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XVII.

MOMENTOS ÁLGIDOS - Libros

Viernes, 10 de septiembre de 2010 - josemari20 46 1 visualizaciones

En los momentos álgidos de la revolución (primavera y verano de 1848) parecía producirse una profunda alteración del orden político, que no
pasaba de ser una alteración del orden natural, el reflejo de un espectro político-social.

La profunda convicción social impedía la redefinición de los espacios tradicionales del orden político tradicional internacional. Todos esos
cambios en el equilibrio provocaron un alteración del orden político en aquellos Estados que asumían la oleada revolucionaria de 1848. La rara
unanimidad de los jefes políticos hicieron el resto y los voceros de los sectores revolucionarios sólo tuvieron que convencer a la población de una
verdadera desunión o ruptura del orden político señalando a los dirigentes políticos como causantes de la tragedia homérica. Se trataba de
presentar un proyecto reformista profundo de aquella generación que ha ejercido una influencia más profunda y duradera basada en la crisis de
representatividad. El caso era formular estados caóticos en que la justicia y los políticos no realizaron una investigación más profunda de los
hechos revolucionarios.

En los hechos revolucionarios no se tuvo en cuenta que la ciencia política es una ciencia social que estudia la conducta de las ideologías en el
espectro político y social. Por lo que los espectros plurales de la política social y económica de 1848 no asumieron las opiniones de las clases
bajas como organización básica del sistema social. Esta fuerza de carácter político social no veía recogida su descontento social en todo lo
amplio que existía. Esta fuerza fue aprovechada por los liberales y los funcionarios permitiendo, así, un Estado que ordena la vida social,
política y cultural, un sistema de partidos en una sociedad, y no solo en temas de seguridad y defensa sino en política social y económica.

Los modelos de un elemento de política económica como el bienestar social era desatendido en los prolegómenos de las revoluciones que
asolaron a Europa en 1848. La fragmentación de la ciencia social que producía la política económica, propiciaron un cúmulo de acontecimientos
que desembocaron a un liberalismo, que con el tiempo sesgaría hacia la globalización. Se introdujeron modificaciones en el concepto de
"República" y se organizó socialmente al Estado para lograr metas y objetivos por medio de cada organización. Los enfoques del sistema social
cambiaron alrededor de un tema básico: la prioridad de la estructura social real, que constituía un sistema social interno de la organización con
estructuras básicas, en un concepto de sistema abierto para sobrevivir, que Pareto dilucidó como sistema social de retroalimentación.

Con el Estado de Derecho, la calidad de la vida de la persona aumentó a la vanguardia del desarrollo normativo, que desarrollaba y gestionaba
tanto aspectos económicos como sociales. Así, la política social, como acción social, fue objeto de estudio de la sociología, como análisis del
comportamiento humano en los diferentes medios sociales. Y la acción humana cambiaba prejuicios y valores. Las nuevas tendencias de la
política social donde un mundo mejor es posible, tuvieron su cuna en las revoluciones de 1848. Y lo que en principio fue un proyecto, se unificó
en Europa. Las estructuras tuvieron que adaptarse para sobrevivir y en muchos países europeos la Monarquía compartí poder con el Parlamento.
Su estructura óptima la tenemos en las monarquías parlamentarias como sistema organizacional abierto. Una medida de homeostasis para
sobrevivir a los ataques del medio. La familia real, para evitar la entropía y sobrevivir, intercambia su estructura con un conjunto de elementos
democráticos, regenerándose y relocalizándose para sobrevivir en el conjunto, dependiendo con los que están relacionados en sistema de feed-
back eminentemente adaptativos entre sí, en la que todos los órganos del Estado están relacionados y dependen de los que están antes en
separación de poderes.

