Professional Documents
Culture Documents
El estrés
económico como motor de la depresión
global y el suicidio
Por Noelle Sulivan
Realmente sabemos bastante sobre por qué la pobreza se propaga, pero habitualmente se
culpa a la pobreza, al desempleo y a los inadecuados servicios sociales por la corrupción e
incompetencia del Gobierno. Sin embargo, aunque esta visión tiene algún mérito, es miope,
particularmente en los países de ingresos medianos y bajos. De hecho, las instituciones de
los países ricos tienen una significativa responsabilidad por las economías debilitadas de
todo el mundo y, por lo tanto, por el aumento de las crisis sanitarias mundiales.
Excepto décadas de datos sólidos que prueban que el neoliberalismo no es todo lo bueno
que decía ser, incluso por estándares económicos. El propio FMI –uno de los principales
proponentes de la ideología– afirma que el neoliberalismo ha sido “sobrevalorado”, porque
exacerba la desigualdad y el desempleo. El neoliberalismo ha incrementado la desigualdad
en los mismos Estados Unidos. Los EEUU tienen un índice de desigualdad peor que el de
China, con una brecha de riqueza económicamente desastrosa. Debido a décadas de
reformas forzadas vinculadas a los préstamos del FMI y el Banco Mundial –a las que se
refieren habitualmente como “condición”– la pobreza, la desigualdad y el desempleo se han
extendido incluso más intensamente en los países más pobres.
Si, como el FMI afirma, el actual sistema económico global incrementa la brecha de
riqueza global, y las tasas de desempleo y pobreza con ella, no es ninguna sorpresa que la
depresión haya crecido un 18 por ciento en todo el mundo. Después de todo, uno solo
puede ser tan fuerte cuando puede conseguir trabajo para alimentar a su familia.
Por ejemplo, el FMI ha estado imponiendo condiciones de austeridad sobre países que
atravesaron crisis económicas durante años como parte de la agenda de reformas
neoliberales que supuestamente estimularían el crecimiento económico a corto plazo. Al
imponer la austeridad, el FMI restringió el gasto gubernamental del oeste de África en
sistemas sanitarios. El resultado fue una masiva escasez de recursos humanos y debilitó los
sistemas sanitarios, permitiendo que el ébola causara estragos en África Occidental y
amenazara también a los países ricos. La epidemia demostró que la pobreza es el problema
de todos y no sólo por razones humanitarias.
Más allá de las crisis sanitarias, según el Banco Mundial (otro proponente principal del
neoliberalismo), el empleo y la inclusión económica combaten el extremismo violento.
Ningún grado de expansión militar ayudarían a “ganar la batalla contra el ISIS” (también
conocido como Daesh) como lo haría la estabilidad económica.
Las amenazas globales, del extremismo a las enfermedades mentales, pasando por las
emergencias humanitarias, sólo pueden ser abordadas si nos tomamos seriamente los
sistemas económicos que las fomentan.