Guardiola

en Sinaloa:
Quesadillas,
fútbol
y
narco
corridos
Antes de tocar el cielo en el banquillo del Barça, Pep Guardiola pasó por el infierno. Durante
cuatro meses, hasta abril de 2006, agotó sus últimos tragos como futbolista en las filas del
Dorados de Sinaloa, en la ciudad de Culiacán, epicentro del México narco, masacrada por los
asesinatos, la droga y la corrupción, uno de los lugares más peligrosos de América. Apenas
jugó 10 partidos, 793 minutos en total. Marcó un gol. Su equipo, entrenado por su amigo
Juan Manuel Lillo, acabó en Segunda tras un rocambolesco y extraño culebrón. Esquire
viajó hasta Culiacán para reconstruir la burbuja de Pep en la capital del narcotráfico. Vino
tinto, guacamole, tesón, jamón serrano, frustración y aire acondicionado. ¡Ándale, Pep...!

por Bernardo Gutiérrez

ilustración ata

122 e s q u i r e m a r z o 2 0 1 0 123
 ace tiempo, pensaba que podía controlar mi destino, pero la vida te va llevando y

H
cán es El Edén del Turismo”. Creo que lo voy a los jóvenes”, (Carlos Hurtado). “Te podrías
llevando. ¿Cómo iba a imaginar que podría acabar jugando aquí?”. Pep Guardiola pillando. Una ciudad jardín (turística) que es imaginar que fuera mala onda, pero todo lo con-
Conseguimos hablar
habla distendido con Deicy García, la periodista que ha conseguido la exclusiva todo un edén. Llegamos. El estadio Banorte, trario, era el más tranquilo”, (Bernardo Sáinz). con El Chevo, quien
del siglo: una entrevista en profundidad con Josep Guardiola i Sala (una de las imponente, me sorprende. Chevo mejicanea, “Fuera de la cancha se entregó al máximo des- fue chófer personal
poquísimas que ha concedido en los últimos años) para Tiempo Diario, una campechanísimo. de la banca”, (Iván Guti Estrada).
–Este pinche estadio batió el récord de ve- Creo que el cutre-vestuario ya ha descojo-
de Guardiola durante
humilde publicación de Culiacán, capital del estado mexicano de Sinaloa. Corre toda su estancia en
locidad de construcción. ¡Lo levantaron sola- nado la atmósfera del folleto turístico. Fin-
la última semana de abril de 2006. El día 29, el Dorados de Sinaloa se la juega
contra los Pumas de la Ciudad de México. Es el todo o la nada. Sólo la victoria
mente en dos meses, guey! gí ser una ovejita crédula. Pero era un truco Culiacán. “El Pep
Entramos a los vestuarios. Huele a sudor. A narrativo. Soy periodista. Y antes escogí bien
garantiza la permanencia. Guardiola no sospecha que está a punto de sufrir una pies [foto 2]. Hay decenas de botas por el sue- mis armas: la entrevista exclusiva, sin trans-
siempre me decía:
de las mayores decepciones de su vida deportiva. lo. Paredes desconchadas. Y una esquina me- cribir, que me pasó la periodista Deicy García; ‘¡Qué onda pinche
ga kitsch: cruces, un cuadro con una virgen, un crónicas de la época; reportajes que he leído. que tienes, Chevo,
El partido del año (o del siglo, qué más da) nada; José Hernán López, asesinado a balazos manteniendo un precioso entorno ecológico, cutre Cristo de escayola, una vela encendida... Y un buen puñado de sospechas/dudas. ¿Por
acaba finalmente con empate a cero. El Dora- al tratar de frustrar un asalto en una farmacia razón por la cual Culiacán es conocida como “Antes de los partidos, los jugadores se santi- qué acusó Pep de corrupción a la Liga Mexi-
yo quiero hablar
dos baja a Segunda División. Y no por demé- de la colonia Humaya. Muerte a palo seco. Es La Ciudad Jardín de México”. ¡Hum, me gus- guan”, me dice El Chevo. ¿Se acordaría Guar- cana? ¿De dónde salió la pasta para construir como tú’. ¡Era un
ritos propios. Aunque el Torneo de Clausura el Culiacán way of life. ta! Un mediodía tórrido al otro lado del cris- diola del lujo del Camp Nou en este vestuario un estadiote en una ciudad donde el deporte tipazo! Muy humilde,
2006 no ha sido tan malo (4 partidos ganados, Y entonces surge el asunto, la pregunta que tal de la furgoneta, un trópico cuasiturístico. que se desmorona? rey es el béisbol?
