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UNIVERSIDAD YACAMBÚ

VICERRECTORADO ACADEMICO
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS

TAREA 2
EL DERECHO A LA INFORMACIÓN Y EL PROCEDIMIENTO DE
HABEAS DATA

Autora:
Paola Ysamar Yanez Marin

Barquisimeto, febrero 2018


EL DERECHO A LA INFORMACIÓN Y EL PROCEDIMIENTO DE
HABEAS DATA

Hace once años en un trabajo conjunto en ocasión del cincuenta aniversario de la


Declaración Universal de Derechos Humanos, escribíamos: “el secreto establecido
para las informaciones recogidas por el Estado o los particulares, debe estar establecido
legalmente, sobre la base de la razonabilidad, y nunca debe ser oponible al propio
interesado. Al respecto debe generalizarse la aplicación del hábeas data….” .
A esa altura era ya más que evidente para toda la doctrina uruguaya que
reconocer la existencia del hábeas data así como obtener el acceso a la información
pública y darle una regulación legal era una necesidad real y consensuada. No obstante,
era necesario esperar varios años aún hasta su efectiva consagración legal.
Pero, ¿porque era necesaria la regulación legal de ambos institutos?
Podría alegarse que doctrina y jurisprudencia coincidían en reconocer la existencia
tanto del derecho a la protección de los datos personales como al acceso a la
información, ya sea que se ingresara por el art. 7, o el art. 72, por simple interpretación
del desarrollo del art. 29 o bien por la integración de las normas internacionales como
el Pacto de Derechos Civiles y Políticos de 1966, art. 17 o la Convención Americana
de Derechos Humanos, art. 11. Y su aplicación práctica se encontraba garantizada, en
virtud del art. 332 de la Constitución y la Acción de Amparo prevista en la ley 16.011.
Pero todos sabemos que la ausencia de regulación legal dificulta grandemente su
aplicación real.
Aún para el más ortodoxo iusnaturalismo resulta claro que la inexistencia de norma
legal expresa que reconozca la existencia del derecho y cree las condiciones que
garanticen el efectivo ejercicio, dificulta en los hechos su aplicación por la
administración y la jurisprudencia.
Pero como veremos existen aspectos que, al estar regulados por la ley, impiden que
las discusiones reales o bizantinas sobre aspectos vinculados frenen la efectividad real
de estos institutos. Alcanza con preguntarnos cuál sería la posición de las partes o del
juez, frente a las solicitudes de información sobre actividades económicas de un
organismo, sobre la realización de un proyecto de desarrollo protegido, la realización
de un procedimiento policial o judicial en mi casa, etc. O si el derecho se aplica a las
personas jurídicas por ejemplo.
Nadie duda de la existencia y aplicabilidad de los derechos pero la realidad ha
demostrado que la falta de regulación deja espacios que aún la mejor voluntad del juez
o la administración solo pueden llenar dificultosamente en el mejor de los casos.
Al respecto ha sido claro Sanchez Carnelli al señalar a propósito de la ley 17.838,
“Entendemos que a lo largo de las reflexiones precedentes no se otorga seguridad
jurídica respecto de la aplicación de la ley 17.838 en casos diferentes a los bancos de
datos que contiene informes comerciales. Entendemos también que no se puede dejar
el tema librado al esfuerzo de la Doctrina y de la creatividad de los miembros de la
Judicatura la aplicación del principio establecido por el artículo 7 de la Constitución
utilizando los medios procesales de regulación del proceso y de coerción no muy
adecuadamente previsto en la normativa analizada.”
La actual profundización del proceso democrático de nuestro país ha permitido
el crecimiento en forma constante del reconocimiento expreso de los derechos y la
creación de garantías específicas para lograr su efectiva vigencia en la sociedad. Así
como la nota general de los gobiernos dictatoriales o autoritarios es la cultura del
secreto, la profundización de la democracia tiene un efecto directamente proporcional
en el desarrollo de la transparencia y la cristalinidad en los procesos de la sociedad
tanto públicos como privados.
La libertad democrática exige transparencia en las relaciones de la sociedad, y
esta transparencia es exigida por el ciudadano en pleno ejercicio de sus libertades tanto
a nivel público como privado.
Así como el secreto y la oscuridad apañan la corrupción, el autoritarismo y la
ignorancia, la información proyecta al ciudadano a su verdadero sitial como actor y
partícipe en la sociedad, reclamando tanto de la actividad pública como de la privada
una actitud de compromiso y honestidad hacia la colectividad que permita un desarrollo
armónico y solidario. Basta con analizar el nivel fragmentación social, la
discriminación e inequidad de una sociedad, y su vinculación con la transparencia de
la actuación del Estado, y la gestión privada. No en vano los índices de desarrollo
humano, transparencia y democracia, coinciden con los países de mayor desarrollo
económico, libertades públicas y derechos humanos.
El derecho a la información es otra cara de la libertad de expresión, y constituye
desde esta óptica como bien lo expresara Barbagelata “es de los que invisten la doble
condición de derecho humano y garantía de otros derechos humanos, como lo es el
derecho de petición, que por una lado es derecho y por otro un viejo medio de
protección de los restantes derechos humanos”.
Pero este derecho a la información es también la protección de los datos
personales de cada uno. Y esto tiene que ver con un cierto cambio en los mecanismos
del poder.
El derecho de libertad de expresión contiene aspectos fundamentales para el
desarrollo y fortalecimiento de las sociedades democráticas. La libertad de expresión
consolida el resto de las libertades en una democracia al facilitar la participación de los
miembros de la sociedad en los procesos de decisiones; al constituirse como
herramienta para alcanzar una sociedad mas tolerante y estable y al dignificar a la
persona humana a través del derecho de expresión, intercambio de ideas, opiniones e
