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NACIMIENTO DE UN VOCABULARIO CRISTIANO

Pequeño léxico cristiano

Cierto número de palabras tienen para nosotros inmediatamente una connotación cristiana. Bautismo, iglesia,
obispo, sacerdote, eucaristía, laico, mártir, etc., son para nosotros términos religiosos.
Son a la vez términos esenciales sin los cuales no sabríamos ya cómo expresarnos.
Sin embargo, antes de ser cristianas, estas palabras existían y expresaban ideas profanas. Dios ha hablado a
través de las palabras cotidianas y por medio de términos comunes se expresaron Jesús, los Apóstoles y los
primeros cristianos.
Pero las palabras son como una materia viva 1. Se adaptan, se enriquecen, y también se esclerotizan y mueren.
Bajo la influencia del cristianismo, un cierto número de vocablos han tomado nueva vida. Así, de a poco ha
nacido un vocabulario cristiano, ese del que nosotros vivimos.
Tales nuevas palabras (nuevas en cuanto al significado, porque existían hace rato) han tenido tal importancia
para la Iglesia, que por lo general no han sido traducidas al pasar de una lengua a otra. Los primeros vocablos
cristianos creados en griego han pasado tal cual al latín y posteriormente al castellano u otros idiomas con la sola
adaptación de una nueva vocalización.
Esta imposibilidad de traducir los vocablos cristianos que habían forjado los Apóstoles y la primera generación
de discípulos, muestra que sorprendente transformación habían padecido los términos. Pero nos hace
comprender también cuán pobre es nuestro lenguaje religioso: no es sino el calco de una lengua rica de una
extraordinaria vitalidad. No es ya como ella en continuidad vital con el habla de todos los días.
Los escritos de los Padres apostólicos son uno de los lugares privilegiados donde uno ve nacer este vocabulario
cristiano. Ya los escritos del Nuevo Testamento habían comenzado a forjar el nuevo vocabulario. Frecuentemente
los mismos autores del Nuevo Testamento se benefician de un trabajo comenzado antes de ellos. Los que en el
IIIº y IIº siglo antes de nuestra era transcriben en griego la vieja Biblia hebrea se ven en la necesidad de tomar
términos griegos, términos profanos, términos paganos para expresar la santidad de Dios, la grandeza de su
llamado y la esperanza que aportaba a los hombres.
Por muy importante que sea la elaboración del vocabulario religioso comenzada por la Setenta y continuada en
el Nuevo Testamento, eso no es, salvo excepción, sino un inicio, está como en los brotes. Una savia nueva
trabaja las palabras antiguas, pero no han dado todavía su fruto. Cuando los Padres apostólicos escriben, el
tiempo ha pasado, y ellos son, involuntariamente, testigos de una elaboración bastante más decidida del
vocabulario religioso. Retomando la comparación aludida, se puede decir que los frutos están formados, pero no
son aún maduros.
Puede ser importante para nosotros percibir el lento trabajo de maduración, que muestra la vitalidad
sorprendente del cristianismo y la originalidad de su mensaje.

APOSTOL

Griego clásico:
APOSTOLOS (¢pÒstoloj) = enviado lejos. Se podría traducir: deputado, encargado.

Nuevo Testamento:
a) «llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los que llamó apóstoles» (Lc 6,13).
Dos observaciones se imponen: 1. Los textos paralelos de Mateo (10,1-4) y de Marcos (3,13-19) indican la
elección de los Doce, sin señalar el nombre que se les da; 2. Jesús hablaba arameo, no griego. Correspondía a
Lucas (que escribe para la gente de lengua griega) señalar el término que en griego traducía la palabra usada por
Jesús.
b) el verbo correspondiente a Apóstol APO-STELLO (¢postšllw) = enviar, es empleado por Jesús en el texto
que instituye el apostolado: «Como el Padre me envió a mí, así los envío yo también» (Jn 20,21).
c) En Hechos y en las Cartas, la palabra Apóstol designa frecuentemente a los Doce, pero tiene a veces también
un sentido amplio, el de predicación del Evangelio (por ej.: He 14,4; Rm 16,7).
1
«La lengua es un río que fluye», CELA, Camilo José, El huevo del juicio, Seix Barral, Barcelona 1993, p. 158.
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Padres apostólicos:
La palabra Apóstol designa en ocasiones a los Doce (cfr. el título de la Didajé, Clemente a los Corintios, XLII,
1-2), y en ocasiones a una categoría de predicadores (cfr. Didajé, capp. XI-XII-XIII2). Se reconocerá que hoy la
palabra Apóstol se aplica antes que nada a los Doce, pero también, en sentido más amplio, a los cristianos que
hacen conocer y amar a Cristo. En modo quizás amplio en exceso se usa hoy para designar los militantes en
general de una doctrina aunque no cristiana.

BAUTISMO

Griego clásico:
Hay que considerar tres palabras que derivan una de otra:
1. BAPTIZO (bapt…zw) = bañarse, sumergirse.
2. BAPTISMOS (baptismÒj) = sumergimiento, lavado.
3. BAPTISTERION (baptistšrion) = sala de baño.
Ninguno de estos términos tiene en el griego clásico sentido religioso.

Setenta:
La Setenta usa el verbo en el sentido del griego clásico. Por ejemplo Naamán «aceptó bajar al Jordán y se bañó
siete veces» (2Re 5,14). Judit «cada noche … y se lavaba en la fuente» (Judt 12,7).

Nuevo Testamento:
La palabra BAPTISMOS se encuentra en el evangelio de Marcos (7,4) para designar el lavado de los vasos. La
palabra es empleada aquí en el sentido del griego clásico.
Distinto es lo que ocurre con el verbo. Cada vez que en el Nuevo Testamento figura el verbo BAPTIZO designa
un rito religioso, trátese del bautismo de Juan o del de Jesús.
Finalmente el Nuevo Testamento crea un vocablo nuevo: BAPTISMA (b£ptisma) = bautismo. La palabra (que
se encuentra una veintena de veces) quiere decir evidentemente «inmersión, baño», pero hay que hacer notar que
se ha creado este neologismo en lugar de usar la palabra BAPTISMOS que existe en el griego clásico. Estamos
en presencia de un término nuevo, porque se trata de una realidad nueva.

Padres apostólicos:
Las palabras BAPTIZO y BAPTISMA se emplean siempre en el sentido que el Nuevo Testamento ha fijado.

CATOLICO

Griego clásico:
KATHOLIKOS (kaqÒlikoj) = universal.

Nuevo Testamento:
Este adjetivo no figura ni una sola vez en el Nuevo Testamento. Mientras habla frecuentemente de Iglesia y la
describe: está compuesta de hombres de todos los pueblos «Judíos y Griegos», etc. Reúne hombres «de toda
nación y raza, pueblo y lengua» (Ap 7,9). No cabe duda que, en el espíritu de los escritores del Nuevo

2
Los capítulos 11, 12 y 13 de Didajé nos informan de la estructura evangelizadora de la primera comunidad cristiana, que en algo
es diferente a la de hoy. Ya las últimas cartas hablan de los «predicadores itinerantes» ( 1Tim 1,3-7; 4,1-16; 6,3; 2Pe 2,1; 1Jn 4,1-3; 2Jn
10). Diferentes términos designan estos predicadores itinerantes; Didajé habla de doctores, apóstoles y profetas. Son los términos de los
que se sirve Pablo desde el año 57 (1Cor 12,27 28 a comparar con 12,12-13) para describir las tres funciones más importantes que uno
podía ejercer en el servicio eclesial (cfr. también He 13,1; Rom 12,6-8; Ef 4,11; 1Tim 2,7). Al comparar los textos se deduce que apóstoles,
doctores y profetas tienen una tarea esencial: la predicación. El término apóstol es usado cuando se trata de fundar una Iglesia; el de
profeta si se trata de trabajar como vínculo entre las Iglesias existentes; el de doctor si se trata de dar una enseñanza de larga duración
(hoy podría definirse catequista).
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Testamento, la Iglesia sea universal. Pero el término «universal» no es usado nunca. Tocará a la generación
siguiente escoger el término y darle la plenitud de sentido que nosotros conocemos.

