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David Lowell (82) le gusta decir “La Escondida”, con el artículo definido incluido. Así se
le llamaba a principios de los “80, cuando los geólogos e ingenieros extranjeros insistían
en buscar a “The Hidden One”, el depósito que no quería revelarse, una suerte de El
Dorado para los cazadores de minerales de cobre. Aunque han pasado casi treinta años
desde que descubrió el yacimiento junto con un equipo de especialistas, el artículo “la”
se ha quedado adherido a su hablar e irreductible al paso del tiempo, al igual que todos
los especialistas de su generación.
En sus años de idas y venidas a Chile, este ingeniero en minas y geólogo ha estado más
en contacto con las duras rocas del desierto chileno que con la cultura de huasos y
caballos del centro-sur del país.
“Viví en Chile por cinco años y he visitado el país en forma frecuente en un periodo de
17 años”, puntualiza. Su vínculo con Sudamérica ha sido extenso. Su hermana, por
ejemplo, nació en Cusco (Perú), y su padre fue un administrador de minas en el
Amazonas de ese país. Eso lo ha llevado a conocer en profundidad las características de
la Cordillera de los Andes, cadena montañosa que concentra los más grandes pórfidos
cupríferos del planeta. Aunque la industria minera ha destinado gran parte de sus
recursos humanos, técnicos y financieros para extraer los minerales de los grandes
yacimientos de la región, el profesional aún tiene fe en los regalos de la geología andina.
“Pienso que hay más depósitos como La Escondida por ser descubiertos”, dice.
Sin embargo, asegura que “será muy difícil encontrar yacimientos de superficie. Los que
quedan por conocer serán yacimientos profundos”. El equipo de exploradores que
descubrió Escondida concretó cerca de 50.000 perforaciones a una profundidad
promedio de 500 metros antes de encontrar el yacimiento. Pero eso fue hace ya varios
años. Hoy, las características de la exploración han cambiado totalmente y los días en
que se encontraban depósitos de superficie serán cosa del pasado. Y eso también se
repetirá en Perú y Ecuador, los dos países de Sudamérica que, en su visión, siguen a Chile
en cuanto a potencial minero.
Por el lado de Ecuador, el profesional cree que el factor político es un factor conspirativo
para el desarrollo de una industria minera. “Aunque su geología es de gran calidad, hay
bastante inestabilidad. Algo a destacar es el caso de Kinross, que ha invertido
importantes recursos en su proyecto Fruta del Norte, cosa que está dándole importancia
al sector. Hay muchos pórfidos de cobre, otros tantos de oro”. De todas maneras,
sostiene que la infraestructura de puertos y carreteras es un problema a resolver en ese
territorio.
Otras zonas con estupendas condiciones geológicas, de acuerdo con el profesional, son
Mongolia, África, Papua Nueva Guinea, Filipinas.
Experiencia
En 1991 se ubicó en Perú y en 1993 creó la junior Arequipa Resources. A finales de 1995,
la empresa descubrió el yacimiento Pierina, de ocho millones de onzas de oro, que fue
vendido en 1996 a Barrick Gold. Desde 1996, su empresa Lowell Mineral Exploration ha
estado trabajando en proyectos con Rio Tinto, Noranda, Phelps Dodge, Cyprus, Rio
Algom, Corriente Resources, y Billiton