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“Comentario Analítico, Exegético y Homilético”

1 Pedro
Alex Donnelly

1 PEDRO 1:5

“que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación
que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”

I. ANÁLISIS

Habiendo descrito la herencia que Dios tiene “reservada en los cielos” para los creyentes (v.4),
Pedro ahora enfatiza que los hijos de Dios también gozan la protección de Dios. El poder de
Dios, obrando por medio de la fe de los creyentes, los protege “para alcanzar la salvación” –
una salvación que, a su vez, “está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”. El
énfasis de Pedro está claramente puesto sobre la seguridad del creyente, en cuanto a su
salvación eterna.

Análisis Textual

1. El Creyente es Guardado (v.5a)

a. Por el poder de Dios


b. Mediante la fe

2. La Salvación está Preparada (v.5b)

a. ¿Por quién?
b. ¿Para qué?
c. ¿Para cuándo?

II. EXÉGESIS

Al otro lado del ‘océano’ de la vida, está la herencia, guardada para el creyente. Pero, ¿qué
valor tiene saber esto, si en la travesía, la ‘barca’ del creyente se hunde en el tempestuoso mar?
Pedro anima a los creyentes, afirmando que el Dios que tiene la herencia preservada, es el
mismo Dios que nos acompañará, al cruzar el ‘mar’ de la vida, y nos hará llegar sanos y salvos
al otro lado, a pesar de todas las tormentas que Satanás soplará en nuestra dirección.

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“que sois guardados…”

El verbo es ‘froureo’, y significa ‘vigilar’. En 2 Cor 11:32, Pablo usa esta palabra de un
gobernador, que mandó vigilar la puerta de la ciudad de Damasco, para prenderlo 1.
Comentaristas afirman que es un término militar, que señala una fortaleza resguardada por un
contingente de soldados. El creyente es como una ciudad bajo sitio; en constante amenaza de
ser conquistada. Lo único que lo protege es el poder de Dios; pero esto es más que suficiente.

Pedro usa el verbo en tiempo presente, continuo, indicando algo que Dios hace constantemente.

Al usar este verbo, Pedro está indicando que la vida cristiana, no solo no es fácil, sino que está
expuesta a muchos peligros. Pedro no advierte de qué eran ‘guardados’ los creyentes; los
lectores seguramente lo interpretarían a la luz de su contexto, y los conflictos que estaban
experimentando en Asia Menor. Pedro seguramente tenía en mente las tentaciones del ‘mundo’
y de la ‘carne’, la oposición y burla del ‘mundo’, y todas las estrategias de Satanás.

NOTA: Dios no promete protegernos de las dificultades físicas o materiales de la vida, solo de
los peligros espirituales.

En Juan 10:28-29, el Señor habla de esta protección espiritual. Tanto el Señor (como el Buen
Pastor), como Dios (el Padre), vigila y protege a los Suyos. Este es uno de los motivos de la
oración de Cristo, en Juan 17:11-122.

Dios nos ‘vigila’, no sacándonos del mundo (donde están todos los peligros y las tentaciones),
sino librándonos del mal; es decir, de los ataques de Satanás, y de todas las intenciones
malévolas que él tiene en contra de nosotros (Juan 17:15). Dios nos guarda de no cometer
apostasía espiritual.

El creyente es tan ‘guardado’, que éste viene a ser uno de los tres nombres que Judas usa para
describir al hijo de Dios (“guardados en Jesucristo”, Judas 1)3. Al fin de su carta, Judas vuelve
al tema de la protección espiritual del creyente, alabando a Dios por ser “aquel que es poderoso
para guardaros sin caída…”4. Satanás tratará de hacernos caer, pero Dios protege nuestros pies
(1 Sam 2:9). El Salmista dice que aunque el creyente pueda tropezar y caer, no caerá
permanentemente (Sal 37:24).

En 2 Tes 3:3 Pablo declara que Dios es fiel, y añade: “os afirmará y guardará5 del mal”. La
fidelidad de Dios es la última garantía del creyente, conciente de su propia debilidad. Dios es
fiel a Su promesa, fiel a Su pacto, y fiel a Su propósito en cuanto a nuestras vidas (ver v.1, y
comparar Fil 1:6).

“…por el poder de Dios…”

La expresión en griego es, ‘en dunamei theou’. La preposición (‘en’) es instrumental; señala el
agente directo, por medio del cual algo se efectúa. El “poder” de Dios es Su ‘dunamis’; es
decir, ‘el poder eficaz para lograr lo deseado’ (comparar Rom 1:16). Nada menos que el poder

1
Los otros dos usos del verbo están en Gálatas 3:23 y Fil 4:7.
2
En estos versos, el verbo, ‘guardar’ es ‘tereo’, que es el mismo verbo que Pedro usa en 1 Ped 1:4, de la
herencia que está “reservada” en los cielos.
3
La palabra aquí también es ‘tereo’.
4
En este caso el verbo es ‘fulasso’; ‘preservar’, ‘guardar’. Se usa en Hch 28:16, del solado que vigilaba
a Pablo.
5
‘fulasso’.

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del Dios omnipotente es capaz de guardar al creyente, en un mundo como este, tan lleno de
pecado, tentaciones y maldad.

“…mediante la fe…”

Habiendo enfatizado el poder de Dios, que guarda al creyente, Pedro ahora añade que Dios
guarda al creyente por medio de la fe. La expresión en griego es, ‘dia pisteos’. La preposición,
‘dia’, señala el agente intermediario, por medio del cual Dios preserva a Sus hijos. Así que,
Dios es el autor de nuestra preservación, pero lo hace por medio de la fe. “…aunque Dios ha
prometido protegernos, nosotros debemos emplear nuestra fe en nuestra lucha contra el
maligno” (Kistemaker).

