad como un grado más avanzado de la angustia. En lo que a nosotros
respecta, si bien no pensamos que se trata de diferencias de intensidades, creemos que tales
diferencias deben buscarse en el contenido de esos estados afectivos. De acuerdo con este criterie
expondremos nuestro punto de vista sobre ambas.

A) La angustia es una emoción compleja y desplacentera, con un manifiesto contenido somático


consistente en una causa real, orgánica o funcional, que la determina. Así por ejemplo: puede
tratarse de un enfermo orgánico con una esclerosis cardiovascular, o bien de un enfermo funcional
del mismo Aparato por una gran labilidad neurovegetativa; en ambos casos se producen frecuentes
espasmos vasculares que provocan la consiguiente angustia generada por el temor de perder la
vida. De la misma naturaleza es la angustia derivada de los trastornos orgánicos o funcionales del
aparato respiratorio, o de cualquier otro aparato.

B) La ansiedad es una emoción compleja de características similares a la angustia, pero que en,
su origen no reconoce un factor somático generador de los temores. Éstos surgen de factores
psíquicos; preocupaciones, fracasos y quebrantos económicos; factores morales, remordimientos,
responsabilidad, etc. Los enfermos suelen manifestar que sienten angustia sin saber a qué atribuirla;
es una angustia sine materia, de origen puramente psíquico.

La angustia y la ansiedad presentan a considerar un doble aspecto semiológico, objetivo uno y


subjetivo el otro.

El aspecto objetivo está representado por los concomitantes somáticos que acompañan a las
emociones. Éstos son: 1) cambio de la expresión facial debida a la fijeza y a la inmovilidad, que en
algunos ocasiones quiere ser disimulada con una sonrisa forzada; 2) intensa palidez; 3) sudación; 4)
temblores generalizados a todos los músculos; 5) castañeteos de dientes; 6) aceleración de los
movimientos respiratorios y cardíacos; 7) aumento de la tensión arterial; 8) midriasis.

En los casos en que la emoción estalla bruscamente hay inmovilidad completa, erección de vello,
frialdad de las extremidades, sequedad de las mucosas.

El aspecto subjetivo se revela por las quejas del enfermo. Los síntomas son: 1) gran opresión
torácica, especialmente precordial; 2) palpitaciones; 3) sensación de paro cardíaco; 4) sensación de
constricción" y nudo en la garganta, por aumento del tono muscular que llega hasta dificultar la
deglución de los líquidos; 5) dolores de vientre; 6) escalofríos; 7) vértigos.

La gran tensión psíquica que determinan estos grados afectivos culmina, en la angustia, en un
llanto copioso; en la ansiedad, en una descarga motora. Esta última se exterioriza por una gr.an
inquietud y agitación, un caminar desasosegado de un lado a otro, un restregarse las manos, tirarse
de los cabellos y otras manifestaciones más o menos violentas según las circunstancias.

Reseñando lo expuesto: "La angustia y la ansiedad son emociones complejas que expresan un
intenso desplacer, al que va unida una desagradable sensación de constricción precordial y de
ahogo. Tienen su origen en alguna situación de duda, incertidumbre o temor por los peligros que
puedan cernirse sobre el individuo, ya sean de orden físico, económico o moral, y a los que se opone
la esperanza de conjurar de alguna manera el trance difícil o penoso que se atraviesa. La angustia
frecuentemente descarga por un llanto copioso; la ansiedad por una descarga motora; en ambos
casos se trata de mecanismos psicológicos encargados de dar escape a la intensa tensión psíquica
consiguiente a estos estados emocionales".

Pena: Es una emoción compleja desplacentera, de motivación psíquica o moral. Se trata de una
congoja, de una aflicción, cuya mayor repercusión es de orden psíquico; su escasa manifestación
somática generalmente queda limitada a la expresión de tristeza en el rostro; en algunas
oportunidades llega hasta el llanto.

Disgusto: Emoción compleja desplacentera cuya causa provoca en el individuo, al mismo tiempo
que una pena o aflicción, un poco de enojo de inquietud o de -fastidio. Este estado afectivo se debe
en realidad a una emoción de pena, con el agregado de algunos destellos de emoción de cólera que
le transmite ese matiz especial por el que hallamos mezcladas, en el disgusto, la aflicción y el enfado.
Entre otras emociones complejas desplacenteras figuran: el susto, el horror, la vergüenza, la
repugnancia, etc.

Entre las emociones complejas placenteras: la alegría, la felicidad, el optimismo, la satisfacción,


etc.

Hemos mencionado las principales emociones complejas, pero es indudable que son
numerosísimas las combinaciones que pueden existir entre las emociones, de lo que resulta una
gran cantidad de variantes imposibles de enumerar en este apartado.

Afectos

Remontándonos nuevamente a la fuente de todas las vivencias afectivas, más allá de las
emociones, nos encontramos con las "tendencias". La tendencia es también una forma primaria de
la afectividad, que inclina a la psique hacia el placer o el desplacer y por la cual, por esa disposición
natural, la personalidad se verá colocada en uno u otro extremo, lo que da el tono afectivo.

Dicho tono afectivo es señalado por los afectos, que expresan la inclinación natural y que,
mediante la contribución emocional primaria, colocan a la personalidad en una determinada
corriente afectiva. Es decir que, por los afectos, se produce una inclinación natural que lleva el hu-
mor hacia el polo placentero o hacia el displacentero. Aquí nos es dado apreciar la íntima relación
entre afectos y emociones; la diferencia entre ambas radica en que es mayor la estabilidad y más
prolongada la duración de los afectos, mientras que las emociones sólo producen cambios bruscos
y fugaces en el humor.

A continuación procuraremos explicar el mecanismo de los afectos.

A) En el polo del desplacer, las tendencias encauzan la afectividad en tal forma que las vivencias
que prevalecen surgen de las emociones primarías de miedo y de cólera. En un plano emocional
más elevado se manifiestan la pena, la angustia, la ansiedad, el disgusto, el malestar, la preo-
cupación, el pesimismo, vivencias relacionadas todas con los intereses del individuo. En efecto todo
ese cúmulo de emociones es de naturaleza des-placentera; su origen real se encuentra en el instinto
de conservación que bajo sus múltiples formas de manifestación, nos revela su vigilancia per-
manente sobre la integridad y supervivencia del individuo y de sus intereses. Ésa es la causa de todos
los desvelos y preocupaciones para procurarse las situaciones y los medios que aseguren la
integridad del yo. Cuando todas esas vivencias se transportan al plano superior para ser
intelectualizadas, se expresan bajo la forma de inclinaciones egoístas. Ellas deben buscar el origen
de todos los estados displacenteros que hallamos en el tono bajo de la afectividad, puesto que el
egoísmo empaña todos los sentimientos elevados de la personalidad, la que, en su intensa
preocupación por el yo y en su deseo de subsistir, se coloca en un terreno de constante
disconformidad y pesimismo, es decir, en un permanente desplacer.

B) En el polo del placer, las tendencias encauzan la afectividad hacia la emoción primaria del
amor. Cuando se complica el terreno emocional se llega a las emociones complejas de felicidad,
alegría, satisfacción, bienestar, optimismo, despreocupación de sí mismo, extrayección del yo, de lo
que surgen el amor a los semejantes. El conjunto de estas emociones es de carácter placentero,
debiéndose buscar su origen real en el instinto sexual. Este instinto, en sus manifestaciones, pone
de relieve cierta despreocupación por los intereses del sujeto en sí, puesto que vela por algo de una
significación más amplia que la conservación del yo al prodigar toda su energía para la perduración
de la especie. Estas emociones placenteras, cuando son elevadas al plano superior e
intelectualizadas, dan margen a la aparición de inclinaciones altruistas, las que a su vez son fuente
de producción de los pensamientos más nobles y elevados de la personalidad humana.

Acabamos de destacar en primer término, las inclinaciones egoístas que giran en torno al yo; en
segundo término, las inclinaciones altruistas en las que el yo pasa a un plano secundario al
prodigarse a los demás. Finalmente debemos mencionar las llamadas inclinaciones impersonales,
que dan origen a los sentimientos morales, sociales, artísticos, poéticos, culturales y científicos.

Sentimientos

Los sentimientos constituyen las vivencias afectivas de mayor jerarquía, si bien tienen su
raigambre en el mismo plano de las emociones a las que, algunos autores consideran como
"sentimientos elementales". A pesar del origen común la diferencia entre emoción y sentimiento es
muy grande, lo que se destaca claramente cuando se estudian sus caracteres más notables. Ya
dijimos que la emoción es un cambio súbito en el humor, determinado por algún estímulo que hace
intervenir a los mecanismos instintivos que alimentan el campo emocional. De breve duración y
gran repercusión somática, determina la conducta en forma casi automática, impulsiva. La emoción
corresponde con preferencia al plano somático; el sentimiento, en cambio, corresponde a un plano
más elevado, donde interviene el intelecto que inhibe y mitiga las reacciones somáticas hasta su
desaparición, quedando limitado exclusivamente a las manifestaciones psíquicas. Parecería como si
las emociones fueran intelectualiza-das y sometidas así a un proceso psíquico de maduración.

A medida que las personas evolucionan intelectualmente enriquecen sus vivencias afectivas, es
decir, sus sentimientos, a la vez que adquieren un marcado dominio sobre las reacciones
emocionales. Éstas se hacen más suaves, se enriquecen con matices, perdiendo su primitiva
violencia reaccional condicionada por el instinto. Por otra parte, los sentimientos se alejan
definitivamente de las simples reacciones emocionales desde el momento que constituyen estados
afectivos estables, como una de las tantas características inherentes a la personalidad con la cual se
asimilan. No se trata de una simple estimulación del humor, tal como ocurre con las emociones que
son bruscas, de intensidad variable y finitas, de una duración más o menos breve; los sentimientos
perduran indefinidamente, y más que la intensidad cobra importancia la pureza y el arraigo que
tengan en la personalidad.

La estabilidad de los sentimientos se debe a que se mantienen ligados a determinadas ideas y


conceptos que nuestro intelecto ha elaborado mediante sus juicios y razonamientos, y adaptado a
la medida de la capacidad de cada individuo. Son conceptos abstractos, de orden moral, social,
filosófico, comunes a todos los hombres, de cuya capacidad comprensiva dependerá el grado de
pureza de los sentimientos. Estos últimos adquieren en esta forma, caracteres individuales, al
extremo de poder asegurar que sólo tenemos un conocimiento perfecto de las personas cuando
conocemos sus sentimientos.

Por consiguiente, a medida que el individuo evoluciona se realiza simultáneamente la evolución


de sus sentimientos, de acuerdo con su capacidad intelectual que le permite instruirse, educarse,
ubicarse en el medio social, conocer sus derechos y sus deberes y adecuar su vida a normas de moral
y de conducta. Los sentimientos constituyen estados afectivos muy complejos que oscilan entre lo
placentero y lo displacentero igual que las emociones, pero colocados en un plano jerárquico mucho
más elevado. En efecto, mientras que la emoción no es más que un impacto que provoca una
reacción fugaz en el humor, el sentimiento es un estado de formación gradual en el que interviene
la elaboración intelectual con la participación de juicios y razonamientos que lo elevan a la categoría
de un verdadero estado de conciencia.

La participación de la esfera intelectiva en la formación de los sentimientos confirma una vez


más la reciprocidad de los procesos psíquicos y la unidad funcional de la psique, desde el momento
que, a su vez, los sentimientos contribuyen intensamente a la elaboración intelectual, al extremo
que, como ya lo hemos visto, el pensamiento únicamente puede integrarse y llegar a su fin cuando
existe una idea directriz provista de una vigorosa carga afectiva. Por otra parte, todo pensamiento
y todo juicio, son siempre interferidos por los sentimientos que prevalecen en la personalidad de
acuerdo con las circunstancias imperantes.

Los sentimientos se nos presentan, pues predominando en la psique y coronando en forma


panorámica a toda la personalidad.

Desde el momento que ellos constituyen estados de conciencia su manifestación es sobre todo
subjetiva; el yo tiene conocimiento y experimenta sus propios sentimientos, que pertenecen a su
intimidad y que, como manifestación superior de la psique, no producen reacciones orgánicas y
fisiológicas concomitantes. La única manifestación objetiva de los sentimientos se observa a través
del comportamiento del individuo, de sus actos y de su desempeño en el ambiente social durante
el transcurso de su vida.

Siendo los sentimientos placenteros o displacenteros, la preponderancia de unos u otros


depende directamente de las tendencias e inclinaciones innatas de la personalidad. Por lo tanto,
siempre que esta última sea colocada por sus inclinaciones en el terreno placentero, dominan los
sentimienios altruistas; en el caso contrario dominarán los sentimientos egoístas: junto a éstos
pueden existir en mayor o menor escala los sentimientos impersonales.

El conjunto de estos sentimientos anima simultáneamente a la mayoría de los hombres, en los


que predominan unos u otros con mayor o menor intensidad multiplicándose hasta el infinito las
escalas de los valores afectivos. De acuerdo con esos valores afectivos individuales, cada cual hará
apreciaciones personales de las cosas y de los hechos, tanto de lo objetivo procedente del mundo
externo, como de lo subjetivo procedente del mundo interior somático y psíquico, incluyendo los
pensamientos que no pueden substraerse al influjo de los sentimientos imperantes en la per-
sonalidad.

Concretando en forma más sintética nuestro concepto del sentimiento diremos:

"El sentimiento es un estado afectivo elaborado en la conciencia mediante el aporte del juicio y
del razonamiento, que le confieren los caracteres de estabilidad, subjetividad y especificidad
individual, y cuyo grado de pureza depende de la capacidad comprensiva de cada intelecto y la
tonalidad depende de las inclinaciones naturales de la personalidad".
Pasiones

La pasión es un estado afectivo caracterizado por su gran persistencia que, en ocasiones, llega a
hacerse permanente. Esto es suficiente para desvirtuar el concepto de la pasión como una emoción
sostenida, desde el momento que, repetimos una vez más, la emoción es un cambio brusco y fugaz
en el humor, nunca un estado sostenido y persistente. La pasión supera el plano emocional; es un
estado afectivo intelectualizado, de gran impregnación sentimental. Pero los sentimientos que
intervienen en la constitución del estado pasional y que predominan en la psique del individuo
derivan de determinados afectos e inclinaciones naturales. Debido a esas corrientes dominantes se
canaliza la existencia de la persona en forma unilateral, quedando de lado toda cuestión ajena a las
mismas. Como consecuencia del intenso potencial afectivo que entrañan los sentimientos se
produce un ligero eclipse que reduce la amplitud de la conciencia, cuyo único enfoque limita la
actividad del individuo y condiciona la conducta acorde con dicho estado pasional.

Desde el momento que hablamos de estado afectivo intelectualizado admitimos que la pasión
es un estado de conciencia, y, como tal, involucra juicios y razonamientos que le confieren su
carácter de permanencia en la psique. Si bien los sentimientos que intervienen matizando las ela-
boraciones intelectuales, nunca lo hacen en forma tan intensa como las pasiones que tienden a
inclinarlas definitivamente a favor de esas tendencias e inclinaciones.

Aclaramos que los estados pasionales no pertenecen al campo de la patología afectiva, pero
incursionan en sus proximidades. Las pasiones pueden arraigar en cualquier persona e impregnan
la psique con su intensa carga afectiva; esto es normal y de observación más o menos frecuente.
Únicamente podemos hablar de estado patológico cuando las pasiones llevan a la formación de
ideas sobrevaloradas, de significación francamente anormal. Son ideas de gran firmeza y difícil
reductibilidad, que si bien no desvían ampliamente- el juicio inclinan la conducta en pos de las
tendencias de profundo arraigo en el individuo. De esta manera la vida se circunscribe a un solo
enfoque, lo que reduce las posibilidades de la evolución psíquica ya que todas las elaboraciones
mentales llevan el mismo matiz catatímico característico de la pasión dominante.

Las pasiones son de índole diversa, de acuerdo con la categoría de sentimientos promovidos por
los afectos, tendencias e inclinaciones.

1º) El predominio de las inclinaciones egoístas indica que las mayores preocupaciones de la
personalidad son las que tienden a la satisfacción de los deseos e intereses del yo. Los sentimientos
subyacentes en los estados pasionales de estas personas son, por lo tanto, de naturaleza egoísta: el
odio, la venganza, el orgullo, la avaricia, la avidez y dominación, la vanidad, los sentimientos sexuales
bajos y sórdidos deseos, no citando más que los principales. El conjunto de estos estados pasionales
es englobado corrientemente, bajo la denominación común de bajas pasiones. En ellas están
reflejadas las emociones de miedo y de cólera, por la tendencia egoísta de posesión y de conquista
y la tendencia agresiva respectivamente.

2º) Cuando dominan las "tendencias altruistas" la personalidad muestra la propensión a


prodigarse al prójimo, con despreocupación de sus propios intereses, desencadenándose estados
pasionales tales como la filantropía, la pasión religiosa, la caridad, la piedad, entre los más fre-
cuentes.
Las inclinaciones altruistas, causantes de estos estados pasionales, manifiestan la emoción de
amor que, al abandonar el plano emocional somático y sexual, se intelectualiza y adquiere un matiz
más amplio y generalizado bajo la forma de amor al prójimo.

3º) Finalmente, en concordancia con las inclinaciones y los sentimientos impersonales se


producen también las pasiones impersonales; que son las más desinteresadas. Entre ellas figuran la
pasión por las ciencias, por la música, por la pintura y por las artes en general.

PSICOPATOLOGÍA DE LA AFECTIVIDAD

La afectividad, en sus oscilaciones entre lo placentero y lo desplacen-tero, da como resultado el


tono afectivo peculiar de cada individuo. En condiciones normales, el tono se mantiene en un
perfecto estado de equilibrio entre ambos polos de la afectividad; esto se denomina: eutimia que
representa el equilibrio en todos los aspectos, cuantitativo y cualitativo. Bajo la influencia de
numerosas circunstancias patológicas ese equilibrio puede romperse, dando lugar a diversas
perturbaciones tanto en el orden cuantitativo como en el orden cualitativo.

Alteraciones cuantitativas de Ja afectividad

La afectividad puede hallarse cuantitativamente exaltada y ese aumento del tono afectivo se
llama: hipertimia; puede estar disminuida, lo que se denomina: hipotimia; reservándose la
denominación de la atimia para los casos en que se encuentre anulada.

HIPERTIMIA:

La exaltación afectiva debe ser considerada desde un doble punto de vista, ya que el tono
afectivo puede oscilar desde la euforia y excitación hasta la tristeza y depresión, en otras palabras,
entre el placer y el desplacer patológicos; por consiguiente hablaremos de una hipertimia placentera
y una hipertimia displacentera.

A) Hipertimia placentera:

En el placer patológico encontramos diversos grados de alteración.

1) Euforia simple: Se manifiesta por gran locuacidad, optimismo, satisfacción; el individuo irradia
felicidad y ríe con facilidad; todo indica un estado placentero del humor. Las situaciones
desagradables, si bien llegan a tener una evidente repercusión, sólo inciden en su ánimo de una
manera pasajera, pues trata de hallar todos los atenuantes posibles que mitiguen los motivos
displacenteros y que, rápidamente, hagan virar su humor hacia la alegría y los estados placenteros.

Hallarnos euforia simple en las personas constitucionalmente predispuestas, en las que cualquier
factor desencadenante las coloca en ese terreno patológico. Es el caso de algunos sujetos a los que
la acción del alcohol lleva a la euforia; también se puede observar en la parálisis general progresiva
y en algunos epilépticos.
2) Moria: la moria es una forma especial de alegría carente de todo contenido afectivo. Es una
alegría sin razón de ser, sin motivo alguno que la fundamente ni vivencia que la substancie, por lo
que se la llamó: alegría estúpida. Hay tendencia al chiste insulso y la conducta del sujeto es
completamente pueril, índice de un déficit psíquico que tiene su origen en una causa de naturaleza
orgánica. Se observa en los casos de tumores del lóbulo frontal.

3) Hipomanía: La hipomanía es un estado de alegría incontenible, cuyo substracto lo constituye


una cenestopatía placentera con sensación de perfección y plenitud de la vida orgánica, que
despierta en el individuo sentimientos de optimismo, de capacidad, de insuficiencia y de triunfo.

4) Manía: Es un grado más intenso de exaltación afectiva en la que, además de la alegría que
caracteriza a la hipomanía, se produce el paso fácil, a veces intempestivo, hacia la cólera y el furor,
topes extremos de la hipertimia patológica. En !a manía, junto al intenso desplazamiento de la carga
afectiva que lleva a la alegría patológica imposible de ser reprimida, se produce una debilitación de
las inhibiciones normales lo que conduce a la exaltación de la actividad general. Así observarnos una
marcada aceleración de todo el proceso psíquico llegándose, por la extraordinaria rapidez del ritmo
asociativo, hasta la fuga de las ideas; además se produce una exaltación de toda la vida instintiva y
gran excitación psicomotriz.

B) Hipertimia desplacentera:

El desplacer patológico también conduce a diversos grados de alteración del humor.

1) Depresión simple: En estos casos el individuo es presa de una gran tristeza de la que le es
imposible desembarazarse. La melancolía es de naturaleza endógena, constitucional, lo que significa
que es una tristeza sin motivo aparente, no es posible encontrar las causas de la misma. Todos los
acontecimientos de la vida presentes y pasados se hallan impregnados de este marcado humor
triste, que repercute en la psique bajo la forma de un gran dolor moral, origen de vivencias
desplacenteras; es lo que se ha denominado psiquialgia. La depresión simple o psiquialgia
determina una inhibición de los procesos psíquicos que se pone de manifiesto por una marcada
bradipsiquia; disminuye la actividad general y se produce introversión.

En estos casos también hay alteraciones cenestopáticas que provocan en el enfermo graves
preocupaciones por la salud física; aparecen ideas hipocondríacas referentes a las más diversas
enfermedades vinculadas a distintos órganos.

C) Hipertimia Mixta:

Dentro de la hipertimia es necesairo tener en cuenta otros estados afectivos que, por sus
características, son considerados como estados mixtos, ya que contienen elementos que
pertenecen a ambas tonalidades afectivas. Así observaremos:

1) Melancolía agitada: En la que, al cuadro de la melancolía simple, se agrega la ansiedad. En


estos estados, junto a la tristeza de fondo se destaca una excitación psíquica y motriz, con la
aparición de movimientos descontrolados y sin objetivo aparente que descargan la gran tensión
afectiva desplacentera.

2) Melancolía con fuga de ideas: En la que junto a la tristeza y a la depresión motriz, existe
taquipsiquia que llega hasta la fuga de ideas.
3) Furor maníaco: con gran excitación psicomotriz y un humor francamente displacentero dado
el predominio de la emoción de cólera.

4) Beatitud: constituye también un estado mixto. Es una intensa manifestación placentera, con
sensación íntima de gozo, satisfacción e intensa felicidad; pero, en lugar de acompañarse de
excitación motriz hay suspensión de toda la actividad física. La beatitud es un estado afectivo que
se puede encontrar en condiciones normales y en circunstancias patológicas tales como la parálisis
general progresiva, la esquizofrenia, la epilepsia y la histeria.

5) Éxtasis: estado afectivo mixto caracterizado por una exaltación placentera de mayor
intensidad que la beatitud. Parece ser la consecuencia de ciertos estados pasionales por los cuales,
dado el enfoque único que condiciona la conducta del individuo, éste penetra y se sume fácilmente
en la órbita de sus inclinaciones afectivas. Es tal la carga afectiva movilizada al servicio de esas
inclinaciones naturales, en estos casos, que el sujeto se aleja cada vez más del resto de los problemas
que ocupan normalmente la conciencia de las personas en el transcurso de la vida diaria. El éxtasis,
conduce a un verdadero estrechamiento de la conciencia, como ocurre en los estados crepusculares
en que se pierde contacto con el mundo real; en estas condiciones el individuo actúa de una manera
semiconsciente, pareciendo pertenecer a un mundo metafísico. Esto se observa en los místicos y en
algunos artistas y filósofos.

HIPOTIMIA:

La hipotimia es un estado caracterizado por el descenso del potencial o tono afectivo. Son muy
escasas y de muy poca intensidad las reacciones afectivas; los estímulos no hallan repercusión o
ésta es poco intensa. Por estas razones los enfermos afectados de hipotimia no dan respuestas ade-
cuadas a la magnitud del estímulo; se dice entonces que hay indiferencia afectiva. Hallamos
hipotimia en la esquizofrenia, en la demencia y en la oligofrenia.

ATIMIA:

Bajo esta denominación se entiende la falta absoluta de afectividad. Es una alteración


cuantitativa sólo compatible con los estados oligofrénicos profundos y demencias muy avanzadas.

Alteraciones cualitativas de la afectividad

Las alteraciones cualitativas de la afectividad reciben la denominación general de paratimias. A


continuación consideraremos las más importantes.

1º) Tenacidad afectiva: Debe entenderse por tenacidad afectiva la persistencia y fijación
patológica de determinados estados afectivos, en forma más o menos prolongada o permanente.
No tenemos duda de que esta particularidad afectiva se presenta en determinadas personalidades
y estados temperamentales. Sabemos que existen personas que, en condiciones normales, son fácil
presa del odio y del rencor ante los choques y adversas situaciones ambientales. Con carácter
patológico hallamos muy frecuentemente la tenacidad afectiva en los epilépticos (odio, venganza).
2º) Labilidad afectiva: La labilidad afectiva consiste en bruscos y repentinos cambios en el tono
afectivo sin que exista un motivo aparente que los justifique. Estos cambios se caracterizan por su
gran intensidad y su escasa duración. Es de frecuente observación cuando median las siguientes
causas: a) Insuficiente madurez psíquica, como ocurre normalmente en el niño y, en condiciones
patológicas, en los oligofrénicos. b) Por debilitación psíquica, como sucede con los dementes, c) Por
la existencia de determinados estados constitucionales propios de ciertas personalidades
inestables: histéricos y distímicos. d) Por alteraciones graves en la estructuración de la personalidad
y en la unidad de la psique como acontece con los esquizofrénicos y con los confusos mentales.

3º) Incontinencia afectiva: La incontinencia afectiva es consecuencia de la falta de freno


inhibitorio cortical, por insuficiencia o debilitación. Consiste, por consiguiente, en una manifiesta
incapacidad para contener los estados emocionales desencadenados por cualquier estímulo, aun
los de pequeña magnitud. La inhibición cortical libera y reaviva la vida instintiva, determinando
reacciones emocionales intensas e irrefrenables. Se observa en los insuficientes mentales y en los
dementes.

4º) Ambivalencia afectiva: La ambivalencia constituye un estado afectivo especial, por el cual el
enfermo experimenta, en un mismo instante, sentimientos opuestos o, para expresarlo con mayor
claridad sentimientos de carga contraria como son el amor y el odio, el amor y el rencor, dispensados
simultáneamente a la misma persona. La afectividad del enfermo se encuentra en una actitud de
franca indecisión entre los sentimientos placenteros y displacenteros, sin que lleguen a prevalecer
unos u otros pue~ hay incapacidad para adoptar una posición definitiva. La ambivalencia de-,
termina una inestabilidad constante de la afectividad que oscila entre ambos polos, con una
evidente repercusión sobre la conducta del sujeto que es impulsado en sus actos en uno y otro
sentido, porque al mismo tiempo desea y rechaza o desea y teme su ejecución. En casos extremos
puede llegar a cometer actos punibles contra personas queridas y a continuación llorar y
desesperarse con sincero arrepentimiento.

5º) Perplejidad: La perplejidad es un estado afectivo muy particular que se puede observar en
diversos estados patológicos. Está presente en ia confusión mental, cuando la obnubilación de la
conciencia no permite al enfermo percatarse de su situación y de cuanto acontece a su alrededor.
Asimismo se observa en los esquizofrénicos, en los melancólicos y en todos aquellos casos que dan
lugar al síndrome de despersonalización. En todos ellos surge la perplejidad como un sentimiento
complejo para cuya integración concurren varios estados afectivos como el sentimiento de
extrañeza, de desconcierto, de asombro, de duda y de desconfianza, que revelan que el enfermo no
sabe o no acierta a comprender cuál es su situación.

6º) Neotimias: Recibe la denominación de neotimia una alteración de la afectividad caracterizada


por la creación de sentimientos nuevos. Cuando decimos sentimientos nuevos no queremos
referirnos a cambios recientes en el campo afectivo de una persona, debidos a la aparición de sen-
timientos no habidos en ella hasta ese momento pero comunes en los demás individuos. Nos
referimos a sentimientos realmente nuevos por su significación extraña, fuera de lo común, nunca
observados en el enfermo ni el resto de las personas con afectividad normal.

La génesis de los mismos debe buscarse en perturbaciones aún no bien conocidas de la


cenestesia general. Como consecuencia, el enfermo experimenta una sensación de cambio o de
transformación en lo más íntimo de su ser; se siente totalmente extraño a su ser anterior, como si
una profunda modificación se hubiera operado en su personalidad (sentimiento de cambio y de
transformación). En la misma forma se producen los sentimientos de muerte y- de resurrección y de
transformación del mundo circundante. Las neotimias constituyen sentimientos totalmente
extraños, que escapan a la órbita de la afectividad normal y señalan graves alteraciones en la
estructuración íntima de la personalidad.

CATATIMIA:

Se llama catatimia a un estado de intenso colorido afectivo que, en determinados momentos,


impregna a la personalidad y embarga la psique con marcado predominio sobre el campo de la
esfera intelectual. La corriente afectiva interfiere las elaboraciones intelectuales, a la que comunica
un matiz particular de acuerdo con las vivencias del momento.

Debido a dicha interferencia afectiva el individuo efectúa una apreciación subjetiva deformada
de la realidad objetiva, que la percepción aporta a la conciencia, así como de todas las elaboraciones
mentales. Esto se debe a que la afectividad falsea los juicios que participan de todas las
elaboraciones psíquicas; la catatimia provoca una verdadera desviación del juicio a favor de esa
corriente afectiva, que lo inhibe para una correcta comparación y ponderación de las cosas. Luego,
toda determinación surgida de un juicio catatímico adolece de falta de solidez y veracidad,
conduciendo a graves errores. Por la interferencia catatímica las madres ven a sus niños corno los
mejores entre otros muchos; en este caso el amor maternal provoca una franca obtusión del juicio.

Estado de la afectividad en los diferentes síndromes

1º) Síndrome de excitación psicomotriz:

En el síndrome de excitación psicomotriz existe, desde el punto de vista cuantitativo, una


marcada hipertimia, llamando especialmente la atención una gran labilidad afectiva que hace oscilar
el humor desde el estado placentero con alegría y euforia hasta un estado displacentero con cólera
y furor.

Generalmente estos enfermos son optimistas, emprendedores, eufóricos; pero dada la gran
inestabilidad del humor la euforia, al influjo de causas a menudo insignificantes, es fácilmente
sustituida por el enojo y la cólera. La gran exaltación afectiva provoca una ligera inhibición cortical,
que determina la liberación de la vida" afectiva primaria próxima al plano instintivo de donde surge
en forma predominante la emoción sexual. Por esta razón vemos a estos enfermos actuar, gesticular
y hablar de manera vehemente, aludiendo en una u otra forma al sexo opuesto. También es
frecuente observar en los excitados, en un terreno displacentero la ironía, la burla y el desprecio
que subiendo de tono pueden culminar en la agresividad.
2º) Síndrome de depresión psicomotriz:

El enfermo deprimido está sumido en un humor triste; una inmensa tristeza, que a menudo no
sabe a qué atribuir, embarga su ser. Este estado de ánimo es inconmovible, ni aun los estímulos y
las situaciones que antes constituían un motivo de alegría "pueden modificarlo. Como consecuencia
aparece toda la gama de pensamientos de tonalidad triste y desplacen-tera: sentimientos de
impotencia, de cambio y de transformación de la personalidad (neotimias), de angustia y de
ansiedad.

3º) Síndrome delirante:

En el síndrome delirante existe notoria hipertimia provocada por los acontecimientos que, en
una u otra forma, tienen relación con el tema de la concepción delirante, que siempre es defendido
con gran vigor. En el caso de los delirios paranoicos predominan los sentimientos de orgullo y de
sobrevaloración, que son inherentes a la personalidad; también es notorio el sentimiento de
desconfianza desde que estos enfermos siempre se creen perjudicados y perseguidos; asimismo
revelan una gran susceptibilidad en todas aquellas circunstancias en que se suponen aludidos o
creen percibir referencias a sus personas. La exaltación afectiva de los delirantes se exagera en
forma extraordinaria cada vez que se contradicen sus ideas y aseveraciones pudiendo, en los
paroxismos, llegar hasta la agresión.

4º) Síndrome esquizofrénico:

Es frecuente oír decir que la esquizofrenia se caracteriza por la hipoafectividad. Esto es evidente
y constituye una de las manifestaciones que contribuyen a dar formas nítidas y definitivas a este
cuadro; sin embargo es necesario efectuar algunas consideraciones al respecto. Dicha hi-
poafectividad es real para todo cuanto se relacione con el mundo exterior y con el ambiente social,
pero no lo es en lo que se refiere a las alternativas- de la vida interior del esquizofrénico. En efecto,
las vivencias afectivas desplacenteras son intensas y numerosas, especialmente aquellas que se
originan en las graves perturbaciones de la cenestesia o en los trastornos del pensamiento, de
donde surgen los sentimientos de cambio de la personalidad (despersonalización), los sentimientos
de la pérdida del autodominio, de la individualidad y de la independencia, con la impresión de ser
dirigidos en sus pensamientos y en sus actos (neotimias), y los sentimientos de extrañeza y de
perplejidad consiguientes, que convierten a estos enfermos en asociales y antisociales, hoscos,
retraídos, irritables, desconfiados, desconectados y aislados del medio en que viven.

5º) Síndrome confusional:

En los estados de confusión mental existe un grado más o menos pronunciado de actividad
psíquica de donde, en ocasiones, resulta difícil la investigación de la afectividad. La hipotimia es muy
marcada en el estado confusional estuporoso. Cuando la confusión mental es leve el enfermo,
desorientado, experimenta sentimientos de extrañeza, perplejidad y asombro, que se reflejan en la
expresión del rostro.
La inhibición cortical, que produce la enfermedad, determina la liberación de la vida instintiva-
afectiva y la reactivación de la fuente emocional primaria. Esto se pone en evidencia en los casos de
confusión mental onírica, en la que el estado alucinatorio despierta el miedo y la agresividad del
enfermo, que trata de huir y defenderse de las alucinaciones desagradables que lo mortifican y
atemorizan.

6º) Síndrome demencial:

En las demencias se observa hipotimia como resultado de la debilitación global de la psique. La


disminución de las inhibiciones produce en estos enfermos, una reactivación general de la vida
instintiva-afectiva, determinando la reaparición de reacciones emocionales primarias y pérdida de
los sentimientos elevados y altruistas, que son reemplazados por un pronunciado egoísmo,
descenso del sentido moral y alteraciones de la conducta. Debido a la debilitación psíquica, se
observa una gran inestabilidad del humor, gran labilidad e incontinencia afectivas, con fácil irri-
tabilidad. En demencias muy avanzadas la hipotima se intensifica hasta la pérdida completa de todo
interés; el individuo vive una vida puramente vegetativa en la que las manifestaciones psíquicas
quedan reducidas a una mínima expresión.

7º) Síndrome aligo frénico:

La oligofrenia presenta una hipotimia variable según los diferentes grados de insuficiencia
mental. En los "idiotas profundos" casi no se observan reacciones afectivas; sólo es posible percibir
en ellos las tendencias instintivas básicas, incompletamente diferenciadas ya que el mismo instinto
de conservación es defectuoso y en ocasiones ni se insinúa, al extremo que es necesario llevarles el
alimento a la boca para que puedan subsistir. En los idiotas de menor grado, en cambio, se
diferencian netamente las tendencias instintivas básicas; toda su vida psicológica gira en torno a las
mismas. Son susceptibles de experimentar alegría o tristeza, manifestaciones que están sujetas a
una gran inestabilidad e incontinencia afectiva, por lo que caen fácilmente en estados de violencia
y gran irascibilidad.

En los imbéciles la afectividad se insinúa de una manera mucho más firme, aunque siempre
girando en torno a lo instintivo. Son más sociables y expresan algún cariño por los familiares,
especialmente por las personas que los cuidan.

En los débiles mentales, la afectividad es tanto más manifiesta cuanto menor es el grado de la
insuficiencia y la capacidad intelectual se aproxime más al límite subnormal. Es frecuente observar
en ellos fuertes reacciones emocionales, así como labilidad e incontinencia afectivas.

Exploración de la afectividad

Cuando se desea explorar la afectividad no es posible ajustarse a ningún método o regla


determinada y preestablecida. La atención del médico debe permanecer alerta en el transcurso del
interrogatorio, que permitirá descubrir y entresacar los signos que informan sobre el estado de la
afectividad del enfermo, con lo que se formará un juicio respecto a su valor cuantitativo y a las
perturbaciones cualitativas que pueda presentar.
Conviene tener en cuenta, en primer término, las características individuales de la personalidad
en estudio, lo que facilitará la apreciación del humor habitual del sujeto: humor triste o alegre,
afecto a la sociabilidad o, por el contrario, si es asocial o antisocial, inclinado a las diversiones y
amistades o si prefiere la soledad y el aislamiento.

El médico deberá conducir hábilmente el interrogatorio a fin de investigar qué reacciones


emocionales predominan en la personalidad enferma; sus inclinaciones y sus tendencias, sus
afectos, sus sentimientos y sus pasiones. Finalmente deberá investigar sobre sus dotes morales, sus
sentimientos religiosos o artísticos.

De esta manera se consigue tener una visión panorámica de toda la vida afectiva de la
personalidad en estudio; se apreciará, además, los cambios que la misma haya podido experimentar
a lo largo de su existencia, así como- las alteraciones patológicas del estado actual.

RESUMEN

AFECTIVIDAD

La afectividad es el engranaje que impulsa toda la vida psicológica.


Los estados afectivos son agradables o desagradables; oscilan entre dos extremos:
el placer y el desplacer.
Generalidades La afectividad, tiene un origen común con el instinto (núcleo instintivo-afectivo).
Impregna toda la vida de la personalidad pues participa de todas sus elaboraciones
intelectuales y de la actividad general. Condiciona, la conducta.

Constituido por las emociones, los afectos, los sentimientos y las pasiones.
"La emoción es un cambio brusco y más o menos súbito del humor o estado de
ánimo".
Se clasifican en: "emociones primarias o simples" y "emociones secundarias o
complejas".

Contenido de Tienen gran repercusión somática y psíquica;


los estados responden al imperativo del instinto.
afectivos Son tres: miedo, cólera y amor.
Emociones Miedo: Sensación subjetiva de achicamiento o
Emociones primarias o reducción del ámbito personal, que puede llegar a
simples la anulación completa y pérdida del conocimiento
(reacción catastrófica). Actitud correspondiente: la
huida.
Cólera: Sensación subjetiva de aumento del ámbito
personal. Actitud correspondiente: ataque y
destrucción.
Emociones
Amor: También llamada emoción sexual. Sensación
Primarias o
subjetiva de expansión y proyección hacia el exterior.
simples
Reacciones somáticas más atenuadas que en los casos
anteriores. Actitud correspondiente: acercamiento al
objetivo desencadenante de la emoción.
Angustia y Ansiedad: Emociones complejas
desplacenteras. La angustia tiene un contenido
somático originado en los temores con respecto a la
salud física. La ansiedad se origina en temores de orden
psíquico: preocupaciones morales, económicas,
Emociones familiares, etc. Ambas presentan un cuadro
semiológico: objetivo y subjetivo. Subjetivamente:
constricción de garganta y torácica, especialmente pre-
Emociones cordial. Objetivamente: la angustia culmina
Contenido
secundarias generalmente con el llanto y la ansiedad con una des-
de los
o complejas carga motora.
estados
Pena: Emoción compleja desplacentera; congoja,
afectivos
aflicción, tristeza.
Disgusto: Pena o aflicción con el agregado de algo de
enojo, inquietud o fastidio.
Otras emociones complejas desplacenteras: susto,
horror, vergüenza, repugnancia.
Emociones complejas placenteras: alegría, felicidad,
optimismo, satisfacción.
El afecto es la inclinación natural que mediante el aporte emocional
primario conduce el humor hacia el polo placentero o displacentero.
a) En el desplacer priman las emociones primarias de miedo y cólera.
En un plano más elevado: pena, angustia, ansiedad, pesimismo, todo
relacionado con los intereses del individuo, sujeto al instinto de
Afectos
conservación. Estas manifestaciones intelectualizadas dan lugar a las
inclinaciones egoístas.
b) En el placer domina la emoción primaria de amor; en un plano más
elevado, alegría, satisfacción, optimismo. Al intelectualizarse dan lugar a
las inclinaciones altruistas.
El sentimiento es un estado afectivo elaborado en la conciencia
mediante el aporte del juicio y del razonamiento, que le confieren
los caracteres de estabilidad, subjetividad y especificidad
Sentimientos individual, y cuyo grado de pureza depende de la capacidad
comprensiva de cada intelecto y la tonalidad depende de las
Contenido de inclinaciones naturales de la personalidad. Hay sentimientos:
los estados egoístas, altruistas e impersonales.
afectivos
La pasiones un estado afectivo intelectualizado, dé gran
persistencia, que en ocasiones puede hacerse permanente. Tiene
Pasiones gran impregnación sentimental, condicionando la vida y en parte la
conducta del individuo. Hay pasiones: egoístas, altruistas e
impersonales.
La afectividad puede presentar alteraciones patológicas de orden cuantitativo y de
orden cualitativo.
Son: hipertimia, hipotimia y atimia.
HIPERTIMIA: Exaltación de la afectividad: placentera o
desplacentera.
Hipertimia placentera: Euforia simple; moría; hipomanía; manía.
Alteraciones Hipertimia desplacentera: Depresión simple.
cuantitativas Hipertimia mixta: Melancolía agitada, melancolía con fuga de
ideas; furor maníaco; beatitud; éxtasis.
HIPOTIMIA: Disminución del potencial afectivo. Hay escasas y poco
marcadas reacciones afectivas.
ATIMIA: Falta absoluta de reacción afectiva.
TENACIDAD: .Persistencia y fijación patológica de determinados

Psicopatología estados afectivos (epilépticos).


LABILIDAD: Cambios bruscos y repentinos en el bu-' mor sin causa
de la
afectividad justificable. Se observa en los niños, en oligofrénicos, dementes, en
histéricos y distímicos.
INCONTINENCIA: Incapacidad de contener las reacciones
emocionales, aun las desencadenadas por estímulos pequeños
(oligofrénicos y dementes).
Alteraciones AMBIVALENCIA: Sentimientos opuestos dispensados
cualitativas simultáneamente a la misma persona (esquizofrénicos ).
PERPLEJIDAD: Sentimiento complejo en el que intervienen: la
extrañeza, el desconcierto, el asombro y la desconfianza (confusos,
esquizofrénicos, melancólicos).
NEOTIMIAS: Sentimientos nuevos, extraños y fuera de lo común
(cambio y transformación de la personalidad), (esquizofrénicos,
melancólicos).
CATATIMIA: Estado de intenso colorido afectivo que embarga la
psique provocando la interferencia de los juicios.
SÍNDROME DE EXCITACIÓN PSICOMOTRIZ: Gran hjpertimia, con labilidad afectiva
oscilando desde la alegría y la euforia hasta la cólera y el furor.
Optimistas, emprendedores, eufóricos. Liberación de la vida instintivo-afectiva.
SÍNDROME DE DEPRESIÓN PSICOMOTRIZ: Humor triste con franca hipotimia.
Sentimientos de impotencia, de ruina, de cambios y transformación de la
personalidad (neotimias), angustia y ansiedad.
SÍNDROME DELIRANTE: Hipertimia en relación con las concepciones delirantes.
En las paranoias: sentimientos de orgullo, sobrevaloración, desconfianza y
susceptibilidad.
SÍNDROME ESQUIZOFRÉNICO: Hipoafectividad en relación con el mundo
exterior. Vivencias afectivas intensas referidas a la vida interior; desplacenteras
Psicopatologia
(despersonalización, pérdida del autodominio, neotimias).
de la afectividad
SÍNDROME CONFUSIONAL: .Confusión mental leve: sentimientos de extrañeza y
perplejidad. Estado confusional estuporoso: hipotimia. Confusión mental onírica:
miedo y agresividad.
SÍNDROME DEMENCIAL: Hipotimia; reactivación de la vida instintivo-afectiva;
pérdida de sentimientos elevados; inestabilidad del humor. Estados avanzados:
mínima expresión de vida psíquica.
SÍNDROME OLIGOFRÉNICO: Idiotas profundos: casi no se observan reacciones
afectivas. Idiotas de menor grado: experimentan alegría o tristeza; inestabilidad e
incontinencia afectivas. Imbéciles: la afectividad se insinúa con más firmeza. Débiles
mentales: reacciones emocionales; labilidad e incontinencia afectiva.
EXPLORACION DE LA AFECTIVIDAD: Impotencia y habilidad del interrogatorio
CAPÍTULO XI

ACTIVIDAD

PSICOPATOLOG1A DE LA ACTIVIDAD

ACTIVIDAD

El estudio de la esfera activa abarca el de todas las manifestaciones de la actividad psíquica que
es capaz de desarrollar la personalidad humana. Comprende, por consiguiente, el estudio de los
actos del individuo, de su lenguaje, de la escritura, de todas las manifestaciones de la voluntad, a
través del cual llegaremos a obtener una noción general sobre su conducta.

Todas estas manifestaciones de la actividad son posibles merced al pensamiento, que constituye
una forma de energía psíquica capaz de engendrar la acción cuyas expresiones motoras parecen ser
dirigidas por aquél.

Antes de continuar conviene aclarar debidamente algunos puntos: 1º) No todo pensamiento
conduce siempre a la producción de un movimiento o se manifiesta en un acto. En efecto, existe
una forma de pensamiento que no se concreta en nada aparente, permanece invisible mientras no
se lo exteriorice por medio de la palabra o de la escritura. Sin embargo nadie puede negar que
constituye también, sin exteriorización, una forma de actividad psíquica en la que intervienen todos
los mecanismos de su elaboración. Es el acto de pensar, que pertenece a la vida interior de los seres
y que no es visible porque no se transforma en acción. 2º) No todos los movimientos del individuo
tienen origen en una actividad de naturaleza psíquica. Tales son los movimientos reflejos que
responden a los más variados estímulos y en cuya producción no participa la psique, pues escapan
a la supervisión de la conciencia que sólo es informada después que se han realizado.

ACTOS SUPEDITADOS A LA ACTIVIDAD PSÍQUICA:

Tres tipos de actos surgen de la actividad psíquica del hombre, los que se objetivan mediante la
ejecución de variados movimientos: el acto instintivo, el acto habitual y el acto voluntario.

1º) Acto instintivo:

El acto instintivo se caracteriza por la perfección de su ejecución sin necesidad de aprendizaje


previo; es el resultado de una disposición hereditaria perteneciente a la filogenia, por consiguiente
es específico, común a todos los individuos. Este acto es invariable, se repite siempre igual en todos
los seres; se desencadena en forma automática pero, aun así, no escapa nunca al control de la
conciencia que lo registra y lo valora. Prueba de ello es el hecho de que a medida que el individuo
evoluciona y acrecienta su dominio sobre la corteza cerebral es más fácil lograr la inhibición del^seto
instintivo, por medio de los mecanismos voluntarios capaces de reprimirlo. En eso estriba la
diferencia con el acto reflejo que nunca puede ser inhibido.

2º) Acto habitual:

El acto habitual es el resultado de un largo aprendizaje a través de la repetición de los mismos


movimientos, lo que permite alcanzar gradualmente un alto grado de perfeccionamiento. El hábito
no pertenece al dominio de la filogenia, sino que pertenece al individuo que lo ha adquirido en el
transcurso de la existencia.

El acto habitual puede ser activo o pasivo. El hábito activo es resultado del aprendizaje, que lleva
a la ejecución cada vez más fácil y perfecta de un acto que en su comienzo fue difícil de realizar. El
hábito pasivo consiste en una adaptación del organismo, que se acostumbra a soportar siempre las
mismas circunstancias o las mismas influencias, es decir que se trata de un acostumbramiento o
adaptación.

Desde nuestro punto de vista interesa el hábito activo cuya característica fundamental es que,
poco a poco, a medida que se adquiere perfección disminuye la concentración de la conciencia que
tan atenta estaba al comienzo, llegando en algunos momentos a ejecutarse el acto casi en forma
inconsciente. Como consecuencia el hábito activo lleva, con el tiempo, al automatismo; por esta
razón, cuando se hace el primer movimiento correspondiente a un acto entra en juego el mecanismo
completo ya fijado por el individuo, y aquél se ejecuta en su totalidad casi sin intervención de la
conciencia.

3º) Acto voluntario:

El acto voluntario es condicionado y dirigido por la voluntad y se halla bajo la estricta vigilancia
de la conciencia. Su ejecución requiere la participación activa de la inteligencia que elige
convenientemente los movimientos necesarios para realizarlo. Para este fin el hombre dispone de
múltiples reacciones y movimientos ya ejecutados que están a su servicio pues sus mecanismos le
son ya conocidos, por lo tanto pueden pertenecer al grupo de los habituales; o puede verse obligado
a crear y componer nuevas formas de movimientos para concretar un acto recién creado.

El acto voluntario es el de mayor jerarquía; para su ejecución la voluntad se halla al servicio de


la inteligencia que la dirige, ya sea para repetir o renovar movimientos o para crear nuevos
combinando los ya conocidos lo que permite en definitiva ¡a ejecución voluntaria de un acto
conocido o de uno recién creado.

En un intento por definir la voluntad diremos: "es la energía psíquica con modalidad estática o
energía potencial psíquica que, en determinado momento y a requerimiento de las necesidades
imperantes se transforma en múltiples formas de energía cinética".

La voluntad, que sólo se hace perceptible a la conciencia cuando pasa de su forma estática a la
cinética, impregna toda la psique sin una localización determinada. Efectivamente, se halla implícita
en todos los estados psicológicos ya que éstos constituyen una fuerza en potencia que en cualquier
momento puede manifestarse en una acción o en un movimiento. Esto es lo que se conoce bajo la
denominación de acción ideomotriz. Luego, la voluntad se halla al servicio de los estados
psicológicos intelectuales y afectivos; considerada la psique como una unidad funcional, se
comprueba que al mismo tiempo que se generan las emociones y sentimientos o se elabora el
pensamiento, se movilizan los resortes que canalizan la voluntad y engendran la acción.

Toda manifestación afectiva tiene su respuesta voluntaria: a) las tendencias e inclinaciones


naturales que determinan la acción y la conducta de la persona; b) las emociones primarias que
determinan las distintas reacciones somáticas y actitudes que adopta el individuo en forma casi
automática (huida, agresión, etc.); c) los estados emocionales complejos, con los sentimientos y las
pasiones, que condicionan reflexivamente la voluntad y la conducta a través de una elaboración
pensante. Por otra parte, todo pensamiento requiere para su elaboración la participación de la
voluntad, que aplica la concentración atentiva necesaria sin la cual no puede cumplir su finalidad.
Luego, es obvia la participación indispensable de la voluntad en todas las manifestaciones psíquicas
del hombre, pero debe insistirse en que ella no es el punto de partida de esas manifestaciones sino
la energía que necesitan y que disponen para entrar en acción cuando pasa del estado potencial al
cinético. Estas consideraciones no equivalen a sentar preeminencias en las manifestaciones
psíquicas, todas son igualmente importantes, ninguna está pospuesta, todas surgen en forma si-
multánea como exponentes del-funcionalismo psíquico.

El proceso que lleva a la ejecución de una acto voluntario se origina siempre en un deseo o en
una tendencia surgidos de las vivencias que el individuo experimenta; cuando ese deseo o intención
no es detenido por ninguna inhibición procedente de la corteza cerebral es sometido al proceso de
elaboración de la conciencia, donde se jerarquiza y determina la participación voluntaria que decide
y lleva a la ejecución del acto propuesto, con participación de las vías motoras que son solicitadas
mediante las fibras de asociación.

El acto voluntario en su complejidad comprende entonces dos partes fundamentales: a) La


primera es el período de elaboración consciente del acto, desde la iniciación del deseo hasta la
decisión voluntaria. Se llama también: acción implícita o conocían, b) La segunda corresponde a la
ejecución del acto o acción explícita.

PSICOPATOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD

Alteraciones de la actividad voluntaria

Teniendo en cuenta las dos fases del proceso del acto voluntario el estudio de sus alteraciones
comprenderá a aquellas que puedan recaer sobre cada una de esas dos partes respectivamente.

1º) Cuando las alteraciones recaen sobre la conación o período de elaboración se perturban los
deseos y las decisiones.

2º) Cuando los factores patológicos obran sobre la acción explrcita o período de ejecución se
perturban los mecanismos de ejecución.
1°) ALTERACIONES DEL PRIMER PERÍODO DEL ACTO VOLUNTARIO: (deseos y decisiones. Conación)

Pueden ser de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas.

A) Alteraciones cuantitativas:

1) Abulia: Consiste en la falta absoluta de voluntad; en la carencia de deseos y de decisiones; la


afectividad deja de ser fuente de deseos, el pensamiento se apaga y la voluntad se inhibe.

La psicopatología estudia diversos tipos de abulia, en todos los cuales se manifiesta un trastorno
global y marcado de la psique. Al margen de esta abulia patológica debe considerarse la que se
llamó: abulia constitucional, propia de personas que llegan al mundo insuficientemente dotadas de
deseos y reacciones volitivas.

Entre las abulias patológicas más frecuentes figuran:

La abulia neurasténica, que no se origina en la falta de deseos sino en la imposibilidad de llegar


a las decisiones. Tras una serie de titubeos y dudas, la decisión no se concreta porque una resistencia
invencible que angustia al enfermo impide la ejecución del acto.

La abulia de los esquizofrénicos: la gran indiferencia afectiva en que se encuentran sumidos estos
enfermos produce carencia de deseos e intenciones. En las ocasiones en que el deseo surge y tiene
suficiente intensidad la acción llega a realizarse, por cuanto no existe ningún impedimento a nivel
de los mecanismos motores ejecutivos.

La abulia de los melancólicos presenta una característica muy peculiar. Estos enfermos, cuya
exaltación afectiva desplacentera es muy grande, sienten los deseos y las tendencias que impulsan
a la ejecución de determinados actos. A veces, los estímulos suelen ser numerosos y a menudo
requeridos por necesidades indispensables para la vida y el mantenimiento de la estabilidad del
individuo y del hogar; sin embargo, ese impulso muere a poco de nacer porque se le opone un
intenso sentimiento de impotencia e incapacidad que impide llegar a la decisión y a la ejecución La
abulia de los catátanicos: En estos enfermos los mecanismos motores se hallan requeridos por
tendencias opuestas que se neutralizan, como ocurre en los casos de negativismo. Toda tentativa
de acción, tanto espontánea como sugerida, engendra automáticamente la tendencia al acto con-
trario; vale decir que la abulia catatónica implica una manifestación de ambivalencia (quiero y no
quiero).

2) Hipobulia: Consiste en una disminución de la actividad voluntaria; en realidad es un grado


menor que la abulia, por lo que corrientemente se la incluye en esta última. Se manifiesta en los
mismos enfermos que hemos considerado en la abulia.

3) Hiperbulia: Es el aumento de la actividad voluntaria y su consecuencia es una mayor eficacia y


rendimiento en las acciones. Así considerada, la hiperbulia es perfectamente normal y de ella
resultan individuos emprendedores, luchadores, capaces de lograr más fácilmente que otros los
objetivos que se proponen; se dice que son de voluntad inquebrantable, decididos, o de carácter
fuerte.

La hiperbulia sólo se adentra en el terreno de lo patológico cuando engendra actos que son
inadecuados a las normas de la convivencia social Se observa corrientemente en la excitación
maníaca y en todas las formas de excitación psicomotriz, en las que se manifiesta sin dirección por
falta de atención voluntaria. La hallamos en muchos delirantes, que acusados por sus ideas de
justicia y de reivindicaciones llegan a la ejecución de actos antisociales y a veces francamente
delictuosos.

B) Alteraciones cualitativas:

"Alteraciones de la primera etapa: de Elaboración".

1) Impulsos: Ya hemos dicho que en el núcleo instintivo-afectivo es donde se originan los deseos,
tendencias y emociones que constituyen los elementos básicos que generan los actos voluntarios.

En condiciones normales y en personas bien evolucionadas todos estos elementos primarios que
concurren a integrar, un acto son sometidos a una serie de elaboraciones por parte de la
inteligencia, cuyas inhibiciones suavizan las primitivas reacciones y conduce a una decisión la cual
permite la ejecución del acto voluntario y perfectamente controlado.

Pero fuera de este mecanismo normal, respondiendo a diversas circunstancias de orden


patológico, se produce una intensa reactivación de las fuerzas instintivas que llevan a la ejecución
irrefrenable de algunos actos en forma violenta y que escapan a todo control cortical. Estos actos
descontrolados son los que se conocen bajo la denominación de impulsos.

En consecuencia el impulso es la manera de responder del instinto, obedeciendo a los deseos y


tendencias que en él tienen origen. El impulso anula la posibilidad de llegar a una decisión por
cuanto la inteligencia no participa para determinarla; todo queda reducido a la primera parte del
acto voluntario pues se produce una respuesta súbita y descontrolada del deseo instintivo. Es por
esto que el impulso se ha comparado a un acto en cortocircuito, porque se efectúa sin participación
de la fase consciente y voluntaria. Los actos impulsivos están al servicio de los resortes instintivos
para asegurar la conservación del individuo y de la especie; estos impulsos que responden al instinto
son perfectamente normales.

Independientemente de los impulsos normales deben considerarse los impulsos patológicos,


cuyas respuestas llevan el sello que señala el carácter mórbido y desviado de la normalidad, desde
el momento que no condicen con las apetencias naturales y con las tendencias con que
normalmente el instinto satisface sus objetivos. Esas desviaciones o impulsos mórbidos se observan
en todas y cada una de las formas de manifestación del instinto: a) en el instinto de nutrición: la
pica, la coprofagia, etc.; b) en el instinto sexual: el masoquismo, la homosexualidad, el fetichismo,
etc.; c) en el instinto gregario: el homicidio, la cleptomanía, la piromanía, etc.

2) Compulsiones: La compulsión es un estado patológico que resulta de la oposición de dos


fuerzas contrarias. Por un lado el deseo o tendencia que origina un impulso morboso que pugna por
desencadenarse; por otro lado, el control que el individuo ejerce sobre el acto, oponiéndose y resis-
tiéndose tenazmente a su ejecución mediante enérgicas inhibiciones. Esta lucha de fuerzas en pugna
genera un estado de angustia intensa, tal como es dado observar en las neurosis obsesivas.

Los actos obsesivos se desencadenan en forma automática, impulsiva, a pesar de la oposición


enérgica del enfermo. Esta resistencia y la imposibilidad de inhibir el acto, por su imposición
obsesiva a la conciencia, angustian al paciente temeroso de llegar a su ejecución. Para eludir esta
posibilidad, descarga la tensión psíquica y aminora la angustia recurriendo a la ejecución de- actos
distintos a los señalados por el imperativo de la obsesión. Estos actos de descarga han sido
denominados "ceremoniales", (empleo de determinados signos y palabras; gestos cabalísticos y
actos de superstición, tocar madera, etc.).

Alteraciones de la segunda etapa: de ejecución

1) Apraxias: La apraxia consiste en la imposibilidad de ejecutar un acto que se ordena con


perfecta adecuación a su objetivo, sin que exista parálisis, ni ataxia, ni agnosia. El enfermo realiza
movimientos que son correctos, de perfecta coordinación motriz pero que, aunque forman parte
del acto ordenado, no corresponden exactamente a sus distintas fases. Ante todo es necesario
cerciorarse si no padece de "agnosia", es decir, falta de reconocimiento de los objetos que deben
intervenir en el acto a realizar. Al dar la orden de encender un cigarrillo, por ejemplo, lo veremos
llevarse el fósforo a la boca, o para encender el fósforo frotar la caja contra la pared.

Dos son las formas de apraxia: A) Apraxia ideatoria de Pick: Es un trastorno de la esfera
intelectual que se manifiesta por la incapacidad de emplear de una manera ordenada los
movimientos que se adaptan a la ejecución de un acto. Falta en el momento necesario, la
representación mental de ese acto en forma global y en sus etapas sucesivas. Como consecuencia
se saltean etapas, se suprimen movimientos o sólo se ejecutan en forma fragmentaria, de lo que
resultan actos absurdos. El trastorno es tanto más marcado cuanto más complejo es el acto que se
debe ejecutar; los actos simples a menudo se realizan sin fallas.

Prueba de que se trata de un trastorno intelectual ideatorio es que los actos reflejos se ejecutan
normalmente sin denotar errores. La apraxia ideatoria se observa en los enfermos que sufren
trastornos graves de la atención, como en los casos de debilitación psíquica con gran fatigabilidad
(demencias). También se manifiesta en el surmenage de personas psíquicamente normales, lo
mismo que en los momentos de distracciones muy grandes; en estos casos normales la apraxia no
es persistente, tan sólo es transitoria. Las fallas mnemónicas no son ajenas al trastorno, pues
impiden la evocación de determinadas representaciones ópticas o acústicas y dificultan la correcta
asociación entre las mismas.

B) Apraxia motriz de Liepmann: En este caso el enfermo posee una perfecta representación
mental del acto a realizar, o sea que domina el mecanismo ideatorio, pero está dificultada la
ejecución motriz pues tropieza con la imposibilidad de canalizar los impulsos, que nacen de ese
mecanismo ideatorio, de una manera ordenada y correcta hacia los grupos musculares
correspondientes. Esta dificultad genera movimientos equivocados, incondicionados, que no
corresponden a ningún plan preconcebido y que conducen a la ejecución de actos distintos a los
planeados o la descarga motora se efectúa sobre un grupo muscular que no corresponde. Este
cuadro se observa en las demencias y es especialmente notable en las formas preseniles.

2) Ecopraxias: La ecopraxia consiste en la imitación de los actos realizados por otras personas,
los que se ejecutan en una forma más o menos automática. La ecopraxia se suele manifestar en los
oligofrénicos que no han superado la etapa imitativa de la evolución ontogenética del hombre,
cuando éste aprende determinados actos por imitación de los que ejecutan las personas que lo
rodean. La ecopraxia tiene, por lo tanto, una significación normal en los primeros estadios de la
evolución del individuo.
Esta afección se manifiesta también en los esquizofrénicos. Cuando aparece en períodos
avanzados de la enfermedad debe considerarse como una manifestación imitativa automática,
derivada de la supresión de las inhibiciones psicológicas superiores que libera los automatismos de
las etapas evolutivas primarias. Cuando aparece en períodos de comienzo de la enfermedad, cuando
se producen las extrañas vivencias de cambio y transformación de la personalidad, el enfermo
recurre voluntaria y conscientemente a la ecopraxia para cerciorarse si puede accionar en la misma
forma que los demás, de lo que duda debido a las oscuras y tumultuosas manifestaciones de su
cenestesia que rompen el equilibrio entre los mundos externo e interno.

3) Amaneramiento: El amaneramiento, también llamado "manierismo", empleando un


galicismo, es un trastorno por el cual los actos pierden su normal simplicidad y espontaneidad
debido al agregado de movimientos innecesarios que complican su ejecución corriente. Ese
agregado superfluo determina actos amanerados y un tanto ridículos que llaman la atención por
apartarse de lo común. El amaneramiento es de observación frecuente en los esquizofrénicos; en
menor proporción se da en los epilépticos y más raramente aún en algunas formas delirantes.

4) Extravagancias y estereotipias: Se conoce por extravagancia a la exageración del


amaneramiento el cual culmina en gestos y actitudes forzadas, carentes totalmente de soltura y de
naturalidad. Cuando estas extravagancias o amaneramientos exagerados se repiten
constantemente reciben la denominación de estereotipias que se expresan por una sucesión inne-
cesaria de movimientos y actitudes que no tienen ninguna significación, ni reportan ninguna
utilidad.

Entre ellas debemos distinguir: a) La estereotipia de actitud, característica de la forma catatónica


de la esquizofrenia, que se manifiesta por una actitud determinada que adopta el enfermo y en la
que persiste en forma prolongada y repetida, b) La estereotipia cinética o de movimiento,
consistente en la repetición automática y casi impulsiva de algunos movimientos.

5) Interceptación cinética: La interpretación cinética consiste en la interrupción brusca de un acto


o movimiento que se encuentra en plena ejecución. El enfermo queda momentáneamente en la
actitud en que lo sorprende esa interceptación; en algunos casos la acción no se reanuda, otras
veces, tras un breve lapso, el movimiento se reinicia en el mismo sentido o en otro diferente. Se
observa en los esquizofrénicos, debiendo considerarse como una de las manifestaciones de la
disgregación de la psique.

6) Negativismo: El negativismo es la resistencia opuesta por el enfermo a toda sugerencia en el


sentido de que cambie de actitud o ejecute un acto o movimiento determinado. Es un trastorno en
el que intervienen mecanismos psíquicos complejos, diversamente interpretados en su signi-
ficación; actualmente prevalece la idea de considerarlo como una forma de exteriorización de la
interceptación de la voluntad.

El negativismo es una manifestación catatónica muy frecuente en la esquizofrenia. Toda


insinuación o toda orden imperativa y aun toda sugerencia persuasiva y hasta suplicante determina
en estos enfermos la aparición automática de una tendencia contraria, parece que se estimulara
una enérgica resistencia y la ejecución de un acto opuesto al requerido. La resistencia del enfermo
negativista es sistemática, se opone a todo, se resiste aún contra sus intereses personales.

Fuera de la esquizofrenia el negativismo puede observarse en los siguientes casos: en la


melancolía, en la que, debido al sentimiento de impotencia, el enfermo rechaza y se resiste a la
ejecución de cualquier acto. En la histeria, en algunos imbéciles, en seniles que creen no ser
suficientemente respetados; en niños caprichosos, en algunos perversos y personas malignas con
espíritu de contradicción.

En algunos casos graves de negativismo los músculos adquieren tal grado de contracción que es
posible mover al enfermo como si se tratara de una tabla. Esto es lo que se conoce por estupor
negativista.

Se denomina negativismo pasivo a aquel por el cual el paciente manifiesta una oposición
permanente a ejecutar cualquier acto o movimiento que se le ordene. Se dice que hay negativismo
activo cuando el enfermo realiza un acto o un movimiento completamente opuesto a aquel que se
le indica.

7) Obediencia automática: Se incluye entre los estados de aumento de sugestibilidad; es más


bien una obediencia pasiva.

El enfermo obedece y ejecuta pasivamente todos los actos y movimientos que se le sugieran,
exactamente lo contrario de lo que ocurre en el negativismo por el que se resiste a su ejecución. La
caída completa de la voluntad convierte al sujeto en un verdadero autómata librado a la voluntad
de quien lo dirija.

La obediencia automática difiere de la sugestión porque, en este último caso, la idea es aceptada
a través de una crítica que si bien es insuficiente y superficial revela una participación intelectual,
afectiva y volitiva, desde que el sujeto posee una predisposición constitucional a la sugestibilidad,
en la que siempre existe el deseo y voluntad de cumplir. No ocurre lo mismo en el caso de la
obediencia automática y pasiva.

8) Flexibilidad cérea: También llamada catalepsia, es de observación muy frecuente en la


esquizofrenia. Consiste en un estado especial del aparato muscular caracterizado por una blandura
particular que le da una amplia plasticidad, la cual hace posible una marcada exageración del tono
postural. El paciente puede adoptar actitudes por demás exageradas de sus miembros y aun de todo
su cuerpo, persistiendo en ellas durante un tiempo más o menos largo hasta que lo vence la fatiga
muscular, o cuando deja de ser observado según opinión de Fierre Janet.

9) Cataplexia: Es un síntoma muy poco frecuente, posible de ser observado en algunos


psicópatas. Consiste en la pérdida total y súbita del tino muscular normal. Es un episodio de corta
duración durante el cual el sujeto aparece en una completa relajación muscular.

LENGUAJE

De un modo general debemos entender por lenguaje a la forma de actividad psíquica que se
manifiesta por el conjunto- de sonidos articulados o inarticulados y de trazos y signos
convencionales, por intermedio de los cuales se hace posible la vida de relación y el entendimiento
entre los hombres, pues son el vehículo de expresión del pensamiento y de exteriorización de los
deseos y afectos.
Cuando el hombre, para manifestar lo que piensa o siente, se vale de un conjunto de sonidos
glóticos articulados el vehículo de expresión es el lenguaje oral o hablado.

Cuando representa sus ideas o sus sentimientos valiéndose de signos gráficos convencionales, el
medio de expresión es el lenguaje escrito o escritura y cuando logra entenderse con sus semejantes
exteriorizando sus intenciones y estados de ánimo mediante ademanes y gestos, emplea la mímica
o lenguaje mímico. A éste último pertenece el lenguaje de los sordomudos, los- cuales, por otra
parte, son capaces de llegar a emitir sonidos articulados imitando a las personas normales en los
movimientos de los labios y de la lengua y en los movimientos respiratorios que se requieren para
pronunciar las palabras. Este lenguaje hablado de los sordomudos carece de modulación pues están
imposibilitados para oírse. En los diferentes cuadros de patología psíquica donde hallamos tras-
tornos de la esfera activa, se observa la repercusión más o menos marcada de esas alteraciones en
las tres formas del lenguaje humano: oral, escrito y mímico.

Trastornos del lenguaje oral

Las alteraciones que recaen sobre el lenguaje oral deben ser consideradas desde un doble punto
de vista: 1º) Cuando se producen perturbaciones de origen orgánico que afectan a la elaboración y
emisión de los sonidos de cuya articulación resulta la palabra hablada. 29) Cuando las alteraciones
son condicionadas por trastornos puramente psicológicos sin ninguna alteración orgánica aparente.

ALTERACIONES DEL LENGUAJE ORAL POR CAUSAS ORGÁNICAS:

1º) Disartria: Es una perturbación de naturaleza orgánica de los centros nerviosos o de los nervios
periféricos que se traduce por una alteración de la articulación de las palabras.

El trastorno consiste esencialmente en una dificultad para la articulación silábica, en especial


cuando se trata de la pronunciación de las consonantes linguales y labiales, que se hacen unas veces
arrastrando las sílabas, y otras veces por enganche de las mismas, de acuerdo con las expresiones
consagradas por el uso.

La disartria es en ocasiones muy poco perceptible; para evidenciarla se obliga al enfermo a


concentrar su atención en la lectura, a poco de leer algunos renglones la alteración se revela por
efecto de la fatiga o se le hacen pronunciar algunas palabras en las que abundan las consonantes
linguales y labiales: artillero de artillería, ministro plenipotenciario, anticonstitucionalmente,
desjerarquización y otras semejantes.

En períodos avanzados es en cambio bien notoria; el enfermo habla lentamente y con mucha
dificultad, pronuncia palabras incompletas por omisión de sílabas, la- conversación se hace confusa
y se convierte en un balbuceo incomprensible.

La disartria se observa siguiendo el orden de importancia del trastorno, en las siguientes


afecciones: parálisis general progresiva, parálisis pseudobulbar, oligofrenias, lesiones de algunos
nervios craneales (trigémino, facial, glosofaríngeo, neumogástrico e hipogloso mayor); y en las into-
xicaciones por el alcohol o por los barbitúricos.
2º) Dislalia: Trastorno de origen orgánico, provocado por malformaciones de la lengua, del velo
del paladar o de otras partes del aparato fonador o bien por insuficiente inervación de esos órganos,
que impide la perfecta pronunciación de las palabras.

Los defectos de pronunciación más frecuentes son: el "rotacismo" o dificultad para pronunciar
las erres; el labdacismo o incorrecta pronunciación de las eles y el sigmacismo de las eses.

3º) Afasia: El enfermo que padece de afasia se encuentra imposibilitado para comunicarse por
el lenguaje hablado o escrito, a pesar de estar intactos los aparatos sensoriales y sin que existan
impotencias musculares que impidan las formas de expresión oral o gráfica. Con respecto a este
trastorno las opiniones son encontradas y de él se han descrito diversas formas. Nosotros nos
limitamos a considerar las dos formas bien conocidas desde el punto de vista anátomo-clínico: la
afasia de Wernicke y la afasia de Broca.

A) Afasia de Wernicke: También se la llama afasia sensorial o afasia de comprensión. Se produce


en el caso de lesiones de la zona cerebral que comprende la primera circunvolución temporal y parte
de la segunda, el pliegue curvo y el girus supramarginalis y consiste en la pérdida de la comprensión
del lenguaje hablado o escrito. El enfermo habla pero no coordina las palabras o los sonidos, oye
pero no comprende las palabras que se le dirigen, ve las letras y signos escritos pero es incapaz de
leer (alexia) e incapaz de escribir (agrafía). Las lesiones mencionadas producen pues la pérdida del
lenguaje por incomprensión de las palabras habladas o escritas las cuales pierden su significación
simbólica.

El cuadro de la afasia de Wernicke está determinado por la concurrencia de tres tipos de


trastornos: amnésicos, agnósicos y disfásicos.

Los trastornos amnésicos son los que producen el olvido del vocabulario; el enfermo tiene
dificultad y a veces imposibilidad de hallar los vocablos. Es frecuente el olvido del nombre común
de las cosas (afasia nominal); al mostrarle un objeto lo reconoce y mediante signos y gesticulaciones
o empleando perífrasis procura dar a entender que lo ha reconocido aunque no lo puede nombrar.
En grados más avanzados de la afección hay amnesia de los verbos y preposiciones, lo que se
reconoce por "agramatismo".

Otro de los trastornos mnésicos de la afasia es lo que se conoce con el nombre de intoxicación
por la palabra. En este caso el enfermo, olvidado del vocabulario, cuando encuentra el nombre
correspondiente al objeto que se le muestra lo sigue repitiendo aunque se trate de otros diferentes.
En presencia de un anillo, pongamos por caso, continuará diciendo: "anillo... anillo... anillo..."
aunque sean otros objetos los que se le muestren.

El trastorno agnósico se manifiesta a través de la sordera verbal, de la ceguera verbal y de la


agrafía. La sordera verbal es la incomprensión de la palabra; el enfermo oye hablar pero no
comprende lo que se le dice, tal como si se le hablase en un idioma desconocido. Cuando la sordera
verbal es total es incapaz de comprender las" órdenes simples, que son com prendidas cuando la
sordera es mediana. Cuando es leve sólo es incapaz de comprender órdenes muy complejas.

La ceguera verbal o alexia es la incomprensión de la lectura. El enferme ve las palabras escritas


pero no las comprende. Lo mismo que en el caso anterior puede ser: total, mediana o leve.
La agrafía es la incapacidad para escribir aunque se conozcan los signos gráficos. También puede
ser total, mediana o leve.

Cuando la lesión causante de la afasia de Wernicke alcanza hasta la región del pliegue curvo se
produce también la estereoagnosia, que consiste en una alteración del tacto por la que el sujeto
está incapacitado para reconocer los objetos que toca con la mano derecha que es el único órgano
afectado.

En cuanto al trastorno disfásico, se manifiesta bajo dos aspectos: la parafasia y la jergafasia.

La parafasia consiste en la deformación y defectuosa pronunciación de las palabras y en el


empleo de unas en lugar de otras. Podrido por padre, por ejemplo.

La jergafasia es una exageración del defecto anterior; la conversación del enfermo resulta
completamente incomprensible; es la llamada afasia sintáctica de Head que no respeta ninguna
regla ni sintaxis.

El paciente es totalmente incapaz de corregir estos errores porque no reconoce las palabras que
pronuncia y por lo tanto ignora que habla en forma incorrecta.

B) Afasia de Broca: También llamada afasia motora o afasia de expresión, debida a lesiones que
recaen sobre el pie de la tercera circunvolución frontal del lado izquierdo.

Siguiendo a Fierre Marie, la afasia de Broca no es otra cosa que la afasia de Wernicke más el
agregado de la anartria o afasia motriz pura, por lo tanto los trastornos fundamentales de la primera
consisten en la imposibilidad de articular palabras unidas a las alteraciones que consideramos en la
afasia de Wernicke.

En realidad, la anartria o falta total de articulación de las palabras nunca se observa. El enfermo
generalmente conserva un vocabulario precario y, en ocasiones, reducido sólo a algunas
exclamaciones. La lectura en alta voz es imposible dada la dificultad para articular y la escritura es
muy dificultosa.

4º) Disfemias: Son alteraciones que se producen en la emisión de las palabras pese a que se
mantiene la integridad de los órganos de su expresión. Los más frecuentemente observados son el
tartamudeo y el balbuceo, en los neuróticos y en las personalidades psicopáticas propensas a los
estados espasmofílicos y explosivos.

5º) Disfonías: Son alteraciones del tono y del timbre de la voz, cuya causa reside en el aparato
fonador. Las más frecuentes son la afonía común en los alcoholistas; voz apagada en los deprimidos;
voz feminoide en los homosexuales; voz infantil; voz monótona y otras variantes más cuya enu-
meración omitimos.

ALTERACIONES DEL LENGUAJE ORAL POR CAUSAS PSICOLÓGICAS:

1º) Taquilalia: Es la aceleración de la emisión de las palabras coincidente con los casos de
aceleración del ritmo psíquico, por lo- tanto se encuentra en los enfermos excitados. También se
denomina "verborrea".
2º) Bradilatia: Trastorno que coincide con la bradipsiquia o disminución del ritmo psíquico y que
consiste en una notoria lentitud en la emisión de las palabras debida al marcado retardo del ritmo
asociativo. Se observa corrientemente en la confusión mental y en las depresiones.

3º) Verbigeración: Consiste en la repetición constante de algunas frases o fragmentos de frases


sin ningún sentido y carentes de toda lógica. Es la consecuencia de trastornos profundos a nivel de
la corteza cerebral propios de los estados demenciales y de las confusiones mentales graves;
también se observa en la esquizofrenia. El síntoma traduce la liberación del automatismo cerebral
por debilitación cortical.

4º) Mutismo: El mutismo o silencio generalmente transitorio, tiene múltiples causas de origen y
en ocasiones escapa a nuestro control; a veces resulta difícil realizar su interpretación o es
completamente inexplicable en sus mecanismos, aunque se presume que sean los inhibitorios.

El mutismo se manifiesta en la esquizofrenia en la que, la mayor parte de las veces, el enfermo


que se halla en negativismo enmudece y se opone en forma sistemática a toda tentativa de
conversación o a toda sugestión para que conteste a las preguntas qué se le formulan. En ese estado
suele permanecer durante días y meses, acompañado o no de todo el séquito de las restantes
manifestaciones catatónicas, hasta que de pronto y sin mediar razones aparentes el enfermo sale
de ese estado por otro lapso más o menos prolongado. El mutismo de los esquizofrénicos no es
susceptible de una amplia y exacta explicación pues no se conoce su verdadero motivo, aunque es
lógico pensar que debe existir una razón de orden interior coincidente con el pensamiento
esquizofrénico, tal como ocurre con otros trastornos propios de esta enfermedad. Estos enfermos
oyen y comprenden totalmente lo que se les dice pero, encerrados en su negativismo y en su
mutismo, es imposible hacerles decir un solo vocablo o expresar mediante la mímica que han
comprendido lo que se les dice; esto es prueba evidente de que el silencio constituye un elemento
más en todo el cortejo sintomático del estado catatónico, trastorno de la voluntad que perturba
entre otros actos el de la palabra hablada.

El mutismo de los melancólicos tiene su origen en el permanente estado de desplacer en que


viven; su dolor y sus problemas los apartan del mundo en el que no encuentran sino motivos de
molestia, disgusto e incomprensión; para aislarse rehuyen toda conversación, procuran no escuchar
y si se ven forzados a contestar lo hacen brevemente o por monosílabos.

Algunos delirantes, por temor a comprometerse y tras cierta reticencia en la que tratan de
ocultar sus ideas, adoptan la decisión de no hablar.

En los oligofrénicos profundos el mutismo, consecuencia de la insuficiencia, se debe a la carencia


o gran pobreza de capital ideativo. En los idiotas se debe a la falta de desarrollo del lenguaje.

E1 mutismo no es siempre resultado de un estado psicopático; no pocas veces es un recurso de


individuos simuladores.

5º) Musitaciones y monólogos: Se dice que un enfermo padece musitaciones cuando murmura
constantemente en voz baja como si hablara quedamente consigo mismo. Es frecuente en los
esquizofrénicos. Cuando lo hace en voz alta, añadiendo gestos y ademanes como si se dirigiese a un
auditorio imaginario, el trastorno se denomina monólogo.
6º) Neologismos: El neologismo consiste en la creación o deformación de una palabra, que sólo
es comprensible para el enfermo pues resulta un absurdo para nuestro lenguaje normal. La creación
del neologismo es, a veces, una necesidad para el enfermo, que explica por su intermedio sus
diversas concepciones delirantes; en otros casos son absurdos y caprichosos, creados en el
momento por asociaciones extrañas de acuerdo con las vivencias que aporta la sensopercepción.
Estos neologismos no tienen arraigo ni reportan ninguna utilidad.

7º) Jergafasia: Trastorno que se manifiesta por la pronunciación continua de palabras que se
suceden sin guardar ninguna ilación lógica, lo que da como consecuencia un lenguaje
completamente incoherente y dislocado. La jergafasia es lo que corrientemente se denomina:
"ensalada de palabras".

8º) Ecolalia: Perturbación que consiste en la repetición involuntaria de una palabra o un


fragmento de una frase dirigida al enfermo en demanda de una respuesta, el cual ante la
imposibilidad de contestar capta uno o varios vocablos y los repite como un eco. Puede no ser
patológica, constituyendo un defecto que se observa en muchas personas normales, que recurren
a esta repetición cuando deben afrontar una situación más o menos delicada y necesitan un lapso
de reflexión previa para la elaboración de la respuesta ajustada.

En condiciones patológicas es frecuente en algunos delirantes, especialmente reticentes, que


por temor de comprometerse se toman el tiempo prudencial para la elaboración de la respuesta.

El médico argentino Dr. Resúa, ha llamado "ecolalia de apoyo" en la confusión mental, a la


repetición que se debe a la falta de comprensión por la obtusión del sensorio.

9º) Estereotipia verbal: Repetición frecuente y anormal de un vocablo que se intercala en la


conversación. Es común en los esquizofrénicos y en los débiles mentales.

Trastornos del lenguaje escrito

Como complemento del examen del enfermo es importante, en psiquiatría detenerse en el


estudio de su escritura. Las perturbaciones de la escritura recaen ya sobre los mecanismos motores
dando lugar a la disgrafia, ya sobre los centros mnemónicos, lo que motiva la amnesia de las
imágenes gráficas de la cual derivan la agrafía y la alexia.

1º) La disgrafia se observa en los casos de parálisis por lesiones de los centros y fibras nerviosas
motoras del miembro superior derecho. Cuan? do esta insuficiencia es incompleta, la disminución
de la capacidad funcional que se produce transmite graves irregularidades en los trazos de la es-
critura.

Otro tanto ocurre en todos los casos en que se producen temblores, como en el alcoholismo, en
la parálisis general progresiva, en la edad senil, en el bocio exoftálmico.

Asimismo repercuten sobre los caracteres caligráficos los diversos estados afectivos y muy
especialmente las reacciones emocionales; las personas hiperemotivas manifiestan fenómenos de
disgrafia cuando deben realizar un esfuerzo de atención, poner su firma en algún documento de
más o menos trascendencia, por ejemplo.
En los histéricos no es extraño observar al mismo tiempo que un cambio de personalidad, un
cambio de caligrafía.

2º) La agrafía y la alexia se asocian siempre a los trastornos afásicos; ambas fueron consideradas
al ocuparnos de la afasia.

El lenguaje escrito, que evidencia siempre el pensamiento y el estado mental del individuo,
frecuentemente presenta las mismas alteraciones del lenguaje oral, siendo común que las primeras
precedan a las segundas. Por lo tanto, es dable observar en el lenguaje gráfico la estereotipia, la
incoherencia, los neologismos, el pensamiento delirante, la megalomanía, la perseveración y en
general todas las perturbaciones psíquicas que revela el lenguaje oral.

En la excitación psicomotriz, especialmente en la manía, la escritura se caracteriza por su


copiosidad y el trastorno ideativo que llamamos fuga de ideas se manifiesta en la velocidad con que
el enfermo escribe. Los caracteres caligráficos son grandes, desiguales y con tendencia a dirigirse
hacia arriba y no es raro que los escritos contengan ideas megalómanas.

Escasa es la inclinación de los melancólicos a la escritura; la tendencia a la introversión debida a


la depresión psicomotriz los inhibe para expresar sus ideas por escrito y cuando lo hacen revelan
sus vivencias tristes y sus pensamientos de ruina y de autoculpabilidad. Los rasgos caligráficos son
débiles, mal conformados y con tendencia a inclinarse hacia abajo; no son raras las omisiones de
letras y de palabras, motivadas por distracción de la atención, que hacen un tanto confusas las ideas.

Los caracteres caligráficos grandes y alterados por gruesos rasgos temblorosos son propios de la
parálisis general progresiva. La magnitud de las letras constituye un signo característico; el enfermo
pierde la capacidad de adaptarlas al espacio que dispone para escribir, cuando lo advierte reduce
bruscamente su tamaño. Son frecuentes las omisiones o repeticiones de sílabas o palabras; el
trastorno se origina en la debilitación de la atención.

Los caracteres caligráficos de los delirantes no presentan mayores alteraciones; llaman la


atención los frecuentes subrayados y signos con que el enfermo destaca la importancia que asigna
a algunos datos. En algunos casos acompañan sus escritos con dibujos vinculados a -sus concep-
ciones delirantes que, por otra parte, son ampliamente expresados a través de la palabra escrita.

Los esquizofrénicos revelan, en lo que escriben, además de los trastornos de su pensamiento las
mismas alteraciones que hallamos en el lenguaje oral: estereotipias, neologismos, etc. Estos
enfermos tienen una facilidad especial para la escritura en espejo, que consiste en una escritura
automática realizada con la mano izquierda, capaz de efectuar los mismos movimientos que hace la
derecha pero en sentido inverso, de tal modo que el escrito sólo resulta legible cuando se lo coloca
frente a un espejo. Esta disposición parece hallarse latente en todas las personas pues la escritura
en espejo se hace factible por la práctica y por el hábito. Cuando el hemisferio cerebral izquierdo
transmite sus estímulos a la mano derecha, el otro hemisferio cerebral no permanece insensible a
tales estímulos y sólo las inhibiciones normales del juicio y de la razón sobre el lado derecho impiden
la ejecución simétrica de los trazos con la mano izquierda. Basta que algún factor patológico debilite
estas inhibiciones, como ocurre en la esquizofrenia, para que se desate el automatismo cerebral. En
general, los individuos de insuficiente desarrollo mental, ejecutan con facilidad la escritura en
espejo porque en ellos las inhibiciones son débiles y los automatismos afloran fácilmente.
Para terminar debemos hacer mención de la grafología, disciplina científica que estudia e
interpreta a través de los caracteres caligráficos los rasgos temperamentales y las distintas
disposiciones de la personalidad.

Trastornos del lenguaje mímico

El estudio del lenguaje mímico permite recoger una serie de datos que confirman otros
elementos de juicio extraídos del examen del enfermo.

La mímica traduce, por lo general, el estado de ánimo dominante en una persona; asimismo
expresa todas las variantes que las reacciones emocionales producen en el humor.

La psicopatología de la mímica considera los trastornos cuantitativos: hipermimia, hipomimia y


amimia; y los otros cualitativos: paramimias.

1º) Hipermimia: Determina siempre la exageración de los rasgos fisonómicos, cualquiera sea la
tonalidad afectiva dominante en el enfermo.

a) En la depresión psicomotriz, el rostro expresa siempre la tristeza y el dolor moral que aquejan
al sujeto. Profundas arrugas horizontales en la frente y verticales en el entrecejo configuran un
cuadrilátero o M conocido con el nombre de omega melancólico o "signo de Schüle". Las comisuras
labiales dirigidas hacia abajo, la cabeza inclinada, la vista fija en el suelo o en un punto indefinido. El
llanto fácil y frecuente.

b) En la excitación psicomotriz, maníacos e hipomaníacos, la expresión del rostro trasunta


siempre alegría, satisfacción y euforia a través de sus manifestaciones directas que son la sonrisa y
la risa; la expresión estática del humor alegre se exterioriza por una facie semi-sonriente.

En un examen de conjunto, los rasgos característicos de la alegría se descubren en el rostro que


se ensancha, las comisuras labiales que se elevan, los ángulos externos de los ojos que se fruncen y
en la gesticulación vehemente, abundante y rápida. Cuando el enfermo reprime la sonrisa su humor
alegre se descubre a través de una mirada muy vivaz y de una abertura palpebral más amplia.

Los diversos estados emocionales, amor, cólera y miedo, producen también una marcada
hipermimia, tanto en personas normales como, con mayor frecuencia, en enfermos mentales. El
primero acentúa normalmente los rasgos en los estados eróticos; patológicamente, en los maníacos
la facie asume una expresión maliciosa característica; en los histéricos la expresión es más lánguida,
los párpados superiores a medio bajar e inmóviles cubren parte del iris velando una mirada que se
esfuma, a la vez que esbozan una sonrisa insinuante.

La emoción de cólera que se observa con mucha frecuencia en los maníacos, delirantes y
epilépticos, provoca la acentuación de los rasgos característicos de ese estado emocional; los ojos
se abren en forma desacostumbrada por una enérgica contracción de los músculos elevadores de
los párpados que dejan al descubierto la esclerótica marginal de la parte superior del iris. La
consiguiente fijeza y dureza de la mirada y toda la mímica alterada por la tensión de los músculos y
el enrojecimiento del rostro, dan la sensación de violencia, de tormenta psicológica y de agresividad.
La emoción de miedo, produce muy semejante exageración de los rasgos fisonómicos; una gran
abertura palpebral dilata los ojos, la mirada refleja, en este caso, espanto e inhibición; la palidez del
rostro que se suma transmite la sensación de anulación de la personalidad.

Es característica de los estados esquizofrénicos y de confusión mental la expresión que


corresponde a la perplejidad. Los párpados generalmente muy abiertos, la mirada entre inquisidora
y temerosa ponen de manifiesto el asombro y la extrañeza que embargan al enfermo ansioso de
comprender su verdadero estado.

2º) Hipomimia: Este trastorno consiste en una disminución general de la mímica.

Presenta rasgos típicos la hipomimia que suele observarse en los paralíticos generales, causada
por la hipotonía muscular en los estados avanzados de la enfermedad. La falta del tono normal de
los músculos faciales acarrea una caída de las facciones y la desaparición de las arrugas y surcos,
especialmente a nivel del surco nasogeniano y nasolabial, cuyo aplanamiento produce una facie
inexpresiva que se conoce como cara planchada. En las formas catatónicas y en la esquizofrenia,
sobre todo cuando existe gran indiferencia afectiva, suele observarse hipomimia.

3º) Amimia: Esta alteración produce la inmovilidad de los rasgos fisonómicos que no denotan la
existencia de vida afectiva alguna. La amimia es propia de los estados estuporosos: melancólicos,
esquizofrénico y confusional.

4º) Paramimias: Deben considerarse como trastornos cualitativos, ya que son expresiones de la
fisonomía que no traducen realmente el verdadero estado de ánimo del individuo. Al considerar las
paramimias deben tenerse muy en cuenta las simulaciones y disimulaciones, especialmente de los
delincuentes y de los delirantes.-

ESTADO DE LA ACTIVIDAD EN LOS SÍNDROMES MENTALES

1º) Síndrome frenasténico: La actividad de los oligofrénicos se manifiesta de una manera


caprichosa y desordenada, sin una finalidad bien definida y, por lo general, como respuesta a los
impulsos con que se exterioriza la vida instintiva. Son frecuentes los movimientos estereotipados,
como el balanceo de los idiotas. En las formas profundas de oligofrenia menudean las grandes
impotencias motoras y a veces la debilidad motriz; la conducta está generalmente condicionada por
la impulsividad que alimentan sus manifestaciones instintivas. En las formas leves de oligofrenia,
donde es posible apreciar una vida afectiva bien manifiesta, no sucede lo mismo.

El lenguaje oral no se desarrolla en los idiotas; a veces queda reducido a pocas palabras. Los
imbéciles hablan y logran hacerse entender. Presentan disartria y dislalia.

El lenguaje escrito sólo es posible en los débiles mentales, y está incompletamente desarrollado
en algunas formas leves de imbecilidad.

Es característica la hipomimia que generalmente afecta a estos enfermos.

2º) Síndrome demencial: La actividad general disminuye por debilitación psíquica en los casos de
demencia. La misma causa origina una mayor impulsividad pues la falta de inhibiciones provoca una
reactivación de la-vida instintiva. Asimismo se modifica la conducta que se caracteriza por la
ejecución de actos agresivos, exhibicionistas y perturbaciones de orden sexual.

El lenguaje oral se resiente debido al empobrecimiento ideativo; es frecuente la disartria,


especialmente en las formas arterioscleróticas, alteración de gran constancia en las demencias
paralíticas.

La escritura se caracteriza, en la demencia senil por rasgos temblorosos finos y en la demencia


paralítica por caracteres temblorosos gruesos a los que se agrega falta de sílabas y palabras.

En general hay hipomimia, que se hace bien manifiesta en la parálisis general progresiva.

3°) Síndrome confusional: La actividad es muy variable según la intensidad de la confusión.


Cuando el caso es leve aquélla disminuye, los movimientos son lentos e imprecisos; cuando se llega
al estupor confusional la actividad desaparece completamente. En la confusión mental onírica la
actividad es mucho más pronunciada, pero desordenada y totalmente improductiva j son frecuentes
los movimientos defensivos que se deben a las alucinaciones.

4º) Síndrome esquizofrénico: La actividad se muestra exaltada o disminuida en las formas


hebefrénicas y abolida en los estados catatónicos. Son muy frecuentes los impulsos; y se observa:
flexibilidad cérea, interceptación cinética, estereotipias de actitud y de movimiento,
amaneramientos, extravagancias. La escritura refleja muy a menudo los mismos trastornos; la
escritura en espejo se manifiesta en algunos casos.

5º) Síndrome delirante: Por lo general la actividad es normal; en ocasiones se observan acciones
y actitudes extrañas condicionadas por el delirio, o mutismo voluntario porque los enfermos temen
comprometer su situación. En sus escritos suelen expresar ampliamente sus concepciones de-
lirantes; abundan los signos y subrayados con que destacan los hechos que consideran de
importancia.

6º) Síndrome de excitación psicomotriz: Se produce una exaltación general de toda la actividad
del enfermo, manifestada en la tensión de la mayor parte de los músculos, movilidad general de
todo el cuerpo, gesticulaciones y actitudes exageradas, risas frecuentes, verborrea y graforrea.

7º) Síndrome de depresión psicomotriz: En este síndrome hay grave inhibición de la actividad
general del enfermo y propensión a la supresión de los movimientos. Los melancólicos
experimentan una peligrosa tendencia suicida o a la automutilación, a veces imposible de evitar. Al
respecto dice el Prof. Bonhour en un trabajo titulado: Automutilación del labio por mordedura en
un demente precoz: "Entre los alienados, son los melancólicos los que dan el mayor número de casos
de automutilación, ya como consecuencia de una idea, fuertemente trabajada, de indignidad, de
culpabilidad, etc., o debido a un rapto ansioso".
RESUMEN

ACTIVIDAD

La esfera activa comprende todas las manifestaciones de la actividad psíquica de la


Concepto
personalidad humana: actos; lenguaje: oral, escrito y mímico; voluntad y conducta.
Acto Perfecto, sin necesidad de aprendizaje previo; resultado de una
instintivo disposición hereditaria filogenética; específico y común a la especie.
Resultado de un largo aprendizaje por repetición de los mismos
Acto
movimientos que permite alcanzar un alto grado de perfección. No
habitual
Actos pertenece a la filogenia sino al individuo.
supeditados Condicionado y dirigido por la voluntad y bajo estricta vigilancia de
Acto
a la actividad la conciencia. En su ejecución: movimientos ya conocidos o creados en
voluntario
psíquica el momento.
"Es la energía psíquica con modalidad estática o energía potencial
Voluntad psíquica que, de acuerdo con las necesidades imperantes, se
definición transforma en múltiples formas de energía cinética".
Impregna toda la psique sin localización.
1º) Alteraciones que se manifiestan en el período de elaboración.
2º) Alteraciones que se manifiestan en el período ejecutivo.
Falta de deseos y de
decisiones.
Abulia Abulia: neurasténica,
esquizofrénica, melancólica y
catatónica.
Patología de Disminución de la actividad
la actividad Alteraciones
Hipobulia voluntaria. Es un grado menor
del periodo de Cuantitativas
que la abulia.
elaboración
Aumento de la actividad
voluntaria. Normalmente:
mayor rendimiento en las
Hiperbulia
acciones.
Patológica: maníacos,
excitados, delirantes.
Actos descontrolados que
escapan a la decisión.
Respuesta instintiva.
Impulsos patológicos: Pica,
coprofagia (instinto de
Impulsos
nutrición). Masoquismo,
fetichismo, homosexualidad
Alteraciones (instinto sexual). Homicidio,
del cleptomanía, piromanía
Cualitativas (instinto gregario.
período de
elaboración Estados patológicos
originados en dos fuerzas
opuestas: el deseo o
tendencia que produce un
Compulsiones
impulso morboso y la
resistencia del individuo en
su ejecución (neurosis
obsesivas).
Imposibilidad de ejecutar actos adecuados al
objetivo, sin que haya parálisis, ni ataxia, ni
Apraxia agnosia.
Apraxia ideatoria de Pick.
Patología Apraxia motriz de Liepmann.
de la Imitación de actos que realizan otras personas.
Ecopraxia
actividad (Oligofrénicos y esquizofrénicos).
Falta de simplicidad y espontaneidad en los
actos, por el agregado de movimientos
Amaneramiento innecesarios que complican su ejecución
corriente. (Esquizofrénicos, epilépticos y algunos
delirantes).
Extravagancia: exageración del amaneramiento.
Extravagancias
Alteraciones Estereotipia: extravagancia repetida
Estereotipias
del periodo persistentemente.
ejecutivo Intercepción Interrupción brusca de un acto o movimiento en
cinética ejecución. (Esquizofrénicos).
Resistencia a cambiar de actitud o a ejecutar
cualquier acto o movimiento: manifestación
Negativismo
catatónica. (Esquizofrénicos, melancólicos,
histeria).
Obediencia Obediencia y ejecución automática y pasiva de
automática todos los actos y movimientos sugeridos.
También llamada catalepsia. Blandura y
Flexibilidad
plasticidad muscular que permite la exageración y
cérea
persistencia de la actividad postural.
Poco frecuente. Pérdida total del tono muscular.
Cataplexia
Aparición súbita y de corta duración.
Alteración en la articulación de las
Disartria palabras. En la P.G.P., oligofrenia,
intoxicación alcohólica, etc.
Trastornos de pronunciación por
Dislalia malformación de la lengua, velo del
paladar, etc.
Pérdida del lenguaje hablado o
Por causas escrito con conservación del
orgánicas sensorio y sin impotencias
Afasia musculares.
Afasia de Wernicke: "sensorial o
de comprensión".
Afasia de Broca: "motriz".
Alteración en la emisión de la
palabra; integridad de los órganos
Disfemia
de expresión. (Tartamudeo,
balbuceo).
Alteraciones del tono y timbre de
la voz, por causas que radican en el
Patología Alteraciones
Disfonía aparato fonador (afonía, voz
de la del lenguaje
feminoide, voz infantil, voz
actividad oral
monótona).
Verborrea. Aceleración del ritmo
Taquilalia de emisión de las palabras.
(Excitación psicomotriz).
Disminución del ritmo de emisión
Bradilalia de las palabras. (Depresión
psicomotriz, confusión mental).
Por causas
psicológicas Repetición de frases sin sentido y
Verbigeración
carentes lógica.
Silencio motivado por causas
múltiples. Esquizofrénicos: por
negativismo. Melancólicos: por
Mutismo
tristeza. Algunos delirantes: por
miedo de comprometerse.
Simuladores.
Musitación: murmurar
Musitaciones constantemente.
Monólogos Monólogo: en voz alta y
gesticulando
Creación o deformación
de palabras sólo
Neologismos comprensibles para el
enfermo; absurdo para el
lenguaje corriente.
Emisión continua de
palabras sin ilación lógica;
Jergafasia
Alteraciones lenguaje incoherente:
del Por causas "ensalada de palabras".
lenguaje psicológicas
oral Repetición a manera de
eco de palabras dirigidas al
Ecolalia
paciente. "Ecolalia de
apoyo".
Repetición anormal y
Estereotipia continua de un vocablo
verbal intercalado en la con-
versación.
Por: trastornos de los mecanismos
motores, parálisis por lesiones de centros o
Disgrafia de fibras nerviosas, por temblores" como
en el alcoholismo, P.G.P., seniles, estados
Patología
emocionales.
de la
actividad Trastornos de los centros mnemónicos
Agrafía que provocan amnesia de los caracteres
alsxia gráficos, lectura y escritura, generalmente
asociadas.
Escritos copiosos; reflejan la fuga de
ideas y contienen ideas megalómanas.
"Maníacos"
Alteraciones Caracteres caligráficos grandes, desiguales
del y dirigidos hacia arriba.
lenguaje Escasa tendencia a la escritura:
escrito "expresan vivencias tristes e ideas de ruina
"Melancólicos" y autoculpabilidad. Caracteres caligráficos
débiles, mal conformados; omisión de
letras o de sílabas.
Caracteres grandes, gruesos rasgos
temblorosos. No adaptan el tamaño de las
"Paralíticos
letras al espacio que disponen para
generales"
escribir. Omisión de letras, sílabas o
palabras.
Trazos sin mayores alteraciones.
"Delirantes
Subrayados, signos y dibujos.
"Esquizo- Se repiten estereotipias, inter-
frénicos": ceptaciones, neologismos.
Exageración de los rasgos
fisonómicos. Depresión
Hipermimia psicomotriz. Excitación
psicomotriz. Estados emocionales
(miedo, amor, cólera).
Disminución general de la
Cuantitativos mímica. Parálisis general
Hipomimia
Alteraciones progresiva (cara planchada);
del esquizofrenia.
lenguaje Rasgos fisonómicos inmóviles.
Estados estuporosos:
Amimia
melancólico, esquizofrénico y
confusional.
Expresiones que no traducen el
Cualitativos Paramimias verdadero estado de ánimo.
(Simulaciones y disimulaciones).

Actividad caprichosa y desordenada sin finalidad


Síndrome bien definida. Impulsos; movimientos estereotipa-
Patología frenasténico dos; impotencias motoras. Lenguaje no desarrollado
de la o imperfecto.
actividad
Actividad disminuida por debilitación psíquica.
Síndrome
Mayor impulsividad. Trastornos de conducta:
demencial
exhibicionismo.

Rasgos fisonómicos inmóviles. Estados


Síndrome
estuporosos: melancólico, esquizofrénico y
La actividad confusional
confusional.
en los
síndromes Exaltada en las formas hebefrénicas. Abolida en las
mentales Síndrome formas catatónicas. Impulsos frecuentes. Flexibilidad
esquizofrénico cérea. Interceptación cinética, estereotipias de
actitud, amaneramientos.

Síndrome Generalmente normal. A veces mutismo


delirante voluntario o actividad condicionada por el delirio.

Síndrome Exaltación general de la actividad. Gesticulaciones


excitante y actitudes exageradas. Verborrea y graforrea.
Síndrome Inhibición de la actividad general. Tendencia al
depresión suicidio y a la automutilación.
CAPÍTULO XII

PERSONALIDAD
PSICOPATOLOGIA DE LA PERSONALIDAD

LA PERSONALIDAD HUMANA

Estudiar la personalidad humana es afrontar uno de los problemas más complejos y de mayor
extensión, al extremo que sus límites trascienden a lo infinito. En efecto, partiendo de la biología,
con lo anatómico y lo fisiológico, se eleva a los campos de la psicología y de la psicopatología, e
internándose en la teología culmina en los ámbitos inconmensurables de la filosofía y de la
metafísica. La magnitud de los confines de la personalidad se debe a su dualidad psicofísica.

No es objeto de este libro entrar a considerar y exponer los diferentes problemas y posiciones
filosóficas surgidos entre los estudiosos, en su afán por desentrañar los enigmas sobre el origen,
evolución y futuro, así como sobré el papel reservado a la personalidad humana en el orden
universal. A nosotros nos corresponde considerarla desde un punto de vista puramente médico.

Respetando este criterio, partimos del instinto que consideramos como la piedra fundamental
sobre la que se edifica la personalidad. El instinto forma el núcleo central y fundamental que cada
persona posee como patrimonio legado por la filogenia.

Previamente analizaremos una definición que permita una perfecta comprensión del importante
papel que le está encomendado al instinto en la constitución de la personalidad. De las numerosas
definiciones expresadas resumimos la esencia de las mismas, en los términos siguientes: "El instinto
comprende el conjunto de apetencias, deseos, inclinaciones y tendencias innatas que permiten la
ejecución de actos específicos, comunes a la especie, que desde el comienzo se realizan con suma
perfección sin requerir experiencia o aprendizaje previo".

Profundizando en esta definición extraemos de ella que el instinto con sus múltiples
manifestaciones responde al poderoso mandato que lo impele a velar por la integridad del
individuo, primer paso hacia la conservación de la especie. Efectivamente, transmitido a cada
individuo por la herencia ancestral, el instinto proyecta en cada1 uno la suma del aprendizaje
efectuado por la especie en su evolución filogenética, con el propósito de subsistir ante todas las
inclemencias y los embates de la vida.

Como esas adquisiciones sólo son posibles mediante la comprensión y adaptación a cuanta
situación'adversa"se presenta al individuo, es evidente que en toda manifestación instintiva se
revela la inteligencia de la especie que, gracias a ella, aprendió activamente a perdurar a través del
tiempo.

No nos referimos aquí a una inteligencia superior y bien individualizada como la cortical; la
inteligencia que exterioriza y moviliza a las fuerzas instintivas se manifiesta bajo la forma de una
"conducción biológica de adaptación a las necesidades vitales y de supervivencia". En esa forma
resume la totalidad de la inteligencia filogenética que alimenta las vivencias órgano-vegetativas;
activo-afectivas, fuente inagotable para la vida de la personalidad.
El instinto tiene bajo su dependencia todo lo concerniente a la conducción de la personalidad
dentro de los cauces biológicos normales. En forma inconsciente para el individuo, vigila el
funcionalismo orgánico al margen de todo control psíquico superior; se encuentra siempre alerta
para satisfacer las necesidades somáticas de la personalidad determinando, a tal fin, el impulso para
la ejecución de los movimientos que se traducen en el acto que satisface su mandato, eludiendo la
supervisión psíquica de la personalidad.

A través de sus numerosas manifestaciones el instinto se muestra siempre vigilante, atento al


cumplimiento de su única finalidad, preservación y conservación del individuo y de la especie.

Considerado bajo un aspecto estrictamente psicológico y filosófico, debe admitirse que


constituye un todo indivisible, a pesar de las múltiples formas con que se revela. Si el instinto tiene
como única finalidad la conservación de la especie, se convierte en el encargado/de atizar y
mantener activa la llama de-la vida en el individuo, debiendo reconocerse que se ensambla y se
identifica con la vida misma. Con otras palabras, hablar de instinto es hablar de vida.

Ésta es la razón que nos obliga a discrepar y rebatir la opinión de Freud cuando habla de: instinto
de la vida e instinto de la muerte. La sola enunciación de "instinto de la muerte" se halla en
contradicción con la esencia misma del instinto, que siempre representa la impulsión hacia la vida,
de donde, hablar de instinto de la vida resulta una redundancia. Además, cuando Freud considera
al instinto de la muerte como una modalidad agresiva dirigida hacia el exterior, nos parece tratarse
simplemente de una perturbación del instinto gregario. Éste es inhibido por intensos estados
emocionales, generalmente coléricos, que conducen a la agresión y al homicidio. La resultante no
es consecuencia de un impulso instintivo de muerte, sino una respuesta al verdadero instinto de
conservación del que agrede, que así se comporta para prevalecer y sobrevivir.

Cuando el autor hace referencia a este instinto dirigido contra el individuo mismo, y que culmina
con la destrucción de la misma vida, nos parece que corresponde a lo que Fierre Janet llamó:
sentimiento catastrófico. Este sentimiento frecuente en los melancólicos, es resultado de una
perturbación instintiva por exaltación emocional displacentera, que anula a tal punto el deseo de
vivir que llega a la desaparición del instinto de conservación del individuo. Así culminan las vivencias
intensamente des-placenteras que embargan a la personalidad, la cual termina por verse convertida
en una ruina y en una carga para los demás; con esto germina la idea de suicidio que obedece a un
fin altruista y a favor del instinto gregario o social.

Después de estas consideraciones sólo podemos afirmar que el instinto es indivisible y que no
cabe otra denominación que la de instinto de conservación. Sin embargo, con un criterio práctico,
conviene efectuar una clasificación del instinto, teniendo en cuenta para ello los caracteres más
salientes que diferencian a sus diversas manifestaciones.

En las numerosas clasificaciones efectuadas se consideraron infinidad de detalles que han


contribuido a multiplicar grandemente las subdivisiones del instinto. Pero, como se trata en realidad
de aclarar conceptos y simplificar, nos atendremos a una clasificación que sólo tenga en cuenta las
tres formas principales de sus manifestaciones. Tales son:

1º) Instinto de Nutrición.

2º) Instinto Sexual o de Reproducción.


3º) Instinto Gregario o Social.

1º) Instinto de nutrición: Constituye una de las manifestaciones más palmarias del instinto de
conservación relacionado con la imperiosa necesidad de ingerir alimentos. Necesidad que se halla
condicionada por estímulos fisiológicos como el apetito, el hambre y la sed, así como por todos
aquellos mecanismos que intervienen en la adquisición e ingestión de los alimentos.

En el estado actual de la sociedad, dada la facilidad con que se obtienen los alimentos, es muy
difícil que se pongan en evidencia las manifestaciones intensas y ruidosas del instinto de nutrición.
Únicamente se ha visto surgir este instinto con toda su crudeza en las épocas de penurias y de
hambre que han debido soportar algunos pueblos, provocando en los hombres la necesidad de
luchar para obtener su sustento.

Consecuencia de la facilidad señalada es que, cuando en una persona se manifiesta


intensamente, el instinto de nutrición aparezca modificado en su forma. Esta modificación da lugar
a la aparición del llamado instinto de propiedad, con la tendencia a atesorar y guardar para sí; mani-
festación evidente del deseo de bienestar y previsión para el futuro con que se revela el instinto de
conservación del individuo.

2º) Instinto sexual o de reproducción: La forma sexual del instinto es la más vigorosa de cuantas
se conocen. Consiste en la imperiosa necesidad de buscar al sexo opuesto, obedeciendo al mandato
ancestral de perpetuarse por medio de la procreación. Nuevamente se manifiesta el instinto de
conservación bajo la forma de "conservación de la especie". Esto último constituye la razón del gran
vigor e intensidad de sus reacciones.

3º) Instinto gregario o social: La forma gregaria o social del instinto se manifiesta por la tendencia
que mueve a los hombres a constituir agrupaciones, conviviendo en sociedad.

Desde tiempo inmemorial los hombres se han reunido en familias, tribus, pueblos y naciones
mancomunando, en esa forma, sus esfuerzos para defenderse de las inclemencias de la naturaleza
y de los ataques de otros hombres. Se trata pues de una nueva manifestación del instinto de
conservación, desde que la convivencia en sociedad asegura la defensa individual y colectiva.

Por estas manifestaciones el instinto busca satisfacer las necesidades que aseguran la
supervivencia y conservación de la personalidad somática: por intermedio de la sed reclama la
necesidad de líquidos; la necesidad de ingerir alimentos está .asegurada por estímulos vigorosos
comp el apetito y el hambre; la necesidad de reparar los estados de fatiga, mediante los mecanismos
que estimulan el sueño. De la misma manera, hallaremos numerosos estímulos fisiológicos que, en
una u otra forma, tratan de preservar o reparar las energías necesarias para fortalecer y conservar
la vitalidad física del individuo. El instinto de conservación es siempre el que prima.

Pero no termina aquí la misión del instinto; esos numerosos estímulos que nacen a nivel de las
más variadas regiones de la economía humana originan, además de las reacciones naturales que
provocan las respuestas a las necesidades de la máquina humana, una serie de vivencias afines con
dichas reacciones. Estas vivencias tendrán un contenido agradable o desagradable según el grado
de satisfacción o insatisfacción de las necesidades vitales, como también según la facilidad con que
se las asegure o los impedimentos que puedan oponerse a tales fines.
Teniendo en cuenta una resultante final de todas las reacciones orgánicas se obtendrá un matiz
general agradable o desagradable, placentero o displacentero, que representará el panorama
afectivo general en que deba actuar la personalidad en diferentes momentos de su existencia. De
acuerdo con ese trasfondo afectivo serán también las resultantes que determinarán la actividad
general de la personalidad, en más o en menos, según que el estado tímico sea placentero o
displacentero. En el instinto bien diferenciado, con su función regente sobre la vida órgano-
vegetativa y activo-afectiva, se vislumbra la individualización del yo, pero bajo la forma de un yo
genérico que trasunta la idea de generalización; es el yo común a la especie, al que por tal razón se
le ha llamado: yo filogenético. Vale decir que el yo filogenético es el yo instintivo, o sea, el yo
heredado, el núcleo primitivo, con el que se nace y sobre el que se asienta y se edifica la personalidad
futura.

Cuando, al nacer, el individuo abandona el claustro materno, el organismo comienza su vida


independiente por la rotura de los lazos inmediatos que durante la gestación han mantenido y
supeditado su vida orgánica al somatismo materno. Se produce el despliegue de los campos
pulmonares y con el comienzo de la función respiratoria se sincroniza todo el funcionalismo orgánica
del nuevo ser. En ese momento despierta el yo filogenético, para impulsar toda la vida del individuo
mediante la actuación de todos los mecanismos y resortes que le aseguran la evolución y
supervivencia en el medio ambiente. Esto significa que todos estos estímulos, que obran sobre el yo
filogenético para movilizar a las fuerzas instintivas, nacen de las reacciones biológicas que se
suscitan como corolario de la entrada en función de todo lo somático.

Dichas influencias son múltiples y de variado orden, físicas, mecánicas, eléctricas, especialmente
bioquímicas, con extraordinaria importancia y predominio de las de naturaleza hormonal, que
gobiernan el sutil y complejo mecanismo regulador neuroendocrino, el cual desempeña un papel
muy importante y ocupa una posición preeminente en la marcha normal de la vida somática.

Por consiguiente, todos los procesos de la vida orgánica ejercen una marcada influencia sobre el
yo instintivo. En primer lugar debe tenerse en cuenta la repercusión psíquica de todo ese mecanismo
fisiológico, que ya mencionamos, y que se expresa por el sentimiento de placer o desplacer
dependiente de la normalidad o anormalidad de esas funciones; es lo que se denomina: sentimiento
vital.

Con la participación de estos nuevos elementos, el yo filogenético deja de ser aquel primitivo
núcleo instintivo, se presenta modificado por lo fisiológico y adquiere nuevas modalidades que lo
alejan un tanto de la noción de especie, a la vez que le asignan una mayor individualidad,
transformándose en lo que se ha llamado el yo fisiológico o temperamento.

En consecuencia y frente a la necesidad de definir el temperamento diremos: "El temperamento


es la resultante del instinto modificado por la acción de lo fisiológico, que imprime a sus
manifestaciones determinadas modalidades en directa dependencia del sentimiento vital".

El sentimiento vital proporciona el terreno o panorama afectivo general, que será placentero o
displacentero, con las diversas variantes que resultan de las numerosas modificaciones biológicas
impuestas a cada individuo por las reacciones fisicoquímicas que el fisiologismo determina.

Concretando y simplificando: "El temperamento expresa la forma de ser del individuo según la
manera como reacciona el instinto de acuerdo con las disposiciones somáticas del mismo".
En resumen llegamos a la conclusión de que el instinto o yo filogenético pertenece a la especie,
mientras que el temperamento o yo fisiológico pertenece exclusivamente al individuo.

Al ocuparnos del temperamento es muy importante tener en cuenta Ja constitución morfológica.


Importancia que no se debe solamente a las características somáticas en sí, con todas las
particularidades individuales que contribuyen a delinear la personalidad en su aspecto somático,
sino también a todo aquello de carácter familiar que la herencia se encarga de transmitir, es decir
todo lo que, para la integración de la personalidad, concierne al genotipo.

Recordamos que, en los últimos años, las escuelas alemanas han hecho especial hincapié sobre
la relación estrecha que existe entre la constitución somática y las diversas predisposiciones y
reacciones psicológicas de las personas. Asimismo han destacado la importancia de la constitución
somática en lo que respecta a la predisposición a padecer determinadas psicosis.

Entre los investigadores alemanes fue Kretschmer el que más se ocupó de este asunto. Estableció
una clasificación tipológica, con el concurso de medidas antropométricas precisas más un minucioso
estudio somático y psíquico, que le permitieron individualizar los cuatro tipos corporales siguientes:

1º) Tipo Leptosómico: Este tipo corporal coincide morfológicamente con el microesplácnico de
Viola, el longilíneo de Pende, el tísico de Lan-douzy y el asténico de Stiller.

El vocablo leptosomo etimológicamente significa: lepto, delgado; soma, cuerpo; cuerpo delgado.
La característica fundamental del tipo leptosómico es el predominio del diámetro longitudinal sobre
los restantes diámetros; característica que vemos repetida en cada una de las partes del cuerpo.

Describiremos el tipo leptosómico en concordancia con lo que dice Kretschmer: 1) Personas


delgadas que, por el predominio del diámetro vertical, aparentan ser más altas de lo que realmente
son. 2) Piel pálida, delgada y de muy escaso panículo adiposo. 3) Cintura escapular estrecha,
suspendiendo a los miembros superiores delgados, de musculatura pobre, con manos alargadas y
de huesos delgados. 4) Tórax alargado y aplanado por la exigüidad del diámetro ánteroposterior con
ángulo epigástrico agudo.

5) Vientre sin panículo adiposo, delgado y plano, en ocasiones deprimido.

6) Miembros inferiores alargados y de huesos delgados, con las mismas características que los
superiores. Debemos recordar la tendencia a la cianosis de las partes distales de ambas
extremidades. 7) Cráneo de perímetro reducido. 8) Cara alargada, estrecha, pálida, con la frente
inclinada hacia atrás, nariz grande, proporcionando al conjunto un perfil angular que se ha dado en
llamar perfil de pájaro.

2º) Tipo Atlético: De acuerdo con Kretschmer el tipo atlético se caracteriza por el predominio del
diámetro transverso sobre los restantes. Sus caracteres más notorios son: 1) Gran desarrollo del
esqueleto y del aparato muscular. Tegumentos gruesos abundantemente desarrollados. 2) Su talla
oscila entre mediana y alta. 3) Cintura escapular muy ancha, con hombros salientes. 4) Tórax amplio
y abombado. 5) Abdomen tenso. 6) El conjunto del tronco tiene la forma de un trozo de cono
invertido, debido a que la cintura pelviana es relativamente estrecha comparada con el gran
desarrollo de la cintura escapular. 7) Miembros largos, robustos y en los que el aparato muscular
presenta un marcado desarrollo. 8) Cuello largo y grueso, dibujándose los relieves musculares.
3º) Tipo Pícnico: Caracterizado por el predominio del diámetro ánteroposterior sobre los
restantes, de lo que resulta un marcado desarrollo de los permímetros cefálico, torácico y
abdominal. 1) Talla mediana. 2) Cara ancha, propensa al enrojecimiento y con tendencia a la
acumulación de tejido adiposo debajo del mentón. 3) Cráneo amplio, de tipo braquicéfalo, con
calvicie precoz. 4) Cuello corto y grueso. 5) Tórax amplio y abombado, ensanchando grandemente
su perímetro hacia la base. 6) Abdomen voluminoso con gran acumulación de tejido adiposo. La
curva de la prominencia abdominal se pronuncia desde temprana edad. 7) Extremidades más bien
cortas.

4º) Tipo Displásico: Displásico significa etimológicamente mal conformado.

Este grupo engloba a todos los tipos morfológicos cuya característica es la falta de armonía entre
las partes, por lo que resultan desproporcionados, toscos, groseros en sus líneas y fuera de lo
común; difieren notoriamente de los tipos medios antes señalados.

En el grupo de los displásicos Kretschmer considera a tres subtipos, cada uno de los cuales
presenta a su vez diversas variantes.

A) Gigantes Eunucoídes: cuyos caracteres más salientes son: 1) Miembros muy largos en
desarmonía con la estructura del individuo. 2) Conformación femenina de la pelvis. 3) Frecuentes
hipoplasias genitales.

B) Adiposos Pluriglandulares y Eunucoides: en los que se observa una marcada adiposidad


hipofisaria con hipoplasia genital.

C) Hipoplásicos e Infantiles: la hipoplasia puede ser generalizada, o bien localizada en algunos


sectores del cuerpo.

Los cuatro tipos morfológicos fundamentales expuestos por Kretschmer y que acabamos de
considerar, constituyen los tipos puros; pero son numerosos los individuos en los que se pueden
observar, entremezclados con los caracteres de su constitución básica, caracteres pertenecientes a
otros tipos constitucionales; esto origina una gran variedad de subtipos.

Kretschmer, después de pacientes investigaciones, llegó a las siguientes conclusiones:

1º) Entre los tipos leptosómicos y los atléticos se encuentra el mayor número de los
esquizofrénicos, en un porcentaje aproximado del 66 %; en cambio entre los pícnicos sólo se observa
esquizofrenia en un 23 %.

2º) Entre los pícnicos se halla el mayor número de psicosis maníaco-depresivas, en una
proporción de 67 %; en los leptosómicos y atléticos sólo en un 12 %.

3º) En los displásicos es muy raro hallar psicosis maníacodepresiva; dándose la esquizofrenia en
una proporción del 11 %.

4º) Como consecuencia existe una gran afinidad biológica entre la constitución pícnica y la
predisposición a enfermar de psicosis maníaco-depresiva. Por otra parte existe afinidad entre las
constituciones leptosómica, atlética y displásica y la predisposición a enfermar de esquizofrenia.
Finalmente es muy pobre la afinidad entre picnicismo y esquizofrenia; así como entre leptosomía y
psicosis maníacodepresiva.

El mismo autor, con un criterio estrictamente constitucionalista, considera a las psicosis como
derivadas de las constituciones somatocaracterológicas normales. Siguiendo esta concepción
emprendió el estudio minucioso de familias, tanto desde el punto de vista somático como
psicológico, llegando a establecer dos tipos temperamentales que oscilan entre lo normal y lo
patológico, y en los que se hallan en potencia los síntomas psíquicos característicos de las dos
psicosis: maníacodepresiva y esquizofrénica, denominándolos respectivamente: tipo cicloide y tipo
esquizoide.

Avanzando en el estudio de la personalidad observamos cómo se escalonan una serie de


importantes factores que, al sumarse y complementarse, establecen modificaciones en el yo-
filogenético y en el yo fisiológico. De esa manera es como se elaboran y se plasman los diversos tipos
temperamentales, dos de los cuales, el cicloide y el esquizoide, acabamos de mencionar.

Los tipos temperamentales, cuya clasificación es el resultado de pacientes estudios sobre


numerosos individuos, constituyen en realidad tipos patrones; a uno u otro se pueden asimilar, con
mayor o menor aproximación, las personas sometidas al examen psíquico. En efecto, nuestra expe-
riencia nos asevera y confirma que existen tantas variantes temperamentales como individuos sean
examinados. Esto impide clasificar a cada persona exactamente en un tipo temperamental
preestablecido, desde que cada una forja y posee el propio.

Repetimos que son incontables los factores individuales, tanto de orden fisiológico como
constitucional, que concurren para la formación del temperamento. Interviene, además, un
determinado número de factores, también individuales, secundarios a la repercusión psíquica de las
reacciones que los factores fisiológicos y constitucionales determinan sobre las fuentes instintivas
activo-afectivas. Estos factores psicológicos también dan lugar a variantes temperamentales.

Entre los factores psicológicos conviene tener en cuenta a aquellos que los autores franceses
Delmás y Boíl llamaron disposiciones activo-afectivas. Estas disposiciones naturales son las que, por
su mayor o menor predominio o por ausencia, pueden dar lugar a determinadas características y
tipos temperamentales.

1º) Consideraremos en primer término a la disposición actividad. Según que la misma se halle en
más o en menos se tendrán temperamentos vivaces y con tendencia a la excitación, o, por el
contrario, temperamentos apagados y con tendencia a la depresión. Con esta disposición coincide
el tipo cicloide.

2º) Otra disposición importante es la bondad; los seres humanos en infinita graduación, se hallan
más o menos bien dotados. Los individuos carentes de bondad conforman el tipo perverso.

3º) La disposición avidez. El exceso de avidez da lugar a temperamentos en los cuales se destaca
la sobrevaloración e hipertrofia del yo; es el tipo paranoico.

4º) En algunas personas existe un marcado predominio de la disposición emotividad. Se trata de


temperamentos frágiles y fácilmente emocionables; responden al tipo hiper emotivo.
5º) Delmás y Boíl señalan, además, la disposición que denominan sociabilidad. Estos autores
afirman que el exceso de sociabilidad coloca al individuo en el terreno de la ficción, surgiendo poco
a poco la tendencia al engaño, al embuste, a lo imaginativo y a la fabulación. Estos temperamentos
responden al tipo mitómano.

No discutimos la exactitud de lo que aseveran Delmás y Boíl; pero si admitimos que es verdad en
ciertos casos, también creemos que en otros, aun cuando exista exceso de sociabilidad, se requiere,
junto a esa disposición, determinado grado de fragilidad y pobreza mental, y juicios poco vigorosos
que permitan a la imaginación fraguar hechos y situaciones falsas. Prueba de ello es que existen
mitómanos en los que la sociabilidad es escasa.

El profesor argentino Gonzalo Bosch agrega dos disposiciones más a las establecidas por los
autores franceses; son la fatigabilidad y la cohesión.

6º) El exceso de la disposición fatigabilidad determina temperamentos fácilmente fatigables,


tanto psíquica como físicamente. Estos temperamentos responden al que Bosch denominó tipo
Hipofrénico-asténico.

7º) Cuando se halla en merma la disposición cohesión se tienen temperamentos que muestran
gran laxitud en los mecanismos normales de contención de la psique, con marcada» tendencia a la
escisión. Estos caracteres se observan en el tipo esquizoide que ya mencionamos.

Insistimos una vez más en que estos tipos temperamentales, la generalidad de las veces, no son
absolutamente puros. En efecto, en la formación del temperamento intervienen múltiples factores,
a los que se agregan caracteres propios de diferentes tipos temperamentales, lo que convierte en
ardua y compleja la tarea de ordenar en un casillero la gran variedad de temperamentos.

Ahora bien; a medida que el hombre realiza su evolución en el medio social, se multiplican
extraordinariamente las variantes individuales. Es decir que cada individuo con su base
temperamental debe ser considerado actuando dentro de la matriz, social. Es en el seno de la
sociedad donde se ve obligado a ajustarse a ciertas normas de conducta, reglas y leyes, que la
convivencia social impone y cuya transgresión significa severas sanciones y represiones. El hombre
con su temperamento, tal cual ha sido integrado por lo filogénico y lo constitucional, será sometido
a la obra de amasamiento y modelación mediante las inhibiciones sociales que, poco a poco,
suavizan la brusquedad de sus reacciones, con lo que se va transformando a medida que adquiere
nuevos matices.

Dicha transformación se opera gracias a la indispensable colaboración de la inteligencia, que se


convierte en el artífice de la evolución y progreso de la personalidad humana. A' la inteligencia le
debe el hombre su avance, allanando y superando paulatinamente todas las dificultades. Ella le
permite alejarse de lo material y concreto, hasta alcanzar planos psicológicos tanto más elevados
cuanto más se lo permite el caudal intelectual que posea. De esta manera el temperamento, por
obra de lo social y bajo el acicate de la inteligencia, se transforma en carácter o yo psicológico.

El carácter representa la manera de ser y reaccionar del individuo en el ambiente social donde la
vida lo haya llevado a actuar.
Desde que las definiciones son siempre engorrosas y difíciles, para fijar bien y aclarar los
conceptos consideraremos las diferencias entre instinto, temperamento y carácter, a la vez que
tendremos una visión de conjunto sobre la forma cómo se integra la personalidad.

Ya dijimos que el instinto o yo filogenético pertenece a la filogenia y es común a la especie, es


decir carente de individualización. Con el nacimiento y la iniciación del funcionalismo somático surge
el temperamento o lo fisiológico, con lo que se .origina Ja individualización; el temperamento
representa la manera de ser del individuo según la forma como reacciona el instinto de acuerdo con
las características somáticas. A su vez el carácter representa la forma de ser y reaccionar del
individuo dentro de la matriz social y de acuerdo con su capacidad intelectual; es decir que, el
carácter es la resultante de todo lo temperamental amoldado y sujeto a la nueva situación que la
sociedad le impone.

Por lo tanto, el temperamento es, por así decir, más rígido, toda su energía se manifiesta bajo la
forma impulsiva, que es la típica expresión del instinto. El carácter, en cambio, es mucho más sutil
en sus manifestaciones, de reacciones más suaves, desde que se hallan sujetas a la supervisión de
la inteligencia que las reprime enérgicamente. Por esta razón es que, cuanto más caudalosa sea la
inteligencia de la persona tanto más numerosos serán sus matices caracterológicos, que se
multiplican en el campo espiritual.

Paso a paso hemos seguido la forma como se integra la vida psicológica hasta adquirir el más
alto grado de individualización, que culmina con la noción de personalidad. La personalidad humana
constituye una totalidad, que resulta de la integración de diversos factores de diferente procedencia
que, por la conjunción de sus características, contribuyen a que la misma adquiera el más alto grado
de diferenciación. Cada uno de esos factores que integran a la personalidad, se suman, se
complementan y se compenetran entre sí, resultando de ello una unión indisoluble. Su separación
sólo se concibe con la desintegración y la muerte de la personalidad.

Gracias al extraordinario grado de individualización, cada persona es consciente de que


constituye una entidad inconfundible en el mundo en que vive y del que forma parte, pero, según
se lo transmite la noción de individuo, gozando de completa autonomía, con lo que se coloca frente
al mundo y no como involucrado en un todo común con él. Esta misma noción da, a cada persona,
conciencia de que es diferente de las demás, como asimismo de que las restantes personalidades
son diferentes entre sí, a pesar de las numerosas similitudes que existen entre ellas.

Los factores que confieren las características individuales son de dos órdenes: físicos y psíquicos.
En el orden físico hay que tener en cuenta a todos aquellos caracteres que permiten y facilitan la
identificación física de una persona, entre los que los rasgos fisonómicos se adjudican el papel de
mayor importancia. También los defectos físicos se deben tener en cuenta para establecer
características personales, ya sean defectos congénitos o adquiridos en el transcurso de la vida por
alteraciones patológicas o traumáticas que dejan rastros indelebles.

Los caracteres de orden psíquico son los que presentan mayor interés, desde que son los que
dan la expresión más acabada de la personalidad. Deben ser considerados, en este orden, todos los
elementos y rasgos de naturaleza psicológica que conocemos; todo lo instintivo que se amalgama
con lo temperamental para formar el núcleo primitivo sobre el que se afirma la personalidad
definitiva. Ésta se moldea en el ambiente social, adquiriendo la múltiple facetación caracterológica,
con tantas más variantes psicológicas cuanto' lo permita la capacidad intelectual. La inteligencia
facilita la evolución del individuo, mediante los impulsos procedentes del núcleo instintivo activo-
afectivo, gestor de todos los deseos, inclinaciones y tendencias de la personalidad.

Del análisis de lo expuesto surge nítidamente un doble aspecto de la personalidad: 1) El primer


aspecto está dado por todo aquello que el sujeto posee en potencia cuando nace, es decir lo
instintivo y temperamental exento de toda elaboración que lo modifique. Es lo que se conoce por
personalidad estática. 2) El segundo aspecto se evidencia cuando la misma personalidad inicia su
evolución dentro de la matriz social. Es lo que se ha llamado personalidad dinámica.

La trayectoria que el individuo efectúa en el medio social, es lo que el Prof. Gonzalo Bosch llamó
arco biológico evolutivo e involutivo de la personalidad humana. El recorrido de ese arco biológico
comienza con el nacimiento cuando el individuo, abandonando la matriz humana, pasa a la matriz
social; en su transcurso se suceden diversas etapas.

1º) La primera etapa abarca el período que corresponde a la primera y segunda infancia. Durante
ese tiempo el niño crece realizando el acopio de conocimientos, hasta donde se lo permita el grado
de desarrollo alcanzado y el caudal de su inteligencia.

2º) La segunda etapa corresponde a la pubertad y la juventud. Durante la misma continúa la


adquisición de conocimientos en gran escala, ya sea en el campo del estudio, como en el aprendizaje
de los oficios y tareas a que el hombre se dedique. No debemos olvidar que durante esta etapa
acontece un hecho de gran trascendencia y proyección en la vida de la personalidad: la iniciación de
la vida sexual por impulso de una nueva actividad de las glándulas genitales, con intensa repercusión
en la afectividad y la actividad general del ser. Durante las dos primeras etapas de la vida, la memoria
es la función intelectual que se muestra más activa. Esto se explica por la copiosa captación y fijación
del bagaje de conocimientos, de orden general primero y especializados después, según sean las
actividades hacia las que el individuo se incline.

3º) La tercera etapa corresponde a la edad adulta, cuya importancia reside en la reproducción y
perpetuación de la especie. Es, además, la época de la madurez psíquica que se traduce en una
fecunda producción intelectual y material y en el máximo rendimiento útil del individuo. En este
período la función intelectual de mayor actividad es la imaginación que participa de todas las
elaboraciones, ya sea en el campo intelectual puro como en todos los órdenes de la actividad
humana.

4º) La etapa del climaterio que a semejanza de la pubertad, constituye un período de transición.
Con él se inicia la curva descendente; al comienzo casi imperceptible va jalonando invariablemente
la marcha involutiva de la personalidad. Físicamente se inicia el apagamiento de la sexualidad que
se extinguirá en un plazo muy variable de una persona a otra. Simultáneamente, en el orden
psíquico se inicia el período del reposo espiritual y de la reflexión serena, sin que en ningún
momento se perciba déficit mental. A esta altura de la vida se alcanza la más completa madurez
psíquica par la suma de los conocimientos adquiridos y las experiencias pasadas en el transcurso de
la vida. El juicio es la función más activa.

5°) La última etapa del recorrido es la vejez. Decir vejez equivale a involución psíquica y física de
la personalidad, que progresa irremediablemente hasta la muer*e del hombre el cual abandona la
"matriz social" para pasar a la matriz cósmica.
Además, debemos tener presente que, durante el transcurso de toda la existencia, la
personalidad se mantiene invariable, siempre igual a sí misma, a pesar de los cambios
caracterológicos que imprima la evolución y del deterioro físico que el andar del tiempo pueda
acarrear. La memoria es la que permite conservar esta integridad de la personalidad al establecer
el nexo entre el pasado y el presente. Es gracias a ella que el hombre mantiene la unidad y
continuidad de su pequeño mundo, sintiéndose siempre el mismo en cualquier momento de su
existencia.

Avanzando en nuestro estudio en busca de una acertada definición de la personalidad, repetimos


que somos conscientes de las dificultades con que se tropieza, pero confiamos en que, concretando
en una definición los conceptos vertidos, se podrá tener una noción más acabada de la esencia
misma del hombre.

Ante todo consideramos a la personalidad como la resultante de la conjunción de diversos


factores, que configuran distintos aspectos de la misma.

1º) El aspecto físico, en el que se involucran las características fisonómicas que la herencia
transmite al individuo más lo adquirido, en el orden somático, durante el transcurso de la existencia.
Estos caracteres permiten la individualización física de cada persona por rasgos particulares, que las
hacen inconfundibles entre sí. Como prueba de esta afirmación recordamos la identificación
personal por las impresiones digitales, cuya repetición aún no se ha dado.

2º) El aspecto -psíquico-anímico de la personalidad, proporcionado por el núcleo instintivo,


común a todos los hombres y trasmitido por la herencia filogenética.

De allí surge la primitiva fuente de la afectividad del individuo, fuente donde se vierten las
tendencias, inclinaciones, deseos y emociones que alimentan la vida afectiva y la conducta del
hombre. En ese punto se hace bien notorio el ensamble de lo físico con lo psíquico, debido a la activa
participación del fisiologismo somático que actuando sobre la fuente instintiva activo-afectiva le
imprime características particulares. Esto determina la creación de un estado afectivo de orden
general, a la manera de una pantalla panorámica receptora de los estímulos e impactos de la vida
de cada ser, y que al mismo tiempo, da el grado y carácter de la reacción que aquéllos provocan.
Esta influencia es recíproca; es factible comprobar la extraordinaria importancia que todo lo
psíquico tiene sobre lo somático, reciprocidad que obliga a admitir la correlación entre lo psíquico
y lo somático, asegurado por una doble corriente: la psicosomática y la somatopsíquica. En esta
correlación desempeña, indiscutiblemente, un papel de importancia el sistema vegetativo
neuroendocrino, que domina en este campo de la personalidad humana.

Como consecuencia de la compenetración psicofísica con todas sus correlaciones se establece el


humor o estado de ánimo habitual del individuo, lo que representa en última instancia el
temperamento, que no es otra cosa que el aspecto psíquico-anímico de la personalidad. Esta vida
anímica es regida por los centros nerviosos hipotalámicos que tienen bajo su dependencia la vida
de los órganos que aparece como una actividad subconsciente, pero que, en cualquier momento y
por diversas circunstancias, puede hacerse súbitamente consciente ocupando el campo de la
actividad psíquica superior.

3º) El tercer aspecto de la personalidad, el de mayor jerarquía, es el que llamaremos: psíquico-


espiritual y que concierne al plano espiritual.
En este nuevo aspecto surgen en primer plano la inteligencia, verdadera esencia del hombre,
única capaz de jerarquizar a las funciones psíquicas superiores: conciencia, juicio, razón y creación,
que hacen del hombre el ser superior de la tierra.

No existe nada más abstracto que la inteligencia en el conglomerado de factores que concurren
a integrar la personalidad y que gravite en forma más destacada para dar un sello definitivo a la
misma. En efecto, cuando nos referimos a la inteligencia de un individuo determinado no nos es
posible desligarnos del concepto de personalidad. Nunca tendremos un concepto acabado de aquél
mientras no podamos aquilatar su caudal intelectual, de lo que deducimos que, si bien todo es de
un valor incalculable en la psique, la inteligencia es soberana sobre todos los factores que la
integran.

Por estas razones nuestro criterio nos inclina a pensar que la definición de la inteligencia engloba,
en parte, a la definición de la personalidad. Siguiendo a Stern podemos decir: "la inteligencia
permite la solución de cuanto problema o situación nueva se plantean al individuo". Agregaremos
que la inteligencia constituye un núcleo que se incrusta en la personalidad, con la que forma un todo
único y a la que modela con características particulares que le confieren individualidad. La
inteligencia impregna toda la psique, estimula la evolución del individuo que, poco a poco, supera
todos los planos hasta alcanzar los más elevados, a medida que se aleja de lo concreto y adquiere
mayor autonomía cuanto más aumenta su radio de acción. Merced a esa evolución es como la
personalidad humana llega a la conquista de la autoconducción y de la autodeterminación, porque
la inteligencia le confiere una comprensión y una crítica lógica, rectoras de una moral y una conducta
que facilitan su libre desplazamiento en el ámbito social.

La inteligencia interviene activamente en todas las manifestaciones de la vida superior o


espiritual del hombre, compenetrándose tan íntimamente que resulta imposible deslindar lo que es
la personalidad de lo que es la inteligencia, al extremo que pensamos que al decir: esta inteligencia,
decimos: "esta personalidad". Dicho con otras palabras, la inteligencia es la que nos facilita la vida
psíquica superior, porque involucra las tres capacidades que generan y rigen toda la vida psíquico-
espiritual del hombre: capacidad de comprensión, de crítica y de creación.

a) La comprensión nos permite la adquisición de los conocimientos, ya que antes de ser


asimilados deberán ser comprendidos, primer paso hacia la correcta elaboración intelectual. La
inteligencia hace entrar en actividad y se vale de funciones psíquicas como la atención, la
sensopercepción y la memoria para comprender. En realidad percibir es comprender. Merced a la
elaboración intelectual de la comprensión un objeto captado por la sensopercepción en su forma
adquiere, con los datos que por asociación aporta la memoria, los atributos o cualidades que sirven
para su individualización, con lo que se tendrá una idea o concepto definitivo del mismo. Así se va
integrando el capital cognoscitivo, tanto para las cosas concretas como para las abstractas.

La comprensión es un fenómeno intelectual complejo que sólo se lleva a cabo con la participación
y contribución de toda la psique. En efecto, la comprensión de un hecho o situación nueva sólo se
logra mediante la comparación con los elementos de nuestro conocimiento almacenado, proceso
que nos permite valorar lo nuevo al relacionarlo e identificarlo con el material anteriormente
asimilado.

b) Para lograr la correcta comprensión es necesaria la participación de otra de las


manifestaciones de la inteligencia: la capacidad de crítica.
El juicio o crítica actúa relacionando, identificando, comparando y valorando, lo que le permite
aceptar o rechazar cada uno de los conocimientos que son sometidos a su revisión y llegar a una
conclusión cabal entre los diversos conceptos. Como el juicio ordena y adapta los conocimientos
según la capacidad del individuo, el valor de los juicios se convierte también en una característica o
sello de la personalidad. Ésta es la razón por la que un conocimiento se nos muestra bajo distintos
aspectos, de acuerdo con los diversos juicios a que ha sido sometido; en efecto, es imposible
encontrar a dos personas con coincidencia total de juicios y pensamientos, de lo que resulta la
dificultad para obtener acuerdo entre los hombres.

En definitiva, todo el material del conocimiento, para ser asimilado, debe ser previamente
supervisado por el juicio que, al elaborarlo, conduce a su comprensión.

c) Finalmente, la inteligencia culmina por la capacidad de creación. La imaginación creadora es


una función psíquica superior; ella puede crear nuevos conceptos mediante el manejo de los
conocimientos que forman el acervo intelectual personal.

La creación interviene en todos los órdenes de la actividad humana, desde el juego de los niños
hasta las obras más grandiosas y los pensamientos más elevados del ingenio humano.

Como la comprensión, la creación tampoco trabaja independientemente, su íntima colaboradora


es la crítica que, al arribar a una conclusión, acepta o rechaza lo creado. La crítica se convierte por
ello en un elemento de primordial valor para la psique, puesto que controla no sólo aquello que
debe adquirirse desde el exterior, sino también lo que elabora la imaginación creadora.

A poco que nos detengamos a cotejar valores entre ambas formas de elaboraciones,
intelectuales: comprensión-crítica y creación Critica, se comprenderá la mayor importancia de la
segunda. La creación evidencia el vigor intelectual, patrimonio de cada individuo. Según sea ese
vigor, es decir, condicionada por los respectivos caudales intelectuales, la evolución de las personas
se detiene a distintos niveles. Esa variedad de valores se extiende desde las personalidades que sólo
están capacitadas para desempeñarse en los niveles más bajos, no pasando del plano de lo concreto,
hasta las capacidades para las creaciones geniales. La suma de todas estas capacidades nos
permitirá aquilatar el potencial intelectual del individuo.

Tras este breve estudio llegamos a la conclusión de que, en el aspecto psíquico-espiritual,


corresponde a la inteligencia dar caracteres definitivos a la personalidad. Mediante su actividad,
que rige todo el funcionalismo psíquico superior, el hombre penetra en el campo de la conciencia y
en el mundo de lo consciente.

La conciencia es la resultante de la actividad psíquica en cada instante de la vida; hace posible el


conocimiento de nuestra propia personalidad y del mundo que nos rodea. Gracias a ella tenemos
noción de una situación especialísima y muy personal que ha sido llamada: estado de conciencia.
Por ese estado somos conscientes de nuestra personalidad y de nuestra posición frente al mundo
en cada instante del acontecer psíquico.

El estado de conciencia es de extraordinaria y constante movilidad, jamás permanece estático,


debido, sobre todo, a las continuas modificaciones que produce la sensopercepción con sus
múltiples y variables captaciones durante la vigilia. Podríamos decir, para aclarar el concepto, que
la conciencia hace las veces de gabinete de trabajo de la psique; a ella llega para ser sometido a las
elaboraciones psíquicas pertinentes, todo el material recogido por la sensopercepción así como el
aportado por la memoria y la imaginación. En ella se hacen conscientes todos nuestros cono-
cimientos, todos nuestros estados afectivos bajo la forma de sentimientos y pasiones, y todos los
actos que condicionan nuestra conducta. Por lo tanto, la conciencia no es otra cosa que el registro
permanente de toda la existencia de la persona.

Si recordamos que el mundo de la actividad subconsciente, regido por los centros de la vida
vegetativa puede, en determinadas circunstancias, caer en el campo de lo consciente,
comprenderemos que en la conciencia no sólo se hace consciente la vida psicológica sino también
la vida orgánica. Estas experiencias son las que transmiten al hombre una perfecta noción del yo y
de su orientación tempero-espacial, por lo que, gracias a la conciencia, el hombre sabe que existe,
quién es, dónde está, qué momento vive, qué piensa, qué desea y qué hace.

Para terminar y antes de definir a la personalidad, corresponde destacar que el hombre no es


simplemente instinto y soma; constituye una entidad mucho más compleja. En efecto, por sobre lo
físico e instintivo existe algo mucho más elevado, de gran jerarquía y sutileza, que se revé- la en su
conciencia, en su razón y en su inteligencia; el hombre es, en definitiva, cuerpo, mente y espíritu.

Nuestro concepto definitivo de la personalidad lo expondremos en la siguiente definición:

"La personalidad humana es la resultante de una compleja conjunción de factores y disposiciones


que la herencia ancestral transmite a la especie, los que amalgamados a los caracteres somáticos
constituyen la unidad psicofísica sobre la que asienta la inteligencia, que la impulsa a la evolución
psíquicoespiritual, alcanzando, merced a la crítica y la razón, el ámbito de lo consciente, la
autoconducción y la autodeterminación".

PSICOPATOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD

Considerar a la personalidad humana desde el punto de vista de la psicopatología, presupone


tener en cuenta dos aspectos diferentes.

1º) En primer término consideramos todos los factores y disposiciones que, con sus variantes,
concurren a la integración de la personalidad, o sea todo lo concerniente a lo instintivo, lo
temperamental, lo caracterológico y ambiental, con el agregado de lo que atañe a la inteligencia.
No interesan, bajo este aspecto, las pequeñas variantes que individualizan y distinguen entre sí a las
personas, sino las grandes variantes que dan lugar a la formación de tipos patrones bien definidos,
que, sin llegar a ser netamente patológicos, tampoco encajan dentro de los límites de la normalidad.
A estos tipos debemos abarcarlos con la denominación general de: defectos constitucionales de la
personalidad; a ellos pertenecen las personalidades psicopáticas.

2º) En el segundo aspecto se consideran las alteraciones patológicas propiamente dichas de la


personalidad, las que pueden ser transitorias o producir modificaciones indelebles, pero que, en
todos los casos aparecen con caracteres inexistentes hasta el momento de su manifestación. Estas
modificaciones patológicas pueden darse en cualquier persona, tenga o no una característica
psicopática, es decir, que se trata de procesos patológicos de los que nadie se encuentra exento.
Reservamos para estos casos la denominación de "alteraciones patológicas de la personalidad".
Defectos constitucionales de la personalidad: personalidades psicopáticas

Corresponde aclarar, en primera instancia, que no existe, hasta ahora, ninguna clasificación
definitiva sobre las personalidades psicopáticas, al extremo de que cada autor tiene la suya propia.
En consecuencia, nosotros presentaremos sucesivamente, y por orden de importancia, las prin-
cipales personalidades psicopáticas por todos conocidas, nítidamente diferenciables e
inconfundibles en la gama infinita de las mismas. Por otra parte, aclaramos que estos tipos patrones
tampoco se encuentran en ab- soluto grado de pureza. Lo corriente es comprobar que, junto a un
determinado tipo patrón, interfieren y se superponen rasgos o caracteres que pertenecen a otros
tipos. De esta manera, las variantes se multiplican en forma exuberante haciendo imposible la
clasificación de todas ellas, tanto más si recordamos la gran importancia del caudal intelectual en el
sentido de imprimir innumerables matices a la personalidad.

A continuación estudiaremos las diversas personalidades psicopáticas, con especificación de los


rasgos que denuncian a cada una.

1º) PERSONALIDAD INSTINTIVA:

Las manifestaciones instintivas son, normalmente, propias de todas las personas, cualquiera sea
su grado de evolución. Pero, corrientemente, los actos instintivos predominan en los primeros años
de la vida, cuando recién se inicia la evolución del individuo, y en las personas que padecen una
detención del desarrollo psíquico. En estas últimas, la pobreza intelectual dificulta las inhibiciones
corticales, que en condiciones normales, someten a su elaboración y control a los actos instintivos.
Por obra de dichas inhibiciones, las manifestaciones del instinto son frenadas en sus reacciones
violentas; se suavizan, se moderan o transforman.

Sabemos que el instinto, con sus numerosas expresiones, tiene bajo su égida a todos los
mecanismos que rigen la vida subcortical o vegetativa, que vela por la integridad y conservación del
individuo y de la especie. Su forma de reaccionar es siempre automática, lo cual se explica porque
los mecanismos psicológicos y motores ya están perfectamente diferenciados desde el nacimiento.
Cuando el instinto desencadena su mecanismo con toda su violencia, sin la intervención psíquica
superior, su acción es conocida con el nombre de impulso o acto impulsivo.

Las personalidades en las que los actos impulsivos son irrefrenables e incontrolados son las que
llamamos: personalidades instintivas. Pertenecen a este grupo todas aquellas personas que tienen
cierto grado de insuficiencia en su evolución, y que, por su escaso vigor mental, se descontrolan con
suma facilidad. Descartamos de este grupo a los oligofrénicos profundos, que pertenecen al campo
de la patología. Los impulsos que padecen estas personalidades responden siempre a la
especificación del instinto; por esa razón son siempre iguales a sí mismos, lo que implica los mismos
movimientos, con el empleo de los mismos grupos musculares y, por ende, participando siempre
las mismas vías motoras.

Muchas veces ocurre, en estas personalidades, que el impulso no responde con exactitud a lo
que imponen las necesidades instintivas. El instinto se presenta, entonces, modificado en su esencia,
cambiado en sus actos específicos, empleando movimientos y vías motoras que no son las usuales,
por lo que los actos impulsivos resultan totalmente anómalos. Estas perturbaciones son las que se
conocen con el nombre de perversiones instintivas.
Las perversiones instintivas se pueden observar en todas las manifestaciones del instinto. Entre
las más frecuentes del instinto de nutrición figuran:

1) MALACIA: es el impulso de comer alimentos de una manera anormal, realizando mezclas


extrañas, con el agregado del empleo excesivo de condimentos raros. Se ha pensado que, en algunos
casos, pueda deberse a una carencia de vitaminas, respondiendo el instinto de nutrición con una
reacción anormal. Salvo estos casos, la malacia se halla en personalidades normales, como ocurre
con algunos histéricos.

2) PICA: perversión del instinto de nutrición, cuyo impulso lleva a la ingestión de substancias no
alimenticias, cuerpos extraños, tierra, tinta, papel, etc. Esta perturbación la hallamos en los
frenasténicos y dementes; en estos últimos por la debilitación psíquica.

3) COPROFAGIA: es una variedad de la anterior; el cuerpo extraño que se ingiere es el


excremento. Tanto la pica como la coprofagia pueden observarse en los niños pequeños no
oligofrénicos.

4) BULIMIA: el individuo se ve impulsado a ingerir alimentos con extraordinaria glotonería, en


forma desenfrenada, sin reparar en lo que ingiere, aunque se trate de alimentos en mal estado de
conservación. Es frecuente en los oligofrénicos y dementes.

5) DIPSOMANÍA: perversión que se manifiesta por el impulso irrefrenable de beber gran cantidad
de alcohol, ya sea puro, en distintas bebidas o en cualquier substancia que lo contenga.

Nos ocuparemos a continuación de las numerosas y frecuentes perversiones del instinto sexual:

1) SADISMO: la perversión instintiva se manifiesta por la impulsión irrefrenable a infligir


sufrimiento a la pareja, condición indispensable para obtener satisfacción sexual. En ocasiones, el
sufrimiento físico es reemplazado por actos que significan el avasallamiento, humillación y sumisión
de la pareja en el acto sexual, tal como orinar y excrementar sobre quien ha de ser instrumento de
goce sexual.

2) MASOQUISMO: caso inverso al anterior; la condición previa para obtener satisfacción sexual,
es la autolesión y el autosufrimiento.

3) EXHIBICIONISMO: aberración del instinto sexual que consiste en el impulso a descubrir y


exhibir los órganos genitales y zonas erógenas. Suele observarse en las personalidades instintivas y
en las psíquicamente debilitadas por el comienzo de un proceso demencial. Evidencia incapacidad,
timidez o temor de acercarse al sexo opuesto; esta dificultad, al desviar la acción instintiva normal,
induce a buscar, mediante la exhibición, la atención del sexo opuesto, lo que suele bastar para
obtener goce sexual, con frecuencia estimulado con la masturbación.

4) FETICHISMO : el instinto se satisface mediante el impulso que conduce a apoderarse de


prendas, objetos y pertenencias de la persona deseada. Esta perturbación es casi exclusiva del sexo
masculino. Entre los objetos que más frecuentemente desencadenan el orgasmo y satisfacción
sexual figuran los cabellos y prendas de vestir.
5) BESTIALISMO : La aberración consiste en el impulso al coito con animales. Es de observación
frecuente en los oligofrénicos a los que la insuficiencia los incapacita en su acercamiento y en sus
relaciones sexuales normales.

6) NECROFILIA: perversión que impulsa a la obtención de satisfacción sexual con cadáveres. No


sólo se refiere a la violación sexual de los mismos, sino también a diversas maniobras realizadas con
tal fin.

7) HOMOSEXUALIDAD: Es la perversión que impulsa a efectuar maniobras erotizantes y al coito


homosexual. Recordamos que el homosexual puede ser activo, pasivo, o con frecuencia, ambas
cosas a la vez.

Las perversiones del instinto gregario o social se manifiestan bajo las siguientes formas:

1) CLEPTOMANÍA: es la impulsión al robo, que se efectúa sin necesidad alguna y en forma


descontrolada.

2) IMPULSIÓN HOMICIDA: que puede observarse en algunos casos de psicosis epilépticas. Esta
agresión se produce en los estados crepusculares por estrechamiento de la conciencia.

3) IMPULSIÓN SUICIDA: que se observa en los melancólicos. En estos casos la perversión


instintiva se debe al sentimiento catastrófico que embarga a estos enfermos y que llega hasta la
anulación del deseo de vivir, que es el instinto mismo.

4) PIROMANÍA: es la impulsión incendiaria. Frecuente en los epilépticos, en cuyos estados


crepusculares se producen las agresiones gregarias descontroladas.

5) DROMOMANÍA: impulsión a la fuga; propia también de los epilépticos.

Para terminar recalcamos que, en las personalidades instintivas se pueden observar todas las
manifestaciones impulsivas del instinto y sus perversiones.

2º) PERSONALIDAD PARANOICA:

La personalidad paranoica tiene su raíz en la disposición activo-afectiva que Delmás y Boíl


denominaron avidez. Esta personalidad psicopática reviste gran importancia, no sólo por su
frecuencia sino por la gran difusión e interferencia de sus rasgos en otras personalidades, a las que
imprime caracteres especiales. Estudiaremos a continuación los caracteres que configuran a la
personalidad paranoica.

1) En primer término, es digna de mención la sobrevaloración. El paranoico manifiesta siempre


una gran propensión a la sobreestimación de sí mismo, revelando en esa forma la hipertrofia del
"yo", que lo lleva a sentirse superior a los demás en todos los órdenes de cosas y de ideas. Poseedor
exclusivo de la razón y de la verdad, sus razones son las únicas valederas; lucha por ellas y trata de
imponer sus ideas con denodado empeño. El sentimiento de sobrevaloración, que lo hace sentirse
el único ser capaz, indispensable e insustituible, se exalta a medida que desestima el valer y los
méritos de sus semejantes, que actúan en su mismo medio social. Esta sobreestimación desmedida
del "yo" es la expresión más acabada de la avidez enfermiza que embarga a la personalidad.

2) Se destaca también por un intenso sentimiento de amor propio, que se halla en directa
dependencia o, mejor aún, íntimamente ligado a la sobrevaloración. En efecto, toda persona que se
sobreestima es necesariamente orgullosa.

3) El paranoico es muy susceptible. Muestra marcada tendencia a relacionar con su persona


cuanto acontece en su derredor- es excesivamente quisquilloso.

4) Dada su manera de ser y de actuar provoca continuos conflictos. Su idiosincrasia le acarrea


dificultades en el medio en que se desenvuelve, y como se trata de un inadaptado social se procura
eludirlo y evitar su contacto, para alejar las molestias que ocasiona; al final se le excluye y se le aísla.

5) Como corolario, arraiga en el paranoico un "sentimiento de disconformidad" nacido de la


insatisfacción que le produce la disparidad entre lo que íntimamente apetece y lo que la realidad
ambiental le brinda.

6) Marcado sentimiento de desconfianza. Como resultado de la comprobación de que se le evita


y ante la evidencia de que las circunstancias y las personas no le son favorables desconfía de todos
y atribuye a sus semejantes sus desazones e inconvenientes.

7) En definitiva, la personalidad paranoica se caracteriza por su tendencia dominante y


batalladora, por un intenso deseo de luchar por la imposición de sus razones y de dominar en todas
las situaciones de la vida.

Estas personalidades presentan un rico panorama afectivo de predominio displacentero, debido


a que se destacan en ellas los sentimientos egoístas. La sobrevaloración y la gran egolatría son una
prueba de ello y, en su afán de prevalecer, acarrean para sí mismos y para los demás inconvenientes
y situaciones desagradables que culminan en la disconformidad y el temor, convirtiéndose en
permanentes insatisfechos y displacenteros.

3º) PERSONALIDAD CICLOTÍMICA:

La personalidad ciclotímica tiene también como las anteriores, gran difusión en el género
humano; su característica fundamental son las fáciles oscilaciones del tono afectivo y de la actividad.

De acuerdo con los estudios y conclusiones de Kretschmer, a los que ya nos hemos referido, la
personalidad ciclotímica responde, desde el punto de vista somático, a la constitución pícnica,
denominándose a la constitución psicológica tipo cicloide. Estas conclusiones pueden ser aceptadas
de una manera general, pero de ningún modo en forma absoluta. La coincidencia entre la
constitución morfológica y la psicológica no se puede admitir como una regla fija, pues, si bien es
dado observarla en. algunos casos en muchísimos otros tal coincidencia no se produce.

Según Delmás y Boíl las características psicológicas de los ciclotími-cos tienen su origen en la
preponderancia de la disposición actividad.
La personalidad ciclotímica presenta a considerar dos aspectos fundamentales •-de su
constitución: el de la afectividad .y el de la actividad. Ambas sufren alternativas afines con uno y
otro polo del humor, dando lugar a dos posiciones psicológicas opuestas.

Cuando domina el polo alto del humor, el ciclotímico se presenta alegre y optimista;
acostumbramos a decir entonces que está en más. Cuando, por el contrario, domina el polo bajo
del humor, el ciclotímico se manifiesta triste y pesimista, por lo que decimos que está en menos.
Describiremos por separado estos dos tipos opuestos de ciclotímicos.

1º) Ciclotímicos en más: En este polo del humor, la personalidad se presenta eufórica, satisfecha
y optimista. Es comunicativa y de fácil adaptación al ambiente, rápidamente entra en contacto y se
relaciona con las personas que la rodean; el más insignificante motivo da lugar para entablar
conversación y para franquearse con quien sea y en cualquier circunstancia.

Estos ciclotímicos se caracterizan por ser generalmente de buen carácter y bondadosos, siempre
que en la integración de la personalidad no intervengan elementos perversos. Se vuelcan
totalmente hacia el exterior, son extrovertidos, atrayendo siempre la atención de la concurrencia en
fiestas y puntos de reunión, favorecido todo por la franca ecotimia, que es patrimonio de esta
personalidad. Además son receptores de los estados afectivos de las personas que los rodean,
alegrándose o condoliéndose rápida y sinceramente-; por esta causa, también, infunden su estado
de ánimo a los demás, a quienes parece que: contagian su humor.

Considerada la personalidad ciclotímica desde el punto de vista de su actividad, muestra una


marcada hiper actividad e hiperbulia, que se revela en todas sus manifestaciones. El optimismo,
acoplado a la hiperbulia, convierte al ciclotímico en un sujeto emprendedor, afecto a empresas que,
aún difíciles, nunca lo amilanan; no existe para él el fantasma del fracaso. En efecto, frente a
problemas o situaciones serias adopta una actitud práctica y realista, denotando gran vivacidad y
tomando rápidas decisiones, con clara y exacta visión del rumbo a seguir. Todo converge para crear
un sentimiento que prevalece y domina en el ciclotímico, es el sentimiento de triunfo de que habla
Fierre Janet en el maníaco, pero que, en realidad, es un componente de la personalidad psicopática
cuando está en más.

2º) Ciclotímico en menos: Cuando el ciclotímico está en el polo de la depresión y la tristeza, se


muestra con un aspecto completamente opuesto al anterior. Triste, callado y pesimista. Difícilmente
manifiesta alegría; malhumorado, todo se le torna adverso y todo lo contraría.

La personalidad se muestra apagada, deprimida, embargada por el pesimismo, que es


alimentado por vivencias displacenteras, por temores y presentimientos desagradables. Retraído e
introvertido, siempre ensimismado en sus pensamientos, la vida le presenta su faz menos amable.

Todo este cuadro psíquico se complementa con hipoactividad e hipobulia, que se hace bien
manifiesta por la bradipsiquia con que se realizan las elaboraciones mentales. Personalidad poco
emprendedora y temerosa, vive obsesionada con el fracaso porque prevalece el sentimiento ca-
tastrófico que Janet describe en los melancólicos, pero que, en realidad, no es otra cosa que la
exacerbación de lo que ya preexiste en la personalidad, la mayor parte de las veces.

Comprobamos pues, que en la personalidad ciclotímica se encuentran los elementos de dos


estados activo-afectivos opuestos, que oscilan entre la euforia, excitación y optimismo por un lado
y la depresión, tristeza y pesimismo por otro. Estos elementos constituyen los gérmenes
hipomaníacos y melancólicos que se hallan contenidos en la personalidad ciclotímica.

4º) PERSONALIDAD ESQUIZOTÍMICA:

Entre las personalidades humanas, la esquizotímica es de relativa frecuencia, por lo que se le


asigna un lugar preponderante en el estudio de las mismas. Corresponde al tipo constitucional que
Kretschmer aisló bajo la denominación de tipo esquizoide. Este mismo autor habla de la
preponderancia entre. dicha constitución psicológica y la constitución somática que llamó:
leptosómica-asténica. Ateniéndonos al mismo criterio que guía nuestro parecer respecto de la
personalidad ciclotímica, pensamos que, si bien esa coincidencia se observa y debe admitirse, nunca
podrá ser considerada como una regla fija.

Llama preferentemente la atención, en el estudio del esquizotímico, el doble aspecto que


muestran la afectividad y la conducta. Esta doble faz es la que proporciona la noción de división
(esquizo), así como la falta de unidad e integridad, el todo dando la impresión de discordancia, lo
que constituye la característica fundamental de esas personalidades.