10 empatados y 3 perdidos), un enrevesado sis- nos ha traído hasta este rincón olvidado del Pongámonos en marcha. Aparece entonces en escena otro persona-
nos trataba a todos
tema de porcentajes –donde cuentan los años planeta: ¿Qué destino ingobernable empujó Eliseo Martínez, El Chevo, fue el chófer per- je, Víctor Manuel Mesa, Gonzito, el “utilero”, Una aclaración previa. Imagina un país por igual. Me
anteriores– les hunde. El diario El Debate, el a Guardiola hasta esta peligrosísima ciudad, sonal de Pep Guardiola. En estos momentos, como él mismo se define [foto 3]. Un tipo muy donde los clubes son franquicias, donde los pongo chinito al
más importante de Culiacán, mancha su porta- cuna de los más míticos líderes de los cárteles ocupa el asiento del conductor, me lleva al Es- útil que igual limpia botas que lleva agua. Útil empresarios compran marcas/equipos, se los
da ese 30 de abril de un rojo drama: “Se acabó el mexicanos (Joaquín El Chapo Guzmán, cabe- tadio Banorte de los Dorados. Me ha prometi- Gonzito –22 años, gorra azul, ojos apagados– llevan a otras ciudades y les cambian el nom-
acordarme de él”
sueño dorado. El San Luis dio al final una dra- za del cartel de Sinaloa; el legendario Amado do un tour Guardiola “completico”. Habla sin guarda muy buen recuerdo de Pep. bre. Imagina que alguien adquiere el F.C. Bar-
mática voltereta para vencer 2-1 al Atlas”. Carillo Fuentes, Señor de los Cielos, líder del parar de él. Se deshace en elogios. –Nos ayudaba mucho, era muy gentil. celona, se lo lleva a Madrid y lo rebautiza como El vestuario del
Un día después, 1 de mayo, Guardiola ento- de Ciudad Juárez; o Félix Arellano, número –¡Era un tipazo! Muy humilde, trataba a to- Chevo me explica que Pep se quedó chocado Sporting de la Meseta. ¡Y a jugar! En México
na el tocata y fuga. Desaparece para siempre uno del de Tijuana)? ¿Por qué carajo el mejor do el mundo igual. cuando supo que Gonzito, el utilero, dormía en es así. La periodista Deicy García me expli-
Dorados huele a
de Culiacán. Antes de irse, unas declaracio- entrenador del mundo pasó cuatro extraños El Chevo, 42 años, fuerte acento, rechon- el vestuario. Así, como suena, sobre una ban- ca el nacimiento del equipo de Culiacán, ese pies. Las paredes
nes contra la Liga Mexicana llenas de rabia: meses detrás de una pelota [foto 1] en el mismo cho, simpaticote, encarna todos los clichés so- queta. Me explica que Guardiola le ayudó.   edén turístico. están desconchadas
“Esto es una farsa. Hay muchos equipos que lugar donde arranca La Reina del Sur, la narco- bre México. El humor de Cantinflas. Vicen- Vamos hacia el césped. –El Dorados es una franquicia que se com-
juegan por nada; saben que incluso perdiendo novela de Arturo Pérez Reverte? ¿Cómo de- te Fernández entonando el “con dinero o sin –Mira, guey, me pongo chinito (o sea, que se pró. Antes era el Zihuatlán de la Primera A.
