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Porque hablar de verdad en este momento histórico y nivel cultural, cuando hace dos mil
quinientos años Aristóteles ya se ocupaba de este concepto genera; la problemática, en realidad
en la cultura filosófica general y también en la cultura jurídica, es que el tema de la verdad sigue
circulando.
Otro filósofo conocido en Estados Unidos RICHARD RORTY, en su ensayo acerca de verdad
terminó por decir, este es únicamente un acuerdo que se puede encontrar en un grupo de amigos
razonables, concluyendo que la verdad es algo sin sentido una pérdida de tiempo porque de
cualquier forma la verdad no existe y, entonces para que perdemos nuestro tiempo en hablar de
ella.
En los últimos años las cosas han cambiado, por lo que existe un movimiento denominado
el “retorno de la verdad” teniendo como expositores como la epistemología y filósofa SUSAN
HART, quien sea ocupado justamente del problema de la verdad general y de la verdad durante el
proceso. Otros epistemólogo común NORRIS Y GOLDMAN hablan en sus libros sobre el concepto
de “verifobia” es decir, del terror hacia la verdad común enfermedad.
WILLIAMS Y LYNCH a fechas recientes han publicado libros con la finalidad de contraponer
a quienes niegan la verdad, por lo que plantean críticas francamente duras, señalando que el
movimiento en contra de la verdad fue un error colosal que simplemente determinó una moda,
pero fundado sobre un error filosófico, por lo que anuncian, el retorno de la verdad.
No existe una sola definición verdadera de la verdad y eso está reconocido por todos los
filósofos conocidos, por lo que se está ante un concepto que no se pueden definir de forma única,
por lo que cada concepción tiene un valor y una función específica dentro de determinado
contexto.
Una de las concepciones más difundidas acerca de la verdad es aquella que tiene que ver
con la coherencia, por tanto, un enunciado particular de cualquier naturaleza será verdadero si
resulta por sí mismo, coherente con el contexto de enunciados en el cual está insertado; esta
concepción resulta aplicable a una propuesta narrativa o matemática, pero fuera de ellos y
particularmente en el ámbito procesal, no tiene ningún sentido esta forma de pensamiento ya que
no interesa si un enunciado es coherente o no con otro, porque esto no nos lleva al tipo de verdad
que buscamos, por ejemplo un enunciado de un hecho introducido por un testigo puede ser
perfectamente coherente con todos los demás, pero puede ser un testimonio completamente
falso.
Otro de los conceptos es, La verdad como correspondencia, significa que un enunciado o
la descripción de un hecho, será verdadero si únicamente corresponde a la realidad empírica,
histórica y material del hecho narrado, “la nieve es blanca”es verdadero sólo si la nieve es blanca,
así que la enunciado es verdadero, si y sólo si, en la realidad efectivamente sucede lo que está
descrito en el enunciado.
Valor social de la verdad, para hablar de este término, debe de hacerse bajo dos ópticas:
Primer aspecto, la verdad o la idea de la verdad tiene una función muy importante en el
entorno de los sistemas morales, entendiendo por sistema moral, las reglas que cada uno de
nosotros sigue o no en su propio comportamiento dentro de la sociedad, pues es difícil pensar en
un sistema o en cualquier conjunto de reglas morales en las cuales sea lícita la falsedad, de ahí que
se puede apreciar, que un sistema moral que favorece a la falsedad muy probablemente no exista.
De igual manera si pensamos en cualquier sistema ético, se volvería muy complicado asumir que
legitime la mentira.
Por otra parte, más allá de los sistemas morales, los teóricos de la comunicación social,
dicen que una de las reglas fundamentales de la comunicación entre individuos en el entorno de la
vida social es justamente el compromiso a decir la verdad, y si bien a lo mejor no se observa el
todo, la comunicación social no podría llevarse a cabo si partiéramos de la idea de que el legítimo
decir algo falso.
Establecidas estas teorías de la verdad, es aquí donde entramos con el proceso, tema
complejo, en vista las teorías sobre el tema no toman consideración el contenido y, por ende, la
naturaleza o cualidad de la decisión que concluye el proceso, en ese sentido se puede hablar de
proceso justo, debido proceso, al no existir objeción que un proceso más justo y legal, trae como
resultado que tendremos una sociedad más civilizada.