Padres apostólicos:
También la Didajé describe la universalidad de la Iglesia «reunida de los extremos de la tierra» (IX, 4), «reunida
de los cuatro vientos» (X, 5). La palabra «universal» no es mencionada.

Carta a los cristianos de Esmirna. La palabra Católico (universal) aparece allí por primera vez. «Donde aparece
el obispo, que allí sea la comunidad, del mismo modo que donde está Cristo Jesús, allí está la Iglesia católica»
(VIII, 2). En este texto Católico ha el significado original del griego clásico: «La Iglesia universal» es la
totalidad de la Iglesia, en oposición a la Iglesia local.

Martirio de Policarpo. En este relato la palabra aparece cuatro veces.


a) En el encabezado: «La Iglesia de Dios que reside en Esmirna» se dirige a «la Iglesia de Dios que reside en
Filomelia», pero también «a todas las comunidades de la santa Iglesia católica que reside en cualquier lugar».
«La Iglesia católica», como arriba, es la Iglesia universal en oposición a la Iglesia local. Uno sin embargo se
puede preguntar al ver los dos adjetivos «santa, católica» si el término católico no comporte ya en el espíritu del
autor una precisión suplementaria. Esta Iglesia católica es santa, es la verdadera Iglesia de Cristo en oposición a
las Iglesias de los heréticos.
b) VIII, 1. En su oración, Policarpo ruega por «toda la Iglesia católica expandida en toda la tierra».
c) XVI, 2. «Policarpo fue, en nuestros días ... obispo de la Iglesia católica de Esmirna». Sin duda posible aquí
«católica» no designa la universalidad de la Iglesia sino que caracteriza la verdadera Iglesia fundada por
Jesucristo.
d) XIX, 2. Jesucristo es el pastor «de la iglesia universal (católica) por toda la tierra».

Conclusiones:
1. El término Católico aparece tardíamente.
2. Expresa el carácter universal de la Iglesia. En esos términos se va a imponer como una de las notas específicas
de la Iglesia.
3. Secundariamente sirve para oponer la Iglesia auténtica a las deformaciones que brotan de los heréticos.
4. Cuando, a fines del IIº siglo, se traslada el termino al latín, en lugar de traducir, que era fácil, se preferirá
transcribir y fabricar una palabra latina nueva, «católicos», porque el término griego se ha cargado de un sentido
nuevo. Es rico de una perspectiva teológica.

CISMA

Griego clásico:
SQUISMA (sc…sma) = quiebre, separación. Sentido figurado: escisión, disensión, división.

Nuevo Testamento:
a) «Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de tela nueva, porque el pedazo nuevo tiraría del vestido y la
rotura (SQUISMA) se haría mayor» (Mt 9,16). La palabra es empleada aquí en el significado del griego clásico.
b) «La gente estaba dividida a causa de él» (Jn 7,43; cfr. también 9,16 y 10,19). Es todavía el significado del
griego clásico, pero la «división» de la gente tiene origen y significado religioso.
c) «Terminen con las divisiones» (1Co 1,10; cfr. también 11,18 y 12,25). Esta «división» es un desgarro en el
cuerpo de la Iglesia.

Padres apostólicos:
Didajé IV, 3 está a medio camino entre el significado del griego clásico y el que la palabra asumirá en el
vocabulario cristiano. También Bernarbé XIX, 11. Clemente Romano emplea frecuentemente esta palabra (II, 6;
XLVI, 5-9; XLIX. 5; LIV, 2). Ignacio de Antioquía lo utiliza una vez (Filadelfios III, 3). Es difícil en la mayoría
de estos textos precisar el valor exacto del término (ciertamente un valor religioso). Pero uno de estos textos al
menos hace aparecer el significado fuerte de la palabra; «Su división ha desviado (o confundido) muchas almas»
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(XLVI; 9). En el contexto se trata de un quiebre con el cuerpo de la Iglesia. Es el significado que la palabra
conservará.

CRISTIANISMO

Las cartas de Ignacio (Magn. X,1, 3; Romanos III, 3; Filadelfos, VI, 1) y el relato del martirio de Policarpo (X,
1) son los textos más antiguos donde encontramos este término. Pero este título fluye con tanta facilidad bajo la
pluma de Ignacio que es lícito preguntarse si la palabra no era ya de uso corriente.
Los textos de las cartas a los Magnesios y a los Filadelfios son particularmente interesantes: oponen el
«cristianismo» al «judaísmo». La ruptura entre las dos religiones es consumada.

CRISTIANO

Nuevo Testamento:
El acta de nacimiento de esta palabra es conocida (He 11,26). Ocurre en Antioquía poco más de diez años
después de la Pentecostés. En pocos versículos, Hechos de los Apóstoles han descrito la fisonomía de la joven
Iglesia de Antioquía: por primera vez en una comunidad de discípulos de Jesús, los fieles que vienen del
paganismo son numerosos; el texto deja entender que son más numerosos que los que vienen del judaísmo
(11,20-21.24); pero forman en conjunto (sean originario del judaísmo o del paganismo) una comunidad de vida y
de fe. Situación nueva que exige una palabra nueva.
La palabra CRISTIANOS (cristianÒj), que deriva de Cristo, se refiere al título mesiánico de Jesús (He 18,5;
cfr. Mt 24,5; 26,63; Lc 2,26; 4,18; etc.); define excelentemente a los que tienen fe en él 3. Además más que el
cristiano él mismo es «ungido» por el Espíritu de Dios.
Se encuentra esta palabra nueva otras dos veces en el Nuevo Testamento: He 26,28 y 1Pe 4.16.

Padres apostólicos:
La Didajé (XII, 4), las cartas de Ignacio (Magn. IV; Tral., VI,1; Romanos, III, 2) dan testimonio que el uso del
término «cristiano» es común.
El relato del martirio de Policarpo muestra que este término se ha transformado en la profesión de fe
fundamental: cuando se le pide apostatar, Policarpo contesta: «Yo soy cristiano» (X, 1). Esta será desde ahora la
proclamación de todos los mártires.

CRISTO

Griego clásico:
CHRISTOS (CristÒj) = participio pasado de un verbo que significa «ungir, engrasar», la palabra tiene el sentido
de «ungido, embadurnado, engrasado».

Setenta:
El Antiguo Testamento habla de personajes que han recibido la sagrada unción. Son ungidos (en hebreo
«Mashia», que ha sido transliterado en castellanos con «Mesías»). La unción que reciben no es solamente la que
se puede realizar con aceite de la tierra. Un «Mashia» es un hombre elegido par Dios, y sobre el cual reposa el
Espíritu de Dios. Un «Mashia» es un personaje sagrado, un enviado de Dios.
Para volver este término en griego, los traductores de la Setenta no tienen hesitación: toman la palabra griega
profana «CHRISTOS» y, de inmediato, han modificado el significado del término en un sentido religioso.

3
Cf. C. Spicq. Ce que signifie le titre de chrétien, dans Théologie morale du Nouveau Testament, Paris, 1965, t. I, pp. 107-416. El
P. Spicq se levanta contra la interpretación corriente que ve en la palabra CHRISTIANOS un sobrenombre inventado por los paganos. Un
estudio del versículo 26 lo conduce a traducir así: «Por primera vez, y en Antioquía, los discípulos asumieron oficialmente el título de
cristianos». Son entonces los fieles que han elegido ese término; ellos han reivindicado ese nombre como signo de su pertenencia a Cristo.
Al hacer eso «los discípulos se inscriben y toman sitio en la historia del mundo bajo el título de cristianos» (cit., p. 408, nota 1).
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Nuevo Testamento:
A lo largo del Nuevo Testamento el término CHRISTOS tiene su fuerte sentido religioso. Designa no sólo un
Mesías, sino «el Mesías».
Este sentido se afirma de manera tal que el término no será traducido en latín (con Unctus), sino trascrito
(Christus). Lo será posteriormente en castellano.
Los Padres apostólicos emplean el término en el mismo sentido que el Nuevo Testamento.