La primera faz, la que aflora en el esquizotímico, la más aparente, más superficial y exterior,
traduce el estado de ánimo que despiertan las vivencias nacidas de la posición del individuo frente
al mundo-y al medio social. La segunda faz, presenta el panorama afectivo profundo, supeditado a
las vivencias que despierta su vida interior.

1º) Faz superficial: En sus reacciones afectivas frente al ambiente social, el esquizotímico se
muestra discordante. La generalidad de las veces revela una afectividad obtusa o torpe, de escasa
repercusión emocional, a la que el humor mantiene en permanente oscilación en otras perso-
nalidades. Esto no significa que el esquizotímico no pueda experimentar alegría o tristeza, sino que
su capacidad reactiva frente a los estímulos es lenta, torpe e inadecuada a la intensidad de los
mismos, es decir, que no experimenta conmociones bruscas en el humor. De aquí una personalidad
afectivamente inexpresiva y fría.

Otras veces, con menor frecuencia, el esquizotímico manifiesta hipersensibilidad y extraordinaria


riqueza afectiva, con honda repercusión frente a la estimación ambiental. Pero aún así en casos de
intensa tensión emocional, suelen ser incapaces de descargar esa tensión por el llanto o por la risa,
cuya explosión aminora rápidamente la sobrecarga emocional.

Estas características determinan que el esquizotímico se muestre a la sociedad como una


persona de apariencia entre seria y tímida, hosca o reservada; es una personalidad de difícil
adaptación o desadaptada al medio social, no sintoniza con él, es poco sociable y a veces insociable,
huidiza y amiga de la soledad. Quien ostenta la personalidad esquizotímica no participa activamente
en el ambiente social; su tendencia a la introversión y el autismo no condicen con los imperativos
gregarios del instinto.

2º) Faz interior: El aspecto interior u oculto de la afectividad en la personalidad esquizotímica


presenta la misma discordancia que la faz exterior.
Por un lado observamos una riquísima afectividad con notable hiper-sensibilidad, que es
alimentada, la mayor parte de los casos, por sentimientos impersonales. Por esa razón, cuando los
esquizotímicos están dotados de buen caudal intelectual son inclinados al arte, a la filosofía, a los
libros, a la naturaleza y al estudio en general. Estos sentimientos impersonales están en perfecta
concordancia con la tendencia de la personalidad a la introversión y al automatismo, desde que, el
aislamiento predispone al individuo para el intenso desarrollo de su vida interior. Rica vida interior
que no se revela debido a la natural reserva del individuo con respecto a sus sentimientos, los que
sólo pueden ser adivinados a través de la exquisitez de sus producciones.

Desde otro punto de vista la faz interior muestra una franca insensibilidad o anestesia afectiva.
Esta pobreza se hace manifiesta en la exteriorización de sentimientos en el aspecto gregario, es
decir, hacia el prójimo, para quien son fríos e insensibles.

Para terminar con las características de la personalidad esquizotímica, señalamos que sus
manifestaciones afectivas revelan una conducta extraña y muy particular, que contrasta con la
manera de ser y actuar de la mayor parte de las personas. Son frecuentes en ella las extravagancias,
oscilando entre el simple rechazo del ambiente y de los semejantes, hasta la franca hostilidad y las
reacciones exabruptas.

5º) PERSONALIDAD PERVERSA:

La personalidad perversa se caracteriza fundamentalmente por el déficit de la bondad. Es ésta


una de las disposiciones más importantes de que se halla dotada la personalidad humana; su
carencia la hace desaprensiva, malvada y antisocial.

No coincidimos con quienes sostienen que esta personalidad es afectivamente pobre, o bien,
que tiene anestesia afectiva. Según nuestro parecer, cometen el grave error de creer que el perverso
es incapaz de experimentar vivencias afectivas, desde que pueden ser frecuentes en él las
reacciones emocionales de miedo y de cólera. Ambas emociones responden a inclinaciones egoístas
de la personalidad, al egocentrismo surgido del instinto de conservación del individuo. En
condiciones normales, ese egocentrismo instintivo se equilibra gracias al contrapeso que opone la
emoción de afecto o amor, determinada por las inclinaciones altruistas de la personalidad. Éstas
también responden a imperativos del instinto, pero las guía una finalidad más noble y de mayor
alcance, que trasciende los límites -del yo para prodigarse, proteger y sacrificarse por los semejan-
tes, con lo que se asegura la conservación de la especie. Junto a esas inclinaciones altruistas y a la
emoción de amor germina la bondad, que constituye una disposición de inmenso valor que
jerarquiza a la personalidad cuando ésta se halla bien dotada. La bondad representa, en el plano
espiritual, la suma de todas las tendencias altruistas, de todos los sentimientos más acrisolados del
hombre, de aquellos que conciernen a la nobleza del espíritu, a los conceptos éticos, a las normas
de belleza y de convivencia que mantienen la armonía en las relaciones interhumanas.

La personalidad perversa es la resultante de la falta de bondad; se debe a que el ámbito afectivo


de la emoción de amor o sexual queda circunscripto al terreno emocional primario, donde se
descargan las fuerzas instintivas que satisfacen al mandato de la especie. Estas emociones no
trascienden el campo personal psicofísico, desde el momento que sólo son estimuladas por los
apetitos somáticos que el intruso se encarga de avivar. Vale decir que, en estos casos, la emoción
sexual no supera la etapa primaria, no se eleva al plano espiritual, no surgen las inclinaciones
altruistas, faltan los afectos y la bondad cuyo florecimiento tiene lugar, precisamente, cuando la
emoción se intelectualiza para pasar al campo espiritual.

Llegamos así a la conclusión de que la personalidad perversa tiene su panorama afectivo,


pudiendo aceptarse la anestesia únicamente en lo que respecta a la bondad, a los afectos y a la
ética. De un modo general, el perverso sé caracteriza por su tendencia al daño, al mal y a la crueldad.

Esta personalidad debe ser considerada bajo dos aspectos diferentes, según haya o no caudal
intelectual.

Lo más frecuente es observar que la personalidad perversa se encuentra asociada a la oligofrenia.


Se insinúa desde muy temprana edad, mostrando los niños una particular tendencia a molestar y
hacer sufrir a los animales y a otros niños de su misma edad. El niño perverso se muestra
completamente insensible a las súplicas y muestras de dolor, lo que se explica por la carencia de
afectos y de bondad. Jamás experimenta afectos, aun cuando el medio familiar o ambiental pueda
ser pródigo en ellos; asimismo, su comportamiento lo hace incapaz de despertar afectos en otras
personas.

Hay que tener en cuenta que, en los casos en que se asocian perversidad y oligofrenia, los
individuos se hallan incapacitados para discernir entre el bien y el mal, de manera que se convierten
en verdaderos inadaptados sociales. Su actitud es siempre de hostilidad y agresión a la sociedad, no
encontrándose en ellos la más mínima manifestación del instinto gregario, cuya negación
constituyen. Efectivamente, está latente en ellos la agresión a la sociedad, el latrocinio, el crimen y
su inclinación a todas las formas de la delincuencia. No muestran ningún indicio de bondad, de
compasión o condolencia por los sufrimientos que ocasionan a otros seres, tanto a animales como
a semejantes; en cambio nos es dado observar que en todas sus manifestaciones se revela la
crueldad.

Distinto es el panorama cuando se trata de la personalidad perversa dotada de una capacidad


intelectual normal. En este caso, el comportamiento del perverso difiere del anterior porque la
inteligencia le permite la comprensión perfecta de lo que son las normas y leyes sociales, así como
de las buenas costumbres y la sana moral. Sabe que sus actos son censurables y punibles, por lo que
trata de ocultar y disimular sus impulsos hasta que, cuando la oportunidad se torna propicia, el mal
y la crueldad se desatan sin ninguna represión. Sin embargo, a pesar de su disimulo, estos perversos
traslucen su impasibilidad ante el sufrimiento de sus semejantes, su inmutabilidad ante las penas y
las alegrías de los demás, quienes no hallan nunca correspondencia; no se vislumbra en ellos ningún
afecto. No se perturban ante las críticas adversas determinadas por su comportamiento, todo
transcurre ante la mayor indiferencia y despreocupación; únicamente procuran la satisfacción de
sus deseos y la obtención del fin propuesto sin reparar en los medios. La ética, las buenas costum-
bres, el honor y cuanto pueda significar sentimientos elevados y de superación espiritual, no hallan
eco en su alma. No existiendo bondad, no es posible hallar compasión, caridad ni amor al prójimo;
hay una total carencia de afectos, aún en el orden familiar. Los perversos son personas estériles y
perjudiciales en el sentido social; son enemigos de la sociedad, sobre la que hacen recaer su
crueldad y los oscuros designios de su personalidad fría y malvada en la que no germinó el amor.

Estas personalidades han sido denominadas por Schneider: fríos de alma, mientras que Kraepelin
los llamó: desalmados. Su actitud indiferente ante las situaciones humanas de mayor dramaticidad
los convierte en seres repudiables y repulsivos. (Locos morales de Ferri.)
6º) PERSONALIDAD HIPEREMOTIVA:

En la personalidad hiperemotiva, que responde a la "constitución emotiva" de Dupré, existe un


marcado predominio de la disposición emotividad, que es la capacidad reactiva emocional de cada
persona frente a las más variadas circunstancias que la vida le depara. Esa capacidad reactiva es
exquisita, más aún, extremadamente exagerada en la "constitución emotiva".

La característica fundamental de la personalidad hiperemotiva es su gran sensibilidad frente a


los estímulos, que le producen siempre una reacción emocional intensa. La reacción es exagerada y
desmedida con relación a la intensidad de la causa que desencadena la emoción, muy a menudo de
una apreciación insignificante. La personalidad hiperemotiva pues, tiene mayor receptividad que las
personas corrientes; en ellas, las emociones surgen con mayor facilidad, presentando
simultáneamente una intensa carga afectiva que les confiere mayor duración y repercusión general.

Parece existir un desequilibrio en los mecanismos psíquicos inhibidores que los incapacita para
frenar las descargas emocionales, provocan do algo así como un descenso del límite normal donde
se producen dichas descargas. Es una forma de inmadurez psíquica de la personalidad hiperemotiva,
debida a una particular fragilidad constitucional que le impide reaccionar adecuadamente ante los
estímulos determinantes de violentos estados emocionales.

Se descuenta por lo tanto que, en estas personas, se presentan con gran intensidad los
concomitantes orgánicos que acompañan siempre a las emociones. Entre las principales
manifestaciones se observan: 1) Una exaltación general de todos los reflejos, por una excitabilidad
particular del sistema nervioso. 2) Una frecuente hipersensibilidad cutánea, con una marcada
hiperestesia. 3) Numerosas manifestaciones somáticas en el orden neurovegetativo. Desde este
punto de vista son muy apreciables los espasmos a nivel de la musculatura lisa. Pagan tributo, en
primer término, los músculos lisos encargados de la motricidad de los órganos del aparato digestivo;
así se observan espasmos a nivel del esófago, del estómago y de los intestinos. Son de gran
importancia también, entre los trastornos neurovegetativos, los de orden vasomotor, como el
enrojecimiento y palidez faciales de acuerdo con el estado emocional imperante.

La observación permite afirmar que la personalidad hiperemotiva, en sus exacerbaciones, no


pasa de provocar estados neuróticos y de organoneurosis; en ocasiones pueden observarse cuadros
delirantes agudos de carácter reactivo.

El hiperemotivo presenta una gran predisposición a la angustia y a la ansiedad, que constituyen


emociones complejas que presentan un doble aspecto a considerar: el físico y el psíquico. En el
plano físico: a partir de un estímulo determinado se desencadena un intenso estado emocional; la
repercusión somática origina espasmos a nivel del tracto digestivo y trastornos vasomotores con
marcados espasmos vasculares, cuyo conjunto son las manifestaciones que subjetivamente
experimenta el individuo, culminando con la sensación de ahogo y constricción precordial hasta
finalizar con el llanto y la descarga ansiosa. Desde el punto de vista psíquico, las características
fundamentales de la angustia y la ansiedad son: temores inciertos e indefinidos, sensación de
amenaza oculta y numerosos presentimientos que conducen al desasosiego, a la intranquilidad e
inseguridad. Como consecuencia el hiperemotivo evita roces y huye de situaciones que puedan
significar una perturbación para su extremada sensibilidad.
7º) PERSONALIDAD MITOMANÍACA:

La personalidad mitomaníaca se caracteriza por su tendencia al engaño, al embuste, a la


alteración de la verdad, culminando con la tabulación y con todo lo que es producto de la
imaginación exaltada.

Los autores franceses Delmas y Boíl han sostenido que en la personalidad mitomaníaca tiene una
exagerada preponderancia la disposición sociabilidad. Según ellos, el exceso de sociabilidad
determina la tendencia a la ficción, al embuste y al menosprecio de la verdad. Sin subestimar esta
opinión, ya que encierra parte de verdad, nosotros pensamos que no se la puede considerar como
única causante de la mitomanía. Una prue ba ya constituyen las numerosas personas con manifiesta
tendencia gregaria, dotadas de un exquisito don de sociabilidad, que no revelan, por eso,
inclinaciones imlomaníacas. Para que esto ocurra se requiere, además de un exceso de sociabilidad,
la presencia de una personalidad de frágil envergadura, evidencia de una particular debilidad
constitucional.

A la personalidad mitomaníaca se ajusta la constitución histérica, en la que el falseamiento de la


verdad y fantasía constituyen hechos frecuentes. La mitomanía, en este caso, facilita al individuo el
encubrimiento de sus faltas y de sus errores, a la manera de la mitomanía de los niños cuando tratan
de disimular u ocultar alguna travesura. Concurre a ello la "gran afinidad que el histérico tiene con
todo lo infantil, con esa etapa de la vida en que el pensamiento, aún no jerarquizado, se encauza
hacia la fantasía y a lo mágico con prescindencia de la realidad. En efecto, llama la atención la gran
facilidad con que estas personalidades truecan y confunden el plano objetivo con el subjetivo, lo
que explica la frecuencia con que reemplazan, mediante representaciones imaginarias, la realidad
apetecida y se entregan al ensueño y la fabulación.

En términos generales, la personalidad mitomaníaca aparece y se desarrolla junto a una marcada


fragilidad constitucional de la psique. Son personas que, dadas sus precarias condiciones y recursos
naturales, pasan más o menos inadvertidas en el medio social; la mayor parte de ellas se conforma
con su mediocridad, pero algunas, especialmente cuando la autocrítica es menos vigorosa, recurren
a la fantasía y al mito para obtener cierta notoriedad y dar realce a su pobre personalidad. Se alejan,
así, del plano objetivo y buscan auxilio en el subjetivo; dando rienda suelta a la imaginación y a la
fábula viven complacidos, aunque sólo sea en forma transitoria y fugaz, sus apetencias e íntimos
deseos insatisfechos. En procura de estas satisfacciones baladíes urden episodios y situaciones
emocionales que protagonizan con gran teatralidad, llegando a representar algunas farsas con tal
realismo, que hasta ellos mismos se sugestionan y las viven como si fuera realidad. En esa forma
consiguen atraer la atención y convertirse, circunstancialmente, en motivo de interés para el mundo
que los rodea; con esto su vanidad se ve, en parte, satisfecha.

El mitómano llega al falseamiento de la verdad por caminos diversos. La mayor parte de las veces,
busca, en el engaño y en el embuste, una finalidad útil. Esta finalidad puede ser: 1) el deseo de
destacarse en el ambiente en que actúa, es decir, en su medio familiar y social; 2) la necesidad de
ocultar una falta o un error que mediante la fantasía y la fabulación, pasan inadvertidos a un plano
secundario; 3) el deseo de atraer la atención de determinadas personas, exteriorizando y revelando
sentimientos ignorados; 4) realzar y dar notoriedad a su persona creando una fábula que viven con
intenso realismo.

En todos los casos, las vivencias creadas en el plano subjetivo escapan a la crítica lógica debido a
que el juicio se desvía de su elaboración normal. Dicha desviación es condicionada por la exaltación
afectiva que favorece las tendencias e inclinaciones de la personalidad, las cuales dificultan la
discriminación entre lo real y lo fantástico. Esta falla crítica, en el mitómano, hace posible la
diferenciación entre la fábula y la mentira simple y común, perfectamente controlada. Es decir, que
la mito-mania escapa en parte al severo control del juicio, por lo que se asemeja mucho a los delirios
imaginativos y de los que se diferencia por la mayor desviación judicativa y la total imposibilidad de
rectificación. (Delirio de imaginación; mitomanía delirante) Dupré y Logre.

8º) PERSONALIDAD HIPOFRÉNICA-ASTÉNICA:

Ha sido descripta por el Prof. Gonzalo Bosch, quien la atribuye a un marcado predominio de una
disposición natural que él denomina: fatigabilidad.

La característica fundamental de esta personalidad psicopática es su fácil agotamiento desde el


doble punto de vista físico y psíquico. Se trata de personas que nacen con una franca meiopragia
constitucional que determina una marcada tendencia a la fatiga y a la astenia. Se debería a una
labilidad especial en el equilibrio del funcionalismo biopsíquico que, frente a determinados
estímulos, rompería ese equilibrio produciendo una debilitación global.

Esta personalidad es la que predispone, en presencia de los estímulos mencionados, a los estados
demenciales simples.

Alteraciones patológicas de la personalidad

Se incluyen en el epígrafe todas aquellas perturbaciones que comprometen la estructura e


integridad de la personalidad, dando como resultado la aparición de caracteres nuevos, de índole
patológica, que modifican en mayor o menor grado la personalidad conocida hasta ese momento.

Consideramos a continuación los principales trastornos que pueden afectar a la personalidad.

1º) Pérdida de la personalidad: La pérdida de la personalidad, también conocida por destrucción


o ruina de la personalidad, es una alteración bien ostensible por su objetivación y por lo grosero de
sus síntomas.

Consiste en el derrumbe y total disgregación del psiquismo por debilitación de los mecanismos
encargados normalmente de mantener su unidad, con lo que rompen su equilibrio y armonía
funcional. Asistimos, frente a este cuadro, a la debilitación y pérdida gradual del vigor intelectual,
con pobreza judicativa cada vez más acentuada, así como la desvalorización de los sentimientos más
elevados y de los conceptos éticos de la personalidad. Cuando hablamos pues de la pérdida de la
personalidad no hacemos otra cosa que enunciar a la demencia.

La pérdida completa de la personalidad sólo se verá en los estados demenciales muy avanzados.
En efecto, mientras exista el más pequeño rastro de memoria, que establezca el nexo entre el
pasado y el presente del individuo la disgregación no será completa y parte de la personalidad se
salvará del derrumbe.

La pérdida de la personalidad es un trastorno que se objetiviza de una manera global es decir


que lo observamos tanto en el aspecto introspectivo o vivencial corno en el extraspectivo o práxico.
En el plano vivencial, cuando el derrumbe no es completo sino parcial, el individuo sufre la falta de
auxilio de la memoria cuando la requieren sus elaboraciones psíquicas, lo que se traduce por fallas
en el transcurso de su acontecer psíquico. Cuando estas fallas son graves los trastornos son más
serios; tal es el caso de la fabulación a la que recurre para subsanar sus lagunas mnésicas,
reemplazando la falta de recuerdos con una fábula que elabora en ese momento.

Desde el punto de vista extrospectivo es posible comprobar objetivamente la decadencia de la


personalidad por los trastornos más o menos serios de la conducta del individuo, que se deben a la
debilitación de las inhibiciones de la corteza sobre los centros subcorticales de la vida instintivo-
afectiva. Se produce entonces una exacerbación de los rasgos temperamentales y una reminiscencia
de los instintos, que condicionan los trastornos de conducta. Se comprueban, por ejemplo, el
egoísmo exagerado, la avaricia y el exhibicionismo entre otras anormalidades.

Cuando se llega a la pérdida completa del nexo entre el presente y el pasado, por extinción total
de la memoria, la pérdida de la personalidad será profunda y el sujeto sólo vivirá de una manera
puramente vegetativa.

2º) Despersonalización: La despersonalización constituye un trastorno de naturaleza subjetiva,


es decir que, el médico advierte su existencia recién cuando el enfermo lo exterioriza revelándolo
como expresión de un fenómeno vivencial. Este trastorno se traduce por un sentimiento de
extrañeza, consecutivo a la sensación de una alteración profunda de la persona; el enfermo se siente
íntimamente diferente de lo que era antes, quejándose al médico de sentirse otro. Las nuevas y
extrañas vivencias lo llevan a la certidumbre de que algo ha cambiado en él; no reconoce su propio
yo. Esa extrañeza y esa falta de reconocimiento se extienden por igual al aspecto físico y al psíquico
de la personalidad; posteriormente, el enfermo proyecta esas sensaciones y vivencias hacia el
mundo exterior, al que también encuentra extraño para él. Son característicos la extrañeza y
desconocimiento de su propia personalidad física que expresa diciendo: yo no soy quien está aquí;
ésta no es mi mano; yo no soy el que habla, ésta no es mi voz; a tal punto que cuando el enfermo
recurre al espejo, desconoce su propia imagen por encontrarla totalmente modificada.

La despersonalización es un trastorno que se puede hallar en numerosas afecciones mentales;


consideraremos aquellas en que se da con mayor frecuencia:

1) En la melancolía; la despersonalización se hace manifiesta mediante un cambio de carácter


del individuo, que, si bien es notorio objetivamente puesto que todas las personas allegadas lo
reciben, es sobre todo subjetivo, ya que el enfermo experimenta el sentimiento íntimo del cambio
de su personalidad.

Varios son los factores que concurren para provocar la sensación de extrañeza del yo: a) los
trastornos cenestopáticos, siempre de intensa re percusión en los melancólicos, especialmente en
las formas de involución, al extremo que se ha dicho que la melancolía es esencialmente una cenes-
topatía. En realidad, esto constituye el trastorno fundamental, en pos del cual se escalonan los
restantes signos que configuran el cuadro de la despersonalización en la melancolía, b) El
apagamiento del sentimiento vital, responsable de las ideas de incapacidad e impotencia que
transmiten al enfermo la sensación que ha dejado de ser la persona útil y activa que fue. c) Una
disminución de la sensibilidad general, con una anestesia cutánea más o menos intensa, que
provoca también extrañeza y no reconocimiento del yo; frecuentemente aparecen sentimientos e
ideas nihilistas, llegando a la negación del propio cuerpo, de la vida y hasta del mundo exterior. Estas
manifestaciones de despersonalización derivadas de, los estados cenestopáticos de los melancólicos
pueden, en situaciones extremas, conducir hasta la automutilación. d) Las manifestaciones de
impotencia psíquica, con gran retardo del ritmo y fatiga para las elaboraciones del pensamiento.

2) La despersonalización en los comienzos de la esquizofrenia; se observa con suma frecuencia


al punto que llega a constituir uno de los trastornos que dan fisonomía propia a la enfermedad. Es
de gran constancia y presenta características particulares, el enfermo experimenta, en este caso,
especialmente la sensación -de cambio en el mundo exterior. El sentimiento de extrañeza es
generado por las vivencias anormales que se producen a partir de la ruptura del equilibrio entre el
mundo interno y el externo. Ese desequilibrio nace de las perturbaciones cenestésicas, siempre
presentes, y que aparecen como consecuencia de las alteraciones profundas en el núcleo mismo de
la personalidad. Vale decir que el mundo exterior aparece extraño, como resultado de la proyección
hacia afuera de los cambios que, en realidad, se han producido originariamente en el mundo
interno. Aparecen en segundo término y se suman a lo anterior las perturbaciones del pensamiento,
el que no parece pertenecerle ya íntegramente. Las vivencias desagradables y la consiguiente
extrañeza que le producen las perturbaciones del pensamiento, que el enfermo en su desconcierto
atribuye a influencias exteriores, se conjuran para producir el desconocimiento del propio yo
psíquico y físico pues la sensación de cambio es proyectada, posteriormente, al plano somático. El
mundo exterior, extraño y cambiado, también es desconocido. El enfermo cae, por este mecanismo,
en las interpretaciones delirantes de influencia, al mismo tiempo que, por un mecanismo defensivo,
se refugia en el autismo y la introversión que son las barreras que encierran el mundo
esquizofrénico.

En la época de transición entre la pubertad y la juventud, que es precisamente la edad que


coincide con la del comienzo frecuente de la esquizofrenia, es común observar un esbozo de
despersonalización, que sólo es transitoria y que no traspone nunca los límites de lo normal. Este
fenómeno se explica porque a esa altura de la vida hay una tendencia natural del pensamiento hacia
lo abstracto; abandonando el mundo de lo concreto la actividad psíquica es dirigida hacia temas y
problemas nuevos que hasta entonces no habían requerido la atención del individuo. Si a esto se
agrega la falta de experiencia propia de k edad, se comprende que el adolescente tenga un falso
concepto de superioridad, que lo induce a colocarse en un plano intelectual muy superior a los
demás. Esa tendencia exacerbada en las personas que estudian, las hace caer, algunas veces en
situaciones ridículas o impertinentes que llegan hasta la falta de respeto por los padres y las
personas mayores.

3) Con mucha frecuencia se observa la despersonalización en la psicastenia; afección por la que


los enfermos viven toda una existencia de autocrítica. Constantes críticos de sí mismos, analizan
minuciosamente todos sus actos, hasta los más insignificantes, lo que los conduce al entor-
pecimiento de la vida natural y fisiológica, cayendo, poco a poco, en la sensación íntima de que sus
actuaciones son puramente automáticas. Existe, en algunos casos, una verdadera extinción o
empañamiento de la personalidad; en ocasiones tienen el convencimiento de llevar dentro de ellos
a una segunda persona que observa todos sus actos.

La despersonalización, pues, se relaciona íntimamente con los trastornos de la cenestesia; en


efecto, la vemos aparecer en todas las afecciones mentales que ostentan, como panorama principal,
una cenestopatía. Debido a tales perturbaciones cenestopáticas, que constituyen el punto de
arranque del sentimiento de extrañeza, los enfermos se sienten ajenos a su propio yo. Dadas las
vivencias desacostumbradas y totalmente nuevas perciben su actuación como completamente
automática y experimentan la impresión de ser simples espectadores de sus propios actos.
3º) Transformación de la personalidad: Trastorno de naturaleza puramente subjetiva, sólo es
conocido por el médico cuando el enfermo se lo revela. Suele encontrarse en el período de estado
de algunas enfermedades mentales y por su causa el individuo tiene la impresión de una total
transformación de su personalidad. Como en los trastornos anteriores también debe reconocerse
entre los factores desencadenantes de estos sentimientos extraños a las perturbaciones de la
cenestesia general, determinantes de vivencias nuevas, extrañas y extravagantes, elaboradas por
un juicio perturbado.

Algunos melancólicos y delirantes crónicos experimentan, a veces, la sensación de que su cuerpo


se ha transformado en piedra, en un metal o en madera. En ocasiones se sienten convertidos en
animales y entonces se comportan a la manera del animal que creen ser. En los delirios de posesión,
el individuo experimenta la extraña impresión de que su cuerpo se halla cohabitado
simultáneamente por dos o tres seres diferentes que lo suplantan. A veces crea insensiblemente
una nueva personalización y se siente transformado en algún personaje conocido.

4º) Desdoblamiento de la personalidad: El desdoblamiento de la personalidad es una


perturbación que consiste en la existencia de dos estados psíquicos diferentes, como si realmente
se tratase de dos personalidades distintas en el mismo sujeto. Esta alteración es de observación
frecuente en la histeria.

Los histéricos caen a menudo en una especie de sueño que dura breves instantes y cuando
despiertan presentan un nuevo estado psíquico muy diferente al precedente. De tristes que eran,
pongamos el caso, se manifiestan alegres y vivaces, muy sensibles y de una imaginación exaltada.
Esto es lo que se llama desdoblamiento o estado segundo, que siempre se instala a continuación de
situaciones desagradables o aquellas en que al individuo le conviene distraer o atraer la atención de
las personas que lo rodean. Se producen así estados de conciencia correspondientes a dos
personalidades diferentes. La personalidad del segundo estado se exterioriza con mucha mayor
vivacidad y riqueza interior que la primera, al mismo tiempo que recuerda todo lo que concierne a
ésta. A continuación se produce un nuevo entorpecimiento, algo así como un sueño pasajero, y el
sujeto vuelve a su condición primitiva con amnesia de todo lo ocurrido en el período de exaltación.

Es una sucesión de fenómenos psíquicos que muestran un desdoblamiento con modificaciones


profundas en el carácter, acompañadas de amnesia; pero siempre persiste un lazo de unión entre
las dos personalidades, ya que, si bien la primera ignora a la segunda, ésta última conoce a la
primera.
RESUMEN

LA PERSONALIDAD HUMANA

Núcleo básico de la personalidad. Heredado por la


filogenia.
Definición: Conjunto de apetencias, deseos, incli-
naciones y tendencias innatas que permiten la eje-
cución de actos específicos, comunes a la especie, que
desde el comienzo se realizan con suma perfección sin
Instinto
requerir experiencia o aprendizaje previo.
Vela por la integridad del individuo y. de la especie.
Constituye el "yo filogenético" o "yo instintivo",
que es heredado.
Clasificación: Instinto de nutrición. Instinto sexual.
Instinto gregario.

"Yo fisiológico".
El temperamento pertenece al individuo; el in tinto
es común a la especie.
Definición: Es el instinto modificado por acción de
lo fisiológico que imprime a sus manifestaciones
determinadas modalidades en directa dependencia del
"sentimiento vital".
Concepto Constituciones morfológicas:
 Tipo Leptosómico
 Tipo Atlético
 Tipo Pícnico
Temperamento  Tipo Displásico.
o Gigantes eunucoides. Adiposos
pluriglandulares y eunucoides.
Hipoplásicos e infantiles.
Disposiciones activo-afectivas:
 Fatigabilidad
 Actividad
 Bondad
 Emotividad
 Sociabilidad
 Cohesión
 Avidez
"Yo psicológico".
Resultante de lo temperamental, amoldado y suje-
Carácter to al orden social.
Se multiplican los matices y facetas psicológicas
que conducen a la individualización de la personalidad.
Personalidad estática: Todo lo que se tiene en potencia al
nacer: lo instintivo y lo temperamental.
Personalidad dinámica: Es la personalidad en su evolución
dentro de la matriz social. El recorrido en el arco biológico
evolutivo e involutivo de la personalidad comprende las
siguientes etapas:
1a. primera y segunda infancia.
2a. pubertad y juventud.
3a. edad adulta.
4a. climaterio.
5a. vejez.
Aspectos de la personalidad:
1º) "Físico". Caracteres fisonómicos. Identificación
personal.
Concepto Personalidad 2º) "Psíquico-anímico": Núcleo instintivo común a todas las
personas. Fuente de la afectividad. Ensamble de lo físico con
lo psíquico.
3º) "Psíquico-espiritual": Plano espiritual. Inteligencia:
factor da individualización dando caracteres definitivos a la
personalidad.
Definición: Es la resultante de una compleja conjunción de
factores y disposiciones que la herencia ancestral transmite a
la especie, los que amalgamados a los caracteres somáticos
constituyen la unidad psicofísica sobre la que asienta la
inteligencia, que impulsa a la personalidad a la evolución
psíquico-espiritual, alcanzando, merced a la crítica y la razón,
el ámbito de lo consciente, la autoconducción y la
autodeterminación.
PSICOPATOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD

1º) Defectos constitucionales de la personalidad. "Personalidades


Aspectos psicopáticas".
2º) Alteraciones patológicas de la personalidad.
Impulsos instintivos Perversiones instintivas.
"Instinto nutrición": Malacia Pica
Coprofagia Bulimia Dipsomanía
Instinto sexual:
Sadismo.
Masoquismo.
Exhibicionismo.
1º) Fetichismo.
Personalidad Bestialismo.
instintiva Necrofilia.
Homosexualidad.
Instinto gregario:
Cleptomanía.
Impulsión suicida.
Impulsión homicida.
Piromanía.
Dromomanía.
a) Sobrevaloración.
b) Sentimiento exagerado de amor propio. Orgullo.
Defectos c) Gran susceptibilidad.
2º)
constitucionales o d) Crea conflictos al querer imponer sus razones.
Personalidad
personalidades e) Sentimiento de disconformidad.
paranóica
psicopáticas f) Sentimiento de desconfianza.
g) Dominantes y batalladores. Preponderancia de la
disposición avidez.
Preponderancia de la disposición actividad.
Ciclotímico en más: Euforia. Satisfacción, optimismo.
3º) Comunicativos, extrovertidos. Ecotimia; hiperactividad.
Personalidad Hiperbólicos. Sentimiento de triunfo.
ciclotímica Ciclotímicos en menos: Tristeza, pesimismo, ensi-
mismamiento, falta de vigor, depresión. Retraídos.
Introvertidos.
Tipo esquizoide de Kretschmer. Constitución somática
leptosómica-asténica. Déficit de la disposición cohesión.
Faz exterior: superficial: Representa el estado anímico
frente al mundo y a la sociedad. Afectividad torpe de escasa
4º) reacción emocional. Personalidad inexpresiva y fría
Personalidad afectivamente.
esquizotímica Faz interior: profunda: Representa el mundo interior y
supeditada a sus vivencias.
Por un lado afectividad riquísima. Inclinación al arte,
filosofía, a los libros y a la naturaleza. Por otro: insensibilidad
y anestesia afectiva.
Déficit de la "bondad". Desaprensiva, mala, antisocial.
5º) Personalidad
Tendencia al daño, al mal, a la crueldad. Desconoce la
perversa
bondad, los afectos y la ética.
Responde a la constitución "emotiva" de Dupré.
6º) Personalidad Predominio de la disposición "emotividad". Grandes
hiperemotiva reacciones emocionales con estímulos débiles. Intensa
repercusión somática. Angustia y ansiedad.
Defectos
constitucionales o Tendencia al engaño, al embuste, a la fabulación, a lo
personalidades 7º) Personalidad imaginativo. Delmás y Boíl: exceso de "sociabilidad".
psicopáticas mitomaniaca Constitución histérica. Fragilidad constitucional de la
psique.
Predominio de la disposición: "fatigabilidad". Fácil
agotamiento físico y psíquico. Constitución con marcada
8º) Personalidad
tendencia a la fatiga y a la astenia. Labilidad en el
hipofrénica-
equilibrio biopsíquico. Predispone a los estados
asténica
demenciales simples. Es negada por muchos
psiquiatras.
Aparición de caracteres nuevos, de índole patológica, que modifican la
personalidad.
"Destrucción" o "ruina" de la personalidad. Derrumbe
1º) Pérdida de la y disgregación de la psique. Debilitación global.
personalidad Demencia. Se evidencia en el aspecto introspectivo y
vivencial y en el extrospectivo o práxico.

Trastorno subjetivo. Sentimiento de extrañeza por


sensación de alteración profunda de la persona. No
reconocimiento y extrañeza del propio yo.
Se observa en los.
Melancólicos: Debido a trastornos cenestopáticos.
Alteraciones 2º) Apagamiento del sentimiento vital. Disminución de la
patológicas de la Despersonalización sensibilidad general. Impotencia psíquica.
personalidad Esquizofrénicos: Por ruptura del equilibrio entre el
mundo interior y el exterior.
Pubertad: Por la transición entre el pensamiento
concreto y el abstracto.
Psicastenia: Por la constante autocrítica.

Trastorno subjetivo. Sentimiento de total trans-


3º) Transformación formación de la persona. Debido a perturbaciones de la
de la personalidad cenestesia general. Sensación de extrañas modifi-
caciones físicas; el cuerpo cohabitado por varios seres.
4º) Coexistencia de dos estados diferentes; como si se
Desdoblamiento de tratara de dos personalidades distintas. Histéricos:
la personalidad desdoblamiento o personalidad segunda.
SEGUNDA PARTE

PSICOPATOLOGIA ESPECIAL
SÍNDROMES Y ENFERMEDADES MENTALES
CAPÍTULO PRIMERO

CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES MENTALES

La psique normal mantiene una perfecta armonía en el funcionamiento de las distintas esferas,
permite a la personalidad una correcta adaptación al medio social en que actúa y una acabada
realización de la vida de relación con los semejantes y conserva su integridad, su autoconducción y
su autodeterminación.

Cuando se altera el equilibrio de sus funciones se perturba la normal relación con los semejantes,
se desadapta del medio, se altera la personalidad normal y, en algunos casos, puede llegarse hasta
la desintegración psíquica. Es entonces cuando se produce el estado de enfermedad mental,

Numerosas son las clasificaciones que tratan de agrupar de diferentes maneras a las
enfermedades mentales; enumerarlas a todas y hacer apreciaciones sobre cada una es trabajo
ímprobo y carente de toda utilidad práctica. Por consiguiente, nos limitaremos a presentar tres
clasificaciones pertenecientes a profesores argentinos.

1º) clasificación del Prof. borda: Esta clasificación, que tiene el mérito de haber sido aprobada y
aceptada por el Congreso Nacional de Medicina en el año 1922, se fundamenta en una concepción
anatomopatológica:

Debilidad mental
Congénita Imbecilidad
Idiocia
1) Excitación maníaca
2) Depresión melancólica
3) Delirios polimorfos (con alucinaciones).
Alienación
Desarmónicos a) Delirio de interpretación
mental
(Psicopatía de de Serieux y Capgrás
Adquirida Delirios
los degenerados (místico, celoso,
sistematizados
hereditarios) persecutorio, erótico).
(sin
b) Delirio de reivindicación.
alucinaciones)
c) Delirio, perseguidos,
perseguidores.
Manía esencial
Melancolía esencial.
Locuras periódicas
(locura maníaco
depresiva de
Kraepelin). Delirio
Psicopatía sistematizado
sin Vesanías progresivo (tipo
demencia Magnan).

Locuras:
 Infecciosas
 Tóxicas
 Neuróticas
 Traumáticas
Demencias:
Normal-
Alienación  Precoz
Adquirida mente
mental  Paralítica (P. G. P.)
constituidos
 Senil
 Coreica
Primitiva
 Orgánica
(hemorragia,
reblandecimiento,
sífilis, tumores,
Psicopatía
traumatismos).
con
Demencias:
demencia
 Vesánica
 Terminales de
algunas
psicopatías de los
Secundarias
degenerados.
 Tóxicas
 Post-infecciosas
 Neuropática
 Epiléptica

2º) CLASIFICACIÓN DEL PROF. AMEGHINO:

Reunidos en dos grupos establece seis síndromes fundamentales en los que ubica a todos los
enfermos mentales:

1) Los síndromes funcionales, así llamados por no encontrarse en ellos lesiones


anatomopatológicas responsables del proceso.

2) Los síndromes orgánicos, que comprenden a los enfermos que presentan lesiones
anatomopatológicas del cerebro a las que puede responsabilizarse de la afección.
1) Manía
Funcionales 2) Melancolía
3) Delirios
4) Confusión mental
Demencias:
 Precoz
Enfermos
 Senil
mentales Primitivas
 Paralítica
Orgánicas 5) Demencias  Coreica
 Focales
Demencias:
Secundarias  Vesánicas
 Posconfusionales
6) Frenastenias

3º) CLASIFICACIÓN DE LOS PROFESORES BOSCH Y CIAMPI:

Estos autores establecen cinco grupos tomando como base el grado de autonomía psíquica.

1º) El primer grupo comprende a los "estados mentales premorbosos (constituciones o


personalidades psicopáticas), con inestabilidad de la autonomía psíquica".

2º) El segundo grupo incluye a los "estados mentales con debilitación temporaria de la
autonomía psíquica".

3º) El tercer grupo está integrado por los "estados mentales con pérdida completa de la
autonomía psíquica, pero de carácter temporario".

4º) El cuarto grupo comprende "estados mentales con falta de autonomía psíquica por
insuficiente desarrollo mental".

5º) El quinto grupo está constituido por los "estados mentales con pérdida total y definitiva de
la autonomía psíquica".

Hipofrénica asténica (Bosch)


Hipertímica
Ciclotímica
Hipotímica
Inestabilidad
Perversa
autonomía
Hiperemotiva
psíquica
Hipomaníaca
Esquizotímica
Paranoica
Enfermedades
Psiquiasténica
Mentales
Neurasténica
Debilitamiento Histérica
autonomía Neurosis Emotiva (neurosis de angustia)
psíquica Epiléptica
Paralítica (período premonitorio Bosch)
Esquizofrénica (período premonitorio Bosch)
Psicasténica
Neurasténica
Histérica
Distímica (maniaco-depresiva)
Pérdida Epiléptica
completa Esquizofrénica
de Paralítica (P.G.P.)
Psicosis
autonomía Confusión mental
psíquica Delirio agudo
temporaria Por
Delirio onírico (no alcohó-
infección
lico)
intoxicación
Delirio alcohólico
traumatismo
Delirio morfínico
Delirio febril
Biopática
Por causa Cerebropática
Biocerebropática
Falta de
T. idiotice
desarrollo Tipo clínico
Frenastenias T. imbecílico
autonomía
Enfermedades T. débil mental o vesánico
psíquica
Mentales
Mixedema, cretinismo
Disglandularismos Mogolismo
Disgenitalismo
Infantiles juveniles Precocísima infantil
Precoz o juvenil
Enf. Alzheimer
Preseniles
Enf. Pick
Seniles Senil Arteriosclerótica
Demencias:
Demencias Por  Paralítica
Pérdida
definitiva infección  Luética (no paralítica)
autonomía intoxicación  Epiléptica
psíquica traumatismo  Coreica
afecciones  Meningítica
cerebrales  Alcohólica
 Traumática
Parafrénicos
Alucinatorio crónico sistematizado
Delirios
Paranoicos
Paranoides
4º) Mientras no se tenga un conocimiento más acabado de las enfermedades mentales que
permita un ajustado criterio etiopatogénico y anatomopatológico, sostenemos la conveniencia de
continuar manteniendo, como hasta el presente, el concepto de síndromes mentales, con las
aclaraciones que nos facilitan las clasificaciones antes mencionadas.

Comenzaremos pues por establecer una clasificación de los enfermos mentales en dos grandes
grupos: alienados y no alienados; según que el juicio esté o no alterado. En el primer caso no hay
autonomía psíquica, en el segundo está conservada, presentando tan sólo inestabilidad o
debilitación transitoria.

ENFERMOS MENTALES ALIENADOS:

Teniendo en cuenta el criterio del Prof. Ameghino, agrupamos a los alienados en orgánicos y
funcionales.

Los orgánicos se deben a: 1) Insuficiente desarrollo del juicio, por esta causa no llegan a adquirir
autonomía psíquica, a excepción de los débiles mentales leves que tienen una relativa
autoconducción y autodeterminación. Excepción que nunca se encuentra en los idiotas, imbéciles y
débiles mentales profundos. Estos enfermos integran el Síndrome oligofrénico o frenasténico.

2) Debilitación del juicio como consecuencia de la debilitación global de la psique. En este caso
se produce la pérdida definitiva de leu autonomía psíquica. La debilitación, que puede ser primitiva
o secundaria, agrupa a numerosas entidades clínicas dentro del llamado Síndrome demencial.

3) Suspensión del juicio; consecuencia de la suspensión de todas las manifestaciones psíquicas


por causas tóxicas, infecciosas, traumáticas, emocionales, etc. En estos casos hay una suspensión
transitoria de la autonomía psíquica; cuando las lesiones de ataque son graves e irreversibles
pueden llevar a la pérdida definitiva de las mismas. Estos estados integran el Síndrome confusional.

4) Debilitación del juicio con disloque de la unidad psíquica. Su consecuencia es la pérdida de la


autonomía psíquica con remisiones temporarias, terminando por ser definitiva. Aun cuando no se
conocen lesiones anatómicas específicas, dado el cuadro clínico colocamos a estos estados entre los
orgánicos, en el límite de separación con los llamados funcionales. Son los que integran el Síndrome
esquizofrénico.

Los alienados funcionales sufren una desviación del juicio producida por:

1º) Una gran exaltación afectiva con intensas reacciones emocionales. En estos casos hay una
pérdida temporaria de la autonomía psíquica, hasta tanto perdure la tensión afectiva que desvía el
juicio.

Cuando la carga afectiva coloca el humor en el campo del placer y de la alegría, acompañándose
de aumento de la actividad motriz, se produce el Síndrome de excitación psicomotriz.

Cuando el humor vira hacia el desplacer y la tristeza, con merma de la actividad motora, se
produce el Síndrome de depresión psicomotriz.
2º) La exaltación que produce el problema ideoafectivo. En estos casos hay pérdida de la
autonomía psíquica que, según las formas clínicas, puede ser temporaria o definitiva. Es el Síndrome
delirante.

ENFERMOS MENTALES NO ALIENADOS:

Cuando la perturbación psíquica no llega a desviar ni a debilitar el juicio tampoco se pierde la


autonomía psíquica, que sólo se debilita temporariamente en algunos casos y muestra gran
inestabilidad en otros.

a) Cuando se produce la debilitación temporaria de la autonomía psíquica el juicio continúa


controlando, aunque palidece el vigor y la firmeza de sus conclusiones. Pertenecen a este grupo las
Neurosis.

b) Los casos de gran inestabilidad de la autonomía psíquica pueden producir, también en forma
discontinua, períodos de descontrol del juicio con alteraciones de la conducta. Pertenecen a este
grupo las Personalidades psicopáticas o premorbosas.

Juicio
Insuficiente
(falta de Síndrome Idiotas Imbéciles Débiles
desarrollo y oligofrénico o mentales (en las formas leves
de frenasténico existe autonomía psíquica)
autonomía
psíquica)
Demencias:
Demencia Primitiva Senil
Arterioesclerótica
Paralítica
Coreica
Preseniles (Enf.
Orgánicos

Alienados Juicio Alzheimer; Enf.


Enfermos
(juicio debilitado Pick).
Mentales Síndrome
alterado) (pérdida
demencial Demencias:
Demencia Secundaria

autonomía
Alcohólica
psíquica)
Post-confusional
Post-traumática
Epiléptica
Vesánica (Estado
final distímicos y
delirantes)
Juicio
suspendido Lesiones graves irreversibles,
Síndrome
(autonomía producen pérdida de la
confusional
psíquica autonomía psíquica.
suspendida)
La autonomía psíquica al
Juicio debilitado y

Orgánicos
comienzo puede
disloque psíquico Síndrome
desaparecer
(pérdida autonomía esquizofrénico
temporariamente por las
psíquica)
remisiones.

Síndrome de
Exaltación Placentera excitación
afectiva (falta psicomotriz
temporaria
(Juicio de
Alterado) autonomía Síndrome de
Funcionales psíquica) Displacentera depresión
Juicio psicomotriz
desviado
Exaltación
ideoafectiva
Delirios agudos o
Enfermos (falta
Síndrome reactivos
Mentales temporaria o
Delirante
definitiva de
Delirios Crónicos
autonomía
psíquica)
Debilitación
Temporaria de Psicastenia
autonomía Neurastenia
Neurosis
psíquica (juicio Histeria
de escasa Neurosis de angustia
No alienados firmeza)
(juicio sin
Paranoica
desviación ni
Esquizofrénica
debilitación) Inestabilidad
Esquizotímica
(períodos de Personalidades
Perversa
descontrol del Psicopáticas
Mitomaníaca
juicio)
Hiperemotiva
Hipofrénica-asténica (Bosch)

Esta clasificación de los enfermos mentales ha sido realizada respetando, desglosando y


recopilando conceptos de los tres indiscutidos maestros argentinos, profesores Borda, Ameghino y
Bosch.
CAPÍTULO II

SÍNDROME OLIGOFRÉNICO O FRENASTÉNICO

El síndrome oligofrénico o frenasténico, corresponde a la detención del desarrollo psíquico; sea


éste congénito o adquirido en los primeros años de la vida. La denominación oligofrénico ha sido
creada por Kraepelin, siendo su significado: aligo igual, a escaso, poco; frenia igual a mente; es decir
de escasa o pobre mentalidad. En cuanto a la denominación frenastenia, se debe a Andrés Verga,
siendo su significado: frenia igual a mente; astenia es igual a debilidad; es decir: debilidad de la
mente. De ahora en adelante emplearemos indistintamente una u otra denominación,
recordándose en cada una de ellas a importantes escuelas: la alemana de Kraepelin y la italiana de
Verga.

Si por frenastenia se entiende la detención del desarrollo psíquico, será considerado como
frenasténico todo individuo que evidencie una insuficiencia intelectual más o menos marcada. De
acuerdo con el criterio de Sante de Sanctis, la insuficiencia del desarrollo psíquico puede, o no puede
estar acompañado por otras manifestaciones de insuficiencia en las funciones motoras y del
lenguaje, según sea la magnitud de la agenesia cerebral, o la destrucción causada por una
enfermedad o causa intercurrente que detenga la evolución del cerebro.

En los casos de oligofrenia no muy pronunciada, sin síntomas groseros ni estigmatología física
que la denuncien, ésta se manifiesta por la dificultad que tiene el individuo para adaptarse al medio
escolar y asimilar los conocimientos que forman el capital cognoscitivo de una persona normal.

Binet y Simón crearon lo que han llamado: escala métrica de la inteligencia. Consiste en realizar
una serie de pruebas o reactivos mentales, cuya dificultad aumenta y cuyas posibilidades de
solución, para cada edad se establecieron después de un minucioso estudio estadístico. Con estos
reactivos o tests, podemos formarnos un concepto aproximado de la edad mental o intelectual de
una persona y, de acuerdo con eso establecer si es o no un insuficiente.

Son muchos los psiquiatras que no aceptan los tests como único procedimiento de valoración
intelectual. Fundamentan su opinión adversa, en lo artificial de las reacciones y en la coexistencia
de múltiples factores de error, así como el estado emotivo del sujeto sometido a la prueba y,
finalmente, en las apreciaciones de carácter personal de quien realiza el examen. Dadas estas
razones, prefieren guiarse por la apreciación del rendimiento social, observando el grado de
capacidad en el desempeño de las diversas actividades de la vida. En realidad lo más acertado es
valerse de ambos procedimientos, valorando los beneficios de cada uno. De esta manera se podrá
sentar el diagnóstico de oligofrenia teniendo en cuenta los siguientes hechos: I9) Cuando se
comprueba una dificultad manifiesta para conducirse correctamente en la vida y adaptarse a las
normas de convivencia social. (Método sociológico). 29) Cuando se comprueba un rendimiento
insuficiente en los tests de inteligencia. (Método Psicológico).
Etiología:

Las causas que se deben tener en cuenta como determinantes de oligofrenia son numerosas,
pudiendo incluírselas en dos grandes grupos: I9) Causas que producen modificaciones germinales,
es decir que obran directamente sobre los genes; factores germinales. 29) Causas que producen
modificaciones somáticas, o sean, las que actúan sobre el individuo ya constituido; jactares
somáticos.

1º) FACTORES GERMINALES:

Entre los más importantes se destacan:

La herencia: A través de numerosos estudios estadísticos realizados, es posible afirmar, que la


herencia neuropática juega un papel muy importante entre las causas de oligofrenia. Existen
familias de oligofrénicos, en las que hallamos diversos tipos de enfermos mentales, neuróticos, dé-
biles mentales, delincuentes, amorales, perversos instintivos, prostitutas, entre los más frecuentes.
En realidad la descendencia frenasténica procede de la debilidad mental y de la imbecilidad ligera;
es excepcional que un idiota tenga descendencia, por su natural aislamiento del medio social y
porque es frecuente que en estos seres no llegue a insinuarse en forma neta la sexualidad. De tal
manera la herencia oligofrénica resulta de la unión de débiles mentales e imbéciles entre sí o con
personas normales.

De acuerdo con numerosos estudios estadísticos incompletos, efectuados especialmente en


Estados Unidos, se llega a las siguientes conclusiones: 1º) De la unión de débiles mentales con
imbéciles, por adición de la tara neuropática, pueden engendrarse hijos idiotas. 2º) Un matrimonio
de débiles mentales, dará en la descendencia 3/4 partes de débiles mentales. 3º) En el matrimonio
de un débil con un normal, la descendencia es 50 % normal y 50 % insuficiente. 4º) Los padres
normales que descienden de insuficientes, producen 1/3 de hijos insuficientes.

Del estudio de todos los datos estadísticos se puede concluir, aunque en forma no categórica
que: "la herencia de la oligofrenia es unas veces dominante y otras recesiva; siendo las formas leves,
dominantes y las graves, recesivas".

El alcoholismo: El alcohol ocupa uno de los primeros puestos entre los factores determinantes
de frenastenias. De acuerdo con las estadísticas se ha llegado a la conclusión de que el alcohol es
responsable del 50 a 60 % de los casos de oligofrenias. En ese sentido, son concluyentes las cifras
que arroja la estadística de Bourneville; sobre mil oligofrénicos, el alcohol fue el causante en 621
casos, repartidos en la siguiente forma: 471 casos de origen paterno, 84 de origen materno y 66 de
ambos orígenes. El alcohol provoca una notable disminución de las resistencias a nivel de las
glándulas genitales, obrando en forma directa e indirecta sobre los genes. El alcohol impregna todo
el organismo hasta las células germinales. Esta acción es mucho más enérgica cuando el alcohol obra
en el momento mismo de la concepción.

La tuberculosis: La tuberculosis desempeña también un papel de importancia en la producción


de las oligofrenias. Parece que las toxinas tuberculosas obran directamente sobre los genes,
especialmente en la madre, determinando una gran fragilidad constitucional en la descendencia,
favoreciendo las distrofias cerebrales graves y oligofrenias consiguientes.
La sífilis: 'Constituye junto con el alcohol una de las causas más frecuentes de frenastenia. No es
rara la asociación de ambas causas. Según las estadísticas más recientes la sífilis es responsable de
estos estados en un 40 a 45 % de los casos.

La consanguinidad: Ha sido considerada como factor degenerativo; sin embargo no lo es, cuando
los progenitores son completamente sanos. En el caso contrario, cuando existe una tara mórbida
familiar, se produce adición de efectos, que la convierten en una causa favorecedora de frenastenia.

La edad de los padres: Cuando la edad de los progenitores es insuficiente suele ser causa de
frenastenia por la incompleta madurez física y psíquica. En el caso en que la edad sea excesiva, los
factores determinantes serán aquellos que concurren a la involución del organismo.

2º) FACTORES SOMÁTICOS:

En cuanto a los factores que obran sobre el individuo ya constituido los subdividiremos en tres
grupos, teniendo en cuenta como punto de reparo el parto. Así se las divide en causas prenatales,
natales y posnatales.

CAUSAS PRENATALES: Debemos considerar en primer término por su importancia: a) Las


condiciones anormales de la madre durante el emba-'razo. Existen numerosas causas mórbidas del
organismo materno que pueden obrar desfavorablemente en la génesis del nuevo individuo.
Figuran entre ellas, las enfermedades metabólicas y de la nutrición: diabetes, gota, pelagra,
avitaminosis; las enfermedades endocrinas: de hipófisis, tiroides, suprarrenales y genitales; algunas
enfermedades infecciosas; rubéola. También deben considerarse las alteraciones producidas por
algunos tóxicos que obran sobre la madre: alcohol, plomo, arsénico, mercurio, fósforo, esencia de
trementina, alcaloides. En lo que respecta a las causas de orden psíquico, traumas morales y
emociones intensas de la madre durante elembarazo, parecen no tener influencia patógena sobre
el feto, como se creyó en una época.

b) "Las injurias que recaen directamente sobre el feto durante el embarazo". En tal sentido tienen
gran importancia todos los traumatismos sufridos por la madre, especialmente los golpes y caídas
sobre, el vientre, que repercuten directamente sobre el feto. La radioterapia abdominal a que pueda
ser sometida la madre, en caso de tumores y otras afecciones abdominales que la requieran.

CAUSAS NATALES: Comprende todos los factores que pueden obrar en el momento mismo del
parto.

a) Anormalidades del parto: Todos los accidentes distócicos pueden convertirse en otras tantas
causas de frenastenias. Los partos prolongados con compresión de la masa encefálica perturbando
y destruyendo elementos neuronales deteniendo la evolución. Las circulares de cordón que
producen aumento brusco de la tensión intracraneana, con pequeñas hemorragias capilares en el
cerebro y muerte de grupos celulares de la corteza. Además, tiene una importancia muy grande el
empleo del fórceps, que se convierte en responsable directo de oligofrenias, cuando es aplicado por
manos inexpertas.

b) Los nacimientos prematuros: En estos casos la frenastenia se explica por la insuficiente


madurez en el desarrollo del feto antes de su normal viabilidad.
CAUSAS POSNATALES: Son las que se producen en el transcurso de la primera infancia, después
del parto, durante las primeras etapas de la evolución extrauterina.

a) Traumáticas. Hay que tener en cuenta todos los traumatismos por golpes y caídas, que
recaigan sobre el cráneo, y que pueden lesionar zonas vitales del cerebro.

b) Tóxicas e infecciosas. Entre otros1 tóxicos debemos considerar al óxido de carbono, cuya
fijación en la hemoglobina de los glóbulos rojos impide el transporte del oxígeno, provocando la
anoxemia de los elementos celulares de la corteza, con cuya muerte se detiene la evolución de la
psique.

Entre las causas infecciosas que pueden obrar sobre el cerebro del niño y que por destrucción
provocan oligofrenia, tenemos: meningitis, encefalitis y meningoencefalitis.

c) Convulsivantes: Como ocurre en la eclampsia infantil. Las convulsiones producen un aumento


brusco de la tensión intracraneana, con fractura de capilares y hemorragias puntiformes de la
corteza, con destrucción de las células piramidales en esas zonas.

d) Nutritivas: Todos los factores nutritivos que por carencia pueden alterar el metabolismo
general con repercusión cerebral. Tienen importancia las avitaminosis y entre ellas, en especial, la
carencia de vitamina B.

Anatomía patológica

Los cerebros de los frenasténicos presentan alteraciones, no solamente a nivel de la corteza, sino
también en toda la organización subcortical y en especial a nivel de los ganglios de la base.
Estudiaremos las alteraciones más frecuentes.

1º) AGIRIAS O LISENCEFALÍAS:

Para la correcta comprensión del problema de las agirías, conviene antes exponer en forma
somera, cómo se realiza normalmente la organización de la corteza cerebral. Esta organización se
produce por la migración hacia la superficie del cerebro, de los neuroblastos que se forman a nivel
del epéndimo. En condiciones normales, esa migración se completa y termina al cuarto mes de la
vida intrauterina. A partir de esa época la corteza cerebral tendrá su capital definitivo en neuronas,
que no será aumentado en su evolución futura. Durante el proceso evolutivo sólo se observará la
maduración de los neuroblastos que se transforman en neuronas; fenómeno que se marca por la
aparición de la sustancia cromática, la diferenciación de las neurofibrillas y la mielinización de los
cilindroejes.

La mielinización continúa en la vida extrauterina. Esta es la razón del aumento de volumen del
cerebro, que en el momento de nacer pesa 400 gramos, al año 1000 gramos y en el adulto alrededor
de 1400 gramos. Si suponemos a la corteza cerebral desplegada, tiene, según el prof. Jakob, una
superficie de 200.000 milímetros cuadrados, con un espesor de dos milímetros y medio, que
encierra en ella, según cálculos aproximados, alrededor de doce a catorce mil millones de neuronas.

Se ha comprobado que cualquier factor capaz de dificultar, impedir o desviar la migración normal
de los neuroblastos traerá como consecuencia una diferente organización de la corteza cerebral.
Además, en las primeras etapas de la evolución, la nutrición de la substancia cerebral se realiza por
simple imbibición, pero después del segundo mes de la vida intrauterina, comienzan a surgir desde
el mesodermo, los primeros brotes vasculares que han de irrigar el cerebro. Ésta es otra de las
etapas fundamentales de la evolución cerebral, pues con una mala irrigación se producirá la muerte
celular por falta de nutrición, a pesar de que la migración neuroblástica sea perfecta.

La agiría o lisencefalia, consiste en la falta de surcos a nivel de la corteza, constituyendo una de


las disgenesias más frecuentes. Por lo general afecta zonas reducidas de la corteza, sólo por
excepción se la ve extendida a varios lóbulos cerebrales. En cuanto a las causas de esta
malformación, lo más probable es que se trate de una detención de la migración neuroblástica.
Estos elementos celulares quedan detenidos en plena substancia blanca, y no pueden por esa razón
evolucionar. Si hubieran llegado a la corteza, seguirían la evolución transformándose en neuronas;
la mielinización de los cilindroejes exigirá entonces un mayor espacio por el aumento de volumen
que esto significa, produciendo en esa forma el repliegue de la corteza y la formación de surcos.

2º) HIDROCEFALIAS:

Se trata de procesos probablemente inflamatorios a nivel de las cavidades ventriculares y del


epéndimo, que dejan secuelas de naturaleza cicatrizal, con estrechamientos orificiales, que
dificultan o impiden la normal circulación del líquido cefalorraquídeo. La consecuencia es la
acumulación del mismo en las cavidades cerebrales, que en consecuencia se dilatan. Según el grado
de dilatación será mayor o menor la compresión de la corteza cerebral contra la tabla ósea del
cráneo. Cuando esas dilataciones son muy grandes, se puede observar hasta la desaparición de los
surcos y cisuras normales, en verdad se borra el dibujo normal de la corteza, con amplias
destrucciones de zonas vitales del cerebro. En casos menos graves se ve una disminución de la
profundidad de los surcos y cisuras y el aplastamiento de las circunvoluciones.

La mayor parte de las veces, la hidrocefalia se debe a una estrechez cicatrizal a nivel del
acueducto de Silvio.

3º) ESCLEROSIS TUBEROSA:

La esclerosis tuberosa, es una afección de rara frecuencia; ha sido descrita en el año 1880 por
Bourneville, quien la consideró una afección de origen infeccioso, o mejor dicho, como la secuela
de una infección fetal. La superficie del cerebro adquiere un aspecto característico, por la presencia
de islotes que sobresalen de la corteza, con forma redondeada o poliédrica, pero sin límites netos,
de aspecto blanquecino, de superficie lisa y de consistencia dura. La corteza aparece de este modo
deformada, mostrando a veces verdaderas tuberosidades, lo que le ha valido a la afección el nombre
de esclerosis tuberosa o enfermedad de Bourneville. Es frecuente comprobar la existencia de
tumores en la proximidad de los ventrículos y en otros órganos de la economía, especialmente en
el riñón.

Microscópicamente esas tuberosidades están constituidas por tejido gliomatoso, donde los
gliofibrillas en gran cantidad ahogan y destruyen los elementos nobles: células y fibras nerviosas de
la región afectada. Tenemos que señalar como característica, la presencia de células nerviosas
gigantes, diseminadas en forma aislada o en grupos, en la corteza cerebral. Debido a la tendencia
proliferativa anormal de la neuroglia, algunos autores consideran esta lesión como una neoplasia
gliomatosa de origen disgenético.

4º) ENFERMEDAD DE TAY-SACHS:

En el año 1881 Tay observó un caso de ceguera con idiotez, y en el año 1887 Sachs la presentó
como una agenesia cortical del cerebro. Desde entonces se la conoce con el nombre de enfermedad
de Tay-Sachs o Idiocia Amaurótica.

Esta afección reconoce un origen metabólico debido a la acumulación, en el tejido nervioso, de


una substancia considerada como un producto de desecho del metabolismo de los lípidos. El mayor
acopio se produce en el tejido nervioso de la cara interna del lóbulo occipital, a ambos lados de la
cisura calcarina.

Las células que son asiento de la lesión se ven atrofiadas, distendidas en forma de pera o botella,
con el núcleo y los corpúsculos cromáticos rechazados hacia la periferia. La substancia extraña que
invade las células acusa su naturaleza lipoídica al colorearse con la hematoxilina.

5°) ENFERMEDAD DE NIEMANN-PICK:

Consiste en una forma de idiotez muy semejante a la amaurótica, debida, asimismo, a


perturbaciones del metabolismo de los lipoides. Se caracteriza porque esa substancia, no se
acumula únicamente en el tejido nervioso, sino también en otras visceras, especialmente en el
hígado y en el bazo.

6º) POROENCEFALÍA:

Consiste en una agenesia cortical del cerebro, una falta de substancia, como si se tratara de un
enorme poro en la superficie del cerebro. Faltan por lo tanto, gran número de circunvoluciones y
las adyacentes aparecen deformadas, convergiendo hacia los bordes del poro. La cavidad adopta la
forma de un embudo cuyo vértice llega al ventrículo lateral. La poroencefalía es a menudo bilateral.

7º) POLIGIRIA:

Es otra alteración disgenética cuya característica es el aumento exagerado de circunvoluciones.


La generalidad de las veces la poligifia se asocia a la microgiria caracterizada por el reducido tamaño
de las circunvoluciones. Esta asociación de malformaciones transmite al conjunto del cerebro un
aspecto particular, que le ha valido el nombre de cerebro en coliflor.

8º) PAQUIGIRIA:

Perturbación disgenética cuya característica es la formación de circunvoluciones anchas, con


escasos repliegues y surcos, que dan al cerebro un aspecto especial que recuerda al cerebro del
mono: cerebro simiesco.
Clasificación de las oligofrenias:

La oligofrenia es un trastorno por insuficiencia, cuya magnitud abarca desde los diversos grados
de la debilidad leve hasta la falta absoluta de toda actividad, es decir, lo que se ha llamado el cero
psíquico. Para establecer los valores de esos caudales intelectuales, es necesario buscar en cada
caso lo que se conoce por coeficiente intelectual (C. I.). Este coeficiente se obtiene, dividiendo la
edad mental (E. M.), que es la que se calcula mediante los diversos tests y reactivos de inteligencia,
por la edad cronológica (E. C.), que es la edad real del individuo. Para esto el adulto es considerado
como si tuviera 16 años, puesto que se ha comprobado que desde esa edad ya no aumenta el
desarrollo del caudal intelectual. Normalmente el coeficiente intelectual es igual a 1. Tomemos
como ejemplo a un niño con una edad mental de 5 años y cronológica de 12 años:

E. M. 5
C. I. = = = 0.41
E. C. 12

Revela una insuficiencia profunda desde que el coeficiente normal es 1. Binet, Stanford y Terman,
han establecido una escala de valores intelectuales teniendo en cuenta las cifras de los coeficientes
intelectuales.

Valores Coeficientes Intelectuales Clasificación de Inteligencias


de más de 1,40 Inteligencias geniales
Entre 1,20 y 1,40 Inteligencias muy superiores
Entre 1,10 y 1,20 Inteligencias superiores
Entre 0,90 y 1,10 Inteligencias corrientes
Entre 0,80 y 0,90 Debilidad mental leve
Entre 0,70 y 0,80 Debilidad mental pronunciada
Entre 0,50 y 0,70 Imbecilidad
Entre 0,00 y 0,50 Idiotez

Después de estas consideraciones previas, encaremos el estudio de las clasificaciones más


importantes y consagradas por el uso, hechas para el conocimiento de los oligofrénicos.

1º) CLASIFICACIÓN CLÍNICA:

Creada por Esquirol y que nuevamente fue propuesta en el año 1910 por Binet y adoptada casi
universalmente. Según la misma se divide a los frenasténicos en tres grandes grupos acordes con el
grado de evolución en que se ha detenido el desarrollo. Así yendo de los oligofrénicos profundos a
los leves los clasificamos en: idiotas, imbéciles y débiles mentales.
Idiotas: Los idiotas no llegan a expresarse por el lenguaje hablado, ni comprenden lo que se les
dice; en su evolución no superan el período glósico, allí quedan detenidos, adquiriendo algunos un
lenguaje reducido, limitado a monosílabos o frases rudimentarias. Su edad mental es siempre
inferior a los tres años y su coeficiente intelectual oscila entre 0,00 y 0,50.

El vocablo idiota deriva del radical idios, que significa aislado. En efecto, lo que más caracteriza
a estos seres, es su total aislamiento del ambiente social a causa de su profunda insuficiencia, que
los hace ineducables e imposibilitados para toda convivencia.

Imbéciles: Los imbéciles superan el período glósico, pero no logran manifestarse por el lenguaje
escrito. Si en algunas formas de imbecilidad leve llegan a aprender a leer, lo hacen mecánicamente
sin comprender lo que leen.

Será considerado imbécil, -todo individuo cuya edad mental oscila entre más de tres años y
menos de siete, con un coeficiente intelectual que oscila entre 0,50 y 0,70.

Debilidad mental: El débil mental logra hacerse entender por el lenguaje hablado y escrito,
siendo además capaz de bastarse a sí mismo en el desempeño de tareas manuales. Los débiles
mentales se distinguen de las inteligencias corrientes por su incapacidad de síntesis y de
abstracción; su vida intelectual se desempeña en el terreno de lo concreto.

Se considera débil mental a todo sujeto cuya edad mental oscila entre más de siete años y menos
de doce, con un coeficiente intelectual que oscila entre 0,70 y 0,90.

2º) CLASIFICACIÓN DE SANTE DE SANCTIS:

El autor tiene en cuenta en esta clasificación un doble criterio, el anatomopatológico y el


patogénico. Considera que la frenastenia puede deberse a causas mórbidas que obren sobre el
cerebro después del nacimiento, o bien, a taras mórbidas de carácter hereditario, y congénitas
transmitidas por los genes. Con este criterio establece cuatro grupos.

a) Frenasténicos biopáticos: Cuando lo primordial es el factor degenerativo hereditario,


determinado especialmente por causas tóxicas e infecciosas en las cuales el alcohol y la sífilis se
reparten por igual el grado de responsabilidad. Éstos son los individuos que nacen frenasténicos.

b) Frenaslénicos cerebropáticos: En este caso no interviene, o sólo lo hace en forma


insignificante, el factor mórbido hereditario o degenerativo. En cambio la causa se debe atribuir a
una cerebropatía, es decir, a una alteración tóxica, infecciosa o traumática, que obra directamente
sobre el encéfalo. Los cerebropáticos son los que se vuelven frenasténicos después del nacimiento.

c) Frenasténicos biocerebropáticos: Son aquellos en los que se observa la concurrencia de ambos


factores, vale decir, sujetos que teniendo una marcada tara hereditaria sufren la acción de factores
exógenos que provocan una cerebropatía.

d) Frenasténicos por disglandularismo: En éstos las causas determinantes de la frenastenia,


deben buscarse en disturbios del aparato neuro-endocrino, teniendo un representante legítimo en
la idiotez cretínica o mixedematosa, por alteraciones tiroideas.
El mismo Sanie de Sanctis agrega a su clasificación, una serie de tipos clínicos, aplicables a cada
uno de los cuatro grupos previamente establecidos.

1) Tipo idiótico: Como el mismo tipo de la clasificación clínica, se caracteriza por ser ineducable,
no superando en su evolución, el período glósico.

2) Tipo imbecílico: Se expresa verbalmente pero es incapaz de hacerse entender por escrito.

3) Tipo vesánico; Coincide con el débil mental de la clasificación clínica. Se caracteriza por su gran
inestabilidad afectiva, con fácil irritabilidad, cae fácilmente en estados de excitación y delirio.

4) Tipo epileptoideo: Frenasténicos que presentan además todos los caracteres y síntomas de la
epilepsia, inclusive los del gran mal.

5) Tipo infantil: Son frenasténicos con todas las características de infantilismo e hipoplasia
generalizada.

En consecuencia podemos clasificar a los frenasténicos en la siguiente forma:

Idiótico
Biopático
Imbecílico
Cerebropático
Frenasténico Tipo Vesánico
Biocerebropático
Epileptoide
Disglandular
Infantil

3°) CLASIFICACIÓN ETIOPATOGÉNICA:

Es una clasificación argentina que pertenece al Prof. Braulio Moyano. En ella se establecen ocho
grupos de enfermos.

1º) Frenastenias disgenéticas: Forman el grupo más numeroso incluyendo todas las causas que
obran directamente sobre los mecanismos de formación embrionaria.

2º) Frenastenias inflamatorias: Debidas a todos los procesos de naturaleza inflamatoria; ya sea
por infección fetal como ocurre con la sífilis, o contraídos durante la primera infancia: meningitis y
encefalitis.

3º) Frenastenias traumáticas: Son las que se producen a consecuencia de todos los traumatismos
que obran sobre el encéfalo, tanto en el curso del embarazo, como durante el parto o después del
nacimiento.

4º) Frenastenias neoplásicas: Debidas a procesos neoíormativos de naturaleza gliomatosa, que


se producen sobre la corteza cerebral. Es lo que ocurre en la enfermedad de Bourneville.
5º) Frenastenias metabólicas: Debidas a depósitos intracelulares de productos derivados del
metabolismo de los lipoides en las células de la corteza, como ocurre en la enfermedad de Tay-Sachs
y en la enfermedad de Niemann-Pick.

6º) Frenastenias disendocrínicas: Cuyas causas se originan en perturbaciones de orden


neuroendocrino, como ocurre en el cretinismo y en el mogolismo.

Sintomatología:

Reseñaremos primeramente la sintomatología psíquica de la oligofrenia en cada uno de los tres


grados de insuficiencia. En segundo lugar nos ocuparemos de los síntomas de orden somático.

1º) SINTOMATOLOGÍA DE LA IDIOTEZ:

Los idiotas se caracterizan por la falta absoluta o casi absoluta de inteligencia. Se han dividido en
dos grandes grupos: los idiotas profundos y los idiotas menores.

Idiotas profundos: Los idiotas profundos poseen grandes deformidades craneales y


malformaciones teratológicas. Viven en el más absoluto aislamiento y desconexión con el mundo
exterior, no se revela en ellos el más leve indicio de inteligencia; la facie es inexpresiva y estúpida,
el lenguaje no se desarrolla, se limitan a emitir gritos inarticulados, guturales, semejantes a los de
los animales. Su atención no es atraída por ningún objetivo, no existe manifestación alguna de vida
psíquica superior. Su afectividad no se insinúa siquiera, no reconocen ni muestran interés por los
padres ni por las personas que los cuidan y los atienden. El mismo instinto de conservación se halla
muy escasamente desarrollado; es necesario enseñarles a mamar cada vez que hay que
alimentarlos; en otros casos hay que llevarles los alimentos a la boca y empujarlos hacia la faringe.

Permanecen inactivos o realizan algunos movimientos inconscientes, sin ninguna intención. De


esta manera, toda su vida queda reducida a las funciones vegetativas, sin ninguna actividad psíquica.
A menudo hay incontinencia de esfínteres, y permanecen con la boca entreabierta, por la que se
escapa la saliva.

La supervivencia de estos seres es breve, se extiende desde algunos meses hasta los 20 ó 30 años
a lo sumo.

Idiotas menores: En los idiotas menores, es posible entrever la existencia de algunas


manifestaciones que revelan una actividad psíquica rudimentaria.

En estos idiotas, la atención es muy inestable, no puede ser sostenida. La sensopercepción es


muy torpe y la comprensión nula para gran parte de las cosas, sólo pueden alcanzar las cosas
elementales del mundo exterior, que les permitirán individualizarse rudimentariamente en el
mismo, aunque sin autonomía completa. Reconocen sus alimentos y llegan a comer solos.
Algunos de ellos revelan buena memoria, especialmente para cuanto se relacione con la
satisfacción de sus deseos y necesidades instintivas. Las asociaciones de ideas son muy pobres y
rudimentarias, desde que su capital ideativo es casi nulo.

Tienen algunas reacciones afectivas; son accesibles a la alegría y a la tristeza; reconocen a sus
padres y a las personas que les prodigan cuidados, exteriorizando manifestaciones de alegría en.
presencia de las mismas.

De un modo general, se trata de seres ineducables, de una pobre afectividad instintiva, con un
lenguaje reducido a algunas palabras, por lo general mal articuladas, pues existen grandes
trastornos en la función motora de la palabra. Su actividad es casi nula, sus actos y sus movimientos
no conducen a ningún objetivo útil; es una actividad descontrolada y sin ninguna finalidad, salvo en
los casos en que va dirigida a satisfacción de sus necesidades instintivas. En algunas ocasiones se
produce irritabilidad y gran excitación, observándose actos impulsivos de gran violencia. La se-
xualidad está mal definida, generalmente son homosexuales y onanistas. Todas estas circunstancias
los convierte en seres inadaptables al medio social, y por otra parte tampoco los atrae, ya que su
vida instintiva los aisla y los hace solitarios.

2º) SlNTOMATOLOGÍA DE LA IMBECILIDAD:

Como ya lo anticipamos, los imbéciles son oligofrénicos cuya edad mental oscila entre los 3 y 7
años.

En este grado de frenastenia es posible hallar muy desarrolladas algunas funciones psíquicas,
especialmente la memoria y las asociaciones simples, lo que les permite desempeñarse en tareas
manuales más o menos automáticas, siempre que las mis-mas no presenten variantes o situaciones
nuevas de cierta complejidad, que pudieran requerir el empleo de una inteligencia que no existe.

La atención es muy superficial, poco sostenida predominando la forma espontánea. Como


consecuencia la sensopercepción, adolece del mismo defecto. La comprensión es muy precaria en
los imbéciles. En general ellos comprenden las cosas y relaciones simples y elementales. En
ocasiones, pueden, gracias a una memoria realmente sorprendente en estos seres, desempeñarse
en tareas de mayor jerarquía que las que corresponden a su real capacidad intelectual. Esta es la
razón por la cual algunos imbéciles llegan a leer, pero sólo lo hacen de manera mecánica, sin llegar
a la comprensión de lo que leen. Estas memorias privilegiadas en algunos imbéciles, es lo que ha
llevado a Sante de Sanctis a hablar de inteligencias parciales. Tales inteligencias parciales lo serían
con respecto a diversas actividades en relación con las inclinaciones naturales del individuo (música
cálculos, trabajos manuales, etc.).

Toda situación nueva, que trascienda al terreno de lo habitual y corriente es, generalmente,
incomprensible para el imbécil. Este-hecho revela la pobreza intelectual. La falta de inteligencia,
impide la adquisición de todo aquello que sobrepasa el límite de lo más elemental y concreto debido
a la absoluta incapacidad para abstraer nada, ya que de los conceptos abstractos no llegan a
reconocer ni utilizar los elementos simples, que de otra manera pueden ser reconocidos y
substituidos. En definitiva falta la capacidad de razonar y abstraer. En otras palabras, las funciones
intelectuales de mayor jerarquía, presentan un desarrollo insuficiente, escaso o nulo. De allí la gran
pobreza del capital ideativo formado por conocimientos concretos de la más baja jerarquía. Las
asociaciones son muy simples, superficiales y rudimentarias. El juicio insuficiente, la imaginación y
el raciocinio ausentes o se insinúan apenas. El pensamiento es de gran pobreza, de curso lento,
perseverante y esterotipado. El lenguaje es reducido e incompletamente desarrollado.

La afectividad está supeditada a las reacciones emocionales que surgen de la fuente instintiva
del individuo que, dada las escasas inhibiciones por falta de un psiquismo superior, fácilmente
desencadena violentas crisis emocionales y de excitación. En cuanto a la heteroafectividad y los
sentimientos altruistas son extraordinariamente escasos; de allí su pobreza moral.

La actividad se encuentra a tono con la evolución del psiquismo. Algunos imbéciles se


desempeñan en tareas manuales rudimentarias, donde el automatismo y el hábito, les permiten
bastarse a sí mismos; también suelen desempeñarse con relativa suficiencia en las tareas rurales,
con la condición de que se les requiera siempre lo manual y lo habitual para que tales tareas se
efectúen. Desde otro punto de vista estos oligofrénicos suelen presentar serios trastornos de
conducta. Recordamos en primer lugar, que estos insuficientes, son sumamente sugestionables, se
les puede influenciar en cualquier sentido con extraordinaria facilidad, transformándose en
instrumento de otras personas que los inducen al robo o los utilizan para maniobras dolosas.

Más frecuentes aún, son los trastornos de conducta por perturbaciones sexuales; se entregan al
onanismo exagerado y a toda clase de excesos y perversiones sexuales: homosexualidad,
bestialidad, atentados al pudor, delitos sexuales contra niños, etc. Por otra parte, adquieren con
suma facilidad el hábito alcohólico y recurren a menudo a la violencia con objeto de satisfacer sus
bajas pasiones.

3º) SlNTOMATOLOGÍA DE LA DEBILIDAD MENTAL:

Los débiles mentales constituyen los oligofrénicos de menor grado de insuficiencia, cuya edad
mental oscila entre 7 y 12 años y comprende a todas las personas cuyo coeficiente intelectual se
encuentra entre 0.70 y 0.90, cifra que constituye el límite entre la normalidad y la insuficiencia. Los
débiles mentales se expresan y se hacen entender por el lenguaje oral y escrito.

La atención es generalmente buena, en los casos profundos es inestable y fácilmente fatigable.


La sensopercepción es rápida y normal. La comprensión se hace con facilidad en los débiles mentales
leves, que poseen un capital ideativo formado por cierta cantidad de conceptos abstractos; pero no
ocurre así con los débiles mentales profundos, en los cuales el capital ideativo no supera el marco
de lo concreto, haciéndose muy difícil la comprensión de las relaciones abstractas. La mayor parte
de las veces, los débiles mentales cuentan con el auxilio de una buena memoria, en algunos casos
excelente, favoreciéndolos en mucho sus elaboraciones psíquicas; con ella suplen a menudo, parte
de su insuficiencia intelectual.

Los juicios son insuficientes, siendo pueriles en la debilidad mental pronunciada. El pensamiento
que suele ser perseverante y estereotipado, se acentúa a medida que la debilidad mental es más
profunda. En cuanto a la imaginación y al raciocinio, apenas esbozados en los débiles mentales pro-
fundos, se encuentran más o menos desarrolladas en los débiles mentales leves. A menudo, sobre
todo cuando se asocia alguna personalidad psicopática, caen con facilidad en conflictos con el medio
social, elaboran y construyen situaciones falsas, verdaderas fábulas, que en ocasiones llegan a vivir
con intenso realismo.
La afectividad, por lo general, se manifiesta en forma amplia; son de reacciones emocionales
fáciles. En este grupo de oligofrénicos abundan los hiperemotivos en cuyo caso, se los ve reaccionar
vivamente ante estímulos a veces insignificantes. Son afectuosos en el medio familiar y suelen ser
afables y comunicativos en el medio en que actúan. Cuando la debilidad mental es leve, es frecuente
observar los sentimientos altruistas y morales bien manifiestos y arraigados. Como es natural, los
sentimientos humanos más elevados, ya no se encuentran en los débiles mentales pronunciados.
En estos oligofrénicos, son frecuentes los estados reactivos de excitación con ideas delirantes de
perjuicio y persecución; excitación que sube rápidamente de tono y al llegar a su acmé, provoca un
estado sub-confusional con el aditamento, a veces, de alucinaciones auditivas. En tales condiciones,
el sujeto puede cometer cualquier tipo de agresión. Estos estados suelen ceder y remitir con la
misma rapidez con que se acrecientan; corresponden al tipo vesánico de la clasificación de Sante de
Sanctis, o a lo que lo, autores franceses denominan: Bouffée delirante de los degenerados.

Los débiles mentales son capaces de efectuar trabajos manuales que requieren cierta
complicación y coordinación motriz. En aquellos casos en que la insuficiencia es poco marcada,
como ocurre con los fronterizos., suele observarse una sólida memoria que les permite llegar a la
culminación de los estudios secundarios, lo que les facilita su desempeño en tareas de mayor
jerarquía, más allá de los trabajos manuales. En ocasiones, gracias a la memoria, llegan a acumular
gran número de conocimientos, pero se comprueba que estas personas son incapaces de efectuar
elaboración alguna con estos materiales, pues el contenido abstracto de los mismos, les impide
realizar una clara comprensión de ellas. En el momento en que, para resolver problemas abstractos
de mayor magnitud que lo corriente, se requiere la intervención de las funciones intelectuales
superiores: juicio, raciocinio e imaginación, es cuando, en este tipo de oligofrénicos, vemos el
fracaso de las elaboraciones mentales.

Los débiles mentales se caracterizan por su gran credulidad y fácil sugestibilidad; son fácilmente
atraídos por todo lo teatral, y muestran, en cambio, desconfianza ante los hechos simples y
verdaderos. Esto nos da una idea de los peligros a que se hallan expuestos en el transcurso de la
existencia.

El niño normal se diferencia del débil mental, porque el primero, entre los 6 y 10 años comienza
a realizar las primeras elaboraciones abstractas, creando situaciones y conocimientos nuevos,
emplean para ello, los conocimientos hasta ese momento asimilados, y realizan abstracciones entre
los mismos. Para que esto sea posible, se requiere la colaboración activa de la imaginación creadora,
de un raciocinio vigoroso y de una crítica lógica, que aprobará o no, lo elaborado. En el débil mental
esto no es posible. No se llevan a cabo tales elaboraciones, por la imposibilidad de abstraer, porque
tienen un raciocinio insuficiente y falta o es muy escasa la capacidad de creación. Por esta razón la
diferencia entre los niños normales y los débiles mentales, se hace tanto más notoria cuanto más se
avanza en edad.

4º) ESTIGMATOLOGÍA SOMÁTICA DE LOS OLlGOFRÉNICOS:

Al iniciar el estudio de las alteraciones somáticas que complementan el cuadro psíquico de los
frenasténicos, debemos hacer notar que tales alteraciones son tanto más frecuentes y numerosas,
cuanto más profundo sea el grado de la insuficiencia. Se descuenta, por consiguiente, que serán
muy marcadas en los idiotas, mucho menos en los imbéciles y casi imperceptibles o ausentes en los
débiles mentales. Consideraremos las más importantes.
1º) Cráneo: Las anomalías craneanas son muy importantes. Figuran en primer término las
anomalías de tamaño y de crecimiento, a) La microcefalia, constituye la alteración de observación
más frecuente, es debida a la detención del desarrollo de la masa necefálica a la que se agrega la
del cráneo, que se amolda exactamente al volumen del contenido. Este menor desarrollo del cráneo
se hace bien notorio, -por cuanto la cara no participa de dicha anomalía, b) La macrocefalia que es
la alteración opuesta a la anterior, existiendo cráneos que alcanzan un volumen extraordinario.
Muchas veces la macrocefalia se debe a la hidrocefalia y se confunde con ella.

También tienen importancia las anomalías de conformación del cráneo. Existen múltiples formas
de asimetría craneana; entre las importantes señalamos: a) La plagiocefalia, deformidad que
consiste en un cráneo oblicuo, oval y asimétrico, b) La escafocefatia: deformación que produce un
cráneo muy alargado y aplanado lateralmente, cráneo en quilla, que se debe a una osificación precoz
de la sutura sagital.

2º) Cara: La cara puede presentar diversos aspectos. Es "grande" en los microcéfalos; "pequeña"
en los macrocéfalos e hidrocéfalos; de aspecto "arrugado" en los cretinos. En general, los
oligofréniccs presentan una expresión estúpida, inexpresiva y a veces imbécil. Pueden observarse
malformaciones diversas en el pabellón de la oreja. En los ojos observamos diversas disposiciones y
formas de las cavidades orbitarias y de sus arcadas; distintas formas de párpados, especialmente la
disposición de la abertura que da el ojo mogólico. Deformidades de la nariz y desviaciones de 'la
misma. Labios con malformaciones diversas, labio leporino, paladar ojival, asimétrico, con fisuras,
velo de paladar bifurcado. Los dientes mal conformados y con defectos de implantación; dientes de
Hutchinson; prognatismo de las arcadas dentarias. Macroglosia, lengua salida de la cavidad bucal.

3º) Miembros: A nivel de los miembros y articulaciones, alteraciones variables: falta de


miembros; sindactilias, polidactilias, macrodactilias, etc.

4º) Aparato digestivo: Son muy frecuentes los trastornos funcionales a nivel del aparato
digestivo: abundante sialorrea, escapando la saliva por la boca entreabierta (baba de los idiotas).
También son frecuentes los vómitos y trastornos dispépticos, debido a que son seres que comen
con mucha glotonería y sin ningún control.

5º) Aparato génito-urinario: Son muy manifiestas las anomalías a nivel de los órganos génito-
urinarios; se hacen bien visibles en los genitales externos: anorquidias, criptorquidias, hipospadias,
epispadias, retracciones vulvares, imperforación de la vagina, anomalías e hipertrofias del clítoris.
Por otra parte, la sexualidad misma no se define netamente en los oligofrénicos profundos; los hay
pervertidos, onanistas y homosexuales.

6º) También se observan alteraciones en la sensibilidad general, que muestra una marcada
disminución, es muy obtusa. Dadas las alteraciones y escasa evolución del sistema nervioso, estos
seres son poco sensibles al frío, al calor y al dolor. Las mismas alteraciones las hallamos en otros
aparatos sensoriales, en especial en lo referente a la gustación, razón por la que comen cualquier
cosa.

7º) Aparato motor: Finalmente hemos de considerar los trastornos de orden motor, muy
importantes por su frecuencia y extensión. Siguiendo a Sante de Sanctis los distribuimos en seis
grupos, a) Hipertonías e hipotonías musculares, b) Alteraciones del reflejo rotuliano, exagerado o
abolido, c) Alteraciones de los movimientos activos con disminución de la fuerza muscular y
alteraciones de los movimientos coordinados de las manos, d) Alteraciones de los movimientos
complejos, como los de la marcha y la mímica, e) Perturbaciones de la motricidad general: parálisis,
espasmos, tics, temblores, movimientos atetósicos, coreicos, convulsivos, estereotipados, f)
Trastornos de la motricidad ocular con estrabismo.

Formas clínicas de las oligofrenias

1º) FORMA CRETINOIDE:

La oligofrenia de forma cretinoide se conoce también con el nombre de "mixedematosa", por ser
su característica, acompañarse de mixedema. Se debe a lesiones de la glándula tiroides, con
hipofunción, o bien, a la ausencia congénita de la glándula.

Estos frenasténicos presentan desde el punto de vista somático, un aspecto muy característico,
al extremo de que todos ellos se parecen. Cabeza ancha, asimétrica, tipo braquicéfala exagerada
(ensanchada lateralmente). Cara ancha y aplanada, de piel quebradiza; frente estrecha; párpados
hinchados, nariz ancha y aplastada, mejillas hinchadas; boca de labios gruesos, entreabierta,
dejando que la lengua, afectada de macroglosia, haga procidencia de la cavidad; dientes mal
implantados y afectados de caries. Los cabellos son gruesos, ásperos, con aspecto de crines. El
conjunto de la cabeza cae hacia adelante y presenta una expresión estúpida, desagradable.

El cuerpo de aspecto redondeado e hinchado por el infiltrado mixedematoso, está mal


conformado y es de escaso desarrollo; detenido en su crecimiento, determina el enanismo de los
cretinos.

Desde el punto de vista psíquico, la frenastenia cretinoide puede presentar todos los grados de
insuficiencia que establece la clasificación clínica de Esquirol, sin embargo, lo corriente es que se
trate de las formas leves, que hacen irrupción después de varios meses de vida hasta los dos o tres
años, con detención del crecimiento. Se desprende por lo tanto, que lo más frecuente será encontrar
la imbecilidad y la debilidad mental cretinoide, siendo rara la idiotez cretinoide.

La sintomatología para cada caso, es la misma que corresponde a cada uno de los grados que ya
conocemos. Debemos agregar como características de esta forma clínica, la gran apatía y
somnolencia, el enanismo por detención del crecimiento y el mixedema cutáneo. La afectividad se
muestra bastante viva; tienen interés por el ambiente que los rodea; en general son buenos y tienen
afectos manifiestos hacia los familiares.

Finalmente debemos dejar constancia, que el estado psíquico es susceptible de mejorar con
opoterapia tiroidea y la medicación vitamínica.

2º) FORMA MOGOLOIDE:

La forma mogólica también fue atribuida, durante mucho tiempo, a una insuficiencia de la
glándula tiroides; hoy se ha desechado esta forma de pensar, comprobándose además, que estos
casos no mejoran con la opoterapia tiroidea. También fue instituido a estos enfermos el tratamiento
específico, porque se responsabilizó a la sífilis hereditaria, por esta forma de frenastenia.
Hoy se ha comprobado, que los mogoles son hijos de madres de edad avanzada, o nacidos al final
de una serie prolongada de hijos. Asimismo, se han observado casos, en algunas madres con
diversas lesiones de la mucosa uterina, ya sean de origen congénito o por maniobras quirúrgicas,
tales como abortos y raspados. A raíz de esto Rosanoff y Handy sostienen la hipótesis de que el
mogolismo puede deberse a una alteración ovular que se produce a consecuencia de modificaciones
tisulares en los focos de antiguas ovulaciones.

De acuerdo con esta etiología; la implantación del óvulo en un punto enfermo de la mucosa
uterina, daría lugar a las anomalías craneanas de estos oligofrénicos. Se considera como causa
determinante inmediata, perturban el normal desarrollo del feto, lo que da lugar a dichas anómala
exagerada estrechez del saco amniótico, con formación de bridas que lías. Vemos por consiguiente,
que de acuerdo con este criterio el mogolismo se debe a una causa puramente uterina, lo que
permite descartar el factor hereditario, afirmando en cambio, la idea de causa congénita.

La forma mogoloide de la frenastenia no es muy frecuente, y dentro de ella son raros los casos
graves de grado idiótico, por lo común se trata de formas imbecílicas. Lo que caracteriza muy
especialmente, es su peculiar estigmatología somática, sobre todo los rasgos fisonómicos. Ellos
presentan la característica de la cara asiática o mogólica, debida a la oblicuidad típica de los ojos,
por la presencia de un pliegue semilunar a nivel de la comisura interna de los mismos. Su cráneo es
redondeado, habiéndoselo comparado a una bola de billar; cara aplanada de frente estrecha, nariz
pequeña, entreabierta, con macroglosia no tan marcada como en el cretinismo.

El desarrollo corporal está generalmente entorpecido, son de escasa estatura. En las


extremidades hallamos las manos y los pies cortos y anchos con una característica particular
consistente en la gran amplitud del espacio interdigital que separa el dedo gordo, del segundo dedo
del pie.

Los mogoles presentan un organismo delicado, con muy pobres defensas, al extremo de que la
mayor parte de ellos no llega a la edad adulta; están muy predispuestos a las afecciones del aparato
respiratorio y en especial a la tuberculosis.

Desde el punto de vista psíquico, el frenasténico mogol presenta la sintomatología general del
grado imbecílico más o menos pronunciado; desde el punto de vista afectivo, ofrecen una variante,
son mucho más sociables que otros sujetos con el mismo grado de oligofrenia. Así los vemos
afectuosos en el medio familiar, intervienen espontáneamente en las conversaciones, tareas y
juegos de los demás; sin embargo, no se debe olvidar que son susceptibles de presentar estados
emocionales de gran excitación y agresividad.

3º) FORMA AMAURÓTICA FAMILIAR O ENFERMEDAD DE TAY-SACHS:

Es una forma de frenastenia debida a una afección degenerativa de tipo familiar. Esta afección
hace su aparición entre el segundo y el octavo mes de la vida, manifestándose por la detención del
desarrollo intelectual.

El primer hecho que llama la atención, es el siguiente: el niño que hasta ese momento tuvo una
actividad psíquica normal con relación a su edad, se torna indiferente por todo lo que lo rodea, no
se interesa por nada, pierde la curiosidad natural que muestran los niños por todo lo que se les
presenta. No sólo se limita su actividad psíquica, sino también la motriz, debido a la producción de
rigidez o flaccidez muscular, razón por la que es incapaz de sostener la cabeza, que cae hacia
adelante.

A toda esta sintomatología se agrega luego el síntoma más sobresaliente: la pérdida de la visión,
que rápidamente va en aumento, hasta caer en la ceguera absoluta al cabo de un año, por atrofia
del nervio óptico. El examen de fondo de ojo, pone en evidencia que la mácula presenta a ambos
lados un tinte rojizo rodeado de una opacidad grisácea, atrofia de la papila y desaparición de las
imágenes vasculares, lesiones que explican la falta de visión por atrofia del nervio óptico. Al mismo
tiempo se produce parálisis a nivel de los miembros, el psiquismo totalmente detenido en su
evolución, termina al cabo de dos o tres años en el marasmo, sobreviniendo la muerte antes de
cumplirse los seis años de vida.

Se trata de una enfermedad hereditaria que se observa en hijos de consanguíneos, pagando


tributo casi exclusivo y en gran escala, la raza judía.

Recordamos que la causa radica en lesiones degenerativas por acumulación de desechos del
metabolismo de los lipoides en las células cerebrales, con especial localización a ambos lados de la
cisura calcarina.

4º) FORMA POR ESCLEROSIS TUBEROSA O ENFERMEDAD DE BOURNEVILLE :

Es la oligofrenia consecutiva a la destrucción de las células corticales, debida a la proliferación


gliomatosa de la corteza cerebral. Se trata generalmente de una insuficiencia de grado idiótico, muy
a menudo acompañada por ataques epilépticos. Lo característico en este tipo de oligofrenia es la
formación de adenomas sebáceos en la piel de la cara y del cuello.

Diagnóstico:

El diagnóstico de frenastenia resulta siempre cosa fácil, especialmente si se basa en la


sintomatología que estudiamos y se respalda además en los datos etiopatogénicos. Sin embargo,
existen oportunidades en que es necesario establecer algunos diagnósticos diferenciales.

1º) CON LA DEMENCIA:

Cuando se trata de estados demenciales muy avanzados, en los que la vida queda reducida a las
funciones vegetativas, anulándose el psiquismo superior, como ocurre con los oligofrénicos.

En el demente será siempre posible advertir en el transcurso del examen la presencia de restos
de una organización psíquica superior, que no se observa nunca en el oligofrénico. Esto se hace
sobre todo evidente en lo que respecta al lenguaje que, por los vocablos nos da muestras de un
grado de cultura inalcanzable para los oligofrénicos profundos. El diagnóstico surge del hecho
siguiente: En la oligofrenia, el cuadro mental lo da la insuficiencia; no se hacen adquisiciones y el
vocabulario queda imperfectamente desarrollado. En la demencia, el cuadro mental lo da el
empobrecimiento: por debilitación, la memoria se pierde paulatinamente y el lenguaje pierde gran
parte de los vocablos, aunque queda siempre algún índice de su jerarquía pasada.

El diagnóstico se hace más difícil cuando se trata de una oligofrenia ligera sobre la que se injerta
una demencia. La diferencia en este caso se establece, porque en la demencia, el déficit aumenta a
medida que pasa el tiempo.

2º) CON LA SORDOMUDEZ:

El diagnóstico 'diferencial debe plantearse sobre todo en los primeros años de la vida. Tendremos
en cuenta que el sordomudo es siempre más expresivo que el oligofrénico, sobre todo en su mirada.
En niños ya mayores, se verá que reemplazan ese déficit con una exuberante riqueza del lenguaje
mímico, lo que indica la existencia de una organización psíquica superior a la del frenasténico. Dicha
organización también se revela en la facilidad con que el sordomudo realiza, por imitación, una serie
de actos complejos con perfecta coordinación motriz, de lo que no es capaz el oligofrénico.

3º) con EL MUTISMO:

Algunos esquizofrénicos negativistas que se encuentran en mutismo y a lo sumo expresan


algunos monosílabos, pueden en un primer momento, aparentar frenasténicos.

Observando detenidamente la actitud, la expresión y la mirada del esquizofrénico que se niega


a contestar, se verá que difiere mucho de la expresión y mirada estúpida del oligofrénico, cuya
actitud es completamente pasiva y no contesta porque ni comprende ni sabe expresarse por el
lenguaje.

Tratamiento:

El tratamiento de la frenastenia debe ser encarado con un doble criterio: 1) tratamiento médico;
2) tratamiento psicopedagógico especializado.

Tratamiento médico: 1º) En la medida de lo posible, tratar de corregir o modificar


favorablemente la causa de la insuficiencia.

2º) Tratar de estimular el desarrollo, mediante el empleo de medicaciones tónicas del sistema
nervioso, entre las que deben considerarse en primer término: el fósforo, el arsénico y las vitaminas.
También se emplea actualmente el ácido glutámico.

3º) Un régimen alimenticio rico en lecitinas, que estimulan y favorecen la nutrición del tejido
nervioso (huevos, pescado, sesos).
4º) Los bromuros y otros sedantes no tóxicos o de toxicidad reducida, en los casos de
oligofrénicos de fácil irritabilidad y propensos a los actos impulsivos y estados de gran excitación,
con episodios delirantes.

Tratamiento psicopedagógico: Para este tratamiento se requiere cooperación entre el médico y


el maestro especializado en la enseñanza de anormales.

Esta enseñanza debe impartirse en locales adecuados, en los que sea posible la educación
colectiva de los insuficientes, clasificados por grupos, de acuerdo con los coeficientes que permiten
establecer los diversos tests. El tratamiento psicopedagógico comprende diversos tópicos.

1) EDUCACIÓN FISIOLÓGICA:

En primer término, colocar a estos enfermos en un régimen de vida higiénico-dietético que


permita la regularización y normalización de las funciones respiratorias, circulatorias y digestivas.
Conseguido esto debe propenderse a la educación fisiológica de los siguientes elementos:

a) Educación fisiológica de las funciones de la vida de relación: Para ello se hará el amasamiento
de las masas musculares, con movilización y agilitación de las articulaciones. Se tendrá especial
cuidado en la educación de la mano y los dedos para la ejecución correcta de actos que conciernen
a la vida de relación. Se le enseñará en esa forma a higienizarse, vestirse, desvestirse, así como el
amaestramiento y aprendizaje de algún oficio o artesanía para imbéciles y débiles mentales.

b) Educación de los sentidos: Comenzando por el tacto; hacer conocer la suavidad o aspereza de
los cuerpos y superficies, la sensibilidad al frío y al calor, así como las sensaciones de pesantez y
liviandad. Luego se continúa con los restantes aparatos sensoriales. La vista mediante las sen-
saciones de color, tamaño y magnitud, luminosidad, obscuridad, etc. El oído mediante las
sensaciones de ruidos diversos, sonidos, voces, etc. El olfato por las sensaciones despertadas por
olores diversos y perfumes. El gusto, por las sensaciones que originan los distintos sabores: amargo,
dulce, salado, ácido, etc.

c) Educación de la palabra: En cuanto a la educación de los órganos de la fonación, deben


efectuarse ejercicios respiratorios; luego bucales, labiales, linguales, etc. De este modo se enseña al
insuficiente a emitir primero un sonido, luego letras que se articulan para formar una sílaba,
terminando por la pronunciación de una palabra.

2º) EDUCACIÓN PSICOLÓGICA:

Sigue como complemento de la educación fisiológica, desde el momento que la educación de los
aparatos y de los sentidos, estimula el desarrollo de la atención y de la sensopercepción, entran en
juego, en esta forma, la fijación de la memoria. Esto facilita, posteriormente, la ejercitación de la
asociación de ideas, el juicio, el razonamiento y en la medida de lo posible, el despertar de la
imaginación.
3º) EDUCACIÓN DE LOS INSTINTOS:

Naturalmente que esto es imposible en los idiotas profundos en los cuales ni siquiera se
desarrolla el instinto de nutrición.

En los demás, se educará el instinto de conservación, enseñándoles los peligros y la forma de


evitarlos; el instinto de nutrición mediante el conocimiento y selección de los alimentos. La principal
preocupación debe ser lo referente al instinto sexual, tratando de evitar el onanismo, homosexua-
lidad y perversiones sexuales. Otro tanto se hará con el instinto gregario, haciéndoles comprender
los requisitos necesarios para la convivencia social.

4º) EDUCACIÓN MORAL:

Para la enseñanza moral, el médico y el maestro deben constituir los modelos que guiarán al
niño en la adquisición de hábitos adecuados y buenas costumbres.

Para terminar, los resultados serán tanto más satisfactorios cuanto menor sea el grado de
insuficiencia del grupo en tratamiento.
RESUMEN

SÍNDROME FRENASTÉNICO

Síndrome de detención del desarrollo psíquico, congénito o adquirido en los primeros


años de la vida.
La denominación frenasténico pertenece a la escuela italiana de Andrés Verga; la de
Generalidades
oligofrénico a la escuela alemana de Kraepelin.
Binet y Simón, crearon la "escala métrica de la inteligencia", consistente en tests o
reactivos mentales para calcular la edad mental o intelectual de las personas.
"Factores germinales", que obran directamente sobre los genes y "factores
somáticos", que obran sobre el individuo ya concebido.

Factor importante. Hay familias de


oligofrénicos: (débiles mentales, delincuentes,
Herencia
amorales, etc.). La herencia es unas veces
neuropática
dominante (en los casos leves), otras veces
recesiva (en los casos graves).

Responsable del 50 a 60% de las oligofrenias.


Produce disminución de las resistencias a nivel
Alcoholismo
de las glándulas genitales, especialmente
cuando obra en el momento de la concepción.
Etiología
Factores Desempeña un papel importante por las
germinales Tuberculosis toxinas que obran sobre los genes de la madre,
predisponiendo a las distrofias cerebrales.
La sífilis es responsable del 40 a 45 % de los
Sífilis
casos de oligofrenias.
Factor degenerativo, únicamente cuando
Consanguinidad
existe una tara mórbida familiar.

Puede ser por insuficiencia con la incompleta


Edad de los madurez física y psíquica de los progenitores.
padres También excesiva, con todos los factores que
concurren a la involución del organismo.
a) Condiciones anormales de la madre durante el
embarazo: Enfermedades de la nutrición,
endocrinas, infecciosas como 'la rubéola, tóxicas
Causas
como el alcohol, plomo, arsénico, etcétera.
prenatales
b) Las injurias sobre el feto: Traumatismo; golpes
sobre el vientre. Radioterapia abdominal en la
madre.
Factores
Etiología a) Anormalidades del parto: Distocias, circulares
somáticos
Causas del cordón. Fórceps.
natales b) Partos prematuros: Por la insuficiente madurez
del feto antes de la normal viabilidad.
a) Traumáticas. Golpes sobre cráneo.
Causas b) Tóxicas e infecciosas.
posnatales c) Convulsivantes.
d) Nutritivas.
Falta de surcos en la corteza. Afecta zonas reducidas, sólo por
Agirias o
excepción alcanza a varios lóbulos. Como causa posible: la detención
lisencefalias
de la migración neuroblástica embrionaria.
Procesos inflamatorios de las cavidades ventriculares, con
estrechamientos cicatrizales, que perturban la circulación del líquido
Hidrocefalias
cefalorraquídeo. La consecuencia es la dilatación de las cavidades y
compresión de la corteza contra los huesos del cráneo.
Descrita por Bourneville en 1880. La consideró como una secuela
de una infección fetal. En la corteza aparecen islotes de una
Esclerosis
substancia dura de aspecto blanqueceno que sobresale, formando, a
tuberosa
veces, verdaderas tuberosidades. Están formadas por tejido
gliomatoso, que engloba a las células nobles y las destruye.
Anatomía
Agenesia cortical del cerebro, de origen metabólico. Se produce la
patológica Enfermedad
acumulación en las células del cerebro, de productos de desechos del
Tay-Sachs
metabolismo de los lípidos.
Enfermedad Tiene el mismo origen metabólico; pero no hay amaurosis, y la
Neumann- acumulación de los desechos, alcanza a otros órganos de la economía
Pick como hígado y bazo.
Agenesia cortical. Falta de substancia. De forma infundibuliforme,
Poroencefalia
cuyo vértice llega hasta el ventrículo lateral.
Consiste en un número exagerado de surcos y circunvoluciones.
Poligiria Generalmente se asocia a una microgiria, dando el "cerebro en
coliflor"
Circunvoluciones amplias con escasos repliegues y surcos. Por la
Paquigiria
característica se le llama: "cerebro simiesco”
No desarrollan el lenguaje. La edad
Idiotas mental es inferior a los 3 años. El
coeficiente intelectual entre 0,00 y 0,50
Desarrollan el lenguaje. No adquieren el
lenguaje escrito. La edad mental es
Clasificación Imbéciles
mayor de 3 años y menor de 7 años.
clínica Coeficiente intelectual entre 0,50 y 0,70
Esquirol
Hablan y escriben. Se bastan a sí mismos
en tareas manuales. Incapacidad para
Débiles mentales abstraer. Edad mental mayor de 7 años
y menor de 12 años. Coeficiente
intelectual entre 0,70 y 0,90

La frenastenia se debe a factores


Frenasténicos
degenerativos hereditarios. Éstos nacen
biopáticos
frenasténicos

La frenastenia se debe a una


Clasificaciones Frenasténicos
cerebopatía o enfermedad en un
cerebropaticos
cerebro en evolución.
Clasificación Frenasténicos Cuando a una frenastenia de causa
Sante de biocerebropaticos hereditaria se agrega una cerebropatía.
Sanctis
Frenasténicos Son las frenastenias por causas
disglandulares endocrinas como el cretinismo.
Idiótico
Imbecílico
Tipos clínicos Vesánic,
Epileptoideo
Infantil

Degenerativas
Inflamatorias
Clasificación
Traumáticas
etiopatogénica- Frenastemas
Neoplásicas
Moyano
Metabólicas
Disendocrínica

Son los que presentan grandes deformaciones y alteraciones


teratológicas. Viven aislados. No revelan indicios de inteligencia.
Idiotas
Expresión estúpida. No tienen ni rudimentos de lenguaje; sólo
profundos
emiten gritos guturales inarticulados. No tienen vida psíquica ni
reacciones afectivas.
Sintomatología Muestran una atención inestable. Gran torpeza perceptiva e
incomprensión. Reconocen los alimentos y llegan a comer solos.
Idiotas Tienen reacciones afectivas; reconocen a los padres y a las
menores personas que los cuidan. Son ineducables. El lenguaje se reduce
a algunas palabras pronunciadas con dificultad. Son totalmente
inadaptables al medio social.
Tienen algunas actividades muy bien desarrolladas como la
memoria por ejemplo. Se desempeñan en tareas manuales
siempre que ellas no sean muy complejas. La atención es muy
inestable; 'la comprensión es precaria, únicamente para las cosas
Imbéciles
concretas muy elementales. Algunos llegan a leer, pero de una
manera automática, sin comprender lo que leen. El juicio es
insuficiente. Lenguaje reducido y de desarrollo incompleto.
Reacciones emocionales primarias. Escasas inhibiciones.

Adquieren todas las formas del lenguaje: hablado, escrito y


Débiles mímico. Por lo general tienen buena atención. La comprensión
mentales dificultada para las concepciones abstractas. Juicios insuficientes.
Pensamiento estereotipado, perseverante y prolijo.
a) Microcefalia
b) Macrocefalia
Cráneo
c) Plagiocefalia
d) Escafocefalia
Grande en los macrocéfalos Pequeña en los
macrocéfalos Aspecto arrugado en los cretinos
Cara
Ojos oblicuos en los mogólicos Macroglosia en
los cretinos Paladar bífido. Labio leporino.
Sintomatología
Falta de miembros
Sindactilias
Miembros
Polidactilias
Macrodactilia
Sialorrea (baba de los idiotas)
Aparato
Estigmatología Vómitos
digestivo
somática Dispepsias
Anorquídeas
Criptorquídeas
Aparato
Hipospadias
Genito-
Epispadias
urinario
Imperforación vaginal
Malformaciones vulvares
Disminuida. Obtusa. Son poco sensibles al
Sensibilidad
frío, al calor y al dolor.
Hipertonías e hipotorías musculares.
Alteraciones del reflejo rotuliano. Alteración de
Aparato los movimientos complejos. Alteraciones de la
motor motricidad en general (parálisis, espasmos, tics,
etc.). Alteraciones de la motricidad ocular
(estrabismo).
También llamada mixedematosa, porque se acompaña de
mixedema. Es debida a lesiones de la glándula tiroides.
Forma La cabeza es ancha y asimétrica; la cara ancha y aplanada; frente
cretinoide estrecha; nariz ancha y aplastada. La boca entreabierta; macroglosia.
Cabellos gruesos como crines. Generalmente se trata de imbéciles y
débiles mentales. Mejoran con la opoterapia tiroidea.

Se trata de hijos de madres de edad avanzada. o al final de una serie


de hijos. Se debe a lesiones de Ja mucosa uterina, que determina una
mala implantación ovular que produce estrechez del saco amiótico con
Forma
bridas y trastornos de la evolución y desarrollo. La cara es asiática o
mogoloide
mogólica por la oblicuidad de la abertura palpebral. Cráneo
redondeado. Escaso desarrollo de las manos y los pies que son cortos
Formas y anchos. Generalmente presentan el grado imbecílico.
clínicas
Enfermedad de Tay-Sachs; se trata de una afección degenerativa de
tipo familiar. Se inicia entre el 2º y 8º mes de la vida. Hay detención del
desarrollo intelectual. El niño se torna indiferente; pierde su natural
Forma curiosidad. También disminuye su actividad motriz. Luego sobreviene
amaurótica la pérdida de la visión, que aumenta rápidamente hasta la ceguera al
familiar cabo de un año. Se debe a la atrofia del nervio óptico. Hay parálisis de
loa miembros. Se observa en hijos de consanguíneos. Se debe a la
acumulación de los desechos del metabolismo de los lípidos en las
células de la corteza.
Forma También conocida por "enfermedad de Bourneville". Debida a una
esclerosis proliferación gliomatosa en la corteza. Se producen adenomas
tuberosa cebáceos en la piel de la cara y el cuello.
En casos de demencias muy avanzadas, en las que sólo existe una
vida vegetativa por anulación del psiquismo superior. En la demencia
Con la siempre es posible ver restos de una organización psíquica superior,
demencia especialmente en el lenguaje, cosa que no se ve en los oligofrénicos.
Los oligofrénicos presentan el cuadro de la insuficiencia. Los dementes,
en cambio, el cuadro de la debilitación.

Diagnóstico En los primeros años de la vida la confusión es posible. El


Con la sordomudo es más expresivo y revela la existencia de un psiquismo
sordomudez superior. En los sordomudos hay siempre un rico lenguaje mímico que
reemplaza siempre a la palabra
En el caso de algunos esquizofrénicos negativistas que entran en
Con el mutismo. La actitud, la expresión y la mirada del esquizofrénico
mutismo revelan que se niega a contestar, cosa que no ocurre con el
oligofrénico.
1) En lo posible corregir o mejorar la causa de la insuficiencia.
2) Medicaciones tónicas del sistema nervioso: fósforo, calcio,
Tratamiento
arsénico, vitaminas. Acido glutámico.
médico
3) Alimentos ricos en lecitinas: huevos, pescados, sesos.
4) Sedación de los estados de irritabilidad.

Se realiza mediante la cooperación entre el médico y el


maestro especializado.
1º) Educación fisiológica: Régimen higiénico dietético.
Educación fisiológica de las funciones de la vida de relación.
Educación de los músculos y articulaciones, para los
movimientos de los dedos de las manos. Deben aprender a
higienizarse, vestirse, desvestirse, etc. La educación de los
sentidos: el tacto, la aspereza y la suavidad de los cuerpos, su
Tratamiento pesantez y liviandad. De la vista: colores. Del oído: voces. Del
olfato: perfumes, olores diversos. Del gusto: sabores amargo,
dulce, salado, ácido. Educación dé la palabra: ejercicios
Tratamiento respiratorios, bucales, linguales, labiales. Emisión de sonidos,
psicopedagógico luego de vocales, después articulación de letras, sílabas y
palabras.
2º) Educación psicológica: A continuación de la anterior;
desde el momento que la agudización de los sentidos estimula
la atención, la percepción, juicio, etc.
3º) Educación de los instintos: Del instinto de conservación;
de los peligros y la forma de evitarlos. Del instinto de nutrición:
conocimiento y selección de los alimentos. Del instinto sexual,
tomar las previsiones necesarias contra el onanismo y
perversiones sexuales.
4º) Educación moral: El médico y el maestro deben
constituirse en modelos para guiar al niño.
CAPÍTULO III

SÍNDROME DEMENCIAL: DEMENCIA SENIL

SÍNDROME DEMENCIAL

El síndrome demencial es de naturaleza orgánica, vale decir, que se pueden reconocer en él una
serie de alteraciones anatomopatológicas bien conocidas y estudiadas, en cada una de las entidades
mórbidas que se incluyen en este importante capítulo de la psiquiatría.

La alteración fundamental que caracteriza a este síndrome es la debilitación psíquica.

Existen estados constitucionales o terrenos determinados, que pueden predisponer o favorecer


más o menos prematuramente la aparición de la demencia; en tal sentido haremos algunas
consideraciones previas. Sobre e! particular se expiden también Binswanger y Schaxel, cuando al
referirse a las demencias preseniles dicen: "las demencias preseniles atacan exclusivamente a las
personas que de antemano han exhibido una débil constitución nerviosa". Si generalizamos este
concepto a todas las demencias, comprobaremos que el mismo se les adapta. Tenemos así los
siguientes ejemplos:

1º) En las demencias seniles y arterioescleróticas, a las que, con el transcurso de los años llegan
los organismos por acción del desgaste fisiológico, si bien se calculan edades más o menos
aproximadas con respecto a la época de su iniciación, lo cierto es, que no existen límites precisos.
Nadie puede negar la existencia de cerebros indemnes, con gran vigor psíquico y con una
extraordinaria capacidad de trabajo intelectual a los 70, 75 y aún 80 años de edad. Por otra parte,
al lado de éstos, existen otros cerebros que se dementizan a muy temprana edad, 60 ó 65 años, lo
que denota una evidente fragilidad constitucional, sobre todo si se compara la longevidad mental
de los anteriores.

2º) En las demencias tóxicas, como puede ser, por ejemplo, la alcohólica, veremos que si bien el
alcohol es un tóxico dementizante, su acción no se hace efectiva en todos los casos. Por lo tanto
debe reconocerse que existen alcoholistas consuetudinarios, que pasan en repetidas oportunidades
por episodios subagudos y que, a través de los años, no llegan a la dementización.

3º) En las demencias consecutivas a procesos infecciosos que debido a las toxinas microbianas
producen graves confusiones mentales; se observa, que de entre numerosos casos, sólo un
porcentaje muy reducido llega a la demencia.

4º) En cuanto a la demencia paralítica, cuya causa es la sífilis, es sabido que de los numerosos
casos de infección sifilítica, un reducido porcentaje llega a la producción de la sífilis nerviosa y entre
éstos sólo algunos presentan un terreno propicio para culminar en la demencia paralítica.

5º) Lo mismo puede decirse de los traumatismos. Algunos conducen a la demencia


postraumática, en cambio en muchos otros no ocurre así, como lo demuestran las experiencias
acumuladas en las últimas guerras, ya que en muy graves traumatismos de cráneo, que obligaron a
severas intervenciones de neurocirugía no se observó demencia consecutiva.

Aclaramos que con esto no pretendemos dar por sentado absolutamente nada; únicamente
pensamos que quedan abiertas' las puertas para iniciar un nuevo estudio de las demencias que, por
la debilitación global de la psique, siempre significan el derrumbe de la personalidad humana.

Si se piensa en la existencia de una predisposición constitucional que hace caer a unos, más
fácilmente que a otros en la demencia; forzoso será reconocer que si se agotan todos los recursos
diagnósticos para conocer las formas incipientes de estos estados, se podrá realizar, hasta cierto
punto, la profilaxis de la demencia. Para ello, deberán evitarse todos los elementos tóxicos,
exógenos y endógenos, así como los factores de origen endocrino que puedan obrar como
impulsores. En esa forma se conseguirá, en la medida de lo posible, distanciar al máximo la
desaparición de la personalidad.

Hay que valerse de un prolijo estudio clínico, que nos informará sobre el estado somático; es
aquí donde la endocrinología desempeña un papel importantísimo en la regulación del sistema
nervioso, pues tienen preponderancia en ese sentido, las glándulas genitales, la tiroides y la
hipófisis.

Resulta muy interesante el estudio del metabolismo íntimo del tejido nervioso, del que puede
darnos cuenta, en parte, el electroencefalograma. Consiste en el estudio de las modificaciones que
el mismo presenta, de acuerdo con las variaciones del anhídrido carbónico cerebral por medio de la
hiperventilación, procedimiento éste, creado por los esposos Gibbs y Lennox.

Es probable que en la precipitación de los estados demenciales, no sean ajenas las


modificaciones del anhídrido carbónico de las células de la corteza cerebral. Así lo hacen entrever
las experiencias realizadas por Darrow. De sus estudios se desprende que cuando disminuye la tasa
de anhídrido carbónico de la corteza, se produce vasoconstricción. Normalmente esta
vasoconstricción es compensada por una activación de la acetilcolina, pero en el caso que esta
activación no se produzca, la vasoconstricción persiste, con los consiguientes trastornos de la
irrigación y oxigenación de los elementos celulares de la corteza. Esto se traduce en el electroence-
falograma por la aparición de ondas lentas de alto voltaje. De aquí la importancia del estudio de
todas las causas tóxicas o infecciosas capaces de producir una modificación de la regulación normal
de la bioquímica cerebral, especialmente en aquellos casos en que se puede presumir la existencia
de un tejido nervioso de menor resistencia que, más fácilmente que otro, sucumbe a la acción de
los factores nocivos.

En apoyo de esta manera de pensar, parece acudir el hecho de que las modificaciones producidas
por la hiperventilación, disminuyen a medida que aumenta la edad; además aboga en este sentido
la opinión de Gray Walter, sosteniendo que cuando en los adultos, persiste una fácil
hiperventilación, se debe pensar en una falta de madurez del sistema nervioso central, cuya causa
debe buscarse en una falla del desarrollo del mismo.

Debe completarse el estudio mediante el concurso de la neumoencefalografía y la ventrículo


grafía, que pueden revelar alteraciones de la corteza y modificaciones de forma y volumen de las
cavidades ventriculares, que nos hagan presumir en muchos casos, la proximidad del proceso
demencial.
Según nuestra opinión, aún no ha sido dicha la última palabra con respecto a las demencias,
además, desde nuestro punto de vista, se abre un amplio campo de estudio y experimentación al
respecto.

Demencia: definición y concepto

"La demencia es una debilitación global, crónica, progresiva, definitiva e irreparable de todas las
funciones psíquicas".

Decimos que la debilitación es global, porque alcanza a todas las funciones psíquicas, abarcando
las tres esferas de la psique. Es crónica en su evolución porque se instala en forma lenta y paulatina,
su marcha es progresiva, porque siempre avanza hacia el derrumbe de la personalidad. Es definitiva,
porque la demencia posee substracto anatomopatológico, siendo irreparables las lesiones, pues
sabemos que las células nerviosas una vez destruidas no pueden ser reemplazadas, desde que el
tejido nervioso no se multiplica.

Conviene aclarar finalmente que el vocablo demencia, es empleado con significado muy
diferente desde el punto de vista jurídico y por toda persona ajena a la psiquiatría, para los que es
sinónimo de alienación mental; es decir que emplean indistintamente los términos alienación o de-
mencia: Para el psiquiatra el demente es un alienado, pero no todos los alienados son dementes.
Demencia significa debilitación.

Clasificación de las demencias

Por conveniencias didácticas, anticiparemos al estudio clínico de las demencias, su clasificación.


Han sido diversamente clasificadas teniendo en cuenta distintos puntos de vista; nosotros las
dividimos en dos grandes grupos de acuerdo con su origen.

1°) DEMENCIAS PRIMITIVAS:


Cuando se trata de procesos que se instalan como tales desde el comienzo:
Demencia senil.
Demencia arterioesclerótica.
Demencias preseniles.
Demencia paralítica. (P.G.P.)
Demencia coreica. (Corea de Huntington)
Demencia precoz

2º) DEMENCIAS SECUNDARIAS:


Son las que se instalan secundariamente a otros procesos psicóticos.
Demencias posconfusionales.
Demencia alcohólica.
Demencias vesánicas (etapa final de la manía, melancolía y delirio).
Demencias postraumáticas. (Por traumatismos sobre el encéfalo.)
Demencia epiléptica. (Consecutiva a la epilepsia).
DEMENCIA SENIL

Etiología y patogenia

La causa determinante de esta forma de demencia es la senilidad. Podemos considerar la


senilidad como un estado morboso de involución; estado que ciertamente está condicionado por el
factor edad, pues como ya lo hemos expresado, no es posible establecer límites precisos sobre la
iniciación de la enfermedad, recordando además que existen numerosos factores capaces de
precipitar el estado demencial.

Sin embargo, con el deseo de precisar algo más con respecto a la edad, diremos que por lo
general la demencia senil se inicia más allá de los 60 años.

Además del desgaste de los elementos nobles del tejido nervioso por la edad, existe un
determinado número de factores que debemos considerar como causas impulsoras inmediatas.

Tenemos en primer término las intoxicaciones, que tanto pueden ser de naturaleza exógena
como endógena. Las endógenas se originan en perturbaciones metabólicas, o bien, en la ruptura del
equilibrio neuroendocrino por alteraciones de las glándulas tiroides, genitales e hipófisis. En cuanto
a las intoxicaciones exógenas, deben considerarse todos los tóxicos conocidos que pueden ser
absorbidos por el organismo, y que dañan más o menos electivamente las neuronas de la corteza
cerebral.

También deben considerarse las infecciones, observándose en algunas de ellas una acción
directa por razones de localización o bien, en formain directa en localizaciones a distancia, por
acción de las toxinas microbianas.

En cuanto a la patogenia, la demencia senil se produce por lesiones destructivas a nivel de los
elementos nobles del parénquima nervioso, tanto en las células como en las fibras que sufren atrofia
y degeneración. Estas alteraciones parenquimatosas son las primeras en aparecer, pero se-
cundariamente se verán también a nivel del sistema vascular. Por esta razón se dice que la demencia
senil es de origen ectodérmico, porque su punto de partida se halla en el parénquima nervioso que
deriva originariamente del ectodermo; de allí que se la designe patogénicamente: "demencia
ectodermal"

Anatomía patológica

Lo mismo que en todo lo referente a la anatomía patológica cerebral, seguiremos


principalmente, los conceptos vertidos por el Prof. Braulio Moyano, en sus clases de anatomía
patológica.

ALTERACIONES MACROSCÓPICAS:

El encéfalo de un senil, después de separada la caleta craneana, presenta al examen


macroscópico una serie de alteraciones:
I9) Adherencias de la duramadre que presenta lesiones de paquimeningitis. Hipertrofia de los
corpúsculos de Pacchioni, que son asiento de precipitaciones cretáceas. Suele observarse edema de
las meninges, con engrosamiento de las leptomeninges.

2°) Las arterias de la base del encéfalo aparecen duras y fibrosas, alteración que se extiende a
menudo, hasta las arterias de mediano calibre. En los grandes vasos es frecuente el ateroma que
trae irregularidades en la luz de los vasos, que pueden presentar dilataciones ampulares.

3°) En cuanto al cerebro de la demencia senil, muestra una atrofia generalizada de toda la
corteza, la que se hace mucho más visible y marcada en la región frontal y central. La consecuencia
de esa atrofia es la disminución del volumen del cerebro, que ostenta sus circunvoluciones muy
adelgazadas y separadas por surcos más amplios y profundos. A la disiminución del volumen
corresponde una disminución del peso que oscila entre 40 y 200 gramos. Recordaremos que en la
generalidad de los casos las circunvoluciones rolándicas se hallan respetadas en mayor o menor
grado.

La atrofia también se hace aparente cuando se efectúan cortes en el cerebro, por el


adelgazamiento de la substancia gris que presenta una coloración más pálida. Asimismo se reduce
la substancia blanca y se evidencia una dilatación de las cavidades ventriculares; la substancia
ependimiaria presenta un aspecto arrugado como consecuencia de una ependimitis crónica.

ALTERACIONES MICROSCÓPICAS:

1º) El engrosamiento de las leptomeninges se debe según Jakob, a un aumento del tejido
conjuntivo, por hipertrofia de las mallas subaracnoideas, determinando una "leptomeningitis
fibrosa" que llega a percibirse a simple vista, en forma de placas blanquecinas de consistencia dura.
La píamadre también prolifera, pero no se encuentran adherencias ni nada que pueda hacer
presumir un origen inflamatorio de estas lesiones.

2º) Lesiones vasculares involutivas. Se observan las células endoteliales con los núcleos en
picnosis y degeneración grasa de las células de la adventicia.

3°) En cuanto a las lesiones del tejido nervioso, son de naturaleza atrófica. Las neuronas están
retraídas, presentan bordes rígidos, núcleos muy pigmentadas y las prolongaciones dendríticas muy
contorneadas. En personas de edad muy avanzada se observan las llamadas células en panal,
debidas a la degeneración grasa. También se observa la proliferación difusa en la neuroglia.

Debemos señalar como alteraciones características del tejido nervioso de la demencia senil:

a) Las lesiones fibrilares de Alzheimer, consistentes en una aglutinación de las neurofibrillas,


agrupadas en manojos en el interior de las células, en forma de rulos, ovillos o cestas.

b) Las placas seniles, que se encuentran en el espesor de la corteza. Presentan una masa central
o núcleo y una parte periférica o corona, ambas separadas por una zona clara. Mucho se ha discutido
en cuanto a las génesis de estas placas. Unos le atribuyen una participación activa a la neuroglia; la
verdad es que se ha demostrado que las gliofibrillas pueden atravesar las placas seniles sin sufrir
alteración. Otros le atribuyen un origen vascular; sin embargo, no se observan obliteraciones ni
alteraciones de los vasos en regiones donde las placas seniles son muy abundantes. El profesor
Moyano, se inclina a aceptar un mecanismo por precipitación de una substancia cuyo origen se
desconoce y que se deposita en el tejido nervioso. La presencia de estas placas en la demencia senil
es constante.

Sintomatología

Para el estudio de la sintomatología de la demencia senil, conviene establecer tres etapas:


período de comienzo, período de estado y período terminal.

1º) PERÍODO DE COMIENZO:

Tiene gran importancia desde el punto de vista médico-legal, establecer el comienzo del déficit
que señala la iniciación de la demencia senil. Esto no suele resultar tarea fácil, muy por el contrario,
esta búsqueda acarrea serias dificultades, debido a lo incierto de la transición entre la vejez y la
senilidad, constituyendo esta última lo que se ha llamado estada morboso de involución. Vale decir
que esa transición marca él paso de lo fisiológico a lo patológico, que se efectúa de una manera
insensible, tal como lo ha puesto de relieve Charcot al referirse, en términos generales, a la patología
de la vejez.

Con la senilidad se inicia el déficit psíquico, pero debe tenerse muy en cuenta que al principio
puede pasar inadvertida por una aparente integridad de la misma, que no parece acusar
debilitación. Sin embargo, des*-pues de un prolijo examen, es posible observar una disminución de
la cantidad junto a una pobreza de la calidad de las elaboraciones mentales, sobre todo cuando se
coteja con la capacidad anteriormente acusada por el individuo. Ese menor rendimiento se pone de
manifiesto por un conjunto de síntomas poco perceptibles, y que Regis ha señalado bajo la denomi-
nación de síntomas deficitarios. Entre los principales tenemos:

1º) La atención se torna ligeramente inestable y superficial. Esto se debe a la pronta fatiga
psíquica, que hace poco menos que imposible una atención sostenida, como acontece en
condiciones normales.

2º) Como consecuencia de la debilitación de la atención se resiente la sensopercepción que


aparece entorpecida. Con este entorpecimiento se dificulta la comprensión y por ende se dificulta
notablemente la asimilación de los nuevos conocimientos.

3º) De lo anterior se desprende que se produce una disminución de la actividad intelectual en lo


que respecta a nuevas elaboraciones y a la función de la imaginación creadora. Sin embargo, estas
fallas no siempre se advierten con facilidad, ya que se hallan muy bien disimuladas por el mante-
nimiento de una aparente brillantez psíquica. Podemos decir que en sus comienzos, la debilitación
se encuentra enmascarada por una buena memoria de evocación, así como la expresión de juicios
correctos y pensamientos vigorosos y profundos; pero a poco que nos detengamos a observar se
verá que todas las elaboraciones mentales se efectúan con el capital idea-tivo de antigua
adquisición, y que se repiten siempre gracias a que se mantiene indemne la memoria de evocación.
Cuando los viejos comienzan a repetirse en sus pensamientos indican una merma de su vigor
mental. Esto es debido a que se encuentra dificultada la adquisición de nuevo material ideativo, por
fallas en la memoria de fijación, condicionadas éstas, a la disminución de las capacidades atentiva y
perceptiva, con la consiguiente merma de la comprensión. Ese déficit en la capacidad asimilativa de
conocimientos nuevos marca la debilitación intelectual, constituyendo lo que el profesor argentino
Dr. Ameghino llamó: pérdida del vigor adquisitivo. Evidentemente, es muy poco o nada lo que puede
asimilar un senil en este período; el trabajo intelectual se hace cada vez más penoso, tendiéndose
a la repetición, sin nada nuevo. Es decir, entonces, que a pesar de que el senil en esas condiciones
puede desempeñarse en el ambiente social, pasando inadvertida su debilitación, ésta se identifica
por la pérdida del vigor adquisitivo.

4º) También es posible en algunos casos, advertir modificaciones en la afectividad y en la


conducta. Ante todo se comprueban modificaciones en el carácter; lo más frecuente es ver al senil
gruñón y fácilmente irritable. A menudo suele percatarse de su incapacidad, lo que lo lleva al aisla-
miento, probablemente con el deseo de esconder su falla, con lo que comienza a vivir de sus
recuerdos. Al mismo tiempo alberga y toma arraigo un sentimiento de hostilidad y envidia hacia la
juventud vigorosa, que lo hace sentirse aún más disminuido. De allí nace la crítica desfavorable de
los viejos por todo lo nuevo y por todo lo que haga la juventud. Comienza a disminuir su interés por
las personas y las cosas que lo rodean; manifiesta cierta indiferencia aún hacia los familiares, tanto
más chocante por cuanto a primera vista su inteligencia parece intacta. Es frecuente la aparición de
un sentimiento egoísta y avaro.

Todas estas particularidades son las que constituyen el primer toque de atención para las
personas que rodean al enfermo.

2º) PERÍODO DE ESTADO:

El período de estado es dado por la agravación del cuadro anterior, con la acentuación de todos
los síntomas. Estudiaremos por separado el estado en que se encuentran las diferentes esferas de
la psique.

ESFERA INTELECTUAL: a) Atención: La atención se encuentra debilitada en forma global. Al


enfermo se le hace imposible fijar la atención sobre un determinado objetivo, porque de inmediato
es presa de fatiga. Únicamente la atención espontánea se muestra un poco más activa y al servicio
de los intereses materiales inmediatos.

En resumen, durante el período de estado de la demencia, la atención es brevemente sostenida


porque sucumbe pronto ante la excesiva fatiga de la psique.

b) Sensopercepción: Como consecuencia de la debilitación de la atención se perturba seriamente


la sensopercepción, que se realiza con suma torpeza, dificultando grandemente la comprensión de
los hechos y situaciones nuevas que se le puedan plantear al individuo. En casos avanzados y graves
la dificultad perceptiva puede llegar hasta la agnosia. De una manera general podemos decir que los
seniles en el período de estado suelen padecer trastornos ilusorios. Éstos se originan en la
imperfección e impureza de las percepciones, debido a la vaguedad de la atención.

c) Memoria: La memoria es una de las funciones más perturbadas en la demencia senil. La


primera que se resiente es la memoria de fijación, que se hace difícil por la inestabilidad de la
atención. En estadios avanzados de la evolución, la fijación llega a desaparecer totalmente, ya no se
graba más nada, ni los hechos más importantes de la vida diaria; el enfermo no recuerda lo que hizo
el día anterior, o lo que hizo algunas horas o pocos momentos antes. Estas son las razones por las
cuales los dementes seniles fabulan, tratando en esa forma de rellenar las lagunas mnemónicas por
falta de recuerdos inmediatos por defecto o ausencia de fijación. Por estas razones en sus
elaboraciones mentales, el enfermo echa mano de sus recuerdos, mientras la evocación se
mantenga, estrechando en esa forma cada vez más al campo de sus actividades. Pero, con el andar
del tiempo también se daña la memoria de evocación; la amnesia va en aumento, ya que al
comienzo sólo es anterógrada o de fijación, en cambio ahora se hace retroanterógrada por sumarse
la de evocación o retrógrada. En la amnesia de evocación la desaparición de los recuerdos se hace
siguiendo la conocida ley de Ribot: "Los recuerdos se van borrando siguiendo un orden cronológico,
de los más cercanos a los más alejados con respecto al comienzo de la enfermedad". De este modo
llega un momento en que sólo se evocan hechos aislados de la infancia.

Es relativamente frecuente observar en los dementes seniles trastornos mnemónicos del


lenguaje, que poco a poco se va sumiendo en ruinas, como toda la organización psíquica superior.
Es lo que se conoce con el nombre de amnesia verbal o amnesia nominal. Se olvidan primero los
nombres propios, luego los sustantivos de naturaleza abstracta y finalmente los concretos. En estos
casos, el enfermo ante un objeto cuyo nombre no recuerda, hace uso de perífrasis valiéndose de las
cualidades y propiedades del objeto, dando a entender que sabe de qué se trata. Así, en presencia
de una silla nos dirá: "sirve para sentarse" o simplemente la de sentarse. Un enfermo nuestro a
quien se le mostraba una billetera decía: "la fulana del dinero".

Conviene recordar aquí, que no debe confundirse este trastorno mnemónico del lenguaje, que
llamamos amnesia nominal, con otro trastorno del mismo que es la afasia nominal, en la que el
sujeto se halla imposibilitado para pronunciar la palabra, aun cuando se encuentran intactas las vías
motoras. Retomando el ejemplo de la silla, cuando se trata de una amnesia nominal, si se le recuerda
al enfermo la palabra, la repite de inmediato; en cambio, si se trata de una afasia, la imposibilidad
de repetirla es absoluta.

d) Ideación: La ideación, que al comienzo de la enfermedad había quedado detenida en cuanto


al acopio de nuevos materiales, se empobrece paulatinamente a medida que avanza el proceso de
debilitación. Por esta razón, el senil administra su trabajo intelectual con el acervo de conocimientos
antiguamente adquiridos, y a medida que el daño avanza, disminuye el caudal de ideas abstractas,
que poco a poco reemplaza con las concretas; con estas últimas lleva a cabo el futuro trabajo
intelectual.

Por último, es frecuente la aparición de ideas delirantes de perjuicio, persecutorias y celosas.

e) Asociación de ideas: La primera alteración notoria en la asociación de las ideas, la hallamos en


el ritmo asociativo notablemente tórpido, que llega en ocasiones a una marcada bradipsiquia. Por
otra parte, a medida que el proceso avanza las asociaciones de ideas se hacen más superficiales y
laxas, y no tardan en caer en la incoherencia asociativa, que al comienzo es intermitente, pero, con
el andar del tiempo, se instala en forma persistente.

f) Juicio: La debilitación del juicio constituye junto con la perturbación de la memoria uno de los
síntomas fundamentales que caracterizan a la demencia.
Al comienzo es posible observar que los juicios se conservan más o menos correctos para las
cosas intrascendentes y sujetas a la rutina de la vida diaria; pero, en cuanto se deben juzgar hechos
de mayor jerarquía, se comprobarán graves fallas en los juicios de valor, especialmente en todo
aquello que concierne a la autocrítica. Se tornan incapaces de valorar hechos de importancia, y en
situaciones extremas, requieren la intervención de otras personas para reparar actos de inconducta
cometidos, y que el propio juicio es incapaz de valorizar. A esta debilitación del juicio se agrega el
manejo cada vez mayor de ideas concretas, y en consecuencia la puerilidad del juicio, que en esa
forma paga su tributo a la debilitación global de la psique.

g) Pensamiento. Imaginación: Después de lo expuesto hasta aquí, se comprende fácilmente que


el pensamiento de los dementes pierde toda su jerarquía. Lo primero que llama la atención en los
enfermos, al comienzo del período de estado, es la pérdida de la elasticidad normal del pensa-
miento, que se vuelve rígido, siguiendo un planteo ya conocido y con normas antiguamente
adquiridas; se trata de pensamientos ya hechos, que se repiten siempre iguales a sí mismos,
estereotipados. El demente es incapaz de crear nuevos giros, agravado por la ya citada incapacidad
de adquirir nada nuevo. Contribuyen a empeorar las cosas, la falta de auxilio de la memoria y el
apagamiento de la imaginación, que paulatinamente se extingue. De esta manera a medida que la
debilitación crece, el pensamiento se empobrece y se pueriliza, y por el aflojamiento de los
mecanismos normales llega finalmente a la disgregación.

h) Conciencia: Para terminar el estudio de la esfera intelectual en los dementes, debemos


ocuparnos de la repercusión que todos los trastornos tienen sobre el estado de conciencia. Lo
primero que llama la atención, es la pérdida de nitidez de la conciencia, que pierde su transparencia,
su lucidez normal. La conciencia de los dementes parece hallarse permanentemente en la
penumbra, cual si se tratara de un estado subconfusional crónico. Se trata de una conciencia cuya
luz se va extinguiendo poco a poco.

Por un lado se produce la desconexión con el mundo exterior, por el entorpecimiento general
del sensorio que le impide la comprensión clara de las cosas y de las situaciones; por otro lado se
desconecta el demente con su mundo interior, debido a la progresión de la amnesia con pérdida de
los recuerdos. De esta manera se debilita la conciencia y se produce la desorientación del enfermo.
En primer término esta desorientación acaece con respecto al mundo exterior, ante todo en el
tiempo y después en el lugar; en segundo término la desorientación autopsíquica se instala a medida
que la memoria en ruinas deja de mantener el nexo con el pasado. Cuando acontece esto último, se
produce la pérdida de la personalidad, o sea, la ruina, el derrumbe, el naufragio total del individuo
como persona humana. En efecto, a medida que transcurre el período de estado y se aproxima el
período terminal, se desdibuja y desaparece el hombre consciente, que es sustituido por un ser
carente de razón que vive una existencia vegetativa.

ESFERA AFECTIVA: La debilitación psíquica alcanza también a la esfera afectiva, cuyas reacciones
y estados vivenciales revelan siempre un déficit.

Desde el punto de vista general, la vida afectiva del individuo pierde jerarquía, o sea, que se
desvaloriza. Se produce una pérdida real de los sentimientos más elevados y altruistas de la
personalidad, de los valores éticos, se produce el embrutecimiento moral; vale decir, que se pierde
todo aquello que pertenece al campo de las adquisiciones intelectuales y que la vida ha transmitido
al hombre en el medio social en que actuó. Se produce por consiguiente, una remisión de los valores
afectivos, quedando en pie únicamente la vida afectiva primitiva, cuyas inclinaciones, deseos y
tendencias mueven a los estados emocionales primarios que desatan la afectividad impulsiva, es
decir, la vida emocional primaria. Para decirlo mejor, es la afectividad no intelectualizada, no
razonada, no controlada. En efecto, el derrumbe del psiquismo superior, remite también la vida
superior del hombre; debido al entorpecimiento éste se ve privado de una correcta comprensión y
como todo aquello que estimula la afectividad debe necesariamente ser comprendido, caemos en
la cuenta de que ante la situación creada, muchos hechos no llegan a ser íntegramente captados y
por ende, no despiertan vivencias afectivas, como acontece en una psique normal y vigorosa.

Luego en la demencia, asistimos al empobrecimiento progresivo de la vida afectiva superior, a la


par que se produce una reactivación de la vida emocional primaria, por debilitación de las
inhibiciones.

En concordancia con estas observaciones de orden general, comprobamos que en la demencia


senil la afectividad se mantiene activa en torno a lo que constituyen los intereses personales
inmediatos. Disminuyen intensamente los ideales y sentimientos altruistas, que son por el contrario,
sustituidos por sentimientos egoístas y avaros; los individuos se hacen mezquinos, temerosos de ser
despojados y de quedarse sin dinero, vigilan el centavo, todo lo quieren para sí, de allí que sea
frecuente en los seniles la tendencia al coleccionismo, acumulando una cantidad de objetos
carentes de valor.

Presentan descargas emocionales de cólera con gran irritabilidad; otras veces explosiones de
alegría y de risa, virando fácilmente al llanto y las lamentaciones. Esto se debe a que existe en los
seniles una gran labilidad afectiva acompañada de incontinencia afectiva, lo que explica los cambios
bruscos y fáciles en el humor.

Lo que encontramos en merma, son los afectos superiores referidos a las personas más queridas
de la familia, permaneciendo muchas veces insensibles, aun en el caso de muerte de las mismas.

Es frecuente sobre todo al comienzo del período de estado, una exaltación del instinto sexual,
que en forma impulsiva lleva a la ejecución de aberraciones, como ser: exhibicionismo, atentados al
pudor, tentativas de incesto, etc.; todo ello sin que llegue a provocar la menor turbación, ya que el
juicio descendido no puede valorar los actos en forma adecuada.

Esfera activa: En general el senil se apaga en su actividad a medida que la psique se debilita. Por
consiguiente, lo más común es que el enfermo se muestre apático y abúlico. Sin embargo, en
algunas ocasiones,' se los ve salir de ese estado pasando al opuesto, mostrándose activos/ En estos
casos, son movidos por las fuerzas impulsivas, la responsabilidad recae sobre la exaltación de la vida
instintiva, que los conduce hasta la ejecución de actos antisociales, de los que ya hemos hablado al
tratar los trastornos afectivos. Por otra parte, en los casos en que existe cierto grado de excitación
psicomotriz, se produce una actividad improductiva y descontrolada.

Hay que tener en cuenta también, que por efecto de la debilitación, estos enfermos se tornan
sumamente crédulos y fácilmente sugestionables. Además se agrega a esto la aprobatividad, ellos
aprueban todo cuanto se les sugiere; como se comprende, ello les acarrea el serio peligro de caer
en manos inescrepulsosas que lo inducen a la ejecución de actos, que perjudican a menudo sus
propios intereses.

El lenguaje es otro elemento de juicio importante que también revela la debilitación. Lo primero
que se observa, es una notable reducción del vocabulario, que pierde por defectos de la memoria
buena cantidad de vocablos que lo integran. Junto a esta disminución existe a menudo una
excitación que produce incontinencia verbal que conduce al enfermo a una verborrea continua. Ésta
es completamente insulsa y de escasa jerarquía, en la que suelen enredarse ideas de valores
diferentes, pero siempre el fondo es pueril, cayendo a menudo en la incoherencia y la disgregación.
En esos discursos suele verter sin ningún reparo hechos y situaciones que pertenecen a su vida
íntima y privada; haciéndolo con la misma soltura ante conocidos o extraños. Ésta es una forma más
para descubrir el déficit demencial.

3º) PERÍODO TERMINAL:

El período terminal de la demencia senil se insinúa en forma lenta y progresiva, a medida que la
enfermedad avanza en su evolución implacable. En algunas ocasiones este período surge con mayor
rapidez, cuando cualquier enfermedad intercurrente precipita el final.

Este período está dado por el derrumbe total; ya no queda nada de la personalidad del sujeto,
que sólo vive una vida vegetativa, hasta caer en el gatismo. En esa forma, sobreviene una alteración
general de todas las-funciones orgánicas, que culminan con la caquexia a la que sigue la muerte.
Esta última puede sobrevenir también a consecuencia de cualquier complicación intercurrente,
bronconeumonía, uremia, hemorragia cerebral, insuficiencia cardíaca y otras.

Formas clínicas de la demencia senil

En la demencia senil deben ser consideradas diversas formas clínicas.

1º) forma simple: Es la que terminamos de describir. Lo más sobresaliente es el apagamiento y


debilitación progresiva de las funciones psíquicas, hasta la completa destrucción de la personalidad.

2º) forma maníaca: Es una forma clínica no muy frecuente. Se caracteriza por presentar estados
de excitación de intensidad variable, que tienen mucha semejanza con el cuadro maníaco. El
enfermo se muestra excitado, eufórico, fácilmente irritable, con gran verborrea e incontinencia
verbal, pero denota pobreza y vacuidad por carecer de calor afectivo, lo que lo aparta del verdadero
cuadro maníaco, en el cual el intenso calor afectivo y la integridad del vigor psíquico, le comunican
gran brillantez. En este caso, el cuadro se acompaña de todo el cortejo sintomático de la debilitación
psíquica; por eso asistimos a una excitación pobre y pueril, sin la agudeza y vivacidad del maníaco.
Hay una marcada tendencia erótica con manifestaciones y ademanes groseros, que reemplazan a la
expresión picaresca y con doble sentido que es propio del maníaco; en el demente de forma
maníaca el lenguaje es procaz y obsceno, con ademanes alusivos. Luego, todo es pobre y grotesco,
denunciando el empobrecimiento mental.

En algunos casos, la excitación psicomotriz puede ser intensa, el enfermo no permanece quieto
un solo momento, siendo necesario el auxilio de los medios de contención. No es raro que aparezcan
en estos casos algunas alucinaciones y con mayor frecuencia ilusiones, lo que aumenta gran-
demente la excitación. También pueden observarse ideas megalómanas.
Cuando las formas maníacas con gran excitación se prolongan en el tiempo, el pronóstico es
malo, porque la agitación continuada, quema rápidamente las ya pobres reservas de energías que
restan al enfermo.

3º) forma melancólica: Es una de las formas más frecuentes de iniciación de la demencia senil.
La depresión es más o menos marcada, pero en ningún caso llega a tener la intensa repercusión
afectiva que hallamos en la verdadera melancolía. Esta forma de depresión una vez instalada difí-
cilmente remite, continuando siempre su marcha en forma sórdida.

Entre los síntomas más salientes tenemos en primer término a los trastornos cenestésicos, muy
pronunciados, que dan lugar a las ideas delirantes de tipo hipocondríaco. Existen también ideas de
impotencia, de ineptitud, de inferioridad. Tienen conciencia de la disminución de su capacidad
intelectual. El conjunto de estos trastornos vivenciados por el enfermo, lo llevan a la introversión
con crisis de angustia y de "ansiedad.

Son frecuentes las ideas nihilistas, que nacen de las interpretaciones delirantes hipocondríacas,
cayendo con facilidad en el delirio de Cotard. Pueden también abrigar ideas de suicidio, las
tentativas de realización pueden constituir un peligro real.

Insistimos una vez más en que todas estas manifestaciones no alcanzan nunca la intensidad
afectiva que encontramos en la melancolía endógena. Siempre se observa pobreza en los afectos y
poco a poco disminuye la repercusión afectiva, la vez que se van descubriendo los restantes sínto-
mas deficitarios.

4º) FORMA DELIRANTE:

Comenzaremos por dejar bien establecido que las formas delirantes de la demencia senil, no
llegan en ningún momento a organizar un verdadero delirio, por una razón de peso: la falta de vigor
psíquico. Son delirios de escasa envergadura, que por el progreso de la debilitación intelectual están
destinados a desaparecer, después de una evolución efímera.

El tipo de delirio senil que más a menudo se observa, es el de perjuicio y persecución, organizado
a base de falsas interpretaciones cuyo punto de partida son las fallas de la memoria. Como ésta no
fija o lo hace incorrectamente, los enfermos no recuerdan dónde dejan los objetos que guardan, y
al no dar con ellos, creen que han sido objeto de un robo y que se desea perjudicarlos. En esa forma
comienzan a sospechar y desconfiar de los familiares y de quienes los rodean. En esa forma se
mantiene y se aviva esta precaria actividad delirante, pues el enfermo en medio de sus sospechas y
temores, trata de tomar sus precauciones y comienza a llenar su habitación y la casa de escondites,
para ocultar cuanto con valor o sin él acierta a pasar por sus manos; dichos lugares son pronto
olvidados y en esa forma se alimenta el delirio.

Es relativamente común el delirio celotípico en los seniles. Así extraña muchas veces a la familia,
que viejos de 70 ó 75 años, comienzan a tener celos de su esposa, tratándose de personas que nunca
han tenido manifestaciones de esta índole. Generalmente, los celos son con algún vecino o cualquier
persona que frecuente la casa, muy a menudo suele ser el médico. Es muy posible que pueda
tratarse de personas que siempre han sido celosas, pero que en condiciones normales han sabido
dominarse sin manifestar sus sentimientos; en cambio ahora, por efecto de la debilitación, al
disminuir las inhibiciones, ya no pueden ocultar ni contener los estados emocionales.

Mucho menos comunes son las ideas delirantes que les hacen pensar en amenazas de muerte,
acusación de homosexualidad o falta de hombría u honorabilidad.

5º) FORMA PRESBIOFRÉNICA:

Las opiniones están divididas con respecto a la exacta ubicación que corresponde a la
presbiofrenia en el concierto de las enfermedades de la involución. Así por ejemplo, quienes
estudiaron esta entidad, Kahlbaum primero y Wernicke después, la aislaron del grupo de las
llamadas psicosis polineunticas. A partir de entonces, hubo quienes la consideraron como una
entidad totalmente diferente de las demás psicosis involutivas al extremo que hablaron de síndrome
presbiofrénico. Junto a éstos hubieron otro que sólo la consideraron como una variante de la psicosis
de Korsakoff como la presbiofrenia, deben considerarse entre las confusiones mentales y otros
finalmente, entre las demencias preseniles.

Nosotros siguiendo con Séglas la opinión más generalizada, la vamos a considerar como una
variante o forma clínica de la demencia senil.

La presbiofrenia surge generalmente como una manifestación temprana de la demencia senil, al


comienzo de la misma. Es mucho más frecuente en la mujer que en el hombre, al punto que en este
último es relativamente rara. Como cuadro de debilitación psíquica, presenta la característica
fundamental de insinuarse en forma desigual y de que ciertas funciones psíquicas son
selectivamente las más dañadas. Esta es la razón por la que observamos en la presbiofrenia, que el
juicio se halla más o menos intacto; la atención desarrolla relativa actividad, en las conversaciones
el presbiofrénico comprende todo lo que se le dice, pero le es difícil mantener el curso de un
pensamiento lógico normal, debido a las graves fallas de la memoria. Por otra parte, el enfermo
muestra corrección y conserva los modales y buenas costumbres adquiridas, es afable y
generalmente sonriente y eufórico.

La presbiofrenia presenta para su consideración, una tríada sintomática bien característica:


amnesia, desorientación y fabulación.

a) Amnesia: Las perturbaciones de la memoria constituyen posiblemente el síntoma principal.


Domina el cuadro, la falta absoluta de memoria de fijación que se encuentra gravemente dañada;
el enfermo no retiene nada de lo ocurrido la víspera ni lo que termina de hacer, ni lo que ha dicho,
a pesar de la atención prestada y su interés por lo expuesto. Al respecto dice Bumke: "la falta de
fijación no se puede hacer recaer en una falla de la atención ni de la comprensión". En efecto, como
ya lo dijimos, estos enfermos comprenden correctamente lo que se les dice, razón más que
suficiente para corroborar la actividad de la atención. Vemos entonces que el mecanismo de la
amnesia de fijación no es el mismo observado corrientemente en la demencia senil, donde la
debilitación e inestabilidad de la atención con entorpecimiento de la comprensión, constituyen un
hecho real. En el caso de la presbiofrenia la falla parecería radicar en una falta de grabación por
deficiencia de los centros mnemónicos perceptivos, por incapacidad para retener los engramas, es
decir, por defecto de la sustancia cerebral. En la demencia senil simple, si bien no se puede negar
este mecanismo, por la destrucción orgánica que implica, la mayor parte de las veces, no hay
formación de engramas mnemónicos, porque la insuficiente atención y la falta de comprensión no
permiten que sean captados. La memoria de evocación, más o menos conservada al principio, poco
a poco comienza a hacerse incierta e imprecisa. Lo primero que se perturba y se borra son los
recuerdos de todo lo objetivo y las representaciones de naturaleza intelectual; manteniéndose casi
normales los recuerdos de vivencias afectivas. Esto nos dice una vez más, que en la presbiofrenia la
psique se debilita en forma selectiva. Es interesante tener en cuenta el hecho de que una vivencia
afectiva intensa, provocada por un vivo estado emocional, puede ser fijada aún en plena evolución
de la presbiofrenia (Bumke).

También perduran los recuerdos antiguos, especialmente los que se relacionan con cuestiones
de orden profesional. Entre otros trastornos mnemónicos que también ocupan un lugar importante
hay que mencionar las paramnesias. Se producen numerosos falsos reconocimientos; toman por
parientes a personas desconocidas y a parientes por desconocidos.

b) Desorientación: Repetimos que lo fundamental en la sintomatología de la presbiofrenia está


dado por la perturbación de la memoria; pues en realidad la desorientación y la fabulación están
supeditadas a la amnesia. Como consecuencia de esta última se produce en el enfermo una
profunda desorientación.

La desorientación en el espacio es notablemente marcada, y la responsabilidad recae sobre la


amnesia de fijación de los objetos en el ambiente. Por esa razón el enfermo desconoce sus muebles,
no reconoce la disposición de los mismos en su habitación, se pierde en su propia casa. Los
presbiofrénicos constituyen la mayoría de los viejos perdidos en la calle que registra la crónica
periodística.

La desorientación en el tiempo también es muy grave, el enfermo desconoce el transcurso del


tiempo, no sabe ubicar y escalonar cronológicamente las fechas y los hechos. Esto le provoca fallas
de gran magnitud, al extremo de no saber si es de mañana o de tarde; por otra parte se produce
una despreocupación absoluta con respecto a las fechas.

c) Tabulación: La fabulación es un signo que puede faltar, pero por lo general es de gran
constancia. También es consecuencia de los trastornos de la memoria, que ya no auxilia al enfermo
para mantener el curso lógico de su pensamiento. Por una parte la falta de fijación, no permite el
nexo entre los hechos inmediatos que, deben relacionarse en la elaboración del pensamiento, y por
otra, la evocación cada vez más deficiente, impide el nexo de los hechos mediatos. Esta falta de
representaciones mnemónicas dificulta el normal- encadenamiento de las ideas, determinando la
aparición de lagunas que necesariamente el enfermo tiene que llenar, y lo hace mediante el manejo
de representaciones automáticas que son las paramnesias, éstas, por el camino del menor esfuerzo,
sustituyen a los recuerdos verdaderos. Vale decir, que se trata de una fabulación por paramnesias
Este es el mecanismo de las elaboraciones mentales fantásticas que suelen observarse en los
presbiofrénicos, en los cuales no se reconoce la existencia de ideas delirantes, por cuanto la
fabulación, no procede de la elaboración de una imaginación exaltada, sino de un mecanismo
mnemónico paramnésico automático.

En esa forma, aparecen en las elaboraciones mentales de los enfermos una sucesión de falsos
reconocimientos de personas, de situaciones, de fechas y de épocas, dando en el mayor de los
desórdenes del pensamiento. En definitiva, la presbiofrenia es una forma de demencia senil, en la
cual el debilitamiento se traduce fundamentalmente por una profunda amnesia, que
secundariamente acarrea la desorientación y la fabulación.
Diagnósticos diferenciales

Corrientemente el diagnóstico de demencia senil no presenta dificultades, pero en determinadas


circunstancias puede ser necesario establecer el dignóstico diferencial con otras formas
demenciales.

1º) CON LA DEMENCIA ARTERIOESCLERÓTICA:

La dificultad puede ser insalvable, cuando nos encontramos frente a estadios avanzados de la
evolución, por cuanto ambas formas de demencias se superponen y se asocian en sus lesiones. En
efecto, en toda demencia senil aparecen secundariamente, lesiones vasculares que agregan
síntomas de carácter focal, a los de orden global ya existentes. Otro tanto ocurre en la demencia
primitivamente arterioesclerótica, por el agregado de síntomas globales debidos a lesiones
parenquimatosas. En estos casos, para indagar los elementos diferenciales es necesario remontarse
al comienzo de la enfermedad mediante el estudio de los antecedentes.

1) De una manera general podemos decir que la demencia arterioesclerótica, se inicia a una edad
más temprana que la demencia senil.

2) La demencia senil, comienza de una manera insidiosa, lentamente progresiva, aun cuando
algunas veces, nos sorprenda más o menos intempestivamente a continuación de una enfermedad
infecciosa, de intoxicaciones o traumatismos, pero en realidad éstos no son más que factores
impulsores de la enfermedad ya en punto de irrupción. La demencia arterioesclerótica en cambio,
tiene un comienzo más brusco y mucho más ruidoso, apareciendo en primer plano las
manifestaciones circulatorias que revelan la claudicación arterial. Tendremos así, las
manifestaciones de la hipertensión arterial, mareos, cefaleas y trastornos visuales, que por otra
parte son confirmados por el examen de fondo de ojo. En algunas ocasiones, el comienzo es más
intempestivo aún, instalándose después de un ictus.

3) La demencia senil tiene desde su comienzo la sintomatología de la debilitación psíquica de


orden global. La demencia arterioesclerótica en cambio, se evidencia después de los síntomas
arteriales enunciados, anunciándose siempre con manifestaciones de carácter focal, en relación con
el asiento de la lesión vascular.

2º) CON LA DEMENCIA PARALÍTICA:

En verdad, la confusión entre estas dos formas demenciales es difícil, sólo cabe en los casos de
una- parálisis general progresiva de aparición tardía, en la forma llamada senil, o bien en el caso de
una demencia senil prematura.

1) Por lo general el progreso de la debilitación es mucho más lento en la demencia senil que en
la paralítica; todos los síntomas se agravan mucho más rápidamente en esta última.

2) La memoria es la función cuyo déficit predomina en la demencia senil, mientras que en la


demencia paralítica, la falla mnemónica se hace manifiesta bajo la forma de una dismnesia.
3) El juicio mantiene durante más tiempo una relativa indemnidad en la demencia senil. En la
demencia paralítica, por el contrario, llama la atención su precipitada decadencia; en un corto lapso
se vuelve completamente pueril.

4) En la demencia senil, se mantiene por más tiempo la integridad de la personalidad, aun dentro
del cuadro de la debilitación general. En la demencia paralítica, la personalidad se destruye y se
borra en forma rapidísima.

5) En la demencia senil falta el cuadro neurológico característico de la demencia paralítica.

6) También falta en la demencia senil, el cuadro humoral que caracteriza la demencia paralítica.

7) Finalmente, es importante el dato de la existencia del chancro, revelado por el estudio de los
antecedentes.

3º) CON LAS DEMENCIAS PRESENILES:

Para la diferenciación es importante tener en cuenta el factor edad, pues tanto en la enfermedad
de Pick como en la enfermedad de Alzheimer, la iniciación se hace en una época más temprana de
la vida, entre los 45 y 55 años. Las demencias preseniles presentan cuadros de debilitación muy
profundos, con marcados trastornos afásicos, agnósicos y apráxicos; cuadro que nos aleja de la
demencia senil.

4º) CON LA MANÍA ESENCIAL:

Cuando se trata de la forma maníaca de la demencia senil.

1) En la demencia, el cuadro de excitación psicomotriz se inicia en una edad avanzada de la vida,


sin que haya habido antes episodio alguno. La manía en cambio, es una enfermedad episódica, cuyos
accesos de excitación se inician en épocas más tempranas 25 a 30 años. Si se tratase de la etapa
final de un maníaco, que a través de los años llega a lo que suele llamarse una "demencia vesánica",
existen otros signos semiológicos que facilitan la diferenciación.

2) En el senil no existe la brillantez y vivacidad mental características del maníaco. Siempre es


posible descubrir los signos de deficiencia premonitorios de la debilitación, entre los que figura en
primer plano la pobreza de la autocrítica.

3) La locuacidad vigorosa del maníaco, que expresa la aceleración del ritmo de las elaboraciones
psíquicas con la característica fuga de ideas, es reemplazada en el senil por una verborrea
incontenible, hueca, insulsa y a menudo disgregada, en la que abundan los vocablos soeces, hasta
culminar con el lenguaje coprolálico.

4) Finalmente, la diferenciación también se puede buscar desde el punto de vista afectivo. La


verdadera exaltación afectiva del maníaco, con su ecotimia su ironía, el doble sentido y la picardía
que imprime a sus palabras; son reemplazadas en el senil excitado, por sentimientos egocéntricos y
una fácil irritabilidad que lo lleva a la agresión. Su panorama está empobrecido.

5º) CON LA MELANCOLÍA ESENCIAL:

Cuando se trata de la forma depresiva o melancólica de la demencia senil.

En la melancolía esencial la carga afectiva es intensa siendo la tristeza, la angustia y la ansiedad,


las manifestaciones que revelan ese estado desplacentero. Dominan las ideas de impotencia, de
ruina, de autoculpabi-lidad y suicidio.

