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Parshat Tetzavé
2 5 de Adar, 5778
Likutei Sijot
Bsd
1 Véase Éxodo 25:9: “Tal como todo lo que Yo te muestro, el modelo del Mishkán y el
modelo de todos sus kelím”. Ibíd. 25:40: “Mira y haz según su modelo, como te es mostrado en
el Monte”. Ibíd. 26:30: “Erigirás el Mishkán según su disposición, como se te ha mostrado en el
Monte”. Ibíd. 27:8: “Harás (el Altar) como él te mostró en el Monte”.
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Cuando la Torá empieza a hablar (al comienzo de la Sección
Terumá) de la construcción del Santuario y sus enseres (“harán
para Mí un Mishkán”2), el versículo da una introducción general:
“Di-s habló a Moshé, diciendo: Habla a los Hijos de Israel, y que
tomen para Mí una ofrenda3”. Vemos aquí dos puntos: a) “Habla
a los Hijos de Israel”; y b) que “tomen para Mí”, pues sólo luego
de estas dos introducciones, es factible emprender la construcción
del Mishkán.
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la Esencia, Di-s Mismo, bendito sea.
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tiene una naturaleza estable, determinada por el Creador7. Pero
en verdad, y en particular como se explica en la Cabalá y en la
Filosofía Jasídica, lo cierto es que Di-s Mismo no está restringido por
nada, por ningún imposible, y es Nimná HaNimnaot, Él trasciende
todos los imposibles8). Y en el Kodesh HaKodashím estaba presente
también esta manifestación Divina, haciendo que en el mismo lugar
el espacio mismo trascienda, es decir, no esté sujeto a las condiciones
y medidas propias de el espacio, que “lugar” y “no lugar” confluyan, lo
que es un imposible, pero no para Él ya que Él es Nimná HaNimnaot.
Esta es también la razón por la cual todas las plegarias pasan
y se elevan a lo Alto a través del Kodesh HaKodashím, como señala
el versículo: “...y éste es el Portal del Cielo”9. Por eso está escrito:
“Rezarán a Ti a través de su tierra”10: todos los judíos del mundo
entero rezaban mirando en dirección a la Tierra de Israel, los
que estaban en la Tierra de Israel rezaban en dirección al Beit
HaMikdash, y los que estaban en el Beit HaMikdash lo hacían en
4 7 Véase Emunot VeDeot, de Saadiá Gaón, 2:13; Moré Nevujím, de Maimónides, 3:15;
Ikarím, de Rabí Iosef Albo, 1:22. Estas fuentes observan que existen dos tipos de imposibles.
a) Lo inherentemente imposible o absurdo (pasar todo el universo por el hueco de un anillo
de sello sin contraer uno o expandir el otro; que un elemento tenga simultáneamente dos
propiedades opuestas al mismo tiempo; o que dos alternativas contradictorias sean verdad al
mismo tiempo y sobre el mismo tema; etc.). Sobre esto, dijeron estos pensadores, no podemos
concebir siquiera que Di-s lo torne posible, pues “lo imposible tiene una naturaleza estable”. b)
Aquello que es imposible de acuerdo a las leyes de la naturaleza, pero es concebible que Di-s
lo torne posible (por ejemplo, la Resurrección de los Difuntos; que un ser humano viva cuarenta
días y noche sin comer ni beber, etc.). En síntesis, según esta visión de “varios pensadores
judíos”, Di-s sí tiene ciertas restricciones. Pero véase el agregado del traductor en la nota
siguiente.
8 Véase Sheelot uTeshuvot HaRashbá, 418; Séfer HaJakirá del Tzemaj Tzedek, pág.
68; Discurso Jasídico VeTaher Libeinu 5677. En Likutéi Sijot, vol. 27, págs. 252-253, nota
5, el Rebe soluciona esta discrepancia entre “ciertos pensadores judíos” por un lado (que los
imposibles son estables incluso para Di-s y por lo tanto Di-s sí tiene ciertas limitaciones), y
Rashbá (y la Cabalá y Jasidut) por el otro (que “ningún imposible Le es imposible” a Él) del
siguiente modo: Los primeros se refieren al nivel de Divinidad tal como ésta se condensó en
parámetros lógicos, pero no a niveles más altos de Divinidad, donde incluso ellos coincidirían
en que nada Le es imposible, ni siquiera lo imposible. Véase un sumamente interesante y
pormenorizado análisis de este debate entre los pensadores judíos en http://www.haoros.com/
Archive/index.asp?kovetz=919&cat=7&haoro=3#ftn7.
9 Génesis 28:17.
10 I Reyes 8:48.
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dirección al Kodesh HaKodashím.
La razón de ello: pues las plegarias consisten en que la persona
solicite a Di-s que satisfaga todas sus necesidades, que en su
mayoría son cuestiones de índole material, las cuales, en lo Alto,
en la dimensión espiritual Celestial, son totalmente insustanciales.
No obstante, en el Kodesh HaKodashím, donde está manifiesta la
Esencia Misma de Di-s, en virtud de Su atributo exclusivo de Nimná
HaNimnaot, puede confluir lo más bajo de lo bajo con lo más alto
de lo alto.