y hay una esquina
todos los partidos no van a bajar”. La portada monios pasó Pep este breve tránsito por el in- dinero”. Tequila. Las tijeretas de Hugo Sán- le erizan los pelos) al acordarme de Pep. Eustaquio de Nicolás, dueño de la construc- mega kitsch con
de El Debate reserva un breve espacio al “do- fierno antes de tocar el cielo (y cantar el Viva la chez. No calla. Se abre el telón: césped niquelao, verdísimo tora Homex, y Valente Aguirre anunciaron la cruces, vírgenes,
ble descenso de Dorados” (el filial del equipo vida de Coldplay entre título y título) desde el –El Pep siempre me decía: “¡Qué onda pin- bajo el ladrillazo de sol del trópico. llegada de este equipo a Sinaloa.
también baja de categoría), pero los titulares banquillo azulgrana? Para eso hemos venido che que tienes Chevo, yo quiero hablar como –¡Cómo entrenaba el cabrón! Se pasaba ho- Se convocó un concurso para renombrar
velas encendidas
se reservan para un tema habitual por esos la- hasta aquí. Para intentar comprender. tú!”. Y yo le respondía: “¡Órale, ¿pero hablar ras corriendo –dice el Chevo apoyado en la por- al Zihuatlán y se optó por los Dorados, peces y un cutre-Cristo
res: la sangre. “Con 36 ejecuciones se cierra el cómo, guey?”. tería [foto 4]. del Pacífico que “pelean fuerte y se resisten de escayola. Me
recuento policíaco del mes de abril. Con esta Tras las huellas de Pep. Quitémosle hie- Intento imaginarme a Pep riendo, di- Guardiola, en Culiacán, es recordado como a ser dominados; agresivos y voraces depre-
cifra suman ya 170 homicidios de alto impac- rro al asunto. Bueeeno, vaaaale, aceptamos Cu- ciéndole entre bromas: “Así, pinche Chevo”. un deportista Robocop. Bienvenido Míster Pep, dadores” (eso dice, al menos, la Wikipedia en
dicen que el utillero,
to los registrados durante los primeros cuatro liacán como ciudad tropical a la verita del Pa- Mientras, sigo leyendo el folleto turístico. claro que sí. Y como un ser humano de prime- su entrada sobre el equipo). El 9 de agosto de a veces, duerme
meses del 2006”. cífico. Finjamos que no tenemos ni idea de su La ciudad, enigmática/caótica, tras el cris- ra. Todos-toditos-todos le quieren. Las frases 2003, la ciudad que antes perdía el sueño por ahí. Parecen las
Realidad pura y dura para el último día de lado oscuro. Vamos a creernos a pie juntillas tal: “Existe una gran variedad gastronómica, de sus ex compañeros de cancha hablan por sí un equipo de béisbol –el Tomateros–, de gol-
Pep en Culiacán. Atziri Salazar Sandoval, una lo que dice el folleto turístico. “Los ríos Hu- hermosas tradiciones y presas donde se pue- mismas: “Es impresionante como persona y pe y porrazo, se hizo fan del balompié. Dora-
antípodas del lujo
joven de 15 años, muerta en una casa abando- maya, Tamazula y Culiacán cruzan la ciudad de practicar esquí acuático. Por esto, Culia- la humildad que demostró, nos daba consejos dos ganó su primer partido en casa, por 4 a 2, del Camp Nou

1 2 3 4

124 e s q u i r e m a r z o 2 0 1 0 m a r z o 2 0 1 0 e s q u i r e 125
 a las Cobras de Ciudad Juárez. Sorprendente-
Culiacán es la cuna mente, un año después (15 de agosto de 2004),
de los principales Dorados se estrenaba en la Primera División
líderes de los de México.
¿Y de dónde salió el dinero? Deicy García
cárteles mexicanos. prefiere no hablar del tema. Lo narco (aunque
Aquí es donde, por sea mera sospecha) es tabú en Culiacán. El úni-
ejemplo, arranca co que se pone el dedo en la llaga es Bernar-
dino Chávez, experto en corrupción y fútbol.
