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Hal Draper
Vamos a ver que estos planteos se oponen a la concepción de Lenin, como muchas
veces lo explicó y repitió él mismo -en primer lugar, en el propio QH. Vamos
justamente a comenzar por el QH, donde encontraremos algo diferente al mito. Pero hay
que subrayar, sobre todo, que el QH no fue la última palabra de Lenin sobre el asunto -
está más cerca de ser la primera. Fueron los leninólogos quienes lo consideraron lo más
importante escrito por Lenin sobre el tema. Vamos a ver, por ejemplo, que Lenin
protestó más de una vez por el hecho de que sus primeras formulaciones del QH eran
distorsionadas y mal interpretadas por sus adversarios; y que luego de ello siguió
aclarándolas y modificándolas. Si se quiere conocer el “concepto de partido” leninista
se debería prestar atención a sus respuestas después de las discusiones y los ataques.
Pero ninguno de los leninólogos menciona nunca ninguno de estos materiales.
Comencemos por el mito que sostiene que según las concepciones de Lenin de 1902 y
de siempre, los trabajadores no pueden llegar a las ideas socialistas por sí mismos. Y
que solo los intelectuales burgueses son los portadores de dicha ideología. Estamos
ansiosos por ver lo que en realidad dice el QH sobre este punto, pero antes corresponde
hacer una pequeña aclaración.
Por supuesto, el socialismo, como doctrina, tiene sus raíces en las relaciones
económicas actuales... Ahora bien el socialismo y la lucha de clases surgen juntos, mas
no se derivan el uno de la otra; surgen de premisas diferentes. La conciencia socialista
moderna solo puede surgir de profundos conocimientos científicos. En efecto, la ciencia
económica contemporánea es premisa de la producción socialista en el mismo grado
que, pongamos por caso, la técnica moderna; y el proletariado, por mucho que lo desee,
no puede crear ni la una ni la otra; ambas surgen del proceso social contemporáneo.
Pues el portador de la ciencia no es el proletariado, sino laintelectualidad
burguesa (subrayado por K. Kautsky): es el cerebro de algunos miembros de este sector
de donde ha surgido el socialismo moderno, y han sido ellos quienes lo han
transmitido luego a los proletarios más destacados por su desarrollo intelectual, los
cuales lo introducen seguidamente en la lucha allí donde las condiciones lo permiten.
De modo que la conciencia socialista es algo introducida desde fuera en la lucha de
clase del proletariado y no algo que ha surgido espontáneamente dentro de ella.[3]
¡Ahí está expuesta en su plenitud la crucial y maligna teoría del “Leninismo”! ¡Y es
producto de la pluma de Kautsky! Cuando unas páginas antes Lenin lo parafrasea,
empieza diciendo “Hemos dicho que...”: vale decir, la incluía directamente como la
visión aceptada por el movimiento (o eso parecía pensar). Aún así, su reseña no era tan
temeraria como la de Kautsky. Pero ya volveremos a la formulación de Lenin. ¿Por qué
Kautsky puso énfasis en esta visión de la historia socialista en aquel momento? La
razón es perfectamente clara: la nueva ala reformista del movimiento, el Revisionismo
bernsteiniano, discutía que lo único que se necesitaba era un movimiento obrero en
marcha, no teoría; Que la espontánea actividad de clase, de los movimientos sindicales
y otros movimientos de clase, era suficiente. “El movimiento es todo, el objetivo es
nada” era el lema de Bernstein, buscando así apartar las consideraciones teóricas para
concentrar la atención en los problemas cotidianos. Reforma es el interés por hoy (el
movimiento); Revolución tiene que ver con el mañana (teoría). La generalización de
Kautsky sobre el rol de la bourgeois intelligentsia introduciendo las ideas socialistas en
el seno del inexperto movimiento obrero era, según él, un camino para terminar con las
tentativas revisionistas. Y esto, por supuesto, fue tomado por Lenin y por otros que se
oponían a la nueva ala derecha. No es parte de este trabajo el explicar por qué Kautsky
se embarcó en esta línea argumental, y por qué su teoría se basaba en una verdad
histórica a medias. Pero es curioso, de cualquier manera, que nadie haya pensado en
cuestionarlo[4] lanzándose contra su teoría (a la cual, hasta donde sé, nunca repudió).
Fue Kautsky entonces quien estaba sentando las bases para el demonio del totalitarismo.
Resulta pues que la teoría que es la cruz del leninismo en realidad era de Kautsky, como
queda claro para quienes realmente leyeron el QH en vez de las reseñas leninológicas.
Esta nota fue introducida obviamente para modificar y reformular la teoría de Kautsky,
sin necesidad de aparecer diciendo que el gran Maestro estaba equivocado. ¡Muchas
cosas ocurren “espontáneamente”, pero la victoria no la decide sólo la espontaneidad! -
ésta fue la modificación-. No es ninguna exageración subrayar que, si uno quiere
analizar el desarrollo del pensamiento de Lenin sobre “espontaneidad”, no puede
limitarse al QH como si fuera una película muda. Debe examinarse precisamente el
desarrollo posterior de sus ideas. Todo lo que estaba claro hasta entonces era que Lenin
estaba justificadamente insatisfecho con las formulaciones de Kautsky, pero que de
todas maneras podían ser útiles para utilizarlas en contra de Bernstein. Veremos más
acerca de esta insatisfacción.