DIACONO

Griego clásico:
DIAKONOS (di£konoj) = servidor. Término corriente, emparentado con las palabras «servir» y «servicio».

Evangelio:
Estas tres palabras (servir, servidor, servicio) son usadas con mucha frecuencia en el evangelio, y siempre en el
sentido profano. Sin embargo no es inútil distinguir los diferentes casos.
1. En Caná María se dirige a los «servidores» (Jn 2,5); en Betania Marta se dedica a los múltiples cuidados del
«servicio». Se queja de ser sola en «servir» (Lc 10,40).
2. Jesús dice que no ha venido por ser servido, sino para «servir» (Mt 20,28). Así quien quiere ser grande debe
hacerse «servidor» (Mt 20,26).
3. El evangelio teje la alabanza de aquellos que han «servido» a Jesús: la suegra de Pedro (Mt 8,15), las santas
mujeres (Mt 27,55). También los ángeles habían «servido» a Cristo (Mt 4,11). El discípulo del Señor será su
«servidor» (Jn 12,26). Eso será para él un título de gloria.
En todos estos textos, las palabras «servir, servicio, servidor» conservan su sentido profano, pero adquieren de a
poco una consonancia religiosa.

Hechos y cartas:
1. Se encuentra a veces este término en Hechos y en las cartas con su significado profano primitivo.
2. Con más frecuencia estas palabras, y especialmente el término «servidor» (DIAKONOS) son empleados a
propósito del servicio de la palabra de Dios. Pablo dice ser DIAKONOS del Evangelio (Ef 3,7; Col 1,23) o
DIAKONOS de la Iglesia (Col 1,25).
3) En fin el término designa a veces una función especializada: esa de diácono (Fil 1,1; 1Tm 3,8.12).
4) Se notará que el relato de Hechos (6,1-6) que cuenta la institución de los diáconos, no les da este título. No
hay que extrañarse. La función precede al nombre. En compenso, en este texto los términos «servir» y «servicio»
aparecen varias veces. La oración y la imposición de las manos marcan el carácter sagrado de la nueva función
creada.

Padres apostólicos:
Casi todos los escritos apostólicos hablan de los diáconos. La palabra designa siempre personajes investidos de
una función en la Iglesia (Didajé XV, 1; Clemente XLII, 4-5; Ignacio, en todas sus cartas, menos esa a los
Romanos; Policarpo V, 2, 3; Pastor, passim). En estos textos, frecuentemente los diáconos son nombrados al
mismo tiempo que los obispos.
Si desde la época de los Padres apostólicos el término DIAKONOS se refiere a los que nosotros llamamos
diáconos, los términos cercanos de «servicio» (DIAKONIA - diakon…a), y «servir» (DIAKONEIN -
diakonšin) son fácilmente usados cuando se trata de los otros grados de la jerarquía. Toda función en la Iglesia
es un servicio. Hasta hoy el papa se llama a sí mismo «siervo de los siervos de Dios».

DOGMA

Griego clásico:
La palabra DOGMA (dÒgma) tiene dos significados bastante cercanos uno al otro: 1. Opinión; 2. decisión,
decreto. En los dos casos se trata de elegir, entre múltiples soluciones posibles, la que parece mejor. Un tercer
significado aparece entre los filósofos, el de «verdad o máxima fundamental».
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Nuevo Testamento:
E término aparece solo cinco veces. En Lc 2,1, tiene el sentido profano: «Por aquellos días salió un decreto del
César...». Así también en He 17,7.
En He 16, 4, se trata de los «decretos» de concilio de Jerusalén. Estos, se sabe, no son «dogmas», no conciernen
la fe, sino solo las observancias.
En Ef 2,15 y Col 2,14 encontramos un sentido análogo.

Padres apostólicos:
En la Didajé (XI, 3), en Ignacio de Antioquía (Magn. XIII, 1) y en la carta de Bernabé (1, 6; X, 1, 9, 10), se
encuentra la palabra «DOGMA». Tiene el sentido de «precepto» o «enseñanza».

Conclusión:
En la época de los Padres apostólicos la palabra aun no tiene el significado actual. Sin embargo se habla de los
DOGMA del Evangelio, o de los DOGMA del Señor. El término es puesto siempre más en relación con la
revelación. Poco más tarde un dogma será la expresión de la verdad revelada.

DOMINGO

La historia de este término es asaz diferente de la de los otros presentados aquí. Es preferible mirar antes la
novedad de la institución para ver después el vocablo.
Los Judíos tienen un día santo: el sábado. Es el séptimo día de la semana. Los cristianos tendrán un día santo que
no será el último, sino el primero de la semana. ¿Por qué?

Nuevo Testamento:
Cuatro eventos capitales para la historia de la salvación ocurren el primer día de la semana: 1. La resurrección de
Jesús es el hecho esencial, que bastaría para hacer del domingo el día santo; 2. Ocho días más tarde (Jn 20,26), la
aparición a los Apóstoles, estando presente Tomás; 3. La Pentecostés; 4. También el ingreso triunfal de Jesús a
Jerusalén había acontecido el primer día de la semana, es decir el domingo precedente a la Pascua.
El «primer día de la semana» es pues el día de las grandes manifestaciones de Señor. Muy pronto debe haber
sido el día en el cual se reunían para celebrar la Eucaristía. De ello nos da testimonio el relato de Hechos de los
Apóstoles (20,7-11) donde aparece la descripción de una reunión eucarística que se realiza «el primer día de la
semana». En el año 58 (fecha del evento), la celebración del primer día de la semana es sin duda ya una
institución. (Además 1Cor 16,1-2, que data del 57, hace alusión verisímilmente al domingo).

Apocalipsis:
El día sagrado de los Judíos no se llamaba el «séptimo día» sino sábado, por alusión al reposo de Dios de que
habla Génesis (2,3). En hebreo reposo se dice «sabbat». El día sagrado del Nuevo Testamento tendrá pronto
también un nombre con que designarlo. Encontramos ese nombre por primera vez (cerca del año 95) en
Apocalipsis (1,10): KURIAKE HEMERA (kuriakÍ ¹mšra) = día del Señor.
El adjetivo KURIAKOS (kuriakÒj) (que da KURIAKE al femenino) es un neologismo, una invención
cristiana. El sentido es evidente. Se trata de lo que se relaciona al KURIOS (kÚrioj), es decir al Señor. Se puede
traducir KURIAKE HEMERA como «día del Señor» o «día señorial».

Didajé:
El capítulo XIV de la Didajé proporciona preciosas indicaciones acerca de la historia del domingo:
1. Es un día de reunión. Se celebra la Eucaristía (como en He 20,7-11).
2. Es una de las instituciones fundamentales de la comunidad cristiana.
3. El nombre dado a este día no es ya exactamente ese que empleaba Apocalipsis. La palabra KURIAKE era
entonces un adjetivo y se relacionaba con el sustantivo «día». En la Didajé KURIAKE es devenido un sustantivo
que por sí solo designa el día de Señor.

Ignacio:
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La carta a los Magnesios (9,1) habla también del domingo, que designa, al igual que la Didajé, por la sola
palabra KURIAKE. Además este capítulo opone (por primera vez en la literatura cristiana) el sábado y el
domingo. El domingo es el día de la Resurrección.

Bernabé:
El capítulo XV de la carta de Bernabé (aunque sin nombrar la KURIAKE) retoma esta oposición y canta la
grandeza de este día que es el de la Resurrección. Bosqueja una teología del domingo.

Latín cristiano:
La palabra KURIAKE será traducida al latín con «Dominica dies» del cual deriva nuestro término «domingo».
Valga recordar que en nuestro idioma es el único día de la semana que tiene origen cristiano (lunes, martes, etc.,
designan el día de la Luna, el día de Marte, etc.).

EUCARISTIA

Griego clásico:
EUCHARISTEIN (eÙcaristšin) = ser agradecido, testimoniar su agradecimiento, dar gracias.
EUCHARISTIA (eÙcarist…a) = agradecimiento, acción de gracias.

