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De todos los temas que he cubierto durante los años, temas como el fijarte metas, administrar tu
tiempo o tu autosuperación entre otros, lo cierto es que no hay ninguno mas importante que el
que vamos a tratar a partir de este momento:
Vamos a estudiar detenidamente las disciplinas para el éxito; los puntos básicos para descubrir
el éxito y la felicidad, pero antes de estudiar específicamente estos puntos básicos, veamos la
clave mas importante para la buena vida:
Cada día en millares de formas, la gente como tú o como yo, tratamos de mejorarnos aprendiendo
a hacer ciertas cosas; nos pasamos toda la vida acumulando conocimientos en las aulas, de los
libros y de las propias experiencias de la vida. Probablemente ya todos nosotros tengamos toda la
información necesaria para lograr todo lo que queremos.
Nos conformamos con una pequeña fracción de lo que de otro modo hubiéramos podido tener a
pesar del inmenso conocimiento que hemos acumulado durante toda una vida.
Ahora bien, si el conocimiento es el precursor del éxito, ¿por qué la mayoría de nosotros no
logramos alcanzar nuestros objetivos? ¿Porqué a pesar de todo lo que sabemos y a
pesar de nuestras experiencias colectivas, vagamos sin rumbo y nos conformamos con
una vida de existencia en lugar de una vida de sustancia?.
Aunque puede haber respuestas para esta pregunta, la respuesta básica y fundamental es LA
FALTA DE DISCIPLINA para aplicar todo lo que sabemos
Esa es la palabra clave: DISCIPLINA. Es mas, le pudiéramos añadir una palabra más a esa
palabra clave; la otra palabra es constancia, es decir, DISCIPLINA CONSTANTE.
Mejor que el conocimiento, es el conocimiento aplicado, y una vez que hayas aplicado tus
conocimientos, debes estudiar los resultados de ese proceso y entonces analizar tus resultados.
Si tus resultados son pobres, debes refinar tu aplicación de lo que sabes y tratar de nuevo.
Finalmente, si tratas, observas, refinas y vuelves a tratar, tu conocimiento invariablemente te
producirá resultados valiosos y admirables, y si con alegría y con los resultados de tus esfuerzos,
continúas aplicando, refinando, aprendiendo y observando hasta verte envuelto en una espiral de
logros y progreso, el éxtasis de esa experiencia total resultará en una vida de triunfo sobre la
tragedia, el aburrimiento y la mediocridad, pero para que todo ese proceso te sirva, debes primero
dominar el arte de la disciplina constante, por lo tanto:
valioso tiempo o tus intentos inconstantes encontrarán que tu tiempo te lo están robando
sutílmente aquellos hacia los cuales te sientes obligado o cuyas exigencias incesantes son
Necesitas disciplina constante para hacer el intento cuando esa voz criticona dentro de tu
Necesitas disciplina constante para admitir tu errores y reconocer tus limitaciones. La voz
del ego humano nos habla a todos, nos hace señas para que aumentemos nuestro
valor más allá de lo que nuestros resultados nos sugieren que merecemos.
Necesitas disciplina constante para ser totalmente sincero contigo mismo al igual que con
otros, porque ciertamente tus resultados a veces son tan comúnmente insignificantes que
te encuentras exagerando la verdad para aparentar ser más grande ante los ojos de
otros. Debes estar seguro de una cosa: cada exageración de la verdad una vez
una parte innata en todos nosotros y sólo un ataque total y disciplinado puede vencer
esta tendencia.
Necesitas disciplina constante para mirar con objetividad los resultados de tu plan
tus pies
Necesitas disciplina constante para reflexionar sobre los valores de las opiniones de otros,
cuando tu orgullo y tu arrogancia te hace pensar que sólo tú tienes las respuestas a tus
retos personales.
Con esta disciplina constante, aplicada a cada aspecto de tu vida, puedes descubrir innumerables
milagros, posibilidades y oportunidades singulares. Con la disciplina de reservar treinta minutos
cada día para leer, puedes encontrar las respuestas a las interrogantes actuales y futuras y
programar datos en tu computadora mental, tanto lógicos como emocionales, que realcen tus
valores, agudicen tus técnicas y refinen tu sofisticación.
Ahora bien, si es el hilo mágico de la disciplina lo que se entreteje entre todas las acciones
humanas dignas, entonces ¿qué es esa cosa que llamamos disciplina?
Una buena respuesta a esta pregunta pudiera ser que La Disciplina es el conocimiento
humano constante de la necesidad de una acción, y un acto consciente tuyo para
realizar esa acción.