· La teoría de Kautsky, tal como la cita el QH no fue tan abarcativa como dicen
los leninólogos (que, para mayor seguridad, la llaman teoría Leninista). Los
leninólogos plantean dos preguntas juntas: a) cuál fue, históricamente, el rol inicial de
los intelectuales en el comienzo del movimiento socialista y b) Cuál es hoy -y sobre
todo, cuál debería ser- el rol de la burguesía intelectual en un partido de la clase
obrera. Kautsky no era tan ignorante o “lerdo” como para creer (como sí parecen creer
muchos estudiosos del leninismo) que si es posible demostrar que históricamente los
intelectuales jugaron un rol inicial, deben y deberán seguir jugando el mismo rol desde
entonces y para siempre. Y lo que ocurrió es que, cuando la clase obrera madura, tiende
a sacarse de encima los hilos que la guían. Los leninólogos no discuten el punto, porque
ni lo advierten. En tanto cuestión fáctica, en la Internacional de 1902, nadie tenía
realmente ninguna duda sobre los hechos históricos referidos a los comienzos del
movimiento ¿Pero que vino después? Marx (o Marx y Engels, para nombrar a los dos)
considerando los mismos hechos y experiencias subsecuentes concluyeron que el
movimiento debía estar severamente prevenido en contra de la influencia de la
burguesía intelectual dentro del partido. “Precisamente en Alemania es donde más
peligrosa es esta gente”, afirmaron.[7] . Los hechos históricos daban varias razones para
tomar este peligro en serio, para “combatir” el predominio de los intelectuales como
estrato social en el movimiento.
Todavía tenemos que referirnos a algunos comentarios de Lenin sobre el QH. Pero aquí
es necesaria una introducción histórica. Los lectores del QH tienen que entender que, si
este libro encarnaba algún concepto de partido leninista en especial, en aquel momento
Lenin mismo ni lo sospechaba. Él pensó que estaba planteando la idea de un partido y
un movimiento comparable a los mejores partidos de la internacional, particularmente el
alemán dirigido por August Bebel, pero reconociendo el hecho de que en Rusia el
movimiento se enfrentaba a la ilegalidad bajo una autocracia. Los más ingenuos parecen
asumir que cuando Lenin se refería a “centralización” o “centralismo”, estaba
refiriéndose necesariamente a alguna forma supercentralizada de organización. Pero de
hechos los rusos (y otros) que usaron este “lenguaje” frecuentemente, querían dar a
entender lo mismo que los alemanes alguna vez quisieron decir cuando Alemania era
una expresión geográfica fragmentada en treinta y pico de estados y pequeños estados.
Allí donde no había centro, la demanda de “centralismo” era un llamado para establecer
un centro. Y en 1902 no existía un partido único ruso. En el año 1898 se realizó un
Primer Congreso, pero no condujo a nada. El movimiento ruso estaba formado por
células aisladas, conglomeraciones limitadas regionalmente, grupos fabriles
desconectados unos del otro, etc. No había centro. En sí no había “partido”, solo existía
como una futura etiqueta. El Segundo Congreso convocado para 1903 iba a establecer y
a organizar un partido ruso único por primera vez. Y a este acontecimiento cual Lenin
dirigió su pequeño libro de 1902. El congreso llevaría finalmente a establecer un
“centro”. No existía organización “central” ni nada parecido hasta entonces. Todo el que
mirara hacia el congreso estaba a favor de la “centralización” del trabajo de los hasta
entonces “descentralizados” círculos que operaban en Rusia. Esto era lo que
“centralización” significaba bajo dichas circunstancias, pero fue tan ambiguo entonces
como ahora. El partido alemán también había sufrido la ilegalidad entre los años 1878 y
1890, y durante este período sus prácticas no reflejaron una democracia ideal. Uno de
sus principales rasgos, fue una conducción del partido volcado al trabajo práctico tan
lejos como fuera posible; no por un Ejecutivo Nacional en el exilio, sino por
la Reichtag Fraction de diputados que se mantuvieron en la legalidad. Esta fracción
nunca fue elegida por el partido. Marx y Ángel miraban con recelo lo que consideraban
como la “dictadura” de los diputados del Reichtag sobre el partido. Pero el arreglo era
generalmente aceptado por su utilidad práctica. El desarrollo de la situación rusa entre
1902 y 1914 demostró -a posteriori- que había algo distintivo en el “concepto de
partido” de Lenin, aunque no necesariamente él mismo lo advirtiera. En esto hay dos
puntos a considerar, uno más importante que el otro.