Setenta
La palabra griega expresaba simplemente un sentimiento humano, profano, el de la gratitud. La traducción
griega del Antiguo Testamento otorga al término un valor religioso: «Dar gracias» no significa ya solamente la
gratitud del hombre, sino la alabanza de Dios y la maravilla ante sus obras. «Dar gracias» es una actitud
específicamente religiosa, incomprensible para quien no ha experimentado el sobresalto de gozo de los que han
recibido la revelación bíblica.

Nuevo Testamento:
El término «acción de gracias» EUCHARISTIA no aparece nunca en el Evangelio. El verbo «dar gracias» figura
sólo raramente. Casi siempre es usado a propósito de la multiplicación de los panes (Mt 15,36; Mc 8,6; Jn 6.11)
o de la Cena (Mt 26,27; Mc 14,23; Lc 22,17.19).
En las cartas de san Pablo, los dos términos «dar gracias» y «acción de gracias» son muy frecuentes; tienen
siempre el significado que les había otorgado la Setenta. (Se subrayará que, cuando san Pablo hace el relato de la
Cena, no deja de decir que el Señor ha «dado gracias» (1Co 11,24).

Padres apostólicos:
A parte el caso de la Didajé, toda vez que se encuentra el verbo «dar gracias», tiene el sentido bíblico de
alabanza.
Cuatro veces el sustantivo EUCHARISTIA es usado por san Ignacio (Efesios, XIII, 1; Filad. IV, 1; Smirn. VII,
1; VIII, 1). En los últimos tres casos tiene claramente el sentido actual: ya no designa una «acción de gracias»,
sino el sacramento de la Eucaristía. En Efesios XIII, 1 es posible que EUCHARISTIA designe una acción de
gracias en general.
En la Didajé el verbo EUCHARISTEIN y el sustantivo EUCHARISTIA son empleados frecuentemente en los
capítulos IX et X. Son en estrecha relación con una comida sagrada 4. En XIV, 1 se trata ciertamente de la misa.
4
Se trata de dos capítulos absolutamente notables. ¿Se habla en ellos de la misa? No se puede afirmar tajantemente. Es que la
palabra Eucaristía usada no permite esta sola conclusión. Son posibles dos interpretaciones.
A favor de la identificación de esta Eucaristía de que habla Didajé con la Misa está: se habla de pan y vino, de pan partido, de la
necesidad del bautismo, el tono de la oración es solemne como el de un prefacio, y esta oración se abre hacia perspectivas escatológicas.
Pero existían en el mundo judío contemporáneo a Jesús comidas sagradas en las que se bendecía el pan y el vino dando gracias
a Dios. Es posible que estas comidas sagradas hayan perdurado en los inicios de la Iglesia y que éste sea un ejemplo. Además Didajé
habla de la Misa más adelante al capítulo XIV, y eso inclina a hacer pensar que aquí se describe otro rito religioso.
Esta observación nos permite subrayar que la Eucaristía sacramenta se arraiga en una tradición religiosa y humana que podemos
indicar en tres tiempos:
1er tiempo: Toda comida es don de Dios. Es acompañada tanto en los judíos como en los cristianos por una acción de gracias. Así había
hecho por ejemplo Jesús en la multiplicación de los panes (Jn 6,11);
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Conclusión:
Ignacio y la Didajé testimonian que muy pronto la palabra EUCARISTIA ha asumido el sentido que nosotros le
conocemos. Pero l historia de término muestra que, para comprender el sacramento es importante no olvidar el
significado bíblico del término.

EVANGELIO

Griego clásico:
En el griego antiguo EVANGELION (eÙaggšlion) designa la recompensa que se entrega a quien trae una
buena noticia.
Cerca del IIº siglo antes de nuestra era, la palabra ha asumido un significado nuevo, significa «buena noticia».
Cuanto al verbo EVANGELIZEIN (eÙaggelizšin) significa «anunciar una buena noticia».

Setenta:
La Setenta utiliza este término muchas veces. Ver Is 40,9; 52,7; 61,1. Este último texto es particularmente
importante, porque Jesús, después de citarlo, dice que anuncia su misión y su predicación.

Nuevo Testamento:
Los dos términos «evangelio» y «evangelizar» se encuentran en los sinópticos (varias veces en relación con Is
61,1), en Hechos, la primera carta de Pedro, en Apocalipsis. Son muy frecuentes en las cartas de Pablo. Importa
notar que la palabra «evangelio» tiene entonces un significado mucho más fuerte que en nuestros días. Cuando
se habla de Evangelio, nosotros pensamos antes que nada en los cuatro libros escritos por los evangelistas,
mientras que para san Pablo y los autores del Nuevo Testamento, el Evangelio no es un libro, sino un mensaje,
una predicación. Es la voz de Dios que llama a los hombres y los ayuda a convertirse. El Evangelio es una
manifestación de Dios.

Padres apostólicos:
1. A veces la palabra «evangelio» conserva el significado que tenía en el Nuevo Testamento: cfr. Ctemente
XLVII, 2; Filad. V, 1.
2. A veces tiene el significado de código de vida (que es quizás escrito): cfr. Didajé VIII, 2; XI, 3; XV, 3-4.
3. A veces en fin designa un libro; es el significado en el Martirio de Policarpo I, 1; XIX, 1, y la Homilía VIII, 5.

IGLESIA

Griego clásico:

a) EKKLESIA (™kklhs…a) = asamblea (cfr. He 19,32).


b) El término asume a veces (por ejemplo en Atenas) un significado especial: designa entonces la asamblea
plenaria de los ciudadanos de la ciudad. Todo ciudadano forma parte de la EKKLESIA. No es admitido ningún
extranjero.

Setenta:
El pueblo que Dios ha salvado de Egipto es reunida por él en el desierto. La comunidad religiosa así reunida es
designada con un término hebreo: «Qahal». Para trasladar al griego este término original, los traductores han
empleado con más frecuencia la palabra EKKLESIA (sin duda en referencia al uso de «EKKLESIA» en las
ciudades griegas). Por lo tanto la palabra EKKLESIA designa el pueblo de Dios desde el Antiguo Testamento.

2º tiempo: Desde antes de la venida de Jesús grupos judíos piadosos tomaban comidas en común que eran verdaderas celebraciones en las
cuales se expresaba la acción de gracias, la alegría fraterna y la espera del festín mesiánico;
3er tiempo: La Cena. La comida nueva instituida por Jesús se inscribe en este cuadro sacral y lo vuelve aún más sagrado.
La palabra EUCARISTIA encierra el secreto de esta continuidad. Aunque aquí no se tratara de la Eucaristía sacramental, el
texto de Didajé nos muestra el dinamismo profundo de la institución eucarística.
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Nuevo Testamento:
a) El término figura sólo dos veces en los evangelios: «Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt 16,18). Se
trata evidentemente de la nueva comunidad religiosa que instaura Cristo. Mientras en, «Si se niega a escucharlos,
informa a la Iglesia» Mt 18,17), se trata de la comunidad fraterna local a la que se pertenece.
b) Se encuentra la palabra EKKLESIA sesenta veces en Hechos, las cartas y Apocalipsis, a veces para designar
las comunidades locales («la preocupación por todas las Iglesias», 2Co 11,28), como también para designar la
totalidad de los cristianos, o mejor el conjunto de las Iglesias (Ef 5,23-25).

Padres apostólicos:
Todos emplean la palabra «Iglesia». Se encuentran los dos significados: el de Iglesia local (la carta de Clemente,
todas las cartas de Ignacio, la carta de Policarpo se dirigen a «la Iglesia» de tal lugar), y el de Iglesia universal.
Con Ignacio (Smirn. VIII, 2) y el relato del martirio de Policarpo (VIII, 1; XVI, 2; XIX, 2), se ve aparecer la
expresión «Iglesia católica».
Ver especialmente: Didajé IV, 145; IX, 4; X, 5; XI, 11; y en la carta de Clemente a los Corintios: XLIV, 3, y XL
VII, 6. Queda de manifiesto que para este término, a partir de fines del I er siglo, el vocabulario es fijo.