La Reina del Sur, Hace unos meses afirmó a la revista Tiempo
la ‘narco-novela’ que la cantidad del fichaje de Guardiola nunca
de Pérez-Reverte. estuvo del todo claro. “Nadie sabe lo que pa-
garon por Guardiola ni de dónde salió la lana
Un lugar donde (dinero). Las condiciones eran desfavorables
los diarios hablan para Dorados, pero lo trajeron”.
de ejecutados con Homex, la constructora dueña de la franqui-
cia/equipo, es un imperio. Podría bastarle con
bragas en la boca y dinero legal. Esta empresa, según su web, es
cabezas cortadas líder en México con presencia en 21 estados
dentro de cajas y 34 de las ciudades más importantes del país.  bo al hotel Lucerna, hacia sus lujosas habita-
Fundada hace 20 años en Culiacán, ha brin-
dado hogares a más de un millón de mexica-
Guardiola vivió nos. Edson Velázquez, jefe de prensa de Do-
rados, pasa de mí cuando intento hablarle del
durante los cuatro tema. “¿Contrato, qué contrato?”.
meses que jugó en
Sinaloa en una Alto en el camino. Este reportaje necesita
ahora un flashforward. Es decir, un salto ha-
suite del ‘lujoso’ cia el futuro. Tres meses después de realizar
Hotel Lucerna este Guardiola-tour en Culiacán, consigo una
(a 160 euros la noche). cita con Juan Manuel Lillo en el Polideporti-
vo de la Elipa de Madrid. Lillo, actual técni-
Tras llorar un poco, co del Almería –y antes del Hércules, Zarago-
nos dejan verla. za o Real Sociedad– tiene mucho que ver en
esta historia. Él era quien entrenaba al Dora-
Nada del otro mundo. dos en aquellos tiempos y él fue quien conven-
Grande, amplia, ció a Guardiola para fichar por los de Sinaloa.
ventanales al río y, Charla con entusiasmo de aquella época. Eso
sí, de vez en cuando, insinúa que lo que dice
en una esquina, es off the record.
una bici estática –Mira, la cantidad del fichaje no era para
tanto. Pep vino a jugar por mí, no por dinero.
Es cierto. Guardiola siempre ha declarado su
admiración y amistad con el técnico vasco.
–Él sabía que venía al fin del mundo, que
no había vestuarios en el campo de entrena-
miento... La llegada fue bastante dura. Ahora
hablarán bien de nosotros, pero nos recibie-
ron muy mal.
El vasco recuerda que la prensa trató con
indiferencia el aterrizaje de Pep. Ni una por-
tada. Nada.
–Al principio todo eran sospechas. Decían
que venía por la pasta, que Sinaloa era como
un cementerio de elefantes, como una jubila-
ción de oro –comenta irónico.
Pep llegó tocado. Tenía 35 años y una acu-
sación italiana de dopaje (la prensa mexica-
na resucitó aquel escándalo, de 2001, cuando
el hoy entrenador del Barça jugaba en las fi-
las del Brescia).
–A lo mejor fue por el hecho de ser extran-
jeros –matiza Lillo–. No sé, rápidamente vie-
ron que Pep no venía en plan estrella y que co-
5 mo persona era espectacular.
126 e s q u i r e m a r z o 2 0 1 0
Después de esquivar la cifra de su contrato
y la presunta sombra narco, Lillo despotrica
contra la Liga Mexicana. Y mucho.
–Misteriosamente, San Luis, nuestro rival,
ganaba a América y Necaxa, siendo muy infe-
rior. Ambos, dominados por Televisa…
Lillo se calla. Aquí debería ir una frase bom-
ba. Pero entiendo que es un off the record y pre-
fiero apagar la grabadora.
El técnico vasco recuerda perfectamente
cuando el 29 de abril de 2006, tras empatar
con Pumas, descendieron a Segunda.
