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Por otra parte, las expectativas de los padres pueden ser también muy distintas y
mientras algunas madres se conformarían con que su hijo se acabase el plato de
espaguetis, otras esperan que después de los espaguetis se coma también un filete con
patatas, una manzana y un yogur. Por este motivo, es importante respetar la sabiduría
natural de los niños frente a sus necesidades fisiológicas.
Los padres pueden hacer mucho por educar correctamente a sus hijos en sus hábitos
alimenticios, en su forma de comer, en su manera de demandar el alimento y en la
percepción que tienen de la comida.
3. Fomenta su autonomía. Puede motivarle poner la mesa, dejar que él mismo se sirva y
que decida y tenga autonomía sobre sus gustos alimenticios.
4. Enséñale a comer en familia. Siempre que puedas permítele que coma en familia para
que se apropie de los hábitos alimenticios de los adultos, asimilando la conducta y los
modelos de la familia.
7. Ofrécele sólo lo que necesita. No pretendas que el niño coma la misma cantidad de
alimento que vosotros. Deje que él decida y coma la cantidad de comida que necesita
para satisfacer su hambre y desarrollar de forma sana sus gustos.
Comer bien le da a tu pequeño la energía que necesita para crecer y aprender. Y le
ayudará a mantenerse sano, a mantener un peso saludable y establecer hábitos
alimenticios sanos para toda su vida. Estas son algunas formas de hacer que los
alimentos nutritivos sean lo que tu hijo prefiera comer:
Involucra a tu hijo
Una forma excelente de lograr que a tu hijito le guste comer bien es involucrarlo en las
decisiones alimenticias de la familia. Es demasiado pequeño para ayudarte a desarrollar
menús, por supuesto, pero probablemente le encantaría ir al supermercado contigo.
En cuanto sea lo suficientemente grande para poder hacerlo, pídele que detenga la lista
de lo que vas a comprar en el supermercado y deja que tome algunas decisiones, como
¿duraznos o mangos? ¿calabazas o zanahorias? ¿galletas de jengibre o de higo?
Desarrolla el hábito de escoger una nueva fruta o verdura para probar cada semana,
teniendo presente que tal vez sea necesario que la sirvas varias veces antes de que tu
hijo se la coma. Algunos médicos sugiren presentar el mismo alimento diez veces antes
de pasar a otro.
Si tu nene de 1 a 3 años se niega a tomar leche, busca jugos enriquecidos con calcio y
vitamina D, pero no le des "bebidas" con sabor a frutas, porque podrían contener tan
poco como un 10% de jugo y una gran cantidad de sabores artificiales y edulcorantes.
Ten presente que incluso los jugos de frutas más saludables pueden convertirse
fácilmente en "demasiado de algo bueno". El jugo puede contribuir a la obesidad
infantil y a la nutrición deficiente, porque un niño que bebe mucho jugo obtiene calorías
adicionales y, sin embargo, no le aporta todos los nutrientes que necesita de la fruta.
También puede ocasionarle caries dentales, sobre todo si tu hijo carga consigo un
biberón (mamila) o una tacita con tapa y lo bebe constantemente.
Así que no le des a tu hijo más de 1/2 taza a 3/4 de taza de jugo al día y dale fruta fresca
para que obtenga el resto de los nutrientes que necesita. Cuando tenga sed, dale agua.
Licuados y panecillos
Los licuados son una forma fácil de incluir fruta y otros alimentos nutritivos en la dieta
de tu hijo. Sólo necesitas una licuadora y unos cuantos ingredientes, como fruta fresca,
fruta congelada tal como fresas (frutillas) o bananas (hay que pelarlas antes de
congelarlas), o incluso piña o duraznos enlatados, sin el almíbar.
También es bueno incluir tofu o la clara de un huevo duro, ya que añaden proteínas sin
cambiar el sabor ni la textura - y un poco de semilla de lino o linaza molida para agregar
más fibra y aceites omega 3. Ponlos en la licuadora con jugos de frutas o añade leche,
yogur o yogur congelado para hacer la bebida más cremosa y agregar calcio.
Los panecillos de salvado y de trigo integral son buenas fuentes de granos y fibra, y
también pueden ser un vehículo para frutas y verduras. Hornéalos o cómpralos ya
hechos con bananas (plátanos), moras azules, zanahorias, piña o calabacitas.
Dile que hoy le vas a dar espirales de pasta especiales - revueltas con espinacas o con
brócoli y queso encima. Es mejor decírselo abiertamente y animarlo a que tenga un
enfoque audaz respecto a la comida desde el principio.
Un niño de 1 a 3 años necesita unas 1000 calorías, esto es dos cucharadas de vegetales y
el tamaño de su palma de carne.
Una cucharada de mantequilla de maní (mantequilla de cacahuate) untada formando una
capa delgada (para que no haya peligro de que el niño se ahogue) en una rebanada de
pan de trigo integral, con media taza de leche entera, proporcionarán a tu hijo de 1 a 3
años proteína, zinc, fibra, magnesio y calcio.
Y una banana (plátano) y media taza de fresas (frutillas) cumplen con la cantidad de
fruta que se sugiere que coma cada día.
Da un buen ejemplo
Al considerar todas las formas en las que puedes hacer que tu hijo coma bien, recuerda
enseñarle con tu ejemplo. Si tu hijo te ve comiendo montones de comida chatarra o
dejar de comer, no puedes esperar que coma adecuadamente. Haz un esfuerzo por
comer granos enteros, frutas y verduras, y tanto tú como tu hijo se beneficiarán.
Sé alegre
Olvida los pleitos por la comida. Deja que tu hijo decida cuánto quiere comer. Y no
uses un caramelo o un postre para sobornarlo ni se lo quites como castigo.
Trata de hacer que las comidas juntos - en la mesa, no frente a la televisión - sean tan
agradables como sea posible, para que tu pequeño establezca una relación buena y
saludable con la comida.
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