LAICO

Griego clásico:
LAOS (laÒj) = pueblo.

Setenta:
La Biblia sabe que hay un «pueblo de Dios». La palabra Laós es escogida por los traductores para rendir el
término «pueblo» en la expresión «pueblo de Dios»; la palabra toma ya en la Setenta un significado religioso.
Este significado religioso es doble:
l. A veces designa todo el pueblo de Dios (en oposición a las naciones paganas). Supone una elección de Dios y
una santidad.
2. A veces se emplea en oposición a los sacerdotes, profetas, príncipes, reyes etc.; para designar a aquellos que
(en el pueblo de Dios) no tienen una función sagrada especial.

Clemente de Roma, en la carta a los Corintios (XL, 5), emplea un término derivado del precedente: LAICOS.
Aquí brevemente la historia de este término6

Griego helenístico:
LAICOS es constatado desde el III er siglo antes de nuestra era en los papiros helenísticos. El sufijo «ICOS»
indica pertenencia a un grupo. En los papiros LAICOS designa, dentro de un grupo humano, la masa de los
habitantes, la población en cuanto se distingue de aquellos que la administran.

Griego bíblico:
La Setenta ignora esta palabra. Es, pero, interesante notar que figura, como adjetivo, en las traducciones griegas
de Aquila (cerca del 120-140), Símaco y Teodoción (fines del IIº siglo).
Dos anotaciones:
1. El término LAICOS es usado en un contexto cultual (se opone a «sagrado»).
2. Se una para indicar cosas (panes, viaje, territorio) y no personas.

Griego cristiano:

5
Se entiende en ella la asamblea de los hermanos y de los creyentes reunidos en oración, en la cual uno confesará sus errores
para no ir a la oración con mala conciencia. Concluye señalando que ese es el camino de la vida.
6
Cfr. Ignace de La Potterie, La vie selon l'Esprit, condiction du crhrétíen, «Unam Sanctam» 55, Cerf 1965, pp, 13-29.
NACIMIENTO DE UN VOCABULARIO CRISTIANO
La carta de Clemente (40, 5) es el primer texto cristiano donde figura la palabra LAICOS. Los laicos de que se
habla aquí son hombres que pertenecen al pueblo de Dios pero no son ni sacerdotes ni levitas. Como en los
papiros helenistas, se trata de designar la pertenencia a la masa del pueblo, en oposición a los que la gobiernan.
La palabra LAICOS es muy escaso en la Iglesia primitiva antes del III er siglo. Tiene siempre el mismo
significados que en Clemente. Conservará este valor en el vocabulario tradicional hasta volverse común.
Después de alguna hesitación, el latín cristiano trascribe la palabra fabricando el neologismo laicus de donde
deriva nuestro laico.

LITURGIA

Griego clásico
LEITOURGIA (leitourg…a) = función pública. Tal función puede relacionarse con la administración, el teatro,
y también puede tener relación con el culto.
LEITOURGEO (leitourgšw), es el verbo correspondiente a esta función. Se traduce según el caso: ejercer una
función pública, servir.
LEITOURGOS (leitourgÒj) = funcionario. Puede ser según el caso: un soldado o guardia, un obrero, un
ministro de culto.

Nuevo Testamento
a) En el Evangelio el término se encuentra una sola vez (Lc 1,23). Designa el servicio litúrgico (en el sentido
actual) del sacerdote Zacarías.
b) En Hechos una mención (13,2: leitourgoÚntwn … tù kur…w): «mientras celebraban el culto del Señor».
c) En las cartas el término tiene tres significados diferentes: 1. El más frecuente (en particular en la carta a los
Hebreos donde se encuentra seis veces) es el de servicio al Señor. Se trata entonces de un servicio solemne, lo
que nosotros llamamos una liturgia. 2. Se encuentra el sentido profano en Rom 13.6, donde designa funcionarios
romanos. 3. En varios casos se trata simplemente de un servicio, pero ese servicio es el de la caridad. Se
comprueba en vivo como el lenguaje cristiano modifica un término profano para darle une significado y un peso
religioso (ver en especial 2Co 9,12, donde la colecta asume un valor «litúrgico»).

Padres apostólicos:
a) No se encuentra ya el significado profano.
b) El pastor de Hermas no conoce sino el significado amplio de «servicio» tanto referido a las «buenas obras»
como a la vida moral que está al servicio de Dios.
c) En la Didajé la palabra figura dos veces en la misma frase (XV, 1). Literalmente «Elijan para el cargo de
Obispos y Diáconos ... Ellos "liturgizan" para ustedes la "liturgia" de los profetas y de los doctores».
Cual sea la traducción literaria que se adopte, está claro que en el texto griego el verbo y el sustantivo designan
un servicio divino que no puede ser realizado sino por personajes elegidos por Dios.
d) La carta de Clemente Romano emplea diecisiete veces los tres términos del griego clásico. En la mayoría de
los casos se trata del servicio al altar (XXXII, 2; XL, 2-5; XLI, 1. 2; XLIII, 4). Estos textos son tanto más
importantes para fijar el significado del término en la medida que todos estos capítulos tratan de determinar la
función del sacerdocio. Sin embargo al capítulo XLIV, donde el término LEITOURGIA designa el ministerio
confiado por Dios a algunos hombres, se trata también de los que han «servido» el rebaño de Cristo. Realmente
en algunos pasajes (VIII, 1; IX, 2-4; XX, 10; etc.), se puede hesitar entre la traducción amplia de «servicio» y la
más estricta de «ministerio litúrgico». De todos modos el tono general de la carta invita a ver en este «servicio»
(si se opta por esta traducción) el servicio por excelencia que canta la gloria de Dios y da a conocer a Dios a los
hombres.

Conclusión:
1. En el lenguaje de los cristianos los tres términos griegos (función pública, realizar esta función, funcionario)
toman muy pronto un sentido religiosos: ese de un servicio oficial de la Iglesia dirigida a veces hacia Dios y
otras hacia los hombres.
2. Sólo el sustantivo LEITOURGIA será trascrito en latín por «liturgia» para derivar en nuestro «liturgia», que
precisamente designa esta función muy particular que es, en efecto, servicio de Dios y de los hombres.
NACIMIENTO DE UN VOCABULARIO CRISTIANO

MARTIR

Griego clásico:
Esta palabra es la trascripción de una palabra del griego clásico MARTUS (m£rtuj) que significa «testigo».

Nuevo Testamento:
1. Esta palabra es empleada con frecuencia por el Nuevo Testamento en el significado corriente. En ocasión del
proceso de Jesús, el Sanedrín busca «testigos» (MARTURES - m£rturej) para «testificar» contra Jesús (Mt
26,60-65). Los judíos dan testimonio positivo del centurión Cornelio (He 10,22).
2. En el mismo sentido Juan Bautista es testigo de Jesús y los Apóstoles serán testigos de la Resurrección (Lc
24,48; He 1,8, etc.). Pero especialmente el testimonio apostólico tendrá un rol determinante en la evangelización,
y de repente las palabras: testigo, testimonio, testimoniar, asumen un valor religioso.
3. Jesús es el que ha dado testimonio ante Poncio Pilato (1Tm 6,13); es «el testigo fiel» (Ap 1,5). Junto con las
persecuciones vemos aparecer a «Antipas, mi fiel testigo, que fue asesinado» (Ap 2,13). Y no es el único, porque
Apocalipsis habla de la «sangre de los testigos de Jesús» (17,6). El testimonio de la fe va hasta la muerte.