–Lloré mucho. Tras el mejor historial de Do-
rados, nos descendieron. Pep se indignó tan-
to que se fue.  qué habitación estuvo. Sólo lo harán si el ge-
¿Y cómo vivía Pep? Fin del flashforward.
Volvemos a la ruta Guardiola, a la furgo del
Chevo, a su verbo bailarín, guey. Ponemos rum-
ciones. Allí fue donde Guardiola vivió esos cua-
tro meses. Mientras atravesamos el tráfico,
ojeo el Lai, un diario popular de Culiacán. La
historia de portada es la leche: “Masacre con
AK-47 (o sea, Kalashnikov): acribillan a tres
individuos frente a un centro comercial. Has-
ta cien casquillos se recogieron en el lugar de
los hechos”.
Mientras nos acercamos al hotel, repaso El
fútbol y el narco en Sinaloa, el libro de Bernar-
dino Chávez. Estoy en el papel de periodista
tocapelotas, lo sé. Pero quiero saber por qué
Pep Guardiola vivió cuatro meses en una de
las ciudades más jodidas de México y de to-
da América. Uno de los capítulos arranca en
los años sesenta, cuando se desarrolló un ro-
mance épico entre el narco y el fútbol. El libro
habla de Félix Torres García, el primer narco
que financió a un equipo local, el Unión Tie-
rra Blanca (UTB). También recuerda un en-
frentamiento, en mayo de 2006, el mes de la
huída de Guardiola, en la colonia 21 de Mar-
zo. Dos grupos de narcos se encontraron en la
cancha mientras jugaban los equipos Establo
Lechero y Deportivo Monzón. Los gatilleros
se liaron en una balacera.
¿Y qué pensaba Guardiola de la violencia
de la Culiacán narco? ¿Tenía miedo el de Noi
de Santpedor?
–No hablaba del tema –me dice El Chevo
quitándole hierro al asunto–. Si no te metes
en nada raro, aquí se vive bien. Además, esa
época fue tranquilita...
Y tiene razón. 36 ejecuciones en un mes (ci-
fras de aquel abril 2006) es una niñería en Cu-
liacán. En octubre de 2007, por ejemplo, mu-
rieron 76 personas ejecutadas. Algunos meses,
cien. Más de 8.000 narco-asesinatos en las últi-
mas tres décadas. En la era Guardiola, la ciudad
bang-bang, la cuna de los narco-ídolos, no esta-
ba tan desbocada como ahora. Desde mayo de
2008, el ejército ha tomado las calles de Culia-
cán como si fuera Irak. Guerra total al narco.
La situación no deja de resultar algo surrea-
lista. ¿Cómo encajaría un jugador con una Co-
pa de Europa y seis Ligas (entre otras joyitas)
a sus espaldas en un edén turístico donde apa-
recen muertos con bragas en la boca (de mu-
jeres con dueño) y cabezas cortadas dentro de
cajas? Juanma Lillo, en otro flashforward, nos
lo deja claro: “La leyenda de Culiacán es cier-
ta. Puede llegarte una bala en cualquier mo-
mento. Pero también puede ser un lugar tran-
quilo. No hay que exagerar”.
OK. No estamos dentro de un folleto turís-
tico. Pero tampoco en Gomorra.
Entramos en el hotel Lucerna, la ex casa
de Pep. En recepción, no quieren decirnos en
rente o el supra lo autoriza por escrito. Pon-
go el plan B en marcha y empiezo a pronun-
ciar “zetas” (zapato, zócalo, zorro) a destajo.
“Si es que vengo desde España, zabe ustez, zó-
lo para ezto, zoroastro...”.
Funciona. Al final, Célia Ávilez nos confie-
sa que estaba hospedado en una Junior Suite
por 3.000 pesos diarios (unos 160 euros), na-
da del otro mundo. Unas “zetas” más adelante
consigo que me enseñen la habitación de Pep
[foto 5]. Grande, amplia, ventanales al río, bi-
cicleta estática. El Chevo me dice que Pep “no
salía del aire acondicionado”. Normal. En ve-
rano la media ronda los 35º y la máxima pue-
de llegar hasta los 45º.