En el senil deprimido, la carga afectiva es en realidad pobre por la debilitación. Dominan el


panorama los sentimientos egocéntricos, con gran preocupación por la salud física, dando lugar a
las ides delirantes hipocondríacas, pero en este caso acompañadas de ideas nihilistas, absurdas y de
enormidad.

6º) CON LA PSICOSIS DE KORSAKOFF:

Cuando se trata de la forma presbiofrénica de la demencia senil. Es indudable que la


diferenciación entre estos dos casos acusa grandes dificultades. En ambas existe la amnesia, la
desorientación y la fabulación como signos capitales.

1) En la psicosis de Korsakoff hallamos con frecuencia polineuritis, la que obedece al origen tóxico
o infeccioso de la afección, cosa que no ocurre en la presbiofrenia. Pero debemos recordar, que la
polineuritis no es un síntoma constante, y no constituye por lo tanto un signo de gran valor en caso
de ausencia.

2) La diferenciación debemos fundamentarla en l0o siguiente: en la presbiofrenia existe una


mayor conservación de la integridad de la personalidad, sobre todo con gran capacidad de reacción
afectiva, afable y con conservación de las reglas y normas de corrección social. En la psicosis de
Korsakoff por el contrario, todo esto se encuentra muy descendido a causa de un mayor déficit.

Pronostico

De acuerdo con la evolución crónica e irreductible de la demencia senil, no cabe otra cosa que
hacer un pronóstico grave.

Se recordará sin embargo que, sobre todo en los comienzos, pueden observarse ligeras
remisiones por períodos más o menos largos; pero en cualquier forma el proceso reinicia fatalmente
su marcha destructora. También en plena evolución pueden observarse períodos de detención y
estancamiento de duración variable; pero al final es inevitable la pérdida y destrucción de la
personalidad, mientras no ocurra a'guna intercurrencia que precipite el óbito.
Tratamiento

Si bien no es posible instituir ninguna terapéutica capaz de impedir la involución senil, no hay
duda que la enunciación de los preceptos que condicionan una vida de reposo físico y psíquico, es
decir una vida higiénico-dietética, evitarán las posibilidades de infecciones, todas las intoxicaciones
tanto exógenas como endógenas, mediante una alimentación sana, sencilla, adecuada y moderada.
De esta manera será posible distanciar la precipitación demencial. Cuando la demencia ya se ha
instalado, ese mismo tratamiento, podrá detener o demorar el avance de la debilitación.

En cuanto a los recursos terapéuticos a los que podemos echar mano en la demencia senil, están
destinados a sedar a los enfermos en las circunstancias en que se produce la excitación y ansiedad.
Entre las medicaciones empleadas para esa finalidad tenemos:

1) La balneoterapia prolongada, con baños tibios a 36° ó 37°, durante dos horas
aproximadamente; debe colocarse una compresa fría en la cabeza.

2) El empleo de psicodrogas, sobre todo la cloropromacina en dosis de 50 a 100 miligramos


diarios.

3) También pueden emplearse los barbitúricos en forma moderada, aun durante períodos
prolongados; no acarrean trastornos, ya que se eliminan rápidamente, sin que se produzca
acumulación ni acostumbramiento.

Entre los más comúnmente empleados tenemos el animal sódico, usado como sedante en dosis
de 6 a 12 centigramos; como hipnótico en dosis de 20 a 35 centigramos. Es una medicación muy útil
por su acción rápida y su eliminación inmediata. Hay que recordar que los barbitúricos son
depresores del centro respiratorio, por lo que es necesario conocer el manejo de las dosis y vigilar
en cada caso el grado de tolerancia del enfermo.

Entre otros barbitúricos tenemos: Seconal: en dosis de 5 a 15 centigramos. Veronal: en dosis de


25 a 50 centigramos. Somnifene: dosis: inyectable 1 c.c.; gotas 30 a 40.

4) En cuanto al empleo del opio y sus derivados, morfina, pantopón, utilizados antes en forma
corriente, deben en realidad emplearse con cautela y casi por excepción.

5) No debe emplearse el hidrato de cloral por su acción depresora sobre el corazón, pues estamos
frente a corazones de edad avanzada y próximos a la cardioesclerosis.

6) Por último, en muchos casos de seniles excitados, se hace necesaria la internación por la
imposibilidad de cuidarlos en su domicilio; lo mismo cuando presentan trastornos de conducta.
CAPÍTULO IV

DEMENCIA ARTERIOESCLERÓTICA

DEMENCIAS PRESENILES
DEMENCIA COREICA

Etiología y patogenia

En cuanto a la causa de este tipo de demencia, como su nombre lo indica, se halla en la


arterieesclerosis cerebral.

En ir demencia arterioesclerótica las lesiones iniciales se hacen a nivel de los vasos, y traen
secundariamente lesiones en los elementos del tejido nervioso, que se resienten por defecto de
irrigación. Este tipo de demencia ha recibido la denominación de mesodermal, porque el tejido
vascular donde se origina, deriva de la hoja mesodermal.

Anatomía patológica

La arterioesclerosis produce lesiones circunscriptas, siguiendo la disposición topográfica del


territorio vascular correspondiente. Estudiaremos separadamente las lesiones que se producen en
los vasos y las que corresponden al parénquima nervioso.

Lesiones arteriales: Según Jakob se hallan dos tipos de lesiones vasculares: arterioesclerosis
fibrosa y arterieesclerosis ateromatosa.

1º) En la forma fibrosa, las arterias ya no son transparentes, su luz está conservada o ensanchada,
sus paredes son lisas, ligeramente espesadas, desaparece su elasticidad normal, permaneciendo
abiertas aún sin sangre. Desde el punto de vista histológico, se observa proliferación de sustancia
colágena, con menoscabo de los elementos de las túnicas media y elástica.

2º) En la forma ateromatosa, las arterias presentan un aspecto amarillento, con la luz muy
estrechada y llega hasta la obstrucción total. El contorno del vaso es irregular por la presencia de
engrosamientos que lo endurecen, lo hacen rígido y carente de toda elasticidad. Ésta es la forma
que acarrea con mayor frecuencia los trastornos del tejido nervioso. No es raro ver la coincidencia
de ambas formas.

Histológicamente se observa una exagerada proliferación de la íntima, estimulada por los


intensos procesos destructivos de las túnicas media yelástica, con tendencia a la necrobiosis y
fijación de colcslerina y sales calcáreas en esos puntos. El proceso toma su punto de partida en la
íntima, por debajo del endotelio vascular, donde se produce una degeneración li-poídica con
proliferación de elementos colágenos. Este proceso se extiende hasta las capas elástica y muscular.
Las fibras elásticas degeneran disgregándose y separándose entre sí, proceso denominado:
ddominación. La muscular sufre la degeneración fibrohialina y lipoídica. Con eso el tejido se
desorganiza y sobreviene la necrobiosis hallándose en esos focos, fago-filos, cristales cíe colesterina
y sustancias calcáreas. La proliferación de la íntima es considerada como una compensación por la
destrucción de la muscular y de la elástica.

Lesiones del parenquima nervioso: Las lesiones vasculares que la alterioesclerosis produce,
aparecen en la corteza, en la sustancia blanca y en los ganglios de la base. Describiremos las
principales lesiones.

1º) La obliteración de pequeños vasos de la corteza, con la isquemia del territorio


correspondiente, da lugar a pequeños focos de reblandecimiento, sólo a nivel de la sustancia gris
cortical sin interesar a la sustancia, blanca subyacente. Son lesiones bien circunscriptas con aspecto
de úlcera o cráter. No es una forma muy frecuente.

2º) Existe otra forma de reblandecimiento intracortical, que se extiende en forma de una franja,
en el sentido de los estratos celulares de la corteza: generalmente la más afectada es la tercera capa
celular.

3º) Un tercer tipo de lesión por arterieesclerosis, lo forman los llamados focos de desierto celular.
Se observa en ciertas zonas de la corteza que las células desaparecen totalmente, y en las partes de
transición con el tejido sano se notan restos de cuerpos celulares.

4º) También se observa otro aspecto, conocido con el nombre de atrofia verrugosa. Se trata de
numerosos focos pequeños de desierto celular y reblandecimiento en una amplia zona de la corteza.
Las cicatrices de tejido gliomatoso traen retracciones, sobresaliendo islotes de sustancia sana, que
dan al conjunto un aspecto verrugoso. Es una lesión rara.

5º) Hay otra forma caracterizada por la aparición de focos o placas de rarefacción de la mielina
en la sustancia blanca subcortical. Se produce una desintegración lenta de los elementos nerviosos,
vainas de mielina y cilindroejes con la consiguiente reacción gliomatosa cicatrizal. Estas placas de
esclerosis, aparecen macroscópicamente como zonas grises de contornos irregulares, alargadas: se
las observa en la parte central de la sustancia blanca de las circunvoluciones, respetando siempre la
sustancia gris de la que las separa una franja de tejido sano. El profesor Moyano propuso denominar
a este proceso: leitcuencefalosis arterioesclerótica en lugar de encefalitis subcortical crónica, como
la designó Binswanger ya que con esta última designación se puede pensar en un proceso
inflamatorio que no existe.

Todos estos tipos de lesiones traducen indiscutiblemente la insuficiencia circulatoria. Cuando la


falta de sangre es completa se produce la necrosis total del tejido y s, tiene el foco de
reblandecimiento. Cuando el aporte sanguíneo disminuye paulatinamente, sin llegar a la falta total,
se producen necrosis parciales donde mueren los elementos nobles del tejido nervioso persistiendo
los de la neuroglia.

En los ganglios de la base, la arterioesclerosis se traduce por dos aspectos: el estado lacunar y el
estado criboso. El estado lacunar consiste en la formación de focos múltiples y pequeños de
reblandecimiento, a nivel del tálamo y núcleo lenticular. El estado criboso, es motivado por la for-
mación de numerosos poros en el tejido nervioso a causa de una isquemia progresiva. En todo el
contorno del poro se produce una gran reacción de la neuroglia.
Las lesiones arterioescleróticas son raras a nivel de los núcleos hipotalámicos (núcleo rojo,
cuerpo de Luys y sustancia negra). No se conocen las causas de la menor vulnerabilidad de los
mismos.

Del estudio de las diferentes lesiones que produce la arterioesclerosis cerebral, se concluye que
éstas presentan una distribución particular en tres regiones, según los territorios vasculares
preferentemente afectados:

1) Lesiones de la región cortical: correspondientes al territorio de la arteria silviana.

2) Lesiones de la sustancia blanca: que corresponden al territorio de la cerebral anterior.

3) Lesiones de la región basal: que pertenecen al territorio de la cerebral posterior.

En estos últimos tiempos, existe la tendencia a atribuir los trastornos del tejido nervioso de
origen circulatorio a factores funcionales, espasmos vasculares y estasis paralítico, pasando a
segundo término las alteraciones vasculares de naturaleza arterioesclerótica.

Se ha comprobado que en el sistema vascular del cerebro sólo las irritaciones mecánicas directas
pueden producir espasmos, puesto que es de gran estabilidad frente a los más variados estímulos.

Además en cuanto a la patogenia del foco de reblandecimiento, sólo existe un factor real bien
comprobado: "que el cierre de un vaso por ateroma, suspende el flujo sanguíneo, produciéndose
en su territorio la necrosis del tejido". La vasta red anastomótica en que termina el sistema vascular
del cerebro, es insuficiente para subsanar el déficit, con lo que se llega a la conclusión de que las
arterias del cerebro, para el caso de la arterioesclerosis, se comportan como si fueran terminales.

Sintomatología

Lo mismo que en la demencia senil, debemos considerar un periodo de comienzo, un período de


estado y un período terminal. En realidad, sólo nos interesa en este caso la forma de comienzo, ya
que los restantes periodos coinciden en su sintomatología con la de la demencia senil.

PERÍODO DE COMIENZO:

1º) Puede haber una forma de comienzo lenta y progresiva, que se revela por una serie de
manifestaciones físicas y psíquicas.

a) Manifestaciones físicas: Rápida fatiga muscular, palidez o rubicundez de la cara por trastornos
vasomotores; perturbaciones sensoriales: hipoacusia, zumbidos, pereza pupilar; disnea de esfuerzo;
perturbaciones cardiocirculatorias: hipertensión, epistaxis; insuficiencia renal. Trastornos
neurológicos, parestesias de los miembros y neuralgias; cefaleas al despertar o por esfuerzos;
insomnio.
b) Manifestaciones psíquicas: Cambios en el carácter; fácil irritabilidad, crisis de hipocondría y de
ansiedad, disminución de la capacidad para el trabajo y pérdida del vigor adquisitivo. Fenómenos
que nos revelan de diverso modo la claudicación intermitente del cerebro: ausencias, vértigos,
amnesias pasajeras y recidivantes. El trabajo intelectual se hace penoso, porque la atención no
puede ser sostenida debido a que la fatiga se produce fácilmente. Además hacen su aparición todos
los elementos que evidencian la debilitación psíquica, que ya hemos estudiado. Estos estados
presentan a menudo el agregado de otros cuadros que agravan la situación; se observan estados
neurasténicos, melancólicos y ansiosos.

2º) Hay otra forma de comienzo brusco y más grave. La más frecuente es el ictus, que puede ser
más o menos intenso, a veces bastante atenuado, bajo la forma de un vértigo o un desvanecimiento,
acompañado de una hemiplejía incompleta y pasajera cuando no se trata de un ictus hemorrágico
verdadero. En ocasiones pasa inadvertido. Una vez instalado ei cuadro, es necesario tener en cuenta
un cierto número de manifestaciones físicas y psíquicas.

a) Manifestaciones físicas: En primer lugar las hemiplejías, siempre incompletas y pasajeras, que
rápidamente curan y se restituye totalmente la función motora. A veces se acompañan de
hemianestesia que persiste un mayor tiempo. La marcha se hace titubeante y a pequeños pasos
debido a paresias espasmódicas. Trastornos del equilibrio, movimientos torpes con defectos de
coordinación. Temblores especialmente de lengua, disartria, risa y llanto explosivos. Reflejos
rotulianos exaltados y signo de Babinsky.

b) Manifestaciones psíquicas: En cuanto a estas manifestaciones son las que traducen el cuadro
de la debilitación más o menos pronunciada, que ya conocemos.

Diagnósticos diferenciales

La demencia arterioesclerótica puede ofrecer dificultades diagnósticas con la demencia senil y


con la demencia paralítica.

1º) CON LA DEMENCIA PARALÍTICA:

En la parálisis general progresiva el cuadro demencial se agrava mucho más rápidamente. Hay
mayor puerilidad en los juicios. El panoramaafectivo es dominado por una euforia sin contenido
real; en cambio en la demencia arterioesclerótica son más frecuentes los estados depresivos y de
ansiedad. En algunos casos, la megalomanía es lo más notorio en la de-rcencia paralítica, cosa que
no se observa en la demencia arterioesclerótica. Desde el punto de vista físico, en ambas puede
observarse ictus y disartria; pero el ictus de la demencia arterioesclerótica siempre deja secuelas
más o menos prolongadas, que se manifiestan por impotencias funcionales, cosa que no ocurre con
el paralítico general; en cuanto a la disartria, en la demencia arterioesclerótica es transitoria,
mientras que en la paralítica es permanente y se hace más pronunciada con el tiempo. Finalmente
en la demencia paralítica es positivo el signo de Argyll-Robertson, presentando además el cuadro
humoral característico y el antecedente de la existencia de chancro.
2º) CON LA DEMENCIA SENIL:

Ver en demencia senil: diagnósticos diferenciales.

Evolución y pronóstico

La evolución es progresiva e irreparable; la duración es muy variable y la muerte puede


sobrevenir bruscamente por ictus.

Tratamiento

Las indicaciones son las mismas que para la demencia senil.

DEMENCIAS PRESENILES

Las demencias preseniles han merecido tal denominación, por hacer eclosión prematuramente,
cuando todavía el individuo no ha alcanzado la época de la vida en que corrientemente se inicia la
senilidad. Ellas se instalan entre los 45 y 60 años.

Las demencias preseniles son esencialmente: la enfermedad de Pick y la enfermedad de


Alzheimer; algunos consideran también en este grupo a la presbiofrenia, que nosotros consideramos
como una forma clínica de la demencia senil.

Enfermedad de Pick

La atrofia o enfermedad de Pick fue estudiada y descrita por el autor que le ha dado su nombre
en el año 1898. Pick la consideró como una forma atípica de la atrofia senil, que se caracteriza por
ser localizada, así como por la bilateralidad y simetría de las lesiones. Como muy bien lo hace resaltar
Bumke, la atrofia, en la demencia senil, a pesar de ser un proceso generalizado, no se reparte con
igual intensidad por todo el cerebro; ella es más intensa en el lóbulo temporal y en el frontal, siendo
muy leves las lesiones en el lóbulo occipital. Ahora bien, existe una notable correspondencia entre
los lóbulos más intensamente atacados por la atrofia senil y la frecuencia de las localizaciones de la
atrofia de Pick. Así parecieron demostrarlo la localización más frecuente de Pick en el lóbulo tempo-
ral, en segundo lugar en el lóbulo frontal; con menor frecuencia en el lóbulo parietal: quedando
como rara excepción, la localización occipital. El profesor Braulio Moyano atestigua no haber hallado
nunca esta localización. Debemos agregar que en cada una de ellas la atrofia es de marcada
intensidad.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA:

La etiología de la enfermedad de Pick no se conoce aún exactamente. De lo que la observación


nos muestra, comprobamos que su frecuencia es mayor en el sexo femenino y la edad de aparición
entre los 45 y 60 años. Desde el punto de vista patogénico, únicamente se sabe que la atrofia se
origina y radica a nivel de los elementos nobles de la corteza, sin participación del sistema vascular:
pero en lo que respecta al mecanismo íntimo permanece tan desconocido como su etiología.

Uno de los problemas etiopatogénicos más intensamente estudiados fi estos últimos tiempos,
es el que concierne a la herencia de esta afección. Existen autores que relacionan a la atrofia de
Pick, por un lado, con los procesos de involución, y por otro lado, con algunas enfermedades heredi-
tarias del sistema nervioso, que obedecen a determinadas sistematizaciones. Alguno-: admiten la
relación entre atrofias sistematizadas hereditarias y la enfermedad de Pick, desde el punto de vista
anatómico. La clínica, por otra parte, ha comprobado la transmisión hereditaria de la atrofia de Pick,
en determinado número cíe familias. También se ha comprobado la existencia de una serie de casos
de demencias seniles, entre los ascendientes de quienes padecen esta enfermedad. Lansre admite
que la herencia de esta enfermedad es dominante. En caso de quedar definitivamente demostrada
la transmisión hereditaria se deberá admitir la existencia de un terreno en el que una menor
resistencia, predispone a una prematura atrofia que se ve en estas personas.

Finalmente, nos queda por recordar la opinión de otros autores que, si bien no se oponen a la
posible transmisión hereditaria, no aprueban la existencia de ningún esbozo de sistematización en
la enfermedad de Pick.

ANATOMÍA PATOLÓGICA:

1º) Altéelo macroscópico: Los lóbulos cerebrales afectados por la enfermedad, muestran los
caracteres propios de la atrofia, pero mucho más acentuados que en las otras formas de demencias
ya estudiadas. Ello se debe a la participación en gran escala de la sustancia blanca. El aspecto
macroscópico de estas circunvoluciones atróficas es característico, presentan un color pardo claro,
están extremadamente adelgazadas, por la gran atrofia blanca, tienen apariencia rugosa separada
por surcos amplios y pro-fundos, lo que recuerda en mucho a la superficie de una nuez, según la
expresión de Bumke.

En el lóbulo afectado, la atrofia no se distribuye uniformemente. Así, en el lóbulo frontal, la zona


motora o rolándica es respetada por la atrofia, en cambio, se encuentran profundamente atrofiados
los polos y las circunvoluciones de la base, que corresponden a la región orbitaria. En el lóbulo
temporal ocurre algo parecido, quedando indemne la región mediobasal del asta de Ammon y
centro olfatorio, así como el centro auditivo cortical. También en este caso la región más afectada
es la de la base del lóbulo.

Llama la atención que con esa distribución particular de la atrofia, en la que se lesionan más
intensamente las zonas básales de los lóbulos frontal y temporal, caen heridos de muerte los
mecanismos cerebrales de última adquisición en la evolución filogenética, que son mecanismos ex-
clusivamente humanos e indispensables para el desempeño de las funciones psíquicas más
elevadas.
2º) Aspecto microscópico: Siguiendo al profesor Moyano, quien ha realizado un minucioso
estudio anatomopatológico de la enfermedad de Pick, haremos una breve exposición de las lesiones
histológicas.

En primer lugar consignamos que por la gran destrucción del paren-quima nervioso, todo se hace
confuso, resultando muy difícil deslindar la sustancia gris de la blanca. En general los preparados
histológicos muestran un verdadero desierto de células nerviosas, desapareciendo todo esbozo de
organización en las regiones superiores de la corteza, es decir, las más externas, a las que también
se les asigna gran importancia en el funcionalismo psíquico superior. En otras zonas se encuentran
elementos celulares en diferentes grados de atrofia esclerosa; retracciones del cuerpo celular,
núcleos opacos y excéntricos, gran flexuosidad de las prolongaciones dendríticas y disgregación de
la sustancia cromática de los corpúsculos de Nissl.

Mediante el método de Weigert, es posible comprobar en la sustancia blanca, la rarefacción de


las fibras mielínicas.

Contra lo que se supuso en un comienzo, gracias a los métodos de impregnación argéntica y a


pacientes búsquedas, ha sido posible el hallazgo de placas seniles y lesiones fibrilares de Alzheimer;
estas últimas fueron registradas por primera vez en el año 1931 por Moyano. Corresponde hacer
notar, que el hallazgo de estos elementos característicos, aleja a la enfermedad de Pick de las
enfermedades nerviosa? sistematizadas, inclinándola, por el contrario, hacia los procesos
involutivos de la senilidad.

Finalmente existe una intensa proliferación de la neuroglia, que se revela por la presencia de
astrocitos en la zona cortical, y gliofibrillas en plena sustancia blanca.

Sintomatología

1º) PERÍODO DE COMIENZO:

La enfermedad de Pick hace su comienzo en forma larvada, lenta y progresiva, teniendo como
primeras manifestaciones, cefaleas e intranquillidad en el sueño, con pesadillas. Inmediatamente
después surgen a la vista los signos deficitarios, que por su modalidad recuerdan, en parte, a los de
la demencia paralítica. Llama la atención la puerilidad del juicio con fallas graves de la autocrítica,
pensamiento esterotipado, con repetición de historias y de cuentos.

Las fallas de la autocrítica son las responsables de los graves trastornos de conducta que
observamos en estos enfermos. Abandonan el trabajo y sus actividades generales, deambulando en
una forma incierta y sin el rumbo determinado, que obedece a las directivas de un pensamiento
firme. Además el enfermo suele cometer algunos robos, adquiere deudas innecesarias a las que no
da cumplimiento, miente y fábula con mucha facilidad. También se torna desaseado y desprolijo
con su ropa. Pero, donde más resaltan los trastornos de conducta, es en lo que respecta a la pérdida
de los conceptos éticos, cometiendo actos inmorales, especialmente de orden sexual, culminando
con la ejecución de numerosos actos que atenían contra las buenas costumbres y normas sociales.
Cometen exhibicionismo y se vuelven totalmente impúdicos, pudiendo presentarse desnudos ante
la familia y extraños, aun salir a la calle en esas condiciones.
A todo esto se suman marcados cambios de carácter. Así por ejemplo, si antes era una persona
afable y de buen carácter, por la enfermedad suele mostrarse descontenta, malhumorada,
desconfiada, propensa a la excitación y muy fácilmente irritable.

2º) PERÍODO DE ESTADO:

Rápidamente avanza la enfermedad, con marcada acentuación de todos los síntomas, lo que
señala el período de estado.

a) Esfera intelectual: Lo primero que llama la atención es una manifiesta hipoprosexia, que se
expresa mediante una gran inestabilidad de la atención.

Existen graves fallas mnemónicas, especialmente en la fijación por la insuficiencia de la atención.


La evocación se conserva por un tiempo más o menos prolongado, pero al cabo del mismo, también
comienza su decadencia; en esta época suelen observarse paramnesias.

El capital ideativo primeramente detenido por la pérdida del vigor adquisitivo, se empobrece
luego notablemente por la pérdida paulatina del material abstracto, quedando finalmente reducido
al capital ideativo de menor cuantía y concerniente al mundo de lo concreto. En cuanto al juicio se
debilita con celeridad.

En los enfermos con atrofia de Pick, llama la atención el decaimiento brusco de la capacidad
intelectual, de lo que resulta un embotamiento y torpeza general de la personalidad. Éste es un
hecho que llama particularmente la atención por la forma como ocurren las cosas. La atrofia recae
especialmente sobre aquellas partes de la corteza que, en el orden filo-genético, son las últimas en
evolucionar y llegar a la maduración. En estas zonas se hallan los mecanismos psicológicos más
delicados y de mayor jerarquía, de cuya madurez depende, en gran parte, el encadenamiento de
todas las manifestaciones inteligentes que dan por resultado la individualización de la personalidad,
o en otras palabras, que expresan el núcleo mismo de la personalidad. En cambio, se conservan por
mucho tiempo los mecanismos cerebrales que en la evolución filogenética son de antigua
adquisición, a los que corresponden funciones de menor jerarquía. Por la conservación de estos
mecanismos llama la atención que, dentro de la torpeza general, el enfermo es capaz de
desempeñarse en algunas actividades psíquicas, que son las que caen dentro de la órbita de estos
mecanismos, a los que además auxilia la memoria de evocación aun conservada. Por eso los vemos
realizar algunas operaciones aritméticas, así como todo lo que concierne a los conocimientos
elementales, más próximos al campo de los conocimientos concretos, con la atención voluntaria
bien dirigida hacia ello. Tanto más sorprende, por cuanto esto es realizado por una persona que está
torpe y desorientada.

Llegamos en esta forma a la conclusión de que en la demencia de Pick, la atrofia perturba, ante
todo, al núcleo que mantiene la unidad e integridad de la personalidad, la que rápidamente se
desdibuja y se borra, perdiendo los caracteres individuales hasta la desorientación, torpeza y
embrutecimiento en su aspecto más jerárquico, pero, conservando aún los mecanismos
intelectuales de menor valor.

Es decir, que ocurre a la inversa que en la demencia senil, en la que la integridad de la


personalidad es lo último que desaparece, a pesar de que hace ya tiempo que el enfermo se halla
imposibilitado para ejecutar elaboraciones mentales simples. Naturalmente que, con el andar del
tiempo, también se produce la pérdida de la personalidad. Se nos ocurre al respecto, una
comparación que nos parece acertada. El caso del demente senil, recuerda a una casa cuyo interior
se halla en ruinas, pero que conserva su fisonomía por mantenerse más o menos íntegro el frente;
en cambio la demencia de Pick, recuerda a una casa de apariencia ruinosa por destrucción -de la
fachada, mientras que en su interior conserva detalles y aspectos de solidez, que no condicen con
lo exterior.

b) Esfera afectiva: El enfermo se hace hipoafectivo, generalmente indiferente. Al comienzo de la


enfermedad es frecuente encontrar labilidad afectiva.

c) Esfera activa: En términos generales se produce hipoactividad e hipobulia. En algunos casos la


actividad puede estar exaltada, el enfermo inquieto, logorreico y con una permanente actividad y
movimientos improductivos.

3º) PERÍODO TERMINAL:

Todos estos síntomas se agravan en poco tiempo. La torpeza intelectual se acentúa y


sobrevienen perturbaciones del lenguaje de tipo afásico, especialmente afasia nominal. Finalmente
aparecen trastornos apráxicos y agnósicos, que ya se esbozan en el período de estado.

El embrutecimiento es extremo, lo mismo que la desorientación; se pierde la personalidad, el


enfermo entra en gatismo y la muerte no tarda en sobrevenir. La evolución completa se hace en
cinco años aproximadamente. A este cuadro clínico general que hemos descrito, debemos agregar
algunos síntomas que son de orden focal, correspondientes a las localizaciones: frontal y temporal.

Pick Frontal: Cuando la atrofia de Pick se localiza en el lóbulo frontal, se respeta, según ya lo
consignamos, la zona rolándica, presentándose algunos síntomas característicos. En primer lugar
llama la atención la falta de impulsos y de decisiones, que los convierte en seres carentes de inicia-
tivas y de intereses. El aspecto de estos enfermos es taciturno, reflejando la facie una expresión
estuporosa. Desconectados del ambiente, no se relacionan espontáneamente, no se ocupan de
nada y la desorientación es profunda; los actos voluntarios están abolidos. Se observan movimientos
estereotipados, con una deambulación incierta, carente de directiva y de finalidad, totalmente
improductiva.

Por lo general hablan muy poco, es común observarlos en mutismo. Se trata en este caso, de un
mutismo por falta de iniciativa, ya que el enfermo sale de ese estado y contesta cuando se le
interroga; por cierto que la respuesta es arbitraria, con monosílabos y pronunciada estereotipia
verbal, sin atenerse a la pregunta al mismo tiempo que esboza una sonrisa inexpresiva y tonta.

Con la rápida progresión de la enfermedad, se produce la debilitación completa de las funciones


psíquicas superiores; hay dificultad en la percepción y en la comprensión, la memoria se borra.
Luego, a la decadencia mental se suma la decadencia física, con lo que se produce la ruina completa
de la personalidad, agravándose progresivamente hasta la muerte.

Pick temporal: La característica fundamental de la forma temporal de L enfermedad de Pick es la


falta de inhibición verbal, lo que da lugar a una verborragia incoherente y dislocada, con parafasia.
El enfermo no comprende lo que se le dice, o bien, la comprensión es sólo parcial. Existe ecolalia,
repitiendo con frecuencia las palabras del interlocutor. A menudo se observa afasia y agrafía;
asimismo aparecen las apraxias y las agnosias.

La terminación es la misma que para todos los casos, con una profunda decadencia física y
mental, con embrutecimiento y muerte.

Enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es una afección de tipo involutivo, descrita por Alzheimer en el año
1906. Este caso fue considerado como una forma atípica de demencia senil. Se trata de una atrofia
difusa y particularmente intensa de la corteza cerebral.

Hay autores que, lo mismo que Alzheimer, la siguen considerando como una forma clínica de la
demencia senil, sin embargo, la opinión más generalizada la considera como un cuadro demencial
diferente, porque así lo establecen sus manifestaciones clínicas, aun cuando la histopatología no
acuse distingos.

Etiología: La etiología permanece totalmente desconocida hasta estos momentos. La edad de


aparición es generalmente entre los 50 y 60 años. Su frecuencia es igual en ambos sexos.

ANATOMÍA PATOLÓGICA:

P) Aspecto macroscópico: Ya hemos dicho que se trata de una atrofia difusa, pero con la
particularidad de que ella es mucho más acentuada en los lóbulos parietales y temporales. En estas
regiones, el mayor grado de atrofia se manifiesta por la mayor profundidad y separación de los
surcos, esto se debe a la distribución de los elementos nerviosos.

2°) Aspecto microscópico: En cuanto a los elementos hisiopatológicos que configuran el cuadro
microscópico de la enfermedad de Alzheimer, son los mismos que se encuentran en la demencia
senil, vale decir, placas seniles y degeneración fibrilar de Alzheimer. La diferencia entre ambos
procesos desde el punto de vista histopatológico, reside únicamente en la mayor intensidad de las
lesiones en la enfermedad de Alzheimer. Esa mayor gravedad se expresa numéricamente por el
aumento considerable de los elementos patológicos característicos. Según Grunthal el registro de
70 a 80 placas seniles por campo, con un aumento de 80 diámetros y en cortes de 15 micrones de
espesor, debe considerarse como una demencia grave del tipo de la enfermedad de Alzheimer. En
cambio Moyano acredita mayor importancia al incremento grande de las lesiones fibrilares de
Alzheimer.

No se observan lesiones vasculares. Desde el punto de vista patogénico, se le reconoce un origen


ectodermal, lo mismo que para la demencia senil y para la enfermedad de Pick.
Sintomatología

1º) PERÍODO DE COMIENZO:

En la etapa inicial de la enfermedad se observan signos no específicos de un proceso demencial,


como ser: cefaleas, mareos, irritabilidad, etc. Estos pródromos pasan rápidamente para dejar lugar
a los síntomas que indican ya la insinuación de la involución. Estos nuevos síntomas son:

1) Hipoprosexia: Se produce una disminución de la atención espontánea que se hace superficial


y dispersa.

2) Amnesia: únicamente bajo la forma de amnesia de fijación.

3) Trastornos de conducta: llaman poderosamente la atención en una persona que,


aparentemente, presenta aspecto y actitudes normales.

4) En este período de comienzo, cuando el enfermo aún puede percatarse de los trastornos, se
produce como consecuencia, estados de perplejidad y angustia.

2º) PERÍODO DE ESTADO:

Rápidamente se produce e] progreso del estado demencia!, con agravación de la sintomatología.

1) La atención se debilita cada vez más, no sólo en su forma espontánea sino también en la
voluntaria, convirtiéndose en una verdadera aprosexia.

2) Se acentúan grandemente las fallas mnemónicas. La amnesia que al comienzo fue de fijación,
alcanza también a la evocación.

3) Como consecuencia de la amnesia y de la merma de la atención, se produce la desorientación


témporo-espacial del enfermo.

4) Por las mismas razones se produce también una pérdida sensible del capital ideativo, se
debilita la función intelectual, y las elaboraciones se hacen cada vez más torpes.

5) Es característica la expresión del rostro. En primer lugar hay que hacer resaltar la expresión de
perplejidad y de torpeza como consecuencia de la desorientación profunda. Luego, la expresión
fisonómica suele ser amable, sonriente, pero ciertamente es una sonrisa estúpida sin ningún
contenido afectivo. En períodos avanzados suele observarse una facie catatónica y amimia, o bien
expresión imbecílica.

6) El entorpecimiento cada vez mayor de la esfera intelectual que dificulta siempre más la
comprensión, empaña la conciencia del enfermo hasta llegar a la agnosia, o sea, el total
desconocimiento, hasta de las cosas y objetos de uso corriente. Ello se debe a la alteración y
destrucción de los centros mnemónicos perceptivos, que impide la percepción de los objetivos
sensoriales. Todo esto contribuye a intensificar la desorientación del enfermo.
7) Son muy importantes los trastornos que hallamos en la esfera activa. El síntoma sobresaliente
es la apraxia, es decir, la imposibilidad que tiene el enfermo para adaptar los movimientos que
requiere la ejecución de un acto, sin que exista parálisis ni ataxia. En efecto, el trastorno deriva de
la debilitación de las funciones intelectuales, que llevan a la incomprensión y al desconocimiento de
objetos usuales, razón por la que en presencia de los mismos, el enfermo realiza una serie de
movimientos más o menos absurdos e inadaptados para su utilización. En suma, los enfermos se
encuentran incapacitados para la ejecución de diversos actos. Por otra parte, pueden permanecer
quietos, inmóviles, o bien, estar en constante actividad desordenada, ejecutando movimientos más
o menos estereotipados como esbozo de actos: caminar, escribir, etc.

8) Son muy importantes también los trastornos del lenguaje, entre los que debemos destacar en
primer término la afasia. Se trata de una afasia característica, por cuanto el enfermo puede repetir
las palabras que se le dicen, pero, no comprende su significado. Algunos la llaman afasia
transcortical, indudablemente se halla supeditada a los trastornos gnósicos engendrados por la
profunda amnesia.

Entre otras manifestaciones del lenguaje tenemos: en ocasiones mutismo, del que salen cuando
se los incita a la respuesta. Se trata de un mutismo por falta de iniciativa.

Se observa balbuceo de algunos párrafos en forma precipitada, de los que sólo algunas palabras
son comprensibles. En algunos casos puede observarse disartria.

Tiene especial interés recordar la existencia de logoclonías, trastorno que consiste en una
repetición más o menos rítmica y convulsiva de la última sílaba. Este trastorno parece debido al
agotamiento del impulso verbal, acondicionado a la prontitud en la fatiga. Suelen observarse tam-
bién parafasias y a veces jergafasia.

3º) PERÍODO TERMINAL:

Con la evolución de la enfermedad se produce la agravación de todos los sintonías; el paciente


penetra en una demencia profunda, con gran embrutecimiento. Desde ese momento se inicia una
vida puramente vegetativa, con estado gatoso, hasta alcanzar el final de la evolución que transcurre
en el lapso de 4 a 5 años, pudiendo, en algunas formas larvadas prolongarse hasta 10 y más años.

DIAGNÓSTICOS DIFERENCIALES DE LAS DEMENCIAS PRESENILES:

1?) Entre la Demencia de Alzheimer y la Demencia Senil. De una manera general podemos decir
que la confusión entre ambas entidades es difícil.

1) La demencia senil hace irrupción siempre más allá de los 60 años, generalmente después de
los 65 años; la demencia de Alzheimer comienza a edad mucho más temprana, entre los 50 y 60
años y a veces más temprano aún.

2) En la enfermedad de Alzheimer, la demencia es mucho más grave, más profunda. En la


demencia senil la destrucción completa de la personalidad se alcanza a través de una evolución más
prolongada.
3) El elemento diferencial más neto entre ambas formas de demencias, consiste en los trastornos
gnósicos y práxicos, siempre presentes en la enfermedad de Alzheimer y que no se registran en la
demencia senil.

4) En la demencia de Alzheimer, la desorientación se hace profunda y grosera desde época muy


temprana, con respecto a la iniciación de la enfermedad, cosa que en la demencia senil se produce
después de mucho tiempo de evolución.

5) Finalmente en la enfermedad de Alzheimer es rara la fabulación y los falsos reconocimientos,


constituyendo un fenómeno excepcional las ideas delirantes; perturbaciones éstas que son de
notable frecuencia en la demencia senil.

2º) Entre la Demencia de Alzheimer y la Demencia Arterioesclerótica: En la enfermedad de


Alzheimer, no se halla nunca el ictus inicial, ni la serie de trastornos que indican déficit de irrigación
sanguínea, con claudicación cerebral intermitente. Faltan todos los síntomas de orden focal, y nunca
se observa hemiplejía.

3º) Entre la Demencia de Alzheimer y la Demencia de Pick: La diferenciación entre las dos formas
de demencias preseniles se hace generalmente muy difícil. De una manera general podemos decir
que en la enfermedad de Alzheimer la demencia es mucho más profunda. Además en las formas
localizadas de Pick frontal o temporal, pueden tenerse en cuenta los síntomas que caracterizan a
cada localización. Pero, en las formas combinadas de la enfermedad de Pick, el diagnóstico
diferencial es dificilísimo.

DEMENCIA COREICA

La demencia coreica es otra forma de demencia primitiva, debida a la corea de Huntington. Esta
afección fue descrita por Huntington en el año 1872. Es una corea crónica, hereditaria y de evolución
progresiva.

Etiología

La enfermedad se inicia entre los 30 y 35 años: sólo excepcionalmente puede aparecer en la


vejez. Es una enfermedad hereditaria, que responde al tipo dominante, transmitiéndose
directamente de padres a hijos, sin predominio de sexo. Los hijos que resultan sanos pueden
procrear libremente, pero los que heredan la enfermedad deben abstenerse de tener descendencia,
porque la transmiten en la misma forma.

Anatomía patológica

Las lesiones anatómicas de la corea de Huntington se hallan a nivel de los núcleos de las vías
extrapiramidales; especialmente en el putamen y en el núcleo caudal. Se observa una atrofia celular
muy marcada.
1º) EXAMEN MACROSCÓPICO:

1) En la corteza, el predominio de las lesiones se observa a nivel del lóbulo frontal: generalmente
en la tercera y cuarta capa celular de la zona rolándica. En esas capas se produce una proliferación
de la neuroglia que a veces llega hasta la quinta capa. Jakob dejó constancia nos sólo del marcado
aumento de volumen, con gran cantidad de prolongaciones protoplasmáticas sino también de la
aparición de numerosos corpúsculos amiloideos. Las neuronas, disminuyen en número, aparecen
atróficas, con «Iteraciones en su forma, núcleo y corpúsculos cromáticos.

2) En el núcleo caudal y en el putamen, las lesiones son mucho más marcadas, hay mayor
destrucción celular. Las más afectadas son las células de tipo II de Golgi.

Vogt describió el estadio fibroso, debido a la desaparición celular con la persistencia de las fibras
de mielina más o menos indemnes.

3) En 2l Globus pallidus, las lesiones son mucho más intensas. Otro tanto ocurre con el cuerpo
de Luys.

1º) SÍNTOMAS NECROLÓGICOS:

El síntoma fundamental lo constituyen los movimientos coreteos. El comienzo de los misinos se


hace en forma lenta, ya sea en la cara o en los miembros, extendiéndose poco a poco a todo el
cuerpo. Puede observarse el predominio de la hipercinesia en un lado del cuerpo, en un miembro o
un grupo muscular.

Los movimientos son más lentos y más amplios que en la corea simple, debido a que en la de
Huntington se produce un aumento del tono muscular. Los reflejos tendinosos por lo general son
normales, en ocasiones ligeramente aumentados. Hay aumento de la excitabilidad idiomuscular. Se
observa disartria por participar del trastorno los músculos de la lengua y de los labios, llegándose
en algunos casos a un lenguaje incomprensible.

Cuando la enfermedad se halla muy avanzada, el enfermo realiza constantemente movimientos:


hace muecas, contorsiones, movimientos sin coordinación y tiene serias dificultades para la marcha.

2º) SÍNTOMAS PSÍQUICOS:

En algunos casos, los enfermos ya presentan estigmatología psíquica antes de que aparezcan los
primeros signos neurológicos. Estos síntomas se traducen por nerviosidad, irritabilidad y carácter
inestable.

El verdadero trastorno psíquico debido a la corea de Huntington es la debilitación global, o sea,


la demencia coreica, que se instala en forma lenta y progresiva; en algunos casos lo hace en forma
más rápida. La función primeramente afectada es la memoria, especialmente en la fijación, por la
inestabilidad de la atención. Luego se nota la debilitación del juicio que se torna deficiente y pueril.
La afectividad sigue el mismo camino en la debilitación general de la psique. Por lo general el
enfermo se vuelve indiferente hacia todo lo que le rodea; es corriente verlo malhumorado o
irritable.

En algunos casos se agredan estados psicóticos con ideas delirantes de colorido persecutorio y
celoso, en ocasiones con alucinaciones. Como consecuencia, pueden tener reacciones antisociales
que los torna peligrosos, obligando a la internación.

Formas clínicas

Se deben considerar dos formas clínicas.

1º) Forma psíquica: En la que los fenómenos neurológicos están muy poco marcados y a veces
faltan.

2º) Forma coreica: Cuando faltan o son muy poco marcados los síntomas psíquicos.

Diagnósticos diferenciales

Debemos tener en cuenta los siguientes diagnósticos diferenciales:

1º) Con la corea simple o de Sydenham: A veces, cuando faltan trastornos psíquicos, el
diagnóstico resulta muy difícil. Debemos tener en cuenta que la corea de Huntington comienza entre
los 30 y 35 años, en cambio la de Sydenham es de la infancia y edad juvenil. Además en la forma
simple, las contracciones musculares son más rápidas y bruscas, porque hay una disminución del
tono muscular, mientras que en la Huntington hay hipertonía.

2º) Con la corea senil: En la que es común la asociación de trastornos psíquicos. La forma senil se
inicia a una edad muy avanzada y además faltan en ella, los antecedentes de enfermedad familiar.

Evolución y pronóstico

La corea de Huntington evoluciona en forma lenta y progresiva. El pronóstico es malo, debido a


la demencia. El enfermo puede vivir muchos años y morir por una enfermedad intercurrente.

Tratamiento

En cuanto a la medicación que corresponde a los síntomas de orden psíquico, no difiere de las
indicaciones que hemos dado al estudiar la demencia senil. Para la medicación de los síntomas
neurológicos tenemos:
1º) Beleño: Como calmante de la hipercinesia, por su alcaloide, la escopolamina. Se puede
emplear el polvo de hojas de beleño a la dosis de 0,10 a 0,50 grs. diarios.

2º) Escopolamina: Alcaloide muy tóxico del beleño. Sedante enérgico del sistema nervioso. Se
emplea el clorhidrato o el bromhidrato de escopolamina. La dosis "en 24 horas, entre 1 y 5 décimas
de miligramo, administrado en granulos de Vio de miligramos. También se puede administrar en
solución en agua cloroformada: 3 miligramos de escopolamina en 150 grs. de agua; una cucharadita
de las de café contiene Vio de miligramo.

Bajo la forma inyectable en solución al 1/2 miligramo por c.c. Clorhidrato de escopolamina 5
miligramos; agua destilada 10 c.c. Comenzar con 14 de c.c. hasta llegar a 1 c.c.

3º) Atropina: Alcaloide de la belladona, muy tóxica, como antiespasmódico enérgico. La dosis de
1
/4 de miligramo en 24 horas. Se emplea el Sulfato de atropina.
CAPÍTULO V

DEMENCIA PARALÍTICA

DEMENCIA PARALÍTICA: PARÁLISIS GENERAL PROGRESIVA

La parálisis general progresiva, es una enfermedad del sistema nervioso causada por la infección
sifilítica. Se trata de una leptomeningitis difusa, que se manifiesta por una sintomatología muy rica,
desde tres puntos de vista: neurológico, psíquico y humoral.

Etiología

1º) El factor etiológico es la espiroqueta pálida de Schaudinn Hoffmann, que fue hallada en la
corteza cerebral de los paralíticos generales. Es una afección de las llamadas "parasifilíticas", que
corresponden al período cuaternario de la infección sifilítica, de aparición tardía, y caracterizada por
una resistencia especial al tratamiento específico.

2º) Siempre es bueno tener en cuenta el terreno o una predisposición individual. En apoyo de
este criterio parece acudir el hecho de que entre todos los sifilíticos, sólo el 2 ó 3 % llega a padecer
la demencia paralítica. Agregamos también, que existen sífilis nerviosas que escapan al cuadro de
la parálisis general.

3º) La enfermedad comienza entre los 10 y 20 años después del chancro. En algunos casos se ha
observado una aparición precoz, dentro de los primeros 5 años después de la inoculación; en otros
la aparición es tardía, más allá de los 20 años del primer episodio.

4º) La enfermedad puede hacer su aparición a cualquier edad de la vida, según la época en que
se hizo la inoculación, pero la mayor frecuencia, de acuerdo con el período de más actividad sexual
del hombre, se observa entre los 30 y 50 años.

5º) Se da más en el hombre que en la mujer, en la proporción de 4 a 1. No se trata aquí de una


predisposición de sexo, sino simplemente de que el hombre se halla más expuesto por la forma de
su actividad sexual.

6º) También se ha tenido en cuenta como factor etiológico de predisposición ciertas profesiones,
especialmente las intelectuales que exigen una mayor actividad cerebral.

Patogenia

En'Francia, Fournier, colocó a la parálisis general entre los procesos parasifilíticos, de aparición
tardía y resistentes al tratamiento específico. En Alemania, Kraepelin, la consideró en cambio, como
un proceso metasifilítico caracterizado por el predominio de lesiones degenerativas.
La anatomía patológica, demuestra que las perturbaciones de la parálisis general progresiva, son
a la vez de tipo degenerativo y de tipo inflamatorio.

Dujardins, buscando la explicación de por qué en unos casos se produce la sífilis cerebral común,
esclera gomosa, mientras que en otros se produce la parálisis general, recurre a los fenómenos de
alergia. Para Dujardins, el goma sifilítico, sería la consecuencia de una respuesta alérgica en más, o
sea, un estado hiperérgico, que ataca preferentemente a los vasos. Este estado revela una intensa
reacción defensiva del organismo contra la espiroqueta. En este caso la sífilis nerviosa toma el tipo
esclerogomoso. En el caso en que el organismo no responda intensamente, por disminución de las
defensas, se tiene una respuesta en menos, o sea un estado de anergia. La sífilis nerviosa produce
entonces, lesiones de carácter difuso y evolutivo, con gran resistencia a los tratamientos específicos.
Es el caso de la parálisis general progresiva, que 'consiste en una meningoencefalitis difusa de tipo
anérgico.

Anatomía patológica

1º) ASPECTO MACROSCÓPICO:

Las leptomeninges están espesadas, adquieren aspecto turbio, opalescente y a veces lechoso.

Debido a la atrofia, el cerebro presenta una disminución general del volumen, marcada sobre
todo en las circunvoluciones del lóbulo frontal, que se presentan separadas por amplios surcos. En
los cortes, se comprueba la dilatación de las cavidades ventriculares y reacción ependimiaria, con
enrojecimiento y aspecto granuloso; es bien notoria en el piso del cuarto ventrículo.

2º) ASPECTO MICROSCÓPICO:

1) Lesiones vasculares: Los pequeños vasos de la corteza están rodeados por un exudado
formado por linfocitos y plasmazellen; en los cortes transversales aparece como un manguito que
contornea el vaso. Este exudado se halla también en los vasos de la leptomeninges. Son más abun-
dantes en la región frontal: muy escasos en la occipital.

2) Lesiones de las neuronas: Son de carácter crónico. Predomina la esclerosis celular, pero
también se ve el tipo degenerativo grave; de preferencia a nivel de la tercera capa celular de la
corteza.

3) Lesiones de las fibras mielinicas: Constituyen una de las lesiones más características de la
parálisis general progresiva. La lesión consiste en la desmielinización de las fibras; que se realiza
lentamente. Se hace en forma difusa y también en focos o manchas: este último tipo fue descubierto
por los profesores Jakob y Borda y llamado: desmielinización en abras, por la semejanza con la
alopecia en abras de la sífilis.

4) La neuroglia: con hipertrofia y proliferación.

5) La microglia: también con hipertrofia y proliferación.


6) Se observa en la adventicia de los vasos y en las células de la microglia, una substancia cuyo
origen no se conoce aún exactamente y que da las reacciones del hierro. Se la llamó: hierro
paralitico.

7) La espiroqueta de Schaudinn, se observa ya en forma diseminada o en focos, como formando


colonias en las circunvoluciones, muy abundantes en la corteza y sumamente raras en la substancia
blanca. En general se admite que el número de las mismas guarda relación con la intensidad de las
lesiones.

Sintomatología

La parálisis general progresiva se caracteriza por una rica y compleja sintomatología, que debe
ser estudiada desde tres puntos de vista, puesto que presenta a consideración un cuadro
neurológico, un cuadro psiquiátrico y un cuadro humoral, perfectamente delineado.

1º) CUADRO MEDROLÓCICO:

La investigación y el hallazgo de las perturbaciones neurológicas es de gran importancia, pues en


presencia de un cuadro demencial, nos allana rápidamente el camino del diagnóstico, que luego
será ampliamente confirmado con el complemento del cuadro humoral.

Comenzaremos por el estudio de los trastornos pupilares, la disartria y el temblor; tríada


sintomática importantísima, considerada casi patognomónica y ante la cual, podemos afirmar el
diagnóstico de una demencia paralítica.

TRASTORNOS PUPILARES: Los trastornos pupilares son de una gran constancia, se los halla en el
90 % de los casos; a saber:

a) La anisocoria: Que consiste en una desigualdad pupilar. Es un signo de gran importancia,


debido a una paresia pupilar más marcada en un ojo que en el otro; o bien a una parálisis pupilar
unilateral en midriasis.

b) La discoria: Consiste en una deformación de la pupila.

c) El signo de Argyll-Robertson: Es el más importante y el más constante. Consiste en la abolición


o pereza del reflejo pupilar a la luz, con conservación del reflejo a la acomodación.

Los profesores Moyano y Orlando han explicado la patogenia del signo de Argyll-Robertson. El
iris está inervado por el motor ocular común, el trigémino y el simpático. El motor ocular común por
la raíz corta del ganglio ciliar, envía los ciliares en un número de cuatro a ocho que, a través de la
esclerótica y.adosados a la coraides llegan al círculo mayor del iris, subdividiéndose delante de la
zona ciliar para formar un plexo circular. De ese plexo se desprenden paquetes de fibras mielínicas
que van hacia el esfínter de la pupila, penetrando entre las fibras musculares donde pierden la
mielina. El iris recibe las fibras iridodilatadoras provenientes del trigémino por medio del ramo
nasociliar.
Los citados profesores argentinos han comprobado que en el iris de los paralíticos generales con
el signo de Argyll-Robertson positivo, hay una desaparición casi total de los manojos de fibras
mielínicas. Por fuera de la zona ciliar los filetes nerviosos no presentan alteración alguna. Estas
perturbaciones han sido constantes en todos los casos examinados. La falta de lesiones retrógradas,
más allá del iris, demuestra que la causa radica en la desmielinización de las fibras del iris, algo
semejante a lo que ocurre con las fibras mielínicas en la corteza cerebral de los paralíticos generales.

En conclusión, el signo de Argyll-Robertson en la parálisis general es debido a la interrupción del


arco reflejo, en la parte más periférica de la vía eferente (la del M. O. C.), por destrucción de las
fibras mielínicas.

DISARTRIA: Es otro signo muy importante de la tríada sintomática. Al comienzo es poco marcada,
pero con la fatiga se hace más evidente. También se puede poner en evidencia, mediante el .empleo
de las palabras de prueba: artillero de artillería; ministro plenipotenciario y otras en las que abundan
las consonantes linguales y labiales. En un período más avanzado la disartria es bien marcada.

La causa de la disartria, radica en las lesiones anatomopatológicas ya conocidas de la


enfermedad, que se producen a nivel de la oliva cerebelosa.

TEMBLORES: El temblor es otro de los signos de gran constancia, con la característica de ser
intencional, es decir, que se pone bien de manifiesto con los movimientos voluntarios.

Al principio se observa en la lengua, en los labios y en la zona peribucal, generalizándose poco a


poco a todo el cuerpo a medida que progresa la enfermedad. En la lengua, los temblores toman la
forma de ondulaciones y tremulaciones rápidas; además suele haber un movimiento de propulsión
y retracción característico, que Magnan llamó Signo del trombón,

Los trastornos caligráficos de los paralíticos generales, son debidos al temblor. Al comienzo se
observa un temblor fino en las letras, que finalmente aparecen deformadas con alteraciones
groseras. Deben ser observados también los trastornos psicográficos, que en el paralítico general
revelan la gran megalomanía.

OTROS TRASTORNOS NEUROLÓGICOS: Las manifestaciones son muy numerosas y variables;


entre las más frecuentes figuran:

a) Paresias y trastornos atóxicos: con marcha titubeante.

b) Hipotonía muscular: bien marcada en los músculos de la cara, lo que transmite una facie
característica, inexpresiva que es la facie paralítica o cara planchada.

c) Parálisis oculares: pasajeras.

d) Reflejos tendinosos exaltados: están abolidos en los casos de tabo-parálisis.

e) Ictus apoplético: probablemente debidos a espasmos vasculares. Van seguidos de una


hemiplejía más o menos completa. Lo característico es que las hemiplejías curan en pocos días.

f) Crisis epilépticas de tipo generalizado.


g) Ictus amnésicos: El sujeto se olvida bruscamente de su nombre, o de su domicilio,
recuperándose en pocas horas o en días.

2º) CUADRO PSÍQUICO:

Con un criterio, didáctico, haremos el estudio de los síntomas de la parálisis general progresiva,
siguiendo el orden cronológico de aparición, lo que nos permite establecer tres etapas evolutivas
de la enfermedad que son: el período de comienzo, período de estado y período terminal.

PERÍODO DE COMIENZO:

Generalmente la enfermedad se inicia en forma lenta y progresiva, pasando muy a menudo


inadvertidas las primeras manifestaciones que, por lo común, se insinúan por cambios de carácter,
que si bien llaman la atención de la familia, son atribuidos a diversos factores, sin pensar que se
puede tratar de un estado patológico tan serio. Estas primeras y tenues manifestaciones constituyen
lo que muchos han llamado el período premonitorio,

Un poco más adelante se producen graves trastornos de conducta, y así en personas de


reconocida corrección, suelen observarse severas transgresiones de las más elementales reglas de
urbanidad; en otros las fallas de conducta radican más especialmente en el orden moral; personas
de vida recatada y de hogar, comienzan a trasnochar, beber y dilapidar el dinero. Como se
comprenderá estas perturbaciones constituyen la voz de alarma para la familia y conocidos del
enfermo.

Concomitante con dichas faltas morales, o bien a posteriorí, se producen importantes fallas
mnemónicas que llaman la atención del mismo enfermo, por los inconvenientes que le acarrean en
el desempeño normal de sus tareas. Incurre en errores de ortografía que no cometía antes y fallas
en cálculos simples.

Resumiendo: las diferentes manifestaciones que inician la marcha del cuadro psíquico de la
parálisis general progresiva, denotan un cambio en el carácter, en las costumbres y en la
inteligencia, denunciando en esa forma el déficit mental.

En un período un poco más avanzado, se produce la acentuación de estas manifestaciones


intensificándose de este modo el cuadro. De entre ellas las más graves son las que inciden sobre la
moral y la conducta del individuo, que ante el asombro de sus familiares y amigos llega a la ejecución
de actos delictuosos. Se los sorprende en robos, exhibicionismo y atentados al pudor, hechos que
caen bajo la sanción de las leyes sociales, iniciándole así lo que Dupré llamó: periodo médico-legal
de la parálisis general progresiva.

En algunos casos la enfermedad puede tener un comienzo brusco, por un ictus, con hemiplejía
pasajera y a continuación de esos episodios ruidosos, se instalan los síntomas psíquicos de la
parálisis general progresiva
PERÍODO DE ESTADO:

En el período de estado de la enfermedad, el cuadro psíquico pone bien en evidencia la


debilitación global, o sea, la demencia.

La atención se hace completamente inestable, con la inevitable repercusión sobre la


sensopercepción que resulta imperfecta, dificultando en esa forma la comprensión.

La ideación se empobrece y por otra parte no se hacen nuevas adquisiciones debido a la pérdida
de vigor psíquico. El juicio, rápida y profundamente debilitado, constituye el síntoma más
importante de este período de la enfermedad. Es tal su debilitación, que llama la atención por su
extraordinaria puerilidad, que llega a lo absurdo y lo grotesco. Esto se halla facilitado por una
extraordinaria sugestibilidad que permite el pronto estímulo y exaltación de la imaginación, más el
agravante de las fallas mnemónicas que conducen a una fabulación absurda y dislocada.

Además de la dificultad de fijación, las fallas de la memoria consisten esencialmente en la


dismnesia, trastorno de la evocación por el cual, el enfermo no puede evocar hechos que el día
anterior han ^ido bien recordados y que el día siguiente puede nuevamente recordar. También son
frecuentes las paramnesias.

El empobrecimiento por debilitación psíquica, se hace bien manifiesto en el campo afectivo. Lo


primero que se resiente es la heteroafectividad por un embotamiento general de los afectos; existe
cierta indiferencia o pasividad de los mismos, razón por la que aceptan fácilmente su internación y
la separación de la familia. Lo más probable es que en esto participa la debilitación del juicio y la
obtución de la conciencia, debido a la torpeza de las percepciones y de la comprensión.

Por otra parte se observan incontinencias emocionales y cambios bruscos en el humor, aunque
por lo general, prevalece un estado eufórico. Es ésta una euforia insubstancial, vacía, estúpida que
nace de la profunda perturbación del juicio y del conocimiento, que le impiden tener conciencia de
situación y de realidad.

Debemos agregar que la debilitación afectiva, conduce a la pérdida de los sentimientos éticos y
todos aquellos que señalan la jerarquización de la personalidad.

De una manera general, la actividad de los paralíticos generales es imprecisa y supeditada a los
impulsos de la vida instintiva, liberados por la debilitación psíquica. Esta es la razón que explica los
graves trastornos de conducta que se producen en estos enfermos, especialmente aquellos que se
encuentran bajo la égida de la sexualidad, por la exaltación emocional que los pone en juego.

Finalmente, recordamos la fácil sugestibilidad que ya hemos mencionado, agregando ahora, que
su gran credulidad les acarrea como consecuencia lo que Dupré llamó: "aprobatividad de los
paralíticos generales", que aprueban y acatan todo lo que se les pueda sugerir.

PERÍODO TERMINAL :

Toda la sintomatología antes descrita se acentúa, el estado demencial es profundo, con gran
hipotonía muscular que imposibilita la marcha o la dificulta en grado sumo. El enfermo permanece
en cama, haciendo vida vegetativa y sobreviene el gatismo. Aparecen después, en estadios más
avanzados, la caquexia y el marasmo paralítico (escaras: facilidad para la fractura de huesos
importantes i, que llevan a la muerte, la que también puevle ocurrir por cualquier complicación
intercurrente.

3º) CUADRO HUMORAL:

Sangre: En la sangre hallamos las reacciones de Wassermann y de Khan positivas en el 95 % de


los casos. Sin embargo, la negatividad de estas reacciones en la sangre, no puede hacernos descartar
la existencia de la enfermedad.

Líquido cefalorraquídeo: La importancia reside en el examen del líquido cefalorraquídeo, en


cuyas alteraciones características se funda el cuadro humoral, de la parálisis general progresiva.

He aquí el cuadro:

1) Aspecto: Límpido; "cristal de roca".

2) Tensión: Normal o ligeramente aumentada. La normal en el manómetro de Claude es de 10 a


15 centímetros; en la parálisis general, puede hallarse una tensión de
20 centímetros.

3) Cloruros: Permanecen normales, de 7 a 7 1/2 por mil.

4) Glucosa: Permanece normal, entre 0.40 y 0.60 por mil.

5) Albúminas: La tasa de albúminas se encuentra aumentada, por lo general entre 0,50 y 1 gramo
por mil.

6) Citología: Están notablemente aumentados los elementos celulares del líquido


cefalorraquídeo, de 10 a 100 elementos por milímetro cúbico, alcanzando en
ocasiones hasta 400; en el líquido normal, la proporción es de O a 3 por milí-
metro cúbico. La fórmula leucocitaria demuestra un predominio casi absoluto
de "linfocitos"; pueden hallarse algunos polinucleares y mononucleares.

7) Reacción de Pandy: Positiva, globulinas aumentadas.

8) Reacción Nonne-Apeh: Positiva.

9) Reacción de Wassermann: Positiva.

10) Reacción de Khan: Positiva.

11) Reacción de Lange: "Del Oro Coloidal":

Basada en la presencia de coloides protectores que impiden la precipitación


del oro coloidal cuando se le adiciona un electrolito, como el cloruro de
sodio. Normalmente las albúminas del líquido cefalorraquídeo obran como
coloides protectores; pero en ciertas enfermedades, como la sífilis y algunas
meningitis, la precipitación se produce por el exceso de globulinas que
vencen la acción protectora de las albúminas. Normalmente no hay
precipitación en ninguno de los once tubos.
—00000000000—

o bien una ligera precipitación en los tubos 2 y 3 .

—02200000000—

En los casos de parálisis general progresiva se produce una precipitación


intensa en los tubos de la izquierda entre las diluciones de 1 en 10 y de 1 en
640.

—55554331000—

En los casos de sífilis nerviosa no paralítica, se produce una precipitación


entre las diluciones^ de 1 en 40 y 1 en 80, es decir, en los tubos del medio.

—00243110000—

En el caso de meningitis cerebroespinal y tuberculosa la precipitación se


produce entre las diluciones de 1 en 120 y 1 en 640, o sea, hacia los tubos
de la derecha.

—00001344300—

En cuanto a los números que se emplean, marcan la intensidad de la


reacción de acuerdo con la coloración de los tubos que indica el grado de la
precipitación

Rojo Negativo - 0

Rojo azulado Positivo + 1

Violeta Positivo ++ 2

Azul Positivo +++ 3


Blanco
azulado
Positivo ++++ 4

Blanco Positivo +++++ 5

12) Reacción del Benjuí Coloidal: Basada en el mismo principio que la


anterior. Se emplean 16 tubos. Normalmente se pue de tener una
precipitación en los tubos 8 y 9.

—0000000220000000—

En la parálisis general hay una precipitación en casi todos los tubos


comenzando por la izquierda.

—1222222222000000—
Formas clínicas

Las formas clínicas de la parálisis general progresiva deben estudiarse desde diversos puntos de
vista: según la edad, según el cuadro clínico y según la localización.

1º) SEGÚN LA EDAD:

a) Forma infantil: Cuando su comienzo se hace antes de los 15 años, debida a la heredosífilis. La
característica es que desde el punto de vista psíquico, el niño adquiere un aspecto que recuerda al
del oligofrénico, razón por la que también se la llamó forma frenastenoide. Además son muy
frecuentes las deficiencias del desarrollo físico y en muchos casos se hace bien evidente la
estigmatología sifilítica.

b) Forma juvenil: Cuando hace su iniciación entre los 15 y 25 años. También puede deberse a una
sífilis hereditaria, o a una infección en los primeros tiempos de la vida, causada en el momento del
parto o durante la lactancia. La debilitación del psiquismo a esta altura de la vida hace que tenga
semejanzas con la esquizofrenia razón por la que se ha llamado: forma esquizofrenoide.

c) Forma adulta: Es la que hemos descripto.

d) Forma senil: Cuando se inicia en una edad avanzada de la vida más allá de los 50 años, casi no
difiere de la forma corriente que hemos descripto.

2º) SEGÚN EL CUADRO CLÍNICO:

Teniendo en cuenta la sintomatología predominante de la enfermedad se tienen las siguientes


formas clínicas:

a) Forma simple: Es la que hemos descripto, mostrando el cuadro demencial simple.

b) Forma maníaca o expansiva o delirante: Cuando la enfermedad se inicia con un cuadro de


excitación hipomaníaca. El enfermo se presenta alegre, optimista, locuaz, emprendedor, eufórico,
se siente capaz de realizar grandes empresas y de emprender grandes negocios. Se cree poderoso,
poseedor de una gran fuerza muscular, capaz de levantar doscientos kilos con una sola mano; nada
les parece imposible a estos enfermos, ni remotamente piensan en el posible fracaso de ninguna de
sus actividades. Experimentan sensación de bienestar, de fortaleza y de optimismo, que los lanza a
emprender grandes Hegocios y, a cometer toda clase de excesos y libaciones en forma
desenfrenada.

Lo más frecuente en estas formas expansivas de la parálisis general progresiva es la existencia


de un delirio megalómano. Este delirio es absurdo y fuera de toda lógica, llegando a la concepción
de enormidades. Puede decir que es la persona más acaudalada del mundo, poseedor de miles de
millones, el más grande terrateniente e infinidad de cosas similares; luego, a renglón seguido,
sobreviene lo absurdo y contradictorio, confiesa con todo desparpajo que gana un jornal precario y
acepta dinero para comprar cigarrillos. Todo esto nos pone de manifiesto no sólo la desviación, sino
también la gran debilitación que padece el juicio, que cae en lo pueril.
c) Forma melancólica o depresiva: Lo más frecuente es que comience como una neurastenia, con
ideas hipocondríacas, llegando al poco tiempo a una franca melancolía. En estos estados depresivos
llama la atención el hecho de que, por sobre las ideas de ruina y autoculpabilidad, las ideas
hipocondríacas dominan el cuadro. Por otra parte, estas ideas se caracterizan por su contenido
completamente absurdo e inverosímil. Además detrás de las mismas no es posible reconocer una
auténtica repercusión afectiva, lo que revela que las mismas se deben, sobre todo, a una falla de la
crítica por debilitación.

d) Forma agitada: No es frecuente; tiene suma gravedad. El enfermo presenta una extraordinaria
excitación psicomotriz, que va en aumento y es muy difícil sedar. Se producen estados ansiosos que
llegan a la confusión mental; y conducen en pocos días o semanas a la muerte.

e) Forma taboparálisis: Cuando a los síntomas neurológicos y psíquicos ya conocidos, se agregan


síntomas medulares de una tabes.

3º) POR LA LEGALIZACIÓN:

a) Formas típicas: Cuando las localizaciones se hacen en las zonas corrientes dando la
sintomatología que conocemos.

b) Formas atípicas: Cuando las lesiones, por su localización, dan lugar a una sintomatología que
está fuera de lo corriente.

Así tenemos la forma de Lissauer, caracterizada por tener ictus que dan lugar a síntomas focales
con hemiplejía.

Luego tenemos la forma cerebelosa de Alzheimer, cuando por la localización de las lesiones se
agregan síntomas cerebelosos.

Diagnósticos diferenciales

Los principales diagnósticos diferenciales que pueden ser necesarios frente a un cuadro de
parálisis general progresiva son los siguientes:

1º) CON LA MANÍA E HIPOMANÍA:

Cuando se trata de la forma clínica llamada expansiva o maníaca. En el período de comienzo el


diagnóstico puede presentar dificultades, cuando el cuadro de debilitación de la psique no se hace
bien manifiesto. Sin embargo, un indicio de debilitación puede entreverse a través de la frecuente
docilidad de los paralíticos generales, la sugestibilidad y la aproba-tividad de que habla Dupré. El
maníaco es generalmente más vivaz, más malo, fácilmente irritable, mordaz, hiriente y burlón. En
el paralítico se observan trastornos mnemónicos, cosa que no ocurre en el maníaco que posee el
recuerdo de otros episodios anteriormente padecidos. La ausencia de manifestaciones neurológicas
y el cuadro humoral disipan las dudas.

2º) CON LA DEPRESIÓN MELANCÓLICA:

Deben tenerse en cuenta las mismas consideraciones que para la forma maníaca. En general el
paralítico presenta indiferencia afectiva, lo que hace que su tristeza carezca de real repercusión
afectiva.

3º) CON LA CONFUSIÓN MENTAL:

En los casos de parálisis general con agitación, confusión y angustia. El diagnóstico suele ser muy
difícil de establecer. La ausencia del cuadro neurológico característico de la parálisis general, puede
descartarla, especialmente por la falta del signo de Argyll-Robertson, ya que el temblor y la disartria
se pueden hallar en ambos cuadros. No debemos olvidar, sin embargo, que existen casos de
intoxicaciones alcohólicas graves en las que el reflejo fotomotor es muy perezoso y aún puede estar
abolido. Nos queda entonces, como elemento de juicio categórico, el cuadro humoral con la
reacción de Lange positiva y su curva característica (desviación a la izquierda) .

4º) CON LA DEMENCIA SENIL:

Cuando se trata de una parálisis general de iniciación tardía, después de los 50 años. El cuadro
de debilitación es mucho más rápido y con gran puerilidad del juicio. El diagnóstico se aclara
definitivamente con el estudio de los cuadros neurológico y humoral.

Evolución

La evolución de la parálisis general progresiva, cuando la enfermedad no es tratada


convenientemente, se completa entre 2 y 5 años. No debemos olvidar que la enfermedad es curable
cuando se la trata en el período de comienzo.

En efecto, debemos tener en cuenta que desde el punto de vista ana-" tomopatológico, también
se reconocen tres etapas evolutivas:

1º) Etapa inflamatoria: con exudación e infiltrado en torno a' toda la red capilar de la corteza.
Dicho infiltrado está formado por linfocitos y plasmazellen, que en los cortes aparecen formando
un manguito alrededor del vaso.

2º) Etapa alterativa-degenerativa: Es la etapa de destrucción celular lenta y desmielinización de


las fibras.
3º) Etapa proliferativa: Con hiperplasia del tejido intersticial.

La etapa inflamatoria corresponde al período inicial que es curable. Luego la etapa alterativa-
degenerativa corresponde al período de estado; en ella el tratamiento es efectivo para detener el
avance de la enfermedad pero persistiendo el déficit por la degeneración y destrucción celular. Fi-
nalmente, la etapa proliferativa corresponde al período terminal de la enfermedad; en ella ya no
actúa el tratamiento.

Durante el período de estado, cuando se instala la demencia, sólo se puede obtener la detención
evolutiva del proceso; esto es lo que se conoce con el nombre de "curación social".

Pronóstico

El pronóstico es siempre serio y reservado. Es muy grave cuando la enfermedad no se trata, pues
la muerte sobreviene entre los 2 y 5 años. Con el tratamiento se puede detener la evolución de la
enfermedad, quedando la psique con el grado de debilitamiento alcanzado hasta ese momento de
la evolución.

Tratamiento

1º) PENICILINOTERAPIA :

Este tratamiento ocupa actualmente el primer plano en la cura de las infecciones sifilíticas, y, por
ende en la parálisis general progresiva.

Deben inyectarse diariamente un millón de unidades, que continuarán hasta alcanzar las dosis
de 20 a 30 millones de unidades, de tal suerte que el tratamiento tiene una duración aproximada
de un mes. Luego repetir otra serie.

2º) MALARIOTERAPIA:

Tratamiento que, hasta la aparición de los antibióticos fue el de elección.

Se trata de la malarización mediante el plasmodium vivax, que produce una fiebre terciana
benigna, con accesos febriles de 40° a 41°, que se repiten regularmente al tercer día. Deben
efectuarse entre 10 y 12 accesos febriles, siempre que el estado general del paciente lo permita. Al
término del tratamiento, para interrumpir los accesos, se administran tres sellos diarios de sulfato
de quinina de 0,30 grs., durante una semana.
3º) TRATAMIENTO MIXTO: PENICILINA-MALARIA:

Muchos psiquíatras, aconsejan el empleo de ambos tratamientos; ya sea comenzando con la


malarioterapia y a continuación la penicilinoterapia, o bien, efectuar simultáneamente ambos
tratamientos.

4º) PlRETOTERAPIA:

Consiste en el empleo de diversos métodos capaces de elevar la temperatura del enfermo.

a) Por medios químicos: empleando diversos preparados inyectables a base de azufre piretógeno.

b) Por medios biológicos: mediante la inyección endovenosa de vacuna Dmelcos, que contiene
250 millones de bacilos de Ducrey por c.c. También se emplea la vacuna tífica y otros tipos de
vacunas.

c) Por medios físicos: Se intentaron diversos procedimientos para elevar la temperatura,


especialmente las corrientes de alta frecuencia y últimamente las ondas ultracortas. Se utilizan para
eso aparatos especiales en los que se coloca al enfermo, cuya temperatura se eleva gradualmente
hasta llegar a 40°. Todos estos tratamientos piretoterápicos son de resultados muy dudosos. Se
emplean en los casos en que no es posible realizar la malarización. Hoy han caído en desuso gracias
al empleo de la penicilina.

5º) TRATAMIENTO ESPECÍFICO:

Debe hacerse a continuación de los tratamientos anteriormente citados. Lo cierto es que sólo
constituye un complemento y que es' innecesario, cuando la malarioterapia o la penicilinoterapia
han sido bien realizadas. Algunos aconsejan no obstante, efectuarlo sistemáticamente.

Consiste en la inyección de arsenicales pentavalentes; además se usará el bismuto y el mercurio


(bicianuro y biyoduro).
RESUMEN

SÍNDROME DEMENCIAL

Síndrome de naturaleza orgánica. Tiene alteraciones anatomopato-lógicas.


Alteración fundamental: "debilitación psíquica". Existen terrenos capaces de
Generalidades
predisponer o favorecer la aparición prematura de las demencias. Evitar todos los
tóxicos: endógenos y exógenos, así como los factores de orden endocrino.
“Demencia es una debilitación global, crónica, progresiva, definitiva e irreparable
Definición de todas las funciones psíquicas". El vocablo demencia tiene diferente significado en el
concepto orden jurídico y corriente donde se lo considera sinónimo de alienación, y en el orden
psiquiátrico donde significa debilitación.
Demencia senil. Demencia arterioesclerótica. Demencias
Demencias
preseniles. Demencia paralítica. (P. G. P.). Demencia coreica. Corea
primitivas
de Huntington. Demencia precoz.
Clasificación
Demencias postconfusionales. Demencia alcohólica. Demencias
Demencias
vesánicas. (Etapa final de la manía, melancolía, delirios). Demencias
secundarias
postraumáticas. Demencia epiléptica.
Causa: la senilidad. Senilidad: estado morboso de involución. Se
inicia más allá de los 60 años. Lesiones atróficas y degenerativas de
Etiología
las células y fibras nerviosas. Como se origina en el parénquima
patogenia
nervioso, se dice que es de "origen ectodermal" y se la llama
demencia ectodermal.
Adherencias de la duramadre. Lesiones de
paquimeningitis. Hipertrofia corpúsculos de
Pacchioni. Edema y engrosamiento de las
leptomeninges. Arterias duras y fibrosas;
dilataciones ampulares. Atrofia generalizada de
Alteraciones
la corteza; más marcada en las regiones frontal
Demencia macroscópicas
y central. Disminución del volumen;
senil
circunvoluciones adelgazadas separadas por
Anatomía surcos amplios y profundos. Substancia gris
patológica adelgazada y pálida. Reducción substancia
blanca. Dilatación de los ventrículos.
Engrosamiento de las leptomeninges;
aumento de tejido conjuntivo, leptomeningitis
fibrosa. Lesiones vasculares involutivas. Atrofia
Alteraciones
de las neuromas. Células en panal. Proliferación
microscópicas
difusa de la neuroglia. Lesiones fibrilares de
Alzheimer aglutinación neurofibrillas. Placas
seniles (su génesis es muy discutida).
Tiene importancia médico-legal. Síntomas
deficitarios (Regís). Atención inestable.
Período Sensopercepción entorpecida. Comprensión
comienzo dificultada. Disminución de la actividad
intelectual. Pérdida del vigor adquisitivo.
Cambios de carácter. Trastornos de conducta.
Agravación de la debilitación. Debilitación
progresiva de todas las funciones. La memoria
es la más afectada, primero amnesia de fijación.
Amnesia nominal. Incoherencia asociativa.
Sintomatología Disgregación del pensamiento. El juicio cada
Período
vez más superficial, se torna pueril.
estado
Obscurecimiento de la conciencia. Pérdida de la
personalidad. Indiferencia afectiva hacia los
familiares. Egocentrismo. Pérdida de los valores
éticos. Apatía y abulia o hipobulia. Irritabilidad
y trastornos de conducta.
Se insinúa lentamente. Puede precipitarse
Período por alguna enfermedad intercurrente. Pérdida
terminal completa de la personalidad. Vida vegetativa.
Demencia Gatismo. Caquexia y muerte.
senil
Es la más frecuente. Se apagan y se debilitan
Forma simple progresivamente las funciones psíquicas hasta
la destrucción de la personalidad.
Excitación de intensidad variable. Euforia.
Forma Irritabilidad. Verborrea. Incontinencia verbal.
maníaca Escasa repercusión afectiva, por la debilitación.
Tendencia erótica. Ideas megalómanas.

La depresión no tiene intensa repercusión


Forma afectiva. Difícilmente remite. Trastornos
Formas clínicas melancólica cenestésicos. Delirio hipocondríaco. Delirio
nihilista. Ideas de enormidad.

Nunca llega a organizarse un verdadero


Forma delirio, debido al descenso del vigor psíquico.
delirante Más frecuente es el delirio de perjuicio y
persecusión. Delirio celotípico.
Manifestación temprana de la demencia
Forma senil. El juicio y la afectividad se mantienen por
presbiofrénica mucho tiempo vigoroso. Tríada sintomática:
amnesia; desorientación y fabulación.
1º) Con la demencia arterioes-clerótica: El
comienzo a edad más temprana, es brusco y
Arterioesclerótica
ruidoso con manifestaciones arteriales de
carácter focal.
El comienzo a edad más avanzada, es lento
Senil
e insidioso con debilitación global
2º) Con la demencia paralítica: Debilitación
de progresión más rápida, la dismnesia
domina el cuadro; el juicio decae
Paralítica
rápidamente, es muy pueril, la personalidad
se destruye más pronto. Registro de chancro
en los antecedentes.
Debilitación de progresión más lenta, la
Senil amnesia domina el cuadro. Faltan el cuadro
neurológico y humoral.
3º) Con las demencias preseniles:
Comienzan en edad más temprana.
Preseniles
Debilitación más profunda. Trastornos
afásicos, agnósicos y apráxicos.
Comienza en edad más avanzada.
Diagnóstico
Senil Debilitación menos profunda que en la
diferencial
presenil.
4º) Con la manía esencial: Brillantez y
Demencia
vivacidad en el maníaco. Además se
senil Manía
descubren siempre los signos de la
debilitación.
Excitación en forma maníaca en edad
avanzada, sin registrarse episodios anteriores.
Senil
Verborrea insulsa, disgregada; lenguaje
coprolálico.
5º) Con la melancolía esencial: Gran
Melancolía repercisión afectiva. Ideas de ruina,
impotencia, autoculpabilidad y suicidio.
Sentimientos egocéntricos. Delirio
Senil
hipocondríaco; nihilista.
6º) Con la psicosis de Korsakoff:
Korsakoff Frecuentemente polineuritis. Personalidad
muy descendida por el mayor déficit.

No se halla polineuritis en la presbiofrenia.


Senil
Mayor conservación de la personalidad.

El pronóstico es grave debido a la evolución. En el comienzo puede


Pronóstico haber ligeras remisiones. Períodos de detención y estancamiento. Sin
embargo: el final es la destrucción de la personalidad.
Preceptos higiénico-dietéticos; tratando de postergar lo más
Tratamiento posible la iniciación de la demencia. Evitar infecciones e
intoxicaciones.
Tratamiento sedante:
1) Balneoterapia prolongada: (1 a 2 horas) a 36" ó 37".
2) Cloropromacina 50 a 100 mgs.
3) Barbitúricos: Amital sódico, dosis: 6 a 12 centigramos; como
hipnótico: 20 a 35 centígr. Se-conal; dosis: 5 a 15 centigramos.
Veronal: dosis: 25 a 50 centigramos. Somnifene: 1 c. c. inyectable.
Demencia senil Tratamiento 30 a 40 gotas por vía oral.
4) Evitar en lo posible el opio y sus derivados, morfina y
pantopón.
5) No usar hidrato de cloral, por su acción depresora sobre el
corazón.
6) En los seniles excitados se requiere la internación; lo mismo
cuando presenta trastornos de conducta.
La causa es la arterioesclerosis cerebral. La lesión inicial se
Etiología encuentra en el tejido vascular, secundariamente es lesionado el
patogenia tejido nervioso. Demencia mesodermal, porque el tejido vascular
deriva del mesodermo.
1º) Arterioesclerosis fibrosa: La luz arterial a
veces ensanchada, paredes lisas; falta de
elasticidad. Proliferación de substancia
colágena.
Lesiones
2º) Reblandecimiento intracortical. Arterias
arteriales
aramillentas, luz estrechada; engrosamiento;
falta de elasticidad. Proliferación de la íntima,
destrucción de la túnica media y elástica,
fijación de colesterina y sales calcáreas.
1º) Reblandecimiento en zonas bien
circunscritas de la substancia gris, aspecto de
úlcera o de cráter.
Demencia
2º) Reblandecimiento intracortical como
arteroesclerótica
franja, especialmente afectada la tercera capa
Anatomía celular.
patológica 3º) Focos de desierto celular, desaparición de
células en ciertas zonas corticales.
4º) Atrofia verrugosa: Focos de desierto
Lesiones celular y reblandecimientocon retracciones
parénquima cicatrizales,
nervioso 5º) Leucoencejulosis arterioesclerótica:
Destintegración de las vainas de mielina y
cilindroejes, con reacción glimatosa cicatrizal.
6º) Estado lacunar y estado criboso: En los
ganglios de la base.
7º) Territorios vasculares: Lesiones de la
región cortical, territorio de la silviana. Lesiones
de la substancia blanca: territorio de la cerebral
anterior. Lesiones de la región basal: territorio
de la cerebral posterior.
Sólo interesa el período de comienzo; los restantes períodos
son como en la demencia senil.
a) Manifestaciones físicas: Fatiga
muscular, trastornos vasomotores;
trastornos sensoriales; disnea de
esfuerzo; hipertensión; trastornos
Forma de
neurológicos; cefaleas; insomnio.
comienzo lenta y
b) Manifestaciones psíquicas:
progresiva
Cambios de carácter, irritabilidad,
hipocondría, ansiedad; pérdida del
vigor adquisitivo, ausencia, vértigos,
Sintomatología amnesias pasajeras.
Generalmente con ictus más o
menos intenso, a veces inadvertido.
a) Manifestaciones físicas: He-
miplejías pasajeras, incompletas.
Demencia Forma de Trastornos del equilibrio, movi-
arteroesclerótica comienzo brusco mientos torpes, con dificultad para
y grave coordinación. Temblores, disartria,
risa y llanto explosivo.
b) Manifestaciones psíquicas: Las
del cuadro de debilitación ya
conocidas.
1º) Con la demencia senil: (ver demencia senil).
2º) Con la demencia paralítica: Agravación más rápida.
Euforia, megalomanía, disartria permanente. El ictus no da
Diagnósticos secuelas. Signo de Argill-Robertson positivo. Cuadro humoral
diferenciales característico.
Depresión y ansiedad. Disartria
Arteroesclerótica
pasajera. Ictus con secuelas.
Evolución La evolución es progresiva e irreparable. La duración es muy
pronóstico variable. La muerte puede ser brusca, por ictus.
Tratamiento Las mismas indicaciones que para la demencia senil.
Llamadas así por su aparición en edad temprana. Entre 45 y 60 años.
Las demencias preseniles son: La enfermedad de Pick y la enfermedad de
Alzheimer.
Estudiada por este autor en el año 1898. La consideró una
Demencias
forma atípica de la demencia senil, caracterizada por ser una
preseniles
Enfermedad atrofia localizada bilateral y simétrica.
de Pick No es bien conocida. Más frecuente en la
Etiología
mujer. Edad: entre 45 y 60 años. Se piensa en
patogenia
un origen hereditario.
Aspecto macroscópico: Atrofia muy marcada
por la participación de la substancia blanca. Color
pardusco. En el lóbulo frontal se respeta la zona
rolándica. En la forma temporal se respeta la zona
mediobasal del asta de Ammon, centro olfatorio
y centro auditivo.
Anatomía Aspecto microscópico: Difícil la distinción entre
patológica la substancia gris y la blanca por la destrucción.
Desierto celular en las regiones superiores o
externas de la corteza. Diferentes grados de
atrofia celular. Rarefacción de fibras mielínicas.
Existen placas seniles y lesiones fibrilares de
Alzheimer. Vistas por primera vez en el año 1931
por el Prof. Moyano.
1º) Período de comienzo: Larvado, lento y
progresivo. Cefaleas; intranquilidad en el sueño.
Puerilidad del juicio; graves fallas de autocrítica.
Trastornos de conducta. Actos inmorales,
Enfermedad exhibicionismo, impudicia. Cambios de carácter,
de Pick malhumor, irritabilidad.
Demencias 2º) Período de estado: Hipoprosexia; amnesia
preseniles de fijación, luego de evocación y aparición de pa-
ramnesias. Empobrecimiento ideati-vo. Se borra y
embrutece la personalidad. Conservación de
algunos mecanismos cerebrales de menor valor.
Hipoafectividad, indiferencia. Labilidad afectiva al
Sintomatología
comienzo. Hipoactividad e hipobulia.
3º) Período terminal: Agravación de todos los
síntomas. Aparición de afasia, apraxia y agnosia.
Pérdida de la personalidad; gatismo, muerte. La
evolución completa se hace en 5 años
aproximadamente.
Pick frontal: Falta de impulsos y decisiones, de
iniciativas. Hablan poco, mutismo por falta de
iniciativa.
Pick temporal: Falta de inhibición verbal.
Verborragia incoherente dislocada, parafásica.
Ecolalia.
Descrita por Alzheimer en el año 1906. Atrofia difusa intensa de la
Enfermedad corteza cerebral.
de
Alzheimer Desconocida hasta ahora. Edad: entre 50 y 60 años.
Etiología
Igual frecuencia en ambos sexos.
Aspecto macroscópico: Atrofia difusa, más
marcada en los lóbulos parietales y
temporales. Circunvoluciones más adelgazadas
y surcos más profundos.
Anatomía
Aspecto microscópico: Lo mismo que en la
patológica
demencia senil; placas seniles y degeneración
fibrilar de Alzheimer. Las lesiones son más
intensas que en la demencia senil. No se
observan lesiones vasculares.
Período de comienzo: Cefaleas, mareos,
irritabilidad, ansiedad. Hipoprosexia. Amnesia
de fijación. Trastornos de conducta.
Perplejidad y angustia.
Período de estado: Atención muy debilitada.
Amnesia de fijación y evocación.
Desorientación tempero-espacial. Torpeza en
las elaboraciones intelectuales. Expresión
perpleja, amable, sonriente, sonrisa estúpida.
Sintomatología
Agnosia: desconocimiento hasta de los objetos
corrientes. Aproxia: imposibilidad de adaptar
los movimientos necesarios para ejecutar un
Demencias Enfermedad acto. Afasia. Mutismo por falta de iniciativa.
preseniles de Alzheimer Logoclónias.
Período terminal: Demencia profunda, gran
embrutecimiento. Vida vegetativa; gatismo.
Evolución en 405 años; formas larvadas hasta
10 y más años.
1º) Alzheimer y D. Senil:
Senil: más allá de los 65 años. La destrucción
de la personalidad es más lenta. No presenta
trastornos gnósicos y práxicos.
Alzheimer: entre 50 y 60 años. Demencia
más profunda y la destrucción de la
personalidad es más rápida. Presenta
trastornos gnósicos y práxicos.
Diagnósticos 2º) D. Alzheimer y D. Arterioesclerótica:
diferenciales Arterioesclerótica: Ictus inicial. Síntomas
focales. Hemiplejías.
Alzheimer: no hay ictus inicial ni síntomas
focales. No hay hemiplejía.
3º) D. Alzheimer y D. Pick:
Muy difícil.
Pick: En las formas de localización de la D. de
Pick alejan a la D. de Alzheimer.
Alzheimer: Demencia más profunda.
Corea de Huntington, descrita por este autor en el año 1872.
Edad: Se inicia entre los 30 y 35 años. Es hereditrina.
Etiología
De tipo dominante. Sin predominio de sexo.
Lesiones en los núcleos de las vías extrapiramidales
(putamen y núcleo caudado). Examen macroscópico:
Atrofia global e hidrocefalia. En cortes transversales:
atrofia de los núcleos estriados (putamen y caudal).
Examen microscópico: Corteza frontal con lesiones
Anatomía patológica especialmente en la tercera capa de células. Proliferación
de la neurologlia. Nueronas atróficas disminuidas en
número. En el núcleo caudal y putamen, lesiones más
marcadas. Células tipo II de Golgi, las más dañadas.
Lesiones muy intensas en el Globus pallidus y en el
Cuerpo de Luys.
1º) Síntomas neurológicos: Fundamental:
movimientos coreicos. Son más lentos y amplios que en
la corea de Sydenham. Excitabilidad idiomuscular
aumentada. Disartria. Muecas, contorsiones,
Sintomatología movimientos sin coordinación.
2º) Síntomas psíquicos: Nerviosidad, irritabilidad,
carácter inestable. Debilitación global. Demencia coreica.
Demencia Indiferente. Malhumorado o irritable. En ocasiones ideas
coreica delirantes de tipo persecutorio o celoso.
1º) Forma psíquica: Cuando los fenómenos neu-
rológicos faltan o son muy poco marcados.
Formas clínicas
2º) Forma coreica: Cuando faltan los síntomas
psíquicos o son muy poco marcados.

1º) Con la Corea de Sydenham:


C. Sydenham. — Es de la infancia y edad juvenil.
Las contracciones son más rápidas y bruscas por la
Diagnósticos disminución del tono muscular. C. Huntington. — Se
diferenciales inicia después de los 30 años.
Las contracciones menos bruscas, hay hipertonía.
2º) Con la Corea senil: Se inicia a edad muy avanzada
y faltan los antecedentes de enfermedad familiar.
Para los trastornos de orden psíquico, las indicaciones
son las mismas que para la demencia senil. Para los
trastornos neurológicos: Beleño: por la escopolamina,
calma la hipercinesia. Polvo de hojas; dosis 0,10 a 0,50 gr.
Tratamiento
diarios. Escopolamina: Sedante del sistema nervioso.
Granulos de 1/10 de miligramo; se administra de 1 a 5
décimas de miligramo. Atropina: Como antiespasmódica;
dosis: 1/4 de miligramo en 24 horas.
Causada por una infección sifilítica. Leptomeningitis difusa.
Sífilis. Afección parasifilítica; sífilis cuaternaria: tardía;
resistente al tratamiento específico. Tener en cuenta el terreno,
Etiología predisposición, sólo 2 a 3 % de los sifilíticos hacen P.G.P. Después
de 10 a 20 años del chancro inicial. Más frecuente en el hombre
por su vida sexual.

Aspecto macroscópico: Leptomeninges espesadas, turbias,


lechosas. Cerebro de tamaño disminuido. Atrofia más marcada en
el lóbulo frontal. Ventrículos dilatados. Reacción ependimirias.
Anatomía Aspecto microscópico: Lesiones vasculares vasos con manguito de
patológica exudado de plasmazellen y linfocitos. Degeneración y esclerosis de
la neurona. Desmielinización de las fibras (lesión característica).
Proliferación de la neuroglia. Hipertrofia y proliferación de la
microglia.
Cuadros: neurológico; psíquico y humoral.
1º) Cuadro neurológico:
Trastornos pupilares, anisocoria frecuente; discoria; pero el
más constante es el "signo de Argyll-Robertson". Disartria: muy
constante. Temblores. Lengua: "signo del trombón". Paresias y
ataxias; hipotonía muscular. Reblejos tendinosos exaltados. Ictus
Demencia apopléticos.
paralítica 2º) Cuadro psíquico:
a) Período de comienzo: Lento y progresivo. Cambios en el
carácter. Trastornos de conducta, sobre todo en el orden moral;
voz de alarma. Fallas mnemónicas. Todo esto anuncia el déficit
mental. En un grado más avanzado exhibicionismo y atentados al
pudor: "período médico-legal de la parálisis general progresiva".
En algunos casos se asiste a un comienzo brusco por ictus.
b) Período de estado: Se evidencia bien la debilitación psíquica.
Gran empobrecimiento ideativo y extrema puerilidad judicativa.
Embotamiento de los afectos. Incontinencia emocional y cambios
bruscos en el humor. Fácil sugestibilidad. Aprobatividad de los
paralíticos de Dupré.
c) Período terminal: Gran demencia e hipotonía muscular con
imposibilidad para la marcha. Gatismo. Caquexia, marasmo
paralítico y muerte.
3º) Cuadro humoral:
a) Sangre: Reacciones Wassermann y Khan positivas en el 95 %
de los casos. «
b) Líquido cefalorraquídeo: Albuminorraquia de 0,50 a 1 gr. por
mil. Aumento de los elementos celulares 10, 100 y hasta 400 por
milímetro cúbico. Reacción de Pandy positiva (globulinas
aumentadas). Reacción Nonne Apelt: positiva. Reacción de Lange
positiva, desviación de la curva a la izquierda.
1) Según la edad:
a) Forma infantil: Comienza antes de los 15 años.
Heredolúes. Por la semejanza con la oligofrenia se la llamó:
forma frenastenoide.
b) Forma juvenil: Se inicia entre los 15 y 25 años. Se la llamó
forma "esquizofrenoide".
c) Forma adulta: La descrita.
d) Forma senil: Se inicia a edad avanzada; más de 50 años.
2º) Según el cuadro clínico:
a) Forma simple: Es la que hemos estudiado, en el cuadro
demencial simple.
b) Forma maníaca: Cuadro de excitación hipomaníaca.
Alegre, optimista. Poderoso. Delirio de grandezas; absurdo y
contradictorio, por la puerilidad del juicio.
Formas
c) Forma melancólica:- Dominan las ideas hipocondríacas;
clínicas
absurdas e inverosímiles. Escasa repercusión afectiva.
d) Forma agitada: Muy grave. Gran excitación psicomotriz. Si
no se seda produce angustia y confusión mental, conduciendo
en pocos días o semanas a la muerte.
e) Forma taboparálisis: Cuando a los síntomas neurológicos
y psíquicos se agregan síntomas medulares de una tabes
dorsal.
Demencia 3º) Por la localización:
paralítica a) Formas típicas: Localizaciones corrientes, dando la
sintomatología conocida.
b) Formas atipicas: Cuando por la localización muestran
síntomas fuera de lo común. Forma de Lissauer, con ictus y
síntomas focales. Forma cerebelosa de Alzheimer, con síntomas
cerebelosos.
1º) Con la manía: La debilitación en la parálisis se caracteriza
por la docilidad, sugestibilidad y apro-batividad, cosa que no se
observa en el maníaco de gran vigor psíquico. En la parálisis hay
trastornos mnemónicos, en la manía no ocurre así. La falta de
manifestaciones neurológicas y el cuadro humoral aclaran el
diagnóstico.
2º) Con la depresión melancólica: Las mismas
consideraciones que para la forma maníaca. En la parálisis
Diagnósticos
escasa repercusión afectiva.
diferenciales
3º) Con la confusión mental: En el caso de parálisis con
agitación, angustia y confusión. Debe basarse en la ausencia
del cuadro neurológico, especialmente la falta del Signo de
Argyll-Robertson. El cuadro humoral termina por aclarar el
diagnóstico.
4º) Con la demencia senil: En la parálisis de comienzo tardía,
después de los 50 años. La debilitación es mucho más rápida
en la parálisis. Se aclara con el estudio neurológico y humoral.
No tratada evoluciona entre 2 y 5 años. Tratada en el comienzo es
Evolución
curable. En el período de estado: "curación social".

Siempre es serio y reservado. Grave si no se trata. No tratada la muerte


Pronóstico
sobreviene entre los 2 y 5 años.

1º) Penicilinoterapia: Diariamente un millón de unidades, hasta


completar 30 millones de unidades de penicilina. Repetir.
2º) Malarioterapia: Plasmodium Vivax, terciana benigna. Fiebre 40 o a
Demencia 41o. De 10 a 12 accesos febriles.
paralítica 3º) Tratamiento mixto: Penicilina-Malaria. Comenzando con la
malarización y luego la penicilinoterapia, o bien, ambas
simultáneamente.
Tratamiento 4º) Piretoterapia: a) Por medios químicos: Preparados inyectables a
base de azufre piretógeno. b) Por medios biológicos: Vacunas diversas,
c) Por medios físicos: Corrientes de alta frecuencia y ondas ultracortas.
Hay aparatos especiales.
5º) Tratamiento específico: Después de la malarización y de la
penicilinoterapia. Como tratamiento complementario, algunos lo
consideran innecesario. Inyecciones de arsenicales pentavalentes.
Bismuto y mercurio (bicianuro y biyoduro).
CAPÍTULO VI

SÍNDROME CONFUSIONAL

El síndrome confusional es también de naturaleza orgánica, con lo que aseveramos la existencia


de alteraciones anatomopatológicas a nivel de la corteza cerebral que constituyen el substracto
anatómico de los trastornos del síndrome.

Como síndrome orgánico, el confusional difiere fundamentalmente del oligofrénico y del


demencial porque las lesiones son reversibles, la mayor parte de las veces, siempre que el daño
celular no llegue a la destrucción total. Dicho daño celular, como se comprenderá, es esencialmente
el producto de dos factores: por un lado, el factor etiológico, que podrá ser más o menos grave y
obrar con mayor o menor intensidad; por otra parte, el factor terreno, dado por el grado de
fragilidad o resistencia del tejido nervioso, cosa que ya hemos estudiado al ocuparnos del síndrome
demencial. De acuerdo con esto, el tejido nervioso, puede o no puede resistir y subsistir al ataque
de la causa etiológica. En el primer caso, los elementos celulares restablecen la normalidad de su
funcionamiento bioquímico, con lo que toda la psique se reintegra a la normalidad. En el segundo
caso, cuando la neurona sucumbe por acción del factor etiológico, la función psíquica no podrá
retornar a la normalidad, con lo que se pasa irremediablemente a la demencia posconfusional, mal
llamada: confusión mental crónica.

En consecuencia, concluimos que la probabilidad de curación de los estados confusionales se


halla en directa dependencia de la naturaleza del factor etiológico, de la intensidad del ataque y de
la capacidad de resistencia del tejido nervioso contra dicho ataque.

La característica primordial del síndrome confusional es el desorden psíquico, debido a la


perturbación global de todas las funciones de la psique; dicho desorden hace que la personalidad
pierda totalmente su autonomía y la autoconducción consciente precipitándola de tal manera en el
caos. El síndrome confusional involucra a todos los estados de confusión mental, sean éstos
primitivos o secundarios a otras psicopatías.

CONFUSIÓN MENTAL

Definición

"La confusión mental, consiste en una perturbación orgánica del cerebro, que se traduce en el
terreno psíquico por un estado de obnubilación de intensidad variable, que puede llegar hasta la
suspensión total de todas las funciones mentales por una alteración de las células corticales. Dicha
alteración es debida a factores diversos de cuya restitución total o parcial, depende la curación o el
paso a los estados demenciales".

En esta definición, hablamos de un "estado de obnubilación de intensidad variable". La


obnubilación constituye el síntoma capital y sobresaliente de la confusión mental, a expensas del
cual, se produce todo el desorden psíquico. Corresponde por lo tanto aclarar el concepto de obnu-
bilación, pues en esa forma se aclara, en gran parte, el concepto de confusión mental.

La obnubilación, es un estado de conciencia caracterizado por la pérdida de la lucidez normal de


la misma. Existe un adormecimiento, o mejor dicho, un enturbamiento de la claridad de conciencia,
como si toda la psique se encontrara sumida en una nube; de allí el término obnubilación. La
conciencia se obscurece y desconecta al individuo del mundo exterior y de su propio mundo, en la
misma forma que se desorienta una persona que por una niebla intensa, pierde la visibilidad normal.

El enfermo obnubilado pierde sus conexiones, porque su conciencia obstruida se halla


incapacitada para percibir con nitidez los estímulos sensoriales que proceden del mundo exterior
desorientándose, por ende, en el tiempo y espacio. Cuando la obnubilación es muy profunda, la
conciencia, tampoco percibe nítidamente los estímulos procedentes de las elaboraciones psíquicas
y de la cenestesia general; así se produce la desconexión con el mundo interior, de lo que resulta la
desorientación autopsíquica y la pérdida completa de la autonomía.

Llegamos a la siguiente conclusión: cuando hablamos de obnubilación psíquica, queremos


significar que la conciencia adormecida y entorpecida, ha perdido su claridad o nitidez perceptiva.
En esas condiciones y según su intensidad, los estímulos pueden no llegar a impresionar a la
conciencia, en tal caso, no despiertan en ella ninguna vivencia. En el caso contrario, cuando por su
intensidad los estímulos llegan a la conciencia, su impresión es imperfecta; los estímulos exteriores
e interiores llegan en forma turbulenta, despertando estados vivenciales confusos, borrosos, com-
pletamente inestables y cambiantes.

Etiología y patogenia

La confusión mental, es la consecuencia de un factor de orden local o general, actuante en forma


directa o indirecta sobre la corteza cerebral, donde lesiona las neuronas, por alteración de la
bioquímica normal del tejido nervioso. Se tendrán por consiguiente, causas etiológicas directas e
indirectas.

CAUSAS DIRECTAS:

Los factores que obran en forma directa para provocar el estado de confusión mental, se dividen
en dos grupos: las meningoencefalitis agudas y los estados de shock.

1º) Entre las meningoencefalitis agudas tenemos:


 Meningitis tuberculosa.
 Meningitis cerebroespinal.
 Encefalitis letárgica.

2º) Entre los estados de shock tenemos:

Shock traumático: obra provocando una conmoción cerebral, que lleva al coma en primera
instancia. Cuando el sujeto sobrevive, el coma se disipa y se pasa al estado de confusión mental.
Shock emotivo: En los casos de grandes emociones en personas predispuestas, como son las que
poseen una constitución hiperemotiva. En otros casos el shock se produce en personas vencidas por
el estado de fatiga psíquica, o a consecuencia de la acumulación sucesiva de emociones.

CAUSAS INDIRECTAS:

Son las causas de orden general. Las fuentes más frecuentes y de más importancia se dividen en
dos grandes grupos: las infecciones generales y las intoxicaciones.

1º) Infecciones generales: En estos casos, la confusión mental puede aparecer en cualquier
período de la enfermedad, ya sea en el comienzo, como en el período de estado y aún en la
convalecencia. Entre las infecciones generales que más a menudo conducen a la confusión mental
figuran:

a) Fiebre tifoidea: donde, con frecuencia, la confusión aparece en la convalecencia y dura mucho
tiempo.

b) Neumonía: aparece la confusión en el momento en que la enfermedad hace crisis.

c) Paludismo: La confusión aparece durante el acceso febril. En algunos casos de paludismo


crónico se han observado estados confusionales, como equivalentes psíquicos del acceso febril.

d) Tuberculosis: La confusión en estos enfermos con infecciones crónicas, suele hacerse en los
períodos finales cuando el agotamiento físico vence al paciente.

e) Septicemias: así como en todas las infecciones agudas intensas, con temperaturas elevadas.

f) Infecciones urinarias: estados infecciosos crónicos que agotan al organismo y llevan a estados
confusionales.

2º Intoxicaciones:

Este grupo comprende dos subgrupos: el de las intoxicaciones endógenas o autointoxicaciones y


el de las intoxicaciones exógenas o héterointoxicaciones.

INTOXICACIONES ENDÓGENAS: a) Intoxicaciones gastrointestinales: en los casos de estasis


intestinal prolongado, b) intoxicaciones hepáticas: insuficiencias que alteran el metabolismo del
órgano, permitiendo la acumulación de productos de desecho en el organismo, c) Intoxicaciones
diabéticas: en el período del precoma suelen ocurrir episodios confusionales. d) Intoxicaciones
renales: por insuficiencia funcional, que impide la normal eliminación de productos de desecho;
uremia, e) Intoxicaciones endocrinas, en casos de hipertiroidismo y de hipotiroidismo, así como en
los trastornos suprarrenales: en la enfermedad de Addison por ejemplo.

INTOXICACIONES EXÓGENAS: a) Intoxicación alcohólica: que lleva al delirium tremens que


estudiamos en el capítulo correspondiente, b) Intoxicación saturnina: que en algunas formas agudas
tiene mucha semejanza con el delirium tremens. c) Intoxicación por óxido de carbono: después del
estado de coma, si el enfermo no muere, se produce un estado de confusión mental, d)
Toxicomanías: especialmente con opio, morfina, cocaína.

Anatomía patológica

Ya hemos dicho que la confusión mental es un proceso clínicamente reversible y curable, por lo
tanto, la reversibilidad se observa también desde el punto de vista anatómico, por restitución total
de la neurona.

Como se comprende fácilmente, sólo conocemos las lesiones anatómicas de las confusiones
mentales malignas que conducen a la muerte. No obstante esto, es posible observar elementos
celulares con diferentes grados de alteración lesional, hasta la total destrucción de las neuronas. Sin
embargo, se nos escapan las alteraciones celulares de las confusiones mentales leves, cuyas
manifestaciones patológicas consisten en modificaciones fisicoquímicas que acontecen en el seno
de las neuronas.

1º) En el aspecto macroscópico, se pueden observar zonas de congestión y edema de la corteza.

2º) En el aspecto microscópico se observa: a) tumefacción de la neurona, que cambia de forma,


pierde su configuración triangular característica, para hacerse redondeada, b) El núcleo abandona
el centro celular y se acerca a la periferia, c) También se altera la substancia cromática, que se halla
en plena desintegración, pues se produce el proceso de cromatolisis. d) En cuanto a las
prolongaciones celulares, también participan del proceso, lo que se revela por presentar defectos
de tinción.

En los casos de lesiones intensas, se observan los procesos destructivos graves con retracción
celular, proliferación gliomatosa y esclerosis, propios de la demencia.

Sintomatología

1º) PERÍODO DE COMIENZO:

La confusión mental puede hacer irrupción en una época ya avanzada de la evolución de la


enfermedad causal y, como hemos dicho, también en plena convalecencia, por astenia física y
surmenage. No ocurre lo mismo en algunos estados graves, en los cuales la confusión mental apare-
ce dominando el cuadro, como primera manifestación de la enfermedad. La confusión mental inicia
su cuadro con la disminución de la actividad física y mental. El sujeto entorpecido en todos sus
aspectos, puede padecer insomnio o por el contrario, un estado de pereza y adormecimiento
persistente, del que le es penoso desembarazarse. En esa forma pierde brillantez y se apaga la
actividad psíquica. Este cuadro inicial se completa con la adición de manifestaciones de orden
somático, caracterizadas por una marcada astenia, adelgazamiento, inapetencia, cefalea y debilidad
general.
La cefalea, que en algunos casos puede alcanzar gran intensidad, constituye un síntoma
importante por su constancia en el período inicial. Puede ser difusa o localizada, con mayor
frecuencia en la frente o la nuca.

Poco a poco el cuadro descripto se va agravando, la torpeza intelectual se acentúa, a la par que
empeora el estado físico. La obnubilación de la conciencia se hace bien evidente, con lo que se pone
ampliamente de manifiesto la confusión mental.

2º) PERÍODO DE ESTADO:

En términos generales, el período de estado de la confusión mental se caracteriza por la gran


torpeza y obnubilación de la psique, con profundo embotamiento de todas las funciones mentales.

Inspección: Al efectuar la inspección del enfermo, llama de inmediato la atención, el aspecto de


desorden y de extravío que presenta. Sus ropas denotan descuido y desprolijidad por falta de
preocupación y de reparo.

La facie refleja una expresión característica, demostrando que el sujeto experimenta una
profunda extrañeza por el estado vivencial presente, ignorando lo que ocurre queda perplejo ante
tal situación. Al mismo tiempo lo veremos ejecutar una serie de movimientos y gestos torpes, que
revelan desarmonía en su ejecución y dan la impresión de una manifiesta inseguridad en la
realización de determinados actos que, por momentos, parecen esbozarse.

Todas estas manifestaciones que la inspección descubre, son consecuencia de la falta de lucidez
de la conciencia.

La inspección nos permite apreciar asimismo, el mal estado físico general; hay temperatura la
mayor parte de las veces, se observa la piel reseca con palidez terrosa, hay desnutrición y
deshidratación, las manos y la frente calientes, marcada alitosis y la lengua con intensa saburra.

En algunas ocasiones se observa que el enfermo conversa y se dirige a presonas imaginarias, lo


que demuestra que, en ese momento, padece alucinaciones. En otras ocasiones se lo nota callado,
interrumpiendo bruscamente su silencio con palabras incoherentes y a menudo incomprensibles;
esto responde a estados súbitos de excitación y automatismo.

Interrogatorio: El interrogatorio es siempre muy penoso por la falta casi absoluta de atención,
debida al gran embotamiento en que se halla sumido el sensorio, que imposibilita la percepción de
los estímulos; dichos estímulos deben ser repetidos e intensos, pues sólo de este modo es posible
obtener alguna respuesta. Cuando esto se logra, la palabra del enfermo es titubeante, de tonalidad
baja, a veces cuesta mucho trabajo oír lo que el enfermo dice, porque con frecuencia se suma
disartria o dislalia. La conversación es muy lenta y monótona, como consecuencia de la ex-
traordinaria bradipsiquia que dificulta la elaboración de la respuesta. Además como el enfermo
tiene dificultad para comprender las preguntas que se le formulan, suele repetirlas, tomando en
ellas un punto de apoyo, que le permite ganar tiempo en la confección de la respuesta. Es la llamada
ecolalia de apoyo, que ya estudiamos en psicopatología general.
Como resultado del interrogatorio, en los enfermos que no padezcan una confusión muy
profunda, se comprueba que conservan más o menos la orientación autopsíquica; con notoria
dificultad nos dirán su nombre, su edad y algunos datos de familia. Las fallas graves se observan con
respecto a la orientación alopsíquica; el enfermo está desorientado en el tiempo y en el espacio, no
sabe qué fecha es, ni si es de mañana o de tarde, tampoco sabe dónde se encuentra, ni en qué forma
ha llegado a ese lugar. No existe conciencia de situación, no conoce qué personas le rodean,
tampoco tiene conciencia de enfermedad, aunque a veces reconoce que algo extraño le ocurre y se
esfuerza, entonces, por saber cuál es su estado y situación; de allí la perplejidad.

Atención: La atención se encuentra siempre muy disminuida. Prevalece la forma espontánea,


que se presenta muy inestable fluctuando entre muchos estímulos que la atraen. La atención
sostenida se hace muy difícil por la extraordinaria facilidad para la fatiga psíquica en estos enfermos.

Sensopercepción: En el confuso mental, la sensopercepción se encuentra profundamente


alterada, existe un embotamiento general de todo el sensorio, por lo que el mundo exterior no se
percibe con claridad. Es decir, que la percepción se encuentra cuantitativamente disminuida, por
cuanto los estímulos no llegan a impresionar a los órganos sensoriales, o bien, lo hacen en forma
imperfecta, por insuficiente captación. La identificación es muy retardada e incorrecta. A esa
pobreza cuantitativa de la percepción se agregan perturbaciones de tipo cualitativo.

Las ilusiones son muy frecuentes debido a la imperfecta captación, a lo que se suma la rápida
fatiga de la atención. De ese modo son deformadas las cosas y las personas.

También son frecuentes las alucinaciones, sobre todo en algunas formas de confusión mental.
Las más comunes son las alucinaciones visuales que, como sabemos, son las que obedecen a
factores tóxicos e infecciosos, que constituyen las causas más comunes de la confusión. Ocupan el
segundo lugar por su frecuencia las alucinaciones cenestésicas. La cenestesia está profundamente
alterada en estos enfermos, ya que el estado toxiinfeccioso parece predisponer para una
hipersensibilidad del sistema neurovegetativo, originando sensaciones confusas, no diferenciadas,
que conducen a la elaboración de las alucinaciones. También existen alucinaciones táctiles, los
enfermos se sienten tocados y perciben rozamientos diversos. Asimismo se observan alucinaciones
cinéticas, por las que el enfermo se siente empujado, derribado, levantado, etc. Las menos
frecuentes son las auditivas, pero, en algunos tipos de confusión mental, como ocurre en la
intoxicación alcohólica se las encuentra con relativa frecuencia.

Ideación: El capital ideativo resulta inapreciable por cuanto su manifestación amplia resulta
imposible; sólo nos es dado conocer una parte insignificante del mismo.

Pueden haber ideas delirantes de carácter persecutorio y de perjuicio, nacidas de la


interpretación que el juicio perturbado hace de las alucinaciones.

En cuanto al mecanismo ideativo, es de gran lentitud por la marcada bradipsiquia, añádese a


esto la dificultad de evocación, debida a la suspensión general que sufren las funciones psíquicas.

Asociación de las ideas: El mecanismo asociativo se realiza con extraordinaria lentitud. Las
asociaciones son precarias. La nebulosa que envuelve la conciencia y la pronta fatiga de la psique,
impiden que una idea pueda mantenerse en la misma con el vigor de idea rectora del curso de un
pensamiento. Rápidamente pierde su estabilidad en la conciencia, se borra y desaparece, sin llegar
a suscitar ninguna asociación. Sin embargo, alguna asociación se efectúa, pero como no
corresponde a la que en ese momento se requiere para la elaboración de un pensamiento normal,
cae en la incoherencia asociativa. Esto se debe a que, la pérdida de la lucidez psíquica, más la fatiga
exagerada, hacen que la elaboración deje de ser dirigida y consciente, por lo tanto queda a merced
de los mecanismos automáticos inferiores tales como las asociaciones por asonancia y por
consonancia, que escapan a las leyes asociativas lógicas de un pensamiento formal. Por esos
automatismos cerebrales, son puestos en juego elementos que son productos de elaboración
subconsciente, si bien éstos constituyen la fuente en que se nutre el pensamiento, lo perturban
cuando no se hallan sujetos a una perfecta selección, de lo que resultan asociaciones arbitrarias que
conducen a la incoherencia.

Juicio: Como consecuencia inmediata de la dificultad de las elaboraciones psíquicas, el juicio


sufre, en el confuso, una suspensión de mayor o menor grado. Es imposible que con tanta pobreza
y fatiga, el juicio pueda realizar su delicado trabajo de relacionar, identificar, comparar y valorar. Si
todos los mecanismos intelectuales están tan perturbados, es imposible la actividad del raciocinio y
de la imaginación. La vida intelectual casi totalmente suspendida, se reduce a los manejos más
rudimentarios y primitivos.

Debemos tener presente también y recordar, que los confusos no presentan siempre el mismo
grado de obnubilación. Es frecuente ver que un enfermo examinado en un determinado momento,
es capaz de captar, comprender las preguntas y contestar con acierto y lucidez; al poco rato, por
efecto de Va fatiga, se sume en la obnubilación y se suspende toda la actividad psíquica. Vale decir
que, en los confusos mentales de mediana intensidad, el enfermo puede salir como a escapadas de
la nebulosa que obscurece su conciencia, esa lucidez es fugaz, aunque permite al médico hacer
apreciaciones sobre la psique del enfermo.

Memoria: La memoria también paga un alto tributo a la confusión mental.

En primer lugar está muy perturbada la memoria de fijación; el enfermo no fija absolutamente
nada. La gran debilitación de la atención dificulta y entorpece la percepción, haciendo imprecisas y
borrosas las imágenes y representaciones en la conciencia, por lo que se desvanecen pronto y la
memoria no las fija. En consecuencia, según sea la intensidad del daño, ocurrirá que algunas veces
el enfermo no fija absolutamente nada durante todo el período que dura la confusión, quedando
una gran laguna por falta de engramas mnemónicos durante ese período. Otras veces esas lagunas
son de menor magnitud, porque algo puede ser fijado en esos períodos efímeros de lucidez que,
según hemos visto, pueden tener estos enfermos. Así podemos encontrar algunos recuerdos nítidos
y otros más o menos borrosos, según el grado de obnubilación que exista en los diversos momentos.
Esas lagunas más o menos extensas por falta de engramas, es lo que se ha denominado amnesia
lacunar. Se trata en realidad de una falla de fijación y conservación de la memoria.

En cuanto a la evocación de los recuerdos durante la confusión mental, se hace en forma muy
defectuosa, debido a que por la pronta fatiga no es posible dirigir la atención en la búsqueda del
recuerdo; por eso en dicha evocación existen muchos titubeos y errores. Esto no significa que los
recuerdos no existan, la dificultad radica en el mecanismo íntimo de la evocación; en efecto, un
recuerdo que no es posible evocar en el momento deseado, suele después aflorar espontáneamente
en la conciencia.

En la confusión mental se observan además, numerosas paramnesias, que se encuentran


íntimamente ligadas con los trastornos de la percepción. Son frecuentes los falsos reconocimientos;
así por ejemplo: el enfermo no reconoce su habitación y los objetos que le son familiares, cree estar
en otro lugar, desconoce a los miembros de la familia, a quienes toma por extraños y viceversa.

Afectividad: La afectividad está en general amortiguada por el estado de embotamiento que


padece la psique. Es común observar en el confuso, un sentimiento de extrañeza, que nace de la no
percepción y reconocimiento de su propio cuerpo y del funcionamiento de sus órganos. Se origina
como consecuencia, otro sentimiento que es el de despersonalización, por la impresión de que su
cara y su cuerpo están modificados, experimenta que ha cambiado, que no es el mismo. A todo esto
se agrega la incertidumbre y perplejidad, pues no sabe qué es lo que le sucede.

Son fáciles las reacciones emocionales primarias, especialmente la emoción de miedo; ante un
ruido fuerte o un gesto brusco, el enfermo se asusta, trata de huir o realiza movimientos defensivos.

Actividad: La actividad por regla general se encuentra muy disminuida. Los movimientos son
lentos y torpes, mostrando siempre gran astenia y fatiga. Se observan movimientos defensivos
contra supuestos ataques, provocados por las alucinaciones visuales. Por lo general se encuentra
exaltada la actividad automática. Es corriente comprobar que estos enfermos no tienen ninguna
iniciativa; obedecen dócilmente; es necesario alimentarlos, vestirlos y lavarlos.

Estado físico: El estado general del enfermo muestra su agotamiento físico. Gran
adelgazamiento, tinte terroso de la piel, temperatura generalmente elevada, cefaleas casi
constantes. Es común observar insomnio o por el contrario marcada somnolencia. Trastornos
circulatorios; hipotensión, disminución de los tonos cardíacos y arritmia.

Trastornos digestivos, bajo la forma de estreñimiento, aliento fétido, inapetencia, saburra


lingual, hepatomegalia, insuficiencia hepática, tinte subictérico de la piel y de las escleróticas.

Trastornos de la función urinaria, que se traducen bajo la forma de oliguria, retención de


cloruros, glucosuria, albuminuria, urobilinuria y acetonuria.

Es muy frecuente hallar en la sangre un aumento de la tasa de urea.

Formas clínicas

La confusión mental, se puede presentar bajo cuatro formas clínicas: confusión mental simple;
confusión mental onírica; confusión mental agitada y confusión mental estuporosa.

1º) Confusión mental simple:

Es la forma que terminamos de describir.

2º) Confusión mental onírica:

También se la llamó forma delirante.

En las toxiinfecciones que llevan a los estados de confusión mental, es extraordinariamente


exaltado el pensamiento onírico que llega a substituir al pensamiento lógico normal. En esta forma
se instala el delirio onírico. El delirio onírico es alimentado en gran parte por las alucinaciones que
el enfermo padece; durante el mismo se desarrolla una intensa actividad motriz. El enfermo vive y
relata su delirio; en efecto, no duerme, permanece con los ojos abiertos, tiene una percepción vaga
del mundo exterior; se puede decir que ensueña despierto.

En los casos leves, es frecuente que exista confusión durante el día y onirismo por la noche, con
mayor o menor excitación motriz. Cuando el enfermo deja de delirar hace su aparición la torpeza y
el embotamiento psíquico de la confusión.

El delirio onírico puede presentar diversas características. A veces el enfermo delira con sus
ocupaciones corrientes, con la característica de que siempre le resulta penosa y pesada la
realización de las mismas. Por ejemplo: un comerciante discutirá asuntos de negocios, o un
automovilista no podrá poner en marcha su coche realizando en su delirio las maniobras que
corresponden a esas tareas. Esta forma se llama: delirio onírico de preocupación profesional.

En otras ocasiones el delirio onírico es de carácter terrorífico. La causa de esos temores reside
en la gran cantidad de alucinaciones desagradables que padece el enfermo. En su delirio suele ver
animales monstruosos y personas que desean hacerle daño y lo amenazan. Por eso se agita,
realizando maniobras defensivas para protegerse de sus ataques. Es la forma llamada: delirio onírico
de miedo.

Existe otro tipo menos frecuente, que se observa en personas jóvenes, durante la convalecencia
de algunas enfermedades infecciosas. Los enfermos deliran con el matrimonio, se sienten
personajes importantes, se creen héroes en cualquier episodio de su trama delirante o cosas más o
menos parecidas. Ésta es la forma que se conoce por delirio onírico expansivo.

El delirio onírico se va atenuando y desaparece paulatinamente a medida que mejora el estado


general; persiste luego bajo la forma de pesadilla nocturna hasta que finalmente desaparece. Por
regla general el enfermo recuerda poco de lo acaecido, a veces nada en absoluto. Sin embargo, en
algunos casos persiste en la creencia de que algunas de sus alucinaciones oníricas son reales; esto
dura por espacio de algunas semanas y aun varios meses hasta que finalmente desaparece. Es lo
que se conoce por idea fija postonírica.

3º) Confusión mental agitada:

Cuando el enfermo presenta una gran excitación psicomotriz. Se manifiesta muy locuaz; habla y
contesta a sus alucinaciones, se irrita con facilidad, se agita, corre, desgarra sus ropas, rompe
muebles y comete desatinos por el estilo.

4º) Confusión mental estuporosa:

Esta forma clínica se caracteriza porque la confusión llega a un grado muy profundo, pudiendo
alcanzar hasta la suspensión total de toda la actividad psíquica. Además hay supresión completa de
la actividad motriz y pésimo estado general. El enfermo permanece en cama inmóvil, con facie
inexpresiva, ojos entreabiertos, mirada fija, hipotensión arterial, adinamia.
Diagnóstico

Lo común es que el diagnóstico de confusión mental no ofrezca dificultades; sin embargo, en


algunas formas clínicas será necesario considerar diagnósticos diferenciales.

1º) CON LA MELANCOLÍA ESTUPOROSA:

El estupor melancólico va siempre precedido por un gran dolor moral, acompañado por ideas de
autoculpabilidad. La facie revela ese dolor moral y una profunda tristeza, en cambio en la confusión
mental estuporosa la facie es inexpresiva, o bien expresa perplejidad y asombro. En el melancólico
la actividad psíquica no se halla disminuida; en el confuso está suspendida. La existencia de actividad
psíquica en el melancólico se evidencia siempre por algunas manifestaciones: cuando se le habla
con insistencia responde, inicia algún movimiento, cierra los ojos, suspira o se queja, lo que nunca
ocurre con el estupor del confuso.

2º) CON EL ESTUPOR ESQUIZOFRÉNICO:

En este caso, la inercia motriz que produce el estado catatónico se debe esencialmente a una
alteración de la voluntad y de la afectividad; en el confuso la inercia se debe a una perturbación por
enfermedad orgánica, que se evidencia por fiebre, enflaquecimiento, lengua saburral, hipotonía y
adinamia.

3º) CON LA MANÍA:

En los casos de confusión mental agitada. Debemos tener en cuenta que el confuso se agita
porque padece múltiples alucinaciones, que se ponen de manifiesto porque conversa con seres
imaginarios, o bien, porque realiza movimientos defensivos o lucha por librarse de esas
alucinaciones, a veces terroríficas. Nada de esto ocurre en la excitación maníaca, que nunca
presenta alucinaciones.

Pronóstico

El pronóstico depende de la evolución de la confusión mental, según la gravedad de la causa


mórbida que la provoca y de la capacidad de resistencia del organismo.

1º) La confusión mental puede evolucionar hacia la curación, con restitución total física y
psíquica, en los casos en que el factor mórbido no es de gran intensidad y existe una buena reserva
de energías físicas. En estos casos el pronóstico será benigno.

2º) El pronóstico se hace muy grave, cuando un factor mórbido de gran intensidad obra en un
organismo en mal estado físico, con precaria capacidad de reacción. Estos casos generalmente van
a la muerte.

3º) El pronóstico es también muy serio en los casos graves en que la confusión no cura, pasando
al estado crónico que insensiblemente conduce a la demencia posconfusional. Se produce la
recuperación del estado físico, retorna el apetito con aumento de peso; pero el estado psíquico
pasa, de la obnubilación del confuso al estado de debilitación del demente.
Tratamiento

1º) Es importante el aislamiento del enfermo, sobre todo cuando existen alucinaciones; en esa
forma es posible mantener un clima de reposo y tranquilidad, que influye en la sedación del
paciente. El aislamiento debe hacerse manteniendo una vigilancia permanente, pues el estado de
confusión y las alucinaciones pueden poner en peligro al sujeto y a 'quienes lo rodean.

2º) Para sedarlo se pueden emplear los baños tibios, de corta duración, 20 minutos, para evitar
la fatiga. Son convenientes porque evitan administrar sedantes e hipnóticos a un organismo ya
intoxicado, como el del confuso.

3º) Se debe establecer un buen drenaje intestinal, con enemas diarias o laxantes. En ocasiones
conviene administrar un purgante o enema drástico.

4º) Debe ser vigilada la función renal; observar la diuresis y practicar análisis de orina. En caso
de oliguria se dará lactosa, 50 gramos repartidos en el día para azucarar los líquidos. Pero lo
fundamental es hidratar al enfermo por medio de suero glucosado isotónico o suero fisiológico 500
a 1000 gramos diarios, por vía subcutánea.

5º) Deben tenerse muy en cuenta las perturbaciones de la función hepática. Diariamente suero
glucosado hipertónico por vía endovenosa, adicionando vitamina C; extracto hepático y sustancias
antitóxicas de hígado; metionina. En esa forma se procurará salvaguardar la integridad de la célula
hepática.

6º) Se cuidará muy especialmente el estado cardíaco, sobre todo cuando la confusión es
consecuencia de un estado infeccioso. Se darán los analépticos, digital y los tónicos cardíacos que
las circunstancias exijan.

7º) En los casos de confusión mental agitada, puede ser necesario el empleo de algún hipnótico;
se puede recurrir al veronal en la dosis de 0,50 grs. Cuando se requiere una acción inmediata, se
empleará el somnifene por vía endovenosa. Cloropromacina inyectable.

8º) Hemos dejado en último término la consideración del factor de orden etiológico. Además del
tratamiento de orden general y antitóxico que se ha indicado, serán necesarias diversas indicaciones
terapéuticas precisas, de acuerdo con esas etiologías. Por ejemplo, en el caso de las infecciones,
será preciso el empleo de varias medicaciones antiinfecciosas y estimulantes de las defensas
orgánicas y de la fagocitosis. Hoy se emplean con grandes ventajas los antibióticos.

9º) En cuanto a la dieta debe ser a base de leche, jugos de frutas y en general muchos líquidos.
En los casos de confusión estuporosa es necesario recurrir a la alimentación por sonda.
RESUMEN
CONFUSIÓN MENTAL

Síndrome de naturaleza orgánica, con alteraciones anatomopatológicas a nivel de la


corteza cerebral. Las lesiones son reversibles la mayor parte de las veces, mientras el daño
celular no llegue a la destrucción completa. La característica fundamental del síndrome es
Concepto el desorden psíquico, por la perturbación global de la psique. "La confusión mental es una
definición perturbación orgánica del cerebro, que provoca una obnubilación de intensidad variable,
que puede llegar a la suspensión total de la actividad psíquica". La obnubilación es el
síntoma más notorio, causante de la desorientación del enfermo, por el entorpecimiento
de la percepción.
Las causas de la confusión mental pueden obrar en forma directa o indirecta sobre las
células de la corteza cerebral.
Meningitis tuberculosa
Meningoencefalitis
Meningitis cerebroespinal
Causas agudas
Encefalitis letárgica
directas
Shock traumático
Estados de shock
Shock emotivo
Fiebre tifoidea
Neumonía
Infecciones Paludismo
generales Tuberculosis
Etiología Septicemias
Infecciones urinarias
Intox. Gastrointestinal
Causas Intox. hepática
indirectas Endógenas Intox. renal
Intox. diabética
Intoxicaciones Intox. endocrina

Intox. Alcohólica
Intox. Saturnina
Exógenas
Intox. por óxido de carbono
Toxicomanías

Se conoce la anatomía patológica de la confusión mental grave, que lleva a la muerte. Se


conocen lesiones celulares de diferentes grados, hasta la total destrucción de la neurona.
No se conocen las lesiones de la confusión mental leve, que determinan modificaciones
fisicoquímicas de las neuronas.

Anatomía Aspecto Se observan zonas de congestión y edemas diseminados en la


patológia macroscópico corteza.
Tumefacción celular; cambio de forma, de la característica triangular
se toma redondeada. El núcleo se hace excéntrico. Alteraciones de la
Aspecto
eromatina, en plena desintegración por cromatolisis. Alteraciones de las
microscópico
prolongaciones que se tifien defectuosamente. Destrucción con
retracción celular, proliferación gliomatosa y esclerosis.
Disminución de la actividad física y mental. Insomnio; o bien, pereza
y somnolencia. Apagamiento de la actividad psíquica. Manifestaciones
Período
somáticas: astenia, adelgazamiento, inapetencia, cefaleas y debilidad
comienzo
general. La cefalea es un síntoma importante ya sea difusa o
localizada.
Gran torpeza y obnubilación psíquica.
Desorden y extravío. Facie de extrañeza,
asombro, perplejidad. Movimientos y gestos
Inspección torpes que indican desarmonía. Mal estado fí-
sico; a menudo hay temperatura. Desnutrición.
Deshidratación. Saburra lingual.
Es dificultoso y penoso, por el embotamiento
psíquico, con gran bradipsiquia. Dificultad para
Interrogatorio la comprensión de las preguntas.
Ecolalia de apoyo. Enfermos desorientados
en el tiempo y en el espacio.
Disminuida. Prevalece la forma espontánea,
Atención muy inestable. Gran fatigabilidad, lo que
imposibilita la atención sostenida.
Embotamiento general del sensorio.
Sintomatología Percepción cuantitativamente disminuida.
Identificación y comprensión retardada e
Período Sensopercepción incorrecta.
estado Trastornos cualitativos: Ilusiones.
Alucinaciones: sobre todo visuales,
cenestésicas, táctiles, cinéticas y auditivas.
Capital ideativo imposible de apreciar. Puede
haber ideas delirantes de perjuicio y
Ideación
persecutorias. Aporte precario de ideas, muy
lenta, gran bradipsiquia.
Muy lentas. Asociaciones pobres. La fatiga y
Asociación ideas la falta de lucidez llevan a la incoherencia.
Asociaciones por asonancia y por consonancia.
Juicio suspendido en mayor o menor grado.
Como la intensidad de la obnubilación no es
Juicio
siempre la misma, en algunos momentos
pueden apreciarse juicios correctos.
Muy perturbada en la fijación. Amnesia
Memoria lacunar. Evocación defectuosa. Paramnesias:
falsos reconocimientos.
Disminuida por el embotamiento general de
la psique. Sentimiento de extrañeza, de
Afectividad despersonalización, de incertidumbre y de per-
plejidad. Fáciles reacciones emocionales
primarias, especialmente de miedo.
Período Disminuida en general. Movimientos lentos y
Sintomatología Actividad torpes. Movimientos defensivos obedeciendo a
estado
las alucinaciones. Automatismos.
Agotamiento físico. Adelgazamiento. A
Estado menudo temperatura, cefaleas. Estreñimiento,
físico inapetencia, saburra lingual. Oliguria;
glucosuria; albuminuria y acetonuria.

La confusión mental puede presentarse bajo cuatro formas:


Confusión
mental La que ha sido descrita.
simple
Cuya característica es el delirio onírico. En enfermo vive y
Confusión relata su delirio. Defirió onírico de preocupación profesional.
mental Delirio onírico de miedo. Delirio onírico expansivo. En general
Formas clínicas onírica quedan pocos recuerdos de la actividad onírica. Algunas veces
idea fija postonírica.
Confusión Con gran excitación psicomotriz. Habla y contesta a las
mental alucinaciones. Fácil irritabilidad. Se agita, corre, desgarra su ropa,
agitada etc.
Confusión Cuando la confusión es muy profunda. Suspensión total de la
mental actividad psíquica, supresión de la actividad motriz. Pésimo
estuporosa estado general.
Lo corriente es que el diagnóstico no ofrezca dificultades; pero pueden ser
necesarios algunos diagnósticos diferenciales.
En el estupor melancólico, gran dolor moral, con ideas de
Con autoculpabilidad. La facie expresa tristeza. En la confusión mental
melancolía estuporosa, la facie es inexpresiva. Además hay suspensión de la
estuporosa actividad psíquica, cosa que siempre se observa en el
Diagnósticos melancólico.
Con estupor La inercia motriz del catatónico se debe a la alteración de la
Esquizofrénico voluntad y de la afectividad; en el confuso en cambio, es debida
a la gran adinamia e hipotonía.
Con la manía Cuando se trata de una confusión mental agitada. En el
confuso la agitación se debe a las alucinaciones, a veces,
terroríficas. La excitación maníaca nunca tiene alucinaciones.
El pronóstico está supeditado a la evolución de la confusión mental. 1º) Lo más
frecuente es que evolucione hacia la curación, con restitución completa. El pronóstico
será benigno en estos casos. 2º) Hay confusiones muy intensas, de pronóstico grave, que
Pronóstico
lleva a la muerte. 3º) El pronóstico será serio, en casos de confusiones graves, en las que
se produce la restitución física, pero psíquicamente pasan al estado crónico; demencia
postconfusional.
1º) Aislamiento del enfermo; reposo y tranquilidad.
2º) Sedación con baños tibios de 20 minutos de duración.
3º) Drenaje intestinal; enemas y laxantes.
4º) Vigilar la diuresis. Hidratar al enfermo.
5º) Vigilar la función hepática.
Tratamiento 6º) Observar el estado del aparato circulatorio. Analépticos y tónicos cardíacos.
7º) En caso de confusión mental agitada, emplear algún hipnótico; veronal 0,50 grs.
Cloropromacina.
8º) Tener en cuenta el factor etiológico. Además del tratamiento de orden general se
instituirá la terapéutica que cada caso requiera de acuerdo con su etiología.
9º) Dieta a base de leche, jugos de frutas y en general muchos líquidos.
CAPÍTULO VII

SÍNDROME ESQUIZOFRÉNICO

Abordar el síndrome esquizofrénico, significa encarar al capítulo más complejo y heterogéneo


de la clínica psiquiátrica. Esta heterogeneidad tiene su origen en el gran polimorfismo de los
síntomas, a tal punto que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que en los esquizofrénicos
se resume toda la semiología psiquiátrica, lo que motivó que Chaslin la denominara: locura
discordante. Efectivamente, bajo el nombre de esquizofrenia se reúnen numerosos y variados
cuadros psiquiátricos, cuyos síntomas caracterizan otros estados mentales bien definidos. Así:
desde la excitación psicomotriz, pasando por la depresión, los delirios, los estados confusionales,
culminando en cuadros finales de dementización, se van configurando las diferentes formas clínicas
de la enfermedad. (Regís la llamó: Confusión Mental Crónica.)

El gran polimorfismo y la heterogeneidad de los cuadros clínicos ha dado lugar, lógicamente, a


controversias tendientes a buscar acuerdo y uniformidad de criterios; de lo que se tendrá una idea
aproximada haciendo una breve reseña histórica de todos los estudios y esfuerzos realizados a fin
de aportar un poco de luz sobre este tema.

1º) La primera información que se recoge al respecto se remonta al año 1672, cuando Willis la
rotuló: estupidez o morosidad.

2º) En el año 1909, Pinel consideró e incluyó la esquizofrenia entre las formas de idiotismo.

3º) En 1814, Esquirol incluye esta enfermedad entre las demencias, empleando la denominación
de demencia crónica. Este autor manifiesta una dualidad de criterio al separar cierto número de
casos a los que llamó: idiotismo adquirido. Éstos coinciden, de acuerdo con la descripción de
Esquirol, con los que hoy conocemos como forma clínica simple.

4º) En el año 1851 Morel crea el término de Demencia Precoz, para designar estos cuadros
clínicos.

5º) En el año 1863 Kahlbaum describe un cuadro, que denomina hebefrenia, caracterizado por
manifestaciones distímicas de excitación y depresión. Esta denominación deriva de "Hebe", diosa
de la juventud en la mitología griega.

6º) En 1874, el mismo Kahlbaum describe otro cuadro, al que llama catatonía, caracterizado por
trastornos motores.

7º) En el año 1896, Kraepelin, en Alemania, reúne todos estos cuadros clínicos, más el agregado
de la demencia paranoide, bajo la denominación común de demencia precoz, empleando el término
creado por Morel. La demencia paranoide fue separada por Kraepelin del resto de los delirios
alucinatorios crónicos, los que aparecen en períodos más avanzados de la vida, y a los que agrupó
bajo la denominación de parafrenias. Numerosas fueron las críticas que se hicieron a Kraepelin,
sobre todo en lo que concierne a la denominación escogida, ya que muchos de esos enfermos no
llegan a la demencia, y que, por otra parte, el cuadro clínico que presentan se aparta de la verdadera
demencia. De cualquier manera, este autor tiene el mérito de haber reunido, con clara visión, todos
estos cuadros polimorfos; con esto dio un gran paso adelante y, si bien no logró la completa
unificación de criterios, tuvo la virtud de aclarar los conceptos en el terreno de la nosología
psiquiátrica.

8º) Recién en el año 1911, Bleuler logra conciliar esta disparidad de criterios con respecto a las
denominaciones creando el término esquizofrenia. Este vocablo significa: esquizo igual división y
frenia igual mente; es decir, división de la mente. Bleuler observó en estos enfermos la pérdida de
los mecanismos normales que mantienen la unidad psíquica, de lo que deriva la incoherencia
asociativa y la disgregación del pensamiento, como si se produjera una verdadera división de la
psique. De ahí el término creado.

9º) Un año más tarde, en 1912, Chaslin crea el nombre de locura discordante; pero prevalecieron,
hasta nuestros días los de esquizofrenia y demencia precoz.

Estos cuadros clínicos fueron reunidos por Kraepelin por presentar un denominador común: la
debilitación de los mecanismos que mantienen la cohesión de las funciones psíquicas. Estas
perturbaciones tan frecuentes en las esferas activa y afectiva, manifiéstanse por la caída de la
voluntad y la indiferencia afectiva. Las perturbaciones de la esfera intelectual se traducen por todos
los trastornos que conducen a la disgregación del pensamiento y la incoherencia asociativa.

En resumen, la diversidad de criterios en la interpretación de los cuadros esquizofrénicos es


condicionada por el polimorfismo de los síntomas. En la actualidad, después de Kraepelin y Bleuler,
se ha logrado en gran parte salvar estas divergencias; sin embargo, aún se está lejos de haber llegado
a un acuerdo completo de pareceres. La disidencia es mayor en lo que respecta a la llamada forma
simple, que conduce a una rápida demencia juvenil con el total derrumbe de la personalidad, y la
que una vez instalada no permite observar remisiones y menos aún curaciones como ocurre con
otras formas. En estas últimas la demencia, cuando aparece, lo hace mucho más tardíamente,
después de varios años de evolución; además, algunas, presentan remisiones y nuevos brotes, no
siendo infrecuentes las curaciones de un único episodio.

Estos hechos han dado margen a una dualidad de criterios que aún persiste en la actualidad.
Aclaramos que, dado el objetivo de este manual, no haremos aquí otra cosa que exponer las dos
tendencias, absteniéndonos de abrir juicios en favor o en contra de ninguna de ellas.

1º) Una tendencia, acepta la forma simple únicamente como una variante clínica de la
esquizofrenia.

2º) La otra sostiene que debe contemplarse el aspecto orgánico de la enfermedad, como lo hace
presumir la rápida dementización y destrucción de la personalidad. Se trata de un proceso evolutivo
de debilitación progresiva e irreparable; es la que se llamó: esquizofrenia procesal. Los que así
piensan, proponen reservar para esta forma clínica la denominación de demencia precoz, según el
término creado por Morel y actualizado por Kraepelin. Este último criterio se sustenta en una base
lógica y no exenta de realidad clínica, ya que las restantes formas se acercan más a los cuadros
psíquicos de aspecto funcional.
Etiopatogenia

La etiopatogenia de la esquizofrenia constituye un problema harto difícil de resolver, debido a


que aún reina un profundo desconcierto en el terreno anatomopatológico. Hasta el momento
actual, todo se concreta alrededor de una serie de especulaciones teóricas más o menos racionales
y con visos de verosimilitud, pero carentes de una base de sustentación sólida.

A continuación consideraremos los factores que se han señalado de mayor importancia en la


etiología y la patogenia de la esquizofrenia.

1º) La herencia: La herencia esquizofrénica debe ser tenida en cuenta con las reservas a que
obliga la gran variabilidad de hechos observados al respecto.

De acuerdo con los estudios realizados por Rüdin el tipo de herencia observado en la
esquizofrenia es el recesivo, pero de carácter irregular. En efecto, no responde exactamente a las
leyes mendelianas, establecidas para este tipo de herencia, según las cuales deberían enfermar la
cuarta parte de los hijos; en la esquizofrenia esta proporción es siempre menor.

Respetando los estudios de Rüdin, no podemos menos que reconocer la gran heterogeneidad
que se observa en la herencia de esta enfermedad; por esta razón, algunos autores no la aceptan
como factor decisivo. La observación demuestra que es frecuente la existencia de personalidades
psicopáticas entre las familias de esquizofrénicos. También se ha comprobado que de padres
esquizofrénicos nacen hijos que no padecen la enfermedad y, a la inversa, de padres sanos pueden
descender hijos esquizofrénicos. En algunas oportunidades se observa que la enfermedad se
trasmite respetando una generación. Esta multiplicidad de observaciones no hace más que
complicar el problema de la herencia en esta enfermedad, dando margen, como consecuencia, a
una infinidad de teorías, que tratan de explicar, cada una a su manera, una verdad que hasta la fecha
dista mucho de haberse alcanzado.

2º) La edad: La esquizofrenia es una enfermedad de la edad juvenil o, para decirlo más
exactamente, de la pubertad y de su continuación, irrumpiendo entre los 14 y 20 años de edad.
Parecería como una prolongación indefinida de la pubertad con aumento de sus trastornos, y como
si la evolución psíquica se hubiera detenido a esta altura de la vida.

La forma clínica llamada paranoide o delirante es de aparición más tardía, entre los 25 y 30 años,
es decir, cuando el sujeto ya alcanzó un mayor grado de evolución psíquica, acercándose a la época
de la vida en que es más frecuente la aparición de los delirios.

3º) El sexo: Se ha comprobado la misma frecuencia en hombres que en mujeres.

4º) Las teorías patogénicas: Son numerosas y procuran explicar, de alguna manera, cuál es la
patogenia de la esquizofrenia. Por cierto que todas ellas no van más allá del terreno de las hipótesis
puesto que, si bien todas toman como base un hecho clínico de observación real, el
desconocimiento profundo que aún reina en el terreno anatomopatológico no permite el
afianzamiento de ninguna.
Entre las más importantes figuran las siguientes:

a) La teoría endocrina; de la que Kraepelin fue uno de los más entusiastas sostenedores.
Fundamento de esta hipótesis son los hechos, registrados con mucha frecuencia en los
esquizofrénicos, que revelan la existencia de trastornos endocrinos especialmente en el orden de
las glándulas sexuales. Tan grande es esta frecuencia que resulta posible afirmar que todo
esquizofrénico tiene siempre manifestaciones sexuales, ya sea en forma franca o en estado latente,
cualquiera sea el aspecto en que éstas sean reveladas. Pensamos que los problemas sexuales en la
esquizofrenia deben estar relacionados con la época de la vida en que hace eclosión la enfermedad.

Sabemos que la pubertad es una etapa de trascendencia en la evolución del ser por las profundas
modificaciones psicosomáticas provocadas por la actividad inusitada de las glándulas sexuales. Pero,
frente a este problema patogénico, nos hallamos aún en el campo de las conjeturas, sin poder
dilucidar si las perturbaciones sexuales constituyen la causa o, por el contrario, si son una
consecuencia de la enfermedad, o simple coincidencia.

b) La teoría de la disfunción metabólica: sostiene que las perturbaciones, dando lugar a la


formación de las endotoxinas determinan, por autointoxicación, la aparición de la enfermedad.

c) La teoría infecciosa: que dispensa un papel de importancia a la tuberculosis así como a otras
infecciones microbianas.

Además de estas teorías principales existen muchas otras que son, como las primeras,
puramente hipotéticas.

Anatomía patológica

Hasta ahora nos es imposible hablar de la anatomía patológica de la esquizofrenia, a no ser como
de algo desconocido, cuya existencia se presume y hasta se tiene por cierta dados los caracteres
clínicos de la enfermedad. Pero, hasta nuestros días, se desconocen las lesiones
anatomopatológicas específicas, desde que las diversas alteraciones histopatológicas a las que se
atribuye la esquizofrenia distan mucho de poder ser consideradas como tales.

No existen lesiones macroscópicas.

En cuanto a las lesiones histopatológicas más importantes se las localiza en la corteza cerebral,
tanto en las neuronas como en las células de la glía. Dichas lesiones consistirían en la atrofia y
sobrecarga grasosa. Algunos investigadores señalan lesiones histopatológicas en las fibras
nerviosas, lo que es negado por otros.

Asimismo existe gran discrepancia con respecto al asiento de estas lesiones. Mientras unos las
ubican en el lóbulo frontal, en la tercera y quinta capa de células, otros hablan de lóbulos frontal y
occipital, y algunos las localizan también en los núcleos grises centrales, preferentemente en los
opto estriados.
En definitiva, no hay nada concreto que nos permita hablar de lesiones típicas de la
esquizofrenia.

Sintomatología

Como lo hemos dicho al comienzo de este capítulo, es tan variada, tan múltiple y tan
heterogénea la sintomatología de este síndrome que podemos afirmar, una vez más, que a través
de los cuadros esquizofrénicos se desgrana toda la semiología psiquiátrica.

Para el estudio clínico de esta afección debemos tener en cuenta tres períodos: el de comienzo,
el de estado y el terminal.

PERÍODO DE COMIENZO:

La esquizofrenia presenta mucha variabilidad en sus cuadros de comienzo. En este período


menudean los titubeos y dudas de diagnóstico, debido a que las múltiples formas pueden aparentar
los más variados cuadros psiquiátricos, desde las neurosis hasta las psicosis.

Dentro del gran polimorfismo de los comienzos, es posible destacar y aislar algunas formas más
frecuentes y características.

1º) Es frecuente observar que bajo la apariencia de una neurosis, ya sea una psicastenia, una
neurastenia o una histeria, se configuran, después de un tiempo más o menos largo, una
esquizofrenia. Esta forma es la que se conoce con el nombre de neurosis esquizofrénica.

2º) Es dable observar un comienzo de forma confusional. En este caso el cuadro se asemeja al de
una confusión mental; pero en ningún momento se encuentran las causas etiológicas conocidas que
la desencadenan. Debemos recordar que, algunas veces, se ve surgir este cuadro a continuación de
una enfermedad infecciosa benigna como puede ser una gripe.

3º) El comienzo se puede manifestar bajo la forma de una excitación psicomotriz. En ocasiones
parece tratarse de accesos maníacos, sin embargo, u poco que se observe el cuadro, es posible hallar
los síntomas que muestran el verdadero origen de la enfermedad.

4º) Comienzo de forma depresiva, a manera de estados melancólicos pero, como en el caso
anterior, es posible entresacar signos que revelan el origen de tal depresión.

5º) Otra forma es la delirante, bajo el tipo de delirio absurdo, inconexo e inconsistente por la
falta de calor afectivo.

6º) Finalmente, se observa un comienzo en forma de debilitación simple de la psique, que se


lleva a cabo paulatina y progresivamente, de manera insidiosa y sin manifestaciones ruidosas.
Aparte de estas formas de comienzo que acabamos de enumerar, debemos tener en cuenta
algunos síntomas característicos, de gran constancia y que en todos los casos están denunciando el
cuadro esquizofrénico.

Ante todo llama la atención el cambio de carácter. Esta manifestación no supone la adquisición
de una nueva forma o modalidad de carácter. Se opera, realmente, una transformación notable en
el individuo, pero lo que cambia es su personalidad que deja de ser lo que fue hasta ese momento,
sin que esto quiera significar la presencia de nuevos caracteres en reemplazo de los que se
extinguen, sino un desmedro. En efecto, los caracteres primitivos van desapareciendo, perdiendo el
vigor que hasta ese momento les ha permitido mantener y delinear la personalidad, que desde este
punto comienza a desdibujarse, a desteñirse; hay una franca borradura de la personalidad. Es éste
el primer indicio de la ruptura del equilibrio con menoscabo de la integridad de la personalidad, lo
que traduce la debilitación de los lazos que mantienen la trabazón de la psique, cuya división
(esquizo) se nos revela por los cambios operados.

Estas modificaciones de la personalidad se ponen de manifiesto desde un doble punto de vista:


objetivo y subjetivo.

Desde el punto de vista objetivo se hace evidente por el cambio de conducta. Si, pongamos por
caso, hasta ese momento el sujeto fue trabajador o estudioso, abandona su trabajo o sus estudios;
se torna huraño, rehuye la compañía de amigos, de compañeros y hasta de su familia, terminando
por aislarse de la sociedad; evidencia así la introversión y el autismo.

Desde el punto de vista subjetivo, el enfermo tiene conciencia del cambio que se ha operado;
sabe que algo le ha ocurrido; experimenta la extraña sensación de cambio o de transformación de
su persona. Tiene la impresión de que ya no es el mismo, de que todo en él ha variado, de que su
cara se ha modificado, no reconoce sus manos; es decir que se trata de un verdadero sentimiento
de despersonalización. Se siente impulsado, como consecuencia, a consultar con frecuencia al
espejo para cerciorarse de la realidad de sus impresiones; es lo que se conoce con el nombre del
signo del espejo. Debido a esta manifestación subjetiva el enfermo se ve colocado en una nueva
posición frente al mundo y con respecto a sus relaciones con él; se siente como transportado a un
ambiente o medio diferente, desconocido hasta entonces.

Normalmente cada persona tiene una concepción propia del mundo en que actúa, concepción
proporcionada por las relaciones que se establecen entre el conocimiento de su mundo interior o
microcosmos y el conocimiento que adquiere del mundo externo o macrocosmos al cual debe
adaptarse. Dicho conocimiento es dado por la sensopercepción que informa sobre lo que ocurre en
los dos mundos, y que permite establecer los puntos de contacto y las relaciones entre ambos,
favoreciendo los mecanismos de adaptación del micro al macrocosmos. En esa forma se establece
el equilibrio que constituye, en última instancia, el estado en que cada persona realiza su evolución
en la vida.

Cada individuo hace su adaptación creando su propio mundo, el que está condicionado por los
alcances que le permite la capacidad intelectual, por la comprensión más o menos lógica de las
relaciones entre los dos mundos y de aquellos que deben establecerse con el medio social, es el que
efectúa la vida de relación al ponerse en contacto con los mundos creados igualmente por cada uno
de sus semejantes.
En el esquizofrénico, cuyo psiquismo se halla globalmente afectado, se producen desde el
comienzo graves trastornos de la sensopercepción, referidos en un primer momento a su mundo
interno. De allí la sensación de cambio, de transformación, y la extrañeza consiguiente. Es indudable
que todo ello debe originarse en trastornos y modificaciones profundas y oscuras de la cenestesia
general.

Estos cambios del mundo interior rompen el equilibrio con el mundo externo y, como
consecuencia, el individuo queda desambientado. Esa extraña situación creada en su mundo
interior, determina que el enfermo refiera y proyecte ese cambio al mundo exterior, que desde ese
momento aparece ante sus sentidos modificado, extraño, diferente y con ello sobreviene la
desadaptación completa.

Roto el equilibrio entre el enfermo y el mundo, queda absorto en sus reflexiones, en autismo e
introversión, verdadero mecanismo de autodefensa ante la nueva situación creada y, posiblemente,
un medio de hallar otra situación de equilibrio, que le permita salir del abismo en que se ha
desbarrancado su personalidad. De esta manera, el enfermo va creando poco a poco un mundo
nuevo, totalmente diferente del anterior, propio de las personas normales.

En ese mundo esquizofrénico experimenta sus cambios intelectuales, afectivos y volitivos;


aparecen nuevos valores morales que condicionan las modificaciones y trastornos de conducta que
mantendrán en adelante.

La nueva situación, con el nuevo panorama que determina los cambios en el pensamiento, en
los sentimientos y en los actos, que difieren fundamentalmente de los que se observan en los
sujetos normales, provoca la incomprensión entre éstos y el enfermo. Acontece que viven en
mundos diferentes; unos, dentro del marco que establecen las normas de la convivencia social; los
otros, aislados de la sociedad, en autismo por desadaptación al medio.

Entre otros signos que revelan la ruptura del equilibrio y disminución del vigor psíquico se
observan:

1) Fácil fatigabilidad y marcada pereza en las elaboraciones intelectuales, las que llegan a hacerse
penosas para el enfermo.

2) Cambios en el humor: personas alegres y optimistas se tornan tristes, retraídas y pesimistas.

3) Hipoafectividad: con indiferencia por amigos y personas de la familia.

4) Hipobulia: abandono de las tareas, desgano; con frecuencia permanecen en cama con una
profunda indolencia, sin experimentar deseos de salir de esa situación. En algunas oportunidades
se hacen irritables, agresivos, con fáciles reacciones impulsivas.

PERÍODO DE ESTADO:

Hay período de estado una vez instalado definitivamente el cuadro esquizofrénico. En este
período haremos el estudio clínico completo, reparando en las alteraciones que se exteriorizan en
cada una de las funciones psíquicas.
1º) Inspección: La inspección prolija permite recoger importantes informaciones que revelan el
estado de la mente en estudio.

1) Por lo general se trata de personas jóvenes. Es notorio el descuido de su indumentaria, la


mayor parte de las veces en desorden, sucia, acentuadamente desprolija, lo que denota una total
despreocupación en lo que se refiere al cuidado personal y al aspecto exterior. Así se pone de
manifiesto el desinterés del enfermo por cuanto le rodea en el ambiente, del que se encuentra
ausente y desconectado.

2) En cuanto al aspecto psíquico, la profunda indiferencia complementa el cuadro de desorden y


despreocupación. Ésta se manifiesta en la expresión del rostro, que refleja la falta de interés por
cuanto acontece más allá del ámbito personal fuera de cuyos límites choca con la realidad
ambiental.

Si bien la indiferencia es de observación constante en todos los esquizofrénicos, es mucho más


notoria en las formas clínicas simple y catatónica, siendo más disimulada en la forma hebefrénica.
Aquí aparece enmascarada por el cuadro de excitación pero un examen prolijo muestra que detrás
de esta máscara maníaca, no existe tal viveza ni repercusión afectiva; todo lo que se expresa está
vacío de intención.

2º) Atención: Desde el comienzo de la esquizofrenia la atención se perturba, señalando la


disminución del vigor y escisión de la psique. Sin embargo, a pesar de que todo induce a pensar en
el déficit de la función, la observación metódica y repetida de estos enfermos permite apreciar que
la atención no se encuentra tan seriamente dañada como lo parece tras un examen superficial y
aislado, y siempre que la enfermedad no sea de larga data. Esto se comprueba cuando se enfoca el
problema desde un doble punto de vista.

a) Considerada la atención con referencias al mundo externo aparece, a prima facie,


evidentemente debilitada. El enfermo en autismo, desinteresándose de todo lo que le rodea, vive
en el nuevo mundo que le ha creado el estado actual de la psique, fundamentalmente diferente del
mundo de las personas normales. La forma voluntaria de la atención es la que presenta mayor
alteración. El grado de desatención es muy variable de un enfermo a otro y aún en un mismo
enfermo, según los momentos y las circunstancias. Como no presta atención porque no le interesa
el mundo exterior un estímulo enérgico puede sacarlo de su autismo e introversión, permitiendo
una buena concentración sobre el interrogatorio, que puede hacerse normalmente y con
contestaciones adecuadas. Asimismo ocurre, a veces, que algunos enfermos nos sorprenden
haciendo espontáneamente alusión a expresiones vertidas durante nuestra conversación con lo que
revelan haber prestado una atención que no aparentaban. Estos hechos revelan que la función no
está tan debilitada como generalmente se cree.

b) Considerando la atención desde el punto de vista del mundo del enfermo, debemos ajustamos
a las conclusiones que nos permiten los hechos de observación más frecuente.

La atención está, a veces, muy activa; esta conclusión se fundamenta en el hecho de que, en los
primeros tiempos de la enfermedad, la atención es requerida por los trastornos cenestésicos que
originan el sentimiento de despersonalización. Por lo tanto, debido a la sensación de cambio y
extrañeza esta función se encuentra introvertida, pero particularmente intensa y activa, aplicada a
la investigación de los detalles y el análisis de las causas de su estado procurando dilucidar lo que
acontece en su persona. En esa forma el enfermo se desconecta del mundo real, sumiéndose en las
reflexiones y el autismo que apartan su atención del ambiente.

Sin embargo, y a pesar de haber llegado a esta conclusión, no podemos dejar de consignar que
con la evolución implacable de la enfermedad sobreviene la debilitación de la psique, que convierte
a la hipoprosexia en un signo real, indiscutible y bien notorio, cualquiera sea el punto de vista que
se tenga en cuenta.

Por otra parte, pensamos que no cabe discutir cuál de las dos formas de atención es la más
dañada por la esquizofrenia. Considerando que esta actividad se muestra bajo dos aspectos en el
acto de atender, por efecto de la debilitación estará igualmente afectada en sus dos formas, es decir,
globalmente. Luego el déficit, mayor o menor, de una u otra forma de atención es relativo, y varía
según los momentos y las circunstancias en que sean consideradas. Así por ejemplo, cuando el
sujeto está introvertido la atención voluntaria está al servicio de lo que acontece en la intimidad de
su mundo siendo la forma espontánea la que se muestra más activa en lo exterior. Cuando se logra
que el enfermo abandone su posición autista, la atención voluntaria surge de esa aparente inercia
y se vuelve hacia el mundo exterior.

También llegamos a la conclusión de que la hipoafactividad y la hipobulia son igualmente


responsables de la disminución de la atención, y que, de acuerdo con los hechos de observación,
debemos asignar mayor responsabilidad a la hipoafectividad. Es sabido que la función atentiva es
más fácilmente requerida por aquello que interesa, luego, corresponde a la afectividad un papel
preponderante en la movilización de la misma. Vale decir que, normalmente, la voluntad se halla
supeditada a la afectividad respondiendo al imperio de las tendencias, inclinaciones, deseos e
inquietudes de las personalidades.

3º) Sensopercepción: La sensopercepción, en los esquizofrénicos, constituye una de las


funciones más intrincadas y difíciles de considerar.

Desde el momento que atender es percibir, son lógicas las deficiencias del acto perceptivo desde
el punto de vista cuantitativo. Estas deficiencias se deben a los pronunciados altibajos de la
atención; de manera que, de acuerdo con lo que la atención provea, serán las insuficiencias
cuantitativas de la percepción.

En términos generales, existe un real empobrecimiento de la función perceptiva con referencia


al mundo exterior, desde el momento que la atención es insistentemente atraída por los poderosos
estímulos determinados por las vivencias creadas en el mundo autista de estos enfermos. En esas
condiciones, la falta de interés por el medio exterior determina que el sujeto no capte, o lo haga en
forma incompleta. Sin embargo cuando, insistiendo, se logra atraer la atención del paciente se
comprueba que la percepción puede ser correcta y sin insuficiencias cuantitativas.

La excesiva atención introvertida dispensada al mundo autista es la causante de la desorientación


en el tiempo, tan a menudo observada en estos enfermos. Además agregaremos que son tan
numerosas las manifestaciones clínicas que se observan en una misma función, que no resulta
extraño que un esquizofrénico, a pesar de su pobreza perceptiva exterior, nos sorprenda revelando
que ha captado hechos y situaciones en forma insospechada.

Mucho más serias e importantes son las perturbaciones que se aprecian al contemplar el aspecto
cualitativo de la percepción. Estas alteraciones son de tal magnitud que traducen la gravedad del
daño sufrido por la psique en esta enfermedad. En efecto, todo hace pensar que reina una gran
confusión en la conciencia de los esquizofrénicos, cuya psique ha perdido la armonía de su
funcionalismo. Roto el equilibrio funcional, requisito indispensable de una mente normal, muestra
un verdadero desencaje y desarmonía de las funciones.

Las manifestaciones más importantes de ese desequilibrio son: 1) La gran dificultad, que existe
a veces, para deslindar lo que pertenece a una percepción actual y real, de lo que corresponde a
una representación mnemónica que, corno fenómeno perceptivo, no tiene más actualidad que }a
que le confiere el mecanismo del reconocimiento. 2) Otras veces, se confunde en un límite dudoso
y difícil de destacar con claridad, lo que corresponde a un elemento de percepción real con lo que
pertenece a una manifestación del pensamiento. 3) En concordancia con lo anterior, resulta
asimismo confusa y difícil la diferenciación entre las alucinaciones verdaderas y las
pseudoalucinaciones, que se refieren a los aparatos sensoriales, con los que sólo secundariamente
entran en relación. 4) Estas alteraciones provocan, en el aspecto cualitativo del campo perceptivo,
una actividad inusitada; actividad que tiene como punto de partida las numerosas y extrañas
vivencias motivadas por estas perturbaciones psíquicas.

Establecemos dos grupos fundamentales de alteraciones perceptivas cualitativas. En el primero


colocamos a las alteraciones que corresponden exactamente a manifestaciones acusadas a nivel del
sensorio: ilusiones y alucinaciones. En el segundo colocamos aquellas otras manifestaciones
patológicas que, si bien se hacen conscientes en el campo sensorial, tienen su origen real en otros
campos psíquicos y a las que se reserva la denominación general de pseudopércepciones.

Ilusiones: Los trastornos de carácter ilusorio son relativamente frecuentes en los esquizofrénicos.
Se explican por la superficialidad de la atención, que dificulta la claridad y nitidez de las imágenes
captadas, las que a menudo pueden registrarse deformadas. Agrégase a esto, la gravedad del
trastorno psíquico.