Padres apostólicos:
En la carta de Clemente los términos testigos, testimonio, testificar figuran doce veces, casi siempre en el sentido
amplio del griego clásico. Sin embargo en el capítulo V (versículos 4 y 7), los «testimonios» de Pedro y Pablo
hacen clara alusión a su muerte, se trata del testimonio supremo, el de la sangre.
En el relato del martirio de Policarpo es evidente que la palabra «testigo» ha asumido el significado y el valor
que nosotros conocemos hoy: «Les escribimos, hermanos lo que sucedió a los que sufrieron martirio, y en
especial al bienaventurado Policarpo que por su martirio ... » (I, 1). Policarpo es «considerado digno de formar
parte del número de los mártires» (XIV, 2).
Sin embargo parece preferible traducir: «El bienaventurado Policarpo ha dado testimonio el segundo día de la
primera parte del mes Xanticus» (XXI, 1). Es más exacto y conforme al genio de la lengua griega decir « ha
dado testimonio» (y no «sufrió el martirio». Por este ejemplo se puede medir como la palabra «mártir» ha
perdido parte de su riqueza en su trascripción al latín y después a nuestro idioma.

OBISPO

Griego clásico:
Dos verbos y un sustantivo están a los orígenes lejanas de la palabra obispo.
1er verbo: EPISKEPTOMAI (™piskšptomai) = visitar, examinar
2º verbo: EPISKOPEO (™piskopšw) = cuidar, inspeccionar.
El substantivo EPISKOPOS (™p…skopoj) = vigilante, guardián, protector.
En Atenas se designa con este nombre a un magistrado que se envía a hacer justicia en las ciudades sometidas.

Setenta:
Hay en la Biblia una palabra hebrea importante, la palabra «Paqad». Designa «la visita de Dios». Esta visita de
Dios era a veces un acontecimiento feliz: cuando la Biblia dice «Dios visita a su pueblo» (por ejemplo: Gn
50,25; Ex 3,16; Jer 29,10), es que se acuerda de él, que viene en su ayuda, lo libera. Pero a veces también la
visita de Dios era un evento terrible (por ejemplo: Jer 29,32). En estos dos casos, y eso es lo importante, el
hombre es puesto en presencia de Dios. La visita de Dios es un juicio.
Para trasladar al griego este término que tiene en hebreo un significado directamente religioso, la Setenta a
forjado una nueva palabra griega (emparentada con las tres mencionadas arriba): EPISKOPE (™piskop»).
Además este término es usado en ocasiones para designar una función religiosa confiada a un hombre (que es
entonces el representante de Dios).

Nuevo Testamento:
NACIMIENTO DE UN VOCABULARIO CRISTIANO
Las tres palabras griegas clásicas y el neologismo de la Setenta se encuentran en el Nuevo Testamento. Vale
subrayar que en el Nuevo Testamento estos términos tienen siempre una resonancia religiosa:
a) Dios ha visitado a su pueblo (mismo significado que en la Setenta): Lc 1,68.78; 7,16; 19,44; Heb 2,6; 1Pe
2,12;
b) Visitar a los encarcelados, las viudas, los huérfanos es un eminente acto de religión: Mt 25,36.43; Lc 1,27;
c) La función de «visitador» es una misión religiosa: He 1,20 (elección de Matías); 6,3 (elección de los
diáconos); 7,23 (rol de Moisés); 15,36 (misión de san Pablo);
d) Finalmente en muchos casos el término asume un significado técnico nuevo. Sea que se trate de «velar sobre
la Iglesia», es decir de gobernarla; sea que se trate de aquel a quien esta misión de vigilancia, de gobierno ha
sido confiada: He 20,28; Fil 1,1; 1Tm 3,1-2; Tit 1,7; 1Pe 5,2.
Esta misión de gobierno es la del mismo Cristo (1Pe 2,25); ella es confiada a hombres que por ello llevan el
nombre de EPISKOPOS. Los dos textos esenciales para comprender este término son He 20,17.28-32 y 1Pe 5,1-
4.
Se notará que, en los dos textos, se encuentran las palabras: rebaño, cuidar, anciano (PRESBUTEROS -
presbÚteroj). Esto confirma que los términos PRESBUTEROS y EPISKOPOS pertenecen a un contexto
pastoral. Los hombres que poseen un de esos títulos (y de ordinario en estos textos tienen los dos) tienen una
misión que cumplir que es análoga a la de un pastor hacia su rebaño.
Las palabras PRESBUTEROS y EPISKOPOS designan las dos personajes que cumplen una responsabilidad
pastoral. En los dos textos que se mencionaron PRESBUTEROS y EPISKOPOS aparecen como sinónimos
(siempre empleados al plural cuando se trata de los hombres). Los hombres que han recibido este título no son
obispos en el sentido moderno de la palabra.

Conclusión:
Una primera jerarquía de la Iglesia ha sido establecida por los Apóstoles. Jerarquía no hereditaria, sino fruto de
elección de los Apóstoles.
Hasta cerca del año 58, Pablo es el único al que se ve establecer « EPISKOPOI» o «PRESBUTEROI». A partir
del año 63 se ven a Timoteo (1Tm 3,1-7) y Tito (1,5-9) encargados por san Pablo de organizar la Iglesia en las
regiones en que están y de «poner presbíteros en todas las ciudades» (o «EPISKOPOI»). Timoteo y Tito
desempeñan la tarea de un obispo (en el sentido moderno del término). En lo que concierne a Timoteo, Pablo
menciona en dos ocasiones que ha recibido la imposición de manos (1Tm 4,14; 2Tm 1,6), conferida por Pablo.
Timoteo y Tito son obispos, pero ningún término designa su función.

Padres apostólicos:
Didajé. La palabra aparece una vez (XV, 1) después del texto sobre la misa del domingo. Es muy probable que
los EPISKOPOI de la Didajé sean los sacerdotes (en el sentido moderno de la palabra).
Clemente de Roma. Para él PRESBUTEROS y EPISKOPOS son siempre sinónimos (XLIV, 4, 5). Han sido
instituidos por los Apóstoles (XLII, 4; XLIV, 2) o, lo que es importante, «por otros personajes eminentes»
(XLIV, 3). Y se puede pensar en Timoteo y Tito.
La carta de Clemente es testimonio de una época en que el vocabulario no es siempre fijo.
Ignacio de Antioquía. Las cartas de Ignacio, al contrario, reflejan un período donde, al menos en cierta area
geográfica (Siria y Asia proconsular), el vocabulario es fijo. Ya uno de los dos términos, la palabra EPISKOPOS,
designa al obispo, es decir el jefe de la Iglesia local (cfr. también Martirio de Policarpo 16, 2), la otra,
PRESBUTEROS, designa a los sacerdotes.
Pastor de Hermas. Aunque escrito después de las cartas de Ignacio, el texto del Pastor de Hermas no parece
tener el mismo rigor de vocabulario. Se mencionan PRESBUTEROI (8, 2. 3; 9. 8), EPISKOPOI (13, 1; 104, 1) y
«jefes de la Iglesia» (6, 6; 17, 7). Estas tres expresiones parecen sinónimos y corresponden más bien al rol de los
sacerdotes.
Este hecho mostraría que el vocabulario no se ha fijado en el mismo período en todos los territorios cristianos.

PARROQUIA

Griego clásico:
Un verbo griego PAROIKEIN (paroikšin) significa «habitar cerca» o «vivir en medio de».
NACIMIENTO DE UN VOCABULARIO CRISTIANO

Setenta:
La setenta ha escogido este vocablo griego para hablar de la situación de Abrahán en este mundo, tanto si es
Egipto, el desierto, el país de los filisteos o la Tierra Prometida (Gn 12,10; 15,13; 20,1; 21,23.34; 23,4). Abrahán
no está en lo suyo. «Habita cerca» de los autóctonos. Es como un extranjero, o a lo más como un huésped. Es el
significado de la palabra hebrea «ger». Así el vocablo griego que traduce «ger» adquiere, en la lengua de la
Setenta, un significado que no es ya en absoluto el del griego clásico. Más que «habitar cerca de» es «habitar al
margen», ser un extranjero, un nómada porque el verdadero creyente no está instalado en ninguna parte. El
nomadismo de Abrahán y de los patriarcas vale para su descendencia. El pueblo de Dios es siempre extranjero en
la tierra. El término griego que traduce «ger» deviene como él un término bíblico.