El tour Guardiola continúa por un salón bo-
nito con suelos de mármol. Ahí desayunaba
Pep. Consigo hablar con Octavio Quiros Cár-
denas, uno de los camareros habituales de Pep.
Pocas sorpresas. Vida sana. Mucha fruta. Pa-
paya con miel. Queso Cottage.
–Dejaba muy buenas propinas, un caballe-
ro –matiza Octavio.
El Chevo, ya en el coche, pone rumbo a La
Cocinita del Medio, el restaurante favorito del
azulgrana.
–Nunca le faltaba el buen vino, y eso tan ma-
lo que os gusta a los españoles, jamón serra-
no [risas].
José Luis Bracamonte, dueño de La Cocinita
del Medio, una fonda populachera, completa
un retrato robot de futbolista de ineludible pa-
ladar mediterráneo: “Todas sus comidas eran
con vino tinto”. Comía, eso sí, de todo. Quesa-
dillas, tacos, guacamole...
Antes de despedirnos, El Chevo me lleva a la
antigua casa de Juan Manuel Lillo, en la calle
Luis de la Torna, otro de los epicentros socia-
les de Pep en Sinaloa.
–Se pasaban horas los dos viendo partidos
de fútbol. También hablaban por Internet con
gente de Europa. Me presentaban a Menotti,
a Valdano, a Cruyff –dice el Chevo (quizá ti-
rándose el pegote).
Intento imaginarme el Corolla Sedán de Pep
aparcado en la puerta y la troupé española (Li-
llo, Raúl Canela –el segundo entrenador– y Ja-
vier Gimeno –su fisioterapeuta–) reunida al-
rededor de un partido de fútbol, ignorando las
balas de Culiacán. Y la familia de Pep, Cristina
(su mujer), María y Marius (sus hijos), mien-
tras tanto, en la burbuja de aire oxigenada de
la casa-hotel.   –Sabía que estaba de paso. Sí despotrica-
Café Miró. Culiacán la nuit. Taxi-excursión
hasta la colonia Chapultepec, rincón pijo de
la urbe. Todos los caminos me llevan a Rodol-
fo Giménez, dueño del Café Miró, uno de los
pocos amigos que Pep hizo en Sinaloa. Culia-
cán, al otro lado de la ventana, me muestra su
lado más opulento. Concesionarios de coches
de lujo. Audi, Mercedes, Porsche. Y lujosas
furgonetas Hummer por un tubo. Si quisiéra-
mos seguir siendo malvaditos rescataríamos
anécdotas de la narco vida de Culiacán, óra-
le, limusinas blancas a media tarde, coches de
carreras de la Nascar volando a velocidades
supersónicas. Y por qué no, camino del Café
Rodolfo Giménez
es el propietario
de Café Miró, uno de
los restaurantes a los
que solía ir Pep a cenar.
“Hablábamos de todo
menos de fútbol; arte,
viajes, libros... Hasta
me regaló un libro,
Soldados de Salamina”
Miró, sonaría un buen narcocorrido, como el
diablo manda: “Señor Alfredo Beltrán/espera-
mos su regreso/el viento me huele a sangre/ va
a correr mucha”.
La Ciudad Gatillo, sus mil y una historias que
no contaremos, amenazan la crónica. Por algo
Pérez Reverte se inspiró en un caserón de la
colonia Chapultepec (la misma donde Guar-
diola tomaba cafecitos) para ubicar a la des-
piadada Teresa Mendoza Chávez. Y es que
algunas mansiones de este pijo-barrio están
vacías (esto me lo cuenta Elmer Mendoza, el
narco-escritor por excelencia, autor de Balas
de plata), pero en realidad son usadas por los
traficantes como centro de operaciones. Los
narcos veneran en Culiacán a un santo ilegal,
Malverde, una estatuilla bigotuda que la Igle-
sia Católica no reconoce. El batallón de infan-
tería tiene requisadas cientos de pistolas con
incrustaciones de oro y diamantes. Más ma-
dera que es la guerra. Menos balas, que era el
fútbol, joder.
