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El sector salud, ¿a quién le

importa?
Encuestas recientes indican que los colombianos percibimos la salud en el segundo lugar
entre los asuntos que más nos preocupan. Sin embargo, eso no significa mucho para la mayor
parte de los candidatos a la presidencia. Con la excepción de Germán Vargas Lleras, el sector
salud es intrascendente o inexistente. A estas alturas, Vargas ha sido el único que ha
presentado un programa estructurado a partir de un diagnostico sectorial juicioso, con
planteamientos concretos sobre hacia dónde quiere dirigir el sistema durante su gobierno.

Para Gustavo Petro, el futuro del sector salud está en acabar las EPS. Sin duda, un
planteamiento que da votos y un peligroso salto al vacío en el cual la gran incógnita es: ¿qué
alternativa propone? Petro juega a la destrucción. Es la estrategia del fuego verde de Cersei
Lannister en 'El Juego de tronos': destruyamos y después veremos.

En el sector conocemos su desenlace, a la luz del calamitoso estado en que entregó los
hospitales públicos de Bogotá, Salud Capital quebrada y miles de pacientes sin atención. De
la salud de la Bogotá Humana a la salud de las misiones de salud venezolanas, epítome del
mayor desastre de salud pública del continente en 100 años, solo nos salvó el tiempo.

Para De la Calle, el “sistema necesita grandes cambios”, fórmula absolutamente críptica, que
juega a incrementar la desconfianza del ciudadano, aprovechando la expuesta sensibilidad al
tema. Aquí tampoco hay propuesta, solo oportuna inmanencia. Atacar el sistema da tantos
réditos a los oportunistas en su avidez por lograr titulares sin evidencia ni posibilidad de
réplica, pero que van minando la credibilidad sobre los agentes del sistema.

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