A través de la historia del movimiento socialista, siempre hubo la tendencia entre los
socialistas a asumir ideas diferenciadas para organizarse en secta. La alternativa era
actuar como una corriente en el movimiento de clase. Debe distinguirse claramente
entre estas dos formas de organización. El movimiento de clase está basado y
cementado por su rol en la lucha de clases. La secta se basa y se cementa en sus ideas
especiales o programa. La historia del movimiento socialista comenzó en la mayoría de
los casos con sectas (continuando la tradición de los movimientos religiosos). Fue el
continuo desarrollo de la clase trabajadora lo que posibilitó llegar a partidos de masa
que también procuraban representar y reflejar a toda la clase-en-movimiento. El ejemplo
del movimiento de clase, en contraposición a la secta, fue dado por la Primera
Internacional: ésta quebró las líneas sectarias (incluso inicialmente no incluyó el
socialismo en su programa). Los estatutos, presentados por Marx, procuraba organizar
el movimiento de la clase obrera en todas sus formas. Muchas de sus características
fueron continuadas por la Segunda Internacional, a la cual sólo los sindicatos no estaban
afiliados. En Francia la fragmentación del movimiento socialista en sectas continuó
hasta 1905, cuando se forjó la unidad en el Partido Socialista. En Alemania la secta
lassalleana fue absorbida rápidamente en 1875. De todas maneras las sectas continuaron
operando en varios países, como la Federación Social Demócrata británica, que decía
representar el socialismo “revolucionario”.
En 1902 había una gran diferencia entre Alemania y Rusia (lo que con razón planteó
el QH): en Alemania, el ala revolucionaria (o lo que Lenin y otros consideraban como
tal) conducía el partido. Mientras que en Rusia era el ala derecha la que tenía influencia
dominante. La respuesta de Lenin a esta situación no fue organizar un ala revolucionaria
como una secta de izquierda fuera del movimiento general. En todo el período anterior
al año 1914, Lenin nunca organizó -ni pensó organizar- una secta “leninista”. La teoría
de la sectarización “revolucionaria” surgió de la degeneración del Cominter y fue
transformada en un “principio del leninismo”. Antes de 1917 se había mantenida entre
los jirones de la Segunda Internacional y el movimiento anarquista. El camino tomado
por el joven Lenin fue por lo tanto el normal en la Internacional: buscaba organizar la
corriente revolucionaria como un centro político o algo parecido dentro del partido de
masas (o lo que sería un partido de masas, si el Segundo Congreso tenía éxito). Muchos
de los centros políticos en el movimiento socialista -más allá de las sectas- estaban
establecidos alrededor de órganos periódicos. Este era el caso del partido alemán.
Cuando Lenin salió de Rusia hacia el exilio, no estableció una secta “leninista”; se fue
al consejo editorial del Iskra -que no era un grupo con afiliados-. Incluso después de la
separación de Bolcheviques y Mencheviques y durante algunos años más (al menos
hasta poco antes de la Primera Guerra) los
términos Bolcheviques y Mencheviques indicaban centros políticos dentro del partido de
masas -el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso-, y no la pertenencia a una secta.
· División y unidad
a) Estaban los que creían en la separación a cualquier precio; esto es, el ala
revolucionaria en un partido reformista debía separarse en el momento oportuno para
organizar su propia secta. Esta es una característica de la teoría sectaria.
b) Estaban los que creían en la unidad a cualquier precio -y que eran legión. La
unidad masiva de los partidos socialdemócratas nunca debía ser fracturada, la ruptura
era un desastre. Era la otra cara de la moneda del primer enfoque: el fetichismo de la
unidad. Era el dominante en la Internacional, incluyendo el partido alemán. En la
práctica significaba acordar con el ala derecha, aunque la mayoría fuera del ala
izquierda. Si el ala derecha debía ser disuadida a cualquier costo de la separación,
entonces la izquierda mayoritaria tenía que hacer concesiones suficientes como para
mantenerla en el partido. Uno de los ejemplos más esclarecedores ocurrió en el partido
ruso luego del congreso de 1903, en el cual el ala de Lenin ganó la mayoría con apoyo
de Plejanov. Luego la minoría menchevique se escindió. Plejanov, bajo presión, se dio
vuelta y reclamó que la mayoría de la editorial del Iskra fuera devuelta a los
mencheviques por razones de “unidad”. Si los mencheviques hubieran ganado la
mayoría, no hay dudas que Lenin se hubiera quedado y permanecido como minoría.
Pero si la izquierda gana -como en ese caso- el ala derecha se levanta y se va. Luego,
por razones de “unidad” la izquierda tiene que devolverle el control a la derecha...
c) Lo distintivo de Lenin en este tema es lo siguiente: simplemente insistió en que,
donde la izquierda ganara la mayoría de la dirección de un partido, tenía el derecho y el
deber de llevar adelante sus propias políticas, tal como el ala derecha lo hacía en todos
lados. Las hostilidades entre los mencheviques y bolcheviques se hicieron más duras
cuando Lenin rechazó la petición de Plejanov de revisar el resultado del
congreso. Unidad sí, pero no al costo de ir en contra de la victoria de la mayoría. Unidad
sí, pero sobre las mismas bases democráticas de siempre: el ala derecha podía trabajar
para ganar en el próximo congreso -si podía- pero no podía imponer concesiones
políticas para evitar la división. Uno de los capítulos industrialmente tergiversados de la
vida de Lenin, es el período que sigue al Segundo Congreso y la “vuelta de cara” de
Plejanov. Deberían leerse los volúmenes de las Obras Completas de Lenin
correspondientes a los años 1903 y 1904 para ver que lo dolido estaba por la ruptura, y
los continuos esfuerzos que hizo para cicatrizar la división con los mencheviques sobre
la base de completos derechos democráticos para todos. Intento tras intento, los
Mencheviques se rehusaron a la unidad sobre estas bases, o cualquier otra base que no
fuera darles el control del partido. De hecho, el primer intento por supuesto fue en el
congreso mismo, cuando los mencheviques se separaban porque había sido Lenin quien
ganó la mayoría en la votación (después de que los miembros de la derecha más
extrema se fueran por razones políticas propias del ala derecha). La denuncia de que
fueron los bolcheviques quienes dividieron, es uno más de los mitos de los leninólogos.