Las ilusiones pueden producirse en cualquiera de los aparatos sensoriales, siendo raras las
auditivas. Las de mayor frecuencia son las visuales que, por otra parte, parecen ser elaboradas o por
lo menos influenciadas por los trastornos del pensamiento, a través de oscuros estados emocionales
provocados por vivencias absurdas.

Estos mecanismos deforman la captación visual del mundo externo; los objetos más comunes
son registrados con gran desfiguración, con formas caprichosas y absurdas; las caras de las personas
son modificadas en sus rasgos fisonómicos y registradas con perfiles nuevos, a menudo toscos y
grotescos, como lo atestiguan los dibujos realizados por estos enfermos. Los movimientos de las
cosas y los seres del mundo exterior son captados con modificaciones y modalidades extrañas a su
aspecto y ritmo normales. También se registran, con cierta frecuencia, ilusiones del gusto y del
olfato. No es raro oír decir a los esquizofrénicos que los alimentos tienen gusto desagradable, que
sus sabores han sido cambiados, que provocan determinadas molestias en la lengua o en la boca. A
veces creen percibir olores desagradables y extraños en los alimentos y en el aire que respiran, al
que suponen viciado por distintas sustancias.

Alucinaciones: Por regla general, las alucinaciones son de observación, más frecuente que las
ilusiones.

Las alucinaciones más comunes en los esquizofrénicos son las auditivas; de pobre diferenciación
la mayor parte de las veces, se manifiestan bajo la forma de ruidos, silbidos, golpes, murmullos, etc.
En algunos enfermos son más diferenciadas; perciben voces generalmente desagradables,
improperios e insultos de toda clase.

Las alucinaciones visuales son muy raras, casi excepcionales en la esquizofrenia.

Las alucinaciones que predominan son las que pertenecen a la cenestesia general. En este campo
sensorial hallamos las alteraciones más profundas de la percepción. Los enfermos experimentan
molestias que localizan a nivel de los diversos órganos y aparatos de la economía; alucinaciones
absurdas, grotescas y extravagantes como cuando manifiestan que "'tienen el estómago retorcido";
"que los pulmones están destrozados"; "que- el hígado está parasitado por un animal que lo
muerde"; "que los intestinos están anudados"; "que su cuerpo es ocupado simultáneamente por
otros seres". Así se multiplican hasta el infinito las manifestaciones cenestésicas alucinatorias.

También son numerosas las referencias alucinatorias con respecto a la sensibilidad general.
Éstas, lo mismo que las cenestésicas, son extrañas y extravagantes. La mayor parte se relacionan
con los órganos genitales. Algunos enfermos experimentan la sensación de que son violados; otros
de que son objeto de diversas maniobras a nivel de los genitales, que se les masturba, que se les
retuerce o estira el pene, etc.

Casi todas las alucinaciones de la sensibilidad general son de naturaleza desagradable;


quemaduras, pinchazos, choques eléctricos y martirios de mil formas diferentes.

Finalmente, señalamos la existencia de alucinaciones cinéticas o kinestésicas, también llamadas:


motoras. Los enfermos así alucinados se sienten transportados en el aire; sienten que se les mueve
un brazo o una pierna; que se les hace mover la cama o la silla en que reposan, etc.

Pseudopercepciones: Las pseudopercepciones han sido llamadas por Bumke: equivocaciones


sensoriales.

Ya hemos dicho que todas esas equivocaciones sensoriales corresponden a vivencias que
impresionan al sensorio de una manera secundaria, teniendo su origen real en los trastornos del
pensamiento. Esto explica por qué, en muchas ocasiones, es por demás difícil, aun para el mismo
enfermo, dilucidar si la perturbación radica en la percepción o en el pensamiento. En el primer caso,
la manifestación sensorial sería primitiva; en el segundo, en cambio, sería tardíamente referida a lo
sensorial.

Estos trastornos revelan la grave situación en que se encuentra la psique del enfermo; salida de
su cauce corriente, como desencajada o dislocada, ha perdido el mecanismo normal que mantenía
la unidad de su funcionalismo, regido por la función judicativa. Al perder el juicio su jerarquía de
función rectora de la psique, ésta queda como liberada de sus lazos de contención. En esas
condiciones pareciera que las restantes funciones adquiriesen determinada autonomía, rigiéndose
automáticamente en su actividad. Disuelta la armonía de conjunto, se crea un umbral incierto para
la conciencia, en la que las vivencias provocan extrañeza, incertidumbre y confusión respecto a su
verdadero origen. Por otra parte sabemos que, en condiciones normales, la psique constituye una
totalidad indivisible en su funcionamiento, lo que equivale a decir que cada función colabora para
la eficacia y buena marcha de las elaboraciones psíquicas en las que todas participan, pero sólo el
juicio discrimina aportando a la conciencia una conclusión. Sin embargo todas ellas, por separado,
impresionan a la conciencia, que de este modo es informada de la marcha de cada una y del
acontecer psíquico del individuo.
Ahora bien: es precisamente la sensopercepción la encargada de dicha información,
dependiendo la conciencia directamente de ella. Así adquiere conocimiento de lo que ocurre en el
mundo exterior y en el mundo interior, y así conoce también las elaboraciones psíquicas, todo ello
dentro de un marco de armonía perfecta que facilita el severo examen judicativo.

El juicio pierde, en la esquizofrenia, su posición jerárquica; luego, aunque la conciencia continúe


recibiendo informaciones, éstas carecen de nitidez, son indiscriminadas o de discriminación
insuficiente, ya que lo percibido no es severamente criticado por un juicio que se halla en déficit.
Esto acarrea la confusión y la duda, que se hace tanto más notoria, cuanto más avanzada esté la
enfermedad. Con otras palabras podemos decir que la función perceptiva continúa, pero por
momentos resulta incierta, confusa, no pudiéndose dilucidar, con frecuencia, si lo percibido procede
desde el exterior o desde el interior, o si es producto del pensamiento y de las elaboraciones
mentales del enfermo. Asimismo, suele ocurrir, en casos más graves, que se confundan las
percepciones que pertenecen a diferentes aparatos sensoriales. Por eso, el enfermo no sabe
exactamente si una cosa o un hecho lo ha oído, visto o tocado.

En los comienzos de la enfermedad el paciente tiene noción de las anormalidades que le están
sucediendo, lo que le ocasiona gran perplejidad por lo extraño e inusitado de sus nuevas vivencias.
Esas nuevas vivencias son las que denominamos pseudopercepciones. Nosotros creemos más
apropiada la denominación creada por Bumke: equivocaciones sensoriales. Efectivamente, no se
trata en realidad de una pseudopercepción desde el momento que la percepción existe, lo que
ocurre es que lo percibido no es correctamente comprendido e identificado, cayendo en un error o
equivocación sensorial. Esta equivocación sensorial dificulta la diferenciación entre una alucinación
verdadera y una pseudoalucinación; la primera con manifestación sensorial inicial, la segunda,
iniciándose en la órbita del pensamiento, sólo en forma tardía es acusada como manifestación
sensorial. Este error de diferenciación constituye una nueva forma de equivocación sensorial.

a) Sonorización del pensamiento: que también se conoce con el nombre de "eco del
pensamiento"; al enfermo le parece oír sus propios pensamientos, como si antes de ser emitidos
fueran pronunciados dentro de su cabeza. Este trastorno no aparece desde el comienzo con esta
manifestación. Primeramente la perturbación del pensamiento despierta vivencias extrañas, que
sumen al enfermo en la perplejidad por falta de explicación del fenómeno. Posteriormente se
produce el mecanismo compensador mediante el cual busca la explicación que necesita, la que
recién obtiene cuando refiere el trastorno al aparato sensorial del oído. Tiene mucha semejanza con
la alucinación auditiva, y es interpretada como tal por el enfermo pero, en verdad, está lejos de serlo
desde que los mecanismos son diferentes. También podemos considerar como un fenómeno de eco
de pensamiento las voces que oye como crítica de sus propios actos. Del mismo modo que en el
caso anterior con respecto al pensamiento, el sujeto oye la observación y crítica de sus actos antes
de su ejecución. Además percibe voces que, en forma imperativa, le ordenan la realización de
determinadas acciones.

b) Robo del pensamiento: es otro caso de equivocación sensorial. Se tiene la sensación de que
su pensamiento le es sustraído al experimentar la sensación de vacío psíquico, como si se disipara
bruscamente todo el contenido del pensamiento. En este caso el sujeto busca el mecanismo
compensador atribuyendo la perturbación a influencias venidas desde el exterior, como si otras
personas deseando saber lo que piensan se apropiaran de sus ideas.
c) Algunos experimentan la vivencia extraña de sentir que alguien, desde el exterior, influye
sobre ellos dirigiéndolos en todos sus actos y pensamientos; sienten que su voluntad totalmente
impedida para oponerse se halla supeditada a una voluntad ajena.

d) Alucinaciones extracampinas: así denominadas porque escapan totalmente al campo


sensorial, insinuándose netamente como un trastorno del pensamiento. Así por ejemplo: algunos
enfermos afirman ver objetos o personas que se encuentran situados detrás de ellos; este hecho
que escapa al campo sensorial de la vista puede ser interpretado únicamente como una alteración
del pensamiento. Las alucinaciones extracampinas se manifiestan, además, por otros tipos de
percepciones extrañas y absurdas que no se conectan con ningún aparato sensorial.

e) Alucinaciones psíquicas: también deben incluirse entre las equivocaciones sensoriales. Se


producen en el espacio intrapsíquico y, en realidad, nada tienen de semejanza con una alucinación,
ya que en ningún momento se objetivizan mediante la exteriorización que las relaciones con alguno
de los aparatos sensoriales. Se trata verdaderamente de intensas representaciones psíquicas;
percepciones dentro del propio cerebro, como palabras o pensamientos que imparten órdenes y
dirigen al enfermo. Las observaciones que acabamos de consignar y la experiencia adquirida por el
contacto diario con estos enfermos nos permiten afirmar que, en los casos de equivocaciones
señoriales, la referencia sensorial se refleja, la mayor parte de las veces, sobre el aparato auditivo.
Se hace necesario, pues, en muchas ocasiones, un prolijo examen semiológico que permita la
diferenciación entre las verdaderas alucinaciones auditivas y las equivocaciones sensoriales
auditivas.

f) Percepciones delirantes: deliberadamente reservamos para el final la consideración de estos


trastornos de observación muy frecuentes en los esquizofrénicos. Una percepción es delirante
cuando a la percepción real se le da una significación completamente diferente a la que en verdad
tiene, sin que exista ninguna razón para ello. Con otras palabras el enfermo, sin causa que lo
justifique, realiza falsas interpretaciones de lo que percibe, relacionándolas con su persona. Estas
percepciones delirantes esquizofrénicas constituyen un trastorno primitivo, muy diferente de
aquellas otras que aparecen a continuación de estados de ánimo especiales que justifican su
existencia. En estos enfermos la percepción delirante es siempre incomprensible, por otra parte,
irreducible e invariable, lo que está indicando un trastorno grave que altera la estructuración íntima
de la personalidad. Para aclarar el concepto diremos que, sobre una percepción real se superpone
el trastorno del pensamiento que la convierte en una equivocación sensorial. Estas percepciones
delirantes, como fenómeno primitivo, no deben confundirse con otras percepciones delirantes que
también observamos en ellos, que son secundarias y, por lo tanto, no son equivocaciones
sensoriales. Las percepciones secundarias son la respuesta explicable y comprensible a la reacción
del enfermo ante trastornos tales como el eco y el robo del pensamiento, que interpreta como un
ataque al yo por influencias extrañas venidas del exterior. Las concepciones delirantes que se
originan como consecuencia dan margen a los "delirios de influencia", tan frecuentes en los
esquizofrénicos.

4°) Conciencia y personalidad: Si consideramos a la conciencia como una central informativa


mediante la cual el yo puede adquirir conocimiento de cuanto ocurre en el mundo externo o interno,
y di: todo lo imaginado y elaborado in situ, llegamos a la conclusión de que es la sensopercepción la
encargada de recoger toda esa información. Por lo tanto, toda perturbación psíquica que repercuta
sobre el mecanismo sensoperceptivo acarrea trastornos en la conciencia, tanto más severos cuanto
más grave sea el ataque a la psique.
Recordamos que la esquizofrenia no afecta por igual a todas las funciones psíquicas, algunas de
la cuales, tal vez, quedan indemnes, sobre todo al comienzo de la enfermedad. La generalidad de
las veces es respetada la parte sensorial de la función sensoperceptiva, permitiendo una captación
correcta del mundo externo. El defecto que puede observarse deriva de la falta de interés del
enfermo, para el que no tiene ningún atractivo lo que acontece fuera de su mundo. Si nos es
permitida una comparación diremos que los fenómenos del mundo exterior transcurren ante el
sensorio del esquizofrénico en forma inadvertida, así como a menudo pasan inadvertidos para
sujetos normales los fenómenos de la bóveda celeste, pues escapan a su verdadero mundo que es
la superficie de la tierra. Así como en cualquier momento, involuntariamente, pueden dirigir la vista
al cielo y, por el sensorio, captar circunstancialmente lo que allí sucede, de la misma manera el
esquizofrénico, involuntariamente, ya que en ello no va su interés, puede dirigirse al mundo externo
captando aisladamente hechos y objetos que fija su memoria indemne. Esto permite,
secundariamente, una evocación fiel de lo que creíamos que había pasado inadvertido.

Por sus lagunas perceptivas se han comparado los estados de conciencia de los esquizofrénicos
con los estados crepusculares que muestra la conciencia de los confusos y de los epilépticos. Pero
en los primeros la causa de estos estados es la falta de interés, que a la vez que denota la gran
pobreza afectiva anula los deseos, tendencias e impulsos naturales de la personalidad. Esa falta de
interés recae, asimismo, sobre la voluntad sumiéndolos en la abulia.

Como la conciencia mantiene su lucidez, la memoria fija las captaciones sensoriales que
eventualmente puedan realizarse en cualquier momento del curso de la enfermedad. Prueba de
ello es que el enfermo mantiene su orientación normal, auto y alopsíquicamente; tan sólo puede
faltar una perfecta orientación en el tiempo, siempre a causa del desinterés por el ambiente.

Por otra parte, la diferencia fundamental que existe entre las alteraciones de la conciencia en los
esquizofrénicos y en otros enfermos es que, en los primeros, el trastorno se produce a partir de una
perturbación profunda de la personalidad, mientras que en los otros casos el trastorno inicial tiene
lugar a nivel de los aparatos sensoriales, que se encuentran total o parcialmente incapacitados para
captar.

Veremos ahora en qué consisten las principales perturbaciones de la personalidad en los


esquizofrénicos.

Repetidamente hemos manifestado que el trastorno inicial y fundamental es la ruptura de la


unidad y del equilibrio psíquico, con extinción de la armonía funcional.

La irrupción brusca del proceso esquizofrénico establece de inmediato una profunda separación
entre el mundo exterior y el mundo interno del paciente. El origen de tal separación reside en las
alteraciones cenestésicas que atraen la atención del enfermo, con lo que la percepción se inclina
hacia todas las vivencias extrañas y desagradables que genera el estado cenestopático. De ese modo
el sujeto se intranquiliza, se alarma y se angustia, lo que contribuye a que se aleje cada vez más del
mundo exterior solicitado por su mundo interno, que le resulta raro y cambiado. El enfermo trata
de adaptarse poco a poco a la nueva situación yendo paulatinamente a la introversión y al autismo.

Así se opera la transformación de la personalidad, agravándose la situación con el transcurso del


tiempo porque la extrañeza que le produce su mundo lo aleja cada vez más del ambiente, a medida
que obran los mecanismos de adaptación a su nuevo mundo autista.
Los cambios se producen de un modo integral para la psique, pero se hacen bien manifiestos en
el terreno afectivo. Se observa una gran modificación de los sentimientos con pérdida paulatina de
los valores éticos y se reducen las iniciativas por merma de los deseos e impulsos de la personalidad.
Al mismo tiempo incide una marcada hipobulia que priva al enfermo de toda actividad espontánea,
convirtiéndolo en un autómata, con lo cual termina por desdibujarse su personalidad.

Estos cambios que el proceso imprime a la personalidad deben ser considerados también bajo
su faz evolutiva, de acuerdo con las remisiones y recrudecimientos que se producen en la marcha
de la enfermedad. Vale decir que no se trata de una situación estable sino constantemente
cambiante, en el transcurrir de esa marcha implacable hacia la destrucción total de la personalidad
que es la demencia esquizofrénica. Al respecto recordamos que muchos autores no aceptan la
denominación de demencia esquizofrénica, desde el momento que, aún en estados muy avanzados
de la evolución, sorprende la integridad de algunas funciones, especialmente la memoria. Por eso
razón, justificadamente, aceptan y adoptan el criterio de Berze que creó la denominación: defecto
esquizofrénico.

Haciendo un resumen de las perturbaciones que sufre la personalidad figuran:

1) La despersonalización, originada en las perturbaciones cenestésicas, con sentimiento de


cambio y extrañeza.

2) La transformación de la personalidad, que complementa a la despersonalización. Como


expresiones del mismo trastorno debemos considerar otras vivencias absurdas tales como: la
creación de una nueva personalidad cuando el enfermo experimenta la sensación de que su cuerpo
está cohabitado por otros seres. La apersonificación que es la vivencia de la percepción de dolores
físicos y morales de otras personas. El transitivismo o sensación de tránsito del propio yo al cuerpo
de otra persona o animal.

3) La pérdida de la personalidad, en los períodos" avanzados cuando, dislocado ya todo el


funcionalismo psíquico, se produce el total derrumbe de la personalidad con el avance de la
demencia o defecto esquizofrénico.

5º) Ideación: el capital ideativo queda detenido al iniciarse la enfermedad desde el momento
que decrece el interés del enfermo por lo ambiental y a la par que aumenta la incertidumbre e
intranquilidad que los trastornos subjetivos le acarrean.

Pero, si bien no se hace nuevo acopio de conocimientos el capital tampoco sufre mermas al
comienzo. Prueba de ello es que, cuando después de un primer brote de la afección logramos,
merced al tratamiento, reintegrar al individuo a la sociedad éste se desempeña en su vida psíquica
sin acusar desmedro en su bagaje ideativo. Más aún, recuperado de su primer episodio tiene,
algunas veces, un desempeño psíquico tan correcto que es posible que se dedique al estudio, con
lo que efectúa nuevos ingresos ideativos a su acervo personal. Sin embargo esto último no es lo
corriente; muy a menudo la recuperación de estos enfermos no es tan buena y completa; siempre
quedan algunos pequeños defectos, sobre todo en el terreno activo-afectivo, que engendran el
desinterés y la abulia, que impiden nuevos ingresos por lo que el capital ideativo queda estacionario.

Poco a poco, si el enfermo no se recupera o si los brotes se repiten, se produce el inevitable


disloque de la psique que se resiente en su vigor y, con ello, se va desvalorizando el capital ideativo.
Éste es un hecho real, objetivo; pero aclaramos al respecto que nosotros pensamos que el material
ideativo en realidad no sufre merma hasta muy próximo al período terminal. Entre tanto la memoria
mantiene su integridad; gracias a esto nos es dado observar que enfermos en estadios avanzados
del proceso pueden, en un determinado momento, valerse de materiales cognoscitivos de elevada
jerarquía. Refirmamos por lo tanto que, si bien estos casos son esporádicos, no dejan de probarnos
la existencia, la conservación y la evocación de ese capital. Pero reconocemos que lo corriente es
que, en sus elaboraciones psíquicas, los esquizofrénicos nos muestren una aparente desvalorización
del capital ideativo, patentizada por el empleo de buena cantidad de ideas mágicas de escasa
jerarquía que llevan a lo absurdo y a lo ilógico. Estas ideas se explican porque en presencia de las
numerosas y extrañas vivencias que lo acosan, lo intranquilizan y lo angustian y al no hallar una
razón que le satisfaga en el terreno de la lógica, recurre al material mágico que de inmediato le
proporciona gran riqueza de medios para arribar a una conclusión satisfactoria y tranquilizadora.

Por lo tanto, según nuestro modo de ver, la esquizofrenia no empobrece cuantitativamente el


capital ideativo durante el período de estado, pero sí desciende el nivel de las elaboraciones
psíquicas conduciendo necesariamente al empleo de un material cualitativamente inferior. En
conclusión, en el período de estado no se introduce la cantidad de las ideas, sino que desciende la
calidad de las que se utilizan en la elaboración del pensamiento.

Desde el punto de vista cualitativo también debemos considerar la presencia de ideas delirantes,
de gran constancia en los esquizofrénicos. Las más frecuentes son las de tipo persecutorio pero
también las místicas, eróticas, megalómanas e hipocondríacas.

De acuerdo con las características del proceso las ideas delirantes nunca están provistas de una
carga afectiva intensa, de lo que resulta que su vigor es escaso y su existencia precaria. Se apagan a
través del tiempo hasta desaparecer con el avance de la enfermedad. Es por eso que no se
mantienen mucho tiempo en el primer plano, de tal manera que las vemos alternarse unas con otras
para prevalecer en la mente. Dicha alternación es irregular y caprichosa, cualidad que se convierte
en una clara expresión del proceso esquizofrénico. Otra prueba del pobre vigor de las ideas
delirantes es que las que han pasado y abandonado el plano de la conciencia son al poco tiempo
negadas por el enfermo, que muy a menudo las olvida completamente.

6º) Asociación de ideas: juicio: pensamiento: estudiar los trastornos de la asociación de las ideas
en la esquizofrenia significa abarcar las perturbaciones del pensamiento y abordar uno de los
problemas más importantes de la investigación semiológica de esta afección, problema que ocupa
la atención en primer plano.

Ante todo dejamos establecido que la falla fundamental radica en la debilitación, la que conduce
hasta la falta absoluta de la idea directriz en los grados extremos.

La idea directriz es la encargada de dar curso al pensamiento al que marca rumbos en su marcha
hacia su finalidad; ella constituye, en realidad, el tema que el pensamiento debe desarrollar. En
condiciones normales la idea directriz mantiene su jerarquía de tal gracias a la carga afectiva, que
no es otra cosa que el interés puesto en juego a favor del tema o finalidad del pensamiento.

Ahora bien; sabemos que, en la esquizofrenia, se encuentra seriamente afectada la parte activo-
afectiva de la personalidad. Ésa es la causa del desinterés que el enfermo muestra por todo y, en
consecuencia, la idea directriz se debilita y pierde su condición jerárquica en la conducción del
pensamiento.
A medida que la idea directriz se desvaloriza se va nivelando con el resto de las constelaciones
de ideas asociativas. En consecuencia el pensamiento no continúa su curso en línea recta hasta el
final sino que es interrumpido en forma sigzagueante, debido a que cualquiera de las constelaciones
ideatorias puede, de una manera arbitraria, asumir el papel de directriz; de allí lo extraño, absurdo
e incongruente del pensamiento de estos enfermos que puede ser canalizado en diversos sentidos,
caprichosamente, según sea la constelación asociativa que asuma la conducción en un momento
determinado. Por lo tanto el pensamiento no progresa hacia una finalidad, queda trunco,
inconcluso; en otros términos, es un pensamiento que se diluye, se disgrega antes de su finalización.

A menudo observamos que estando el pensamiento en plena marcha, con un curso determinado
y con un plan bien definido, repentina y bruscamente se intercala un contenido ideatorio que, aun
cuando sea coherente en su esencia, no corresponde al curso y contenido del pensamiento en
elaboración. De esa manera es cambiada su finalidad, por la derivación que impone el contenido
anómalo que lo disgrega y lo deja inconcluso.

La presencia de una idea directriz vigorosa, que mantenga el interés y el curso del pensamiento,
significa la existencia de una psique activa cuya voluntad, puesta al servicio de la idea, se aplique a
la búsqueda de las constelaciones ideativas que al asociarse mantengan la lógica formal del
pensamiento. Pero, una vez perdido el interés la voluntad flaquea, no realiza ya una prolija y
perfecta elección do los contenidos de ideas desapareciendo la formalidad lógica del pensar.

En la fase inicial del trastorno el sujeto tiene lucidez y es consciente de lo que ocurre; se percata
de que su pensamiento se dispersa y de que no arriba a ninguna conclusión. En el comienzo del
período de estado la disgregación no es un trastorno permanente. Hay momentos en que
desaparece y es difícil descubrirla; suele hacerse más aparente en los períodos de excitación. Por
otra parte en algunos casos el trastorno no se produce, o sólo lo hace en épocas muy avanzadas de
la enfermedad.

Llegamos pues a la conclusión de que en los comienzos de la enfermedad no existe la


incoherencia asociativa. En efecto, todo el mecanismo primero del acto de razonar se mantiene
intacto, las asociaciones son coherentes por cuanto no se afectan las leyes normales de la asociación
lógica. Lo que existe es la disgregación, trastorno que, debido a la debilitación de la idea directriz,
radica en los mecanismos más elevados de la elaboración del pensamiento.

Insistimos en que pensamiento disgregado no significa incoherente cuando el trastorno es inicial.


En realidad se trata de una falla del juicio, incapaz de realizar la selección necesaria y adecuada de
los contenidos ideatorios que corresponden. Éstos son deficientemente comparados y valorados,
denotando una verdadera laxitud y falta de vigor para la continuidad lógica del razonamiento. Pero,
a medida que avanza la enfermedad se agrava la disgregación del pensamiento. Ya no se trata de
una dispersión final con la inconclusión correspondiente, sino que se produce la caída de otros
mecanismos asociativos. En esas condiciones los juicios se tornan cada vez más deficientes; la
finalidad del pensamiento se hace cada vez más difícil de alcanzar y de comprender; los juicios
quedan truncos, fragmentados, sin terminación. Esos fragmentos de juicios al asociarse entre sí de
la manera más arbitraria, al ligarse a constelaciones extrañas, fuera del tema, más el agregado del
pobre material ideativo utilizado debido al resurgimiento de las ideas mágicas, determinan que el
encadenamiento de los juicios se haga sin ninguna vinculación lógica.

En períodos más avanzados aún, cuando ya no quedan ni rastros de idea directriz, el trastorno
alcanza su más alto grado hasta comprometer los elementos primarios del mecanismo que ya no
responde a las leyes lógicas de la asociación. Por otra parte se efectúan asociaciones totalmente
absurdas, simplemente por consonancia. En tales condiciones se llega a la más completa
incoherencia asociativa que ya había comenzado a insinuarse por efecto de la debilitación de la idea
directriz. En los grados extremos la incoherencia es tal que se llega a la ensalada de palabras o
jergafasia. Esto constituye la disociación asociativa de Bleuler, o lo que Kraepelin llamó: orquesta
sin director.

De acuerdo con el plan seguido al presentar este problema llegamos a la conclusión de que la
incoherencia asociativa es siempre, en la esquizofrenia, un fenómeno secundario a la disgregación,
que es la perturbación que inicia la marcha en la decadencia del pensamiento.

Bleuler considera la disgregación del pensamiento como el trastorno capital de la esquizofrenia.


Otros autores, entre ellos Kraepelin, sin desestimar su valor en el proceso esquizofrénico, lo
supeditan al trastorno de la afectividad, responsabilizando a la hipoafectividad y al desinterés como
causantes del daño. Finalmente otros sostienen que el predominio corresponde a la voluntad,
señalando a la hipobulia como causa del aflojamiento de la cohesión necesaria para la conducción
del pensamiento.

En resumen concluimos que lo único efectivo e incontrovertible es que la enfermedad, al


provocar la dislocación del funcionalismo, hiere de muerte a la psique desmoronándose la
personalidad.

Interceptación del pensamiento: Este trastorno o perturbación es conocido también con los
nombres de barraje o de clausura. De observación frecuente en el pensamiento esquizofrénico es
un signo de gran valor; sin poderlo considerar como específico o patognomónico de la enfermedad
su presencia contribuye en mucho para la confirmación del diagnóstico. La interceptación o, barraje
consiste en la interrupción brusca del curso del pensamiento; la actividad psíquica queda en
suspenso un tiempo variable, luego el enfermo reinicia sus elaboraciones pero, la generalidad de las
veces, sin que haya continuidad con el curso anterior. En muy pocas oportunidades, después del
suspenso, hay continuidad en los términos del pensamiento.

La interceptación del pensamiento es de apreciación objetiva y subjetiva. La observación objetiva


se efectúa cuando el enfermo, sin ninguna causa aparente, interrumpe bruscamente su
conversación reiniciándola luego con un tema diferente. A esta primera manifestación del
fenómeno se agrega la expresión de desagrado, de perplejidad y de extrañeza estampada en la cara
del paciente sorprendido por este hecho insólito. La apreciación subjetiva que realiza el enfermo
revela la vivencia desagradable de incertidumbre, temor y angustia; se siente acorralado, dirigido
en su pensamiento del cual ya no es dueño y con la sensación de que su yo está expuesto a serias
amenazas.

Al creerse dirigido desde el exterior y al buscar la explicación de lo que le sucede cae en las
interpretaciones delirantes. Es por eso que la interceptación del pensamiento se puede convertir en
propulsora del delirio de influencia.

Se han insinuado diversas hipótesis con respecto al origen de este trastorno, pero ninguna de
ellas satisface. Lógico es pensar que la perturbación tiene su origen en los graves trastornos que
hieren la integridad de la personalidad, caprichosamente escindida por la enfermedad. Prueba de
ello es que el fenómeno de la interceptación no es exclusivo del pensamiento, sino que lo vemos
manifestarse en la esfera activa afectando los actos del sujeto. Esto tiene su expresión más fiel en
lo que conocemos bajo la denominación de interceptación cinética.

Rigidez del pensamiento: Esta designación pertenece a Bleuler. Corresponde a una alteración del
curso del pensamiento cuya característica es la pérdida de la elasticidad normal del mismo. De esta
suerte, el pensamiento aparece como canalizado en un determinado sentido, como ajustándose a
una norma fija preestablecida de la que no es posible desviarlo, con lo que pierde su vuelo y
amplitud.

Estereotipia del pensamiento: Consiste en la constante repetición de una palabra o frase, que se
intercala en el discurso del enfermo a medida que expone su pensamiento. Estas formas
representativas intercaladas no se relacionan en ningún momento con el pensamiento mismo y, por
ende, no lo desvían ni modifican en su esencia. Además, la estereotipia del pensamiento no es más
que una manifestación, en lo intelectual, de un trastorno de orden general. Así nos es dado observar,
por ejemplo, estereotipias de actitudes y de movimientos.

Robo del pensamiento: Es este otro signo de valor en el diagnóstico de la esquizofrenia, como
manifestación de una alteración del curso del pensamiento.

Se trata de una manifestación subjetiva por la que el enfermo experimenta la vivencia


desagradable de que su pensamiento le es robado desde el exterior por otras personas. La vivencia
se origina en una sensación de vacío en la mente, con ausencia de toda la elaboración pensante. Es
un trastorno primitivo de la enfermedad que también da margen a los delirios de influencia. En
efecto, por su causa el enfermo se siente influenciado desde el exterior por los más variados medios
que en definitiva expresan alguna forma de amenaza del yo.

Sólo en esta forma, bajo el imperativo de los estados vivenciales desagradables que llevan a la
perplejidad angustia originando ideas de influencia, es como el signo adquiere valor diagnóstico.
Hacemos esta aclaración porque la sensación de vacío psíquico también puede ser experimentada
por algunos neurópatas, así como por las personas normales bajo el efecto de estados de fatiga
física y mental. También puede manifestarse en los estados de transición entre la vigilia y el sueño.

Perseveración del pensamiento: La perseveración del pensamiento traduce una perturbación del
curso del mismo; consiste en el empleo continuado y repetido de una representación o contenido
mental. Es decir que el enfermo emplea siempre los mismos términos para sus expresiones
pensantes, que resultan notoriamente pobres y torpes.

Sonorización o eco del pensamiento: Trastorno por el cual el enfermo oye sus propios
pensamientos. Como sucede con todos los trastornos esquizofrénicos resulta difícil su exacta
delimitación en los diferentes campos psiquiátricos. Es confuso y trabajoso diferenciarlo de las
alteraciones sensoriales auditivas.

Extravagancias del pensamiento: Las extravagancias son trastornos que no se limitan al


pensamiento sino que se revelan también en los actos de estos enfermos. Consisten en el empleo
de giros de pensamiento que resultan rebuscados y fuera, de lo corriente y usual. En efecto, un
pensamiento simple debe expresarse en términos sencillos y concretos; mientras que un
pensamiento extravagante requiere, el empleo de un material ideativo totalmente innecesario. Al
preguntarle a un enfermo si está cumpliendo el servicio militar contesta: "el extraordinario ejército
de San Martín, el glorioso ejército de la patria; allí estoy yo". Como observamos, la pregunta es
contestada afirmativamente cuando dice: "allí estoy yo"; el res^ to es completamente innecesario.
En estos casos queda siempre, en el ánimo del interlocutor, una duda bien justificada, no se sabe
exactamente si ha sido una burla o el deseo de demostrar suficiencia.

Otro tanto ocurre con las respuestas absurdas llamadas pararrespuestas o respuestas de lado
que no concuerdan en absoluto con la pregunta, como sucede cuando en el transcurso del
interrogatorio el enfermo no llama por su nombre correcto a los objetos de uso corriente, o al
preguntársele la edad contesta por ejemplo: ciento ochenta años. Estas respuestas demuestran que
el enfermo ha comprendido las preguntas; además a renglón seguido de una pararrespuesta se
obtienen respuestas correctas. El profano confunde así con una burla lo que en realidad es un grave
trastorno del curso del pensamiento. En estos casos lo que resulta más llamativo es que estas
respuestas de lado se evacúan rápidamente, con naturalidad y espontaneidad.

Contenidos delirantes del pensamiento esquizofrénico: Ante todo recordaremos lo expuesto


acerca de la diferenciación entre las percepciones delirantes primarias de los esquizofrénicos, sin
causa que las justifique, y aquellas otras representaciones delirantes que son secundarias a estados
de ánimo que justifican una falsa interpretación. En el primer caso se trata de una equivocación
sensorial o sea una pseudopercepción; en el segundo caso la percepción es correcta, y el error es
de interpretación.

En cualquiera de los dos casos las concepciones delirantes nunca llegan a tener gran vigor debido
a la pobreza afectiva que caracteriza a estos enfermos.

Estos contenidos delirantes presentan los siguientes caracteres: a) Delirio desorganizado, sin
ninguna sistematización, b) Delirio fragmentario, inconexo, incoherente la mayor parte de las veces,
c) Delirio absurdo, carente de toda lógica, d) Delirio generalmente de mecanismo interpretativo, a
veces alucinatorio e intuitivo, e) Delirio de evolución crónica pero cambiante, nunca el mismo y que,
por otra parte, se va debilitando a través del tiempo, apagándose hasta desmembrarse y
desaparecer. Para que un delirio pueda mantenerse se requiere un buen caudal afectivo que lo
anime, lo que no ocurre en los esquizofrénicos, en los que, dada su pobre afectividad, el delirio no
pasa de ser un síntoma más de ese grave proceso que destruye la personalidad.

Pensamiento esquizofrénico: El pensamiento esquizofrénico encarado como problema de


conjunto debe resumir todos los síntomas que hemos considerado separadamente. El polimorfismo
sintomático explica la gran heterogeneidad que muestra en su curso y en su forma. A veces es
absurdo, ilógico, a menudo torpe y perseverante, otras veces fluido, o fácil y hasta con brillos; pero
siempre intrincado, complejo, y de difícil comprensión en lo íntimo de su estructura.

Este pensamiento de tan difícil interpretación, revela siempre toda su complejidad en cualquiera
de sus formas de expresión. 1º) En el lenguaje oral, con su torpeza, sus interceptaciones,
estereotipias y giros rebuscados. 2º) En el lenguaje mímico, unas veces totalmente inexpresivo y
otras reflejando temor, perplejidad, angustia, intranquilidad. 3º) En el lenguaje escrito, que traduce
también todas las perturbaciones propias de la expresión verbal y muchas veces más fáciles de
apreciar que en esta última. En efecto, algunas interceptaciones no percibidas en el lenguaje oral y
solo apreciadas subjetivamente, se hacen patentes en el lenguaje escrito. 4º) En las manifestaciones
artísticas; cuando existen en el enfermo disposiciones naturales, especialmente en lo que atañe al
dibujo y a la pintura, es muy interesante observar a través de ellos los trastornos del pensamiento
reflejados con bastante fidelidad.
Los trabajos dependen de la capacidad de cada uno y del grado de deterioro que afecta a la
personalidad. De tal manera, nos será dado observar dibujos simples, de líneas y contornos groseros
y de tipo infantil, que traducen la regresión de la personalidad y la puerilidad del pensamiento. A
partir de éstos y en continua progresión, pasando por figuras de tendencia cubista de caracteres
rígidos, por otras que denotan extravagancias y algunas no exentas de amaneramiento, hallamos
infinidad de formas de expresión por el dibujo.

En cuanto a la pintura, es dado observar cuadros pintados por esquizofrénicos que constituyen
una revelación desde el punto de vista médico, por lo que muestran en relación con el pensamiento
de sus autores. Los caracteres más comunes de la pintura esquizofrénica son los siguientes:
perfección de las figuras y de cada uno de los motivos que integran el cuadro; perfección del colorido
generalmente de tonos suaves y adecuados a cada uno de los elementos del conjunto; a la
corrección de todos los elementos por separado se agrega casi siempre una gran prolijidad. La
observación de conjunto, por el contrario, nos deja perplejos pues resulta imposible la comprensión
lógica de la pintura.

En condiciones normales una pintura debe expresar fielmente la intención y la finalidad del
pensamiento del autor, tanto en lo objetivo como en lo subjetivo, y llegar a impresionar
estéticamente al observador. La pintura del esquizofrénico, por el contrario, confunde y sume en la
incomprensión pues, si bien sus motivos son perfectos en su ejecución aislada no concuerdan entre
sí, reina una total desarmonía de conjunto agravada por planos y ángulos caprichosos y totalmente
absurdos.

Nuestra interpretación médico-psiquiátrica de la pintura esquizofrénica nos lleva a la siguiente


conclusión: En primer plano se manifiesta la disgregación del pensamiento del autor; por eso la
rotulamos pintura patológica. Esa disgregación del pensamiento trasladada a la tela hace
incomprensible la pintura, que dada la pobreza de la idea directriz manifestada en la obra, no es
posible captar la finalidad perseguida por su ejecutor. La idea directriz puede estar representada en
una figura central, o más o menos excéntrica, de tamaño más grande que las restantes que
componen el cuadro. A estas últimas las consideramos secundarias, por su menor tamaño, por sus
caracteres menos salientes y por su ubicación en planos y perspectivas menos destacados. Algunas
de ellas coinciden en forma parcial con la figura principal; otras se muestran en completo
desacuerdo. Las formas secundarias no representan otra cosa que las constelaciones asociativas; y
si bien son correctas en su ejecución, debido a sus disposiciones caprichosas y la falta de
coincidencia con la figura principal, provocan una total desarmonía de conjunto. Esto constituye una
manifestación cabal de la disgregación del pensamiento.

En resumen, desde cualquier punto que consideramos al pensamiento esquizofrénico siempre


se muestra la disgregación como el trastorno de mayor resonancia y predominio entre el cúmulo de
los elementos patológicos que el mismo presenta a considerar. A esta perturbación se debe la
incongruencia, la falta de lógica, lo absurdo, lo desorganizado, dislocado y zigzagueante, inconcluso
e indefinido del pensamiento esquizofrénico, que se convierte en incomprensible, así como en
extraño y exótico.

7º) Memoria: Llama poderosamente la atención que el proceso esquizofrénico deja


relativamente indemne a la memoria. Advertimos que la expresión relativamente indemne, se
emplea en comparación con la magnitud de las alteraciones que se producen en otras funciones
psíquicas a causa de esta enfermedad. La memoria es una de las funciones que acusa menos daño,
lo que no significa que elude las consecuencias de la alteración general que el proceso impone.
Siempre, en mayor o menor grado, se observan trastornos de la memoria que denotan las
características de la enfermedad.

Las fallas pueden existir tanto en el orden cuantitativo como en el cualitativo.

Considerando el aspecto cuantitativo, es de frecuente observación que el enfermo evoque con


facilidad todo lo adquirido con anterioridad a la iniciación del mal. El déficit mnemónico, como
reflejo del déficit general de la psique, lo hayamos identificado con la memoria de fijación. La
insuficiente fijación es consecuencia inmediata de la pobreza de la atención, lo que nos lleva a
afirmar que las fallas de la memoria son sólo relativas.

Prueba de que la falla de la memoria radica en la deficiente captación y fijación y es que, en


determinadas circunstancias, cuando el enfermo vuelca su atención voluntaria hacia el mundo
exterior, registra y conserva un conjunto de hechos acaecidos en ese momento, y nos sorprende
con su evocación ulterior cuando creíamos que todo registro era negativo. Luego, la función
mnemónica permanece invulnerable en sus capacidades de evocar y de conservar, mientras que
adolece del déficit de la fijación; o sea que las alteraciones cuantitativas de la memoria alcanzan a
los hechos recientes, a los que corresponden al período de la vida en que se inicia la enfermedad y
cuando se insinúa la falta de interés del enfermo por lo que acontece fuera de su mundo. Surge aquí
la objeción de que ni aún la capacidad de fijación puede considerarse en merma; objeción que se
robustece al comprobar que el enfermo fija todo el acontecer de su mundo autista,
preferentemente lo que se relaciona con sus perturbaciones cenestésicas en las que la atención se
concentra fácilmente. Todas las vivencias extrañas y desagradables son fijadas y conservadas por el
sujeto, que puede evocarlas y ponerlas en conocimiento del médico cuando relata las
manifestaciones subjetivas por él experimentadas. Estas revelaciones pueden ser hechas tanto en
pleno episodio patológico como en los períodos de remisión y recuperación.

Comprobamos pues que, en la esquizofrenia, la memoria retiene su capacidad de fijar, conservar


y evocar; pero recordamos que la fijación sólo es posible allí donde la atención se muestra activa.
En conclusión; el déficit de la fijación es real en cuanto se refiere al mundo externo, que pasa
inadvertido para el enfermo absorto en el despertar de su nuevo mundo, cuyas vivencias lo
reclaman, lo alejan y lo aíslan de todo lo vivido por las personas normales.

Consideraremos a continuación las perturbaciones acusadas por la memoria en el orden


cualitativo para lo que debemos ocuparnos de las manifestaciones mórbidas de la memoria de
reconocimiento, causantes de esas alteraciones cualitativas.

En los esquizofrénicos son numerosas las paramnesias; hallamos en ellos ilusiones y


alucinaciones de la memoria, así como los fenómenos de lo ya visto y de lo nunca visto.

Gran parte de estas alteraciones son debidas al trastorno que, por falla de la atención, padece la
fijación. Por otra parte, los graves trastornos del pensamiento y de la personalidad, más el agregado
de alteración cenestopática con sus múltiples y extrañas vivencias explican suficientemente la
confusión reinante en la mente de estos enfermos durante algunos pasajes de su mal. Esta confusión
se hace más evidente durante los estados de excitación que suelen padecer con cierta frecuencia.
En ese tumultuoso trajinar psíquico es despertado el automatismo de los centros perceptivos que
son los reservórios mnemónicos de la sensopercepción, dando lugar a las paramnesias y con
preferencia a las alucinaciones y al fenómeno de lo ya visto.
Sin embargo, se debe tener presente que junto a todas las alteraciones de reconocimiento
mnemónico también se realizan identificaciones correctas y fieles de hechos vividos antes y durante
el transcurso de la enfermedad.

Resumiendo: Durante el período de estado del proceso esquizofrénico la memoria es una de las
funciones más respetadas, a pesar de las alteraciones que hemos localizado a nivel de la fijación y
el reconocimiento. Pero, en ambos casos, no se trata en realidad de una incapacidad de la función
normal, pues se ha comprobado que la fijación es posible cuantas veces la atención se concentra
sobre un objetivo determinado; sólo aparenta disminuida con relación al mundo externo pero está
activa junto a la atención requerida por la vida interior. Otro tanto ocurre con el reconocimiento
que por momentos es correcto, mientras que las paramnesias obedecen a causas ajenas a la
memoria misma. Luego la memoria no presenta alteraciones primitivas en la esquizofrenia. Aquellas
que observamos a través de un examen superficial son siempre secundarias a las alteraciones
psíquicas de orden general que el proceso determina.

8º) Afectividad: Con referencia de la afectividad es casi unánime d concepto de que la


enfermedad provoca una marcada hipotimia. Al primer examen éste es el síntoma de mayor
notoriedad pero, a través de repetidas indagaciones se comprueba que la indiferencia afectiva es
más aparente que real, por lo menos, en tanto el período de estado no sea muy avanzado. La verdad
es que, detrás de dicha indiferencia se ocultan otros trastornos tanto o más graves que ella misma,
siendo suplantada con frecuencia por crisis emocionales de diversa índole.

Los trastornos afectivos de los esquizofrénicos son la consecuencia lógica del proceso que hiere
de muerte a la integridad de la personalidad precedida siempre por el disloque del funcionalismo
psíquico. Esa desarmonía acarrea la alteración afectiva que, semejante a los restantes trastornos de
funciones, siembra el desconcierto en el examinador que pretende desentrañar la polimorfa e
intrincada sintomatología de esta enfermedad.

Somos de opinión que, en todas las manifestaciones esquizofrénicas, prevalece la modificación


experimentada por la personalidad, lo que explica la mayor parte de los síntomas que el proceso
determina. Así, la indiferencia afectiva tiene su expresión más auténtica en el autismo. Según el
concepto de Bleuler, creador del término, autismo significa: el aislamiento voluntario del enfermo
en un mundo nuevo creado por él, después de romper las ligaduras que lo unen y relacionan con el
mundo externo.

La creación del mundo autista es una prueba de que la afectividad no se encuentra


cuantitativamente en merma, desde el momento que su formación obedece a una imperiosa
necesidad del enfermo que busca en él la explicación de cuanto le está ocurriendo. En efecto, roto
el equilibrio psíquico se desencuentra a sí mismo; ya no se aviene con el ambiente debido a las
nuevas vivencias que se desatan en forma desordenada y tumultuosa y, como consecuencia, surgen
vivos estados emocionales complejos que crean sentimientos de extrañeza y perplejidad. Es tal la
magnitud de estas relaciones afectivas que, muy a menudo, la perplejidad conduce a la angustia y a
la ansiedad. Por lo tanto no debe restársele cuantía a las reacciones afectivas de estos enfermos en
ellos la afectividad, lo mismo que el resto de las funciones psíquicas, muestran un gran desequilibrio.
El campo emocional es agitado por todo lo vivido en el mundo interior, quedando en un plano muy
secundario todo aquello que pueda estimular la afectividad desde el mundo externo. Luego, sin que
se produzca una disminución, tiene lugar una franca inversión de los valores afectivos.
La separación cada vez más pronunciada del mundo normal, a la vez que aumenta la introversión,
trae un mayor interés del enfermo por todo lo que ocurre en su mundo interior, de cuya
interpretación surgirá la situación de equilibrio que necesita. Simultáneamente se hace bien
marcada la indiferencia por todo lo procedente del exterior.

La inversión de los valores afectivos se pone de relieve por la pérdida paulatina de los
sentimientos más nobles y elevados de la personalidad tales como el amor, la amistad y los
sentimientos éticos; por el contrario vemos .conservados los estados afectivos primarios, o sean
aquellos que más se aproximan a la vida instintiva. Por esta razón se observa queel esquizofrénico,
en su aislamiento, se va alejando de los compañeros y amigos y más adelante de los familiares y
hasta de los padres. Llama la atención que aquellos que constituyen los puntales de sus afectos son
los primeros en caer en su indiferencia, que a menudo se convierte en desprecio y odio. La aparición
de estos nuevos sentimientos confirma que las reacciones emocionales subsisten, pero que
aparecen invertidos sus valores.

Los sentimientos adversos hacia las personas más allegadas tienen una explicación lógica. La
generalidad de las veces los familiares más íntimos, desconociendo la causa que motiva la actitud
del enfermo, lo reconvienen y lo censuran. Éste, sorprendido y bruscamente arrancado de su
autismo, vuelve a su mundo cuya realidad ya no existe para él; molesto e irritado contesta con
desgano, se aleja y reacciona afectivamente con sentimientos primarios de temor, desconfianza y
odio. Como desconoce y extraña cuanto trasciende la órbita de su mundo de introversión se refugia
en él, con lo que el autismo se convierte en un mecanismo de autodefensa. La persistencia de las
reacciones emocionales primarias de carácter instintivo se explican también como un medio de
defensa para la integridad de su "yo", que siente amenazado por peligros procedentes del mundo
exterior.

La afectividad pues no es anulada en cuanto a sus reacciones cuantitativas, sólo existe un


desequilibrio por la ruptura de las relaciones armónicas entre los mundos externo e interno.

Tampoco podemos considerar el autismo como un estado de apaciguamiento de la afectividad


con rarificación de las vivencias, como algunos suponen. Por el contrario pensamos que en esas
condiciones la afectividad se mantiene viva, sobre todo durante el comienzo del período de estado
cuando las reacciones emocionales son intensas y alimentadas por las extrañas vivencias nacidas de
los cambios que se operan. A medida que el enfermo se aleja del mundo real pierde las adquisiciones
hechas en el campo de la ética creando, en su autismo, un nuevo mundo de valores, con lo que se
aparta y ve con indiferencia todo aquello que, en los normales, es capaz de despertar afectos. Pero
insistimos en que esa merma de las emociones para lo ambiental no significa la abolición de la
afectividad. El autismo mismo, en que ella se refugia, debe ser considerado como una reacción
afectiva, que originada en estados emocionales complejos provoca un verdadero sentimiento
autista. En efecto, pensamos que el autismo, considerado por Bleuler uno de los síntomas capitales
para el diagnóstico de esquizofrenia, se halla directamente emparentado con las perturbaciones de
la esfera afectiva, contra la opinión de quienes lo consideran una perturbación ideativa y de los que
lo hacen depender de la voluntad.

Si nos detenemos por un momento a considerar lo que ocurre normalmente en la personalidad


esquizoide, observaremos que la tendencia a la introversión no es más que un primer paso hacia el
autismo, cuyo tránsito se efectúa cuando estas personalidades caen en el terreno psicótico. La
tendencia a la introversión en un sujeto mentalmente sano se debe a una predisposición
constitucional, a una inclinación natural de la personalidad. Decir inclinación natural equivale a
radicar el origen de la introversión en el núcleo afectivo de la personalidad que, por su especial
manera de ser, propende o muestra una marcada tendencia a efectuar una intensa vida interior. De
allí su afición a la lectura, a la reflexión y a todas las actividades del espíritu que se mantienen al
margen de la vida de relación. Por lo tanto, si por natural inclinación se retrae en la contemplación
de su vida interior, debe causarle satisfacción, debe experimentar un sentimiento placentero. Tan
cierto es esto que cuando a tal persona se la obliga a mantener su actividad fuera del círculo de sus
inclinaciones se hacen evidentes su desagrado y su sentimiento desplacen tero.

Cuando en condiciones patológicas pasa a la psicosis esquizofrénica el sentimiento de


introversión, exacerbado en grado extremo por los trastornos de la personalidad, llega hasta el
autismo. Ésta es la razón por la que sostenemos que existe un sentimiento autista, resultante de la
exageración del "sentimiento de introversión". Luego, el autismo es un síntoma genuinamente
afectivo en cuya constitución nada tienen que ver la ideación ni la voluntad, hállese ésta última en
más o en menos.

Corresponde señalar además que, con el andar del tiempo y la progresión del período de estado
hacia la etapa final de la enfermedad se produce una real hipotimia. Paulatinamente los
esquizofrénicos se sumen en el más profundo desinterés por todo llegando, en un determinado
momento, hasta la desaparición de las reacciones emocionales correspondientes a la vida interior.

El problema de la afectividad en la esquizofrenia presenta otras alteraciones a considerar.

Es frecuente que estos enfermos ostenten un determinado estado de ánimo, de gran estabilidad,
provocado por el panorama vivencial de su mundo interior. Esto no tendría nada de particular,
desde el momento que es exactamente lo que ocurre en las personas normales y aún en otros
enfermos mentales, pero la particularidad es la escasa repercusión emocional que se observa dentro
de su tono afectivo o humor estable. Es lo que se conoce corrientemente bajo la denominación de
rigidez afectiva. El trastorno se debe, como siempre en estos casos, al escaso interés por las cosas
del mundo exterior que a veces no llega a producir ninguna repercusión provocando la indiferencia
afectiva. Éste es el signo de mayor evidencia y el primero que se observa cuando se estudia a los
esquizofrénicos.

Debemos insistir en que esa aparente disminución de las reacciones emocionales se relaciona
únicamente con lo que atañe al mundo exterior; no sucede lo mismo con respecto al mundo interior.
En este último se refugia la afectividad que no muere, mostrando además otras alteraciones como
las neotimias en las que se manifiesta la persistencia de su capacidad reactiva.

Otros enfermos presentan estados afectivos cambiantes que denotan una gran labilidad sin que
exista una causa desencadenante que los justifique. Por eso, durante el transcurso del examen de
un enfermo lo vemos a veces pasar sin razón del estado de excitación al de calma y depresión, de la
alegría a la pesadumbre. Esto acontece de la manera más brusca e inesperada, dejando perplejo al
observador que queda bajo la impresión de teatralidad, simulación y burla Los trastornos afectivos
que se observan en la esquizofrenia desde el punto de vista cualitativo comprenden las más variadas
y extrañas formas de sentimientos; reciben la denominación genérica de paratimias. La realidad de
su existencia constituye una prueba más de que la afectividad no muere hasta que no se llegue a las
etapas finales.

A continuación estudiaremos las paratimias más frecuentes:


a) Ambivalencia afectiva: Ya hemos tenido oportunidad de hablar de ambivalencia cuando
estudiamos los trastornos del pensamiento. Es que la ambivalencia constituye otro de los síntomas
cardinales de la enfermedad que con el autismo y la disgregación del pensamiento forma según
Bleuler la tríada sintomática característica de esta afección.

En una definición de carácter general condensaremos el concepto de esta paratimia: "la


ambivalencia consiste en la existencia simultánea de dos ideas, dos sentimientos o dos voliciones
completamente opuestos y antagónicos experimentados por el enfermo.

Es decir que los sentimientos opuestos son dispensados en un mismo momento a una misma
persona, cosa o situación espiritual; el enfermo puede experimentar a la vez amor y odio hacia un
familiar, o satisfacción y fastidio, alegría y pena, risa y llanto, en una determinada situación.

La ambivalencia es, como todas las manifestaciones de esta enfermedad, una resultante del
disloque psíquico que determina, en lo afectivo, una gran inestabilidad del humor que oscila entre
los sentimientos placenteros y displacenteros sin que llegue a prevalecer ninguno de los polos en
forma definitiva. Esta inseguridad afectiva suele repercutir sobre la conducta del enfermo, quien
impulsado por el odio puede llegar hasta el homicidio de seres queridos y, a renglón seguido, por
un sentimiento de "amor" hacia ellos llorar amargamente por lo ocurrido.

La ambivalencia es un exponente más de la discordancia psíquica que expresa la disgregación


que se insinúa en la mente del enfermo. Como ocurre en muchas alteraciones esquizofrénicas, nos
hallamos ante una manifestación afectiva de un trastorno de carácter global.

En condiciones normales, desde el núcleo profundo de la personalidad nacen las inclinaciones y


voliciones, del mismo modo que los mecanismos encargados de la elaboración del pensamiento
estimulan el flujo de las ideas. Estos procesos se realizan de una manera armónica y adecuada, de
acuerdo con las necesidades de la psique, en sus elaboraciones y en sus reacciones emocionales
relacionadas con los mundos externo e interno.

En la esquizofrenia, por el contrario, todos los elementos ideativos y afectivos surgen en forma
desordenada y tumultuosa. No existe ningún orden, no hay organización posible porque la
enfermedad ha destruido los mecanismos encargados de mantener la cohesión psíquica necesaria
para la función normal. Por esta razón, tanto las ideas como las emociones y los sentimientos
responden a los estímulos de una manera arbitraria, fuera de sus normas habituales, sin
discriminación, relacionándose en forma caprichosa propia de las manifestaciones de la
disgregación psíquica. b) Neotimias: Se conocen con el nombre de neotimias a los estados afectivos
completamente nuevos y extraños. La novedad de tales estados afectivos no está en la aparición
más o menos extemporánea de un sentimiento en la psique, está en lo raro y fuera de lo común de
los sentimientos y emociones que irrumpen en el escenario afectivo del enfermo.

Lo extraño de las neotimias se manifiesta subjetivamente al sentirse el enfermo acosado por sus
propios estados de ánimo pues tales sentimientos y emociones parten de las vivencias provocadas
por los trastornos de la personalidad, que la alteran y modifican en su estructuración íntima. Los
más frecuentes de estos extraños sentimientos son: sentimiento de cambio y de transformación, de
despersonalización, de muerte y reencarnación, de transformación del mundo circundante. Todos
traen aparejados estados emocionales complejos y turbulentos que evidencian la exaltación de las
fuentes instintivas, fuertemente estimuladas por la impresión de amenaza al yo. Así aparecen en
primer plano todas las reacciones derivadas de la emoción primaria de miedo: desesperación,
angustia, ansiedad, temores inciertos; desencadenado todo por la ruptura de los lazos entre los
mundos externo e interno, con la sensación de separación y alejamiento irremediable y definitivo.
De la misma manera aparecen también el resentimiento hacia la soledad y la necesidad de alejarse
que acentúan aún más la introversión y el autismo.

9º) Actividad: El estudio de los trastornos de la actividad durante el período de estado de la


esquizofrenia es de mucha importancia para la gran variedad de los mismos.

La mayor parte de los autores concuerdan en considerar la disminución de la actividad voluntaria


o hipobulia en primer término.

Nuevamente nos hallamos ante la disyuntiva que se nos presentó al tratar la afectividad. Según
nuestra manera de encarar el problema la hipobulia es más aparente que real; es bien evidente para
las relaciones con el mundo exterior pero se mantiene viva al requerimiento de la vida interior del
enfermo. Se trata por consiguiente, lo mismo que en el orden afectivo, de una inversión de valores.

Sabemos que, por la escisión psíquica que la enfermedad produce, el enfermo, entre
sorprendido, perplejo y temeroso, se refugia en su mundo interior. Como ya lo manifestamos, se
trata de un mecanismo normal de defensa anímica ante un hecho insólito que bruscamente
interfiere el transcurrir psíquico. Este refugio espiritual, que se hace efectivo por la introversión, es
el resultado de la necesidad de reflexión serena, mediante cuyo auxilio será posible reparar el
desequilibrio provocado por el impacto. Mecanismo de la vida interior normal, se exagera
extraordinariamente en la esquizofrenia por el disloque psíquico, que incapacita para hallar una
explicación lógica del episodio. En esa forma el enfermo cae en fantasías y falsas interpretaciones
que, en sucesión interminable, lo alejan y desconectan del ambiente, por lo que con frecuencia se
sumerge en un autismo más o menos absoluto.

Estos estados anormales determinan la disminución de la actividad voluntaria en su relación con


el ambiente. Pero, la voluntad se mantiene al servicio de la vida interior, constituyendo una prueba
de su vigor la existencia de las parabulias.

La expresión: la voluntad al servicio de la vida interior es la manifestación cabal de nuestra


manera de pensar. La voluntad es parte integrante del caudal de energía psíquica que cada uno
dispone para llenar los cometidos de la actividad general psicosomática. Dicha energía de tipo
indiferenciado, tiene un volumen determinado en cada persona. Cuando se manifiesta como
actividad voluntaria pasa al servicio del pensamiento y de las funciones psíquicas, que la condicionan
y canalizan en múltiples formas. Quiere decir que esa energía es incapaz de movilizarse en uno u
otro sentido, y que sólo a requerimiento del funcionalismo psíquico, pasa del estado potencial
estático al dinámico dirigido. Concretando: la voluntad no es otra cosa que una manifestación de la
energía psíquica, canalizada en determinado sentido por las funciones de la esfera intelectual, sin
cuya intervención permanecería como potencial estático indiferenciado.

Por lo tanto no es posible considerar a la voluntad como responsable del disloque psíquico,
puesto que ella no constituye una función rectora sino una parte de energía a disposición de la
esfera intelectual. Asimismo, consideramos a la voluntad supeditada a la afectividad en lo que
concierne a los sentimientos y a las pasiones, por cuanto se trata de estados afectivos
intelectualizados que intervienen en las elaboraciones psíquicas, originando ciertas formas de
pensamientos que condicionan la voluntad a favor de esa carga afectiva que los impregna.
No ocurre lo mismo con los estados emocionales primarios que no son intelectualizados y que,
estando fuera del contralor judicativo, determinan la producción de actos no voluntarios que caen
en la órbita de lo instintivo y automático. Constituyen un ejemplo la huida y la agresión, que
responden a las reacciones emocionales de miedo y cólera respectivamente.

Luego, la energía psíquica aplicada a la ejecución de los dos tipos de actos se distribuye
diferentemente; en los primeros, supeditada a la función psíquica que la dirige aparece bajo la forma
de voluntad; en los segundos se nos presenta bajo la forma automática y descontrolada que
involucra a lo instintivo y reflejo.

Los actos voluntarios en la esquizofrenia aparecen disminuidos en relación con la vida ambiental,
no porque la energía psíquica se halle realmente en merma sino porque la introversión hace que el
pensamiento condicione la voluntad hacia la vida interior. La vemos así reflejada en algunos actos
que responden a esa vida interior, como el mutismo voluntario, todas las formas de negativismos,
las extravagancias y otros actos que revelan trastornos cualitativos de la voluntad a la par que la
persistencia de la energía písquica. También son de observación frecuente en estos enfermos los
actos de carácter automático, que responden a estados emocionales en brusca transición
producidos por la inestabilidad psíquica que desencadena el proceso.

Ésta es una prueba más de la conservación del potencial energético de la psique. Únicamente
refleja pobreza para la actividad voluntaria en lo que se refiere a la vida de relación, lo que explica
la aparente hipobulia de estos enfermos.

Nos ocuparemos a continuación de las numerosas alteraciones cualitativas de la actividad


involuntaria que evidencian la mayor parte de ellas, el severo daño que acusa la psique.

a) Ecopraxia: La ecopraxia consiste en la imitación de los actos realizados por otras personas.

Es tan interesante como difícil la interpretación psicopatológica de este signo clínico. Algunos
autores, entre ellos Lange, consideran a la ecopraxia como una exageración de la obediencia
automática. Nosotros pensamos que los dos signos son diferentes. La obediencia automática u
obediencia pasiva es una disposición del enfermo para acatar con sumisión y pasivamente cuantas
órdenes se le imparten para la ejecución de diferentes actos, razón por la que algunos la llaman
sugestibilidad desde que a la menor sugerencia, se produce la ejecución del acto en forma casi
automática; pero se trata siempre de la obediencia a una orden. La ecopraxia en cambio, es una
simple imitación de los actos que el enfermo observa en otras personas, los que hallan eco en él y
son ejecutados sin que les sea impartida ninguna orden.

Otros autores piensan como Mira y López, para quien: "el síntoma puede ser la expresión de una
sugestibilidad patológica, de un aumento de los automatismos o de una intención (de juego o
aprendizaje)". La sugestibilidad patológica j el aumento de los automatismos entran, para ellos,
dentro de la obediencia automática, opinión que nosotros no compartimos. Pero la ecopraxia como
expresión de una intención de juego o de aprendizaje y sobre todo como expresión de intención de
aprendizaje nos resulta particularmente interesante. En efecto, la ecopraxia como manifestación de
la actividad voluntaria tiende posiblemente a satisfacer un deseo íntimo. El enfermo ante la
extrañeza que le produce el sentirse cambiado y diferente de las demás personas y de lo que fue
hasta ese momento, en su enfermizo trajinar psíquiso y por hallar una explicación que lo tranquilice,
trata de cerciorarse si es capaz de realizar los mismos actos que observa en otros.
Este mecanismo difiere de las ecopraxias que podemos hallar en otros enfermos: 1) En los
oligofrénicos que imitan los actos por simple curiosidad, porque no han superado la etapa imitativa
de la evolución psíquica. 2) En los casos de simulación de la locura, en los que la intención es fácil
de descubrir. 3) En los estados reactivos de algunos neuróticos, especialmente en los histéricos, en
los que prevalece la tendencia al impresionismo y a la teatralidad, requisitos necesarios para
mantener la atención de quienes los rodean y asisten.

En conclusión, la ecopraxia es una manifestación de la voluntad puesta al servicio de la psique y


en auxilio de una intención que brega por aportar un poco de luz en las tinieblas en que aquélla se
debate.

b) Manierismo: Trastorno de los actos voluntarios por el que aparecen carentes de


espontaneidad y soltura en los movimientos, o sea amanerados.

En cuanto al mecanismo psicológico del manierismo los diferentes autores coinciden en


relacionarlo con las impulsiones y las compulsiones. No dudamos que el esquizofrénico tiene
generalmente conciencia de que padece impulsos y de que fácilmente ejecuta actos descontrolados.
Por eso es posible que, durante el período de estado se entable una intensa lucha por inhibirlos,
determinando la aparición de estados compulsivos.

Sin embargo, consideramos que la compulsión impide la ejecución del acto impulsivo, mientras
que el manierismo consiste precisamente en la ejecución de un acto que se lleva a cabo de una
manera desusada, fuera de lo normal. La anormalidad de un acto viciado de manierismo se debe a
la ejecución de una serie de movimientos completamente innecesarios para el acto corriente y
normal. La consecuencia es la falta de naturalidad y el amaneramiento que configuran este signo
semiológico.

Creemos que el manierismo esquizofrénico se deriva de un mecanismo psicológico normal. En


efecto, la tendencia instintiva a la ejecución de un acto es controlada por la razón y el intelecto
cuando nos sentimos observados. Si la inhibición se produce cuando el acto ya se encuentra en
marcha realizamos voluntariamente una serie de movimientos o de actos agregados, que obedecen
al deseo de suavizar y amortiguar ocultando y disimulando el acto original ante el observador. Esta
manifestación se repite en todas las formas de la actividad voluntaria; actos, lenguaje y conducta.

En el esquizofrénico, durante el período de estado, consciente de los actos impulsivos que


frecuentemente lo acosan, se exagera y generaliza ese mecanismo compensador que los oculta y
disimula. Lo hallamos en numerosas manifestaciones de la actividad voluntaria, que se muestra
modificada en su forma pero no en esencia, desde que, a través del manierismo o disimulo
patológico, el acto original es siempre percibido. Si nos es permitida una expresión paradojal
diremos que: "el manierismo en el esquizofrénico es la consecuencia del ejercicio de un control
descontrolado de todos los actos", expresión que no hace más que traducir la terrible alteración
psíquica que impera en estos enfermos.

c) Extravagancias y estereotipias: Las extravagancias que se observan en los actos


esquizofrénicos no son otra cosa que una exageración del manierismo. El amaneramiento, a pesar
de existir una exagerada coincidencia de movimientos superfluos para la ejecución de los actos, no
escapa nunca al contralor judicativo. Por eso los actos y los movimientos amanerados son suaves,
afectados dando, en algunas ocasiones, la apariencia de femineidad al sujeto.
En las extravagancias existe una menor inhibición; los movimientos son bruscos, carentes de toda
gracia, soltura y flexibilidad; denotan rigidez y torpeza, determinando actitudes extrañas, groseras,
inadecuadas y ridículas las más de las veces.

Los actos extravagantes son, por lo tanto, la prolongación de los actos amanerados. El tránsito
de unos a otros se hace de una manera gradual; al perderse la afectación inicial por disminución del
contralor judicativo se insinúa cada vez más la exageración de los movimientos hasta dar lugar a las
estereotipias.

El acto estereotipado es el que se repite con inusitada frecuencia, de una manera persistente,
siempre igual a sí mismo y de carácter extravagante y antinatural.

Las estereotipias pueden ser: a) de actitud, cuando el enfermo adopta una actitud determinada,
extraña, extravagante, que persiste en la misma forma insistentemente; b) cinética o motriz, cuando
se repiten los mismos movimientos.

Entre las estereotipias de actitud, el conocido signo del hocico es muy frecuente en estos
enfermos. Se trata de un gesto especial de los labios que recuerda a un hocico de animal.

d) Interceptación cinética: Consiste en la interrupción brusca de una acción o de un movimiento,


permaneciendo el enfermo en suspenso, en una actitud estática, tal como lo sorprende la
interceptación. Transcurrido un lapso variable, se reinicia la actividad, ya sea retomando y
terminando la acción suspendida por el trastorno, o bien., con mayor frecuencia, modificándose
totalmente la finalidad del acto inicial.

Ya nos hemos referido a la interceptación con motivo del estudio de las perturbaciones del
pensamiento. En realidad, esta manifestación cinética tiene su punto de partida en el mismo
trastorno del pensamiento, del que no constituye más que una objetivación motora puesto que la
actividad voluntaria es puesta en juego y dirigida por el pensamiento y las funciones psíquicas. El
funcionalismo mental canaliza una parte de la energía psíquica, encauzándola para la ejecución de
determinados actos que no son otra cosa que la expresión fiel del pensamiento. Prueba de esta
afirmación es la alteración cinética que nos ocupa pues, con su interrupción, está revelando la falta
de vigor de la idea directriz del pensamiento motivada por la obra destructiva de la esquizofrenia.
La interceptación cinética a la vez que traduce la indecisión reinante determina que el pensamiento
que se está objetivando en una manifestación motora sea bruscamente interrumpido y detenido en
su ejecución.

Es el caso de un enfermo que caminando hacia un punto determinado se detiene bruscamente


y permanece estático y perplejo, puesto que tiene conciencia de su trastorno; luego, impulsado
nuevamente por su pensamiento, reinicia la marcha que se hará en el mismo sentido cuando aquél
no fue totalmente anulado por la interceptación o, bien, en un sentido diferente cuando la
interceptación ha cambiado el curso del pensamiento.

Obedeciendo a este mecanismo patológico veremos a los esquizofrénicos detenerse


intempestivamente e interrumpir la ejecución de los más variados actos.

e) Negativismo: El negativismo consiste en una resistencia obstinada del enfermo ante cualquier
sugerencia para que cambie de actitud o efectúe cualquier movimiento.
Debe considerarse un negativismo pasivo cuando existe una oposición constante a la ejecución,
cualquiera sea la orden impartida. La actitud negativista, en estos casos, es terminante y bien
característica. El enfermo trata, por todos los medios de apartarse y de eludir teda sugerencia; es
suficiente que nos acerquemos para hablarle, lo que implica la posibilidad de una respuesta, para
que se aleje, se retraiga y rehuya todo contacto o proximidad.

Existe otra forma llamada negativismo activo, en cuyo caso el enfermo realiza actos o
movimientos distintos a los que se le han pedido u ordenado.

El negativismo, en cualquiera de sus formas, revela una profunda alteración de la actividad


voluntaria; pero, en ningún caso estamos autorizados para pensar que se trata de una debilitación
de la misma. Recordamos al respecto que, en algunos enfermos, el negativismo provoca intensas
reacciones que se oponen a la ejecución de la orden, exteriorizando una viva actitud de resistencia,
como sería, por ejemplo, la rigidez muscular. Es evidente que la voluntad desempeña en el
negativismo un importante papel, pero esto no es suficiente para responsabilizarla de la
perturbación. En realidad el trastorno es, originaria y fundamentalmente, una perturbación del
pensamiento y de la afectividad, con su equivalente en el orden voluntario como lo hemos descripto.

Pensamos que se trata de una reacción psíquica del enfermo que, desadaptado al ambiente,
extraña y huye del mismo por resultarle molesto cuanto de él provenga y haga referencia a su
persona. En apoyo de esta opinión es posible observar que toda actitud negativista refleja siempre
el desagrado del enfermo reforzado por la expresión fisonómica que ratifica la actitud. Llegamos así
a la conclusión de que la resistencia negativista tiene como causa un marcado sentimiento de
disgusto y fastidio.

f) Obediencia automática: La obediencia automática ha recibido también la denominación de


sugestibilidad, pero es, sobre todo, una obediencia pasiva.

Esta perturbación coloca al enfermo en una posición psíquica totalmente opuesta a la del
negativismo puesto que, en este caso, ejecuta de una manera automática y pasiva todos los actos y
movimientos que se le sugieran u ordenen.

En cuanto a su origen creemos que radica también en las alteraciones de la afectividad y del
pensamiento. Pero debemos tener en cuenta que, en oposición a lo que ocurre en el negativismo y
debido al profundo desinterés por cuanto le rodea en el ambiente, el enfermo se encuentra
impedido para engendrar ningún acto de resistencia y oposición a las sugerencias. Por el contrario,
es tan grande la pasividad que determina la indiferencia que la psique se torna extremadamente
permeable a toda sugerencia. En estas condiciones la energía psíquica no puede ser elaborada y
condicionada por el enfermo bajo la forma de actividad voluntaria, por cuanto el pobre calor
afectivo dispensado imposibilita generar el estímulo necesario, con lo que queda convertido en un
autómata librado a la voluntad de quien le ordene y dirija.

g) Flexibilidad aérea: Esta perturbación que se observa en los estados catatónicos, consiste en
una plasticidad especial de la musculatura estriada. Esa plasticidad procede de una blandura
particular de los músculos que da una extraordinaria flexibilidad a las distintas partes del cuerpo,
especialmente los miembros, dotados, por esta causa, de un exagerado tono postural. Resulta
entonces fácil la ejecución de movimientos pasivos, sólo se requiere vencer una suave resistencia
inicial semejante a la que ofrece la cera, de donde deriva la denominación con que se conoce este
síntoma.
Una vez superada esta primera resistencia se consigue, obrando suavemente, llevar los
miembros y la cabeza del enfermo a actitudes exageradas y extremas en las que persiste un tiempo
más o menos largo, al cabo del cual y por obra de la fatiga vuelven lentamente a retomar las
posiciones normales. Fierre Janet, quien reserva para esta perturbación la denominación de
catalepsia, sostiene que el enfermo retorna a la posición normal en cuanto deja de ser observado.

Hay enfermos que, ya sea por exceso de sugestibilidad o por obediencia pasiva, ceden fácilmente
a las maniobras que el médico realiza y, en oportunidades, posiblemente después de repetidos
exámenes, adoptan esas actitudes a la menor insinuación. La manifestación ha sido denominada
por Wernicke: Pseudoflexibilidad cérea. Estos casos no pertenecen en realidad al trastorno que
estudiamos; para distinguirlos es necesario tener en cuenta algunos caracteres semiológicos: 1) La
flexibilidad cérea nunca muestra espontaneidad, debe vencerse la pequeña resistencia citada para
la movilización pasiva. En la pseudoflexibilidad, en cambio, tal resistencia no existe; el enfermo
muestra de inmediato buena disposición para la ejecución del movimiento que el examinador
desea, anticipándose muy a menudo a esos deseos. 2) Para establecer la diferencia se recurre a la
maniobra propuesta por Bleuler, hábil por cuanto disimula la intención del médico. Consiste en
tomar el pulso del enfermo mientras se le conversa levantándole como distraídamente la mano y
abandonándola en esa posición luego de unos instantes. En caso de flexibilidad cérea, la mano
quedará en la posición en que el médico la abandona; si, por el contrario, se trata de una
pseudoflexibilidad la mano vuelve con toda naturalidad a su posición normal. 3) En la
pseudoflexibilidad se produce siempre la participación de la voluntad respondiendo a una intención
del enfermo, intención que, por otra parte, se revela en la expresión del rostro que demuestra que
el sujeto no es ajeno a lo que acontece. En la flexibilidad cérea, en cambio, la no participación
voluntaria se evidencia a través de ese "dejar hacer pasivamente" después de la débil resistencia
inicial, muy distinto por cierto, del dejar hacer voluntario que observamos en el primer caso. Además
en la flexibilidad cérea se puede comprobar que la voluntad se mantiene ajena al fenómeno, porque
la expresión del rostro refleja in-certidumbre, perplejidad, desconcierto, eliminando en esa forma
toda sospecha de colaboración del enfermo en la prueba. 4) En la flexibilidad cérea el retorno a la
posición normal se logra al cabo de un tiempo y por obra de la fatiga. En la pseudoflexibilidad, en
cambio, acontece el fenómeno observado por Janet: el enfermo vuelve a la posición normal cuando
deja de ser observado, lo que denota que participa activamente en el examen médico volviendo
voluntariamente a la posición normal cuando lo juzga oportuno. 5) Finalmente, en la flexibilidad
cérea cuando el médico hace ejecutar el movimiento pasivo, percibe a pesar de la blandura
muscular, la sensación de que es necesario realizar un esfuerzo para vencer el tono muscular. Esta
sensación no se experimenta en la pseudoflexibilidad en la que la participación voluntaria anula el
tono por la adecuación de los músculos antagonistas.

Lo mismo que las demás alteraciones esquizofrénicas, la flexibilidad cérea obedece en realidad
a una alteración del pensamiento y al refugio de la personalidad en el autismo, como consecuencia
de la desconexión y el desinterés por la vida de relación y por cuanto acontece fuera de su mundo,
aun cuando dicho acontecer incida directamente sobre su personalidad física. El autismo y el
desinterés anulan toda manifestación voluntaria capaz de oponer resistencia a las maniobras por
las que se investiga la flexibilidad cérea.

h) Risas inmotivadas: Son las risas o sonrisas intempestivas de los esquizofrénicos que no parecen
tener justificación ni razón de ser. Efectivamente, se producen en circunstancias inoportunas, por
lo que algunos autores prefieren denominarlas risas inadecuadas, debida a su falta de adecuación
al momento. De esta manera no se descarta la posibilidad de que exista un motivo para tales risas
puesto que, al vivir el esquizofrénico su vida interior sin interés por lo ambiental, puede tener una
causa oculta, desconocida para el médico, que justifique esa manifestación.

i) Perturbaciones del lenguaje: Entre las alteraciones de la esfera activa, merecen especial
atención las perturbaciones del lenguaje.

De una manera general, estas alteraciones tienen su origen real en los trastornos del
pensamiento provocando, secundariamente, modificaciones sobre la actividad voluntaria.

Lo primero que llama la atención, salvo excepciones, es que los esquizofrénicos hablan en voz
baja, monótona y que contestan con monosílabos. Estas características son la expresión de la falta
de interés del enfermo por sostener la conversación, y denotan el disgusto que le causa tener que
prestar atención al interlocutor. Por carecer de calor afectivo el lenguaje se torna monótono, faltan
los tonos, inflexiones y modulaciones de la voz propias de las personas normales, que no sólo
expresan los estados de ánimo predominantes sino que llegan a constituir características
personales.

A través del lenguaje también es posible comprobar amaneramiento, infantilismo, o actitudes


declamatorias, como ocurre en las formas bebe-frénicas o de excitación.

Entre las alteraciones psicológicas más importantes que se pueden hallar en el lenguaje
esquizofrénico figuran:

a) Verbigeración: Es un trastorno que comienza siempre por la "estereotipia del lenguaje"; ésta
consiste en la repetición de palabras o frases, que se intercalan en la conversación en forma
incoherente, sin sentido y carente de lógica. Cuando la repetición de esas frases estereotipadas o
fragmentos de las mismas continúa durante un tiempo más o menos largo, el trastorno se denomina
verbigeración.

b) Jergafasia: También conocida por esquizofasia; constituye un grave trastorno del lenguaje
esquizofrénico, confuso, incoherente, exponente de la disociación asociativa y de la disgregación
del pensamiento En su génesis debemos tener en cuenta, además de la disociación asociativa, la
confluencia de los neologismos y otras alteraciones del lenguaje como la estereotipia y la
verbigeración; factores que determinan una sucesión interminable de palabras que no guardan
entre sí ninguna relación, como si irrumpieran en la conciencia en forma brusca, desordenada,
descontrolada y de manera automática. Recurriendo a una forma gráfica de expresión diremos que
todo ocurre como si el bagaje total del lenguaje personal fuera sometido a una intensa mezcla
dentro de un recipiente y luego volcado a la conciencia para su expresión verbal. Los alemanes, con
una expresión muy explícita, han llamado a este trastorno ensalada de palabras.

La jergafasia o esquizofasia puede ser un trastorno permanente, como ocurre en algunos


esquizofrénicos ya muy disgregados y dementizados, o transitorio, como sucede cuando los
enfermos se excitan o cuando exponen sus concepciones delirantes.

c) Neologismos: Los neologismos de los esquizofrénicos son vocablos creados por el enfermo; se
suponen provistos de un significado para él pero son la mayoría de las veces, totalmente absurdos
e incomprensibles para nuestro léxico normal. En algunas oportunidades los neologismos son
comprensibles, percibiéndose a través de ellos lo que el enfermo desea expresar.
Aclaramos que el vocablo neologismo no solamente debe entenderse como palabra
neoformada, sino también, como ciertas formas especiales de expresión verbal, y asimismo como
extravagantes construcciones gramaticales y deformaciones de las palabras por inadecuada
acentuación.

La causa de la formación de estos neologismos son múltiples y variadas. A menudo es una forma
de concretar el pensamiento mediante la conjunción de dos o más términos conocidos; otras veces
el neologismo tiene por objeto la expresión de pensamientos originados en las extrañas
percepciones captadas en el mundo creado por el enfermo, en el que el lenguaje adquiere también
una significación diferente. En menor escala, y siempre asociados a los mecanismos anteriores,
debemos considerar a la perseveración del lenguaje, a las estereotipias, a la necesidad de expresar
adecuadamente las ideas extravagantes, así como a la tendencia a la teatralidad que se observa en
algunos casos. Interesa recordar que, con mucha frecuencia, los neologismos esquizofrénicos
surgen de asociaciones incoherentes realizadas en cualquier momento, siendo éstos los que carecen
de toda significación.

d) Musitaciones: Es un signo de observación muy frecuente en los esquizofrénicos; el enfermo


habla en voz baja y murmura sordamente.

e) Monólogos: De menor frecuencia que el signo anterior. El enfermo habla en voz alta,
efectuando ademanes como si se dirigiera a un público imaginario.

f) Mutismo: Esta alteración del lenguaje tiene gran importancia, no sólo por sus características
psicológicas sino por la frecuencia con que se la observa en estos enfermos. Este silencio del
lenguaje oral aparece en cualquier momento de la evolución de la enfermedad, aparentemente de
la manera más arbitraria, en forma brusca, intempestiva, persistiendo por espacio de días, semanas,
meses o años, hasta que, también en forma repentina, el sujeto abandona su mutismo volviendo a
conversar de la manera más natural.

Es ésta una manifestación más de la discordancia de la mente, y una prueba evidente de. que la
voluntad no padece el déficit que a menudo se le quiere asignar. Efectivamente, aun cuando el
enfermo puede hablar, puesto que no padece ninguna alteración orgánica que se lo impida, será
completamente negativo todo esfuerzo o insinuación para lograr vencer su silencio. El enfermo no
habla porque no quiere hacerlo. Además observamos una forma del mutismo que se ha llamado
"electivo", el que únicamente se hace evidente en presencia de algunas personas mientras que, con
otras, el enfermo emplea su lenguaje oral. Tenemos así pruebas de que no sólo persiste la actividad
voluntaria sino que existen corrientes afectivas que determinan la actitud del paciente.

Nosotros no compartimos la opinión de quienes sostienen que el enfermo no habla "porque no


tiene nada que decir". Esto solamente es aceptable tratándose de las propias elucubraciones,
cuando se halla absorto en su mundo sin conexión con el mundo real. Pero la situación no es la
misma frente a una persona que le habla y requiere una contestación; en este caso el enfermo no
quiere hablar, su silencio es voluntario puesto que comprende exactamente lo que se le dice.

A nuestro juicio el mutismo no es otra cosa que una forma más de exteriorización del
negativismo. En efecto, observando a un esquizofrénico en mutismo veremos que se opone
sistemáticamente a toda sugerencia por parte del interlocutor. En tal caso debemos admitir la
intervención de la afectividad y de la voluntad, pero siempre al servicio del pensamiento en su curso
desordenado y discontinuo, que desambienta al enfermo haciéndolo reaccionar en forma
desacostumbrada ante los estímulos del mundo real.

109 Perturbaciones somáticas: El estudio de las perturbaciones somáticas es un aspecto de la


esquizofrenia generalmente poco tenido en cuenta, perturbaciones que, si bien en algunos casos,
son de escasa trascendencia en no pocas oportunidades son bien notorias y numerosas.

Corresponde dejar constancia que algunos autores confieren particular importancia a estas
alteraciones físicas, sobre todo desde el punto de vista etiopatogénico y aún con miras a una
terapéutica racional.

Las principales alteraciones se reúnen en dos grupos, las neurovegetativas y las neurológicas.

ALTERACIONES NEUROVEGETATIVAS :

a) Aparato circulatorio: Es frecuente una ligera bradicardia e hipotensión. Lo más visible son los
trastornos vasomotores, como la cianosis e hipotermia de las extremidades. Interesa señalar la
relativa frecuencia con que se observan edemas, o mejor dicho, pseudoedemas de las extremidades,
en relación con los estados demenciales y estuporosos de la afección. No se produce el signo del
godet, lo que establece el distingo con los edemas comunes. Generalmente se observa en el dorso
de los pies y a veces de las manos. No se relaciona con fenómenos de estasis circulatorios, en cambio
parecen depender directamente del estado mental que presenta el enfermo; tan es así que el
trastorno desaparece con sólo pasar el enfermo del estado estuporoso al de excitación.

b) Aparatos glandulares: Entre los trastornos glandulares dignos de mencionar figuran:


amenorreas, a veces rebeldes; en ocasiones sialorrea; hiperhidrosis, acompañada de olor particular
que exhalan estos enfermos. Con bastante frecuencia seborrea, bien evidente en la piel de la cara.

c) Aparato digestivo: Suele observarse anorexia; también constipación, alternando con despeños
diarreicos. No es rara la insuficiencia hepática.

d) Alteraciones metabólicas: Se manifiestan con alternativas en el aumento y disminución del


peso corporal.

e) Aparato respiratorio: Puede padecer alteraciones de carácter general que determinan una
insuficiencia o disminución de la función. La respiración es incompleta y muy superficial, con
imperfecta hematosis y las consecuencias consiguientes.

ALTERACIONES NEUROLÓGICAS:

En general los reflejos tendinosos y cutáneos se mantienen normales. Sin embargo pueden
producirse modificaciones en los estados catatónicos de la esquizofrenia, observándose gran viveza
en los reflejos tendinosos, muy especialmente del rotuliano.
También se observan temblores y sacudidas musculares de la cara, con preferencia a nivel del
orbicular de los párpados.

Finalmente son interesantes las modificaciones que sufren los reflejos pupilares. Lo primero que
llama la atención es una relativa fijeza pupilar, con ausencia de reacción a los estímulos dolorosos.
En general todas las reacciones pupilares se efectúan lentamente; los reflejos a la luz y a la
acomodación son perezosos.

Periodo terminal

La transición entre el período de estado y el terminal se hace de una manera lenta y progresiva.
La etapa final está caracterizada por la acentuación paulatina de una particular debilitación psíquica,
hasta culminar en lo que se ha llamado: demencia esquizofrenia. Esta denominación debe aceptarse
con ciertas reservas, desde el momento que siempre es posible diferenciarla de las restantes formas
de demencias por la idiosincrasia de sus caracteres. En efecto, si bien no se puede negar que la
psique se entorpece cada vez más, tampoco se puede ignorar que existen altos y bajos notables
respecto a la brillantez de la psique en este período. Ésta es la razón por la que ya hemos expresado
que el término demencia resulta inapropiado para la esquizofrenia, prefiriendo el de "defecto
esquizofrénico" creado por Berze.

Una vez más se refirma el acierto de Chaslin cuando llamó a esta enfermedad: locura
discordante, puesto que tal discordancia se evidencia aún en la sintomatología de la etapa final.

Es indudable que, desde el punto de vista general y global, la capacidad intelectual está
disminuida, pero a poco que nos detengamos a observar comprobamos que, más que déficit
intelectual, se acentúa la incapacidad para la elaboración del pensamiento lógico, que se torna cada
vez más absurdo e incomprensible. Esto significa que la perturbación no tiene su origen en el déficit
más o menos grave de las funciones psíquicas, las que dan muestras de una relativa integridad aún
en períodos avanzados de la evolución. La falla reside en los mecanismos funcionales más elevados,
de mayor sutileza y complejidad, que intervienen en última instancia en las elaboraciones psíquicas.
Ésta es posiblemente la razón por la cual, en la llamada demencia esquizofrénica, no se encuentran
las lesiones anatopatológicas indispensables para poder afirmar una verdadera demencia, en
cambio inclina la opinión a favor del defecto esquizofrénico que, de acuerdo con lo expresado, sería
el resultado de una exageración del disloque psíquico a que hicimos referencia en el período de
estado de la enfermedad.

En apoyo de lo que decimos, la integridad de la memoria de evocación, aun en los estadios


finales, parece demostrar la falta de lesiones orgánicas groseras, como asimismo la fijación de
ciertos hechos que no sospechábamos que pudieran haberse registrado nos evidencian que el
substrato anatómico de la psique persiste sin mayores alteraciones. Estas circunstancias no se hallan
nunca en otros estados demenciales, en los que la destrucción orgánica es la causante directa del
déficit mnemónico, síntoma de gran predominancia en los mismos.

Otro tanto acontece en el terreno activo-afectivo que no está tan empobrecido como aparenta
a primera vista; por obra de la desarmonía reinante la actividad y la afectividad se encuentran
desviadas hacia un nuevo mundo de valores, el mundo esquizofrénico en el que vive el enfermo.
Por lo tanto al abordar el estudio de la demencia esquizofrénica o, con mayor propiedad, defecto
esquizofrénico, debemos inclinarnos a pensar que el torno obedece en gran parte a la
desadaptación completa del enfermo al medio, así como a los fenómenos de readaptación al nuevo
medio que lo conduce al autismo y la introversión.

Desde este punto de vista nos será dado comprobar las discordancias a que hace referencia
Chaslin; es el caso de un enfermo que en autismo muestra la apariencia de una profunda pobreza
mental, y en otros momentos, generalmente fugaces, en que es atraído por determinados estímulos
sale del mundo autista mostrando viveza y cierto grado de luminosidad, con lo que anula la primera
apariencia demencial.

Éstas son las causas del desconcierto reinante con respecto a la actividad y energía psíquica del
período terminal, completamente anárquicas tanto en el orden intelectual como en el activo-
afectivo.

Formas clínicas

De una manera general, se está de acuerdo en establecer cuatro formas clínicas de la


esquizofrenia, teniendo en cuenta para ello la configuración de diversos cuadros clínicos por
constelaciones de síntomas, que se agregan a los fundamentales que caracterizan a la enfermedad:
1º) Forma hebefrénica.
2º) Forma catatónica.
3º) Forma paranoide.
4º) Forma simple.

1º) Forma hebefrénica:

En la forma hebefrénica la constelación de síntomas agregados produce cuadros de excitación y


depresión psicomotriz, razón por la que suele llamársela forma cíclica o distímica de la
esquizofrenia.

La hebefrenia, como ha sido designada por Kahlbaum en 1863, debe su nombre a Hebe, diosa de
la juventud de la mitología griega. En efecto, es la forma de aparición más prematura, su ruidosa
sintomatología hace eclosión en plena pubertad, de cuya característica se embebe en gran parte el
cuadro patológico.

Es frecuente que esta forma clínica se presente con los caracteres de la excitación psicomotriz;
pero es posible también entresacar síntomas de gran valor que permiten deslindar a otros cuadros
de excitación.

Llama la atención, en primer término, la euforia que se presenta con modalidades peculiares. Es
manifiesta la falta de viveza y de picardía con doble intención que caracteriza a la euforia del
maníaco y de otros excitados. Se trata de una euforia vacía de intención: los chistes, cuando los hay,
son insulsos, carentes de gracia, incapaces de estimular a los demás; existe gran puerilidad en todas
las manifestaciones de la euforia de estos esquizofrénicos. Esta puerilidad no obedece a una
debilitación, desde el momento que es una forma de comienzo; es propia de la edad de esos
enfermos, generalmente púberes, que aún no han dejado de ser niños.

Entre otros caracteres de esta excitación hebefrénica se observan: I1?) Gran tendencia a la
teatrabilidad en todos sus actos y manifestaciones; actitudes y ademanes patéticos sin real
repercusión emocional; una profusa verborrea, un lenguaje rebuscado y con actitud declamatoria
pero viciado de vacuidad y carente de sentido lógico. 29) Paralelamente a la excitación realizan actos
extravagantes y gesticulaciones variadas. 3°) Algunas veces pueden producirse estados
alucínatenos, los que contribuyen a aumentar la excitación y dan lugar a reacciones impulsivas, en
cuyo caso pueden destruir cuanto hallan a mano y hasta cometer actos de agresión contra otras
personas. 4°) Ese estado de gran inestabilidad psíquica provoca, muy a menudo, risas y llantos que
aparentemente carecen de causa. 5°) Los cuadros de excitación pueden alternar con otros de
marcada depresión; con tristeza y angustia. Es posible que la depresión tenga su origen en la
preocupación del enfermo por las extrañas sensaciones que produce la cinestesia alterada, que les
da la impresión de cambio desagradable y de transformación de la personalidad.

2º) Forma cataiónica:

La forma catatónica de la esquizofrenia muestra un marcado predominio de síntomas motores


de características catatónicas, por lo que también se la designa: "forma motora".

La mayor parte de los síntomas catatónicos enumerados al ocuparnos de los trastornos de la


esfera activa de la psique son los que caracterizan a esta forma clínica. Los más frecuentes son: la
interceptación cinética, también llamada aquinesia o clausura motriz; la flexibilidad cérea, la
obediencia pasiva, todas las manifestaciones del negativismo, las estereotipias, amaneramientos y
extravagancias. Pero, dentro del conjunto de síntomas catatónicos, lo que domina el cuadro clínico
es el llamado estupor catatónico de los esquizofrénicos.

El estupor esquizofrénico presenta los siguientes rasgos: el enfermo inmóvil durante horas, y aún
meses; en mutismo, con facie inexpresiva, a menudo con rigidez generalizada a todo el cuerpo, que
persiste indefinidamente en actitudes forzadas tomando el aspecto que se ha llamado de estatua
egipcia.

En un examen más minucioso del estupor esquizofrénico se comprueba, de inmediato, la


inoperancia de cuanto estímulo se haga actuar sobre el enfermo, pues aun recurriendo a estímulos
dolorosos no intenta ningún acto defensivo; sólo se observan esbozos de muecas que traducen el
desagrado.

En algunos casos se comprueba hipotonía del sistema muscular, permaneciendo los enfermos
en cama, con gran relajación, en la mayor indiferencia, defecando y orinando en el mismo lecho. Lo
más frecuente, sin embargo, es la rigidez muscular generalizada que da al enfermo el aspecto de
una tabla; se le puede levantar como si fuera un block y con mucha dificultad se lo mantiene de pie,
porque la rigidez hace muy inestable el equilibrio. También es frecuente y característica una posición
que adoptan en la cama, con su actitud estatuaria, teniendo la cabeza levantada fuera de todo
contacto con la almohada.
Este estupor tiene una duración caprichosa, desde algunas horas a varios días y aún semanas;
pero puede ceder en forma brusca y repentina. El enfermo sale de su estupor súbitamente,
reaccionando ante uno de los tantos estímulos que hasta ese momento habían sido ineficaces. La
reacción es, a veces, ajena a todo estímulo, en forma impulsiva y ex abrupta, con una agresión
acompañada de gritos destemplados y guturales. Después de estos episodios pasajeros y fugaces
puede volver a caer en el estupor o, de lo contrario, continuar de una manera prolongada en esa
excitación, cayendo en un nuevo estado conocido con el nombre de excitación catatónica, que
constituye una nueva manifestación de la catatonía. En esas condiciones el enfermo es presa de una
gran agitación, grita, se mueve, golpea y rompe cuanto encuentra en torno suyo. Estas crisis también
se interrumpen bruscamente, pudiendo entrar de nuevo en el estupor esquizofrénico.

En cuanto a las causas determinantes del estupor, como de las restantes manifestaciones
catatónicas, pensamos, en oposición a quienes sostienen que todo ello carece de un motivo
psicológico, que más allá de esa aparente pobreza existe una actividad psíquica no expresada, pero
revelada a través de las múltiples manifestaciones patológicas que hemos estudiado;
pseudopercepciones, sensaciones de cambio y de transformación de la personalidad, ideas de
influencia, con la extrañeza y la angustia consiguientes. Secundariamente sobreviene el aislamiento
del enfermo, cuya actividad psíquica se empobrece con respecto a la vida de relación al romperse
el equilibrio entre los dos mundos, el real y el esquizofrénico. En forma paulatina y progresiva, por
acentuación de la extrañeza y la angustia, el enfermo se sume en el estupor, el que no resulta,
entonces, carente de causa psicológica, sino ricamente precedido y alimentado por los motivos
citados.

3º) Forma paranoide:

La esquizofrenia paranoide es la forma clínica que hace irrupción a una edad más avanzada que
las anteriores, entre los 25 y 30 años.

Además de las características comunes a todas las formas clínicas, presenta características
peculiares impresas por la edad de aparición; pero lo que realmente la individualiza es el predominio
notable de las ideas delirantes. La actividad delirante la vemos esbozada, como sabemos, en todas
las formas clínicas, pero, en este caso, no se trata de ideas delirantes sueltas y deshilvanadas propias
de la generalidad de los esquizofrénicos, sino que las ideas se organizan constituyendo delirios. Así
es como la actividad delirante de la forma paranoide se insinúa con mucha mayor nitidez,
alcanzando al mismo tiempo una mayor duración, aun cuando su supervivencia sea precaria y se
borre y desdibuje con el andar del tiempo y el progreso de la enfermedad.

En esta forma clínica además de las ideas de autorreferencia, de desconfianza y de influencia,


comunes a todos los esquizofrénicos, hallamos ideas de perjuicio y de persecución, que son las que
le dan el verdadero matiz delirante. Suelen encontrarse además ideas hipocondríacas, místicas y
megalómanas.

Con respecto a las características de los delirios paranoides no hay que olvidar la pobre
envergadura y escaso arraigo de los mismos. Los motivos debemos buscarlos en la poca repercusión
afectiva, consecuencia de la escisión y derrumbe de la psique que culmina en la demencia o defecto
esquizofrénico. Por consiguiente, el delirio paranoide no es otra cosa que un síntoma más que se
agrega al cortejo sintomático, de por sí ya serio y complejo, que integra el cuadro esquizofrénico.
Por estas razones, a medida que avanza la enfermedad, asistimos al empobrecimiento y
extinción del delirio. Su duración es efímera, pues desaparece cediendo paso al cuadro demencial.
El enfermo se aisla siempre más; aparecen las musitaciones, soliloquios, neologismos, jergafasia,
disociación y disgregación del pensamiento. Así se insinúa la etapa final de la afección.

4º) Forma simple:

La forma demencial simple es llamada así, porque su característica es la debilitación blogal de la


psique desde su iniciación. La debilitación se hace en forma progresiva y rápida, sin remisiones en
su evolución, al ex i irme que, después de uno o dos años, encontramos enfermos jóvenes con las
funciones psíquicas totalmente debilitadas.

La generalidad de las veces estos enfermos ostentaron una psique de trayectoria destacada y
aun brillante. En plena marcha de su desarrollo mental hizo irrupción la enfermedad y, desde ese
momento, se empañó rápidamente el brillo y la luminosidad de una personalidad cuyo progreso
quedó detenido. Así se inicia la regresión mental, con la aparición de toda la sintomatología que
caracteriza a la esquizofrenia.

Llama particularmente la atención el gran embotamiento afectivo, así como la marcada inercia y
la apatía. La gran indiferencia afectiva y la marcada hipobulia dominan el cuadro. Se manifiesta un
acentuado desgano para el trabajo y el estudio, que son abandonados, y se observa la pérdida de
toda iniciativa.

El rostro muestra una expresión estúpida, de ausencia y ensimismamiento; parece haberse


extinguido la llama de la afectividad y de la voluntad, arrastrando hacia el ocaso a una inteligencia
a menudo brillante en los comienzos de la vida.

Diagnóstico

Siendo el cuadro esquizofrénico él de mayor riqueza y complejidad de síntomas, es necesario,


sobre todo en los comienzos de la enfermedad, extremar todos los recursos para no incurrir en
errores de diagnóstico. Errores que son frecuentes y fáciles de cometer puesto que la esquizofrenia,
en su comienzo, puede aparentar cualquier cuadro psiquiátrico dado que sus síntomas no son
exclusivos y patognomónicos. Será necesario, por consiguiente, establecer muy a menudo variados
diagnósticos diferenciales.

Consideraremos aquellos que son más importantes, por el hecho de ser los que más a menudo
presentan problemas a resolver.

1º) HISTERIA:

Algunos comienzos esquizofrénicos pueden confundirse con la histeria, especialmente las formas
hebefrénicas y catatónicas, porque los enfermos adoptan actitudes de gran teatralidad que pueden
inducir a error atribuyéndolas a una reacción histérica. Cuando se trata de una esquizofrenia la
diferenciación debe fundamentarse en la falta de intención y en el gran desorden con que se
producen todas sus manifestaciones, prueba de la ruptura del equilibrio psíquico por lo que el
enfermo no llega a ninguna conclusión desarrollándose en vano toda su actividad.

En la histeria, por el contrario, la teatralidad es puesta en juego por estados emocionales


desplacenteros, alimentados por situaciones rHpiril.ua-les bien definidas que denotan
insatisfacción, disconformidad o disgusto por algo que se apetece y que no se logra. En
consecuencia, en las reacciones histéricas se persigue un fin determinado que deja en descubierto
la intención del enfermo; por otra parte, el desorden es sólo aparente y causado por la violencia de
las reacciones o por el deseo de producir alarma y desconcierto en quienes le asisten a fin de lograr
la satisfacción de sus deseos. Existe pues un plan elaborado a priori, cosa que nunca se observa en
la esquizofrenia.

2º) NEURASTENIA:

El comienzo de la enfermedad puede confundirse también con la neurastenia, debido a las


alteraciones, de la cenestesia general que provoca, en ambos casos, cuadros hipocondríacos.

Las diferencias entre ambos cuadros son las siguientes: El neurasté-aico manifiesta gran
preocupación y reiterados temores con respecto a su salud, agotamiento físico y psíquico, refiriendo
sus males a determinados órganos y aparatos de la economía; concurre al médico en procura de
alivio y a fin de recabar una explicación para los males que lo atormentan y angustian. A menudo
trata de explicarse él mismo, en una forma lógica, las causas de su malestar.

En el esquizofrénico, las perturbaciones cenestésicas se caracterizan por provocar desconcierto,


desasosiego, y sentimientos de extrañeza. En ese estado realiza interpretaciones absurdas que lo
inducen a atribuir sus perturbaciones a cambios y transformaciones que se han operado en su
persona por influencias extrañas procedentes desde el exterior. Esto coloca al esquizofrénico en el
campo de la alienación puesto que ha perdido su autonomía psíquica; el neurasténico, en cambio,
busca la explicación de sus males en el terreno de lo lógico y de lo probable asignándose tal o cual
enfermedad, pero no pasa de presunciones o temores, es decir, que no ha perdido el control o
autonomía psíquica y, por ende, no es un alienado.

3º) MANÍA:

El error de diagnóstico entre manía y esquizofrenia es factible en presencia de la forma


hebefrénica o de excitación.

La excitación y la euforia del maníaco entrañan siempre la existencia de una personalidad con
una intensa vida afectiva y emocional en extroversión. El maníaco es siempre de gran vivacidad,
incisivo, punzante, mordaz, irónico, confianzudo, maligno, colérico y erótico. Además puede
padecer de fuga de ideas, pero nunca de incoherencia asociativa.
En el esquizofrénico, la euforia deja traslucir un fondo de pobreza y de puerilidad, las
elaboraciones y los contenidos psíquicos ponen de relieve una precaria mentalidad. Falta la
vivacidad y la riqueza emocional que vuelca el maníaco en todos sus actos. Se trata de una euforia
y una excitación carentes de intención. Todo es enmarañado e incapaz de hallar eco en las demás
personas-; además el esquizofrénico padece de disgregación de su pensamiento, lo que no se
observa en el maníaco.

4º) ESTUPOR MELANCÓLICO:

En ocasiones puede ser necesario establecer el diagnóstico diferencial entre el estupor que se
observa en las formas catatónicas de la esquizofrenia y la melancolía estuporosa.

El estupor melancólico va siempre precedido por un gran dolor moral, que se refleja en el rostro
a través de una expresión de tristeza muchas veces acompañada de lágrimas. Todo revela una
intensa vida afectiva, cuya exaltación produce la inhibición del resto de la actividad psíquica y
motriz. Sin embargo, cuando se habla y se estimula al enfermo se verá que intenta una respuesta
emitiendo, al mismo tiempo, alguna queja o suspiro.

En el estupor catatónico no existe dolor moral, pero no podemos considerarla carente de motivo,
tal como algunos suponen. La causa debe buscarse en la ruptura del equilibrio psíquico y en la
creación del mundo esquizofrénico, que lo hace autista y lo angustia hasta llegar al estupor. La facie
refleja indiferencia; el enfermo no reacciona ante ningún estímulo, ni aún ante los dolorosos. Es tan
grande la indiferencia que todo indicio de vida afectiva parece anulado.

5º) CONFUSIÓN MENTAL:

El comienzo de aquellas formas de esquizofrenia que irrumpen a la manera de la confusión


mental puede inducir a un error de diagnóstico al confundírselas con esta última.

Por lo general, en la esquizofrenia faltan los antecedentes tóxicos e infecciosos; el estado físico,
si bien deficiente, nunca es tan precario como en la confusión mental. El confuso está globalmente
desorientado, pero trata por todos los medios de ubicarse y comprender lo que le acontece,
demostrando así, aunque fatigable, el juego "de la actividad voluntaria. La merma de la voluntad en
el esquizofrénico está en relación con la falta de interés por lo ambiental; se desorienta en el tiempo
porque se despreocupa de su transcurso; el resto de su orientación es correcta.

Para terminar con todo lo atinente a los diagnósticos diferenciales debemos recordar que existen
numerosas características particulares para cada caso. Así se nos podrán plantear diferentes
interrogantes que deberán ser evacuados, en -cada caso, de acuerdo con los elementos de juicio
que nos ofrezca el examen del enfermo.
Evolución y pronóstico

La evolución de la esquizofrenia es muy variable, aunque siempre presenta las características


generales de una afección crónica a pesar de las formas de comienzo más o menos intempestivas.

En primer lugar, la evolución y el pronóstico varían según la forma clínica que debamos
considerar.

1º) En la esquizofrenia simple se produce una rápida y progresiva debilitación global de la psique,
en una marcha continuada sin alternativas ni remisiones. Es la forma de pronóstico más grave, desde
que el compromiso psíquico es mayor, insinuándose la demencia o defecto esquizofrénico en plena
juventud.

2º) En las restantes formas clínicas de la enfermedad la evolución se hace mucho más
lentamente, en forma irregular y por brotes sucesivos. Estos brotes evolutivos se hallan separados
por períodos de calma, con atenuación general de todos los síntomas, constituyendo francas
remisiones de la afección.

Las remisiones son incompletas porque, si bien desaparecen los síntomas más ruidosos y
llamativos, subsisten los de debilitación psíquica, más o menos marcados según sea el grado de
evolución alcanzado por la enfermedad. La duración de las remisiones puede abarcar desde algunos
meses hasta varios años, reintegrándose el enfermo al seno de la familia y al medio social. El número
de las reuniones también es variable, según sea la forma clínica o de un enfermo a otro.

Respecto a las remisiones completas, o sea equivalentes a verdaderas curaciones, muchos


autores insisten en la realidad de su- existencia. Nosotros creemos que la curación definitiva de la
esquizofrenia es un hecho que aún se halla en el terreno de lo excepcional y que, si esto es posible,
sólo lo es para las esquizofrenias reactivas y sintomáticas. Se trata, en estos casos, de cuadros
esquizofrénicos de naturaleza psicógena, debidos a la reacción frente a factores desencadenantes
de orden psíquico, o bien provocados por afecciones de orden general.

3º) En la esquizofrenia paranoide las remisiones son contadas, por lo general una o dos. Es
frecuente que el primer brote ceda con rapidez a la acción terapéutica, con reintegración del
enfermo a la sociedad. Pero después de un tiempo variable, se produce el segundo brote del que ya
es muy difícil obtener una segunda remisión. De cualquier modo, si ésta se produjera, a partir del
tercer brote del proceso avanza ininterrumpidamente hasta la destrucción de la personalidad.

El pronóstico de la esquizofrenia paranoide implica siempre gravedad, aun cuando la evolución


se haga más lentamente y la lucidez mental se conserve por mucho tiempo, desde el momento que,
en forma ineludible, se llega a la disgregación y a la demencia o defecto esquizofrénico.

4º) En las esquizofrenias hebefrénica y catatónica, suelen observarse numerosas remisiones, a


menudo por largos períodos de tiempo. El compromiso de la psique al comienzo es leve,
intensificándose en forma paulatina y lenta a través del tiempo, por la sucesión de brotes y
remisiones. Éstas son las causas por las que se considera, generalmente, que estas formas de
esquizofrenias tienen un pronóstico menos grave.
En definitiva, y de una manera general, consideramos que el pronóstico de la esquizofrenia es
siempre grave, no por lo que atañe a la vida del enfermo sino por el déficit psíquico progresivo e
imposible de evitar, cualquiera sea la magnitud del tiempo en que el proceso haga su evolución.

Tratamiento

En concordancia con el desconocimiento imperante con respecto u In etiopatogenia de la


esquizofrenia, hasta el momento actual, es imposible instituir una terapéutica racional y específica.

Ante la presunción de un mal de naturaleza orgánica lógico es que se estimen como tratamientos
de elección aquellos que son considerados de acción biológica. Aun cuando no conocemos el
mecanismo íntimo por el cual obran, creemos que su acción se ejerce sobre el supuesto substrato
anatómico de la enfermedad.

A continuación enunciaremos los principales tratamientos empleado*, comenzando por los


biológicos y siguiendo un riguroso orden de importancia.

1º) Tratamiento de Sake

Consiste en administrar dosis diarias y crecientes de insulina hasta lograr el coma hipoglucémico.
Con este tratamiento se obra especialmente a nivel de la corteza cerebral y de los centros nerviosos
del diencéfalo.

El tratamiento de Sakel se ha convertido en el de elección, por HU mayor eficacia. Se efectúan


corrientemente entre 25 y 30 comas. Insistiremos sobre el mismo, cuando nos ocupemos de los
"tratamientos psiquiátricos".

2º) Tratamiento de Cerletti y Bini:

Consiste en la convulsoterapia física mediante la aplicación del electroshock. Se emplearán,


según los casos, entre 10 y 15 aplicaciones.

3º) Tratamiento de von Medurta:

Es una forma de convulsoterapia, pero realizada por medios químicos. Se lleva a cabo mediante
inyecciones endovenosas de cardiazol o metrazol. Se efectúan de 10 a 15 crisis convulsivas.
4º) Tratamientos combinados:

Entre los tratamientos biológicos combinados, el de más frecuente aplicación es el de Sakel en


combinación con crisis convulsivas por cardiazol o electroshock.

También se emplea el de la piretoterapia con el electroshock.

5º) Tratamiento de Fiamberti:

Mediante inyecciones endovenosas de una solución acuosa de acetil-colina: se busca la reacción


vascular del cerebro para remediar la falta de ectilcolina en las sinapsis cerebrales colinérgicas.

6º) Tratamientos opoterápicos:

Dadas las importantes relaciones de la esquizofrenia con las perturbaciones de naturaleza


hormonal, especialmente en la época de la pubertad, estos tratamientos deben intentarse siempre.

7º) Tratamiento quirúrgico:

Mediante la lobotomía frontal. Se recurre a ellos en los casos de grandes impulsiones que
resisten a otros tratamientos.

8º) Tratamiento psicoterápico:

Es muy importante como coadyuvante de los tratamientos biológicos; no debe omitírselos.

9º) Laborterapia:

Importante método terapéutico a seguir cuando el enfermo comienza a mejorar por obra de los
anteriores tratamientos. Debe ocuparse el enfermo en algún trabajo estimulando siempre su
voluntad.

10º) "Psicodrogas":

Actualmente se ha logrado un importante adelanto en el tratamiento de la esquizofrenia, gracias


al advenimiento de las psicodrogas. Se emplean numerosos fármacos, sin embargo, los mejores
resultados se han obtenido con el empleo de la cloropromacina.
Los mejores resultados se han conseguido con dosis progresivas hasta llegar a la "impregnación
con la droga"; la que es revelada por la aparición de signos de parkinsonismo, que indican la
intoxicación. Esta dosis varía de un enfermo a otro, dependiendo de idiosincrasias personales.

El estado de impregnación se mantiene por espacio de ocho a diez días, luego comienza el
descenso en forma gradual hasta llegar a 200 miligramos diarios, que constituye la "dosis de
mantenimiento", con la que debe insistirse por un tiempo muy prolongado. Mediante este
tratamiento se logra recuperar y mantener la integridad y unidad de la psique, que se ha perdido en
la esquizofrenia.
RESUMEN

SÍNDROME ESQUIZOFRÉNICO

1º) 1672, Willis: Estupidez o morosidad. 2º) 1809, Pinel: Formas de idiotismo. 3º)
1814, Esquirol Demencia crónica. 4º) 1851, Morel: Demencia precoz. 5º) 1863,
Historia y
Kahlbaum: Hebefrenia. 6º) 1874, Kahlbaum: Catatonía. 7º) 1896. Kraepelin: Retoma
denominaciones
el término: Demencia precoz. 8º) 1911, Bleuler: Esquizofrenia. 9º) 1912, Chaslin:
Locura discordante.
1º) Herencia: Según Rüdin es de tipo recesivo irregular. En general existe gran
heterogeneidad: a) Frecuencia de personalidades psicopáticas en las familias, b) De
padres enfermos hijos sanos y viceversa, c) Otras veces se transmite respetando una
generación.
Etiología y
2º) Edad: Edad juvenil. Pubertad. Entre los 14 y 20 años. La forma paranoide es
patogenia
más tardía; entre 25 y 30 años.
3º) Sexo: Igual frecuencia en ambos sexos.
4º) Teorías patogénicas: a) Teoría endocrina, b) Teoría de la disfunción
metabólica. c) Teoría infecciosa.
Lesiones macroscópicas: No se conocen.
Anatomía Lesiones microscópicas: (presumibles). Atrofia y sobrecarga grasa, en neuronas y
patológica células de la glía. Algunos hablan de lesiones de las fibras nerviosas. Nada se sabe
en concreto.
Formas de comienzo: 1) Neurosis esquizofrénica. 2) Forma
confusional. 3) Forma de excitación psicomotriz. 4) Forma
depresiva. 5) Forma delirante. 6) Forma de debilitación simple.
Período de
Síntomas generales: 1) Cambio de carácter. 2) Cambio de
comienzo
conducta. 3) Introversión. Autismo. 4) Sentimiento de
despersonalización. 5) Signo del espejo. 6) Fácil fatigabilidad. 7)
Cambios en el humor. 8) Hipoafectividad. 9) Hipobulia.
Atención: 1) Debilitada para el mundo externo. El grado de
atención es variable. 2) Introvertida y activa para el mundo interior
Sintomatología del enfermo. 3) En estadios avanzados hay real hipoprosexia.
Sensopercepción: 1) Empobrecida para el mundo externo por
falta de interés. 2) Ilusiones: Frecuentes por la insuficiencia de la
atención. 3) Alucinaciones: Auditivas, generalmente poco
Período de
diferenciadas. Cenestésicas muy constantes. Kinestésicas. 4)
estado
Pseudopercepciones: Equivocaciones sensoriales de Bumke. Son
primitivamente trastornos del pensamiento que sólo
secundariamente impresionan al sensorio, a) Sonorización del
pensamiento, b) Robo del pensamiento, c) Alucinaciones
extracampinas. d) Alucinaciones psíquicas, e) Percepciones
delirantes.
Conciencia. Personalidad: Buena orientación, excepto en tiempo por
falta de interés. Despersonalización. Transformación de la personalidad.
Pérdida de la personalidad.

Ideación: Detención de las adquisiciones. En períodos avanzados,


desvalorización del capital ideativo. Ideas delirantes: perjuicio,
persecución, hipocondríacas, místicas, eróticas, y megalómanas.

Asociación de ideas: juicios: pensamiento: 1) Debilitación de la idea


directriz. 2) Disgregación del pensamiento. 3) Incoherencia asociativa.
4) Jergafasia. 5) Interceptación del pensamiento. 6) Delirio de influencia.
7) Rigidez del pensamiento. 8) Estereotipia del pensamiento. 9) Robo
del pensamiento. 10) Perseveración del pensamiento. 11) Sonorización
del pensamiento. 12). Extravagancias del pensamiento. 13)
Pensamiento esquizofrénico.

Memoria: Evocación conservada. Fijación disminuida. Frecuentes


paramnesias. Fenómeno de lo ya visto. Fenómeno de lo nunca visto.

Afectividad: En general hipotimia. Inversión de los valores afectivos.


Período Indiferencia afectiva. Sentimiento austista. Sentimiento de introversión.
de estado Paratimias. Ambivalencia afectiva. Neotimias.
Sintomatología
Actividad: En general hipobulia. Inversión de valores. La voluntad al
servicio de la vida interior; apagada para el mundo exterior. Ecopraxia.
Manierismo. Extravagancias y estereotipias. Interceptación cinética.
Negativismo. Obediencia automática. Flexibilidad cérea. Risas
inmotivadas. Alteraciones del lenguaje: a) Verbigeración, b) Jergafasia.
c) Neologismos, d) Musitaciones, e) Monólogos, f) Mutismo.

Perturbaciones somáticas:

1º) Neurovegetativas: a) Aparato circulatorio: cianosis, hipotermia,


pseudoedemas. b) Aparatos glandulares: amenorreas, sialorreas,
hiperhidrosis. c) Aparato digestivo: anorexia, constipación, diarreas, d)
Aparato respiratorio: respiración superficial, mala hamatosis y .sus
consecuencias.

2º) Reflejos normales; exagerados en los catatónicos. Temblores.


Sacudidas musculares de la cara. Fijeza del reflejo pupilar. Todas las
reacciones pupilares son lentas. Reflejos perezosos a la luz y a la
acomodación. Ictus apopléticos. Crisis epileptiformes.

1º) Acentuación de la debilitación.


Período 2º) Demencia o defecto esquizofrénico.
terminal 3º) Pensamiento cada vez más absurdo e incomprensible.
4º) Relativa integridad de la memoria, aún en estados finales.
Cíclica o distímica. Síntomas de excitación y de depresión. Aparece
Forma en edad muy juvenil. Euforia sin viveza ni picardía, chistes tontos,
hebefrénica insulsos. Puerilidad. Tendencia a la teatralidad. Verborrea; lenguaje
rebuscado.
Forma motora; con predominio de síntomas motores.
Forma Interceptación cinética. Flexibilidad cérea. Obediencia pasiva.
catatónica Negativismo. Extravagancias. Estupor esquizofrénico. Excitación
catatónica.
Formas
clínicas Se inicia a edad más avanzada, 25 a 30 años. Características propias
Forma de la edad. Existencia de ideas delirantes. Delirios incoherentes,
paranoide fragmentarios. Los delirios paranoides, caracterizan a esta forma
clínica.

Forma demencial simple. Debilitación global desde el comienzo.


Forma Destrucción rápida de la personalidad. Con frecuencia se trata de
simple jóvenes que hasta ese momento han tenido una brillante evolución
psíquica, la cual queda detenida y entra en regresión.

Por la riqueza y complejidad de los síntomas es frecuente el planteo de diferentes


diagnósticos diferenciales.

1º) Histeria: 1) Con las formas hebefrénicas y catatónicas. 2) En la esquizofrenia falta


la intención. Reacciones desordenadas por ruptura del equilibrio psíquico. 3) En la
histeria, la teatralidad se debe a estados emocionales desplacenteros. 4) Existe
intención, para el logro de lo apetecido. 5) El desorden es sólo aparente; expresa el
deseo de alarmar a los circundantes.

2º) Neurastenia: 1) Por alteraciones de la cenestesia general, con cuadros


hipocondríacos. 2) La neurastenia trae gran preocupación y temores por la salud. 3)
Referimiento de males a diversos órganos. 4) El enfermo busca explicarse en forma
lógica la causa de sus males. 5) En la esquizofrenia la perturbación cenestécica provoca
extrañeza y desasosiego. 6) Lo atribuye a cambios que se operan en su persona, por
influencias extrañas. 7) El esquizofrénico pierde la autonomía psíquica, mientras que el
Diagnósticos
neurasténico no la pierde.
diferenciales
3º) Manía: 1) Con la forma hebefrénica o de excitación. 2) La euforia del maníaco,
muestra intensa vida emocional y extroversión. 3) Gran vivacidad. 4) Fuga de ideas;
nunca incoherencia. 5) La euforia esquizofrénica es pobre y pueril. 6) Falta de vivacidad
y riqueza emocional. 7) Disgregación del pensamiento; no hay fuga de ideas.

4º) Estupor melancólico: 1) Con el estupor de las formas catatónicas de la


esquizofrenia. 2) El estupor melancólico muestra gran dolor moral. 3) Expresión de
tristeza; llanto. 4) Intensa vida afectiva. 5) En el estupor catatónico no hay dolor moral.
6) La causa, en la ruptura del equilibrio psíquico, con autismo y angustia hasta el estupor.
7) Indiferencia; pobreza afectiva.

5º) Confusión mental: 1) Con las formas esquizofrénicas de iniciación confusional. 2)


Faltan antecedentes tóxicos e infecciosos en la esquizofrenia. 3) El estado físico no es
tan malo como en la confusión mental. 4) El confuso está globalmente desorientado; el
esquizofrénico sólo se desorienta en el tiempo.
1º) Esquizofrenia simple: 1) Debilitación global rápida y progresiva, sin alternativas ni
remisiones. 2) Forma de pronóstico más grave.
2º) Las restantes formas tienen brotes evolutivos y remisiones más o menos largas y
numerosas.
3º) Esquizofrenia paranoide: 1) Contadas remisiones; una o dos. 2) Después del
Evolución segundo o tercer brote a lo sumo, evoluciona irremediablemente hacia la demencia. 3)
pronóstico El pronóstico es grave.
4º) Esquizofrenia hebefrénica y catatónica: 1) Remisiones numerosas a veces largas.
2) Consideradas de pronóstico menos grave.
5º) En general el pronóstico de esquizofrenia es siempre grave, por el déficit
progresivo e inevitable.

1º) Tratamiento de Sakel: Insulina hasta el coma hipoglucémico. Es el tratamiento de


elección. Entre 25 y 30 comas.
2º) Tratamiento de Cerletti y Bini: Convulsoterapia física o Electroshock. Entre 10 y 15
aplicaciones.
3º) Tratamiento de von Meduna: Convulsoterapia química. Inyecciones endovenosas
de cardiazol. Entre 10 y 15 aplicaciones.
4º) Tratamientos combinados: Sakel y Convulsoterapia física o química. Piretoterapia
y electroshock.
5º) Tratamiento de Fiamberti: Inyecciones endovenosas de acetil-colina.
Tratamiento
6º) Tratamientos opoterápicos: Teniendo en cuenta las perturbaciones endocrinas
frecuentes en la esquizofrenia.
7º) Tratamiento quirúrgico: Mediante la lobotomía frontal.
8º) Tratamiento psicoterápico: Como coadyuvante de los otros tratamientos.
9º) Laborterapia: Cuando el enfermo ya se encuentra mejorado debe ocuparse en
algún trabajo.
10º) Tratamiento con psicodrogas: Mediante la cloropromacina hasta la
impregnación; luego dosis de mantenimiento.
CAPÍTULO VIII

SÍNDROMES DISTÍMICOS

En este capítulo haremos el estudio de dos síndromes psiquiátricos, el de excitación psicomotriz


y el de depresión pisocomotriz, que responden a una misma constitución, la ciclotímica, la cual se
caracteriza por un marcado predominio o por la disminución de la disposición activo-afectiva
llamada actividad. La constitución ciclotímica es una de las más frecuentes y su característica
fundamental la constituyen las fáciles oscilaciones del tono afectivo, en más o en menos, que se
manifiesta por una excitación motriz o una depresión motriz, respectivamente.

Cuando el ciclotímico se halla en más presenta, desde el punto de vista afectivo, los siguientes
caracteres: alegre, optimista, comunicativo, de fácil adaptación al ambiente en que actúa; en el
extrovertido de Jung. Es un receptor de los estados afectivos de quienes lo rodean; hay una marcada
ecatimia. Se observa asimismo una franca aceleración en el ritmo de los procesos psíquicos; se
produce taquipsiquia. Desde el punto de vista de la actividad existe hiperactividad e hiperbulia. En
resumen, en el ciclotímico en más hay excitación psicomotriz.

En el caso opuesto, cuando el ciclotímico se halla "en menos", es incapaz de experimentar


alegría, le dominan la tristeza y el malhumor; marcadamente pesimista tergiversa las intenciones
ajenas y manifiesta una acentuada tendencia al suicidio. El ritmo de los procesos psíquicos es muy
retardado; hay bradipsiquia. Desde el punto de vista de la actividad se observan: hipoactividad e
hipoabulia. El ciclotímico en menos se halla bajo los efectos de la "depresión psicomotriz".

Por lo tanto, en esta constitución enraizan dos síndromes psiquiátricos que, como veremos en el
transcurso de nuestra exposición, presentan características diametralmente opuestas en su
sintomatología; ellos son: el síndrome de excitación psicomotriz y el síndrome de depresión psico-
motriz.

Corroborando que ambos síndromes reconocen el mismo origen constitucional se observa, en


muchas oportunidades, en el mismo sujeto el paso de un estado de excitación a una depresión y
viceversa.

SÍNDROME DE EXCITACIÓN PSICOMOTRIZ

Definición y concepto

El síndrome de excitación psicomotriz incluye a todos aquellos estados que presentan un cuadro
de doble excitación: psíquica por una parte, y de la actividad motriz por otra. Una gran exaltación
afectiva, que produce una relajación de los mecanismos inhibitorios de la corteza cerebral, es la
causa determinante de esta excitación. Así quedan, en parte, liberados a sus propios impulsos los
centros subcorticales de la vida instintivo-afectiva, que adquieren una importancia inusitada
asumiendo, por momentos, el contralor de la vida psíquica del enfermo.
Ése es el motivo y así se explican las perturbaciones psíquicas que se observan en el síndrome de
excitación, en el cual la pobreza de las inhibiciones da lugar a la reconocida aceleración del ritmo
psíquico, permitiendo el resurgimiento de una afectividad primitiva en la que prevalecen las
emociones primarias, especialmente la sexual y la colérica. Al mismo tiempo aparecen también una
forma de actividad primaria sujeta a los impulsos nacidos de las emociones citadas, por la muy
escasa o nula interferencia cortical.

El enfermo afectado de excitación psicomotriz muestra, por lo tanto, una actividad motriz en
parte o totalmente descontrolada según sea la intensidad de la misma, puesto que es un hecho
comprobado que, a medida que la excitación crece es menor el control que el individuo ejerce sobre
sus actos. Por otra parte, esto último no es más que la exageración patológica de un hecho de
observación corriente. En efecto, sabemos que personas normales, en el paroxismo de la exaltación
provocada por circunstancias de intensa repercusión afectiva, pueden perder el control de sus actos
y cometer delitos o acciones descontroladas. Este estado es fugaz, en cambio el primero perdura
hasta tanto el tratamiento adecuado no produzca su sedación.

Consideraciones etiológicas

1º) Constitución:

Entre los factores etiológicos debe considerarse en primer término a la constitución ciclotímica,
que ya ha sido motivo de estudio anterior.

2º) Edad:

La edad más frecuente de iniciación oscila entre los 20 y 35 años. Sin embargo, aunque es mucho
más raro, puede iniciarse muy tempranamente, entre los 20 y los 15 años y aún antes. También es
poco frecuente que se manifieste después de los 45 ó 50 años.

3º) Sexo:

Es más frecuente en el sexo femenino, debido, probablemente, a la predisposición constitucional


más frágil en la mujer que trae aparejada una mayor labilidad afectiva, por lo que fácilmente puede
caer en estados paroxísticos que llegan a la inhibición cortical. Hay también cierta coincidencia con
algunas etapas de la vida genital de la mujer, embarazo, parto, puerperio, menopausia; lo que
permite admitir un probable desequilibrio endocrino como uno de los factores desencadenantes.

4º) Intoxicaciones:

Entre las causas que provocan el síndrome de excitación psicomotriz se han tenido en cuenta
diversas intoxicaciones. Cuando disminuye la eliminación de ciertos productos de desecho, al
acumularse éstos en el organismo pueden determinar crisis de excitación. Entre las hetero-
intoxicaciones capaces de producir el síndrome en los constitucionales figura especialmente el
alcoholismo.
5º) Infecciones:

Las infecciones también han sido señaladas como causantes de la excitación psicomotriz.

6º) Herencia:

No se puede menospreciar la importancia de la herencia, desde el momento que lo


constitucional es heredado. La experiencia demuestra que siempre existen antecedentes de
excitación psicomotriz en la historia clínica del enfermo, ya en los padres ya en los abuelos.

Sintomatología

Por regla general se acepta la existencia de un período de comienzo y de un período de estado.

PERÍODO DE COMIENZO:

Si bien, en casos raros, la excitación psicomotriz puede irrumpir en forma brusca, sin pródromos,
lo más frecuente es que se manifieste un período de comienzo.

Ese comienzo se evidencia generalmente por un estado de inquietud y desasosiego, insomnio,


tristeza y malhumor; son frecuentes la cefalea y la pérdida del apetito. Cuando se trata de enfermos
que han padecido otros episodios anteriores de excitación psicomotriz es fácil que perciban la in-
minencia de un nuevo acceso; asimismo cuando las personas de la familia se encuentran prevenidas
deben recurrir a tiempo al médico para su tratamiento.

En algunos enfermos se producen síntomas muy característicos, que se repiten siempre de la


misma manera, antes de cada brote de excitación; algo muy semejante al aura de los epilépticos y
que les anuncia la inminencia del ataque. La duración de este período inicial es muy variable,
extendiéndose desde algunas horas hasta varios días.

PERÍODO DE ESTADO:

A continuación de los síntomas de comienzo se instala el acceso de excitación psicomotriz, cuya


sintomatología expondremos a través del examen psíquico del enfermo.

a) Inspección: El enfermo excitado llama la atención por la exageración de su indumentaria y de


su porte, más o menos acentuada según sea el grado de excitación. Cuando ésta es de mediana
intensidad, con el deseo de atraer la atención sobre su persona, suele adoptar un porte arrogante y
agregar detalles llamativos en su atuendo. El hipomaníaco, que representa el menor grado de
excitación, usa por lo general una vestimenta correcta, pero su porte es exagerado; no es extraño
verlo ostentar una gran flor de color vivo en la solapa procurando, en lo posible, que su presencia
no pase inadvertida. En un mayor grado de excitación, y siempre con el deseo de llamar la atención,
el enfermo cae en la extravagancia en el vestir; sus ropas de colores llamativos, los contrastes
bruscos, los adornos y agregados diversos, lo llevan de la extravagancia al ridículo y el porte del
individuo se torna grotesco. Cuando aumenta aún más la excitación y es mayor la pérdida del
contralor que el sujeto ejerce sobre sus actos, anda semidesnudo o con precaria vestimenta, porque
pierde la noción de moral, pudor y recato. Esto es mucho más notorio en el sexo femenino. En los
grados de excitación extrema, cuando el enfermo cae en el acceso de furia, deshace la ropa a jirones,
obligando a emplear los medios de contención.

Otro aspecto objeto de la inspección es el que se evidencia por la expresión del rostro y la
actividad general de todo el cuerpo, variable según el grado de excitación; por lo general, se observa
una exageración de toda la actividad muscular con el resultado de múltiples y cambiantes actitudes,
y exageración de la mímica facial a través de la que se reflejan los continuos cambios del estado
emocional.

En los grados ligeros, como en los hipomaníacos, el rostro refleja alegría, satisfacción, optimismo
y bienestar. Un estado de inquietud general de todo el cuerpo revela la imperiosa necesidad que
experimentan de realizar movimientos y exteriorizar su desasosiego.

En un grado más avanzado la expresión fisonómica del enfermo es más fácilmente cambiante;
pasa con suma rapidez de la alegría a la cólera; el aspecto se torna agresivo o adopta actitudes
despectivas o irónicas. La inquietud general se acentúa al punto que se halla en continuo movi-
miento: camina, salta, se sienta, acciona y gesticula exageradamente y hasta sin descanso.

En los grados extremos de excitación el rostro enrojece reflejando la expresión de ira, todos los
músculos del cuerpo se hallan en tensión; la actitud toda obliga a la contención del enfermo que se
halla al borde de la agresividad.

Todas las manifestaciones, francamente activas, revelan siempre la existencia de grandes


reservas de energías psíquicas.

b) Interrogatorio: El interrogatorio revela de inmediato que se trata de enfermos lúcidos y


globalmente orientados.

c) Atención: La atención, en la excitación psicomotriz, paga su tributo a la aceleración del ritmo


psíquico. Por eso, lo primero que se observa es su gran inestabilidad; el maníaco está incapacitado
para una atención sostenida. Este trastorno de la atención en el excitado se denomina paraprosexia,
y consiste esencialmente en un aumento de la atención espontánea continuamente requerida por
cuanto estímulo impresiona al sensorio; sin detenerse nunca sobre ningún objetivo, atraída por los
numerosos estímulos parece interesarse por todo, pero en realidad en nada se fija. No obedece a la
voluntad debido a la gran exaltación afectiva que en parte desconecta a la corteza, haciendo
imposible una perfecta autoconducción pues se halla supeditada a los centros de la vida talámica.
Sólo se observa la forma simple de la atención, la refleja o la automática, pues el enfermo tiene
unaevidente dificultad para canalizarla, para dirigirla o administrarla voluntariamente. En eso
consiste precisamente la paraprosexia: en una exageración de la atención espontánea, con evidente
dificultad o imposibilidad de ejercer la atención voluntaria.

d) Sensopercepción: La sensopercepción adolece de los defectos que ocasiona la deficiencia de


la atención. En primer lugar, la percepción es acelerada; en un sólo acto de atención y en la unidad
de tiempo se observan más de cuatro unidades de percepción que es la cifra normal. En segundo
lugar, como consecuencia de la aceleración del ritmo y de la inestabilidad de la atención, la
percepción es muy superficial, lo que se manifiesta por una imperfecta apreciación de los hechos;
esta última deficiencia se debe a la falta de claridad de las percepciones qut sólo son normales
cuando es posible fijar la atención.
Desde el punto de vista cualitativo se observan, con relativa frecuencia, "ilusiones" las cuales
derivan de los trastornos ya señalados; como la taquipsiquia acelera mucho y hace imperfecta la
percepción, los hechos aparecen alterados con respecto a la realidad y su apreciación contiene
errores y deformaciones.

e) Ideación: La ideación permanece normal en cuanto al capital ideativo que el enfermo posee.
Lo que se perturba es el flujo normal de las ideas que se hace precipitademente y en forma
desordenada, debido a la taquipsiquia. No es rara la manifestación de ideas delirantes, caracteri-
zadas por su escaso vigor y muy poca repercusión y arraigo; no condicionan la conducta del enfermo,
puesto que esas ideas no llevan una carga afectiva intensa, sino que son el producto de la exaltación
afectiva general, creadas para satisfacer las apetencias, tendencias y deseos que prevalecen en ese
momento. Son, pues, producto de la excitación psíquica y empleadas según el gusto o conveniencia
del enfermo; pero en ningún momento dominan la psique y la conducta del individuo. Son ideas
megalómanas, con las que desea satisfacer una vanidad nacida del estado expansivo a que da lugar
la- excitación.

f) Asociación de las ideas: La asociación de las ideas se cumple con un ritmo acelerado; son
asociaciones muy rápidas y fugaces pero laxas e inestables, generalmente provocadas por estímulos
del momento. Son frecuentes las asociaciones por asonancia, cuando la semejanza entre los
elementos que se asocian recae sobre los contenidos verbales. Como consecuencia de esas
asociaciones fugaces e inestables el enfermo cambia constantemente de tema durante su
conversación, fenómeno que se conoce con el nombre de fuga de las ideas, y cuya aparente
incoherencia no es tal, desde que una observación detenida demuestra que se mantiene la ilación
entre los eslabones de la cadena asociativa. El error de interpretación de quien escucha al enfermo
es explicable pues la gran aceleración lo desorienta, desde el momento que el tema con que inició
su conversación cambia totalmente a los pocos momentos debido a la rapidez con que se suceden
las asociaciones. Prueba de que el pensamiento de los excitados no es incoherente ni se disgrega es
el hecho de que siempre retoman la idea generadora del curso del pensamiento.

g) Juicio: El juicio en los enfermos de excitación psicomotriz se encuentra desviado por la


exaltación afectiva y la aceleración asociativa con fuga de ideas. Las ideas rápidamente cambiantes
dificultan los mecanismos de la crítica: relacionar, identificar, comparar y valorar; de donde los
juicios resultan imperfectos y muy superficiales, carentes de una lógica formal puesto que la crítica,
continuamente atraída por múltiples estímulos, se desvía. Este trastorno es la consecuencia directa
de la fuga de las ideas y de las asociaciones superficiales, por asonancia y por la gran inestabilidad
de la atención que, requerida por cualquier estimulación exterior, desvía la crítica en diversas
direcciones determinando el desorden psíquico.

h) Memoria: La memoria se encuentra perturbada desde un doble punto de vista. Desde el


aspecto de la fijación se encuentra disminuida como una consecuencia lógica de la inestabilidad de
la atención. Como sabemos, la atención superficial y dispersa hace imperfecta y poco nítidas las
percepciones, lo que también contribuye a dificultar la fijación. Por esta razón los maníacos no
recuerdan los acontecimientos recientes y cuando eventualmente recuerdan algo, aparece
deformado por la falta de precisión de las percepciones.

Considerada desde el punto de vista de la evocación la memoria del maníaco es perfecta. Es


frecuente observar hipermnesia; debido a la taquipsiquia los recuerdos afluyen con suma rapidez a
la conciencia porque se produce una disminución del umbral de evocación de la memoria. De esta
suerte, por la rapidez de las evocaciones, la memoria favorece también las asociaciones aceleradas
estimulando el mecanismo de la fuga de ideas.

i) Afectividad: Con respecto a la afectividad dijimos al comienzo que el síndrome es producido


por una gran exaltación afectiva, la cual da lugar a un grado mayor o menor de desconexión cortical
que priva a los centros subcorticales de las inhibiciones que, por medio de la voluntad, se ejerce
normalmente sobre ellos. Así quedan librados a su natural automatismo, llegando a adquirir el
control de la vida del individuo; ésta queda, por lo tanto, supeditada al automatismo de las
reacciones impulsivas que impone el instinto liberado de su freno normal. Se explica así que la
afectividad se vuelve íntegramente hacia las emociones primarias, haciéndose bien evidentes las
inclinaciones y tendencias de la personalidad.

Debe atribuirse a eso la extraordinaria labilidad afectiva que se observa en algunos enfermos, en
virtud de la cual pasan con mucha frecuencia de los estados placenteros a los desplacenteros y
viceversa, tanto más rápidamente, cuanto más se acrecienta la excitación. Es el caso del maníaco
cuya afectividad está en el humor de la alegría y la euforia (estado placentero), que ante la menor
interferencia de un factor sin importancia pasa bruscamente a la cólera y la ira (estado
desplacentero).

En general, cuando la excitación no es muy intensa, el enfermo está alegre, ligeramente eufórico,
optimista, emprendedor; todo le parece fácil y siempre tiene la seguridad del éxito, jamás piensa en
el fracaso. La emoción sexual es la que prevalece; se le observa siempre inclinado a las insinuaciones
y manifestaciones diversas con el sexo opuesto.

Cuando el grado de excitación es mayor, a la alegría y a la euforia simple se agregan otros estados
emocionales más complejos, por lo que el excitado alegre y bondadoso se torna burlón y a veces
hiriente. Así se va insinuando poco a poco cierto grado de agresividad, que lo es sólo de palabra, sin
llegar a la acción j el enfermo, fácilmente irritable, pasa rápidamente a la cólera por motivos
insignificantes.

En un grado mayor de excitación permanece más tiempo en el humor desplacentero y colérico;


por lo tanto es necesario estar siempre prevenido pues su agresividad es grande y pasa prontamente
al ataque.

Al mismo tiempo que la excitación crece y el enfermo se descontrola cada vez más, se notan
mejor las tendencias instintivas y desaparece todo vestigio de sentimientos elevados, éticos,
morales y religiosos. Es sobre todo en el terreno sexual donde se lo verá cometer múltiples excesos
y transgresiones de toda índole debido a la pérdida completa del pudor.

j) La actividad se exagera; muchos actos, algunos de ellos sin finalidad, otros incompletos como
si se tratara de fragmentos de actos, un constante movimiento, parecen ser el vehículo por medio
del cual descargan su gran potencial de energías.

Se ha comprobado que impedir esa descarga de energías puede ser contraproducente, puesto
que se exacerba la excitación conduciendo al enfermo a la cólera y al furor, bajo cuyo imperio
ejecuta múltiples formas diversas de manifestación de energía, camina, gesticula, y rompe y desor-
dena cuanto halla a mano.
Los excitados muestran una marcada logorrea, hablan casi constantemente en voz alta y con
tono enfático, con marcada tendencia a decir obscenidades.

La escritura presenta los mismos caracteres que el lenguaje oral. Escriben profusamente,
graforrea. Los caracteres caligráficos son grandes pero bien dibujados. No es raro hallar palabras
inconclusas y frases truncas a consecuencia de la fuga de ideas.

Formas clínicas

La excitación psicomotriz presenta diversas formas clínicas según el grado de intensidad de la


excitación.

1º) Excitación simple:

Es el primer grado de excitación, cuando ésta es aún leve y el sujeto no llega a la pérdida del
control de la crítica; no se trata, por lo tanto, de un alienado. Se observa un estado placentero, de
alegría y ligera euforia, sensación de bienestar y satisfacción; fácil sintonía con el ambiente y careada
ecotimia.

2º) Hipomanía:

Es un grado de mayor excitación; el enfermo se descontrola por la exaltación afectiva que desvía
la crítica.

3º) Manía:

La excitación es mayor aún y más marcado el descontrol del juicio.

4º) Manía aguda:

La excitación mucho más intensa impide lograr en ningún momento la tranquilización del
enfermo, que se encuentra permanentemente en esas condiciones, día y noche.

5º) Manía sobreaguda:

También llamada furor maníaco. Se alcanzan los grados extremos de excitación; los enfermos se
tornan muy peligrosos y a menudo es necesario recurrir a los medios de contención.

Desde el punto de vista etiológico deben considerarse tres formas:

a) Manía esencial: También se la denomina genuina o endógena; es de aparición espontánea


como desarrollo de la personalidad psicopática "ciclotímica".

b) Manía sintomática: Es la excitación maníaca secundaria a otros cuadros psiquiátricos de los


cuales no constituye más que un síntoma. Puede observarse en los siguientes cuadros: en la
intoxicación alcohólica (manía alcohólica); en la demencia senil; en la parálisis general progresiva y
en la esquizofrenia.
c) Manía psicógena: Estados reactivos de ciertas personalidades psicopáticas, especialmente
histéricas con componentes ciclotímicos que, ante situaciones ambientales desfavorables, provocan
cuadros de excitación psicomotriz.

Diagnóstico diferencial

El diagnóstico diferencial debe establecerse con todas las formas de excitación sintomática que
puedan asemejarse a la forma esencial.

1º) Con la parálisis general progresiva: en los comienzos de la enfermedad, especialmente en la


forma llamada maníaca o expansiva de la parálisis. Únicamente en las formas de comienzo pueden
surgir dudas, pues en el período de estado de la parálisis la debilitación psíquica la denuncia. Debe
recurrirse al examen neurológico: el signo de Argyll-Robertson positivo y la disartria son suficientes
para aclarar el diagnóstico. En caso de que las dudas persistan el examen del líquido cefalorraquídeo
las disipará definitivamente.

2º) Con la forma hebefrénica de la esquizofrenia: Es importante tener en cuenta la edad; por lo
general la manía comienza después de los 20 ó 25 años, aunque existen formas de iniciación
temprana. El hebefrénico siempre manifiesta un menor interés por lo que ocurre a su alrededor,
debido a que su afectividad se encuentra perturbada y desviada hacia las extrañas manifestaciones
y vivencias de la propia personalidad y del mundo circundante. Además, las estereotipias e
interceptaciones del pensamiento, las alucinaciones psíquicas y el cortejo de manifestaciones,
propias del disloque psíquico del esquizofrénico, deslindan el cuadro maníaco.

3º Con la confusión mental; especialmente con la forma agitada. El confuso presenta una
suspensión más o menos completa de todas las manifestaciones psíquicas y un profundo
embotamiento del sensorio que provoca la desorientación del enfermo, contrastando con la gran
lucidez del maníaco lleno de intenciones en sus actos y su lenguaje. Además, en la confusión mental
agitada se manifiestan alucinaciones que no se encuentran nunca en el maníaco.

4º) Con la furia epiléptica en los casos de furor maníaco. Los antecedentes del enfermo aclaran
generalmente el diagnóstico. El acceso de furia epiléptica tiene cierta duración, con todas las
características de las crisis paroxísticas de los equivalentes y siempre seguidas de amnesia, cosa que
no sucede con la manía.

Evolución

La duración del acceso de excitación psicomotriz es muy variable de un enfermo a otro. El


adelanto actual de la terapéutica psiquiátrica acorta extraordinariamente su duración, que puede
prolongarse hasta dos años y más, con alternativas de' exacerbaciones y remisiones incompletas. El
acceso termina siempre en forma gradual y paulatina, la crítica restablece su control, reaparecen
las inhibiciones sobre los centros instintivo-afectivos. En esa forma termina el desborde de la psique,
culminando con la curación.
En algunos casos, los menos frecuentes, el acceso maníaco puede evolucionar hacia la muerte
por la aparición de una enfermedad intercurrente. En otros casos, la manía aguda puede pasar a un
estado de confusión mental que termina también con la muerte; el cuadro es secundario a un
proceso meníngeo o encefalítico infeccioso. A veces puede pasar al estado crónico.

Pronóstico

El pronóstico varía con respecto al acceso y a la enfermedad misma.

El primero es de pronóstico benigno por cuanto, la generalidad de las veces, cura con
restablecimiento de la normalidad psíquica.

No se puede decir lo mismo con respecto a la enfermedad puesto que, es lo más frecuente que
el acceso efectúe varias recidivas, lo que no impide que se hayan observado casos de un acceso
único en toda la existencia del enfermo.

Tratamiento

1º) La primera medida indispensable es la internación y aislamiento del enfermo, que será puesto
bajo vigilancia; a este respecto es necesario proceder precozmente, pues se trata de pacientes
peligrosos que se hallan expuestos a impulsos por lo precario de sus inhibiciones. Preferentemente
debe confinarse al enfermo dentro de un espacio limitado, una habitación donde pueda accionar
libremente y dar curso a las energías psíquicas que dimanan de la excitación; debe estar
permanentemente vigilado. Se recurrirá al chaleco de contención únicamente en los casos extremos
y sólo el tiempo indispensable y limitado, porque se ha comprobado que la contención produce un
resultado desfavorable pues aumenta la tensión psíquica y la excitación.

2º) A continuación es necesario sedar al enfermo, ya sea mediante el empleo de medicamentos


o bien por procedimientos hidroterápicos. Entre los medicamentos sedantes se emplean productos
químicos que obran como depresores de la corteza cerebral, tales como:

Los bromuros; su ventaja estriba en que actúan con predilección sobre las áreas motoras e
intelectivas de la corteza. La dosis varía según los casos y grados de excitación; por lo general
alrededor de los 3 ó 4 gramos diarios; puede ser mayor, hasta 6 gramos diarios en las grandes
excitaciones.

Los barbitúricos: que obran simultáneamente sobre la corteza y sobre los núcleos de la base y el
hipotálamo. Los más empleados son: el luminal en dosis de 0,10 grs.; el amital sódico de 0,10 a 0,20
grs.; una mayor dosis de 0,25 a 0,35 grs. obra como hipnótico; el gardenal en dosis de 0,10 gramos.

Cuando urge la sedación inmediata se puede emplear la vía endovenosa. Se inyectan de 2 a 3 c.c.
de somnifene que es un compuesto barbitúrico.
El "hidrato de cloral": siempre que no haya una contraindicación formal respecto del aparato
cardiovascular. Se emplea una porción en la dosis de 2 a 4 grs.; se puede emplear hasta 12 grs.
diarios en dosis racionadas de 2 grs. cada una.

La sedación por hidroterapia se logra por la balneación permanente por espacio de dos a seis
horas y a una temperatura constante alrededor de los 30 grados. Los enfermos deben ser
constantemente vigilados, extremando los cuidados en aquellos que padecen del corazón. Deben
colocarse compresas frías en la cabeza para prevenir posibles congestiones cerebrales.

3º) El absceso de fijación: consiste en la inyección de 1 c. c. de esencia de trementina en la región


lumbar o en el muslo. La intensa reacción que se produce da lugar a la formación de un absceso
flemonoso. De ser posible se deja que se resuelva espontáneamente; cuando se hace una colección
purulenta se abrirá a los 5 ó 6 días. Como consecuencia del absceso de fijación se produce una gran
reacción, febril y dolorosa, que obra sedando al enfermo. Se trata de un procedimiento terapéutico
cruento, al que sólo se debe recurrir en casos extremos. No es muy aconsejable.

4º) La piretolerapia: consiste en producir fiebre mediante la inyección de azufre piretógeno;


también se realiza la proteinoterapia por la inyección de 10 c. c. de algún preparado de leche.

5º) La convulsoterapia puede hacerse mediante el cardiazol y el electroshock. Cuando se traía de


enfermos muy excitados pueden practicarse hasta dos o tres electroshocks por día; en los de
mediana intensidad basta con uno por día o cada día por medio.

6º) El empleo de psicodrogas, especialmente la cloropromacina, hasta 200 ó 300 miligramos


diarios.

SÍNDROME DE DEPRESIÓN PSICOMOTRIZ

Definición y concepto

El síndrome de depresión psicomotriz se caracteriza por presentar un doble cuadro depresivo: el


psíquico y el de la actividad motriz.

Los enfermos deprimidos son presa de una gran exaltación afectiva desplacentera, de humor
triste, que produce un determinado grado de inhibición cortical retardando el ritmo de los procesos
psíquicos; hay marcada bradipsiquia, a la que se agrega además la perturbación de la actividad
motriz, también retardada e inhibida.

Prevalece en ellos la emoción de miedo; siempre temerosos de todo, se acusan de ser causantes
de la desgracia de los demás, desarrollándose ampliamente lo que P. Janet llamó: sentimiento
catastrófico, que anula hasta tal punto el deseo de vivir que llega a la anulación del instinto de
conservación. Es el sentimiento completamente opuesto al del maníaco, que el mismo Janet llamó:
sentimiento de triunfo y que lo lleva al optimismo y al deseo de vivir y de luchar.

Por lo tanto, podemos definir el síndrome de depresión psicomotriz como un estado patológico
producido por una gran exaltación afectiva de carácter triste y angustioso que se acompaña de
inactividad motriz.
Etiología

De una manera general, podemos decir que en el estudio de la depresión psicomotriz cabe hacer
las mismas consideraciones que hemos hecho al analizar la excitación psicomotriz. Esto en lo que
respecta a las depresiones de naturaleza endógena, por cuanto las sintomáticas ya nos muestran su
causa original.

Por lo tanto consideramos:

1º) El factor constitucional, sobre la base de la constitución ciclotímica que ya conocemos. 2º) La
edad: entre los 25 y 35 años, aunque puede iniciarse más tempranamente. En las depresiones es
relativamente frecuente la aparición tardía de la enfermedad bajo la forma de "melancolía con
involución". 3º) El sexo: sobre el que deben hacerse las mismas consideraciones que para el
síndrome de excitación. 4º) Lo mismo diremos respecto de las intoxicaciones, de las infecciones y
de la herencia.

Sintomatología

1º) PERÍODO DE COMIENZO:

El comienzo se hace frecuentemente en forma insidiosa. Los enfermos empiezan a quejarse de


variados trastornos localizados en diferentes órganos o aparatos de la economía, de molestias
indefinidas que no pueden explicar exactamente y que obedecen a perturbaciones de la cenestesia
general. Como consecuencia aparece un estado de inquietud, de malestar general, preocupación,
insomnio, cefalea y tristeza hasta llegar al período de estado.

2º) PERÍODO DE ESTADO:

Cuando los síntomas del comienzo se acentúan y el enfermo cae en un estado de profunda
tristeza de la que le resulta imposible recuperarse, se inicia el período de estado.

La inspección del deprimido revela un aspecto característico. La expresión del rostro es de


profunda tristeza y apatía, profundas arrugas horizontales surcan la frente, cruzadas por las arrugas
verticales del entrecejo fruncido que configura una "M", signo denominado omega melancólico. El
llanto es frecuente; generalmente basta la más leve insinuación para que el enfermo rompa a llorar
lleno de amargura. Casi siempre en actitud inmóvil, sentado, con la cabeza inclinada, con la vista
perdida en la lejanía o clavada en el suelo, se queja y suspira. En algunas formas agitadas, el enfermo
se inquieta, se angustia y se agita, llora, grita, camina de un lado a otro, como una necesidad de
accionar para descargar la gran tensión psíquica a que da lugar su exaltación afectiva.

El interrogatorio demuestra que nos hallamos en presencia de enfermos lúcidos; la orientación


en el tiempo puede ser, a veces, defectuosa, error que obedece a la intensa vida interior que hacen
y a que, por lo tanto, la vida exterior transcurre para ellos un tanto inadvertida.

La atención impresiona a primera vista como muy disminuida; sin embargo no es así realmente,
sólo lo está en apariencia y dependiente de la gran introversión de los melancólicos cuya intensa
preocupación por sus problemas íntimos lo sumen en profunda pena. Es tal el grado de ensimis-
mamiento que todo pasa en torno de ellos como si perteneciera a un mundo diferente, nada quieren
saber ni nada les interesa; se molestan cuando se les interrumpe en sus reflexiones y contestan con
desgano o desabridamente.

En cuanto a la sensopercepción sufre, ante todo, la consecuencia de las perturbaciones de la


atención. Como nada interesa la percepción del mundo exterior se halla cuantitativamente
disminuida; en la percepción del mundo interior, en cambio, la psique se halla intensamente
concentrada.

Cualitativamente la sensopercepción en los melancólicos puede presentar perturbaciones de


tipo alucinatorio. Son más frecuentes cuando la enfermedad se hace crónica y cuando se producen
episodios delirantes.

Casi por excepción se manifiestan alucinaciones sensoriales, las que casi siempre son de carácter
cenestésico porque la melancolía es, en su origen, una cenestopatía. Todas las alucinaciones son
referidas a diversos órganos del cuerpo: estómago, hígado, intestinos, corazón, pulmones, etc.

La ideación es cuantitativamente normal, el capital ideativo no sufre modificación. Sin embargo,


debido a la bradipsiquia, el flujo de las ideas es lento y, por otra parte, la concentración del enfermo
impide su actividad ideativa normal.

Se instalan ideas delirantes que, como en el caso de la excitación maníaca, son producto de la
exaltación afectiva pero de mayor importancia en los melancólicos por la peligrosidad que
encierran. Efectivamente, son ideas de impotencia, de ruina, de autoculpabilidad que, en
determinado momento, puede condicionar la conducta del enfermo, especialmente cuando abrigan
ideas de "suicidio".

La asociación de las ideas se hace con ritmo lento por la bradipsiquia reinante, pero su coherencia
es normal.

El juicip en los melancólicos se encuentra desviado por la exaltación afectiva, que interfiere la
actividad normal de la crítica atraída por las corrientes afectivas dominantes en estos enfermos.

El pensamiento es de curso lento. Es frecuente el contenido delirante; el delirio es siempre


secundario al cuadro depresivo, o sea, que se trata de un síntoma más. El enfermo tratando de hallar
una explicación para su cenestesia; reúne todos los pormenores del comienzo de la enfermedad,
considera todas las perturbaciones cenestésicas referidas a diferentes órganos, con las que realiza
una serie de interpretaciones que dan lugar al delirio hipocondríaco de los melancólicos. Debido a
las perturbaciones cenestésicas se cree atacado de males incurables y enfermedades contagiosas
que teme transmitir a sus allegados. Como la familia se preocupa por su estado, comienza a sentirse
culpable de ser una carga para los suyos, a los que cree que fatalmente terminará por sumir en la
miseria y en la enfermedad. En esa forma se matiza el primitivo delirio hipocondríaco con las ideas
de ruina y autoculpabilidad. A esta altura de la afección comienza a actuar la autocrítica del enfermo,
la cual lo conduce a sentirse indigno de su familia y a acusarse de ser causante de todos sus males y
sinsabores. Las ideas de indignidad y autoacusación complican aún más el delirio. Poco a poco en
enfermo encauza su pensamiento en pos de una idea que se hace dominante y ensombrece
definitivamente su existencia, el suicidio. Desea eliminarse para terminar con todos los
padecimientos e inconvenientes que, por su causa, sufren los demás; esa idea toma cuerpo y hallada
la ocasión propicia atenta contra su vida.

Debemos considerar también una forma especial de delirio que se observa en algunos casos
crónicos de melancolía. Se origina con la aparición de ideas y sentimientos de negación y de no
existencia dando lugar a lo que se ha denominado: delirio de Cotard, es el delirio nihilista o de nega-
ción. El enfermo llega a negar la existencia del mundo y de todo lo que en él existe; a veces niega
sus órganos y hasta su propia vida, afirmando que está muerto. Este estado se acompaña de
analgesia más o menos pronunciada con tendencia a las automutilaciones; se agregan asimismo la
ansiedad y la angustia que hacen aún más intensa la propensión al suicidio.

La memoria presenta una serie de trastornos dependientes del estado en que se halla la psique
del enfermo.

La atención introvertida y la máxima concentración de la misma dirigida hacia los problemas que
lo preocupan, impiden que el paciente atienda o sólo atiende superficialmente a lo que acontece
en el mundo exterior. Consecuencia de esta deficiencia es la falla de la memoria de fijación. No pasa
lo mismo en todo lo que concierne a su estado de exaltación afectiva.

La memoria de evocación se resiente también para los acontecimientos recientes, producidos


dentro del transcurso de la enfermedad, por cuanto no han sido correctamente fijados. Cuando la
evocación se dirige a los hechos del pasado se hace correctamente; sólo se observará un retardo,
concordante con el retardo del ritmo asociativo, debido a la bradipsiquia que aumenta el umbral de
evocación, a la inversa de lo que ocurre en los maníacos.

Con respecto a la "afectividad" la emoción del enfermo es permanentemente de tristeza. Es una


tristeza endógena que embarga la psique y que no reconoce causa exterior que la justifique. El
paciente está triste y no se conoce la razón. Nada logra sacarlo de ese estado afectivo, ni aun los
seres o las cosas que le fueron gratos; por el contrario, trata de alejarse de toda compañía y de
cualquier situación placentera y bulliciosa.

En el tono afectivo prevalece el estado desplacentero, originado en la emoción primeria de


miedo que hace al enfermo temeroso de todo, llevándolo secundariamente a los sentimientos de
ruina y de impotencia hasta llegar al suicidio; es el sentimiento catastrófico de que habla P. Janet.

En algunos casos el paciente experimenta un vivo sentimiento doloroso que lo conduce a la


ansiedad al comprobar que ya no siente placer al estar junto a las personas queridas; y manifiesta
"no poder sentir lo mismo que antes". Es lo que se llamó: atimia dolorosa.

La actividad motriz está muy disminuida; la inmovilidad y la actitud de cavilación y


ensimismamiento son características.

El lenguaje oral, cuando se logra hacer hablar al enfermo, es correcto, pero lo hace con gran
esfuerzo, en voz baja, lenta y monótona y sin ningún interés por continuar la conversación iniciada.

En el lenguaje escrito se perfilan los mismos caracteres que denotan el estado de depresión; la
escritura es de letra muy fina, lo que indica falta de presión y los rasgos están algo deformados.
Todo revela en el melancólico un apagamiento del impulso vital, la anulación del instinto de
conservación y la impulsión suicida. Esto es lo que Freud llamó: instinto de la muerte. La tendencia
al suicidio se acentúa y se hace muy peligrosa, siendo necesaria la vigilancia permanente del
enfermo que suele rechazar los alimentos, pero tratado con energía se logra hacerlo comer.

Los melancólicos presentan numerosas manifestaciones somáticas: llegar, en algunas ocasiones,


a cometer homicidios en personas de su familia, con el deseo de evitarle los sufrimientos que les
causan y todos los peligros a que los exponen con sus supuestas enfermedades. Esto se conoce en
psiquiatría con la denominación de homicidio altruista, como lo llamó Regís.

PERTURBACIONES SOMÁTICAS :

Los melancólicos presentan numerosas manifestaciones somáticas:

1) En el aparato digestivo: digestiones laboriosas; atonía y estreñimiento intestinal; aliento


fétido, trastornos hepáticos.

2) En el aparato circulatorio: perturbaciones vasomotoras, edemas, cianosis y enfriamiento de


las extremidades. Ligera hipotensión; tonos cardíacos debilitados.

3) En el aparato respiratorio: respiraciones superficiales e irregulares.

4) Disminución de las fuerzas musculares, hipotomía, astenia.

5) En órganos genitales: impotencia y amenorrea.

6) Hipotermia; la temperatura desciende por debajo de lo normal.

Formas clínicas

De acuerdo con el grado de intensidad de las manifestaciones depresivas y de los síntomas que
se agregan, podemos distinguir las siguientes formas clínicas:

1º) Melancolía simple:

Corresponde al cuadro general que hemos expuesto en nuestra descripción.

2º) Melancolía delirante:

Variedad de la anterior, cuando se agregan concepciones delirantes hipocondríacas de ruina u


otras. En algunas formas crónicas llega a observarse el delirio de negación al que se agregan ideas
de transformación, de enormidad, de inmortalidad, con lo que toma cuerpo la idea de máximo
sufrimiento eterno (síndrome de Cotard).

3º) Melancolía ansiosa:

La ansiedad interviene siempre como componente de los estados melancólicos; tiene origen en
el desasosiego constante y en la incertidumbre que provocan las perturbaciones cenestésicas. Por
esa razón, se reserva la denominación de melancolía ansiosa para la ansiedad que se presenta en
forma de crisis paroxísticas. El enfermo muy intranquilo, en constante movimiento, llora, gime o
grita, su rostro refleja angustia y desesperación, y puede manifestar transitoriamente durante estos
paroxismos cierta incoherencia y desorientación como consecuencia de la gran exaltación afectiva.

4º) Melancolía estuporosa:

Por lo general el estado de estupor melancólico aparece después de un período más o menos
largo de evolución de la melancolía simple o delirante, o a continuación de varias crisis de ansiedad.

El estado estuporoso se caracteriza por la inmovilidad; el enfermo completamente inmóvil en


una posición determinada, no habla ni efectúa ningún gesto, ni reacciona ante variadas
estimulaciones. No se alimenta, siendo necesario recurrir a la alimentación por sonda y
frecuentemente se observa gatismo.

Diagnóstico diferencial

En presencia de un enfermo afectado de depresión psicomotriz debemos establecer


primeramente si la afección' es de origen endógeno, es decir si obedece a un factor constitucional
exclusivamente, en cuyo caso el enferme se siente triste sin poder explicar cuál es la causa.

Cuando se trata de un estado de carácter reactivo que reconoce una causa determinante que
justifica el humor desplacentero y el cuadro melancólico, es decir cuando existe una causa real que
hace impacto en la existencia del individuo, éste así lo comprende. Estas depresiones reactivas son
más frecuentes conservadas en aquellas personas que tienen una natural predisposición para estos
cuadros.