La voz interior nos dice: HAGAN LA ACCION; la disciplina entonces nos dice: HÁGANLO AHORA
Y LO MEJOR QUE PUEDAN, HOY, MAÑANA Y SIEMPRE, hasta que finalmente el acto digno
llegue a ser instintivo. La falta de resolución dice: Lo mismo da más tarde o lo mismo da
mañana o a lo mejor cuando tenga un momento. La falta de resolución también dice: haga
lo que sea necesario para resolver o para impresionar a otros; haga lo que pueda pero
no lo que debe.
Estamos enfrentándonos constantemente a esas dos opciones siempre presentes. La opción entre
la existencia disciplinada que produce los frutos del logro y la satisfacción, o la
procrastinación: la vida fácil en la cuál el futuro no produce fruto; sólo las ramas desnudas de la
mediocridad.
Las recompensas de la disciplina yacen en el futuro y son grandes; las recompensas de la falta de
disciplina son para hoy y son menores comparadas con las recompensas innumerables de la
disciplina propia constante, pero la mayoría escogen los placeres del día en lugar de las fortunas
del mañana.
Ciertamente, el creador que está sentado en su trono distante y que ve las vidas de su creación
humana, debe sonreírse a menudo por la locura de nuestros actos. A lo mejor, hasta se dice a sí
mismo las palabras escritas por James Allen en su libro “Cómo piensa un hombre, así es su
vida” que dice: Maldijeron el efecto, pero alimentaron el costo.
La mayor parte de la gente tendría que admitir que es más fácil dormir hasta las diez que
levantarse a las siete, es más fácil acostarse tarde, dormir tarde, llegar tarde, irse temprano. Es
más fácil no leer; es más fácil encender la televisión que apagarla; es más fácil hacer simplemente
lo necesario que hacerlo todo; esperar siempre es más fácil que actuar; tratar es un método más
fácil que hacer.
¿No sería fascinante el no tener que tender la cama? ¿o lavar los platos? ¿o pagar
impuestos?.
No importa la razón; el sistema en que nos encontramos está diseñado a hacer que las cosas
fáciles sean las menos lucrativas y las más lucrativas parecen ser también las más
difíciles. La vida es y siempre será una batalla entre la vida fácil y sus recompensas
momentáneas y la vida de disciplina y sus más significativas recompensas. Cada una tiene su
propio precio: el precio de la disciplina o el precio del pesar. Pagamos uno de los dos.
Escoger la vida disciplinada hoy. Echar a un lado la facilidad y la tranquilidad ahora y trabajar
inteligentemente y por más tiempo que la mayoría, es dolorosamente difícil. Tus amigos están en
la playa mientras tú estás sentado en tu escritorio o en la biblioteca; es difícil, pero si te
esfuerzas, si pagas el precio de la disciplina ahora, encontrarás que las recompensas futuras valen
el precio.
Ahora, para aquellos que escojan la vida fácil, para aquellos que escojan avanzar sin esfuerzo
ahora y trabajar más tarde; para esa gran mayoría, el precio será EL PESAR. El pesar es cuando
tus amigos dicen: ojalá hubieras empezado más temprano, o el que pierde su trabajo, o su
familia, o su salud y el que durante el tiempo de tragedia y desesperación mira hacia atrás a lo
que pudo haber sido o debió haber sido, a lo que harían si tuvieran otra oportunidad.
Lo que deseamos haber hecho es la voz del pesar hablándonos en un tono doloroso, en un
momento en que no se puede volver atrás; no hay una segunda oportunidad; no hay “¿ y si lo
hubiera hecho diferente?. Escoje uno u otro, pero ambos tendrán un precio: el precio de la
disciplina o el precio del pesar. Uno cuesta centavos; el otro, una fortuna.
Bien, hemos sugerido que la primera lección sobre la disciplina es que no es fácil. Ahora viene la
segunda.
La disciplina es la mente entrenada para controlar nuestras vidas. La disciplina es una serie de
normas que hemos seleccionado como nuestro código personal de conducta y es nuestra
disposición de imponernos los requisitos para seguir esas normas. Una vez que hayas adoptado
esas normas de comportamiento y conducta, estás obligado a seguirlas y si no lo haces, entonces
no hay actividad disciplinada.
