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ALTOANDINOS DE VENEZUELA
ISBN
INTRODUCCIÓN A LOS
HUMEDALES ALTOANDINOS DE
VENEZUELA
Críspulo Marrero
Programa de Recursos Naturales Renovables
Universidad de los Llanos Ezequiel Zamora “UNELLEZ”
Guanare estado Portuguesa, Venezuela
Fotografías de la cubierta
Bofedal Musgos en el Bosque enano
adyacente salpicadero de inundable
laguna La la Cascada Nº adyacente a la
Victoria, 1 en el área de laguna El
estado Mérida la laguna de Pumar, estado
Mucubají, Trujillo
estado Mérida
ISBN
CONTENIDO
DEDICATORIA……………………………………………………………….… II
RESENTACIÓN…..……………………………………………………………. III
PREFACIO………………………………..……………………………………. IV
AGRADECIMIENTOS y CRÉDITOS………………………….......……..…. VI
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………….… VII
CAPÍTULO 1
DEFINICIÓN DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS y FACTORES FÍSICOS
QUE DETERMINAN SU PRESENCIA
CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN
ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Generalidades sobre humedales en paisajes montañosos ……………..……. 25
Generalidades sobre la heterogeneidad y tipificación de los humedales ….. 26
Definición y clasificación general de los humedales y su homologación con
las clases específicas de humedales altoandinos reconocibles en Venezuela 28
Propuesta para una clasificación de los humedales altoandinos de 32
Venezuela
Humedales asociados a Sistemas lacustres altoandinos ………….. 32
Humedales palustres altoandinos ……………………………………. 34
Ambientes palustres con acopio sistemático de materia orgánica en
los sustratos …………………………………………………………….. 36
Cinturones y parches palustres contiguos a la zona litoral de
los Sistemas Lacustres altoandinos ……………………………….. 36
Turberas altoandinas ………………………………………………… 38
Pozos efímeros altoandinos ………………………………………… 41
Escurrideros altoandinos ……………………………………………. 42
Bofedales altoandinos……………………………………………………. 45
Suelos gélidos altoandinos ……………………………………………… 46
Ambientes palustres arborizados ………………………………………… 47
Bosques enanos inundables altoandinos, o bosques enanos
sobre suelos saturados ………………………………………………… 47
Bambusoidales altoandinos ………………………………………….... 48
Humedales asociados a Sistemas riparinos altoandinos …………………. 49
Humedales en aguas termales o manantiales geotermales
Altoandinos …………………………………………………………………. 52
Otros ambientes acuáticos altoandinos .……………………………
Fitotelmata altoandinas ………………………………………………… 53
Resumen de las características de las clases específicas de
humedales altoandinos reconocibles para Venezuela ……………………. 55
Apéndice I ……………………………………………………………………… 56
Apéndice II …………………………………………………………………….. 58
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES
ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Procesos de formación y pautas sobre el funcionamiento de los humedales
altoandinos o de los sistemas acuáticos que los soportan ……………………… 60
Sistemas lacustres altoandinos como soporte de los humedales de borde ….. 60
Formación de humedales de borde, hábitat de aguas profundas, y
cinturones de humedales palustres contiguos a la zona litoral de sistemas
lacustres ………………………………………………………………………… 63
Sistemas palustres altoandinos ……………………………………………………. 66
Ambientes palustres con poca acumulación relativa de materia orgánica
en los sustratos, y dominancia de vegetación herbaciforme, o rastrera, o
prostrada tapizante …………………………………………………………….. 68
Formación de cinturones y parches palustres contiguos a la zona
litoral de los sistemas lacustres altoandinos ………………………….. 68
Ambientes palustres de vegetación herbaciforme emergente, o
rastrera, y con alta acumulación de materia orgánica en los sustratos 69
Formación de las turberas altoandinas…………………………… 70
Formación de los pozos efímeros altoandinos …………………. 75
Formación de los escurrideros altoandinos …………………….. 77
Formación de los bofedales altoandinos ………………………… 79
Formación de humedales en suelos congelados altoandinos ... 82
Resumen de características distintivas entre algunos tipos de
humedales de los sistemas lacustres y palustres ……………………. 84
Humedales palustres arborizados ……………………………………………. 85
Formación de los bambusoidales altoandinos …………………… 85
Formación de bosques enanos inundables altoandinos ……….. 87
Sistemas fluviales como soporte de los humedales riparinos altoandinos . ……. 88
Generalidades sobre los ríos altoandinos ………………………………………. 88
Ríos influentes y efluentes ………………………………………………….. 89
Formación de humedales riparinos altoandinos ………………… 90
Formación de humedales en las aguas termales o
manantiales geotermales altoandinos ………………………… 93
Las fitotelmata ………………………………………………………………………… 95
CAPÍTULO 4
UTILIDAD DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS
Suministro de agua por parte de los humedales o los sistemas que los
soportan ……………………………………………………………………………….. 96
Agua para riego……………………………………………………………. 97
Producción de hidroelectricidad……..………………………………….. …… 99
Perspectivas futuras y usos actuales de las reservas estratégicas de
aguas provenientes de sistemas altoandinos ………………………………. 101
Importancia de los humedales altoandinos para la fauna silvestre y el
ganado doméstico ………………………..…………………………………. 103
Importancia de los humedales altoandinos en procesos de ciclaje y
retención de elementos químicos, retención de gases y movimientos
hídricos a gran escala……………………………………………………. 104
CAPÍTULO 5
LAS AMENAZAS A LOS HUMEDALES ALTOANDINOS
VENEZOLANOS
Escenarios ambientales que impactarían negativamente a los humedales
altoandinos venezolanos ……………………………………………………………. 106
Contaminación de las aguas con productos orgánicos ..……………………. 107
Riesgos potenciales del uso excesivo de agroquímicos …………………… 109
Contaminación de aguas por detergentes y por microorganismos.…......... 112
Colmatación de cuencas ……………………………………………………….. 114
Quemas de vegetación …………………………………………………………. 114
Expansión de las fronteras agropecuarias y urbanas ………………………. 116
Disposición y manejo inadecuados de desechos sólidos ………………….. 118
Minería …………………………………………………………………………… 119
Introducción de especies ……………………………………………………… 120
El calentamiento global ………………………………………………………… 123
II
PREFACIO
En la cordillera andina venezolana existen miles de humedales, que
además de exhibir una extraordinaria belleza, ostentan un gran valor práctico
para el desarrollo actual. Esto también fue válido en el pasado, cuando
sustentaron actividades agrícolas, y de otra índole, que llevaron adelante los
habitantes de esa región. Entre otros beneficios tangibles para los
pobladores, se tiene que lagunas y ríos a los cuales están asociados
humedales altoandinos, tienen capacidad de regular inundaciones; además
son reservorios para el suministro de agua a grandes poblaciones, y actúan
como sitios de asentamiento de elementos de la biodiversidad, al refugiar
componentes de la fauna silvestre. También proveen de materiales para la
construcción, minerales, plantas medicinales, fibras y productos alimenticios
derivados de los peces y las aves.
Los humedales altoandinos se cuentan entre los hábitats más
vulnerables a la degradación ambiental, así como a los efectos del cambio
climático global; por ello su estudio, conservación, manejo y
aprovechamiento deben ser temas prioritarios en el diseño de políticas
ambientales para el país. Afortunadamente Venezuela no ha estado ajena
del todo a estos tópicos, y se sumó a otras naciones del continente
(Argentina, Perú, Bolivia, Colombia, Ecuador, Chile y Costa Rica) quienes en
una reunión celebrada en La Paz en el año 2009, ratificaron la importancia
de los humedales altoandinos y anunciaron acciones conjuntas para
contrarrestar impactos dañinos sobre estos frágiles hábitats. Tal propuesta
se realizó durante la sexta reunión de Estrategias Regionales de
Aprovechamiento y uso Sostenible de Conservación de Humedales, para
instrumentar un programa iniciado en 2005, el cual se esperaba materializar
en 2015. Así nuestro país ratificaría el importante papel de estos ambientes,
comprometiéndose a realizar acciones conjuntas que permitirían mitigar
impactos negativos sobre ellos.
Los humedales altoandinos son parte integral del paisaje y las acciones
de planificación que se ejecuten, para hacer productivas las tierras a su
alrededor necesariamente deben considerarlos. En este sentido se cita aquí
textualmente a Rodolfo Iturraspe, un destacado investigador argentino quien
acertadamente al referirse a los humedales en general apuntó: “Cada vez
más se reconoce a las cuencas hídricas como la unidad más apropiada de
planificación y gestión de los ecosistemas y sus servicios. La gestión
integrada de estos espacios apunta a optimizar el aprovechamiento
simultáneo del agua, la tierra, los bosques, los pastizales y demás recursos
relacionados, buscando un equilibrio óptimo que no comprometa la
sostenibilidad de estos sistemas vitales. Por ello, la conservación de
humedales se plantea como un nuevo y fundamental requisito a ser
considerado en el manejo racional de los recursos hídricos y el uso del
suelo”.