Todo esto fue nuevamente puesto a prueba después del levantamiento de 1905, que
liberó al menos temporalmente la vida política rusa. Por un tiempo fueron posibles
organizaciones políticas y elecciones libres. En esta situación, el problema de la unidad
surgió nuevamente. Pero nos referiremos a esto en el Punto 5.
En las dos primeras dos secciones discutimos qué es y qué no es el QH. Pero como ya
fue dicho, esto está muy lejos de agotar la posición de Lenin posterior al QH. Parte del
mito Leninológico denuncia que el concepto de partido encontrado en el libro (sea cual
fuere) fue la permanente y sostenida visión de Lenin, la idea que “constantemente
aplicó” de allí en adelante. Debemos entonces volvernos para ver lo que Lenin pensó
sobre el QH en los años sucesivos. Veremos que entre la publicación del QH y hasta por
lo menos la Revolución Rusa de 1917, Lenin insistió en que su trabajo de 1902 no era
una exposición canónica sobre un modelo de organización partidaria. Simplemente era
un plan organizativo para determinado tiempo y lugar. Fue pensado para:
a) Un movimiento clandestino que funcionaba en secreto bajo condiciones de la
autocracia;
b) Un movimiento que todavía no había ni siquiera logrado formar una organización
nacional centralizada en su país, como sí lo habían hecho varios partidos
socialdemócratas en Europa. El plan de 1902 no era aplicable automáticamente a otras
situaciones u otros lugares en Europa, ni a otros períodos en Rusia, en los
cuales existieran más libertades políticas. Era para un momento y lugar específico.
Se dice que Lenin no alude para nada a las tendencias enfrentadas, sino que afirma de
manera categórica que el movimiento obrero "tiende" siempre a someterse a la ideología
burguesa. ¿Será cierto? ¿No será más bien que en mi trabajo afirmo que el movimiento
obrero se desvía hacia el punto de vista burgués con la participación benévola de
los Schulze-Delitzsches y sus semejantes? ¿Y qué significa aquí "sus semejantes"? Son
sencillamente los "economicistas". [Éste fue un paso en el que avanzó en calificar la
teoría de Kautsky, sin romper con Kautsky. Agregó incluso un calificativo más serio, al
referirse a la denuncia que se hacía de que]... Lenin no tiene en cuenta para nada que
también los obreros participan en la elaboración de la ideología. ¿Sí? ¿Acaso no está
dicho mil veces en mis escritos que la deficiencia más grande de nuestro movimiento es
la escasez de obreros plenamente conscientes, de obreros dirigentes, de obreros
revolucionarios? ¿No se dice allí que debe ser nuestra tarea inmediata formar esos
obreros revolucionarios? ¿No se señala la importancia de que se desarrolle el
movimiento sindical y de que se cree una literatura específicamente sindical?...[9]
Y al final de este mismo discurso, Lenin retomó uno de los puntos más importantes a
tener en cuenta del QH: "Para terminar. Hoy todos sabemos que los "economicistas"
han torcido la barra de un lado. Para enderezar la barra, alguien tenía que torcerla del
otro, y eso fue lo que hice".[10] Esta es la importancia de lo que Lenin estaba haciendo
con el QH. A lo largo de su vida un patrón constante fue girar en la dirección opuesta
para enfrentar alguna presión peligrosa inmediata. Su metáfora en estas ocasiones solía
ser “torcer la barra en otra dirección” para compensar la peligrosa
presión. Personalmente no simpatizo con esta tendencia, pero al mismo tiempo creo que
es natural. Pienso que algo que se tuerce en varias direcciones puede ser arruinado, pero
es un recurso que normalmente utiliza gente de diversas concepciones políticas y es
comprensible. En el caso de Lenin, es un hecho evidente que buscaba un acuerdo, en
especial cuando específicamente explicó el punto de las más diversas maneras. Y los
leninólogos que se niegan a entenderlo se colocan en posición de escribir un gran
número de contrasentidos. Estamos todavía en el Segundo Congreso. En la minuta de
discusión, el primer discurso de Lenin -el 15 de agosto- estaba reseñado en nueve líneas.