En cualquiera de los casos, trátese de melancolías esenciales o reactivas, será necesario


establecer diagnósticos diferenciales con algunos cuadros depresivos sintomáticos de otros tipos de
psicosis.

1?) Con la parálisis general progresiva en su forma de iniciación melancólica. En este cuadro
siempre será posible descubrir, aún en el comienzo, fallas de la crítica que denuncien la debilitación
psíquica, y algunos trastornos de conducta y otras manifestaciones deficitarias. Además, ante la
duda debe tenerse en cuenta el cuadro neurológico y el humoral.

2') Con la depresión de origen alcohólico: diagnóstico fácil ya que el hábito alcohólico nunca pasa
inadvertido por sus diversas manifestaciones psicopáticas; por otra parte, debe tenerse en cuenta
la estigmatología alcohólica.

3°) Con la demencia senil de iniciación melancólica: Debe considerarse la edad; la melancolía
esencial aparece entre los 25 y 40 años; se tendrán en cuenta los síntomas de debilitación psíquica
de los cuadros de involución senil que no se observan en la melancolía.

49) En este apartado consideraremos a la melancolía estuporosa que obliga a establecer dos
diagnósticos diferenciales: con el estupor catatónico y con la confusión mental estuporosa.

a) El estupor catatónico se caracteriza por la profunda indiferencia del enfermo; en cambio, el


melancólico tiene siempre una vida interior no apagada, siendo posible en ciertos momentos ver
crisis de agitación y ansiedad, cosa que jamás ocurre con el catatónico. El melancólico por muy
absorto que se encuentre en sus reflexiones, siempre percibe y fija algo de lo que ocurre a su
alrededor, y exterioriza su exaltación afectiva con gemidos, suspiros y lágrimas; no así el catatónico.

b) De la confusión mental estuporosa se diferencia porque el estupor melancólico va precedido


de gran dolor moral, la facie revela tristeza; en el estupor confusional es inexpresiva, le da aspecto
de muerto. Es decir que en el melancólico existe una actividad psíquica, que en el confuso está
supeditada. Además el melancólico difiere del confuso estuporoso en que el primero siempre se
queja, suspira o llora.

Evolución

Lo más frecuente es que la enfermedad evolucione por brotes en forma intermitente: en algunos
casos toda la enfermedad puede reducirse a un solo episodio. Por regla general estos episodios
curan, aunque a veces se produce el paso al estado crónico, o sobreviene la muerte por una afección
intercurrente; tampoco es raro que el suicidio sea el final de estos enfermos.

Pronóstico

Es benigno en lo que se refiere al acceso en sí; pero no puede decirse lo mismo en cuanto a las
recidivas, sin olvidar la posible cronicidad y las formas con involución.

Tratamiento

La primera medida que debe tomarse es la reclusión del enfermo y su vigilancia permanente,
dado el peligro que significa la tendencia al suicidio.

La alimentación será sencilla pero completa, especialmente rica en vitaminas.

Medicación tónica general; suero glucosado hipertónico endovenoso: extracto hepático, calcio y
vitaminas.

En los casos de ansiedad y angustia se puede recurrir a la medicación sedante: bromuros,


barbitúricos y opiáceos. En la actualidad se obtienen excelentes resultados con la clorpromacina
para sedar la angustia.

El tratamiento de elección consiste, lo mismo que para la excitación psicomotriz, en la


convulsoterapia, especialmente por electroshock.
PSICOSIS MANÍACO-DEPRESIVA

Hemos dicho al comienzo de este capítulo que ambos síndromes, el de excitación y el de


depresión psicomotriz, responden a una misma constitución psicológica, que es la ciclotímica.

Desde muy antiguo se comprobó que ambos estados podían observarse en un mismo individuo.
Esto dio lugar a distintas apreciaciones, al presentarse los accesos de excitación y de depresión con
alternativas diferentes. También dio lugar a que cada autor le adjudicara una denominación distinta,
en relación con el aspecto de la afección que cada uno estudiara; hasta que Kraepelin, aunando
criterios, reunió todos estos cuadros bajo la denominación común de locura maníaco-depresiva.

Reseñaremos brevemente las distintas denominaciones con que se ha designado esta


enfermedad.

En el año 1851 Baillanger la denominó: locura a doble forma, al comprobar en un mismo enfermo
y en diferentes episodios accesos de excitación y de depresión.

En esa misma época Falret la llamó: locura circular, porque los accesos de manía y melancolía se
producían sin interrupción uno a continuación del otro.

En el año 1890 Magnan la designó: locura intermitente, dados los períodos de remisión que se
observan entre una y otra crisis, ya de excitación ya de depresión.

Entre otras denominaciones adjudicadas a esta afección figuran: locura periódica, locura
alternante, distimias, etc.

En el año 1899 Emilio Kraepelin, con una clara visión del problema, reunió todos estos cuadros
bajo un denominador común y los llamó: locura maníaco-depresiva; pues de acuerdo con su criterio
las distintas formas que dieron lugar a otras tantas denominaciones no eran otra cosa que
variedades o formas clínicas de una misma enfermedad.

No haremos la descripción del cuadro clínico pues coincide con la ya expuesta sobre manía y
melancolía. Sólo enumeraremos las diferentes formas clínicas de la psicosis maníacodepresiva, las
cuales están determinadas por la manera como se suceden los accesos.

1º) Cuando se observan, en el mismo enfermo, todos los accesos de tipo maníaco separados por
períodos de remisión o de normalidad, se tiene la forma: manía intermitente regular.

2º) Cuando después de varios accesos intermitentes de tipo maníaco se produce uno de
melancolía, sucediéndose nuevamente los maníacos, es la forma: manía intermitente irregular.

3º) Si un enfermo presenta en forma intermitente siempre accesos de melancolía la forma se


llamará: melancolía intermitente regular.

4º) Cuando se presenta, después de varios accesos de melancolía, uno de manía, continuando
luego con melancolía es la forma: melancolía intermitente irregular.
5º) Hay enfermos en los cuales se producen en forma alternada accesos de melancolía y otros
de manía; esta forma se llama: alternante simple.

6º) Cuando el enfermo pasa inmediatamente de la manía a la melancolía, a continuación de la


cual transcurre un período de normalidad seguido de un doble acceso y así sucesivamente, la forma
es: alternante a doble forma.

7º) Si el enfermo pasa de la manía a la melancolía en forma continuada sin períodos de


normalidad, se tiene la forma llamada: circular o continua.

Finalmente, debemos tener en cuenta los estados distímicos considerados como formas mixtas,
en los que la transición entre la excitación y la depresión se evidencia por la asociación y coexistencia
simultánea de componentes psíquicos y físicos pertenecientes a ambos cuadros.

a) Excitación motriz con degresión psíquica: En estos casos hallamos todo el cuadro psíquico de
los melancólicos, con sus ideas de impotencia, de ruina, de muerte, con sus continuas y
mortificantes quejas expresadas monótonas y estereotipadamente; al mismo tiempo, no se
muestran quietos e inmóviles como corresponde a los estados melancólicos puros, sino que
presentan intranquilidad motriz, se mueven continuamente y adoptan variadas y exageradas
actitudes en el lecho.

b) Excitación psíquica con depresión motriz: Caso opuesto al anterior; los enfermos expresan un
humor placentero y euforia, con marcada aceleración del ritmo psíquico y fuga de ideas. En
contraposición al aspecto intelectual, llama la atención la inactividad motriz, la quietud, la ausencia
de gestos y ademanes comunes en los maníacos puros.

c) Melancolía con fuga de ideas: En estos casos los enfermos tienen la apariencia de
melancólicos, con gran depresión motriz y un humor marcadamente desplacentero y triste. En
oposición al cuadro melancólico puro, existe, como factor determinante del cuadro mixto, fuga de
ideas; hay, por lo tanto, taquipsiquia que en oportunidades llega a ser extraordinaria. Interesa y
sorprende el hecho de que dicha aceleración del pensamiento no sea revelada por el lenguaje, lo
que se debe a la inoperancia motriz por la que el enfermo permanece poco menos que mudo. Por
consiguiente, en este caso, la fuga de ideas queda reducida a un signo subjetivo, que sólo podemos
conocer cuando, ya mejorado, el enfermo lo acusa relatándolo como un estado
extraordinariamente molesto, en el que las ideas se suceden en interminables cadenas asociativas,
en forma mortificante e incontenible. Es un estado de excitación ideativa, con exaltación del meca-
nismo asociativo mnemónico librado a su propio automatismo, exactamente como ocurre en el
mentismo.

d) Manía con inhibición ideativa o manía improductiva: Es el caso opuesto al anterior; el


componente maníaco está dado por el estado eufórico del humor pero, por contraste, se observa
una extraordinaria bradipsiquia, e ideación torpe y lenta que dificulta la progresión del curso del
pensamiento. Los pacientes ríen y se irritan con mucha facilidad; fuera de estas manifestaciones la
actividad es muy poco notoria.

Finalmente, este mismo cuadro distímico mixto cuando se exagera, conduce al estado que se
conoce por estupor maníaco. Se caracteriza por la agudización extrema de la bradipsiquia, que
culmina con la inhibición completa del mecanismo ideativo y del curso del pensamiento.
Las percepciones también se entorpecen, el enfermo no habla, permanece inmóvil y en actitud
estuporosa. A pesar de este estado, podemos observar que su humor se mantiene eufórico, no es
raro verlo sonreír y ostentar exageraciones en su atuendo. A veces, en forma intempestiva,
abandona fugazmente este estado y ejecuta una serie de actos descontrolados que denotan
irascibilidad o caen en accesos de furia.
RESUMEN

SÍNDROMES DISTÍMICOS
Dos síndromes que responden a la constitución "ciclotímica". S. de "excitación psicomotriz" y S. de
"depresión psicomotriz".
SÍNDROME DE EXCITACIÓN PSICOMOTRIZ

Concepto Manifestaciones de doble excitación: psíquica y motriz. Gran exaltación


definición afectiva con descontrol psíquico, por disminución de las inhibiciones normales.

Factor constitucional: constitución ciclotímica


Entre 20 y 35 años, más frecuentemente. Antes de los 15
Edad
años y después de los 45 años, menos frecuentemente.
Más frecuentemente en el sexo femenino; por una mayor
Consideraciones Sexo
labilidad afectiva.
etiológica
Intoxicaciones Endógenas. Exógenas: alcoholismo.
Infecciones Diversas enfermedades infecciosas.
Lo constitucional es heredado; siempre halla excitación
Herencia
psicomotriz en los ascendientes.
Raras veces comienza bruscamente. Por lo general hay
pródromos: inquietud, desasosiego, insomnio, tristeza,
Período de malhumor, cefalea, anorexia. En algunos casos los síntomas
comienzo son muy característicos; cuando se repiten los accesos el
enfermo y los familiares se previenen. La duración del período
oscila entre algunas horas y varios días.
Inspección: Aspecto excitado variable según el grado de la
afección; vestimenta extravagante. Gran excitación motriz.
Expresión fisonómica fácilmente cambiante de la alegría a la
ira.
Interrogatorio: Enfermos lúcidos bien orientados. Atención
Sintomatología inestable, atraída por numerosos estímulos; difícil de
sostener. Sensopercepción acelerada, superficial, sujeta a
errores y deformaciones (ilusiones). Ideación: el capital
Período de
ideativo no se modifica.
estado
Taquipsiquia, flujo precipitado de ideas, asociaciones
rápidas (fuga de ideas). Juicio desviado por la exaltación
afectiva. Memoria: fijación disminuida por la atención
inestable y superficial; exagerada memoria de evocación.
Afectividad: Gran exaltación; reacciones emocionales
fáciles, euforia, alegría, irritabilidad; gran labilidad afectiva.
Actividad: hiperbulia, hiperactividad; actos sin finalidad, en
parte descontrolados. Marcada logorrea; graforrea.
Excitación No llega a la pérdida del control crítico. No existe
simple alienación. Gran alegría, euforia, satisfacción.
Hipomanía Mayor grado de excitación; el enfermo se descontrola.
Excitación muy intensa, el enfermo está
Manía aguda
permanentemente excitado.
Formas clínicas Manía
O furor maníaco; enfermos peligrosos por la agresividad.
sobreaguda
Manía esencial": (genuina o endógena); como
desarrollo de la personalidad ciclotímica. "Manía
Etiológicamente sintomática": Secundaria a otrsos cuadros: alcoholismo,
demencia senil, P. G. P. "Manía psicógena":Personalidades
psicopáticas.
1º) "Con la parálisis general progresiva": En la forma expansiva o maníaca; hay
que tener en cuenta la debilitación psíquica, los signos neurológicos y humorales.
2º) "Con la esquizofrenia": La forma hebefrénica. Considerar la edad más
temprana, la falta de interés, las estereotipias y alucinaciones psíquicas de los
Diagnóstico
esquizofrénicos.
diferencial
3º) "Con la confusión mental": Forma agitada. Se produce la suspensión en
diverso grado de la actividad psíquica; pérdida de la lucidez; alucinaciones.
4º) "Furor epiléptico": Se diferencia del furor maníaco por el estado crepuscular
y la amnesia.

Es variable en cuanto a la duración del acceso; la terapéutica actual la acorta;


Evolución dura hasta dos años. La manía aguda puede llegar hasta la confusión mental y la
muerte.
Pronóstico El acceso es benigno; la recidiva es lo más frecuente en la enfermedad.
1) Internación y aislamiento del enfermo. 2) Sedación mediante depresores de
la corteza: bromuros 3 a 4 gramos diarios; los barbitú-ricos que obren sobre la
corteza y los ganglios de la base: luminal 0,10 grs; amital 0,10 a 0.20 grs; gardenal
0,10 grs. Hidrato de cloral 2 gramos diarios. Hidroterapia: baños de 2 a 6 horas a
Tratamiento
30o. 3) Abceso de fijación: 1 c.c. de esencia de trementina inyectada en la región
lumbar o en el muslo. 4) Piretoterapia: azufre piretógeno; proteinoterapia con
preparados de leche. 5) Convulsoterapia: electroshock o cardiazol.

SÍNDROME DE DEPRESIÓN PSICOMOTRIZ


Doble cuadro depresivo: psíquico y motriz. Humor triste. Bradipsiquia. Retardo
Concepto e inhibición de todas las funciones. Es un estado patológico caracterizado por una
Definición gran exaltación afectiva de carácter triste y angustioso acompañada de escasa
actividad motriz.
1) Factor constitucional: constitución ciclotímica. 2) Edad: entre 25 y 35 años;
tardía: melancolía con involución. 3) Más frecuente en la mujer. 4) Intoxicaciones,
Etiología
infecciones, herencia: las mismas consideraciones que para la excitación
psicomotriz.
Comienzo insidioso. Supuestos trastornos en diversos órganos,
Período
hipocondría. Inquietud, malestar general; insomnio, cefalea y
comienzo
entristecimiento.

"Inspección": Expresión triste y meditabunda, "omega


melancólico"; llanto frecuente, inmovilidad. "Interrogatorio":
Enfermos lúcidos. "Atención": Disminuida para la vida exterior;
activa en su introversión. "Sensopercepcion": Disminuida para el
Sintomatología mundo exterior; alucinaciones cenestésicas. "Ideación":
Período Bradipsiquia; ideas delirantes: de ruina, impotencia,
estado autoculpabilidad, suicidio. "Juicio": Desviado por la exaltación
afectiva. "Pensamiento": Curso lento, contenido generalmente
delirante: hipocondríaco, nihilista. "Memoria": Defectos de
fijación para lo concerniente a la vida exterior, por falta de interés.
"Afectividad": Exaltación desplacentera; tristeza. "Actividad":
Hipoactividad e hipobulia. Agitación en los casos de ansiedad.
1º) "Melancolía simple": Corresponde al cuadro descrito.
2º) "Melancolía delirante": Ideas delirantes hipocondríacas; de enormidad, de
transformación, de negación.
Formas clínicas 3º) "Melancolía ansiosa": La ansiedad componente común de la melancolía,
cuando se exacerba, el enfermo llega al paroxismo.
4º) "Melancolía estuporosa": En formas de larga evolución o después de crisis
ansiosas. Inmovilidad sin reacción a las estimulaciones. Rechazo de alimentos.
1) “Con la parálisis general progresiva": En la forma melancólica: hay fallas de la
crítica por debilitación. Manifestaciones neu-rológicas y humorales.
2) "Depresión alcohólica": El hábito alcohólico no pasa nunca inadvertido.
3) "Demencia senil": De iniciación melancólica. Tener en cuenta la edad y la
Diagnóstico
debilitación psíquica.
diferencial
4) 'Estupor catatónico": Esquizofrenia. El melancólico refleja profunda tristeza:
suspira y llora.
5) "Confusión estuporosa": El estupor melancólico va precedido de dolor moral;
en el confuso hay suspensión total de la actividad psíquica.
Evoluciona por brotes; a veces existe un sólo episodio. Puede hacerse crónica
Evolución
con involución.
Pronóstico Por lo general es benigno, salvo los casos de melancolía con involución.
Internación y aislamiento del enfermo. Medicación tónica general: suero
Tratamiento glocosado, extracto hepático, calcio, vitaminas. En caso de ansiedad: bromuros y
barbitúricos; hoy se emplea la cloropromacina. Convulsoterapia.
PSICOSIS MANÍACODEPRESIVA

Kraepelin llamó "Locura maníacodepresiva" a las formas de excitación y de


Concepto
depresión alternadas.

1º) "Manía intermitente regular": Sólo accesos maníacos separados por


períodos de remisión.
2º) "Manía intermitente irregular": Después de varios accesos maníacos hay uno
de melancolía; luego nuevamente maníacos.
3º) "Melancolía intermitente regular": Accesos melancólicos separados por
períodos normales.
4º) "Melancolía intermitente irregular": Después de varios accesos melancólicos
hay uno de manía; vuelve luego la melancolía.
5º) "Forma alternante simple": Sucesiva y alternadamente, accesos maníacos y
Formas clínicas
melancólicos.
6º) "Alternante a doble forma": Accesos maníacos seguidos de uno melancólico;
luego normalidad seguida de un doble acceso y así sucesivamente.
7º) "Forma circular o continua": Paso de la manía a la melancolía en forma
continuada y sin períodos de normalidad.
a) "Excitación motriz con depresión psíquica".
Formas b) "Excitación psíquica con depresión motriz".
mixtas c) "Melancolía con fuga de ideas".
d) "Manía con inhibición ideativa".
CAPÍTULO IX

SÍNDROME DELIRANTE
El síndrome delirante, que es objeto de continuos estudios y revisiones en congresos y reuniones
científicas de la especialidad, constituye uno de los capítulos más apasionantes de la clínica
psiquiátrica. A pesar de las continuas investigaciones no se ha logrado unificar los criterios; existen
numerosas discrepancias especialmente en torno al problema etiopatogénico y al de la nosografía
y nosología de los delirios.

El síndrome delirante involucra a los estados de alienación, en los que la desviación del juicio
lleva a la formación de ideas delirantes que pasan a integrar el contenido del pensamiento. Con
otras palabras, comprende a los alienados cuyos pensamientos contienen organizaciones delirantes.
Cuando decimos organizaciones delirantes, decimos delirios.

CONCEPTO DE DELIRIO:

"Delirio es una perturbación del contenido del pensamiento, producto de un juicio desviado y
tendencioso que elabora una trama más o menos compleja y más o menos verosímil o absurda,
pero siempre patológicamente errónea, y de cuya realidad el enfermo tiene completa certeza y se
mantiene irreductible en sus convicciones".

Problemas etiopatogénicos, nosográficos y nosológicos de los delirios

Los problemas etiopatogénico, nosográfico y nosológico de los delirios mantienen un nexo de


unión tan sólido e intrincado que, en verdad, se hace difícil su estudio por separado.

El delirio es la resultante de una incorrecta o incompleta labor crítica. En efecto, se observa que
en la primera etapa o de elaboración el juicio cumple su cometido mediante la relación e
identificación. La falla del juicio del delirante se produce en la segunda etapa o de crítica por una
comparación y una valoración desviadas o incompletas, de donde cae en la falsedad o en el error
patológico irreductible.

En cuanto analizamos con detención los conceptos de delirio y de idea delirante, se nos hace
muy difícil la separación de ambos, pues en realidad se complementan y cada uno de ellos se halla
implícito en el otro. El delirio constituye una perturbación o alteración que invade la psique como
consecuencia de un juicio desviado, que falsea los hechos y elabora la idea delirante. Se desprende,
por lo tanto, que la misma falsedad que encierra la idea está comprendida en el delirio.

Corrientemente decimos que el error delirante se diferencia del error común en que el primero
es irreductible. Si bien no cabe duda acerca de la exactitud de esta afirmación, esa irreductibilidad
no constituye el sello del error patológico desde el momento que, como lo ha dicho Regis, "existen
errores más tenaces que el delirio mismo". El "error patológico" tiene su origen en una causa mucho
más poderosa, cuya raigambre debe buscarse en oscuras y profundas modificaciones que se operan
en la estructura íntima de la personalidad. Esas modificaciones dan lugar a la producción de
vivencias extrañas que desadaptan al individuo del medio exterior y del medio social, con lo que se
rompe el equilibrio entre el sujeto y su medio. De esto se infiere que el delirio y la idea delirante
tienen una significación mucho más importante que la de simple "error patológico" que, como se
ha dicho, puede no superar en tenacidad y contenido a otros errores no patológicos.

La faz patológica de la idea y del delirio está supeditada al estado patológico de la personalidad,
que la condiciona al perder el nexo normal de sus relaciones equilibradas con el mundo exterior y
con la sociedad. El delirio es entonces secundario al estado de desequilibrio en que se sume la psique
a consecuencia de la nueva situación creada.

Según H. Schulte "el individuo no puede ser entendido como un elemento aislado de su
ambiente. Cuando el individuo no es capaz de integrarse en una estructura social, crea su propia
estructura delirante".

De acuerdo con este criterio, delirio e ideas delirantes coexisten con las estructuras delirantes.
Estas últimas son resultado de modificaciones de la personalidad debidas a factores diversos,
especialmente en aquellos individuos que ostentan una predisposición constitucional que los inclina
a esas estructuras delirantes.

En cuanto a las causas capaces de provocar la ruptura del equilibrio entre la personalidad y el
mundo, pensamos que debe adoptarse un criterio amplio y hacer un enfoque múltiple, aceptando
la existencia de una etiopatogenia variable.

Con prioridad a toda otra causa debe considerarse que, para que se produzca la disociación entre
el mundo exterior y el mundo interior, o sea entre persona-medio, es necesaria la existencia de una
grave alteración en el núcleo profundo de la personalidad. Ésta pierde su conexión y estabilidad
parcial o completamente, o de manera más o menos intensa, pero siempre traduciendo un
aflojamiento de los mecanismos psíquicos, por lo que la psique pierde su unidad funcional armónica
en la totalidad de su integración. Este aflojamiento psíquico significa, en realidad, una debilitación
de la estructura psíquica por alteraciones orgánicas del cerebro, razón por la que se asignó a esta
concepción la de organodinámica, que expresa la acción nociva de la perturbación orgánica sobre
el dinamismo de la psique.

Las lesiones orgánicas capaces de provocar las lesiones psíquicas escapan todavía al dominio de
la anatomía patológica; sin embargo, a pesar de que hasta ahora hemos considerado a los delirios y
otros cuadros psiquiátricos como alteraciones funcionales, las comprobaciones clínicas nos dicen
que ya es tiempo de considerar la base orgánica de todas las perturbaciones psíquicas.

A partir de esta base patogénica general deben considerarse numerosos factores


desencadenantes, que obran como causas etiológicas del desequilibrio persona-mundo, generador
de las estructuras delirantes.

Debe considerarse de gran importancia al factor constitucional; bajo cuyo aspecto hay que tener
en cuenta a la personalidad paranoica y a los estados paranoides de algunas personalidades, con lo
que se abarca a todos los desarrollos delirantes de evolución crónica. Pensamos que las grandes e
interminables divergencias suscitadas en torno al problema de los delirios tienen su punto de
partida en la exagerada tendencia a la nosografía de los mismos.
Posiblemente sea necesario retornar al punto de partida y, como dice Henry Ey en su libro
Estudios Sobre Delirios, es un error clasificar y denominar a los delirios según su contenido; este
contenido o tema del delirio, no es otra cosa que un reflejo o manifestación de los graves trastornos
que acusa la integridad de la personalidad, por ruptura del equilibrio persona-mundo. Esto es en
esencia la enfermedad delirio; el contenido es de una importancia secundaria y depende de la
estructura de la personalidad que, desinhibida por el estado patológico, pone en descubierto sus
tendencias e inclinaciones naturales. Asimismo, de la citada estructura personal y de la capacidad
intelectual depende el tipo de estructura delirante; la inteligencia constituye un factor de
importancia en la configuración de los delirios.

Los delirios serán más o menos verosímiles y de mayor o menor vigor según sea la capacidad
intelectual de cada enfermo. En términos generales, podemos considerar que los valores
intelectuales determinan las características de los delirios constitucionales tanto en sus formas de
pensamiento, como en los mecanismos psicológicos que intervienen en la estructuración de los
mismos, de donde se podrán observar delirios constitucional de gran verosimilitud, con mecanismo
interpretativo que encadena los hechos merced a un razonamiento minucioso. A medida que la
inteligencia desciende de nivel hallamos delirios mucho menos verosímiles, hasta llegar a aquellos
que caen en lo absurdo, a través de un pensamiento que toma modalidades primitivas bajo la forma
de mecanismos mágicos, intuitivos e imaginativos, más el agregado del mecanismo alucinatorio.

Empero si, de acuerdo con la concepción órgano-dinámica, aceptamos la existencia de


alteraciones orgánicas que ponen en juego la actividad delirante hay que admitir que en todos los
delirios, aún en aquellos de los que corrientemente se dice que no dementizan, existe un deterioro
de la integridad de la personalidad. Mediante un estudio detenido y paciente de las exposiciones
del enfermo en los diferentes exámenes que se le efectúan, es posible comprobar este deterioro.
Junto a razonamientos y conceptos de alto exponente intelectual, encauzados dentro de una
poderosa organización o sistema, se observarán otros de mucha menor jerarquía que establecen
brusco contraste con los anteriores y que inclusive llegan a denotar puerilidad. Es a menudo fácil
ponerlos en evidencia cuando, en forma súbita, se coloca al enfermo en una situación embarazosa
para explicar el porqué y los fundamentos de algunas de sus concepciones.

Además cuando se puede seguir la evolución de la enfermedad a través de un largo período, es


dado observar modificaciones profundas y notorias en la sintomatología con relación al período de
iniciación. En efecto, no es raro comprobar que un paciente que comienza desarrollando una
actividad delirante con un núcleo vigoroso, bien delimitado en un sistema de organización perfecta
y de gran verosimilitud, lentamente, con el andar del tiempo desciende a un nivel inferior; va
perdiendo la sistematización y la jerarquía de sus concepciones para dar paso a elaboraciones
absurdas, que finalizan en un delirio más o menos dislocado con participación de múltiples
mecanismos psicológicos, denotando el empobrecimiento de la personalidad la aparición de formas
de pensamiento mágico o primitivo.

Estos casos, si bien no son de gran frecuencia, están muy lejos de ser excepcionales; han sido
registrados en todas las épocas y por todos los autores. Rubricamos lo dicho trascribiendo un
párrafo extraído de la Psiquiatría de Vallejo Nágera: "En realidad se observa en el comienzo y en el
curso de la esquizofrenia verdaderas paranoias, cuya evolución defectual indica claramente su
naturaleza procesual".
Estas observaciones son las que robustecen la opinión de quienes tienden a la unificación de
criterios en torno al problema patogénico y nosográfico de los delirios crónicos, en todos los que
reconocen un mismo origen constitucional estableciendo entre ellos únicamente diferencias de
grados. Esta corriente, nacida en la escuela del Prof. E. Bleuler, ha logrado muchos adeptos en
Europa y muy especialmente entre los psiquiatras españoles; entre los franceses algunos se
mantienen aún dentro del criterio kraepeliniano, con sus tres grupos de delirios crónicos:
paranoicos, parafrénicos y paranoides.

Con Bleuler, la corriente actual tiende a la supresión del grupo parafrénico que se diluye entre
los delirios paranoides esquizofrénicos.

Existen elementos de juicio surgidos a través de los hechos de observación, biológicos y clínicos,
que abogan en favor de este último punto de vista. Así por ejemplo, Von Ecónomo, citado por Vallejo
Nágera, hizo hincapié sobre la frecuencia de la esquizofrenia entre los parientes de paranoicos
pleitistas. Sobre este aspecto biológico dice Bleuler en su libro Afectividad, Sugestibilidad, Paranoia:
"Los futuros paranoicos, pues, muestran las mismas características que muchos futuros
esquizofrénicos y que los parientes de esquizofrénicos". Agrega luego: "La esquizofrenia y la
paranoia, en suma, aparecen, sintomatológicamente como nacidas de una misma raíz (la
esquizopatía). En la misma obra hallamos: "Aunque por regla general, no podamos demostrar una
resistencia debilitada en las asociaciones lógicas, tiene que existir, sin embargo, en todo paranoico,
por lo menos, una tendencia a las escisiones; esto es, a enlaces menos fuertes que en los individuos
normales; de lo contrario 'no podría reaccionar catatímicamente de un modo tan marcado y tan
unilateral. Los paranoicos han de tener en su disposición algo intensamente esquizoide, pero debe
advertirse de un modo expreso que esto sólo no quiere decir, necesariamente, algo patológico, algo
esquizofrénico".

De los párrafos trascriptos se desprende que para Bleuler, al reconocer que la .paranoia y la
esquizofrenia tienen un origen común, las diferencias entre ambas queda reducida a una cuestión
cuantitativa. Cuando la escisión es grave, se produce la esquizofrneia con los desarrollos paranoides;
cuando dicha escisión es leve se produce la paranoia.

En cuanto a la falta de dementización en la paranoia, hecho de observación clínica en el que


Emilio Kraepelin fundamenta la nosología y la nosografía de sus entidades delirantes, constituye, en
realidad, según Bleuler, un punto de apoyo inconsistente. Para este último, también es una realidad
clínica el que no todas las esquizofrenias llegan a la dementización y total embrutecimiento de la
personalidad; muchas de ellas pueden detenerse en su evolución y mantener estacionarias en
cualquier estadio, aún en etapas en que el deterioro psíquico es casi imperceptible. Estos últimos
estadios serían los más propicios para los desarrollos paranoicos, según Bleuler. En coincidencia con
este criterio dice Hoffman, citado por Vallejo Nágera, "la paranoia es el resultado de un brote
esquizofrénico abortivo"

Entre los dos tipos de delirios, la paranoia con sus pequeños defectos en la estructura de la
personalidad y los delirios paranoides de la esquizofrenia con el típico embrutecimiento y defecto
de la personalidad, Kraepelin ha ubicado el discutido grupo de las parafrenias. En esa forma
estableció el puente de unión entre las dos posiciones extremas, dando cabida, en sus cuatro formas
clínicas, a todos los desarrollos delirantes intermedios. Desde la posición de Bleuler es posible
apreciar que en dichas formas clínicas están representadas etapas evolutivas del proceso
esquizofrénico, con las respectivas detenciones de esa marcha procesual tal como lo había indicado
este autor.

1) El primer escalón en esas detenciones corresponde a la paranoia.

2) Un peldaño más abajo en la marcha hacia el embrutecimiento de la personalidad corresponde


a la llamada parafrenia sistemática, en la que aún se mantiene una marcada sistematización, pero
en la que las concepciones se alejan de la lógica del razonamiento formal con la aparición de
absurdos, a la vez que hacen irrupción la megalomanía y estados alucina-torios, fases de la
enfermedad que señalan un mayor daño de la personalidad. La opinión de algunos autores de que
la parafrenia no produce decadencia mental sólo puede aceptarse en el sentido de la detención o
estancamiento, de que habla Bleuler, en el proceso esquizofrénico; pues lo cierto es que, cuando se
ha conocido a la personalidad antes de la enfermedad, puede apreciarse y es bien notorio el
desmedro con respecto al período de comienzo.

3) El tercer lugar corresponde a la parafrenia expansiva. En este caso el embrutecimiento a que


llega la personalidad es mayor, debido a que el proceso queda detenido en un nivel más bajo. La
sintomatología nos proporciona elementos de prueba de ese sentido, así se observan: gran
megalomanía y exaltación emocional, con reacciones prontas y bruscas, además de una fácil
irritabilidad. Estos síntomas indican el pronto descontrol de la personalidad debido a la caída de las
inhibiciones, por lo que el humor se hace inestable bajo el imperio de las descargas emocionales.
También se manifiestan alucinaciones y aparición de giros de pensamiento primitivo. En este estado
desaparece la sistematización que es reemplazada por varios núcleos o sistemas delirantes, de
donde resulta un delirio dislocado que no hace más que exteriorizar el disloque psíquico.

4) En cuarto término figura la llamada parafrenia confabulatoria. En estos casos es frecuente no


hallar alucinaciones, pero el disloque psíquico y el embrutecimiento se evidencian a través de una
intensa fabulación, alimentada por la imaginación y numerosas paramnesias bajo forma de ilusiones
y alucinaciones de la memoria.

5) La parafrenia fantástica, que constituye el tipo más grave y el que más se acerca a la demencia
precoz de Kraepelin. El embrutecimiento de la personalidad es muy grande. Los enfermos se
desconectan mucho del ambiente; pero cuando se los requiere expresan sus concepciones, total-
mente absurdas y dislocadas, con una logorrea que va en aumento, lo mismo que la excitación que
favorece aún más lo absurdo y fantástico del delirio.

6) El final de la escala de los delirios está señalado por los desarrollos paranoides de la demencia
precoz de Kraepelin. En estos casos ya no existe organización alguna; son concepciones delirantes
de perjuicio y de persecución, algunas veces místicas y algunas eróticas, totalmente inconexas,
alimentadas por un mecanismo alucinatorio y en parte interpretativo de influencia y de
autorreferencia, donde dominan las formas primitivas de pensamiento intuitivo o mágico. Estos
delirios son de mayor vigor en los comienzos de la enfermedad, pero con el andar del tiempo,
palidecen hasta desvanecerse totalmente y desaparecer, a medida que crece el embrutecimiento y
destrucción de la personalidad.

Resumiendo: hemos asistido a un desfile de delirios crónicos, constitucionales, que de acuerdo


con la concepción órgano-dinámica se originan en perturbaciones orgánicas indeterminadas a
través de las cuales se perturba el equilibrio persona-mundo con la consiguiente alteración del
dinamismo psíquico, cuya resultante es la desviación del juicio que cae en el error patológico.
También hemos presentado dos puntos de vista nosográficos, el de Kraepelin y el de Bleuler.
Entre los psiquiatras los hay partidarios de una u otra de esas concepciones. A medida que pasa el
tiempo pierde adeptos la de Kraepelin, en la misma medida en que se robustece la de Bleuler.

Nosotros nos mantenemos un tanto al margen, respetando las diversas opiniones, pero no
podemos menos que señalar nuestra preferencia a favor de la nueva corriente.

En cuanto a las variantes características de los diversos tipos de delirios, se explican por las
siguientes razones:

1º) Una de las más importantes es la intensidad de la lesión de ataque. Según sea la intensidad
será la gravedad del estado orgánico, lo que determinará las características del desarrollo y de la
estructura delirante, acordes con el grado de destrucción o embrutecimiento de la personalidad.
Cuando la lesión es leve se produce, según Bleuleí, el desarrollo paranoico; más allá del mismo, a
medida que se intensifica la gravedad de la lesión, surgen todos los delirios paranoides hasta el total
embrutecimiento.

2<?) Las condiciones estructurales de la personalidad; debe considerarse el grado de fragilidad


en la organización del sistema nervioso, que facilitará, en más o en menos, la gravedad de las
lesiones y el consiguiente deterioro.

3°) La edad de aparición del delirio también es importante. Cuando la eclosión se hace en la edad
adulta se tendrán los desarrollos paranoicos y los paranoides con distintos grados de compromiso
de la personalidad. Cuando, por el contrario, el proceso irrumpe en la pubertad y en la edad juvenil,
se tendrán los desarrollos paranoides con total embrutecimiento y dementización.

En definitiva, teniendo en cuenta la concepción órgano-dinámica junto con el criterio nosológico


y nosográfico de E. Bleuler, los diversos desarrollos delirantes estarían condicionados por: 1) la
gravedad del ataque, 2) por el vigor estructural de la personalidad y 3) por el grado de madurez
psíquica alcanzado al momento en que irrumpe la enfermedad.

Mecanismos psicológicos de los delirios

Conjuntamente con el estudio etiopatogénico de los delirios crónicos deben considerarse, como
complemento, los mecanismos psicológicos por los cuales se hace la elaboración del delirio.

1º) MECANISMO INTERPRETATIVO:

Colocamos en primer lugar al mecanismo interpretativo que en condiciones normales, permite


al individuo la captación y la comprensión de cuanto observa, tanto en el mundo exterior como en
el interior, participando así en forma principalísima en la elaboración del pensamiento normal.

La desviación del juicio, en algunos delirantes, lleva a conclusiones falsas de cosas y hechos
reales, o sea que se realizan falsas interpretaciones. Luego, las interpretaciones delirantes se
originan a partir de un hecho real, no son producto de la imaginación del enfermo, sino de hechos
modificados o falseados por él mismo.

Cuando el delirio es elaborado por el mecanismo interpretativo, como ocurre con el delirio
interpretativo sistematizado de Seriux y Capgras, al que Kraepelin llamó Paranoia, la afectividad
desempeña un papel importantísimo. Los hechos son interpretados falsa y defectuosamente por la
interferencia afectiva, es decir que se apartan de la lógica intelectual formal obedeciendo en
cambio, a una lógica afectiva o catatímica.

Creemos oportuno aclarar, que lo afectivo interviene como factor desencadenante inmediato de
la interpretación delirante, o sea como causa desencadenante del mecanismo de elaboración del
delirio, pero no como factor etiopatogénico, aspecto de la cuestión para el que ya hemos aceptado
la concepción órgano-dinámica. Lo patológico orgánico debe ser considerado siempre en primer
término, ya sea como terreno premórbido, para determinadas o indeterminadas fragilidades
constitucionales, como por los numerosos factores exógenos y endógenos, tóxicos, infecciosos,
traumáticos, neuroendocrinos, etc., capaces de promover dichas alteraciones orgánicas que
modifican el dinamismo psíquico.

Así entendida la cuestión, repetimos que cabe a la afectividad desempeñar un papel


preponderante en el mecanismo psicológico interpretativo.

Cuando se trata de enfermos en los que la perturbación orgánica es de escasa intensidad, debido
a que la lesión no llega a provocar gran desmedro y embrutecimiento de la personalidad, se
producen los desarrollos delirantes paranoicos o delirios interpretativos. Éstos se instalan a partir
del desequilibrio persana-mundo a raíz de un shock emocional, más o menos intenso, frente al
medio que crea un conflicto al individuo. Este conflicto se convierte en el problema ideo-afectivo en
el que el enfermo centraliza una gran parte de su actividad psíquica y de su vida toda. A partir del
momento en que se crea el problema idéo-afectivo, todo aquello que por algún motivo pueda
relacionarse con él cae dentro de su órbita, siendo aceptado e interpretado a favor de la corriente
afectiva imperante. Exaltación afectiva que, ocasionada por el impacto emocional, condiciona el
juicio y el raciocinio determinando el contenido patológico del pensamiento, el cual es elaborado al
margen de la lógica intelectual reemplazada por la lógica afectiva. Bleuler dice al respecto: "esta
superación de la lógica por los afectos presupone que, en el paranoico, la afectividad tiene que
poseer una fuerza conmutadora demasiado intensa en relación con la firmeza de las asociaciones
lógicas". O sea que, en estos enfermos, la lógica del pensamiento cae vencida ante el embate de las
vivencias afectivas. Ésta es una razón más que apoya el criterio de que, en la patogenia de los delirios
paranoicos, debe reconocerse un aflojamiento de los mecanismos psíquicos de enlace entre los
juicios y razonamientos, doblegados por la afectividad, lo que es imposible en una psique
absolutamente normal en la cual prevalece la lógica intelectual.

Al margen del estado patológico, en condiciones normales y en unas personas más que en otras,
la afectividad exaltada conduce a la catatimia. Debido a la catatimia los estados emocionales o
sentimentales interfieren la esfera intelectual y, bajo su influjo, las elaboraciones de la mente se
hallan impregnadas por esas vivencias afectivas escapando al vigor crítico intelectual; graves errores
judicativos son su consecuencia. Nos ofrece un ejemplo la exaltación del cariño maternal, a través
del cual la madre ve en el hijo virtudes y capacidades inexistentes o muy poco apreciables a la vez
que pasa por alto defectos registrables cuando la crítica es correcta.
Llegamos así a la conclusión de que la personalidad humana puede, normalmente, actuar en dos
planos diferentes cuando elabora el pensamiento. El primero de ellos sería el de la lógica intelectual,
cuando el juicio no es interferido por la afectividad; el segundo sería el de la lógica afectiva cuando
lo catatímico prevalece y preside la crítica. Cuando, en el caso de la persona normal, la razón llama
a la realidad la catatimia pasa a segundo plano y la lógica intelectual se impone.

En condiciones patológicas, como ocurre en el delirio paranoico o interpretativo, la carga afectiva


que lo vigoriza y lo mantiene se particulariza no sólo por su intensidad sino por su gran estabilidad,
como lo sostiene Bleuler. La intensidad determina simultáneamente la estabilidad; debido a esta
última el problema ideo-afectivo llega al estado de cronicidad porque el error judicativo se torna
irreductible. La intensidad de la carga afectiva, que desvía el juicio y la actividad pensante,
determina las falsas interpretaciones, las cuales agravan aún más la situación por cuanto cada nueva
interpretación errónea de hechos reales reaviva dicha carga afectiva, cuya intensidad y persistencia
se acentúan. Es decir que, la mayor o menor intensidad de la carga afectiva determina el grado de
irreductibilidad de las concepciones.

Estas perturbaciones afectivas se manifiestan únicamente en relación con el problema del


erróneo concepto elaborado; por lo demás, en los casos de delirios interpretativos, es posible
mantener una conversación correcta con el enfermo siempre que el tema se mantenga fuera de los
límites que abarca la actividad delirante. Las interpretaciones delirantes se vinculan siempre a
hechos que pueden caer en la trama del delirio pero cuando, por su naturaleza, escapan a esa órbita
las interpretaciones se hacen correctamente.

Mediante las interpretaciones delirantes el enfermo, acicateado por la tensión afectiva, procura
reunir el mayor número de hechos probatorios de sus aseveraciones, a las que presenta con un
encadenamiento perfecto. Tanto el mundo interior como el mundo ambiental pueden suministrarle
elementos para múltiples interpretaciones; según provengan de uno u otro las interpretaciones
delirante se clasifican en exógenas y endógenas.

1º) Interpretaciones exógenas: Son aquellas que el enfermo elabora con elementos procedentes
del mundo exterior, miradas, sonrisas, conversaciones, actitudes, encuentros, todo lo cree
relacionado con su problema, todo lo utiliza para sus interpretaciones; en ningún momento
considera esos hechos como meras coincidencias o casualidades. Para su enfoque unilateral todos
son causales, todo es causalidad, nada es atribuible a la casualidad.

Algunos enfermos, unida a la interpretación delirante, manifiestan una marcada tendencia a los
simbolismos. Es una creación imaginativa, simultánea a la interpretación errónea, que agrega al
hecho un significado simbólico, particularísimo y muy personal, que incumbe exclusivamente al
individuo. Viene al caso recordar a un enfermo internado en nuestro servicio que padecía un delirio
interpretativo de celos, para quien el color gris tenía una relación directa con su problema y hacía
alusión concreta al mismo.

2º) Interpretaciones endógenas: La interpretación endógena tiene su origen en las más variadas
manifestaciones somáticas y psíquicas. Dolores o trastornos neuroendocrino-vegetativos pueden
ser interpretados como perjuicios o injurias físicas inferidas por enemigos o como supuestas ten-
tativas criminales de envenenamiento. De la misma manera son interpretados ciertos estados
psicológicos y de ánimo por los que pasa el individuo en las alternativas de su delirio.
Entre las interpretaciones endógenas deben ubicarse también las que el enfermo realiza a través
de la evocación mnemónica. En la afanosa búsqueda de elementos probatorios de sus concepciones
recurre a la evocación de acontecimientos vividos mucho tiempo antes de la elaboración del delirio.
Estos acontecimientos que en su época fueron interpretados correctamente, al ser actualizados
están sujetos a una interpretación diferente y errónea.

2º) MECANISMO ALUCINATORIO :

Las alucinaciones sensoriales y cenestésicas desempeñan una parte importantísima en el


mecanismo de los delirios. Entre las alucinaciones sensoriales, las auditivas tienen una intervención
preponderante en la actividad de los delirios crónicos. Estas alucinaciones, de acuerdo con sus
características, condicionan el contenido de los delirios así como el estado de ánimo de los
enfermos. La mayor parte de las veces las alucinaciones auditivas son desagradables, característica
que determina un humor des-placentero y despierta las concepciones delirantes de perjuicio y de
persecución.

Otras veces, las menos, las alucinaciones provocan humor placentero y estados agradables,
como ocurre en los delirios místicos y en los estados de beatitud. Con menos frecuencia aún se da
el caso de alucinaciones antagónicas; los pacientes oyen voces o palabras agradables por un oído y
desagradables por el otro. Son bastante comunes las alucinaciones cenestésicas a través de las
cuales nacen ideas delirantes hipocondríacas con las que se elabora el "delirio hipocondríaco".

Corrientemente la alucinación no se presenta como único mecanismo del delirio; suele asociarse
a otros mecanismos de menor jerarquía. Además, en algunos casos, es posible reconocer en la
alucinación la causa real o punto de partida de un delirio, es decir que éste es secundario a las inter-
pretaciones que el enfermo hace de sus alucinaciones. Así ocurre con el alcoholista que, durante el
episodio tóxico y a continuación del mismo, padece alucinaciones auditivas cuyas características dan
lugar a un delirio persecutorio. En este caso el automatismo de los centros perceptivos, des-
encadenado por el tóxico (causa neurológica), provoca exaltación afectiva con intensa reacción
emocional desplacentera; así se cierra un círculo vicioso con una mayor producción de
alucinaciones, cuyo mecanismo es facilitado por dicho automatismo.

En otros casos, las alucinaciones no participan exactamente como desencadenantes del delirio,
que preexiste a ellas. Se observan delirios crónicos cuya iniciación se hace por el mecanismo
interpretativo y, sólo secundariamente, caen en el mecanismo alucinatorio. En estos casos la
alucinación, como mecanismo, contribuye al desarrollo y alimento del delirio y es creada por la
exaltación afectiva que éste desencadena. En definitiva, el mecanismo alucinatorio como productor
del delirio es más frecuente en los estados agudos, tóxicos. En las formas crónicas, en cambio, si
bien intervienen en la elaboración y mantenimiento de la actividad delirante no constituye el factor
determinante de la misma.

En el primer caso cuando, debido a algún factor toxi-infeccioso, traumático o emocional, se


desencadena el automatismo de los centros perceptivos, la imagen alucinatoria nace de una
representación mnemónica de la que, secundariamente, el enfermo realiza una interpretación
siempre falseada que lo conduce al delirio. En el segundo caso, cuando existe un delirio crónico cuya
exaltación emocional produce, secundariamente, una imagen alucinatoria creada por la imaginación
no se requiere una interpretación a posteriori, por cuanto esta última es previa a la elaboración
mental que crea la alucinación.

En general, todas las alucinaciones dan origen a diversos estados de ánimo, placenteros o
desplacenteros, según sean su naturaleza y sus características. Por consiguiente, también en los
delirios alucinatorios no es dado observar que la afectividad ocupa un lugar de privilegio entre los
factores determinantes de esa afección.

3º) MECANISMO ILUSORIO :

Se puede hablar de la existencia de un mecanismo ilusorio cuando las ilusiones contribuyen a la


progresión de la actividad delirante. En realidad, la ilusión como mecanismo único de los delirios, es
poco frecuente. Se observa en algunos casos crónicos con gran exaltación emocional y en estados
reactivos. La mayor parte de las veces constituye un mecanismo accesorio, y a menudo accidental,
que se acopla a otros mecanismos de mayor trascendencia.

4º) MECANISMO IMAGINATIVO:

En el caso del mecanismo imaginativo debe tenerse en cuenta la exaltación patológica de la


imaginación, que conduce al sujeto a la fantasía y al mito.

Se entiende por exaltación patológica de la imaginación a la pérdida del equilibrio normal, por
falta de freno, de la actividad imaginativa. Ese freno lo constituye el juicio el cual, normalmente,
critica toda la elaboración imaginativa, pero desviado por la perturbación que lo afecta incurre en
graves omisiones que determinan la aceptación, sin revisión, de todo lo imaginado y como una
realidad que no admite discusión alguna.

Ciertas personalidades son, en condiciones normales, esencialmente imaginativas en sus


elaboraciones mentales. Cuando esta predisposición existe en personas de una psique vigorosa y
dotada de buena inteligencia, se tendrán mentes de gran capacidad creadora. Cuando esa misma
tendencia imaginativa es propia de personas pobremente dotadas, el mito, la mentira y la fabulación
fáciles son su consecuencia. La exaltación patológica de la imaginación es más frecuente en este
último tipo de personalidades. La afectividad se encarga, también en estos casos, de desencadenar
las imágenes oníricas en el tiempo y en el espacio; característica notable que sitúa a una persona,
por ejemplo, en un lugar preciso y en un determinado momento de su existencia, c) Las imágenes
que construye el pensamiento onírico no se relacionan de acuerdo con la lógica formal que co-
rresponde al mecanismo normal de la asociación de las ideas. Esta falla de ordenación lógica
determina que dos o más imágenes puedan, cuando tienen caracteres comunes, superponerse y
fusionarse en una sola, con la particularidad de que en esa imagen única se hallan representados
los objetivos que figuran separadamente en cada una de las otras. Cuando el pensamiento onírico,
por ejemplo, fusiona en una imagen la figura de tres personas que tienen un carácter común, en
dicha imagen única se hallan representadas las tres personas, d) En el pensamiento onírico las imá-
genes no guardan una relación lógica en el espacio y en el tiempo; lo que es, asimismo, determinado
por la falta de un mecanismo asociativo lógico.
De acuerdo con este fenómeno, las superposiciones y las fusiones se producen entre las
fracciones de tiempo y de espacio. Ésta es la razón por la cual se fusionan en una misma fracción de
tiempo, las imágenes de personas que no son contemporáneas, pertenecientes a épocas diferentes
y alejadas, o la imagen de un individuo aparece en el mismo instante en dos épocas diferentes de
su vida. Otro tanto ocurre con el espacio, fusionando y asignando al mismo lugar a dos cosas
diferentes.

Éste es el pensamiento onírico normal o estado de ensueño; debemos considerar ahora el


pensamiento onírico patológico, que constituye uno de los mecanismos delirantes.

En determinadas condiciones patológicas el pensamiento de mecanismo onírico normal, se


exacerba en forma extraordinaria, a la vez que adquiere modalidades especiales que señalan su
tránsito al onirismo patológico.

Debemos considerar fundamentalmente, dos tipos de mecanismos oníricos patológicos: 1) el


que corresponde a los estados agudos o subagudos; 2) el que corresponde a los estados crónicos.

1º) Onirismo de los estados patológicos agudos: Se caracteriza por la exaltación de la actividad
onírica que aparece estando el enfermo en estado de vigilia, es algo así como un ensoñar despierto;
el paciente vive y actúa en la vigilia su onirismo patológico. Esto es lo que corrientemente se conoce
con el nombre de delirio onírico que observamos en los estados confusionales: tóxicos, infecciosos,
traumáticos, shocks emocionales, etc.

Los caracteres fundamentales que dan forma al delirio onírico y lo separan del pensamiento
onírico normal son los siguientes:

1) Graves perturbaciones de la sensopercepción. En primer lugar se destaca la imperfecta


visualización del mundo exterior debido a la torpeza del sensorio, lo que da lugar a numerosas
ilusiones que deforman la realidad objetiva. Las ilusiones abundan también en los otros campos
sensoriales, especialmente en el del oído y de la cenestesia.

Asimismo se encuentra dificultada la apreciación del propio mundo psicológico; las


elaboraciones mentales aparecen muy entorpecidas, son sensibles las perturbaciones en el campo
de la memoria, que evoca una la fantasía del enfermo, el cual elabora su delirio siguiendo las
corrientes afectivas y los deseos que prevalecen en su psique.

5º) MECANISMO INTUITIVO:

Las intuiciones constituyen, en este caso, el material empleado por la actividad delirante.
Sabemos que, como resultado de una elaboración subconsciente, la intuición es de aparición más o
menos súbita y sorpresiva. Sometida, en condiciones normales, al examen crítico que la aceptará o
no como una verdad, escapa a esa fiscalización cuando la desviación del juicio desata la actividad
delirante; ya no se ejerce entonces una discriminación lógica y todo lo que es intuido por el enfermo
pasa a integrar, debido a ese mecanismo imperfecto, el contenido patológico del pensamiento.

El hecho de que las intuiciones sean aceptadas sin reservas como verdades indica que el vigor
psíquico del enfermo está en déficit, desde el momento que este mecanismo elaborativo escapa a
las normas lógicas del pensamiento humano el cual, mediante sus juicios y razonamientos, debe
efectuar la comprensión interpretativa de todas las cosas.

6º) MECANISMO SUGESTIVO:

El mecanismo sugestivo de los delirios consiste en la elaboración con-fabulatoria realizada por el


enfermo por simple sugerencia o insinuación. Esto requiere la existencia de una psique insuficiente
o en franco deterioro, puesto que es harto sabido que sólo son sugestionables los insuficientes y los
debilitados.

7º) MECANISMO ONÍRICO:

El mecanismo onírico es uno de los más importantes de cuantos intervienen en la elaboración


de los delirios.

Las personas normales, durante el sueño, tienen una actividad psíquica diferente de la del estado
de vigilia, lo que se conoce con el nombre de estado de ensueño o pensamiento onírico. Esta forma
de pensamiento, elaborada durante el sueño fisiológico, es normal y su contenido procede, la
generalidad de las veces, de los hechos y acontecimientos vivenciados durante el estado de vigilia
en cualquier época del acontecer del individuo, y encauzados comúnmente a favor de corrientes
afectivas alimentadas por las tendencias, inclinaciones y temores que prevalecen en él. Además, el
pensamiento onírico posee un contenido de imágenes concretas, ya sean de origen mnemónico o
imaginativo (fantástico); nunca es de contenido abstracto como el de la vigilia, por el contrario, está
integrado por una serie interminable de imágenes, vale decir que es un pensamiento por imágenes.
Estas imágenes tienen características particulares que les confieren una perfecta individualización;
tales como: a) Cualquiera sea su origen, por creación fantástica o por evocación mnemónica, las
imágenes adquieren en el ensueño tal intensidad de representación y realismo que el juicio, privado
del control cortical, las acepta como ciertas, b) La ubicación de infinidad de imágenes deformadas y
realiza falsos reconocimientos (ilusiones de la memoria).

Son muy frecuentes las alucinaciones visuales, auditivas y cenestésicas. Las primeras,
especialmente importantes por lo numerosas, son de gran nitidez, de una rapidísima sucesión de
carácter cinematográfico. El predominio del campo sensorial visual en el onirismo patológico es
extraordinario, sobre todo en los casos de trastornos tóxicos que producen a menudo el fenómeno
llamado sinestesia; ésta consiste en una interrelación entre los fenómenos perceptivos de la que
resulta una trasposición visual de otros estímulos sensoriales, especialmente los cenestésicos y
táctiles.

Debe destacarse el carácter caleidoscópico de las alucinaciones visuales, de variable escenografía


y gran vivacidad y colorido.

Las manifestaciones sensoperceptivas, especialmente las visuales del estado ilusorio y


alucinatorio en relación con la captación del mundo externo, establecen una diferencia bien clara
entre la actividad onírica patológica y la normal, ya que en esta última no existe la percepción extena
real, puesto que el individuo está durmiendo, mientras que en la primera está en estado de vigilia.
2) Otro de los caracteres importantes de onirismo patológico agudo es la intervención de una
fuerte carga afectiva, verdadera exaltación de los potenciales emocionales acordes con la calidad
de las alucinaciones y con la organización delirante que las mismas encauzan. Se desencadenan así
el miedo y la cólera que agitan, aterrorizan o angustian al enfermo o, en casos menos frecuentes,
estados placenteros, expansivos y de éxtasis, alimentados por sentimientos místicos y eróticos.

3) Mediante el mecanismo onírico, con la mencionada base alucina-toria y la consiguiente


exaltación afectiva, se organiza el delirio agudo intensamente vivido por el individuo, que actúa
como en un ensueño pero en estado de vigilia. Es, en realidad, un estado de vigilia con obnubilación
de la conciencia a causa del factor tóxico, infeccioso o traumático responsable del proceso
patológico. Ésta es la razón que explica la amnesia, más o menos intensa, que acompaña al onirismo
patológico agudo.

2º) Onirismo de los estados patológicos crónicos: El onirismo patológico como mecanismo de los
estados delirantes crónicos difiere fundamentalmente del que se manifiesta en las formas agudas.

Para explicarnos debidamente este mecanismo conviene remontarnos a lo que Jasper denominó:
vivencias o experiencias delirantes primarias* manifestaciones frecuentes en la génesis de los
delirios. Se entiende por vivencias delirantes primarias a un cúmulo de manifestaciones extrañas
que invaden y hacen presa del enfermo, llevándolo a un estado de incertidumbre, de extrañeza y
de perplejidad. Son sensaciones y sentimientos jamás experimentados hasta ese momento y, por lo
tanto, inexplicables para el enfermo; es algo nuevo y al margen de sus conocimientos habituales;
tiene la sensación de hallarse ante algo desacostumbrado en él y que nunca ha percibido antes. Se
trata en realidad de una apreciación nueva y diferente de las cosas y de los seres del mundo exterior,
que son normalmente captados por el sensorio pero interpretados bajo un nuevo aspecto para el
conocimiento, porque se le asigna una significación diferente.

Paralelamente a la nueva situación creada por las vivencias delirantes primarias de Jasper cunden
el temor y el desasosiego, porque el enfermo es presa de presentimientos desagradables. Su humor
se torna desplacen-tero dada la inquietud que le producen la inseguridad, la duda y la desconfianza
del momento extraño que vive y cuya realidad le es imposible desentrañar. Esta situación incierta
obliga al enfermo a buscar un punto de apoyo, una explicación que satisfaga la desazón provocada
por sus extrañas vivencias. Así crea la idea errónea patológica, que parte de premisas falsas
suministradas por sus experiencias patológicas.

Aclarado el panorama de esta manera, el enfermo pasa de la vivencia delirante primaria a lo que
Jasper llamó: percepción delirante, por la cual comienza a percibir de acuerdo a lo que su juicio
perturbado elabora, o sea dándole a las cosas una significación diferente de la real. En otras
palabras, realiza falsas interpretaciones de hechos reales. En consecuencia, el enfermo aclara la
situación de incertidumbre que le producen las vivencias delirantes primarias, lo que logra a
expensas de la desviación patológica del juicio que lo lleva al delirio.

Los enfermos afectados de delirios crónicos presentan, en los primeros estadios de la afección,
un estado muy peculiar de conciencia. Ésta pierde su nitidez, parece empañarse, acusa un estado
de turbidez característico que recuerda en gran parte el estado de conciencia que hallamos en el
ensueño que elabora el pensamiento onírico normal, con la diferencia que en este caso, el enfermo
se mantiene en vigilia. Es un estado de torpeza especial de la conciencia la que, sin dejar de percibir
el mundo exterior, muestra una profunda dificultad para la comprensión de todo cuanto le rodea,
pues el mundo se le presenta distinto y en discordancia con sus propios conocimientos. Para
explicarlo mejor diríamos que deja de haber coincidencia entre las imágenes que se forman en la
conciencia por la captación sensorial y las que responden a la evocación mnemónica que debe hacer
el reconocimiento de las anteriores.

Esta falta de correspondencia entre las imágenes externas e internas, expresa la ruptura del
equilibrio entre los dos mundos o, como lo hemos expresado anteriormente, del equilibrio
"persona-mundo". El individuo, anonadado por la confusión de imágenes, necesita un tiempo más
o menos largo para efectuar la elaboración de nuevas significaciones, desde el momento que el
mundo exterior por él conocido se transforma y adquiere nuevas características a instancias de la
imaginación que favorece la percepción delirante.

El mecanismo onírico de los delirios crónicos no surge pues con toda su amplitud, no se objetiva
ni se proyecta por alucinaciones y acciones diversas, sino que sus manifestaciones son únicamente
subjetivas, pasando inadvertidas hasta tanto el enfermo no las exprese. Por el contrario el
mecanismo onírico del delirio agudo, además de las numerosas manifestaciones subjetivas, se
objetiva ampliamente ya que el enfermo vive y actúa el delirio alimentado por las numerosas
alucinaciones.

El mecanismo onírico del delirio crónico hace que el enfermo proyecte sus inquietudes, sus
dudas, sus presentimientos y su desconfianza en las cosas y en las personas del mundo que lo rodea.
Todo este proceso transcurre reservada y ocultamente, sin revelaciones mientras dura el período
de comienzo, es decir, en tanto la afección persiste como vivencias delirantes primarias. En cuanto
a estas últimas pasan a ser percepciones delirantes y el delirio se instala, surgen las falsas
interpretaciones por las nuevas significaciones elaboradas, y la actividad patológica se exterioriza
abiertamente. A partir de ese momento se suceden las interpretaciones delirantes que terminan
dando forma definitiva al delirio.

Estructura de los delirios

Desde el punto de vista de la estructura, o sea de la forma cómo se organiza y se teje la trama
de los delirios, se han establecido dos tipos: 1) delirios sistematizados o uniformes; 2) delirios
polimorfos o difusos.

1º) DELIRIOS DE ESTRUCTURA SISTEMATIZADA:

Son aquellos que se desarrollan y evolucionan en torno a un núcleo vigoroso e inconmovible, es


decir, un núcleo único que origina todo el delirio a través de un verdadero sistema. Ese núcleo
constituye, en realidad, el lema del delirio o, mejor dicho, el problema ideo-afectivo que encarna
todo el proceso patológico. El problema, como dice Henri Ey, se define por una fórmula; esto
significa que en esa fórmula se condensa el primus movens de la actividad delirante.

En torno a esa fórmula se plasma toda la novela que constituye el delirio merced a la relación y
coordinación de las falsas interpretaciones, dando así el planteo definitivo y el sistema delirante. El
sistema creado será más o menos frondoso de acuerdo con el número de las nuevas in-
terpretaciones que el enfermo realice. Ahora bien, ese aporte de nuevas interpretaciones que se
observa en los delirios sistematizados se hace siguiendo un plan tendencioso, vigoroso y de una
coherencia perfecta, con un orden y una prolijidad notorios. Estas características dejan entrever que
la trabazón del delirio, es sólida, inalterable y elaborada a expensas de un procedimiento inductivo-
deductivo tendencioso, claro y minucioso y verosímil. En los delirios bien sistematizados existe
siempre un razonamiento exuberante, motivo por el cual se dice que los enfermos padecen de
locura razonante.

La actividad delirante, con un sistema de sólida organización y cimentado en un vigoroso


razonamiento, se caracteriza especialmente por su gran claridad y sus visos de verosimilitud, al
extremo que a menudo pueden hacer pensar en la realidad de las concepciones o hacer abrigar
dudas, hasta tanto no sea posible captar el error patológico a través de las falsas interpretaciones.

2º) DELIRIOS DE ESTRUCTURA POLIMORFA O DIFUSA:

Más allá de las estructuras fuertemente sistematizadas que terminamos de estudiar, se


observará que las restantes estructuras delirantes se hacen cada vez menos firmes. La perfecta
organización descripta se desvanece en forma paulatina y progresiva, en la misma proporción en
que aumenta el defecto y el embrutecimiento de la personalidad determinados por la intensidad de
la lesión de ataque.

En efecto, a medida que nos alejamos de ese primer grupo de delirios bien sistematizados
veremos esfumarse el vigor de las organizaciones, a pesar de que las estructuras sistematizadas
todavía persisten en los primeros tramos de la escala descendente de los delirios, especialmente al
iniciarse la enfermedad. Esa sistematización no es perdurable, pierde su cohesión y se hace cada
vez más laxa; a medida que la enfermedad envejece asistimos a la caída paulatina del vigor del
razonamiento, el cual pierde jerarquía hasta llegar a lo absurdo, a la vez que el pensamiento retoma
por sendas primitivas, abonadas por formas y giros intuitivos y mágicos.

El mecanismo interpretativo que caracteriza a los delirios de vigorosa sistematización se aleja,


así, a medida que descienden en la escala, siendo reemplazado por el alucinatorio, el intuitivo, el
imaginativo y el sugestivo que indican una mayor desviación patológica. Estos otros mecanismos
suelen asociarse de diferentes maneras, asociación que da lugar a una de las formas de polimorfismo
de estos delirios.

La pobreza de la sistematización está dada, además, por la carencia de un núcleo firme e


inamovible como el de los delirios llamados sistematizados, lo que equivale a que sea menos
vigoroso o no exista el problema ideoafectivo propulsor de la actividad delirante que, en estos casos,
no tiene una fórmula definida o tema.

A menudo ocurre, al comienzo de la enfermedad, que existe ese núcleo, 'pero pronto pierde su
jerarquía siendo sustituido por otros de igual o menor vigor que, en distintos momentos de la
evolución del proceso pueden prevalecer más o menos, unos sobre otros. Es decir que, es dado
observar diferentes núcleos como otros tantos esbozos de sistemas, los cuales en ningún momento
llegan a adquirir categoría de tales. Esos núcleos se hacen apreciables por la exteriorización de ideas
delirantes de distinto tenor: persecutorio, celoso, místico, erótico y especialmente megalómano.
Ésta es otra manifestación del polimorfismo, que se revela por los múltiples núcleos que contienen
ideas diversas.
Otra característica importante es el predominio de lo absurdo y por ende la falta de claridad y
verosimilitud. Contrariamente a lo que ocurre con los delirios sistematizados, no puede dar lugar a
dudas ni ser tenido por cierto algo que de inmediato se nos muestra como un desborde de
enormidades y errores groseros.

La falta de claridad nace de la confusión que reina en el relato de estos enfermos; la carencia de
ilación lógica y de coherencia entre los distintos conceptos expresan un delirio dislocado, tanto más
marcado cuanto mayor sea el embrutecimiento de la personalidad.

Son delirios que se expanden fuera del cauce del razonamiento in-ductivo-deductivo cual si se
hubiera roto una cápsula de contención, por lo que el pensamiento aparece desorbitado y difuso a
través de las distintas corrientes que movilizan las concepciones delirantes.

Clasificación de los delirios

Hasta el presente no se ha logrado superar la anarquía y el desacuerdo que imperan en lo que


respecta a la clasificación de los delirios. De las muchas clasificaciones efectuadas nos limitaremos
a exponer las dos de mayor difusión: la clasificación francesa y la clasificación alemana. Al terminar
el capítulo, expondremos nuestro criterio y nuestro esbozo de clasificación siguiendo las corrientes
modernas.

1º) CLASIFICACIÓN FRANCESA:

La clasificación francesa ordena los delirios teniendo en cuenta los siguientes elementos de
juicio:

a) La existencia o no existencia de una tara mórbida hereditaria.

b) Estructura del delirio, que dará el grado de sistematización o de polimorfismo.

c) La existencia o no existencia de alucinaciones.

d) La evolución de la enfermedad.

Considerando el factor hereditario la clasificación francesa establece dos grandes grupos de


delirios:

1º) Delirios de los normalmente constituidos: el estudio de la personalidad revela que no existe
tara mórbida y, por consiguiente, que no se puede pensar en la presencia de predisposiciones
constitucionales. En este grupo se incluye un solo delirio que, por estructura, es sistematizado con
alucinaciones y, por su evolución, es crónico y progresivo. Se trata del delirio sistematizado,
alucinatorio, progresivo de Magnan.
2º) Delirios de los desarmónicos constitucionales: el estudio de la personalidad revela la
existencia de una tara hereditaria que conduce a una predisposición constitucional. Estos delirios se
clasifican, por su estructura, en polimorfos y sistematizados.

Entre los polimorfos se ubican los delirios de evolución aguda designados: buoffée delirante de
los degenerados.

Los sistematizados a su vez se agrupan en: "sin alucinaciones" y "con alucinaciones".

Los sistematizados sin alucinaciones comprenden tres grupos: de interpretación, de


reivindicación y de imaginación.

Los sistematizados con alucinaciones pueden ser agudos y crónicos: delirio alucinatorio agudo y
delirio alucinatorio crónico que comprenden una forma megalómana y una forma fantástica.

En los
normalmente Delirio sistematizado, alucinatorio, crónico, progresivo de Magnan.
constituidos
Seriux
Interpretativo
Capgras
Sin De
Sistematizados

Pasionales de Clerambault
alucinaciones reivindicación
Delirios En los
desarmónicos De
Dupré y Logre
o degenerados imaginación
hereditarios Agudos Delirio alucinatorio agudo
Con
Alucinatorio Magelímana
alucinaciones Crónicos
crónico fantástica
Polimorfos Bouffée delirante de los degenerados

2º) CLASIFICACIÓN ALEMANA DE KRAEPELIN:

Emilio Kraepelin, teniendo en cuenta la forma de repercusión de los delirios sobre la integridad
de la personalidad y el grado de sistematización que ostenta, los clasificó en dos grandes grupos:
crónicos constitucionales y agudos.

Los delirios crónicos constitucionales comprenden a su \ez tres grupos: 1) delirios paranoicos; 2)
delirios parafrénicos; y 3) delirios paranoides.

Los primeros son los más vigorosos, de perfecta sistematización y de mecanismo interpretativo.
Según Kraepelin no producen desmedro de la personalidad.

Los delirios parafrénicos son polimorfos y de mecanismo múltiple, mal sistematizados o sin
ninguna sistematización, absurdos y megalómanos.
Los delirios paranoides se manifiestan carentes de toda sistematización, inconexos,
fragmentarios, incoherentes y absurdos.

El grupo de los delirios agudos engloba a los tóxicos, infecciosos, traumáticos y los llamados
delirios reactivos que se observan en los débiles mentales y en algunas personalidades psicopáticas.

Delirios Sistematizados, interpretativos, sin


paranóicos alucinaciones, no dementizan.
Polimorfos, alucinatorios, varios mecanismos
Crónicos Delirios
psicológicos, megalomanía, no dementizan
constitucionales parafrénicos
pero hay mayor defecto.

Delirios Delirios Inconexos, sin sistematización, absurdos,


paranoides incoherentes, dementizan.
Tóxicos
Infecciosos
Agudos Traumáticos
Débiles mentales.
Reactivos
Personalidades psicopáticas

3º) NUESTRA CLASIFICACIÓN:

Dada la situación anárquica creada en clínica cuando se busca la ordenación de los delirios en
una clasificación, pretendemos aportar un poco de luz estableciendo un planteo que permita una
fácil orientación. Para ello nos atenemos a un enfoque "nosográfico". Pensamos que es mucho más
útil individualizar a los delirios por sus caracteres semiológicos y clínicos, subestimando la
"nomenclatura"; en otras palabras, importa más "saber como es" un delirio, que "saber como se
llama".

Consecuentes con este criterio, utilizamos como elementos de juicio para clasificar a los delirios,
los que exponemos a continuación en el siguiente orden:
1) La evolución.
2) La estructura.
3) Los mecanismos.
4) Tipos de ideas delirantes.
5) Grado de verosimilitud.
6) Grado de deterioro de la personalidad.
7) Edad del comienzo del delirio.

Con este planteo nosográfico procedemos a la ordenación de los delirios.

Teniendo en cuenta la evolución, establecemos la primera división en dos grandes grupos:


delirios agudos y delirios crónicos.
DELIRIOS AGUDOS:

Con un criterio etiopatogénico dividimos a los delirios agudos en "sintomáticos" y "reactivos".

1º) Delirios agudos sintomáticos:

Son los delirios de los estados "tóxicos", "infecciosos", "traumáticos" y "tumorales". Se instalan
por el mecanismo onírico y son patrimonio de la confusión mental.

2º) Delirios agudos reactivos:

En este grupo no se produce confusión mental. Comprenden dos sub-grupos:

a) Delirios de los débiles mentales: Son de estructura polimorfa y de mecanismo interpretativo,


alucinatorio e imaginativo. En la clasificación francesa se los denomina: bouffée delirante de los
degenerados.

b) Delirios de las personalidades psicopáticas: Son de estructura polimorfa y de mecanismo


imaginativo, con grandes fabulaciones, mitomanía, como ocurre en los histéricos por ejemplo. En la
clasificación alemana se los llama: reacciones psicógenas de forma delirante.

DELIRIOS CRÓNICOS:

Con respecto a este grupo, nuestro criterio está en concordancia con la corriente moderna que
tiende a la eliminación de los delirios parafrénicos, considerando que se confunden con el grupo
único de los delirios paranoides. En efecto, resulta difícil la ubicación de los delirios en los cuadros
de configuración rígida y terminante que establece la clasificación de Kraepelin, cuando, por otra
parte, la clínica demuestra lo contrario, presentando entidades que, por sus manifestaciones
semiológicas, no encajan en ninguno de los casilleros de la nomenclatura alemana, pareciendo
fluctuar entre dos o más de ellos.

Teniendo en cuenta la estructura dividimos a los delirios crónicos en tres grupos:


1) Delirios bien sistematizados.
2) Delirios mal sistematizados.
3) Delirios polimorfos.

1º) Delirios bien sistematizados:

Son delirios que muestran una intensa sistematización. Son elaborados por el mecanismo
intrepretativo, en base a un razonamiento inductivo-deductivo, tendencioso y muy vigoroso.
Producen muy escaso desmedro de la personalidad que no llega a demenciarse; sólo se observa el
defecto estructural de la personalidad psicopática, más el daño que determina el desarrollo
delirante endógeno.
Kraepelin, en su clasificación los denomina paranoias, cuyas formas puras son muy difíciles de
hallar; algunos autores las consideran excepcionales. Para la clasificación francesa constituyen los
delirios sistematizados interpretativos de Seriux y Capgrás.

2º) Delirios mal sistematizados:

Son delirios que, si bien muestran una estructura sistematizada, ella es de escasa solidez, de
pobre organización, sin el vigor de un razonamiento inductivo-deductivo. En su comienzo, se
elaboran por el mecanismo interpretativo, pero después de un tiempo variable se agregan otros
mecanismos, especialmente el alucinatorio y el imaginativo; a la vez que, al contenido persecutorio
se agrega otro de ideas megalómanas. En definitiva, son delirios que mantienen cierto grado de
sistematización, pero que por las ideas y los mecanismos, esbozan el comienzo del polimorfismo.

Antes de continuar aclaramos que en esta reagrupación de los delirios se mantiene un criterio
muy amplio, ya que dentro de los marcos que deslindan los diferentes grupos, se admiten
numerosas variantes para cada caso, pues de lo contrario, todo intento de clasificación sería poco
menos que imposible. Así se pueden encasillar numerosos delirios crónicos que deberían
permanecer al margen de toda clasificación, ya que por sus caracteres semiológicos pueden
pertenecer a diferentes grupos. Se tendrán en cuenta los rasgos más sobresalientes, especialmente
de la estructura y de los mecanismos de cada delirio que se deba estudiar. Tomamos por caso al
delirio que Kraepelin llamó parafrenia fabulatoria, considerada de mecanismo preferentemente
imaginativo, destacándose que son delirios pa-rafrénicos sin alucinaciones. Sin embargo, nuestra
experiencia nos obliga a afirmar que existen delirios totalmente coincidentes con dichas parafre-
nias, excepto de que tienen numerosas alucinaciones, que juegan importante papel en las fábulas
creadas por el enfermo.

Entre los delirios mal sistematizados que siempre trasuntan un mayor deterioro de la
personalidad, incluimos dos grupos de delirios.

a) Un grupo que al comienzo muestra regular sistematización, de mecanismo interpretativo y


contenido persecutorio; más tarde se agrega el mecanismo alucinatorio e ideas megalómanas,
entrando, por ese camino, al polimorfismo y a la inverosimilitud. Dentro de este grupo tienen cabida
los delirios que Kraepelin llamó parafrenias sistemáticas, así como loa que la clasificación francesa
llama delirios sistematizados alucinatorios crónicos, y aún el delirio alucinatcfrio, crónico, progresivo
de Magnan

b) El otro grupo lo forman los delirios de sistematización más laxa, menos vigorosa, de
mecanismo imaginativo y de tema al comienzo persecutorio, pero que pronto es matizado con ideas
megalómanas, que se confunden con los contenidos persecutorios cayendo, desde ese momento,
en el polimorfismo y en la inverosimilitud. Integran este grupo las parafrenias fabulatorias de
Kraepelin; así como los delirios que Dupré y Logre denominaron delirios sistematizados
imaginativos, especialmente en el período de comienzo, antes de la inverosimilitud grosera y la
megalomanía absurda.

3º) Delirios polimorfos:

Las características fundamentales de estos delirios son el gran polimorfismo y la marcada


inverosimilitud, denotando el grave deterioro de la personalidad que puede llegar hasta el total
embrutecimiento y desintegración. Ese deterioro psicológico de la personalidad es de tal notoriedad
que, junto a la actividad delirante, pasa a ocupar el primer plano en el orden semiológico y clínico
de la enfermedad. La gravedad de esta manifestación que pone en evidencia la destrucción de la
psique, ha dado origen a la corriente actual promovida por Bleuler, considerando a todos los delirios
polimorfos incluyendo las parafrenias de Kraepelin, como delirios esquizofrénicos lo mismo que los
delirios que dicho psiquiatra llamó paranoides.

Se objetará que las parafrenias no llevan a la total desintegración de la personalidad como los
delirios paranoides de la demencia precoz de Kraepelin. Sin embargo, no se puede negar el grave
deterioro psíquico de las parafrenias a través de la evolución. La explicación del fenómeno está en
que la intensidad de dicho deterioro depende, especialmente, del vigor estructural de la
personalidad psicológica, así como del grado de madurez psíquica alcanzado cuando se produce la
enfermedad. Consideramos que la edad del enfermo en el comienzo del delirio, es el factor de
mayor incidencia entre los que participan en la destrucción de la personalidad. Por esta razón
establecemos dos grupos de delirios polimorfos: los de la edad adulta, cuando se inician después de
los 25 años, y los de la edad juvenil, que se inician antes de los 25 años.

A) DELIRIOS POLIMORFOS DE LA EDAD ADULTA:

Son delirios que se instalan después de los 25 años de edad, cuando la psique alcanzó su total
grado de integración y de madurez. Este es el factor que favorece y determina la persistencia de la
actividad delirante durante mayor o menor tiempo, así como la conservación de determinado grado
de integración de la personalidad, a pesar del grave defecto existente.

Los caracteres semiológicos de los delirios polimorfos de la edad adulta son los siguientes:

1) Diversos tipos de ideas, predominando las megalómanas, en ocasiones con gran exuberancia;
ideas eróticas y místicas, más el agregado de algunas persecutorias.

2) Concepciones totalmente inverosímiles, hasta lo grotesco; tratando temas diversos,


especialmente científicos, filosóficos y religiosos, cuya exposición provoca, en algunos casos, una
notable exaltación afectiva, que recuerda un tanto a la excitación maníaca.

3) Mecanismos múltiples, en concordancia con el polimorfismo de las ideas; en unos casos


predominan el aluminatorio y el imaginativo, mientras que en otros se agregan además, los
mecanismos intuitivo y sugestivo. En todos los casos se observan algunas interpretaciones, pero que
nunca llegan a asumir el papel directriz en la elaboración del delirio. En esa forma se tiene la mayor
expresión del polimorfismo, desapareciendo todo esbozo de sistematización, siendo el delirio
completamente dislocado y sin ninguna organización.

4) En definitiva, todo indica un marcado embrutecimiento y grave deterioro de la personalidad.

En este grupo tienen cabida las parafrenias expansivas de Kraepelin, coincidentes con los delirios
alucinatorios crónicos de forma megalómana de Gilbert-Ballet. Asimismo tienen ubicación las
parafrenias fantásticas, equivalentes a los delirios alucinaíorios crónicos de forma fantástica de
Gilbert-Ballet.
B) DELIRIOS POLIMORFOS DE LA EDAD JUVENIL:

Son delirios que afectan a la personalidad en plena época de inmadurez psíquica, antes de los 25
años de edad. Esto explica su precaria duración. Se elaboran por los mecanismos interpretativo,
alucinatorio, imaginativo e intuitivo; sus temas son esencialmente persecutorios, a veces con
componentes eróticos y místicos. Se trata de delirios de escaso vigor, desorganizados, inconexos y
fragmentarios. Son de duración efímera, empobrecen rápidamente, desdibujándose hasta
desaparecer, prevaleciendo el grave deterioro y destrucción de la personalidad.

Resumiendo: el médico, frente a un delirio debe proceder de la siguiente manera, para un


perfecto ordenamiento.

DELIRIOS
Por su "evolución"
Agudos
Crónicos
Por su "estructura"
Sistematizados
Polimorfos

Por su "mecanismo"

Interpretativo, alucinatorio,
ilusorio, imaginativo, intuitivo, sugestivo
onírico

Por el tipo de "ideas"

Persecutoria, megalómanas, eróticas, místicas, reivindicatorias, etc.

Por el grado de "verosimilitud"

Inverosímiles Verosímiles

Por el grado de "deterioro de la


personalidad"

Escaso defecto. Grave defecto. Desintegración de la personalidad.

Por la "edad de comienzo

De la edad adulta De la edad juvenil


DESARROLLO DE NUESTRA CLASIFICACIÓN
Tóxicos
Infecciosos Mecanismo Con confusión
Síntomáticos
Traumáticos onírico mental
Tumorales
Mecanismo
Débiles interpretativo
Agudos
mentales intuitivo
alucinatorio Sin confusión
Reactivos
Mecanismo mental
Personalidades imaginativo
psicopáticas Fabulación
Mitomanía
Intensa sistematización. Mecanismo interpretativo.
Razonamiento vigoroso; inductivo-deductivo;
Bien
tendencioso. Escaso desmedro de la personalidad.
sistematizados
Responden a la "paranoia" de Kraepelin y a los "delirios
sistematizados interpretativos" de Seriux y Capgras.

De sistematización pobre, poco vigorosa. Al comienzo


mecanismo interpretativo o imaginativo; luego se
agregan otros, alucinatorios. Contenido al comienzo
persecutorio; luego ideas megalómanas. Tienen cabida:
Mal
la "parafrenia sistemática"; los "delirios sistematizados
Delirios sistematizados
alucinatorios crónicos"; el "delirio alucinatorio crónico,
progresivo de Magnan", las "parafrenias fabulatorias" y
los "delirios sistematizados imaginativos de Dupré y
Logre.
Después de los 25 años. Varios tipos de ideas,
Crónicos dominando las megalómanas; también ideas per-
secutorias, místicas y eróticas. Concepciones
inverosímiles; con temas filosóficos, científicos, reli-
giosos, etc. En algunos casos gran exaltación afectiva.
De la Dominan los mecanismos alucinatorio e imaginativo.
edad También el intuitivo y el sugestivo. Grave defecto y
adulta deterioro de la personalidad.
Polimorfos

En este grupo entran las "parafrenias expansivas" y las


"parafrenias fantásticas", ambas equivalen
respectivamente: a los "delirios alucinatorios crónicos de
forma megalómana" y los "delirios crónicos de forma
fantástica" de Gilbert-Ballet.
Aparecen antes de los 25 años. De precaria duración.
Elaborados por mecanismos interpretativo, alucinatorio,
De la imaginativo e intuitivo. Contenido persecutorio, en
edad ocasiones con componentes eróticos y místicos. Delirios
juvenil desorganizados, inconexos y fragmentarios; empobrecen
hasta desaparecer.
RESUMEN

SÍNDROME DELIRANTE

Comprende estados de alienación en los que el juicio desviado y tendencioso


origina ideas delirantes que integran el contenido del pensamiento, y cuyas tramas
Generalidades
más o menos complejas y más o menos verosímiles o absurdas constituyen los
delirios.
El error patológico que engendra el delirio depende del estado patológico de
la personalidad que pierde las conexiones normales con el mundo exterior, debido
a la grave alteración en el núcleo profundo de la misma. Concepción "órgano-
dinámica'": debilitación de la estructura psíquica, por alteraciones orgánicas del
cerebro que perturban el dinamismo psíquico. Aún no existe la comprobación
anatomopatológica, pero las comprobaciones clínicas son concluyentes. Factor
Etiopatogenia
constitucional: "personalidad paranoica" y "reacciones paranoides" de
Nosografía
determinadas personalidades. La capacidad intelectual incide sobre la
Nosología
organización de los delirios (formas de pensamientos y mecanismos psicológicos).
De acuerdo con el concepto "órgano-dinámico", debemos admitir la existencia de
un determinado grado de deterioro psíquico más o menos intenso aun en aquellos
delirios que no dementizan. Esto depende: 1) de la gravedad del ataque; 2) del
vigor intelectual de la personalidad; 3) del grado de madurez psíquica en el
momento que irrumpe la enfermedad.
El juicio desviado conduce a las "falsas interpretaciones"
de hechos reales.
La afectividad exaltada por el problema ideo-afectivo es
Mecanismo factor muy importante en la "interpretación delirante".
interpretativo Interpretación exógena: Los elementos de la "falsa
interpretación" proceden del mundo exterior.
Interpretación endógena: Se origina en variadas
Mecanismo
manifestaciones somáticas y psíquicas: mundo interior.
psicológicos de los
delirios Especialmente alucinaciones sensoriales y cenestésicas.
1º) Las alucinaciones pueden ser el origen real del delirio;
el enfermo hace la interpretación de las mismas: estados
Mecanismo agudos, tóxicos e infecciosos.
alucinatorio 2º) Las alucinaciones no son causa del delirio que
preexiste, al cual alimentan y son creadas por la imaginación
a expensas de la exaltación afectiva; la interpretación es
previa.
Mecanismo Generalmente accesorio y accidental, se agrega a otros
ilusorio mecanismos; la ilusión contribuye a la progresión del delirio.
Mecanismo La exaltación patológica de la imaginación conduce al enfermo a
imaginativo la fantasía y al mito.
Mecanismo Se observa en los delirios de menor vigor; mentalidades
intuitivo insuficientes o debilitadas.
Mecanismo Elaboración fabulatoria efectuada por simples sugerencias.
Mecanismos sugestivo Indica gran deterioro psíquico.
psicológicos
El mismo mecanismo del ensueño pero en estado de vigilia.
de los
delirios Onirismo
Ensoñar despierto: "delirio onírico.
de los
Alucinaciones visuales, auditivas y cenestésicas.
estados
Gran exaltación emocional.
Mecanismo agudos
onírico "Vivencias o experiencias primarias" de Jasper:
Onirismo
extrañeza, in-certidumbre, perplejidad. Nueva
de los
significación de los hechos: "percepciones
estados
delirantes": aclaran la situación para el enfermo y
crónicos
dan margen al delirio.
Núcleo vigoroso, problema ideo-afectivo, que origina el delirio
Sistematizados a través de un verdadero sistema.
o uniformes Proceso inductivo-deductivo tendencioso, claro y verosímil.
Estructura "Locura razonante".
de los Estructuras tanto menos vigorosas cuanto más aumenta el
delirios embrutecimiento.
Polimorfos o
Polimorfismo: Asociación de mecanismos varios (alucinatorio,
difusos
intuitivo, imaginativo); varios núcleos con contenido de ideas
delirantes (místicas, eróticas, megalómanas). Delirio dislocado.
CAPÍTULO X

DELIRIOS CRÓNICOS
En este capítulo encaramos el estudio, en particular, de las diferentes formas de delirios crónicos
que se establecen en las clasificaciones. Aclaramos que nos referimos con exclusividad a los delirios
crónicos puesto que ellos constituyen la verdadera enfermedad delirante, que no puede confundirse
con los llamados delirios agudos que, en sus formas sintomáticas y reactivas, no hacen más que
expresar otros estados patológicos psicosomáticos y de la personalidad.

DELIRIOS BIEN SISTEMATIZADOS O DELIRIOS PARANOICOS

Forman el primer grupo de los delirios crónicos, los más vigorosos y de perfecta organización,
bien sistematizados y elaborados por el mecanismo interpretativo, sin alucinaciones; los enfermos,
cuya actividad patológica se establece en base a un exuberante razonamiento tendencioso
inductivo-deductivo, manifiestan una extraordinaria lucidez.

Este delirios corresponden según la clasificación francesa, a los delirios sistematizados, crónicos,
no alucinatorios y, con más exactitud, a los "delirios de interpretación de Seriux y Capgras".
Kraepelin los llamó paranoias.

Estudiaremos a continuación los caracteres más importantes que permiten hacer la


individualización de las paranoias.

1º) Sistematización perfecta. Mecanismo interpretativo. Sin alucinaciones: Es un hecho notorio y


primordial la vigorosa organización del delirio, provisto de un núcleo sólido constituido por el
problema ideoafectivo o tema, en torno al cual se encarna toda la actividad delirante. Sobre esto se
organiza el sistema delirante que es invariable, inconmovible, irreductible y que absorbe toda la vida
del enfermo, el cual se consagra por entero al problema que pasa a ser la razón de su existencia,
cuyo primer plano ocupa con desentendimiento de todo lo demás, tanto en el orden familiar como
en el social, con desmedro de los propios intereses y abandono de las ocupaciones habituales.

Grandes son la concentración y el vigor psíquicos que se requieren para alimentar la actividad
delirante, sistematizada en torno al tema y que se desarrolla en forma de episodio novelesco del
que el enfermo se constituye en el principal intérprete. Contribuye a dar forma y solidez al sistema
su mecanismo interpretativo único, con exclusión de cualquier otro mecanismo psicológico.

Se considera, también, como carácter importante la ausencia de alucinaciones; sin embargo, esto
último no es totalmente absoluto desdé que aunque en casos muy poco frecuentes, se han
comprobado algunas alucinaciones en delirios interpretativos típicos. Son alucionaciones nacidas a
expensas de una gran exaltación afectiva; son de carácter intermitente y transitorio, no tienen
mayor trascendencia y no llegan a incidir en el sistema, que se mantiene inalterable porque ellas no
llegan nunca a convertirse en mecanismo elaborador del delirio.
2º) Paranoia y personalidad: El delirio paranoico siempre se desarrolla en personas que ostentan
alteraciones en la organización de su constitución psicológica, o sea en personalidades psicopáticas.
Es ésta una característica de importancia que no debe olvidarse cuando se trata de hacer la
individualización de la enfermedad. A este respecto figura, en primer lugar, la personalidad
paranoica de rasgos precisos, bien definidos y característicos; es, por excelencia, la personalidad
que favorece la mayor parte de los desarrollos delirantes paranoicos.

Vinculados a esta constitución psicopática deben considerarse dos hechos de trascendencia: a)


Además de personalidades paranoicas de gran pureza, existen formas impuras por el agregado de
rasgos que pertenecen a otras constituciones, especialmente rasgos esquizoides y ciclotí-micos. b)
Los caracteres paranoicos son tan vigorosos que al incidir en otras personalidades les imprimen
características particulares. Por otra parte, los rasgos más salientes de esta constitución se
encuentran en mayor o menor grado en la generalidad de los individuos; la desconfianza, la
susceptibilidad, el orgullo y la sobrevaloración son caracteres comunes y dominantes en el género
humano. Según las circunstancias y bajo el influjo de diversos factores sus manifestaciones afloran
a la superficie, aun en personas que parecieran inmunes a esos defectos. Por eso no titubeamos en
decir que, casi sin excepción, todas las personas son, en unos casos más que en otros, un poco
sobrevaloradas, desconfiadas, susceptibles u orgullosas.

En esa forma se multiplican indefinidamente las características psicológicas de las


personalidades que pueden hacer desarrollos delirantes paranoicos, lo que asimismo da lugar a los
diferentes componentes que proporcionan el colorido al tema de estos delirios. De acuerdo con
esto, cuanto más pura es la personalidad psicopática paranoica más característica será la paranoia
que, en estos casos aparece como un desarrollo endógeno de la misma. Es decir que se produce una
perfecta superposición, acabalgamiento y amalgamiento entre personalidad y delirio. Este último
es forjado por aquélla, según su propia estructura y a sus expensas. El delirio no es más que un calco
de la personalidad mórbida, la cual se manifiesta en toda su amplitud a través de aquel, que a su
vez representa el florecimiento y la eclosión de todo lo morboso contenido en la personalidad.

Para que esa aparición se produzca debe romperse el equilibrio de la personalidad por el impacto
órgano-dinámico, que pone en marcha la actividad delirante. A partir del momento en que parece
haberse perdido la traba que mantenía la actividad patológica ésta vence la inercia y el delirio
comienza su desarrollo.

De lo dicho se desprende claramente que la personalidad contiene en cierne en forma inerte o


estática, el germen de la actividad delirante que cuando aflora pasa al estado dinámico,
desarrollando todo aquello que preexiste en la personalidad. Por esta razón se observa en los
delirios paranoicos una amplia proyección de la personalidad, la que elabora la trama del delirio a
manera de una novela en la que el enfermo asume el papel de personaje principal llevando a la
escena y a la práctica una exposición de su propia vida. Elabora su delirio como una proyección de
su existencia, con todas sus ansiedades, sus angustias y sus vicisitudes, condicionadas por el estado
mórbido en el que transcurre su acontecer psíquico.

3º) Paranoia y razonamiento: Todo enfermo de paranoia nos permite observar una manifestación
clínica importante, la exacerbación del razonamiento. En efecto, el mismo factor que pone en
marcha la actividad delirante hace entrar en juego al mecanismo razonador, que realiza un
encadenamiento perfecto de los hechos y pone en evidencia una vigorosa estructura.
Es esta estructuración la que favorece la fuerte sistematización de la paranoia, cuya exposición
"clara y ordenada" de todas las concepciones y de las interpretaciones que se suman como los
elementos de prueba, pueden inducir a duda al observador normal y en algunas oportunidades
llevarlo hasta el convencimiento de la veracidad de las afirmaciones del enfermo.

La exacerbación del razonamiento es el motivo por el cual se ha llamado a la paranoia: locura


razonante. Esa exacerbación o exceso de razonamiento, que se muestra exuberante y minuncioso
aun dentro de su mecanismo interpretativo inductivo-deductivo semejante al normal, es lo que le
da el carácter y el sello patológico a ese interminable y continuo razonar. El enfermo elabora y
organiza el delirio utilizando para su trama, las concepciones delirantes originadas en el problema
ideo-afectivo y a las innumerables interpretaciones falsas que efectúa constantemente en un
mundo ambiental donde todo lo halla modificado, interpretaciones fuera de la realidad objetiva que
se adaptan a la nueva realidad subjetiva creada por el paciente y proyectada al mundo exterior.

El exceso de razonamiento que transmite claridad a la novela delirante, representación del


problema que abarca la vida del enfermo, no sólo resulta convincente para muchas personas sino
que el delirante trata de imponer en forma persuasiva la verdad de sus aseveraciones. Debido a esto
Seriux y Capgrás han calificado a la paranoia de psicosis persuasiva.

La minuciosidad del razonamiento transmite solidez al sistema cuya trabazón se hace


inconmovible, nada podrá, en lo sucesivo, modificar la nueva verdad que el enfermo se ha
construido.

Esa actividad razonante desorbitada, es incontenible, nada puede frenarla, todo es


minuciosamente tamizado y revisado a la luz de un juicio desviado, que a todas las cosas confiere
nuevas significaciones. Esa actividad, repetimos, permite que el enfermo realice una nueva
adaptación del exterior por la proyección de su mundo interior. Así se explica la imperiosa necesidad
de razonar siempre más, efectuando nuevas interpretaciones tanto exógenas como endógenas.

Ese excesivo razonar en un determinado sentido, impuesto por el tema, denota una disminución
de la amplitud de la crítica, la que, mediante la falsas interpretaciones, centraliza su actividad en
torno al sistema delirante, del que el enfermo no puede ni desea salir. Como consecuencia, en la
paranoia se observa cierto grado de estereotipia del pensamiento, ya que éste pierde su elasticidad
normal, limitando y estrechando sus posibilidades. Esta perturbación sólo se manifiesta en relación
a cuanto concierne al problema del delirio; fuera del mismo la actividad intelectual es normal, con
interpretación y comprensión correctas a través de un juicio y un raciocinio corrientes.

4º) Paranoia y problema ideo-afectivo o tema: El tema de las paranoias muestra siempre como
característica básica y fundamental el contenido persecutorio, cualquiera sea el matiz aparente y
superficial del delirio. En efecto, en algunos casos el delirio se presenta con un tinte claramente
persecutorio, cuando el problema ideo-afectivo tiene origen en cuestiones políticas, raciales,
sociales, profesionales, laborales o todas aquellas derivadas de los choques del individuo con el
ambiente.

En otros casos, si bien predomina el problema de celos, el fondo es persecutorio puesto que toda
celotipia se apoya en ideas de perjuicio, de desmedro y de menoscabo del honor y del amor propio
del individuo afectado. Otro tanto ocurre con los delirios de tinte erótico o místico, ambos de base
persecutoria; en los primeros por los impedimentos e inconvenientes que obstruyen la culminación
feliz de los deseos del enfermo; y en los delirios místicos, cuando se sienten influenciados por las
fuerzas del mal.

Además del tema de todo delirio paranoico existe un tinte megalómano más o menos marcada,
megalomanía que tiene su punto de partida en los componentes constitucionales de la
personalidad: sobrevaloración y orgullo, que encierran los gérmenes de aquélla. Esto nos lleva a
pensar, que aun en la paranoia, existe en potencia la tendencia al polimorfismo, lo que se manifiesta
por la persecución y la megalomanía de su tema como elementos básicos, más el agregado de otros
matices como el erótico, celoso, etc. De allí muestra creencia de que la sistematización sólo se
mantiene a expensas de un gran vigor psíquico en una personalidad de recia contextura, con muy
leve defecto por una lesión orgánica de escasa intensidad.

Por lo tanto, mientras la lesión no llega a provocar graves destrucciones y defectos psíquicos, el
delirio se mantiene como encapsulado dentro de los límites de lo verosímil y de lo probable, porque
forma el contenido de un pensamiento elaborado por un razonamiento que sigua los cauces
normales, pero fuera de la lógica intelectual formal, que es anulada por una lógica afectiva
exacerbada por el tema delirante. La afectividad desbordada estimula la actividad razonante, en
base a interpretaciones falsas o desviadas por las desmedidas reacciones emocionales, que
conducen a la creación de significaciones distintas de las verdades por la ruptura del equilibrio
normal entre el yo y el mundo.

Es así como se elabora toda la trama de la novela delirante, en base al problema ideo-afectivo
que hace vivir al enfermo un mundo ficticio, pero con tal realismo que nada puede sustraerlo a la
situación por él creada, y que se convierte en el drama de su vida. El delirante entabla una lucha
permanente contra supuestos enemigos, de los que trata de precaverse, pues- tiene la certeza de
que lo combaten solapadamente. Así es como forja proyectos y planes con las más diversas e
intrincadas tramas, pero manteniendo invariable el tema central, base y alimento constante que
hace posible la perduración y evolución del delirio,

5º) Paranoia y afectividad: Nos resistimos a aceptar que la paranoia sea un "delirio lógico" como
comúnmente se afirma, desde el momento que todas las deducciones e interpretaciones que
intervienen para su estructuración son elaboraciones falseadas que modifican la realidad, producto
de un juicio perturbado y desviado por la afectividad.

Este solo enunciado nos habla de una afectividad patológica, cuantitativamente exacerbada en
forma intensa y en el sentido señalado por el tema. La carga afectiva, movilizada por el impacto
creador del problema ideo-afectivo, confiere a este último estabilización, fijeza y permanencia en la
psique. Esto produce la superación de la lógica intelectual por la.» corrientes afectivas, en todo lo
que compete al tema del delirio. Es ésta una razón más que nos confirma y nos permite afirmar que,
tanto el delirio paranoico como cualquier otro delirio, no pueden ser considerados lógicos por muy
verosímiles que parezcan. En efecto, la lógica palidece y se esfuma en cuanto la afectividad interfiere
el juicio, pues esa perturbación lleva al error y al falseamiento de la verdad. Todo falseamiento de
la verdad no condice con la lógica, desde que la misma consiste en la forma de razonamiento
intelectual que lleva al conocimiento científico siendo, por ende, la ciencia de la verdad.

Cuando decimos que el juicio desviado falsea la verdad, el razonamiento que la elabora deja de
ser lógico para convertirse en absurdo, es decir, lo opuesto a la verdad. Luego, la paranoia, delirio
razonador por excelencia, es elaborado por un razonamiento absurdo, desde el momento que no
es veraz. El delirio paranoico es, la mayor parte de las veces, verosímil, o sea que no sólo tiene
apariencia de verdad sino que puede ser tenido por cierto y ser creído, pero esa simple apariencia
no justifica el rótulo de "delirio lógico".

En definitiva, la paranoia es un delirio absurdo pero verosímil; se diferencia claramente de los


mal sistematizados y de los delirios paranoides porque en éstos, a lo absurdo se agrega lo
inverosímil, es decir que no tienen ninguna apariencia de verdad; se caracterizan por lo
extravagante, lo dislocado, lo irregular y lo grotesco." Son delirios absurdos e inverosímiles.

Llegamos, de este modo, a la conclusión de que no existen delirios lógicos, todos son absurdos,
inclusive la paranoia de la cual sólo podemos decir que encierra verosimilitud, de la que carecen los
restantes delirios. De acuerdo con lo dicho, la afectividad juega un papel preponderante puesto que
mantiene al juicio y a la razón alejados de la lógica formal y sometidos en sus elaboraciones, al influjo
de una lógica afectiva, que en realidad no es tal por cuanto es falsa y absurda.

En general el humor de los paranoicos es desplacentero; no puede ser de otra manera dadas sus
convicciones sobre los perjuicios y las persecuciones. Por eso, las emociones primarias de miedo y
de cólera alimentan constantemente el fondo afectivo del enfermo, que se preocupa y desasosiega
al par que se intensifica su delirio.

6º) Paranoia y defecto psíquico: Es corriente oír decir que la paranoia, en su evolución, no conduce
a la demencia. No negamos la veracidad de esta aseveración, pero insistimos en que la falta de
dementización no debe descartar la existencia de defecto psíquico.

Se insiste en la falta de dementización, basándose en que estos delirios mantienen el vigor de su


actividad durante toda su evolución que, a menudo, abarca muchos años, al cabo de los cuales suele
hallarse un empobrecimiento de las interpretaciones y de la actividad porque el delirio envejece
junto con el individuo, que se desmentiza más o menos tempranamente según su contextura
orgánica y su edad. Visto el problema desde este ángulo, existe acuerdo en afirmar que la paranoia
no es una afección dementizante.

El aspecto cambia cuando se enfoca el problema considerando que la paranoia es, como todo
delirio, resultado de un defecto en la estructuración de la personalidad.

Dicho defecto puede existir con anterioridad al delirio, porque nace con el individuo que
ostentará, en este caso, la bien caracterizada personalidad psicopática que se acostumbra llamar
premorbosa, cuando en realidad ya es una personalidad mórbida o defectuosa. A este defecto
estructural de la personalidad se agrega la agresión orgánica que provoca el factor desencadenante
del delirio. La lesión de ataque puede ser de muy diversa intensidad, de lo que resultará un defecto
psíquico variable y en directa dependencia de los dos factores citados. Otro factor importante a
tener en cuenta es la edad del individuo en el momento en que se produce la agresión.

La mayor parte de las veces la paranoia se instala en una personalidad psicopática fuertemente
mórbida, en la que la lesión de ataque se produce en la edad adulta cuando ya el individuo alcanzó
la madurez psíquica. El delirio se desarrolla entonces en un sujeto de vigorosa contextura orgánica,
a pesar del defecto constitucional, a raíz de una lesión desencadenante de escasa intensidad, lo que
permite el mantenimiento del delirio con un alto nivel de integridad psíquica. Por esta razón es que
en ningún momento de la evolución de la enfermedad es posible hallar una real debilitación psí-
quica, lo que confirma el concepto de que la paranoia, no dementiza y a lo que nosotros agregamos:
a pesar del defecto psíquica, que indica un ligero deterioro.
Conclusiones

Los caracteres más notables de la paranoia, expuestos a través de este estudio que precede son:
1º) estructura sistematizada; 2º) mecanismo interpretativo, sin alucinaciones; 3º) origen
constitucional y de desarrollo endógeno; 4º) vigoroso razonamiento (locura razonante) ; 5º)
problema ideo-afectivo, de contenido persecutorio; 6º) de intensa carga afectiva estabilizada; 7º)
sin dementización, aunque con defecto psíquico.

Examen semioíógico de las paranoias

1º) INSPECCIÓN:

Los enfermos paranoicos cuidan minuciosamente los detalles de su aspecto exterior; la


indumentaria excesivamente cuidada, la prolijidad estudiada de su presentación y la ostentación de
los detalles, trasuntan la sobrevaloración característica de la personalidad. Generalmente
tranquilos, reservados, recelosos, desconfiados, sonrientes o disgustados, según las circunstancias,
pero siempre en estado de alerta y a menudo reticentes por temor a comprometerse. Sin embargo,
cuando es posible ganarse su confianza se explayan acerca de su problema, cuyo total contenido es
fácil obtener y desentrañar. Frecuentemente, a medida que avanza su relato, la tranquilidad se
cambia por una ligera excitación que acrecienta su locuacidad.

2º) ATENCIÓN:

La atención es normal, tanto en su forma espontánea como en la voluntaria. En las paranoias se


puede hablar de hiperprosexia para todo lo que concierne al delirio; en efecto, la atención voluntaria
es dirigida hacia cuanto objetivo pueda tener alguna relación con el problema del enfermo
permitiéndole establecer la conexión y hacer su inclusión como elemento probatorio.

3º) SENSOPERCEPCIÓN :

Desde el punto de vista cuantitativo la sensopercepción es normal. Cualitativamente es


característica la ausencia de alucinaciones e ilusiones; pero en casos excepcionales, según ya
dijimos, puede haberlas respondiendo a una intensa exaltación afectiva. Las interpretaciones
delirantes, que son, como hemos visto, adaptaciones especiales de los acontecimientos debidas a
una crítica desviada, se observan como las anomalías más importantes de la sensopercepción en el
aspecto cualitativo.

4º) ASOCIACIÓN DE LAS IDEAS:

La ideación es normal; el capital ideativo de acuerdo con el nivel intelectual y cultural, no sufre
desmedro alguno. Por lo general existen ideas delirantes de perjuicio y persecutorias; puede
haberlas también celosas, místicas y eróticas.

La asociación de las ideas se hace, en ocasiones, un tanto aceleradamente en lo que concierne


al delirio, debido a la exaltación emocional que aquél produce. La coherencia de las asociaciones es
perfecta.
El juicio, desviado, presenta las características que hemos expuesto al considerar el síndrome
delirante en conjunto. Esta perturbación, en la paranoia, sólo alcanza a aquellos motivos que se
hallan involucrados en el delirio que, como dijimos, constituye un vigoroso sistema razonante. Fuera
del tema la elaboración del juicio es normal. Esquirol llamó a estos delirios: monomanías.

El pensamiento tiene un curso normal a pesar de su contenido patológico delirante, contenido


que, hábilmente indagado, se consigue hacer exponer ampliamente al enfermo, muchas veces
venciendo una fuerte reticencia. En todos los casos en que la persecución constituye el fondo del
delirio, como sucede en las paranoias, conviene ajustar el interrogatorio al cuestionario clásico
establecido por Séglas, a saber:

1º) ¿Qué?; ¿Qué le sucede?; ¿Qué es lo que ocurre?; tratando de que el enfermo exponga sus
quejas, los perjuicios y persecuciones de que se cree objeto, sus celos, etc., con lo que se conocerá
el tipo de delirio y la forma de persecución que padece.

2º) ¿Cuándo?: Que puede ser ¿desde cuándo? Esta pregunta encierra el propósito de indagar la
época de iniciación de las molestias, desde cuándo el paciente advirtió que lo molestaban y lo
perseguían.

3º) ¿Quién o Quiénes?: Interrogación para averiguar a qué personas hace responsables de sus
molestias. El paciente, a veces, señala firmemente y da nombres de determinadas personas; otras,
manifiesta inseguridad y dudas de quiénes son sus perseguidores.

4º) ¿Cómo?; La respuesta pondrá en evidencia de qué manera se le persigue y cuáles son los
procedimientos empleados por sus supuestos enemigos. Asimismo revelará cómo percibe esas
molestias, índice, en parte, del mecanismo del delirio.

5º) ¿Por qué?; Indagación acerca de las causas de la persecución de que es víctima; cuál es la
finalidad buscada por sus enemigos, motivos políticos, sociales, laborales, etc., que los guían.

6º) ¿Entonces?: Tras esta última pregunta se conocerá la actitud que el enfermo piensa adoptar
con respecto de sus enemigos, expectante, defensiva o agresiva, según las circunstancias.

5º) MEMORIA:

La memoria permanece normal. Es posible, en algunos casos, observar hipermnesia debido, en


primer lugar, a la fijación de todos los detalles que puedan ser útiles al paciente para corroborar sus
afirmaciones y, por otra parte, a que se reavive la evocación de los recuerdos por obra de la
exaltación afectiva. Con el auxilio de la memoria de evocación busca entre sus recuerdos y todo
hecho registrado al que antes, tal vez, no le confería importancia, es actualizado y vinculado al tema
del delirio.
6º) AFECTIVIDAD:

El tono afectivo del enfermo se halla en relación con el contenido del delirio, según sea
persecutorio, celoso, erótico, etc., pero siempre prevalece el humor desplacentero por el fondo
persecutorio y de perjuicio. No se modifican los conceptos éticos, morales y religiosos.

Existe siempre un vivo sentimiento de orgullo y sobrevaloración; el paciente adopta aires de


suficiencia y porte arrogante, porque se siente persona superior al común de sus semejantes. La
desconfianza, mezcla de temor y de rencor, de susceptibilidad y de sospecha, es un sentimiento
frecuente que se origina en la insatisfacción producida por la reacción del ambiente contra sus
concepciones delirantes. Además hay fácil irritabilidad consecuencia de una marcada emoción de
cólera, la cual surge a raíz de los fracasos y supuestas persecuciones que atribuye a la malquerencia
de cuantos le rodean.

7º) ACTIVIDAD:

La actividad, en las paranoias, es generalmente normal y, por otra parte, condicionada por el
delirio: El lenguaje oral es correcto; en ocasiones, medido y preciso, en otras, frondoso, pero
siempre de gran prolijidad. El lenguaje escrito también revela corrección, dependiendo su riqueza'
del nivel mental y cultural del sujeto.

No son raros los enfermos que, una vez internados, se niegan a exponer sus concepciones
delirantes. A menudo tratan de disimularlas, ya sea porque en esa forma creen poder recobrar su
libertad, o porque piensan que hablando pueden comprometerse. En ambos casos se hacen
reticentes y silencian sus concepciones.

Evolución de las paranoias

Sabemos, por definición, que la paranoia es un delirio crónico e inquebrantable, que no se


transforma ni conduce a la demencia.

La evolución de la enfermedad comprende tres períodos: 1) de elaboración, 2) de sistematización


y 3) de estereotipia terminal.

1º) Período de elaboración: Ha sido llamado también período de rumiación del delirio. La mayor
parte de las veces puede pasar inadvertido debido a que se instala en la personalidad psicopática
paranoica, como desarrollo endógeno de la misma, pasando de lo normal a lo patológico en forma
gradual. La duración de este período es muy variable.

Las alteraciones del período de elaboración son, según Kraepelin, modificaciones del humor;
temores vagos; infundados, inciertos, extravagancias, rarezas y actitudes extrañas; aspiraciones
vehementes a determinados objetivos, y el todo acompañado por una exageración cada vez más
acentuada de la susceptibilidad y la desconfianza.
2º) Período de sistematización: En este segundo período comienza a efectuarse la relación y
coordinación de las interpretaciones delirantes en torno a una idea principal de carácter
irreductible, organizándose de ese modo el plan definitivo del delirio y el desarrollo del sistema. A
partir de ese momento, el sistema delirante aumenta constantemente por el agregado de nuevas
interpretaciones, que quedan incorporadas en forma definitiva enriqueciéndolo cada vez más.

3º) Período Terminal: La evolución de las paranoias es indefinida; el enfermo, en muchos casos,
alcanza una edad muy avanzada en posesión de todo vigor intelectual y de un delirio con toda
firmeza.

Sin embargo, lo más frecuente es que a medida que pasa el tiempo el número de
interpretaciones sea menor, la ideación se empobrece y las concepciones delirantes se tornen
estereotipadas por una repetición constante de los mismos hechos.

Formas clínicas de las paranoias

Las diferentes formas clínicas de la enfermedad están determinadas por las características de su
contenido de ideas delirantes.

1º) Paranoia persecutoria: Constituye la paranoia clásica descrita por Kraepelin; para los
franceses es el delirio de interpretación de contenido persecutorio.

La trama de este delirio gira en torno de los supuestos perjuicios y persecuciones de que se hace
víctima al enfermo y que son, según repetimos en varias oportunidades anteriores, de índole y por
causas muy diversas. Desde la persecución por parte de un solo enemigo, pasando por varios que
se conjuran contra él, hasta la confabulación de numerosas personas que forman verdaderas logias
con las que se complican hasta las autoridades; desde las simples tentativas para molestarlo hasta
los más complicados planes de persecución, todas éstas y muchas más concepciones delirantes y
falsas interpretaciones forman la trama del delirio en la paranoia persecutoria.

2º) Paranoia querellante: Corresponde a lo que los franceses llaman: delirio interpretativo de
reivindicación. G. de Clerambault la denominó: delirio pasional.

Este tipo de paranoia constituye en realidad una variante de la anterior, debido a que la
concepción delirante parte de la idea de haber sido perjudicado, o de que se ka cometido una
injusticia que debe ser reparada. Estas ideas producen un estado de exaltación afectiva pasional que
marca características definidas a esta paranoia.

Son los enfermos más tercos, empecinados y fanáticos, que llegan a sacrificarlo todo a sus
creencias y a su sed de justicia y que buscando el castigo de los supuestos culpables se convierten
de perseguidos en perseguidores.

El punto de partida del delirio puede ser, ya un pleito perdido, ya una postergación de cualquier
índole, o simplemente un fallo desfavorable, de cualquier orden, que el individuo considera injusto.
Tanto en el caso de que exista una real injusticia o que ésta sea creada por el enfermo, se exacerba
en grado máximo la afectividad y la predisposición del rei-vindicador, siendo las reacciones siempre
intensas y desmedidas con relación a la causa desencadenante.
El punto de partida señala el comienzo de las falsas interpretaciones y el enfermo, que vuelca
toda su actividad en procura de una reparación a la injusticia, se aferra en lo sucesivo tenazmente a
la posición adoptada.

Como ya lo hemos expresado, la carga afectiva es tan intensa y persistente que alcanza al estado
pasional; una gran excitación se revela a través de todas las expresiones del enfermo que se
manifiesta, casi de continuo, como presa de una exaltación maníaca que le incita a defender su
causa con gran vehemencia.

La paranoia querellante o pleitista evoluciona efectuando remisiones y exacerbaciones en forma


de brotes de excitación, durante los cuales recrudecen sus amenazas e insistentes reclamaciones.

Son variedades de estos delirios con caracteres particulares: a) Delirios de desposesión:


característico de personas que buscan ser reivindicadas por la expropiación de sus bienes, b)
Sinistrosis: se observa en obreros que han sufrido accidentes de trabajo y se creen mal
indemnizados.

3º) Paranoia de celos: Es lo que los franceses llaman: delirio interpretativo de celos. El celoso
interpreta falsamente los detalles más insignificantes relaciones con su cónyuge y, por lo tanto, con
su problema; un gesto o una actitud, el estado de ánimo, la expresión del rostro, una palabra no
intencionada, todo alude a su honor ultrajado y llega hasta a dudar de la legitimidad de sus hijos.
Los celosos son, por sus reacciones, delirantes muy peligrosos.

4º) Paranoia erótica: Es el delirio interpretativo erótico de la clasificación francesa. Un amor


puramente platónico o sensual no correspondido, por rechazo o por diversas causas que se oponen
a su realización, da origen a las falsas interpretaciones y a las concepciones delirantes. Los más
mínimos detalles, expresiones o actos de la persona amada son interpretados en el sentido del
delirio.

5º) Paranoia mística: De contenido religioso, es el delirio interpretativo místico de los franceses.
El enfermo que se cree un elegido o un enviado, realiza una serie de interpretaciones siguiendo esa
orientación. Esta forma de paranoia presenta la característica particular de las alucinaciones visuales
que reproducen imágenes religiosas; en ocasiones hay también alucinaciones auditivas. En realidad
no se trata de verdaderas alucinaciones, sino de alucinaciones psíquicas debidas al profundo
misticismo que transporta a estos enfermos a un verdadero estado de ensueño; por eso Regís habla
de alucinaciones oníricas.

6º) Paranoia hipocondríaca: Es el delirio interpretativo hipocondríaco de la clasificación francesa,


delirio sistematizado cuyas falsas interpretaciones tienen su punto de partida en sensaciones
cenestésicas reales.

Las ideas hipocondríacas a las que se agregan ideas persecutorias y de reivindicación forman la
trama. El médico, con frecuencia víctima expiatoria de los padecimientos del delirante
hipocondríaco es, la más de las veces, el único señalado por el enfermo como responsable de sus
males. Con cierta predilección los trastornos hipocondríacos son referidos al aparato génito-
urinario. Estos delirantes hipocondríacos perseguidos que a su tiempo se convierten en
perseguidores, se distinguen claramente de los delirantes hipocondríacos melancólicos. En estos
últimos aun cuando el mecanismo del delirio es interpretativo, el grado de sistematización es más
pobre y, sobre todo, es un delirio de autoculpabilidad y de autoacusación. En efecto, nunca
responsabiliza a otros por sus padecimientos, ni aun en el caso de los llamados melancólicos
perseguidos que a sus ideas hipocondríacas añaden algunas persecutorias.

Estos enfermos se sienten perseguidos porque se consideran culpables de hechos y situaciones


pasadas y víctimas de sus propias culpas; por eso justifican plenamente las penurias y persecuciones
a que se ven sometidos.

Insistimos en que las interpretaciones que constituyen el mecanismo de este tipo de delirio
nacen de los errores del juicio en la apreciación de manifestaciones cenestésicas reales, a las que el
razonamiento patológico se encarga de asignar significaciones absurdas. Debe evitarse la posible
confusión entre las interpretaciones hipocondríacas y las alucinaciones cenestésicas de algunos
hipocondríacos, dado que es fácil confundir una alucinación cenestésica con una ilusión de la misma
índole; estas últimas, que son producto de la imaginación del enfermo, pueden confundirse también
con las falsas interpretaciones, que son producto de un razonamiento absurdo.

El delirio que estudiamos, como ya se ha dicho, no tiene mecanismo alucinatorio sino tan sólo
interpretativo; debemos evitar confusiones con otros estados delirantes hipocondríacos de
mecanismo alucinatorio.

Tratamiento

Hasta el momento actual, el tratamiento de las paranoias consiste en el aislamiento del paciente
debido a su peligrosidad, y una vez recluidos se ensaya la laborterapia. Cuando el enfermo no se
opone terminantemente a trabajar, este tratamiento obra en forma paliativa y con él se logra que
se despreocupe en parte de su problema.

En los casos de mucha excitación es necesario recurrir a la medicación sedante. Como,


generalmente, es difícil lograr que ingiera medicamentos pues reacciona inmediatamente en
sentido contrario por temor a que se lo perjudique, se emplea la medicación inyectable. Se usa con
éxito el somnifene, que se inyecta por vía intramuscular o endovenosa según cual sea el apremio de
las circunstancias.

Otro recurso terapéutico de acción inmediata para sedar al enfermo consiste en la aplicación de
uno o dos electroshocks.

El Dr. Mario A. Sbarbi, de la Cátedra de Clínica Psiquiátrica, perconiza el empleo de electroshocks


en forma intensiva y una forma especial de psicoterapia que consiste, a grandes rasgos, en lo
siguiente:

1º) Se provoca en el enfermo el estado de confusión mental mediante la aplicación de


electroshocks en forma intensiva, hasta efectuar una serie de 18 a 20, y en algunos casos más, de
acuerdo con el tiempo que pueda tardarse en producirse ese estado. Es necesario que la confusión
sea pro* funda, con desorientación global del enfermo hasta perder la noción de su propia
personalidad. A este fin se practican durante los cuatro primeros días tres electroshocks diarios, dos
por la mañana, con una hora de intervalo, y uno por la tarde. Después se continúa con dos
aplicaciones diarias hasta completar la serie, lo que se logrará al cumplirse la semana de iniciado el
tratamiento.
2º) Una vez suspendidos los electroshocks la confusión continúa en aumento durante dos o tres
días. La obnubilación comienza a ceder en forma paulatina al cabo de una semana recobrando poco
a poco la lucidez mental.

3º) Durante el tiempo que dura la confusión mental será necesario vigilar y mantener el estado
general del enfermo. Suero glucosado hipertónico y vitamina C endovenosa y extracto hepático
diarios. Debe atenderse y vigilarse la alimentación.

4º) Cuando el enfermo comienza a recobrar su lucidez, debe iniciarse la acción más efectiva por
parte del médico. Consiste en la psicoterapia intensiva en busca de la reeducación del sujeto. Por
este procedimiento el médico, con su terapéutica psíquica, puede incidir, de acuerdo con la
conveniencia de cada caso y a la capacidad de comprensión de cada uno, en forma directa o
indirecta sobre la causa de la perturbación. En algunos casos, como ocurre en los delirios celotípicos,
conviene no recordar al enfermo algunos episodios que puedan vincularse al delirio. La psicoterapia
debe ajustarse siempre estrictamente a las necesidades de cada caso.

El doctor Sbarbi aconseja la grabación de un disco por medio del cual el médico, a la vez que
explica al enfermo lo que le ha ocurrido, en términos adecuados y sin hablar de alienación, le
aconseja también sobre la forma cómo ha de encarar en adelante sus problemas de acuerdo con
sus características personales. Este disco debe pasarse varias veces por día con el fin de fijar en su
mente los consejos del médico. Además, en la medida de lo posible, visitará diariamente al enfermo
para refirmar personalmente lo aconsejado en el disco y agregar lo que juzgue prudente, de acuerdo
con las manifestaciones del paciente.
RESUMEN

DELIRIOS BIEN SISTEMATIZADOS O DELIRIOS PARANOICOS


Vigorosos, de perfecta organización, bien sistematizados, mecanismo interpretativo, sin alucinaciones,
razonamiento tendencioso inductivo-deductivo, gran lucidez. Paranoias de Kraepelin.
1º) Sistematización irreductible perfecta en torno a un núcleo sólido o problema ideo-
afectivo.
2º) Mecanisco Interpretativo: Único. "Sin alucinaciones".
3º) Personalidad Mórbida: La "paranoica", de rasgos bien definidos: sobrevaloraeión,
susceptibilidad, desconfianza, orgullo. En las formas impuras se agregan rasgos de otras
Caracteres personalidades (esquizoides y ciclotímicos).
de las 4º) Razonamiento: Exacerbado, exuberante, minucioso y persuasivo; "locura
paranoias razonante".
5º) Problema Ideo-afectivo: Esencialmente de contenido persecutorio; se agregan
matices megalómanos, eróticos, celosos, etc.
6º) Afectividad: Cuantitativamente exacerbada; estabilizada, fija y permanente.
Humor desplacentero.
7º) Defecto Psíquico: No hay dementización, aunque existe menoscabo psíquico.
1º) Inspección: Pulcritud y esmero exagerado en la indumentaria. Reservados,
recelosos, desconfiados, sonrientes o disgustados según los casos.
2º) Atención: Normal. Hiperprosexia en lo concerniente al delirio.
3º) Sensopercepción: Cuantitativamente normal. Cualitativamente interpretaciones
delirantes; no hay alucinaciones ni ilusiones.
Examen
4º) Asociación de Ideas: Normal. Asociaciones coherentes, el capital ideativo no sufre
semiológico
desmedro, curso del pensamiento normal, juicio desviado en el sentido del delirio.
5º) Memoria: Normal. En algunos casos hipennnesia.
6º) Afectividad: Humor desplacentero, desconfianza y fácil irritabilidad, orgullo y
sobrevaloraeión.
7º) Actividad: Normal y condicionada, en ocasiones, por el delirio.
1º) Período de Elaboración o de Rumiación del delirio: Modificaciones del humor,
rarezas, susceptibilidades y desconfianza.
2º) Período de Sistematización: Relación y coordinación de las interpretaciones;
Evolución organización definitiva del delirio.
3º) Período de Estereotipia Terminal: Disminución de interpretaciones,
empobrecimiento de la ideación y estereotipia de las concepciones. A veces se conserva
el vigor intelectual y la firmeza del delirio.
1º) Persecutoria: Ideas de perjuicio y persecución.
2º) Querellante: Gran excitación y empecinamiento; los "perseguidos" se convierten
en "perseguidores".
Formas
3º) Celosa: Delirantes peligrosos por sus reacciones.
Clínicas
4º) Erótica: A raíz de un amor imposible.
5º) Mística: De contenido religioso; alucinaciones auditivas y visuales.
6º) Hipocondríaca: Originada en sensaciones cenestésicas reales.
Aislamiento y laborterapia.
Medicación sedante: somnifene por vía intramuscular o endovenosa, 1 ó2
Tratamiento electroshocks.
Tratamiento del Dr. Sbarbi: electroshocks en forma intensiva y psicoterapia ajustada
a cada caso.
CAPÍTULO XI

DELIRIOS MAL SISTEMATIZADOS

Este segundo grupo de delirios crónicos comprende a aquellas formas que constituyen, dentro
de nuestra clasificación, la transición entre los delirios paranoicos, de vigorosa sistematización, y los
del tercer grupo, caracterizados por el polimorfismo.

En efecto, si bien persiste en ellos la sistematización, ya no presentan los caracteres de una


organización perfecta como observamos en la paranoia. Por otra parte, además de la laxitud del
sistema, contribuyen a acentuar el empobrecimiento de la organización delirante otros mecanismos
elaboradores, aun cuando subsista, en parte, el mecanismo interpretativo. El mecanismo
alucinatorio, por ejemplo, participa activamente, y por igual, con el mecanismo interpretativo en la
confección del delirio; tal ocurre en los delirios sistematizados crónicos alucinatorios, de los autores
franceses clásicos. Otro de los mecanismos que intervienen en los delirios crónicos mal
sistematizados es el imaginativo, que prevalece sobre el interpretativo y, en ocasiones, llega a
anularlo totalmente.

Los delirios mal sistematizados, tengan -o no alucinaciones, son de más pobre organización,
menos verosímiles que los bien sistematizados j en los que la actividad razonante, si bien no se
anula, queda a menudo relegada a un segundo término arrollada por la intensa elaboración de la
fantasía. Consideramos que estas características justifican su agrupación como formas mixtas y de
transición hacia los delirios polimorfos.

Teniendo en cuenta los mecanismos de elaboración, podemos considerar dos grupos de delirios
mal sistematizados:

a) Un grupo de mecanismo esencialmente alucinatorio y en parte interpretativo. En este grupo


incluimos dos formas:

1) El delirio sistematizado alucinatorio crónico de los franceses. Se inicia en la etapa media de la


vida, en plena edad adulta, entre los 35 y 40 años. Sus características fundamentales y
sobresalientes son: predominio del mecanismo alucinatorio, que supera en mucho al mecanismo
interpretativo inicial, que subsiste; y sistematización laxa como consecuencia de ese doble
mecanismo psicológico. Esta mala sistematización puede mantenerse indefinidamente, lo que debe
considerarse como expresión del estancamiento del proceso deficitario.

El mecanismo alucinatorio es a menudo secundario al interpretativo, que es el encargado de


impulsar y encaminar la organización del delirio.

La percepción es patológica en la mayor parte de los aparatos sensoriales. Destacamos, en


primer término, las alucinaciones auditivas que desempeñan un papel importantísimo por lo
constantes y numerosas y por su activa participación en la organización del delirio. La mayor parte
de las veces son desagradables, dando lugar a ideas de perjuicio y de persecución. No son raras las
alucinaciones auditivas de carácter imperativo.

También son de gran importancia y sumamente frecuentes las alucinaciones de la sensibilidad


general y cenestésicas. Los enfermos experimentan las más extrañas y variadas sensaciones,
especialmente bajo la forma de pinchazos, golpes, pellizcos, quemaduras, contactos eléctricos, etc.
Son muy frecuentes las alucinaciones táctiles a nivel de los órganos genitales.

Las alucinaciones visuales, excepto en los místicos, son raras; cuando existen deben referirse a
la intoxicación alcohólica. En cambio, no es raro hallar alucinaciones olfatorias y gustativas; los
enfermos perciben olores y sabores desagradables relacionados con sus concepciones
persecutorias. La aparición de estos tipos de alucinaciones se vincula siempre con graves per-
turbaciones y defectos en la integración de la personalidad.

Suelen observarse también alucinaciones verbomotoras de Seglás.

Este conjunto de alucinaciones que se reúnen y ensamblan de las más .variadas maneras en el
delirio alucinatorio crónico, indica que esta sistematización es pobre e inconsistente.

El mecanismo interpretativo que nunca falta, sobre todo al comienzo de la enfermedad, es, en
muchas oportunidades, el mecanismo con el cual inicia su marcha el delirio sistematizado
alucinatorio crónico. La ausencia de alucinaciones, que sólo aparecen después del período inicial y,
en ocasiones, después de un lapso prolongado, puede, como dijimos anteriormente, inducir a error
confundiéndose este delirio con las verdaderas paranoias, las que posteriormente son descartadas
cuando surge el mecanismo alucinatorio y otras manifestaciones clínicas, que obligan a rectificar el
diagnóstico.

En cuanto a las ideas que forman el contenido conceptual del delirio se destacan, con mayor
claridad que en los delirios paranoicos, varios tipos que matizan diversamente a estos que
calificamos mal sistematizados. En primer término figuran ideas de perjuicio y de persecución que
evidencian el fondo persecutorio, sobre todo en el comienzo de la enfermedad, y que se observa
también en aquellos delirios que ostentan un matiz erótico, místico o celoso.

En determinado momento, a veces muy tempranamente, hacen irrupción las ideas megalómanas
que ponen de manifiesto aún más lo endeble de la organización sistematizada del delirio.

La diversidad de ideas delirantes, que empobrecen la sistematización, y la variedad de


mecanismos que intervienen, pues a esta altura de la evolución suelen agregarse los mecanismos
imaginativo e intuitivo, señalan la tendencia al polimorfismo. Como si todo esto fuera poco, para
afianzar aún más el empobrecimiento paulatino del delirio, hacen su aparición los neologismos, a
veces muy numerosos, que permiten al enfermo expresar sus concepciones patológicas a través de
los significados precisos que les asigna.

El delirio sistematizado crónico tiene, por lo general, una larga evolución debido a un período de
estado que se prolonga indefinidamente, y durante el cual se estabiliza manteniendo cierto grado
de sistematización gracias a la detención del proceso de declinación, que no llega a la desintegración
de la personalidad.
La detención de la evolución del proceso se hace a distintos niveles que guardan directa relación
y dependencia con los factores ya considerados: edad, contextura general e intensidad del ataque.
Una vez llegado el delirio al período de estado se mantiene estacionario a través de muchos años,
sin que aumente el desmedro psíquico; sólo en edades avanzadas se observa empobrecimiento del
delirio y embrutecimiento de la personalidad.

2) El delirio sistematizado alucinatorio progresivo de Magnan, que en realidad constituye una


variante del delirio sistematizado crónico alucinatorio en el cual, cuando es posible seguir su
evolución, se observa la marcha progresiva hacia la demencia a través de cuatro etapas bien
delineadas.

a) Período de comienzo o de inquietud: que presenta los mismos caracteres iniciales de la mayoría
de los delirios crónicos: gran intranquilidad y desasosiego, preocupación por las extrañas
sensaciones que nacen de la ruptura del equilibrio entre el yo y el mundo externo. Este período del
delirio de Magnan, es de larga duración, a veces abarca varios años.

b) Período de persecución: también de larga duración, varios años. Se caracteriza por numerosas
alucinaciones auditivas, de la sensibilidad general y de la cenestesia. Merced a este estado
alucinatorio se sistematiza el delirio en torno a las concepciones persecutorias.

c) Período de megalomanía: Después de varios años de evolución del sistema persecutorio, éste
se va debilitando y es reemplazado por ideas megalómanas, que señalan el grave defecto psíquico
y la transición hacia la demencia.

d) Período demencia!: Sobreviene rápidamente, casi a continuación de la megalomanía. La


agravación es extrema y el defecto llega hasta la completa disgregación y embrutecimiento de la
personalidad.

El total de las cuatro etapas del delirio de Magnan se cumple en un lapso aproximado de 20 años.

B) En este otro grupo el mecanismo es esencialmente imaginativo, con escasas interpretaciones.


Son delirios imaginativos, fabulatorios, fantásticos; delirios absurdos e inverosímiles, en los que se
mezclan y confunden concepciones megalómanas y persecutorias. Tomamos como forma tipo, al
delirio sistematizado imaginativo de Dupré y Logre. Los caracteres semiológicos más importantes
que permiten establecer su individualización son:

1) Mecanismo imaginativo único. Es muy raro observar falsas interpretaciones; en la elaboración


del delirio interviene escasamente el razonamiento inductivo-deductivo, todo es producto de una
imaginación incontenible que desborda en una absurda fantasía.

2) Tampoco existen alucinaciones.

3) Las concepciones delirantes, producto de la imaginación surgen de una manera fácil y


espontánea, las ideas fluyen en sucesión interminable y el enfermo construye una fábula sin fin. No
existe actividad razonante inductiva-deductiva para la elaboración del delirio; el juicio acepta sin
criticar todo el producto de la imaginación.

4) Las concepciones y el delirio elaborado, son francamente inverosímiles. Al respecto podemos


leer en Sergent: Es una yuxtaposición, una sucesión de gran número de cuentos, más que una
sistematización, permaneciendo el colorido general de las múltiples fabulaciones, uniforme y
subordinado a las tendencias del sujeto.

De acuerdo con esto, y a favor de las corrientes afectivas y tendencias del individuo, predominan
en el delirio las ideas megalómanas, que dan lugar a un humor general placentero, eufórico, con
ligera y fácil excitación. Sin embargo, a pesar del predominio de la megalomanía, al margen de la
misma y relacionándose con ella se observan otras ideas delirantes, especialmente las
persecutorias, pero siempre dentro de lo fantástico, inverosímil y extravagante. Asimismo al calor
de la megalomanía, se desarrollan temas eróticos a manera de novelas de amor.

5) La capacidad intelectual y el vigor de la estructura psicológica del delirio son también factores
importantes. En relación con estos valores y en directa dependencia de ellos está la integración del
delirio y la solidez de su organización y de su sistematización. En consecuencia los conceptos
encerrados en los delirios imaginativos varían desde los delirios imaginativos de los inventores, con
inteligencias más o menos sólidas, hasta los delirios imaginativos de los débiles mentales, con
inteligencias mediocres y concepciones pueriles.

Conclusiones

Para finalizar el tema de los delirios mal sistematizados, haremos algunas consideraciones
generales que concretan y ratifican las características expuestas.

1) Los consideramos como formas mixtas, lo que se justifica por la circunstancia de que la
sistematización que organiza el delirio es de escaso vigor, lo que permite que simultáneamente se
insinúe el polimorfismo. Dicho polimorfismo se evidencia en primer lugar, por la pluralidad de los
mecanismos psicológicos; predominando, en algunos casos, el alucinatorio sobre el interpretativo
y, en otros, el imaginativo sobre el interpretativo. Además, en todos los casos, con la progresión del
tiempo y la evolución del delirio, se agregan otros mecanismos como el sugestivo y el intuitivo, lo
que indica que el pensamiento abandona los cauces normales, perdiendo su jerarquía y retomando
modalidades primitivas y mágicas. En segundo lugar el polimorfismo se insinúa por la pluralidad de
las concepciones delirantes. En algunos casos predominan las ideas persecutorias con el agregado
de matices místicos, celosos o eróticos, pero lo que hace notoria la tendencia al polimorfismo es la
aparición de las ideas megalómanas que nunca faltan.

2) Justifica también nuestra afirmación de que los delirios mal sistematizados constituyen formas
de transición, la pérdida de verosimilitud de las concepciones delirantes. Hemos visto que los
delirios bien sistematizados se caracterizan porque sus percepciones son verosímiles; las que no
sólo llegan a parecer ciertas sino que, a veces, hasta convencen. Los delirios mal sistematizados, en
cambio, tienen pocos visos de verosimilitud. Pueden parecer verosímiles al comienzo de los delirios
sistematizados alucinatorios crónicos, hasta tanto no hagan aparición las alucinaciones, pero en
cuanto este mecanismo se instala, la verosimilitud se desvanece. Algunos no son verosímiles ni en
los comienzos, como ocurre con el delirio sistematizado imaginativo.

3) Otro de los elementos de juicio que nos permiten considerar a los delirios mal sistematizados
como puente de unión entre los bien sistematizados y los polimorfos, es la mayor o menor
participación de la actividad razonante en la organización y elaboración de los delirios.
En los delirios bien sistematizados, a los que con toda justicia se los ha calificado de locura
razonante, el mecanismo razonador se encuentra extraordinariamente exacerbado. Debido a esto,
el total encadenamiento de las concepciones que forman el contenido patológico del pensamiento
se hace mediante el mecanismo interpretativo. Este mecanismo es el mismo que se emplea para la
elaboración del pensamiento normal, con la diferencia de que, en el patológico, el juicio perturbado
y desviado por la carga afectiva, se sume en falsas interpretaciones. Esta es la causa de la perfecta
e intensa sistematización de estos delirios en los que, por un lado, el vigor intelectual y la
estructuración psicológica del individuo y, por otro, la relativa pequeñez de la lesión órgano-
dinámica, que no provoca grave defecto ni desmedro de los mecanismos psicológicos que elaboran
el pensamiento, permiten un delirio vigoroso, bien centrado en torno al problema ideoafectivo, con
una organización semejante a la del pensamiento normal pero descansando sobre una base
patológicamente errónea. En los delirios mal sistematizados, la actividad razonante se conserva,
sobre todo durante los primeros estadios de los delirios sistematizados alucinatorios, cuando aún
no ha sido superado el mecanismo interpretativo. Persiste también durante la etapa alucinatoria,
para atenuarse en estadios evolutivos más avanzados de la enfermedad. Este razonamiento ya no
muestra el mismo vigor observado en los delirios del primer grupo, sus asociaciones son un poco
más pobres, no se mantiene esa irrefrenable e infatigable necesidad de razonar que constituye una
característica notable de las paranoias. Tampoco subsiste en el enfermo ese intenso deseo de
convencer a los demás mediante sus razonamientos; las concepciones son expuestas, sostenidas y
defendidas, pero no parece importarle gran cosa que los otros acepten sus convicciones. El
razonamiento en el delirio sistematizado imaginativo se manifiesta aún más precario.

En los delirios polimorfos la capacidad de razonar en base a inducciones y deducciones se hace


cada vez más débil, por cuanto los mecanismos del delirio, alucinatorio, intuitivo e imaginativo, se
alejan del interpretativo que constituye el mecanismo de elaboración del pensamiento normal.

Para terminar diremos que los delirios mal sistematizados, coinciden con cuadros semiológicos
descriptos por Kraepelin en las parafrenias. En efecto, tanto el delirio sistematizado alucinatorio
como el delirio de Magnan, coinciden con la descripción hecha por Kraepelin para su parafrenia
sistemática. Asimismo, los delirios mal sistematizados de carácter imaginativo, cuya forma más
característica es el delirio sistematizado imaginativo de Dupré y Logre, coinciden semiológica, clínica
y evolutivamente, con la descripción hecha por Kraepelin para la parafrenia fabulatoria.

RESUMEN

DELIRIOS MAL SISTEMATIZADOS


Son las formas de transición entre los delirios del primer grupo, de vigorosa sistematización y los del
tercero, caracterizados por el polimorfismo.

Mecanismo
Delirio sistematizado alucinatorio
alucinatorio en
crónico. Delirio alucinatorio Parafrenia sistemática
parte
sistematizado progresivode Magnan.
interpretativo
Mecanismo
Delirio sistematizado imaginativo de
imaginativo pocas Parafrenia fabulatoria
Dupré y Logre.
interpretaciones
CAPÍTULO XII

DELIRIOS POLIMORFOS
En este capítulo, estudiaremos los delirios crónicos pertenecientes al tercer grupo de nuestra
clasificación, que son los delirios llamados polimorfos.

El carácter fundamental de estos delirios, es la falta de organización sistematizada, por el


contrario, muestran un marcado polimorfismo, tanto en los mecanismos como en el contenido del
pensamiento patológico.

En este grupo se encuentran comprendidos gran parte de los delirios crónicos corrientemente
observados en clínica psiquiátrica. Se instalan en enfermos de diferentes edades, entre la juventud
y la edad adulta, hasta los 55 ó 60 años de edad. Se trata de personas de contextura psicológica
endeble, frágil a los embates de la vida. Finalmente, el estado delirante es precipitado por un factor
mórbido órgano-dinámico, de intensidad suficiente como para inferir graves lesiones, en tan
precarias constituciones psicológicas.

En estos enfermos con graves lesiones de ataque, se observa, en unos casos más que en otros,
el avance del proceso defectual hasta etapas muy avanzadas, que culminan con el total
embrutecimiento, derrumbe y disgregación de la personalidad. Hay que aclarar que este derrumbe,
no siempre se hace en forma precipitada. En efecto, en muchas oportunidades, la marcha es un
poco lenta, con detenciones en su progreso y también escasas remisiones. Estas detenciones
pueden ser, a veces, bastante largas, pero el nivel mental muestra el deterioro psíquico sufrido por
el individuo, cuyo intelecto aparece descendido, con respecto al momento inicial de la enfermedad.

Si nos detenemos un instante, para observar en visión panorámica estos delirios; nos
encontraremos con hechos llamativos. Se trata de procesos delirantes, que si bien terminan con el
defecto grave y embrutecimiento hasta la disgregación demencial, no todos ellos evolucionan de la
misma manera. Muestran su polimorfismo, no sólo en la pluralidad de los mecanismos psicológicos
y en la pluralidad de las ideas, sino también en la infinita multiplicidad de los grados evolutivos y de
embrutecimiento, expresados a través de sus detenciones, temporarias, o más o menos definitivas,
a diferentes niveles/Estos diferentes grados de destrucción dependen, esencialmente, de la edad
en que se inicia la enfermedad, pues es un hecho de observación corriente, que cuanto más
temprana es la edad, tanto más graves son las consecuencias, con respecto a esa destrucción de la
personalidad.

Por otra parte sabemos que en la esquizofrenia, también se producen detenciones o


estancamientos en la evolución del proceso. En ocasiones hay aparentes remisiones o remisiones
incompletas, pero en todos los casos, quedan siempre indicios que denuncian los estragos, causados
en la psique por la enfermedad. En los delirios ocurre lo mismo, hayan o no detenciones y remisiones
en la evolución del proceso, siempre nos será posible comprobar el daño causado en la integridad
psíquica del individuo.

Todas estas razones parecen confluir para demostrar, que no se puede hablar de procesos
separados por diferencias infranqueables. Muy por el contrario, de inmediato salta a la vista, la
existencia de un parentesco muy estrecho entre ambos procesos, que hace pensar en el origen
común de los mismos. Es el momento para insistir en que las diferencias apreciables entre los
delirios paranoides, son inherentes a las edades. Por lo tanto, la psique ostentará distintos grados
de integración y de madurez, según sean esquizofrenias que irrumpen en la edad juvenil o
esquizofrenias tardías de la edad adulta. Ésta es la razón por la cual, en el tercer grupo de delirios
crónicos, polimorfos hemos establecido dos subgrupos: Delirios polimorfos de la edad adulta, y
delirios polimorfos de la edad juvenil.

Semiología de los delirios polimorfos

Existe un determinado número de caracteres comunes, que identifican entre sí a todos los
delirios paranoides. Las diferencias que hay entre ellos, dependen esencialmente del grado de
madurez psíquica alcanzado en la época de iniciación de la enfermedad, según tenga lugar en la
edad adulta o en la edad juvenil. A pesar de las diferencias, insistimos en que hay numerosos
caracteres comunes. Éstos son de constancia irregular, y podrán observarse indistintamente unos u
otros según los casos. Por otra parte, tampoco son igualmente claros y diferenciados; muchos de
ellos aparecen en forma solapada, enmascarados por la actividad delirante. De ese modo el delirio
oculta y relega a un plano secundario las manifestaciones esquizofrénicas, que sólo se descubren
mediante una observación minuciosa y a través de las manifestaciones del delirio.

A medida que estudiemos los caracteres semiológicos de los delirios paranoides, haremos
hincapié en aquellas manifestaciones que nos permiten apreciar la existencia de la trabazón que
hace la unión y la continuidad de todos estos delirios.

1º) POLIMORFISMO:

Consideraremos en primer término al polimorfismo, que constituye un signo de capital


importancia, a tal punto que confiere característica de grupo a los delirios paranoides; que en esa
forma se separan netamente de los delirios bien sistematizados y de los mal sistematizados.

En este grupo no existe ni esbozo de sistematización, todo es polimorfo en ellos, lo que indica la
gravedad del defecto psíquico, que llega al disloque funcional, del cual el polimorfismo constituye
la expresión más cabal.

El marcado polimorfismo de estos delirios, se hace evidente a través de numerosas


manifestaciones. Coincide con la polisintomatología, tan múltiple como variada, observada en la
esquizofrenia. Estudiaremos a continuación las diferentes formas manifiestas del polimorfismo.

a) El polimorfismo a través de los mecanismos psicológicos del delirio: Los mecanismos más
activos son: el alucinatorio, el imaginativo, el intuitivo y el sugestivo; en cambio casi no se hacen
interpretaciones delirantes, como en otros delirios de mayor jerarquía. El mecanismo alucinatorio
también merma a medida que pasa el tiempo, exaltándose en cambio los restantes mecanismos,
con lo que se desjerarquiza el delirio.

Recordamos que en el delirio de los esquizofrénicos jóvenes, también se hallan múltiples


mecanismos, entre los cuales el alucinatorio y el intuitivo son los más frecuentes.
b) El polimorfismo a través de los contenidos delirantes del pensamiento: Las ideas delirantes son
siempre múltiples. La generalidad de las veces los delirios paranoides de la edad adulta se inician
con un tema persecutorio, que bien pronto se matiza con ideas eróticas, místicas, filosóficas, etc.;
pero lo más importante es la irrupción temprana de las ideas megalómanas, que aparecen durante
los primeros estadios evolutivos. Estas ideas son las que abren el camino hacia la más absurda
fantasía.

La megalomanía impregna todo el delirio y marca con su sello a las restantes concepciones. Ello
da lugar al más extraordinario polimorfismo conceptivo del delirio, es decir, que la megalomanía es
quien se encarga de dar la expresión más acabada al polimorfismo de las ideas.

El mismo polimorfismo de las ideas lo hallamos en los procesos esquizofrénicos de la juventud.


Se comprueba el mismo conglomerado de ideas delirantes: persecutorias, místicas, eróticas y
megalómanas. La diferencia radica en que los delirios paranoides de la edad juvenil, son desor-
ganizados y a menudo incoherentes.

c) El polimorfismo a través de los trastornos de la conciencia y de la personalidad: Al estudiar los


delirios paranoides desde este punto de vista, hallaremos, en modo general, aspectos patológicos
duales o múltiples, que trasuntan siempre la tendencia polimorfa de los mismos.

1) En un primer aspecto, referente a las relaciones entre el individuo y el ambiente, nos


encontramos con estados de conciencia de perfecta lucidez, con una orientación global,
especialmente en los delirios de la edad adulta, en cambio, en los delirios de la edad juvenil
podemos hallar falta de orientación en el tiempo, consecuencia lógica del autismo de estas formas.
En general la comprensión es correcta, para los estímulos normalmente percibidos, obteniéndose
las más de las veces una respuesta adecuada.

2) Otro aspecto es el de las percepciones patológicas, con formación de estados de conciencia


de menor lucidez. Así nos es dado observar, gran número de alucinaciones: auditivas, cenestésicas,
táctiles, olfatorias, gustativas y cinéticas; este polimorfismo en las alucinaciones indica la presencia
de un profundo daño psíquico. Cuanto mayor es este daño, tanto mayor es la frecuencia de las
alucinaciones de escasa diferenciación, como son las olfatorias, gustativas, táctiles y cenestésicas,
especialmente en las formas juveniles, o en las formas adultas con grave defecto psíquico. En estos
casos suelen encontrarse también, alucinaciones imperativas, las verbomo-toras de Séglas y
alucinaciones cinéticas. Todas ellas, más las pseudoaluci-naciones, que también existen, se hallan
en el deslinde de los trastornos del pensamiento mismo, lo que implica la gravedad del defecto
psíquico que alcanza, en esos casos al disloque funcional.

El conjunto y la multiplicidad del cuadro alucinatorio, dan lugar a estados de conciencia de


marcada turbiedad e inseguridad. Estos estados de conciencia se destacan de aquellos otros
relacionados con percepciones normales, de correcta comprensión y buena lucidez. De este modo,
podemos comprobar cómo, se insinúa el polimorfismo en los estados de conciencia de los delirios
paranoides.

3) En tercer término hay que señalar la percepción de las más extrañas sensaciones, nacidas en
el mundo interior, como producto de la ruptura del equilibrio entre el yo y el mundo exterior. Se
experimentan situaciones totalmente nuevas, imprevistas, desacostumbradas, de las que el
individuo no tiene registro anterior en su conciencia. Tan grande es la extrañeza que la conciencia
se turba y cae en estados oniroides, en los cuales lo imaginario y lo intuitivo se encargan de elaborar
el delirio. Dicho delirio crea para el enfermo una nueva situación que, aunque onírica y fantástica,
le satisface, le explica y le permite su adaptación a la nueva situación creada.

Desde ahora podemos sostener y afirmar, que el polimorfismo también se hace presente
mediante la multiplicidad de los estados de conciencia en los delirios paranoides.

A continuación, y como complemento de los trastornos de la conciencia, corresponde considerar


los trastornos de la personalidad. Desde el primer paso que damos en ese sentido, se presenta a
nuestro examen, un doble aspecto psicopatológico de la personalidad, que desde ya nos señala la
tendencia a la pluralidad y al polimorfismo.

De acuerdo con Henri Ey, en los delirios paranoides, el enfermo vive simultáneamente, en dos
mundos diferentes: el mundo real, que pertenece a las relaciones normales, concretas y directas
entre el yo y el medio exterior; y a su lado el mundo ficticio, creado por la fantasía del enfermo que,
como lo hemos dicho, satisface la adaptación a las nuevas condiciones que impone la ruptura del
equilibrio antes citado.

Antes de continuar conviene recordar que, en el polimorfismo de las manifestaciones mórbidas


de la personalidad, la edad de iniciación del proceso, desempeña un papel importantísimo. En todos
los casos de delirios paranoides, se observa la doble posición de la personalidad frente a los dos
mundos, pero las características difieren, según el proceso se inicie en la edad adulta o en la edad
juvenil.

Recordamos que en la edad adulta el hombre alcanza determinado grado de madurez psíquica,
y con ello, cierto grado de capacidad de adaptación para las más diversas situaciones, a que se vea
abocado en el transcurso de su vida en el medio social. Es un hecho de observación corriente, la
mayor plasticidad y capacidad de adaptación, que el adulto normal tiene con respecto al joven y el
niño. Vale decir, que es una capacidad que el hombre adquiere a medida que madura
psíquicamente. Hemos de admitir, por consiguiente, que esa adaptación se desarrolla de la misma
manera en la situación anormal creada por el proceso mórbido. Por estas razones, cuando la
enfermedad se inicia en la edad adulta, la personalidad, con la madurez adquirida, logra una
adaptación relativamente fácil dentro de determinadas modalidades. En cambio, esa adaptación es
muy trabajosa, cuando la enfermedad ataca en plena edad juvenil, cuando todavía no se alcanzó la
madurez psíquica y la personalidad se encuentra en la etapa más difícil de su evolución.

En el delirio paranoide del adulto, existe una primera etapa de inquietud y desasosiego, propio
de la incubación del proceso, cuando se producen las experiencias delirantes primarias de Jasper,
etapa en la cual el enfermo no se ha explicado aun claramente lo que ocurre. En cuanto halla dicha
explicación, se pone en marcha la actividad delirante, aceptando con suma facilidad la nueva
situación.

De este modo la personalidad enferma crea dos mundos diferentes y simultáneos, a los que se
adapta rápidamente, pasando sin impedimentos, de la vida real a la fantasía delirante, con la
particularidad de que en ambas posiciones se encuentra perfectamente cómoda.

Creemos, razón por la cual insistimos, que ese pasaje de un mundo a otro, con gran capacidad
de adaptación, es la consecuencia lógica del desarrollo normal de dicha capacidad en el transcurso
de la vida, cuya expresión más pura hallamos en la psicología normal. A este respecto dice Henri Ey:
"Cierto que en psicología normal, existe una especie de dualidad fundamental que separa lo real de
lo imaginario y que es posible afirmar que vivimos oscilando entre uno y otro".

Pensamos por consiguiente, que en psicopatología, esa manifestación no sería más que una
exageración de la capacidad normal, en una psique desinhibida a consecuencia del disloque
funcional, sin mayor repercusión y, por ende, sin provocar mayor extrañeza. Así se explica que el
delirante paranoide no sólo no extrañe, sino que hasta cierto punto, halle complacencia en exponer
sus concepciones; ello es especialmente debido a que lo imaginario, se complementa con una
desorbitada megalomanía que coloca al enfermo en estado placentero.

El grave defecto psíquico que ocasiona el proceso patológico, conduce al disloque funcional, que
libera los mecanismos imaginativo e intuitivo, que desbordan a la personalidad en la producción
fantástica de su delirio. Ésta no puede ser reprimida ni controlada, viviendo el enfermo su actividad
patológica, al margen del pragmatismo requerido por las contingencias de la vida diaria.

De lo que antecede se desprende, que además de la fácil adaptación, se produce una aceptación
pasiva de la nueva situación que implica la actividad delirante. Es posible que esta pasividad
responda a un doble origen: 1) El grave defecto psíquico con su consiguiente debilitación favorece
la .adaptación pasiva por conformidad, además de cierto grado de indiferencia por turbación de la
conciencia y disminución de la comprensión. 2) La marcada megalomanía, satisface ampliamente
las tendencias e íntimos deseos del individuo al crearse la nueva personalidad. En los delirios
paranoides, ambas personalidades, la real y la ficticia, subsisten sin anularse ni molestarse una a la
otra. Lo interesante es que, la escisión que determina la actividad polimorfa de la personalidad,
permite, en muchos casos, que el enfermo pueda desempeñarse con toda eficacia en sus tareas
habituales. En esa forma se convierte en persona útil para sí mismo y para los demás, sobre todo
cuando le es posible desempeñarse en un medio adecuado, donde su estado patológico sea
conocido, tolerado y respetado, sin provocar reacciones jocosas y remedos, que molestan al
enfermo.

Cuando la enfermedad aparece en la edad juvenil, dada la inmadurez psíquica, la capacidad de


adaptación es menor y las cosas ocurren de manera diferente. Tras la ruptura del equilibrio persona-
mundo, con las extrañas modificaciones que el enfermo experimenta en lo más íntimo de su ser,
nacen serios temores por la integridad del yo, que lo llenan de dudas y de incertidumbre. Así le
resulta muy difícil al enfermo, sobreponerse a la nueva e incierta situación. Además, como proyecta
su estado psíquico al mundo exterior, considera a éste hostil y responsable de su estado.

Desde ese momento el enfermo se introvierte y se refugia en el autismo, donde crea su nuevo
mundo de adaptación al estado mórbido. Allí nace la actividad delirante, como resultado de las
concepciones de perjuicio y las de influencia, que él atribuye al mundo externo, del cual se aísla
cada vez más, debido a su escasa adaptabilidad. En este caso, también se produce la escisión de la
personalidad entre dos mundos, el real y el ficticio, pero, a diferencia de lo que ocurre en los delirios
del adulto, el polimorfismo no se hace tan evidente, porque el enfermo no los vive en forma
simultánea. Muy por el contrario en el delirio paranoide juvenil, el enfermo huye del mundo real
que le resulta extraño y hostil, creando su mundo, al que se adapta definitivamente. De allí la
dificultad que experimenta el enfermo, para pasar de un mundo a otro, como lo hace el paranoide
adulto. Al paranoide juvenil se lo verá actuar en el mundo real, cuando es atraído a nuestro
requerimiento. Solamente así, y en forma esporádica, estos enfermos retornan forzadamente, de
mala gana al mundo real, deseando volver cuanto antes a su mundo de adaptación.
Con las diferencias anotadas llegamos a la conclusión de que en todos los delirios paranoides,
sean éstos de la edad adulta o de la edad juvenil, se hacen bien notorias las manifestaciones
polimorfas de la personalidad.

Para terminar agregaremos, que no se detienen aquí las expresiones del polimorfismo
psicopatológico de los delirios paranoides, sino que los veremos repetirse incesantemente, a través
de toda la sintomatología de los mismos.

2º) INVEROSIMILITUD:

Otro de los caracteres importantes, que junto con el polimorfismo, contribuye a dar fisonomía
propia a los delirios paranoides, es la carencia absoluta de verosimillitud. En ningún momento del
transcurso de su evolución, muestran apariencia de verdad, son las formas de delirio más absurdas
de cuantas se han estudiado en los dos grupos anteriores.

En primer lugar, los delirios paranoides son elaborados mediante mecanismos muy alejados de
los del pensamiento normal, siguiendo las leyes que marcan las sendas del razonamiento global que
preside el pensamiento mágico. En efecto, el mecanismo interpretativo se reduce a la mínima ex-
presión, especialmente en las formas adultas, ya que en las juveniles, suele observarse, con cierta
frecuencia, al comienzo de la enfermedad.

En los delirios paranoides, juegan un papel principalísimo los mecanismos imaginativo e intuitivo,
lo que sumado al fondo mágico hacen concebir los absurdos más extraordinarios, donde lo
fantástico y lo extravagante alcanzan, dimensiones tales, que los convierten en grotescos. También
colabora en el delirio inverosímil, el mecanismo alucinatorio, con sus múltiples alucinaciones,
auditivas, cenestésicas, táctiles y las pseudo-alucinaciones.

La actividad delirante paranoide se desenvuelve totalmente en el terreno fantástico,


completamente alejada de todo esbozo de lógica intelectual formal, nada hay que pueda
asemejarse a la verdad. Todas las concepciones delirantes son construcciones absurdas, extrañas y
grotescas. Las creaciones fantásticas más extraordinarias se desarrollan en los delirios paranoides
del adulto. A dichos delirios de exuberante producción imaginativa, se suma la megalomanía
descontrolada, que estimula aún más dicha producción, buscando satisfacer deseos y tendencias
instintivas, que alimentan las corrientes afectivas sustentadoras de la actividad delirante.

Pero a medida que el defecto psíquico es mayor, o nos acercamos a las formas paranoides
juveniles, la producción fantástica disminuye en cantidad, empeorando en calidad. Efectivamente,
cuando el daño es muy intenso y el defecto grave, gravedad que por inmadurez se hace más notoria
en las formas juveniles, la imaginación se torna generalmente precaria, disminuyendo la
frondosidad de sus producciones. Lo poco que se produce es exageradamente fantástico,
terriblemente absurdo y grotesco.

Lo expuesto, que es el resultado de prolongadas observaciones clínicas, es suficiente para


certificar que en los delirios paranoides nada es verosímil. Recordamos finalmente, que la
inverosimilitud, es una de las manifestaciones fundamentales, que junto al polimorfismo, dan
caracteres de grupo a estos delirios.
3º) DELIRIO PARANOIDE Y DEFECTO PSÍQUICO:

No vamos a repetir cuanto ya hemos dicho al efectuar el estudio general del síndrome delirante;
recordamos únicamente, que en los delirios paranoides el defecto psíquico es grande y el déficit
intelectual es bien notorio. No puede pensarse de otro modo, cuando un juicio admite como lógicas,
las absurdidades expresadas en las concepciones delirantes paranoides. No sólo son disparatadas y
grotescas, sino también, pueriles.

Mucho se ha argumentado con respecto a la dementización que estos delirios producen.

Quienes sostienen que estas afecciones no dementizan, arguyen entre otras cosas, que tales
puerilidades del juicio, son atribuibles a la copiosa actividad imaginativa mancomunada con la
inmensa megalomanía. Creemos, con fundamento, que ni el desborde imaginativo, ni la exuberante
megalomanía, son los factores determinantes de la puerilidad del juicio, sino una consecuencia del
defecto del mismo. No nos parece aceptable que la imaginación por su sola exacerbación, pueda
determinar puerilidad, desde que existen imaginaciones exaltadas con gran poder de creación y por
otra parte, la mente humana, elabora siempre su pensamiento oscilando entre la razón y la
imaginación. Pero en condiciones normales, la razón y el juicio controlan constantemente la
producción imaginativa, que puede o no puede engendrar una verdad y, por consiguiente aceptarse
o rechazarse. En cambio, en condiciones patológicas, cuando el delirio paranoide se desata por la
agresión de la causa mórbida, se desata también la imaginación, que se desborda por falta de
control del juicio, y pierde el vigor que tenía hasta ese momento. De allí, que en la enfermedad, la
imaginación supera la razón.

Puede pensarse que ese desborde imaginativo, coincide con personalidades que ostentan
determinado grado de insuficiencia psíquica, pero si tales casos ocurren, no deben tenerse en
cuenta, ya que se trata de inmaduros por deficiencias innatas.

También se pensó que los niños tienen gran tendencia a lo imaginativo, a pesar de que poseen
en potencia, una inteligencia de vigor normal. Pero el niño no puede ser tomado como ejemplo, por
cuanto es un ser inmaduro, cuya evolución normal está en marcha. Por otra parte, las puerilidades
imaginativas de los niños que el juicio no controla por inmadurez, nunca son tan absurdas ni
grotescas. Esto es prueba evidente, de que los delirios paranoides en personas que tienen una
imaginación normal hasta el momento de comenzar la enfermedad, caen en lo fantástico, lo
absurdo y lo grotesco como consecuencia de dicho proceso. Así se manifiesta el grave defecto o
daño causado por el mal, cuya consecuencia es la escisión y el disloque funcional de la psique, lo
que indica pérdida de unidad, de cohesión y, por ende, debilitación.

Otro factor que indica descenso y retroceso es la reaparición de formas primitivas o de


pensamiento mágico. El mecanismo intuitivo y el razonamiento global, empleados para su
elaboración, son normales, existen en los niños y en personas de escasa evolución psíquica, así como
también en personas evolucionadas, pues como ya lo hemos dicho, nunca se pierde totalmente el
mando de los conceptos mágicos.

Aquí corresponde pensar exactamente lo mismo que para la imaginación: lo que acontece en
niños y en personas inmaduras por precaria evolución, no puede ser tomado en cuenta. Tampoco
lo que sucede en personas de evolución normal, porque conservan un refugio del mundo mágico,
desde que lo mágico integra una etapa importante de la evolución del conocimiento humano. La
diferencia consiste en que en los conceptos mágicos en las personas normales, son controlados y
rectificados por el juicio cuando son absurdos; en cambio, las producciones mágicas del delirio
paranoide, escapan al rigor crítico, porque el juicio, afectado por el disloque funcional, ha perdido
su vigor normal.