III
Al afrontar el enorme reto de escribir sobre los humedales altoandinos
venezolanos, favorablemente se encontró que en nuestro país, así como en
el resto de los países de la región, hay gran cantidad de trabajos ejecutados
al respecto, cuyos resultados han generado muchos reportes y
publicaciones; éstos si bien destacan por su calidad, profundidad, y en el
adecuado tratamiento dado al tema, van dirigidos mayormente a técnicos y
especialistas. Por ello, a fin de no trillar sobre lo ya dicho, e involucrar a un
espectro más amplio de lectores, este trabajo que en principio sólo pretendía
ser un material de apoyo a los cursos de humedales dictados como materia
electiva en el Programa de Ingeniería de Recursos Naturales Renovables de
la UNELLEZ, fue ampliado con muchas fotografías, diagramas, explicaciones
básicas y hasta un glosario de términos. Bajo ese esquema, que vincula
aspectos técnicos y didácticos con aspectos divulgativos, se armó una
estructura de manera “piramidal”, comenzando por los conceptos básicos
sobre humedales, para luego desde esta plataforma abordar todos aquellos
elementos que permitan valorar, definir y distinguir a los humedales
altoandinos, con respecto a otros tipos de humedales existentes en el país.
Fueron varios años de labor, e implicó un gran esfuerzo personal, pero
al final reconozco que esta breve introducción al estudio de los humedales
altoandinos del país, sólo suma algo minúsculo al conocimiento en esta
región de la cordillera superficial más grande del planeta, de la cual todos los
venezolanos somos responsables de aprovechar sustentablemente, y
permitir que generaciones futuras también lo hagan. En tal sentido, sería
profundamente satisfactorio que estas modestas líneas sobre tan
extraordinarios hábitats, sirvan para inspirar muchos estudios; pero sobre
todo, ojalá contribuyan con el afinamiento de nuestra comprensión de los
mismos en su justo valor, para entenderlos no sólo como el monumental ente
físico que de hecho son, sino también como la sutil pieza del engranaje
crítico en la compleja urdimbre socioecológica, que no sólo es un recurso
sino una fuente de vida.
Críspulo Marrero
Guanare enero de 2018
IV
AGRADECIMIENTOS y CRÉDITOS
V
INTRODUCCIÓN
VII
1
DEFINICIÓN DE LOS HUMEDALES
ALTOANDINOS y FACTORES FÍSICOS QUE
DETERMINAN SU PRESENCIA
CAPÍTULO 1
DEFINICIÓN DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS y FACTORES QUE DETERMINAN SU PRESENCIA
8
CAPÍTULO 1
DEFINICIÓN DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS y FACTORES QUE DETERMINAN SU PRESENCIA
Figura 1.1 Las lagunas glaciares, se hallan entre los ambientes acuáticos más representativos de los Andes
venezolanos capaces de soportar humedales altoandinos (fotografía, parque nacional La Culata, febrero
2015).
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CAPÍTULO 1
DEFINICIÓN DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS y FACTORES QUE DETERMINAN SU PRESENCIA
10
CAPÍTULO 1
DEFINICIÓN DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS y FACTORES QUE DETERMINAN SU PRESENCIA
#
San Felipe
LARA #
Barquisimeto
# San Carlos
TRUJILLO
#
Trujillo
ZULIA
PORTUGUESA
#
Guanare
#
Barinas
#
Mérida
MERIDA
BARINAS
TR UJILLO
MERIDA
#
San Cristobál TAC HIRA
TACHIRA
N
W E
Figura 1.2 Ubicación aproximada de zonas que superan los 3000 metros de altura (áreas verdes) en
los estados Zulia, Táchira, Mérida, Trujillo, Barinas y una pequeña porción del estado Lara (mapa
preparado en el Centro Cartográfico de la UNELLEZ-VPA).
12
CAPÍTULO 1
DEFINICIÓN DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS y FACTORES QUE DETERMINAN SU PRESENCIA
tundra la temperatura media del mes más caliente se registra entre 0 y 10ºC.
Dichas zonas ocupan alrededor de 950 Km², siendo las localidades típicas
Apartaderos y Pico del Águila.
Los climas de hielos perpetuos son similares a los climas polares; este
tipo de clima se localiza en las cumbres andinas, por encima de los 4700
metros de altitud. Allí la temperatura media anual siempre está abajo de 0°
C, siendo las localidades típicas que los exhiben los picos Bolívar, Humboldt
y Bompland, en el estado Mérida.
DOS MÁXIMOS
DE LLUVIA
VERTIENTE DEL
LAGO DE VERTIENTE DE
MARACAIBO LOS LLANOS
UN MÁXIMO DE LLUVIA
Figura 1.3 Distinción de los patrones pluviales dominantes en la cordillera andina venezolana: un área
influenciada por la vertiente de la cuenca del lago de Maracaibo, con dos máximos de lluvia, y un área
influenciada por la vertiente de los llanos y la denominada depresión larense, con un solo máximo de
lluvia (mapa base de PDVSA, 1992).
13
CAPÍTULO 1
DEFINICIÓN DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS y FACTORES QUE DETERMINAN SU PRESENCIA
MAR CARIBE
N
14
CAPÍTULO 1
DEFINICIÓN DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS y FACTORES QUE DETERMINAN SU PRESENCIA
PRECIPITACIÓN
(mm)
2400
2000
TEMPERATURA
ºC
14
10
7
PRESENCIA DE
NIEBLA
(Días)
PRESENCIA DE
AGUA
INTERSTICIAL
(Días)
ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC
Figura 1.5 Síntesis comparativa aproximada de los principales factores meteorológicos y físicos
predominantes en los Andes venezolanos a lo largo del año (se han comprimido las escalas, a los efectos
de unificar el cotejo).
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CAPÍTULO 1
DEFINICIÓN DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS y FACTORES QUE DETERMINAN SU PRESENCIA
Figura 1.6 Bosque nublado en el estado Trujillo, en la vertiente del llano (fotografía, abril de 2015).
Figura 1.7 Plegamientos de la cordillera andina en un sector del estado Lara, en la vía que conduce desde
Humocaro Bajo en el estado Lara, hasta La Peña en el estado Trujillo (fotografía, octubre de 2015).
Figura 1.9 Al fondo, perfil irregular con picos por encima de 3000 metros, en la Sierra de Mérida, en el
parque nacional Sierra Nevada (fotografía, enero de 2008).
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CAPÍTULO 1
DEFINICIÓN DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS y FACTORES QUE DETERMINAN SU PRESENCIA
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CAPÍTULO 1
DEFINICIÓN DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS y FACTORES QUE DETERMINAN SU PRESENCIA
Figura 1.11 Terraza altoandina escindida por un cauce fluvial en el sector La Musui del estado Mérida
(fotografía, febrero de 2015).
VEGETACIÓN USOS DE LA
DOMINANTE TIERRA
NIVAL
5000
ALTOANDINA
4000
LAGUNA
MUCUBAJI
ARBUSTALES y TIERRAS DE
PÁRAMOS PASTOREO
ANDINA SUPERIOR (Polylepis) y ESTACIONAL
3000 FRAILEJONES
TIERRAS CON
PAPAS y HORTALIZAS
BOSQUES IRRIGACIÓN
NUBLADOS INTENSIVA, PAPAS,
2000 HORTALIZAS
ANDINA
INFERIOR
AGRICULTURA
1000 ESTACIONAL Y
BOSQUES TIERRAS CON
SIEMPRE VERDES IRRIGACIÓN
INTENSIVA,
SUBANDINA SISTEMAS
AGROFORESTALES,
CAFÉ BAJO SOMBRA
MAÍZ
MUSACEAS
CAFE
AGROFORESTERÍA
(PLANTACIONES
BOSQUES COMBINADAS CON
BASAL SEMIDECIDUOS CULTIVOS COMO
CACAO, MUSÁCEAS,
ALTURA
APROX. y CÍTRICOS ENTRE
EN OTROS)
METROS
CRÍSPULO MARRERO 2016
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CAPÍTULO 1
DEFINICIÓN DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS y FACTORES QUE DETERMINAN SU PRESENCIA
22
CAPÍTULO 1
DEFINICIÓN DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS y FACTORES QUE DETERMINAN SU PRESENCIA
4000
3000
ESTUARIO VALLE RÍO PLANICIE LLANERA
MARACAIBO CHAMA
1000
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2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE,
HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN
ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES
ALTOANDINOS VENEZOLANOS
CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 2.1 Hidrófitas (Ranunculus sp) en una cubeta colmada de agua, que aloja un humedal altoandino
en el parque nacional Sierra de la Culata, estado Mérida, a aproximadamente 4000 metros de altura
(fotografía, febrero de 2015).
FILTRACIONES (HUMEDALES
ESTACIONALES y PEREMNES)
HUMEDALES DE BORDE
ARENISCA
VEGETACIÓN RIPARINA
VEGETACIÓN RIPARINA MANANTIALES
CUBETA DE ACUMULACIÓN
LUTITAS
CAUCE FLUVIAL
LUTITAS
ALUVIONES
ESTRATOS PERMEABLES
Figura 2.2 Corte esquemático de una ladera montañosa y su continumm en tierras bajas,
donde se señalan distintos tipos de humedales; las flechas azules indican la dirección
aproximada de los flujos de agua (basado en Tiner, 1999).