Nuevo Testamento:
La carta a los Hebreos que emplea la palabra (11,9) comenta con lirismo la situación de Abrahán que es un
extranjero sobre la tierra (11,8-16).
En Hechos de los Apóstoles (7,6.29), Esteban recuerda que la posteridad de Abrahán «vivió en tierra extranjera»
y que Moisés «vivió en el país de Madián».
La primera carta de Pedro (2,11) dice que los discípulos de Jesús son «extranjeros y forasteros».
Cfr. también He 13,17; Ef 2,19; 1Pe 1,17.

Padres apostólicos:
En la Homilía del IIº siglo (V, 1) se habla de la «estadía en este mundo» del que no hay que temer de salir.
Tres encabezados (Carta de Clemente, Carta de Policarpo a los Filipenses, Martirio de Policarpo) emplean este
término. Cada vez el término es unido a la palabra Iglesia y a la mención de una Iglesia local, sea Roma,
Corinto, Filipos. Esmirna o Filomelio.
Aunque organizada en una ciudad, la Iglesia 1ocal está caracterizada por una nota de exilio, de provisoriedad, de
nomadismo (ver Pastor de Hermas 50,1)7. La Iglesia no está instalada en las ciudades de aquí, es como Abrahán
en marcha hacia un mundo mejor. Muy pronto en lugar de decir «la Iglesia que reside (PAROIKOUSA -
paroikoÚsa) en tal sitio», se hablará de la «PAROIKIA - paroik…a» de tal sitio. El latín transcribirá
«parochia» que en castellano da «parroquia». Pero ni el término latino, ni el castellano han conservado el
recuerdo de esta instalación precaria que el griego cristiano había subrayado fuertemente y que hacía decir al
autor de A Diogneto: «Toda patria es para los cristianos une tierra extranjera, y toda tierra extranjera es su patria»
(V, 5).

PENITENCIA

En numerosos textos de los Padres apostólicos, especialmente en el Pastor de Hermas, se encuentra la palabra
«penitencia». Este término es esencial en la fe cristiana, tanto que ha dado su nombre a un sacramento.
A diferencia de la mayoría de los términos fundamentales que hemos señalado, la palabra «penitencia» no es
trascripción de un vocablo griego. Es una traducción. Pero esta traducción ha modificado el significado del
vocablo griego que había puesto en honor el Nuevo Testamento, y que habían utilizado con frecuencia los Padres
apostólicos.

Griego clásico:
El significado primitivo del verbo METANOEIN (metanošin) es «cambiar de opinión».
Este significado se encuentra en el relato del martirio de Policarpo. Cuando el Procónsul quiere hacer apostatar a
Policarpo, le dice una primera vez «cambia de opinión» (IX, 2). Poco después insiste «Tengo fieras aquí y te
echaré a ellas como no cambies de opinión». Policarpo responde: «Que las traigan porque es imposible para
nosotros de cambiar de opinión para pasar de lo mejor a lo peor ... » (XI, 1 et 2).

Nuevo Testamento y Padres apostólicos:


7
La ciudad de los cristianos es el cielo (Fil 3,20; He 13,14); en la tierra está como en exilio (2Co 5,6; 1Pe 1,17; 2,11). Esta
afirmación de la fe cristiana se arraiga en la memoria bíblica de Abrahán que vivió como extranjero en la Tierra prometida y en la del
pueblo de la Promesa que vivió en Egipto, es decir en tierra extranjera (Gn 12,10; He 7,6.29; 13,17; Heb 11,9.13).
NACIMIENTO DE UN VOCABULARIO CRISTIANO
«Cambiar de opinión» es también «lamentar, arrepentirse». El verbo METANOEIN tiene este significado ya
desde el griego clásico.
Este mismo verbo, y el sustantivo correspondiente (METANOIA - met£noia) serán utilizados en el Nuevo
Testamento para significar el recorrido del hombre pecador que se convierte. Importa de todos modos notar
como este recorrido sea complejo: el hombre reconoce, confiesa que es pecado, lo lamenta, decide no sólo
cambiar opinión, sino modificar su manera de vivir, y de inmediato se somete a mortificaciones …
Es todo este conjunto que, en el Nuevo Testamento y en los Padres apostólicos, se llama «METANOIA». La
«METANOIA» es una de las actitudes fundamentales del hombre ante Dios, está compuesta de humildad y
decisión, es rica de confianza en Dios, de amor y esperanza. Compromete la totalidad de la vida humana.
Habría sido preferible, visto que el término era intraducible, contentarse, como para tantos otros vocablos,
trascribirlo. No habríamos perdido el sabor original, como para los otros términos (eucaristía, bautismo, etc.); o
al menos habríamos sido invitados por el carácter misterioso de la palabra a investigar su contenido.
Ahora bien, esta palabra ha sido puesta en latín, en las antiguas versiones latinas de la Biblia, y después en los
otros escritos latinos, con el término «paenitentia». De un plumazo la expresión ha traicionado la idea que quería
expresar. Porque la «penitencia» no es sino uno de los aspectos de la METANOIA. La penitencia evoca la
mortificación, mientras la METANOIA es otra cosa que la mortificación. Ella brota del corazón más que del
cuerpo; de la fe, de la esperanza, y del amor a la vez que de la justicia. La penitencia se dirige al hombre, la
METANOIA es antes que nada conciencia de la presencia y del juicio de Dios.
Se podrá así comprender las dificultades de traducción que resultan. Con frecuencia METANOIA y
METANOEIN han sido traducidas con «arrepentirse» (Clemente LVII, 1; Filadelf. III, 2 ; VIII, 1 ; Esmirn. V, 3;
IX, 1) o con «convertirse» (Esmirn. IV, 1).

SACERDOTE

Griego clásico:
Dos palabras griegas radicalmente diferentes en forma y significado son ordinariamente traducidas con nuestra
palabra «sacerdote». Es de la mayor importancia distinguir los dos términos:
HIEREUS (ƒereÚj) = sacerdote (de las religiones paganas).
PRESBUTEROS (presbÚteroj). Esta palabra, en la lengua griega, no ha designado nunca a un sacerdote:
a) Significa: anciano. Se encuentra el significado en nuestra palabra presbicia (enfermedad característica de
quienes no son más jóvenes).
b) El término significa a veces una dignidad o una función. Existe en efecto en algunas ciudades un «consejo de
Ancianos». Sus miembros no se reclutan únicamente entre los viejos. Un «Anciano» (PRESBUTEROS) es un
miembro del consejo. Aunque no sea aún de avanzada edad, es considerado tener la sabiduría de los ancianos.

Setenta
Entre los Judíos había consejeros. El término hebreo que los designaba tenía también el doble significado de
«anciano» o de «miembro del consejo». Con naturalidad PRESBUTEROS ha sido usado para traducir esta
palabra hebrea.