Sólo nos resta decir: que, en la edad adulta los delirios paranoides alcanzan diferentes grados de
defecto, no llegando, sino a largo plazo, a la total disgregación y dementización, aun cuando el
embrutecimiento de la personalidad sea marcado. En la edad juvenil, por el contrario, se observa
una evolución rápida, con marcha implacable hacia la disgregación y la demencia, con grave
embrutecimiento.

4º) DELIRIOS PARANOIDES Y AFECTIVIDAD:

La afectividad, en los delirios paranoides, muestra características particulares que expresan, a


través de sus diversos aspectos, el polimorfismo de todas las manifestaciones paranoides.

Hemos dicho aspectos diversos, y así es, efectivamente; todas estas variantes debemos
considerarlas bajo dos aspectos fundamentales: a) Según se trate de formas adultas o juveniles, y
b) según se refieran a las relaciones entre el yo y el mundo exterior, o bien, al delirio mismo.

Consideraremos en primer lugar, la afectividad del delirante paranoide en sus relaciones frente
a la sociedad y al mundo. Bajo este aspecto el paranoide adulto muestra afectividad con capacidad
reactiva normal. Sus reacciones emocionales frente a las más diversas contingencias de la vida, son
como las de cualquier persona normal, de acuerdo con las características temperamentales de cada
uno.

Las cosas ocurren de diferente manera para el paranoide juvenil. En estos casos los enfermos
tienen escasa capacidad de adaptación, por lo que rompen con la sociedad y con el mundo,
considerándolos hostiles y se refugian en el autismo, para huir de aquéllos. De esta manera son
afectivamente indiferentes para todo cuanto pertenezca al mundo exterior. Pero esto no significa
la anulación de las reacciones afectivas, por el contrario, la afectividad se muestra activa y con vivas
reacciones emocionales, respondiendo al cúmulo de sensaciones nuevas y extrañas nacidas del
desequilibrio persona-mundo, que intranquilizan al yo.

En cuanto al segundo aspecto que considera las reacciones afectivas frente al delirio mismo, las
cosas ocurren de otra manera: En el delirio paranoide del adulto, se observan aspectos distintos.
Los vemos por momentos con intensa exaltación afectiva, denotando estados expansivos, con
euforia y visos maníacos, cuando relatan y exponen sus concepciones delirantes en las cuales la
megalomanía juega el principal papel. Pero al par que esto, nos es dado observar desde otro punto
de vista, cierta indiferencia afectiva, ya que no les interesa mayormente que el auditorio acepte o
rechace sus concepciones; y tampoco dan muestran de fastidio o enojo, cuando éstas les son
rebatidas.

Finalmente, en las formas paranoides de la edad juvenil, la afectividad frente al delirio, muestra
una marcada indiferencia. Después del período de comienzo y en pleno período de estado, la
indiferencia afectiva es bien manifiesta. Tan pobre es la atención que se dispensa al delirio y tan
pálidas las repercusiones emocionales, que éste se empobrece y se esfuma con el andar del tiempo.
Hemos establecido la división de los delirios paranoides en dos grupos: delirios polimorfos de la
edad adulta y delirios polimorfos de la edad juvenil. Las características fundamentales de grupo son:
el polimorfismo y la inverosimilitud.

1º) DELIRIOS POLIMORFOS DE LA EDAD ADULTA:

La afección se inicia en la época de la madurez psíquica. Comprende dos grupos:

A) Son delirios con un polimorfismo bien marcado, tanto en sus mecanismos (alucinatorio,
imaginativo e intuitivo), como en las concepciones, sobre temas religiosos, filosóficos, científicos,
eróticos, etc.; con tintes a veces persecutorios, pero esencialmente con gran megalomanía. Esto
produce en el enfermo una acentuada exaltación afectiva, con un estado expansivo, eufórico,
hipomaníaco o maníaco aparentando suficiencia o superioridad.

Kraepelin denominó a este tipo de delirios: parafrenia expansiva. En Francia, Gilbert-Ballet:


"delirios alucinatorios crónicos a forma megalómana o de grandeza".

B) Este grupo comprende formas en las cuales se observa claramente el disloque funcional de la
psique, con profundo defecto y gran embrutecimiento, que denuncian una grave perturbación de
la personalidad. Existen numerosas alucinaciones auditivas, cenestésicas y pseudoalucinaciones. Los
mecanismos, intuitivo, imaginativo, sugestivo e ilusorio se unen al alucinatorio, generando un delirio
absurdo, grotesco, desorganizado y dislocado. Y también aportan su contribución, una gran cantidad
de neologismos, de construcción y significaciones más absurdas, que en las anteriores formas de
delirios. Hay ideas persecutorias y una fantástica megalomanía.

Son enfermos más embrutecidos, menos sociables que los anteriores, con escasa afectividad y
tendencia al autismo.

Kraepelin los llamó: parafrenias fantásticas. Reputóla como la forma más grave dado el
embrutecimiento, admitiendo la debilitación psíquica, al extremo de considerarla como la forma de
transición entre su grupo de delirios parafrénicos y los delirios paranoides de la demencia precoz.

En Francia, Gilbert-Ballet los consideró bajo el rótulo de delirios alucinatorios crónicos a forma
fantástica. .

2º) DELIRIOS POLIMORFOS DE LA EDAD JUVENIL:

Irrumpen en plena época de inmadurez psíquica, por cuya razón el daño es grave y el disloque
psíquico completo, con gran embrutecimiento de la personalidad y evolución rápida hacia la
demencia.

Es un delirio polimorfo por sus mecanismos alucinatorio e intuitivo; al comienzo algunas


interpretaciones; por su contenido de ideas persecutorias, de influencia, místicas, eróticas y
megalómanas.

Es de muy precaria organización o totalmente desorganizado, inconexo; empobrece


rápidamente y se borra poco a poco a medida que avanza la demencia.

Para Kraepelin, éstos son los delirios paranoides de la demencia precoz.


RESUMEN

DELIRIOS POLIMORFOS

Caracteres fundamentales: gran "polimorfismo" y total "inverosimilitud".


Se observan en la juventud y en la edad adulta hasta los 55 a 60 años. Grave defecto
Generalidades y embrutecimiento de la personalidad con disloque psíquico y debilitación.
Las diferencias fundamentales entre ellos dependen esencialmente de la edad de
iniciación del proceso.
Signo primordial, que confiere características de grupo a estos
delirios.
Falta absoluta de sistematización; desorganización, disloque
Polimorfismo funcional. a) Polimorfismo en los mecanismos psicológicos.
b) Polimorfismo en los contenidos delirantes del pensamiento.
c) Polimorfismo en los trastornos de la conciencia y de la
personalidad.
La falta de verosimilitud es otro signo que da fisonomía propia
Semiología de Inverosimi- a los delirios polimorfos.
los delirios litud Extraordinariamente absurdos con exuberante megalomanía.
polimorfos Concepciones mágicas y fantásticas.
Defectos
Grave defecto y gran embrutecimiento. Debilitación psíquica.
psíquico
En las formas adultas está conservada en sus reacciones frente
al medio, con reacciones emocionales normales. En lo que respecta
al delirio, por momentos intensa exaltación y estados expansivos;
Afectividad
pero indiferentes respecto al rechazo de sus concepciones.
En la forma juvenil, aislamiento del mundo y autismo.
Indiferencia hacia el delirio que poco a poco desaparece.
Concepciones filosóficas, científicas, religiosas,
eróticas, con gran megalomanía y exuberante
imaginación. Exaltación expansiva, maníaca.
Grupo A
Para Kraepelin: "parafrenia expansiva".
En Francia: "delirio alucinatorio crónico a forma
megalómana o de grandezas" Gilbert-Ballet.
Delirios P de la
Gran embrutecimiento y debilitación psíquica.
edad adulta
Gran megalomanía. Numerosas alucinaciones,
Clasificación intuiciones, pensamiento mágico. Delirio poco
Grupo B coherente.
Para Kraepelin: "parafrenia fantástica".
En Francia: "delirio alucinatorio crónico a forma
fantástica" Gilbert-Ballet.
Con falta de madurez psíquica. Disloque completo de la psique.
Delirios P de la Delirios inconsistentes, desorganizados, incoherentes, que
edad juvenil desaparecen con el tiempo de evolución del proceso. Para
Kraepelin: "delirio paranoide de la D. precoz".
CAPÍTULO XIII

NEUROSIS

Con la denominación general de neurosis se designan aquellas enfermedades mentales que se


caracterizan por no presentar alienación; en otras palabras, los neuróticos forman un grupo de
enfermos mentales no alienados. Se trata, por consiguiente, de perturbaciones psíquicas en las que
el juicio no sufre alteraciones en el sentido de debilitación o desviación, y en las que el enfermo
conserva su autonomía psíquica que, aunque con ligeras desviaciones con respecto a la normalidad
absoluta, le permite conducirse adecuadamente en el medio social. Dicha autonomía sólo es
empañada por una debilitación transitoria, por lo que el juicio continúa su control aunque palidece
en parte el vigor y la firmeza de sus conclusiones.

En definitiva, las neurosis son trastornos neuropsíquicos y vegetativos que se caracterizan por la
no alienación, de donde el enfermo tiene conciencia de su estado y enfermedad, pues conserva su
autonomía psíquica y el control del juicio.

Antiguamente estos 'pacientes eran conocidos con la denominación general de nerviosos,


término que aún persiste-.en nuestros días entre el vulgo que así rotula a esta clase de enfermos.

La denominación de neurosis se debe a Cullen, que a fines del siglo XVIII empleó este término
para designar a estas afecciones. Por esa época era extraordinaria la anarquía reinante al respecto;
entre las mencionadas perturbaciones psíquicas se incluyeron entidades mórbidas que
posteriormente, a medida que se conocieron sus verdaderas etiologías y que se encontró en muchas
de ellas lesiones anatomopatológicas responsables, se fueron apartando del grupo primitivo.

Fue menester llegar hasta fines del siglo xix y los comienzos del siglo XX para que las neurosis
constituyeran un grupo de afecciones bien conocido y de límites precisos; pese a ello no dejamos
de reconocer que si mucho se adelantó en ese terreno en estos últimos años aún queda mucho por
andar en este campo de la psiquiatría.

Desde el punto de vista etiológico se ha comprobado que es necesaria la existencia de un terreno


o predisposición mórbida que en un momento determinado y baje el influjo de circunstancias
propicias de índole diversa, da lugar a la afección. En ese sentido es importante tener en cuenta las
etapas cruciales de la vida del organismo, especialmente aquellas que traen aparejada una
conmoción general del mecanismo endocrino tales como la pubertad y el climaterio.

Además, todos los factores de orden moral y disfunciones del sistema neuroendocrino-
vegetativo repercuten con mayor o menor intensidad según sea el grado de predisposición mórbida;
por eso, en los casos en que ésta es muy marcada, es posible observar grandes reacciones neuróticas
por causas fútiles.

Desde el punto de vista clínico las neurosis se caracterizan por el polimorfismo de sus síntomas.
Unos son de orden psíquico: predominan las fobias, las obsesiones, la angustia, la ansiedad y las
compulsiones entre los más importantes. Otros síntomas son de orden neurológico: algias, hiper-
estesias, parestesias, temblores, espasmos, contracturas, tics y numerosos más, tanto sensitivos
como motores. Se observan también síntomas viscerales de naturaleza funcional repartidos en
todos los aparatos del organismo. Toda esta rica sintomatología se asocia de la manera más diversa,
predominando unos síntomas u otros según cuáles sean los tipos de neurosis.

A continuación concretamos los conceptos expuestos sintetizando en la forma más exacta


posible; "Las neurosis constituyen un grupo de trastornos neuropsíquicos en los que la alteración
mental no debilita ni desvía el juicio, únicamente acusan gran inseguridad e inestabilidad en las
concepciones y falta de firmeza de la personalidad. El enfermo que tiene conciencia de su afección
la atribuye a causas orgánicas, viscerales o neurológicas, o bien a estados de excitabilidad nerviosa;
el todo está condicionado por una rica sintomatología de naturaleza subjetiva, en que abundan los
síntomas psíquicos, neurológicos y viscerales de orden funcional, cuyo paroxismo puede, por
momentos, llevar al paciente a la pérdida de su contralor y colocarlo en el campo de la psicosis.
Todo este cortejo sintomático se desencadena en una constitución psicopática bajo el imperio de
variadas circunstancias, pero cuyas causas inmediatas son siempre de índole afectiva y moral".

Clasificación de las neurosis

La clasificación de las neurosis se basa en el predominio de los diversos síntomas que acusan los
enfermos, es decir que la psiquiatría adopta un criterio eminentemente clínico. De esta manera se
han establecido tres grandes grupos de neurosis:
1º) Psicastenia o Psiquiastenia.
2º) Neurastenia.
3º) Histeria.

PSICASTENIA

La psicastenia ha sido aislada y descrita como una entidad nosológica dentro de las neurosis por
P. Janet.

De una manera general, el cuadro psicasténico se caracteriza por astenia, temores, timidez,
obsesiones, dudas, angustia y ansiedad; es propio de la constitución hiperemotiva.

FACTORES ETIOLÓGICOS:

Hay que considerar factores predisponentes y factores desencadenantes.

1º) Factores predisponentes:

a) Constitución: La hiperemotiva. Las personas que pertenecen a este tipo psicológico tienen gran
tendencia a las descargas emocionales; reaccionan intensamente y en forma desmedida ante
cualquier estímulo emocional aun cuando sea insignificante y no justifique esa hiperemotividad.
Apocadas y pusilánimes tratan de huir de cuanto pueda significar la menor injuria a su sensibilidad;
son incapaces de dominar sus reacciones en el terreno emocional y fácilmente caen en estados
ansiosos. Llenos de temores, viven siempre alertas tratando de evitar cuanto choque pueda
desencadenar crisis paroxísticas, lo que los sume en un permanente estado de angustia y ansiedad.
Son personas fácilmente fatigables tanto física como psíquicamente; sus energías se agotan con
rapidez.

En esa forma se condiciona el tipo del psicasténico, cuyas características fundamentales son: 1)
Fragilidad física y psíquica; agotamiento fácil; necesidad de permanente apoyo en los padres y
hermanos. 2) Grandes reacciones emocionales que prontamente llegan a la angustia y a la ansiedad.
3) Excesiva timidez que se pone en evidencia en todos los órdenes de la vida y en todas las ocasiones
de acercamiento al sexo opuesto; no es rara la castidad aunque con hábito onanista. 4) Es
consecuente, un estado de autodisconformidad, que conduce a un constante escudriñar de toda la
existencia y de los propios actos, que son analizados y comparados minuciosamente hasta derivar
en un sentimiento de inferioridad y de incapacidad frente a los individuos normales.

b) La herencia y educación familiar: La herencia es un factor importantísimo como generador de


estas personalidades. Existen familias de hiperemotivos; los padres que viven en continua ansiedad
se angustian por todos los posibles inconvenientes o peligros a que puedan estar expuestos sus
hijos. Así es como crean en ellos la predisposición, especialmente cuando el factor constitucional es
bien marcado. Cobijados bajo el temor y la angustia de los padres que tratan de mitigar o superar
por ellos cuanto obstáculo se presente, los hijos realizan una evolución insuficiente y su normal
desarrollo psíquico se ve perturbado; desde la infancia se impregnan de los temores ambientales y
del estado de ansiedad de los progenitores, lo que aumenta la fragilidad innata de estas
personalidades.

2º) Factores desencadenantes:

Por lo general, las causas desencadenantes inmediatas son choques de orden moral y afectivo;
pero no es esto todo, existen otros factores que no se pueden desestimar y que muy a menudo,
favorecen el terreno para las descargas emocionales. De acuerdo con este criterio podemos
clasificar a los factores desencadenantes en dos grupos: orgánicos y psíquicos.

a) Los factores orgánicos son esencialmente de orden endocrino, y con preferencia sexual. Los
trastornos sexuales son más frecuentes en el sexo femenino y motivados generalmente por
insatisfacción. En este terreno es donde hallaron amplio campo de expansión las escuelas
psicoanalíticas, de las que Freud fue el creador. El problema sexual es importante durante la
pubertad y la adolescencia, etapas cruciales en la evolución somatopsíquica y en las que la
conmoción del funcionalismo endocrino es factor primordial, por el nuevo y vigoroso impulso que
recibe de la sexualidad. Además de las causas por insatisfacción existen otras de naturaleza
netamente patológica, tales como: perturbaciones endocrinas, tiroideas, ováricas, testiculares o hi-
pofisarias, y el exceso de medicación opoterápica que puede llevar a estados de hipertensión sexual.
Dentro de lo fisiológico no debemos olvidar las crisis puberales y climatéricas.

b) Entre los factores de orden psíquico se deben considerar todos los estados de shocks
emocionales más o menos intensos.
Sintomatología

La sintomatología general de los psicasténicos no revela más que la exageración de todos los
caracteres que integran su constitución. Las obsesiones, los temores obsesivos que poco a poco los
llevan a la angustia y a la ansiedad no son más que las manifestaciones de esa exacerbación.

Llama la atención en primer término el permanente estado de indecisión, y de titubeo. La


inseguridad, la duda, la falta de determinación son constantes; el terrible problema de la duda
ensombrece la vida de estos enfermos, la pérdida de confianza en sí mismos los imposibilita para
tomar cualquier resolución y su estado fóbico se arraiga cimentándose en los numerosos e
indefinidos temores que a medida que toman cuerpo perturban el estado afectivo; la pantofobia los
torna taciturnos y deprimidos.

Paralelamente a los cambios en el humor se producen profundas modificaciones en la actividad


general del individuo que, en forma simultánea al avance del estado depresivo, se sumerge en la
hipobulia y paulatinamente en la abulia. Esta última representa un estado patológico más avanzado
en el que la voluntad tambaleante, que observamos al comienzo con sus titubeos y falta de decisión,
cae ya en forma grave ante los embates de los estados fóbicos y obsesivos cada vez más vigorosos.
En este período avanzado del proceso, en el que hacen presa del enfermo la angustia y la ansiedad,
se produce una actividad semicontrolada y por momentos totalmente descontrolada, con la
ejecución de una serie de movimientos variados, cuya finalidad es descargar la gran tensión psíquica
determinada por la angustia.

Son frecuentes algunos actos semicontrolados llamados ceremoniales que se engendran en los
temores propios de esas mentalidades enfermizas, y que ejecutan como medio de conjurar males y
situaciones adversas. Los ceremoniales no hacen más que traducir expresiones de un pensamiento
mágico al que se aferran estos pacientes en su desasosiego y su angustia.

Una astenia marcada acompaña a la abulia; a menudo aparecen ideas hipocondríacas con
sentimiento de despersonalizción y sensación de cambio del mundo circundante y de la propia
personalidad; los enfermos notan cambios en su rostro, en el timbre de su voz y en otros rasgos de
su identidad personal.

Merece especial mención una forma de psicastenia que ostenta como principal componente a la
angustia, por lo que ha recibido la denominación de neurosis de angustia. Freud la atribuyó a
insatisfacción sexual. Como todas las neurosis, presenta también una rica sintomatología compleja
y heterogénea, pero el núcleo central de la misma, en torno del cual giran todas las demás
manifestaciones, es la angustia, emoción compleja desplacentera, ya estudiada en el capítulo de
afectividad.

La angustia puede presentarse esencialmente de dos maneras: 1) La gran crisis de angustia: cuya
irrupción se hace en forma brusca y por lo general de noche mientras el enfermo duerme; éste
despierta en plena crisis y cree morirse. Suele acompañarse de un rico cortejo sintomático por el
que se manifiesta la gran excitación psíquica que lo domina y que busca descargarse a nivel de los
diferentes aparatos; palpitaciones, diarreas, vómitos y temblores figuran entre los síntomas más
comunes. Esta crisis dura aproximadamente de 20 a 30 minutos, y cuando todo termina el enfermo
vuelve a dormirse. 2) La pequeña crisis de angustia: corrientemente el cuadro queda reducido a la
angustia sin repercusión orgánica; o, de lo contrario, no existe angustia evidente y todo se reduce a
manifestaciones orgánicas bajo forma de palpitaciones, vómitos y diarreas.
Cuando a la angustia se agrega la excitación se produce el estado ansioso. Estos casos de
ansiedad tienen un motivo preferentemente de orden moral. El enfermo se vuelve muy irritable y
por causas insignificantes reacciona en forma desmedida; se enseñorean la incertidumbre y la pre-
ocupación; la descarga motora se exterioriza con agitación, gran inquietud y movilidad, ejecución
de numerosos movimientos e imposibilidad de permanecer en reposo, todo como válvulas de
escape de la gran tensión psíquica. En ciertos casos es presa de temores que acentuados pueden
llegar al miedo intenso a las enfermedades y a la muerte.

La crisis aguda pasa, pero a veces queda un estado de temor persistente conocido como "fobia
ansiosa", cuya prolongación determina ansia y angustia permanente hasta culminar en la
pantofobia, la cual puede provocar trastornos serios de conducta que se internan en el terreno de
las psicosis obligando a la internación del paciente.

Diagnóstico

Dada la rica y variada sintomatología de la psicastenia nos veremos en la necesidad de establecer


los siguientes diagnósticos diferenciales:

1º) Esquizofrenia: Sabemos que la esquizofrenia en su período de comienzo puede presentar el


mismo polimorfismo sintomático, heterogéneo e indefinido, que observarnos en la psicastenia. En
este período la esquizofrenia se asemeja mucho a las neurosis. Generalmente el diagnóstico
diferencial se hace muy difícil; muchas veces hay que esperar la evolución; las diferencias deben
buscarse esencialmente en el terreno activo. Mientras el psicasténico mantiene intacta su
afectividad conservando sus apetencias e inclinaciones afectivas a pesar de todas sus inhibiciones,
el esquizofrénico en cambio se muestra siempre desafectivo en mayor o menor grado, con
tendencia al negativismo e introversión, desconectándose del ambiente.

2º) Parálisis general progresiva: Esta afección en su período de comienzo presenta


modificaciones en lo caracterológico desbordando en una rica sintomatología. En enfermo puede
presentar un cuadro neurórito de variados síntomas. A diferencia del psicasténico que es un tímido
por excelencia, el paralítico se hace irritable y violento, lo que tampoco condice con la hipobulia de
los primeros. Por otra parte, cosa que nunca se observa en los psicasténicos, en los paralíticos
siempre se presentan fallas de la crítica y síntomas deficitarios que nos advierten sobre la
debilitación del psiquismo.

3º) Paranoias: En los períodos de comienzo o de rumiación del delirio el enfermo está
intranquilo, preocupado, interroga, desea indagar, por momentos se torna desconfiado, temeroso
de las personas que le rodean, asemejándose a menudo a un psicasténico; el paranoico lucha aún
mediante su crítica, contra sus propias interpretaciones. A diferencia del primero en ningún
momento lo veremos abúlico, por el contrario, su actividad se intensifica en la búsqueda de cuanto
detalle pueda servir para corroborar sus interpretaciones.

4º) Neurastenia: Por la sintomatología física pueden confundirse ambas formas de neurosis.
Muchos autores no aceptan la distinción, pues consideran a la psicastenia como un grado más
avanzado de la neurastenia. En realidad la diferencia estriba en la presencia de obsesiones, fobias,
dudas ceremoniales y ansiedad en la psicastenia.
5º) Melancolía: La melancolía puede ser confundida con la psicastenia debido a las
manifestaciones de depresión, preocupación, caída de la voluntad, cenestopatías y ansiedad. La
diferencia fundamental la hallamos en el hecho de que el psicasténico interroga constantemente,
necesita y desea saber la causa de cuanto le ocurre; en cambio el melancólico no habla ni interroga,
desea aislarse, es introvertido, las preocupaciones se concentran en su vida interior. Cabe aún hacer
una diferencia entre las ideas de autoculpabilidad de los melancólicos y los temores e ideas
obsesivas de los psicasténicos. En efecto, el primero tiene ideas delirantes, o sea que su crítica las
acepta como ciertas, por lo que sintiéndose realmente culpable se justifica su ansiedad. El
psicasténico, cuya crítica se halla indemne, lucha para desechar sus ideas obsesivas, de donde deriva
la angustia que lo domina.

Tratamiento

La primera medida a tomar es aislar al enfermo del ambiente en que se halla y donde comenzó
su enfermedad. Además debe practicarle la "clinoterapia", especialmente al comienzo del
tratamiento y mientras la angustia y la ansiedad desasosiegan al enfermo. Esta permanencia en
cama debe ser interrumpida (en el transcurso del día por pequeños paseos, por los ratos dedicados
a la higiene personal y por algunos baños tibios sedantes de 15 a 20 minutos de duración.

El tratamiento médico debe procurar, en primer término, sedar la angustia y la ansiedad; es el


objetivo principal de la medicación. Desde muy antiguo se emplean los bromuros, muy útiles en los
estados obsesivos; la dosis es de 2 a 4 grs. diarios.

En la actualidad existen nuevas drogas de gran utilidad para calmar la angustia. La principal de
ellas es la "cloropromazina", que se utiliza en dosis muy variables de una persona a otra; por lo
general la dosis óptima para los psicasténicos alcanza alrededor de los 200 miligramos diarios.

También se emplean de 1 a 4 grs. diarios de hidrato de doral, suministrado bajo la forma de


jarabe o en enemas. Asimismo se puede recurrir a los opiáceos, lo que se hará en casos
excepcionales y extremos por temor a un fácil acostumbramiento en enfermos de reconocida
fragilidad constitucional. Lo más utilizado es el láudano en dosis crecientes y decrecientes. Se
comienza por 20 gotas en dos tomas diarias, y se van aumentando a razón de dos gotas por día hasta
alcanzar a 80 ó 100. Se mantiene esa dosis durante 8 días, comenzando luego a descender a razón
de 2 gotas diarias hasta arribar a la dosis inicial. Es eficaz en los estados ansiosos.

También se emplean los barbitúricos, especialmente el luminal, el veronal y el somnifene.

La anorexia y el estreñimiento deben ser combatidos instituyendo un régimen alimenticio


adecuado; se suprimen los excitantes té, café y alcohol.

Es especialmente indicada la medicación reconstituyente y la estimulación general del


organismo; fósforo, arsénico y vitaminas.

Deliberadamente dejamos para el final las condiciones acerca de la medicación que valoramos
como de mayor eficacia para el tratamiento de los psicasténicos: la psicoterapia. Ésta se practicará
siguiendo los diversos procedimientos conocidos y cuya elección queda librada en cada caso al buen
criterio del médico. El psicasténico debe ser tratado con paciencia y suavidad pero procurando
apuntalar con firmeza su moral, que será dirigida por el médico combatiendo en cada caso los
temores y las obsesiones. Se buscará que el enfermo llegue a la comprensión y convicción de que
dichos temores son infundados y producto de su enfermedad; de ese modo se logrará que afiance
su voluntad para luchar contra el mal que lo afecta.

TRATAMIENTO DE LA NEUROSIS DE ANGUSTIA:

En el momento de la crisis de angustia, cuando el enfermo despierta bruscamente, sobresaltado


y creyéndose en inminencia de muerte, la psicoterapia actúa de inmediato pues la sola presencia
del médico tiene la virtud de tranquilizarlo. Cuando éste obra con aplomo, no dando importancia a
lo ocurrido y. explica al paciente que el episodio se debió a perturbaciones nerviosas por fatiga o
agotamiento y lo convence de que su estado se normalizará rápidamente, el enfermo queda
totalmente tranquilo y satisfecho, y sus temores disipados. Para finalizar indicará una medicación
sedante e hipnótica; puede elegir entre los siguientes medicamentos: bromuros, valeriana, cloral y
barbitúricos. En ciertos casos de crisis muy intensas, se hace necesario el empleo de los opiáceos,
los que se administrarán con todas las precauciones y la parquedad que requieren.

En lo sucesivo, apelando a una psicoterapia adecuada el médico tratará de evitar la repetición


de las crisis. Procurará disipar todos los factores desencadenantes ocupando la atención del
enfermo en actividades que deberá reglamentar para el paciente repartiéndolas inteligentemente
entre las horas de la vigilia. A ese fin es muy útil el empleo de la gimnasia rítmica, por medio de la
cual es posible obtener una descarga de la tensión psíquica.

Por último, en los casos en que la capacidad de comprensión del enfermo lo permita se hará
psicoterapia profunda con el objeto de obtener su reeducación. Se buscará adaptarlo al medio
social, y se procurará aminorar su gran reactividad emotiva educándolo y preparándolo para
enfrentar los choques inevitables de la vida diaria. En casos extremos, cuando fracasan los
trftamientos corrientes, se cuenta aún con un recurso heroico: es el tratamiento quirúrgico. Consiste
en el empleo de la lobotomía prefrontal como medio para sedar la angustia intensa.

NEURASTENIA

La neurastenia constituye una forma de neurosis a la que Beard dio autonomía en el año 1880, y
que consideró como una consecuencia del agotamiento nervioso debido especialmente a un intenso
trabajo intelectual.

La sintomatología del comienzo revela una acentuación de todos los caracteres de la


personalidad premórbida; agotamiento físico y psíquico intenso, cefaleas occipitales y frontales,
raquialgias, adelgazamiento, malhumor, hipobulia, abandono de las ocupaciones debido a la escasa
resistencia y la incapacidad de lucha por la vida.

Pueden presentarse también trastornos oculares pupilares: midriasis, anisocoria; molestias en la


visión, moscas volantes.
Son además síntomas corrientes la inestabilidad de la atención que impide la concentración
psíquica con las consiguientes fallas mnemónicas de fijación; la hipotensión arterial, los vértigos, el
insomnio; gran astenia al levantarse que desaparece con el comienzo de la actividad; hay anorexia.

Las astenia profunda da origen a un sentimiento de incapacidad para cualquier forma de


actividad, por lo que el enfermo, paulatinamente, abandona sus ocupaciones. Hay insomnio, fácil
irritabilidad, nerviosismo, manifestado a menudo en forma de crisis de agitación que alternan con
períodos de gran depresión y aplastamiento. El creciente malhumor, su disgusto por cuanto le
rodea, su intolerancia por el bullicio, le inducen a aislarse.

Los caracteres fundamentales de la neurastenia son pues los siguientes: Una astenia muy
marcada en el doble aspecto físico y psíquico, con predominio de uno u otro según cuales sean las
tareas a que se dedique el enfermo, es decir que, será física cuando sus tareas respondan a esa
forma de trabajo y psíquica cuando sean intelectuales. En el primer caso el paciente experimenta
una gran fatiga física, una pesadez- que le hace penoso el esfuerzo más insignificante y que termina
por vencer su voluntad. Malhumorado y siempre disgustado consigo mismo y con cuanto le rodea,
se aísla en la soledad y en el silencio; como consecuencia abandona su trabajo dada la impotencia
para desempeñarlo.

Cuando la astenia repercute sobre lo psíquico, el enfermo se queja de fatiga mental e


incapacidad para las elaboraciones intelectuales; se queja por haber perdido la facilidad de
coordinar sus pensamientos, por su falta de memoria y por que todo requerimiento intelectual se
le hace por demás pesado; finalmente se sume en la abulia, el malhumor y la impotencia.

La cefalea, síntoma constante en los neurasténicos, a menudo de carácter permanente, se


manifiesta con preferencia en las regiones frontal y temporales. No son raras las raquialgias en las
regiones lumbar y sacrocoxígea.

Es muy frecuente el insomnio, motivado a veces por la intensa preocupación del enfermo por su
estado de salud.

Son corrientes las perturbaciones a nivel del aparato digestivo que se traducen por estreñimiento
pertinaz, anorexia, dispepsias y otros trastornos de carácter funcional.

En cuando al aparato genital, las perturbaciones se traducen por poluciones nocturnas, frigidez
sexual e impotencia.

Los síntomas enunciados son los más frecuentes y destacados; a ellos debemos agregar múltiples
trastornos variados y heterogéneos en los distintos aparatos, o localizados en un órgano
determinado.

De acuerdo con un criterio etiológico, se han establecido dos tipos de neurastenia: 1) la


neurastenia constitucional cuando reconoce una constitución previa; 2) la neurastenia adquirida,
cuando se instala a consecuencia de perturbaciones tanto de orden físico como psíquico.
1º) neurastenia constitucional:

Es el resultado del desarrollo de una constitución que ostenta una gran fragilidad en la
organización de su sistema nervioso. Aparejada a esa fragilidad existen excesiva fatigabilidad y fácil
agotamiento, y pobreza general en los actos y en los pensamientos, lo que condiciona una escasa
capacidad de lucha. El agotamiento psíquico de estos enfermos es ostensible en casos de intensa
labor mental o de gran preocupación, que se agrava a menudo por un insuficiente aporte de
materiales nutritivos del aparato nervioso.

Son poco optimistas, hipobúlicos y fácilmente caen vencidos sin luchar, limitando su vida a la
observación constante de su múltiple y variada sintomatología. Estas personalidades psicopáticas
pueden llegar a la neurastenia por el influjo de diversas circunstancias, y es frecuente que el mal
haga eclosión durante la pubertad y la juventud, cuando la disposición a la hiperemotividad es más
marcada.

Entre las causas desencadenantes inmediatas figuran: 1°) Las de orden moral: fracaso en
exámenes, choques sentimentales, fracasos o inconvenientes en la profesión o en los empleos y
múltiples motivos más. 2°) Entre las principales causas de orden psíquico: surmenage
perturbaciones sexuales, excesivo cansancio mental, enfermedades que contribuyen a disminuir
aún más las resistencias orgánicas ya precarias por naturaleza como ocurre generalmente con
ciertos procesos infecciosos que pueden adquirirse a esa altura de la vida.

Existen formas leves cuyos síntomas son muy atenuados y de las que. al cabo de un tiempo, el
enfermo se recupera totalmente. No obstante, están expuestos a sufrir recidivas en forma de
episodios cuando las condiciones se tornan favorables, o sea cuando se repiten las circunstancias
desencadenantes.

En casos más graves la neurastenia tiene una marcha crónica, alternada con períodos de remisión
durante los cuales se observa la atenuación de la sintomatología pero sin llegar nunca al completo
restablecimiento. En ciertos casos que se han llamado de psicosis neurasténica aparecen ideas
delirantes hipocondríacas, gran depresión melancólica y tendencia al suicidio.

En las formas graves el enfermo abandona sus estudios o su trabajo, trata de encauzar su vida
de acuerdo con la situación creada, y termina por abandonar definitivamente la lucha y considerarse
vencido.

2º) NEURASTENIA ADQUIRIDA:

La forma adquirida es la que se manifiesta en personas en las cuales puede no existir una
constitución previa. Hace su aparición generalmente en la edad adulta, alrededor de los 40 años y,
por' lo común, el más afectado es el sexo masculino. Son hombres cuya vida se desenvuelve en un
medio de intensa actividad, o abocados a la solución de serios problemas de orden económico,
político y social. Otras veces se manifiesta en aquellos que, por razones de índole temperamental
se hallan expuestos a choques sentimentales intensos.

El exceso de actividad cerebral lleva tarde o temprano al surmenage, que es debido a la


acumulación en las neuronas de productos de desecho del metabolismo, lo que perturba su normal
funcionalismo que entorpecido da lugar al cuadro neurasténico. El enfermo se queja de fatiga por
exceso de trabajo, o de tribulaciones derivadas de sus conflictos sentimentales.

Los síntomas iniciales son: gran fatiga o disminución de la capacidad corriente de trabajo; la
intensa actividad se trueca en una franca abulia. El insomnio, consecuencia lógica de sus
preocupaciones y de su estado, agrava la fatiga. La sintomatología se completa con la cefalea, la
raquialgia y con todos los signos conocidos, prevaleciendo la impotencia sexual y el intenso
malhumor del que suele hacer víctima a personas de su familia. Este tipo de neurastenia dura
frecuentemente de uno a dos años; luego, por regla general, cura.

Diagnóstico diferencial

1º) Con la esquizofrenia: en el período que puede ser llamado neurótico de esta afección, el
diagnóstico es muy difícil; debe fundarse especialmente en la indiferencia afectiva del
esquizofrénico. El neurasténico nunca es un desafectivo, aun cuando su disgusto pueda crearle
conflictos con sus allegados.

2º) Con la psicastenia: cuya sintomatología es muy similar, salvo que en la neurastenia no se
observan obsesiones y difícilmente hay angustia, ansiedad, fobias, dudas ni ceremoniales.

3º) Con la melancolía con involución: que puede aparentar el cuadro de una neurastenia
adquirida. La diferencia debe buscarse en la depresión psicomotriz y en la tristeza que caracteriza a
los melancólicos y en el hecho de que estos últimos no descargan contra nadie su estado
desplácentelo como ocurre con los neurasténicos.

Tratamiento

Para el tratamiento de la neurastenia, deben tenerse en cuenta las siguientes indicaciones:

1º) Como para todas las neurosis, el tratamiento básico lo constituye la psicoterapia. Una vez
que el médico haya logrado un conocimiento completo de las causas que determinaron la
enfermedad, tratará por la persuasión de que el enfermo comprenda el motivo de su estado actual;
buscará en lo posible, la solución de todos los conflictos, tanto en el orden familiar como en lo que
respecta a la profesión o a las tareas. Cuando se trata de neurasténicos constitucionales la
psicoterapia debe emplear los procedimientos que obran directamente sobre la personalidad, con
el fin de lograr una reeducación completa que puede modificar la vida del enfermo readaptándolo
al medio social.

2º) Para combatir la astenia debe indicarse al comienzo reposo y aislamiento del ambiente. A
este fin, muchas veces es suficiente que el enfermo salga al campo o a la montaña sometido a un
régimen de vida higiénico y bien reglamentado por el médico; el régimen deberá ser tal que no le
permita tiempo para volver a cavilar sobre los problemas o conflictos que determinaron su
enfermedad.
3º) Después de un prolijo examen clínico y neurológico debe dirigirse el tratamiento hacia todas
las posibles causas orgánicas que pueden agravar el mal. Se mejorará el estado general; se
combatirá la anemia, la arterosclerosis, los trastornos del climaterio o cualquier otra perturbación
física que hubiere. Se administrarán medicaciones reconstituyentes: tónicos, vitaminas, calcio,
hígado, arsénico, hierro, fósforo, no olvidando la opoterapia glandular en los casos que así lo
requieran.

4º) Combatir la astenia con medicación fosforada, con estricnina o sulfato de bencedrina.

5º) Contra el insomnio se emplearán los barbitúricos.

OrganoneurosIs

Pensamos que dentro de las neurastenias debemos incluir el grupo de las llamadas
organoneurosis. Se engloban dentro de esta denominación a las neurosis que se caracterizan por
presentar una sintomatología predominantemente física y visceral, es decir, referida a un
determinado órgano o aparato y acompañada de trastornos neurovegetativos que son provocados
por factores de orden psíquico. Así se hablará de neurosis cardíaca, gástrica, intestinal y neurosis
referidas a cualquiera de los aparatos de la economía humana.

Las primeras manifestaciones subjetivas tienen lugar en el terreno somático, localizadas en un


órgano determinado; generalmente es el órgano de menor resistencia por debilidad constitucional
o por que ha sufrido un traumatismo o proceso toxicoinfeccioso. Este órgano o tejido, se convierte
de este modo en el punto de elección, un verdadero elemento de choque, por donde se descarga la
tensión psíquica que la neurosis provoca.

El origen real debe buscarse en situaciones espirituales íntimas surgidas a raíz de shocks
emocionales y conflictos morales de índole diversa. Sin embargo no podemos dejar de reconocer
que en muchos casos existe una perturbación verdadera, orgánica o funcional, a nivel de lo que
hemos considerado el elemento de' choque, por ser el órgano o aparato que ha padecido o padece
un proceso patológico. Así por ejemplo: una neurosis cardíaca puede tener su punto de partida en
el shock emocional provocado por un estado de angustia y opresión precordial debido a una
cardiopatía verdadera. En estos casos la terapéutica debe atender a ambos factores, el psíquico y el
somático, procurando que al mejorar el estado orgánico deje de obrar como espina irritativa.

El tratamiento es el mismo que para la neurastenia.

HISTERIA

La histeria es una forma de neurosis que, si bien es de mucha mayor frecuencia en la mujer, no
escapa a ella un gran número de hombres. Se caracteriza por una sintomatología muy ruidosa de
carácter crítico: psicomotriz, epileptoide o emocional.
La denominación de histeria se debe a Hipócrates quien, observando la enfermedad en gran
número de mujeres, le atribuyó un origen sexual o, con más exactitud, uterino. El útero en griego
se denomina hysteron, de allí el nombre de histeria que Hipócrates dio a esta enfermedad.

Todas las especulaciones científicas referidas a esta afección giraron en torno a la concepción
hipocrática, hasta llegar el siglo XVII en el que Lepois demostró la existencia de la histeria masculina;
dio con ello por tierra con la vieja teoría patogénica y atribuyó, en cambio, la enfermedad a una
afección del sistema nervioso. Finalmente fue Charcot en el siglo XIX quien la consideró como una
enfermedad mental.

Consideraciones etiológicas

Repetimos que se observa con mayor frecuencia en el sexo femenino. Por lo general hace
irrupción en la pubertad y edad juvenil, pudiendo declinar o continuar en la edad adulta. Con todo,
los episodios histéricos pueden aparecer en cualquier momento de la vida, cuando las circunstancias
se hacen propicias para provocarlos.

El factor etiológico de mayor importancia es la "personalidad histérica", que debe considerarse


como un estado premorboso de carácter familiar hereditario. La personalidad histérica se
caracteriza por su gran afinidad con todo lo infantil; todas las reacciones emotivas son de ese
carácter; risas y llantos un tanto explosivos, carentes de freno; en lo intelectual, el pensamiento se
inclina a la fantasía apartándose de la realidad objetiva. Los histéricos confunden fácilmente los dos
planos de actuación de la personalidad, el subjetivo y el objetivo. De allí la tendencia a suplantar
con representaciones imaginarias, producto de la fantasía, la realidad que apetecen. Como la
personalidad histérica tiene una frágil envergadura intelectual, la que le impide descollar en el
medio social en que actúa, y como su íntimo deseo es realzar de 'algún modo su escaso valor
personal, trata, valiéndose de situaciones ficticias y de gran teatralidad, de convertirse en el centro
de atracción de cuantos le rodean. Provoca, a este fin, situaciones emocionales perfectamente
estudiadas y preparadas, que lleva a escena buscando sacar partido de ellas de acuerdo con el grado
de impresionabilidad del medio circundante. Por eso las ficciones más frecuentemente
representadas son las de las enfermedades; los ataques de nervios son elegidos de preferencia.

Cuanto hemos dicho nos lleva a la conclusión de que en la histeria se asiste a un fenómeno de
desdoblamiento de la personalidad. La segunda personalidad que es la del plano de actuación
subjetivo, es de un contenido mucho más exuberante que la real, es vivaz, de gran actividad y de
imaginación exaltada. Un lazo de unión liga ambas personalidades, ya que si bien la primera no
recuerda la existencia de la segunda, no ocurre lo mismo a esta última con respecto a la otra.

Entre los factores etiológicos debemos conceder importancia al medio familiar y a la educación
que el individuo recibe. El exceso de cuidados prodigados, el evitarle obstáculos para hacerle una
vida 'fácil, no enfrentándolo a la lucha por la propia existencia, constituyen factores que favorecen
la exaltación de los caracteres propios de la personalidad histérica.

Entre los factores desencadenantes inmediatos de las crisis histéricas figuran los shocks emotivos
de índole diversa, especialmente los de orden sentimental.
Sintomatología

La histeria es una forma de neurosis cuya característica, según dijimos, es la simulación,


acompañada de una gran sugestibilidad. En efecto la personalidad histérica es fácilmente
sugestionable y especialmente auto-sugestionable, razón por la cual vive sus manifestaciones
teatrales con un aparente realismo, como si se tratase del fiel reflejo de la verdad. Esta modalidad
conduce a lo que Dupré llamó: plasticidad histérica, que consiste en la gran facilidad que tienen
estos enfermos para imitar y reproducir los más variados síntomas de la patología general,
componiendo y llevando a escena una variada y compleja sintomatología.

Las manifestaciones de esta sintomatología se clasifican en tres grupos diferentes. 1) Síntomas


de orden psicomotriz, muy espectaculares y de manifestaciones polimorfas; es lo que denominamos
crisis histéricas o, corrientemente, ataques de nervios. 2) Síntomas neurológicos. 3) Síntomas
psíquicos.

1º) CRISIS HISTÉRICAS:

La crisis histérica está caracterizada por un conjunto de síntomas más o menos ruidosos, en
ocasiones con ribetes dramáticos, de acuerdo con la intensidad con que obran las causas
desencadenantes, o a la idiosincrasia de cada enfermo. Por la crisis reacciona la personalidad
histérica ante los choques emotivos de cualquier índole. Con frecuencia, cuando por conflictos de
orden moral y familiar las condiciones ambientales se tornan desfavorables, el histérico reacciona
estallando en una de esas crisis paroxísticas que le sirven para enquistarse, atrayendo sobre sí la
atención de los circundantes cuyos solícitos y pródigos cuidados producen un vuelco ambiental
favorable al paciente.

Antes de continuar; debemos dejar debidamente sentado que estas manifestaciones son
siempre motivadas por la exuberante imaginación de los histéricos alimentada por su gran
sugestibilidad, sin que exista una base orgánica. Tal sugestibilidad es en realidad una
autosugestibilidad, merced a la cual representan su ficción con tal verismo que su conducta es arras-
trada por las quimeras de la imaginación, sintiéndose tal como en la vida real les agradaría ser o
como si las cosas ocurriesen según sus deseos.

Sin embargo, a pesar del trastorno de conducta que parecería producto de cierto grado de
inconsciencia por obnubilación, lo cierto es que todo obedece a una finalidad preestablecida y
condicionada por las tendencias, inclinaciones y deseos de la personalidad que, tras ese velo de
inconsciencia, se libera de las inhibiciones que reprimen e impiden la satisfacción de los anhelos. En
efecto, existen hechos contradictorios demostrativos de que dicha inconsciencia es más aparente
que real, desde el momento que para otras circunstancias y situaciones diferentes a las enumeradas,
en especial en aquellas que pueden atentar contra las convivencias e intereses del individuo o
pongan en peligro su integridad física, la conciencia se muestra activa y vigilante. Es un hecho
comprobado que cuando caen nunca se lesionan y procuran hacerlo sobre superficies blandas; otro
tanto ocurre con las numerosas manifestaciones por las que, merced a la psicoplasticidad,
aparentan las más diversas afecciones e impotencias funcionales; rastreando en esas
manifestaciones siempre es posible descubrir algún' indicio revelador de la simulación.

Las crisis histéricas son variables en sus manifestaciones y en su intensidad. Entre las formas más
frecuentes se observan:
a) La llamada crisis emotiva: Es un estado emocional que el sujeto no puede reprimir y que se
traduce por una serie de manifestaciones de carácter espasmódico: convulsiones tónicas y clónicas,
bolo histérico, llanto, etc. Esta crisis es sincera y se produce espontáneamente; cuando reacciona el
sujeto se muestra un tanto avergonzado de su debilidad.

b) La clásica crisis histérica que vulgarmente se conoce bajo la denominación de ataque de


nervios. En este caso el enfermo tiene conciencia de cuanto ocurre y, a la inversa de la crisis emotiva,
él es quien desencadena voluntariamente este ruidoso y teatral episodio, al que trata de matizar
con ribetes dramáticos. Trata de aparentar una crisis epiléptica con contracciones musculares
tónicas; el sujeto cae, pero siempre con cuidado de no dañarse. A continuación se suceden una serie
de sacudidas, de estremecimientos y de gesticulaciones con la boca, simulando el período clónico
que está muy lejos de parecer tal; es sólo una mala imitación. La crisis termina con relajación
muscular y aparente sopor.

En cuanto a la posibilidad de confusión entre la crisis histérica y la del gran mal epiléptico sólo es
dable para las personas profanas; ningún médico puede caer en error dadas las diferencias groseras
que existen entre ambos procesos. La crisis histérica es mucho más ruidosa, con apariencia de una
mayor dramaticidad, cuando en realidad, para quien sabe ser buen observador, lo que destaca
netamente una gran teatralidad. En efecto, cuando se produce la crisis epiléptica el enfermo cae
por pérdida del conocimiento y por consiguiente se lesiona al golpearse, sin oponer defensa alguna
ante esa contingencia imprevista; en cambio, el histérico no pierde el conocimiento ni se obnubila
su conciencia, sus caídas son evidentemente intencionales, carentes de la espontaneidad patológica
que transmite la inconsciencia en el primer caso. Además la crisis epiléptica determina en el primer
momento la contractura tónica generalizada a toda la musculatura estriada, lo que provoca la rigidez
completa del organismo; en la histeria, por el contrario, no existe tal rigidez e inmovilidad consi-
guiente, el enfermo se mueve, se incorpora y ejecuta los .más variados y desatinados movimientos.
Esto ya es suficiente para establecer profundas diferencias entre ambas crisis.

c) Suele también observarse una asociación de ambas formas; se trata de una crisis mixta. En
este caso se produce previamente una crisis emotiva pasajera y sincera, y luego una crisis histérica
acompañada de su ruidosa y simulada sintomatología.

2º) SÍNTOMAS NEUROLÓGICOS:

La sintomatología neurológica que dan los cuadros histéricos es múltiple; pueden ser síntomas
motores, sensitivos o sensoriales. Consideramos los más frecuentes.

a) Las parálisis: por lo general a consecuencia de un traumatismo físico en una personalidad


histérica. En estas parálisis no se observan lesiones orgánicas centrales ni periféricas; se deben a la
acción de la voluntad del enfermo, que desea íntimamente obtener un beneficio de la nueva
situación. Para el diagnóstico diferencial con las verdaderas parálisis recordar que no hay
modificación en los reflejos, ni indicios de fenómenos tróficos. Asimismo la topografía de tales
parálisis no responde a las distribuciones normales por cuanto el enfermo las desconoce.

b) Las contracturas: más frecuentes a nivel de los miembros, pero su localización puede recaer
en cualquier grupo muscular. Pueden ser motivadas por traumatismos físicos o por shocks
emocionales más o menos intensos. En estos casos, las contracturas modelan diferentes posiciones
que el enfermo adopta por repercusión emotiva y en las que persiste, pero siempre persiguiendo
un efecto beneficioso.
c) La corea: es una de las manifestaciones histéricas más frecuentes; el enfermo realiza los
movimientos y contorsiones más extravagantes y ridículas. Es característica su aparición brusca, sin
antecedentes de infecciones, en cambio sí consecutiva a un estado emocional; no se observa
hipotonía ni modificación de los reflejos.

d) Perturbaciones sensitivas: por lo general bajo forma de molestias en diversas zonas de la piel,
pero llama la atención la falta de distribución anatómica, que es reemplazada por una distribución
caprichosa; en estos casos la sugestibilidad de los pacientes debe ser hábilmente aprovechada por
el médico.

e) Trastornos sensoriales: con mayor frecuencia referidos al sentido de la vista; cegueras o


trastornos diversos de la visión, sin que haya ninguna lesión orgánica.

f) Asimismo se observan perturbaciones en distintos órganos y aparatos. En el aparato


circulatorio son frecuentes las palpitaciones con aceleración del ritmo; en el aparato digestivo
náuseas, vómitos, cólicos, diarreas, etc.; en el aparato respiratorio disnea, tos, accesos de asma, etc.

3º) SÍNTOMAS PSÍQUICOS:

Entre las manifestaciones psíquicas más frecuentes de la histeria observamos.

a) La amnesia: es un síntoma importante por su frecuencia. Como las restantes manifestaciones,


siempre se halla supeditada al interés del enfermo, quien no recuerda hechos que se relacionan con
el episodio cuando éste ha terminado. Las formas de esta amnesia son muy caprichosas; no
responden a las que se estudian en psicopatología. La que más llama la atención por lo insólita es la
denominada amnesia retardante, en este caso, los hechos son recordados por el sujeto después de
transcurrido un tiempo más o menos largo, es decir, cuando ya han pasado las circunstancias
desfavorables que le interesaba salvar.

b) El mutismo: que se caracteriza por su aparición y desaparición brusca. Una emoción intensa
provoca la pérdida inmediata del habla. El enfermo oye y comprende todo; llama la atención que la
nueva situación creada no produzca mayor preocupación, por el contrario, es aceptada con cierta
complacencia y en ningún momento demuestra interés por emitir palabra alguna; se limita a escribir
cuando debe responder.

c) Fugas histéricas: suele ocurrir que los histéricos, ante situaciones embarazosas en el seno de
la familia, huyan en forma precipitada. El retorno se produce al cabo de un tiempo no muy largo,
influidos por diversas circunstancias; dicen haberse fugado en forma inconsciente, sin recordar nada
de lo ocurrido.

d) Sonambulismo: generalmente en niños durante la pubertad. Por la noche se levantan


aparentemente dormidos, con los ojos abiertos y evitando obstáculos realizan diversos actos; luego
se acuestan y al día siguiente aseguran no recordar nada.

e) Seudología fantástica: el histérico en su tendencia a deformar y despreciar la verdad, fábula


creando verdaderas novelas en las que generalmente actúa como protagonista.
Tratamiento de la histeria

En la histeria más que en ninguna otra forma de neurosis, es necesario el empleo de la


psicoterapia. No debemos olvidar la constitución hiperemotiva-mitomaníaca, con su propensión a
la mentira y a la fantasía.

Deben emplearse, dentro de lo posible, los métodos psicoterápicos profundos, es decir, dirigidos
a obrar sobre la estructura íntima de la personalidad, con el objeto de realizar una reeducación que
tienda a modificar la actuación del individuo en el medio social. Según sea la inteligencia de cada
enfermo y su capacidad de comprensión, será la forma como deberá proceder el médico para que
la psicoterapia sea eficaz.

Como debe emplearse en los períodos críticos el médico obrará en forma diferente, usando los
métodos psicoterápicos oportunos. La primera medida, que siendo simple es de una importancia
fundamental, consiste en el aislamiento del enfermo y en caso de necesidad su internación. Esto
produce un doble efecto; primero sobre las personas de la familia que serán tranquilizadas, a la vez
que se les releva de la carga que significa la atención de estos enfermos. Segundo, el efecto más
eficaz aún, sobre el enfermo mismo, quien en esa forma se ve bruscamente separado del medio que
ha sido el determinante de los choques morales y que continúa manteniendo siempre viva la misma
situación.

Una vez dominado el cuadro y desaparecidos los motivos que provocaron la crisis, la psicoterapia
deberá obrar para prevenir la repetición del episodio, mejorando o suprimiendo si es posible las
causas ambientales que lo causaron; es decir que tratará de hacer una verdadera profilaxis de los
períodos críticos.

En los casos de delirio histérico con estado oniroide y gran excitación puede ser necesario recurrir
a la convulsioterapia por medio del shock eléctrico, e inclusive, en algunos casos, está indicado
hacerlo en forma intensiva (dos o tres por día), provocando un estado confusional que produce
amnesia de lo ocurrido. Secundariamente, cuando el enfermo se recupera de la confusión, se
completará el tratamiento con la psicoterapia.

De acuerdo con las necesidades que cada caso requiera, se empleará la medicación sedante; de
preferencia bromuros y preparados de valeriana, o bien el hidrato de cloral. Como hipnóticos los
barbitúricos.
RESUMEN
NEUROSIS
Enfermedades mentales sin alienación; el juicio no sufre ni desviación ni debilitación.
Trastornos neuropsíquicos y vegetativos; el enfermo tiene conciencia de su estado y
enfermedad.
Etiológicamente se requiere un terreno o predisposición mórbida que, por influjo de
Generalidades circunstancias diversas, provoca la afección.
Se caracterizan por una sintomatología rica y polimorfa. Síntomas psíquicos: fobias,
obsesiones, angustia, ansiedad, etc.
Síntomas neurológicos: algias, hiperstesias, parestesias, temblores, espasmos,
contracturas, tics, etc. Síntomas viscerales funcionales.
Con un criterio eminentemente clínico, basado en el predominio de ciertos síntomas
se establecieron tres grandes grupos.
Clasificación 1º) Psicastenia o psiquiastecia.
2º) Neurastenia.
3º) Histeria.

PSICASTENIA
Aislada entre las neurosis por P. Janet.
Generalidades Se caracteriza por astenia, temores, timidez, obsesiones, dudas, angustia y
ansiedad.
Factores
Constitución hiperemotiva. Herencia y educación familiar.
predisponentes
Etiología Orgánicos: Endócrinos, sexuales, ováricos, testiculares,
Factores
hipofisarios.
desencadenantes
Psíquicos: Shocks emocionales.
Permanente estado de indecisión y titubeo. Dudas y temores: pantofobia. Cavilación
y depresión. Marcada hipobulia. Angustia y ansiedad.
Ceremoniales: Actos semicontrolados, para conjurar males y situaciones adversas
(pensamiento mágico).
Astenia muy marcada. Ideas hipocondríacas, con sentimiento de
despersonalización.
Sintomatología Neurosis de angustia: Domina la angustia.
a) Gran crisis de angustia: Irrupción brusca por la noche durante el sueño; rico
cortejo sintomático: palpitaciones, diarreas, vómitos, temblores, etc.
b) Pequeña crisis de angustia: Sin repercusión orgánica, o manifestación orgánica
sin angustia.
Ansiedad, cuando a aquélla se agrega la excitación; irritabilidad, reacciones
desmedidas ante causas insignificantes.
Necesidad de establecer diagnósticos diferenciales con:
1º) Esquizofrenia: En el período de comienzo la heterogeneidad de la sintomatología
hace el diagnóstico difícil; a veces es necesario esperar la evolución. El psicasténico
mantiene su afectividad intacta, el esquizofrénico es desafectivo; negativismo e
introversión.
Diagnóstico
2º) Parálisis general progresiva: En el comienzo, difieren en que el psicasténico es
un tímido por excelencia, el paralítico es irritable y violento, el primero hipobúlico. En
el paralítico, debilitación y fallas de la crítica; no las hay en el psicasténico.
3º) Paranoias: Semejanza de síntomas durante la rumiación del delirio. Psicasténico
abúlico, paranoico siempre en intensa actividad.
4º) Neurastenia: Difiere de la psicastenia por las obsesiones, fobias, dudas,
ceremoniales y ansiedad de la segunda.
Diagnóstico 5º) Melancolía: Posibilidad de confusión con la psicastenia por el estado depresivo,
preocupaciones, hipobulia, cenestopatías y ansiedad. El melancólico se aísla, sustenta
ideas delirantes; el psicasténico tiene ideas obsesivas.

Aislamiento del enfermo.


Clinoterapia para sedar la angustia y la ansiedad: pequeños paseos y baños tibios.
Los bromuros son muy útiles. 2 a 4 gramos diarios.
Actualmente se emplea la "cloropromazina": de 100 a 200 miligramos diarios.
Tratamiento Hidrato de cloral: de 1 a 4 gramos diarios en jarabe o enemas. Los opiáceos: con
mucha cautela por el fácil acostumbramiento. Los barbitúricos: luminal, veronal y
somnifene.
Medicación reconstituyente y estimulante: fósforo, arsénico y vitaminas.
Psicoterapia.

NEURASTENIA
Neurosis aislada por Beard en 1880: consecuencia del agotamiento nervioso, por
intenso trabajo intelectual.
Período de comienzo: Agotamiento físico y psíquico, cefaleas occipitales o
frontales, raquialgias, adelgazamiento, hipobulia. Midriasíf y anisocoria, molestias en
la visión, moscas volantes. Falta de concentración psíquica. Hipotensión, vértigos,
insomnios, nerviosismo, irritabilidad, malhumor.
Período de estado: Característica fundamental: gran "astenia" física y psíquica,
Concepto y
dominando una u otra de acuerdo con la ocupación material o intelectual.
sintomatología
En el aspecto físico: aun las tareas insignificantes resultan penosas: aislamiento
en la soledad y en el silencio; abandono del trabajo.
En el aspecto psíquico: fatiga mental e incapacidad para las elaboraciones
intelectuales; amnesia e imposibilidad de coordinar las ideas; abulia, malhumor e
impotencia. La "cefalea", síntoma constante (frontal y temporal). Las "raquialgias",
lumbares y sacrocoxígeas. El "insomnio", por la intensa preocupación. Estreñimiento,
anorexia, dispepsias. Poluciones nocturnas, frigidez sexual, impotencia.

No requiere una constitución previa. En adultos, alrededor de los 40 años, que


Neurastenia desarrollan intensa actividad y tienen serios problemas de todo orden.
adquirida Gran fatiga y disminución de la capacidad corriente de trabajo. Hipobulia.
Insomnio, cefaleas y todo el cortejo sintomático.
Resulta del desarrollo de una constitución de gran fragilidad en la organización de
su sistema nervioso, de fácil fatigabilidad y agotamiento. Pesimistas, hipobúlicos,
Neurastenia caen vencidos sin luchar.
constitucional Causas desencadenantes: a) De orden moral: fracasos en empleos, exámenes,
sentimentales, etc. b) De orden psíquico: surmenage, perturbaciones sexuales,
cansancio, enfermedades diversas.
1º) Esquizofrenia: Difícil de establecer al comienzo. El neurasténico nunca es
desafectivo, aun cuando por disgusto puede crear conflictos con sus allegados.
Diagnóstico 2º) Psicastenia: En la neurastenia no hay obsesiones, fobias, ceremoniales,
diferencial angustia ni ansiedad.
3º) Melancolía con involución: Los melancólicos son tristes más que
malhumorados y no culpan a nadie de su desplacer como los neurasténicos.
1º) Psicoterapia: Tratamiento básico como para toda neurosis. Persuasión y
sugestión para obtener la comprensión del enfermo respecto a su estado actual.
2º) Combatir la astenia: Reposo y aislamiento. Campo o montaña; régimen de vida
reglamentado por el médico, que no le permita tiempo para volver a sus cavilaciones.
Tratamiento 3º) Tratar todas las causas orgánicas que pueden agravar la afección: Anemia,
arteroesclerosis, climaterio, etc. Reconstituyentes: hígado, calcio, vitaminas,
arsénico, hierro, fósforo, etc.
4º) Combatir la astenia: Medicación fosforada, estricnina, sulfato de bencedrina.
5º) Combatir el insomnio: Barbitúricos.

Neurosis con sintomatología predominantemente visceral; referida a un órgano o


aparato; trastornos neurovegetativos provocados por factores psíquicos.
Neurosis cardíacas, gástricas, etc.
Organoneurosis
Punto de partida: situaciones espirituales, shocks emocionales y conflictos morales.
En ciertos casos el punto de partida es orgánico y debido a la angustia que provoca
un estado patológico. Tratamiento similar al de la neurastenia.

HISTERIA
De mayor frecuencia en la mujer, se observa también en gran número de hombres.
Generalidades Hipócrates le atribuyó un origen sexual y de allí su denominación. Charcot, en el
siglo XIX, la consideró una enfermedad mental.

Si bien es más frecuente en la pubertad y la juventud, puede manifestarse en


cualquier momento de la vida ante factores propicios.
Personalidad histérica: Afinidad con todo lo infantil; pensamiento tendiente a la
fantasía, se aleja de la realidad objetiva. Facilidad para reemplazar mediante la
Etiología fantasía la realidad que apetece.
Medio familiar y educación: Es perjudicial el exceso de cuidados, el allanamiento
de los obstáculos y el hacerles una vida fácil.
Factores desencadenantes inmediatos: Shocks emocionales, especialmente los
sentimentales.
Característica fundamental: La simulación y la gran sugestibilidad. Son
especialmente autosugestionables.
Psicoplasticidad histérica: Facilidad para imitar y reproducir síntomas de la
patología general.
1º) Crisis histéricas: Síntomas ruidosos como reacción ante los choques
emocionales. Crisis paroxísticas: para atraer sobre sí todas las atenciones. Obedece
a una finalidad preestablecida que busca la satisfacción de íntimos deseos.
a) Crisis emotiva: Estado emocional irrefrenable con manifestaciones
espasmódicas: convulsiones, bolo histérico, llanto, etc.
Sintomatología b) Crisis histérica: Ataque de nervios. Desencadenada por el enfermo. Teatralidad;
trata de aparentar una crisis epiléptica; cae pero nunca se lesiona. Es sólo una mala
imitación de la crisis del gran mal.
c) Crisis mixta: Por asociación de las dos formas anteriores: crisis emotiva pasajera
y sincera, seguida por la crisis histérica simulada.
2º) Síntomas neurológicos: Son múltiples y muy variados; entre los principales:
a) Las parálisis: No tienen lesiones orgánicas centrales ni periféricas; no hay
modificación de los reflejos ni fenómenos tróficos; no responden a ninguna
distribución topográfica.
b) Las contracturas: Generalmente en los miembros.
c) La corea: Movimientos y contorsiones extravagantes y ridículos.
d) Perturbaciones sensitivas: Molestias en diversas zonas de la piel, de distribución
caprichosa.
e) Trastornos sensoriales: Generalmente referidos a la vista: cegueras y otras
perturbaciones de la visión, sin lesión orgánica.
3º) Síntomas psíquicos: Entre los más frecuentes, a) La amnesia: Muy frecuente.
Sintomatología Es de formas muy caprichosas. Amnesia retardante; los hechos son recordados
después de mucho tiempo, cuando ya han pasado las circunstancias desfavorables
que la ocasionan. b) El mutismo: De aparición y desaparición brusca; no preocupa al
enfermo, lo acepta con complacencia.
c) Fugas histéricas: Huida precipitada ante situaciones embarazosas.
d) Sonambulismo: Generalmente en niños, durante la pubertad.
e) Seudología fantástica: Fabulación y creación de verdaderas novelas.
Psicoterapia: Profunda, para obrar sobre la estructura de la personalidad
buscando la reeducación y adaptación al medio social.
Aislamiento y si es necesario internación: Obra sobre el enfermo y sobre la familia.
Tratamiento
Convulsoterapia: En caso de delirio histérico oniroide y con gran excitación.
Medicación sedante: Bromuros y preparados de valeriana; hidrato de cloral; como
hipnóticos los barbitúricos.
CAPÍTULO XIV

ALCOHOLISMO

ALCOHOLISMO

CONCEPTO Y DEFINICIÓN:

El presente capítulo versa sobre la intoxicación por el alcohol y las perturbaciones que provoca,
dedicando especial atención a las de orden psíquico.

Puestos en el trance de hacer una definición diríamos: "Alcoholismo es el conjunto de


perturbaciones de orden somático y psíquico, resultado de la intoxicación que produce la ingestión
de alcohol".

Debemos hacer presente que la ingestión de alcohol en forma brusca y pasajera da lugar a la
intoxicación aguda, y en forma lenta y sostenida, determina la intoxicación crónica.

ALCOHOLISMO AGUDO

Se entiende pues por alcoholismo agudo, los estados patológicos resultantes de la intoxicación
consecutiva a la ingestión de alcohol en cantidad más o menos abundante y en forma brusca. Es
decir que se trata de un episodio relativamente pasajero y fugaz en personas que ingieren una dosis
desacostumbrada de alcohol.

El estado patológico provocado por el alcoholismo agudo, se conoce bajo la denominación de


embriaguez, en la que se deben considerar dos cuadros: la embriaguez simple y la embriaguez
patológica.

1º) EMBRIAGUEZ SIMPLE

Se caracteriza, psíquicamente, por dominar el cuadro de la exaltación afectiva, que se traduce


generalmente por un estado expansivo o deprimido, de acuerdo con la natural tendencia o humor
alegre o triste del enfermo.

Cuando la intoxicación es de mediana intensidad, se produce una ligera obnubilación de la


conciencia, debido a un estado subconfusional. Se observa además, con mucha frecuencia, una
incoherencia asociativa de mayor o menor grado, según la intensidad de la intoxicación.

Desde el punto de vista somático se produce incoordinación motriz, con marcha titubeante y en
zig-zag; mareos, vómitos y disartria.
Finalmente en los casos de intoxicación muy intensa, el enfermo puede caer en el "coma
alcohólico", con pérdida completa de la conciencia, sudación abundante, taquicardia e hipotensión.

2º) EMBRIAGUEZ PATOLÓGICA

Es un tipo de intoxicación aguda que se produce en determinadas personalidades psicopáticas,


aún con la ingestión de muy pequeñas cantidades de alcohol; tal el caso de los epilépticos,
neuróticos en general y temperamentos explosivos. Asimismo se observa en personas debilitadas
por padecimientos diversos, que determinan una mayor fragilidad y menor resistencia del sistema
nervioso ante los efectos del tóxico.

La embriaguez patológica, además de los síntomas que corresponden a la embriaguez simple,


presenta la característica de una gran excitación psicomotriz y estrechamiento de la conciencia, que
produce un estado crepuscular cuya consecuencia es una amnesia más o menos marcada o
incompleta del episodio acontecido. En estas condiciones el enfermo puede cometer actos
antisociales: exhibicionismo, atentados al pudor, incendios y otros hechos delictuosos. Por esta
razón, la embriaguez patológica debe ser tenida en cuenta desde el punto de vista psiquiátrico-
forense o médico legal, dado que puede ser explotada por delincuentes bien asesorados.

Para el diagnóstico diferencial, debemos tener en cuenta que en. la crisis real de embriaguez
patológica, existe siempre una amnesia incompleta, desde el momento que son fijados unos hechos
en forma borrosa, cuyo recuerdo provoca perplejidad y angustia.

ALCOHOLISMO CRÓNICO

El alcoholismo crónico produce alteraciones de naturaleza persistente, tanto en el orden


somático como en el psíquico, dando lugar a la estigmatología alcohólica que refleja el hábito
alcohólico, patrimonio de los bebedores consuetudinarios. El alcoholismo crónico pues, produce
profundas modificaciones de la personalidad en su doble aspecto: físico y psíquico.

Etiología del hábito alcohólico

De acuerdo con su naturaleza, clasificamos los factores predisponentes del hábito alcohólico en
endógenos y escógenos.

FACTORES ENDÓGENOS:

Los factores endógenos que favorecen el hábito, se reúnen en un conjunto de elementos de


carácter "constitucional". No hemos de pensar por esto, que existe una determinada constitución o
personalidad en el sentido de la propensión al alcoholismo; pero la verdad es que el hábito es
adquirido más fácilmente por individuos que ostentan ciertas personalidades psicopáticas,
especialmente aquellas que revelan una manifiesta labilidad afectiva. En todos los casos por otra
parte, nos es dado observar que la causa fundamental radica en una perturbación seria de la
voluntad; siempre se comprueba una marcada hipobulia.
1º) Consideraremos en primer término la constitución ciclotímica.

Cuando el ciclotímico se encuentra alegre y excitado, armoniza rápidamente con cualquier


ambiente, se entrega sin control a las amistades circunstanciales y del momento y cae con facilidad
en los excesos alcohólicos. En 'el caso opuesto, cuando el ciclotímico está triste, busca en el alcohol,
que obnubila la conciencia, la forma de mitigar sus penas.

2º) Los estados reactivos de algunas personalidades psicopáticas, a consecuencia de un shock


emocional que les produce intenso desplacer. El sujeto ante la incapacidad para adaptarse a la
nueva situación creada busca el auxilio del alcohol, como medio artificial que, reemplazando a los
mecanismos psicológicos normales, permita el cambio del tono afectivo.

3º) Las personalidades débiles y pusilánimes, incapaces de afrontar las situaciones adversas y
difíciles, también buscan refugio en el alcohol. En esa forma tratan de vencer su reconocida
debilidad mediante la euforia e impulsividad que el alcohol libera.

4º) En los casos de enfermos psíquicos: epilépticos, oligofrénicos, dementes y paralíticos


generales, la tendencia al hábito alcohólico es condicionada por las profundas alteraciones que se
producen en la estructuración íntima de la personalidad.

Finalmente, en lo referente a la personalidad y hábito alcohólico, nos falta decir que. en todos
los casos, se observa la falla de los mecanismos que regulan y mantienen el equilibrio de la función
psíquica; el individuo manifiesta una marcada inclinación al alcohol, ya para trocar por euforia un
desplacer, o como estímulo para vencer situaciones adversas.

FACTORES EXÓGENOS:

En lo que respecta a los factores exógenos, observaremos que los más importantes se relacionan
por lo general con el tipo de tarea que el individuo desempeña.

1º) Se encuentran más expuestos al hábito, todas aquellas personas que. de una manera directa
o indirecta, intervienen en el manipuleo o venta de bebidas alcohólicas; almaceneros y cantineros
por ejemplo.

2º) Las personas que realizan tareas rudas y expuestas al aire y al frío: albañiles, picapedreros,
changadores, leñadores, entre otros.

3º) Los que trabajan junto al calor y al fuego como sucede con los cocineros, herreros y
fogoneros.

4º) Por último debemos incluir entre los factores exógenos a ciertos ambientes sociales de vida
frívola, en los que prevalecen la holganza y las diversiones y donde el ocio y las compañías inducen
a frecuentes libaciones.
Patogenia del alcoholismo

El alcohol es un tóxico cuya acción nociva varía de un individuo a otro de acuerdo a sus
idiosincrasias personales. En este sentido desempeña un papel importante, el hígado y el sistema
nervioso. En cuanto al hígado, se debe tener en cuenta, como factor primordial, a la capacidad de
la célula para metabolizar el alcohol; esta capacidad puede encontrarse disminuida por diversos
estados patológicos del órgano o por insuficiencias constitucionales.

Por lo que respecta al sistema nervioso, hay personas con una contextura nerviosa tal que ofrece
una menor resistencia a las injurias que el tóxico produce en las neuronas.

Debido pues a la menor resistencia del hígado y del sistema nervioso, se dan personas de muy
escasa resistencia, que ante pequeñas cantidades de alcohol presentan grandes manifestaciones
tóxicas; y otras que tienen capacidad para tolerar grandes dosis sin sufrir mayor intoxicación.

La acción tóxica del alcohol a nivel del sistema nervioso se produce de dos maneras: 1º) En forma
directa lesionando la neurona. 2º) En forma indirecta, por trastornos metabólicos derivados de
deficiencias vitamínicas y alteraciones hepáticas.

a) Las deficiencias vitamínicas se originan en la siguiente forma: 1) Perturbaciones de la normal


absorción alimenticia a nivel de la mucosa gastrointestinal, por las lesiones irritativas que el alcohol
produce. 2) siendo el alcohol un elemento energético poderoso, que proporciona al organismo gran
cantidad de calorías que suplen a las que deben ser suministradas por la alimentación, el alcoholista
pierde el apetito, con lo que también disminuye el aporte alimenticio; mecanismo éste que se suma
a la deficiencia de absorción.

b) En cuanto a las alteraciones hepáticas tenemos: 1) Perturbación del metabolismo de los


hidratos de carbono. En efecto, para que esta función se realice es necesaria la vitamina B1, en tanta
mayor cantidad cuanto mayor sea el valor calórico del hidrocarbonado. Sabemos que en los
alcoholistas el aporte vitamínico es muy escaso, luego, necesariamente, se alterará dicho
metabolismo y por consiguiente el del alcohol, que entre los hidrocarbonados es uno de los de
mayor valor calórico. 2) Como consecuencia de la alteración del metabolismo de los hidratos de
carbono, se produce la disminución del glucógeno hepático, lo que da una menor resistencia de la
célula del órgano. 3) Se produce también una alteración del metabolismo de las grasas, por
disfunción de la célula hepática que no llega a desintegrarlas; esto da lugar a la infiltración grasa del
hígado. 4) Finalmente, entre otras perturbaciones, hay que tener en cuenta la predisposición a la
cirrosis hepática, facilitada por las ya enunciadas alteraciones celulares del órgano, más el agregado
de toxinas microbianas e intestinales, fácilmente absorbidas debido a las alteraciones de la mucosa
del intestino.

Teniendo ahora en cuenta las perturbaciones más o menos intensas que el alcoholismo
determina en los organismos, según sea la clase de bebidas alcohólicas que se ingieren, se han
establecido tres grupos de alcoholistas.

1º) Enolistas: Son los que ingieren bebidas obtenidas por fermentación, como el vino, la cerveza
y la sidra. Este tipo de bebidas contienen entre el 10 y el 20 por ciento de alcohol.
2º) Etilistas: Son los habituados a bebidas obtenidas por destilación como la caña, grappa,
ginebra y whisky, entre las más comunes. La cantidad de alcohol que ellas contienen oscila entre el
20 y el 60 por ciento.

3º) Absintistas: Cuando se trata de individuos habituados a bebidas que contienen esencias,
como el vermouth y los licores en general. La denominación deriva de absinthe, o ajenjo, bebida
aromatizada cuya venta está prohibida por su gran toxicidad. En estas bebidas la cantidad de alcohol
oscila entre el 20 y el 60 por ciento.

De estos bebedores, los más expuestos a fenómenos tóxicos son los absintistas, luego los etilistas
y en menor grado los enolistas. Sin embargo debemos tener presente que, salvo escasas
excepciones, los alcoholistas beben todos los tipos de bebidas alcohólicas.

Cuadro clínico del alcoholismo crónico

El cuadro clínico del alcoholismo crónico está condicionado por una serie de perturbaciones que
se manifiestan en el doble aspecto de la personalidad, el físico y el psíquico. El conjunto de los signos
que configuran el cuadro del hábito alcohólico, constituye lo que se conoce por estigmatología
alcohólica.

CUADRO FÍSICO:

Los estigmas físicos más importantes del alcoholismo crónico, en correspondencia con las
diferentes partes del organismo son:

1º) Facies: El rostro aparece generalmente enrojecido, mostrando telangiectasias de la nariz y


mejillas, así como una marcada inyección conjuntival; todo ello es debido a una vasodilatación
paralítica provocada por el alcohol.

2º) Sistema nervioso: Se observan un conjunto de signos importantes: a) Temblores: que se hacen
bien evidentes en las partes distales de los miembros (manos y dedos). También se observan
temblores periorbiculares, peribucales de la lengua y de las cuerdas vocales; estos últimos dan lugar
a la voz roía y gangosa de los alcoholistas. Los temblores pueden llegar a generalizarse y tener gran
intensidad como ocurre en el delirium tremens. La característica de los temblores por intoxicación
alcohólica, es que pueden ser dominados por la voluntad del enfermo; por eso algunos alcoholistas
pueden disimularlos, b) Polineuritis alcohólica: que se traduce por trastornos parestésicos en los
miembros, dolor por la palpación de los troncos nerviosos y por amasamiento de los músculos. En
estados más avanzados, los dolores aparecen espontáneamente, junto con calambres de los
miembros. Aunque la costumbre lo haya consagrado, no corresponde el término polineuritis, desde
el momento que no es debida a perturbaciones inflamatorias, sino a trastornos degenerativos a
nivel de las terminaciones nerviosas periféricas a consecuencia de la carencia de vitamina B1. c)
Hiperreflexia: junto a la polineuritis de los miembros es frecuente observar la hiperreflexia
tendinosa, d) Disartria: la articulación de la palabra se encuentra entorpecida en el intoxicado
alcohólico por los temblores a nivel de la lengua, de los labios y peribucales. Desaparece
rápidamente con la supresión del tóxico, e) Alteración del reflejo fotomotor: que aparece disminuido
o totalmente abolido con relativa frecuencia; la recuperación es inmediata a la supresión del
alcohol.
3º) Aparato digestivo: El alcoholismo crónico determina a nivel del aparato digestivo los
siguientes estigmas: a) Gastritis crónica: a consecuencia de la irritación que el alcohol produce en la
mucosa gástrica, b) Pituitas matinales: vómitos que se producen por las mañanas en ayunas, por
causa de la citada gastritis, c) Alteraciones hepáticas diversas, como ser hepatomegalia dolorosa a
la palpación; insuficiencias hepáticas; cirrosis con ascitis.

4º) Aparato respiratorio: Respecto a las vías respiratorias, son harto frecuentes los procesos
agudos y crónicos. La causa de los mismos debe buscarse en la disminución de la resistencia de los
epitelios mucosos, que sufren de carencia vitamínica (vitamina A), por dificultad en la absorción
intestinal y la disminución del aporte alimenticio. En esas condiciones se favorece y produce la
exaltación de la virulencia de la flora microbiana del árbol respiratorio.

5º) Aparato circulatorio: Entre las perturbaciones más serias que el alcohol propicia a nivel del
aparato cardiovascular se observan: a) Arterioesclerosis: es marcada la propensión de los
alcoholistas a la arterioesclerosis generalizada; se atribuye esa tendencia a las alteraciones
metabólicas provocadas por el alcohol, b) Insuficiencia cardíaca: de grados diversos, pero
generalmente leves, disistolias, hiposistolias. c) Alteraciones del ritmo: cuando se examina
sistemática y repetidamente a los alcoholistas, se comprueba que las alteraciones del ritmo son más
frecuentes de lo que se supone corrientemente. Se ha comprobado que estas perturbaciones y las
insuficiencias cardíacas, se deben a alteraciones a nivel del miocardio y de los mecanismos nerviosos
de la conducción del impulso sinusal, por carencia de vitamina B1. Prueba de ello se tiene en la
notable mejoría y desaparición de las manifestaciones, realizando, con la terapéutica corriente de
los alcoholistas, el aporte de esa vitamina.

6º) Aparato genitourinario: Lo más importante es la disminución de la potencia sexual.

Cuadro psíquico

El cuadro psíquico del habituado alcohólico, considerado desde un punto de vista global, se
caracteriza por una marcada torpeza intelectual, comprensión dificultada, elaboraciones
superficiales y de poco alcance, comprobándose además la falta de nuevas adquisiciones. Esto nos
proporciona un conjunto de elementos de juicio que permite afirmar que la potencialidad psíquica
del alcohólico se encuentra disminuida, o, por lo menos, evidentemente detenida.

Cuando se hace el estudio de cada una de las funciones por separado es posible poner en
evidencia una serie de estigmas de la intoxicación.

1º) Atención: La atención del alcoholista se hace muy inestable y superficial por la gran
fatigabilidad psíquica; la atención sostenida es pobre y a veces imposible.

2º) Sensopercepción La sensopercepción se encuentra sensiblemente perturbada por la


insuficiente atención, dando por resultado una imperfecta percepción de las cosas y de los hechos,
al estar dificultada la aprehensión por falta de concentración. La consecuencia inmediata de este
trastorno es el entorpecimiento de la comprensión.

3º) Ideación: El capital ideativo rinde su tributo a la gran torpeza intelectual que domina el
cuadro. En un primer período el capital se estabiliza, toda la elaboración ideativa gira en torno a los
mismos elementos de antigua adquisición, desde el momento que queda detenido el vigor
adquisitivo de la psique. Con el tiempo ese capital ideativo sufre un real empobrecimiento.

En cuanto al flujo de las ideas se hace con ritmo lento, debido a la torpeza psíquica.

4º) Asociación de las ideas: Las asociaciones son coherentes, de ritmo lento y torpe, laxas,
superficiales, tendiendo cada vez más a lo concreto y circunstancial. Cuando la intoxicación es
profunda y de larga data, no es raro observar incoherencia asociativa.

5º) Juicio: La mayor parte de las veces la función judicativa es deficiente, por sufrir la
consecuencia del empobrecimiento global de la vida psíquica. Se trata de juicios insustanciales,
concretos y a veces pueriles; esto se debe a la superficialidad de la función, que se ejerce sobre las
cosas intrascendentes y del momento.

6º) Memoria: En todos los casos de hábito alcohólico, se observan perturbaciones de la memoria
en mayor o menor escala. El trastorno es bien manifiesto en la fijación, la que se hace en forma
imperfecta por las fallas de la atención e insuficiencia perceptiva. Esta dificultad de la fijación hace
que los alcoholistas fabulen con mucha facilidad.

7º) Afectividad: En primer lugar debemos destacar que, junto a la torpeza intelectual del
alcoholista crónico, se produce una profunda alteración de la esfera afectiva, que paulatinamente
conduce a la pérdida de los sentimientos éticos y morales, hasta culminar en el embrutecimiento
de la personalidad.

Lo primero que hace irrupción en el campo de la afectividad, es la gran inestabilidad del humor.
Por esa razón los alcoholistas pasan alternativamente de un estado placentero a otro desplacentero
con extraordinaria facilidad. Hay en ellos una fácil adaptación a los más variados estados
sentimentales; supeditados a las cosas del momento, hallan eco en ellos los estados afectivos de
quienes los rodean. Naturalmente que tales estados afectivos son completamente inconsistentes y
carentes de autenticidad. En efecto, si ahondamos el examen, se puede comprobar, en realidad,
una marcada hipoafectividad que señala el camino hacia la anestesia ética y moral que ya
mencionamos.

Descendido el alcoholista en el plano moral, lo que indica un aflojamiento psíquico con pérdida
de la normal inhibición sobre lo instintivo, se desencadenan fácilmente estados de irritabilidad.
Éstos son muy frecuentes en el medio familiar, donde, por la necesidad de procurarse los medios
para obtener el alcohol que mitigue sus apetencias toxicómanas, no vacilan en castigar rudamente
a su esposa e hijos; no tienen reparos en mandarlos a trabajar y sustraerles los salarios, sin dejarles
lo indispensable para su sustento; ya nada les interesa y asisten insensibles al derrumbe de la
familia.

Fuera del ambiente familiar, esa misma irritabilidad los conduce a las rencillas y pendencias, tan
frecuentes en los lugares donde se expenden las bebidas alcohólicas sin medida.

8º) Actividad: Lo primero que llama la atención en el estigmatizado alcohólico, es el profundo


trastorno de la voluntad, que se traduce en abulia o marcada hipobulia.

De más está decir, que cuando el alcoholista ha llegado a la depravación moral, hace ya tiempo
que hizo abandono de su trabajo, alejándose de su medio y del círculo de sus amistades, para
frecuentar otros lugares y amigos nuevos, más afectos al alcohol. Estos nuevos lazos son puramente
circunstanciales y sustentados por una simple afinidad de toxicómanos. De este modo van
degradándose cada vez más, hasta caer en los graves trastornos de conducta que ya mencionamos.
Atentados al pudor y otros actos delictuosos se suceden, hasta llevarlos a manos de la justicia.

Formas clínicas del alcoholismo crónico

El enfermo puede permanecer en ese estado de intoxicación crónica por un tiempo indefinido.
Sin embargo, es frecuente observar que, en un determinado momento, ante cualquier circunstancia
fortuita que obra como factor desencadenante y aún sin que exista aparentemente dicha causa, se
producen episodios psicopáticos de carácter subagudo. Estos episodios pueden hacer una remisión
completa, o por el contrario pasar a constituir estados mentales crónicos o definitivos.

Tanto los estados mentales subagudos como los crónicos, constituyen lo que se conoce por
psicosis alcohólicas, o sean, las formas clínicas del alcoholismo crónico.

Estudiaremos separadamente cada una de ellas, pero antes debemos dispensar un párrafo
aparte a la dipsomanía.

Se entiende por dipsomanía a la necesidad de beber alcohol en grandes cantidades. Se dirá que
todo alcoholista también experimenta un deseo irresistible de ingerir alcohol; pero la dipsomanía
se diferencia del alcoholismo crónico, porque se trata de un impulso patológico, nacido de una
perturbación del instinto de nutrición, y que se manifiesta por la tendencia irrefrenable a beber
alcohol.

La dipsomanía hace su irrupción en forma brusca y episódica; cuando el sujeto no halla a mano
el alcohol, ingiere cualquier sustancia que lo contenga y en el paroxismo de su necesidad, puede
beber cualquier cosa, hasta kerosene. Este episodio puede durar sólo algunas horas, o bien, varios
días, en ocasiones algunas semanas, por excepción algunos meses. Después, con la misma
brusquedad de su iniciación, desaparece; todo entra en la normalidad, y el enfermo deja de beber.

La misma diferencia existe entre la dipsomanía y los episodios de alcoholismo agudo, que son
circunstanciales; por lo tanto pueden afectar a cualquier persona, sin que tenga predisposiciones o
inclinaciones patológicas.

Es por eso que, si bien algunos incluyen a la dipsomanía entre las formas clínicas del alcoholismo
crónico, lo más correcto sería considerarla como una forma de alcoholismo al margen de las
intoxicaciones agudas y crónicas.

Es de observación frecuente en diversas personalidades psicopáticas, en las que las


características preponderantes responden a una gran labilidad afectiva. Es decir que la dipsomanía
supone la existencia de predisposiciones mórbidas que favorecen la impulsión patológica a la
ingestión de alcohol.

Muchos autores la consideran como una manifestación de la epilepsia, por los caracteres
paroxísticos del episodio. Esta opinión ha sido muy combatida; muchos niegan toda relación entre
epilepsia y dipsomanía. Lo razonable es colocarse en una posición equidistante entre ambas
tendencias puesto que si la mayor parte de las veces la dipsomanía no reconoce un origen epiléptico,
también existen casos en los que no es posible negar la coexistencia de ambos factores. Lo más
frecuente es observar las manifestaciones dipsómanas en personalidades psicopáticas no
epilépticas; los tributarios más numerosos son los ciclotímicos.

1º) DELIRIUM TREMENS: El delirium tremens constituye un episodio psicopático alcohólico de


carácter subagudo. Se desencadena en el habituado por diversos factores intercurrentes, figurando
en primer término las enfermedades infecciosas con fiebre elevada, en el 50 % de los casos. También
ofrecen un porcentaje importante los traumatismos más o menos graves, incluyendo los
quirúrgicos. Asimismo deben ser tenidos muy en cuenta los estados de shock emocional y los
traumas morales. Con cierta frecuencia se comprueba el delirium tremens a consecuencia de un
aumento brusco de la dosis de alcohol, lo que agrava aún más el metabolismo hepático ya
seriamente dañado por el tóxico.

El delirium tremens nos presenta a considerar un doble aspecto clínico, el psíquico y el somático,
que estudiaremos por separado.

a) Cuadro psíquico: La excitación, la confusión, la angustia, la ansiedad y el insomnio dominan


este cuadro.

En el comienzo de la psicosis, estas manifestaciones son de aparición vespertina; irrumpen al


caer la tarde; el enfermo pasa una noche terrible agitado por angustiosas pesadillas que lo
desasosiegan y lo atemorizan. Pero todo se borra con la llegada de un nuevo día. Estos episodios se
repiten por espacio de varios días, hasta que el enfermo cae en el período de estado. Desde el
momento que cae en confusión, se desorienta; desorientación que se hace solamente en el tiempo
y en el espacio, no así desde el punto de vista autopsíquico; esta pérdida de la noción
temporoespacial es característica del delirium tremens.

1) La atención está muy debilitada, sumamente inestable, es necesario estimular enérgicamente


al enfermo para que atienda por breves instantes. La concentración de la atención es muy difícil
dada la gran fatigabilidad psíquica.

2) La sensopercepción se encuentra groseramente perturbada por las fallas de la atención,


entorpeciendo la comprensión de las cosas. El enfermo padece gran cantidad de alucinaciones
visuales, especialmente bajo la forma de zoopsias: sapos, ratas, perros, animales terroríficos;
también pueden corresponder a imágenes de personas. Estas alucinaciones alarman al enfermo,
que a menudo experimenta la sensación de que lo acechan y tratan de abalanzarse sobre él. Son
muy movibles, rápidamente cambiantes, lo que contribuye a aumentar su agitación.

Las alucinaciones auditivas son de escasa frecuencia en el delirium tremens; en caso que las haya,
son generalmente poco nítidas, indiferenciadas (ruidos, zumbidos); en el caso de que sean claras,
bien identificables, oyen que se los acusa, que se les trata de borrachos, degenerados y otros
epítetos semejantes.

A veces se observan alucinaciones táctiles; los enfermos se sienten empujados, derribados, muy
posiblemente a consecuencia de las perturbaciones del equilibrio producidas por el tóxico. Otras
sienten que los pinchan o pellizcan. Probablemente, se originan estas sensaciones en las alte-
raciones de la cenestesia producidas por la polineuritis alcohólica, interpretando el enfermo que es
atacado desde el exterior.
También pueden producirse alucinaciones cinéticas, por las que el afectado se siente
transportado de un lado a otro, o experimenta que se lo levanta y se le deja caer; es probable que
en la génesis de estas alucinaciones intervengan también las alteraciones del equilibrio.

3) La ideación se hace con un ritmo acelerado; hay un flujo continuo de ideas debido a la
excitación psíquica. En cuanto al capital que el sujeto maneja, se encuentra en realidad
empobrecido, como ocurre siempre en la intoxicación alcohólica crónica. Maneja un mayor número
de ideas con- cretas; la ideación se hace posible, en gran parte, por el rico mecanismo alucinatorio.

4) Las asociaciones de las ideas también obedecen a un ritmo acelerado. Son incoherentes,
debido, sobre todo, al enlace que se realiza con las numerosas y continuas alucinaciones,
rápidamente cambiantes, que impiden al enfermo la posibilidad de ordenar las ideas de acuerdo
con un planteo lógico. Las asociaciones son inestables, de cambios bruscos, titubeantes, imprecisas,
incomprensibles, terminando en una grave incoherencia. Con esa incoherencia asociativa de
imágenes alucinatorias, llega a confeccionarse un delirio de tipo onírico. Entran también, en la
organización de este delirio, las imágenes evocadas por la memoria, así como las de la propia
fantasía y fabulación del enfermo. Tal ocurre normalmente en el ensueño, con la única diferencia
que en el delirio, el enfermo ensueña despierto. De todo ese conjunto de factores resulta un delirio
complejo, absurdo y fantástico, en el que se enlazan las ideas y concepciones más descabelladas y
contradictorias.

Es frecuente observar en el delirium tremens el delirio onírico ocupa-cional en el que el enfermo


se esfuerza para la ejecución de determinados actos, que corresponden al desempeño de sus tareas
habituales.

5) El juicio se halla perturbado, como lo prueba el hecho de que acepta como reales todas las
concepciones delirantes expuestas. Es un hecho de observación frecuente e inobjetable, que
estimulando enérgicamente la atención de estos enfermos, es posible sacarlos del estado de delirio
y confusión, logrando la obtención de respuestas y elaboración de juicios acertados y lógicos, como
si el paciente saliera transitoriamente de la nebulosa que ofusca su mente. Sin embargo no tarda en
caer nuevamente en ese estado.

6) La memoria sufre en la fijación, una manifiesta debilitación debido a la pobreza de la atención,


lo que motiva frecuentes fabulaciones. La memoria de evocación se halla conservada, como se
comprueba logrando que el enfermo se esfuerce por recordar hechos pasados.

7) En cuanto a la afectividad, domina el panorama un humor desplacentero por el predominio


de las reacciones emocionales primarias de miedo y cólera. Son enfermos fácilmente irritables, que
se encolerizan prontamente; pero el miedo, la ansiedad y la angustia dominan el cuadro, el
desplacer se origina en el temor que despiertan las alucinaciones visuales de carácter terrorífico en
rápida sucesión, que agitan al paciente conduciéndolo ''a la angustia y la ansiedad, y haciéndolo vivir
en permanente desplacer.

8) La actividad en el delirium tremens es completamente improductiva, obedeciendo en gran


parte al mecanismo alucinatorio. Con frecuencia se ve a estos enfermos defenderse de supuestos
ataques, gritar y enfadarse; a veces se dirigen a personas imaginarias o ejecutan determinados actos
cuando existe delirio onírico ocupacional.
El lenguaje revela una marcada disartria o incoherencia asociativa. Ésta es, en definitiva, la
sintomatología psíquica más importante del delirium tremens.

b) Cuadro somático: A los signos físicos que dibujan la estigmatología del alcoholismo crónico,
agregaremos los que corresponden específicamente al delirium tremens.

1) Temblores: generalizados a todo el organismo: se caracterizan por su intensidad y por las


oscilaciones de gran amplitud. El temblor extraordinario confiere individualización al "delirium
tremens", que no es otra cosa que una confusión mental onírica de origen alcohólico.

2) La polineuritis, muy intensa, los enfermos experimentan fuertes dolores en las masas
musculares de los miembros; pinchazos y parestesias.

3) Hay hiperreflexia tendinosa.

4) Perturbaciones del equilibrio y ataxia locomotriz.

5) Disartria; la dificultad en la articulación de la palabra se debe en gran parte al temblor de los


labios y de la lengua.

6) Temperatura: es un signo importante que debe tenerse muy en cuenta. Puede mantenerse
normal, pero en la mayor parte de los casos asciende algunas décimas. El delirium tremens es, a
veces, francamente febril, mostrando entonces una intensificación general de la sintomatología.

c) Evolución y pronóstico: El pronóstico es variable según las circunstancias. La mayor parte de


las veces es benigno, puesto que al instituir un tratamiento adecuado, se restituye el enfermo a la
normalidad en pocos días.

El cuadro se ensombrece y el pronóstico se torna reservado, cuando el delirium tremens se


acompaña de temperatura ya sea que se deba a un proceso infeccioso sobreagregado, o porque se
trate de un delirium tremens febril, siempre de mayor gravedad.

Finalmente hay formas que evolucionan hacia la muerte, cuando se acompañan de un estado
encefalítico que conduce al coma y muerte consecutiva.

d) Diagnóstico diferencial: Es muy difícil que el delirium. tremens pueda dar lugar a dudas
diagnósticas; sin embargo, en algunos casos será necesario diferenciarlo de los delirios infecciosos
febriles con confusión mental.

Se tendrán en cuenta los siguientes elementos de juicio: 1) el delirio, en las infecciones, se


presenta sin estado tóxico previo: 21 ausencia de trastornos neurológicos (disartria y polineuritis);
3) el delirio coincide siempre con el acmé febril, lo que no sucede en el delirium tremens.

2°) CONFUSIÓN MENTAL ALCOHÓLICA SIN ONIRISMO:

Se trata de un estado de confusión mental de mayor o menor intensidad que se observa en


algunos habituados alcohólicos, y que difiere fundamentalmente de la confusión mental onírica que
se observa en el delirium tremens.
Se trata de una forma clínica que pone en evidencia el estado en que se encuentra el fondo
mental en el alcoholismo crónico. Las alteraciones que el tóxico produce a nivel dé las neuronas de
la corteza, determinan un estado de obnubilación y entorpecimiento general en la marcha de las
funciones psíquicas. La atención está debilitada por la gran fatigabilidad, de allí la pobreza de las
percepciones y la deficiencia de la comprensión, que está muy dificultada. Las elaboraciones son
superficiales e intrascendentes; la ideación y las asociaciones son precarias, de donde la función
judicativa resulta deficiente.

La confusión mental alcohólica sin onirismo puede tener una duración más o menos prolongada,
remitiendo con el tratamiento; sin embargo, hay casos irreductibles que pasan al estado demencial.

3º) MANÍA ALCOHÓLICA:

Se entiende por manía alcohólica, a un estado de excitación psicomotriz propia de algunos


alcohólicos que ostentan la constitución ciclotímica. Por lo tanto, en estas personas, el alcohol obra
como desencadenante de un estado psicopático preexistente.

En cuanto a su origen, la manía alcohólica puede aparecer a continuación de un delirium tremens,


o bien, instalarse directamente por la intoxicación alcohólica crónica en un constitucional, mediante
la acción de un shock emocional desencadenante. La duración de este episodio puede ser muy
variable, desde unos pocos días hasta varios meses; en algunos casos puede constituir un estado
más o menos prolongado y permanente, es decir, un estado crónico.

Este cuadro maníaco se caracteriza y se diferencia de la manía esencial, porque junto a la


excitación se manifiesta cierta torpeza intelectual; falta la agilidad mental característica de la manía,
aun cuando haya taquipsiquia y fuga de ideas. Además, en la manía alcohólica hay una mayor
propensión a la irritabilidad, debido a que las alteraciones que sufren las células corticales las
incapacita en su función inhibidora, favoreciendo las descargas impulsivas. Estos enfermos son
generalmente más impulsivos que los maníacos; hablan constantemente en voz alta, con frecuencia
gritan, insultando y blasfemando. También son frecuentes los trastornos alucinatorios, cosa que no
se observa en la manía esencial; las alucinaciones son condicionadas por el estado tóxico alcohólico.

Finalmente, cabe recordar una forma especialmente grave de la manía alcohólica, en la que el
enfermo se encuentra permanentemente excitado, poseído de gran agitación y dominado por ideas
delirantes que no llegan a organizar un franco delirio.

4º) MELANCOLÍA ALCOHÓLICA:

La melancolía alcohólica, lo mismo que el caso anterior, es una forma clínica que se manifiesta,
bajo la acción del tóxico, en un constitucional ciclotímico con tendencia a las depresiones.

Este cuadro, se diferencia de la melancolía esencial por la marcada torpeza intelectual, que
denota un trasfondo subconfusional que dificulta enormemente las elaboraciones. En el otro caso,
la lucidez del enfermo es perfecta a pesar de la lentitud de las elaboraciones determinadas por la
bradipsiquia.

La melancolía alcohólica se asocia a un marcado grado de malhumor e irascibilidad; es difícil


establecer contacto con el enfermo, todo le resulta molesto, desea estar a solas con sus reflexiones
y su tristeza; puede llegar al estado estuporoso. Son frecuentes las alucinaciones condicionadas por
el estado tóxico, así como la presencia de ideas delirantes de ruina y auto-culpabilidad, que, en no
pocas oportunidades, conducen a las tentativas de suicidio.

La duración de la melancolía alcohólica es muy variable; desde pocos días, a semanas o varios
meses y en ocasiones, pasan a constituir estados depresivos crónicos, especialmente en la época de
la vida en que se inicia la involución del organismo, con la concurrencia de todos los síntomas
propios de este proceso.

5º) ALUCINOSIS ALCOHÓLICA:

La alucinosis es una forma clínica del alcoholismo crónico, de carácter subagudo, que puede
hacer irrupción a continuación de un delirium tremens, o por un exceso brusco en la dosis corriente
de alcohol.

Se trata de enfermos lúcidos y bien orientados auto y alopsíquicamente. El trastorno


fundamental consiste en la aparición de innumerables alucinaciones auditivas, siendo, por el
contrario, muy raros otros tipos de alucinaciones. A la inversa ocurre en el delirium tremens, en el
que predominan las visuales, siendo las auditivas la excepción.

Es característica su forma de aparición más o menos brusca; en un determinado momento, en el


transcurso de excesos alcohólicos el enfermo comienza a padecer alucinaciones del oído bajo la
forma de ruidos, zumbidos y sonidos. Poco a poco, estas alucinaciones elementales son reem-
plazadas por otras más diferenciadas, en forma de voces que le hablan, le acusan, amenazan e
insultan. Mediante este mecanismo alucinatorio se organiza un sistema delirante de tipo
persecutorio. El enfermo supone que se le desea perjudicar, oye conversaciones alusivas a su vicio
alcohólico, a errores y faltas cometidas, cree que se le acusa de robo y otras suposiciones similares.
Es interesante hacer notar, que difícilmente el paciente oye que se le habla directamente, sino que
son los perseguidores o la policía quienes hablan entre ellos y comentan sus vicios y sus errores.

Las alucinaciones mortifican al enfermo por su constancia, no lo abandonan en ningún momento;


continúa haciendo interpretaciones hasta llegar a angustiarse, sin encontrar tregua ni tranquilidad;
en su desesperación huye de su casa y de los lugares que frecuenta tratando de alejarse de sus
perseguidores. En algunas ocasiones, en el paroxismo de la angustia y la desesperación puede llegar
hasta el suicidio.

La duración de la alucinosis alcohólica es variable: por regla general no va más allá de quince días
o tres semanas; en casos poco frecuentes puede durar hasta varios meses. El proceso termina con
una amplia rectificación. La mayor parte de las veces la alucinosis parece responder a una
predisposición constitucional. Por esta razón, en algunos enfermos el delirio se prolonga por un
tiempo indefinido, hay una imperfecta rectificación, pudiendo reiniciarse en cualquier momento.
Esto es lo que se conoce con el nombre de delirio residual.

Es necesario recordar que la alucinosis no es un cuadro exclusivo de la intoxicación alcohólica,


sino que puede observarse en diversas psicosis, aún en algunas traumáticas. Por supuesto que los
diagnósticos diferenciales entre las diversas alucinosis, debe fundamentarse en los elementos
etiológi-cos; en este caso, por ejemplo, en la existencia previa del hábito alcohólico.
6º) DELIRIO CELOTÍPICO ALCOHÓLICO:

El delirio celotípico alcohólico se desarrolla en algunos habituados en los que resulta fácil
reconocer una constitución psicopática previa; son los que ostentan la constitución paranoica.

Por otra parte es conveniente recordar que la mayor parte de los alcoholistas son celosos,
teniendo como puntos de apoyo para serlo, razones de carácter real: a) en primer lugar, una notable
disminución de la potencia sexual que los expone a los reproches conyugales; b) la hipoafectividad
y el embrutecimiento, así como su ruina moral determinan el alejamiento de las esposas, que
experimentan una frialdad rayana, a veces, en la repulsión. Incapaces de comprender el motivo de
esa actitud, tergiversan los hechos y se ofuscan con los celos. Esto aumenta y se agrava en grado
superlativo cuando el alcoholista es un constitucional, dando lugar entonces al delirio celotípico
alcohólico.

Debe tenerse presente que, en numerosas oportunidades, los celos no son infundados, por el
contrario, obedecen a una comprobada infidelidad por parte de la esposa, infidelidad que tiene su
origen en las razones que terminamos de exponer: hipoafectividad e impotencia sexual.

Las ideas delirantes de celos, en el comienzo, sólo se manifiestan en los momentos de mayor
intoxicación que lo habitual, desapareciendo cuando ésta se disipa. Pero con el andar del tiempo
llegan a tener arraigo y tomar un carácter permanente; desde entonces el enfermo inicia sus
interpretaciones delirantes. Desconfía y sospecha de vecinos, amigos y parientes; realiza una
observación detenida y sistemática de la esposa y de las personas que la circundan, interpretando
una mirada, una palabra, un acto, cualquier hecho o circunstancia, a favor de su concepción
delirante. Cuando el enfermo llega al convencimiento de que es engañado, increpa a la esposa
enrostrándole su falta, se torna peligroso; la exaltación es intensa, pudiendo llegar hasta la agresión
o el crimen. Su reclusión se hace entonces inevitable.

Cuando se suprime el alcohol y se trata al enfermo convenientemente, el delirio celotípico se


disipa en algunas semanas o varios meses, haciendo una rectificación completa. Pero existen
algunos casos en los que, después de la supresión completa del alcohol, se produce un delirio
sistematizado crónico.

Es importante recordar que, cuando en un alcoholista persisten las alucinaciones auditivas


después de haber pasado un período subagudo, el pronóstico se torna malo, o por lo menos
reservado, por cuanto hace presumir la aparición de un delirio sistematizado de origen alcohólico.
También el pronóstico es malo, cuando un alcoholista crónico en su segundo episodio psicopático,
no cae en onirismo, pasando de inmediato al estado delirante, circunstancia que revela la existencia
de la personalidad premorbosa. El alcohol, pues, no hace otra cosa que desatar una actividad deli-
rante que se halla en cierne en la personalidad.

7º) PSICOSIS DE KORSAKOFF:

La psicosis de Korsakoff, que presentamos como una forma clínica del alcoholismo crónico, no
reconoce exclusivamente una etiología alcohólica, sino que es tributaria de otros estados tóxicos e
infecciosos, como lo prueba la descripción hecha por Korsakoff que recae sobre una infección
puerperal.
Por lo general, hace su aparición a una edad mucho más avanzada de lo que ocurre comúnmente
con el resto de las psicosis alcohólicas. Todo parece demostrar su coincidencia con los estados de
decadencia de la personalidad, con los estados involutivos los que a su vez parecen ser precipitados
prematuramente por la intoxicación alcohólica.

Sorprende, en primer término, cuando se realiza el examen psíquico de estos enfermos, que
junto a una buena comprensión y capacidad para sostener una conversación normal, más o menos
intrascendente, existe la más profunda desorientación en el tiempo y en el espacio. La explicación
debe buscarse en el hecho de que la psicosis de Korsakoff ofrece, como punto nodal de su
sintomatología, una gran alteración de la memoria. Se entorpece, primeramente, la memoria de
fijación; los enfermos olvidan los hechos más recientes, no recuerdan las cosas más importantes
ocurridas en el transcurso del día y hasta las acaecidas pocos momentos antes. Ésta es la causa de
la gran desorientación del paciente. Sin embargo, hay que recordar que la falla de la fijación no es
total, algunas veces retienen ciertos hechos en forma aislada. Más adelante, los trastornos alcanzan
también a la evocación, produciéndose grandes lagunas en los recuerdos, con lo que se dificultan
aún más las elaboraciones psíquicas. Puede decirse que el enfermo vive un constante presente,
debido a que su memoria no le permite el nexo con el pasado; por eso, cuando tiene que recurrir a
los recuerdos, las lagunas lo conducen a la fabulación.

La fabulación constituye otro de los síntomas cardinales de la enfermedad.

Por otra parte, la atención es muy superficial e inestable lo mismo que la sensopercepción. El
juicio resulta deficiente y a menudo pueril.

En el plano afectivo se manifiesta una gran inestabilidad; son frecuentes los cambios del humor
y sin motivo aparente se los puede ver eufóricos, tristes o malhumorados. Estos estados afectivos
variables, tienen su raíz en las reacciones instintivas descontroladas por la debilitación global del
psiquismo.

Por otra parte suelen estar hipobúlicos; sin manifestar iniciativa alguna.

En el terreno somático, es posible hallar toda la estigmatología alcohólica y muy especialmente


la polineuritis, que con ser muy frecuente y característica no constituye un síntoma cardinal, por
cuanto en algunos casos puede estar ausente.

El pronóstico de la psicosis de Korsakoff es siempre desfavorable. En efecto, a pesar del


tratamiento nunca se obtiene la restitución total del enfermo, porque en todos los casos se trata de
un deterioro de la personalidad. Es indudable qne el tratamiento produce, a veces, notables mejo-
rías debido a la desintoxicación, pero siempre queda un déficit más o menos intenso.

Éste es a grandes rasgos el cuadro general de la psicosis de Korsakoff, cuyos síntomas principales
son: intoxicación, amnesia, fabulación, debilitación psíquica y polineuritis.

8º) demencia alcohólica:

La demencia constituye la etapa final, en la que culmina el cuadro de la intoxicación alcohólica


crónica. Se asiste aquí al naufragio completo de la personalidad, que poco a poco va alcanzando
esta etapa definitiva. Como ocurre con teda la demencia, la debilitación de la psique es global, pero
es posible destacar en este caso, características que la distinguen del resto de las demencias y le
imprimen un sello particular. Dichas características son: 1) Un profundo embrutecimiento; el
enfermo pierde toda noción de ética y de convivencia social, aún en períodos no muy avanzados de
dementización. 2) Gran depravación moral, que llega hasta la anestesia moral. Pérdida de los
sentimientos más elevados, aún con respecto al matrimonio y la familia. 3) Una marcada torpeza
psíquica, que se insinúa desde la iniciación de la demencia. Existe un franco embotamiento de la
inteligencia, que dificulta las elaboraciones psíquicas.

Todos estos síntomas, bien notorios desde el comienzo, van acentuándose a medida que
transcurre el tiempo, pero en forma lenta, es decir, que desde el primer momento son lo
suficientemente intensos como para delimitar netamente el cuadro.

9º) EPILEPSIA ALCOHÓLICA:

Se denomina así, a una forma clínica del alcoholismo crónico. En realidad la epilepsia alcohólica
no es otra cosa que una forma latente de epilepsia, no revelada hasta tanto no ha comenzado a
actuar el alcohol, que obra como desencadenante de la crisis convulsiva.

Se manifiesta en los casos de intoxicación alcohólica crónica en personas que nunca han tenido
manifestaciones epilépticas.

10º) SEUDOPARÁLISIS GENERAL ALCOHÓLICA:

Esta forma clínica se caracteriza por manifestaciones de orden neuro-¡ógico muy parecidas a las
que se observan en la parálisis general progresiva. Tales síntomas neurológicos son: disartria,
perturbaciones de los reflejos pupilares, e ideas de tipo megalómano, en algunos casos, con lo que,
estos estados, se asemejan aún más a la parálisis general.

El tratamiento hace desaparecer todas estas manifestaciones y además aclara el diagnóstico. En


caso de dudas, éstas se disipan con el examen del líquido cefalorraquídeo.

11º) POLIOENCEFALITIS HEMORRÁGICA SUPERIOR DE WERNICKE:

En primer término debemos aclarar que la afección conocida por polioencefalitis hemorrágica
superior de Wernicke, no es exclusiva de la intoxicación alcohólica crónica, aunque a ella
corresponden el mayor número de los casos conocidos. También es patrimonio de otros estados
tóxicos; prueba de ello, el hecho de que Wernicke describió su primer caso referido a una
intoxicación de botulismo.

Las perturbaciones que se comprueban en esta enfermedad son de naturaleza nutritiva y debidas
a la carencia de la vitamina B1. La polioencefalitis hemorrágica puede instalarse primitivamente en
un intoxicado alcohólico crónico, o bien, hacer su aparición a continuación de un delirium tremens,
o de una psicosis de Korsakoff.

Desde el punto de vista clínico, el cuadro presenta los siguientes síntomas cardinales: 1)
Obnubilación de la conciencia, o sea, un grado más o menos pronunciado de confusión mental. 2)
Oftalmóplejías, debido a que el mayor número de lesiones nerviosas recaen a nivel de los núcleos
de origen del motor ocular común. 3) Ataxia, que con ser un síntoma frecuente, no es
absolutamente constante.
Desde el punto de vista anatomopátológico se observan lesiones necróticas localizadas en el
encéfalo, especialmente en las zonas que circundan al acueducto de Silvio donde se encuentran los
núcleos de origen del motor ocular; común explica las oftalmoplejias. Las mismas lesiones necróticas
que se observan en el tejido nervioso se producen también a nivel de los pequeños vasos; ésta es la
causa de las hemorragias. Finalmente, debemos destacar que, de acuerdo con lo que hoy
conocemos respecto al factor etiológico fundamental, la carencia de vitamina B1 se descarta la
creencia primera de que se trataba de un proceso de naturaleza inflamatoria. Hoy sabemos que se
trata de un degenerativo.

Por lo que respecta al pronóstico, en un principio era extremadamente sombrío. Hoy, conocida
la etiología, se puede asegurar que con un diagnóstico precoz que permita remediar la carencia de
aneurina, el pronóstico se torna relativamente benigno.

El tratamiento básico será pues la administración de grandes cantidades de vitamina bi. Se


agregará además el tratamiento desintoxicante.

12º) ENFERMEDAD DE MARCHIAFAVA:

Es considerada otra forma clínica del alcoholismo crónico. Si bien su mayor frecuencia se debe al
alcoholismo, también se ha observado la enfermedad de Marchiafava en otras intoxicaciones y en
algunas afecciones del cuerpo calloso.

El alcohol determina lesiones de carácter necrótico a nivel de las fibras nerviosas


interhemisféricas del cuerpo calloso y de la comisura anterior. Estas lesiones de las fibras nerviosas
consisten en la desmielinización y degeneración de los cilindroejes, proceso degenerativo que
continúa por las fibras interhemisféricas que penetran en el centro oval y llegan a la corteza,
alcanzando la destrucción hasta las neuronas corticales de la zona correspondiente.

El cuadro clínico de la enfermedad de Marchiafava es de gran complejidad; expondremos los


síntomas más destacados que lo configuran.

1º) La enfermedad comienza con serios trastornos de conducta. Se exteriorizan impulsos


diversos, especialmente en el orden sexual, con atentados al pudor y a la moral.

2º) Paralelamente a las manifestaciones de orden psíquico, son muy frecuentes otras de
naturaleza neurológica como: ictus, crisis de tipo epileptiforme, hemiparesias pasajeras, vértigos y
disartria.

3º) Pasado un tiempo más o menos largo y a continuación de un ictus o de un ataque


epileptiforme, los enfermos caen en estado de confusión mental del que ya no recuperan, pasando
a la demencia, que avanza rápidamente y destruye la personalidad.

4º) Finalmente la enfermedad conduce al coma, al que le sigue la muerte; ésta puede sobrevenir,
también, por enfermedades intercurrentes, como, por otra parte, sucede con muchas demencias.

Conviene advertir que la enfermedad de Marchiafava debe ser objeto de mayor preocupación,
ya que su frecuencia es, también, mayor de lo que sé creía.
TRATAMIENTO DEL ALCOHOLISMO

El problema del tratamiento del alcoholismo, debe encararse desde dos puntos de vista
diferentes: 1º) El tratamiento medicamentoso de la intoxicación alcohólica y de sus diversas formas
clínicas. 2º) La profilaxis del alcoholismo.

Tratamiento de la intoxicación alcohólica crónica

En presencia del alcoholismo crónico, cualquiera sea su forma clínica, debe practicarse, en primer
término, un tratamiento desintoxicante, cuyas prescripciones más importantes se consignan a
continuación.

1º) La primera y fundamental medida consiste en la internación del enfermo. Sólo de esta
manera será posible cumplir con la prescripción médica más importante: "la supresión completa del
alcohol". Hacemos hincapié en la importancia de esta indicación, por cuanto es creencia general
entre los profanos y aún entre algunos profesionales, que la supresión brusca del alcohol es
perjudicial para el enfermo y contraproducente, porque según ellos puede provocar un episodio de
delirium tremens. Aclaramos y afirmamos que esta presunción es completamente falsa; que los
enfermos salen beneficiados con esta medida, primer paso hacia la recuperación completa.

2º) Otra medida primordial es combatir la gran deshidratación que padecen estos enfermos, por
lo que debe administrarse suero fisiológico o glucosado en dermoclisis, 500 c.c. por la mañana y la
misma cantidad por la tarde.

3º) Observar muy especialmente el estado del aparato cardiovascular, sobre el que se mantendrá
estricta vigilancia. Recordar que, en el alcoholismo crónico, se produce siempre cierto grado de
insuficiencia cardíaca; se indicarán por lo tanto los cardiotónicos. Es importante digitalizar al
enfermo, con lo que aumentará la diuresis y desaparecerán los edemas. También se darán
analépticos: coramina, cardiazol. Evitar el enfriamiento del enfermo y administrar cafeína cuando
se presume un colapso. Como la insuficiencia cardíaca es, en gran parte, debida a la carencia de
vitamina B1, ésta debe ser administrada convenientemente; alrededor de 200 miligramos diarios.

En cuanto al sistema vascular, no debe olvidarse que el alcoholismo, por el estado carencial y por
las noxas que se agregan, favorece la arterosclerosis. Deberán por lo tanto prevenirse los accidentes
secundarios de la arterosclerosis, prescribiendo los preparados de rutina y las vitaminas K y C,
además del complejo B.

4º) En lo que concierne al aparato respiratorio, abundan las complicaciones agudas y crónicas
debidas a la disminución de las resistencias. De acuerdo con las necesidades, se emplearán los
balsámicos broncopulmonares y los antibióticos.

5º) Es medida de gran importancia aquella que busca mejorar y sostener el estado hepático, pues
sabemos que hay deficiencia funcional de la célula con las consiguientes alteraciones metabólicas.
Para eso es necesario inyectar diariamente suero glucosado hipertónico al 25%, de 30 a 50 c.c.
diarios. Además se agrega medicación polivitamínica, extracto hepático, metionina y substancias
antitóxicas de hígado.

6º) Régimen alimenticio atóxico, rico en hidratos de carbono.


7º) Vigilar el estado del riñon y de la diuresis. Análisis de orina. Además de digital, agregar como
diurético un poco de teobromina. En los casos de hiposistolia, en los que la función renal está
conservada, no hay inconveniente en el empleo moderado de los diuréticos mercuriales.

8) En el delirium tremens, además del tratamiento general ya señalado, es necesario sedar la


excitación que provocan las alucinaciones; cuando la agitación es muy intensa se emplea el
somnifene por vía endovenosa, 2 a 3 c.c. Si el estado del enfermo lo permite se darán barbitúricos
por vía oral. No debe emplearse el cloral porque el estado cardiovascular lo contraindica.

Carratalá aconseja inyectar por vía endovenosa alcohol al 33 % mezclado con suero glucosado
hipertónico, 15 a 20 c.c., dos veces diarias. Se disminuye poco a poco la dosis hasta llegar a 5 c.c. El
autor afirma, que no sólo se consigue sedar al enfermo, sino que se combate el hábito provocando
en el organismo un estado anafiláctico.

9º) En la alucinosis alcohólica, como complemento del tratamiento general, urge la internación
y vigilancia permanente del enfermo. En efecto, es tal la angustia que le provocan las alucinaciones
que puede intentar el suicidio, o llegar al homicidio de supuestos perseguidores.

10º) En el delirio celotípico también se impone la internación y la vigilancia, pues los pacientes
se tornan peligrosos. Además del tratamiento general, es muy importante la psicoterapia tratando
de conseguir la rectificación del delirio.

11º) En la psicosis de Korsakoff, la internación se impone dada la gran desorientación del


enfermo. Otro tanto debe hacerse en la demencia alcohólica.

Profilaxis del alcoholismo

En el estudio de la profilaxis del alcoholismo debe tenerse en cuenta un doble aspecto: 1°) Uno
de orden general, médico-social; 2°) otro de orden personal, cuya acción se concreta al habituado
alcohólico.

1º) Aspecto general médico-social:

Abarca todos los medios de lucha de que dispone el médico para combatir este flagelo social. En
ese sentido, su labor principal consistirá en la creación y dictado de normas y procedimientos que
permitan obrar en forma enérgica y eficaz para impedir la propagación de esta lacra en cualquier
medio social que sea. Este aspecto de la lucha antialcohólica debe ser considerado como la
verdadera profilaxis del hábito. En efecto, la acción profiláctica consiste en prevenir y evitar el
advenimiento y desarrollo de un mal para el individuo y la sociedad. Por eso atañe al médico y al
Estado organizar la campaña educativa de la población, para que conozca y comprenda todo el
perjuicio que reporta el alcohol, para el individuo y bu descendencia. Cabe destacar que las
estadísticas señalan que el 50 % de las oligofrenias y de las epilepsias se deben al alcoholismo de los
progenitores.

Las primeras medidas que debe propiciar el médico respecto de esta campaña son:
1º) "Hacer obligatoria la enseñanza antialcohólica en los establecimientos educacionales,
primarios, secundarios y universitarios". Esta reglamentación será complementada disponiendo la
divulgación de estas enseñanzas en todas las instituciones, centros, fábricas y ambientes sociales en
que se reúnan muchas personas. Las conferencias y enseñanzas estarán a cargo de médicos,
profesores y maestros, que de la manera más simple expliquen que el alcoholismo es una lacra
social.

2º) "Propiciar la creación del mayor número posible de dispensarios con personal especializado
en esta clase de problemas". En esa forma es posible una perfecta organización para ejercer una
minuciosa vigilancia sobre los ambientes y hogares de alcoholistas, y para conseguir localizar a
aquellas personas que muestren alguna predisposición al hábito.

3º) "Bregar por la creación de clínicas y establecimientos hospitalarios especializados, para el


tratamiento exclusivo de esta clase de enfermos".

No deben ser internados en establecimientos psiquiátricos, desde el momento que una vez
pasado el episodio psicopático, deben recibir un trato muy diferente del que se dispensa a los
alienados.

2°) Aspecto individual:

Desde el punto de vista médico individual, la lucha antialcohólica promueve todos los medios
capaces de producir repugnancia por el alcohol, provocando un malestar orgánico inmediato a su
ingestión. El tratamiento, cualquiera sea, debe completarse con secciones de psicoterapia intensiva.

Antes de continuar diremos que los hechos nos han tornado un poco escépticos respecto al éxito
del tratamiento profiláctico en el habituado alcohólico. La experiencia nos ha convencido de que el
alcoholista es el peor de los enfermos, dada la dificultad de obtener una completa recuperación y
desacostumbramiento al tóxico. La causa reside en la carencia de la fuerza de voluntad requerida
para reprimir enérgicamente los deseos de ingerir alcohol. Además no se puede olvidar que existe
en la mayor parte de los alcoholistas diversos grados de embotamiento moral, circunstancia que los
hace, en la generalidad de los casos, falsos en sus arrepentimientos; así, cuanto más aseguran que
no volverán a beber, más están pensando en obtener el alta para satisfacer sus deseos. Algunas
veces se trata de un real arrepentimiento, los enfermos son sinceros y quieren abandonar el hábito,
pero la gran pobreza de la voluntad no les permite rechazar las bebidas en la primera oportunidad
que se les presenta.

Pasemos ahora a considerar los procedimientos terapéuticos más eficaces para intentar el
desacostumbramiento.

1º) El procedimiento, que ya conocemos, ideado por Carratalá, según el cual, al provocar un
estado de anafilaxia se impide la ingestión del alcohol. Este tratamiento puede repetirse en caso
que se crea oportuno.

2º) El tratamiento de los reflejos condicionados. Consiste en hacer ingerir bebidas alcohólicas
realizando previamente una inyección de eme-tina que provoca intensos vómitos; en esa forma es
posible lograr el rechazo del tóxico. Debe realizarse con diversos tipos de bebidas, con el fin de que
el reflejo se establezca para todas ellas y no en forma especial para una determinada. Deben
efectuarse entre 10 y 20 secciones.
3º) También se utiliza la propiedad que tienen algunas substancias orgánicas de impedir o desviar
el metabolismo del alcohol, con lo que se producen fenómenos tóxicos inmediatos a su ingestión.
Esas manifestaciones tóxicas consisten en sensación de calor en la cara con inyección conjuntival;
enrojecimiento del rostro que se extiende al tórax y los brazos; palpitaciones, taquicardia hasta 140
por minuto; angustia y ansiedad. En casos más intensos, náuseas y vómitos y en lugar de
enrojecimiento, marcada palidez e hipotensión arterial.

La duración de las molestias es de una hora en los casos leves y varias horas en los casos serios.

Existen en el comercio productos farmacéuticos con diferentes nombres, preparados con las
mencionadas sustancias orgánicas, Son presentados bajo la forma de comprimidos de 0,50 grs. de
producto activo para administrar por vía bucal. El tratamiento se hará en la siguiente forma:

1) No se dará el medicamento estando el enfermo intoxicado o en un episodio subagudo.

2) Es necesario que se haga abstinencia desde 20 días antes.

3) Una vez que el enfermo ha sido tratado, la primera ingestión de alcohol debe hacerla bajo
vigilancia médica.

4) El tratamiento está contraindicado en caso de lesiones orgánicas, especialmente las del


aparato circulatorio.

5) El enfermo debe estar enterado del objeto del tratamiento, y de las molestias a que se verá
expuesto cuando ingiera alcohol.

6) El medicamento debe administrarse en la siguiente forma:

a) el primer día de tres a cuatro comprimidos, total de 1,50 a 2 gramos.


b) el segundo día dos o tres comprimidos, total de 1 a 1,50 gramos.
c) el tercer día uno a dos comprimidos, total de 0,50 a 1 gramo.
d) el cuarto día, de medio a un comprimido, total de 0,25 a 0,50 gramos.

Después de dos horas, en presencia del médico, beberá 20 a 30 c.c. de alcohol al 50 %, lo que le
provocará los trastornos mencionados. Se le hará comprender que cada vez que ingiera alcohol se
verá expuesto al mismo malestar

7) Debe buscarse la dosis de mantenimiento, variable para cada persona y mediante la cual,
cuando el sujeto beba 10 ó 20 c.c. de alcohol al 50 %, experimente el malestar. Esa dosis de
mantenimiento oscila entre 1/4 y 2 comprimidos diarios, tomados en ayunas.

3°) Psicoterapia:

Todo alcoholista debe ser tratado por la psicoterapia, que se practicará en forma intensiva y
continuada como complemento de los tratamientos indicados. La total recuperación del alcoholista
sólo es posible, mediante este tratamiento, cuando el médico, merced a su dedicación, consigue
que el enfermo recupere la voluntad necesaria para desembarazarse del hábito, reconquistando los
valores éticos y morales que el mismo empaña y destruye.
Llamamos aquí la atención sobre un moderno tratamiento psicoterápico, que ha dado en
llamarse: psicoterapia de grupo, y que consiste en que la acción del psicoterapeuta obre
simultáneamente sobre un determinado número de enfermos. Se busca crear entre ellos un sistema
de compromisos y de mutua vigilancia, constituyéndose en severos represores unos de otros;
quienes deben rescatarse entre sí e inducirse a la recuperación.

Es nuestro deber confesar que no creemos en la eficacia de este procedimiento psicoterapéutico.


Nuestro juicio adverso se fundamenta en que la psicoterapia constituye un proceder terapéutico
por demás delicado, de una .gran sutileza y en el que se requiere, por sobre todas las cosas, la mutua
comprensión y confianza de las que nace la simpatía entre médico y enfermo, sin la cual es imposible
el éxito. De acuerdo con esto, cada individuo debe ser tratado como tal, es decir, individualmente;
cada personalidad debe ser estudiada por separado, porque cada una constituye un problema que
requiere una solución distinta y particular, que mal puede ser resuelta en conjunto, aun cuando el
daño tenga una causa común: el alcohol.

Además, esa terapéutica tampoco está de acuerdo con lo que comúnmente se piensa de los
alcoholistas. Si son enfermos que padecen un descenso ético y moral que los conduce a la falsedad
y a la mentira, engañando generalmente y queriendo demostrar una completa rehabilitación que
no es tal, debemos estar muy alertas cuando se les dan motivos para agruparse, pues se corre el
riesgo de propiciar y restaurar la impulsión colectiva al hábito.

Repetimos, por lo tanto, que no compartimos la opinión de quienes optan por este método; sin
embargo, no dejamos de comprender que el médico, en su afán de combatir tan grave lacra social,
busque agotar todos los recursos a su alcance.

RESUMEN
Alcoholismo: conjunto de perturbaciones somáticas y psíquicas determinadas
Definición
por la intoxicación por el alcohol.
Intoxicación que produce la ingestión brusca y abundante de alcohol. Episodio
pasajero en personas no habituadas. El estado patológico que determina se
llama: embriaguez.
Aspecto psíquico: Exaltación afectiva (excitación o depresión).
Obnubilación de la conciencia. Incoherencia asociativa.
Embriaguez Aspecto somático: Incoordinación motriz. Marcha titubeante o
simple en zig-zag. Mareos, náuseas, vómitos, disartria.
ALCOHOLISMO

Coma alcohólico: Al que se llega cuando la intoxicación es muy


intensa.
Alcoholismo
Se produce con la ingestión de pequeñas cantidades de alcohol
agudo
en personalidades psicopáticas y en los casos de menor
resistencia del sistema nervioso por fragilidad constitucional.
Embriaguez Síntomas: Se observan los mismos que en la embriaguez
patológica simple, pero además: gran excitación psicomotriz y estrecha-
miento de la conciencia, estado crepuscular, que produce
amnesia más o menos marcada. En ocasiones actos
antisociales. Interés médico-legal.
Guardo se producen alteraciones somáticas y psíquicas de carácter permanente,
dando lugar a la estigmatología alcohólica, que traduce el hábito alcohólico.
Lábiles afectivos.
Ciclotímicos.
Estados reactivos en
personalidades psicopáticas.
Factores
Constitucionales Personalidades frágiles,
Endógenos
pusilánimes. Enfermos
Etiología psíquicos: epilépticos,
del hábito oligüirénicos, dementes,
alcohólico paralíticos generales.

Manipulación del albohol: cantineros, almaceneros,


etc. Trabajos a la intemperie con aire y frío: albañiles,
Factores
leñadores, etc. Trabajos cerca del fuego y del calor: co-
exógenos
cineros, fogoneros, herreros. Ambientes sociales: los
de holganza y de ocio.

1º) Sistema nervioso de mayor fragilidad


constitucional.
Idiosincrasias
2º) Disminución de la capacidad de la célula hepáti-
personales
Alcoholismo crónico

ca para metabolizar el alcohol: a) por estados pato-


Alcoholismo

lógicos; b) por insuficiencia constitucional.

1º) En forma directa, sobre la neurosis.


Deficiencia Vitamina B1: a)
perturbación de la absorción
intestinal; b) disminución del
aporte alimenticio.
Ataque al Alteración de la célula
sistema 2º) En forma hepática: a) alteración del
Patogenia nervioso
del hábito indirecta metabolismo hidrocarbonado.
alcohólico b) Disminución del glucógeno
hepático.
c) Alteración del me-
tabolismo de las grasas, d)
Predisposición de la cirrosis.
Beben bebidas de fer-
1º) Enolistas mentación, que contienen de
Toxicidad 10 a 20 % de alcohol.
bebidas Beben bebidas de destilación,
alcohólicas 2º) Etilistas que contienen de 20 a 60 % de
(3 grupos de alcohol.
alcoholistas) Beben bebidas aromatizadas,
3º) Absintistas que contienen de 20 a 60 % de
alcohol.
Enrojecimiento. Telangiectasias (nariz
Facie
y mejillas). Inyección conjuntival.

Temblores. Polineuritis. Hiperreflexia.


Sistema
Disartria. Reflejo fotomotor: disminuido
Nervioso
o abolido.

Aparato Gastritis crónica. Pituitas matinales.


digestivo Hepatomegalia. Cirrosis.
Cuadro
físico Procesos pulmonares agudos y
Aparato
crónicos. Disminución de las
respiratorio
resistencias por carencia de vitamina A.
Propensión a la arterosclerosis
Aparato generalizada. Insuficiencia cardíaca.
circulatorio Alteraciones del ritmo. Las causas:
carencia de vitamina B1.
Aparato genito-
Impotencia coeundi.
urinario
Torpeza intelectual
Alcoholismo crónico

Sintomatología
ALCOHOLISMO

Inestable. Superficial. Gran


Atención
inestabilidad.
Imperfecta, débil atención.
Sensopercepción
Comprensión dificultada.
Capital estabilizado. Falta de vigor
Ideación
adquisitivo. Ritmo ideativo lento.
Coherente. Ritmo lento, torpe.
Asociación de Asociaciones laxas, superficiales. E n
ideas grados avanzados: incoherencia
asociativa.
Cuadro
psíquico Deficiente. Juicios concretos.
Juicio
Intrascendentes.

Memoria Fallas de fijación. Tabulaciones.


Pérdida sentimientos éticos y morales
Anestesia moral. Inestabilidad del
humor. Estados sentimentales
Afectividad
circunstanciales y del momento.
Hipoafectividad general. Fácil
irritabilidad.
Hipobulia; abulia. Abandono del
trabajo. Trastornos de conducta: cas-
Actividad
tigos a la familia, pendencias, atentados
al pudor.
Dipsomanía
No la consideramos como una forma clínica de alcoholismo crónico. Impulso
patológico a ingerir alcohol, por perturbación del instinto de nutrición. Comienza y
termina en forma brusca. Episodio paroxístico (horas, días, semanas, raramente
meses). Se observa en personalidades psicopáticas, de gran labilidad afectiva.

Episodio psicopático alcohólico subagudo

Enfermedades infecciosas en el 50 % de los casos.


Factores Traumatismos: accidentes quirúrgicos. Traumas
desencadenantes morales; shock emocional. Aumento brusco de la dosis
de alcohol.

Excitación, confusión, angustia, ansiedad, insomnio.

Comienzo
Periodo
Trastornos vespertinos. Noches agitadas.
Pesadillas. Desaparecen al llegar el día.

Confusión. Desorientación en el tiempo y el


espacio.
Atenúan: Debilitada. Inestable. Fatigatilidad.
Sensopercepción. Entorpecida, comprensión
dificultada. Alucinaciones visuales, terroríficas,
Alcoholismo crónico

zoopsias. Alucinaciones auditivas: ruidos, zumbi-


Formas clínicas
ALCOHOLISMO

Cuadro Psíquico

dos, insultos. Alucinaciones táctiles: empujados,


derribados, pinchazos, pellizcos. Alucinaciones
cinéticas: transportados, levantados.
Delirium tremens

Ideación: Acelerada por la excitación. Capital


Periodo Estado

empobrecido, concreto.
Sintomatología

Asociación de ideas: Ritmo acelerado; incoherencia;


inestables; cambios bruscos por las alucinaciones;
delirio onírico, absurdo complejo.
Juicio: Perturbado; acepta el delirio como real. Es
posible sacarlo de ese estado obligándolo a
atender.
Memoria: Fallas de fijación. Fabulación; evocación
conservada. Afectividad: Humor desplacentero.
Emociones primarias de miedo y cólera. Irri-
tabilidad. Angustia y ansiedad por las alucinaciones.
Actividad: Improductiva. Supeditada a las
alucinaciones. Actos defensivos y de lucha.
Lenguaje disártrico.
Cuadro Somático

Temblor: Generalizado. Intenso. Oscilaciones amplias.


Polineuritis: Muy intensa. Fuertes dolores músculos de los
miembros. Pinchazos; parestesias.
Hiperreflexia tendinosa. Trastornos del equilibrio: Ataxia.
Disartría: por temblores. Temperatura: Generalmente
subfebril. Hay una forma febril.

Generalmente benigno; todo se normaliza con el


Pronóstico tratamiento. Es reservado en las formas, febriles. Algunos
llevan el coma y muerte por encefalitis.
Confusión mental Traduce el fondo mental del alcoholismo crónico. Gran torpeza
alcohólica sin intelectual. Debilitación de las funciones psíquicas. Puede remitir; o bien,
onirismo pasar a la demencia postconfusional.
Excitación psicomotriz en alcohólicos crónicos de constitución
ciclotímica. D'amblée, a continuación de un delirium tremens. Duración
Manía alcohólica variable: días, meses o estado crónico. Torpeza intelectual. Mayor
irritabilidad que en la manía esencial. Impulsos. Insultos. Blasfemias.
Alucinaciones.
Depresión en alcohólicos crónicos de constitución ciclotímica. Torpeza
intelectual; trasfondo subconfusional. Malhumor o irascibilidad.
Melancolía
Alucinaciones por la intoxicación. Ideas delirantes: ruina, auto-
alcohólica
culpabilidad. Tentativas de suicidio. Duración: días, semanas o meses y
puede pasar al estado crónico.
Forma clínica de carácter subagudo. Después de un delirium tremens,
o por exceso en la dosis de alcohol. Enfermos lúcidos. Gran cantidad de
alucinaciones auditivas. Aparición más o menos brusca. El enfermo oye
Alucinosis
que hablan de él, acusan, amenazan e insultan. Así se organiza un delirio
alcohólica
persecutorio; el enfermo se angustia y huye. Dura de 15 días a tres sema-
nas, raramente varios meses. La alucinosis responde a una predisposición
constitucional.
En alcoholistas que presentan la constitución paranoica. La generalidad
Alcoholismo crónico

de los alcoholistas son celosos: por impotencia sexual; frialdad


Formas clínicas
ALCOHOLISMO

matrimonial; embrutecimiento. Interpretaciones delirantes en relación


Delirio celotípico
con sus ideas de celos. Peligroso: increpa a la esposa, la agrede y puede
alcohólico
cometer homicidio. Dura una semana a varios meses después de la
supresión del tóxico. A veces desemboca en un delirio sistematizado
crónico.
Aparición a edad más avanzada que otras formas clínicas. Gran
desorientación en tiempo y espacio. Amnesia, primero de fijación, luego
Psicosis de
de evocación. Gran fabulación. Debilitación global de la psique. Gran
Korsakoff
inestabilidad afectiva. Hipobúlicos. Polineuritis (a veces falta). Pronóstico
malo por el déficit.
Demencia Estado final de la intoxicación alcohólica crónica. Embrutecimiento del
alcohólica enfermo. Depravación moral. Anestesia moral. Gran torpeza psíquica.
Epilepsia Forma clínica que el alcohol desencadena en personas que padecen
alcohólica una epilepsia latente, nunca evidenciada antes.
Forma parecida a la parálisis general progresiva. Trastornos pupilares.
Pseudo-parálisis
Disartria. Ideas megalómanas. Desaparecen los síntomas con el
general alcohólica
tratamiento.
Se observa en otros estados tóxicos. Alteraciones nerviosas por
Polioencefalitis carencia de vitamina B1. Primitiva, o secundaria a un delirium tremens o
hemorrágica Sup. a la psicosis de Korsakoff. Obnubilación de la conciencia. Oftalmoplejías.
De Wernicke Ataxia. Necrosis del tejido nervioso de las zonas que circundan al
acueducto de Silvio. Pronóstico relativamente benigno.
También se observa en otras intoxicaciones y en enfermedades del
cuerpo calloso. Desmielinización y degeneración de los cilindroejes de las
Enfermedad de
fibras interhemisféricas. Comienzo con trastornos de conducta. Síntomas
Marchiafava
neurológicos: ictus, crisis epileptiformes, hemiparesias pasajeras,
vértigos, disartria. Confusión mental y demencia. Coma y muerte.
1º) Internación del enfermo.
2º) Supresión completa del alcohol.
3º) Hidratación con 500 c. c. de suero fisiológico o glucosado
en dermoclisis, dos veces por día.
4º) Aparato circulatorio: Tónicos cardíacos: digital y
analépticos. Vitamina B1 200 mgrs. por día combatiendo la
insuficiencia cardíaca. Contra la arteriosclerosis, rutina y vitamina
K y C.
5º) Aparato respiratorio: Combatir las complicaciones.
Balsámicos broncopulmonares. Antibióticos.
6º) Hígado: Defender la insuficiencia celular con suero
glucosado hipertónico; extracto hepático. Substancias antitóxicas
Tratamiento
de hígado. Metionina.
7º) Régimen alimenticio: Atóxico; rico en hidratos de carbono.
8º) Aparato renal: Diuréticos; teobromina; hacer análisis de
orina.
Alcoholismo crónico

9º) Delirium tremens: Combatir la agitación, somnifene,


ALCOHOLISMO

barbitúricos. Carratalá indica inyectar alcohol endovenoso al 33


% con suero glucosado.
10º) Alucinosis: Internación. Psicoterapia intensiva. Peligro,
suicidio y homicidio.
11º) Delirio celotipico: Internación; psicoterapia intensiva.
12º) Psicosis de Korsakoff y demencia alcohólica: Internación
por la desorientación del enfermo
Aspecto médico-social: Enseñanza antialcohólica obligatoria en
los establecimientos educacionales. En los establecimientos
fabriles e instituciones deportivas. Creación de dispensarios
especializados. Creación de clínicas y hospitales para
tratamientos. Reglamentación de la fabricación y venta de
bebidas alcohólicas.
Aspecto individual: Lucha antialcohólica en el habituado, por
Profilaxis
procedimientos que produzcan malestares orgánicos inmediatos
Alcoholismo
a la ingestión de alcohol. 1º) Procedimiento de Carratalá, in-
yectando alcohol al 33 % endovenoso. 2º) Reflejos condicionados
a diferentes bebidas, inyectando emetina. 3º) Administrando
determinadas substancias orgánicas que impiden la
metabolización del alcohol. 4º) Psicoterapia en cada caso, factor
coadyuvante de carácter primordial en todos los tratamientos
que se efectúen.
CAPÍTULO XV

TOXICOMANÍAS

Generalidades

Se entiende por "toxicomanía o toxicofilia" a la tendencia que impulsa a algunas personalidades


a incorporar a su organismo por vía oral, parenteral o por inhalación, ciertas substancias tóxicas,
que se caracterizan por producir una estimulación pasajera y provocar estados eufóricos y
placenteros. Estos tóxicos originan un acostumbramiento o hábito, que obliga, como una necesidad
imperiosa, al aumento progresivo de las dosis porque la repetición de las mismas, es decir la igual
intensidad de la estimulación trae aparejada una disminución de la sensación provocada. Esta
necesidad es la que conduce a todas las perturbaciones de la toxicomanía y que consideraremos
someramente:

1º) A medida que aumenta la dosis tóxica son mayores las alteraciones que produce en el
organismo, especialmente en el aspecto psíquico. Se observa primeramente cierto grado de torpeza
intelectual, luego un embotamiento cada vez mayor de la psique hasta culminar, al tiempo, en un
franco sopor.

Como se trata 'de substancias sometidas a un estricto control por parte de las autoridades y su
obtención es muy difícil y costosa, y como, por otra parte, siempre se requiere una mayor cantidad
para satisfacer las apetencias del sujeto, éste se vale de cualquier medio para conseguir la droga
indispensable a sus deseos. Así asistimos poco a poco al derrumbe moral de la personalidad que
pierde la noción de la corrección y de la ética, puesto que cualquier proceder es aceptable para
obtener el tóxico anhelado, no deteniéndose ni ante el robo ni ante el crimen.

2º) La saturación del organismo por el tóxico, dada su absorción en forma creciente, trae como
consecuencia alteraciones orgánicas serias que acarrean el derrumbe físico. Se producen una
debilitación general y una disminución de las resistencias que alcanzan a las células germinales por
lo que se transmiten a la descendencia predisposiciones y distrofias más o menos acentuadas. Por
lo tanto, las toxicomanías constituyen un serio problema de orden médico-social, por cuanto se
convierten en un factor de degeneración de la especie.

3º) Las toxicomanías son también un problema de orden médico-legal ya que estos enfermos,
cuando alcanzan ciertos grados de impregnación tóxica, padecen perturbaciones mentales, que
llegan a la psicosis, en cuyas condiciones pueden cometer actos antisociales que las leyes reprimen.

4º) El toxicómano crea una serie de problemas de orden médico-social y asistencial. Desde este
punto de vista su asistencia será similar a la que requieren los alcoholistas:
a) Se deben crear servicios hospitalarios y sanatorios especialmente dispuestos para el
tratamiento de los toxicómanos los que, una vez liberados de su episodio psicopático, no deben
quedar entre alienados.

b) Estos establecimientos deben encargarse de organizar un perfecto servicio asistencial con


personal bien adiestrado en la materia. Deberán visitar y conocer el medio familiar y los ambientes
frecuentados por el enfermo, informando al médico de cuantos factores personales, familiares o
ambientales pueden haber obrado sobre él para inducirlo al hábito, pues se puede llegar a la
toxicomanía por diferentes causas: 1) Por perturbaciones y desequilibrios psíquicos que dan lugar a
una debilitación del control cortical. 2) Por pusilanimidad e incapacidad de luchar; algunos indi-
viduos, sin coraje para enfrentarse con los obstáculos y problemas creados en su ambiente, buscan
en el hábito el olvido de sus preocupaciones o la manera de salvarse circunstancialmente de sus
dificultades. 3) Por acostumbramiento; personas psíquicamente normales que han necesitado el
empleo de alcaloides por razones de enfermedad, se han habituado a ellos con suma facilidad y no
pueden ya prescindir del tóxico. No cabe duda que, a pesar de su aparente normalidad, estos
individuos presentan cierta fragilidad constitucional que los inclina o predispone al hábito, al que
podrían oponerse si estuvieran dotados de una enérgica voluntad. 4) Por predisposición por
fragilidad constitucional; factor que debe tenerse muy en cuenta cuando se trata de personas que
por razones de orden profesional deben manipular esas substancias. En este caso los más expuestos
son los médicos, farmacéuticos y enfermos. 5) Ciertos ambientes de ocio, disipación y vicio
favorecen la adquisición del hábito toxicómano; con frecuencia se adquiere sólo por imitación.

c) Amplia divulgación y conocimiento de las perturbaciones de orden somático y psíquico a que


expone el hábito de los alcaloides, así como su repercusión inevitable sobre la sociedad y sobre la
especie.

d) Conseguir una intervención más enérgica del Estado para reprimir severamente, arbitrando
todos los medios a su alcance, el uso indebido de los alcaloides.

Iniciamos a continuación el estudio de las principales toxicomanías.

OPIOMANÍA Y MORFINOMANÍA

Se conoce con el nombre de morfinomanía y de opiomanía al hábito a la morfina y a los derivados


del opio. Su supresión brusca da lugar a una serie de perturbaciones físicas y psíquicas, que revelan
la necesidad imperiosa que tiene el sujeto de absorber la droga.

Cuando se trata de una intoxicación morfínica crónica se producen modificaciones y trastornos


físicos y psíquicos estables que configuran una estigmatología característica; estado que se conoce
tajo la denominación de morfinismo.

La morfinomanía, lo mismo que todas las toxicomanías, sólo se interna en el terreno de la


alienación, cuando conduce a episodios psicopáticos subagudos, a semejanza de lo que ocurre en el
alcoholismo.
Consideraciones etiológicas

1º) El factor constitucional, que consideraremos en primer término, es el de mayor importancia.


Personalidades psicopáticas que denotan cierta fragilidad constitucional física y psíquica, con
inestabilidad afectiva y evidente caída de la voluntad que llevan al individuo a un permanente
estado de desplacer y de disconformidad, están expuestas a caer en el hábito impulsadas por
cualquier factor determinante físico o moral.

2º) Ciertos enfermos, cuyos padecimientos obligan al empleo de morfina para sedar sus dolores,
llegan fácilmente al acostumbramiento. Por esto es muy importante que el médico conozca la
personalidad del paciente, para eludir el peligro empleando otros recursos terapéuticos.

3º) Los grandes dolores morales, unidos al ambiente propicio en que se desenvuelve el individuo,
favorecen algunas veces su propensión a las prácticas toxicómanas.

4º) Algunas personas que actúan en ambientes de ociosidad, vicio y hastío, adquieren fácilmente
el hábito por su constitución, por imitación o por curiosidad.

5º) Finalmente hay que considerar a quienes, además de ser constitucionalmente predispuestos,
encuentran facilitado el camino hacia la toxicomanía por razones profesionales, como ocurre en los
médicos, farmacéuticos y enfermeros.

6º) En cualquiera de los casos debe tenerse en cuenta que la tendencia al hábito y la facilidad de
la morfina para producirlo se deben a la acción analgésica y euforizante de la droga con un amplio
umbral de tolerancia en el organismo, lo que obliga al aumento progresivo de la dosis para obtener
los resultados apetecidos. Su supresión brusca provoca la sintomatología de la abstinencia, más o
menos marcada según las personas.

7º) En las personalidades psicopáticas la propensión a la morfina es estimulada por el deseo


morboso de satisfacer la inclinación natural al placer, a la euforia, a los estados de gozo y a la
excitación sexual; es lo que Kobb ha llamado placeres positivos. En los neuróticos y otros enfermos
de clínica general esa propensión es determinada imperativamente por la necesidad de mitigar
males morales y físicos; es lo que el mismo autor ha llamado: placeres negativos.

Sintomatología

Al estudiar la sintomatología de la intoxicación morfínica debemos reconocer la existencia de dos


cuadros: 1º) El cuadro de la intoxicación aguda, que expresa la intolerancia por la droga cuando aún
no se ha establecido el hábito. 2º) El cuadro de la intoxicación tiránica, cuando ya se ha producido
la tolerancia que implica el hábito; aparece al cabo de un tiempo, variable de una persona a otra de
acuerdo con su idiosincrasia; los síntomas son de orden somático y de orden psíquico.
INTOXICACIÓN AGUDA:

Los síntomas clínicos por intoxicación morfínica aguda son los siguientes: intensa miosis,
bradicardia acentuada, náuseas, arcadas, vómitos y sialorrea, debidos a la estimulación del sistema
simpático vagal. La tensión arterial disminuye por la acción depresora sobre el sistema nervioso
central, que cuando alcanza al centro respiratorio puede provocar ¡a muerte por asfixia; en ese
momento la miosis es reemplazada por la midriasis.

INTOXICACIÓN CRÓNICA (HÁBITO):

1º Síntomas somáticos: Los morfinómanos presentan un pésimo estado general unido a un gran
enflaquecimiento. El mal estado de nutrición es agravado por la anorexia, a lo que se añade una
marcada astenia muscular y temblores, caracterizados por la lentitud y la regularidad de las osci-
laciones.

Es característico el estado de los tegumentos; gran sequedad y coloración pálido amarillenta de


la piel, a menudo con ligera cianosis; gran fragilidad de las uñas y de los cabellos, que se vuelven
canosos prematuramente: es común observar en la superficie de la piel, abscesos y cicatrices
debidos a las infecciones secundarias a las inyecciones, efectuadas afanosamente y sin los cuidados
higiénicos previos.

En lo que respecta al aparato cardiovascular se observan: astenia cardíaca, con tonos apagados,
hipotensión arterial, hiposistolia con ligeros edemas. Con cierta frecuencia hay disnea,
especialmente cuando crece la ansiedad provocada por el deseo de una nueva dosis de tóxico.

En el aparato respiratorio son frecuentes las afecciones broncopulmonares por la disminución


general de las resistencias orgánicas; las defensas son precarias.

En el aparato digestivo se manifiesta anorexia muy rebelde. Son frecuentes las caries dentarias;
hay disminución de la secreción salival, sequedad de la boca y saburra lingual; constipación rebelde.

Respecto al sistema nervioso se produce, en general, una exaltación de la sensibilidad con ligera
hiperestesia. Los reflejos tendinosos disminuidos por la astenia e hipotonía muscular. Las pupilas en
miosis y disminución de la visión por lesiones atróficas de la pupila.

En el aparato genitourinario se observa oliguria, amenorrea, azoospermia e impotencia con


apagamiento de la libido. Además hay irregularidades térmicas; con mucha frecuencia hipotermia.

2º) Síntomas psíquicos: El morfinismo provoca, en primer término, un embotamiento y un


empobrecimiento general de las funciones psíquicas. Estos trastornos se van acentuando
paulatinamente, aunque por momentos aparezca lucidez mental y aumento de la actividad
intelectual.
El insomnio, persistente, progresa a medida que la intoxicación morfínica avanza; para vencerlo
es necesario aumentar siempre más la dosis de morfina.

El examen de la esfera intelectual muestra inestabilidad de la atención, debida a la rápida fatiga


que invade la psique; la ideación se empobrece, hay bradipsiquia; estas perturbaciones se aminoran
y desaparecen con el aporte de una nueva dosis de tóxico. Sin embargo, con el andar del tiempo y
el aumento de las dosis se produce una real disminución de la actividad intelectual la cual se
entorpece y empobrece de una manera permanente y cada vez más acentuada, aunque nunca se
observa su culminación en el estado demencial. En los momentos en que el tóxico obnubila la mente
hay incoherencia más o menos pronunciada de las asociaciones.

En el plano de la actividad el enfermo muestra completa apatía, marcada indiferencia y gran


pereza para el trabajo físico y para cualquier esfuerzo mental.

En la esfera de la afectividad desaparecen los ideales y los sentimientos éticos y más nobles de
la personalidad: el morfinómano, vencido por la apatía y el desgano, lucha por un lado para poder
sostener la posición alcanzada en su vida, y por otro para obtener la droga con que saciar su
apetencia morbosa. Los medios materiales para la consecución de ambas cosas no siempre están a
su alcance y en su afán por lograrlos no repara en los procedimientos, revelación de una grave
inconducta que se acentúa poco a poco, alcanzando una degradación cada vez mayor que culmina
en una completa ruina moral.

En la sintomatología del morfinómano el estado, subconfusional onírico, que dio tema para
muchas composiciones literarias, merece un comentario aparte. Se observa en los fumadores de
opio; pero mucho es, en realidad, lo que se ha exagerado al respecto como consecuencia de haber
proporcionado material frondoso para escritores y literatos. Sin negar su existencia, creemos que
debe considerarse como un hecho casi excepcional.

Por otra parte, se trata de estados oniroides en los cuales las visiones del toxicómano no son
verdaderas alucinaciones oníricas, son el producto de representaciones psíquicas creadas y
vivenciadas por el individuo que, bajo los efectos del opio, pierde el control crítico de su
imaginación. Entra así en el terreno de la fantasía la cual fragua imágenes fantásticas y situaciones
irreales que el enfermo vive en su episodio tóxico, tal como le sugiere su íntimo deseo. Es decir que,
en su sopor, el toxicómano vive una existencia paradisíaca tejida por la fantasía puesta al servicio
de sus tendencias y deseos.

Entre todas las toxicomanías, la morfina es la que acarrea más serias consecuencias cuando se
interrumpe bruscamente la absorción. Estos trastornos se manifiestan por síntomas muy
desagradables y molestos bajo el doble aspecto físico y psíquico, los que hayan recibido la
denominación de síntomas de abstinencia o síntomas de supresión.

La sintomatología de la abstinencia es la siguiente: gran fatiga y astenia muscular con calambres


y sacudidas; cefaleas, sudación, sialorrea, palpitaciones, sensación de vértigo y gran ansiedad.
Cuando persiste la supresión de morfina, todos los síntomas se intensifican; aparecen vómitos,
diarreas, ligeras lipotimias, pudiendo llegar hasta el colapso.

Excepcionalmente, y por la misma causa, se observa un cuadro muy poco frecuente de excitación
psíquica, con temblor, obnubilación, angustia y delirio onírico, muy semejante al cuadro del delirium
tremens.
Todos los síntomas de la abstinencia desaparecen con la administración de una dosis de morfina.

Evolución

La descripción que precede corresponde al período de estado de la intoxicación, cuyas


manifestaciones son las más evidentes de la morfinomanía.

Chambard, estableció cuatro períodos evolutivos de esta intoxicación. A saber:

1ER. PERÍODO: Llamado período de iniciación o de euforia. El sujeto eufórico, satisfecho, presenta
un estado general placentero; desaparecen todos sus males físicos y sus pesares psíquicos.

2º PERÍODO : Llamado período de vacilación, constituye la etapa de la duda durante la cual el


sujeto, consciente todavía del grave daño a que se ha expuesto, entabla una intensa lucha para
apartarse del vicio. Algunos logran sobreponerse, otros, más débiles e inestables, sucumben a la
tentación y al impulso toxicómano.

3ER. PERÍODO: Llamado período de estado, cuya descripción hemos hecho anteriormente.

4º PERÍODO: Llamado período demencial y de caquexia; se produce el derrumbe definitivo de la


personalidad en su doble aspecto: en el psíquico por el debilitamiento de la psique; en el físico, el
pésimo estado orgánico, la grave desnutrición y la caquexia que conduce a la muerte.

Pronóstico

El pronóstico debe ser siempre reservado, por la facilidad con que se reincide en el hábito, en
cuyo caso se hace imposible la rehabilitación del enfermo que llega, como se ha dicho, al total
derrumbe y a la ruina física y moral.

Tratamiento

La primera medida que debe tomarse es la inmediata internación del enfermo, sin lo cual no será
posible efectuar un tratamiento eficaz, puesto que deberá sometérsele a una severa vigilancia para
impedir que continúe administrándose la droga.

El tratamiento debe llenar dos objetivos: 1º) La supresión del tóxico y desintoxicación del
organismo, teniendo especial cuidado de evitar los síntomas de abstinencia. 2º) Una vez lograda la
desintoxicación y el restablecimiento del enfermo, debe iniciarse un tratamiento de fondo basado
en una psicoterapia intensiva.

1º) tratamiento desintoxicante:

El tratamiento desintoxicante presenta tres variantes: una forma lenta, otra brusca y otra rápida.
a) Forma lenta: Ideada por Erlenmeyer, se aplica siguiendo diversos pasos: 1) Se reduce la dosis
habitual del enfermo a la mitad. 2) Se va reduciendo diariamente en 2 centigramos hasta llegar a la
dosis de 5 centigramos. 3) Se comienza a reducir 14 de centigramo diario hasta llegar a 2
centigramos. Desde ese momento se suprime por completo. Este tratamiento es muy prolongado,
pero tiene la ventaja de evitar los accidentes.

b) Forma brusca: La supresión de la morfina se hace radicalmente y en forma súbita. El


procedimiento es peligroso porque expone el enfermo a numerosos accidentes, entre los que
figuran en primer término los de origen cardíaco, que pueden llegar hasta el colapso. Será necesario,
por lo tanto, estar prevenido para efectuar toda la medicación tónica cardíaca de urgencia, con el
agregado de recurrir a la inyección de morfina. La forma brusca no es aconsejable.

c) Forma rápida: Es la forma preferida. El esquema del tratamiento es el siguiente: 1) La suma de


todas las dosis que el enfermo toma, se administra en tres dosis diarias: mañana, tarde y noche. La
dosis de la noche seré mayor, por la mañana la menor. 2) Una vez conseguido que el enfermo se
acostumbre a las tres dosis espaciadas, se reduce un tercio de la dosis total el primer día; en el
segundo día se reduce un tercio de la dosis restante. 3) Desde ese momento se reduce diariamente
en un 10 % hasta la supresión total. 4) Obsérvese que se comienza bruscamente y se termina
despacio, procedimiento cuya importancia se funda en que los síntomas de abstinencia comienzan
entre el tercero y quinto días, cuando se van agotando las reservas de tóxicos en el organismo. Por
lo tanto, según cuál sea la dosis habitual del sujeto, la desintoxicación durará entre 10 y 20 días
aproximadamente.

Éste es el procedimiento de elección, pues permite la rápida desintoxicación a la vez que evita
los accidentes de la abstinencia.

El tratamiento de desintoxicación no se reduce únicamente a la supresión del tóxico; debe


completarse con otras indicaciones terapéuticas que favorezcan el rápido restablecimiento del
organismo. Las más importantes son:

a) Administración de los alcalinos para combatir la acidosis. Se darán 20 a 30 gramos diarios de


bicarbonato de sodio por vía oral o por enema.

b) Mejorar el estado general de la función hepática. Colagogos: sulfato de magnesia. Suero


glucosado hipertónico al 25 % adicionado de vitaminas B y C, endovenoso, dos veces diarias.

c) Cuidar la función renal, practicar un análisis de orina. Administrar aguas minerales.

d) Sedar el sistema nervioso. Balneación tibia prolongada, masajes suaves, curas de reposo y
ligeros paseos al aire libre, ejercicios respiratorios. En caso de insomnio recurrir a los hipnóticos
suaves: amital y seconal sódico.

e) Dieta alimenticia hipotóxica. Abundante en hidratos de carbono y leche. Para combatir la


anorexia se pueden administrar pequeñas dosis de insulina, como ser 10 unidades dos veces por
día.

f) Administrar una medicación polivitamínica para combatir todos los trastornos carenciales a
causa de la prolongada deficiencia alimentaria.
g) Para vencer la gran astenia, que persiste largo tiempo después del tratamiento de
desintoxicación, se harán inyecciones diarias de sulfato de estricnina al 1 por mil. Se comienza por
14 de miligramo y se aumenta paulatinamente la dosis hasta un miligramo diario.

h) Tratamiento tónico general; extracto hepático, calcio y vitaminas.

2º) TRATAMIENTO DE FONDO:

Terminada la desintoxicación del enfermo y cuando se halla en vías de total restablecimiento


debe iniciarse el tratamiento de fondo, con el objeto de obtener, no sólo la curación definitiva por
el abandono absoluto del hábito, sino también la rehabilitación del paciente. El método a seguir es
la psicoterapia, previo un prolijo estudio de la personalidad y de todos los conflictos íntimos de
orden moral que perturban su mente. La psicoterapia, paciente y prolongada durante varios meses,
debe tender a la reeducación de la personalidad; como ésta es siempre de naturaleza psicopática
debe mantenerse sobre el sujeto una estricta vigilancia.

COCAINOMANÍA

La cocainomanía es la toxicomanía característica de la absorción de la cocaína.

Consideraciones etiológicas

Comúnmente la absorción se hace por la mucosa nasal, inhalándose los polvos de cocaína en la
misma forma que el rapé. En algunos países los indígenas lo hacen por ingestión, masticando
directamente la hoja de coca de la misma manera que algunos mascan el tabaco; puede hacerse
también por la vía parenteral.

Como en el caso de las demás toxicomanías, existe siempre una personalidad psicopática que
favorece la adquisición del hábito, el que es más común en personas que frecuentan determinados
ambientes de vida frívola o bohemia, razón por la que se difunde mucho entre los artistas. De mayor
frecuencia en la mujer que en el hombre.

Al comienzo, la absorción produce un estado de excitación psíquica y ligera euforia muy


semejante a la que se observa en la embriaguez simple por el alcohol, lo que estimula su absorción.

Rápidamente, con mucha mayor precocidad de lo que ocurre con la morfina, se produce el hábito
cocainómano. La supresión de la droga ocasiona una serie de manifestaciones desagradables, que
revelan la imperiosa necesidad de su absorción, manifestaciones conocidas bajo la denominación
de hambre cocaínica.
Sintomatología

El estudio de la sintomatología de la cocainomanía comprende: un permanente estado de


intoxicación crónica y un estado subagudo bajo la forma de delirio onírico.