26
CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
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CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
29
CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 2.4 Humedales altoandinos de la Clase Emergente, Subclase Persistentes. Arriba izquierda
ciperáceas en la laguna Mucubají estado Mérida (fotografía, octubre de 2015). Arriba derecha, ciperáceas
entremezcladas con otros elementos flotantes arraigados en una turbera del páramo El Mapa, estado
Trujillo (fotografía, septiembre de 2015). Abajo izquierda, grupos de gramíneas en bofedales en la laguna
La Victoria, estado Mérida (fotografía, octubre de 2015). Abajo derecha, gramíneas en turberas en el
páramo Guirigay, estado Trujillo (fotografía, septiembre de 2015).
Figura 2.5 Humedales altoandinos de la Clase Arbustivos. Izquierda bambusoides sobre sustrato saturado
estado Mérida. Derecha bosque enano sobre sustrato saturado en el páramo de Guaramacal, estado
Trujillo (fotografías, abril y mayo de 2015 respectivamente).
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CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 2.6 Humedales de la Clase Musgos-líquenes en escurrideros altoandinos. Arriba y abajo izquierda,
panorámica y detalles de un colchón de musgos pardos (Edwigia) con líquenes, en el parque nacional Sierra
de la Culata, estado Mérida (fotografía, febrero de 2015). Abajo derecha, detalles de un colchón de
Sphagnum en el sector La Peña, estado Trujillo (fotografía, Junio de 2015).
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CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
1979).
HUMEDAL ARBUSTIVO
EMERGENTES PERSISTENTES
HUMEDAL EMERGENTE
COSTA NO CONSOLIDADA
HUMEDAL EMERGENTE
LECHO DE HIDROÓITAS
NO CONSOLIDADO
LECHO DE HIDRÓITAS
NO PERSISTENTE
NO PERSISTENTE
FONDO
NIVEL MÁXIMO
NIVEL PROMEDIO AGUAS ALTAS
NIVEL BAJO
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CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 2.8 Humedales de borde en Sistemas lacustres altoandinos. Arriba Subsistema litoral, en la laguna
Mucubají con la Clase Lecho de hidrófitas (Potamogeton sp en primer plano), y la Clase Emergente
persistente (Ciperus sp en segundo plano). Abajo izquierda Subsistema litoral en la Laguna Negra con
elementos de la Clase Emergente persistente en primer plano. A la derecha Subsistema litoral con
elementos de las Clases Emergente y Lechos de hidrófitas en la laguna La Victoria; esta laguna es un
cuerpo de agua construido, formado al represar la quebrada La Corcovada, que drena desde la laguna Los
Patos (fotografías, arriba septiembre de 2015; abajo ambas, marzo 2014).
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CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
BAMBUSOIDAL
ESCURIDERO
POZO EFIMERO
TURBERA
SURGENCIAS DE AGUA
BOFEDAL
SURGENCIAS DE AGUA
Figura 2.10 Corte esquemático en el paisaje altoandino de distintos ambientes en Sistemas palustres, y las
clases de humedales asociados (dibujo basado en Cowardin et al., 1979).
Figura 2.11 Suelos altoandinos encharcados en áreas adyacentes a sistemas lacustres; en ambos
casos, la profundidad de la capa de suelo no rebasa 40 centímetros.
ZONA ELEVADA
ZONA ELEVADA
HUMEDAL ARBOLADO
CONTIGUA AL LITORAL
FRANJA PALUSTRE
HUMEDAL EMERGENTE NO
O ARBUSTIVO
LECHO DE HIDRÓFITAS
LECHO DE HIDRÓITAS
PERSISTENTE
NIVEL MÁXIMO
AGUAS ALTAS
NIVEL BAJO
Figura 2.12 Arriba, esquema de franja palustre contigua a la zona litoral en Sistemas
lacustres. Abajo, en primer plano, humedales palustres Emergentes, con hidrófitas
de crecimiento persistente, contiguos a la zona litoral de la Laguna Mucubají, en el
estado Mérida (tomado de Marrero, 2017).
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CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 2.13 Arriba, la turbera denominada laguna El Pumar, con un espejo de agua somero, localizada a
poco menos de 3000 metros de altura (Parque Nacional Guaramacal en el estado Trujillo). Abajo turbera
cubierta con vegetación emergente, en el páramo el Mapa, adyacente al parque nacional Dinira, estado
Trujillo (fotografías, mayo y octubre de 2015 respectivamente).
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CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 2.14 Arriba turbera en una cubeta con parches de vegetación, en el parque nacional Sierra de la
Culata vía Piñango, estado Mérida, situada a poco menos de 4000 metros de altura. Abajo turbera en el
área del páramo de Guirigay en el estado Trujillo, aproximadamente a 3600 metros de altura, con cojines de
vegetación característicos (fotografías, febrero y mayo de 2015 respectivamente).
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CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 2.16 Pozo efímero altoandino en el parque nacional Sierra Nevada en Mérida, aproximadamente a
3660 m de altura; al fondo la “silla” formada por los picos Mucuñuque y Mifés. De acuerdo a la
información recabada en el lugar, este pozo permanece activo al menos durante 5 meses al año
(fotografía, febrero de 2014).
A pesar del tamaño reducido de los pozos efímeros, éstos en conjunto
tienen mucha relevancia ecológica por la gran cantidad que existe en la
región altoandina. Contrastando con las turberas, en estos ambientes tan
particulares el agua desaparece completamente durante la fase de sequía;
es por eso que allí, más que en ningún otro acuoambiente en la región
altoandina, se percibe el estricto control ejercido en su dinámica por el ciclo
anual llenado-desecado que protagoniza el agua. Ello sin duda signa su
carácter marcadamente estacional, interfiriendo además el ciclo
descomposición-acumulación de materia orgánica. Así, mientras que en las
turberas, el agua opera sumergiendo y sobresaturando el sustrato, durante
todo el año, propiciando la continuidad de la descomposición de materia
orgánica, en los pozos efímeros por el contrario se pausa ese ciclo, porque el
agua inunda durante un lapso relativamente breve, humedeciendo sólo
temporalmente los sustratos.
Figura 2.17 Dos tipos de escurrideros altoandinos formados en terrenos pendientes. Arriba panorámica de
un escurridero ubicado en el parque nacional Sierra de La Culata, estado Mérida, a aproximadamente 4200
metros de altura, con suelo cubierto de musgos, líquenes y gramíneas. Abajo, escurridero en el sector El
Maciegal, en el parque nacional Guaramacal estado Trujillo, a poco menos de 3000 metros, con suelo
poblado de diversas especies, incluyendo bambusoides y bromeliáceas. En ambos casos el sustrato se
satura permanentemente, pero el agua no alcanza a formar cauces o establecerse como una lámina capaz
de formar un espejo, tal como sucede en una laguna u otro cuerpo de agua léntico (fotografías, febrero y
mayo de 2015 respectivamente).
43
CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 2.18 Escurrideros altoandinos formados en paredes verticales. A la izquierda sobre un estrato
rocoso se pueden notar en primer plano gramíneas (Calamogrotis) y en el ángulo inferior derecho
agrupaciones formado la Clase Musgos-Líquenes (fotografía en Gavidia, estado Mérida, septiembre de
2015). A la derecha briófitos sobre ladera vertical húmeda en el parque nacional Guaramacal, estado
Trujillo; destaca a la izquierda de esta última imagen una de las especies de Psidium spp (Myrtaceae),
creciendo al pie de la ladera (fotografía, abril de 2015).
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CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
1.5 Bofedales altoandinos (Oqho voz quechua; waylla voz aymara, mallin en
mapun dungun); vega en Venezuela; ojonales, turberas duras andinas u
o´qho en Perú; bofedal en el altiplano de Argentina, Chile, Bolivia y Perú; y
suo en Finlandia.
Se definirán como bofedales altoandinos a aquellos pantanos naturales
o artificiales, en pequeños planos aluviales donde la ligera inclinación de
esas planicies de drenaje hacen que el agua, más que acumularse, tienda a
fluir pudiendo formar en el proceso una red de canales que circundan
parches, colchones o bultos de vegetación hidrofílica (Figura 2.19).
Por su parte Roig y Roig (2004), definen los bofedales (vega –mallín en
mapundungum, bofedal en el altiplano de Argentina, Chile, Bolivia y Perú y
suo en Finlandia), como aquellas áreas temporal o permanentemente
saturadas, que poseen vegetación higrofílica herbácea (gramíneas y
ciperáceas), que forman molisoles (suelos minerales con abundante materia
orgánica). Estos autores destacan que en determinadas circunstancias
ambientales, la vegetación descompuesta puede dar lugar a una capa de
turba y suelos histosoles, que pueden interpretarse como turbales.
Figura 2.19 Bofedal altoandino, ubicado a una altura de poco más de 3000 metros en las adyacencias de
la laguna La Victoria en el parque nacional Sierra Nevada (fotografía, abril 2015).
Figura 2.20 Sección de suelos con una capa subsuperficial congelada, en una localidad cercana a el
páramo de Piedras Blancas en el estado Mérida (fotografía, agosto de 2014).
Figura 2.21 Bosque inundado dominado con elementos arborescentes enanos, en este caso
Hypericetum juniperinum (fotografía tomada en las cercanías del páramo de Guaramacal en el parque
homónimo, estado Trujillo, en mayo de 2015).
47
CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 2.22 Bambusoidal conformado por Chusquea friendleri en Mérida, en la vía Santo Domingo-
páramo de Mucubají (fotografía, septiembre de 2015).