La mayoría de las mismas estaban dedicadas a decir lo siguiente:
No hay que pensar que las organizaciones de Partido deban estar formadas únicamente
por revolucionarios profesionales. Necesitamos las organizaciones más diversas de
todos los tipos, grados y matices, desde las extraordinariamente estrechas y clandestinas
hasta las más amplias y libres.[11]
No pudo haber sido más explícito en la corrección de cualquier falsa impresión que
pudiera resultar del QH. Lenin repitió esta aclaración en su segundo discurso de ese
mismo día:
Si el problema fuese lo que no estaba lo suficientemente claro en el QH, pues bien, para
eso está la discusión, para clarificar y modificar. Lenin lo hizo justamente en la
discusión del Congreso. Podría decirse que si el QH fue mal interpretado por tantos,
debió haber una razón. Esto es cierto. Había más de una razón, y la primera ya fue
mencionada: Lenin quería torcer el rumbo de la discusión. Pero también había intención
en la “mala interpretación”, como la hay todavía. Debería esperarse que un escritor
académico objetivo, hoy, con la ventaja de tener una perspectiva histórica y
documentación completa, pudiese explicar y valorar los intentos repetidos de Lenin por
clarificar y modificar (mejorar y reescribir) su concepción. Pero lo típico en los estudios
contemporáneos del leninismo, es ignorar las aclaraciones de Lenin y librarse a una
exégesis puramente demoníaca. Lenin, dijimos, no estaba pensando en términos de un
“concepto de organización partidaria” en general. En un artículo aparecido en el año
1904 en elNeue Zeit, Rosa Luxemburgo atacó las ideas manifestadas en Un paso
adelante, dos pasos atrás sobre el segundo congreso. Lenin escribió una respuesta en la
cual protestaba suavemente sosteniendo no tanto que él tuviera razón, sino que, en todo
caso, no sostenía las opiniones que Luxemburgo le endosaba[13]. Esto es lo que Lenin
escribió:
La camarada Luxemburgo dice, por ejemplo, que mi libro es una expresión neta y clara
del punto de vista del “centralismo intransigente”. De tal modo, la camarada
Luxemburgo supone que yo defiendo un sistema de organización contra otro. Lo que
defiendo a lo largo del libro desde la primera hasta la última página, son los principios
elementales de cualquier sistema de cualquier organización de Partido que pueda
imaginarse.[14]
Así es, Lenin creía que él solo estaba teorizando en torno a las formas de cualquier
partido que pudiera ser concebido para subsistir bajo las condiciones dadas en Rusia
Rosa Luxemburgo luego dice que “según su concepción (la de Lenin), el Comité
Central tiene el derecho de organizar todos los comités locales del Partido”. En realidad
no es así... Dice la camarada Luxemburgo que, en mi opinión “el Comité Central es el
único núcleo activo del partido”. En realidad no es así, jamás defendí semejante
opinión... La camarada Luxemburgo dice... que toda disputa gira en torno de la mayor o
menor centralización. En realidad no es así... nuestra disputa gira principalmente en
torno de sí el Comité Central y Órgano Central deben o no representar la tendencia de la
mayoría del Partido del Congreso. De esta exigencia “ultracentralista” y “puramente
blanquista” no dice ni una palabra la respetable camarada, que prefiere declamar contra
el sometimiento mecánico de la parte del todo, contra la sumisión servil, la obediencia
ciega y otros espantajos por el estilo... La camarada Luxemburgo me atribuye la idea de
que en Rusia se dan las premisas necesarias para organizar un gran Partido obrero,
rigurosamente centralizado. Nuevamente un error en los hechos...[15]
Entre otras cosas, quien piense que Rosa de Luxemburgo actuaba como un “angelito” en
las disputas internas del partido, es un ingenuo. En este caso, o estaba haciendo correr la
clase de rumores maliciosos que eran frecuentes en el movimiento polaco, o debió poder
demostrar que Lenin efectivamente apoyaba las ideas de las que ella lo acusaba. Pero
esto no se hizo...
Las cuestiones de organización ocupaban hace poco, entre nosotros, y en parte siguen
incluso ahora, un lugar desproporcionado entre las cuestiones palpitantes de la vida del
Partido. Desde el III Congreso se han perfilado nítidamente en el seno del Partido dos
tendencias en materia de organización: una, hacia el centralismo consecuente y hacia
una firme ampliación de la democracia en la organización del Partido, no para la
demagogia, no para el lucimiento retórico, sino para instituir en la práctica un campo de
acción para la socialdemocracia a medida que se vaya ampliando la libertad en Rusia.
La otra es la tendencia a la imprecisión organizativa, a la "vaguedad
organizativa"...[16]
En noviembre de 1905 Lenin expresó en un artículo, que el obrero socialista “sabe
que el único camino para llegar al socialismo pasa por la democracia, por la libertad
política. Por eso tiende a la plasmación completa y consecuente de la democracia a fin
de alcanzar el objetivo final, el socialismo.”[17] Durante ese mismo mes publicó un
importante ensayo titulado “La Reorganización del partido”. Allí hizo un llamado a un
nuevo congreso partidario en orden de poner toda la organización “sobre una nueva
base”. Este artículo iba al grano directamente: “Las condiciones en que desarrolla su
actividad nuestro Partido cambian radicalmente. Se ha conquistado la libertad de
reunión, de asociación y de prensa” [18] ¿Qué sigue entonces? Lenin respondió:
“organizarse de una nueva manera”... “nuevos métodos”... “una nueva línea”.