Rodolfo Giménez me hace esperar. Ambien-
te cool. Paredes con cuadros. Aroma de café.
Ahora sí, es la hora de Pep.
–Hablaba de todo menos de fútbol. De li-
bros, de arte, de viajes...
Rodolfo es un cincuentón educado y amable.
Recuerda que Pep, a quien le gustaba “el am-
biente populachero pero tenía  gustos refina-
dos”, le regaló una novela española. Soldados de
Salamina. Solían hablar largo y tendido. Con-
firmado: nada de violencia. Ni de narcos.
ba contra el sistema, contra la corrupción. No
confiaba en la Liga Mexicana –matiza.
Rodolfo habla “del sufrimiento” de Pep, de
lo duro que era todo.
–Aquí, hasta el sol de la playa es duro. La
sociedad es dura. Los rivales hacían jugar a
Dorados a las tres de la tarde, a 42ºC. A veces,
Pep vomitaba.
Recuerda el partido contra Jaguares de
Chiapas. Fecha, 22 de abril de 2006. Tiro de
hemeroteca. Minuto 6, Pep lanza un libre di-
recto, Andrés Orozco engancha un cabezazo
mortal. 0-1. Minuto 21, otro libre directo, Pep
chuta y consigue su único gol en México. Ju-
garon, sufrieron, ganaron. Rodolfo se gira de
repente. Y le pregunta a bocajarro a un joven
de una mesa contigua.
–¿A que en estas tierras, todo el mundo tie-
ne un amigo o conocido narco?
Se enzarzan en una charla amena. Hablan de
la sierra de Sinaloa donde se empezó a plantar
adormidera para producir opio para las tropas
americanas durante la Segunda Guerra Mun-
dial. Hay marihuana a mansalva. Charlan de la
coca que llega de Colombia. Y de muertos, del
terror diario. Ahora Rodolfo, mirándome, ha-
bla de la brusca historia de Sinaloa, de “tribus
guerreras, bravas, que resistían tenazmente a
los conquistadores”.
Me redondea el perfil de Pep. Reservado. Tí-
mido. De pocos amigos. Humilde. Atento. Cul-
to. Familiar. Y poco más. Humano, demasia-
do humano. Tercera cerveza. Noche cerrada.
Rodolfo se ofrece a llevarme a mi hotel. Den-
tro de la furgoneta, con Culiacán oscurecida/
dormida, habla con confianza.
–Que nunca olvide que antes de ser entre-
nador del Barça pasó por estas tierras bárba-
ras. Algo aprendería.
La crónica podría acabar aquí. O con otro
flashforward, con Eva Montero, la psicólo-
ga deportiva española, afirmando que el paso
por Culiacán, seguramente, reforzó la mente
de Pep: “Pudo haber aprendido a lidiar con la
frustración. También cómo resolver proble-
mas en relaciones de grupo”.
También podríamos concluir con maldad,
nocturnidad y alevosía, recordando los titu-
lares policíacos del día del único gol de Pep: 
“Asaltante mata a joven que lo perseguía”. Pe-
ro practicaremos el fair play con el pasado, con
Pep, aquel gentleman mediterráneo del Méxi-
co narco. Y le dejaremos hablar, en su única
entrevista concedida para la prensa de Sina-
loa, en el vestuario del purgatorio, mientras
espanta moscas (literal) con la mano:
–Me gusta planear la vida, pero ésta te sor-
prende, y te lleva a cosas que no esperas. Más
adelante no sé qué va a pasar, no sé que voy a
hacer en los próximos años.
José Alfredo Jiménez “Rodar y rodar”
m a r z o 2 0 1 0 e s q u i r e 127