Figura 2.23 Bambusoidales formados por macollas de especies distintas del grupo: arriba izquierda
Chusquea sp/no identificada desarrollándose en franjas de afloramientos de agua en el sector El Maciegal,
en el Parque Nacional Guaramacal estado Trujillo (fotografía, mayo de 2015); a la derecha Ripidocladum
sp, desarrollándose en franja de afloramientos de agua en el sector El Mapa, estado Trujillo (fotografía,
octubre de 2015). Abajo Chusquea fendlerii desarrollándose en una franja de afloramientos, en
escurrideros del sector Los Frailes, estado Mérida (fotografía, abril de 2015).
49
CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
SISTEMA ZONA
ZONA ELEVADA SISTEMA FLUVIAL PALUSTRE Figura 2.24 Corte transversal
ELEV.
que muestra la ubicación en el
paisaje altoandino de distintos
ambientes en Sistemas fluviales
(dibujo basado en Cowardin et
al., 1979)
LECHOS DE HIDRÓFITAS
HUMEDAL ARBUSTIVO
NIVEL MÁXIMO
Figura 2.25 Izquierda el río Motatán en Mérida; a la derecha la quebrada altoandina conocida como Cañada
de los Pinos en el parque nacional Sierra Nevada a poco más de 3000 metros de altura; allí se aprecia la
estrecha relación del cauce con las comunidades de hidrófitas riparinas (fotografías: río, agosto de 2011;
quebrada, febrero de 2014).
50
CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 2.27 Las termas de La Musui en el estado Mérida, situadas a poco menos de 3000 metros de
altura; mediciones de temperatura en este cauce, alcanzaron valores de 38ºC, mientras que fuentes de
agua en los alrededores alcanzaron valores de 14ºC. Allí se aprecian Lechos de hidrófitas constituidos
por algas, y herbazales conformado la Clase Emergentes persistentes (fotografía, octubre de 2015).
52
CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 2.28 Bosque nublado andino, en el piso montano, en el parque nacional Guaramacal, donde se
pueden apreciar bromelias adosadas a los árboles, con capacidad de almacenar agua en sus tanques
(fotografía, abril de 2015). 53
CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
54
CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD
UBICACIÓN EN EL PAISAJE MODOS DE y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
NOMBRES COMUNES, CLASES
DESARROLLO DE LAS
SISTEMAS ESPECÍFICAS DE HUMEDALES y
EJEMPLOS DE FORMAS DE VIDA
FITOCOMUNIDADES
APÉNDICE I
Resumen tabulado del esquema jerarquizado de clasificación de
humedales propuesto por Cowardin et al. (1979). No se ha incluido aquí
el sistema estuarino
56
CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
SISTEMA L LACUSTRE
FR FNC LA
CLASES FONDO ROCOSO FONDO NO CONSOLIDADO LECHO ACUÁTICO
LA CR CNC EM
LECHO ACUÁTICO COSTA ROCOSA COSTA NO CONSOLIDADA EMERGENTE
P PALUSTRE
SISTEMA
SISTEMA R RIVEREÑO
FR FNC LF LA CR CNC
CLASES FONDO ROCOSO FONDO NO CONSOLIDADO LECHO FLUVIAL LECHO ACUÁTICO COSTA ROCOSA COSTA NO EM
CONSOLIDADA EMERGENTE
Figura 2.30 Resumen del esquema de clasificación de los humedales propuesto por Cowardin et al., 1979, desglosando las distintas categorías de los humedales (Sistemas, subsistemas clases y subclases). No se
incluye el Sistema estuarino
57
CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
APÉNDICE II
Términos empleados para definición de clases de humedales según
Cowardin et al. (1979)
58
CAPÍTULO 2
UBICACIÓN EN EL PAISAJE, HETEROGENEIDAD y CLASIFICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
59
3
FORMACIÓN y
FUNCIONAMIENTO DE LOS
HUMEDALES ALTOANDINOS
VENEZOLANOS
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
60
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
VEGETACIÓN ASOCIADA AL
HUMEDAL DE BORDE
SUSTRATO BASAL
LAGUNA
61
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
MORRENA TERMINAL
MORRENA LATERAL
MORRENA LATERAL
LAGUNA DE MUCUBAJÍ
DIRECCIÓN DE DESPLAZAMIENTO
DEL HIELO
Figura 3.2 Huella del trazado del hielo que contribuyó a formar la laguna de Mucubají, ubicada al final. A
ambos lados de la huella del glacial se acumularon sendas morrenas, y al fondo hizo lo propio la morrena
terminal o tapón principal; ésta última actúa como una represa para el agua de la quebrada Mucubají
(fotografía, febrero de 2014 desde el sitio denominado La Primera Cascada de la quebrada Mucubají).
ESTRATIFICACIÓN TÉRMICA
TEMPERATURA (ºC)
asociada a las márgenes del cuerpo acuático, siendo una franja que ocupa
entre 3 y 12 metros de ancho, y una profundidad que oscila
aproximadamente entre 0.3 a más de 2.5 metros (Figura 3.4).
ZONA LITORAL ZONA PELÁGICA
HUMEDALES
HÁBITATS
DE AGUAS
CRÍSPULO MARRERO 2016 PROFUNDAS
65
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
HÁBITATS DE AGUAS
PROFUNDAS
SUSTRATO BASAL
CRÍSPULO MARRERO 2017
Figura 3.6 Representación esquemática de las principales formas de interacción entre los
humedales de borde y los Hábitats de Aguas Profundas (no está a escala).
Figura 3.7 Ejemplos de ambientes palustres altoandinos. Arriba pendiente saturada con elementos
bambusoides, al centro bofedal y abajo pozo efímero con lámina de agua temporal (fotografías parques
nacionales Sierra Nevada y Sierra de la Culata, abril de 2015)
67
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
HUMEDALS EMERGENTES
APORTES PLUVIALES
LECHO DE HIDRÓITAS
NO PERSISTENTES
HUMEDALES EMERGENTES PERSISTENTES
NIVEL MÁXIMO
NIVEL MINIMO
HÁBITAT DE AGUAS
PROFUNDAS
APORTES FREÁTICOS, SUPERFICIALES y POR
APORTES LACUSTRES
INFILTTRACIÓN
ESTACIONALES
Figura 3.8 Arriba representación esquemática de ubicación de una franja palustre contigua a la zona
litoral de un sistema lacustre (no está a escala). Abajo humedales palustres Emergentes
persistentes contiguos a la zona litoral de la Laguna Mucubají (fotografías, abril de 2014 y octubre
de 2015 respectivamente).
68
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
APORTE DE MATERIA
ORGÁNICA
ACROTELMO
CATOTELMO
Figura 3.9 Arriba margen con vegetación invasiva en la “laguna” El Pumar en el parque nacional
Guaramacal; en primer plano Sphagnun y algunas ciperáceas emergentes (fotografía, mayo de 2015).
Abajo representación esquemática de una turbera, donde el fondo de una depresión es gradualmente
rellenado con material orgánico (turba), proveniente de la vegetación degradada. En este lugar existe una
continua repoblación, por expansión lateral de las fitocomunidades cuyos elementos protagonizan un
vigoroso proceso de sucesión ecológica (no está a escala).
70
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
APORTE DE MATERIA
ORGÁNICA
Figura 3.10 Arriba área descubierta en el margen de una turbera a poco más de 4000 metros de altura,
en el sector Piñango, parque nacional Sierra de La Culata. Allí se aprecia la vegetación asociada a
promontorios en el sustrato (fotografía, febrero de 2015). Abajo representación esquemática de esta
turbera (no está a escala).
Para que un sitio sea calificado como una turbera, debe poseer un
acopio masivo y consecuente de turba (Iturraspe, com.per). En los
ambientes palustres altoandinos donde también se deposita materia
orgánica, como los cinturones y parches palustres (ya descritos), los pozos
efímeros, los escurrideros, los bofedales y los suelos congelados (que serán
descritos en esta misma sección), ciertamente se produce turba pero, como
se presenta en la tabla 3.1, ésta no se acumula a los niveles que lo hace en
las turberas propiamente dichas.
En efecto, de acuerdo a los datos de esa tabla, pudo constatarse que
excepto en la muestra de control, en todas las muestras examinadas tiende a
formarse, y en cantidades apreciables, material orgánico cuyos parámetros
físicos y químicos son congruentes con los de la turba (% de materia
orgánica, cantidad de ácidos húmicos, valor de pH y cantidades de restos
vegetales enteros en una superficie de 25 cm2). Sin embargo, sólo en los
dos ambientes calificados como turberas se aprecian capas superpuestas
con espesores mayores a 50 cm. (Figura 3.11); ello sugiere que es
71
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
HORIZONTE
SUPERFICIAL
HORIZONTE
MEDIO
HORIZONTES
PROFUNDOS
72
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
75
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
ESCORRENTÍA
LLUVIA
LLUVIA
ESCORRENTÍA
Figura 3.15 Arriba pozo efímero altoandino en el parque nacional Sierra Nevada de Mérida
aproximadamente a 3600 metros de altura (fotografiado en fase de sequía temprana, en octubre de
2015). Al centro, esquema de una depresión cóncava, donde se forman pozos efímeros por retención
de agua en un seno central ahuecado. Abajo, flancos llenos de agua en una depresión convexa (no
está a escala).