Debe ser tenido en cuenta que el hecho de que bajo las condiciones conspirativas no se
realizaran elecciones abiertas de los dirigentes de los comités locales, no era una
peculiaridad de los Bolcheviques. La policía secreta también le creó dificultades tanto a
los Mencheviques como a los Socialistas Revolucionarios. "Nuestro partido (escribió
Lenin) se había estancado en la clandestinidad (...) La clandestinidad se desmorona.
Adelante, pues, con audacia tomemos las nuevas armas, distribuyámoslas entre los
nuevos contingentes, ampliemos nuestras bases de apoyo, llamemos a todos los obreros
socialdemócratas, incluyámoslos por centenares y por millares en las filas de la
organización del Partido.".[20] Estos “nuevos métodos” solo lo eran para Rusia, por
supuesto. Eso era lo que la burguesía de los regímenes democráticos había hecho
posible en Europa Occidental con anterioridad. Lenin siempre vio a la socialdemocracia
alemana como modelo, y ahora la socialdemocracia rusa podía emularla. "La resolución
del Comité Central (...) es un paso decisivo hacia la plena aplicación del principio
democrático en seno del Partido" (20). Todo camarada que lo desee, debe “proyectar
nuevas formas de organización” para tomar el flujo de trabajadores, nuevas formas que
eran “definitivamente mucho más abarcativas” que las viejas, “menos rígidas, más
libres, con menos trabas”. “Con la completa libertad de asociación y libertades civiles
para la gente, deberíamos, por supuesto, tenemos que fundar sindicatos
socialdemócratas...”[21] “Cada sindicato, organización o grupo inmediatamente elegirá
su buró, mesa o comité de dirección”[22] Pero más allá de todo, Lenin recomendaba
que era entonces posible volver a la unidad del partido, bolcheviques con mencheviques
organizados sobre la base de una votación ampliamente democrática de las bases.[23].
Todos estos cambios de marea debían ser explicados a los trabajadores rusos que nunca
antes habían hecho frente a dichas condiciones. No debemos tener miedo, decía Lenin,
de “un repentino flujo de un gran número de no socialdemócratas dentro del
partido”[24]. Nótese una observación hecha casi al pasar: “La clase obrera es
instintivamente, espontáneamente socialdemócrata, y más de diez años de accionar de la
socialdemocracia han hecho un gran trabajo para transformar esta espontaneidad en
conciencia” ¡Hasta parece que Lenin se hubiera olvidado de la teoría de Kautsky que
copió y citó en 1902! "Ahora la iniciativa de los propios obreros se manifestará en
proporciones que nosotros, los que ayer actuábamos en la clandestinidad, los "activistas
de los círculos", ni siquiera nos hubiéramos atrevido a soñar"[25] Lenin aprovecha las
nuevas condiciones en especial para apoyar la idea de que el reclutamiento masivo de
trabajadores (posible por primera vez) debería hacer zozobrar la influencia de los
intelectuales en el trabajo del partido:
En el Tercer Congreso del partido expresé el deseo de que en los comités del Partido,
hubiera aproximadamente ocho obreros por cada dos intelectuales. ¡Cómo ha
envejecido esta sugerencia!
Hoy sería de desear que en las organizaciones del Partido, por cada miembro procedente
de la intelectualidad socialdemócrata correspondieran varios centenares de obreros
socialdemócratas.[26]
Hemos "teorizado" durante tanto tiempo (a veces - por qué negarlo- en vano) en la
atmósfera de la inmigración, que a fe mía, no estaría mal ahora "torcer el arco hacia el
otro el lado", ligeramente, un poco sólo un poco, y hacer avanzar algo más la
práctica. [27]
Entonces, ahora la barra se tuerce hacia el otro lado “suavemente". La situación parece
estar suficientemente clara, aunque Lenin nunca volviera a mencionar el QH. Pero el
hecho es que podemos volver a las indicaciones hechas por Lenin en las que reconsidera
elQH de manera específica, a la luz de las nuevas condiciones y de estos nuevos
conceptos de organización partidaria (nuevos para Rusia). En noviembre de 1907 Lenin
publicó una colección de viejos artículos llamados “Doce años”. Su sentido era rever el
pensamiento y la acción del movimiento en aquel período con propósito histórico. Su
prefacio en esta colección estaba plenamente dirigida a la nueva audiencia generada por
el alzamiento revolucionario que se desarrollaba desde 1905, una audiencia para quienes
las viejas disputas eran historia del pasado. Aquí explicó por qué el QH había sido
incluido en la colección. El QH fue incluido (explicaba Lenin) porque “es mencionado
frecuentemente por los mencheviques” y los escritores liberales burgueses. Quería
“llamar la atención de los lectores modernos” sobre lo que era su “contenido esencial”.
Su explicación comenzaba con argumentos que bien podrían estar dirigidos a los
leninólogos contemporáneos: "El error principal de los que hoy polemizan con el QH
consiste en que desligan por completo esta obra de una situación histórica determinada
-largo tiempo atrás- de un período concreto del desarrollo de nuestro Partido". Esto se
refería, sostenía, a aquellos “quienes varios años después de que el trabajo apareciera,
escribieron sobre sus ideas incorrectas o exageradas sobre el tema de una organización
de revolucionarios profesionales”. Dichas críticas equivocadas buscaban “ignorar logros
por los que, en ese entonces, se debía luchar; pero que ya se han consolidado hace
tiempo y han servido a sus propósitos”[28] Es evidente que la referencia a “ideas
exageradas” es una admisión de ciertas incorrecciones, incluso si esta confesión sostiene
simultáneamente que dichas incorrecciones eran perdonables. La manifestación de que
habían sido hechas con el propósito de torcer la barra, no era realmente nada nuevo.