Aunque el creyente puede alegrarse de la protección de Dios, eso no implica pasividad de su


parte. Todo hijo de Dios tiene la responsabilidad de guardarse de Satanás y del pecado (1 Ped
5:8-9; 2 Ped 3:17 (‘fulasso’); Sant 4:7; 1 Juan 5:21 (‘fulasso’). Esta es parte de la ‘obra’ de la
fe. Dios no nos guarda por Sí solo; requiere el esfuerzo que viene de nuestra fe, y nos lleva a la
obediencia. Sin embargo, para la obediencia de la fe, necesitamos el poder de Dios.

Una traducción literal del texto original sería: ‘que son, por el poder de Dios, guardados por
medio de la fe…’. El poder de Dios no nos guarda en forma unilateral, como si fuéramos
simplemente muñecos en Sus manos; sino que el poder de Dios despierta y energiza nuestra fe,
la cual obra en nosotros poderosamente, produciendo toda clase de buenas obras, y
motivándonos a vivir en santidad. Por ende, es el poder de Dios que nos guarda, Sin embargo,
ese poder obra en nosotros, para que por medio de la fe, cooperemos con Dios en nuestra
preservación espiritual.

En Judas 21, el autor nos exhorta, “conservaos (‘tereo’) en el amor de Dios”. Lo mismo se
podría decir en cuanto a la fe. Tenemos que preservarnos en la fe. Pero solo lo podemos hacer
si es que Dios obra en nosotros, por Su poder.

NOTA: Israel ‘cayó’ por falta de fe (ver Rom 11:20).

Pero, ¿esta “fe” es subjetiva u objetiva? Es decir, ¿es el acto de creer o el contenido de la
creencia? Indudablemente, el acto de creer es importante en nuestra preservación; pero también
lo es el contenido de nuestra fe. Los que se extravían de la sana doctrina, pronto terminan
cayendo en pecado y en prácticas destructivas. Es por eso que Pablo exhorta a Timoteo a
guardarse en la fe (es decir, perseverar en la sana doctrina).

Varios textos señalan el terrible peligro, para la salvación, de la herejía doctrinal – 1 Tim 1:3-6.
Himeneo y Alejandro naufragaron espiritualmente, por no mantener “la fe” (1 Tim 1:19-20).

“…para alcanzar la salvación…”

La salvación es la meta o el fin (‘eis’) para la cual son guardados. En el NT, la palabra
‘salvación’, tiene cuatro acepciones:

i. Guardados de peligro (Mat 8:25)


ii. Guardados de enfermedades (Mat 9:21)
iii. Guardados del juicio y la condenación de Dios (Mat 10:22; 24:13).
iv. Guardados del pecado (Mat 1:21)

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Somos salvos en el momento que recibimos el nuevo nacimiento, y somos ‘bautizados’ en el
cuerpo de Cristo. Sin embargo, nuestra salvación es algo en la cual debemos estar
constantemente trabajando. Como afirma Pablo, en Fil 1:6, Dios ha empezado la obra de
salvación en nuestras vidas, y la continuará hasta el día de Cristo.

“…que está preparada para ser manifestada…”

La salvación de Dios ya está lista. Ha sido preparada desde la eternidad. Lo único que falta es
esperar el tiempo establecido por Dios, cuando por fin pondrá de manifiesto toda la gloria de
esta salvación (ver Rom 8:18-23).

La palabra, “manifestada”, traduce el verbo (aoristo infinitivo, en la voz pasiva),


‘apokalufthenai’.

“…en el tiempo postrero”

Para el creyente, el tiempo del ‘fin’ es el momento en el cual se acaban las pruebas de esta vida,
y el creyente pasa a gozar la salvación, como recompensa (en parte) por su fidelidad a Dios. Sin
embargo, antes del ‘fin’ vendrá el tiempo de mayores pruebas y dificultades (2 Tim 3:1ss).
Pedro había escuchado al Señor hablar de estas cosas (ver Marcos 13:3-23), y seguramente
enseñó a los creyentes esto. Lo que necesitan saber ahora es que en medio de todas esas luchas,
que ya estaban viviendo, Dios los iba a proteger.

III. HOMILÉTICA

TEMA: “La Protección del Creyente”

Introducción

¡Vivimos en un mundo hostil! El creyente tiene tremendo enemigos, cuyo deseo es destruirlo, y
arruinar el plan de Dios para su vida. ¡Como creyentes, somos tan débiles! ¿Qué confianza
podemos tener de no echar a perder la gran salvación que Dios ha obrado por nosotros? Pedro
era un hombre que había fallado al Señor, y era muy conciente de sus debilidades. Por ende, es
una buena persona para escribir acerca de la protección del creyente.

¿En qué consiste la protección del creyente? En este verso, Pedro destaca TRES cosas
importantes:

1. El Creyente es Protegido POR EL PODER DE DIOS (v.5a)

a. La Protección de Dios el Padre (Juan 17:11; 10:29)


b. La Protección de Dios el Hijo (Juan 10:28; Heb 7:25)
c. La Protección de Dios el Espíritu Santo (1 Juan 3:9; Sant 4:5)

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2. El Creyente es Protegido POR MEDIO DE LA FE (v.5b)

a. Creyendo en Dios – fe en el corazón (confianza en Dios)


b. Creyendo a Dios – fe en la mente (la doctrina de Dios)

3. El Creyente es Protegido PARA ALCANZAR LA SALVACIÓN (v.5c)

a. La Salvación está Preparada


b. La Salvación será Manifestada

Conclusión

El creyente está seguro. Su salvación no se va a echar a perder, y él no echará a perder su


salvación. ¡Dios guarda ambas cosas!

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