Cultura de la justicia procesal donde no se ocupan jamás de las decisiones de tal suerte,
que siendo el procedimiento correcto, puro y por supuesto justo, se traduce que lo importante es
el funcionamiento y no la resolución, al opinar que si el procedimiento es justo y es concebido
como correcto por parte de los destinatarios, ellos suficiente para considerarlo adecuado y
satisfactorio, encontrando enquistada la idea de justicia en relación al procedimiento y no a la
decisión.
La segunda, consiste en que los hechos sean confirmados por el juez de forma verdadera.
De esta suerte, la verdad de los hechos es una condición, no suficiente por sí misma, pero sí
necesaria para la justicia de la decisión.
Al hablar de verdad en el proceso, no es sobre las absolutas ya que este tipo de verdad
sólo existen algunas religiones integristas, pero en el mundo de la vida real ya nadie habla de
verdades absolutas, más bien se mencionan las verdades relativas y en el proceso no es la
excepción; por lo que se trata de que el juez pueda llegar a la mejor aproximación posible en
relación a la verdad histórica de los hechos, y esa nunca va ser una verdad absoluta.
El Juez y las partes deben de saber que a la “Verdad verdad” jamás lograrán establecerla,
sin embargo, ésta debe de servir de punto de orientación para moverse en esa dirección, por lo
tanto, es importante como punto de referencia. En consecuencia, estamos hablando de una
cuestión de grados de la verdad, de una aproximación mayor o menor en relación a los puntos de
referencia según las circunstancias.
No debe de confundirse la verdad con la certeza, pues sobre esta última se puede
clasificar, en tener la certeza o la absoluta certeza de cosa falsa. La certeza es un estado
psicológico, la creencia en una cosa específica, el estar convencido, el estar persuadido acerca de
un tema, la cual puede ser por muy profundas razones, pero sigue siendo una condición mental
del sujeto que considera estar en lo cierto en relación con algo.
El conocimiento de la verdad, no tiene nada que ver con la psicología, tiene que ver con el
método la lógica, los procedimientos a través de los cuales se llega a la averiguación, confirmación,
determinación, descubrimiento de lo mucho o poco de la verdad que existe como
correspondencia a una realidad, que se puede establecer dentro de un entorno de contexto
individual en los cuales nos encontramos todo.
LA DIMENSIÓN EPISTÉMICA DEL PROCESO
En el proceso lo que se busque la verdad acerca de algunos hechos, por esta razón es
posible hablar de algunos aspectos del proceso como una actividad de tipo epistémica, puesto que
el proceso no debe de ser concebido como una actividad completamente autónoma, distinta y
separada de lo que sucede en otras ramas del conocimiento y de la experiencia cotidiana, en vista
que se trate de averiguar si tuvo o no existencia un hecho determinado con todas las modalidades
de tiempo acción y lugar.
Por ello, el juez debe de confirmar esta verdad y entrar en este tipo de análisis, en donde
aplica estos criterios del conocimiento que los epistemológicos han formulado en relación al
conocimiento científico o historiador.
El proceso general, y en especial todo aquello que tiene que ver con las funciones
epistémicas del mismo, se encuentran reguladas por normas, que a menudo tienen que ver con las
pruebas, es decir, la forma en la cual estas entran al proceso, cuando son o no admitidas, su
desahogo y valoración.
Para el autor MICHELE TARUFFO no cree que fuera del proceso si se busque la verdad
verdadera, absoluta ya dentro del proceso se busque otra cosa conocida con el nombre de verdad
procesal, cuestión que no corresponde a la realidad del desarrollo científico y todas las áreas del
conocimiento humano donde se ha establecido que se llega a verdades relativas, todas las
personas en el terreno de la ciencia saben que están descubriendo verdades relativas, si no fuera
así la ciencia no se desarrollaría, pues el conocimiento científico aún y cuando tiene que estar
fundado sobre criterios que son extremadamente rigurosos de demostración y de verdad, aún así
habla de verdades relativas.
En el proceso no estamos en búsqueda de toda la verdad, por el hecho de que la regla del
proceso limitan, condicionan, o excluyen la búsqueda de la verdad, pero de no ser así, si
tuviéramos un proceso bien construido desde el punto de vista de la actividad epistémica,
entonces nos permitiría la búsqueda de la verdad, pues el proceso tiene como objetivo el
descubrimiento de esta.