1º) ESTADO DE INTOXICACIÓN CRÓNICA:

Desde el punto de vista físico, el estado orgánico general del sujeto es muy malo. Hay gran
adelgazamiento con marcada anorexia; la piel seca de color amarillo terroso lleva, cuando el tóxico
es tomado por inyección, las señales en forma de manchas de color pardusco. Es característico el
aspecto de la facie de los cocainómanos que toman la droga por inhalación, pues produce una
irritación crónica de la mucosa de las fosas nasales que simula una coriza permanente.

La profunda astenia muscular reduce al individuo casi a la impotencia física. Este estado general
se agrava rápidamente.

Desde el punto de vista psíquico se presenta el siguiente cuadro: gran embotamiento de la


actividad psíquica; por lo general triste y pesimista; el cocainómano se sume en una profunda
indiferencia; la atención es muy inestable, debido a la rápida fatiga, con la consiguiente repercusión
sobre la sensopercepción, que es muy superficial, y sobre la memoria especialmente afectada en su
forma de fijación. La ideación se empobrece, las asociaciones son lentas y los juicios deficientes,
insubstanciales e intrascendentales. En términos generales, el cocainómano evidencia un gran
empobrecimiento de la vida psíquica, aunque, por momentos y de una manera completamente
fugaz, se observa una reactivación general de la actividad psíquica, optimismo, alegría, deseos de
actividad y trabajo. Pero, todo es efímero y el enfermo vuelve rápidamente a su abulia permanente.

2º) ESTADO DE INTOXICACIÓN SUBAGUDA:

Debido a la intercurrencia de diversos factores, tales como enfermedades infecciosas agudas,


shocks traumáticos o emocionales y aumento brusco de la dosis de tóxico, el enfermo pasa a veces
del estado de intoxicación crónica al estado subagudo o de delirio onírico. En este estado el enfermo
comienza a padecer alucinaciones visuales y táctiles. Estas últimas numerosas se originan en un
trastorno de la sensibilidad general, que se manifiesta por una intensa hiperestesia. El delirio
cocaínico, elaborado por el enfermo con esos elementos sensoperceptivos alucinatorios, tiene la
característica de la permanencia constante de las alucinaciones y de su gran variedad; alucinaciones
que agitan y mortifican al enfermo llevándolo a la angustia y a la ansiedad. Como el alcoholista en
su delirio onírico, el cocainómano ve en sus alucinaciones figuras repulsivas y aterrorizadoras,
animales repugnantes y caras tétricas; a veces percibe animales pequeños que caminan sobre su
piel y que penetran en su profundidad (signo de Magnan).

Con frecuencia se manifiestan en estos intoxicados las llamadas alucinaciones liliputienses bajo
la forma de personas de reducido tamaño, de gran movilidad, que gesticulan, que se burlan del
enfermo y que pasan en forma continuada e interminable.
También es característico el delirio celotípico, en cuyo caso se tornan peligrosos, por cuanto
pueden llegar, en sus paroxismos, a cometer hechos delictuosos.

Pronóstico

Como el de la morfinomanía, el pronóstico debe ser reservado y generalmente desfavorable por


la facilidad de las recidivas.

Tratamiento

El tratamiento de la cocainomanía debe seguir las mismas normas que el de la morfinomanía. Es


decir: 1º) Un tratamiento desintoxicante; aplicar las mismas indicaciones evitando las
manifestaciones o síntomas de supresión. Se cuidará el estado general del enfermo en forma
semejante a la recomendada en el tratamiento de la morfina. 2º) Una vez restablecido el paciente,
se intentará el tratamiento de fondo por la psicoterapia.

MARIHUANA

El término marihuana corresponde a la denominación mejicana y centroamericana del cáñamo


indiano, cuyas hojas desecadas son comúnmente fumadas, aunque también pueden ser ingeridas.
También se lo denomina haschish. El principio activo es una resina llamada: cannabina o
haschischina.

Sintomatología

La intoxicación por el cáñamo indiano presenta una sintomatología somática y otra psíquica.

1°) SÍNTOMAS SOMÁTICOS:

Se observa taquicardia con aumento de la tensión arterial. Trastornos oculares consistentes en


inyección conjuntival, midriasis con reacción pupilar lenta, fotofobia, nistagmus, lagrimeo y temblor
de los párpados. Temblores en las extremidades y en la lengua, con sequedad de la boca y de las
fauces. Contracciones musculares en forma de sacudidas. Hiperreflexia. Trastornos del equilibrio.
Hiperestesia táctil y dolorosa.

2º) SÍNTOMAS PSÍQUICOS:

Desde el punto de vista psíquico existe un signo subjetivo que es característico: el enfermo
experimenta la sensación particular de sentirse en el aire, como si flotara; algunos lo expresan
diciendo: "me siento liviano, como suspendido en el aire". Al mismo tiempo experimenta una sen-
sación de euforia, un estado de gozo infinito hasta el éxtasis, que termina con fatiga, sueño y
confusión.

El hábito prolongado a la marihuana, determina otras perturbaciones de la actividad psíquica. La


atención se debilita y se hace inestable; la fijación mnemónica, notablemente disminuida, fija muy
poco, lo que acarrea enormes dificultades al mecanismo asociativo, el que por momentos se hace
incoherente y, más frecuentemente, produce interrupciones en el curso del pensamiento.

Pronóstico

En general se puede admitir que la intoxicación por el cáñamo indiano no es de tanta gravedad
como las producidas por las otras toxicomanías. En ciertos países como México, Cuba y África del
Norte un gran sector de la población fuma marihuana, sin que el hábito y las manifestaciones tóxicas
se evidencien más que en determinadas personalidades psicopáticas, especialmente cuando son
propensas a la molicie, a la hipobulia a las especulaciones de la fantasía. En estos últimos casos la
prohibición de la marihuana debe ser terminante y absoluta.

BARBITURISMO

Se designa con el nombre de barbiturismo a las perturbaciones que se originan por el uso
continuado y abusivo de los barbitúricos. Se observa en personalidades psicopáticas, que recurren
a los hipnóticos de la serie barbitúrica en reemplazo de los opiáceos; así llegan a adquirir el hábito.

Entre los principales barbitúricos empleados con ese fin figuran: luminal, medinal, embutal,
veronal y otros.

Este tipo de toxicomanía es debida muchas veces a una franca negligencia por parte de los
médicos que administran barbitúricos sin reprimir y suprimir a tiempo su uso; es de mucha menor
gravedad que otras toxicomanías y más fácilmente curable cuando se instituye el tratamiento
adecuado.

Sintomatología

1º) SÍNTOMAS SOMÁTICOS:

Especialmente neurológicos que se traducen por ataxia, asinergia e hipotonía. Los barbitúricos
obran además como depresores corticales y sobre el sistema nervioso autónomo; se observa
bradipnea, descenso del metabolismo basal y de la temperatura. En los casos de intoxicaciones
agudas el enfermo en coma por intento de suicidio, puede morir por colapso respiratorio o cardíaco.
2º) SÍNTOMAS PSÍQUICOS:

La intoxicación aguda produce depresión, sopor, sueño que puede culminar en el coma.

En general el barbiturismo produce una ligera excitación, que por momentos se exacerba hasta
el desasosiego y gran intranquilidad. En algunos casos se produce una mayor obnubilación de la
conciencia, un estado subconfusional como se observa en la embriaguez alcohólica; en estas
condiciones hay temblores generalizados y gran locuacidad; con menos frecuencia se produce
depresión y tristeza.

Cuando se hace la supresión brusca de estas drogas se producen los síntomas de abstinencia o
de supresión muy semejantes al delirium tremens, con alucinaciones visuales y auditivas que agitan
al enfermo.

DOLANTINOMANÍA

La dolantinomanía es el uso abusivo de la dolantina, producto químico que se emplea como


sustituto de los opiáceos, y que tiene como éstos, el inconveniente de producir hábito.

El tratamiento desintoxicante es mucho más fácil; muchos toxicómanos se entregan más


confiados a la dolantina por saberla menos peligrosa que los otros tóxicos.

BROMISMO

Se conoce bajo la denominación de bromismo a la intoxicación crónica por administración


prolongada de bromuros.

El cuadro psíquico que se observa en el bromismo es el siguiente: alucinaciones auditivas y


visuales, que parecen proceder desde muy lejos; parafasias, amnesias que determinan fabulaciones.
El conjunto de manifestaciones configura el cuadro de un delirio onírico muy semejante al de los
alcoholistas. En definitiva la intoxicación crónica por el bromo produce un estado de confusión
mental más o menos pronunciado.

INTOXICACIÓN POR MESCALINA

La mescalina es una droga cuya acción específica es la estimulación de la imaginación, lo que le


ha valido la denominación de droga fantástica. Muy difundida en Méjico, es extraída de un cactus,
el mescal o peyote muy conocido por los indios que chupaban o succionaban algunas partes de esta
planta.
Sintomatología

La intoxicación por la mescalina produce el siguiente cuadro clínico: 1) Trastornos visuales


consistentes en ilusiones y alucinaciones; los objetos y el mundo externo en general aparecen a los
ojos del individuo bajo formas y coloridos distintos de los naturales. Vale decir que, bajo los efectos
de la mescalina el mundo se presenta con aspectos diferentes de la realidad, siendo una de las
manifestaciones más interesantes aquella por la que todas las cosas inanimadas aparecen animadas
de movimientos y desplazándose en el espacio. Estos trastornos visuales tienen su origen real en la
imaginación exaltada por la droga; el fenómeno es proyectado al exterior transmitiendo vida y
animando a cuanto de inerte cae bajo el campo visual del individuo; es, por consiguiente, un
movimiento imaginario, que no sólo se transmite a lo inmóvil, sino que transforma los movimientos
habituales de las cosas animadas.

Asimismo se producen modificaciones en la apreciación normal del tiempo. Si bien existen


numerosas variantes, sin una regla fija, lo más frecuente es observar un retardo en el pasaje del
tiempo, que por momentos parece detenerse completamente, como si dejara de transcurrir para el
intoxicado.

Estas perturbaciones de la apreciación del tiempo tienen su origen en las manifestaciones


visuales que transmiten al enfermo la sensación de los movimientos de los cuerpos inanimados. Es
tal el predominio de las manifestaciones en el campo visual que los estímulos que producen su im-
pacto en otros campos sensoriales provocan, además de la percepción que corresponde, una
segunda a nivel de la vista; es decir dos percepciones simultáneas: oído y vista; tacto y vista; olfato
y vista; gusto y vista. Esta manifestación es conocida en patología sensoperceptiva con el nombre
de sinestesia.

Estas perturbaciones producen, generalmente, la sensación de estar en un mundo extraño,


totalmente nuevo y jamás previsto por el enfermo, lo cual significa una pérdida de contacto con el
mundo real que origina en el individuo un sentimiento de despersonalización.

Es indudable que estas manifestaciones debidas a la mescalina constituyen, en última instancia,


alteraciones de la conciencia que pierde su nitidez perceptiva normal, reemplazada por una
turbulencia en la que se confunden entre sí los planos psíquicos correspondientes a la percepción
con los que pertenecen a la elaboración del pensamiento y los de las manifestaciones afectivas y
activas.

Las manifestaciones tóxicas de la mescalina presentan gran similitud con los trastornos de
despersonalización de la esquizofrenia como expresión del disloque psíquico.

OTRAS INTOXICACIONES

Para terminar con el capítulo de las toxicomanías, recordaremos que no es raro observar
acostumbramiento a otras substancias estimulantes unas y depresoras otras, como el cloral, la
atropina, el éter, la anfetamina entre las más frecuentes.

El empleo de los estimulantes o depresores, según los individuos, hace pensar que el impulso
toxicómano en las personalidades psicopáticas puede responder a una necesidad biológica que
requiere ser compensada y por la cual los excitados y angustiados se inclinan hacia los estupefa-
cientes y depresores, mientras que los deprimidos buscan los estimulantes.

Toxicomanía o toxicofilia: Uso indebido de los alcaloides para provocar una


estimulación pasajera y estados de euforia y placer.

1º) Torpeza progresiva de la psique hasta el sopor; derrumbe


moral.
2º) Alteraciones orgánicas, derrumbe físico; su incidencia sobre
las células germinales: problema médico-social.
Perturbaciones 3º) Perturbaciones mentales, psicosis; actos antisociales:
problema médico-legal.
Generalidades 4º) Problema asistencial: establecimientos especiales, asistencia
social, divulgación de conocimientos sobre los tóxicos,
intervención del Estado.

a) Perturbaciones y desequilibrios psíquicos, b) Incapacidad de


lucha, c) Acostumbramiento por razones de enfermedad, d)
Causas
Predisposición por fragilidad constitucional, e) Vida de ocio y
disipación.
Necesidad irrefrenable de absorber morfina u opio; dan lugar a serias perturbaciones
físicas y psíquicas.
1º) Factor constitucional: fragilidad física y psíquica.
2º) Acostumbramiento por sedar dolores físicos.
3º) Incapacidad para enfrentar dolores morales.
4º) El ocio y el hastío; por constitución o imitación.
Etiología
5º) Propensión favorecida por la profesión: médicos,
farmacéuticos, etc.
6º) Acción analgésica y euforizante de la droga.
7º) Deseo morboso de placer y excitación.
Intensa miosis, bradicardia, náuseas,
Intoxicación
vómitos, sialorrea, disminución de la
aguda
tensión arterial.
Síntomas somáticos: Mal estado de
Morfinomanía
nutrición, anorexia, enflaquecimiento,
y opiomanía
astenia muscular y temblores, mal estado
de los tegumentos, astenia cardíaca,
disnea, oliguria, impotencia, hipotermia,
Sintomatología etc.
Síntomas psíquicos: Empobrecimiento
Intoxicación
general de las funciones psíquicas.
crónica
a) Esfera intelectual: Inestabilidad de la
atención, ideación pobre, bradipsiquia,
incoherencia de las asociaciones.
b) Actividad: Apatía, pereza, desgano para
trabajo físico o esfuerzo mental.
c) Afectividad: Desaparición de ideales y
nobles sentimientos, degradación moral.
Sintomatología de la abstinencia: Gran
fatiga, astenia muscular,
Sintomatología Intoxicación crónica calambres, cefaleas, sudación,
palpitaciones, vértigo, etc.

1º) Período de iniciación o euforia: estado general


placentero.
2º) Período de vacilación: lucha por apartarse del hábito.
Evolución
3º) Período de estado: intoxicación crónica ya descrita.
4º) Período demencial y de caquexia: derrumbe físico y
psíquico, caquexia y muerte.
Pronóstico Reservado y grave por la fácil reincidencia.
Morfinomanía a) Forma lenta: Reducción paulatina y
y opiomanía metódica de las dosis hasta llegar a la
supresión.
b) Forma brusca: No aconsejable, la
supresión brusca del tóxico acarrea
Desintoxicante accidentes.
c) Forma rápida: La más aconsejable.
Tratamiento
Tres dosis diarias espaciadas, reducción
metódica hasta la supresión total.
Completar can medidas terapéuticas y
tónicas.
Psicoterapia: Curación definitiva y
De fondo rehabilitación. Estricta vigilancia.

Imperiosa necesidad de absorber cocaína: vía nasal, parenteral o por masticación.


Estado físico: Muy malo, adel-
gazamiento, anorexia, piel amarillenta,
Intoxicación astenia muscular, etc.
crónica Estado psíquico: Gran embotamiento,
ideación pobre, juicios deficientes.
Cocainomanía Sintomatología
Delirio cocaínico: Numerosas
Intoxicación alucinaciones visuales y táctiles;
subaguda alucinaciones liliputienses. Delirio
celotípico: El enfermo se torna peligroso.

Pronóstico reservado y desfavorable. Tratamiento similar al de la morfinomanía.


Marihuana, cáñamo indiano o haschish.
Síntomas somáticos: Aumento de tensión arterial,
taquicardia, trastornos oculares, contracciones musculares,
trastornos del equilibrio, hipertesia táctil y dolorosa.
Marihuana Sintomatología
Síntomas psíquicos: Primero euforia. Si el hábito se prolonga:
atención y memoria disminuidas, dificultad de asociación,
interrupción del curso del pensamiento.

Pronóstico. No tan grave como en otras toxicomanías.


Uso abusivo de barbitúricos: luminal, medinal, embutal, veronal, etcétera.
Síntomas somáticos: Ataxia, asinergia, hipotonía, depresión
Barbiturismo del sistema nervioso.
Sintomatología Síntomas psíquicos: Intoxicación aguda: depresión, sopor,
sueño hasta el coma. En general, ligera excitación,
desasosiego, estado subconfusional, etcétera.
Hábito de la dolantina sustituto de los opiáceos y menos peligrosa que éstos.
Dolantinomanía
Tratamiento desintoxicante más fácil.
Intoxicación crónica por absorción prolongada de bromuros. Manifestaciones
Bromismo
semejantes a las del delirio onírico de los aleobolistas.
Droga fantástica por su acción específica para estimular la imaginación.
Intoxicación por Trastornos visuales: ilusiones y alucinaciones; mundo
mescalina exterior irreal; movimiento imaginario transmitido a los
Sintomatología
objetos; apreciación anormal del tiempo; sinestesia;
sentimiento de despersonalización.
CAPÍTULO XVI

EPILEPSIA

La epilepsia es una enfermedad conocida desde épocas muy remotas de la humanidad. Como
sus verdaderas causas fueron ignoradas durante mucho tiempo, se la atribuyó unas veces a las
fuerzas mágicas, y otras se le reconoció un origen divino, ya como enfermedad sagrada ya como
enfermedad demoníaca.

Las manifestaciones físicas convulsivas de esta enfermedad eran las únicas conocidas en la
antigüedad, ignorándose por completo las manifestaciones psíquicas. Esquirol fue el primero que
llamó la atención respecto a las manifestaciones psíquicas de la epilepsia bajo la forma de delirios,
a los que consideró como estados de alienación agregados a la enfermedad. Más tarde, los
discípulos de Esquirol demostraron la influencia de esta afección sobre esas manifestaciones.

Posteriormente Bouchet la consideró consecuencia de una congestión cerebral, pudiendo


manifestarse en forma de crisis convulsiva o bien por un equivalente psíquico.

El Profesor A. Bonhour, hace especial mención de la importancia que desde el punto de vista
psiquiátrico y médico-legal tienen las manifestaciones psíquicas de la epilepsia, diciendo: "es
necesario fijar donde termina la epilepsia y donde comienza la psicosis epiléptica, es decir la locura
epiléptica". Volveremos sobre este punto, cuando hablemos de las diferentes manifestaciones de la
epilepsia.

Consideraciones etiológicas

La epilepsia es una enfermedad que puede hacer su aparición en cualquier edad de la vida, pero
más frecuentemente se presenta entre los 10 y 15 años, en la época de la pubertad. También puede
manifestarse en los primeros años.

En los niños son comunes los ataques convulsivos motivados por una afección febril o por
parasitosis intestinal, los que evidencian un estado de hiperexcitabilidad de la corteza cerebral. En
efecto, los hechos de observación corriente han demostrado que el 50 % de los epilépticos presenta
antecedentes de convulsiones en la infancia. Además, es relativamente frecuente la aparición de la
enfermedad entre los 30 y 40 años; es lo que se conoce por epilepsia tardía.

Etiológicaniente la enfermedad comprende dos tipos: la epilepsia sintomática y la epilepsia


esencial o idiopática, según se conozcan o no las causas que la producen.
EPILEPSIA ESENCIAL O IDIOPÁTICA:

La denominación "esencial o idiopática" se emplea para la epilepsia de causa desconocida o para


aquellas en que no se exteriorizan ninguna de las causas que la producen, posibles de ser conocidas
por nuestros medios corrientes de examen. Con mucha razón se ha dicho que la epilepsia esencial
no existe, desde que esta afección reconoce siempre una causa, aunque pase inadvertida para
nosotros. Se ha responsabilizado a la sífilis hereditaria como una causa de la epilepsia esencial. Sin
embargo, la experiencia demuestra que las reacciones biológicas de la sífilis son negativas en todos
los casos, y que estos enfermos no se benefician con el tratamiento antisifilítico.

A medida que los adelantos de la medicina lo permitan, la epilepsia esencial irá decreciendo en
relación directa con el descubrimiento de las causas de la enfermedad.

No podemos dejar de puntualizar que existen numerosos casos de epilepsia larvada, es decir,
desconocida, no revelada, que no se manifiesta hasta que una intercurrencia, traumatismo,
intoxicación o emoción, la ponen en evidencia.

EPILEPSIA SINTOMÁTICA:

Reservamos la denominación de "sintomática" para la epilepsia secundaria a otros procesos, que


directa o indirectamente actúan sobre la corteza cerebral. Entre los principales factores
determinantes tenemos:

1º) Traumáticas: Los traumatismos craneanos ocupan el primer lugar entre las causas de la
epilepsia sintomática. Los golpes y caídas que afectan al cráneo pueden desencadenar esta epilepsia
traumática: a) por un estado de conmoción cerebral y lesiones hemorrágicas de la corteza; b) por
fracturas con esquirlas de la tabla interna de los huesos del cráneo que produzcan heridas
penetrantes más allá de la duramadre, interesando al cerebro. Cuando este tipo de lesiones recae
sobre zonas circunscritas de la circunvolución frontal ascendente puede dar lugar a la epilepsia
Jaksoniana, caracterizada por crisis convulsivas localizadas en diferentes regiones del cuerpo, según
sea la zona afectada.

2º) Lesiones no traumáticas: Numerosos estados mórbidos que producen alteraciones


anatomopatológicas de la corteza cerebral pueden determinar crisis epilépticas. Como causas
sintomáticas de este tipo, los" tumores figuran entre las más frecuentes. Dicha frecuencia es similar
a la de los factores traumáticos, consignándose para cada una un porcentaje aproximado del 30%.

Después, en orden de importancia le siguen las lesiones corticales provacadas por la sífilis
cerebral; la parálisis general progresiva y las secuelas de las meningitis y las encefalitis.

3º) Hipertensión endocraneana: Todas las causas capaces de producir hipertensión


endocraneana pueden provocar ataques epilépticos.

4º) Intoxicaciones: Diversos tóxicos pueden obrar como factores determinantes; entre ellos, el
alcohol ocupa un lugar principal. Como anticipamos, este tóxico obra como factor desencadenante
de una epilepsia larvada. Además, como el alcohol actúa directamente sobre las células germinales,
resulta un peligroso factor predisponente para la epilepsia. Las estadísticas confirman la
ascendencia alcohólica del 50 % de los epilépticos.

5º) Trastornos circulatorios: En el síndrome de Stokes-Adams se observan crisis epilépticas


debidas a la isquemia cerebral, a la que conduce la bradicardia por disociación aurículo-ventricular.
En los casos de arterioesclerosis cerebral y en la parálisis general progresiva también se pueden
observar crisis epilépticas.

6º) Causas reflejas: Se ha demostrado experimentalmente que se pueden provocar crisis


epilépticas por mecanismo reflejo. En efecto, la descarga epiléptica puede obtenerse por la
excitación eléctrica de las terminaciones de los nervios periféricos, por excitaciones viscerales o a
nivel de diversos órganos sensoriales.
:

Patogenia

En cuanto al mecanismo en virtud del cual se produce la crisis epiléptica, es casi unánimemente
aceptado que se debe a un aumento de la excitabilidad cortical. Este aumento de la excitabilidad
cortical se explica por la propiedad del tejido nervioso de producir la acumulación de la energía
capaz de desarrollar una estimulación repetida, lo que se manifiesta por una mayor intensidad de
la respuesta. Este fenómeno es lo que los fisiólogos han llamado: facilitación. De acuerdo con esto,
cuando un estímulo llega a un punto determinado de la corteza, por la reacción de las neuronas
excitadas, se obtiene tuja respuesta. Si ese estímulo se repite, va aumentando la cantidad de energía
nerviosa, la que se extiende entrando en juego neuronas próximas. De ese modo la excitación se va
propagando en forma de onda centrífuga hasta provocar la estimulación de toda la corteza. Así se
explica el aumento de la excitabilidad cortical en la epilepsia.

Los exámenes electroencefalográficos han aportado una valiosa contribución a este estudio,
demostrando que realmente se produce ese aumento de la excitabilidad cortical que conduce a la
descarga motora de-la epilepsia.

Lennox llegó a la conclusión de que ese fenómeno se debe a modificaciones de la bioquímica


neuronal que traen como consecuencia alteraciones de la actividad eléctrica de las células cuyo
ritmo eléctrico normal se perturba, apareciendo la disritmia cerebral paroxística.

. Respecto de las causas capaces de provocar esas modificaciones de la naturaleza electro-físico-


químicas, como las llamó Lennox, son múltiples y varían de un caso a otro; las más importantes son:

1º) Perturbaciones del equilibrio ácido-básico: Se ha observado que la alcalosis favorece la


producción de crisis epilépticas: y que, en cambio, los enfermos sometidos al ayuno prolongado,
que van a la acidosis por la liberación de las sustancias ectógenas debido al metabolismo incompleto
de las grasas, presentan una doble disminución de la frecuencia de las crisis.

2º) El metabolismo del agua: Cuando se rompe el equilibrio entre la entrada y la salida del líquido
del organismo con retención del mismo, se produce un aumento de la tensión normal del líquido
cefalorraquídeo. La experimentación en animales prueba que, administrando gran cantidad de agua
y disminuyendo la diuresis mediante la inyección de hipofisina, se producen crisis convulsivas. Estas
perturbaciones del equilibrio del agua, con retención de líquido en el organismo, crearía un terreno
favorable a las crisis epilépticas.

3º) Anoxhemia: Cualquier factor que produzca una disminución del oxígeno sanguíneo
predispone a la crisis. Lennox comprobó en sangre arterial de epilépticos una disminución de la tasa
de oxígeno, y demostró por otra parte, que era posible provocar la crisis en los enfermos reduciendo
a un 10 % la tasa de oxígeno del aire inspirado.

4º) Disminución del aporte sanguíneo: Por isquemia cerebral que es el caso del síndrome de
Stokes-Adams, y por espasmos vasculares o arterieoesclerosis cerebral.

5º) Modificaciones de naturaleza endocrina: La experimentación ha demostrado que la hiper o


la hipofunción de determinados mecanismos endocrinos favorece o impide, según los casos la
producción de crisis epilépticas. Se vinculan a ellas: a) La hipófisis; glándulas cuyas perturbaciones
están ligadas a diversas modificaciones de las manifestaciones epilépticas, en casos de acromegalia
y de tumores hipofisarios. b) La glándula suprarrenal; se ha comprobado que la adrenalina posee
propiedades convulsivantes, y que es posible la acentuación de las crisis mediante la inyección. Crisis
de epilepsia en casos de adenomas suprarrenales mejoran al efectuar su extirpación o al ser tratados
con radioterapia, c) Otras glándulas endocrinas: testículos, tiroides y paratiroides.

Como el mecanismo de correlación glandular endocrino se halla regido por el diencéfalo, algunos
autores han sostenido que éste desempeña un papel importante en la génesis de la epilepsia.

6º) Modificaciones de la tasa sanguínea de diversos elementos químicos: El exceso de cloro


favorece la crisis; la falta o escasez de calcio favorece la tetania y la predisposición a las crisis. La
disminución de la glucemia normal también las precipita.

7º) La influencia de los shocks emocionales: Se evidencia claramente en las épocas de guerra. La
experiencia comprueba que muchas epilepsias larvadas son provocadas por los estados
emocionales que, probablemente por un mecanismo reflejo neuroendócrino, determinan una
modificación de la bioquímica neuronal y la precipitación de la crisis.

Teniendo en cuenta las consideraciones etiológicas y patogénicas enumeradas, más el agregado


de los nuevos conceptos aportados por el estudio de la "epilepsia psicomotora" o "epilepsia
temporal", se llega a la conclusión de que debe abandonarse el viejo criterio que considera a la
epilepsia como una enfermedad, sustituyéndolo por otro más general como sería el de "síndrome
epiléptico". Éste no es otro que el criterio sostenido por Gilbert-Ballet que dice: "La epilepsia no es
sino un síndrome aparecido en el curso y bajo la influencia de estados patológicos diversos, donde
las manifestaciones paroxísticas pueden presentar los aspectos clínicos más variados (trastornos
motores, sensitivos, sensoriales y psíquicos), donde el mecanismo fisiológico es todavía oscuro".

Con un criterio similar Russel y Brain sostienen que: "Pueden presentarse muchas variedades de
ataques epilépticos y es posible que sus rasgos distintivos dependan de diferencias del sitio de
origen, extensión y naturaleza de la perturbación de la función. Por lo tanto la epilepsia es un
síntoma".
Anatomía patológica

En concordancia con los conocimientos de última adquisición en el orden etiopatogénico, se


amplía a la vez que se aclara el criterio anatomopatológico, de lo que consideramos "síndrome
epiléptico", haciéndonos eco de la expresión de Gilbert-Baliei. En efecto, los estudios efectuados
respecto a la llamada epilepsia temporal, han permitido ahondar los conocimientos
anatomopatológicos, no sólo en este aspecto particular del síndrome, sino también en el orden
general.

Se consideran dos grupos de lesiones anatomopatológicas: unas debidas a fenómenos


compresivos y otras a fenómenos atrofíeos.

1º) Lesiones de naturaleza compresiva:

En casos de tumores expansivos, tales como gliomas, meningiomas, colesteatomas,


hamartomas, etc. La progresión del volumen tumoral, provoca fenómenos compresivos que
determinan un aumento de la excitabilidad cortical.

2º) Lesiones de naturaleza atrófica:

Las lesiones atróficas pueden ser de orden cicatricial, así como atrofias simples.

Las atrofias cicatriciales se deben la generalidad de las veces a lesiones traumáticas


craneoenceíálicas, que producen cicatrices que interesan simultáneamente al encéfalo y a las
meninges. Con menor frecuencia las cicatrices pueden aparecer como consecuencia de
supuraciones óseas y meníngeas en variados procesos infecciosos.

En cuanto a las lesiones atroncas simples, son las de observación más frecuente. En ellas no se
constata la fusión de las membranas meníngeas con la substancia nerviosa. Las lesiones consisten
en una reacción glial, circunscripta o más o menos difusa, extendiéndose a la vez en la substancia
gris y en la blanca, pero predominando en la primera.

En cuanto al aspecto particular de la epilepsia temporal, los estudios realizados en los últimos
tiempos, han permitido realizar comprobaciones interesantes desde el punto de vista
anatomopatológico. En primer término, interesa consignar que en la mayoría de los casos de
epilepsia temporal, no se observa ninguna de las lesiones conocidas en dichos lóbulos cerebrales.
En esos casos se han encontrado diversos tipos de lesiones en zonas subcorticales situadas a
distancias de la corteza temporal, pero que pueden actuar sobre la misma debido a que ella posee
un "umbral de reactividad" muy bajo. De acuerdo con esto, una espina irritativa ubicada en
cualquier región del encéfalo puede determinar la hiperexcitabilidad de la corteza temporal,
provocando una descarga paroxística. Esta comprobación viene a confirmar, en cierto modo, el
concepto de Gilbert-Ballet: "que la epilepsia no es más que un síndrome", cuya sintomatología,
agregamos nosotros, respondería a las lesiones ubicadas en variadas regiones de la masa encefálica.
Dichas lesiones se hallan de preferencia en el hipocampo, uncus, núcleo amigdalino y asta de Amon.
Sintomatología

El estudio clínico del "síndrome epiléptico", revela de inmediato que sus manifestaciones
trasuntan gran polimorfismo, entremezclándose en distintas proporciones síntomas de orden
somático con otros de orden psíquico. Además los hechos de observación nos muestran que dichas
manifestaciones son unas veces de carácter paroxístico: bruscas y transitorias, mientras que otras
veces son estables: prolongadas, durables e intercríticas unas, y permanentes otras.

El gran polimorfismo epiléptico, según el predominio de las distintas manifestaciones, lleva a la


integración de cuatro cuadros clínicos: 1) el cuadro de gran mal epiléptico; 2) el cuadro de pequeño
mal epiléptico; 3) el cuadro de equivalentes psicomotores, hoy conocido por epilepsia temporal o
psicomotora; 4) el cuadro de la psicosis epiléptica.

CUADRO DE GRAN MAL EPILÉPTICO:

El gran mal epiléptico se presenta como crisis paroxística, con predominio de las manifestaciones
somáticas especialmente motoras, siendo escasas las de orden psíquico. La irrupción de la crisis
puede hacerse bruscamente, sin que medie ninguna manifestación previa; pero muy a menudo va
precedida por síntomas premonitorios.

a) Los síntomas premonitorios pueden presentarse con horas o días de antelación. En estos casos
se producen alteraciones del carácter, con humor triste, alegre o irritable, cefaleas, palpitaciones,
hormigueos y trastornos digestivos. ,?

b) Otras veces los síntomas premonitorios preceden inmediatamente a la crisis y se los llama
"auras". Existen varios tipos de auras: 1) Auras sensitivas: que son manifestaciones que se relacionan
con la sensibilidad general; sensaciones de compresión, de hormigueo, de corriente de aire, soplo
frío o caliente y otras también cutáneas. 2) Auras sensoriales: vinculadas a los diferentes aparatos
del sensorio y se presentan bajo la forma alucinatoria; el enfermo percibe llamas o luces de color
rojo:; oye ruidos, zumbidos; además siente olores y sabores diversos. 3) Auras motoras: bajo forma
de movimientos involuntarios en distintos grupos musculares y se realizan actos más o menos
complejos: caminar, correr, rascarse. 4) Auras vasomotoras: palidez o enrojecimiento de la cara. 5)
Auras viscerales: manifestaciones localizadas en diversos órganos de la economía, más
frecuentemente a nivel del estómago. 6) Auras psíquicas; manifestaciones de orden puramente
psíquico; ansiedad, temores diversos, ideas desagradables.

Por lo general, en cada enfermo se repite siempre la misma manifestación. La duración oscila
desde breves segundos hasta algunos minutos.

En cuanto a la crisis motora del gran mal epiléptico, presenta cuatro etapas en su desarrollo.

1º) Etapa de comienzo: Irrumpe bruscamente; el enfermo palidece, grita y cae sin conocimiento.
Es común observar en los epilépticos cicatrices en la cabeza, cara y diversas partes del cuerpo,
consecuencia de lesiones, a veces graves, provocadas por las caídas imprevistas.

2º) Etapa de convulsiones tónicas: Una vez que el enfermo cae todo su cuerpo se pone rígido; la
musculatura enérgicamente contraída, los miembros rígidos y en extensión, torsión del brazo con
el dedo pulgar hacia adentro, la cabeza hacia atrás o rotada a un costado por la contracción de los
músculos del cuello, las mandíbulas apretadas por la contracción de los maseteros, los dientes
muerden la lengua o los labios. La cara, al comienzo pálida, se pone cianótica pues el enfermo
permanece todo ese tiempo en apnea. La duración de esta etapa varía de algunos segundos hasta
un minuto a lo sumo.

3º) Etapa de convulsiones clónicas: La iniciación de los movimientos respiratorios, a los que
sobrevienen inmediatamente las contracciones clónicas marca el comienzo de esta etapa. Sacudidas
violentas de los miembros; proyección de la cabeza hacia atrás y hacia los costados, en la boca teñida
con sangre debido a la mordedura de la lengua, respiración estertorosa, ruidosa y entrecortada son
las manifestaciones de esta fase de la crisis. Este período dura de uno a dos minutos.

4º) Etapa terminal: Poco a poco las convulsiones pierden intensidad hasta desaparecer
totalmente. El enfermo entra en un estado confusional; completa relajación muscular y respiración
ruidosa. La duración de este estado es variable; generalmente hasta media hora. Cuando el enfermo
despierta presenta amnesia completa de lo ocurrido.

Estos episodios se presentan más o menos espaciados según los casos. Cuando las crisis son muy
numerosas y seguidas y el paciente no recupera el conocimiento entre una y otra, cae en lo que se
llamó estado de mal epiléptico. Durante estos estados se produce algunas veces hipertermia,
taquicardia, coma y muerte.

2º) CUADRO DE PEQUEÑO MAL EPILÉPTICO:

En el pequeño mal epiléptico (Petit-Mal) no se observan convulsiones. Los trastornos se pueden


reducir a caída, relajación de los esfínteres y a lo que se conoce por ausencias y vértigo.

I9) El trastorno que se conoce como ausencia epiléptica produce una inhibición momentánea de
la conciencia; el enfermo palidece en forma súbita, detiene sus movimientos o continúa realizando
automáticamente los actos motores que efectuaba en el momento en que el episodio lo sorprendió;
la mirada fija, marcada midriasis, a veces ligeros temblores de los párpados. El enfermo no cae, suele
quedar en una actitud determinada, fija; deja caer los objetos que tiene en sus manos, interrumpe
su conversación y no contesta cuando se le habla, pero a veces lo hace en forma automática de
modo incoherente e incomprensible. También automáticamente se levanta, camina o realiza actos
sin control. Este estado dura muy breves momentos, al cabo de los cuales todo vuelve a la
normalidad; el enfermo reinicia sus ocupaciones o la conversación interrumpida, con amnesia
completa del episodio.

2º) En cuanto al vértigo, también llamado ataque acinético, es una manifestación mórbida más
acentuada del petit mal. Sensación de desvanecimiento, pérdida del tono muscular, cabe/a péndula,
pérdida del conocimiento

3º) Otra manifestación del pequeño mal epiléptico es el ataque mioclónico. Se producen
contracciones musculares clónicas de la cara o de los miembros; puede haber incontinencia de orina
y cierto grado de automatismo cerebral; muecas, movimientos de los miembros, gritos y agitación.
Es más frecuentes en los niños.
CUADRO DE LOS EQUIVALENTES EPILÉPTICOS: EPILEPSIA TEMPORAL:

La epilepsia puede presentar manifestaciones muy variables en sus aspectos clínicos, que
aparecen reemplazando a las crisis convulsivas, razón por la que fueron llamadas: "equivalentes
psicomotores de la epilepsia". Hoy se los reúne bajo la denominación general de "epilepsia temporal
o psicomotora". Su naturaleza epiléptica se pone en evidencia por su carácter súbito, por los
trastornos mnésicos consecutivos y por los antecedentes que revelan haber existido crisis
convulsivas. En este aspecto del síndrome epiléptico son más notorias y numerosas las
manifestaciones psíquicas.

La sintomatología general de la epilepsia temporal o psicomotora ha permitido establecer y


constatar los siguientes hechos: 1º) Cuando existen lesiones localizadas directamente en el lóbulo
temporal, los trastornos psicomotores se acompañan de síntomas sensoriales bajo la forma de
alucinaciones visuales, auditivas, olfatorias y gustativas, así como de trastornos del lenguaje. 2°)
Cuando el lóbulo temporal permanece indemne, existiendo lesiones en focos subcorticales alejados
pero en íntima conexión con el mismo, las crisis psicomotoras no se acompañan de trastornos
sensoriales.

Dado el gran polimorfismo sintomatológico de la epilepsia temporal, se busca agrupar diversos


tipos de manifestaciones que muestran características particulares, que permiten cierto grado de
individualización. De acuerdo con esto, se han establecido los siguientes grupos de crisis de epilepsia
temporal: 1) Crisis o equivalentes sensitivos; 2) Crisis o equivalentes vegetativos o viscerales; 3)
Crisis o equivalentes motores; 4) Crisis o equivalentes psíquicos.

Antes de ocuparnos de cada uno de estos grupos, queremos consignar algunas consideraciones
sobre el "estado crepuscular" que se produce en la conciencia de los epilépticos, acompañando a
algunos de esos estados críticos. El "estado crepuscular" se produce por una restricción del campo
normal de la conciencia. Así se reduce el ámbito del mundo exterior por disminución de gran parte
de las actividades psíquicas superiores de la personalidad, padeciendo igual reducción en la
actividad motora. Se le llamó estado crepuscular por la semejanza de la semiconciencia resultante
de la conjunción de los estados de vigilia y de sueño del estrechamiento de la conciencia, con la hora
del crepúsculo en el que se confunden el día con la noche. El estado crepuscular puede aparecer
después de una o varias crisis de gran mal, o bien en forma brusca sin ir precedido de ningún
trastorno. Su duración puede prolongarse desde varias horas hasta días, en ocasiones 15 ó 20 días.
Durante este estado de la conciencia, se produce una marcada torpeza en la marcha de las elabo-
raciones psíquicas, con una gran bradipsiquia, llama especialmente la atención la gran lentitud de
los mecanismos mentales. La concentración está muy dificultada, lo que incide sobre la percepción
y la comprensión, muy entorpecidas. La lentitud de los mecanismos asociativos, retardan y hacen
viscoso el curso del pensamiento; las respuestas al interrogatorio son torpes y perseverantes. Los
movimientos son lentos, es decir que hay una exacta correspondencia con los aspectos observados
en el terreno intelectual.

Durante el transcurso del estado crepuscular se pueden producir las crisis psicomotoras
temporales, las que obran modificando los caracteres más notorios del estado crepuscular. Cuando
dichos episodios se acallan, el enfermo retorna al estado crepuscular. Existe un elemento de juicio
de gran valor para establecer las diferencias entre el estado crepuscular y los equivalentes
psicomotores; se trata de la memoria que, aunque en forma imperfecta siempre fija algo durante el
estado crepuscular, mientras que en las crisis paroxísticas, se produce amnesia por falta de fijación
de los hechos, debido a una mayor anulación de la conciencia.

1º) Crisis o equivalentes sensitivos:

De una manera general, se traducen por manifestaciones dolorosas: cefaleas, neuralgias,


jaquecas e hiperestesias localizadas*; asimismo se producen sensaciones de quemaduras en
distintas regiones de la piel; también hormigueos, entre los síntomas más comunes.

2º) Crisis o equivalentes vegetativos:

También llamados viscerales, se observan referidos a todos los aparatos y sistemas orgánicos de
la economía. Entre las más frecuentes podemos citar: a) Las que se relacionan con el aparato
digestivo, especialmente en el aspecto gastrointestinal. Se registran trastornos bucales, faríngeos,
esofágicos, epigástricos y abdominales; estos últimos son los más ricos por su frecuencia y
variabilidad: sensaciones de plenitud gástrica, de tensión abdominal, eructos y trastornos a nivel de
los esfínteres con deseos de defecar. No son raras las sensaciones de hambre, de sed y las crisis
dolorosas gastrointestinales, b) Trastornos cardiovasculares, acusados por modificaciones
tensionales, el ritmo del pulso puede hacerse taquicárdico o bradicárdico; asimismo se pueden
observar modificaciones vasomotoras periféricas de carácter crítico. Suelen haber manifestaciones
precordiales, c) Trastornos respiratorios bajo forma de crisis con modificaciones del ritmo
respiratorio que puede estar acelerado, pero con mayor frecuencia retardado por fenómenos
inhibitorios, d) Las crisis vegetativas a nivel del aparato genitourinario son poco frecuentes; suele
haber incontinencia de orina.

3º) Crisis o equivalentes motores:

Dentro de las crisis motoras de la epilepsia temporal se pueden establecer dos grupos: unos
relacionados con la vida vegetativa y otros con la vida de relación, estas últimas llamadas
"automatismos".

a) Entre las crisis motoras vegetativas más frecuentes se consignan: movimientos de masticación,
de deglución o de salivación; además movimientos descoordinados de los labios y de la boca. En
otras ocasiones se producen movimientos mal coordinados restregando y tironeando los vestidos;
acción de buscar algún objeto, palparse diferentes partes del cuerpo, acción de tomar un objeto,
etc. También pueden presentarse "crisis disfásicas"; en forma paroxística el enfermo se halla
imposibilitado para auricular ninguna palabra; se trata de una crisis "anártrica", conservando buena
percepción y comprensión de lo que se le dice.

b) Entre las crisis relacionadas con la vida de relación o automatismos tenemos:

Los "impulsos epilépticos": que en lo paroxístico llevan el sello de su origen; son de aparición
brusca e intempestiva, que se descargan con una violencia y brutalidad inusitadas. Los impulsos más
frecuentes en la epilepsia son el "homicidio", que se hace sin motivación, brusco, brutal, mostrando
el automatismo en el ensañamiento con la víctima que recibe numerosos golpes y puñaladas; luego
hay amnesia, no sabe explicar lo ocurrido, ni trata de huir, ya que no tiene noción de su culpabilidad;
características comunes a todas las impulsiones epilépticas. La "cleptomanía": es la impulsión al
robo, realizando el acto sin precaverse, sin cuidarse de ser observado; robo sin explicación ni motivo;
generalmente roba los mismos objetos sin que le reporten ninguna utilidad. Al recuperarse muestra
perplejidad y extrañeza por la posesión de lo robado. Con las mismas características se producen
los restantes impulsos epilépticos: "piromanía", "suicidio", "exhibicionismo", "dipsomanía", etc.

La "fuga epiléptica": el enfermo en estado crepuscular, se pone de pronto en marcha y sale sin
rumbo fijo. Es común que camine sin interrupción ni descanso durante mucho tiempo hasta que,
vencido por el agotamiento, por el hambre y por la fatiga, termina por caer dormido en cualquier
parte. No es raro que en el transcurso de la fuga se cometan diversos actos antisociales. En algunos
casos la fuga se presenta con menor carácter automático, asemejándose en esos casos, al
desdoblamiento de la personalidad observada en los histéricos; realizando actos como una persona
normal. El diagnóstico diferencial se establece porque en la "fuga histérica" existe un perfecto
ordenamiento de los acontecimientos, probando una elaboración y un planteo previo, ocultando
una intención y una finalidad determinadas; mientras que la "fuga epiléptica" es desordenada y sin
planteo previo, obedeciendo a un automatismo descontrolado y con trastornos de franca
inconsciencia.

4º) Crisis o equivalentes psíquicos:

a) Trastornos sensoriales: Se trata de manifestaciones patológicas a nivel de todos los aparatos


sensoriales; consisten en alucinaciones e ilusiones. Las más frecuentes son las alucinaciones
visuales, caracterizadas por su movilidad y la viveza de sus coloridos, con predominio del rojo.

Otra manifestación sensorial importante y de relativa frecuencia consiste en la "sensación


vertiginosa", a la que asigna gran valor de localización temporal. Se trata de un trastorno más
subjetivo que objetivo; el enfermo experimenta vértigo con sensación de pérdida del equilibrio y de
desplazamiento, sin que se produzca la objetivación del mismo, sin náuseas, ni vómitos, ni
trastornos vegetativos, que patentizan a los vértigos de origen vestibular.

b) Trastornos afectivos: Consisten en crisis súbitas de depresión con gran tristeza y dolor moral;
así como crisis de excitación con euforia y locuacidad. Son de duración efímera, suelen terminar
bruscamente al cabo de media hora, o bien durar, a lo sumo uno o dos días.

c) Trastornos ideativos: En el aspecto ideativo, en los estados crepusculares se observa un


"delirio", que se instala bruscamente y con intensa excitación, acompañado de visiones fantásticas
de tipo onírico, alucinaciones auditivas y táctiles. En el mecanismo del delirio predominan las
visiones coloreadas; los enfermos se creen rodeados de fuego y de sangre, ven animales terroríficos
y figuras tétricas que los atemorizan. Pueden ver seres demoníacos, sentir olor a azufre y oír gritos
ensordece-dores; estas alucinaciones aumentan la agitación del enfermo. Generalmente el delirio
gira en torno al tema religioso; pretenden estar en comunicación con Dios y con los santos; sus
ademanes son ampulosos y su rostro adquiere la expresión de éxtasis; no faltan, a veces, las ideas
megalómanas así como las de tipo persecutorio. A causa de estas últimas, el enfermo puede pasar
en forma repentina a la angustia y al furor. Una vez más los epilépticos en estado crepuscular se
convierten en los enfermos más peligrosos, pues reaccionan siempre violentamente ante cualquier
circunstancia, siendo sus agresiones intensas y de gran ensañamiento.
CUADRO DE LAS PSICOSIS EPILÉPTICAS:

Se entiende por "psicosis epiléptica" a determinados cuadros mentales estables, persistentes,


los que a pesar de tener muchas semejanzas se-miológicas, no deben ser confundidos con los
episodios psíquicos fugaces. En efecto, ni los trastornos psíquicos transitorios y paroxísticos que
preceden y suceden a las crisis de gran mal, ni las manifestaciones psíquicas de la epilepsia temporal
o psicomotora, ni aún los trastornos perdurables de lo que se considera como personalidad
epiléptica, pueden ser considerados como psicosis epiléptica. Una psicosis es considerada un estado
de alienación mental y, como dice el Prof. A. Bonhour: "La alienación es una enfermedad mental
que no es fugaz, de minutos o sólo de unas horas. Una psicosis real, indudable, de alienación
epiléptica dura, por lo general, semanas y aún meses".

En definitiva: se considera como "psicosis epiléptica" a los estados de alienación en que se sumen
los epilépticos, distintos de los paroxismos psíquicos, que son efímeros, mientras que la psicosis
persiste largo tiempo y, a veces, indefinidamente. Estas psicosis epilépticas han sido bien descriptas
por Kraft-Ebing.

Entre las psicosis epilépticas se incluyen algunos cuadros crepusculares de confusión mental y
estupor que duran semanas; cuadros delirantes con plena lucidez de conciencia, de largos meses de
duración y, a veces, estabilizados y definitivos; finalmente cuadros de demencia epiléptica.

1º) Los cuadros de confusión, constituyen psicosis que duran desde 15 ó 20 días hasta varias
semanas. Se produce un estado de confusión mental con profunda torpeza, facie perpleja y a
menudo inexpresiva, alcanzando hasta el "estupor epiléptico"; el enfermo no habla, no contesta a
las preguntas. En la confusión mental epiléptica, es característico el cambio brusco entre las
respuestas correctas y las incoherentes y absurdas, lo mismo que el paso 'de los actos normales a
los absurdos e impulsivos. Estos cuadros persistentes de confusión epiléptica, no deben confundirse
con las confusiones fugaces que transcurren durante el estado crepuscular, como manifestación
psicomotora de la epilepsia temporal.

2º) Los cuadros de las psicosis delirantes epilépticas, difieren también de los delirios agudos y
paroxísticos de la epilepsia temporal. En primer lugar, son delirios crónicos que pueden durar
muchos meses y aun instalarse en forma definitiva. Además, no se acompañan de estado
crepuscular, mostrando una buena lucidez de conciencia. Generalmente son de carácter místico-
religioso; en ocasiones son alucinatorios, pero esencialmente a mecanismo intuitivo e imaginativo.
Con evidente megalomanía, que trasciende a través de sus concepciones, en las que aparecen como
elegidos y enviados divinos; además se entrelazan ideas de perjuicio y persecutorias, en ocasiones
algunas eróticas, entrañando así un marcado polimorfismo. En definitiva, son delirios puestos en
marcha por la epilepsia, en personas que ostentan una marcada estructura paranoide.

3º) La "melancolía epiléptica": estados desplacenteros, con gran tristeza, dolor moral, con
marcadas introversión Suelen existir ideas hipocondríacas, con gran angustia y ansiedad; ideas de
autoculpabilidad y tendencia al suicidio. Generalmente están irritables y malhumorados. Estos
episodios de melancolía suelen ser de duración prolongada, durante meses.

4º) La "manía epiléptica": estados de excitación y de euforia. Logorrea, fuga de ideas y todo el
cuadro característico de los estados maníacos. La excitación del enfermo aumenta cuando se le
contradice, pudiendo, en esos casos, provocarse paroxismos de excitación que conducen al "furor
epiléptico"; caracterizado por la extraordinaria excitación, agresividad y peligrosidad. El enfermo
extraviado, la cara enrojecida, los músculos en tensión, y agitación intensa, destruyendo cuanto
halla a su alcance.

Se piensa que estas psicosis epilépticas afectivas, tienen lugar en personalidades psicopáticas
ciclotímicas.

5º) El cuadro de la "demencia epiléptica". Ella no es otra cosa que la agravación o acentuación
de la sintomatología que expresa el deterioro de la llamada personalidad epiléptica. Entre los
factores que favorecen la marcha hacia la demencia se consideran los siguientes: a) El "terreno",
que es un factor discutido. Mauz agrupó diversas constituciones morfológicas y psicológicas,
proclives a determinar el tipo de personalidad epiléptica, a las que denominó "constituciones
deficitarias combinadas". Allí incluyó estados de inferioridad y debilidad del sistema nervioso central
y del sistema neurovegetativo, resultando una predisposición convulsivante; además consideró
perturbaciones y deficiencias endocrinas. Psíquicamente son personas caprichosas, disconformes,
de mal carácter y de escaso nivel intelectual, b) La "edad": los hechos de observación demuestran
que cuanto más tempranamente se afecta el individuo por la epilepsia, tanto más fácilmente se
produce la demencia, c) La "intensidad y la repetición de los ataques", parece tener gran
importancia en la demenciación de los epilépticos. Se ha comprobado que los ataques muy intensos
y seguidos determinan lesiones de diverso orden; estados de confusión repetidos, trastornos
vasculares resultantes de las crisis convulsivas, con espasmos arteriales que determinan anoxemia
y pequeñas hemorragias puntiformes que producen microlesiones cerebrales. Poco a poco se va
reduciendo el campo de la actividad intelectual, el juicio se debilita paulatinamente hasta la
puerilidad. Simultáneamente se empobrece la personalidad en todos sus aspectos, sumiéndose en
la demencia.

PERSONALIDAD EPILÉPTICA:

Mucho se ha insistido, especialmente Minkowska, sobre la existencia de la llamada personalidad


epiléptica. Actualmente se acepta que la epilepsia se puede manifestar en cualquier tipo
constitucional, teniendo en cuenta que los factores etiológicos desencadenantes del símdrome se
pueden dar en cualquier persona. La personalidad epiléptica, si bien existe, no debe considerarse
como un tipo constitucional preexistente, sino como una modificación del individuo bajo el influjo
de la afección.

Concluyendo: la personalidad epiléptica es un estado adquirido, que se observa


preferentemente en aquellos que tengan como patrimonio una pobre organización de su aparato
nervioso.

Entre los rasgos caracterológicos e intelectuales más importantes de la personalidad epiléptica


tenemos: a) Marcada "bradipsiquia"; gran lentitud y torpeza en las elaboraciones psíquicas; las ideas
se asocian con dificultad por la torpeza en hallar los términos que deben enlazarse en la cadena
asociativa, b) Pensamiento pobre, de curso lento, viscoso, perseverante, estereotipado, c) Fácil
irritabilidad e impulsividad; reacciones violentas frente a causas de escasa magnitud, d) Gran
susceptibilidad; el epiléptico no sólo se ofende fácilmente, sino que guarda rencor y odio sostenidos,
e) Hondo sentido de justicia personal; reclama por sus derechos en cuanto se siente menoscabado
pero es injusto con sus semejantes, f) Falta de sinceridad; tras una excesiva cortesía, sumisión y
dulzura, se encubren sentimientos de antipatía y rencor, que pueden ser prontamente suplantados
por estados de gran irritabilidad e impulsividad.

Tales los trastornos permanentes que configuran la personalidad epiléptica, que Krafft-Ebing
llamó: "degeneración psíquica de los epilépticos".

Diagnóstico

El diagnóstico, en general, no ofrece dificultades en los casos de gran mal epiléptico. No ocurre
lo mismo cuando se trata del pequeño mal y de los equivalentes, para los que es necesario recurrir,
a fin de aclararlo, al electroencefalograma.

Se puede recurrir también a lo que se ha llamado la "prueba del cardiazol". Consiste en la


inyección endovenosa de 2 ó 3 c.c. de cardiazol en forma muy lenta; si se trata de personas
epilépticas provoca la crisis, cosa que no sucede con las normales. Ésta es siempre una prueba
desagradable, cuyo empleo queda reducido casi exclusivamente al campo de la medicina legal,
donde tiene real importancia.

ELECTROENCEFALOGRAFÍA :

El fundamento de la electroencefalografía se halla en la propiedad bioeléctrica que poseen los


tejidos orgánicos, en ese caso, el cerebro.

El electroencefalograma consiste en el registro gráfico de las diferencias de potenciales eléctricos


que se producen en la corteza cerebral. La actividad eléctrica registrada en las neuronas corticales
presenta .dos órdenes de variaciones: en frecuencia y en amplitud. Normalmente estas variaciones
guardan entre sí una relación inversa; a mayor amplitud, menor frecuencia y, a menor amplitud,
mayor frecuencia.

Según las diversas modificaciones producidas en la relación que guardan entre sí esas variaciones
se han establecido cuatro ritmos normales de la actividad eléctrica cerebral, que pueden registrarse
por el electroencefalograma.

1º) RITMO ALFA:

Se caracteriza por una frecuencia de 8 a 12 ciclos por segundo y una amplitud de 20 a 100
microvoltios. El ritmo alfa es uno de los más constantes y está en relación con el estado de
inactividad cerebral. Este ritmo se modifica inmediatamente cuando el cerebro entra en actividad,
ya sea psíquica como motora. El ritmo alfa se observa preferentemente en la región occipital.

2º) RITMO BETA:

Es también un ritmo normal, con una frecuencia de 18 a 30 ciclos por segundo y una amplitud
de 5 a 20 microvoltios. Se relaciona con la actividad motora normal del cerebro y se lo encuentra
con preferencia en la zona de la frontal ascendente.
3º) RITMO DELTA:

La frecuencia de este ritmo es de 6 ciclos por segundo siendo su amplitud muy variable y
frecuentemente elevada. Normalmente se lo halla en el sueño.

4º) RITMO THETA:

Con una frecuencia de 4 a 7 ciclos por segundo. Normalmente se halla en la región


parietotemporal. Sólo su marcado predominio tendría significado patológico, en el sentido de
tumores subcorticales de personalidades psicopáticas y de trastornos de conducta.

5º) RITMOS ANORMALES:

Los ritmos anormales del electroencefalograma son debidos a modificaciones en la frecuencia,


amplitud y simetría; pueden ser continuos o paroxísticos.

6º) ritmos anormales continuos:

a) Difusos: En casos de lesiones inflamatorias y degenerativas generalizadas al cerebro (esclerosis


en placas, encefalitis, parálisis general progresiva) .

b) Localizados: En casos de tumores cerebrales, abscesos de cerebro, hematomas subdurales,


entre los más importantes.

7º) ritmos anormales paroxísticos:

a) Difusos: Son característicos de los estados convulsivos. En estos casos debemos considerar: 1)
Las disritmias que consisten en modificaciones de la frecuencia e interrumpen en forma brusca y
episódica el ritmo básico normal. 2) Las hipersincranías debidas a las alteraciones de la amplitud, sin
modificación de la frecuencia. Los ritmos paroxísticos pueden ser de rápida frecuencia en el gran
mal epiléptico. En los casos de lenta frecuencia y en los de formas mixtas, lentas y rápidas
alternadas, las características pertenecen al pequeño mal epiléptico.

b) Localizados: En el caso de las epilepsias localizadas o focales.

La electroencefalografía como medio diagnóstico registra:

1º) En la epilepsia un ritmo paroxístico.

2º) En el gran mal epiléptico: disritmia generalizada de gran frecuencia.

3º) En el pequeño mal: disritmia generalizada de frecuencia lenta y mixta.

4º) En la epilepsia focal: disritmias localizadas.


Evolución

La epilepsia esencial comienza a temprana edad; el 20 % de los casos antes de los 10 años; el 50
% antes de los 20 años; sólo el 15 % después de los 50 años. En general, se considera que la epilepsia
acorta el promedio de la vida; sin embargo, algunos enfermos alcanzan una larga existencia. El
epiléptico puede morir por accidentes cuando las crisis se producen en la calle, en el trabajo, en el
baño o en cualquier lugar en que la pérdida de conocimiento y la caída impliquen un serio riesgo.

Pronóstico

A pesar de existir formas bastante benignas, que se reducen a crisis aisladas y que pueden curar,
en general el pronóstico es muy reservado.

La seriedad de la sintomatología, la peligrosidad y la grave evolución de la enfermedad, obligan


a ser pesimistas en el pronóstico.

Tratamiento

Consideraremos: el tratamiento higiénico-dietético, el tratamiento anticonvulsivante y


finalmente el tratamiento de los diversos episodios de la epilepsia.

TRATAMIENTO HIGIÉNICO-DIETÉTICO:

1º) Reposo físico y psíquico: Deben evitarse todas las causas de traumas psíquicos. En caso de
ocupaciones que pueden poner en peligro la vida del sujeto durante las crisis, se aconsejará el
cambio de trabajo.

2º) Ejercicios moderados al aire libre y baños tibios como sedantes.

3º) Deberá prohibirse el matrimonio, salvo en los casos en que se haya comprobado la
desaparición de las manifestaciones durante largo tiempo.

4º) En la alimentación se debe exigir sobriedad, con prohibición de todos los excitantes: té, café,
sobre todo el alcohol.

5º) Régimen ectógeno: Al estudiar la patogenia se dijo que, durante el ayuno la producción de
cuerpos cetógenos, con la acidosis consiguiente, trae como consecuencia una menor frecuencia en
la aparición de las crisis. Teniendo en cuenta esto se creó la dieta cetógena con la que se lograron
muchos éxitos en el sentido de la curación, así como en numerosos casos se obtuvieron notables
mejorías. Se cree que la acidosis produce una acción depresora sobre la actividad cortical del
cerebro.

Este tratamiento debe comenzar con un ayuno parcial durante una semana; el enfermo sólo
ingerirá agua, caldo, algunas tostadas y 250 c.c. de jugo de naranjas diariamente, durante dos o tres
días. Inmediatamente después comenzará la dieta cetógena. Se administrarán escasos hidratos de
carbono, 10 a 20 grs. diarios; proteínas en la proporción de 1 gr. por cada kilo de peso; el resto de
los alimentos hasta completar las calorías necesarias se dará en grasas. Este régimen se debe
mantener durante tres meses. Si no se producen más ataques se irá aumentando la cantidad de
hidratos de carbono y disminuyendo las grasas hasta llegar, poco a poco, al régimen normal.

6º) Régimen de deshidratación: En el estudio de la patogenia afirmamos que cuando los


enfermos se hidratan con exceso se producen aumento de la tensión del líquido cefalorraquídeo,
edema cerebral y acumulación de líquido en los espacios subaracnoideos, con lo que se establece
una mayor predisposición para las crisis. En consecuencia instituyendo a los enfermos un régimen
de deshidratación es factible alejar las crisis, para lo cual se reduce el volumen total de líquido a 400
c. c. diarios.

tratamiento anticonvulsivo :

1º) Barbitúricos: La administración de barbitúricos es la que ha dado los mejores resultados en


el tratamiento de la epilepsia. El barbitúrico de mayor eficacia es el luminal; se comienza
administrando 0,10 gr. diarios de dosis de 0,05 grs. cada una, mañana y noche. Cada tres días se
aumentan 0,05 grs. hasta obtener la sedación de la crisis. En el adulto la dosis media se encuentra
alrededor de 0,20 a 0,30 grs.; en los niños entre 0,10 y 0,15 grs. Esta dosis diaria se divide en tres
tomas, siendo la mayor la de la noche. Cuando el enfermo ha permanecido mucho tiempo sin sufrir
crisis, un año por lo menos, se comienza a disminuir la dosis de luminal muy lentamente, 0,05 grs.
cada dos o tres meses, hasta obtener una dosis mínima de mantenimiento que generalmente oscila
alrededor de 0,10 grs. diarios.

2º) Bromuros: La medicación bromurada fue muy empleada en otra época, antes de conocerse
los barbitúricos; su uso, hoy restringido, es indicado sólo en los casos en que fracasa el tratamiento
con aquéllos. Se emplean los bromuros de sodio, de potasio, de amonio. Se administra como dosis
inicial, 3 grs. diarios, aumentando a razón de 1 gr. por semana hasta la sedación de las crisis. En los
niños la dosis varía, según la edad, entre 0,10 y 0,50 grs., dos o tres veces diarias.

3º) Hidantoinas: Que poseen un núcleo semejante al del ácido barbitúrico. La droga más
empleada es el "difenil-hidantoinato de sodio (epamin), goza de propiedades anticonvulsivantes; es
muy eficaz en el tratamiento de las manifestaciones psicomotoras.

4º) Tratamiento combinado: Algunos autores preconizan el empleo simultáneo de bromuros y


barbitúricos. Se administran 1 gr. de bromuro y 0,10 grs. de luminal tres veces diarias. Mucho más
eficaz resulta la combinación del epamin con luminal, 0,10 grs. de cada uno dos veces diarias.

5º) Compuestos sultámicos: Productos derivados del butansultamo. El más empleado es el


sulmilfenil-butalsultamo (ospolot), con marcada acción anticonvulsivante con ausencia de acción
hipnótica. La dosis media diaria es de 0,20 a 0,60 grs. fraccionada en dos o tres tomas; aumentando
poco a poco hasta la sedación de las crisis. Su indicación más exacta es en la epilepsia temporal o
psicomotora.
TRATAMIENTO DE LOS DIVERSOS EPISODIOS DE LA EPILEPSIA:

1º) Estados crepusculares: Internación del enfermo, dieta semilíquida, medicación vitamínica;
vigilancia permanente. Medicación anticonvulsivante; punciones lumbares repetidas. Algunos
aconsejan aprovechar las punciones lumbares para efectuar "neumoencefaloterapia", que consiste
en reemplazar 10 c. c. de líquido cefalorraquídeo por la misma cantidad de aire; repitiéndose hasta
reemplazar 200 c. c. de líquido. Se observa la disminución de los síntomas, que se atenúan
temporariamente. Se cree que el aire produce una estimulación a nivel de la corteza cerebral y los
vasos, favoreciendo el intercambio entre la sangre y el líquido cefalorraquídeo y las neuronas. Este
tratamiento es paliativo y de efectos temporarios.

2º) Estado de mal epiléptico: En los casos de crisis repetidas en forma subintrante, con peligro
de coma, deberá precederse a la internación del enfermo. Inyección intramuscular de
cloropromacina. También se puede emplear amital sódico intramuscular al 10 %. Inyecciones
intramusculares endovenosas de sulfato de magnesia al 25%. Enemas de hidrato de cloral 3 a 4 grs.
Punciones lumbares repetidas y neumoencefaloterapia.

RESUMEN

EPILEPSIA
Conocida desde épocas muy remotas; llamada indistintamente enfermedad
Generalidades sagrada o enfermedad demoníaca. Esquirol fue el primero que estudió sus
manifestaciones psíquicas.
Aparece en cualquier edad de la vida; más frecuentemente entre los 10 y 15
años (pubertad).
El 50 % de los epilépticos tienen antecedentes convulsivos en la infancia.
Secundaria a otros procesos que obran sobre la corteza
cerebral. Principales factores:
1º) Traumáticos: a) Por conmoción y lesiones hemorrágicas
de la corteza, b) Por fracturas con esquirlas óseas que hieren la
corteza cerebral.
2º) Lesiones no traumáticas: Los tumores en el 30 % de los
casos; sífilis cerebral; parálisis general progresiva; secuelas de
las meningitis y meningeencefalitis.
3º) Hipertensión endocraneana: Con las múltiples causas que
Consideraciones Epilepsia
la determinan.
etiológicas sintomática
4º) Intoxicaciones: Epilepsia alcohólica: formas larvadas
desencadenadas por el alcohol. Además el tóxico obra sobre
los genes; existen antecedentes alcohólicos en el 50% de los
epilépticos.
5º) Trastornos circulatorios: Síndrome de Stokesr Adams por
isquemia cerebral. La arterieesclerosis; la parálisis general
progresiva.
6º) Causas reflejas: Por excitaciones a nivel de los nervios
periféricos; viscerales o de órganos sensoriales.
Cuando la causa es desconocida, o no se exterioriza ninguna
Epilepsia
de las ya enunciadas. La mayor parte de los autores no aceptan
esencial
la epilepsia esencial.
Causas de la epilepsia: el aumento de la excitabilidad cortical, posible por el
fenómeno de facilitación o propiedad del tejido nervioso .de favorecer la
acumulación de energía por la estimulación repetida.
Lennox: modificaciones electro-físico-químicas que determinan un cambio en el
ritmo eléctrico normal de las neuromas, causa de la disritmia cerebral parodística.
Causas capaces de producir las modificaciones electro-físico-químicas.
Patogenia 1º) Alteraciones del equilibrio ácido-básico.
2º) Alteraciones del metabolismo del agua.
3º) Anoxemia.
4º) Disminución del aporte sanguíneo.
5º) Alteraciones endocrinas que modifican el medio interno.
6º) Modificaciones de la tasa sanguínea de diversos elementos químicos.
7º) Influencia de los shocks emocionales.
Poco conocida la anatomía patológica de la epilepsia esencial o
idiopática. Las lesiones microscópicas son inciertas". Se ha tenido en cuenta la
Anatomía
existencia de proliferaciones cicatriciales de las neuroglias meningocorticales,
patológica
algunas zonas de desierto celular y una defectuosa organización celular de la
corteza.
Puede irrumpir bruscamente, o es precedida por auras.

a) Sensitivas: Compresiones, hormigueos, soplos


fríos o calientes.
b) Sensoriales: Llamas o luces rojas; ruidos;
zumbidos; olores o sabores.
Auras
c) Motoras: Caminar, correr, rascarse.
d) Vasomotoras: Palidez o enrojecimiento.
e) Viscerales: Molestia de estómago, etc.
f) Psíquicas: Ansiedad, temores diversos.
Cuadro
Gran Mal 1º) Etapa de comienzo: Irrupción brusca; palidez, grito y pérdida
de conocimiento. Golpes a veces graves, sobre todo en la cabeza.
2º) Etapa de convulsiones tónicas: Rigidez generalizada a todos
los músculos de la economía. Apnea y cianosis. Duración desde
algunos segundos, hasta un minuto.
3º) Etapa de las convulsiones clónicas: Se inicia con las primeras
Sintomatología respiraciones. Sacudidas clónicas a todos los músculos. Duración: 1
a 2 minutos.
4º) Etapa terminal: Las convulsiones desaparecen; relajación
muscular, estado estuporoso, respiración ruidosa, despertar
confuso. Duración variable.

Sin convulsiones.
Inhibición momentánea de la conciencia.
Palidez, inmovilidad, a veces actos automáticos.
Ausencia
Cuadro No hay caída. Hablar incoherente. Dura breves
de momentos.
Pequeño También llamado ataque atiné-tico.
Mal Vértigo Desvanecimiento, pérdida del tono muscular;
caída. Es pasajero.
Contracciones musculares mioclónicas de la
Ataque
cara y de los miembros. Más frecuente en los
mioclónico
niños.
Manifestaciones que reemplazan a las crisis convulsivas.
1') Equivalentes sensitivos: Cefaleas, neuralgias, jaquecas,
etc.
2') Equivalentes motores: Temblores paroxísticos: toser,
estornudar o actos automáticos, entre los que tenemos:
a) Impulsos: De gran violencia, con amnesia consecutiva.
Homicidio, robo, atentados al pudor, incendios, suicidios,
dipsomanía.
b) Fuga epiléptica: Marcha sin rumbo determinado hasta el
agotamiento. Actos descontrolados, antisociales.
3º) Equivalentes psíquicos: Son los más importantes;
Cuadro de a) Trastornos sensoriales: ilusiones y alucinaciones.
Epilepsia Predominan las visuales movibles y coloreadas, domina el
Psicomotora rojo. "Sensación vertiginosa", gran valor de localización
temporal.
b) Trastornos afectivos: Se observa: "melancolía epiléptica";
súbitamente gran tristeza, dolor moral, ideas hipocondríacas;
irritabilidad, malhumor; desaparece bruscamente. "Manía
Epiléptica": estado de euforia paroxística; ligera excitación
que aumenta si se contradice al enfermo. "Furor Epiléptico":
excitación extraordinaria paroxística; gran agresividad y peli-
Sintomatología
grosidad.
c) Trastornos ideativos: bajo forma de delirios agudos, de
aparición brusca, con excitación; alucinaciones; generalmente
místico.
Son cuadros mentales de psicosis persistentes, estables.
1º) Confusión mental y estupor epilépticos: Dura 15 ó 20
días hasta semanas. Gran torpeza, facie inexpresiva hasta el
estupor.
Cuadro de
2º) Delirio epiléptico: Duran varios meses, a veces,
Psicosis
definitivos. Con lucidez mental. Místico; polimorfo;
Epiléptica
determinado por la epilepsia en personalidad paranoide.
3º) Demencia epiléptica: Agravación del deterioro de la
personalidad epiléptica. Favorecida por el "terreno", la "edad"
y la "intensidad y repetición" de los ataques.
No se trata de tipo constitucional preexistente, sino una
modificación secundaria debida a la enfermedad.
Caracteres: a) bradipsiquia; b) pensamiento pobre, de curso
Personalidad
lento, viscoso, perseverante, estereotipado; c) fácil
Epiléptica
irritabilidad, impulsividad; d) susceptibilidad, sentimientos de
rencor y de odio; e) sentimiento arraigado de justicia personal;
f) falta de sinceridad.
Sin dificultad en las crisis de gran mal; en el pequeño mal y en la epilepsia
psicomotora, la prueba de cardiazol y la electroencefalografía aclaran las dudas.
1º) Ritmo alfa: Frecuencia de 8 a 12 ciclos por
segundo y amplitud de 20 a 100 microvoltios. Es
constante y en relación con la inactividad cerebral;
preferentemente en la región occipital.
2º) Ritmo beta: Frecuencia de 18 a 30 ciclos por
segundo y amplitud de 5 a 20 microvoltios. Se
relaciona con la actividad motora normal del cerebro.
De preferencia en la zona de la frontal ascendente.
3º) Ritmo delta: Frecuencia 6 ciclos por segundo y
amplitud muy variable. En relación con la actividad
cerebral; normalmente en el sueño.
4º) Ritmo theta: Frecuencia de 4 a 7 ciclos por
segundo. Normalmente en la región
Diagnóstico
parietotemporal. Cuando tiene marcado predominio
Electroencefalograma
debe considerarse patológico: tumores subcorticales;
personalidades psicopáticas y trastornos de
conducta.
Ritmos anormales: Pueden ser continuos y pa-
roxísticos:
a) Continuos: Difusos y localizados.
b) Paroxísticos: Generalizados y localizados.
Diagnóstico electroencéfalográfico: Epilepsia:
ritmo paroxístico.
Gran mal: disritmia generalizada de gran
frecuencia.
Pequeño mal: disritmia generalizada de frecuencia
lenta y mixta.
Epilepsia focal: disritmias localizadas.
La epilepsia esencial comienza a temprana edad. El 20 % antes de los 10 años; el
50% antes de los 20 años; sólo el 15 % después de los 50 años. En general se
Evolución
considera que la epilepsia acorta el promedio de vida. Frecuentemente evoluciona
paulatinamente hacia la demencia.
Hay algunas formas benignas, de crisis aisladas, que pueden curar; pero en
Pronóstico general el pronóstico debe ser reservado, debido a la seriedad de su
sintomatología.
1º) Reposo físico y psíquico: Evitar traumas psíquicos y los trabajos
que pongan en peligro la vida durante las crisis.
2º) Ejercicios moderados: Seguidos de baños tibios sedantes.
3º) Prohibición de matrimonio: Salvo desaparición de las
manifestaciones durante largo tiempo.
Tratamiento 4º) Alimentación sobria: Sin excitantes: té, café y alcohol.
higiénico- 5º) Régimen cetógeno: La acidosis produce acción depresora
dietético sobre la corteza cerebral. Se administran escasos hidratos de
carbono 10 a 20 grs. diarios; proteínas 1 gr. por kilo de peso; el resto,
hasta completar las calorías, en grasas.
6º) Régimen de deshidratarían: Para evitar el aumento de tensión
del líquido cefalorraquídeo y edema cerebral. Reducir el volumen
total de líquido a 400 c.c. diarios.

1º) Barbitúrícos: Luminal: comenzar por 0,10 gr. diarios en dos


dosis de 0,05 gr. Cada tres días aumentar 0,05 gr. hasta la sedación
de la crisis. Por lo general la dosis media del adulto es de 0,20 a 0,30;
en el niño 0,10 a 0,15 gr. diarios.
2º) Bromuros: Muy usados antes de conocerse los barbitúricos.
Dosis inicial 3 grs. diarios, aumentando 1 gr. por semana hasta la
Tratamiento
sedación de la crisis.
3º) Hidantoinas: tienen un núcleo semejante a los barbitúricos. Se
Tratamiento emplea el difenil-hidantoinato de sodio (epamin). Tres dosis de 0,10
anticonvulsivo grs. antes de las comidas; se puede llegar a tres dosis diarias de 0,20
grs.
4º) Tratamiento combinado: Empleo simultáneo de bromuros y
barbitúricos. Se administra 1 gr. de bromuro y 0,10 de luminal tres
veces diarias. También epamin y luminal 0,10 gr. de cada uno dos
veces diarias.
5º) Compuestos sultámicos: derivados del butansuitamo. Se
emplea el sulmilfenil-butansultamo (ospolot). Dosis media diaria de
0,20 a 0,60 grs., fraccionada en dos o tres tomas.

1º) Estados crepusculares: Internación; dieta semilíquida,


vigilancia permanente. Medicación anticonvulsivante; punciones
Tratamiento
lumbares repetidas y neumoencefaloterapia.
de los
2º) Estado de mal epiléptico: En casos de crisis repetidas en forma
episodios
subintrante con peligro de coma: internación, inyección
epilépticos
intramuscular de cloropromacina; amital sódico al 10%
intramuscular; hidrato de cloral 3 a 4 grs.
CAPÍTULO XVII

MANIFESTACIONES PSÍQUICAS DE LOS TUMORES ENCEFÁLICOS

Consideramos importante dispensar un capítulo de este libro, para el estudio de las


perturbaciones mentales provocadas por los tumores que pueden desarrollarse en la masa
encefálica.

Los tumores del encéfalo dan lugar a una rica sintomatología, observándose la alternancia de las
manifestaciones psíquicas con las somáticas en diferentes proporciones, dando lugar a variados
cuadros en los que pueden predominar unos u otros. Todos ellos reconocen un origen común,
representado por el aumento de volumen de la masa encefálica, determinando "fenómenos
compresivos" con aumento de la tensión endocraneana.

Previamente presentaremos nuestro plan de exposición, que seguirá el siguiente orden:

1º) Sintomatología general de los tumores del encéfalo.

2º) Clasificación anatomopatológica de los tumores del encéfalo.

3º) Clasificación clínica de los tumores del encéfalo y sintomatología de cada grupo, de acuerdo
con la localización.

SINTOMATOLOGÍA GENERAL DE LOS TUMORES DEL ENCÉFALO

SÍNTOMAS PSÍQUICOS:

Entre los síntomas psíquicos más frecuentes y comunes a todos los tumores del encéfalo
consideramos: 1) estados confusionales; 2) trastornos de la memoria; 3) trastornos deficitarios; 4)
trastornos del humor; 5) trastornos de la personalidad.

1º) Estados confusionales;

En la mayor parte de los casos, los estados confusionales ocasionados por tumores encefálicos
son de duración efímera, pasajeros, transitorios y a repetición. En cuanto a la intensidad, oscila entre
la simple torpeza hasta la obnubilación profunda y el estupor, sin embargo, las más frecuentes son
las confusiones leves y breves en su duración, siempre íntimamente ligadas a las oscilaciones de la
tensión endocraneana. En consecuencia, suele observarse un ligero grado de obnubilación con
somnolencia y torpeza sensorial, que dificulta la "percepción-comprensióri", con desorientación por
falta de concentración de la atención. Hay marcada bradipsiquia que dificulta las elaboraciones
mentales. Cuando la obnubilación desaparece se restablece la lucidez, quedando lagunas
mnemónicas; sin embargo, el enfermo tiene la noción de haber estado mal, sin poder explicarse lo
sucedido. Con la progresión del tumor y de la hipertensión endocraneana, el cuadro se agrava, la
confusión se intensifica, persistiendo casi en forma permanente.

2º) Trastornos de la Memoria:

Con frecuencia se produce una debilitación global. Se observan fallas de fijación y lagunas
mnésicas provocadas por los estados de obnubilación psíquica. La evocación está conservada, pero
en los momentos de confusión es frecuente observar paramnesias, bajo forma de falsos reconoci-
mientos y fenómenos de lo ya visto.

3º) Trastornos deficitarios:

Decir trastornos deficitarios significa decir "trastornos demenciales" y, que los tumores
encefálicos provoquen trastornos demenciales, no es aceptado por numerosos psiquíatras. En
efecto, a pesar del respeto que nos merece la opinión de autores como Hécaen y Ajuriaguerra,
quienes hablan de trastornos "confuso-demenciales", consideramos que, aun en los tumores de
larga data por su evolución lenta, es difícil hallar verdaderos cuadros demenciales, salvo los casos
de enfermos próximos a los sesenta años de edad. Por el contrario, debemos estar prevenidos frente
a los cuadros "pseudodemenciales" de aparición brusca y rápida evolución hacia la destrucción de
la personalidad. Empleamos la expresión "pseudodemenciales", para denominar esos cuadros
aparentemente deficitarios de los tumores del encéfalo, ya que una vez extirpado el tumor,
generalmente se produce la total recuperación psíquica, quedando como elementos residuales,
algunas lagunas mnemónicas, que coinciden con los estados más intensos de la confusión mental.

4º) Trastornos del humor:

Los trastornos del humor en los tumores encefálicos son variables. Entre los más frecuentes
tenemos: a) "estados depresivos" que nunca llegan a adquirir el carácter de verdaderas melancolías;
b) "estados de excitación psicomotriz", aparentando estados maníacos e hipomaníacos; c) marcada
labilidad afectiva y fácil irritabilidad.

5º) Trastornos de la personalidad:

Se pueden observar "delirios paranoides", con apariencia de verdaderos estados esquizofrénicos


reactivos, que se producen como desarrollo de una personalidad preexistente.

También se pueden dar "cuadros neuróticos", especialmente de tipo histérico.


SÍNTOMAS SOMÁTICOS:

La mayor parte de las manifestaciones somáticas de los tumores encefálicos, son de naturaleza
neurológica; todos ellos emparentr.dos con la "hipertensión endocraneana", sobresaliendo una
tríada sintomática característica de dicha hipertensión: "cefalea", "vómitos" y "edema papilar".

1º) Cefalea:

Constituye un síntoma muy importante por su gran constancia; las estadísticas le asignan una
frecuencia del 90 % de los casos. Es un dolor con características que le otorgan fisonomía propia:
gran intensidad con exacerbaciones paroxísticas por cualquier esfuerzo, durante los cuales el
enfermo se queja diciendo "que su cabeza quiere estallar". Comienza por la mañana al levantarse,
aumentando poco a poco en intensidad y persistiendo la mayor parte del día. La cefalea es difusa,
pero en algunas ocasiones se la observa localizada en la zona que corresponde al tumor. No es raro
constatar hiperestesia, especialmente por contacto sobre el cuero cabelludo y la piel de la región
cervical de la columna vertebral.

2º) Vómito:

Presenta caracteres propios que le han hecho merecer la denominación de "vómito cerebral". Es
de trámite fácil, de aparición brusca y sin pródromos; en forma de chorro. Es más frecuente por la
mañana y cuando se intensifica la cefalea.

3º) Edema de la papila:

Constituye un síntoma de gran constancia, en la proporción del 80 % de los casos. Se manifiesta


por una disminución de la agudeza visual que, en estadios avanzados, puede culminar en la ceguera,
que se presenta en forma alternada, desde breves segundos de duración hasta períodos más o
menos prolongados. El examen del fondo de ojo la muestra "tumefacta", "congestiva" y con
"dilatación venosa". En un estadio más avanzado "palidece", decolorándose poco a poco, yendo
progresivamente a la "atrofia papilar".

Este síntoma suele faltar en los tumores de evolución muy lenta; en cambio es de gran constancia
en los tumores que, como los del cerebelo y del ángulo pontocerebeloso, provocan mayor obstáculo
para la libre circulación del líquido cefalorraquídeo desde los ventrículos a los espacios sub-
aracnoideos. Debe tenerse en cuenta que la falta de edema de papila no invalida el diagnóstico de
tumor del encéfalo; pero la presencia del signo es de gran valor.

4º) Punción lumbar:

La punción lumbar puede revelar síntomas de importancia en los tumores del encéfalo.

a) "Aumento de la presión": es muy frecuente; al manómetro de Claude se alcanzan marcas de


40, 60 y aún más. La punción debe hacerse con ciertas precauciones, para que la descompresión
brusca na determine el enclavamiento del bulbo; accidente fatal. Se practicará con el enfermo
acostado y con aguja fina, evitando la salida brusca de líquido.

Algunas veces el examen de laboratorio revela un líquido normal, pero con mayor frecuencia se
observan modificaciones, a) Es característica la "disociación albúmino-citológica", consistente en un
aumento de las albúminas totales, sin reacción citológica, ya que el número de células permanece
normal, b) Las reacciones de las globulinas pueden ser dudosas o positivas débiles; suelen aparecer
normales, c) La reacción de Lange, puede mostrar una curva ligeramente desviada en los tubos del
medio; ejemplo: 11112221000. d) Algunos autores han encontrado la reacción Wasser-mann
positiva sin existir infección sifilítica.

5º) Crisis convulsivas:

De tipo epiléptico, tanto de forma generalizada como de carácter jack-soniano.

6º) Vértigos y ligeras lipotimias:

Pueden ser más o menos frecuentes.

7º) Hipersomnia:

Síntoma relativamente frecuente; cuando existe, el enfermo se duerme en cualquier parte.

8º) Bradicardia:

A veces el pulso puede llegar a una frecuencia de 50 por minuto y aún menos.

CLASIFICACIÓN ANATOMOPATOLÓGICA DE LOS TUMORES ENCEFÁLICOS

A) DE ORIGEN NEURÓGLICO: GLIOMAS:

Son los tumores de mayor frecuencia: de coloración grisácea o rosada; de desarrollo lento.
Generalmente forman una cavidad quística. Se pueden hallar los siguientes tipos:

1º) Astrocitoma:

Formado por "Astrocitos"; es' benigno y el más frecuente de todos los gliomas. Tiende a formar
grandes quistes.

2º) Meduloblccstoma:

Formado por "meduloblastos", células embrionarias. Se observa por lo general en el cerebro y


es más frecuente en niños y adolescentes.

3º) Glioblastoma múltiple;

Formado por "glioblastos", células inmaduras. Es muy maligno, evolución rápida, destructor, con
gran vascularización. Se ve generalmente en el cerebro.
4º) Astroblastoma:

Formado por "astroblastos". Maligno y con invasión meníngea.

5º) Espongioblastoma:

De poca malignidad; de evolución lenta. Se observa en los hemisferios cerebrales.

6º) OHgodendroglioma:

Raro de observar; de evolución lenta; pudiendo presentar calcificaciones.

7º) Ependimoma:

Son raros; de tipo papilomatoso y se observan en los ventrículos.

8º) Pinealomas:

De la epífisis; formado por células en raqueta,

B) DE ORIGEN NEURONAL: NEURONAS:

Formados a expensas de células nerviosas.

1º) Neuroblastoma:

Formado por "neuroblastos" o sean neuronas embrionarias. Son malignos pero de rara
frecuencia.

2º) Ganglioneuroma:

Formado por neuronas adultas; es benigno y excepcional por su frecuencia.

C) TUMORES DE LOS NERVIOS:

1º) Neurinoma:

En el nervio acústico. Son los tumores del ángulo pontocerebeloso; son benignos.

D) tumores de los plexos coroideos:

1º) Papilomas:

Benignos.

2º) Epiteliomas: Malignos.


E) TUMORES DE LAS MENINGES:

1º) Meningioma:

Primitivos de las meninges; relativamente benignos; de desarrollo lento; redondeados y duros.

2º) Sarcoma maligno:

De la duramadre; puede invadir y perforar el hueso

F) TUMORES DE LA HIPÓFISIS:

Generalmente a expensas del lóbulo anterior.

1º) Adenomas de Hipófisis:

De tamaño variable, pudiendo destruir la silla turca.

a) Adenomas cromófobos: formado por células cromófobas. Son los más frecuentes y producen
el síndrome de insuficiencia hipofisaria.

b) Adenomas cromó filos acidó filos: son los que dan lugar al síndrome acromegálico.

c) Adenomas cromófilos basófilos: son los que producen el síndrome de Cushing.

2º) Cráneofaringiomas:

Formados a expensas de la bolsa de Rathke; son epiteliomas, poco frecuentes.

G) TUMORES METASTÁSICOS:

Son muy raros; se trata de carcinomas y se forman en los ventrículos.

H) OTRAS NEOFORMACIONES:

1) Quistes: Parasitarios: quiste hidatídico. No parasitarios: por focos de hemorragia o de


reblandecimiento; se transforman en pseudo-quistes.

2) Tuberculomas.

3) Gomas.
4) Aneurismas: de acuerdo con su frecuencia: de la arteria basilar; de la silviana y de la carótida
interna.

CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LOS TUMORES ENCEFÁLICOS SINTOMATOLOGÍA DE


LOCALIZACIÓN

Clasificación clínica de los tumores encefálicos:

1º) TUMORES CEREBRALES:

a) Tumores del lóbulo frontal;

b) Tumores del lóbulo temporal;

c) Tumores del lóbulo parietal;

d) Tumores del lóbulo occipital;

e) Tumores del cuerpo calloso;

f) Tumores del tercer ventrículo;

g) Tumores de la hipófisis;

h) Tumores suprasellares;

i) Tumores de la base del cráneo.

2º) tumores del cerebelo;

3º) tumores de la protuberancia anular;

4º) tumores del bulbo raquídeo;

5º) tumores del ángulo pontocerebeloso ;

6º) tumores del mesencéfalo.

TUMORES CEREBRALES

El estudio de los tumores cerebrales, obliga a la consideración de síntomas focales, según sea la
localización del tumor, a pesar de que en la actualidad, el concepto de las localizaciones cerebrales
ha perdido mucho terreno, siendo suplantado por el concepto de "áreas cerebrales". Este último,
es mucho más amplio, ya que involucra la significación de "colaboración de varias zonas cerebrales",
las que en forma simultánea entran en actividad, transmitiendo la noción de trabajo de conjunto y
de la totalidad del cerebro. Esto es tanto más evidente, cuanto más elevadas y complejas son las
funciones, especialmente las que conciernen a las elaboraciones psíquicas superiores. Al respecto
ya hemos sostenido que la psique funciona en su totalidad y al unísono, agregando ahora, que
también el cerebro funciona en su totalidad para cumplir con su cometido en todos los aspectos,
psíquico, motriz, sensorial y sensitivo.

Debido a la complejidad de los mecanismos asociativos, hay que tomar con cierta reserva algunos
síntomas focales, ya que los mismos pueden ser una proyección a distancia, de un tumor que asienta
en una zona diferente a la que señala un síntoma determinado. Además, no hay que olvidar que los
fenómenos compresivos pueden provocar manifestaciones en una zona opuesta a la de la
localizcaión tumoral.

Los tumores cerebrales provocan frecuentemente trastornos psíquicos; en una proporción del
70 % de los casos.

TUMORES FRONTALES:

Síntomas generales

1º) Trastornos intelectuales:

a) "Confusión mental": que se observa en el 60 % de los tumores frontales. Al principio se


manifiesta por una disminución general de la actividad personal: bradipsiquia y bradikinesia. El
enfermo se torna lento y apático. Luego con mayor intensidad de la confusión, se producen ligeras
suspensiones de la actividad psíquica, en forma intermitente y por períodos más o menos largos. El
enfermo se desorienta, apareciendo amnesia de fijación.

b) El juicio se empobrece, pudiendo aparecer desviaciones elaborando ideas delirantes


persecutorias, generalmente de poca trascendencia.

c) En forma episódica y con carácter paroxístico pueden existir "alucinaciones", predominando


las visuales de tipo elemental; con mucho menor frecuencia las auditivas y otro tipo de
alucinaciones.

2º) Trastornos activo-afectivos:

a) Suele haber "irritabilidad", perturbando las relaciones interhumanas. Tiene noción de la


alteración de su carácter y de que su conducta no es normal, con reacciones coléricas súbitas e
incontenibles.

b) También es frecuente la "euforia", con la característica de que no se acompaña de excitación,


por el contrario, es plácida, un poco contemplativa y beatífica, sin ningún contenido y francamente
pueril.
c) "Estados depresivos": son raros y de breve duración; cuando se observan, coinciden con
períodos iniciales.

3º) Edema de papila:

Se observa en el 80 % de los casos.

Síntomas focales

1º) Tumores de la circunvolución precentral:

Son los que corresponden al "área 4" de Brodman, o sea el área motora.

a) "Síntomas de excitación": consistentes en crisis de epilepsia jack-soniana. En estos casos es


importante hallar el "síntoma señal" que es el punto donde se inician las primeras convulsiones, a
los efectos de una mejor localización. La cabeza y los ojos se desvían hacia el lado opuesto al que se
encuentra el tumor.

b) "Síntomas de déficit": consistentes en parálisis; hemiplejías o monoplejías de carácter flácido,


acompañadas del signo de Babinski. Algunas veces se puede observar parálisis del facial inferior.
Hay que tener presente, que las parálisis por sí solas, no son suficientes para afirmar la localización
tumoral, ya que pueden producirse por fenómenos de compresión a distancia.

2º) Tumores de la zona prematura:

Corresponde al "área 6", que es extrapiramidal.

a) Trastornos de los movimientos finos y delicados;

b) Espasticidad con exageración de los reflejos. No hay Babinski; existe el signo del abanico.

c) Trastornos vasomotores: por lesiones de los centros vegetativos corticales.

d) Prehensión forzada: consistente en la flexión lenta de los dedos cuando se hace un contacto
ligero en la palma de la mano, especialmente en la región radial.

e) Movimientos de tanteo: se trata de movimientos rítmicos de las extremidades superiores


cuando se desea tomar un objeto. Se debe a una reacción cortical.
3º) Tumores prefrontales:

Son los tumores que 'afectan las "áreas 9, 10, 11 y 12". Las características fundamentales están
dadas por los cambios de la personalidad, especialmente de la conducta. Embotamiento, torpeza y
desorientación; indiferencia, euforia sin contenido, pueril, chistes groseros (moría).

En grados avanzados de evolución: apatía, somnolencia, torpeza y estupidez.

En el aspecto motor se observa el "síndrome de ataxia frontal de Brums", sin dismetría ni


asinergia como en la cerebelosa. Se cree debida a lesiones de la vía fronto-ponto-cerebelosa.

4º) Síndrome de Foster-Kennedy:

Se produce generalmente por un meningioma a nivel del surco olfatorio, en la cara inferior del
lóbulo frontal. Los síntomas son: a) atrofia óptica del mismo lado; edema de papila controlateral y
anosmia. Se debe a la compresión de un nervio óptico que produce atrofia y ceguera, impidiendo la
formación del edema que aparece en el lado opuesto. .La anosmia es por compresión de la cintilla
olfatoria, se produce cuando el tumor sobrepasa los tres centímetros de diámetro.

TUMORES TEMPORALES

Entre los síntomas psíquicos más importantes de los tumores cerebrales del lóbulo temporal
tenemos:

1º) Estados confusionales:

Se observa en el 42 % de los casos; generalmente de aparición tardía y en relación con la


hipertensión endocraneana. Se manifiesta en grados variables desde la torpeza ligera hasta el
estupor. Existe edema de papila en el 70 % de los casos.

En los tumores temporales del hemisferio izquierdo, frecuentemente se produce "afasia", que
por lo general aparece antes de la confusión. "Agnosia auditiva", no se reconocen los sonidos y
ruidos. Puede haber "afasia sensorial", cuando el tumor afecta la zona del lenguaje; "áreas 41 y 42".

Los trastornos mnemónicos son de temprana aparición, razón por la que, en los tumores
izquierdos, puede pensarse en una "afasia amnésica” más que en un trastorno del lenguaje.

2º) Trastornos perceptivos:

Son frecuentes las alucinaciones en forma de crisis paroxísticas, coocurre en la mayor parte de
los tumores cerebrales, a) Alucinaciones fatorias y gustativas, cuando se alcanza la zona olfatoria
cortical; siempre son desagradables, b) Las alucinaciones visuales son casi siempre de tipo
indiferenciado. c) Cuando se toma el "área 22", aparecen alucinaciones, auditivas, d) Los trastornos
perceptivos se acompañan de un estado de somnolencia y de ensueño, con sensaciones extrañas
de recuerdos remotos que acuden en gran cantidad en tiempo muy reducido; como manifestación
de la "memoria panorámica". El enfermo se angustia, y experimenta el sentimiento de
despersonalización y de muerte, e) Cuando el tumor se expande hacia las zonas subcorticales,
invadiendo la radiación óptica, se produce hemianopsia cruzada.

3º) Trastornos activo-afectivos:

a) Labilidad emocional: comúnmente bajo la forma de hiperemotividad y ansiedad; existe


imposibilidad de reprimir las emociones. Con menos frecuencia se produce irritabilidad colérica de
carácter brusco y explosivo, b) Pueden haber estados depresivos; por lo general como manifestación
tardía; raros como manifestación precoz, c) En ocasiones se observan estados de euforia, sobre un
fondo confusional y con sensación de bienestar como en la memoria frontal.

TUMORES PARIETALES

1º) Síntomas generales:

a) "Confusión mental", en una proporción del 35 % de los casos.

b) "Trastornos activo-afectivos": Labilidad emocional: irritabilidad, ansiedad o indiferencia. Son


poco frecuentes los estados depresivos. Los estados de euforia pueden darse con un fondo
confusional.

2º) Síntomas focales:

a) "Estereognosia", cuando el tumor alcanza la circunvolución postcentral que corresponde a las


"áreas 1, 2 y 3". El enfermo no reconoce los objetos por el tacto, aun cuando percibe algunas
propiedades de los mismos: tamaño, dureza, suavidad, etc.

b) "Trastornos somatognósicos": o sean trastornos gnósicos con respecto al propio cuerpo.


Sensación de la proximidad de otro cuerpo, pero como por desdoblamiento del propio soma.
Sensación de ausencia de una mitad del cuerpo. El enfermo aparenta no preocuparse por la mitad
del cuerpo opuesta al lóbulo parietal afectado, como si no la viera ni existiera. Además tiene
tendencia hacia el lado del lóbulo enfermo, razón por la que puede perderse aún en su propia casa.
Sentimiento de transformación del cuerpo» Puede haber agnosia de los dedos, trastorno que, junto
a la agnosia de la mitad del cuerpo, a la agrafía y a la acalculia, integran el síndrome de Gerstmann,
que indica la invasión del pliegue curvo y del lóbulo occipital del lado izquierdo, "área 39".

c) El "síndrome apraxognósico", en los tumores parietales derechos. El síndrome está integrado


por los siguientes signos: agnosia de la mitad del cuerpo, trastorno de las nociones topográficas y
agnosia espacial unilateral.

d) En el lado izquierdo, cuando se invade la zona de Wernicke "áreas 41 y 42" que corresponden
al lenguaje, se produce afasia sensorial.

e) También a la izquierda, cuando se lesiona el pliegue curvo y el gyrus supramarginalis "áreas


39 y 40", se puede producir apraxia ideo-motriz.
TUMORES OCCIPITALES

1º) Síntomas generales:

a) "Confusión mental" en el 24 % de los casos;

b) "Edema de papila" en el 80% de los casos;

c) "Trastornos del humor"; bajo forma de apatía y de indiferencia. También puede haber ligera
euforia y, en ocasiones, estados depresivos con gran ansiedad.

2º) Síntomas focales:

a) "Hemianopsia homónima cruzada", cuando se afecta el "área 17" correspondiente a la cisura


calcarina.

b) "Escotoma central", cuando *s lesionado el polo del lóbulo occipital; se conserva la visión
periférica.

c) "Ceguera cortical", cuando hay destrucción bilateral de la corteza visual.

d) "Alucinaciones", en crisis paroxísticas, cuando están tomadas las "áreas 18 y 19",


correspondientes a los centros de elaboración perceptiva.

e) "Agnosia óptica", no se reconocen los objetos que se ven por tumores izquierdos que toman
el "área 18".

TUMORES DEL CUERPO CALLOSO

1º) Síntomas generales:

a) "Confusión mental";

b) "Disminución de la actividad psíquica"; marcada amnesia, indiferencia. Euforia pueril, del tipo
moria frontal; algunas veces estados depresivos.

2º) Síntomas focales:

a) "Paresias con hiperreflexia", cuando el tumor alcanza a los haces piramidales.

b) "Trastornos atáxicos".

c) "Apraxia ideomotriz".

El diagnóstico diferencial con los tumores frontales se hace por la falta de afasia y de parálisis de
los pares craneales.
TUMORES DEL TERCER VENTRÍCULO

Al estudiar los tumores del tercer ventrículo, se incluyen los de las zonas vecinas, bajo el rubro
de "tumores de la región mesodiencefálica".

1º) Síntomas generales:

a) "Estados confusionales", con una frecuencia del 20 % de los casos. Se observan grados muy
variables, desde la somnolencia ligera, pasando por estados de sueño prolongado, hasta el estupor.
En algunos casos puede observarse el síndrome de Korsakow con amnesia de fijación y fabulación.

b) "Estados oníricos", que con frecuencia pueden dominar el cuadro. Alucinaciones nocturnas
con carácter paroxístico, predominando las auditivas.

c) "Alteraciones activo-afectivas": se han observado estados depresivos, que para muchos


autores son en realidad, estados de indiferencia. Es muy discutida la existencia de estados maníacos;
en realidad se trata de estados de excitación con delirio polimorfo.

2º) Síntomas focales:

a) "Trastornos del sueño", que son muy marcados. Cuando el enfermo es despertado se
mantiene por breves instantes en estado de vigilia, durmiéndose mientras se le habla y se le
alimenta.

b) "Cefaleas y vómitos" que son de notable frecuencia.

c) "Hidrocefalia y dilatación del tercer ventrículo con hipertensión endocraneana"; en tumores


de cara anterior y del techo que obstruyen los agujeros de Monro y el Acueducto de Silvio.

d) "Apatía-amnesia-diabetes insípida": síndrome adiposo-genital de Frohlich, en los tumores del


piso del tercer ventrículo.

e) "Alteraciones neurovegetativas variadas": de la regulación térmica; vasomotoras; secreciones


glandulares, etc.

f) "Trastornos oculares": en tumores de la zona posterior y alta del tercer ventrículo con lesión
de los tubérculos cuadrigéminos anteriores.

TUMORES DE LA HIPÓFISIS

La sintomatología es característica y se reúne en cuatro grupos de síntomas.

1º) Síntomas psíquicos:

a) "Trastornos de conducta": hipobulia; desgano; falta de iniciativa.


b) "Bradipsiquia": disminución de las elaboraciones mentales, torpeza.

c) "Inestabilidad afectiva": fáciles y cambiantes reacciones emocionales; crisis de irritabilidad, de


angustia y de ansiedad.

d) "Apagamiento del instinto sexual".

e) "Hipersomnia": con inversión del ritmo del sueño.

2º) Síntomas oculares:

a) "Hemianopsia bitemporal": cuando hay compresión del quiasma óptico.

b) "Escotoma": por atrofia de la retina nasal.

c) "Ceguera total" por crecimiento del tumor.

3°) Síntomas glandulares:

Las manifestaciones varían de acuerdo con el tipo de tumor.

a) "Adenoma eosinófilo": produce "hiperpituitarismo", dando lugar al "síndrome acromegálico".


Desde el punto de vista psíquico, se observa que las funciones intelectivas se mantienen intactas,
existiendo trastornos en la esfera afectiva, disminución y embotamiento de los afectos familiares;
egoísmo; se hacen autoritarios y dominadores.

b) "Adenoma basófilo": que da lugar al "síndrome de Cushing. El mismo se caracteriza por:


obesidad, trastornos sexuales (amenorrea en la mujer e impotencia en el hombre), hipertensión
arterial, trastornos de la glucorregulación (hiperglicemia). Psíquicamente se observa: gran
inestabilida democional, con frecuente depresión y fatiga.

c) "Adenoma cromófobo": en el hombre produce hipopituitarismo y marcada feminidad,


impotencia sexual, caída de cabello, barba y pelos del pubis y axilas. En la mujer hay amenorrea. En
ambos sexos disminución del metabolismo basal. Psíquicamente suelen observarse estados de
euforia o depresivos. En caso de aparecer somnolencia y torpeza, es índice de confusión, debiendo
temerse el coma.

4°) Síntomas radiológicos:

Se observan alteraciones a nivel de la silla turca. Puede haber agrandamiento de la misma que
se dilata circularmente, llamada "dilatación en balón", con destrucción de las apófisis clinoides, de
la base, etc.
TUMORES SUPRASELLARES

Se producen por encima de la silla turca. Entre ellos tenemos: los gliomas del quiasma óptico,
meningiomas, adenomas y tumores de la bolsa de Rathke: craneofaringiomas.

Todos se propagan hacia arriba, al quiasma óptico, provocando una tríada sintomática: 1)
hemianopsia bitemporal; 2.) atrofia óptica primitiva; 3) deformaciones de la silla turca.

Se diferencian de los tumores intrasellares o hipofisariqs, porque provocan gran hipertensión


endocraneana, cosa que no ocurre en aquéllos.

TUMORES DE LA BASE DEL CRÁNEO

Pueden ser de origen óseo, meníngeo o vascular (aneurisma del tronco basilar). Los síntomas
sobresalientes están dados por las "parálisis de los territorios de uno o varios nervios craneales. El
más a menudo afectado es el "trigémino"; se producen dolores en los territorios de las tres ramas,
contrariamente a lo que sucede en la neuralgia del trigémino, en la que el dolor se localiza en una o
dos ramas.

TUMORES DEL CEREBELO

1º) Síntomas generales:

a) "Síntomas de compresión": Entre los más impertantes tenemos: "Nistagmus"; "parálisis del M.
O. E. y del facial", por compresión de la región bulboprotuberancial, que afecta los núcleos
vestibulares. "Parálisis del oblicuo mayor del ojo", que rota hacia arriba y adentro; por compresión
de la válvula de Vieussens y tubérculos cuadrigéminos posteriores, que afectan al nervio patético.
"Hemiparálisis del velo del paladar, de la cuerda vocal y trastornos del gusto", en tumores de la cara
inferior del cerebelo que comprime a los nervios glosofaríngeo, neumogástrico y espinal.

b) "Síntomas de hipertensión endocraneana": "cefalea", de preferencia en la región occipital con


irradiación hacia la nuca; se intensifica por la presión o percusión de la zona occipital y por el
esfuerzo. Hay que recordar que la cefalea puede no ser occipital. Son frecuentes los "vértigos", los
"vómitos" y la "bradicardia". El "edema de papila" y disminución de la visión, es un signo muy
constante. También son frecuentes los "zumbidos de oídos".

c) "Síntomas psíquicos": la "confusión mental", variable con el grado de hipertensión


endocraneana. "Crisis de excitación psicomotriz o estados depresivos. "Alucinaciones" en forma de
crisis paroxísticas. "Episodios paroxísticos de delirios paranoides", coincidentes con los estados
alucinatorios.
2º) Síntomas focales:

Debidos a las manifestaciones cerebelosas típicas.

a) "Síndrome floculonodular": corresponde a la línea media del cerebelo, siendo más frecuente
en niños entre 5 y 12 años. Cefaleas y vómitos, especialmente de mañana. El dolor aumenta con los
cambios bruscos de posición, por lo que el niño permanece quieto y con el cuello rígido. Trastornos
del equilibrio: marcha insegura, con las piernas separadas.

b) "Síndrome neocerebeloso": cuando el tumor afecta a los hemisferios cerebelosos. Hemiataxia


y hemihipotonía con lateropulsión en la marcha en caso de ser unilateral. Lo más frecuente es la
bilateralidad de los síntomas por invasión del hemisferio opuesto. Dismetría, adiadococinesia,
temblor, asinergia e hipotonía muscular. Crisis tónicas, con el tronco en opistótonos, se trata de
crisis de rigidez por descerebración. La cabeza inclinada hacia el lado enfermo, rotada en forma que
el occipucio se dirige hacia el lado sano. Hay marcado nistagmus. Astenia en la mitad del cuerno en
que asienta el tumor.

TUMORES DE LA PROTUBERANCIA ANULAR

Teniendo en cuenta la localización, se han dividido en tumores: "intraprotuberanciales";


"preprotuberanciales"; y "tumores del cuarto ventrículo".

TUMORES INTRAPROTUBERANCIALES

1º) Síntomas generales:

a) "Hipertensión endocraneana": de poca frecuencia y de aparición tardía. La cefalea se irradia


hacia la zona occipital. También hay vómitos y vértigos con carácter paroxísticos.

b) "Edema de la papila": no muy constante.

c) "Trastornos psíquicos": poco frecuentes y relacionados con la hipertensión endocraneana.


Somnolencia y torpeza, hasta la franca confusión y estupor. Pueden aparecer alucinaciones y delirios
paranoides.

2º) Síntomas focales:

a) "Parálisis alterna de tipo Millard-Gubler: parálisis facial y hemiplejía cruzada de aparición lenta.

b) "Parálisis de los pares .craneales": puede haber sordera del mismo lado o del opuesto, por el
entrecruzamiento de la vía acústica a ese nivel. Trismus y dolor de la cara por irritación del
trigémino. Se pueden producir parálisis de los músculos masticadores y anestesia de la cara.
c) "Síndrome de Raymond-Cestan": en los tumores de la calota; se observa hemianestesia
alterna; parálisis de los movimientos asociados de los ojos; movimientos coreicos y atetósicos.

TUMORES PREPROTUBERANCIALES

No existe una sintomatología característica; pueden haber síntomas protuberanciales o


fenómenos compresivos del trigémino y del auditivo.

TUMORES DEL CUARTO VENTRÍCULO

1º) Síntomas generales:

a) Cefalea muy intensa con irradiación al cuello, a la espalda y a los brazos; la cabeza en
hiperflexión.

b) Vómitos, vértigos y trastornos visuales.

c) Más tardíamente, el síndrome de hipertensión endocraneana. El edema de papila es


constante. Confusión mental que a menudo conduce al estupor.

d) En estadios más avanzados, se producen crisis Lulbares, con taquicardias, disnea y respiración
de Cheyne-Stokes; por encajamiento del bulbo y de las amígdalas cerebelosas; puede producirse el
síncope respiratorio y la muerte.

2^) Síntomas focales:

a) Ataxia de los miembros inferiores con marcha de ebrio.

b) Crisis tónicas; contracturas en hiperextensión de todo el cuerpo.

c) Trastornos de los nervios craneales: parálisis del M. O. E. de la rama sensitiva del trigémino,
del facial y del acústico.

d) Pueden aparecer trastornos de la deglución, de la fonación y de la respiración.

TUMORES DEL BULBO RAQUÍDEO

Son de escasa frecuencia.

Sintomatolagía:

a) Hipertensión endocraneana; cefalea y vómitos. Confusión mental más o menos intensa.


b) Parálisis motoras; hemiplejías y cuadriplejías. En ocasiones, parálisis de la lengua, labios y
laringe; disartria y disfagia.

TUMORES DEL ÁNGULO PONTO-CEREBELOSO

El ángulo pontocerebeloso es la zona comprendida entre el pedúnculo cerebeloso medio hacia


atrás; el hemisferio cerebeloso hacia afuera; la protuberancia y el bulbo hacia adentro; la tienda del
cerebelo y el trigémino hacia arriba, y la pared interna del peñasco hacia adelante.

1) Síntomas generales:

a) Cefalea intensa, precoz y de irradiación occipital. Vómitos durante las crisis de cefalea.

b) Edema de papila, más marcada en el lado del tumor.

c) Confusión mental.

d) Crisis de excitación psicomotriz; a veces estados depresivos. En forma paroxística y coincidente


con la excitación pueden haber alucinaciones y delirios paranoides.

2) Síntomas focales:

a) Alteraciones del nervio coclear: zumbidos, silbidos, ruidos y poco a poco sordera progresiva.

b) Alteraciones vestibulares: vértigo al cambiar de posición la cabeza (síndrome de Meniere;


caídas, náuseas y vómitos). Nistagmus en el lado opuesto al tumor en el comienzo. Puede haber
signo de Romberg positivo.

c) Hemiespasmo o parálisis facial por lesión del nervio facial.

d) Neuralgia facial y anestesia de la córnea por lesión del trigémino.

e) Paresia del recto interno del ojo y estrabismo interno por lesión del M.O.E,

f) Síntomas cerebelosos: titubeo y lateropulsión, con tendencia a caer del lado de la lesión,, por
lo que se produce la marcha cerebelosa con las piernas separadas. Temblor intencional e hipotonía
muscular.

g) Síntomas de compresión protuberancial: los hay motores, por hemiparesia -homolateral;


también hay sensitivos: parestesias o hipoestesias homolaterales.
TUMORES DEL MESENCÉFALO

El mesencéfalo está formado por los pedúnculos cerebrales y los tubérculos cuadrigéminos.

1) Síntomas generales:

a) Cefaleas, vómitos, vértigos por la hipertensión endocraneana.

b) El edema de papila es frecuente.

c) Confusión mental que puede llegar hasta el estupor.

d) Trastornos de la personalidad; hipobulia, falta de iniciativa; un tanto pueril.

2) Síntomas focales:

a) Hemiplejía alterna con ptosis de párpado y estrabismo. En el lado de la hemiplejía, temblores


y movimientos coreoatetósicos.

b) Trastornos sensitivos y parestésicos por lesión de la Cinta de Reil.

c) Trastornos cerebelosos: dismetria y adiadococinesia, por lesión de las vías cerebelosas.

d) Alteraciones del sueño: generalmente hipersomnia, cuando se lesiona el hipotálamo.


Resumen

MANIFESTACIONES PSÍQUICAS DE LOS TUMORES ENCEFÁLICOS

Transitorios y a repetición. Torpeza;


Estados
desorientación. Bradipsiquia. En casos graves, la
confusionales
confusión se hace permanente.

Trastornos de Debilitación global. Fallas de la fijación. Amnesia


la memoria lacunar. Paramnesias.

Síntomas Trastornos Estados depresivos. Estados de excitación


psíquicos deficitarios psicomotriz. Labilidad afectiva. Irritabilidad.

Trastornos Estados depresivos. Estados de excitación


del humor psicomotriz. Labilidad afectiva. Irritabilidad.

Trastornos de
Delirios paranoides y estados esquizofrénicos
la
reactivos. Cuadros neuróticos.
personalidad

Síntomas "Cefalea": Muy constante (90% de los casos). Se


Generlaes exacerba por e] esfuerzo. Es difusa. Hiperestesia del
cuero cabelludo.
"Vómito": Llamado vómito cerebral. Es brusco y
Hipertensión
fácil, en chorro.
"Edema de Papila": Muy constante (80 % de los
casos). Disminución de la visión hasta la ceguera, es
intermitente.
Síntomas
somáticos
Hipertensión del L.C.R. Tomar precauciones;
enfermo acostado y descompresión lenta, con
aguja fina.
Punción Disociación albúmino-citológica; se produce el
lumbar aumenta de la albúmina y normal el número de
células. Reacciones globulínicas dudosas o positivas
débiles. La curva de Lange: desviación tubos del
medio.
De carácter epiléptico: generalizado
Crisis Convulsivas
o a forma jacksoniana.

Vértigos y lipotimias Más o menos frecuentes.


Síntomas Síntomas
generales somáticos Es frecuente. El enfermo se duerme
Hipersomnia
en cualquier parte.
Puede bajar la frecuencia del pulso
Bradicardia
hasta 50 por minuto.
Son los más frecuentes. De desarrollo lento. Coloración
grisácea o rosada.
Formado por astrocitos. Es benigno.
Astrocitoma El más frecuente. Forma grandes
quistes.

Formado por meduloblastos; cé-


Meduloblastoma
lulas embrionarias.
Glioblastoma Formado por glioblastos; células
De origen múltiple inmaduras; muy maligno.
neurológico
greomas Formado por astroblastos. Es ma-
Astroblastoma
ligno, con invasión meníngea.

Espongioblastoma Evolución lenta. Escasa malignidad.

Oligodendroglioma Raro. De evolución lenta.


Clasificación
anatomo- Es raro; papilomatoso. Se lo observa
Espendimoma
patológica en los centrículos.
Formado por células en raqueta. Es
Pinealoma
benigno; muy raro.
Están formados por neuronas
De origen Formado por neuroblastos; células
neuronal. Neuroblastoma
embrionarias. Raros. Malignos.
Neuronas
Formado por neuronas adultas.
Ganglioneuroma
Benigno. Muy raro.
Tumores de En el nervio acústico (del ángulo
Neurinoma
los nervios pontocerebeloso). Benignos.
Tumores de
Papilomas: Benignos
los plexos
Epiteliomas: Malignos
coroideos
Tumores de Meningiomas benignos.
las meninges Desarrollo lento; redondeados; duros.
"Adenomas cromófobos": Formados
por células cromófobas; insuficiencia
hipofisaria.
Adenomas hipófisis Adenoma cromófilo acidófilo:
Tumores de la Síndrome acromegálico
hipófisis "Adenoma cromófilo basófilo":
Sindrome de Cushing.
Epiteliomas: Formados a expensas de la
Clasificación Craneofaringiomas
bolsa de Rathke.
anatomopa-
tológica Tumores Son muy raros. Se trata de carcinomas. Se forman en los
metastásicos ventrículos.

Parasitarios. Hidatídicos.
Quistes No parasitarios: Hemorragias,
Otras reblandecimiento.
neoformaciones Tuberculomas
Gomas
Aneurismas: art. Basilar; silviana; carótida interna.

Tumores del lóbulo frontal.


Tumores del lóbulo temporal.
Tumores del lóbulo parietal.
Tumores del lóbulo occipital.
Tumores
Tumores del cuerpo calloso.
cerebrales
Clasificación Tumores del tercer ventrículo.
clínica Tumores de la hipófisis.
Tumores suprasellares.
Tumores de la base del cráneo.

Tumores del cerebelo. Tumores de la protuberancia anular. Tumores del bulbo raquídeo.
Tumores del ángulo pontocerebeloso. Tumores del mesencéfalo.

Tumores Cerebrales

Producen trastornos psíquicos en el 70% de los casos


"Confusión mental": en el 60% de los casos.
Trastornos "Juicio empobrecido": a veces ideas delirantes
intelectuales persecutorias. "Alucinaciones": episódicas y
Tumores Síntomas paroxísticas.
frontales generales Trastornos "Irritabilidad". "Euforia": tipo moria. "Estados
activo-afectivos depresivos".
Edema de
En el 80 % de los casos.
papila
"Área 4" zona motora.
Tumores de la "Excitación": crisis de epilepsia
Circunvolución jacksoniana.
precentral "Síntomas deficitarios":' parálisis; hemiplejías;
monoplejías.

"Área 6" extrapiramidal. Trastornos de los


Tumores de la movimientos delicados.
zona premotora Trastornos vasomotores. Prehensión forzada.
Tumores Síntomas
Movimientos de tanteo.
frontales focales
"Áreas 9, 10, 11 y 12". Cambios de la
Tumores personalidad. Trastornos de conducta.
prefrontales Indiferencia. Euforia pueril. Síndrome de ataxia
frontal de Brums.
Por meningioma a nivel del surco olfatorio.
Síndrome de Atrofia óptica del mismo lado. Edema de papila
Foster-Kennedy controlateral y anosmia por compresión del
nervio óptico y de la cintilla olfatoria.
En el 42 % de los casos. De aparición tardía. Edema de papila en el
Confusión 70 % de los casos. En los tumores izquierdos aparece "afasia" antes
mental de la confusión. Agnosia auditiva. Afasia sensorial, cuando toma las
"áreas 41 y 42" del lenguaje.
Tumores Alucinaciones en crisis paroxísticas. Se acompañan de estado de
temporales Trastornos
somnolencia y ensueño; con manifestaciones de "memoria
perceptivos
panorámica"; sentimiento v de despersonalización y de muerte.
Trastornos
Labilidad emocional. Irritabilidad. Cólera. Carácter explosivo. Estados
activo-
depresivos de aparición tardía. A veces euforia (moría).
afectivos
En el 42 % de los casos. De aparición tardía. Edema de papila en el
Síntomas 70% de los casos. En los tumores izquierdos aparece "afasia" antes de
generales la confusión. Agnosia auditiva. Afasia sensorial, cuando toma las "áreas
41 y 42" del lenguaje.
"Estereognosia": (áreas 1, 2 y 3); no se reconocen los objetos por el
Tumores tacto pero se perciben algunas propiedades.
parietales "Trastornos somatognósicos": referidos al propio cuerpo; sensación
de proximidad de otro cuerpo por desdoblamiento. Sensación de
Síntomas
falta de la mitad del cuerpo.
focales
"Síndrome apraxognósico": en tumores derechos. Agnosia de la mitad
del cuerpo; trastornos de las nociones topográficas y agnosia espacial
unilateral. "Afasia sensorial": en tumores izquierdos que toman la zona
de "Wernicke (áreas 41 y 42).
"Confusión mental": en el 25 % de los casos. "Edema de
Síntomas
papila": en el 80 % de los casos. "Trastornos del humor": apatía;
generales
indiferencia; euforia; a veces estados depresivos.
"Hemianopsia homónima cruzada": cuando se afecta el "área
Tumores 17"; cisura calcarina. "Escotoma central": lesión del polo del
occipitales lóbulo- occipital.
Síntomas "Ceguera cortical": por destrucción bilateral de la corteza
focales visual.
"Alucinaciones": en crisis paroxísticas por lesión de las áreas
18 y 19. "Agnosia óptica": por tumores izquierdos que toman el
área 18.
"Confusión mental".
Síntomas
"Disminución de la actividad psíquica": amnesia, indiferencia,
generales
Tumores del euforia pueril.
cuerpo calloso
Síntomas "Paresias con hiperreflexias" porque se toman los haces
focales piramidales. "Trastornos atáxicos". "Apraxia ideomotriz".

"Tumores de la región mesodiencefálica".

"Estados confusionales": en el 20 % de los casos. "Estados


Síntomas oníricos": alucinaciones nocturnas paro-xísticas.
Tumores del tercer generales "Alteraciones activo-afectivas": depresión, indiferencia.
ventrículo Excitación con delirio polimorfo.

"Trastornos del sueño": hipersomnia. "Cefaleas y vómitos".


Síntomas
"Hipertensión endocraneana" con hidrocefalia. "Síndrome
focales
adiposo-genital de Frolich. "Trastornos oculares".

"Trastornos de conducta": hipobulia, desgano. "Bradipsiquia":


Síntomas torpeza de las elaboraciones. "Inestabilidad afectiva": angustia,
psíquicos ansiedad, irritabilidad.
"Apagamiento del instinto sexual". "Hipersomnia".

Síntomas "Hemianopsia bitemporal". "Escotoma" atrofia retina nasal.


Tumores de la oculares "Ceguera total": por crecimiento tumoral.
hipófisis "Adenoma eosinófilo": síndrome acromegálico: egoístas
dominadores.
Síntomas
"Adenoma basófilo": síndrome dé Cushing: obesidad.
glandulares
"Adenoma cromófobo": hipopituitarismo; disminución del
metabolismo basal.
Síntomas Alteraciones de la silla turca (dilatación en balón). Destrucción
radiológicos de las apófisis clinoides y de la base.
Por encima de la silla turca. Se propagan hacia arriba: al quiasma óptico,
Tumores dando una tríada sintomática: 1) Hemianopsia bitemporal; 2) Atrofia óptica
suprasellares primitiva; 3) Deformaciones de la silla turca. Provocan gran hipertensión
endocraneana.
De origen óseo, meníngeo o vascular (aneurismas del tronco basilar).
Tumores de la base
Provocan parálisis en los territorios de uno o varios pares craneales;
del cráneo
especialmente en el trigémino.

TUMORES DEL CEREBELO

1) "Nistagmus": por parálisis del M.O.E.


2) "Parálisis del oblicuo mayor del ojo": por lesión del
Síntomas
patético.
compresivos
3) "Hemiparálisis del velo del paladar y cuerda vocal":
glodofaríngeo, neumogástrico y espinal.

1) "Cefalea": especialmente occipital.


Síntomas de 2) "Vértigos".
Síntomas generales
hipertensión 3) "Vómitos".
endocraneana 4) "Bradicardia".
5) "Edema de papila".

1) "Confusión mental".
Síntomas 2) "Crisis de excitación psicomotriz".
psíquicos 3) "Alucinaciones" en paroxismos.
4) "Delirios paranoides" paroxísticos.

1) "Síndrome floculonodular": corresponde a la línea media del cerebelo


(más frecuente en niños). Cefaleas, vómitos. Trastornos del equilibrio.
Síntomas focales 2) "Síndrome neocerebeloso": corresponde a los hemisferios cerebelosos.
Hemiataxia y hemihipotonía. Dismatría. Adiadococinesia. Temblores. Crisis de
opistótonos. Nistagmus.

TUMORES DE LA PROTUBERANCIA ANULAR

1) "Hipertensión endocraneana": tardía.


Síntomas 2) "Edema papilar": poco frecuente.
generales 3) "Trastornos psíquicos": somnolencia. Torpeza hasta la
Tumores confusión. A veces alucinaciones y de lirios paranoides.
intraprotuberanciales
1) "Parálisis alterna" (Millard-Gubler).
Síntomas 2) "Parálisis de los pares craneales.
focales 3) "Síndrome de Raymond-Cestan": en tumores de la
calota.
No tienen síntomas característicos.
Tumores
Pueden haber síntomas protuberanciales.
preprotuberanciales
Fenómenos compresivos del trigémino y del auditivo.
1) "Cefaleas".
2) "Vómitos".
3) "Vértigos".
Síntomas 4) "Trastornos visuales".
generales 5) "Hipertensión endocraneana'': tardía.
6) "Crisis bulbares": taquicardia, disnea y respiración de Cheyne-
Tumores del
Stokes síncope y muerte.
cuarto ventrículo
1) "Ataxia de los miembros inferiores".
2) "Crisis de contracturas generalizadas".
Síntomas 3) "Parálisis de los pares craneales": M. O. E., facial, trigémino y
focales acústico".
4) "Trastornos de la audición, de la fonación y de la respiración".

TUMORES DEL BULBO RAQUÍDEO

1) "Hipertensión endocraneana": cefaleas y vómitos. Confusión mental.


Sintomatología
2) "Parálisis motoras": hemiplejías y cuadriplejías.

TUMORES DEL ÁNGULO PONTO-CEREBELOSO


Son poco frecuentes.
1) "Cefaleas": poco intensa.
2) “Vómitos”.
3) "Edema de papila".
Síntomas
4) "'Confusión mental".
generales
5) "Crisis de excitación psicomotriz": con ella coinciden paroxismos de
alucinaciones y delirios paranoides.
1) "Alteraciones del nervio coclear": zumbidos, sordera.
2) "Alteraciones vestibulares": vértigo de Meniere.
3) "Hemiespasmo o parálisis facial".
4) "Neuralgia facial".
Síntomas focales
5) "Síntomas cerebelosos": titubeo y latéropulsión; marcha cerebelosa.
Temblores.
6) "Síntomas de compresión protuberencial": motoras y sensitivas.

TUMORES DEL MESENCÉFALO


1) "Cefaleas, vómitos y vértigos": (hipertensión endocraneana).
Síntomas
2) "Edema de papila y confusión mental".
generales
3) "Trastornos de la personalidad": hipobulia, puerilidad.
1) "Hemiplejía alterna, con ptosis de párpado y estrabismo.
2) "Trastornos sensitivos y parestésicos": (cinta de Reil).
Síntomas focales
3) "Trastornos cerebelosos": dismetría y adianococinesia.
4) "Alteraciones del sueño": hipersomnia por lesiones en el hipotálamo.
TERCERA PARTE

TRATAMIENTOS PSIQUIÁTRICOS ESPECIALIZADOS


CAPÍTULO I

TRATAMIENTO DE LA PARÁLISIS GENERAL PROGRESIVA

TRATAMIENTOS PSIQUIÁTRICOS ESPECIALIZADOS

En la tercera parte de este libro nos ocuparemos de los tratamientos psiquiátricos.


Consideraremos aquellos tratamientos que merecen una atención especial, debido a que son de
índole particular y pertenecientes al dominio exclusivo de la clínica psiquiátrica.

En efecto: 1) Son tratamientos que tienen indicaciones específicas y bien establecidas.

2) Sus aplicaciones se efectúan de acuerdo con determinadas normas y reglas que el médico
especializado debe conocer en forma precisa.

3) Deben conocerse muy bien las contraindicaciones y los riesgos que pueden sufrir los enfermos
a ellos sometidos.

4) En la conducción de estos tratamientos se requieren determinadas prácticas y procedimientos


establecidos por rutina, así como otros que surgen de situaciones especiales, algunas de ellas muy
delicadas y de riesgo para el enfermo, lo que obliga a extremar los cuidados y medidas de
prevención.

TRATAMIENTO DE LA PARÁLISIS GENERAL PROGRESIVA

Se ha comprobado que el tratamiento específico para la sífilis no es de resultado para mejorar la


parálisis general progresiva; su empleo sólo está indicado como complemento de otros
tratamientos.

Malarioterapia

Desde épocas muy antiguas se preconizó el empleo de diversos procedimientos para provocar
fiebre; Wagner von Jauregg en el año 1917 empleó, por primera vez y con éxito, la fiebre palúdica
para el tratamiento de la parálisis general progresiva, con lo que inicia un nuevo y amplio campo de
experimentación en terapéutica psiquiátrica, convirtiéndose la malarioterapia en el tratamiento de
elección para esta afección. A pesar de los resultados satisfactorios que actualmente se obtienen
con la penicilinoterapia, seguimos sosteniendo que el tratamiento anterior no debe desecharse.
Cuando la malarización se efectúa mediante una técnica adecuada y por medios experimentados
los resultados obtenidos son francamente halagadores.
En primer lugar, para que el éxito sea completo, el tratamiento debe instituirse en la forma más
temprana posible. Lo ideal sería el tratamiento profiláctico, malarizando a todo enfermo con cuadro
humoral positivo, antes de que hagan irrupción los síntomas clínicos. Una vez que se han producido
lesiones anatómicas destructivas la restauración de esos tejidos es imposible.

Para realizar una profilaxis útil de la parálisis general progresiva, debe hacerse el examen
sistemático y periódico del líquido cefalorraquídeo de todo sifilítico antes que se hagan aparentes
las manifestaciones clínicas. En esta forma es posible obtener el cien por ciento de curaciones y el
índice de mortalidad será casi nulo. Cuando se tratan pacientes de estados más avanzados de la
enfermedad, los éxitos se reducen al 30 %. En definitiva, la malarioterapia será tanto más eficaz
cuanto más prematuramente sea instituida.

TÉCNICA:

Debe emplearse el plasmodium vivax que provoca la fiebre terciana benigna. Para ello se extraen
5 c.c. de sangre de un enfermo palúdico durante el acceso febril o inmediatamente después, o
sangre de otro paralítico malarizado, y se inyectan al enfermo por vía subcutánea o intramuscular,
o bien 2 c.c. directamente por vía endovenosa.

El período de incubación dura entre 8 y 14 días, por lo tanto, conviene a partir del séptimo día
de la inoculación se controle la temperatura cada 24 horas. Al comienzo se produce fiebre irregular
de 38 a 39° durante algunos días, instalándose luego los accesos febriles típicos de 40 a 41°, que se
repiten siempre al tercer día.

Desde que se inicia la temperatura debe anotarse y registrarse en un gráfico; diariamente se


tomará y se registrará cada media hora y desde media hora antes del momento en que se inició la
elevación térmica del día precedente. En esta forma será posible registrar cualquier pico que se
produzca fuera del período que corresponda; durante el acceso se tomará la fiebre cada 20 minutos.

Cuando los accesos se hacen en forma irregular, apareciendo diariamente, se administrará un


sello de sulfato de quinina de 0,10 gr. con lo que se logra regularizarlos. En el momento del acceso
el enfermo debe estar abrigado y con bolsas de agua caliente; se administrarán líquidos en
abundancia; cuando la temperatura desciende se le secará la transpiración y se cambiará la ropa de
la cama.

El tratamiento se completa cuando el enfermo ha tenido de 10 a 12 accesos febriles, lo que se


hará siempre que su estado general lo permita y el control periódico de su fórmula sanguínea y
tensión arterial no indiquen la necesidad de una interrupción prematura de los accesos para
precaverse de males mayores. Para suspender totalmente el tratamiento se administrarn tres sellos
diarios de sulfato de quinina de 0,30 gr. durante una semana.

Inmediatamente después debe atenderse al estado general del enfermo que queda agotado y
anémico. Son indicados el extracto hepático y los preparados de hierro, calcio y vitaminas. El
momento más peligroso para el enfermo es el que comprende las primeras 48 horas después de la
interrupción del tratamiento. El índice de mortalidad por la malariotera-pia oscila entre 5 %¡ y 10 %.
RESULTADOS DE LA MALARIOTERAPIA:

Se ha comprobado que las espiroquetas desaparecen del cerebro de los paralíticos generales
tratados con la malaria, remitiendo los fenómenos exudativos y los infiltrados perivasculares; en
cuanto a la parte destruida ya no se puede recuperar y se esclerosa.

Ahora cabe preguntar de qué manera el paludismo actúa sobre la parálisis general progresiva.
Existen diversas hipótesis, entre las cuales figuran como más importantes:

1º) El paludismo la transforma en una sífilis terciaria posible de ser tratada por la medicación
específica antisifilítica. Como desde el punto de vista anatómico, esto no se ha podido comprobar,
esta hipótesis debe desecharse.

2º) La temperatura destruiría directamente la espiroqueta, poco resistente al calor. Sin embargo
se sabe que la espiroqueta muere a los 47°, temperatura que no se logra nunca en el organismo
humano. Además se registran casos de enfermos malarizados con escasa temperatura y que han
curado.

3º) Actuaría una reacción provocada en el organismo por la infección palúdica. Esta acción de la
malaria se ejerce según Bruetsch, sobre el sistema retículo-endotelial. Se activaría el tejido
mesodermal con estimulación de los histiocitos (macrófagos mononucleares), que en los órganos
internos llegarían a constituir del 20 al 30 % de la totalidad de los leucocitos. Estos histiocitos se
encargarían de disipar los infiltrados perivasculares y destruirían las espiroquetas mediante la
fagocitosis. Por otra parte supone una reactivación de las células endoteliales de los capilares del
cerebro aumentando la permeabilidad vascular.

Ahora bien: el paludismo destruye los glóbulos rojos parasitados y otros glóbulos serían
destruidos por las toxinas liberadas por el parásito. Así se produce la anemia palúdica.

La malaria obra como depresora sobre la serie blanca; se observa tendencia a la leucopenia,
disminuye el número de polinucleares y aumenta el número de linfocitos y sobre todo de monocitos,
o sea de elementos del sistema retículo-endotelial. En definitiva, el paludismo es depresor del
sistema mieloide activando el sistema linfoide y el sistema retículo-endotelial. La célula de Kupfer
en el hígado, es uno de los elementos del retículo-endotelial mejor conocido. Durante la
malarización se produce una intensa reactivación de estas células que se hipertrofian e hiperplasian.

En el cerebro, la microglia es considerada como un elemento del sistema retículo-endotelial; su


función es la fagocitosis. Los profesores Bosch y Moyano estudiaron la reacción de la microglia en
20 casos de paralíticos generales malarizados fallecidos, estableciendo cinco grupos,

1º) En el primer grupo la malarioterapia produjo una intensa reacción de la microglia,


apareciendo en la corteza gran cantidad de estos elementos en la vecindad de los capilares. Las
células de la microglia, en estos casos, eran de forma y apariencia casi normal.

2º) En el segundo grupo en el que la acción terapéutica fue eficaz, no se observan sino muy
escasos elementos de la microglia; falta de reacción microglial. En estos casos hubo desaparición de
los exudados.
3º) El tercer grupo constituido por paralíticos generales no malarizados en cuya corteza los
elementos microgliales se hallaban en menor cantidad que en los del primer grupo. Estas células no
tenían aspecto normal, aparecían engrosadas y con ramificaciones cortas y gruesas, se hallaban en
plena actividad fagocitaria.

4º) El grupo de los enfermos de comienzo reciente y de rápida evolución que no pudieron ser
malarizados. La reacción de la microglia era muy débil.

5º) Un solo caso estudiado: malarizado y fallecido en mitad del tratamiento palúdico. La reacción
microglial no fue estimulada.

De las observaciones de los casos señalados así como de las modificación del cuadro hemático,
se desprende que la malarioterapia, en la parálisis general progresiva, obre activando el sistema
retículo-endotelial. Los casos en que la cura fracasara se explicarían: a) por la intensidad del proceso,
de evolución muy rápida; b) por una inercia o falta de reacción del sistema retículo-endotelial
debidas al agotamiento orgánico.

Los profesores Bosch y Moyano, llegaron a las siguientes conclusiones:

1º) La reacción microgial indica la capacidad de defensa del parénquima nervioso frente a la
infección sifilítica.

2º) La proliferación de fa microglia alcanza límites extraordinarios durante la cura palúdica. En


los casos de éxito, desaparece todo vestigio de reacción microglial; las que se observan son
normales.

3º) La reacción de la microglia no se ajusta siempre a la magnitud de los exudados perivasculares,


ni a la intensidad de las lesiones del parénquima.

4º) El paludismo obra sobre la parálisis general estimulando el sistema retículo-endotelial.

PRECAUCIONES A TENER EN CUENTA:

Deben adoptarse antes, durante y después del tratamiento malárico. Como el paludismo es una
enfermedad anemizante, es necesario hacer no sólo un examen de sangre previo sino que deberán
repetirse varias veces en el transcurso del tratamiento y una vez terminado éste, lo que permite
mantener a la anemia, bajo una estricta vigilancia.

Para prevenirla se aconseja el empleo de preparados inyectables de extracto hepático, con calcio
y vitaminas, así como preparados de hierro; este tratamiento deberá intensificarse en el caso de
comprobarse el estado de anemia.

También debe vigilarse la función cardíaca; estos enfermos sometidos repetidamente a


temperaturas muy elevadas deben soportar una sobrecarga para el corazón que necesita ser
convenientemente sostenido, muy especialmente en aquellos casos en que el organismo denota un
precario estado de salud.
Del mismo modo deben cuidarse la función hepática y la renal, tomando todas las medidas
preventivas y curativas que sean necesarias.

Piretoterapia

Como la fiebre actúa favorablemente en el tratamiento de la parálisis general progresiva se han


empleado diversos procedimientos con el objeto de provocarla en estos enfermos, procedimientos
que se reúnen bajo la denominación de piretoterapia.

Antes de continuar dejamos sentado que separamos la malarioterapia de la piretoterapia por


considerar que aquélla constituye uno de los tratamientos específicos de la parálisis general
progresiva cuya acción curativa se ejerce por un mecanismo biológico, como lo prueban los estudios
de Bosch y Moyano. En cambio, los tratamientos piretógenos, en los que sólo obra la fiebre, dan
resultados muy dudosos y en ningún momento pueden suplantar a la malarioterapia.

La piretoterapia puede obtenerse por medios químicos, biológicos y físicos.

1º) Piretoterapia por medios químicos:

Diversos son los preparados para elevar la temperatura. En primer lugar se han usado mucho los
inyectables a base de azufre piretógeno en solución oleosa, acerca de cuyos resultados existen
opiniones encontradas; en términos generales, salvo excepciones en las que se habla de remisiones
clínicas y serológicas, los resultados que se conocen están muy lejos de producir optimismo respecto
del empleo de estos tratamientos.

Otro elemento piretógeno inyectable, pero de mucha menor difusión, fue la solución oleosa de
bencina al 30 %.

2º) Piretoterapia por medios biológicos:

Los resultados son igualmente dudosos y sólo se emplean en aquellos casos en que, por diversas
circunstancias, los enfermos no pueden ser sometidos a la malarización.

Consiste en el empleo de vacunas preparadas con gérmenes atenuados de diversos tipos. Una
de las más usadas es la vacuna Dmelcos, que cefalorraquídeo. Estas últimas modificaciones varían
de un enfermo a otro; recordamos que, por lo general, la reacción Wassermann persiste positiva
durante mucho tiempo. Primeramente suele normalizarse la reacción celular, durante el transcurso
de los primeros meses; la hiperalbumi-nosis requiere más tiempo, entre el cuarto y sexto mes
después de iniciado el tratamiento.

Es opinión de muchos psiquiatras que, a pesar de los excelentes resultados de la


penicilinoterapia, es aún prematuro abandonar la malariote-rapia, pues temen no ser
suficientemente eficaces con su acción terapéutica. Otros, en cambio, ya han abandonado
definitivamente el tratamiento palúdico porque lo consideran ampliamente superado con la
penicilina. Finalmente, otros prefieren echar mano de ambos procedimientos asociándolos, ya sea
en forma simultánea o la penicilinoterapia a continuación de la malarioterapia. De esta manera es
posible reducir el número de accesos palúdicos a la mitad, al mismo tiempo que se disminuye la
dosis de penicilina.

Tratamiento específico antisifilítico

El tratamiento específico antisifilítico se emplea al terminar con la malarioterapia y como


complemento de la misma, siempre que no se recurra a la penicilinoterapia. Algunos autores
sostienen que si la malarioterapia ha sido bien aplicada, el tratamiento antisifilítico es innecesario.

Se emplean arsenicales trivalentes conduciendo el tratamiento como si fuera una sífilis de


primera infección; se completa con bismuto.

En la hora actual, repetimos, la penicilinoterapia reemplaza con ventajas al tratamiento


específico antisifilítico, ya que los riesgos son mucho menores. Por consiguiente se recurre a él
siempre que no exista alguna contraindicación especial que impida el uso de la penicilina.

Ha sido también preconizado, en particular en Francia y con discreto éxito, el tratamiento por el
stovarsol sódico, en series de 21 gramos, inyección intramuscular de 1 gr. tres veces por semana. Su
aplicación exige cuidados por el riesgo de atrofia del nervio óptico.
CAPÍTULO II

TRATAMIENTO DE SAKEL: COMA HIPOGLUCÉMICO

El tratamiento de Sakel consiste en practicar inyecciones diarias de insulina en dosis


progresivamente crecientes hasta lograr la producción del coma hipoglucémico, considerado como
el estado que reporta los mayores beneficios para el enfermo.

La sola enunciación del procedimiento es insuficiente para informarnos sobre los riesgos del
mismo, por cuanto el estado de coma indica siempre un serio peligro para la vida del individuo.

Este tratamiento ideado por Manfred Sakel en el año 1933, tiene su punto de partida en las
mejorías observadas en algunos enfermos excitados, deprimidos, negativistas y catatónicos
tratados con insulina. De un modo accidental algunos de los enfermos por él tratados cayeron en
coma, y pudo comprobar que al salir de ese estado mejoraba notablemente toda la sintomatología,
con remisión parcial en unos casos y completa en otros.

Estos hechos casuales indujeron a Sakel a someter a los enfermos mentales al tratamiento con
insulina hasta el coma hipoglucémico. En numerosos casos le fue dado comprobar excelentes
resultados, especialmente notorios, y en ocasiones espectaculares entre los esquizofrénicos. Por
esta razón este procedimiento terapéutico pasó a ser el de elección para este tipo de enfermos y
desde entonces se le denomina tratamiento de Sakel.

TÉCNICA Y MARCHA DEL TRATAMIENTO:

La inyección de insulina debe practicarse por la mañana temprano, entre las 6 y las 7 horas,
estando el enfermo sin alimento desde la tarde anterior. Debe comenzarse por una dosis reducida,
no mayor de 10 unidades, que se va aumentando en forma paulatina y progresiva hasta alcanzar a
la dosis útil, variable de una persona a otra. Se usan por lo general concentraciones elevadas de
insulina 80 unidades por centímetro cúbico, para evitar las inyecciones de gran cantidad de líquido.
Con respecto a la vía a emplear, muchos aconsejan la intramuscular para evitar las molestias que
pueden acarrear las inyecciones repetidas por la vía subcutánea. Sin embargo, esta última se puede
emplear sin inconveniente alguno cuando se sigue cierto método en las aplicaciones. Se comienza
por una inyección en el brazo derecho, luego en el izquierdo, después en cada uno de los muslos.
En cada miembro se hacen tres inyecciones, una alta, una media y otra baja, de modo que se
practican doce inyecciones antes de volver al punto de partida.

Las dosis iniciales débiles provocan, al cabo de hora u hora y media después de aplicadas,
taquicardia, inquietud, ansiedad y ligeros sudores.

1º) Cuando se llega a las dosis de 40 a 50 unidades o más. según los individuos, se produce lo
que se ha llamado el "shock ligero" o "subcoma" que presenta las siguientes características: a) Entre
los 20 y 30 minutos después de la inyección se produce un retardo del pulso, de cierta duración, b)
Luego sobreviene taquicardia, que se prolonga hasta las dos o tres horas después de la inyección, c)
Se produce sudación más abundante que con las primeras dosis de insulina, d) Fenómenos vasomo-
tores, que se traducen por palidez o enrojecimiento de la cara, e) Variaciones de la tensión arterial.
En forma casi constante se observa un aumento de la tensión diferencial, en 1 ó 2 centímetros; ya
sea a expensas de la máxima o de la mínima, o de ambas a la vez. f) En algunas ocasiones se aprecian
trastornos del ritmo cardíaco, arritmia y extrasístoles. g) Simultáneamente aparece inquietud y
desasosiego; luego surgen temblores, al comienzo débiles, y que después se intensifican, en las
manos y en todos los miembros, h) Seguidamente se instinúa cierto grado de incoordinación motriz,
movimientos desordenados, i) Se evidencian contracciones musculares aisladas y movimientos
automáticos, j) Ligera miosis. k) Obnubilación de la conciencia, estado de sopor. Sueños más o
menos prolongados que se pueden interrumpir fácilmente por una ligera estimulación; a menudo
basta la voz del médico.

Hay muchos autores que aconsejan no pasar del estado de subcoma, al que consideran útil en el
tratamiento de algunas neurosis; se muestra insuficiente en el de las psicosis.

2º) Cuando se alcanzan dosis mayores de insulina, entre 70, 100 y 150 unidades o más según la
sensibilidad de los enfermos, se llega a lo que se ha llamado shock profundo o coma hipoglucémico.
El coma se inicia cuando el enfermo se desconecta del mundo exterior por la pérdida de la
conciencia.

Es de extraordinaria importancia fijar con exactitud el momento en que se produce el coma, ya


que ese estado no puede prolongarse más de una hora sin hacer peligrar la vida del enfermo. Existen
elementos de juicio que nos alertan sobre la proximidad del coma:

a) Más o menos alrededor de las tres horas después de practicada la inyección de insulina se
inicia la primera etapa del coma hipoglucémico, llamada: etapa de decorticación o de coma
superficial. Corresponde al momento de aparición de la inconsciencia, que señala la anulación de la
actividad de la corteza cerebral; esta etapa dura aproximadamente media hora, pudiendo a veces
ser mayor.

La sintomatología, que hace su aparición en forma ordenada y sucesiva, traduce la desconexión


gradual entre la corteza cerebral y los núcleos grises subcorticales cada vez más alejados de aquélla.

En efecto, las mioclonías frecuentes de los músculos de la cara especialmente los periorbiculares
y peribucales con movimientos de succión, indican la liberación del cuerpo estriado. A continuación
la transpiración se hace muy abundante y acuosa; se observa gran aumento de la salivación; hay
además lentitud en el reflejo fonomotor y luego miosis. Estas manifestaciones se deben a la
liberación del hipotálamo anterior. Posteriormente sobreviene un estado de inquietud creciente,
con reacciones exageradas a los estímulos sensoriales, lo que señala la iniciación de la liberación del
tálamo. Más adelante las pupilas pasan de la miosis a la midriasis; al mismo tiempo se producen
taquicardia y enrojecimiento de la cara por vasodilatación haciéndose nuevamente viscosa la
transpiración; estos síntomas coinciden con la liberación del hipotálamo posterior. Este período
suele ser muy ruidoso, especialmente en los esquizofrénicos, paranoides y catatónicos; en no pocos
casos, como en la esquizofrenia simple y en los estados compulsivos, puede pasar más o menos
inadvertido, entrando el enfermo insensiblemente al coma mediano.
Todos los síntomas enumerados señalan niveles cada vez más bajos de la decorticación. Esta
etapa de coma superficial tiene una duración variable de 20 minutos a una hora, pero por lo general
oscila dentro de la media hora.

b) La etapa de descerebración, también llamada de coma mediano, se inicia a continuación de la


liberación del hipotálamo posterior y del núcleo rojo. Esta etapa corresponde a la liberación
mesencefálica más allá del núcleo rojo. El signo más importante que la denuncia es la abolición de
los reflejos de enderezamiento, que impide la modificación de posiciones extremas e incómodos de
las diversas partes del cuerpo. Nuevamente la transpiración se fluidifica y aparece miosis. Se pueden
observar contracciones musculares tónicas en los brazos flexionados y las piernas en extensión; en
algunos casos puede haber relajación muscular. El signo de Babinski es positivo.

c) La tercera etapa es la de coma profundo que corresponde a la liberación del cerebelo. Se inicia
cuando se suspende la actividad del cerebro medio; sus signos característicos son: la desaparición
del reflejo fotomotor y del faríngeo, sialorrea muy abundante; al faltar el reflejo faríngeo conviene
colocar al enfermo de costado para que la saliva escape por la boca y no se ahogue. También
desaparece la reacción de giro de la cabeza o de rechazo por la presión sobre el nervio
supraorbitario. Al liberarse la parte anterior del cerebro reaparece, la actividad simpática
nuevamente la transpiración se hace viscosa; hay dilatación pupilar sin reacción a la luz y
bradicardia. Se observan espasmos musculares del tipo extensor. Por último, la desaparición del
reflejo corneano, índice de gravedad, se debe a la falta de actividad del telencéfalo, incluso la calata
protuberancial. A esta altura del proceso la única parte que continúa en actividad, manteniendo la
vida en su nivel más bajo, es el bulbo raquídeo.

Resumiendo; existen tres signos que son de capital importancia, pues nos anuncian el peligro
inminente que corre la vida del enfermo si el coma continúa: 1) la desaparición del reflejo
fotomotor; 2) la desaparición del reflejo corneano; y 3) la bradicardia.

El pulso debe observarse cada 10 minutos, pues cuando la bradicar-día se acentúa y llega a 45
pulsaciones por minuto, no se puede dudar de que el miocardio está sufriendo.

VARIANTES DEL COMA:

Cuando, en lugar de presentarse el coma tranquilo, los enfermos manifiestan gran agitación
puede ser peligroso mantenerlos en esas condiciones por mucho tiempo, ese estado no debe
prolongarse más de media hora. Generalmente esto suele ocurrir en el comienzo del tratamiento;
sin embargo, no debe interpretarse corno una contraindicación del mismo, el cual debe continuar
pues estos fenómenos desaparecen al aumentar la dosis de insulina en las aplicaciones sucesivas.
INTERRUPCIÓN DEL COMA:

Para la interrupción del coma hipoglucémico es necesario disponer de los siguientes elementos:
1º) Suero glucosado hipertónico al 50%.
2º) Sonda gástrica de mediana flexibilidad.
3º) Solución de sulfato de atropina.
4º) Tónicos cardíacos.
5º) Solución de clorhidrato de adrenalina al 1 por mil.
6º) Tener preparada una alimentación hidrocarbonada.

Ya hemos dicho que el coma debe ser interrumpido no más allá de una hora después de haberse
iniciado. La finalización se consigue mediante la administración de una solución de azúcar o glucosa,
a través de la sonda gástrica introducida por vía nasal. En esta maniobra puede haber
inconvenientes debido a la abolición del reflejo faríngeo, que puede permitir el paso de la sonda a
la tráquea sin que el enfermo acuse molestias. Para evitar ese accidente podemos valemos de los
siguientes procedimientos: a) Una vez introducida la sonda unos 25 cms, auscultar el extremo libre
da la misma; si se halla en la tráquea oiremos el ruido de aire que el enfermo respira, percibiendo
además el contacto del aire que sale por la sonda, b) Soplar por la sonda una vez que se ha intro-
ducido hasta la marca que corresponde al estómago; si realmente se halla en él notaremos que el
aire pasa con facilidad al mismo tiempo que se produce un burbujeo.

La solución azucarada se prepara con 5 ó 6 cucharadas de azúcar en medio litro de agua; también
se puede emplear una mezcla de jarabe simple y agua por partes iguales. La solución debe estar
débilmente entibiada, pues así se absorbe más fácilmente.

El enfermo comienza a despertar entre los 10 y 20 minutos después de administrada la solución.


Por lo tanto, si queremos que el coma dure sólo una hora debe comenzarse la introducción de la
sonda 20 minutos antes de la hora fijada, teniendo en cuenta los inconvenientes que se pueden
presentar. Con la inyección endovenosa de suero glucosado despierta a los cinco minutos.

El despertar es lento en los primeros momentos, recuerda un poco a un sujeto ebrio, se halla
desorientado y en ligera euforia. Se observa un estado de sugestibilidad y buena disposición para
hablar con el médico, en ese momento es dócil y afectuoso, oportunidad que debe ser aprovechada
para efectuar la psicoterapia.

El empleo del suero glucosado endovenoso debe hacerse en cantidad de 30 a 40 c.c.

DURACIÓN DEL TRATAMIENTO:

La duración total del tratamiento oscila entre los 25 y 50 comas de acuerdo con la evolución que
se observa en el enfermo.

No deben tenerse en cuenta los 10 ó 12 primeros días, necesarios para aumentar paulatinamente
las dosis de insulina hasta alcanzar el estado de coma. Establecida la dosis requerida para establecer
el coma hipo-glucémico, se provocarán los episodios en número de 5 a 6 por semana hasta
completar la cantidad de 25 a 30. Si con esa cantidad no se observa ninguna mejoría opinamos que
es inútil la prosecución del tratamiento. Algunos autores aconsejan continuar, aunque no se
advierta mejoría, hasta 80 comas. En el caso de que ésta se insinúe conviene continuar el
tratamiento elevando el números de comas hasta 40 ó 50, mientras haya una buena tolerancia.

INSULINORRESISTENCIA:

Se dan casos de algunos enfermos que asimilan dosis altas de insulina, hasta 200 y 300 unidades,
sin experimentar mayores trastornos porque se produce en ellos insulinorresisitencia. Para vencer
ese estado se cuenta con un procedimiento llamado del zig-zag de Von Braumhul. Cuando se ha
llegado a las 200 unidades sin obtener el resultado buscado, al día siguiente se dará al paciente en
tratamiento, el doble de la dosis inicial; si se comenzó con 10 unidades se darán 20; al día siguiente
nuevamente 200 unidades, y en esa forma, se pasará de 200 a 20 durante varios días, con lo que se
logra vencer la insulinorresistencia y el enfermo cae en coma.

ACCIDENTES EN EL TRATAMIENTO DE SAKEL:

Los accidentes más frecuentes del tratamiento de Sakel son:

1º) Coma irreversible: El coma irreversible constituye uno de los accidentes más graves del
tratamiento; se produce cuando, después de agotar todas las medidas para interrumpir el coma,
éste se prolonga.

El trastorno es de suma gravedad; el enfermo puede sucumbir rápidamente o subsistir varias


horas, varios días y hasta semanas. Se producen lesiones cerebrales graves, persistiendo
únicamente la actividad medular que mantiene una vida vegetativa muy rudimentaria. También se
producen perturbaciones cardíacas: hay padecimientos del miocardio con alteraciones del ritmo y
caída de la tensión arterial. Perturbaciones respiratorias: la respiración puede debilitarse por falta
de estímulo de los centros o por laringoespasmo; en estos casos se recurre a la lobelina cardiazol y
coramina.

Entre las causas desencadenantes del coma irreversible se destacan como más importantes: la
mala dosificación en la administración de la insulina y la prolongación exagerada del coma
hipoglucéroico, a) Entre las irregularidades en la administración del medicamento figuran: li la dosis
inicial muy elevada; es muy conveniente comenzar con 10 unidades; 2) el acrecentamiento
precipitado de la dosis; no debe aumentarse en más de 20 unidades por día; 3) Una determinada
dosis que provoca dificultades en la marcha del coma y no se disminuye la dosis siguiente; conviene
reducir en 20 unidades, b) Cuando el coma hipoglucémico se prolonga más de una hora; hay que
tener la precaución de no exceder de los 30 a 45 minutos.

Cuando el enfermo no sale del coma hipoglucémico a los 5 minutos de la inyección endovenosa
de suero glucosado o a los 15 minutos del sondaje gástrico debe hacerse una dosis adicional de
suero glucosado al 50 %, de 25 a 30 c.c. endovenoso. Si pasados 5 minutos el enfermo no despierta
se está en presencia de coma irreversible y su tratamiento debe instituirse de inmediato.

a) Hay que administrar glucosa en grandes cantidades y por vía endovenosa. Puede emplearse,
como complemento, el gota a gota endovenoso con 10 % de glucosa en solución fisiológica. La
administración de glucosa debe ser abundante mientras dure el estado irreversible del coma; se
aconseja que durante las primeras 24 horas se suministren por cada unidad de insulina inyectada, 3
ó 4 gramos de glucosa. De esta manera es posible conseguir la recuperación de muchos comas
irreversibles.

b) Conviene agregar al suero, vitamina B1 y todo el complejo B. Es sabido que para metabolizar
la glucosa es necesaria cierta cantidad de vitamina B1 que hace las veces de fermento o catalizador.

c) Se aconseja agregar al suero 1/3 de miligramo de adrenalina. Algunos autores prefieren


recurrir al extracto de corteza suprarrenal (3 a 10 c.c.) para suplir la deficiencia transitoria de esta
hormona.

d) Debe colocarse al enfermo en carpa de oxígeno, lo que permite una larga oxigenación del
sistema nervioso evitando la acumulación de anhídrido carbónico y la tetania como complicación.
En caso de tetania inyectar 30 c.c. de cloruro de calcio al 10 %.

e) Según se presenten las necesidades se echará mano de los tónicos cardíacos y estimulantes
respiratorios.

f) Debe mantenerse el enfermo bien abrigado y calentado con bolsas de agua caliente, evitando
el enfriamiento y el colapso periférico.

2º) Otro accidente relativamente frecuente del tratamiento de Sakel es el ataque convulsivo de
tipo epileptiforme, que se produce en el transcurso del coma. En estos casos, en que el enfermo
despierta en forma brusca, se debe recurrir a la comida hidrocarbonada para evitar que vuelva a
caer en coma, lo que puede entrañar un serio peligro.

3º) Las complicaciones cardiovasculares debidas a los padecimientos del miocardio a


consecuencia de dosis altas de insulina. Deben tratarse con la urgencia que el caso requiere,
recurriendo a la medicación tonicocardíaca que se estime necesaria para evitar el colapso; por otra
parte corresponde que, antes de iniciar el tratamiento de Sakel, el médico se asesore, mediante un
prolijo examen clínico, acerca de las posibles deficiencias cardíacas que puedan contraindicarlo.

4º) Otra complicación un tanto frecuente es el coma secundario o coma tardío, que puede
irrumpir por la tarde o por la noche; este último es muy peligroso porque puede pasar inadvertido
y prolongarse muchas horas con el riesgo de caer en la irreversibilidad. El coma tardío puede ser
consecuencia de una insuficiente dosis de glucosa en el momento de la interrupción del coma o de
una insuficiente alimentación hidrocarbonada posterior. Por regla general, debe administrarse a
razón de un gramo de glucosa por cada unidad de insulina inyectada. Además debe controlarse
debidamente el apetito que puede decaer determinando el coma tardío o secundario; se corregirán
las causas que produzcan la inapetencia del enfermo, al cual debe prevenirse para que en el curso
del día no realice excesivos ejercicios musculares; el desgaste de energías obliga a un consumo
exagerado de glucosa facilitando la aparición del coma secundario.

Para sacar al enfermo del coma tardío basta la inyección de suero glucosado endovenoso; si no
es muy profundo basta dar por vía oral una naranjada azucarada y una alimentación
hidrocarbonada.
CAPÍTULO III

CONVULSOTERAPIA
Bajo la denominación de convulsoterapia se agrupan aquellos tratamientos que, por medios
físicos unos y químicos otros, desencadenan cuadros convulsivos muy semejantes a las crisis de gran
mal epiléptico.

CONVULSOTERAPIA POR MEDIOS QUÍMICOS

1º) SHOCK POR CARDIAZOL:

Shock cardiazólico o cardiazoherapia. Ladislao Von Meduna, suponiendo la existencia de un


antagonismo biológico entre la esquizofrenia y la epilepsia, a partir de 1936 intentó provocar
accesos convulsivos en la primera. Recurrió para ello al alcanfor (cuyo efecto convulsivante ya había
señalado Weickhardt en 1798) inyectando en dosis altas por vía intramuscular. Como los efectos
eran irregulares, en busca del perfeccionamiento del método, utilizó el pentametilenotetrazol o
cardiazol con el que se obtienen resultados satisfactorios, en cuanto a la producción de las crisis
convulsivas.

Preparación del enfermo: Antes de someter a un enfermo a un tratamiento convulsivo, es


necesario asegurarse acerca del buen estado de su aparato cardiovascular mediante un prolijo
examen; conviene hacer un estudio electrocardiográfico cuando se presume la existencia de alguna
lesión del miocardio. El tratamiento no debe hacerse en caso de grandes hipertensiones, de
arterosclerosis y de descompensaciones cardíacas.

También debe prestarse atención al estado del sistema óseo y muscular del enfermo. La
intensidad de las convulsiones puede ocasionar fracturas y luxaciones en personas de contextura
débil, o en las que presentan un gran desarrollo de las masas musculares que provocan contracturas
muy enérgicas. La columna vertebral debe ser examinada con cuidado; dolores a la percusión o a la
presión, escoliosis, etc., requieren un examen radiográfico para determinar si conviene usar
anticonvulsivantes previamente al cardiazol.

Tras estos exámenes previos y dispuesta la aplicación del tratamiento se debe proceder a la
preparación del enfermo.

1º) Los harbitúricos suministrados en las horas que preceden a la inyección, elevan el umbral
convulsivo. En caso de haber sido suministrados deberá elevarse la dosis de cardiazol en 1 ó 2 c.c.
Recurrir, cuando es necesario, a sedantes de otro tipo.

2º) Debe estar en ayunas por lo menos desde cuatro horas antes, evitando de ese modo los
vómitos y las lipotimias.
3º) Se quitarán los dientes postizos, para evitar que el enfermo pueda tragarlos en el momento
de la crisis.

4º) El paciente debe ser colocado en lecho blando, en el que es más fácil prevenir las fracturas y
aplastamientos de los cuerpos vertebrales; en ese sentido las camas duras ofrecen mayor peligro.
El enfermo se acuesta con el cuerpo extendido, los brazos a los costados, cuidando que no cruce los
miembros inferiores, las piernas extendidas y juntas; en caso de no estarlo es fácil que se produzca
su abducción brusca en el momento de la crisis, con riesgos óseos coxofemorales. En la boca se
coloca una goma o un pañuelo arrollado entre los dientes para prevenir la mordedura de la lengua
o de los labios en el momento que se cierran bruscamente las mandíbulas por la contracción de los
maseteros.

El enfermo no debe ser totalmente inmovilizado y sólo debe ejercerse sobre él una contención
suave que le permita cierta soltura en las contracturas tónicas y clónicas. Una contención muy
enérgica, por el contrario, puede propiciar la fractura de los huesos de los miembros. La contención
tiene por objetos fundamentales evitar la abducción brusca de los miembros, la luxación del maxilar
y la mordedura de la lengua.

5º) Es necesario tener a mano un botiquín con coramina, lobelina y toda la medicación inyectable
de urgencia.

Técnica: Practicar en forma rápida una inyección endovenosa de cardiazol al 10 %, inyectando a


una velocidad aproximada de 1 c. c. por segundo. Se debe comenzar por 3 a 5 c. c. en la primera
inyección. Para producir el shock en personas jóvenes se necesitan dosis menores que para los viejos
y los enfermos de larga data. En general la "cantidad de cardiazol necesaria oscila alrededor de 6 c.
c.; por excepción es necesario llegar a dosis hasta de 12 c. c. Cuando las crisis son muy intensas y
rápidas hay que disminuir un poco la dosis. Si no se producen después de un minuto de la inyección,
volver a inyectar la misma dosis aumentada en 1 ó 2 c. c. Igualmente si la crisis ha sido frustra.
Generalmente la crisis se presenta 5 segundos después de terminada la inyección.