Nos encontramos proclamando nuestras normas a nuestros parientes, amigos y socios pero
viviendo en una forma opuesta a lo que hemos dicho; esto lleva a una pérdida de credibilidad
entre aquellos que observan nuestras inconstancias y aún más importante, la falta de confianza en
nosotros mismos y talvez si existiera algo peor que alguien que aplica sus disciplinas auto
impuestas sin constancia, sería alguien que nunca ha considerado la necesidad o el valor de la
disciplina:
Parece que andan sin rumbo, cambian procesos, cambian de normas, cambian lealtades y saltan
frecuentemente de un compromiso a otro, dejando atrás un rastro de amistades rotas, proyectos
sin terminar y promesas incumplidas; todo por una disciplina que no existía o que se imponía tan
infrecuentemente que era ineficaz.
Bueno, ahora que hemos determinado que la disciplina no es cosa fácil y que una disciplina por
horas no vale mucho, veamos el tercer paso para aprender a ser una persona disciplinada; este
tercer paso no está supuesto a ser de aprendizaje, sino que está supuesto a ser una de las
promesas singulares de la vida, y dicho en una sola frase, simplemente dice:
Esa es una de las grandes disposiciones de la vida; es como la ley de sembrar y cosechar; es más,
es una extensión de la ley bíblica que dice que si se siembra bien se cosecha bien. Un esfuerzo
disciplinado en la primavera (en la temporada de oportunidades), producirá una recompensa en el
otoño.
La vida está llena de leyes que gobiernan y explican el comportamiento humano, pero ésta bien
pudiera ser la ley principal que vale la pena estudiar y conocer a fondo: Por cada esfuerzo
disciplinado, una recompensa múltiple.
Todo lo valioso requiere cuidado y atención: un niño requiere disciplina constante y firme durante
sus primeros años o las enseñanzas esporádicas y contradictorias de los padres bien
intencionados, crearán confusión y un comportamiento imposible de predecir.
Nuestros pensamientos requieren disciplina, porque si los dejamos solos, divagarán sin esperanza
como si estuvieran perdidos en un laberinto; y recuerda: pensamientos confusos, producen
resultados confusos.
Se necesita disciplina para cambiar un hábito; los hábitos, una vez que se adquieren, se
convierten en un cable gigante, un instinto humano casi indomable que solo la actividad
disciplinada a largo plazo puede cambiar; debemos deshilachar cada ramal del cable del hábito,
lenta y metódicamente hasta que el cable que nos mantuvo esclavos en una época, ahora se
convierte en ramales dispersos del cable.
Se necesita la aplicación constante de una nueva disciplina; una disciplina más deseable para
superar una menos deseable; y recuerda la ley: por cada esfuerzo disciplinado, una
recompensa múltiple.
Aprende la disciplina de escribir una tarjeta o una carta a un amigo. Aprende la disciplina de pagar
tus cuentas a tiempo, o llegar a tiempo, o usar tu tiempo en una forma más efectiva. Aprende la
disciplina de prestar atención, o pagar tus impuestos o pagarte a tí mismo primero.
Aprende la disciplina de reunirte con regularidad con tus socios, o con tu cónyuge o con tus hijos o
con tus padres. Aprende la disciplina para aprender todo lo que puedas aprender o enseñar todo lo
que puedas enseñar o leer todo lo que puedas leer.
Por cada disciplina, una recompensa múltiple; por cada libro, nuevos conocimientos; por
cada éxito un nuevo celo; por cada reto, un nuevo entendimiento; por cada fracaso una
nueva determinación.
La vida es así. Aún las malas experiencias de la vida proporcionan su contribución especial, pero
una palabra de advertencia aquí para aquellos que descuidan la necesidad de cuidar y atender las
disciplinas de la vida: Todo tiene su precio, todo afecta a otras personas.
Descuida tu propia disciplina y tendrás que pagar un precio. Todas las cosas de valor se darán por
sentadas con el transcurso de apenas un poco tiempo. A eso le llamamos la ley de la familiaridad.
Sin la disciplina de prestar atención constante y diariamente, todas las cosas se hacen
vulnerables.
Actúa con seriedad; la vida no es un ensayo. Si estás leyendo este artículo mientras te preparas
para acostarte y tienes la inclinación de tirar tu ropa en una silla en lugar de colgarla en el clóset,
ten cuidado: esto podría indicar falta de disciplina, y recuerda:
La falta de disciplina en las pequeñas cosas de la vida, te puede costar mucho en las
cosas importantes de la vida.
No puedes poner en orden tu compañía hasta que no aprendas a aplicar la disciplina de ordenar tu
propio garaje. No puedes ser impaciente con tus hijos y ser paciente con tus distribuidores o tus
empleados. Podrías tener dificultad en decirle a otros que trabajen más o vendan más, cuando esa
instrucción es contradictoria a tu propia conducta. No puedes amonestar a otros para que lean
libros buenos, cuando tú no tienes una tarjeta de biblioteca.