La gran parte de la disciplina jurídica de las pruebas en todos los procesos civiles y penales
está compuesta de reglas que imponen la exclusión de cierto tipo de pruebas, es decir la ley nos
informa de aquellas que no se pueden utilizar, no obstante que tienen que ver justamente con
pruebas que son relevantes, que podrían resultar útiles para llegar a la verdad de los hechos, pues
tan simple, las pruebas que no sirven para nada no tienen ni siquiera la necesidad de ser excluidas
por la ley, sino que se autoexcluyen automáticamente, de tal suerte que sólo las pruebas
relevantes son las que importan para el proceso, así que, las normas que tienen que ver con la
admisibilidad jurídica de las pruebas por lo general excluyen la posibilidad de utilización de ciertos
medios de prueba, por lo tanto, deberían denominarse reglas de inadmisibilidad.
JEREMY BENTHAM escribió el tratado sobre las pruebas donde hace referencia a las reglas
de exclusión del Derecho y señala que esas reglas lo que hacían era alejarnos de la verdad; en
otras palabras, bloqueaban la búsqueda de la verdad, por ello, deben ser eliminadas al grado de
que la única regla que debería hablar de la admisión debe darse a partir del principio de la
relevancia, esto es, si una prueba es útil tiene que ser admitida y, si no es útil, tiene que ser
eliminada.
Al final, ¿qué se sabe sobre la información que no se utiliza? Pues nada, y como no se
conoce nada acerca de ella, puede suceder que es información si se hubiera tomado en
consideración hubiese podido llevar a una conclusión distinta a la que se llegó, entonces, si se
excluye a priori una o mucha de la información útil, lo que se está haciendo es condicionando la
búsqueda de la verdad.
Diversos teóricos de las pruebas, argumentan que muchas veces tener todas las pruebas
relevantes implica mucho tiempo de actividad procesal que francamente no se puede tener por
razones de eficiencia o de rapidez del proceso por lo que es mejor un poco de información útil,
hasta donde el juez llegue a tener la sensación que entendió como tuvieron lugar los hechos.
De tal suerte, que las reglas de admisibilidad y de inadmisibilidad de los medios de prueba
son en términos generales, anti-epistémicos, por excluir información que es relevante y al hacerlo
se vuelve difícil o simplemente se aniquila la búsqueda de la verdad y para que sea epistémica, en
la búsqueda de la verdad ninguna prueba relevante debe ser excluir.
Un tratamiento muy diferente debe recibir la prueba ilícita, que es aquella que se obtiene
violando los derechos individuales de una persona como el de privacidad, la libertad individual,
etc. prueba ilícita que debe ser excluido aún cuando fuera cierto que sería útil para la búsqueda de
la verdad, pues no se puede admitir del Estado que admita un medio probatorio que va en contra
de los propios lineamientos que él estableció.
Dentro de las pruebas trasada se encuentra la confesión, la cual obliga al juez a que
introduzca entre su propia decisión lo que se podría denominar como un déficit de verdad, ya que
si bien es cierto si una parte admite un hecho que es contrario a sus intereses, lo hace, solamente
si ese hecho es verdadero, pues nadie confiesa en contra de sus propios intereses, lo que arroja
como consecuencia que el juez siempre debe considerar como verdadero el hecho narrado por el
demandado, entonces nos encontramos frente a una norma que está obligando al juez a
equivocarse pues la naturaleza anti-epistémica del proceso a ello lo dirigen.
Una pregunta que debemos hacernos es: ¿la prueba testimonial es un instrumento
epistémico válido o no? Y es que los testimonios existen en todas partes; sin embargo, existe la
inquietud de hasta donde un testimonio funciona para llevarnos a la verdad. Una primera
respuesta nos diría que depende del método para interrogar un testigo, para ello tenemos que
tomar en consideración que en el mundo existen dos técnicas de interrogatorio sobre este tipo de
prueba, más una versión mixta.
La técnica número 1 que está presente desde el año mil todos los sistemas de Europa
Occidental y de América Latina, es aquella en la cual el juez hace el interrogatorio, formular las
preguntas, y el testigo conteste, así que el instrumento de este testimonio se encuentran las
manos del juez, es quien tiene la función de obtener por parte de las personas toda la información
útil acerca de los hechos que son objeto de la causa.