información. La libertad de expresión, por lo tanto, provee de un marco en el cual los
conflictos inherentes a cada sociedad se debatan y resuelvan sin destruir el tejido social
manteniendo el equilibrio entre la estabilidad y el cambio. Tal como lo enunciara la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, la libertad de expresión permite el debate
abierto sobre los valores morales y sociales y facilita el discurso político, central para
la consolidación de la democracia.191 Por lo tanto cuando se obstaculiza la libertad
de expresión, la democracia pierde su dimensión social colectiva y permanente,
volviéndose un simple arreglo institucional formal en el cual la participación social no
es efectiva.
Tanto la Relatoría como la comunidad internacional en general reconocen
la importancia que se le otorga al derecho de acceso a la información como vía para
alcanzar políticas de transparencia y fortalecer las democracias constitucionales.
En función del mandato asignado por los Jefes de Estado y de Gobierno durante
la Tercera Cumbre de las Américas reunida en Quebec, Canadá en abril del 2001, la
Relatoría se compromete a realizar un seguimiento anual sobre la adopción de nuevas
leyes y sistemas regulatorios para el ejercicio del derecho de acceso a la información y
la acción de habeas data.
Para ello, se realizó un pedido oficial de información a los Estados, basado en un
cuestionario tipo que incluía, entre otros temas, preguntas acerca de la normativa
constitucional y legal vigente, criterios de aplicación, precisiones de aplicación
del recurso, estadísticas y proyectos de ley.
Como marco de interpretación legal se toma el artículo 13 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y la Declaración de Principios sobre Libertad de
Expresión de la CIDH. Asimismo, la Relatoría consultó entre otras fuentes la Sociedad
Interamericana de Prensa (SIP), la Ley Modelo de Acceso a Información
Administrativa para la Prevención de la Corrupción desarrollada por la Oficina de Anti-
Corrupción de la OEA, los Principios sobre Acceso a la Información de la organización
no-gubernamental, Article 19, comentarios de la organización no-gubernamantal
Center for National Security Studies, Human Rights Watch y otras organizaciones
independientes dedicadas a la protección de los derechos humanos y la libertad de
expresión.
La Convención Americana sobre Derechos Humanos afirma en su artículo 13.1
que el derecho a la libertad de expresión e información: comprende la libertad de
buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de
fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier
otro procedimiento de su elección.193
Con respecto al alcance de la libertad de expresión e información, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos señaló que:
Quienes están bajo la Convención tienen no sólo el derecho y la libertad de expresar
su propio pensamiento, sino también el derecho y la libertad de buscar, recibir y
difundir informaciones e ideas de toda índole (…) la libertad de expresión e
información requiere, por un lado, que nadie sea arbitrariamente menoscabado o
impedido de manifestar su propio pensamiento y representa, por tanto, un derecho de
cada individuo; pero implica también, por otro lado, un derecho colectivo a recibir
cualquier información y a conocer la expresión del pensamiento ajeno.
El derecho de acceso a la información es un requisito indispensable para el
funcionamiento mismo de la democracia. En un sistema democrático representativo y
participativo, la ciudadanía ejerce sus derechos constitucionales de participación
política, votación, educación y asociación entre otros, a través de una amplia libertad
de expresión y de un libre acceso a información.
La publicidad de la información permite que el ciudadano pueda controlar [la
gestión publica], no sólo por medio de una constatación de los mismos con la ley, que
los gobernantes han jurado cumplir, sino también ejerciendo el derecho de petición y
de obtener una transparente rendición de cuentas.
. La falta de participación de la sociedad en el conocimiento de información
que los afectaría directamente impide el desarrollo amplio de sociedades democráticas
exacerbando posibles conductas corruptas dentro de la gestión gubernamental y
promoviendo políticas de intolerancia y discriminación. La inclusión de todos los
sectores de la sociedad en los procesos de comunicación, decisión y desarrollo
es fundamental para que sus necesidades, opiniones e intereses sean contemplados en
el diseño de políticas y en la toma de decisiones. El interés preferentemente tutelado
en el artículo 13 de la Convención es la formación de la opinión pública a través del
intercambio libre de información y una crítica robusta de la administración pública.
Esta manifestación ha sido claramente fundamentada en la opinión consultiva de la
Corte sobre Colegiación Obligatoria de Periodistas al considerar que:
El concepto de orden público reclama que dentro de una sociedad democrática se
garanticen las mayores posibilidades de circulación de noticias, ideas, opiniones, así
como el más amplio acceso a la información por parte de la sociedad en su
conjunto. La libertad de expresión por lo tanto, se inserta en el orden público primario
y radical de la democracia, que no es concebible sin el debate libre y sin que la
disidencia tenga pleno derecho a manifestarse. […]Tal como está concebido en la
Convención Americana, [es necesario] que se respete escrupulosamente el derecho de
cada ser humano de expresarse libremente y el de la sociedad en su conjunto de recibir
información.
Dada la importancia que se le otorga al derecho de información como principio de
participación y fiscalización de la sociedad, la Relatoría ha promovido la necesidad de
que los Estados miembros incorporen dentro de su normativa jurídica leyes de acceso
a información y mecanismos efectivos para su ejercicio eficiente, habilitando a la
sociedad en su conjunto a efectuar opiniones reflexivas o razonables sobre las políticas
y acciones tanto estatales como privadas que los afectan.

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