La "separación de poderes" se le atribuye a Montesquieu, muy influenciado por Locke en este sentido. La teoría de separación de poderes, tal
como la expone Montesquieu, se inspira en la concepción de la unidad muy próxima a la de Galeno. El barón de Montesquieu sostenía que en
cada Estado hay tres clases de poderes: el legislativo, el ejecutivo de las cosas pertenecientes al derecho de gentes y el ejecutivo de los que
pertenecen al civil. Según Montesquieu, en su obra "El Príncipe" el legislativo corresponde al Rey, príncipe o magistrado para cierto tiempo o
para siempre y corrige y deroga las que ya están hechas. Por el segundo poder o el ejecutivo de las cosas pertenecientes al derecho de gentes,
el príncipe hace la paz o la guerra, envía o recibe embajadores, establece la seguridad y previene las invasiones; y por el tercero, castiga los
crímenes o decide las contiendas de los particulares. Este último se llamará poder judicial; y el otro, simplemente, poder ejecutivo del Estado.
Montesquieu aclara que no hay libertad cuando una misma persona asume los poderes legislativo y ejecutivo, como pasaba con el absolutismo,
porque el monarca o el senado harán leyes tiránicas y que ha de separarse el poder judicial de los otros poderes para evitar la tiranía; porque es
arbitrario el imperio sobre la vida y la libertad de los ciudadanos, cuando el poder judicial se une al legislativo, como cuando el Tribunal
Constitucional hace leyes con sus sentencias, por ser un mismo juez y legislador; de igual modo que el juez tiránico se convierte en agresor
cuando une su poder al ejecutivo.

Con todo, se intentaba poner límites al nepotismo, se intentaba poner límites al campo. El mundo de Haldane, en tiempos de Carlos III, instaura
la práctica del nepotismo ilustrado, como preferencia que tienen algunos gobernantes o funcionarios públicos para dar empleos públicos a
familiares, si bien en épocas pasadas indicaba meras obras públicas y servicios en tiempos de José I, Federico II, Catalina II o José II. Lo más
llamativo de estos reinados es su apoyo al arte, como en tiempos de Da Vinci o Miguel Ángel del Renacimiento. Así como los liberales, en la
época revolucionaria europea de 1848, fueron capataces de ojos vendados del campesinado, el principio de Haldane no es más que la revolución
naturalista del intelectual deshonesto con los demás asuntos del mundo con la afirmación de un mundo en evolución. Es el origen de la vida de
Lazcano o la adaptación y regulación del mundo vivo bajo la promesa de existencia tras la muerte. Se condujo al campesinado bajo la premisa
que se obtendría un mundo mejor que disfrutaron a la postre los burgueses liberales.

El liberalismo burgués surge como resultado de la revolución liberal de 1848. Se alza una revolución burguesa que alentaba la alianza con el
campesinado en una sociedad que parecía hacer agua. Creía que el capitalismo generaba un progreso que iba a mejorar las condiciones sociales.
Desde el punto de vista internacional se busca un orden democrático europeo según una ideología burguesa que no se libró del virus moderno de
la burocracia absolutista, teniendo que hacer un pacto con el Antiguo Régimen. Un cisma que el anticlericalismo descifraba en los principios
teóricos del liberalismo político, que tenía su principio fundamental en la libertad. Históricamente, en especial desde las revoluciones burguesas
del siglo XVIII y XIX, la libertad suele estar muy unida a los conceptos de justicia e igualdad. ¿Qué es la libertad? Hay libertad positiva y negativa.
la palabra "libertad" hace mención, filosóficamente, al designio de la facultad del ser humano para decidir llevar cabo o no una determinada
acción. Por ejemplo, la libertad de la opresión y la libertad para tomar decisiones. Para muchos, libertad es contrario a esclavitud en el margen
del casualismo. Al llevar a cabo una búsqueda y un análisis para llevar a cabo una acción, un acto por voluntad y decisión propia como puede ser
alzarse con el poder mediante una revolución, no puede existir libertad cuando hace necesario considerar la bondad de la acción decidida.
Emprender una nueva vida, resultaba un momento álgido para cada una de las personas que conformaban la sociedad del siglo XVIII,
independientemente del sector social donde se encontrase, porque la realeza dejó también de serlo; pero el campesinado siguió sufriendo
opresión al no liberar las cadenas que le impuso el liberalismo. Lo único es que el poder cambió de manos; nada más. Al llevar a cabo acciones
en el ámbito de la política que puede afectar a millones de seres humanos, como pasó en 1848, ha de llevar una reflexión original sobre la
acción humana y de su libertad para elegir dónde realizar sus acciones. Para proponer alguna acción que cambie el concepto y el aspecto de la
sociedad, que pasa de absolutista a poder compartido con la democracia liberal, es llevar a cabo un trabajo improductivo por el que se mezcla
el comportamiento social que, al fin y al cabo, lo va a llevar la corriente una vez que las aguas vuelvan a su cauce.

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