Mira a tu alrededor ahora mismo: ¿qué pudieras estar haciendo que requiere atención, que
necesita una nueva disciplina, un nuevo compromiso o una nueva decisión?
Recuerda que este trabajo no está supuesto a ser para entretenimiento. La vida es demasiado
valiosa para que tú permitas que las buenas ideas se tomen a la ligera, o como si las palabras o
las preguntas fueran dirigidas a otra persona.
Talvez en este preciso momento, estás reflexionando estas ideas sobre la autodisciplina mientras
conduces en el tráfico, y tocas la bocina impacientemente porque el que está delante tuyo no se
está moviendo lo suficientemente a prisa. A lo mejor estás sentado solo, solamente porque has
tenido un desacuerdo con alguien a quien quieres o que te quiere a tí, y tu ira no te deja hablar
con esa persona.
¿No sería este un momento ideal para examinar la necesidad de una nueva disciplina
sobre el perdón o la paciencia, con la necesidad de tiempo que pueda tener otra persona
para crecer y encontrarse a si misma?.
Tal vez estás a punto de darte por vencido, o de comenzar de nuevo, o ponerte a hacer algo, y el
único ingrediente que falta para tu historia increíble de éxito es una nueva y auto impuesta
disciplina que hará que te quedes por más tiempo; que trates con más ahínco; que trabajes más
intensamente de lo que creíste posible, porque recuerda:
¿Cómo podrías explicar que otra persona tenga una mejor opinión de tí, de la que tienes
de tí mismo?
Tu vida, mi vida, la vida de cada uno de nosotros en este planeta giratorio azul y blanco, sirve de
advertencia o de ejemplo. Una advertencia sobre las consecuencias del abandono, la compasión
por tí mismo o la falta de dirección o ambición, o un ejemplo de talento bien aprovechado de
disciplina autoimpuesta y de objetivos claramente percibidos e intensamente perseguidos.
El material que tratamos juntos y la disciplina para el éxito, es lo mejor que ha podido cubrirse
durante una vida. Los fundamentos de la riqueza y la felicidad son exactamente lo que el nombre
indica: fundamentos….,pero recuerda:
Las grandes ideas y discernimientos, a menos que se combinen con la actividad humana
disciplinada, no son más que eso: ideas y discernimientos; joyas filosóficas del
pensamiento que tienen poco valor práctico.
Al final, cuando cese la conversación o cuando terminen las clases de entrenamiento o cuando se
haya puesto de nuevo el libro sobre el estante, tu propia disciplina será el catalítico mágico que
dará sustancia y profundidad a tus planes y sueños.
En las ideas precedentes está la clave para una buena vida; los fundamentos para el éxito, la
felicidad y el orgullo en tus propios y magníficos logros. Una vez que hayas captado estas ideas,
estos nuevos discernimientos, requerirás tu propia disciplina para crear los fundamentos básicos y
tus propias reacciones instintivas a los retos y oportunidades de la vida.
Con la aplicación intensa y constante de las disciplinas que valgan la pena ; nosotros; tú y
yo; aquellos que conocemos y a quienes podemos influir; nosotros tenemos la capacidad
individual y colectiva de cambiarnos a nosotros mismos; nuestras entradas, nuestras actitudes,
nuestro estilo de vida y nuestro efecto sobre otras personas.
Podemos cambiar opiniones y podemos cambiar de dirección; podemos cambiar de liderazgo;
hasta podemos cambiar la dirección de nuestra nación. Tenemos la oportunidad; tenemos la
capacidad; tenemos las respuestas y tenemos la habilidad.
Los elementos están allí, incluyendo la libertad de hacer el intento o no hacerlo. Solo falta la
disciplina, y ese elemento y la decisión de usarla, se encuentran dentro de cada uno de nosotros.
La opción es nuestra, el momento es ahora. Si no nosotros ¿quién? y si no ahora, ¿cuando?…
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La única forma de lograr todos tus sueños y metas, es aplicando una disciplina constante a todo lo
que hagas. Como dice Jim Rohn, esta nueva práctica no puede ser de horas, sino que debe ser
una actividad de tiempo completo. No puedes ser disciplinado tres días a la semana y el resto del
tiempo indiciplinado.
Debes adoptar la disciplna en todas las facetas de tu vida, de manera incesante y así como yo he
comprobado que estas valiosas ideas funcionan (con esfuerzo propio y la decisión de llevarlas a la
práctica), no tengo la menor duda que funcionarán para tí, si cumples con los
requisitos necesarios.