76
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
VEGETACIÓN
ASOCIADA AL
HUMEDAL
AGUA
ACUMULACIÓN DE MATERIA SURGENTE
ORGÁNICA FORMANDO
SUELOS SATURADOS
VEGETACIÓN
ASOCIADA AL
HUMEDAL
AGUAS
SUBTERRÁNEAS Y
AFLORAMIENTOS SUSTRATO POROSO
SUSTRATO BASAL
CRÍSPULO MARRERO 2017
Figura 3.16 Arriba escurridero altoandino donde el agua fluye en una ladera. Abajo, representación
esquemática del funcionamiento de un escurridero altoandino; el agua de lluvia se infiltra y eventualmente
los afloramientos propician las condiciones para el establecimiento de las hidrófitas (fotografía, febrero de
2014, parque nacional Sierra Nevada a aproximadamente a 3600 metros de altura) (no está a escala).
77
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 3.17 Detalle donde pueden apreciarse suelos orgánicos y un punto de surgencia de agua; destaca la
Clase Musgos-Líquenes con Edwinia sp (el musgo pardo común), en un escurridero en la vía hacia
Piñango, en el parque nacional Sierra de la Culata aproximadamente a 4000 metros de altura (fotografía,
febrero de 2015).
SUSTRATO BASAL
79
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
COLCHONES DE VEGETACIÓN
Figura 3.19 Bofedal formado en una pequeña planicie de drenaje ubicado a poco menos de 3000 metros
de altura, RECARGA DE ACUÍFEROS
RELLENO DE SEDIMENTOS SATURADOS
CRÍSPULO MARRERO 2017
Figura 3.19 Arriba y al centro bofedales altoandinos formados en planicies de drenaje por encima de 3000
metros de altura; arriba adyacencias de la laguna La Victoria en el estado Mérida; al centro lugar en la vía
hacia Piñango en el estado Mérida. Ambos sitios son empleados como zonas de pastura de ganado
(fotografías, septiembre y febrero de 2015 respectivamente). Abajo, representación esquemática donde
se señalan la dirección de los flujos de agua, la disposición de la vegetación en el tope de las columnas de
suelo, y las interacciones con el entorno (no está a escala).
80
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 3.20 Detalle de un canal de acopio principal de un bofedal altoandino, en las cercanías de la
población de Piñango en el estado Mérida (fotografía, febrero de 2015).
81
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
82
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
PERMAGEL SUELO
REGOLITO
PERMAFROST
LECHO ROCOSO
Figura 3.21 Arriba, fragmento de un suelo congelado en Mérida, en un sector de Sierra de la Culata a más
de 3700 metros de altura (fotografía sector Piedras Blancas, estado Mérida agosto 2008). Abajo, esquema
conceptual de la distribución del permafrost, coronado por permagel (suelo congelado); se resalta la capa
activa, la cual es capaz de soportar vegetación durante la etapa de descongelamiento (no está a escala).
Volumen de agua medio, detenido, Espejo de agua, si existiere (1), Vegetación permanente Acumulación profusa de
depositado en una cubeta, o mediano, o ampliamente característicamente muy turba, con profundidades
depresión; profundidad menor de 2.5 fragmentado. A veces con invasiva de las márgenes y el que oscilan entre 0,2 y 10
TURBERAS metros (1). Reciben subsidio de agua presencia de catotelmo en la espejo de agua; con alta metros.
indistinto: pluvial/subterráneo. superficie y acrotelmo en el presencia de Sphagnum sp y Temporal o
fondo. otras especies criotolerantes permanente
hidrófilas.
TABLA 3.1 Resumen de características distintivas entre algunos tipos de humedales de los sistemas lacustres y palustres
84
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
BAMBUSOIDAL
SUSTRATOS HÚMEDOS
ACUMULACIONES DE MATERIA ORGÁNICA
SUSTRATO BASAL
CRÍSPULO MARRERO 2017
Figura 3.22 Arriba, panorámica de una asociación de bambusoides en un sector de la carretera Santo
Domingo-Mérida, estado Mérida (fotografía, septiembre de 2015). Abajo, representación esquemática
de la estructura y forma de arraigamiento en este tipo de fitoasociasiones (no está a escala).
85
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 3.20 Detalles de bambusoidales, arraigados sobre extensas franjas de afloramientos de agua. Arriba
chuscal constituido por Chusquea angustifolia, en el sector El Maciegal, en el parque nacional Guaramacal
estado Trujillo (fotografía tomada en mayo de 2015). Abajo, bambusoidal constituido por Chusquea fendlerii
en el sector Los Frailes estado Mérida, a poco menos de 3000 metros de altura (fotografía, abril de 2015).
CAPA FREÁTICA
SUSTRATO BASAL
CRÍSPULO MARRRERO 2017
Figura 3.21 Arriba, Panorámica de un bosque enano inundado, donde en estrato arbóreo está dominado
por Hypericetum (fotografía, mayo de 2015). Abajo, representación esquemática donde se destacan sus
principales hitos (no está a escala).
87
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 3.22 Detalle del piso del bosque enano inundado, en el ramal de Guaramacal. El sustrato de color
verde que se aprecia en la imagen, está constituido por diferentes tipos de musgos y en general material
vegetal heterogéneo, fuertemente embebido en agua, al punto que impide pisar allí con seguridad
(fotografía, mayo de 2015).
Sistemas fluviales como soporte de los humedales riparinos altoandinos
Generalidades sobre los ríos altoandinos
NIVEL DE CRECIDA
NIVEL DE CRECIDA
Agua almacenada en
los bancos (una
Aumento de flujo porción retorna hacia
hacia las aguas el cauce después de
subterráneas, Flujo de agua desde las aguas las crecidas)
durante la crecida Flujo hacia las aguas subterráneas hacia el cauce
subterráneas desde el cauce CRÍSPULO MARRERO 2013
Figura 3.23 En los ríos influentes (a la izquierda), durante las crecidas el agua fluye desde el cauce hacia
las aguas subterráneas. En los ríos efluentes (a la derecha), durante el evento de crecida, el agua fluye
desde las aguas subterráneas hacia el cauce (no está a escala) (basado en Gordon et al., 1993).
PRECIPITACIÓN
APORTE DE MATERIAL
ALÓCTONO AL RÍO HUMEDAL
RIPARINO
ESCORRENTÍA APORTES LACUSTRES
HUMEDAL RIPARINO
RECARGA
CRÍSPULO MARRERO 2017
DESCARGA
SUBTERRÁNEA
SUBTERRÁNEA
Figura 3.24 Arriba el río Santo Domingo en Mérida en una de sus secciones altoandinas (fotografía, agosto
de 2011). Abajo, modelo esquemático del funcionamiento de un río y el área de humedal con vegetación
asociada en las riberas (no está a escala).
Como todos los ríos, los altoandinos son asiento de gran cantidad de
humedales, pero éstos son distintos de sus pares en tierras bajas. Sus
diferencias, además de ser determinadas por las exigentes pautas climáticas
regionales, vienen signadas por la naturaleza de los materiales en el
sustrato, por los patrones hidrológicos y la calidad del agua, y por la
90
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
morfología que logran inducir los mismos cauces. Por una parte, estos ríos
son de órdenes bajos 1-3 (sensu Strahler, 1957), y consecuentemente no
movilizan los grandes volúmenes de agua, capaces de inundar planos
laterales extensos como sucede en los ríos de tierras bajas. Por otra parte,
son torrentosos y los cauces por donde discurre el agua, básicamente están
constituidos por materiales gruesos (bloques, cantos arena y grava); por ello
su alta capacidad erosiva tiende a encajonarlos, pero restringe depósitos
masivo de facies sedimentarias de texturas finas y ricas en nutrientes, como
si lo hacen sus pares de tierras bajas. De allí que las fitocomunidades,
formadoras de humedales riparinos altoandinos, suelan ser relativamente
austeras, en cuanto a áreas de cubrimiento, y formas de vida, ya que apenas
pueden aprovechar los remansos y pozas, y las estrechas áreas laterales
susceptibles de humedecerse (Figura 3.25).
LECHOS DE HIDRÓFITAS
PERSISTENTE
NIVEL MÁXIMO
NIVEL MÍNIMO
Figura 3.25 Detalles de fitocomunidades riparinas altoandinas. Arriba a la izquierda, quebrada en el sector
Collado del Cóndor, en el parque nacional Sierra de la Culata, en primer plano Lunaria sp. Arriba a la
derecha quebrada en el sector El Pinar, con grupos de helechos y Lymnocaris sp (fotografías abril de 2015).
Abajo izquierda quebrada en el sector El Pinar (fotografía febrero 2014). A la derecha, abajo, corte
transversal para visualizar esquemáticamente la ubicación de las distintas clases de humedales en el
sistema (no está a escala). 91
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
SUSTRATO BASAL
92
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 3.27. Organismos termófilos hallados en las termas de La Musui, estado Mérida. Izquierda algas
incrustantes en una fuente a 56ºC. Derecha Ciperus creciendo en agua con flujo y temperaturas de 38ºC
(fotografías, octubre de 2015).
FUENTES TERMALES
POZOS MARGINALES
CALIENTES
LINEAS DE
FALLA
DEPOSITOS
MINERALES
LINEAS DE
FALLA
Figura 3.28 Arriba pozo altoandino principal en las termas La Musui, estado Mérida (situadas a alrededor
de 3000 metros de altura) (fotografía tomada en febrero de 2015). Abajo, representación esquemática del
funcionamiento de un sitio de aguas termales o termoquímicas, y sus humedales asociados (no está a
escala).