Pero ahora el proceso ya no es así, incluso el juez tiene poderes muy limitados que
impiden hacer preguntas que están fuera de lo indicado por las partes, así que, a la hora de hacer
el interrogatorio, el juez se vuelve un portavoz de la parte que finalmente llamó a este testigo.
SANDERS PEIRCE a mediados del siglo XIX, escribió sobre el proceso penal norteamericano,
estableciendo que era, “absurdo pensar que a partir de la batalla o del encuentro entre dos sujetos
que representan posesiones diferentes surja la verdad”; este filósofo ya se había dado cuenta de
cómo funcionaba esta técnica de examinación cruzada, donde prevalecen opiniones negativas
sobre las positivas, porque en realidad se trata de un encuentro, de una batalla entre abogados,
así este escrito en los manuales para los abogados que llevan a cabo este tipo de interrogatorios,
el consejo que se da a los postulantes que contrainterroguen, es bajo el siguiente objetivo: el de
destruir la credibilidad de la prueba del adversario, sobre todo si sabe que dijo la verdad.
Partiendo de ello una buena examinación cruzada destruye la verdad, porque esta para lo que
sirve es para deformar, esconder destruir el testimonio contrario y máxime si se sabe que dijo la
verdad.
Considera el autor que no se puede tener la certeza, ni las garantías a partir de la iniciativa
instructora de las partes para que surja la verdad de los hechos, por lo tanto por un lado se debe
asegurar a las partes de la forma más completa el derecho de la prueba, o sea, la posibilidad de
utilizar todos los medios de convicción que considere o tenga su disposición, por otro lado preveer
que cuando las iniciativas probatorias de las partes fuere insuficiente, el juez que tenga
conocimiento de la existencia de otros medios de prueba que lo podrían llevar a la averiguación de
los hechos tendría poder para disponer de oficio la adquisición de estos medios, desde el punto de
vista epistémico es lo más obvio.
La prueba como demostración sirve para establecer la verdad de los hechos relevantes
para la decisión. Aquí probar significa ofrecer elementos para decidir que una aserción relativa un
hecho es verdadera y esta afirmación está probada cuando existen elementos idóneos para
demostrar que es verdad.
La prueba como experimento, test o control, cuando se ubica dentro del desarrollo del
proceso se le considera como instrumento o procedimiento para verificar la fundamentación o la
aceptabilidad de esa afirmación. En el desarrollo del proceso se parte, de hipótesis sobre hechos y
mediante la prueba se verifica y se controla que hipótesis puede ser asumida como versión
verdadera de los hechos. Surge entonces un complejo procedimiento “prueba error” que sirve
para aprobar o reprobar las hipótesis formuladas sobre los hechos de la causa. En esta área del
significado, se sitúa la acepción de prueba, como instrumento de verificación de la
fundamentación de las afirmaciones referidas en los hechos.
La prueba como desafío o examen, se establece como concurso arriesgado requerido para
alcanzar un premio final, éste resulta ser una concepción irracional, estando presente y era
dominante en la ordalía, o juicio de Dios, como suplicio a superar para alcanzar la victoria.
Segunda distinción, una relevancia que puede trazarse dentro del significado de prueba
versa sobre la relación entre la prueba y el hecho al que ésta se refiere, así como sobre las
funciones que la prueba desarrolla en el ámbito de esa relación.
Tercera distinción, dimensión polisémantica del término prueba, proviene del hecho de
que con el que hace referencia habitualmente aspectos distintos del fenómeno probatorio, de
forma que su significado cambia en cada caso.
Primer sentido, prueba se identifica, lo que sirve o puede servir para confirmar o falsear
una aserción relativa un hecho de la causa, se habla en este sentido de medios de prueba, para
subrayar que es prueba todo lo que sirve para probar, todo elemento que pueda ser empleado
para el conocimiento del hecho.
Segundo sentido, la prueba designe el resultado que deriva de la adquisición de los medios
de prueba en el proceso y de su valoración por parte del juez, en sentido lato, es sinónimo de
demostración o mejor aún, de demostración alcanzada: se da la prueba cuando el juez establece
que la aserción sobre el hecho es aceptable. En consecuencia, es prueba sólo aquello que tiene un
resultado positivo, es decir, aquello que produce elementos efectivos de confirmación o de
falsedad de la confirmación sobre el hecho.