El QH era eficaz para el año 1902, y no debería ser tomado como si fuera una propuesta
vigente: Lenin nunca se disculpó por ello o lo repudió. Pero esto es algo diferente: lo
estaba incluyendo solamente por su interés histórico. Los socialistas tampoco
repudiarían la Primera Internacional, pero nadie podría soñar con traerla nuevamente a
la vida. Estaba lejos de ser un “concepto de partido” permanente.
6. Ultimas palabras sobre QH
Hablar hoy de que Iskra (¡En 1901 y 1902!) exageraba la idea de la organización de
revolucionarios profesionales, es lo mismo que si después de la guerra Ruso-Japonesa,
se reprochase a los japoneses el haber sobrestimado las fuerzas militares rusas, el
haberse preocupado exageradamente antes de la guerra por luchar contra dichas fuerzas.
Los japoneses tenían que reunir todas sus fuerzas contra el máximo posible de fuerzas
rusas, para lograr la victoria… (Hoy) la idea de la organización de revolucionarios
profesionales ha alcanzado ya una victoria completa. Pero la victoria hubiera sido
imposible si no se hubiese presentado esta idea en primer plano a su tiempo y si no se la
hubiese explicado "exageradamente" a quienes impedían ponerla en práctica.[29]
La acotación hecha aquí acerca de que la idea de los revolucionarios profesionales “ha
alcanzado una victoria completa” mostraba una vez más que las versiones de los
leninólogos difieren del mismo Lenin. Esta “victoria” incluía la apertura del partido a un
influjo de “nuevos” trabajadores que podrían sumergir, no solamente a los intelectuales
del partido, pero también a los viejos cuadros y activistas entrenados -revolucionarios
profesionales-. La idea que ha demostrado su poder -“logrado una victoria completa”-
era la necesidad de un núcleo de activistas entrenados en la organización. Esto no tiene
nada que ver con la quimera de un partido compuesto solo o principalmente por
funcionarios full-time. Esta quimera resulta especialmente grotesca a la luz de la
exhortación de Lenin a los reclutamientos masivos. El QH, continuaba Lenin, fue
simplemente un resumen de la política organizativa del grupo Iskrade 1901-1902, “ni
más ni menos”.[30] Fue la política conjunta de quienes -el grupo Iskra- luego se
dividirían en mencheviques y bolcheviques en otros terrenos. En otras palabras, Lenin
insistía nuevamente y de manera diferente, que en ese entonces él no tomaba las ideas
del QH como únicamente propias o de su tendencia.[31] Ahora, bajo las nuevas
condiciones de legalidad, Lenin arengaba de la siguiente manera:
El partido socialdemócrata, a pesar de la escisión, utilizó antes que los demás partidos el
destello temporal de la libertad para hacer efectivo el régimen democrático ideal de
organización abierta, con elección de cargos y con representación en los congresos
según el número de miembros organizados del Partido. Esto no existe hasta ahora ni en
el Partido Socialista Revolucionario ni en Partido Demócrata Constitucionalista.[32]
Aquí estaba hablando del partido como un todo, y no solamente del ala Bolchevique -se
había realizado un congreso de unidad en Mayo-
Si no fuera por lo que pasó después de la revolución bolchevique, dice Plamenatz “no
deberíamos aventurarnos en llamarlas -a las ideas del QH- antidemocráticas, sino
simplemente tomarlas como un consejo posiblemente bueno, adaptado a las necesidades
de un partido revolucionario que actuaba en Rusia durante la primera década del siglo
veinte”[39]
Las propuestas de Lenin en 1902 pueden haber sido buenas o malas para el movimiento
ruso de entonces: esta discusión es ignorada por el mito Leninológico. El
reconocimiento de que las concepciones del QH no eran antidemocráticas deja abierta la
posibilidad de discutir -como entre otros hace Plamenatz- si el “Leninismo” adoptó un
giro antidemocrático “después de la revolución bolchevique”. Pero el problema del mito
leninológico es que imposibilita la discusión de estas u otras transformaciones, porque
que el análisis histórico-politico es reemplazado por demonología
Este artículo es publicado con la autorización del archivo Hal Draper en Internet -Hal
Draper Internet Archive-. Fue escrito en el año 1971. La traducción al castellano fue
realizada por Sergio Dima, corresponsal de la revista Herramienta en Holanda. Mariana
colaboró en la preparaciónde los textos.
[1] "Introducción", en la edición crítica en inglés del ¿Qué Hacer? preparada por S.V. y
P. Utechin, Clarendon Press, Oxford.
[2] V.I. Lenin, Obras Completas, Editorial Progreso, Moscú,Tomo 6, pag. 41.
[3] Obras Completas, Tomo 6, pag. 41/42.