94
CAPÍTULO 3
FORMACIÓN y FUNCIONAMIENTO DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Las fitotelmata
Se forman oportunísticamente en plantas que poseen tanques (Figura
3.29), en oquedades llenas de agua de los árboles, o en los tejidos de los
musgos. Las fitotelmata formadas en tanques u oquedades, son
microambientes altamente orgánicos, contentivos de hojas, restos florales,
frutos semillas y otros despojos vegetales.
TANQUES
Figura 3.29 Arriba panorámica de bosque húmedo con ramas cargadas de musgos donde se acumula
el agua en los tejidos. Abajo, en los depósitos o tanques de las Bromelias pueden cumplir su ciclo vital
invertebrados; allí también depositan sus huevos ciertos anfibios (fotografías, parque nacional
Guaramacal, estado Trujillo, abril y mayo de 2015). A la derecha esquema de una Bromelia con sus
tanques (no está a escala).
95
4
UTILIDAD DE LOS HUMEDALES
ALTOANDINOS
CAPÍTULO 4
UTILIDAD DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS
Suministro de agua por parte de los humedales o los sistemas que los
soportan
Una gran parte del agua superficial aprovechable que es vital para el
desarrollo del país, está constituida por aguas provenientes de sistemas
lacustres o riparinos de la cordillera andina a los que están asociados
humedales, o proviene de humedales en si mismos (turberas, bofedales,
escurrideros). En la región andina en general, estos ambientes no sólo
embellecen el paisaje sino de hecho, son recursos de primera línea que
sostienen complejos procesos ecológicos y actividades antrópicas, allende
sus restringidos límites en las montañas (Rubio et al., 2005). Los
humedales altoandinos también actúan como sumideros de gases de efecto
invernadero, y tienen gran relevancia como espacios ecológicos para el
mantenimiento de una alta biodiversidad.
Entre los mayores beneficios que proporcionan los humedales
altoandinos está el agua, que al sustentar infraestructuras de riego se halla
en la base de los procesos de producción de alimentos a gran escala,
manteniendo grandes extensiones de tierras cultivadas, o haciendo posible el
aprovechamiento de zonas áridas cercanas (Figura 4.1). Así mismo, son un
eslabón fundamental en la cadena de prestación de servicios, debido a su
aporte para el llenado de embalses regionales que generan hidroelectricidad,
y suministran agua a poblados circunvecinos.
Figura 4.1 Sector árido cultivado intensivamente en la localidad de La Mesa, cerca de Carache, estado
Trujillo; allí es posible producir diversos rubros gracias al agua proveniente de sistemas acuáticos y
humedales altoandinos situados en el páramo de Cendé, visible al fondo a la derecha (fotografía, octubre
de 2015).
96
CAPÍTULO 4
UTILIDAD DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS
TOMA DE AGUA
Figura 4.3 A la izquierda método simple de aprovechamiento para riego de una quebrada
altoandina, mediante conducción con tuberías. A la derecha, depósito de almacenamiento de
agua para riego de hortalizas con una capacidad aproximada de 15000 litros. Ambas estructuras
de riego andinos fueron construidos aprovechando la disponibilidad de agua de donde están
involucrados los humedales del área de Gaviria en el estado Mérida, a una altura aproximada de
2900 metros (fotografías tomadas en enero de 2008, en la vía que conduce desde la población de
Gaviria hasta la laguna El Santo Cristo).
se procede a sembrar allí rubros agrícolas, tanto para el comercio como para
la subsistencia de pobladores locales. También desde los escurrideros,
mediante la instalación de conducciones adecuadas (Figura 4.4), se canaliza
directamente el agua que ha de ser empleada en diversos usos: para
consumo directo, o para el sostenimiento de actividades en instalaciones
turísticas.
Figura 4.4 Tubos plásticos que permiten acopiar el agua de un escurridero ubicado a 3600 metros de altura;
la misma se aprovecha directamente en las instalaciones turísticas del centro de visitantes de Mucubají en el
estado Mérida (fotografía, febrero de 2015).
Producción de hidroelectricidad
La utilización del potencial hidroeléctrico de ríos y quebradas
altoandinos, ha sido un tópico ampliamente tratado desde principios del siglo
pasado. El tema inspiró la mente de uno de los ingenieros empíricos más
brillantes del país, como lo fue el señor Luis Zambrano. Este ilustre
autodidacta merideño percibió el beneficio que podrían aportar estos cursos
de agua, para el mejoramiento de la calidad de vida de los lugareños, y fue
capaz de diseñar y desarrollar turbinas movidas por agua. Así, su vivienda
fue la primera en estar iluminada por la luz eléctrica generada por una turbina
diseñada y fabricada por él mismo; aunque fue más allá y también utilizó esa
electricidad para mover instrumentos mecánicos de su taller de carpintería, y
para dar energía eléctrica a la población: todo esto ocurrió mucho antes que
llegaran compañías eléctricas nacionales, que a la postre masificaron la
electrificación de hogares y comercios en la región. Es así como para el
99
CAPÍTULO 4
UTILIDAD DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS
101
CAPÍTULO 4
UTILIDAD DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS
agua disponibles entre las que se cuentan a las lagunas, y los innumerables
humedales altoandinos de la región.
LAGUNA MUCUBAJI
LAGUNA NEGRA
Figura 4.6 Arriba imagen donde se presentan algunas de las lagunas que eventualmente tributan
aguas al río Santo Domingo (laguna Negra y laguna Mucubají). Abajo a la derecha la laguna Negra
vista desde un mirador en el camino que conduce desde la laguna Mucubají hasta el pico
Mucuñuque. A la izquierda el desaguadero principal de la laguna que fluye para integrarse con otros
cursos de agua del área al río Santo Domingo (imagen tomada de PDVSA 1992; fotografías, febrero y
marzo de 2014 respectivamente).
102
CAPÍTULO 4
UTILIDAD DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS
103
CAPÍTULO 4
UTILIDAD DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS
Figura 4.7 Ganado doméstico alimentándose en pastos frescos mantenidos por un escurridero
altoandino, en el sector La Musui, estado Mérida (fotografía, febrero de 2015).
105
5
AMENAZAS A LOS HUMEDALES
ALTOANDINOS VENEZOLANOS
CAPÍTULO 5
AMENAZAS A LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
108
CAPÍTULO 5
AMENAZAS A LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
PREDIOS AGRÍCOLAS
AGUAS ARRIBA DEL
EMBALSE SANTO
DOMINGO
Figura 5.1. La eutrofización incipiente del embalse Santo Domingo en el estado Mérida
se debe básicamente al gran aporte de fertilizantes-nutrientes proveniente de quebradas
y ríos altoandinos que drenan desde áreas de cultivo situadas aguas arriba. En el
recuadro, comparación de una muestra de agua del embalse y una de agua potable
(fotografías, agosto de 2012).
2
1
Figura 5.2 Rutas hipotéticas de algunos productos químicos en el proceso de magnificación ecológica. 1)
Arrastre de productos de los sembradíos situados en tierras andinas hacia los sistemas acuáticos
regionales. 2) Recepción por parte de los macroinvertebrados bentónicos y las truchas como
consumidores secundarios y 3) derivación hacia los seres humanos como consumidores tope en la
cadena.
Figura 5.3 Ganado vacuno pastando en las inmediaciones de un bofedal adyacente a la laguna La
Victoria, en el parque nacional Sierra Nevada en Mérida (fotografía, febrero de 2014).
113
CAPÍTULO 5
AMENAZAS A LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Colmatación de cuencas
La colmatación de las cuencas por exceso de sedimentos recibidos
desde los suelos circundantes a lagunas y ríos altoandinos, es otra de las
amenazas sobre sus humedales asociados. En tales casos se produce una
sobresedimentación masiva, propiciada por la eliminación de la cobertura
vegetal del suelo, debido al uso intensivo (Figura 5.4), o a la extracción de
madera, o las quemas de vegetación, o por causa del sobrepastoreo en los
alrededores.
Figura 5.4 Área de fuerte pendiente sometida a pastoreo intensivo en zonas altas del sector La Musui
(aprox. 3000 metros) en el estado Mérida; la misma se intentó recuperar sembrado pinos (área situada a
la izquierda), pero aún se evidencian signos de erosión masiva de los suelos (área situada a la derecha).
En el proceso el exceso de sedimentos generados, eventualmente llega a una quebrada que fluye en el
fondo de la vertiente (fotografía, febrero de 2015).
Por otra parte, Monasterio y Molinillo (2003) destacan otro aspecto que
ayudaría en la colmatación de cuencas, aunque de forma indirecta. En
efecto, estos autores señalan que se está generando un turismo que podría
considerarse de alto impacto negativo debido a que tal actividad, al
propiciarse en zonas frágiles en áreas protegidas, contribuye a eliminar la
cobertura vegetal sobre los suelos, y con ello se favorece la pérdida de
sostén radicular del sustrato; luego, por efectos de la escorrentía pluvial
superficial se estaría facilitando el arrastre de las capas superficiales del
suelo hacia los cuerpos de agua.