11 Ibíd. 27.
12 Véase, respecto de todo este tema, el Discurso Jasídico HaUmnam 5643.
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palabras, veikjú li terumá (“que tomen para Mí una ofrenda”), el
Tania observa en nombre del Zohar13 lo siguiente: “La palabra
hebrea li (‘para Mí’) significa literalmente ‘tomarán a Mí’. Así, en
vista de que el versículo está diciendo que se tome a Di-s y a los
materiales para la construcción del Tabernáculo, en consecuencia no
debería haber dicho terumá sino utrumá (‘que tomen a Mí y a una
ofrenda’, con la letra vav, ‘y’)”. Para resolverlo, el Zohar contesta
que la ‘y’ implicaría que son dos cosas diferentes, y no es así; en
realidad, “son conceptualmente la misma cosa”. Es decir, los 13
o 15 elementos enumerados aquí en las Escrituras, de los cuales
debía traerse la donación para la construcción del Mishkán, pese a
ser objetos materiales, son de todos modos una misma cosa con
el li, el “Mí”14, porque el llamado a ser, la creación y existencia de
la materia a partir de la nada absoluta, es por fuerza de la Esencia
Misma de Di-s15, solo que esta Esencia está oculta en estos elementos
físicos. Y por eso se puede hacer de ellos un Mikdash para Di-s, pues
no es necesario cambiar el estatus de la materia haciendo de ella y en
6 ella algo nuevo sino solo es menester revelar su conexión intrínseca
con la Esencia de Di-s, llevándola de la fase velada y oculta de Su
Presencia en ésta, a un estado manifiesto, revelado.
Las Escrituras mencionan también otro punto que es requisito
para este fin: “Habla a los Hijos de Israel”. Pues si bien la Presencia
de la Esencia de Di-s en la materia no es como dos cosas que se unen,
sino que “son la misma cosa”, como dijera el Zohar, y nosotros solo
debemos volverlo manifiesto, esto mismo –revelar la Esencia de
Di-s intrínseca en los objetos materiales– es facultad exclusiva de
las Almas del pueblo de Israel, porque en ellas la Esencia de Di-s se
encuentra manifiesta, y a ellas Él Mismo Se entregó, para que ellas
puedan “tomarlo”, como si fuera.
Lo recién expuesto se basa en la conocida explicación mística
13 Tania, cap. 47; Zohar II, 140b.
14 O sea, el versículo nos dice que por medio de entregar una ofrenda física se “toma” a
Di-s Mismo, “tómenme a Mí”, como si fuera.
15 Tania, Igueret HaKodesh, Epístola 20.
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del concepto de ki tikné16 (“Cuando adquieras un siervo hebreo...”17),
que indica que es factible proyectar la fuerza de Dáat –la capacidad
de conectarse tan sentidamente con lo Divino al grado de “visualizar”
la Divinidad– incluso en las almas de los Mundos de Beriá, Ietzirá
y Asiá, aquellas denominadas zera beheimá, porque: a) incluso en
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dichas almas, en la raíz de estas, esta facultad de conexión ya existe,
y no es preciso más que revelarla, es decir, llevar este potencial a
un estado de concreción, consciente, en la persona. Ese el significado
de tikné (“compres”), pues kinián (una adquisición) es una acción
que solamente produce la revelación de algo oculto, mas no una
innovación, no genera algo nuevo); b) la proyección de Dáat en cada
alma judía es precisamente por medio de Moshé, pues él pertenece
al nivel espiritual de “fue extraído del agua”18. Y si bien todas las
almas sin excepción están dotadas de Dáat en su raíz espiritual y no
hace falta más que revelarlo, como se explicara, esta revelación
–llevarlo de estado inconsciente y potencial a consciente y revelado–
debe ser realizado por alguien como Moshé, en quien este nivel
brilla siempre de un modo consciente y manifiesto.
Lo mismo es aplicable al tema que nos ocupa: la capacidad de
hacer que la materia física sea receptiva de modo evidente a la
Esencia Divina es posible porque en su raíz espiritual, ella es una
cosa con “a Mí”, y las almas del pueblo de Israel son el medio para
8 revelar esta realidad, pues en ellas Di-s Mismo esta manifiesto, y la
fuerza y capacidad para esto la brinda la chispa del alma de Moshé que
hay dentro de cada alma judía19, que a su vez es activada y revelada por
medio del Moshé cada generación.
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tal que constituya un “Testimonio para todos los pueblos del mundo
que la Shejiná –Presencia Divina– mora en el seno del pueblo de
Israel”20. A Moshé le costó entenderlo: ¿cómo se puede lograr esto
por medio de un trozo de oro, de algo material?
Le respondió el Altísimo: Sí, es verdad, esto ciertamente está
fuera del alcance del ser humano. Sólo Di-s lo hace. Pero lo que sí
se demanda de la persona es que tome el oro y lo arroje al fuego.
Y cuando el individuo arroja el oro al fuego, el Todopoderoso hace
de ello una Menorá que alumbre en el Mishkán.
20 Shabat 22b.
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