[4] La regla de que los Leninologos no mencionan a Kautsky en relación al tema, tiene
excepciones que prueban la regla. Una de las pocas excepciones, es una biografia de
Lenin escrita por Possony y publicada en 1963. Possony empieza su capítulo sobre
el QH con el pasaje de Kautsky varias veces citado. La razón es enteramente clara y
reveladora: como político, Possony está interesado en extender la usual infamia anti-
leninista todo el movimiento socialista, ala derecha incluída. Las otras dos biografias
publicadas en el mismo año, escritas por Louis Fischer y Robert Payne, no mencionan a
Kautsky en relación al tema para nada. Por supuesto, todo es cuestion de saber
objetivo....
[5] Obras Completas, Tomo 6, pag. 42.
[6] Idem, pag. 44.
[7] Traté extensamente este tema en Karl Marx's Theory of Revolution, Montlhy Rev.
Press, New York, 1978, Volúmen 2, Capítulos 17-18.
[8] Obras Completas, Tomo 7, pag. 1.
[9] Idem, pag 287/288.
[10] Idem, pag 288.
[11] Idem, pag 303.
[12] Idem, pag 288.
[13] El artículo de Luxemburgo es comúnmente reeditado bajo el falso título
de ¿Leninismo o Marxismo?. Esto no es solo una invensión de los Leninólogos, sino
también una distorsión de las ideas de Luxemburgo. Aquellos que son sensibles a las
cuestiones de la democracia interna en el partido -tan popular entre los Leninólogos-
deben tener en cuenta que, a pesar de que el artículo de Luxemburgo era un ataque
virulento contra Lenin, los democráticos editores de la Neue Zeit se negaron a publicar
la réplica contemporizadora de Lenin.
[14] Obras Completas, Tomo 9, pag 39.
[15] Idem.
[16] Obras Completas, Tomo 11, pag. 337.
[17] Obras Completas, Tomo 12, pag. 44.
[18] Idem, pag. 83.
[19] Ibid. pag. 84.
[20] Ibid.
[21] Ibid.
[22] Ibid.
[23] Ibíd.
[24] Ibíd.
[25] Ibid.
[26] Obras Completas, Tomo 12, nota al pie pag. 91.
[27] Idem, Tomo 12 pag. 94.
[28] Obras Completas, Tomo 16, pag 105.
[29] Ibíd. Debería recordarse que Lenin (junto con casi toda la Internacional) estaba a
favor de la victoria del Japón en aquella guerra con Rusia.
[30] Ibíd.
[31] Algunos pronunciamientos previos deberían también ser mencionados. En agosto
de 1903 Lenin garabateó una pocas lineas para si mismo, como una nota sobre “Las
contradicciones y zigzags de Martov”. El segundo de cuatro puntos era que “él (Martov)
siempre defendió la ideas del Iskra sobre organización (QH), pero se aseguró la
incorporación de una primera claúsula jauresista (reformista) en las reglas”. En enero de
1904 Lenin publicó un prefacio en el cual desafía a los mencheviques a plantear sus
nuevos conceptos de organización: "ellos han 'anunciado' la existencia de diferencias
sobre cuestiones de organización. Desafortunadamente, los editores no tienen ningún
apuro por especificar de que se tratan estas diferencias, reservándoselas para ellos
mismos e insinuando cosas desconocidas”. El hombre que escribió estas líneas tenía la
plena impresión de que hasta entonces los mencheviques no tenían una línea distintiva
sobre “concepto de organización”. En marzo de 1902, como respuesta a Plekhanov,
Lenin insisté en que “las afirmaciones de Plekhanov sobre el hecho de nos hemos
distanciado como consecuencia de la discusión del QH son una mentira absoluta”. Esta
son algunas de las tantas indicaciones de lo ocurrido: al menos cuando publicó el QH y
hasta la controversia que se desarrollo subsecuentemente, Lenin sostenía que las
concepciones del libro eran propiedad común del grupo Iskra.
[32] Ibídem.
[33] Ibíd.
[34] Ibíd.
[35] Ibíd.
[36] Ibíd.
[37] Ibíd.
[38] Hasta donde sé, la única referencia a otra ocasión en que Lenin volvió sobre el
asunto, es un artículo que merece mención porque no fue citado frecuentemente. Este
artículo fue publicado en 1938 por Max Shachtman en el órgano teórico de un grupo
trotsquista americano. Atribuye el QH a las condiciones especificas rusas del momento,
y sigue diciendo: "Este es el por qué Lenin, en respuesta a la propuesta de traducir su
trabajo para otros partidos que no fuera el ruso, le dijo a Max Levien en 1921 : 'No es
deseable; la traducción debe al menos estar acompañada con buenos comentarios, que
deberían ser escritos por un camarada ruso familiarizado con la historia del partido
comunista ruso, para evitar una falsa aplicación' ("Lenin and Rosa Luxembourg",
en The New International, N.Y., mayo de 1938, pag. 143). Desgraciadamente, el
artículo no tuvo espacio para poner las citas de lo expuesto: y aunque se mencionaban
diversas fuentes a lo largo del artículo, no he podido encontrar este episodio en ninguno
de esos trabajos.
[39] John Plamenatz, German Marxismo and Russian commmunism, Londres,
Longmans-Green, 1954, pag. 225.