Quemas de vegetación
Una seria amenaza a los humedales altoandinos que merece ser
destacada son los incendios, debido a que éstos son capaces de destruir
extensas áreas vegetadas a su alrededor (Figura 5.5). Dichos incidentes a la
postre, tienen el mismo efecto que el sobrepastoreo, u otras actividades
degradantes de la cobertura vegetal. Esto es, al eliminarse el beneficio que
proporciona el sostén radicular, se expone el suelo al trabajo erosivo de la
escorrentía, favoreciéndose así transferencias masivas de sedimentos a los
cuerpos acuáticos; una vez allí, se afecta la transparencia del agua,
114
CAPÍTULO 5
AMENAZAS A LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Figura 5.5 En el ángulo superior izquierdo de la fotografía, se puede apreciar un área en pleno
proceso de quema en las proximidades de Laguna Negra, en el parque nacional Sierra Nevada
afectando aproximadamente 400 hectáreas. Este incendio se originó en una zona más baja sembrada
de pinos; paulatinamente las llamas se extendieron sin control cuesta arriba desde su punto de origen,
hasta alcanzar los límites de la laguna (fotografía, febrero de 2014).
Figura 5.6 Pinar en el sector Los Frailes, en el estado Mérida, donde presuntamente se originó un
incendio en febrero de 2014 (fotografía, abril de 2015).
riego, o suplir necesidades domésticas (Buytaert et al., 2006 a). Éstas son
causas comprobadas de desaparición o alteración de importantes cuerpos
acuáticos en los Andes, y de acuerdo a Moncada et al. (2010) y Buytaert et
al. (2006 b), son uno de los principales orígenes de dislocación del delicado
equilibrio en el balance hídrico que afecta de manera drástica, y a veces
irreversible, las cuencas de captación en los páramos. Además, la
expansión de la frontera agrícola, por el hecho de conllevar la destrucción de
algunos hábitats naturales, contribuye a eliminar o a colocar en situación de
riesgo a especies vulnerables de anfibios y otros componentes de la fauna.
En el contexto de la ampliación del ámbito operacional de las
actividades agropecuarias, y de consolidación de infraestructura, se tiene
que el sobrepastoreo, la extracción de leña, el uso de tierras para la
construcción de viviendas y la construcción de vías, disminuyen la cobertura
vegetal, e incrementan el riesgo de erosión hídrica de los suelos en los
alrededores de cuerpos de agua que sustentan humedales, o alrededor de
humedales en si mismos. Tales acciones, al propiciar depósitos masivos de
sedimentos, favorecerían la modificación de los perfiles batimétricos de las
lagunas, limitando así la capacidad de retener agua por parte de estos
reservorios naturales. Adicionalmente, la sedimentación excesiva bloquea
los intersticios del sustrato, afectando severamente el hábitat de las
comunidades de organismos bentónicos, y concomitantemente impactando
las cadenas tróficas en el seno de los humedales de borde.
Los movimientos de sedimentos son eventos fuera del control humano
porque ocurren de manera natural en una cuenca, bien en forma lenta y
discreta por el arrastre cotidiano de las lluvias y el viento, o masivamente y
en forma abrupta, como resultado de deslizamientos o tormentas
extraordinarias. Sin embargo, la mayor parte de los procesos de producción
de sedimentos se debe a la actividad humana; es así como en ocasiones,
eventos que en apariencia son causados por la erosión natural, pueden tener
su origen en las modificaciones al paisaje, causadas históricamente por los
seres humanos (Waters, 1995). Tal es el caso de la construcción de vías
para tráfico motorizado, senderos y picas para caballos, tránsito humano a
pie, así como apertura de espacios para colocar torres de comunicaciones, o
torres de tendidos eléctricos y otras infraestructuras. Estos son focos
potenciales generadores de impactos, debido a que si no se ejecutan obras
ingenieriles de mitigación adecuadas, exacerban la producción de
sedimentos que a la postre podrían dirigirse hacia los cuerpos acuáticos
(Waters op. cit.).
A este respecto, datos recopilados en campo en investigaciones sobre
este tema (ver Waters, op. cit), permitieron comprobar que durante la fase
del movimiento de tierra para trazar vialidad, una zona de construcción que
tan sólo ocupe entre el 1 y 10% del área de una cuenca, contribuye con el
85% de los sedimentos allí producidos. Ese volumen de sedimentos puede
generarse por la vía de eliminar la cobertura vegetal, y así privar al sustrato
de la benéfica acción que ejerce el sostén radicular, o por la intercepción
117
CAPÍTULO 5
AMENAZAS A LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
PRECIPITACIÓN
FLUJO SUBSUPERFICIAL
SUSTRATO COMPACTADO
CRISPULO MARRERO 2017
118
CAPÍTULO 5
AMENAZAS A LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
vez que culminen sus visitas a esos lugares. Sin embargo, aún se puede
apreciar que en su mayoría los desechos son abandonados en esos lugares.
En zonas de alta afluencia de temporadistas, como es el caso del área
de Pico El Águila y la Laguna de Mucubají en Mérida, donde las personas
pueden acceder al sitio con sus vehículos, y donde además existen
numerosos establecimientos comerciales, el problema de la producción y
disposición final de los desechos sólidos ya se tornó crítico. Allí se generan
diariamente grandes cantidades de desechos orgánicos e inorgánicos (restos
de alimentos, envoltorios y envases plásticos, metálicos, de vidrio y de cartón
o papel), que no siempre son adecuadamente manejados).
En el mejor de los casos, los desechos son trasladados a un relleno
sanitario; y en el peor de los casos, son arrojados directamente en los
cuerpos acuáticos para “desaparecerlos”. Es común que simplemente sean
sacados de la vista del público y para ello se amontonan en “sitios alejados”.
Luego al no contarse con un adecuado seguimiento del destino de los
mismos, por parte de una autoridad competente, fácilmente pueden ser
dispersados y finalmente dirigidos a ríos o lagunas en los alrededores. Por
cualquiera de las vías que lleguen a los cuerpos acuáticos, tales desechos
no sólo comprometen la belleza escénica del paisaje, sino que a la postre se
integran al sustrato en las riberas de los ríos o las orillas de lagunas, donde
impactan en primer lugar a los humedales asociados a estos cuerpos
acuáticos. También pasan a las aguas abiertas, y desde allí finalmente
alcanzan los hábitats de aguas profundas; en todos estos ambientes los
desechos tardarán cientos de años en degradarse. Así se afectan los
sustratos lagunares o riparinos, que como se sabe son el asiento de aquellos
macroinvertebrados bentónicos básicos en las cadenas tróficas acuáticas
(Seth y Wohlenberg, 1993; Allan, 1995).
Existe otra problemática potencial también relacionada con el turismo
masivo en las áreas de humedales altoandinos: es la disposición de excretas
humanas debido a que en estas zonas existe muy poca infraestructura
apropiada a tales fines. El caso es que los excursionistas suelen defecar en
zonas muy cercanas a los cuerpos de agua, o donde los pequeños
riachuelos les aseguren la posibilidad del lavado corporal. Con la lluvia, o el
continuo flujo del agua, tales restos orgánicos son conducidos a las lagunas,
y en temporadas con alto número de visitantes pueden contribuir
significativamente al deterioro de la calidad de las aguas (Moncada et al.,
2009).
Minería
En nuestro país no se han reportado recientemente, problemas graves
de minería asociados con humedales altoandinos. Aunque de acuerdo a
Arias de Caraballo (1996) (citado en Moncada et al., 2009), refiriéndose al
caso de un sistema lagunar altoandino dice textualmente “hace algunos años
se planteó la posibilidad de la explotación minera en el área, debido a la
existencia de fuentes de metales como zinc, plomo, plata y cobre. En los
119
CAPÍTULO 5
AMENAZAS A LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
Introducción de especies
Según lo reportado por Ginés et al. (1952), la trucha andina o trucha
arcoíris (Oncorhynchus mykis) es una especie introducida en Venezuela,
específicamente en estado Táchira, en los años cincuenta (Malavé et al.,
1998 citados en Moncada et al., 2009). Esta especie se manipula en
instalaciones cerradas, tanto gubernamentales como privadas, denominadas
truchicultivos (Figura 5.8). Sin embargo, se ha establecido una política por
parte de los entes estatales venezolanos competentes en la materia, dirigida
a promover la liberación periódica de alevines en lagunas y ríos andinos,
fuera de los controles de las instalaciones de cultivo. De acuerdo a estas
directrices, con ello se trata de incentivar las actividades recreativas, y
también se pretende diversificar las fuentes de ingesta de proteínas por parte
de los pobladores. De acuerdo a Moncada et al. (op. cit.), durante los años
2005 y 2009 la oficina regional del Instituto Nacional Socialista de Pesca
(INSOPESCA) en el estado Táchira, reportó haber sembrado cerca de
100.000 alevines en las lagunas parameras del Municipio Francisco de
Miranda.
120
CAPÍTULO 5
AMENAZAS A LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
122
CAPÍTULO 5
AMENAZAS A LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
El calentamiento global
Finalmente, entre los factores que podrían afectar negativamente a los
humedales altoandinos, y en general a los cuerpos acuáticos altoandinos, se
deben mencionar aquellos cambios climáticos a gran escala, que estarían
siendo motorizados por el calentamiento global. Aunque aún se discute si
este fenómeno es consecuencia de las actividades humanas, lo cierto es que
es una realidad, y ya se han presentado evidencias de sus secuelas sobre
los ecosistemas acuáticos alrededor del mundo, incluyendo los cuerpos
acuáticos en los cuales se asientan humedales en las montañas.