Nuevo Testamento:
a) Cuando se trata en los evangelio de los «Ancianos del pueblo» (Lc 22,66) o de los «Ancianos» que son
miembros del Sanedrín (Mt 26,57; Mc 14,53), el término empleado es siempre nuestra palabra PRESBUTEROS.
Lo mismo en varias ocasiones en Hechos de los Apóstoles (4,5.8.23; 6,12; 23,14; 24,1; 25,15), se trata de
«Ancianos» (la palabra es siempre al plural, porque forman un consejo) que, en la comunidad judía, gozan de
autoridad.
b) Muy pronto se nota (He 11,30) que en la comunidad de los discípulos del Señor, al menos en Jerusalén, hay
también «Ancianos» (la palabra es una vez más al plural). Claramente ejercen un cargo administrativo y son
asociados al gobierno de la Iglesia (cfr. también He 15,2-23 y 21,18). Al pasar del judaísmo al cristianismo se
conserva el mismo nombre, sin duda para designar un rol análogo.
c) Durante su primer viaje apostólico (45-49) san Pablo antes de regresar a Antioquía establece «ancianos»
(PRESBUTEROI, la palabra sigue siendo al plural) en cada una de las Iglesias que acaba de fundar (He 14,23).
Son cristianos desde poco tiempo, y estas comunidades jóvenes necesitan jefes, o al menos responsables. Se les
NACIMIENTO DE UN VOCABULARIO CRISTIANO
puede comparar a los catequistas establecidos por los misionarios en tierras de reciente evangelización. Este
cargo en el caso de Hechos es colectivo como indica el plural.
d) Más tarde(en 58) se ve a san Pablo convocar en Mileto a los «Ancianos» (siempre al plural) de la Iglesia de
Efeso (He 20,17). En el discurso que les dirige les recuerda que han sido establecidos por el Espíritu-Santo, y
tienen el cargo de «"pastar" la Iglesia de Dios» (He 20,28)
e) Más tarde aún (cerca del 65), Pablo recomienda a Tito (Tit 1,5) establecer en cada ciudad «Ancianos»
(PRESBUTEROI). Habla de estos personajes igualmente a Timoteo (1Tm 5,17). Ahora en estos dos últimos
casos todas las Biblias sin hesitación traducen «presbíteros»; diremos entonces que rehúsan traducir un término
que manifiestamente tiene desde ese momento una significación mucho más rica que el término «anciano».
f) Está claro que, a lo largo de su vida apostólica, Pablo ha establecido «Ancianos» para regir las comunidades
que iba fundando. Al menos en dos casos (He 20,28 y Tit 5,7) estos personajes toman indiferentemente el
nombre de «anciano» (PRESBUTEROS) o de «intendente» (EPISKOPOS). Estamos en presencia de dos
palabras que en el vocabulario cristiano serán: sacerdote y obispo. Queda puesta la pregunta sobre cuál es el
cargo exacto desempeñado por estos responsables.

Padres apostólicos:
a) En la carta de Clemente a los Corintios la palabra PRESBUTEROS figura varias veces:
- se encuentra el significado profano del término: «Los jóvenes insurgen contra los ancianos» (III 3);
- se habla de los «Ancianos» de los Judíos (LV, 4);
- a veces parece tratarse de responsables, en sentido amplio (I, 3 y XXI, 6);
- pero en el pasaje más importante de la carta se habla de los jefes religiosos análogos a los «presbíteros»
de que hablan las cartas pastorales (XLIV, 5; XLVII, 6; LIV, 2; LVII, 1). La analogía es tanto más grande que a
veces estos «presbíteros» son también llamados «epíscopos». Aparece del análisis de los capítulos XLIV-XLVII
y principalmente del capítulo XLIV que, durante un tiempo bastante largo, las dos palabras EPISKOPOS y
PRESBUTEROS han continuado a ser sinónimos. Se trataba en efecto de los que nosotros llamamos hoy
sacerdotes. Pero este vocabulario nuevo (porque se trataba de una institución nueva) no era aún fijo.
b) Las cartas de Ignacio, algún año más tarde, dan testimonio ya de un vocabulario fijo, ese que la Iglesia
retendrá: en cada Iglesia hay un obispo, jefe de la Iglesia local, asistido por un colegio de «sacerdotes» y por
diáconos.
e) Esta larga historia hace valorar la estructura original de la Iglesia. Las palabras que servían entre los paganos o
los Judíos para designar los encargados del culto eran caducos. Hacía falta un vocabulario nuevo. Este queda
definitivamente fijado con Ignacio. Palabras nuevas designan a los pastores del rebaño de Cristo.

TRADICIÓN

Palabra que tiene una extraña historia. En el Evangelio el sustantivo «tradición» (PARADOSIS - par£dosij) se
encuentra sólo en la discusión sobre las tradiciones de los fariseos (Mt 15,1-9; Mc 7,1-13). Al cabo de la
discusión Jesús declara: «Anulan la Palabra de Dios con una tradición que se transmiten, pero que es de ustedes»
(Mc 7,13).
En dos ocasiones (Gál 1,14; Col 2,8), san Pablo hace referencia a esta sentencia del Señor. Uno se puede
sorprender al ver que en tres textos Pablo teje el elogio de una tradición (PARADOSIS) que es una verdadera
regla de fe:
«Les alabo porque me son fieles en todo y conservan las tradiciones tal como yo se las he transmitido» (1Co
11,2).
«Manténganse firmes y guarden fielmente las tradiciones que les enseñamos de palabra o por carta» (2Tes 2,15).
«Les ordenamos … que se aparten de todo hermano que viva sin control ni regla, a pesar de las tradiciones que
les transmitimos» (2Tes 3,6).
¿Como una palabra tan severamente repudiada por Cristo ha podido devenir sinónimo de «regla de la fe»? Para
comprenderlo es necesario remontar al Evangelio donde el verbo PARADIDOMI (parad…dwmi - transmitir)
juega un rol fundamental:
El Padre ha «transmitido» todo al Hijo (Mt 11,27; Lc 10,22). El Hijo transmite a los Apóstoles lo que ha recibido
del Padre, para que estos lo transmitan a los hombres.
NACIMIENTO DE UN VOCABULARIO CRISTIANO
La «transmisión» del mensaje es el eje de la evangelización (Lc 1,2; 1Co 11,23; 15,3; 2Pe 2,21; etc.). Dicha
«transmisión», esta «tradición» (porque «tradición» significa «transmisión») es inicialmente oral; brota de la
palabra, y en particular de la predicación. Puede ser también un estilo de vida (cfr. 2Tes 3,6). Finalmente puede
ser escrita: los textos del Nuevo Testamento tienen como finalidad ayudar a la transmisión del mensaje. Estos
textos se transmiten de generación en generación como la tradición más preciosa.
En los escritos de los Padres apostólicos la palabra tradición (PARADOSIS) figura una sola vez (Clemente VII,
2). Tiene en este texto el significado muy fuerte de regla de vida.
Sin embargo, aunque la palabra misma no se encuentre sino una vez, la realidad subyacente a esta palabra anima
casi todos los escritos de los Padres apostólicos. El mismo título de la Didajé lo confirma8. Todos tienen
conciencia de transmitir lo que han recibido. Como sus escritos son los textos cristianos más antiguos después
del Nuevo Testamento, son un de los peldaños privilegiados de la Tradición. A Diogneto emplea dos veces el
término en un contexto donde tiene valor teológico XI, 1 y 6.
Es san Ireneo (cerca del 190) el primero que hará una teología de la Tradición en términos tan precisos y
concretos que se han impuesto en la Iglesia.
El latín cristiano, esta vez, no ha trascrito, sino traducido. Ha utilizado las palabras «tradere» y «traditio». El
castellano no ha hecho el mismo esfuerzo. Hemos calcado el latín «traditio» para quedar en «tradición». Nuestro
lenguaje será más riguroso y menos ambiguo si precisamos con «transmisión del mensaje», recordando la
posible confusión con tradiciones o costumbres de los hombres que denunciaba el Evangelio.

Valga la siguiente observación acerca del paso de las palabras greco-cristianas al latín:
- las palabras que designan realidades concretas, por ejemplo materiales, han sido simplemente trascritas en
latín. Es el caso de apostolus, episcopus, presbyter, diaconus, eucharistia, baptismus, ecclesia, etc. (Sin embargo
traditio, y Dominica dies son traducciones).
- las palabras que designan realidades espirituales han sido traducidas en latín, y si era necesario modificando el
significado de la palabra latina profana. Así no se han trascrito en latín PISTIS (p…stij, fe y en latín fides),
ELPIS (elp…j, esperanza y en latín spes), METANOIA, que ya vimos hablando de la penitencia.
Tres términos ilustran este fenómeno curioso: Agape (ag£ph) ha sido traducida cuando se trata de caridad (es el
latín charitas), y ha sido trascrito (agape) cuando se trata de la reunión fraterna. ELEEMOSUNE
(™lehmosÚnh) ha sido traducida cuando se trata de la misericordia, y a sido trascrita para designar la
limosna. Finalmente EUCARISTIA es trascrita cuando se trata del gesto de Cristo, es traducida (gratias agere)
cuando se trata de agradecer, de acción de gracias.

8
La palabra didajé (didak») significa enseñanza, pero lleva un sub-título: «Enseñanza del Señor transmitida a las naciones por
los Doce Apóstoles».

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