El enfermo tose, refleja expresión de asombro, de temor, mioclonías en los músculos de la cara
seguida, a los pocos segundos, de una violenta convulsión tónica que se acompaña de apnea y que
dura unos 30 segundos. A continuación sobrevienen contracciones clónicas, que poco a poco se van
atenuando y al cabo de un minuto entran en relajación.

La crisis es muy parecida a un ataque epiléptico, pero no igual. La duración es mayor en la


epilepsia; en el shock la fase tónica es más larga y la apnea más intensa y prolongada.

No siempre el cardiazol produce la crisis, pero da sus equivalentes: fugas, ansiedad, etc.

El tratamiento debe efectuarse de dos a tres veces por semana. Si fracasa después de producidas
8 ó 10 crisis es inútil insistir, pero si se insinúa alguna mejoría conviene llegar hasta 12, 15 ó 20 crisis,

Contraindicaciones: Las contraindicaciones más serias las constituyen las enfermedades del
corazón y de los vasos; el embarazo, sobre todo en los estadios avanzados y finales; las
enfermedades del sistema óseo, como la osteoporosis y las descalcificaciones que se observan en
la tuberculosis.
Complicaciones: 1º) Fracturas óseas a causa de las contracciones musculares muy enérgicas. 2º)
En el aparato respiratorio se puede presentar una apnea más prolongada de lo común lo que
provoca una cianosis marcada; en tal caso es necesario recurrir a los estimulantes del centro res-
piratorio y a la respiración artificial. 3º) En el aparato circulatorio se pueden producir trastornos del
ritmo. 4º) Desde el punto de vista psíquico hay, a veces, una exacerbación de los síntomas; conviene,
sin embargo, insistir con el tratamiento. La amnesia de los hechos recientes, sólo es transitoria, la
memoria se recupera totalmente después de un mes de suspendido el tratamiento. 5º) Otra
complicación frecuente, cuando no se toman las precauciones necesarias, es la luxación de la
mandíbula cuando el enfermo abre la boca en forma excesiva y violenta al comienzo de la crisis.
Debe reducirse en el momento que se produce la relajación muscular. 6°) Pueden ocurrir además:
luxación del hombro, fracturas del cuello del fémur o de vértebras; la 5a dorsal es la que sufre mayor
violencia por aplastamiento.

Indicaciones que implican variaciones del método: En los casos en que sea necesario vencer el
temor que experimenta el enfermo se inyecta morfina una hora antes del cardiazol.

Para evitar contracciones musculares muy enérgicas se ha empleado el curare en una solución
de 10 miligramos por centímetro cúbico, debe inyectarse 1 c.c., o sean 10 miligramos por cada kilo
de peso, tres minutos antes del cardiazol, con lo que se consigue que las contracciones musculares
sean muy débiles. El inconveniente del curare, y de los productos sintéticos que lo reemplazan, es
la prolongación de la apnea que puede implicar serio peligro; debe tenerse a mano prostigmín y
estmulantes respiratorios; se practicará la respiración artificial. El uso de los anticonvulsivantes es
siempre riesgoso; sólo deben ser aplicados por personal especializado.

Método combinado con insulina: Las combinaciones revisten varias formas: 1º) Cinco
aplicaciones de cardiazol y a continuación insulina. 2º) Se puede aplicar la insulina en los días de
descanso del cardiazol. 3º) Giorgi hace ambos tratamientos en forma simultánea; en el momento
en que el enfermo llega al coma, pero antes que se instale, se inyecta el cardiazol. Este
procedimiento requiere dosis mucho menores, bastan 2 c. c., pues se suman los efectos.

Cambios psíquicos: Durante la manifestación del aura el enfermo experimenta miedo, terror,
pánico, sensación de muerte, que lo inducen a negarse a seguir con el tratamiento. Tiene visiones
coloreadas en amarillo o en rojo y percibe deformados o transformados los objetos que lo rodean.
Luego aparece la crisis que lo mantiene en la inconsciencia durante 10 ó 15 minutos. Por lo general
el enfermo queda malhumorado;' no es conveniente realizar la psicoterapia en ese día; puede ser
útil en los días intermedios.

2º) SHOCK ACETILCOLÍNICO :

En el año 1935 Fiamberti, en Italia, practicó inyecciones de acetilcolina provocando crisis


epileptiformes para el tratamiento de la esquizofrenia.

Numerosas son las discrepancias en lo que se refiere a la forma como actuaría la acetilcolina en
estos enfermos, no existiendo hasta ahora opinión definitiva al respecto.

Según el creador del método el disloque y disgregación de la psique se debería a una desviación
del influjo nervioso de su curso normal, utilizándose en cambie vías nerviosas que no son las
específicas. Tal desviación del influjo nervioso, sería resultado de la insuficiencia de una sustancia
para la transmisión del mismo. La sustancia en cuestión es la acetilcolina, cuya presencia ha sido
comprobada en el cerebro a nivel de las sinapsis, especialmente numerosas en las zonas cerebrales
de mayor actividad y participación del funcionalismo psíquico. La falta de acetilcolina en la sinapsis
impediría la transmisión nerviosa, la cual sería desviada hacia otras vías neuronales que no son las
habituales, determinando estados patológicos.

Esta concepción ha sido muy discutida y la verdad es que a nada concreto se ha podido arribar
hasta el presente.

El método original empleaba la vía suboccipital; más tarde su creador modificó el procedimiento
inyectando las soluciones de acetilcolina por vía endovenosa.

Técnica: Se utiliza una solución acuosa de acetilcolina en la proporción de 10 centigramos por


centímetro cúbico o sea el 10 %.

La primera inyección es de 1 c.c., es decir de 10 centigramos de acetilcolina, cantidad que se


aumenta en forma paulatina en las inyecciones subsiguientes de 10 en 10 centigramos, hasta lograr
la dosis que provoca la crisis. Esta dosis es variable de un individuo a otro, pero oscila entre 30 y 50
centigramos.

La inyección debe hacerse rápidamente y a los pocos segundos comienzan los fenómenos del
shock acetilcolínico. El enfermo experimenta una desagradable sensación de ahogo y sofocación,
tos por momentos espasmódica, enrojecimiento del rostro, lagrimeo y sialorrea. Es éste el período
de comienzo, de 8 a 10 segundos de duración, al cabo de los cuales se produce una breve pérdida
del conocimiento; al mismo tiempo se observan algunas sacudidas clónicas de escasa intensidad y
suspensión de la respiración. Al cabo de 20 a 30 segundos el enfermo vuelve a la quietud, palidece
por la gran hipotensión arterial y recobra el conocimiento. La duración total de la crisis oscila, de un
enfermo a otro, entre 45 y 60 segundos.

El autor recomienda tratamientos muy prolongados, de 100 o má? inyecciones. Es difícil obtener
que los enfermos se sometan a ellos.

Resultados: Según el propio Fiamberti los resultados del tratamiento son promisorios en cuanto
favorecen remisiones mucho más prolongadas, mientras que con otros tratamientos las recidivas se
producen más prema turamente. También asegura curaciones completas siempre que los enfermos
sean sometidos al tratamiento antes de cumplir el año en la evolución de la enfermedad. El mismo
procedimiento fue empleado por otro? investigadores, con éxito variable, en enfermos de neurosis.
Convulsoterapia por medios físicos

ELECTROSHOCK:

En el año 1938 Cerletti y Bini, en Italia, introdujeron la terapéutica convulsivante física mediante
el pasaje de una corriente eléctrica a través del cerebro, por intermedio de dos electrodos en la
región frontotemporal.

Técnica y preparación del enfermo: Se emplea la corriente alterna cuyo voltaje puede ser
graduado a voluntad; asimismo se gradúa el tiempo de pasaje de la corriente desde fracciones de
segundo hasta más de un segundo.

De la intensidad de la corriente y del tiempo que dura el pasaje de la misma depende la


producción del estado de shock.

1º) Cuando se emplea una corriente de 50 voltios y el pasaje se reduce a pocas décimas de
segundo se provoca en el enfermo un estado nauseoso y vertiginoso muy desagradable, sin pérdida
de conocimiento.

2º) Cuando la intensidad de la corriente es superior a 50 voltios y no excede de los 70 voltios,


con una duración de pocas décimas de segundo, se produce lo que se ha llamado el shock frustro.
Se caracteriza por ausencias, pérdidas de conocimiento, a veces, apnea de corta duración, pero sin
convulsiones.

3º) Cuando se eleva la intensidad de la corriente por encima de los 70 voltios y con un pasaje de
7 a 9 décimas de segundo se produce el shock verdadero; para prevenirse del shock frustro conviene
elevar la intensidad a 85 ó 90 voltios y prolongar su pasaje hasta un segundo o algo más. Conviene
recordar que el umbral de excitación es variable de un enfermo a otro; existen personas con mayor
resistencia cefálica, especialmente a medida que se avanza en edad, lo que requiere un mayor
voltaje; asimismo la resistencia es mayor cuando hay deshidratación. Es, además, un hecho com-
probado que al comienzo del tratamiento se obtiene el shock con menor intensidad de corriente, y
que, después del tercero o cuarto se encuentra mayor resistencia. No hay que olvidar el estado
atmosférico; en general los días húmedos son malos para practicar el shock.

De una manera general, deben tenerse los mismos cuidados que hemos expuesto al ocuparnos
de la Convulsoterapia por el cardiazol, especialmente en relación con el aparato circulatorio y con
el sistema óseo.

El enfermo tiene que estar en ayunas o sin ingerir ningún alimento desde tres o cuatro horas
antes, para evitar el vómito durante la crisis o al despertar de la misma. Si se han suministrado
sedantes, lo mismo que ocurre con el shock por el cardiazol, el umbral convulsivo está elevado, lo
que se contrarresta, sin inconvenientes, aumentando el tiempo de paso de la corriente.

El enfermo se acostará en cama común, nunca en lecho duro, y en posición decúbito dorsal, con
los brazos extendidos a ambos lados del cuerpo, los miembros inferiores en extensión, impidiendo
que se crucen para evitar el peligro de fracturas de cadera.
Se le revisará la boca; si hay dientes postizos movibles deben ser retirados previamente.

Se le contendrá con suavidad impidiendo los movimientos exagerados de los miembros a fin de
evitar las luxaciones. Se permitirán ligeros movimientos correspondientes a las contracciones
clónicas, pues una contención demasiado enérgica puede exponer más fácilmente las fracturas. Es
una buena práctica cubrir al paciente con una frazada que se calza a ambos lados del cuerpo, con lo
cual se favorece una contención suave.

Con el propósito de prevenir la mordedura de la lengua se colocará, como para el shock


cardiazólico, una goma o un pañuelo entre los arcadas dentarias; a falta de ambos el ayudante del
médico mantendrá la boca del enfermo bien cerrada mediante la presión de su mano aplicada sobre
el mentón para impedir que la abra durante la primera fase del shock.

Los electrodos se aplican simétricamente a ambos lados de la cabeza en la región frontal, por
encima de los arcos zigomáticos y a uno o dos centímetros por detrás del reborde orbitario. Es
importante la ubicación simétrica de los electrodos pues, como lo confirman las investigaciones
efectuadas, la corriente atraviesa casi en línea recta entre ambos electrodos y a través de los lóbulos
frontales, sin irradiarse a los lóbulos parietales ni occipitales.

Crisis: La crisis obtenida mediante el shock eléctrico difiere de la que se provoca por el cardiazol,
en que no se produce el período de angustia y de terror que transcurre entre el final de la inyección
de cardiazol y el comienzo del shock, pues la pérdida de la conciencia, en el primer caso, es
inmediata al pasaje de la corriente.

Por lo general el enfermo no abre la boca; algunas veces la entreabre y de inmediato la cierra
bruscamente, momento en que puede morderse la lengua si no se toman las precauciones
indicadas. En cuanto a las restantes manifestaciones de la crisis epileptiforme son semejantes a las
del shock cardiazólico. El estado de rigidez determinado por las contracturas musculares tónicas
tiene una duración de 10 a 15 segundos. La duración total del período convulsivo es, a continuación,
de 40 segundos; durante todo ese lapso persiste la apnea, que comienza con la iniciación de las
contracturas tónicas. En cuanto se produce la primera inspiración se coloca al enfermo de costado,
para que la saliva salga por la boca entreabierta y no lo ahogue.

Si el paciente manifiesta mucha agitación después del shock se previene inyectando pentothal
sódico tres minutos antes o después de la crisis, cuando reaparece la respiración, siempre que
existan trastornos respiratorios deberá hacerse una inyección previa de coramina. En los casos de
apnea prolongada conviene practicar, inmediatamente después da la crisis, la inhalación de
carbógeno que excita el centro respiratorio. La psicoterapia a continuación del electroshock es
inoperante; como el tratamiento provoca amnesia caen en el olvido todos los consejos e
indicaciones del médico.

Marcha, del tratamiento: La frecuencia de las aplicaciones es variable; conviene determinarla de


acuerdo con la evolución de cada caso. Lo corriente es hacer tres por semana, día por medio, las 5
ó 6 primeras aplicaciones; después se continúa con dos aplicaciones semanales y se finaliza con
aplicaciones cada 5 días.

En los casos de gran excitación maníaca se pueden practicar 2 ó 3 shocks por día, durante dos o
tres días seguidos, con lo que obtiene la sedación rápida; el enfermo queda tranquilo y eufórico.
Con cierta frecuencia se producen recaídas.
Observaciones clínicas: Como consecuencia del tratamiento con el shock eléctrico suelen
observarse las siguientes modificaciones clínicas:

1º) En el aparato cardiovascular: hay una aceleración del pulso que llega a una frecuencia de 120
por minuto; en los viejos la frecuencia puede no modificarse. Se produce un aumento transitorio de
la presión arterial, lo cual requiere tomar precauciones en los casos de grandes hipertensiones.

2º) En el aparato respiratorio: apnea que persiste durante todo el shock; no tiene mayor
importancia. Cuando se prolonga un poco basta con ejecutar algunos movimientos de respiración
artificial.

3º) En la sangre: hay un aumento de glucemia que dura de media a una hora. También se produce
aumento de colesterol.

4º) En las mujeres puede provocar amenorrea; la menstruación se restablece dos meses después
del tratamiento.

5º) Desde el punto de vista psíquico se observa amnesia total del shock; poco a poco el enfermo
se recupera y la memoria se normaliza. Después de 6 ó 7 aplicaciones se produce una amnesia
permanente por falla de la memoria de fijación. El médico debe prevenir a la familia del paciente
acerca de esta consecuencia del tratamiento.

Algunas veces, después de la 5a ó 6a aplicación, el enfermo experimenta miedo que se logra


vencer inyectando pentothal sódico al 5 % endovenoso; son suficientes 5 c.c. inyectados en un
minuto. Transcurridos tres minutos se hace la aplicación.

Las complicaciones que pueden sobrevenir y las contraindicaciones son las mismas que
consideramos al tratar el shock cardiazólico.
CAPÍTULO IV

TRATAMIENTOS QUIRÚRGICOS: PSICOCIRUGIA

TRATAMIENTOS NEUROQUIRÚRGICOS

Los procedimientos neuroquirúrgicos que se agregan a la terapéutica psiquiátrica tienen su


origen en la primitiva intervención que Egas Moniz practicó el 27 de diciembre del año 1935. Esta
intervención fue denominada por su creador: lobotomía prefrontal.

Egas Moniz, de origen portugués, fue profesor de neurología en Lisboa y creador de una escuela
neuroquirúrgica. Hombre preclaro y de grandes luces, alternó con éxito su actividad científica con
la literaria y la diplomática, escalando altas cumbres hasta merecer compartir, con W. R. Hess de
Zurich, el premio Nobel de Medicina en el año 1948.

Consideraciones generales

1º) El lóbulo prefrontal es la parte del lóbulo frontal que se encuentra por delante de la zona
motora, correspondiente a la circunvolución frontal ascendente.

El lóbulo prefrontal, dentro de la escala zoológica, sólo es patrimonio de los mamíferos,


adquiriendo su más alto grado de desarrollo en la especie humana, en la que presenta una
estructura celular muy compleja. Esta organización celular del lóbulo prefrontal es diferente de la
observada en la parte motora. En efecto las capas de células granulosas están intensamente
desarrolladas, contrariamente a las capas de células piramidales que son de precario desarrollo.

2º) Los grandes adelantos alcanzados por la clínica, la patología y, muy especialmente, por la
neurocirugía, han introducido grandes modificaciones en la teoría de las localizaciones cerebrales
como centros de funciones específicas. Este concepto subsiste y se acepta únicamente para algunas
funciones, sobre todo en el orden motor, circunscriptas a lo que concierne a la actividad de
determinados grupos musculares.

Para las funciones de mayor importancia, como las que corresponden a la actividad psíquica, el
criterio actual tiende a aceptar que existe una perfecta correlación entre diferentes áreas
cerebrales, en las que tienen asiento, simultáneamente, varias funciones nerviosas.

Los hechos de observación, experimentales y clínicos, parecen demostrar que las altas funciones
cerebrales se llevan a cabo mediante una perfecta correlación entre las diversas áreas corticales
que, inclusive, pueden hallarse muy alejadas unas de otras.

3º) Según las observaciones efectuadas por diferentes autores, relacionadas con la participación
del lóbulo prefrontal en las funciones intelectuales superiores: a) Se acepta que en el lóbulo
prefrontal reside la capacidad de adaptación adecuada al mundo exterior. Las experiencias en
animales domésticos así lo demuestran, b) La extirpación experimental de las áreas anteriores del
lóbulo prefrontal determina la incapacidad de adaptación a nuevas situaciones psicológicas, sin que
ello determine la aparición de angustia, c) La extirpación en animales los hace impulsivos, agresivos,
sujetos a gran irritabilidad y a modificaciones profundas de la conducta; en estas condiciones se
tornan indomesticables pues pierden su capacidad educativa. Todos estos fenómenos no se
producen cuando la extirpación recae en otros lóbulos cerebrales. Por otra parte, las observaciones
clínicas coinciden con lo observado en los animales de experimentación, d) De acuerdo con lo que
antecede se ha considerado que en el lóbulo prefrontal tiene lugar el desarrollo evolutivo y el
gobierno del yo, lo que permite la individualización y autonomía de la personalidad, e) Las lesiones
traumáticas del lóbulo prefrontal en el hombre determinan trastornos del equilibrio, incoordinación
motriz, apraxia y modificaciones de la mímica; manifestaciones que dependen de la actividad
psíquica superior, f) En algunos casos se observó, en relación con lesiones del lóbulo prefrontal,
disminución de la memoria y dificultades en los mecanismos asociativos, g) Suelen ser bien
manifiestas las modificaciones del carácter y de la personalidad.

Para terminar agregaremos que, no todas esas manifestaciones se encuentran simultáneamente


en un mismo caso, la sintomatología varía de uno a otro según dependa de los siguientes factores:
1) del grado de extensión de las lesiones; 2) que la lesión afecte uno o los dos lóbulos prefrontales;
3) de la coexistencia de otras lesiones cerebrales.

Se ha comprobado que es posible escindir un lóbulo frontal sin que se produzca mayor desmedro
para la psique; sólo se puede apreciar confusión y desorientación temporarias, que poco a poco se
van atenuando.

Conclusiones:

La extraordinaria actividad psíquica superior, bajo la dependencia y gobierno del lóbulo


prefrontal, convierte a éste en una zona menos independiente que los restantes centros cerebrales
bien conocidos. La actividad de las diversas zonas del lóbulo prefrontal, dada su naturaleza, requiere
un número extraordinario de conexiones o sinapsis con neuronas pertenecientes a las más variadas
regiones cerebrales, próximas o alejadas, que intervienen y ejercen influencia en la laboración de
los fenómenos psíquicos superiores.

Esto hizo pensar a Egas Moniz que la disposición de las vías y la organización sinápsica del lóbulo
prefrontal, constantemente atravesadas por numerosos estímulos, deben sufrir modificaciones
cuando se pretende que los procesos psíquicos sean conducidos por otras vías, y que el pensamiento
y el intelecto sean condicionados diferentemente y dirigidos hacia otras corrientes.

Egas Moniz, convencido de la importancia de los lóbulos prefrontales para condicionar la vida
psíquica superior, los consideró como zonas de elección para efectuar la destrucción de las fibras de
asociación entre las neuronas que intervienen en las más diversas funciones.

Las primeras interrupciones las practicó mediante la inyección de alcohol. Pronto modificó este
procedimiento seccionando las fibras prefrontales mediante un instrumento por él ideado, que
denominó leucótomo, y a la intervención lobotomía prefrontal.
Sistematización de las fibras de asociación cerebrales

A través del siguiente estudio sucinto de los principales sistemas de fibras de asociación del
cerebro, cuya sistematización nos permitirá conocer las reacciones y principales conexiones entre
las diversas áreas prefrontales y otras áreas cerebrales, obtendremos una perfecta comprensión y
un exacto conocimiento acerca de la mayor preponderancia de los lóbulos frontales en la
conducción de la vida psíquica superior, cómo se encauza la conducta, cómo surgen las inflexiones
caracterológicas y todo aquello que confiere la individualización y autonomía de la personalidad.

1º) Fibras tálamo-frontales: Se trata de un conjunto de fibras que, en forma de abanico, parten
de los diferentes puntos de la corteza de los lóbulos prefrontales, convergiendo en la parte posterior
hacia el pasaje putaminocaudado. Se visualizan muy bien en los cortes horizontales. Las fibras que
nacen de la porción mediana o de la cara interna del lóbulo prefrontal pasan junto al núcleo
caudado; las que nacen de la parte lateral o cara externa del mismo lóbulo pasan junto al putamen.
Todas estas fibras terminan en el tálamo, manteniendo en esa forma una conexión directa entre
este último y la corteza del lóbulo prefrontal.

2º) Fascículo longitudinal superior: Constituye un amplio sistema de fibras de asociación entre
los diferentes lóbulos cerebrales, desde el frontal al occipital. Se lo encuentra en la parte dorsal y
lateral del área frontal en que se practica la lobotomía.

3º) Cíngulo: El cíngulo, otro importante haz de fibras asociativas, se encuentra rodeando al
cuerpo calloso en sus porciones anterior, superior y posterior. En íntima conexión con la
circunvolución del cuerpo calloso, este haz de fibras establece la asociación entre la corteza de la
circunvolución del cuerpo calloso y el lóbulo temporal, el uncus de la circunvolución del hipocampo
y, por un pequeño manojo, el lóbulo parietal. También se halla incluido en la lobotomía.

4º) Fascículo subcalloso: Es un haz que se encuentra inmediatamente por debajo y lateralmente
al cuerpo calloso, tomando parte en la constitución del tapetum o sea la pared mediana y superior
del ventrículo lateral También degenera en las lobotomías prefrontales, aun cuando no sea direc-
tamente seccionado.

5º) Fascículo longitudinal inferior: Haz de fibras que establece la conexión entre los lóbulos
occipital y temporal. Fleclisig afirma que también establece conexión con el tálamo formando parte
del pedúnculo posterior del mismo. Por otra parte, el lóbulo temporal se conexiona con el tálamo
por el pedúnculo lateral. El fascículo longitudinal inferior no es afectado por la lobotomía prefrontal.

6º) Fascículo uncinado: Es un haz de fibras que se extiende desde la zona orbitaria del lóbulo
prefrontal hasta el lóbulo temporal. Además envía fibras que establecen conexión con la
circunvolución del hipocampol y la del cuerpo calloso. Degenera en muchos casos de lobotomía
prefrontal;

7º) Fascículo occipital vertical de Wernicke: No se afecta por la lobotomía. Relaciona el gyrus
fusiforme con las restantes partes del lóbulo occipital y parietal posterior.

8º) Haz del fornix: a) Es un sistema de fibras procedentes del lóbulo temporal, y, con más
exactitud, de la circunvolución del hipocampo y del complejo amigdalino, que terminan en el
tubérculo mamilar.
b) Desde el tubérculo mamilar parte un nuevo haz, llamado de Viq d'Azyr, que se introduce en la
pared lateral del tercer ventrículo terminando en el núcleo anterior del tálamo.

c) Desde el núcleo anterior del tálamo parte un tercer grupo de fibras, que dirigiéndose hacia
atrás terminan en el ganglio de la habénula en el extremo posterior del tercer ventrículo; desde allí
parte un grupo de fibras a la glándula pineal.

d) El cuarto tramo de fibras sale del ganglio de la habénula y, formando el fascículo de Meynert,
se dirige hacia abajo a la base del cerebro, terminando en el ganglio interpeduncular.

e) E] quinto tramo, a partir del ganglio interpeduncular se dirige hacia arriba al núcleo de Gudden,
en la base del acueducto de Silvio.

f) Desde el núcleo de Gudden parten fibras finas, con escasa mielina, que pasan a la sustancia
gris que rodea el acueducto y de ésta al piso del cuarto ventrículo y terminan en el núcleo del
neumogástrico, donde se les unen fibras procedentes del núcleo vestibular.

En definitiva, los impulsos que proceden del lóbulo temporal y de las áreas frontales por
intermedio del tálamo (fibras tálamo-frontales), así como las frontales que llegan al lóbulo temporal
por el haz uncinado alcanzan, en última instancia, a los núcleos vegetativos del cerebro posterior,
especialmente a los del neumogástrico.

De este modo se demuestra la participación directa de la corteza en la vida vegetativa. Es muy


importante esta vía directa, que relaciona el sistema vegetativo con la corteza mediante el sistema
del forcix, pues por ella supera a los núcleos vegetativos hipotalámicos.

Las conexiones del fornix con el tálamo y por intermedio de éste con las áreas frontales, y las
conexiones témporo-frontales por el haz unciforme, explican las modificaciones vegetativas
consecutivas a la lobotomía pre-frontal.

Indicaciones de la lobotomía prefrontal

Antes de aconsejar una intervención quirúrgica de esa magnitud, el psiquiatra debe considerar
detenidamente una serie de circunstancias dependientes de factores diversos; entre los cuales
figuran como más importantes lo que conciernen al individuo enfermo, al medio familiar o al am-
biental y a los resultados de la intervención.

1º) Con respecto a los resultados de la intervención, o sea al éxito terapéutico, es necesario tener
presente que la lobotomía prefrontal constituye, hasta cierto punto un tratamiento sintomático y
de emergencia. Este enunciado basta para que el psiquiatra medite largamente, tratando de agotar
todos los recursos que conozca antes de aconsejar la intervención. En efecto, nadie desconoce que,
cuando una terapéutica es sintomática, sus efectos sólo son paliativos, y no curativos como es el
desiderátum de toda acción médica.

La medicación sintomática y paliativa es admisible sin titubeos en los casos en que no produzca
modificaciones profundas y definitivas en el funcionalismo somático, haciendo peligrar la integridad
y la vida del individuo; en estas circunstancias, hasta es aceptable un pequeño déficit cuando es
ampliamente compensado por la acción paliativa. Pero ocurre que, en el caso particular que nos
ocupa, el déficit que acompaña a la acción terapéutica paliativa adquiere magnitudes
extraordinarias por lo desproporcionadas: el déficit consecutivo a la lobotomía prefrontal está
expresado por modificaciones profundas en la estructuración íntima de la personalidad. Este
resultado determina que la lobotomía pase a ser, la mayoría de las veces, un tratamiento de última
instancia cuando, agotados todos los recursos, no existe posibilidad de reintegrar al enfermo a la
familia y a la sociedad. Si a lo que antecede se agrega el agravante de que, muchas veces, la mejoría
sólo es transitoria, o sea que pueden reaparecer los síntomas aunque la lobotomía sea bilateral y
sus secciones lo más extensas y completas posibles, se justifica la marcada reserva que venimos
pregonando antes de aconsejar esta intervención. Sin embargo a pesar de lo dicho, no se puede
menos que recurrir a este proceder quirúrgico en los casos que más adelante señalaremos.

2º) Respecto de los factores que se relacionan con el medio familiar y con el ambiente social en
que actúa el individuo debemos recordar primeramente que la alienación produce siempre la
desadaptación a ambos medios. Por consiguiente, todo enfermo que se reintegra a la sociedad
constituye un serio interrogante, hasta que no se conozca el medio familiar.

En ocasiones surgen serias dificultades, pues no todas las personas de la familia poseen la misma
tolerancia y capacidad para comprender la nueva situación creada al individuo, por la enfermedad
que lo ha desadaptado y por la lobotomía que cambia su personalidad, modificación que determina
una adaptación distinta a la que poseía antes de enfermar y en discordancia con el resto de la
familia. Todos los psiquiatras saben de estas dificultades creadas en el hogar para el enfermo de
alta, con incomprensiones, intolerancias, recriminaciones y llamados de atención, que lo perturban
en tal forma que no resulta excepcional observar que, voluntariamente, busca refugio intentando
su reingreso al*hospital.

Estas dificultades se multiplican en grado superlativo en el medio social en el que la tolerancia


es mucho menor, especialmente en ambientes poco cultos donde el mutuo respeto está lejos de
ser la norma de convivencia. Más grave aún es cuando, por razones de trabajo, el enfermo debe
alternar en fábricas y talleres, con compañeros de las más variadas condiciones morales, afectivas,
temperamentales y caracterológicas.

3º) Sometidos a la consideración del psiquíatra todos los factores que dependen del individuo
enfermo, deberá tener en cuenta:

a) En primer término la realización de un estudio detenido y minucioso de la personalidad, lo que


permitirá prever, en cierto modo, las reacciones emocionales que se pueden desencadenar como
respuesta al reencuentro del enfermo con la familia y la sociedad. Desde este punto de vista no
debe olvidarse que la lobotomía prefrontal produce transformaciones indelebles, a tal punto que
podemos afirmar que todo lobotomizado experimenta un cambio más o menos marcado de su
personalidad. Los cambios se operan en lo temperamental y en lo caracterológico, desde el
momento que se modifican las reacciones frente a las diversas exigencias y contingencias de la vida
en el ambiente social.

En consecuencia deben contemplarse, dentro de lo posible, las probabilidades en pro o en contra


que la lobotomía prefrontal puede acarrear a los enfermos. Se ha podido comprobar que los
enfermos cuyos caracteres personales los inclinan a la agresividad, a la excitación y fácil irritabilidad,
son los que se benefician mayormente con la intervención; no ocurre así con los apáticos e
indiferentes en los que, generalmente, la intervención quirúrgica no sólo no modifica esas
características sino que puede acentuarlas.
b) Otro factor importantísimo que debe ser considerado antes de indicar o de decidir la
lobotomía es la actividad que desempeña el individuo, por cuanto existen tareas imposibles de
retomar después de la operación, que siempre inferioriza a la personalidad y disminuye su
capacidad para los desempeños de jerarquía.

Las personas lobotomizadas pierden gran parte de la habilidad adquirida, especialmente la


referida a funciones complejas y que requieren el aporte de la actividad psíquica superior,
disminuida en gran escala con la sección de las fibras de asociación prefrentales. Se justifican, por
consiguiente, los reparos y dificultades que experimenta el psiquíatra ante la inminencia de decidir
sobre la necesidad de esta terapéutica quirúrgica en enfermos cuyas tareas específicas requieren el
aporte mental e intelectual. Es indudable que cuando se trata de médicos, abogados, ingenieros,
universitarios en general, así como de artistas, músicos, pintores y de todos aquellos que, aun
dentro de las manualidades, realizan tareas de gran valor y complejidad, se encontrarán disminuidos
en sus habilidades después de la lobotomía. Por consiguiente se tratará, en la medida de lo posible,
de ser conservadores, empleando otras terapéuticas, que no les impida reintegrarse a sus
profesiones y tareas cuando vuelvan al seno de la sociedad. Solamente en casos extremos se
recurrirá a la cirugía.

c) La edad es otro factor que no debe menospreciarse, pues difiere mucho una lobotomía
practicada en la edad juvenil o en la edad adulta, cuando la personalidad está en plena evolución y
en su etapa productora o creadora, de la que se practica en una edad en que la personalidad ha
cumplido gran parte de su vida activa y útil.

d) Por último, desde el punto de vista individual, interesa tener en cuenta la capacidad intelectual
y su rendimiento personal y social, desde que la intervención reporta siempre un mayor o menor
déficit.

Planteadas todas las reservas y consideraciones para cada caso en particular, consideraremos las
principales indicaciones de la lobotomía pre-frontal, que se llevará a cabo previo consentimiento de
la familia, ya que tratándose de alienados no se puede contar con su autodeterminación.

1º) Se aconsejará la lobotomía para algunos enfermos mentales crónicos que se encuentren
hospitalizados desde muchos años. Ante la imposibilidad de su curación, pero con la estabilización
o mejoría de su estado debe buscarse, mediante la intervención, una readaptación familiar y social.
Debe recurrirse a este procedimiento cuando hayan sido infructuosas y se hayan agotado todas las
posibilidades que puedan ofrecer los métodos terapéuticos conservadores. Estos fracasos no son
infrecuentes en enfermos que, con el correr de los años, han realizado una perfecta adaptación y
amoldamiento al régimen de vida hospitalario, quedando totalmente desambientados con respecto
a la familia y a la sociedad. Las modificaciones que la lobotomía introduce en la personalidad hacen
factible una nueva adaptación, lo que compensa el desmedro que aquélla acarrea.

2º) Se aconseja en los casos de enfermos cuyos actos condicionan una conducta antisocial. En
estos casos la lobotomía alcanza al 75 % de éxitos. Son enfermos que pueden tener una conducta
antisocial: a) las personalidades con perturbaciones del instinto gregario por deficiencias
constitucionales, entre los que se incluyen algunos oligofrénicos y los perversos constitucionales,
perturbaciones que con frecuencia se hallan asociadas. Como el déficit consecutivo no agrava
mayormente la deficiencia intelectual pre-existente, se justifica suficientemente la lobotomía.
Dentro de este grupo es necesario destacar a aquellos que ostentan desviaciones sexuales unidas a
actos antisociales, enfermos que no son mayormente modificados o beneficiados por la operación;
por el contrario se han observado casos en que las perturbaciones sexuales irrumpieron a
consecuencia de la operación, b) En los casos de intensa peligrosidad de algunos epilépticos cuyos
impulsos: piromanía, impulsión homicida y suicida con anulación del instinto gregario han alcanzado
mucha intensidad, y sobre todo cuando la enfermedad ha provocado cierto grado de déficit, es
aconsejable la intervención quirúrgica, c) Se indica la lobotomía para los esquizofrénicos que
expuestos a numerosos impulsos se tornan peligrosos por sus actos homicidas y agresivos. Tampoco
en estos casos existen reparos con respecto a las desviaciones y desmedros posteriores de la
personalidad, que ya está profundamente alterada por la enfermedad.

3º) En algunos casos perfectamente estudiados de enfermos afectados de depresión


psicomotriz, se recurrirá a la cirugía, pero únicamente después del fracaso absoluto de los
tratamientos conservadores. Generalmente se trata de enfermos melancólicos con involución de la
personalidad, en los que el estado depresivo se hace crónico y se acompaña de otras manifesta-
ciones graves, de las que señalaremos las más importantes.

a) Intensos estados de angustia y ansiedad que determinan que el enfermo viva


permanentemente desasosegado, b) Marcada impulsión suicida, con anulación del instinto de
conservación y aparición del sentimiento catastrófico de Janet. Ante el peligro y la inminencia del
suicidio no debe titubearse en aconsejar la intervención quirúrgica, sobre todo porque se trata de
personalidades ya desviadas en su estructura íntima por la enfermedad, c) Estados involutivos con
melancolía que se intensifican con el andar del tiempo, con tendencia al negativismo y estados
catatónicos, con rechazo de los alimentos por la llamada anorexia melancólica, d) Hipocondría con
profundos trastornos cenestésicos, que conducen a la angustia y a terribles estados de ansiedad, los
cuales alteran profundamente la personalidad hasta culminar en ideas nihilistas y en el delirio de
Cotard.

4º) La lobotomía prefrontal puede constituir el último recurso para tratar algunos delirantes
sistematizados hipocondríacos, enfermos incurables en los que se han empleado sin éxito todas las
formas de terapéuticas conservadoras. La indicación no debe demorarse cuando estos delirantes se
tornan muy peligrosos y responsabilizan a otros de sus padecimientos; generalmente señalan como
responsable al médico.

5º) En los estados compulsivos graves que se observan en algunos neuróticos, cuya resultante es
una intensa angustia y gran ansiedad que desasosiegan al enfermo en forma definitiva y
permanente y le hacen sumamente penosa la existencia.

6º) La lobotomía puede ser indicada para algunos toxicómanos, bajo el imperio de ciertas
condiciones especiales. En el caso de algunos alcoholistas u otros toxicómanos, cuando el hábito y
los episodios psicopáticos son la consecuencia de estados impulsivos, tal como la impulsión
irreflexiva e irrefrenable de los dipsómanos a beber gran cantidad de bebidas alcohólicas. La
indicación quirúrgica está perfectamente justificada cuando esas impulsiones se repiten con mucha
frecuencia, haciendo peligrar la estabilidad e integridad de la personalidad, con funestas
consecuencias para la familia y para la sociedad.

7º) Puede ser necesario intervenir algunos enfermos crónicos que padecen excitación e
hiperactividad general, las cuales a través del tiempo determinan estados somáticos que pueden
hacer peligrar la vida. El enfermo quema en forma exagerada y descontrolada las reservas de
energías, pudiendo llegar a un desenlace funesto cuando no se remedia oportunamente ese estado.
8º) También es aconsejable el tratamiento quirúrgico en los casos de enfermedades
intercurrentes que pueden llevar a la muerte del individuo, cuando no se interponen los recursos
capaces de modificar las condiciones psíquicas. Son enfermedades que para su curación requieren
guardar el más absoluto reposo, el cual favorece la buena marcha y el éxito del tratamiento. Estas
consideraciones son de mucha importancia cuando los enfermos, por su afección psíquica, tienden
a la excitación y a la hiperactividad general.

9º) Los casos psicopatológicos considerados en los ocho apartados que preceden son los que
más se benefician con la lobotomía prefrontal; es decir que ésos son los casos en que más conviene
decidir el tratamiento quirúrgico. Pero también pueden ser objeto de esta intervención todos aque-
llos enfermos cuya sintomatología dominante permite pensar al psiquiatra en la posibilidad de
mitigar, con aquélla, las perturbaciones psíquicas, una vez comprobada la ineficacia de los
tratamientos conservadores. En los casos de alucinosis, por ejemplo, la lobotomía puede lograr un
alivio, pero debe recordarse que la misma no reporta grandes beneficios en el tratamiento de los
estados alucinatorios. Así en numerosas ocasiones el psiquíatra se verá enfrentado a diversos
problemas psicopatológicos, cuya solución por la lobotomía podrá o no indicar, de acuerdo con sus
conocimientos y las experiencias recogidas en el ejercicio de la profesión.

Por lo tanto, conviene que el médico considere debidamente las posibles complicaciones que
puede acarrear la lobotomía prefrontal:

a) Tener en cuenta las complicaciones más graves consecutivas a las intervenciones del sistema
nervioso central comenzando por las más peligrosas, el coma y la muerte.

b) Entre las causas de muerte por complicaciones graves figuran: hemorragias por lesión de la
cerebral anterior, abscesos del cerebro, meningitis y complicaciones cardiopulmonares. De acuerdo
con las estadísticas, la mortalidad en la lobotomía alcanza a cifras que oscilan entre 3 y 6%.

c) Otra complicación de relativa frecuencia es la aparición de convulsiones. Las estadísticas


señalan cifras que oscilan entre 3 y 12 %.

d) Trastornos funcionales a nivel de diversos órganos. Entre los más frecuentes: trastornos de la
micción y perturbaciones del sistema regulador neuro-endócrino-vegetativo.

e) Tendencia a la introversión, al autismo y a la soledad, especialmente en personalidades


constitucionalmente tímidas. Suele observarse agresividad en personas de temperamento irritable.
Vale decir que se provoca una acentuación de los caracteres más salientes de la personalidad; por
lo tanto es evidente el fracaso de la intervención que busca el efecto opuesto.

f) Es común observar una disminución, a veces muy marcada y grave, de la capacidad de síntesis
y de abstracción; juicios de cierta puerilidad, carentes de responsabilidad y justeza.

g) Trastornos generales en el aspecto activo-afectivo, que se traducen por desviaciones de la


conducta del individuo. En general hay una disminución de las repercusiones emocionales; torpeza
general en los actos, apatía y pérdida de las habilidades adquiridas. Estas complicaciones cuando el
sujeto actúa al margen de las normas de ética y de convivencia hasta cae en los actos antisociales;
a veces se manifiesta una marcada abulia con falta completa de iniciativa.
En base a todas estas posibilidades el psiquíatra decidirá, en cada caso, la conveniencia e
inconveniencia de la lobotomía prefrontal.
PSICOFARMACOLOGIA

Dentro de la Farmacología, fue aislado un grupo de drogas o fármacos, que tienen la propiedad
de obrar selectivamente sobre la psique, razón por la que son conocidos bajo el nombre de
"Psicodrogas" o "Psicofármacos". En estos últimos años este grupo se ha enriquecido por el
continuo aporte de nuevos fármacos jerarquizándose hasta .llegar a constituir una nueva rama de
la farmacología, que merecidamente se llamó: "Psicofarmacología"

Se comprende la importancia de los psicofármacos, ya que su empleo incumbe en forma casi


exclusiva a la Clínica Psiquiátrica, cuyos enfermos resultan ampliamente beneficiados.

Estos fármacos obran fundamentalmente sobre la estructuración psicológica, provocando


modificaciones en el orden caracterológico y cambios trascendentes en la conducta. Su importancia
también es refirmada a través de las investigaciones psicofarmacológicas, mediante las que se
pueden provocar a anular síntomas psicopatológicos permitiendo instituir esclarecer la patogenia
de las enfermedades mentales, abandonando el terreno "teórico-especulativo".

MECANISMO DE ACCIÓN DE LOS PSICOFÁRMACOS

Para poder conocer los mecanismos de acción de los psicofármacos, k necesario recordar a
diversos mecanismos existentes en el organismo, a cuyas acciones normales se asemejan y se
asimilan las acciones psicofarmacológicas.

El organismo está provisto de "mecanismos o sistemas neurohumorales", encargados de


asegurar su equilibrio funcional, base desequilibrio psicosomático"; mecanismos que están en íntima
correlación con el sistema nervioso central y con el periférico, constituyendo el "sistema
neuroendócrinovegetativo".

Los mecanismos neurohumorales, elaboran sustancias que estimulan o inhiben los procesos
biológicos, el metabolismo y las reacciones de la micro-físico-química celular. Estas substancias han
recibido el nombre de "mediadores neurotumorales". Los hay de tres clases:

1º) "Hormonas": que son elaboradas por las glándulas endocrinas y volcadas a la circulación
general, para obrar a distancia sobre tejidos y órganos.

2º) “Histiohormonas": que son elaboradas en el interior de varios tejidos, obrando allí mismo,
como hormonas de la autorregulación celular.

3º) "Transmisores neurohumorales": que son sustancias semejantes a las histiohormonas; son
elaboradas y obran a nivel de las sinapsis, para favorecer la transmisión del influjo nervioso entre la
"célula presináptica" y la "célula postsináptica".

Los transmisores neurohumorales son elaborados en la "membrana presináptica", por obra de


determinadas enzimas sobre una sustancia precursora. Quedan almacenados en las terminaciones
nerviosas, para ser liberados en el momento en que llega el influjo nervioso, estableciendo contacto
con determinados puntos de la "membrana postsináptica", de estructura específica para esa
función, provocando su acción que podrá ser estimulante o inhibidora según los casos. Cumplida su
función, el transmisor neurohumoral es descompuesto por otra enzima y la membrana recupera su
estado primitivo.

Los psicofármacos realizan su función en la misma forma que los mediadores neurohumorales a
los que pueden reemplazar, ya sea reforzando su acción como inhibiéndola, por lo tanto
modificando el "fisiologismo neuropsiquico"

En consecuencia, creemos necesario ahondar el estudio de los mediadores neurohumorales,


pues dada la similitud de su acción con la de los psicofármacos, nos facilitará el conocimiento y
estudio de estos últimos.

LA VIDA VEGETATIVA

El "mundo interior" comprende el conjunto de reacciones e interrelaciones del fisiologismo


orgánico que integran la "vida vegetativa", la que se encuentra regida por el "sistema nervioso
autónomo" o "sistema del gran simpático". El sistema nervioso autónomo actúa mediante el 'meca-
nismo reflejo. El arco reflejo se establece en la siguiente forma: La "neurona aferente" está ubicada
en el ganglio de la raíz posterior del nervio raquídeo, a la que llegan los estímulos de la vida
vegetativa. En el asta lateral de la médula se encuentra la "neurona intermediaria", cuyo cilindro-
eje termina en los ganglios periféricos donde se encuentra la tercera neurona o "neurona
excitadora", cuyo cilindro-eje termina en los órganos efectores.

Siguiendo un criterio funcional, el sistema nervioso autónomo se ha dividido en dos grandes


partes: el "simpático" y el "parasimpático" que son funcionalmente antagónicos.

1º) El "simpático" corresponde a la "porción taraco-lumbar", cuyas neuronas efectoras se


encuentran en los ganglios periféricos de la cadena paravertebral del gran simpático; o bien en los
ganglios prevertabrales "celíaco", "mesentérico superior" y "mesentérico inferior".

2º) El "parasimpático" corresponde a la "porción cráneo-sacra".

A) La "sección craneal" está contenida en los núcleos de origen de los nervios craneales: motor
ocular común, facial, glosofaringeo y neumogástrico. En cuanto a los ganglios periféricos se hallan
próximos a los órganos efectores tales como el submaxilar, el ótico, el ciliar, etc.

B) La "sección sacra" toma origen en el segundo y tercer segmentos de la médula sacra y a través
del nervio pélvico llega al ganglio hipo-gástrico.

La mayor parte de los órganos están inervados a la vez por ambos sistemas, en forma tal que,
cuando uno estimula el otro inhibe.
SISTEMA AUTÓNOMO Y MEDIADORES NEUROHUMORALES

Los mediadores neurohumoralts actúan en la misma forma que las dos porciones del sistema
nervioso autónomo, regulando la vida vegetativa, De acuerdo con la división funcional del sistema
autónomo, se han aislado dos grupos de mediadores neurohumorales: 1) mediadores neurohu-
morales adrenérgicos, para la porción simpática; 2) mediadores neurohumorales coligérnicos, para
la porción parasimpática.

MEDIADORES NEUMOHUMORALES ADRENÉRGICOS

También se los llama "simpaticomiméticos". En las terminaciones nerviosas de la porción


simpática se halló una sustancia que provoca su estimulación; se la llamó "simpatina"

La "adrenalina" también actúa sobre las sinapsis de la porción simpática, pero su acción es
inhibidora. Se llegó entonces a la conclusión de, que existen dos tipos de simpatinas: una simpatina
estimuladora que es similar a la "noradrenalina"; y una simpatina inhibidora que es similar a la
"adrenalina".

La noradrenalina deriva de un cuerpo madre que es la "dopamina", y a su vez, todas estas


sustancias se originan en el aminoácido "fenilalanina".

Los mediadores neurohumorales adrenérgicos han recibido el nombre genérico de


"catecolaminas", debido a que la adrenalina es un alcaloide derivado del "catecol".

ACCIONES DE LAS CATECOLAMINAS

Las aciones de las catecolaminas tienen lugar esencialmente en la periferia.

1º) "Regulan el equilibrio del medio interno": acelerando o retardando los procesos fisiológicos.

2º) "Defienden al organismo" frente a situaciones críticas, que deben ser superadas
rápidamente, mediante una mayor difusión de catecolaminas (Stress).

3º) "Actividades metabólicas", con producción de calor por aceleración de las oxidaciones.
Intervienen en el metabolismo de los hidratos de carbono, favoreciendo la glucogenolisis del
glucógeno hepático y muscular.

4º) "Acción motora o inhibidora" (contracción o relajación de los músculos lisos); según sea la
cantidad y la calidad de las catecolaminas.

5º) "Acción tónica cardiovascular"; aumento de la frecuencia y de la fuerza de contracción


cardíaca.

6") "Aumenta la fuerza de contracción de los músculos estriados", con resistencia a Ja fatiga.
En cuanto a la acción de las catccolaminas sobre el sistema nervioso central, es escasa y mal
conocida. Atraviesan con dificultad la barrera hematoencefálica. La mayor parte se producen "in
situ" a partir de una sustancia madre que es la "dopa", que atraviesa fácilmente dicha barrera.

La "adrenalina" se halla en mayor cantidad en el hipotálamo. La "noradrenalina" en el


hipotálamo, en el mesencéfalo y en la sustancia reticular del bulbo. La "dopamina", en su casi
totalidad en el cuerpo estriado. Su ausencia produce convulsiones. Se cree que su acción principal
es "bloquear la transmisión simpática excitadora".

SUSTANCIAS SIMILARES A LAS CATECOLAMINAS:

En el organismo existen sustancias que se comportan a la manera de catecolaminas, aunque no


sean tales. Las más importantes son: la serotonina y la hisiamina.

"Serotonina": en la mucosa gastrointestinal se aisló una sustancia que se llamó "enteramina",


que fue considerada igual a la serotonina de la sangre, con las mismas propiedades, entre otras, la
de provocar la contracción de los músculos lisos.

La serotonina se halla en todo el organismo; en el sistema nervioso de preferencia en el cerebro,


en el tronco cerebral y en el hipotálamo donde se encuentra la mayor concentración, lo mismo que
en la formación reticular de! mesencéfalo. Procede de un aminoácido que es el "triptofano".

Provoca la contracción de los músculos lisos y favorece la transmisión del influjo nervioso a nivel
de los ganglios simpáticos y parasimpáticos.

La serotonina cerebral se forma in situ, a partir del "hidrotriptofano" por descarboxilación; éste
atraviesa la barrera hematoencefálica, la serotonina no lo hace.

"Histamina": deriva de la "histidina" por descarboxilación

Se encuentra en todo e¡ organismo, pero las mayores concentraciones las hallamos: a) en los
"tejidos cutáneos", donde participa en los fenómenos de anafiiaxia, teniendo además una acción
vasodilatadora; b) en el "aparato gastrointestinal", en el que estimula las secreciones glandulares;
c) en el "aparato cardiovascular" como vasodilatador capilar, con descenso tensional y producción
de edemas; d) en el "aparato respiratorio", donde provoca espasmos por la contracción de los
músculos bronquiales (asma) ; e) en el "sistema nervioso": las grandes cantidades producen
analgesia general; se la relaciona también con la percepción dolorosa y la conducción del estímulo
doloroso.

MEDIADORES NEUROHUMORAIES COLONÉRGICOS

Los mediadores colinérgicos constituyen "drogas parasimpaticomiméticas" que obran sobre la


porción parasimpática del sistema nervioso autónomo.
El más importante es la "acetilcolina", derivado de la serina que por descarboxilación y mediación
sucesivas.se transforma en acetilcolina. Su formación tiene iugar en las terminaciones nerviosas por
obra de una en-zima llamada "acetücolesterinasa", que la descompone en colina y ácido acético.

Los mediadores neurohuworales colinérgicos derivados de la "colina" tienen dos acciones


antagónicas llamadas: "muscarínica" y "nicotínica", por la similitud con la <le los alcaloides:
''muscarina'' del hongo amanita muscaria y la "nicotina" del tabaco. La acción muscarínica es
parásito-paticomimética o estimulante; la acción nicotínica es simpáticomimética o depresora.

1º) "Acción cardiovascular": Inhibición del músculo cardíaco con retardo hasta la detención,
como ocurre con la excitación del neumogástrico; por lo tanto se trata de una acción muscarínica o
parasimpaticomi-mética. En los vasos: a pequeñas dosis provoca hipotensión por su acción
muscarínica; a grandes dosis, hipertensión por su acción nicotínica.

2º) "Acción respiratoria": Contracción de los músculos bronquiales por la acción muscarínica.

3º) "Acción glandular'': Aumento de la actividad secretora por la acción muscarínica.

4º) "Acción neurológica periférica": La acetilcolina sobre tres puntos A) en las "sinapsis
neuromusculares" o "placas motoras" en los músculos estriados; B) a nivel de las "sinapsis
neuroefectoras o parasimpáticas"; C) a nivel de las "sinapsis de los ganglios de la vida vegetativa".

SISTEMA RETICULAR Y MEDIADORES NEUROHÜMORALES

Es importante señalar la existencia de una íntima correlación entre los "mediadores


neurohumorales y la formación reticular de encéfalo".

El conocimiento de la formación reticular se ha incrementado rápidamente en los últimos años,


debido a la importancia que trasunta a través de las investigaciones, fisiopatológicas y
farmacológicas, que han permitido comprobar que ese complejo sistema rige, en gran parte, el equi-
librio de la vida psicosomática. Así se ha llegado a formar el concepto de que el sistema reticular
constituye un "gran núcleo neurovegetativo". En él se produce la incidencia de todos los impactos
sensoriales procedentes del mundo externo y del mundo interno, sensaciones que allí se hacen
conscientes. Esto permite al individuo, una información constante y permanente, sobre los cambios
y transformaciones que tienen lugar dentro y fuera del ámbito personal.

La formación reticular se encarga de la coordinación de todos los estímulos sensoriales,


condicionando y adaptando las respuestas, sean ellas automáticas, reflejas o voluntarias, pero todas
igualmente imprescindibles para mantener el equilibrio neurovegetativo y psicosomático.

Las sensaciones logran hacerse conscientes merced a las conexiones del sistema reticular con la
corteza cerebral o. "conexiones córtico-reticulares". Ellas hacen posible diferentes grados de
conciencia y de actividad psíquica, que oscilan entre la somnolencia y el sueño por un lado, y la
perfecta vigilia y alerta por el otro.
En esa forma el sistema reticular logra la "integración y mantenimiento de la unidad
psicosomática"; a la vez que "regula el equilibrio frente al medio ambiente y determina la conducta
del organismo y del individuo".

En definitiva, el sistema reticular asume la representación central de ambos sistemas


autónomos: el "simpático adrenérgico" y el "parasimpático colinérgico''; manteniendo así el control
de todas las funciones y la perfecta coordinación de todas las reacciones del organismo, tanto en el
aspecto vegetativo como en el sómatomotor y en ti psíquico.

1º) Mediante los mecanismos simpáticos adrenérgicos se pone en actividad la "función


ergotrópica o motora", por la que entran en juego los diversos resortes que condicionan al
organismo para una acción enérgica, entrando en juego todo el funcionalismo neurovegetativo y
psicomotor para esa finalidad. Siempre que se requiera una acción rápida, se produce una
preponderancia del sistema ergotrópico, lo que se conoce por "estado de alerta", consistente en
una marcada tensión de toda la musculatura estriada, con aumento del tono y de la irrigación, con
disminución de la propensión a la fatiga e hiperactividad psíquica, debida a la intervención del
"sistema simpático adrenérgico"

2º) En oposición con el estado de alerta se produce el "estado de recuperación", como


consecuencia del aumento de actividad del "sistema parasimpático colinérgico", que también en
forma transitoria pasa a prevalecer. Se produce una disminución del tono muscular con adinamia y
tendencia a la inactividad psíquica.

3º) En condiciones de normalidad funcional vegetativa, metabólica y psicosomática, los dos


sistemas antagónicos "simpático adrenérgico" y "parasimpático colinérgico", se mantienen en
equilibrio, alternándose en esas supremacías transitorias y pasajeras de mayor o menor intensidad.
Como consecuencia, los diferentes grados de actividad del organismo, que oscilan entre el "sueño,
la somnolencia y la apatía" por un lado, y por el otro, el "despertar, la vigilia, el alerta y la excitación".

CLASIFICACIÓN DE LOS PSICOFÁRMACOS

Los psicofármacos actúan sobre la psique a través de dos sistemas: "simpático adrenérgico" y
"parasimpático colinérgico"; estimulando unos, morigerando o inhibiendo otros.

Siguiendo a Delay y Deniker, los psicofármacos se han dividido en tres grandes grupos, según
cuales sean sus acciones y los efectos que determinan a nivel del sistema nervioso, dando lugar a
las distintas modificaciones en la psique. Estos tres grupos son:

Psicolépticos

Psicoanalépticos

Psicodislépticos
PSICOLEPTICOS

Bajo la denominación genérica de "psicolépticos" se integra el primer grupo de psicofármacos.


Se trata de drogas que tienen una acción sedativa sobre la psique, y actúan deprimiendo
determinadas actividades y centros del psiquismo. Son sustancias "parasimpaticomiméticas" o
"colinérgicas". Su acción se ejerce principalmente sobre los núcleos de la porción parasimpática del
sistema nervioso autónomo y sus respectivas representaciones en el sistema reticular del encéfalo,
determinando una acción inhibidora y sedativa.

Delay y Deniker subdividen a los psicolépticos en tres subgrupos: "Hipnóticos". Neurolépticos" o


"Tranquilizantes Mayores", y "Ataráxicos" o "Tranquilizantes Menores".

HIPNÓTICOS :

Los hipnóticos son las drogas psicolépticas que inducen al sueño. Algunos de estos fármacos
cuando son empleados a dosis ligeras, obran como tranquilizantes.

Los hipnóticos actúan principalmente a nivel de la corteza cerebral. Entre los más importantes
tenemos a los "barbitúricos", a los "bromuros" y al "cloral".

Con el deseo de aclarar la exacta ubicación de grupos de los diferentes psicofármacos, para cada
subdivisión aportaremos la nómina de los productos más comunes hallados en el comercio
farmacéutico. Hacemos la salvedad, de que no se agregará ningún comentario, ni se mencionará el
nombre de los laboratorios que los producen, con el objeto de que pueda ser descartada toda otra
finalidad.

En consecuencia haremos la nómina de los hipnóticos más comunes en la plaza.

En la mayor parte de estos fármacos, junto a la acción


hipnótica de los barbitúricos en primer plano, se agregan
Barbitúricos acciones sedantes y anticon-vulsivantes por asociaciones con
otros fármacos como, por ejemplo: la atropina, la belladona, el
beleño, la valeriana, los derivados del fenol, etc.
Hipnóticos
Adalina: sedo-hipnótico.
Bromuros Bromural: sedo-hipnótico.
Tres Bromuros Efervecentes: sedohipnótico.
Se preparan fórmulas magistrales bajo forma de bebidas o
Cloral
enemas.
"NEUROLEPTICOS O TRANQUILIZANTES MAYORES":

También se los conoce bajo la denominación de "neuropléjicos".

Delay y Deniker han reconocido y enumerado las siguientes propiedades que identifican a los
neurolépticos o neuropléjicos:

1º) Acción psicoléptica sedativa, pero sin acción hipnótica.

2º) Acción sedante sobre la excitación, la agitación y la agresividad.

3º) Acción modificadora y reductora de las alteraciones que se producen en las psicosis.

4º) A determinadas dosis, pueden provocar la aparición de síndromes neurológicos transitorios


y pasajeros, así por ejemplo: síndrome extrapiramidal bajo la forma de parkinsonismo;
manifestaciones neurovegetativas como hipotermia e hipotensión.

5º) Acción esencial y preponderante sobre los núcleos subcorticales. Los principales
neurolépticos se reúnen en tres grupos: "los derivados de la Rauwolfia"; "los derivados de la
Fenotiazina"; y "los derivados de las Butirofenonas".

"Derivados de la Rauwolfia":

Son neurolépticos que posiblemente obran por liberación de la serotonina y de las catecolaminas
a nivel de hipotálamo.

La sustancia tipo es la "Reserpina". Entre los productos de plaza tenemos: Reserpina; Reserpina
Compuesta; Serpasol; Reserbital; Rautensine; etcétera.

"Derivados de la Fenotiazina":

Neurolépticos cuya acción estaría ligada a su poder adrenolítico, que se ejercería principalmente
a nivel del sistema reticular. Los derivados de la fenotiazina presentan a considerar tres tipos de
fárcamo;.

1º) Los de Tipo Promacina, que poseen una cadena alifática. Entre ellos tenemos: Promacina;
Cloropromacina; Triflupromacina; Me-thopromacina; Acepromacina; etcétera. 2º) Los de Tipo
Piperidina, que tienen una cadena lateral piperidínica. Entre ellas tenemos: Meperazina;
Perfenazina; etcétera. 3º) Los de Tipo Piperazina: con cadena lateral piperazínica. Entre ellas
tenemos: Perazina; Tioproperazina; Perfenazina; etcétera.
"Derivados de las Butirofenanas":
R.eserpina
Reserpina compuesta
Derivados
Serpasol
de la
Reserbital
Rauwolfia
Rautensine
etc., etc.

Tipo Promacina
Promacina
Cloropromacina Ampliactil Aumentil
Neurolépticos Triflupromacina Promilene Meleril
o Methopromacina Nozinan Esucos
Neuropléjicos Derivados de la Acepromacina Logramin Frenquel
Fenotiazina etc., etc. Mayéptil Stelazine
Tipo Piperidina Meperazina Stelapar Stemetil
Tioridazina etc., etc. Taractan Trilafón Truxal
Tipo Piperazina Perazina Neuleptil
Tioproperazina Perfenazina etc.,
etc.
Derivados de
las Haloperidol Halopidol
Butirofennonas

"ATARÁXICOS O TRANQUILIZANTES MENORES":

Comprenden cuatro grupos de drogas: "los derivados del difenilmetano; los propanedioles
substituidos; los derivados de la Diazepina; los derivados de la miscelania.

"Derivados del Difenilmetano":

Son sustancias que actúan sobre los núcleos y centros subcorticales; aunque el mecanismo
íntimo permanece todavía desconocido. La droga tipo es la "Hidroxycina". Entre ellas tenemos:
Azacicloncl; Benactici-na; etcétera. "Propanedioles Sustituidos":

Cuya sustancia tipo es el "Mepobramato", que es un "dicarbamato de propanediol". Son


relajantes musculares de acción central, que resulta de un bloqueo interneuronal Polisináptico.
Entre otros tenemos: Feuagli-codol; Emylcalmabe; Mefenasina; Carisoprodol; etcétera. "Derivados
de la Diazepina":

Son ataráxicos de acción miorrelajante. La sustancia tipo se denomina "Clordiazepoxido".


"Derivados de la Miscelania":

Entre los cuales tenemos: la "Captodiamina; el Metylpentinolcarbamato; etcétera.


Droga tipo: Insidon
Derivados del Hidroxycina
Miltown
Difenilmetano Azaciclonol
Benacticina Atarax
Droga tipo: Covatina
Mepobramato Diazepina
Ataráxicos o Propanedioles Fenaglicodol Diencefaletas
Tranquilizantes Sustituidos Emylcalmate Ekilan
Menores Mefenasina Equanil
Carisoprodol Fenarol
Derivados de Droga Valium
la Diazepina tipo:Clordiazepóxido Plidan
Derivados de Captodinamina Placidon
la Mescelania Metylpentinocarbamato Mepantin

PSICOANALEPTICOS

En este segundo grupo de psicofármacos, se reúnen drogas con propiedades estimulantes sobre
determinadas actividades psíquicas.

Se trata de "sustancias simpaticomiméticas" o "drogas adrenérgicas". Actúan sobre la porción


simpática del sistema nervioso autónomo provocando su estimulación. Los psicoanalépticos
comprenden dos grandes grupos: los "Psicoestimulantes" y los "Timolépticos".

"PSICOESTIMULANTES":

Son drogas que tienen una acción esencialmente antihipnótica. Las' principales son las aminas
psicotónicas y como droga tipo se tiene a la "Anfeíamina".

"TIMOLÉPTICOS":

Son drogas de acción principalmente antidepresiva. Los timolépticos comprenden a su vez a dos
subgrupos.

1º) "Los Inhibidores de la M.A.O. (Monoamino-oxidasa):

Son drogas derivadas de la "Hidrazina". La M.A.O. cerebral es una enzima que destruye a la
serotonina y a las catecolaminas (adrenalina, no-radrenalina). La droga tipo es la "Ipromiazida".

Los inhibidores de la M.A.O. comprenden dos tipos de sustancias: &) las "Hidrazidas" entre las
que se cuentan la "Ipromiazida", la "Nialamida", la "Isocaboxazida", etc.; b) las "Hidrazinas" entre
las que tenemos a la "Fenelzina y a la "Feniprazine".
2º) El segundo grupo de los timolépticos lo forman "Drogas de Estructura Parecida a la
Fenotiazina". La droga tipo es la "Imipramina"

Actemin Bencedrina
Droga tipo:
Psicoestimulantes Dexamil Dexedrina
Anfetamina
Maxiton etc., etc.
Aventyl
Catrón
"Hidrazinas" Glucoenergan
Ipromiazida Mervitina
Inhibidores Nialmida Nardil
Psicoanalépticos de la Isocarboxazida Niamid
M.A.O. Hidrazidas: Ritalina
Timolépticos Fenelzina Surmontil
Feniprázina Pertofrcn
Uxen
Drogas etc., etc.
parecidas a
Droga tipo Imipramina
la
Fenotiazina

PSICODISLEPTICOS

Son los fármacos alucinógenos, que comprenden sustancias capaces de provocar psicosis
artificiales. Su finalidad es principalmente experimental. Es sumamente reducido su empleo con
fines diagnósticos y terapéuticos.

Entre las drogas psicodislépticas más conocidas tenemos: la "Dietilamida del Ácido Lisérgico"; la
"Bufotenina"; la "Mescalina"; etcétera.
Hipnóticos
Barbitúricos Bromuros Cloral
Inducen al sueño
Derivados de Tipo:
la Rauwolfia Reserpina
Neurolépticos Tipo:
o Derivados de Promacina Tipo:
Tranquilizantes la Fenotiazina Piperidina Tipo:
Mayores Piperazina
Neuropléjicos Derivados de
Tipo:
las
Haloperidol
PSICOFARMACOS

Butirofenonas
Psicolépticos Tipos:
Derivados
Parasimpático- Hidroxycina
Del
miméticos Azaciclonol
Difenilmetano
Sedativos Benacticina
Tipos:
Derivados de Mepobramato
Ataráxicos o los Penoglicodol
Tranquilizantes Propanedioles Emylcalmate
Menores Sustituidos Mefenesina
Carisoprodol
Derivados de Tipos:
la Diazepina Clordiazepóxidn
Tipos:
Derivados de
Captodiamina
la Miscelania
Metylpentinolcarbamato

Tipo:
Psicoestimulantes
Anfetaminas
Tipos:
Ipromazida
Hidrazinas
Psicanalépticos Nialmida
Simpatico- Inhibidores de Isocarboxazida
la M.A.O.
PSICOFÁRMACOS

miroéticos Tipos:
Adrenérgicos Timolépticos Hidrazidas Fenalzina
(Estimulantes) Feniprazina
Drogas de
Estructura Tipo:
Parecida a Imipramina
Fenotiazina
Psicodislépticos Tipos:
Drogas Dietilamida del
Alucinógenas Ácido Lisérgico
escalina
Bufotenina
PSICOTERAPIA

Abordar el importante capítulo de "Psicoterapia", significa enfrentarse una vez más con la
dificultad de las definiciones. En consecuencia, recurriendo a los conocimientos corrientes,
trataremos de proporcionar un concepto lo más acabado posible.

Abocados de inmediato a este trámite diremos: "La Psicoterapia es una modalidad de terapia
practicada mediante diversos procederes psicológicos que, incidiendo en el terreno psíquico-
espiritual, permite obrar indistintamente sobre lo somático, lo psíquico j lo espiritual".

Expresado de ese modo el concepto de psicoterapia, expondremos a continuación los


conocimientos correlacionados con él, contribuYendo así a su clarificación. Comenzaremos por
analizar la primera parte del concepto que dice: "La psicoterapia es una modalidad de terapia
practicada mediante diversos procederes psicológicos".

El primero y más importante, a la vez que indispensable requisito psicológico, es la participación


de la voluntad del enfermo. Es fundamental que ella sea debidamente condicionada, para que aquel
pueda beneficiarse con los diversos procedimientos en boga. Mediante la voluntad bien dispuesta
merced a un metódico entrenamiento, el enfermo puede captar la acción benéfica que el médico
ejerce poniendo en juego sus recursos psicológicos. Esta acción es transmitida por obra de la
sugestión, la persuaden, la reeducación, etc., pero en todos los casos, se logrará el objetivo deseado
mediante una buena "comprensión", que es la única forma como la influencia mental del médico
puede incidir en la psique enferma, para clarificarla y liberarla de la opresión que le produce su
padecimiento. Es fácil apreciar que los resultados de esta terapia psicológica, surgen como una
secuencia lógica de la "relación psicológica directa" entre la psique del médico y la del enfermo.

La segunda parte del concepto de psicoterapia, hace referencia a los procedimientos y manejos
psicológicos diciendo: "...que actúan incidiendo en el terreno psíquico-espiritual". Cuando e!
enfermo concentra voluntariamente su atención en lo que el médico le sugiere y le alecciona con
respectó a su dolencia, se produce la tranquilización psíquica que le permite ordenar sus ideas,
disipar la pesadumbre y el ensombrecimiento favoreciendo la comprensión de los problemas. Tras
la comprensión se produce un verdadero despertar psíquico del enfermo frente a la realidad. Esta
posibilidad se da gracias a una intensa renovación y vivificación del campo afectivo, generándose
renovadas y vigorosas vivencias provistas de cargas afectivas más placenteras y optimistas. Estas
vivencias nuevas, condicionadas en el enfermo por las elaboraciones mentales de un médico
psicoterapéuta hábil y experimentado, se convierten en los "soportes o vehículos" de la
psicoterapia. En el momento en que el enfermo ávido de bienestar, percibe y comprende al médico,
vive intensamente una nueva experiencia psicológica que lo hace vibrar emocionalmente. Ese es el
impacto que provoca la renovación del campo afectivo, modificando el humor que, poco a poco vira
desde lo desplacentero hacia lo placentero. Sobrevienen así las nuevas vivencias, que logran
desplazar de la psique a las que son responsables del desplacer y del estado patológico.

Analizaremos a continuación, a la tercera parte del concepto de psicoterapia que dice: ". . .
permitiendo obrar indistinta y simultáneamente sobre lo somático, lo psíquico y lo espiritual." En
esta parte se encara la verdadera esencia de la psicoterapia, pues insistimos en que actúa y beneficia
tanto sobre el aspecto somático como en el psíquico-espiritual de la personalidad. Por consiguiente,
comporta una importante terapia que alcanza a gran número de enfermos: a los psicópatas en
general, a los trastornos de las psicosis, a quienes tienen problemas morales con grave repercusión
espiritual, a los neuróticos, a los que tienen trastornos somáticos orgánicos y funcionales con
repercusión psíquica, etc.

Para hallar una explicación lógica respecto a la acción de la psicoterapia, debemos recurrir a las
"correlacioNes e integración psicosomáticas". A través de las mismas se llega a la conclusión de que
las enfermedades somáticas y las psíquicas están íntimamente correlacionadas en la integración del
psicosomatismo"; vale decir que todas las enfermedades de la Patología Médica y de la Patología
Psiquiátrica, se compenetran y se confunden en una sintomatología mixta que según los casos,
tendrá predominancia somática o psíquica. Esta interdependencia está asegurada por el juego de
una "doble corriente órgano-neuro-vegetativa". Una es la "corriente psicosomática" por la que lo
psíquico repercute sobre lo somático, y la otra es "la corriente somotopsíquica" por la que lo
somático repercute sobre lo psíquico.

En ese dinamismo del medio psicosomático, desempeña un papel preponderante la "cenestesia".


Ella asume una importancia de carácter relevante en la producción de los estímulos que conducen
a la elaboración de "vivencias patológicas", dando lugar al "desequilibrio psicosomático", en el que
se origina la enfermedad.

En condiciones normales existe un "estado de equilibrio psicosomático", al que podría llamarse


"equilibrio interior", que se instala entre el mundo somático y el mundo psíquico, siendo la
cenestesia la encargada de mantenerlo. Dicho equilibrio no es otra cosa que el resultado de un
"trabajo de adatación" a los estímulos normales y constantes que nacen del "fisiologismo órgano-
neuro-vegetativo normal"; estímulos que al trascender el mundo psíquico, originan las vivencias
normales que el hábito establece a través de las reacciones siempre iguales a sí mismas. Ese habitual
y constante reaccionar vivencial normal, produce la mutua adaptación entre los mundos psíquico y
somático, es decir el "equilibrio normal psicosomático".

Pero ese trabajo de adaptación y de equilibrio no termina aquí, existe otra forma que podría
llamarse "equilibrio externo", que preside la adaptación del mundo interior o psciosomático al
mundo exterior. En este caso, la parte del sensorio encargada de la recepción de estímulos
corresponde a los aparatos sensoriales que aportan la información sobre el acontecer en el mundo
exterior. Una vez más, esta estimulación provoca su impacto psíquico, determinando las vivencias
correspondientes. Nuevamente el hábito, originado en la repetición de las vivencias normales
siempre iguales a sí mismas, favorece la adaptación del mundo psicomsomático al mundo exterior.
Con otras palabras, se instala el equilibrio entre el mundo interno y el externo, vale decir entre el
individuo y el medio ambiente, lo que se conoce por "equilibrio persona-mundo".

Hay que tener presente que tanto la adaptación interna como la externa, constituyen estados de
"equilibrio dinámico", constantemente móviles, cambiantes y modificables. Dinamismo propulsado
por las numerosas variantes impresas por las continuas estimulaciones que, en forma simultánea,
llegan desde los mundos internos y externo. En última instancia, ese equilibrio dinámico se cristaliza
a través de infinitos estados de conciencia, que se convierten en los medios de información
constante del espíritu. Allí, en la conciencia, se produce la confluencia y la fusión en un mismo nivel,
de todos los planos de incidencia de la percepción general, razón por la que la hemos llamado
"trastienda del sensorio". En la conciencia se nivelan todas las percepciones sensoriales y
cenestésicas, haciéndose el registro de todas ellas en el mismo plano consciente, por lo que la
hemos considerado como una "pantalla sensorial-cenestésica". Las percepciones que la
impresionan determinan la consiguiente repercusión psíquico-espiritual. Ese constante reaccionar
vivencial que da lugar a todas las formas de adaptación, se expresa en definitiva, por una fórmula
individual de "equilibrio en el propio mundo y frente al mundo exterior". Este equilibrio definitivo,
es el que condiciona la salud y la vida del individuo.

Siempre que se producen perturbaciones orgánicas y funcionales, la cenestesia normal se altera


al generarse estímulos extraños, totalmente distintos a todos aquellos que corrientemente llegan a
la conciencia. Estos estímulos anormales y patológicos, desencadenan vivencias que conmocionan
en mayor o menor grado el equilibrio psicosomático, con lo que la salud se resiente y el individuo
enferma. Cuando el impacto emocional es particularmente intenso, no se limita a la alteración de
lo psicosomático, sino que trasciende hasta provocar la ruptura del "equilibrio persona-mundo",
que deja al individuo desambientado y desadaptado al medio. Constituye un ejemplo el trastorno
que denominamos "despersonalización", que se manifiesta bajo la forma de un sentimiento y que
pertenece a la subjetividad. La cenestesia transmite estímulos extraños, totalmente nuevos, nunca
experimentados antes, los que irrumpiendo en la conciencia originan vivencias extrañas que
condicionan el "sentimiento de despersonalización". El mismo se concreta y se manifiesta por una
profunda extrañeza respecto a la propia personalidad, como diferente, que no es reconocida como
lo que fue siendo la causa, el desequilibrio psicosomático. Más allá ese sentimiento de cambio es
proyectado al mundo exterior, por lo que éste también es percibido extraño y cambiado,
culminando con la ruptura completa del "equilibrio persona-mundo" y la consiguiente
desadaptación del enfermo.

Ahora bien, la Psicoterapia, en todos los casos y cualquiera sea eJ procedimiento empleado,
persigue como finalidad primordial, el restablecimiento del equilibrio con el mundo interior y con el
mundo exterior, con recuperación del estado de salud. Un hecho importante debe consignarse aquí,
y es que el reencuentro con la salud a través da la readaptación, no significa exactamente el retorno
al estado de salud preexistente al de enfermedad, aunque pueda pensarse que eso debería ser el
desiderátum. Sin embargo, esto no puede ser, debido entre otras cosas, a los numerosos factores
psicobiológicos que intervienen en la adaptación y readaptación psi-cosomática y en la del individuo
al medio. La variedad de los mecanismos psicobiológicos, más el dinamismo y la inestabilidad del
equilibrio de readaptación, explican satisfactoriamente las diferencias marcadas entre e. equilibrio
de readaptación y el equilibrio del primitivo estado de salud.

En consecuencia, la psicoterapia trata de proporcionar al enfermo un nuevo estado de equilibrio,


que consigue tranquilizarlo para favorecer su readaptación. No podemos olvidar que si bien en cada
persona, 'los mecanismos psicobiológicos dependen de factores estructurales que les imprimen
caracteres particulares y confieren individualidad al equilibrio psicosomá-tico, no es menos cierta,
la gran mutabilidad de ese equilibrio, constantemente modificable, agregándose ahora las variantes
impresas a través de las enseñanzas y correcciones psicobiológicas que el médico crea, explicándose
ací los cambios experimentados en el individuo readaptado. Obvio es recordar aquí, las dificultades
que debe afrontar y la gran responsabiblidad que cabe al psicoterapéuta, desde el momento que su
actuación incide en forma directa para lograr que el enfermo establezca "una nueva y distinta
adaptación al medio". Vale decir que el médico provoca un cambio en la relación persona-mundo
que hace aparecer al individuo distinto a lo que fue socialmente antes de enfermar.
MÉTODOS DE PSICOTERAPIA

Sin pretender nada nuevo, ya que la psicoterapia nació con los albores de la medicina, pensamos
que los distintos métodos o procedimientos psicoterápicos ya creados y conocidos, se pueden reunir
en tres grupos:
1) Métodos Inespecíficos o Generales.
2) Métodos de Laborterapia.
3) Métodos Específicos o Especializados.

Los primeros son empicados por todos los médicos sin excepción, cualquiera sea su
especialización o rama de la medicina que ejerza. Los segundos corresponden a los médicos
especializados en psiquiatría.

MÉTODOS INESPECÍFICOS O GENERALES

Se entiende por "Psicoterapia Inespecífica o General", a la que se ejerce a través de todos los
manejos y ajetreos médicos a que es sometido el enfermo, a partir del momento en que se produce
su enfrentamiento con el médico. Esta psicoterapia es inespecífica y general, porque la practican
todos los médicos y son beneficiados todos los enfermos, sin tener en cuenta sus padecimientos,
aún aquellos muy alejados de todo quehacer psiquiátrico.

Los beneficios aportados por la psicoterapia general se explican por las ya estudiadas
correlaciones psicosomáticas. En la actualidad, los conceptos de la "Medicina Psicosomática" se han
ampliado hasta alcanzar los conceptos de una "Medicina Integral", enraizando esta última en las
concepciones de una "Medicina Antropológica".

Señalada la importancia de la psicoterapia general, veamos cuáles son los medios de los que la
misma se vale para cristalizar su acción. Desde este punto de vista, sabemos que todo médico
practica siempre esta forma de psicoterapia y, en no pocas oportunidades, fuera de toda intención
y sin percatarse de que lo está haciendo. Generalmente obra por el sólo acto de presencia; la
personalidad del médico frente a la del enfermo, ejerce desde ya una importante acción, cual es la
tranquilización del mismo, favoreciendo su ulterior examen clínico; pero no termina aquí esa acción
inmediata, ya que ella se propaga también al medio familiar, preocupado por la situación del
enfermo, logrando tranquilizarlo. Con respecto a esta acción de presencia, hay que tener en cuenta
que ella depende de la forma como se efectúe esa presentación, como se hace el primer contacto y
como se entabla la conversación en la entrevista médica. En ese preciso momento, el médico debe
recordar que mientras está realizando un examen ocular buscando hasta los menores detalles que
puedan aportarle informaciones sobre el estado del paciente, éste está haciendo exactamente lo
mismo con el médico, en el que desea descubrir los menores indicios que puedan trasuntar
preocupación por alguna gravedad. En consecuencia un interrogatorio hábilmente llevado puede
hacer disipar dudas y temores. Todo médico experimentado, que ha adquirido cierto grado de
madurez en el ejercicio de la profesión, sabe que no debe dejar traslucir sus estados emocionales,
por muy serias y apremiantes que sean las situaciones que la enfermedad impone.

Según los casos asumirá un papel paternal, de un hermano mayor, de un familiar consejero, pero
siempre en calidad de un buen amigo. El médico por su ciencia, por su arte y por su actuación en el
medio social entre sanos y enfermos, es el que mejor conoce sobre relaciones humanas; por esa
razón, cuando está bien compenetrado de su función frente al hombre enfermo, sabe que debe
irradiar bondad y simpatía. Ambos factores le brindan el acercamiento y predisponen bien al
enfermo, que corresponde en la misma forma; única vía para establecer la "comunicación médico-
paciente". Se sobreentiende que en todos aquellos casos en los que fracasa esa mutua corriente de
simpatía, se dificulta y hasta se puede llegar al total fracaso de la acción médica.

1º) "La Psicoterapia a Través del Examen Físico":

Dos aspectos importantes muestra el examen físico del enfermo desde el punto de vista
terapéutico. En primer lugar puede revelarnos la existencia de trastornos orgánicos o funcionales a
nivel de cualquiera de los grandes aparatos, que pueden ser motivos más que suficientes para
explicar muchos trastornos psíquicos, encausando además un proceder terapéutico.

En segundo lugar la exploración física se puede constituir en una forma de psicoterapia. Las
maniobras requeridas para un buen examen físico, generalmente satisface al enfermo, que se siente
complacido por la meticulosidad del mismo. Mediante el contacto directo que se establece por el
examen físico, se produce una influencia inmediata del médico sobre la psique del paciente que. a
la vez que se tranquiliza, se predispone para la ulterior acción terapéutica.

2º) "La Terapéutica Somática, Como Acción Psicoterápica":

La correlación entre las terapéuticas somáticas y psicológicas a una los esfuerzos médicos en
procura de la salud. En efecto, de acuerdo con los preceptos de la medicina psicosomática y el
criterio integralista de la medicina actual, se comprueba que el divorcio entre lo psíquico y lo
somático es una utopía, ya que en el hombre se produce la integración de la unidad psicosomática.
El resultado de la íntima compenetración de soma y psique, es la imposibilidad de separar ambos
tipos de terapéuticas que, por el contrario, deben complementarse, mancomunando esfuerzos para
el restablecimiento del equilibrio y de la salud. En consecuencia, deberá tenerse en cuenta a la
"somatoterapia" con su acción psicoterápica, y a la "psicoterapia" con su acción somatoterápica,
para llevar a cabo una terapéutica racional, como corresponde a una medicina integral.

Para terminar con la psicoterapia inespecífica agregaremos que, de lo dicho se desprende como
hecho fundamental, que del enfrentamiento y contacto entre médico y enfermo, la generalidad de
las veces se produce una acción favorable sobre la psique del enfermo. El mismo resultado se
obtiene por medio de todos los procederes del médico en el ejercicio de su función específica.

Sin embargo, no podemos menos que hacer un llamado de atención, porque en algunos casos,
afortunadamente escasos, existen médicos que descuidan o subestiman el aspecto psíquico-
espiritual del enfermo. En consecuencia suelen obrar desatinadamente en ese aspecto tan
importante de la relación médico-enfermo, al extremo que mediante expresiones dichas en forma
desaprensiva, desencadenan graves estados psicológicos que intranquilizan al enfermo, por la
irrupción de temores relacionados con la integridad de su salud física.

MÉTODOS DE LABORTERAPIA

La Laborterapia ocupa una posición intermedia entre los métodos generales o inespecíficos y los
métodos específicos o especializados de psicoterapia.
Si de alguna manera tuviéramos que definir a la laborterapia, diríamos que consiste en la "cura
por el trabajo". Es uno de los procedimientos terapéuticos más antiguos para el tratamiento del
nerviosismo y de las grandes tensiones psíquicas que siempre acompañan a las enfermedades
mentales. Conviene hacer presente, que al instituirse este método terapéutico, debe emplearse un
proceder persuasivo, buscando lograr su aceptación por el enfermo, quien debe convencerse de
que se le está ofreciendo una senda segura por la que llegará a su tranquilización y a su curación. El
médico comete un grave error cuando impone en forma coercitiva la labor-terapia, pues esa actitud
es mal interpretada la gran mayoría de las veces, pensando el enfermo que se le hace objeto de un
castigo o sanción por alguna actitud incorrecta que pueda haber asumido en algún momento. Por
lo tanto, debe disiparse de la mente del mismo ese tipo de preseuncio-nes, que crean en su animo
una sensación de castigo.

Otro factor importante que debs tenerse en cuenta cuando se prescribe la laboretrapia, es el
estado somático del enfermo. Algunos no pueden realmente trabajar por padecer deficiencias serias
en sus funciones orgánicas, que los imposibilita para determinadas tareas. En otros casos, los
enfermos están impedidos para las actividades que dependen de la iniciativa personal, por hallarse
la misma inhibida por razones de orden físico o de orden psíquico.

En términos generales, la laborterapia resulta un tratamiento coadyuvante de gran utilidad para


la mayoría de los enfermos mentales; pero en todos los casos deberá ser bien reglamentada por el
médico, quien la adaptará para cada enfermo en particular.

1º) Es provechosa en todos aquellos enfermos que tienden a la introversión y al aislamiento,


como ocurre con las personalidades esquizotímicas y con los enfermos esquizofrénicos.

2º) En aquellos que se consideran impotentes y se sienten vencidos, como sucede con los
deprimidos, con los tristes y algunos neuróticos.

3º) También se benefician grandemente los angustiados y ansiosos, que soportan intensas
tensiones psíquicas. Especialmente adecuado para neuróticos, que hallan en el trabajo, sobre todo
en el orden de las manualidades, una forma de derivar y descargar dichas tensiones.

4º) En los enfermos excitados, por las mismas razones de tensiones psíquicas que requieren una
vía de escape.

5º) Es de indiscutible utilidad en los delirantes, en los que el trabajo puede desviarlos en parte,
de su actividad patológica, lográndose con frecuencia su apagamiento, facilitando a la vez, la acción
de otras terapéuticas, sobre todo haciéndolos mucho más accesibles a la psicoterapia.

En términos generales, la laborterapia está mucho mejor organizada y dirigida en la práctica


hospitalaria, constituyendo una sección especializada dentro del establecimiento. Mucho más difícil
se hace en la práctica privada, donde el médico procurará organizar para sus pacientes un programa
de trabajo que deberá adecuarse a cada caso en particular.

Los trabajos a realizarse estarán siempre en relación con las capacidades y los intereses de cada
enfermo. En algunos muy particulares, puede ser necesario convencer al enfermo para que acepte
un tipo de trabajo en desacuerdo con lo acostumbrado en él, insistiendo en que persevere en el
mismo.
Según los casos, la laborterapia podrá consistir en trabajos manuales o en actividades
intelectuales. Cuando los enfermos muestran dificultad para encaminarse en las tareas laborales,
debe comenzarse por tareas más simples, pasando gradualmente a las más complejas a medida que
aumenta la capacitación de los mismos.

Puede suceder, que algunos delirantes se sientan heridos en su orgullo cuando se los quiere
someter a tareas simples; en ese caso, es necesario hablarles y convencerlos de que no se los ha
querido menoscabar, hasta lograr su aceptación.

La laborterapia es un procedimiento terapéutico que tiene gran valor en el tratamiento de los


enfermos mentales. Esta importancia se descubre a través de los siguientes hechos:

1º) El trabajo distrae la atención del enfermo, constantemente solicitada por sus problemas, sus
conflictos y sus angustias.

2º) Esa distracción le proporciona la tranquilización espiritual, favoreciendo el viraje del humor
hacia un estado placentero. En esa forma, el trabajo se convierte a la vez que en una distracción, en
un motivo de expansión espiritual.

3º) El trabajo comporta también la canalización de las energías y tensiones nerviosas y psíquicas,
sobre todo cuando el que se ejecuta, es un trabajo de orden físico.

4º) Se produce en el enfermo la sensación de que está llevando a cabo una actividad útil,
creándose en él un sentimiento renovador, en el sentido de hallarse nuevamente capaz de hacer
algo, por pequeño que sea, impulsándolo al trabajo y a las realizaciones, que lo vuelcan otra vez a
la vida, reavivando sus contactos sociales y las relaciones interhumanas.

5º) Efectivamente, el trabajo favorece el diálogo con otras personas, médicos, asistentes
sociales, instructores y personal de enfermería, que poco a poco sustraen al enfermo del aislamiento
en el que la enfermedad lo sumió. En esa forma, sus preocupaciones y conflictos terminan por pasar
a un plano secundario, para dar paso a intereses de orden general que conciernen a la comunidad,
encaminándolo cada vez más hacia el mundo social.

6º) Desde el primer momento la laborterapia disipa la atmósfera de anormalidad, que ha tomado
conciencia en el individuo como consecuencia del estado de enfermedad. Así se genera una
corriente de readaptación y un reencuentro consigo mismo, merced a la convicción de que su capa-
cidad y su actividad laboral, le están significando que no todo se ha perdido en él, sino que por el
contrario, aún conserva parte de su salud, que le permite un trabajo útil y, por consiguiente, no se
siente tan anormal, con el vigor psíquico, pero siempre más marcada en el hombre enfermo.

Finalmente, debe considerarse que la laborterapia es una forma de terapia que a la vez que
complementa se complementa con la psicoterapia, que deberá adecuarse a cada caso en particular.

El médico deberá dialogar frecuentemente con el enfermo tratado con laborterapia; con sus
palabras debe llevar la comprensión a la mente enferma, para que por sus medios llegue a la
conclusión y a la convicción de que su mejoría es una realidad, que su capacitación para el trabajo
le está demostrando que no padece ninguna incapacidad para actuar en el medio social y para
bastarse a sí mismo.
AI mismo tiempo deben discutirse los problemas de orden psíquico y espiritual que aquejan al
enfermo, procurando corregir todas las actitudes y situaciones anormales en que se coloca el
enfermo en el curso de su dolencia, transportándolo poco a poco al terreno en que se vea y se sienta
en camino de la salud física y mental.

MÉTODOS ESPECÍFICOS O ESPECIALIZADOS

Deben considerarse "métodos específicos" de psicoterapia, aquellos que competen


exclusivamente a los médicos especialistas en psiquiatría. Estos métodos exigen un conocimiento
más acabado de la mente humana y de la Clínica Psiquiátrica; por lo tanto, no pueden ser utilizados
por los médicos generales.

Estos procedimientos especializados comprenden tres grandes grupos: "métodos sugestivos";


"métodos analíticos" y "métodos breves".

1º) "MÉTODOS SUGESTIVOS":

La sugestibilidad es, en cierto modo, una condición de la mente humana, mucho más manifiesta
en unas personas que en otras, en relación con el vigor psíquico, pero siempre más marcada en el
hombre enfermo. Es un hecho de observación, que muchas personas poco a nada sugestionables,
pasan a serlo en forma notoria, frente a una perturbación orgánica o funcional, o bien frente a
problemas espirituales que hacen impacto en la psique, con lo que parecería producirse una
disminución del umbral de resistencia a la sugestibilidad.

Hagamos la salvedad de que sólo nos ocuparemos de la "sugestibilidad como medio


psicoterápico", lo que comporta consignar que todos los procederes empleados para ese fin,
competen en este caso, al orden y a la responsabilidad exclusivamente médica. En consecuencia:
"la psicoterapia sugestiva, consiste en la influencia que ejerce el médico para obrar sobre la mente:
del hombre enfermo, obteniendo modificaciones psíquicas, que condicionen un cambio fundamental
de la personalidad frente a la enfermedad, rectificando su conducta que debe encaminarse hacia la
normalización".

Gran parte del éxito de la psicoterapia sugestiva radica en la confianza que el enfermo tenga
depositada en el médico, predisponiéndolo favorablemente para recibir los beneficios que espera y
supone que han de llegarle por esa vía, para alivio de sus tribulaciones psíquicas y psicosomáticas.

El médico puede actuar sugestivamente de diversas maneras, según las posibilidades de


comprensión, dependiente del alcance intelectual de cada enfermo.

A) Algunas veces lo hará con autoridad, imponiendo al enfermo la realidad que debe arraigar en
su psique. Lo realizará bajo forma de conceptos, convicciones religiosas o filosóficas, reglas morales
y normas de conducta, que deberán respetarse y seguirse para crear un nuevo panorama mental,
que logre suplantar y alejar a las ideas y sentimientos que ensombrecen la vida del enfermo. Esa
imposición ejercida por el médico, vale para crear una nueva corriente de deseos que ponen en
juego la voluntad, sacándola de la inercia en que se halla sumida. Solamente con una voluntad bien
adiestrada es posible el injerto de nuevas ideas y situaciones al mismo tiempo que el enfermo logra
afianzarse frente a las que deben ser desalojadas. Este es sin duda el procedimiento más eficaz de
la terapéutica por sugestión. Ello se debe a que la acción enérgica e imperativa del médico, se suma
la respuesta enérgica del enfermo que, imperativamente despierta tras la comprensión, para
movilizar los resortes que condicionan y canalizan la voluntad, verdadero artífice de la reacción y
recuperación. Por las razones expuestas se conoce esta forma de psicoterapia sugestiva como
"sugestión directa o imperativa".

B) Otras veces la sugestión se realiza mediante la "persuasión". Este procedimiento es activo lo


mismo que el de la sugestión imperativa. Se diferencian porque en este caso, el médico no obra
imperativamente imponiendo una situación nueva al enfermo, sino que éste debe comprender la
realidad a través de un razonamiento lógico dirigido por el médico, quien explicará en forma
pausada y clara las causas que determinan sus malestares, a la vez que lo invita a reflexionar y
razonar a la par suya. En esa forma aportará los materiales nuevos que considera convenientes para
que el enfermo los analice y adjudique, incorporándolos luego para desalojar los pensamientos e
ideas perniciosas, creadas a través del proceso de su enfermedad. Para que esto sea posible, es
necesario que el médico tenga la habilidad de establecer una corriente de simpatía, indispensable
para que el enfermo acepte con agrado las enseñanzas y las directivas que se le imparten. Mediante
la persuasión, se efectúa en realidad una tranquilziación y un ordenamiento psíquico-espiritual del
paciente, que en sus reflexiones hace una revisión general de su vida, de los problemas que ésta le
ha creado, así cómo de los errores cometidos y la incidencia que todos estos factores tienen en su
padecimiento actual. La revisión de su vida la hará, exponiendo mediante un interrogatorio llevado
por el médico, a manera de una amplia confesión. En esa forma se conocerán los problemas que lo
perturban, los que podrán tener un fundamento real o puramente imaginario, pero en cada caso, el
contenido y la reacción emocional desencadenada, informarán sobre la capacidad intelectual del
individuo, así como del grado de dominio que el intelecto pueda ejercer sobre el campo emocional.
Luego, el interrogatorio y la confesión proporcionan al médico los elementos necesarios para
encarar su acción persuasiva. Debe consignarse que junto a la acción psicoterápica de la "persuasión
activa", se agrega una acción reeducadora, ya que el médico educa y aconseja para la corrección de
las desviaciones, a la vez que prepara al enfermo para iniciar una nueva etapa de su vida bajo los
auspicios de un planteo renovado, elaborado a través de las sugerencias, que han sido captadas y
comprendidas mediante el razonamiento y la reflexión. Esa función reeducadora tiende
fundamentalmente al reconocimiento de los errores cometidos, que deben ser rectificados
mediante la puesta en juego de la voluntad estimulada al máximo, para lograr el triunfo sobre todos
los problemas trascendentes e intrascendentes que la vida depara a la persona.

C) En la psicoterapia sugestiva se integran también los "métodos de hipnosis'. Se trata de


procedimientos antiquísimos; sin embargo transcurrió un largo período de tiempo en el que la
hipnosis cayó en el olvido como práctica médica; pero en estos últimos años se reactualizó su
empleo como tratamiento psicoterápico sugestivo. La hipnosis con sus diversas técnicas, coloca al
paciente en un estado particular en el que se agudiza en forma notable su sugestibilidad.

Hay que abandonar el criterio equivocado de que la hipnosis es algo diferente de la sugestión,
asignándole un carácter extraño hasta ubicarlo en el terreno de lo mágico. Acorde con esta manera
de pensar hallamos la afirmación de Bernheim: "No hay hipnosis, sólo hay sugestión". Esta forma
de pensar conduce a "consdierar a la hipnosis como un procedimiento científico de psicoterapia
sugestiva".

Durante la hipnosis se producen modificaciones psicosomáticas de naturaleza poco conocida,


pero que en muchos aspectos se asemejan a las que se producen durante el sueño. Sin embargo
ambos procesos no son la misma cosa, aún cuando se hable de "sueño hipnótico". La hipnosis es un
estado psíquico particular que se logra mediante la inducción o la autoinducción sugestiva,
constituyendo por consiguiente un "estado anti o para-fisiológico", es decir fuera de lo
estrictamente normal; mientras que el sueño es un estado psíquico fisiológico, por lo tanto normal.
Las observaciones han demostrado que tanto en la hipnosis como en el sueño fisiológico, tiene lugar
un "borramiento de la realidad externa". Pensamos que en ambos casos, el fenómeno es
determinado por la desconexión de la actividad consciente, que es reemplazada por la actividad
subconsciente. La diferencia consiste en que durante el sueño la pérdida del estado consciente es
completa; mientras que en la hipnosis no es total, siempre subsiste un reducto del estado consciente
que permite, en parte, la captación del mundo exterior, como ser las palabras, las órdenes y las
sugerencias que hacen posible la psicoterapia sugestiva, cosa imposible en el sueño, en el que el
estado consciente está anulado.

Entre las modificaciones psicosomáticas operadas durante la hipnosis, la de mayor importancia


es la "acción relajante sobre la musculatura estriada esquelética". La relajación muscular es el
primero y más necesario de los pasos requeridos para la resolución de la tensión psíquica; factor
importantísimo que facilita una mayor permeabilidad para la acción de la psicoterapia. Para lograr
la relajación el enfermo realizará un serie de prácticas gimnásticas bajo prescripción médica, las que
al ser aprendidas actuarán modificando su actitud psíquica. Entre esas prácticas metódicas y
rítmicas, debe considerarse a los "ejercicios respiratorios", a los que muchos psicoterapeutas
dispensan una importancia de primer orden. En general se admite que la vida psíquica inconsciente
no liberada, es el punto de partida de grandes cargas y tensiones emocionales, que producen an-
gustia, desasosiego y ansiedad. Estos estados deben ser sedados y derivados mediante una
modificación a operarse sobre la vida inconsciente, que lleva a la tranquilización espiritual. Esto es
posible mediante los ejercicios corporales sometidos a una sistematización médico-terapéutica,
consiguiendo el aflojamiento y la liberación de las grandes tensiones, con lo que se esclarece la
psique comportando una mayor comprensión. Desde este punto de vista la gimnasia médica debe
tender a los ejercicios que faciliten la relajación de la musculatura estriada, que mantiene una íntima
y permanente interdependencia con las manifestaciones de la vida psíquica. Reiteramos que
muchos médicos dispensan sus preferencias a los ejercicios respiratorios, porque atribuyen al acto
respiratorio un simbolismo que pretende representar, en la sucesión de sus movimientos, las
relaciones existentes entre el mundo interior psicosomático y el mundo exterior. Sostienen que la
"inspiración" simboliza la admisión del mundo exterior que impregna al individuo; mientras que la
"espiración" simboliza la irrupción del individuo en el mundo exterior y su expansión en el mismo.
La conclusión psicoterápica del empleo de la respiración educada rítmicamente y de manera
consciente, es que se libera la vida psíquica inconsciente para confiarse al mundo.

Todos los procedimientos de hipnosis con o sin inducción al sueño, tienden siempre a la
relajación de la musculatura estriada, que predispone favorablemente a la psique para la sugestión
hipnótica.

Entre los procedimientos más importantes y empleados tenemos:

1) "Método de Autosugestión":

En el que se obtiene la relajación muscular y la consiguiente tranqui-lización psíquica, mediante


la concentración sobre una determinada representación mental que se le sugiere al enfermo, y que
tiene como objetivo convertirse en el centro de las reflexiones que conducen a la "autoeducación
psíquica". El enfermo se sentará cómodamente en un sillón, en completa relajación muscular y
laxitud, pero con su mente fuertemente concentrada en la idea sugerida, que considera y reconoce
como punto de partida para la recuperación de la salud física y mental. Esta dará lugar a la formación
de nuevas ideas y conceptos que contribuirán, por el mecanismo autosugestivo, a estructurar un
nuevo estado de salud. Para esto es necesario que el médico tratante, logre convencer al enfermo
sobre el valor y el vigor que adquiere en su mente la idea sugerida,, convertida así en el arma que
combatirá psicológicamente a las ideas dé malestar y de enfermedad.

2) "Método do Entrenamiento Autógeno" (Schultz):

Basado en los trabajos de Vogt sobre autohipnosis. El método de Schultz consta de los siguientes
tiempos:
a) El primer tiempo es la sugerencia de la sensación de pesadez a nivel de los miembros.
b) En el segundo tiempo, sugerir la sensación de calor.
c) Se le hablará de la tmnquilización de su corazón; tercer tiempo, d; El cuarto tiempo es la
sensación de tranquilización de la respiración.
e) En el quinto tiempo la sensación de calor en el abdomen.
f) Finalmente, el último tiempo consiste en sugerir sensación de frescura de la frente.

En realidad los que tienen importancia son los dos primeros tiempos, los cuatro restantes son
complementarios. Todos los tiempos deben ser sugeridos por el médico; el enfermo, además de
sentado debe estar acostado, relajado con las piernas sin cruzar y los brazos semiflexionados. Hay
que procurar una habitación tranquila, en silencio y ligeramente oscurecida. Cuando le médico le
haga las sugerencias, el enfermo pensará que sus miembros se ponen pesados sin hacer nada con
ellos, o bien experimenta la sensación de calor sin que nada se haga para ello. Una vez comprendidas
bien estas cosas, los ejercicios se repetirán dos o tres veces por día, durante diez minutos cada vez.
En los primeros 15 días debe operarse exclusivamente con la vivencia de la pesadez de los
miembros; en los 15 días siguientes con la vivencia de calor. Luego, paulatinamente se pasará a las
vivencias complementarias. En esa forma transcurren alrededor de tres meses, pudiendo
prolongarse hasta seis meses. Durante ese tiempo, el médico influye sobre la psique del enfermo,
para lograr la normalización de sus funciones orgánicas; asimismo sobre su función psíquica
controlando sus reacciones.

2) "Método del Sueño Hipnótico":

Este procedimiento es útil para las personas que son fácilmente sugestionables, y que bajo los
auspicios de ciertas condiciones caen en el sueño hipnótico. Este es un estado particular que
predispone a ejecutar las órdenes y los actos que se le indican de una manera automática. Ya
establecimos las diferencias entre los estados de conciencia del sueño fisiológico y del sueño
hipnótico, persistiendo cierto grado de conciencia en este último, como si se tratara de un estado
crepuscular. En esas condiciones habla con el médico, respondiendo a las preguntas y actuando
adecuadamente a las sugerencias que se le hagan. Existen diversos grados en el sueño hipnótico;
desde un estado de hipnosis muy superficial, hasta un estado de hipnosis profunda que puede
provocar una crisis convulsiva muy ruidosa.

La hipnosis tiene una indicación muy precisa en la histeria.


2º) "MÉTODOS ANALÍTICOS":

Entre los métodos analíticos de psicoterapia se agrupan el "Psicoanálisis" y el "Análisis


Existencial".

1º) "Método Psicoanalítico":

La Escuela Psicoanalítica toma origen en la doctrina psicológica concebida por Segismundo


Freud.

Freud ha dejado innumerable cantidad de discípulos que se han diseminado por todo el mundo.
Algunos de entre los más talentosos, como Alfredo Adler y Garlos Gustavo Jung, han creado a su vez
nuevas corrientes a partir del primitivo psicoanálisis freudiano.

La psicoterapia psicoanalítica tiene su indicación más precisa en el tratamiento de las neurosis,


las que son atribuidas por esta escuela a los más diversos traumas psíquicos ocurridos en el
acontecer de la existencial olvidados por el individuo, pasando al inconsciente. En ese sentido el
psicoanálisis confiere importancia primordial a las experiencias y traumas psíquicos de la infancia, a
los que responsabiliza como determinantes de la mayor parte de las tendencias del adulto. Esas
tendencias originan las grandes tensiones psíquicas de las neurosis, las que únicamente pueden
sedarse cuando, mediante el tratamiento pueden ser recordadas, pasando de esa manera desde el
inconsciente a la conciencia plena.

Expondremos de manera sucinta los fundamentos de la Escuela Psicoanalítica.

En primer lugar, debe tenerse en cuenta cómo consideraba Freud la integración del campo de la
conciencia, a la que divide en tres estratos: "consciente'', "subconsciente" e "inconsciente".

El "plano consciente" corresponde a la plena luz de la conciencia y de la vida psíquica durante la


vigilia. Freud asigna la mayor importancia al "plano subconsceinte" y al "plano consciente" para la
explicación de los problemas anímicos del hombre normal y enfermo.

El "plano subconsciente", constituye, por así decir, el reservorio de las elaboraciones psíquicas,
conocimientos, representaciones, imágenes, vivencias afectivas, etc. Son elementos que
pertenecen a la vida psíquica del individuo en una etapa determinada de su existencia, que han
abandonado temporariamente el plano consciente, pero que en cualquier momento que el
acontecer psicológico lo requiera, pueden voluntariamente, retornar al plano consciente por el
juego del mecanismo mnemónico.

El "plano inconsciente" es algo más alejado, más oscuro, difícil de actualizar en la conciencia. En
el inconsciente se reúnen etapas de la vida psicológica ya superadas y que el olvido ha borrado. Allí
tienen su asiento los instintos y la vida activo-afectiva, con tendencias, inclinaciones, deseos,
afectos, etc. Las manifestaciones inconscientes si bien no son recordadas ni percibidas como tales,
se mantienen en constante actividad, influyendo sobre la vida psicológica y somática. En su
persistente accionar, pujan por aflorar a la conciencia en forma tumultuosa, pero como la misma ha
hecho su adaptación normal al medio social, las reprime enérgicamente.

Esa represión se lleva a cabo según la Escuela Psicoanalítica: a) oponiéndose al deseo, inclinación
o tendencia y negando su realización, a lo que Freud llamó "minimación"; b) o bien mediante lo que
llamó "sublimación", que no sería otra cosa que una elaboración imaginativa, que mediante un
rodeo permite soslayar el deseo o intención, cuya satisfacción se realizaría bajo un aspecto diferente
y sin transgredir los imperativos sociales.

Pero toda adaptación se hace siempre en base a un sufrimiento anímico, que da lugar a una serie
de reacciones emocionales originadas en la represión e insatisfacción de deseos, dando lugar a la
constitución de un núcleo o conglomerado afectivo al que Freud llamó "complejo". El complejo
representaría el núcleo de las tendencias y deseos reprimidos, que frente a las más variadas
circunstancias favorecedoras, son reactivadas y nuevamente procuran ser satisfechas.

Freud considera de crucial importancia a las inclinaciones y tendencias que se originan en el


instinto sexual, por ser la variante más vigorosa de las fuerzas instintivas, en las que se resume la
finalidad de la especie: conservación y perduración. Esa fuerza se plasma en lo que Freud llamó "la
libido", que nace con el individuo, impregnándolo e impulsándolo en la mayor parte de las
manifestaciones vitales.

En relación con el instinto sexual y con la libido en las diferentes épocas de la vida, el psicoanálisis
ha creado distintas etapas de fijación de la libido y otros tantos complejos; así tenemos por ejemplo:
la etapa oral, la anorrectal, la uretral, luego se expande a todo el cuerpo (narcisismo); en la pubertad
la libido se proyecta al exterior, fijándose primero en los progenitores de sexo opuesto, con los
correspondientes complejos de Edipo y de Electra, etcétera.

"Exploración Psicoanalítica":

El psicoanálisis realiza su exploración a través de interpretaciones de las "asociaciones libres", de


los "sueños" y de los "actos fallidos".

A) Una de las formas de investigación psicoanalítica es la de las "asociaciones libre". El


procedimiento consiste en que el enfermo exprese libremente su pensamiento, exteriorizando todo
aquello que aflore a su conciencia en el momento del examen; sus recuerdos y sus emociones,
tratando en la medida de lo posible de no controlar ni ejercer ninguna represión sobre lo que
emerge de su conciencia, sea por temor, por sentimiento de culpa o por vergüenza. El enfermo
estará acostado en un diván, en la penumbra, tranquilo en relajación y en un ángulo tal que no
pueda ver al médico para evitar su influencia; nada de ruidos y otras interferencias extrañas que
puedan distraer su atención; en esa forma su pensamiento debe fluir con espontaneidad. A partir
de ese momento, el médico hará las interpretaciones que estime necesarias: reacciones
emocionales, fantasías, titubeos, tabulaciones, etc., que permiten explorar el verdadero contenido
de la subconsciencia.

B) Para el psicoanalista los "sueños" encierran siempre una significación determinada, cuando se
los somete a una prolija interpretación, que revela en ellos un deseo y una finalidad, que tratan de
plasmar en el subconsciente. En el contenido de los sueños Freud considera dos componentes: un
componente que permanece oculto, sin revelarse en la trama del sueño; el segundo componente
es la trama misma, que es la forma como el sueño se hace aparente; es decir, forma de expresión
simbólica del componente oculto.

C) El psicoanálisis considera de importancia para el examen del subconsciente, la interpretación


de ciertas fallas en el lenguaje, a las que calificó como "actos fallidos". Se entienden como tales a
los errores en el lenguaje: los olvidos, decir una palabra por otra, etc.; hechos que el psicoanálisis
interpreta como imperativos e interferencias de la subconsciencia. Estos se convierten en el punto
de partida para la interpretación psicoanalítica de su contenido.

"Psicoterapia Psicoanalítica":

La terapéutica psicoanalítica se inicia cuando el enfermo ya ha revelado todo el contenido del


inconsciente.

La Escuela Psicoanalítica no emplea la terapia sugestiva y trata de evitarla en la medida de lo


posible, porque considera que con la misma se produce la ocultación de los síntomas y de las
tendencias de la personalidad.

El psicoanálisis tiende a la reeducación de la psique en el terreno esencialmente afectivo


mediante dos procedimientos que son: la "conmutación" y la "sublimación", a las que se puede
agregar la "transferencia".

A) La "conmutación" es el procedimiento por el que se trata de llevar al enfermo la comprensión


sobre las causas determinantes de su enfermedad. Debe saber que las tendencias nacidas- de los
impulsos sexuales reprimidos en la infancia por mandato de los imperativos sociales, siempre
continúan actuando de una manera inconsciente.

La tranquilización y sedación de la angustia se logra por la satisfacción que acalle dichas


tendencias, mediante el ejercicio de la actividad sexual normal.

B) La psicoterapia analítica emplea la "sublimación" para los casos en que los preceptos morales
y sociales, obstaculizan una satisfacción sexual normal. En esos casos se aconseja al enfermo derivar
esas tendencias, dirigiendo las corrientes afectivas hacia un fin idealista, en el que se fijaría la libido,
que en esa forma aparece sublimada y, en cuya desviación se logra la tranquilización.

C) La "transferencia" es una consecuencia de las relaciones entabladas entre médico y enfermo,


durante el transcurso del trámite psicoanalítico requerido para la investigación y revelación del
inconsciente. En el momento en que se produce el recuerdo y reconocimiento de las motivaciones
de la enfermedad, tiene lugar la transferencia, que puede ser de acercamiento y de simpatía, o bien
de rechazo hacia el médico. En el primer caso se habla de "transferencia positiva", en el segundo de
"transferencia negativa'''.

La Escuela Psicoanalítica estima que en la transferencia positiva, la corriente de simpatía entre


médico y enfermo, establece acercamiento, confianza y afecto, favoreciendo así la acción
psicoterápica sobre los complejos sexuales, los que son descubiertos, reconocidos, plasmados y
proyectados en la figura del médico. En la transferencia negativa, en lugar de simpatía y afecto,
surgen reacciones afectivas de hostilidad y de rechazo.

Para el psicoanálisis, en ambos casos la transferencia resulta útil, porque señala la reactivación y
movilización de los complejos sexuales, que pueden ser canalizados en otros sentidos. Vale decir,
que desde el momento que se inicia el fenómeno de la transferencia comienza la psicoterapia
psicoanalítica.
"Disidencias":

Los dos discípulos de Freud que ya hemos mencionado, han disentido con su maestro en algunos
aspectos del psicoanálisis.

1º) Carlos Gustavo Jung, psicoanalista suizo de Basi'ea, el creador de una derivación del
psicoanálisis freudiano, dando lugar a la formación de la Escuela de Zurich. Entre otras cosas, no
acepta que la libido sea la expresión del instinto sexual, asegurándole en cambio, la expresión del
"deseo de vivir".

También discrepó con Freud, respecto a la teoría sobre la personalidad, haciendo


consideraciones y aportes originales.

En una de sus principales obras: "Tipos Psicológicos", establece una división fundamental de las
personalidades en "Introvertido'' y "Extrovertidos".

En lo que respecta a la psicoterapia poco difiere de las técnicas freudianas, excepto en lo que
concierne a lo que llamó: "inconsciente colectivo", que se refiere al inconsciente de la especie, en
base a lo cual concibió su muy poco prestigiada teoría sobre la adaptación del individuo al medio.

2º) Otro discípulo de Freud, el psiquiatra austríaco Alfredo Adler, también disintió con su
maestro, al subestimar la importancia del instinto sexual con respecto a lo que denominó "instinto
de dominación", que se manifiesta por el "deseo de poder", de "prevalencia" y de "imposición en el
medio social".

Cuando por situaciones adversas se imposibilita la satisfacción de esas tendencias, se produce


en el individuo un sentimiento de inferioridad al que Adler llamó: "complejo de inferioridad". Este
complejo acarrea una serie de conflictos entre el individuo y la sociedad, determinando en él,
trastornos psicológicos que desembocan en las neurosis y en los más diversos trastornos de
conducta.

2º) "Método de Análisis Exisíenciai": "Logoterapia"

Consiste en un nuevo método de investigación empleado en psicología y en psicopatología,


caracterizado por su enfoque "fenomenológico-espiritual", en el que se considera al hombre,
ubicado en su mundo y en sus relaciones con el mismo.

La "fenomenología" es un sistema filosófico creado por Edmund Hus-serl, empleando un vocablo


ya establecido por Hegel, quien consideraba la historia del espíritu, partiendo desde la sensación y
sus progresivas jerarquizaciones hasta tomar conciencia de lo absoluto. En cambio Husserl, tiene en
cuenta la esencia misma del fenómeno o de las vivencias conscientes, tal como se presentan en las
experiencia primaria, es decir, tal como las capta la percepción, adquiriendo así el conocimiento del
mundo exterior no como realmente es, sino como se lo percibe. Vale decir que las vivencias resul-
tantes de la observación y de la experiencia, forjan un mundo que es producto de una creación
mental individual. En consecuencia, la exploración fenomenológica, consiste en la investigación de
la vida interior de una persona. Mediante la misma se logra la noción sobre la integración de la
personalidad humana con sus tres estratos: "soma", "psique" y "espíritu". Asimismo se comprende
su "estar en el mundo y sus relaciones con el mundo".
La fenomenología al mostrar al hombre "estando en el mundo", revela su naturaleza espiritual,
desde que el hombre no existe exclusivamente para sí mismo, sino principalmente, para sus
relaciones con el mundo, junto a sus semejantes, con quienes tiene afinidad al perseguir una misma
finalidad en un mundo común. Con otras palabras, el "estar en el mundo" .le crea al hombre un
compromiso ante los otros hombres, lo que implica un comportamiento, con deberes y obligaciones
en sus relaciones con la comunidad, a pesar de su libertad esencial que, como tal, le hace sentirse
responsable.

En base a esta filosofía fenemenológica, el psiquíatra Víctor E. Frankl, profesor de la Universidad


de Viena, crea su "Método de Análisis Existencial" en psicopatología. De esa manera considera a las
neurosis con un criterio espiritual, teniendo en cuenta los más diversos problemas del individuo:
ético-morales, religiosos, sociales, etcétera. Por consiguiente, discrepando con el psicoanálisis,
Frankl se aparta de los planos somático y psíquico, en los que prevalecen las fuerzas instintivas
comunes a la especie, trascendiendo lo psíquico para actuar exclusivamente en el plano espiritual.
En el mismo se produce el esclarecimiento de una existencia individual, así como la comprensión de
que r' hombre es el conductor de su propia vida, cuya finalidad está condicionada por los valores
espirituales positivos o negativos que, en cada caso, iluminan o ensombrecen a la personalidad.

En consecuencia de acuerdo con el enfoque "fenemenológico-espiritual" con que Frankl encara


la psicopatología, se desprende que la vida del hombre tiene una significación determinada, que
comporta gran importancia, porque encierra una finalidad que requiere una realización; finalidad y
realización que sólo son compatibles con el plano espiritual. Nace así en el hombre, el deseo y la
necesidad de vivir para la culminación de esa vida, que debe plasmarse en el devenir del tiempo,
bajo la dependencia exclusiva del individuo mismo. Esto pone en juego en el hombre, el imperativo
de la "voluntad", que es la energía psíquica dinamizada por el espíritu y canalizada por el deseo de
vivir, con el sentido que se quiere y que se debe imprimir a la vida, para el éxito final de la misma.

Todos los problemas espirituales, cualquiera sea su origen y naturaleza, que incidan sobre la
marcha normal del desarrollo del proceso vital, interfieren y entorpecen el flujo normal de la
voluntad, comienza los tropiezos y el individuo cae en la neurosis.

"Logoterapia":

El análisis existencial en psicopatología trajo aparejada una nueva modalidad de psicoterapia a


la que Frankl llamó: "Logoterapia". Con esta denominación quiso significar la psicoterapia que actúa
directamente sobre «1 espíritu, desde que, etimológicamente, "logo" significa "espíritu".

La logoterapia actúa directamente en el plano espiritual, tomando como base el criterio de que
las necesidades, las apetencias y los deseos espirituales, cuando son reprimidos por razones ético-
morales dependientes de los imperativos sociales, pasan al plano subconsciente originando las
neurosis.

El análisis existencial discrepa con el psicoanálisis, porque en el examen del inconsciente, trata
de hallar y actualizar en la conciencia las vivencias de orden psíquico-espirituales que, reprimidas,
determinaron cambios en la personalidad, provocando el estado de enfermedad; en cambio, la
investigación psicoanalítica indaga y actualiza a las vivencias originadas por la represión de las
tendencias y deseos instintivos que pertenecen al plano psicosomático.
Estos dos puntos de vista ponen de relieve la gran jerarquía de la logoterapia, ya que al actuar
en el plano psíquico-espiritual, revela al hombre su verdadera naturaleza, así como la razón de sus
padecimientos. Estos se originan en la represión y ocultamiento en el inconsciente de los deseos y
apetencias espirituales, provocando una evasión del sentimiento de responsabilidad y de la realidad
respecto al acontecer de la propia existencia, que se plasma defectuosamente, desviándose de la
finalidad de la vida. En esa forma el hombre no enfrenta la realidad porque le tiene temor por ca-
recer del sentido de la responsabilidad, anulando y distorsionando su "existir en el mundo", cuya
finalidad no es alcanzada. Esto constituye el problema fundamental que la logoterapia debe
resolver, llevando la comprensión al espíritu mediante la captación de la noción de su
"responsabilidad", la que al mismo tiempo que suministra una visión panorámica de la libertad esen-
cial del ser, transmite la de limitación de esa libertad frente a los imperativos sociales. De la puja
permanente entre la libertad esencial del ser y las inhibiciones ético-morales de la convivencia
social, nace el "sentimiento de responsabilidad". Esto significa que el hombre aprende a sentirse
responsable de su actuación en el mundo, responsabilidad que le condiciona una conducta, que
señala una trayectoria a la existencia. Así se plasma la más grande verdad de la vida del hombre:
"existir es ser responsable".

La logoterapia debe inculcar y hacer comprender al hombre, que goza de "libertad para
autoconducirse y auto determinarse, pero siempre bajo los auspicios de su responsabilidad". En eso
estriba la diferencia fundamental entre la "psicoterapia existencial" y la "psicoterapia
psicoanalítica''. En efecto, la "psicoterapia psicoanalítica", parte del concepto que la personalidad
humana vive y actúa bajo el imperio de los instintos. Por lo tanto no reconoce en el hombre la
libertad esencial de su yo absoluto para autoconducirse y autodeterminarse. Por el contrario
pretende la inhibición de esa libertad mediante la liberación de las fuerzas instintivas reprimidas,
que terminan dando por tierra con el mundo de los valores espirituales ético-morales, sociales,
culturales, etcétera, que son ahogados por la supremacía de todo aquello que pertenece al mundo
de los valores materiales que conciernen a los planos psíquico y somático.

En cambio, en la "psicoterapia existencial" los instintos pasan a un plano secundario, no pueden


prevalecer en el hombre evolucionado, sino que deben estar supeditados al yo absoluto. Deben
arraigarse el criterio de que la evolución del ser, se lleva a cabo mediante la educación, canalización
y amortiguación de las reacciones instintivas, que es lo que distingue al hombre del animal
irracional.

Resumiendo: a través de estos conceptos deducimos que la "logoterapia" quiere significar que
el "yo absoluto" o "espiritual", enfrenta y se opone a las reacciones del instinto que está integrado
en lo psicosomático, representado por el "yo somático" o "fisiológico" y por el "yo psicológico" o
"anímico".

En consecuencia, la psicoterapia existencial trata de exaltar los valores espirituales,


oponiéndolos a los valores materiales que entroniza la psicoterapia psicoanalítica. En tal forma,
trata de encauzar al hombre dándole a la vida un sentido espiritual. Trata de lograr la comprensión
y reconocimiento de que en dicho sentido espiritual de la existencia, convergen los valores ético-
morales, estéticos y culturales, que desplazarán a los desplaceres, las angustias y los temores. De
esa manera, se dará paso a la paz y a la serenidad espiritual que contribuye al optimismo y a la
alegría, con inclinación al trabajo y a todo lo bueno y lo bello, condicionando una vida útil y plena
de satisfacciones y de felicidad.
3º) "MÉTODOS BREVES":

La verdad es que los llamados métodos breves, no son otra cosa que procedimientos
psicoanalíticos modificados por la introducción de diversas variantes, o bien combinados con
métodos sugestivos, de hipnosis y de sueño. Lo que ha determinado la aparición de los métodos
breves es principalmente el factor tiempo, del que tanto insume la psicoterapia psicoanalítica.

Veremos los principales procedimientos breves utilizados actualmente:

1º) "Método Breve: Psicoterapia de Grupo":

Consiste en un tratamiento que se practica al mismo tiempo sobre un grupo limitado de


enfermos elegidos, que presentan problemas psíquicos similares. Se comprende que si los
problemas son dispares, no es posible lograr un ambiente que predisponga y favorezca la acción
terapéutica. Si el grupo es heterogéneo, tanto desde el punto de vista de las manifestaciones
mórbidas, como por las condiciones culturales y caracterológicas, se imposibilitan las interrelaciones
entre los integrantes del grupo.

Reunidas estas condiciones, el médico psicoterapeuta, generalmente secundado en su labor por


otros colegas, presenta al grupo reunido una explicación comprensiva sobre los problemas más
graves, que constituyen un común denominador entre los padecimientos de las personas del grupo.
En esa forma se les propone entablar la discusión tranquila de dichos problemas, exponiendo cada
uno sus propias angustias, temores e inquietudes, controlados y guiados por los médicos auxiliares.
De la exposición y discusión de los problemas personales, el médico tratante va entresacando sus
conclusiones que le servirán para continuar con su acción terapéutica de comprensión, sedación y
reeducación.

En la acción terapéutica se tendrá mucho cuidado de dirigirse al grupo de un modo general, sin
que nadie pueda sentirse aludido y señalado en particular por sus desviaciones y anormalidades,
pues si ello ocurriera, crearía una nueva situación conflictual en el aludido. En todos los casos los
enfermos continuarán sus deliberaciones con los médicos colaboradores, que insistirán en las
enseñanzas impartidas por el médico tratante, aclarando la finalidad y los beneficios de esa acción
terapéutica.

Las secciones de la psicoterapia de grupo deberán repetirse a menudo, de dos a tres veces por
semana. Dentro de esas normas generales la psicoterapia de grupo admite variantes, algunas de las
cuales citaremos a continuación:

A) Tenemos la psicoterapia que actúa sobre un determinado grupo social. Generalmente se trata
de los integrantes de un grupo familiar atribulado por situaciones conflictuales, entre cónyuges,
entre padres e hijos, pudiendo extenderse a otros parientes más alejados. Este procedimiento se
emplea sobre todo entre los anglosajones, quienes lo denominan: "psicoterapia en case-work", en
cuya traducción debemos entender: "psicoterapia por trabajo en equipo".

B) Algunos utilizan y preconizan la variante creada por H. Faure bajo el rótulo de "curas de sueño
colectivas". Por este procedimiento los enfermos del grupo son sometidos a curas de sueño,
comenzando y terminando todos juntos.
El médico observa y controla las reacciones de las personas integrantes durante el sueño; las
ensoñaciones, los intercambios y las interrelaciones entre ellos durante el estado onírico. Todas
estas manifestaciones son utilizadas como elementos de juicio por el médico tratante, para su
acción psicoterápica reeducativa.

C) Otra variante en la psicoterapia de grupo la constituye el "Psicodrama de Moreno". Mediante


este proceder, el médico con sus auxiliares, reunidos con los enfermos del grupo, realizan en
conjunto una representación teatral dramática, asumiendo cada uno diversos papeles en forma
alternante y con motivos diferentes y opuestos. Existe un director de escena y público. El grupo trata
primero lo que se resuelve representar, luego sobreviene la ejecución de la misma y, a continuación
se hace la discusión y la crítica de lo realizado.

Para terminar con la psicoterapia de grupo, diremos que todavía se encuentra en plena etapa de
experimentación y las opiniones respecto a su eficacia son muy encontradas. Unos la preconizan
aduciendo su importancia para la tranquilización de los enfermos predisponiéndolos para la acción
terapéutica. Asimismo sostienen que se vencen más fácilmente las resistencias de los enfermos a
desentrañar sus situaciones conflictuales. Otros en cambio, piensan que la terapia de grupo tiene
una acción muy reducida en la acción individual de los integrantes del grupo, limitándose a una
facilitación de la reeducación de la conducta y en la readaptación social.

2º) "Método Breve: Análisis con Narcosis: Narcoanálisis":

Este método consiste en efectuar el análisis psíquico estando el paciente en un estado de


somnolencia que produce la relajación física y psíquica con lo que se provoca un aflojamiento de las
inhibiciones, permitiendo aflorar las situaciones conflictuales. Ese estado de somnolencia se logra
mediante la inyección endovenosa de pentotal sódico o amital sódico. Se practicará muy
lentamente, con el enfermo acostado, en una habitación en silencio. A medida que progresa la
inyección se produce la relajación y la somnolencia, momento en que se suspende de inyectar
dejando la aguja en la vena, para reinyectar cuando el paciente se recupera. En ese tiempo el médico
debe hacer su interrogatorio, para conocer los problemas y situaciones conflictivas del paciente;
con ello se logra la sedación de la angustia y, al mismo tiempo a medida que progresa el relato del
enfermo, el médico practicará la psicoterapia en la forma que lo estime más oportuno. Cuando
termina la sección se deja dormir al enfermo. Se emplea en la neurosis de angustia, en la histeria y
en trastornos psicosomáticos.

3º) "Método Breve: Análisis con Hipnosis":

Consite en una combinación con la hipnosis, que facilita desinhibición del enfermo, que expone
sus conflictos a través del interrogatorio del médico.

En base a los elementos recogidos por el análisis en estado de hipnosis, se hará el planteo de la
psicoterapia en el estado consciente. El médico elaborará el material suministrado por el enfermo,
que luego llega al mismo como algo nuevo, ya que la amnesia consecutiva a la hipnosis, no permite
reconocerlos.
RESUMEN

La psicoterapia escuna modalidad de terapia practicada por diversos procederes psicológicos, que
incidiendo en el terreno psíquico-espiritual, permite obrar indistintamente sobre lo somático, lo psíquico y
lo espiritual.

1º) Métodos Inespecificos o Generales


2º) Métodos de Laboterapia
3º) Métodos Específicos o Especializados

Es la psicoterapia que se ejerce por los manejos y ajetreos médicos desde el


momento en que el enfermo enfrenta al médico. La practican todos los enfermos,
aún los muy alejados del quehacer psiquiátrico.
Métodos inespecíficos o Generales

1º) "Acción de Presencia del Médico": De gran importancia pues obra sobre el
enfermo y sobre la familia. Gran parte del éxito depende del primer contacto. El
médico asumirá un papel paternal, de hermano mayor, de un familiar consejero;
pero siempre como un amigo.
2º) "Acción del Examen Físico": El examen físico presenta dos aspectos
terapéuticos: a) Revelar al médico la existencia de trastornos orgánicos o
funcionales, b) Se constituye en una forma de psicoterapia, pues el mismo
satisface al enfermo y favorece la relación médico-enfermo.
3º) "Acción de la Terapéutica Somática": Fácil es deducir la importancia de la
correlación de las terapéuticas somáticas con las psíquicas dada la íntima
integración psicosomática. De allí las mutuas repercusiones de ambas
Métodos de Psicoterapia

terapéuticas: la "somatoterapia" obrando a la vez como psicoterapia, y esta


última con su repercusión somatoterápica.
PSICOTERAPIA

Es uno de los tratamientos psíquicos más antiguos. Consiste en la cura psíquica


por el trabajo. Debe emplearse la persuaden para su aceptación por el enfermo;
no debe imponerse en forma coercitiva, pues puede ser considerada como un
castigo. Está principalmente indicada en los siguientes enfermos:
1) En los enfermos que tienden a la introversión y al aislamiento.
Esquizotímicos y esquizofrénicos.
2) En los que se sienten impotentes y vencidos como los deprimidos, los tristes
y neuróticos.
Métodos de Laborterpia

3) En los angustiados y ansiosos. Neuróticos.


4) En los excitados con grandes tensiones psíquicas.
5) En los delirantes como elementos de distracción.
La importancia de la laborterapia se destaca a través de los siguientes hechos.
1º) El trabajo distrae al enfermo.
2º) La distracción comporta la tranquilización espiriutal.
3º) El trabajo canaliza las energías y tensiones psíquicas.
4º) Se forma en el enfermo la conciencia de realizar una actividad útil,
originando en él una corriente renovadora que lo impulsa a la vida y a las
relaciones interhumanas.
5º) El trabajo favorece el diálogo con otras personas sustrayéndolo del
aislamiento en que lo sume la enfermedad.
6º) El trabajo favorece la readaptación social del enfermo que, al sentirse aún
capaz y útil disipa de su conciencia la atmósfera de anormalidad.
Finalmente la laborterapia a la vez que complementa, se complementa con la
psicoterapia, que se adecuará a cada caso en particular.
Competen exclusivamente al médico psiquíatra.
Comprenden tres grandes grupos: métodos sugestivos; métodos analíticos y
métodos breves.
La psicoterapia sugestiva consiste en la influencia del médico
obrando sobre la mente del hombre enfermo, para obtener
modificaciones psíquicas, condicionando un cambio fundamental de
la personalidad frente a la enfermedad, cambiando la conducta y
encaminándose hacia la normalidad."
Existen diversos métodos sugestivos.
A) "Sugestión Directa o Imperativa": Cuando el médico impone con
autoridad lo que desea arraigar en la mente del enfermo.
Imperativamente trata de crear nuevos deseos que activen la
voluntad, que lucha contra las ideas que perturban la mente,
injertando otras nuevas que conducen a la curación.
B) "Sugestión por Persuadan": En este caso la acción del médico no
es imperativa; llevará al enfermo la comprensión a través de un ra-
zonamiento lógico dirigido por el médico. Este aportará materiales
Métodos Específicos o Especializados

nuevos para que el enfermo adjudique y elabore, incorporándolos


luego desalojando a las ideas perniciosas. La persuasión produce la
Métodos de Psicoterapia

tranquilización y el ordenamiento psíquico-espiritual del enfermo,


PSICOTERAPIA

que hará una revisión de su vida, reconociendo sus errores y la


Métodos Sugestivos

incidencia de los mismos en sus padecimientos. Además la sugestión


persuasiva, lleva implícita una acción reeducadora; el médico
aconseja y educa.
C) "Sugestión por Hipnosis": Debe considerarse a la hipnosis como
un "procedimiento científico de psicoterapia sugestiva".
La hipnosis produce algunas modificaciones psicosomáticas, siendo
la más importante "la relajación de la musculatura estriada
esquelética". Esta relajación favorece la resolución de la tensión
psíquica, permeabilizando la acción psicoterápica. Entre los
procedimientos de hipnosis médica tenemos:
1º) "Método de Autosugestión": Se llega al estado hipnótico
mediante la concentración, sobre una representación mental que se
sugiere al enfermo y que se convierte en el centro de sus reflexiones
y lo llevan a la autoeducación psíquica. Así nacen nuevas ideas y
conceptos que llegan a estructurar un nuevo estado de salud.
2º) "Método de entrenamiento Autógeno" (Schultz): Consta de los
siguientes timepos: a) sugerir sensación de pesadez en los miembros;
b) sugerir sensación de calos; c) sugerir la tranquilización del corazón;
d) sugerir la tranquilización de la respiración, etc., etc. Estos ejercicios
se harán dos o tres veces por día durante diez minutos. Durante el
transcurso de 3 a 6 meses el médico hará su psicoterapia.
3º) "Método del Sueño Hipnótico": En personas muy sugestionables
que caen fácilmente en el sueño hipnótico. Durante el mismo se
ejecutarán órdenes y actos sugeridos de manera automática.
Los métodos analíticos de psicoterapia incluyen el "Psicoanálisis" y el
Análisis Existencial.
1º) "Método Psicoanalítico”
Concebido por la Escuela Psicoanalítica creada por Segismundo Freud.
Su indicación más precisa es en el tratamiento de las neurosis, atribui-
das por esta escuela a traumas psíquicos que ocurren en la vida del indi-
viduo los que olvidados pasan al inconsciente.
De los tres estratos de la conciencia: "consciente", "subconsciente" e
"inconsciente", este último es el de mayor trascendencia para el psico-
análisis de Freud. En él se reúnen etapas de la vida psicológica ya su-
perados y olvidados, además en él tienen asiento los instintos y la vida
activo-afectiva con sus tendencias inclinaciones, deseos, afectos, etc.
Esa vida inconsciente, influye sobre la vida psicológica y somática, tra-
tando siempre de aflorar a la conciencia, pero ésta, adaptada
socialmente, las reprime enérgicamente. Esa insatisfacción de deseos y
tendencias origina vivencias desplacenteras a cuyo conjunto Freud
llamó "complejo". Freud dio mayor trascendencia a las inclinaciones y
tendencias que toman origen en el instituto sexual.
Métodos Específicos o Especializados

"Exploración Psicoanalítica":
La exploración psicoanalítica se realiza mediante la interpretación de:
Métodos de Psicoterapia

"las asociaciones libres", de "los sueños" y de 'los actos fallidos".


Métodos Analíticos

A) Mediante las "asociaciones libres', en enfermo expresa libremente


PSICOTERAPIA

su pensamiento tal como aflora a su conciencia, recuerdos, vivencias


afectivas sin ejercer ningún control, desestimando temores,
sentimiento de culpa y vergüenza. El médico hará las interpretaciones
que estime necesarias.
B) Según Freud, los "sueños" encierran una significación que surge de
su interpretación, como un deseo que se trata de plasmar en la con-
ciencia. En la trama del sueño se halla implícito el componente oculto
que debe ser develado por la interpretación.
C) Freud entiende por "actos fallidos" a ciertas fallas que aparecen
por otra, etc.; éstos son considerados súbitamente en el lenguaje, como
errores, olvidos o decir una palabra como miperativos o interferencias
de la conciencia.
"Psicoterapia Psicoanalítica":
El psicoanálisis tiende a la reeducación de la psique empleando fun-
.damentalmente dos procedimientos: la "conmutación" y la
"sublimación"; a los que se puede agregar la "transferencia".
A) La "conmutación" trata de llevar al enfermo la comprensión de las
causas de su enfermedad. Deseos y tendencias reprimidas. La sedación
se logra mediante la satisfación de esas tendencias.
B) La "sublimación", cuando los preceptos morales impiden la
satisfacción sexual normal, se derivan las tendencias hacia un fin
idealista, que lleva a la tranquilización.
C) La "transferencia" surge de la relación médico - enfermo. Cuando
hay acercamiento y simpatía (transferencia positiva); cuando hay re-
chazo (transferencia negativa). Ambos tipos de transferencia sirven al
médico para instituir la psicoterapia.
2º) "Método de Análisis Existencial Logoterapia":
El análisis existencial hace un enfoque '' fenomenológico -
espiritual'', considerando al hombre en su mundo y en sus relaciones
con el mismo. La naturaleza espiritual del hombre se revela porque
al "estar en el mundo "no vive exclusivamente para él, sino
principalmente para sus relaciones con el mundo, junto a sus
semejantes, con una misma finalidad en un mundo común. Esto crea
al hombre un compromiso frente a los otros hombres, con deberes y
obligaciones, a pesar de su libertad esencial que le hace sentirse
responsable.
Frankl creó en base a la fenomenología su método de "análisis exis-
tencial"; considerando a la neurosis con un criterio espiritual, debida
a problemas ético-morales, religiosos, sociales, etc.
"Logoterapia":
Es la "psicoterapia espiritual", pues actúa directamente en el plano
espiritual. Las necesidades, apetencias y deseos espirituales, cuando
son reprimidos por razones ético-morales y sociales, pasan al plano
subconsciente originando las neurosis.
La logoterapia trata de exaltar los valores espirituales
Métodos Específicos o Especializados

oponiéndolos a los valores materiales, encauzando al hombre hacia


la vida o con un sentido espiritual con lo que se logra la paz y
Métodos de Psicoterapia

serenidad.
Método Analítico

Los métodos breves son procedimientos psicoanalíticos


PSICOTERAPIA

modificados por diversas variantes. Han sido creados para obviar el


gran tiempo que~ exige la psicoterapia psicoanalítica.
Entre los principales métodos breves tenemos:
1º) Método Breve: Psicoterapia de Grupo”:
Se practica sobre un grupo limitado de enfermos con problemas
psíquicos similares. El médico presenta al grupo reunido una
explicación comprensiva sobre los problemas más graves que forman
un común denominador entre los padecimientos de los
componentes del grupo. Luego éstos realizarán la exposición y discu-
sión de sus problemas personales, de los que el médico sacará sus
conclusiones terapéuticas. Las sesiones deben repetirse dos o tres
veces por semana.
A la psicoterapia de grupo se han introducido diversas variantes:
a) "Psicoterapia en case-work" que significa "por trabajo en
equipo" en un grupo familiar.
b) "Curas de sueño colectivas": en la que se aprovecha los
intercambios entre los integrantes del grupo en el estado onírico.
c) El "Psicodrama de Moreno".
2º) "Método Breve: Narcoanálisis":
Se hace el psicoanálisis con el enfermo en estado de relajación y
comienza por la inyección endovenosa de pentotal sódico. El
enfermo revela sus estados conflictuales y el médico practica la
psicoterapia; al terminar la sesión se deja dormir al enfermo.
3º) "Método Breve: Análisis con Hipnosis":
Combinación del psicoanálisis con hipnosis. El médico recoge los
elementos revelados, los elabora y los vuelve al enfermo, que no los
reconoce por la amnesia consecutiva a la hipnosis.
INDICE GENERAL
PRIMERA PARTE
PSICOPATOLOGIA GENERAL SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA

PSIQUIATRÍA 8
Generalidades.

CAPÍTULO I

Resumen histórico de la Psiquiatría. 9


Conceptos de soma y psique.
Enfermo mental: enfermo mental alienado; enfermo mental no alienado.
Resumen.

CAPÍTULO II

ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES 21


Factores exógenos: 1) Causas tóxicas; 2) causas infecciosas; 3) caucas por
enfermedades generales; 4) causas traumáticas; 5) causas nutritivas; 6) causas
psíquicas; 7) causas ambientales.
Factores endógenos: 1) Edad; 2) sexo; 3) raza; 4) herencia.
Herencia en Psiquiatría: 1) herencia de la esquizofrenia; 2) herencia de la psicosis
distímica; 3) herencia de la epilepsia; 4) herencia de la oligofrenia.
Concausas.
Resumen.

CAPÍTULO III

EXAMEN DEL ENFERMO MENTAL 36


Estudio de los antecedentes: 1) antecedentes hereditarios; 2) antecedentes personales;
3) antecedentes de la enfermedad actual. Estudio del enfermo mismo: 1) hábito
externo; 2) interrogatorio; 3) orientación autopsíquica; 4) orientación alopsíquica.

CAPÍTULO IV

ATENCIÓN 47
Definición y concepto.
Efectos de la atención. Intensidad de la atención. Concentración y dispersión de la
atención.
Formas o tipos de atención: 1) atención espontánea; 2) atención voluntaria.
Condiciones que estimulan la atención.
Psicopatología de la atención:
Aprosexia. Hipoprosexia. Hiperprosexia. Paraprosexia.
Estado de la atención en los diversos síndromes mentales; 1) síndrome de excitación
psicomotriz; 2) s. de depresión psicomotriz; 3) s. delirante; 4) s. esquizofrénico; 5) s.
confusional; 6) s. demencial; 7) . s. oligofrénico.
Exploración de la atención.
Resumen.

CAPÍTULO V
SENSOPERCEPCIÓN 63
Sentidos externos. Sentidos internos.
Imágenes sensoperceptivas normales: 1) imagen sensorial; 2) imagen consecutiva; 3)
imagen mnemónica; 4) imagen fantástica; 5) imagen eidética; 6) imagen onírica; 7)
imagen pareidólica.
Psicopatología de la sensopercepción:
Alteraciones cuantitativas: 1) aceleración de la percepción; 2) retardo de la percepción;
3) abolición de la percepción.
Alteraciones cualitativas: 1) ilusiones; 2) alucinaciones; 3) pseudoalucinaciones; 4)
alucinaciones psíquicas; 5) alucinosis; 6) alucinaciones verbomotoras; 7)
alucinaciones hipnagógicas; 8) alucinaciones extracampinas; 3) percepción delirante;
10) eco o sonorización del pensamiento; 11) alucinaciones auditivas de observación
de los propios actos.
Resumen.

CAPÍTULO VI

IDEACIÓN 80
Idea: concepto y definición.
Capital ideativo: ideas concretas; ideas símbolos; ideas mágicas; ideas abstractas; ideas
creencias; ideas intuitivas.
Psicopatología de la ideación:
Alteraciones cuantitativas: 1) ideación normal; 2) ideación retardada; 3)
ideación acelerada. Alteraciones cualitativas: 1) ideas normales; 2) ideas patológicas: a)
ideas delirantes; b) ideas obsesivas; c) ideas sobrevaloradas; d) ideas fijas.
Diagnóstico diferencial entre las distintas ideas patológicas.
Resumen.

CAPÍTULO VII

ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO 101


Asociación de las ideas: leyes asociativas.
Psicopatología de la asociación de las ideas:
Alteraciones del ritmo asociativo: 1) ritmo normal; 2) ritmo acelerado; 3) ritmo
retardado. Alteraciones de la coherencia.
Juicio: concepto y definición:
Psicopatología del juicio: 1) juicio insuficiente; 2) juicio debilitado; 3) juicio suspendido;
4) juicio desviado. Raciocinio: 1) razonamiento por deducción; 2) razonamiento por
inducción; 3) razonamiento por analogía.
Pensamiento: 1) pensamiento mágico o primitivo; 2) pensamiento lógico Psicopatología
del pensamiento:
Alteraciones del curso del pensamiento: 1) aceleración del pensamiento; 2) retardo del
pensamiento; 3) prolijidad o minuciosidad del pensamiento; 4) perseveración del
pensamiento; 5) interceptación del pensamiento; 6) rigidez del pensamiento; 7)
estereotipia del pensamiento; 8) verbigeración del pensamiento; 9) disgregación del
pensamiento.
Alteraciones del contenido del pensamiento: 1) pensamiento incoherente; 2)
pensamiento delirante; 3) pensamiento obsesivo.
Imaginación: concepto.
Imaginación reproductora; imaginación creadora.
Psicopatología de la imaginación:
Alteraciones cuantitativas: 1) imaginación aumentada; 2) imaginación disminuida.
Alteraciones cualitativas: 1) fantasía; 2) fabulación; 3) mentira.
Resumen

CAPÍTULO VIII

MEMORIA 132
Concepto y definición.
Fases del proceso de la memoria: 1) memoria de fijación; 2) memoria de conservación;
3) memoria de evocación; 4) memoria de reconocimiento y de localización. El olvido.
Psicopatología de la memoria:
Alteraciones cuantitativas: I) amnesia; 2) hipomnesia; 3) hipermnesia; 4) dismnesias.
Alteraciones cualitativas: 1) fenómeno de lo ya visto; 2) fenómeno de lo nunca visto; 3)
ilusiones de la memoria; 4) alucinaciones de la memoria; 5) criptomnesias; 6)
ecmnesia; 7) paramnesia reduplicadora. Estado de la memoria en los diversos
síndromes psiquiátricos. Exploración de la memoria.
Resumen.

CAPÍTULO IX

CONCIENCIA 151
Concepto y definición.
Campo de la conciencia: 1) zona consciente; 2) zona subconsciente; 3) zona inconsciente.
Psicopatología de la conciencia:
Obnubilación de la conciencia: 1) embotamiento o torpeza; 2) somnolencia; 3) coma.
Estrechamiento de la conciencia: 1) amencia; 2) estado crepuscular; 3) sonambulismo.
Orientación: tipos de orientación: 1) orientación autopsíquica; 2) orientación en el
tiempo; 3) orientación en el espacio.
Perturbaciones de la orientación.
Resumen.
CAPÍTULO X

AFECTIVIDAD 167
Contenido de los estados afectivos:
Emociones: 1) emociones primarias: miedo, cólera y afecto; 2) emociones secundarias o
complejas: angustia, ansiedad, pena, disgusto, etc.
Afectos. Tendencias. Inclinaciones: 1) inclinaciones egoístas; 2) inclinaciones altruistas;
3) inclinaciones impersonales. Sentimientos: 1) s. egoístas; 2) s. altruistas; 3) s.
impersonales. Pasiones: 1) p. egoístas; 2) p. altruistas; 3) p. impersonales.
Psicopatología de la afectividad:
Alteraciones cuantitativas: 1) hipertimia; 2) hipotimia; 3) atimia.
Alteraciones cualitativas: 1) tenacidad afectiva; 2) labilidad afectiva; 3) incontinencia
afectiva; 4) ambivalencia afectiva; 5) perplejidad; 6) neotimias. Catatimia.
Estado de la afectividad en los diversos síndromes psiquiátricos. Exploración de la
afectividad.
Resumen.

CAPÍTULO XI

ACTIVIDAD 188
Acto instintivo; Acto habitual; Acto voluntario.
Psicopatología de la actividad: Alteraciones del primer período del acto voluntario: alt.
cuantitativas: 1) abulia; 2) hipobulia; 3) hiperbulia. Alt. cualitativas: 1) impulsiones; 2)
compulsiones.
Alteraciones del segundo período del acto voluntario: 1) apraxias; 2) ecopraxia; 3)
amaneramiento; 4) extravagancias y estereotipias; 5) interceptación cinética; 6)
negativismo; 7) obediencia automática; 8) flexibilidad cérea; 9) cataplexia.
Lenguaje:
Trastornos del lenguaje oral: A) Por causas orgánicas: 1) disartria; 2) dislalia; 3) afasia; 4)
disfemias; 5) disfonías. B) Por causas psicogenas: 1) taquilalia; 2) bradilalia; 3)
verbigeración; 4) mutismo; 5) musitaciones y monólogos; 6) neologismos; 7)
jergafasia; 8) ecolafia; 9) estereotipia verbal.
Trastornos del lenguaje escrito: 1) disgrafia; 2) agrafía; 3) alexia.
Trastornos del lenguaje mímico: 1) hipermimia; 2) hipomimia; 3) amimia; 4) paramimia.
Estado de la actividad en los diversos síndromes mentales.
Resumen.

CAPÍTULO XII

PERSONALIDAD HUMANA 209


Instinto: 1) i. de nutrición; 2) i. sexual; 3) i. gregario o social.
Temperamento:
Tipos corporales: 1) t. leptosómico; 2) t. atlético; 3) t. pícnico; 4) t. displásico.
Disposiciones activo-afectivas.
Carácter.
Inteligencia. Personalidad: definición.
Psicopatología de la personalidad.
Defectos constitucionales de la personalidad: personalidades psicopáticas. 1)
personalidad instintiva; 2) personalidad paranoica; 3) personalidad ciclotímica; 4)
personalidad esquizotímica; 5) personalidad perversa; 6) personalidad hiperemotiva;
7) personalidad mitornaníaca; 8) personalidad hipofrénico-asténica.
Alteraciones patológicas de la personalidad: 1) pérdida de la personalidad; 2)
despersonalización; 3) transformación de la personalidad; 4) desdoblamiento de la
personalidad.
Resumen.

SEGUNDA PARTE
PSICOPATOLOGÍA ESPECIAL SÍNDROMES Y ENFERMEDADES MENTALES

CAPÍTULO I

CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES MENTALES 242


Clasificación del Prof. Borda. Clasificación del Prof. Ameghino. Clasificación de los Proís.
Bosch y Ciampi.

CAPÍTULO II

SÍNDROME OLIGOFRÉNICO O FRENASTÉNICO 248


Etiología: A) Factores germinales: 1) herencia; 2) alcoholismo; 3) tuberculosis; 4) sífilis;
5) consanguinidad; 6) edad de los progenitores. B) Factores somáticos: 1) causas
prenatales; 2) causas natales; 3) causas posnatales.
Anatomía patológica: 1) agirías o lisencefalias; 2) hidrocefalias; 3) esclerosis tuberosa; 4)
enfermedad de Tay-Sachs o idiocia amaurótica; 5) enfermedad de Niemann-Pick; 6)
poroencefalía; 7) poligiria; 8) paquigiria.
Clasificación de las oligofrenias: 1) clasificación clínica de Esquirol: idiotas, imbéciles y
débiles mentales; 2) clasificación de Sante de Sanctis; frenasténicos biopáticos;
frenasténicos cerebropáticos; frenasténicos bio-cerebropáticos; frenasténicos por
disglandularísmo; 3) clasificación etiopatogénica del Prof. Moyano: Fren,
disgenéticas; f. inflamatorias; f. traumáticas; f. neoplásicas; f. metabólicas; f.
disendocrínicas.
Sintomatología.
Formas clínicas: 1) cretinoide; 2) mogoloide; 3) amaurótica familiar o enf. de Tay-Sachs;
4) esclerosis tuberosa o enfermedad de Bourneville.
Diagnóstico diferencial: 1) con la demencia; 2) con la sordomudez; 3) con el mutismo.
Tratamiento: 1) tratamiento médico; 2) tratamiento psicopedagógico.
Resumen.

CAPÍTULO III

SÍNDROME DEMENCIAL 274


Definición de demencia; concepto.
Clasificación de las demencias: 1) demencias primitivas; 2) demencias secundarias.
DEMENCIA SENIL 276
Etiología y patogenia.
Anatomía patológica: alteraciones macroscópicas; alteraciones microscópicas.
Sintomatología: 1) período de comienzo; 2) p. de estado; 3) p. terminal.
Formas clínicas: 1) f. simple; 2) f. maníaca; 3) f. melancólica; 4) í. delirante; 5) f.
presbiofrénica.
Diagnósticos diferenciales: 1) con la d. arterioesclerótica; 2) con la d. paralítica; 3) con la
d. preseniles; 4) con la manía esencial; 5) con la melancolía esencial; 6) con la psicosis
de Korsakoff.
Pronóstico.
Tratamiento.

CAPÍTULO IV

DEMENCIA ARTERIOESCLERÓTICA 293


Etiología y patogenia.
Anatomía patológica: Lesiones arteriales; lesiones parenquimatosas. Sintomatología: 1)
período de comienzo; 2) p. de estado; 3) p. terminal. Diagnósticos diferenciales: 1)
con la demencia paralítica; 2) con la demencia senil. Evolución y pronóstico.
Tratamiento.

DEMENCIAS PRESENILES 298


Enfermedad de Pick.
Etiología y patogenia.
Anatomía patológica.
Sintomatología: 1) período de comienzo; 2) p. de estado; 3) p. terminal; A) Pick frontal;
B) Pick temporal. Enfermedad de Alzheimer. Etiología.
Anatomía patológica.
Sintomatología: 1) p. de comienzo; 2) p. de estado; 3) p. terminal. Diagnósticos
diferenciales: 1) entre d. de Alzheimer y d. senil; 2) entre d. de Alzheimer y d.
arterioesclerótica; 3) entre d. de Alzheimer y d. de Pick.

DEMENCIA COREICA 307


Etiología.
Anatomía patológica.
Sintomatología: 1) síntomas neurológicos; 2) síntomas psíquicos.
Formas clínicas: 1) f. psíquica; 2) f. coreica.
Diagnósticos diferenciales: 1) con la corea simple; 2) con la corea senil.
Evolución y pronóstico.
Tratamiento.

CAPÍTULO V

DEMENCIA PARALÍTICA 310


Etiología. Patogenia. Anatomía patológica. Sintomatología: 1) cuadro neurológico; 2)
cuadro psíquico; 3) cuadro humoral. Formas clínicas: 1) f. simple; 2) f. maníaca
expansiva; 3) f. melancólica depresiva; 4) f. agitada; 5) f. taboparálisis. Diagnósticos
diferenciales: 1) con la manía; 2) con la melancolía; 3) con la confusión mental.
Evolución: 1) etapa inflamatoria; 2) etapa alterativo-degenerativa; 3) etapa
proliferativa. Pronóstico. Tratamiento: 1) penicilinoterapia; 2) malarioterapia; 3)
tratamiento mixto
penicilina-malaria; 4) piretoterapia; trat. específico.
Resumen del síndrome demencial.

CAPÍTULO VI

SÍNDROME CONFUSIONAL 333


Confusión mental.
Definición y concepto.
Etiología y patogenia: causas directas; causas indirectas.
Anatomía patológica.
Sintomatología: 1) p. de comienzo; 2) p. de estado.
Formas clínicas: 1) confusión mental simple; 2) conf. mental onírica; 3) conf. mental
agitada; 4) conf. mental estuporosa.
Diagnóstico: 1) con la melancolía estuporosa; 2) con el estupor esquizofrénico; 3) con la
manía.
Pronóstico.
Tratamiento.
Resumen.

CAPÍTULO VII

SÍNDROME ESQUIZOFRÉNICO 349


Generalidades.
Etiopatogenia: herencia; edad, sexo.
Teorías patogénicas: t. endocrina; t. de la disfunción metabólica; t. infecciosa.
Anatomía patológica.
Sintomatología: 1) período de comienzo; 2) p. de estado; 3) p. terminal.
Formas clínicas: 1) f. hebefrénica; 2) f. catatónica; 3) f. paranoide; 4) f. simple.
Diagnóstico diferencial: 1) con la histeria; 2) con la neurastenia; 3) con la manía; 4) con
el estupor melancólico; 5) con el estupor confusional.
Evolución y pronóstico.
Tratamiento.
Resumen.

CAPÍTULO VIII

SÍNDROMES DISTÍMICOS 347


Generalidades.

SÍNDROME DE EXCITACIÓN PSICOMOTRIZ 347


Definición y concepto.
Etiología: 1) constitución; 2) edad; 3) sexo; 4) intoxicaciones; 5) infecciones; 6) herencia.
Sintomatología: 1) p. de comienzo; 2) p. de estado.
Formas clínicas: 1) excitación simple; 2) hipomanía; 3) manía; 4) manía aguda; 5) manía
sobreaguda "furor maníaco". Manía esencial; manía sintomática; manía psicógena.
Diagnósticos diferenciales: 1) con la parálisis general progresiva; 2) con la esquizofrenia
hebefréniea; 3) con la confusión mental; 4) con el furor epiléptico.
Evolución y pronóstico.
Tratamiento.

SÍNDROME DE DEPRESIÓN PSICOMOTRIZ 398


Definición y concepto.
Etiología: 1) constitución; 2) edad; 3) sexo; 4) infecciones; 5) intoxicaciones.
Sintomatología: 1. p. de comienzo; 2) p. de estado.
Formas clínicas: 1) melancolía simple; 2) melancolía delirante; 3) melancolía ansiosa; 4)
melancolía estuporosa.
Diagnósticos diferenciales: 1) con la parálisis general progresiva; 2) con la depresión
alcohólica; 3) con la demencia senil; 4) con el estupor cata-tónico; 5) con la confusión
mental estuporosa.
Evolución y Pronóstico.
Tratamiento.

PSICOSIS MANÍACO-DEPRESIVA 415


Formas clínicas: 1) manía intermitente regular; 2) manía intermitente irregular; 3)
melancolía intermitente regular; 4) melancolía intermitente irregular; 5) forma
alternante simple; 6) alternante a doble forma; 7) forma circular o continua.
Resumen.

CAPÍTULO IX
SÍNDROME DELIRANTE 422
Concepto de delirio.
Problemas etiopatogénicos; nosográficos y nosológicos.
Mecanismo psicológico de los delirios: 1) mec. interpretativo; 2) mec. alucinatorio; 3)
mec. ilusorio; 4) mec. imaginativo; 5) mec. intuitivo; 6) mec. sugestivo; 7) mecanismo
onírico.
Estructura de los delirios: 1) delirios de estructura sistematizada; 2) delirios de estructura
polimorfa.
Clasificación de los delirios: 1) clasificación francesa; 2) clasificación alemana; 3) nuestra
clasificación.
Resumen.

CAPÍTULO X

DELIRIOS BIEN SISTEMATIZADOS O DELIRIOS PARANOICOS 446


Sistematización perfecta; mecanismo interpretativo; sin alucinaciones.
Paranoia y personalidad.
Paranoia y razonamiento.
Paranoia y problema ideo-afectivo o tema.
Paranoia y afectividad.
Paranoia y defecto psíquico.
Conclusiones.
Examen semiológico de las paranoias.
Evolución de las paranoias: 1) período de elaboración; 2) p. de sistematización; 3) p.
terminal.
Formas clínicas de las paranoias: 1) p. persecutoria; 2) p. querellante; 3) p. celosa; 4) p.
erótica; 5) p. mística; 6) p. hipocondríaca.
Tratamiento.
Resumen.

CAPÍTULO XI

DELIRIOS MAL SISTEMATIZADOS 460


Delirios mal sistematizados de tipo I: A) delirio sistematizado alucinatorio crónico. B)
Delirio sistematizado alucinatorio progresivo de Magnan.
Delirios mal sistematizados de tipo II: Delirio sistematizado imaginativo de Dupré y Logre.
Conclusiones.
Resumen.

CAPÍTULO XII

DELIRIOS POLIMORFOS 465


Generalidades.
Semiología de los delirios paranoides: a) polimorfismo; b) inverosimilitud; c) delirio
paranoide y defecto psíquico; d) delirio paranoides y afectividad.
Clasificación de los delirios paranoides.
Resumen.

CAPÍTULO XIII

NEUROSIS 475
Generalidades.
Clasificación de las neurosis.
Psicastenia: 1) factores etiológicos; 2) factores desencadenantes.
Sintomatología.
Diagnóstico: 1) con la esquizofrenia; 2) con la parálisis general progresiva; 3) con las
paranoias; 4) con la neurastenia; 5) con la melancolía. Tratamiento.
Neurastenia:
Neurastenia constitucional; neurastenia adquirida.
Sintomatología.
Diagnósticos diferenciales: 1) con la esquizofrenia; 2) con la psicastenia; 3) con la
melancolía de involución. Tratamiento.
Organoneurosis.
Histeria: Etiología. Sintomatología: 1) crisis histéricas; 2) síntomas neurológicos; 3)
síntomas psíquicos. Tratamiento.
Resumen.
CAPÍTULO XIV

ALCOHOLISMO 495
Concepto y definición.
Alcoholismo agudo: 1) embriaguez simple 2) embriaguez patológica.
Alcoholismo crónico:
Etiología del hábito alcohólico.
Patogenia.
Cuadro clínico del alcoholismo: 1) cuadro físico; 2) cuadro psíquico.
Formas clínicas del alcoholismo: 1) delirium tremens; 2) confusión mental alcohólica sin
onirismo; 3) manía alcohólica; 4) melancolía alcohólica; 5) alucinosis alcohólica; 6)
delirio celotípico alcohólico; 7) psicosis de Korsakoff; 8) demencia alcohólica; 9)
epilepsia alcohólica; 10) pseudoparálisis alcohólica; 11) polioencefalitis hemorrágica
superior de Wernicke; 12) enfermedad de Marchiafava.
Tratamiento.
Resumen.

CAPÍTULO XV

TOXICOMANÍAS 522
Generalidades.
Opiomanía y morfinomanía:
Consideraciones etiológicas.
Sintomatología: 1) intoxicación aguda; 2) intoxicación crónica.
Evolución y pronóstico.
Tratamiento.
Cocainomanía: Consideraciones etiológicas.
Sintomatología: 1) intoxicación aguda; 2) intoxicación crónica; 3) intoxicación subaguda.
Pronóstico. Tratamiento.
Marihuana:
Sintomatología y pronóstico.
Barbiturísmo: Sintomatología.
Dolantinomanía.
Bromismo:
Intoxicación por la mescalina.
Sintomatología.
Otras intoxicaciones.
Resumen.

CAPÍTULO XVI
EPILEPSIA 538
Consideraciones generales.
Etiología: 1) epilepsia sintomática; 2) epilepsia esencial. Patogenia.
Anatomía patológica.
Sintomatología: 1) crisis de gran mal; 2) crisis de pequeño mal; 3) equivalentes
epilépticos; 4) psicosis epilépticas. Diagnóstico: Electroencefalografía. Evolución.
Pronóstico. Tratamiento.
Resumen.

CAPÍTULO XVII

TUMORES CEREBRALES 559


Manifestaciones psíquicas.
Sintomatología general.
Clasificación anatomopatológica.
Clasificación clínica.
Tumores cerebrales.
Tumores del cerebelo.
Tumores de la protuberancia anular.
Resumen.

TERCERA PARTE
TRATAMIENTOS PSIQUIÁTRICOS ESPECIALIZADOS

CAPÍTULO I

TRATAMIENTO DE LA PARÁLISIS GENERAL PROGRESIVA 586


Malarioterapia:
Técnica: resultados, precauciones a tener en cuenta.
Piretotempia:
1) piretoterapia por medios químicos; 2) piretoterapia por medios biológicos; 3)
piretoterapia por medios físicos.
Penicilinoterapia.

CAPÍTULO II

TRATAMIENTO DE SAKEL: COMA HIPOGLUCÉMICO 592


Técnica y marcha del tratamiento. Variantes del coma. Interrupción del coma. Duración
del tratamiento. Insulinorresistencia. Accidentes en el tratamiento.

CAPÍTULO III

CONVULSOTERAPIA 598
Convulsoterapia por medios químicos.
Shock por cardiazol:
1) preparación del enfermo; 2) técnica; 3) contraindicaciones; 4) complicaciones; 5)
variaciones del método; 6) método combinado con insulina; 7) cambios psíquicos.
Shock acetilcolínico:
1) técnica; 2) resultados.
Convulsoterapia por medios físicos.
Electroshock:
1) técnica y preparación del enfermo; 2) crisis; 3) observaciones clínicas.

CAPÍTULO IV

TRATAMIENTOS NEUROQUIRÚRGICOS 605


Consideraciones generales.
Sistematización de las fibras de asociación cerebrales.
Indicaciones para la lobotomía prefrontal.

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