Las derivaciones de tales eventos sobre estos ecosistemas, podrían
ser calificadas como imperceptibles e impredecibles, pero indiscutiblemente
hechos ya comprobados y reportados en el país, como el deshielo
sistemático de los glaciares permanentes en las altas cumbres andinas, es
un fenómeno que está impactando de manera notoria los regímenes de flujo
de los sistemas fluviales; también significarían fluctuaciones severas del nivel
de lagunas y lagos tanto en la región andina, como en otras partes del
mundo (Kundzewicz et al., 2008).
A este respecto Carlos Schubert, quien fuera uno de los científicos
venezolanos más conocedores de los complejos montañosos andinos, ya
desde 1995 advertía la existencia de señales del deterioro de sistemas
lagunares altoandinos, como consecuencia de cambios climáticos. Las
principales evidencias que al respecto numeró este investigador son: (1)
alteraciones marcadas en la regularidad de los regímenes hídricos, que ya
desde ese entonces habían generado períodos secos mucho más
prolongados de lo habitual; y (2) constatación de indicios de una disminución
en el tamaño de muchas de las lagunas altoandinas. Por su parte (Vuille,
2013), basado en la información disponible, reportó que desde 1850 los
glaciares en el país han reducido su área de cobertura en un 95%.
Para este trabajo, no disponemos de datos de largo plazo sobre
estudios de los efectos del cambio climático, llevados a cabo en lagunas
altoandinas venezolanas. Sin embargo, si cabe la comparación, se citarán
ejemplos de investigaciones sobre ecosistemas de alta montaña, ejecutados
en otras latitudes del mundo. Por ejemplo en Bolivia Loza-Herrera et al.
(2015), reportan cambios en comunidades vegetales altoandinas atribuibles a
los efectos del calentamiento global. Por su parte Sommaruga y García-
Pichel (1999); Meerhof (2006) y Psenner (2010), al estudiar sistemas
acuáticos alpinos situados a 3000 metros de altura, comprobaron que como
respuesta al cambio climático, hay cambios notables en los parámetros
químicos y en las en las propiedades hídricas de esos cuerpos acuáticos.
En efecto, desde 1985 en el lugar estudiado por estos investigadores el agua
aumentó drásticamente el pH, mientras que la conductividad y la
concentración de silicatos se duplicaron. Como consecuencia, el
comportamiento biológico del sistema también se cambió: ahora la laguna
Schwarzsee es de régimen relativamente cálido y es más productiva, desde
el punto de vista de la cantidad de algas presentes. Por otra parte, como
123
CAPÍTULO 5
AMENAZAS A LOS HUMEDALES ALTOANDINOS VENEZOLANOS
MODIFICACIÓN DE HUMEDALES
LAS PROPIEDADES ALTOANDINOS
AFECTACIÓN DE DEL AGUA
LOS REGÍMENES DISMINUCIÓN DEL
CLIMÁTICOS DESPLAZAMIENTO DE TAMAÑO DE LAS
CALENTAMIENTO LA FRONTERA LAGUNAS
GLOBAL ALTERACIÓN DE AGRÍCOLA DESECACIÓN DE
LOS REGÍMENES LOS RÍOS
DE LLUVIA OCUPACIÓN DE AFECTACIÓN DE
TERRITORIOS LA BIOTA
ALEDAÑOS ACUÁTICA
Figura 5.10 Esquema donde se presentan escenarios hipotéticos de aquellas alteraciones que
desencadenaría el calentamiento global en los humedales altoandinos.
125
CONSIDERACIONES FINALES
CONSIDERACIONES FINALES
En los Andes los humedales conforman elementos primordiales en la
estructuración del paisaje que indudablemente aportan una belleza sin igual
al panorama; pero más allá de ser solamente elementos estéticos,
constituyen entes con vida propia de un alto valor socioecológico, que han
signado la vida de los habitantes de esa y otras regiones. De hecho las
fuentes de agua de los innúmeros ríos, quebradas y manantiales, que se
originan en lagunas y humedales altoandinos prestan incontables beneficios
tanto localmente como fuera de sus límites, al comportarse como reservorios
hidráulicos naturales que mantienen y regulan acuíferos, y aguas
superficiales. Además poseen altos valores recreativos; son puntos de
parada para aves migratorias y soportan eslabones importantes de las
cadenas tróficas
Se toma como ejemplo el río Santo Domingo (ilustrado en la figura
anexa). Este cuerpo de agua nace como una modesta quebrada altoandina
en las estibaciones del Pico el Águila, y en su parte alta también acopia
aguas de pequeños afluentes y lagunas altoandinas en otros flancos, para
luego convertirse en un poderoso cauce fluvial; en el proceso contribuye con
la irrigación de campos de cultivo de alimentos y flores; surte de agua a
piscifactorías; genera electricidad para poblados y ciudades; y ya en la
planicie llanera, más abajo, suministra agua y materiales de construcción a
ciudades, donde también sustenta importantes pesquerías y rutas
migratorias de peces en los llanos.
En la actualidad un número creciente de lagunas y ríos que soportan
humedales altoandinos, y humedales andinos en general, se hallan
amenazados o de hecho ya están seriamente impactados, debido a la
expansión agrícola, la ganadería, el avance urbanístico, actividades
turísticas sin control, y presumiblemente por el calentamiento global. Un
ejemplo preocupante lo constituye la inminente desaparición de la Laguna de
Caparú, localizada en el bolsón árido de Lagunillas, en el estado Mérida.
Este lugar, de elevada importancia biológica y ecológica, actualmente, por el
hecho de encontrarse en el eje de influencia directo de uno de los flancos de
expansión urbana de la ciudad de Mérida, es uno de los cuerpos de agua
más vulnerables de los Andes venezolanos, y está siendo afectado
severamente. Por ello es muy loable que instituciones nacionales de alto
renombre científico, así como grupos conservacionistas a motus propio,
emprendieran la tarea de dar a conocer esta situación, y a la par realizan una
encomiable labor educativa, para sembrar conciencia en éstas y en las
generaciones futuras, motivándolas a aprovechar sustentablemente este
ecosistema único.
Iniciativas como esas deberían ampliarse y consolidarse en modelos
ambientales, que bajo el formato de leyes o reglamentos especiales, deriven
en líneas de financiamiento para apoyar la investigación básica, y los
programas educativos; éstos a su vez deberían insertar un sólido eje
ambiental, tanto en programas básicos de enseñanza escolar como de otro
126
CONSIDERACIONES FINALES
127
CONSIDERACIONES FINALES
2 3 4
6 7 8
Recorrido del río Santo Domingo. (1) La Laguna Mucubají, formada por la quebrada homónima, que tributa
agua a quebradas y ríos de la parte alta del río Santo Domingo. (2) Dominios altoandinos del río Santo
Domingo, cerca de sus naciente en el la estibaciones de pico El Águila. (3 y 4) Aprovechamiento para riego
y truchicultura del cauce ensanchado con la aglutinación de numerosos tributarios. (5) Generación de
electricidad (hasta 1.044 millones de KW/hora/año) tras ser represado en su parte media. (6,7 y 8) Aporte
de materiales para la construcción de viviendas e infraestructura, en su zona piemontana (9) Fuente de
peces comerciales a su ingreso a la planicie llanera donde además surte de agua a una buena parte de los
habitantes de la ciudad de Barinas.
128
GLOSARIO
A
acequia Zanja o canal por donde
se conducen las aguas.
129
GLOSARIO
136
GLOSARIO
permafrost Condición del sustrato plano aluvial (1) Valle aluvial y sus
donde el agua ha permanecido corrientes de bajo gradiente
por debajo del punto de asociadas. (2) Término usado
congelación (0°C ó 32°F) para referirse a un valle aluvial
durante uno o más años. Dicho aislado.
estado se presenta en climas
fríos árticos y subárticos, y de planicies de drenaje Superficies
altas montañas pudiendo ligeramente inclinadas
abarcar el suelo, el regolito y el asociadas a planos aluviales,
lecho rocoso. ubicadas al fondo de pequeños
valles, donde se acumulan
piedemonte (1) Literalmente el “pie sedimentos, y a través de la
de la montaña”; una superficie cuales se drenan las aguas que
de pendiente suave situada en confluyen en el lugar.
la base de cordilleras y en
general de zonas montañosas. plankton (plancton) Término
(2) Región situada al pie de las colectivo para designar
montañas, de pendiente suave organismos acuáticos muy
donde se han distribuido pequeños que flotan libremente
abanicos coalescentes y las en el agua, y son incapaces de
formas distintivas de abanicos nadar, o si lo hacen sólo se
individuales se ha perdido. mueven distancias cortas.
X
Xerofítica (vegetación)
Comunidades de plantas
adaptadas a zonas áridas o
semiáridas
Z
zona de humedales no
persistentes Espacio con
humedales dominados
florísticamente por plantas
presentes en la superficie del
agua, o por debajo de ésta, que
decaen en su crecimiento,
durante un periodo del año, al
punto de que en el área, en ese
lapso, no se aprecian signos de
vegetación emergente.
145
LITERATURA CITADA
151
LITERATURA CITADA
153
LITERATURA CITADA
ULA, 2016.
http://iies.faces.ula.ve/censo/
censoven.htm (Consultado
en mayo, 2016).
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