También por prueba, se deriva la inferencia sobre la prueba, razonamiento con el cual se
establece que el hecho está probado sobre las bases de la prueba.
Prueba directa y prueba indirecta, Carnelutti pone especial acento en la percepción del
juez en relación con el hecho aprobar, distinguiendo en función de que el juez perciba
directamente se hecho o se perciba otro del que se puede obtener el primer; sobre esta base se
sitúa el criterio entre prueba directa, declaración testimonial, documento y entre las pruebas
indirectas las presunciones y los indicios, sin embargo esta distinción es vaga y poco atendible,
porque se basa en algo genérico e indeterminado como lo es la percepción del juez.
Puede plantearse un criterio analizando la relación entre prueba y hecho aprobar, es decir,
el hecho jurídicamente relevante del que depende directamente la decisión, y el objeto de la
prueba el hecho del que la prueba ofrece la demostración o la confirmación. Bajo esta concepción
se está ante una prueba directa cuando la prueba versa sobre el hecho principal y, en cambio se
estar ante una prueba indirecta cuando esta situación no se produzca, es decir, cuando el objeto
de la prueba esté constituido por un hecho distinto de aquel que debe ser probado, por ser
jurídicamente relevante a los efectos de la decisión. De esta distinción casi todas las pruebas
pueden ser directas o indirectas en función de si tienen por objeto el hecho aprobar u otro hecho
del que puedan extraerse inferencias sobre el hecho aprobar.
Prueba directa y contraria, positiva y negativa. Para evitar problemas lingüístico mejor se
hablará de prueba positiva o afirmativa en lugar de prueba directa, consistiendo ésta, cuando
pretenda demostrarse la existencia del hecho aprobar, mientras que la prueba es contraria si se
pretende demostrar que ese hecho no se ha producido.
Algo muy distinto es el resultado negativo de la prueba, que se produce cuando ésta no
aporta resultados utilizables para la determinación de los hechos de la causa.
prueba histórica se define por el carácter de la fuente, que es precisamente, el medio del
historia, o sea la memoria de los; en contraposición la prueba crítica o lógica es definida como
prueba de las reglas, sin aclarar de qué regla sea otra versión sobre este tipo de pruebas es que la
prueba histórica sería directa mientras que la prueba indirecta sería la crítica.
Prueba legal, es aquella cuya eficacia está predeterminada por la ley, mientras que la
prueba el libre si está sujeta la valoración discrecional del Juez.
Prueba típica o innominada la primera es aquella que está expresamente prevista por la
ley mientras que la atípica o innominada es si la ley no la prevé.
Prueba real, es aquella constituida por una cosa; documental, es la constituida por
documentos; persona,l aquella ofrecida por una persona; preconstituida, es aquella que se crea
antes y fuera del proceso, mientras que el de formación procesal, aquella que se forma en el
proceso con los procedimientos expresamente previstos por la norma; prueba científica, la que
requiere la utilización de metodología científica; informática, aquella que se deriva de la
utilización de tecnologías informáticas; la estadística en la prueba, se deriva de la utilización de
datos y metodología estadística.
Presunciones e indicios
Las presunciones simples, se traducen en las implicaciones que el juez extrae de un hecho
conocido para llegar a un hecho ignorado, quedando estas a prudencia del titular del órgano
jurisdiccional por tratarse de razonamientos e inferencias que depende necesariamente de la
convicción discrecional y no pueden ser de ningún modo reguladas y determinadas por la ley; es
importante la previsión de que las presunciones sólo serán admitidas si son graves, precisas y
concordantes, lo que constituye una verdadera norma de prueba legal negativa, en sentido
estricto, en la medida en que excluye que las presunciones puedan constituir prueba del hecho
sino presentan aquellos requisitos.
La tercera acepción, más rigurosa y más clara según la cual indicio hace referencia al hecho
conocido o a la fuente que constituye la premisa de la inferencia presuntiva, así pues, es un indicio
cualquier cosa, circunstancia o comportamiento que el juez considere significativo en la medida en
que de él pueda derivarse conclusiones relativas al hecho aprobar.
PRESUNCIONES, VERDAD Y NORMA PROCESAL